You are on page 1of 73
©. 26082 | WILHELM DILTHEY BIBLIOTECA DE FILOSOFIA TEORIA DE LAS CONCEPCIONES DEL MUNDO Traduccién del aleman y comentario de Juutén Manias Esc Revista de Oc © Revista de Occidente, 8.4. id (Espaia), 1974 ISBN 84-252.4508:9 Depésito legal: M. 29.328/1974 Printed in Spain - Impreso en Espa por FRAMASA" Maria del Carmen, 30. Madrid Indice Introduccién a ta filosofia de le vide, por Julién Marias L. La filosofia en el siglo 21x TI. Las etapas del descubrimiento de la vida TIT. La idea de la vida en Dilthey DILtHEY.—Los T1P0s DE VISI6N DEL MUNDO Y SU DESARROLLO EN LOS SISTEMAS METAFISICOS Introduccién: Sobre el antagonismo de los sistemas 1, Vida y visién del mundo 1. Le vide 2. La experiencia de ia’ vida 3. El misterio de la vida 4. Ley de formacién de las ideas del mundo 5 6 . La estructura de la idea del mundo ... La multiplicided de las ideas del mundo TH. Los sipos de coneepcén del mundo en ta eligin, le poesta y la metafisica ... IV. El idealismo de la libertad V. El idealismo objetivo ... . ‘TeORIA DE LAS IDEAS DEL MUNDO 1. Critica de los sistemas eapeculaivs y de Schleiermacher 87 IL. Idea fundamental de mi filosofia 89 yereso sobre Kant ae 3 TV. Visién de conjunto de mi sistema S95 Vv. QI 105 VE. La cultura actual y la filosofia 13 VIT. Filosofia de la filosofia ... 2. 00... 123 VIII. Sueio 139 JULIAN MARIAS Introduccion a la filosofia de la vida I LA FILOSOFIA EN EL SIGLO XIX Si lanzamos una ojeada a los capitulos dedicados al siglo XIX en unos cuantos tratados de bistoria de la filosofia, nos sorprenderd 1a radical diserepancia que acusan respecto a su contenido. Y no me refiero a las divergencias de interpretacién, sino a algo previo y més de bulto: los fildsojos mismos que alli son estudiados. Si los libros a que aludo tienen layne pretensin de ser completo, fos nombres que aparecen en, sus indices ‘coinciden aproximadamente, como seria de esperar, porque figa- ran todos; si son més breves y suponen, por tanto, una seleccién, las diferencias se manifiestan desde luego. Y en todo caso, es bien distinta le ‘cimportancian —primera categoria histérice— que se les da Puede ocurrir que los libros de historia de la filosofia sean muy re- cientes 0 que no lo sean tanto. Pero conviene advertir desde abora qué se entiende —sobre todo en filosofia, y mas concretamente en su bis. loria— por un libro reciente. No se trata, claro es, de la feche de su pie de imprenta, ni tampoco de que alleguer baste nuestros dias, ni siquiera de que cuente con fuentes 0 informaciones muy actuales; la cuestion es otra, Lo que més importa es desde dénde extd escrito un libro, desde qué supuestos qué nivel bistorico; esto es lo que nos hace engaiiarnos Muchas veces acerca de la «modernidad» de algunos estudios, fundamen- talmente anticuados, a pesar de su deliberado «estar a la iiltiman, y por ello anacrénicos, Toda comprensién bistérica supone una interpretacién, y ésta se hace desde un esquema de supuestos que constituyen el punto 4e vista del historiador; éste es el que decide la modernidad de la historia, no el tema de ésta, Se puede estudiar desde boy —y de tal modo que en ingin otro momento bubiera sido posible asi— la filosofia presocrética; 6 bier, por el contrario, hablar de los flésofos que viven actualmente desde eaguamaspretales anteriores y que no lor snluyen por consiqiente, sin entenderlos. 2 Julién Marias Pues bien, silos libros que estudian la filosofia de la centuria pasede no datan con plenitud de estos tiltimos decenios, suelen dar una impresién de gran rigueza y abundancia. Un gran niimero de escuelas, tendencias 5 direcciones, con representantes copiosos una muchedumbre de titulos, que fatiga un tanto. Si, por el contrario, se trata de libros muy modernos, sehalan desde luego que la filosofia en el siglo XIX ha sido muy escasa y van buscando cuidadosamente un corto mimero de pensadores en los ‘que insisten de modo excepcional Podria pensarse que se trata de la seleccién que el tiempo produce, @ la que resisten s6lo los valores més altos, mientras que a los ojos del contemporéneo resulta mas dificil distinguir; se dird tal vez que el si glo XIX est atin demasiado cerca y carece de lejania y perspectiva bistorica Pero si comparamos esta situacién con la de los historiadores de le filo- sofia hace cien 0 ciento cincuenta aitos, respecto de su pasado inmediato, vemos que no les ocurria lo que a nosotros nos sucede. Para tomar dos eiemplos distintos —uno francés y otro aleman, el primero erudito y exbaustivo y el segundo ms filosdfico y més atento a las grandes figuras—, piénsese en: la Histoire comparée des systtmes de philosophie, de Degé- rando, que es de 1804, y en las Vorlesungen tiber die Geschichte der Philosophie, de Hegel, pronunciadas de 1805 a 1831 y publicadas en 1833. Los fildsofos del siglo XVIII y aun de comienzos del XIX que se estudian en estos libros son grosso modo lor mismos que hoy considera cualquier historia de la jilosofia. Si por azar se ba rectficado después alguna omision 0 se ha olvidado alguno de los pensadores que figuran en estas historias, el carécter excepcional de estas alteraciones confirma la coinci- dencia en la estimacién genera. Pero bay més. Con el siglo XIX sucede algo extremadamente curioso, incluso pareddjico. Y es que, mientras los fildsofos que mas nombre ¢ influia tuvieron en su tiempo, salvo muy pocos, ban sido menos que olvi- dados y merecen escasa atencidn, en las exposiciones de la filosofia bechas desde el punto de viste de la centuria pasada se pasan por alto, 0 poco menos, precisamente los contadisimos pensadores que hoy nos parecen importantes. Después de los grandes idealistas alemanes —que no entran en el periodo agui considerado—, sélo Comte y Nietzsche parecen boy realmente importantes entre Ios fil6sofos representatives del siglo XIX. Feuerbach, Fries, Beneke, Fechner, Eduardo von Hartmann, Wund!, ‘Mach, Avenarius, Spencer, Haeckel, Cousin, Littré, Fouillée, los nom- bres de més resonancia en el XIX, nos parecen boy, cuando més, figuras de segunda fila. En cambio, en los libros escritos con un espiritu anterior al nuestro, apenas se presta atencisn no ya a filésofos como Kierkegaard, Bolzano 0 Graty —gue ban suscitado un interés tardio y aun de escaso volumen—, sino a Dilthey, Brentano e incluso Bergson y Husserl. Con frecuencia, libros extensos y minuciosos se contentan con alguna desvaide lusion que no barie ni sospecher su importancia. Qué significa esto? Introduccién 2B éNo encubre esta anomalia algin cardcter extrao de la filosofia det Siglo XIX? Un segundo hecho extraito es que las exposiciones del pensamiento filosdfico de la centuria. pasada estin afectadas por un enérgico matiz nacional, infrecuente en la bistoria de la filosotia. Sobre todo los libros de paises cuya tradicién filoséfica es més densa, franceses y alemanes, muestran un abrumador predominio de lo nacional. Ortega ba recordado ‘alguna vex que no pudo convencer a Coben de que leyese a Bergson, a pesar de ser ambos judtos y de la magnitud de los dos pensadores. Los libros alemanes parecen ignorar casi lo extranjero, y los jranceses suelen limitarse a exponer el pensamiento de su pais con alusiones marginales a lo alemén y lo inglés. Agut se advierte la ventaja que —en cierto sen- tido— tienen los paises en que la filosotia tiene escasa vigencia social y arco cultivo, como ocurre con Espafia: probablemente el estudioso espa- fiol tiene boy una idea mas ajustada a la realidad de lo que ¢s la flosofie en el mundo que el intelectual medio de Francia, Inglaterra 0 Alertania; al no poder atenerse a lo espafil, ni siguiera intentarlo, el intelectual de nuestro pais tiene que contar desde Iuego con el mundo, y se orienta segin una escala de jerarguias més independiente y justa Este hecho que acabo de sefialar