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CAPITULO X. mt temor de que se convirtiesen en puntos de apoyo pare unB sublevacion, de modo que, si los sibdites de Cartego nada podian hacer contra ella, tambien se hallaban indefensos contra sus enemigos; 200 ciudades se habian entregado & Agatocles desde el momento en que legs al Africa. Los car- tagineses tampoco hacian la guerra por si mismos, sino por Medio de mercenarios que compraban en. todas partes, yque ~ batiéndose por una causa agena, lo hacian con flojedad, mos- traban algunas veces exigencias peligrosas 6 una indiscipit- na qne comprometia una guerra entera. aValia mas, siquiera, el gobierno que los ejércitos? Era una constitucion en que se mezclaban el realismo, la aristo- eraeia y 1a democracia, pero sin que hubiese entre estos po- deres el equilibrio que Unicamente puede constituir la exce- lencia de esa clase de gobiernos. Dos sufetos, clegidos entre Jas familias privilegiadas, eran los primeros magistrados de la republics. Despues de ellcs estaba el senade, en el que ‘todas las casas notables tenian representantes. Para facili- tar la accion del gobierno, concentrdndola, habian sacado del senado el consejo de les centunviros. Estos usurparon gradualmente el poder, y los sufetos, cuyo cargo era vitali- cio en otro tiempo, y 4 1asazon solo se nombraban por un ato y sa hatlaban privados del mando de las tropas, solo fueron ya presidentes deaquel consejo. Los centunvires po- dian llamar 4 los generales 4 daries cuenta de sus acciones, y de este derecho se valieron para poner al ejército bajo su dependencia. Con ol tiempo, los demas magistrados y aun el senado se cncontraron sometidos 4 su intervencion. Pero el Ppopulacho, tan numeroso en las grandes cludades mercan~ tiles, no siempre habia de consentir aquella usurpacion. Las guertas contra Roma desarroliaron el elemento democratico: Entre los Cartagineses, dice Polibio, con la segunda guerra punica, e] pueblo era el que doninaba en las deliberaciones; en Roma era el eenado.» 8 HISTORIA BOMANA. Causas de la guerra (264); tratado cen Hieron. Mientras Roma tuvo que combatir con los Btruscos y los Griegos italianos, rivales de los Cartaginosea, estos habian eplaudido sus triunfos. Desde el afio 510 habian firmado con Jos cdneules uo tratado de comercio y de alianza, y recten~ tementa, en la guerra deTarento, habian ofrecido attrities que no fueron aceptados. Esta rapulsa, y sobre todo la vic- toria barto completa de Roma sobre jos Italianos, irritaron 4 Cartago, que vid con terror 4 una sela potencia dominar 4 la sazon sobre el magnifico territorio que badaban los tres mares, Tizreno, Adridtico ¥ Jénico. Pirro, al abandonar la Si- edlia, habia esclamado: «Qué hermoso campo de batalla deja~ ‘tes ahi 4 los romanos y 4 los cartagineses!» En efecto ni Ro~ ma ni Cartago pedian abandonar 4 une potencia rival aque- Ya gran isla situada en el .cantro de} Mediterrdneo, que casi eaté tocando 4 la Italia y desde la cual se vé el Africa. Tres potenciar compartian su posesion. Hieren, tirano.de Siracu~ aa deude 270, loa Cartagineses y los Mamertinos. Estos, anti~ guos mercenarios de Agatocies, se habian apoderado por traicion de Masina, y deade este puesto infestaban la isla on- tera. Hieron quiso deasmbarazar de ellos 4 la Sicilia; low derroté, 1o3 rechaz6 hacia Mesina, éiba 4 recibir su sumision quando Hannon, gobernador cartaginés do las islas Folia {Lipari}, fus @ disputarte aquella conquista. Los Mamertines se acordpron entouces de que eran Italianos, y enviaron ane embajada 4 Roma. Bi senade vacilaba para tomar su defenss. Los ofnsules Hevaron ef agunto ante ol pueblo, el ousl deai- 416 que se les enviagen auxilios. Un tribuno legionario, C. Claudio, fué enviado 4 Mesina. Hannon se hallaba estableci- do alli, eu la ciudadela quele‘habla sido ontregada por un partido; pers aquél le sacé de