nos hace ver que lo que primaria mente ba solido entenderse por filosofia del siglo XIX ha sido, la realidad social de sus cultivadores, sobre todo esa tremenda realidad _académica que han sido los profesores de las Universidades alemanas. En algunos libros —Vorlinder, Messer, para hablar de los de mayor difusidn en Es- paita— se vive con especial intensidad esta vigencia del profesor de filo- sofia que desde Géttingen, Marburgo, Colonia o Berlin escribe 9 ensefa dotado de eficaz autoridad y prestigio, y con el cual cl bistoriador ba de contar. No quiero con esto disminuir el valor de este tipo de pensado- res, de una especie en vias de extincidn, sino simplemente setalar que la resena de sus importantes actividedes no coincide forzosamente con lo que en rigor es la bistoria de la filosofia. Me interesaba provocar en el lector esta impresion de extrafeza, por {que en el siglo XIX, si se penetra en sus zonas mas profundas, resulta bien extraio; 9 esto acontece superlativamente en el caso de Dilthey. Abora podemos preguntarnos —cargada de suficiente problematismo nuestra interrogante— qué ba sucedido con la filosofta en el siglo XIX. EL siglo entero —que para los efectos de la filosofia no comprende el primer tercio, casi totalmente leno por el idealismo alemin— depende en lo esencial de Hegel. Cuanto més en detalle se considera la vida bis- rorica —sobre todo la vida intelectual— de la centuria pasada, mas se acusa la buella begeliane; 10 cual no deja de ser, junto a la evidencia de su grandeza, una seria objecién a Hegel, porque no todo lo. que de él 14 Jidién Marias procede es verdadero ni fecundo para la filosofia. Desde luego en Ale ‘mania, pero también fuera de ella, la filosofia posterior @ 1830 consiste primariamente en tomar posicion ante el gigantesco hecho bistérico del hegeltanismo. En general —salvo la excepcion de Karl Ludwig Miche let—, para oponerse a él o al menos alterarlo sustancialmente. Kierke- gaard, Schopenbauer —inmerso, por lo demés, en el idealismo—, Fries, Beneke, Feuerbach, Marx, Comte, Gratry, luego Dilthey y Brentano, t0- dos tienen que enfrentarse con el begelianismo y estén condicionados, positiva 0 negativamente, por él. Otro tanto ocurre con las disc Iintelectuales extrafilosdficas; la teologia —escuela de Tibingen—, la historia, el derecho, la economia, reciben la influencia de Hegel, y su desarrollo ulterior va a ser una discusion con éste o una ulilizacién, a veces poco consciente clara, de sus supuestos. Por otra parte, hay en el siglo XIX una corriente francesa que arranca de la tradicién préxima del XVIII y solo tiene influencias marginales del idealismo alemin, la cual actia eficazmente en la flosofia posterior. En Francia no hay después de Malebranche 9 basta comienzos del siglo XIX grandes figuras en la flosofia; los pensadores del siglo XVIII, los philoso- phes, som poco originales y profundos, aungue de impar influjo bistérico, se mantiene, desde la Hlustracién basta el primer tercio del XIX, wna serie de cultivadores modestos de la filosofia Rousseau, Vauvenar- ques, Condillac, Helvétius, Holhach, d’Alemiv»t, Turgot,' Condorcet, Destutt de Trecy, Laromiguitre, etc—, en la que no se interrumpe la tradicion del sensualismo francés, que une el racionalismo del siglo XVII con el empirismo de los ingleses. Pues bien, cuando, después de 1830, el idealismo aleman entra en crisis, se produce en Francia un floreci miento filosdfico, representado por el positivismo de Augusto Comte desde este momento, la jilosofia francesa va a superar a la alemana y a influir sobre ells. Y a través de Comte se inserta en la filosofia europea postidealista la aportacién francesa antes sefialada. Ya veremos como mis chos elementos importantes del pensamiento posterior proceden de esta Juente, que a su vez recoge —sobre todo a través de RoyerCollard y de Joulfroy— las orientaciones de la escuela escocesa del common sense, de Reid y Dugeld Stewart. La forma que la filosofia europea adquiere a final de siglo —y que condiciona la de nuestro tiempo— acusa la interaccién de las dos corrientes, de volumen desigual, pero ambas necesarias para constituirla Le idea hegeliana que més pertinarmente actia « lo largo del siglo es la de evolucién (Entwicklung). Esta idea tiene antecedentes en la trax dicién francesa inmediatamente anterior —Turgot, Condorcet—, en la forma concreta del progreso, pero en Hegel adguiere superior consisten- cia filosdfica y se plantea en términos distintos 9 mas bondos. En primer lugar, Hegel sitia la esfera propia de la evolucion en el espitita, no en la naturaleza. «La variacién abstracta que se verifica en la historia —es- Introduccion 15 cribe (a}— ha sido concebide, desde hace mucho tiempo, de un modo tniversal, como ingplicando un progreso bacia algo mejor y més perjecto. Las variaciones en la naturaleza, con ser tan infinitamente diversas como son, muestran sélo un circulo, que se repite siempre. En la naturaleza no sucede nada nuevo bajo el sol; por eso el especticulo multiforme de ‘sus transformaciones produce bastio. Sélo en las variaciones que se ve- rifican en la esfera del espiritu surge algo nuevo. Esto que acontece en lo espiritual nos permite ver que el hombre tiene otro destino que las cosas meramente naturales. En éstas manifiéstase siempre uno y el mismo destino, un cardcter fijo, estable, al cual toda variacin viene a parar todo cambio se subordina. Pero ol ombre tiene ina facalted red de variacion y ademés, como queda dicho, esa facultad camina a algo mejor y més perfecto, obedece a un impulso de perfectibilidad.» Pero Hegel, inmedistamente, rechaza la idea usual de progreso, porque ésta toma ‘ (1). Se impone la evidencia de tuna dualidad irreductible; frente a la vega nocién de le «modificacién del yor por la sensacién —gue mas adelante habré de rechazar enérgicamente Maine de Birar—, se afirma la necesidad de dos elementos opuestos, ex- ternos y distintos. Pero conviene no dar a Degérando més de lo que tiene: repérese en que s6lo se trata de descubrir el yo, de caer en la cuenta de él; para esto hace falta la resistencia de lo otto, pero esto es relativamente secundario, y el yo funcionaha ya antes de ese ballaxgo, dentro del exquema vigente de la sensacién; no se trata de que yo no sea yo mds que en virtud, precisamente, de esa resistencia, Esto vendré mis tadre, en Maine de Biran, pero agui falta en absolute. Con toda’ pre- cisign aparece el punto de vista de Degérando en el tomo III de su His- toria de los sistemas, en que contrapone dos drdenes de objetos dados a Ja mente: por una parte, el 90, su existencia y sus modificaciones; por otra, las existencias contiguas al yo ¥ distintas de él. Y las. propiedades fundamentales que encuentra en a yo son permanencia, identidad y uni ded (5). All final de la Historia de los sistemas, después de paser revista a todas las posiciones filoséficas del pasado, Degérando postula —en rigor no hace més que eso— una filosofia conciliadora, superadora de las an- tinomias, fundada en la experiencia. Esta experiencia no es, ni mucho menos, la mera sensacidn, Distingue entre la experiencia interna y la ex- terna, por una parte; y por otra, entre una experiencia simple (ioma de contacto con las cosas), una experiencia compleja (unién de las simples) 3 una experiencia razonada (consistente en la meditacién sobre esos con: tenidos). «Le germe de la science de Ubomme —agrega— est sefermé tout entier dans le phénomene de la conscience, et la philosopbie n'a autre fonctions que d'étudier et de développer le phénoméne de la conscience» (1) Degérando intenta unir el racionalismo y el empirismo, salvando lo iusto de arsbos métodos; se propone igualmente restablecer la integridad del fendmeno de la conciencia, que el idealismo y el materialismo des membran, para atender cada uno sélo a una parte. La filosofia de la experiencia ve a la ver un état de dépendance et une source de puissan- ce, une action et une réaction; elle retrouve sur une ligne paralléle, dans un ordre également primitif de connaissances, la connaissance du moi, (2) Ibid, 1344 Histoire conaparse des systimes, UII, 415-417. fe) Tid. 531-353, 22 Juliés Marias celle de quelque chose hors du moi, qui s'éclairent une Vautre par leur simultanéité méme et leur contraster (U). Lo que en Laromiguidre apenas era més que un barrunto, desde su ‘ain sensualista, en Degérando es una exigencia altima de la 7a de sus intentos. Pero 3a esté en 61 inici :, que culminaré en Victor Cousin © imped ramente los problemas. Sélo en Maine de Biran alcanzaré ‘guna consistencia esta vacilante adivinacién de esa extraia realidad que En otro lugar (v) be estudiado con algin detenimiento este nuevo paso bacia adelante, y remito al lector a ese trabajo. Aqui puedo limitar- me a recordar los' puntos decisivos en que Maine de Biran supera alcanzado por la filosofia de su tiempo y penetra en la nueva region desconocida. érmino, Maine de Biran busca ef hecho pris cia de los principios; pero a esta cuestidn, de cwito jenzo una soluciOn que discrepa La sensaci6n no puede ser el . porgue no es ri siguiera un hecho. Con esto, Maine de re el problema a un estrato anterior y més profundo. Un hecho, para serlo, ba de ser conocido. es decir, ha de ser pata alguien; es. menester, una concurrencia de la impresién sensorial con La conciencia supone una irreductible dualidad, una coexistencia, pero a su vez esto requiere un Ambito previo, donde me encuentro con lo ‘conocida. Lo'sabido es siempre consabido, porque saber es 1a saberme con el objeto. Todo hecho supone una dualidad de términos que no pueden concebirse separadamente (x). Esto es lo decisive, aquello en que Maine de Biran supera los barruntos de la filosofta francesa anterior. Los dos terminos de la dualidad se dan sélo en funcidn respectiva el uno del otro, ET yo es una que sélo existe en cuan bre un término 4 (0 inercia. Se trata de la accién rectproca de una sola fuerza —yo— 9 un término opuesto tinico —lo resistente—. En otros términos, Maine de Biran convierte los conceptos. «objetivose 0 de cosas en conceptos xfuncionales»: fuerza, resistencia. Y su coexis tencia es una realidad dindmica, del tipo del y La reaccién habitual en el siglo XIX ante el descubrimiento de que Ja vida es una realidad distinta de las cosas, constituida por constante fiuidex y movilided y radicalmente tersporal, es el ittacionalismo. Pues bien, Dilthey —y aqui estriba su genialidad— postula, supuesto el jracaso de la raxén’ pura aplicada a la vida y a la bistoria, una nueva forma de vazdn, més amplia, que no excluya io bistérico; es decir, intenta aplicar! (MMe remito una ver mis al ensayo de Ortegs citado en Ia nota (F), ve basis hoy el instrumenta mis eficas pare penetrar cn la comprension de Ditiey Vease tambien el trabsjo de P. Lain Entalgo, Dithey y ef metodo de le Bator 32 Julién Marias Ja razén a la historia, eliminando, por supuesto, la pretensién de absolw- tividad; esta es la razén bistérica diltheyana, que acaba por considerar suprahistéricas Jas concepcion mundo y en esa medida —repdrese bien— no sabe dar razén de ellas (N). Pues bien, lo que nde Ortega por razén histdrica es algo mucho 4s profundo y radical. No se trata de una aplicacién de la rezdn, tal como se la ha entendido basta ahora, a los temas bistéricos y vi iquiera basta con dec razén se da en la vida y de ella. Es la historia lien es razén, razén en wn sent ralmente, nuevo, La razén vital no es simplemente la razon adje vida misma, lectualmente es 1a vida en su funcion de bacernos aprehender in nace de no penser con rigor y seriamente expresiones raxén im usado. tant P mn el cual se ve que le vida afecta rigurosamente a a razén, la consti 10 € algo secundario y derivado. Para referirme aqui s6lo a textos impresos, recuérdense las palabras de Ortega en el capitulo IX de tema (O): «Para mi es razén, en el verdedero riguroso sentido, nos pone en contacto con la realidad, por’ medio d con lo trascendente.» Y luego: tor de Ia razén, En Grecia, los términos razén e Bistoria eran contrapuestos. Y es que basta abora, en efecto, apenas se ba ocupado nadie de buscar en la historia su sus El que més, ba querido Wevar a ella una razén forastera, como Hegel, que inyecta en la historia el formalismo ica. Mi propdsito es estric. tamente inverso. Se trata de encontrar en la bistoria misma su original 1 autdctona razén. Por exo ha de entenderse en todo su vigor la expresién araain bistrican, No wna vaxén extrabisorce que parece cumplise oh la bistoria, sino literalmente, lo que al hombre le ha pasado, constitu: yendo la sustantiva razén, la revelacion de una realidad trascendente a las teorias del hombre y que es é mismo por debajo de sus teorias.» «Hasta abors, 10 que baba de razén no era bistérico, y lo que be de Bistérico no era racional. La razén bistdrica es, pues, tatio, logos, riguroso concepto.» «La razén bistOrica... no acepta nada como mero hecho, sino que fluidifica todo becho en el fieri de que proviene: ve cémo se hace el hecho.» Se ve, pues, Jo que desde Dilthey se ha avanzado, lo que en Dilthey no habia ni podia haber. Queda lo que efectivamente habia y, més asin, topamos era lo contrario ifn, 1942, pigs. 73. ¥ 78-79. Introduccion B lo gue la filosofia posterior a él ba becho que en Dilthey efectivamente jera. Desde nuesivos supuestos. v en vosesin —eracias @ una minima de wn vaguisimo esquema de los suyos, podemos intentar Ja comprension de le excepcional obra dilthevana viment Toutdn Marias Madtid, junio de 1945, WILHELM DILTHEY ! Los tipos de visién del mundo y su desarrollo en los sistemas metafisicos? | Wilhelm Dithey nacié en 1833 y murié en 1911. Profesor en la Universidad sa desde 1882," covo gran notoriedad y prestgio. Su obre, de 3p is tardado en ejercer el inflyjo que a sy calidad Wissenschaften vom re el esuadio de le und Phinomencloge tes Gesenmetie Se 2 Bl looting e, como se a inca, Die Typen der Weltncheueng und tye Ausbiding it den ietaphotircben Syatenen. Se pubes oe eaalo pot preparada por, Groethuysen, se imprimen después luna. serie de adiciones y complementos manuscrites a este estudio, tomados de los INTRODUCCION Sobre el antagonismo de los sistemas Entre los motives que alimentan siempre de nuevo el escepticismo, uno de los més efi isteras filoséficos. Etre Ja conciencia ia multiplicidad y la pretensidn de validez universal hay una contradicc escéptico mas que cualquier argumentacidn tica, Tlimiteda, caética es la multitud de sistemas filosdficos que quedan detris de nosotros y se extienden a nuestro alrededor. En .todos los tiempos, desde que existen, se han excluido y combatido reciprocamente. Y no se vislumbra ninguna esperanza de que pudiera lograrse entre ellos una decisién. La historia de la filosofia confirma este efecto del antagonismo de sistemas filosdficos, opiniones religiosas y principios morales sobre el incremento del escepticismo. La lucha d i riegas del universo fomenté la filosofia de Ia duda en la época de EM iswacioa helena, Cuando las campalias de Alejandro, y Ia unin los ojos de nes, de los de diversos pueblos en imperios mayores pusieron a los griegos las diferencias de las costumbres, de las re modos de entender la vida y el mundo, se’ cons escépticas y extendieron sus actividades disolventes aun de Ia teologia —el mal y la teodicea, el conflicto entre la personalidad de Ja Divinad y su infinitud y perfeccién— y a las fin moral del hombre. También el sistema de creencias de los pueblos europeos modernos y su dogmética filoséfica fueron seriamente que- brantados en su validez universal desde la epoca en que, en la corte de Federico II