ella por medio de une estra~ tagema, se apoderd de 61 & hizo que le-entregase la forta- Jeza. Hieron y los Cartagimeses se unieron en seguida para aitiar 4 Mesina. . CaPirULo x. 18 Ki cSnsul Apie Caudex, aprovechande una neche oscura, pase) estrecho con 20,000 hombres on barcas y esquifes to- Wados de todas las ciudades de 1a costa, derroté uno despues de otro & los dos ejércitos sitiadores, y persiguid 4 Hieron Baste al pié de igs meraitas de Siracusa (264). Este principio felixestimald al sensdo 4 proseguir vigorosamente la guer- ra. Dos cénaules y 35,000 legionarios pasaron en el afio si- guiente éSicilis, en donde 67 eiudades cayeron en sa poder. Hieron asustado, se apresuré 4 estipular un tratedo, pagd 100 talentos, y dorante 50 afios permanecié siendo aliado fick de Roma. Operaciones maritimas; batalla de Ecnome (256). Un sitie de siete meses entregé Agrigente alos Romanos (282), y al terver'siie dela guerra, Cartago ya solo posein algunas places maritimes. Pero sus fotad asolaben las costas deltalia, corraban e] eatreshe y haciaa que toda conquista fuewe precaria. Elgenado comprendié que era preciso tr & buscar alenemigoen au propio elemento (261). Manddé que se prosediose d Ja construccion de una flota de linea, os decir, oompucsta de bajeles de & cinco bances de remeros. Une quin- querema cartaginess, encallads on las costae de Italia, sir- vi6 da modelo. Tal era la imperfeccion de aquel arte, que luege ha legado dser tan dificil, que‘bastaron dos meses pa- Ta cortar ia madera, constraly y botar al agua 120 galeras, y formar y ejercitar las tripuiaciones.. Verdad es que el cén- sul Cornelio Escipion fué cogido con 17 buques, en una ten- tativa mal dirigida contra las {slas Kolias; pero su célega Duilio derrot6 cerca de Miles 4 le flota cartegincea (260). Habdia adaptado é ba prow de los baques un puents que, ca~ yendo sobre las guleras enemigas, se aferraba 4 ellas por medio de garflos de hierro, las mantenia Inméviles y fran- queaba al paso & los soldados. En cierto modo no habia si- do sino un combate en tierra firme on el queel legionario recobrara todas sus ventajas. Honores. desusados y es~ 160 HISTORIA ROMANA. traordinarios fueron Ia recompensa coucedida & Duilio. Ademés del triunfo, se le erigié una columna en el foro y . tuvoel derecho de hacer que por la nocha Je acompaiigsen & su casa con haches ancendidas y al son de las flautas. Despues de la victoria de Miles, los romanos dividiaron sus fuerzas el consul Escipion, con. la. flota, persiguié hasta la costa de Cerdefia 4 los buques fugitivos, los destruyé y co- menzé la conquista de aquella isla y de la de Cércegs. En Sicilia, las legiones ge dejaron encerrar por Amilcar en un desfiladero, de donde lea sacé la abnegacion del tribuno Cal- purnio Fiama. Con 300 hombres cubrié la retirade, y contu- Yo al enemigo. Habiéndole encontrado vivo bajo un montop de caddveres, recibié del cénsul una corona de césped. «En- tonces era la recompensa mas noble.» . La guerra iba prolongéndoge con sobrada tibieza; Amil- car habia concentrado sus fuerzas principales en Drepano y on Lilibea, Para arrancarle aquellas dos plazas inexpug- nables se necesitaba un sitio prolongado: el senado, estimu- lado por uns nueva victoria naval obtenida cerca de las islas Eolias, se decidié 4 acometer la empresa nias atrevide. Ar- m6 330 buques, 100,000 marineros, 40,000 legionarios y los dos cénsules Manlio Vulso y Atilio Régulo, los itripularon. Cartago boté al agua, en seguida, 350 buques. Las dos flotas se encontraron 4 ja altura de Rcnome. Era el especticulo mas grandioso que hasta entonces habia viste el Mediter- réneo; 300,000 hombres iban 4 pelear sobre sus aguas. Tam- bien entonces vencieron las fuerzas romanas (256). Triunfos y reveses de Régulo on Africa (256-255). El camino de Africa estaba abierto; las legiones y los dos cénsules desembarcaron cerca