Hohenstaufen, mahom en el horizonte de los pensadores escolésticos. Y desde que la’ antigie- dad renacié de nuevo, los escritores griegos y romanos fueron com- conocer de un modo y de sus mentalidades en nuestro sneta, desaparecié totalmente la 38 Los tipos de vision del mando seguridad de los hombres en las convieciones hasta entonces firmemente delimitadas. Hoy son consignadss cuidadosamente por los viajeros las més diversas formas de creencia; los grandes y poderosos fenémenos de las convicciones religiosas y metafisicas, entre los sacerdotes del Oriente, en los Estados griegos, en Ia cultura drabe, son registrados y analizados por nosotros. ‘Volvemos los ojos sobre un inmenso campo de ruinas de tradiciones afirmaciones metafisicas, sistemas demostrados: posibilidades jole para fundamentar cientificamente, expresat poéticamente Ia conexién de las cosas, ha ensayado y pro- su humano durante muchos siglos, ¥ ica, metsdica y critica estudia cada fragmento, cada ga labor de nuestra especie. Cada uno de estos sis- ye al otro, cada uno refuta al otro, ninguno ¢s capaz de trarse; nada encontramos en las fuentes de la historia de aquella a convel ia de Atenas, de Reel, que fue Ja pretensién’ de 1s se ha hecho cada vez mas aspera, la actitud de una placentera curiosidad frente a nuevos cos, sea cualquiera el publico que puedan reunir alrededor y el tiempo que puedan conservarlo. 2 Pero mucha més hondura que las conclusiones escépticas de le opo- én de opiniones humanas alcanzan las dudas que han nacido del progtesivo desarrollo de la conciencia histética. Un tipo «hombre» con- " Dilthey aborda desde el comienao el problems que plantea una nueva realidad Wfnza su plenitud. El conocimiemto del te a ipropuesio a los so, que se ha Introduccion 39 cluso, dotado de determinado contenido, con: a ef supuesto predomi sy romanos. También servia de base a I primero y el segundo Adén, del Hijo del Hombre. En el mismo supuesto se apoyaba igualmente el sistema naturalista del siglo xvi. Descubrié en el cristianismo un pars- digma abstracto y permanente de la religién: Je teologia natural; abst la teorfa del derecho natural de la jurisprudencia romana, y de la creacién attistica griega, un modelo del gusto. Ast, segiin este sistema naturalista, en todas las diversidades histéricas.estaban contenidas formas funda mentales, constantes y universales, de ordenaciones sociales y juridicas, de fe religiosa y de moralidad. E| método consistente en derivar algo comin de la comparacién de las formas vitales histéricas, en sacar de la mul ptincipios juridicos y teologias un derecho natural, una teologia natural racional, mediante el concep’ conocimientos de la religién, erature de los pueblos. Asi pudo o la evolucién natural € 10 ahombre» se disolvi6 en este proceso evoluciona luci6n que se originé asi esté ligada necesaria: mente al conocimienta de Ia relatividad de toda forma de vida histériea 40 Los tipos de visién del mundo sado desaparece la va- fda, orgenizacién, re ica ada que abarca la tierra y todo el , de un modo ain més profundo que la comtemplacién del an (0 de los sistemas, la ereencia en la validez universal de cualquiera filosofias que han intentado expresar de un modo concluyente la complexién del universo mediante una complexién de conceptos. La ‘no ha de buscar en el mundo, sino en el hombre, la coherencia interna de sus ia por los hombres: com render esto rud de los z ahora 10 para superar la dspera contradiccién entre inde validez universal en cada sistema filosdfico y la anarquia ica de estos sistemas. in eos tjante y exrea del historismo. Nos puede pacer exe erora, de jsificacidn, Pero para entender cet fe gue todss lat realidades, aun las que pot su. {odole CAPITULO i Vida_y vision del mundo LA VIDA 6 yundo ¢s la vida. Esparcida sobre a en innumerables vidas individuales, vivida de nuevo en cada luo y conservada —ya que como mero instante del presente escapa 4 la observacién— en la resonancia del recuerdo; més comprensible, por otra parte, en toda su hondura de inteligencia e interpretacién, tal como se ha objetivado en sus exteriorizaciones, que en toda percatacién y apre- hensién del propio vivir, nos esté presente en nuestro saber en innumerables formas, y muestra, sin embargo, en todas partes los 10s rasgos comunes. Entre sus diversas formas hago resal No trato de explicar ni de clasificar; meramente describo la si que todos pueden observar en si mismos. Cada pensamiento, ca interno 0 externo se presenta como una punta de condensacién y tiende hacia adelante, Pero también experimento un estado interno de reposo; 5 suefio, juego, esparcimiento, contemplacién y ligera actividad: como un fondo de la vida, En ella aprehendo a los demas hombres y las cosas, xno s6lo como realidades que estén conmigo y entre s{ en una conexién causal; parten de mi relaciones vitales hacia todos lados; me refiero a hombres y cosas, tomo posicién frente a ellos, cumplo sus fy espero algo de ellos. Unos me hacen f fan mi energia; los otros ejercen sobre in. Y dondequiera que la determinacién de la orient que impulse hacia adelante deja al hombre espacio para ello, observa y siente estas relaciones. El amigo es para él una fuerza que eleva su propie existencia; cada miembro de la familia tiene un puesto determinado en su vida, y todo lo que lo rodea es entendido por él como vida y e que se han objetivado alli. El banco delante de Ja puerta, ef drbol umbrio, Ia casa y el jardin tienen en esta objetivacién 2 Los tipos de visién del mundo crea Ja vida desde cada individuo su propio LA EXPERIENCIA DE LA VIDA jén sobre la vida nace la experiencia vital. Los aconte- juales que provoca el haz de impulsos y sentimientos fen nosotros, al encontrarse con el mundo circundante y el destino, se hhumana es siempre la misma, también los rasgos de la experiencia son comunes a todos.” La caducidad de las cosas humenas, y en_m ‘nuestra capacidad de gozar de la hora; en naturalezas enérgicas, das, una tendencia a superar esa caducidad mediante la cons: firme armadura de su ¢ y en naturalezas més la insatisfaccio y el ansia de algo verda- el progresivo poder de genes fantéstices, hast Ennstiayen las intuiciones ‘del poder del azar, de la corup ‘amamos bien odiamos y tememos, y de la gue determina de modo omnipotente para_cada uno de no: sentido de la vida. a cadena d Vida y vision del mundo 4B mismos a generalizaciones ya existentes y en la comprobacién constante Y también cuando, en un caso particular, los principios de la experiencia de la vida no adguieren expresamente ‘conciencia, actian en nosotros. Todo lo que nos domina como costumbre, uso, tradicién, se funda en tales experiencias vitales. Pero siempre, tanto en las experiencias indi viduales como en las generales, el modo de certeza y el cardcter de la mrmulacién de las mismas es totalmente distinto de la validez universal cientifica. El pensamiento cientfico puede examinar el método en que se basa su seguridad, y puede formular y fundamentar exactamente sus Proposiciones; el origen de nuestro saber acerca de la vida no puede examinarse asf, y no pueden trazarse f6rmulas fijas de él tre estas experiencias vitales se cuenta también el sistema perma- nente de relaciones en que esta ligada la mismidad del yo con otcas personas y los objetos externos. La realidad de este mismo, de las per fi 6 cosas que nos rodean y las relaciones regulares armazén de le experiencia vital y de c. El yo, las personas y las cosas en arse los factores de lz conciencia empirica, y & les surge, para la inteligencia que lidad, la faz de la vida, lena de contradicciones, @ la jén y arbitrariedad, que muestra siempre nuevos aspectos, y niodo acaso claro ‘en lo particular. en conjuato, perfectamente enig El alma intenta reunir en una totalidad las ones vitales y les experiencias fundadas en ellas, y no puede hacerlo El centro de todas las incomprensibilidades son la. generacién, el. naci desarrollo y Ja muerte El viviente sabe de Ia muerte y, sin embargo. no puede comprenderls, Desde In primera mirada sobre un 44 Los tipos de visién del mundo iconcebible para la vida, y en esto se funda, ante Dposicién ance el mundo como ante algo otro, extrafio y Asi, el hecho de la muerte obliga a representaciones imaginativas Gque tienden’ a hacer comprensible ese hecho; 1a creencia en los muertos, Tp veneracién de los antepasados, el culto de los difuntos engendran ideas fundamentales de la creencia religiosa y de la metafisca. Y la wheza de la vida aumenta al experimentar cl hombre en la sociedad y en la naturaleza la lucha permane aniquilacién de una criatura por ovr, la erueldad de lo qu se nature, Sargen fas contradicciones, que en la experiencia de la vide adquieren con. oereuvarecin ME resuelven: la caducided joder de le naturaleza de cada cosa en ra capaci rebasar todo igs han preocupado tanto al sacerdote egipcio o babi Zermén del eclesidstico cristiano, a Herdclito y a Heg como ho: Prometeo de Esquilo tanto como al Fausto de Goethe. 4 LEY DE FORMACION DE LAS IDEAS DEL MUNDO lalguiera fuerte impresién hace patente al hombre la vide por ie Sader pelts, entonees Fitine apare baju tava 6 'y enlazarse tales experiencias, se_originan nues- ° es frente @ la vida. Partiendo de un orden la vide entera un matiz e interpretacién en las almas fs 0 cavilosas: nacen los temples universales. Cambien, porque Ta vida muestra al hombre aspectos siempre nuevos; pero en los 3 temples ven en el goce : ines, que dan que no sopertan ‘cadvcidad de lo que aman y poseen, y a quienes ha de. parecer la He etiae y como telida de vanidades y stefs, o que buscan ra algo perdurable, Ente Tos grandes temples vitales, ‘son el optimismo y el pesimismo, Pero se espetifican ce matices, Ast parece el mundo, al que Io considera como espectador, extraio, un especticulo abigarrado y fugaz;, por el contrario; para el que ofienta su vida segin un proyecto vital bien ordenado, mismo mundo es Goméstico: est en él con pie firme y se sieneperteneciens Estos. temples ; mundo, forman el estrato inferior del desarrollo de las visio perdu inntimeros matices de la actitud ante el "i del mundo, Vida y visiém det mundo 6 En ellos se realizan luego, en virtud de las experiencias vitales en que alcanzan su eficacia las multiples relaciones vitales de los individuos con el mundo, los intentos de solucién del enigma de la vida. Precisamente cen sus formas superiores se hace especialmente vilido un método: la com- prensién de un algo dado inconcebible por medio de otro més se convierte en medio de inteleccién o fandamento explis inconcebib en las. situa te algo més simple, germina ya en la lengua y se desarrolla en la metéfora como sustitu de una intuicién por otra afin, que la hace en algtin sentido més dente; en la personificacidn, que aproxima y hace compren: humanizacién, 0 mediante razonamientos analégicos, que en le iad determinan desde algo desconocido lo menos conocido y mefced a ello se acercan ya al pensamiento cientifico. En todas partes en que Ia religién, el mito, la poesia o Ia meta algo comprensible y expresivo, lo hacen segtin este mismo procedimiento. 5 LA ESTRUCTURA DE LA IDEA DEL MUNDO Todas las ideas del mundo, si intentan dar una solucién completa al misterio de la vida, implican por lo regular la misma estructura. Esta estructura ¢s siempre una complexién © conexién unitaria, en la cual, sobre la base de una imagen del mundo, se deciden las cuestiones acerca de la significacién y el sentido del mundo, y se deducen de esto el ideal, el sumo bien, los principios supremos de la conducta en la vida. Estd determinada por la regularidad psiquica, segin Ia cual la. aprehensién de la realidad en el curso de la vida es el fundamento para la valoracién ciones y objetos segiin el agrado o desagrado, placer y disgus to, aprobacién y desaprobacién, y esta estimacién de la vida constituye luego, 2 su vez, el estrato inferior de las determinaciones de voluntad. Nuestra condueta pasa regularmente por estos tres estados de concien y la naturaleca més propia de la vida psiguica se muestra en que ese complejo funcional perdura el estrato inferior actuante: las relaciones que residen en las formas de conducta, segtin las cuales juzgo acerca de los objetos, tengo placer en ellos y tiendo a realizar algo en ellos, determinan la disposicién de estos diversos estratos superpuestos y cons tituyen asi la estructura de las formas en que se expresa el complejo funcional entero de la vida psfquica 4 Los tipos de visién del mundo La poesia lirica muestra en su forma més sencilla este complejo: tuna situacién, una serie de sentimientos y, con frecuencia, un anhelo, tuna tendencia, una accién que surgen de ellos. Toda situa desarrolla en ‘un tejido en el que estén ligados estractu rmismos modos de relacién. Y asi las ideas mas regulares en que se expres estructura de la vida psiquica. S base es siempre una imagen del mundo: nace de nuestro comport ‘miento apercipiente, tal como transcurre en la evolucién regular d conocimiento. Hemos umos las percepciones que wan, poniendo en es fundamentales de lo re , mediante las fun mentales del pensamiento; cuando las percepciones pasan, al p repreducen 'y, ordenan en el mondo de nuetras repesentacion ngs eleva sobre la contingencia de las percepciones; la crecies rapas, su dominio sobre Ia realidad, juicios y conceptes, en la que se fido la conexidn y Ia esencia se completa luego en la comprende de un modo uni de lo real. Cuando un ante todo, por Y entonces se const ipica, en una progresién andloga. En el sentimiento de nosotros mismos gozamos el valor de nues- tra existencia; atribuimos a los objetos y petsonas que nos rodean un valor de eficacia, porque eleven y amplian nuestra existencia; ahora bien, determinamos esos valores segtin las posibilidades de favorecernos y datamnos contenidas en los objetos; los valoramos, y buscamos para esta vvaloracién una medida incondicionada. As{ adquieren las situaciones, per sonas y cosas una significacién en su relacién con Ja totalidad de lo real, y esta misma totalidad adquiere un sentido. Al recorrerse estas etapas del comportamiento sentiment forma, por decirlo asf, un. segundo es ‘rato en [a estructura de la visién del’ mundo; la imagen del mundo se convierte en fundamento de la apreciacién de la vida y de la comprensién del mundo. Y segtin las mismas leyes de la vida psfquica surge de la estimacidn de la vida y de la comprensién del mundo un estado de con- superior: los ideales, el sumo bien y los principios supremos, que Snicos en que adquiere la visién del mundo su energa préctica: el dpice con que penetra en la vida humana, en el mundo exterior y en las honduras del alma misma. jLa visién del mundo es ahora formativa, configuradora, reformadora! Y también este estrato més clevado de a idea del mundo se desarrolla a través de diversos grados. De la intencién, el ankelo, Ia tendencia, nacen los fines permanentes que se orientan a la rea de una ides, la relacidn entre medios y fines, la seleccién de los medios y, por wltimo, la agrupacién de las finalidades fen una ordenacién suprema de nuestra conducta préctica: en un plan total esto ocurre, le la realidad Vida y visién del mundo 47 de vida, un bien sumo, normas supremas dé actuacién, un ideal formative de la vide personal y' de la sociedad isn on eal forma ructura de la visién del mundo. Lo que esté encerra enigma dels vide, confuso, como une marafa de Cacsones ss cers 2 una conexién con: 5 aqui se sigu aleanza ile que ifluyen en el origen de mundo. Le vida que surge en tales. c especializadas. es muy varia, ¢ igualmente lo es el el hombre mismo