de Clipea. Tomada esta cindad Y Do guarneciendo ya e! pafs ninguna plaza fuerte ni ejérci- to alguno, los romanos se desparramaron por aquellas cam= pifias feraces, que desde el tiempo de Agatocles no habian visto al enomigo; en pocos dias hicieron 20,000 prisioneros, y seepoderaron de un botin inmenso. caPiruto x. 161 Ei senado, engaiiado por estos primeros triunfos, mandé & Manlio y 4 sus legiones que regresasen. Dicese que el mis- mo Régulo habia solicitada que fuese !lamado 4 Roms. El co- Jono que habia dejado para cuitivar.sus siete fanegas do tierra, que constituian su finico patrimonio, se habla fuga do con su arado y sus bueyes; pero el senado contesté que todo ello seria rescatado, su campo cultivado, y su muger ¥ sus hijos mantenidos 4 costa del tasoro, Habléndose quedado en Africa con 15.000 hombres y 500 caballos, bastéronle ea~ tas fuerzas para derrotar en todas partes al enemigo, tomar 300 ciudades y apoderarse de Tunez, situada 4 dos leguas de Cartago. Esta ciudad se hellaba reducida al ultimo extremo; ae decidieron 4 entrar en tratos. Réguio impuso tales condi- ciones que coutinud ta guerra. Kotre los merconnrios que nabian acudido 4 Cartago se encontré el lacedemovio Xan- tipe. Probé que aun quedaban aobredos recursos para pen- sar en dejar las armas; habiéndole puesto al frente de lus tro- pas, las discipliné y tas hizo ser aguerridas por medio de repetidos combates de escasa {mportancia; corté los viveres al ejército romano, y por fia le atacd, le destruyd 6 hizo pri- slouero 4 su jefe, Xantipe, fastuosameute recompensado, a0 marché de lu ciudad antes de que la envidia bubiese susti- tnido dla gratitud. ha guerra Mevada de nuevo 4 Sicilia; victoria de Panorme * (250). Africa estaba perdida, no obstants.una nueva victoria sa- val. Una borrasca que destruy6 en las coatas de Sicilia 270 galeras romanas, volvid 4 Nevar ls guerra 41a isla (255). Los cartagineses recobraron 4 Agrigente. Roma, por su parte, en tres meses construyé 220 galeras que asolaron alternati- vamente las costas enemigas ds Sicilia y de Africa; pero al regteso, otra tormenta hizo que pereciese casi toda aquella flota (208). Estos dasastres repetidos hicierou que elsenado re- nuneilase al mar, como habia renunciado ya al Africa. Dela TOMO I. n * 162 HISTORIA ROMANA, . ciudad pasé el desaliento al ejército: tambien la disciplina se relajé, yen una ocasion Kubo nue degradar 4 400 cabatleros qnese habian pesado 4 obsdecer al cénsul. Felizmente; Me- telio obtuvo cerca de Panorme una gran victoria que indu— jo ACartago 4 solicitar la paz (250), Régulo fué enviado 4 Ro- ma Este general habia sufrido noblemente su cautiverio. No quiso entrar en ta ciudad. «Ya no soy ciudadano,» decia; ¥ cuando hablé sobre el tratado para el cange de los pristo- neros, disuadi6 & los senadores de aceptarle. Quisieron ins- pirarle compasion hicia si mismo, y dijo: «Mis dias estén eontados: me han dado unveneno lento: y se marché recha- zando las caricias de su mujer Marcia y de sus hijos. A su regreso 4 Cartago aseguran que perecié de una muerte cruel. Sitio de Lilibea (250); batalla de las islas Egates (241); tratado. La victoria de Pauorme puso término 4 los grandes cho- ques de los ejéreitos. Los Cartagineses concentraron todas sus fuerzas en Drepano y en Lilibea. En el otofio del aifo 250,"los dos cOusules, cuatro legiones y 200 buques de guerra bloquearon esta Gitima plaza que fué amenazada con inmen- woatrabajos. Pero en e! afio siguiente ocurrieron nuevos de~ sastres: Claudio quiso sorprender 4 una flota cartaginesa en el pusrto de Drepano. Los presagios eran siniestos; las galli- mas sagradas no querian comer. «Quo beban,» dijo; y las mandé arrojar al mar. El ejército estaba vencido de ante- mano por aquelia impiedad que Claudio no supo reparar por medio de maniebras h4bites, ‘y 93 buques fueron apresados 6 echados 4 pique. Su