que aprehende la vida. ¥ a estas diferencias tipicas se afiaden las de las individualidades particula res, de su medio y de su modo de vida. Asi como la tierra esté de , entre las cuales acontece una lucha a su propapscién, del del mundo y Tucan ene sf por el dominio del alma, ntonces se impone una relacién normal, segin la cual el alma, aco- sada por el incesante cambio de las impresiones y d c poderio del mundo exterior, tiene que aspirar a una variacién, la inconsistencia, lo impulsan a valoraciones permanentes ideas del mundo que favorecen la comprensién ida y conducen a fines vitales tiles perduran y desplazan a inferiores. Asi se realiza una seleccién entre ellas. Y en la sucesion de genezaciones, las que son viables entre estas ideas del mundo se desarzollan ponerse 2 tado esto; tuante de su situaciér + La més inmediata consemuencia de {que antes he apuneado, de las ideas 48 Los tipos de vision del mundo Vida y vision del mundo 49 en toxma cada ver mi perfecta, Del mismo modo que en la multpic fede 3 Te misma extrctara, también las or tanto, frente a cus I misteio mis profundo de su espe es mis que un P teleoldgica de la vida psiquica imprime a la estruc peernetaaral formas la vis en especial de la rela- wracién de la vida y los ordenacién, por decirlo asi, un aféi Resumo lo averiguado hasta a lel mundo no son productos del pensamiento. No surgen de la mera Portante en su formacién, pero sélo uno de ellos. Brotan de la conducta js con la realidad, y ésta es siempre siempte los mismos as das partes la misma; la pee esta regularidad de 1a estructura de la visién del mundo y de su diferencacdn en formas, prtclares te azege 2hora un moment Imps viol de In eperncia ol id de fe somes de mosra trad Gs : p a de le vida a'la concienca en el conocimiento de fer de la situacién cent enio de las naciones ¥ de los individuos; realidad, la estimacion de la vida y la activided volines ee cries, | .rés por los problemas, cl poder de ciertas ancl eoba steele oleae tes el lento y y combinaciones sempre GI absio gue realizado lz humanided en le evolucién de las con. se imponen en las for -ambia incesantemente ideas que nacen de la vide nuevas de experiencias de la son irre- recibe su confirma: jas de vision del mundo segin el lugar histérico que ocupan; re vlares por sus elementos y por la fuerza y significacién de éstos en la Redan Te ear Brralided, Sin embargo, pot las leyes que tigen su estructura profunda de averero priacrte, uc ) por su regularidad Iégica, no son agregados, sino cuerpos. estudio, El desarrollo de lac wi se someten estos cuerpos a un proceso de 2 aden adem - og Jos cuales existe cierta afi- , que se ordenan en grupos smo las lenguas, las religion« mediante el método comparativo, ciertos “én, de igual modo puede do un solo paso es ee Pl decd cn aimed te ees del mundo entre sno ba legado + aets ede lus formas particulares, Estén siempre condicionados por Juime dessin en singin, poo capital La historia raion una sel smfisidad de la esfera en que surgen, Pero el querer deducitlos de elles, peso sur grand ra un gave enor del mezodo constructive, Sélo el métod stro pendienes, fem ae cusativo™™ puede aproximarse a la exposicion de dichos tipos, de sus estadios particulares y las formas especiales de un tipo paces retvane ro fas en le vida peruray tg sco J ee denn ee frente a la caducidad al primatiament fear como permanentes cual demiettra que 30 te torcsmo noes radical. no leat fer Son Los tipos de concepcién del mundo en ‘la religion, la poesia y la metafisica Voy a comenzar con una distincién en las ideas del mundo, que esté condicionada por los émbitos culturales en que aparecen, La base de Ia cultura Ia constituyen las esferas de ia economia, la, a las tareas determinadas que en esa forma finalismo propio de cada disciplina le con produce, mediante el conocimiento, una regulacién rac del trabajo en el gran complejo préctico de jena en une esfera teabajo intelectual una misién ia misma estd sometida a esta divisién del te de sus funciones. El genio re en una regién en exento de la vinculacién tes vinculos falsea su comprensi » que debe enfrentarse con la realidad dada de un modo absol libre y soberano. Queda falsificada tan pronto como la mirada quede restringida, o se refiera sdlo a una situacién temporal, por cual- ra tendencia parcial. En esa regidn de libertad surgen y se desarrollan jones del mundo valiosas y potentes estas ideas del mundo se distinguen en el genio religioso, en el artistico y en el metafisico, segtin su ley de formacién, su estructura ¥ Sus tipos. 1 LA VISION RELIGIOSA DEL MUNDO Las ideas sas del mundo nacen de una relacién vital peculiar del hombre. Mi 1é de lo dominable, donde el hombre natural, como 32 Los tipos de visién del mundo querer, cazador, cultivador y aprovechador del suelo. produce alter Giones en el mundo exterior mediante acciones ‘on fines tacionales, eisai ee ad, inasequible al cono- Gimiento. Y como, sin embargo, le parecen partir de ahi efectos que le pprocuran fortuna en la caza, éxito en Ta guerra, buena cosecha: como en In enfermedad, en la locura, en Ta vejez, en Ia muerte de la mujer, de los jos o de los ganadas. se siente dependiente de algo desconacido, nace Ia técnica en osta realidad inaprehen sica. mediante sus seres superiores, Tograr mes que tienden ico 0. sacerdote, v com se se ordena de un modo cada vez mas firme, se acumulan en ‘experiencias, saberes, v se cons- tituye en ella un modo peculiar de vida, que la separa de’ los demas miembros de Ia sociedad i pequefas comuni ss en el ciel nos y las aguas. son los puntos de paride, de una. vide imag , aliments de experiencias religiosas siempre nuevas, La invisible es la estegorie fundamental de le. vide raligios elemen ns anal6gico combina las ideas religiosas con las doctrinas acerca BeTorigen del mundo y del hombre y de la orocedencia del alma De este modo, la virtud de origen suprasensible residente en las cosas en las nersonas da 2 sa. Estas cosas v per- sonas son senile sede de operaciones iosa de cosas v personas individuales, concr gnificacién re ares santos, las personas sagradas tbolos, Ios sacramentos. son casos. particalares Los tipos de concepcién del mundo 33 de esa relacién: significa en la conceptual en la metafisica. de su origen, resulta dentro de cepcional energia Este es el fundamento de toda la evolucién religiosa ulterior. Mientras ¢l espiritu colectivo acta predominantemente en los primeros es el progreso hacia grados superiores se realiza por medio del gen 3s mistetios, en la vida sol prof res entre el hombre y los seres supe 0 una relacién interna del hombre entero con ellos. igiosa concentrada condensa es religiosas del mundo, la interpretacién de | jn lo que lo simbélico en el arte y lo en que en d, Ia valoracién de la vida ibn con lo invisible. Descansan en un régimen de vida visiones religiosas del mundo encie- in entre los seres benéficos © malignos, jundo superior. leas religiosas del mundo son la 6rdenes de la vida y en ef curso I del todo, que constiuye la conexién, y a la que, por tant ‘oluntad creadora de Di 4 separado del trabajo y del goce rena, estas visiones religiosas del mundo estén siempre en conflieto con la concepciéa munda en ésta aparece con frecuencia en ese antagonismo un naturalismo origi. ue recibe precisamente su energia y su potencia de la oposicion icologias religiosas De este modo encontramos en las épocas religiosas la lucha ent gue muestran una decidida afinidad con los de la met tefsmo judeo- vital y la men , sus fuerzas, personas santidades religiosas, su escritura de imégenes de simbolismo religioso, ue constituye el fondo de las concepciones religiosas del mundo, mismo modo que el pueblo forma la capa inferior y més amplia de la comunidad eclesidstica. En estas concepciones mismas se encuentra un nicleo, especificamente teligioso, que la labor conceptual de los no puede explicar ni fundamentar nunca. Nunca se puede superar la unila- teralidad de una experiencia que nace del trato suplicante, postulante. que 54 Los tipos de visién del mundo sacrifica lo suyo, con los setes superiores y adquiere los predicados de 8 ser [as relaciones vitales del alma con ellos ese Ttqur procede una relacién segin la cual la visién religiosa del ‘metafisica, pero’ nunca puede asimilarse @ a del Dios puramente esp, creador Imas formadas a su imagen, se transformé en las diversas formas de la doctris fsmo de la met 1 del monot es y cristianos, y de Kant y'a los fl6sofos de la époce reaccionaria en El siglo xix. Pero pot macho que la labor conceprual teol6gica pueda sproximar a las concepciones religioses del mundo las de la metafisica sley de formacion y su estructura las separa siempre, sin embargo, del pensamiento metafisico, El punto de religiosa del mundo y de la vida es su siempre razén con sus experiencias. Pero in del alma en el mundo supras ru progresivo reconoce le —ese producto hist6- smo, si bien en una desi ida, aunque con dureza historia tiene que buscar actitudes que no estén oscuros y probleméticos.* ica, que el dies mis libres ante la vide y el mundo, las tradiciones que proceden de origenes 2 LAS ACTITUDES DE LA VISION DEL MUNDO EN LA POESIA in la religign, las cosas y las personas eran su significado por la crecntia en aeprevenca ee use virtud supraseasble en ellas. La signifi gn de la obra de arte reside en que una cosa singular, dada en los , se separa del nexo de Ia produccién y le accién y se ‘deal de las relaciones vitales, tal como nos hablan por J ls forma, la simettia y Is proporcién, las combinaciones de notas y Jiemo, los procesos psiquicos y los acontecimientos. Pero, se da aqui eg epi ee ee a Los tipos de concepcién del mundo 3s tuna tendencia a fomentar una idea del mundo? La creacién artistica no tiene en s{ misma nada de comtin con tal cosa; pero Ja relacién de la concepcién de la vida del artista con su obra ha provocado aqui, sin ‘embargo, una relacién secundaria entre la obra del arte y la idea del mundo, El arte se desarrollé primero bajo el influjo de la religién. El repertorio de temas religiosos es su objeto més préximo; los fines de la comunidad zeligiosa se imponen en la arquitectura y en la misica; desde este punto de vista, el arte ha elevado el contenido de la religién a le eternidad, en la que desaparecen los dogmas transitorios, y de ese con- tenido ha surgido la forma interna del arte sublime, como lo prueban la igiosa de Giotto en la pintura, la gran arquitectura eclesiéstica y la misica de Bach y Handel. ¥ el curso hist6rico de la relacién del arte on las ideas del mindo lo constituye el que, segin esa profundizacién religiosa del arte, la concepcién de la vida de los artistas alcanza en ella una expresién libre. Esto no habré de buscarse introduciendo una concep- cin de le vide en ia obra de arte, sino en la forma interna de la produc- cién artistica, Se ha hecho un notable ensayo de comprobar esto en le pintura y mostrar las concepciones tipicas de la vida, de las que nacen [a visién naturalista del mundo, la heroica y la panenteista, sobre la forma de las obras pictoricas. Podria mostrarse también une rela 6 YY i algunos artistas geniales, como i fagner, progresan esponténeamente in de una visiGn del mundo, ésta robustecerd la expresién de su concepcién de Ja vida en la forma ‘Ahora bien, entre las artes, la poes la idea del mundo. Pues el medio en que actia la lengua le hace posible ica y la representacién €pica o dramética de todo lo que ise. No trato de expresar agui Ia esencia y la desprender un acontecimiento del nexo de las mundo de relacién especial con 1 hombre —encerrado por el destino y las proy vitales en los limites de una determinacién vital— el secreto afin de llevar a cabo en la fantasia posibilidades vitales que no pudo realizar, ensancha sv propio ser y el horizonte de sus experiencias de Ia vida. Le abre los ojos tobre un mundo superior y més fuerte. Pero en todo esto cuacién fundamental sobre la que descansa Ia poesia: le into de partida; las relaciones vitales con las personas, las aleza, se conviesten para ella en su mitleo; ast se originan ies universales en la necesidad de reunir las experiencias cl complejo de lo experimentado en la conciencia poética de la significa lav cemples universales de la vida se basan Job y los Salmos, los coros de la tragedia dtica, los sonetos de Dante y Shakespeare, 56 el Empédocles de cer la realidad, como la ciencia, sino mostrar la cer, de las personas y cosas, que reside en las relaciones i io de Ia vida en una conexién 4 tejida con personas, destinos y contomo vit En cada gran époce de Ia poesia se relia de nusro en etapas real el progreso de I las costumbres en torno suyo, que se forman por la experiencia idades, hasta la tarea de hacer com- prensible de nuev: sma. Este fue el camino de Homero dependiente a la litica y épica caba- 1, let, Balzac, Ibsen. A este progreso corresponde la sucesién de las formas poéticas, en Ia que se constituye la Epica; luego el drama realiza Ja méxima concentracién, que produce la de la vida de las nes —creadas. por y Ie novela despliega una conciencia del sen- concepcién de la vida nace para el poeta d interpretada desde su propio modo de vivir (Lebensverf arvolla en la historia de la poesia, en la cual dejando actwar sobre la. Y Ja vida propor luntad enérgica de si la victoria; Goethe ve en ella una fuerza creadora que une en un com- plejo admirable las formas orgénicas, la evolucién de los hombres como las ordenaciones sociales; Corneille y Schiller ven en ella el escenario de acciones heroicas. Y a cada una de estas concepciones de la vida corres: Bs un idea capital de lt al destna en contents de ee hoya entender le vide 10; dei, ‘tomarla como tealidad primaria, no derivada, y por sv ocala einen In come Toda ue ae dan ev lo ide nce Los tipos de concepcion del mundo 37 © Schiller a esa suma oética n su influjo sobre la LOS TIPOS DE VISION DEL MUNDO EN LA METAFISICA Todos Jos hilos vienen, pues, 2 anudarse en la teoria de | pos y evolucidn de las visiones metafsias del mundo, Voy a rcaanie iy Gireunstancias que aqui son decisivas ae rks 1 .rlodo el proceso del origen y consolidacidn de las concepciones del mundo impulsa a la exigencia de elevarlas a un saber universalmente vélido, Aun en los poetas de mayor inteligencia, las grandes impresiones parecen comunicar siempre a la vida una nueva iluminacidn: la tendencia 4 le onso allt de ellos Ea el ceo de las religions sal extrafio y extremado, que le & Ia fijacion del sina nla esl, co y es inaccesible a la raz6n. La o7 missy el espirtualsmo tatan de ret queda iosas elevadas, y la autorided, de acuerdo con’ racional. Cuando een hasta formar una con pretensiGn de validee universal, en tonces surge la i rece, la prepara etter jén de peculiar a esta nue la naranlone le los miembros de este erupo, Loreal Niceseat ears «No Permites sélo una fia ise storbrad me cor fn a todos ellos, mediante la cual se re = fo seno, como en el le un amigo.» «Haces desfilar an rere tic vision del seo complejo de principios que cons mila sede de ls oo i * 5 ena ipo implica una actitud mental epistemol6- el bosque tranquilo, day, seer uncle mecafien, que encierra diversas posbilidadss Este estado de dnimo encuentra la solucién de todas I Geetianacign de sistemas metafisicos, y un principio de informacion la vida en una armonia ‘universal de‘ todas lor coe de fo ‘sagico de las contradicciones de la existencia, el temple la riqueza de ia, hasta una especie de simpatia in de nosotros mismos en la simpa 82 Los tspos de visién del mundo hhumor, que comprende de un modo realista Ja