célega no fué mas afortunado. Perdi6 800 Dbugues de carga y 105 gateras, El senado renuncié una vez mas 4 laa flotas, llamé & Claudio y le obtig6 4 nombrar un dictador; escogid al hijo de un liberto, Claudio Glicia, clien- te y escribano suyo. El senado anulé esta eleccion burlesca, Y una sentencia del pueblo castigé severamente 4 aquel des- . preciedor audaz do las cosasdivinas y humanas. . Cartago habia puesto al frente de sus tropas el gran Amil- * capiruLe x. 183 car, padre de Anibal; ante todolas condujo al saqtueo de Ita- Hia,,y luego se apoderé del monte Ercté, situado entre Panor- me y la ciudad de Erix, que habia side conquistada recien- temente por !os romanos (247}. Durante seis aiios, todas las fuerzas de ambas repiblicas estuvieron. concentradas en aquel rincon de Sicilia; los Romanos estaban en Panorme, en la cumbre del monte Erix, en Ja ciudad de eate nombre, ¥ delante de Lilibea y de Drepano. Los Cartagineses ooupaban estas dos plazas, y Amilear ol monte Ercté. Deapuesde com- bates largos y sangrientos, Amilcar sorprendi6 4 la ciudad de Erix y se colooé entre los campos romance estableciion at pit de aquella montaa. Le guerra hubiera podido durar todavia mauchos aiios de este modo; pero habiendo dado el patriotis- + mo romano nuevos buques a} senado, Lutacio Catulo sorprén- dié cerca de las islas Egates & una flota certaginera. Bata victoria hacia quelos Romanos quedasen duefios del mar. Desde entonces, Drepano, Lilibea y Amilcer podrian ser si - tiadas por hambre. Cartago se resigné 4 poner término & aquella guerra ruinoss. La paz fué Armada bejo Jas con~ diciones siguientes: Cartago no babia de atacar & Hieron ni @ sus aliados; abandonaria la Sicilia y las islas inmédiatas, Testituiria todos los pristoneros sin rescate, y pegarie en diez afios 3200 talentos eubsicos. 164 HISTORIA ROMANA. CAPITULO XI. Conquistas de Roma y de Cartago entre las dos guerras punicas (241—219). : ‘ORGANIZACION DE ‘LA Stchysa EN PROVINCIA; ALOUISICION DE La Ceapeia DE ‘La Concaga.—Gueana EN Itiais (229-219), ex Cisatzinus (225) y sw [stats (219). —GveRna DE LOS MRACENAMOS (241-238).—Ammtcen; As- DEUBAL; ANIBAL; CONQUISTA DE EraSa (238-219). Organizacion de la Siciliaen provincia; adquisicion de 1a Cer— . dena y de la Gorcega La primera guerra pacica habia costado. 6 Roma 700 ga- leras, y disminuido su poblacion militar casi en una mitad. Pero Ja formacion de dos nuevas tribus, Veliua y Quirina, lené los vacios de ja poblacion, y Roma volvid 4 encontrar- se dispuesta enseguida para nuevos trabajos. Cartago habia perdido, no folo la Sicilia, sino el dominio del mar: era de— masiado baldon para que pudiese resignarse 4 61 por mucho tiempo, aai pues, la paz que acababe de firmarse no era sino una tregua. El senado de Roma lo comprendié y empled los 23 aiics que duré en fortificar su posicion ep Italia, ocupan- do todos los puntus desde los cuales podia ser aménazada la peninsula, que eras Ia Sicilia, la Cerdeiia, Is Cércega, la Ci- salpinia y la Niria. La Sicilia fu6 declarada provincia romana. Lutacio de~ aarmé 4 todos sus habitantes, tomé la parts correspondienta pare cl Estado, y colo reatituys su territorio 4200 ciudades caPitiLo x1. 165 con Ja condicion de pagar un tributo fijado en cada afio por Jos censotes romanos, y el diezmo de todes tos productos de Ja tierra. En cada ajio, tambien, se envid un pretor 4 la nue~ ‘va provincia con un poder absoluto, del cual solo se podia apelar despues de los bechos consumacos. Sin embargo, e} senado, flel 4su méxima de no hacer pesar sobre todos un yugo igual, concedié privilegios & algunas cindades. Asif pues, Panorma, Egesta, Centoripa, Alesa y Alicia, quedaron libres y exentas del tributo, pero sujetas al servicio militar: la pequeiia reptiblica de Tauromento y la de los Mamertinos fueron independientes, como lo era el reino de Siracusa: mas tarde hubo tambien colonias. Las dos islas de Céreega y deCerdoiia fueron adquiridas & costa de una traicion odiosa. Al saberse la noticia dela re- belion de los mercenarios en Africa, los de Cerdefia habian asesinado 4 sus jefesy llamado 4 los Romanos, quienes ame- nazaron 4 Cartagocon la guerra si no pegaba 1200 talentos y cedia la Cerdefia; pero ontonces fué preciso conquistar 4 los sardos. E! senado invirti6en esto ocboaiics. La Cércega par- ticipé de la suerte de la vecina isla. Para administrar laa doa nuevas provincias se aumenté 4 cuatro el n(imero de ios pre- tores: dos, el pretor urbanus y el preter peregrinus, se que- daron en Roma; los otros dos fueron encargados de gober- nar uno la Sicilia, y al otro la Cerdefia y la Cércega. Guerra en Iiria (229-—219), en Cisalpinia 221 y on Istria (219). Hallébase infestado el Adridtico de piratas ilirios. Tl se- nado, en vista de las quejas que desde todas partesse le dirl« gian, envi embajadores 4 Teuta, vindadesu filtimo rey, quien gobernaba en nombre de su hijo Pineo. Ella contesté mandando degollar 4 dos diputados que le habinu hablado . con sobrada altivez. Enseguida se enviaron contra los Ilirios - (229) 108 dos e6nsules con 200 galeras y 20.000 legionarios. Coreira les faé entregada por Demetrio deTatos, jele ilirio cuyas intrigas favorecieron sn buen éxito. Ninguna plaza 166 HISTORIA ROMANA. pudo resistirles, y Teuta, asustada, concedié cuanto quisie- ron: un tributo, la cesion de uua gran partedela Iliria y la promesa deno echar al agua, mas allé del Lisua, sino dos ‘puques, y.aun estos habian de estar desarmados (228), Las ciu- dades griegas somotidas por los llirios, Coreira y Apolonia, faeron restablecidas en su completa independencia. Una re- Delion del rey Pineo y de Demetrio, & quien los Romanos ha~ bian dado Ia Isla do Faros, hizo aun mas pesado el yugo pa— ra log Hirios (219), Asi puss, Roma habia adquiride en et continents griego buenos puertos y una provincia, pues— to avanzado que defendié ila Italia y amenazé 41a Mace- donia. Bn In Ciealpinia, dos jefes boyos, sostenidos por tada 1a ju- ventud del pafs, quisieron arrastrar ez 238 4 su pueblo Guna guerra contra Roma, y llamaron & algunas tribus de los Al- esque lanzaron sobre Ariminum. Pere prevalecieron los partidarios de ja par; los dos jefes fueron asesinados y sus auxiliares expulsados, y la tranquilidad se babia restable- cide antesde que las legiones hubiesen llagado 4 Ja frontera. ‘Las espediciones de Cerdefia y de liria no habian comenza- do todavia; los Galos paresian estar atemorizados y Cartago abstida; el senado, por primera vez desdeel tiempo deNuma, cerré el templo de Jano. Casi en seguida eetalisron disturbios en todas partes, H) tribuno Fiaminio habia propuesto la par- ticion de las tierras del pais de los Senones junto & las fron- teras de jos Boyos. Katos se asustaron con la idea de tener por vecinos 4 los romanos; se unieron 41os Insubrics y lameron de le Transalpinia 4 un ejército tarrible. Afortunadamente, ‘Ys Cenomanos y los Venetos hicieron traicion & 1a causa co~ tuum. Su defeccion- obligé 4 los comfederados & dejar una par- te de sus fuerzas para defender aus hogares; el resto, 50,000 infantes y 20,000 cabdallos, marché sobre Roma. En la ciadad llegé el terror 4 su colmo; consultados los li- bros sibilinos, pidieron el sacrificio de dos gatos, y fueron es- toa enterrados vivos en medio del Forwm Boariua. Lusgo 36 declaré que hebia tamsiio, y todos tomaron las armas, hasta CaPiruLo Xr. 167 Jos sacerdotes: 150,000 hombres fueron escalonados 4 van- guardiade Roma, y se mantuvieron en reserva 620,000 sol- dados. La Itatia entera se habia levantado para defender 4 su’ nueva capital y rechazar 41os barbaros. Estus legaron has- ta la distancia de tres jornadag de Roma; pero cercados por dos ejércitos, en lus inmadiaciones del caho Telamone, deja- ‘ron 40,000 hombres en el campo de batalla (225). El Senado, decidido & librar 4 Italia de tales terrores, vol- wi6 & enviar en el aiio siguiente 4 los dos cénsules 4 1a Ci- Salpinia para comenzar su conquista. Los Anamanos, loa Bo- os y los Lingones dieron reheges, y entregaron 4 los roma- nos Afutina (Mddena}, Clastidium (Chiasleggio), y Taanclum {Taneto}, que fueron ocupadas por crecidas guarniciones. La Cispadania paracia estar dominada. En 223, Flaminio y Fu- rio pasaron el Pi para someter la Transpadania; pero racha- zados vigorosamente por los Insubrio3, se consideraron feli- cescon aceptar un tratado que les permitiese retirarse sim compate. Dirigiéronse al pais de los Cendmanos, y cuando despues.de algunos dias de descanso y de abuadancia hu- bisron fortalecido sus tropas, olvidando el tratado entraron de nuevo por el pié de los Alpes en el territorio insubrio. Ei contraron delante de si 4 50,000 hombres que habian acudi- do para vengar aquelia perfidia. Los insubrios perdieron 8,000 muertos y 16,000 prisioneros. Solicitaroa la paz, pero él se- nado no los juzgé todavia bastante debilitadcs, y en la pri- mavera siguiente envidde nuevo contra ellos 4 Cornelio Es~ ciplen y & Marcelo. Los Gesates 6 auxiliares galos habian acu- dido en nimero de 30,000, desde las orillas del Rédano, & so- correr 4 los insubrios. Su rey Virdumar fué muerto por Mar- celo en combate singular. Al miemo tiempo tomaba Eaci- pion 4 Milan. Los insubrios, vencidosen todas partes, se en- tregaron 4 discrecign al sanado, el cual les bizo pagar una indemnizacion crecida, y confiscé una parte desu territorio para establecer colonias en é1 (222), Marcelo entré en Roma -en triunfe: Uevaba por tercera vez los deepojos épimos. Elsenado eavid en 218, 4 Crémora, y & Placensia, dua co- 168 HISTORIA ROMANA. lJonias compuestas de 6,000 familias romanas cada una, para goardar la Hinea del P6, que defendian ya annetum, Clas- tidium y Mutioa, Uaa via militar comenzada por el cénsut Emilio, unia 4 estas avatzadas con la gran plaza de Arimi- tuum. Asi se acercaba la dominacion romana 4 log Alpes.— En 221, bablan ocupado tambien losromduos Ja Istria: allf eran dueiios de una de las. puertas de Italia y se establecian al Nortede la Macedonia, 4 la que ya amenazaban por la par- te de Iliria. El senado, en su actividad incansable, fijaba sus mairadas aun mas alld dela Grecia; despues de la primera guerra pinica habia renovado Ja alianza con el rey de Egip- te, y hubo un momento en que se pensd en enviarle tropas auxiliates contra Avtioco de Siro. Guerra de los mercenarios (241—238). Cartago, desde el flo de 1a primera guerra piinica, babi teuido uae guerra civil y una guerra estranjera. Sus‘mer- ceuarios, 4 quienes ya vo podia pagar, se babian sublevado, acaudillados por el Campanto Espendio, y por el Africano Matos. Sus siibditos, 4 quienes oprimia, se unieron 4 los in~ surgentes. Utica 6 Ipona-Zarita, queal pronto habian vaci- lado, concluyeron por asesinar 4 los soldados que Cartago te- nia dentro de sus muros, Otro tanto hicieron en Cércega y en Cerdefia. Hannon enviado 4 aquellas Islas, fué apresado por sus propias tropas que le cructficaron, y los romanos aprovechando la situacion critica y angustiada de su rival, le arrebataton Las dos islas, y ademés le amenazaron con 1a, guerra si al tributo estipulado no afiadia 1,200 talentoseu- bDoicos. Entretanto, halldndose los cartagineses estrechados muy de cerca en su ciudad, recobré su preponderancia el par tide de la familia Barea que era el de Ja guerra, y Amillear obtuvo el mando de las tropas. Comenz6 por seducir & los Numidas, y desde entonces les faltaron los viveres &los mer- cenarios. Para impedir Ia desercion 6 imposibilitar por com- pleto toda aproximacion, ambos gefes mandaron dar muerte CavittLO x1. : 19 & todos los cautivos en niimero de 700, y declararon

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