limitacién y la opresora estrechez de los fendmenos, pero encuentra en su fondo la triunfante idealidad de lo real, son s6lo estadios que elevan al deseubrimiento de una oherencia universal de existencies y valores. ‘La forma de aprehensién es siempre la misma en este idealismo obje- tivo, No ordenacién conjunta de los casos por su semejanza o uniformida i fa de las partes en un todo, elevacién del complejo de la vida al complejo del universo "El primero de los pensadores de este tipo que reflexiond sobre su joséfico fue, que sepamos, Heréclito. Alcanzé una profunda 1d contemplativa y expresé su oposicién frente al creencia, de la percepciéa sen imiento, y frente al conocimiento cient jeto de su reflexién aquello que Ja rodea cerca, de un modo constante, cotidiano, en lo que encuentra siempre lo mismo, por tanto, Estar presentes a Jo que nos acontece: as{ queda caracterizada Benialmente la profunda meditacién en la cual la multieud de fenémenos entes del proceso se convierten para el verdadero filésofe fen objetos de admiracién y reflexién. En virtud de esta actited contempla tiva comprendia Heréclito ceso del universo, como lo mismo en todas partes: constante flujo y corruptibilidad de todas las yen todos los puntos de él un orden racional. Asi se resuelve para él el senti rmiento trigico del incesante mudar del tiempo, en el cual el pr es siempre y siempre ya no es, en la conciencia de 1a permanente regu dad del universo en medio de ese flit. ‘En el estoicismo domine la misma visién del universo como una t lided, respecto a la cual las cosas individueles se comportan como partes, yen la coal se mantienen unidas por una fuerza unitaria. Ha abandonado a felacién de subordinacién de los hechos bajo unidades conceptuales abstractas, que imperaba en PlatGn y Aristteles, y en Tugar de la ‘én ldgiea de lo particular con lo universal aparece en su sistema la relac ‘orginica de un todo con sus miembros: de ahi aquella forma de aprehen: sion que Kant ha puesto perspicazmente en la més estrecha relacién, como intuieion de la teleologia inmanente de lo orgénico, con la forma de incuicién 2 "Y después de haber desaparecido la silogistica y la sistemética univer: sal escoldsticas, que habfan usado de las formas sustanciales para la fun- damentaci6n de un mundo trascendente, al servicio de la, teologia cris: del mundo en la época tiana, surgieron las mismas categorias de idualidad de esas partes hasta las moderna; el todo y sus partes, més pequefias de ellas. Ya en Nicols de Cusa aparece aquella agudisi Vease Ia Critica del juicio kantiana, donde se estudian de modo conexo los problemas teleolgicos.¥ los. estéicos, El idealismo objetivo 83 concepcién estética del universo, seyin la cual la cosa indivi una contaccién del tod, rele ee au lugar el unre, Sieg Sr representante de esta doctrina del universo nico. y tambiee i aes det : 4 pesar de au eoncepto de Dios “fund ga, su monadologie ¥ rlacionado con su tendenci welslogice— oe ee estado de énimo. La plena conciencia epstemolgica de esta acitud co plativa surge en Schelling, Schopenhauer y Schlciermacher " if intslecrual ds Schelling, la ibre conducra contemplaiva de las cosas relieve Io esen: cursos de Schleiermacher com: estas diversas formes se expresan actitud, como corresponde a este ti los diferentes aspectos de la misma a visgn del mundo 3 De esta actitud resulta la fSrmula metafi de sistemas, Todos lor fendmenos del universe tenemos eee le perepcién extema, eatin dados como objets = cba cones fisca: en cambio llevan ens, lesde dentro, un nexo vital que resulta exper esto propio interior. De este modo expreser este principio como aindad de todas a pares ick anteree nae nto divino y entze si. Corresponde al estado de dnimo de una universal, que experimenta en todas partes en lo real, que se sta expciaimente, Ia resencia dela dviniad . ooksts Concientia de afinidad es el cardcier metafsico comin en la rel fiosided de los indios, griegos y germanos, y en la metalca nace de ella Ia inmanencia fa Ia inmanencia de todas las cosas como partes de un todo en un fonds. ivo que con: dé ‘por mentable en m ior viviente, divina. Por wltimo, se ori i ti in imo, se origina de esta misma actitud, com reals, la concepcién determinists, pues lo individual (elena terminado por la totalidad, y la conexién de los fendmenos se concibe como determinacién interna, sean i como deter noi Ine sean cualesquiera las disposiciones que por 4 Lo que esté contenido en esta férmula del idealis jet ede ® a form i 10 objetivo mas deralle, como estructura del complejo universal, lo expres ae 34 Los tipos de vision del mundo la religiosidad, Ia poesia y la metafisica slo de un modo simbélico. Es absolutamente imposible de conocer. La metafisica s6lo escoge aspectos tislados de la vida del sujeto, del contexto vital de la persona, y los pro- ‘yeeta al infinito como conexién del universo. Aqui se origina una in Sante dialéctica, que impulsa de sistema en hasta que, después ee agar codst as posibidades, se seconoe olubilidad del pro- Este fundamento universal, ges la razén o la voluntad? Si Jo determi- amos como pensamiento, necesita, sin embargo, una voluntad para ue se produzea algo. Si se lo concibe como voluntad, presupone un pensa- Tniento que determina los fines. Pero la voluntad y el pensamiento no pueden reducirse el uno al otro. Le idea légica del fundamento unives fermina aqui, y sélo queda el reflejo de la vida en 1 mediante le Si se piensa personalmente el fundamento universal, esta metif itado por determi aqui ndable, inconcebibl Cente, cae bajo la oposicién de sujeto y objeto, pero, ns exbir de qué modo lo inconsciente es capaz de sacar de si la conci como algo superior; una vez més estamos ante algo inconcebibl podemos pensar cémo de la unidad del mundo puede hacerse algo fiple; de lo eterno, algo variable: I6gicamente, esto es incomprensil La telacién de ser y pensar, extensin y pensemiento, no alabra magica de la identidad. As, sdlo queda sun estado de énimo y una idea’ del mundo. iQue seria wn Dice que s6lo empujase desde fuera, ehiciera roder el universo con el dedo! fs propio de €l mover el mundo ea alberger la naturaleca en sy €l en ‘de modo, que lo que en dl tive ¥ fnunea eche de menos sy foersa i % Bn las Gesammelte Sebritten se inchuyen, como hemos indicado, continua 6 us de Diltrey, de diversas poets, con el titulo: mndlung. ber die Typen der ‘cena, Weachaaang ip, ones bra. que agul se da taducida fue quieta matizar los detalles y yaar Rosi, Teoria de las ideas del mundo*! st Ese trabajo, cayo ticu ea >» Su70 talo original es Zur Weltenscban arcs cana 4c peel, chauungslebre, se compone Senhs emsves, de diferentes époeas, unidos por Je comunided de tome, mPa ota pate, ‘ied ens a sar ct bajo es de excepionl easing CAPITULO 1 Critica de los sistemas especulativos y de Schleiermacher ALGUNAS NOTAS PARA LA CRITICA DE LOS SISTEMAS ESPECULATIVOS Y DE SCHLEIERMACHER a aplcada a bu obhto, pu cesta base sino mediante actos voluntatios aislantes, con accién de lo real, y de este modo es , una intuicién aplicada a su objeto horizonte de la conciencia. Esto es lo verdadero en la lc la sintesis poética como restablecimiento del pensamiento filosdfico, es decit, analitico. Esto ‘odo de Goethe —que hay que exponer con més sintética del mundo. Mediante Ja funcién ima- Binativa, que completa, tenemos el mundo en el paisaje vespertino que abarean ‘nuestros iderar esto como propio del poeta es el error que aisla del hombre esa pottica ocupacién. Todos somos poetas cuando la luna. estado natural dentro es lo verdadero en el detalle— de configu: « Le jilekrucle Anchanung la ran idea en tomo a lg coat gira a filo- sus fines. Se tata de unis el valor intelectual del concepto con el El problema esti ya planteado en Kant, ‘jos. Recuérdese el planteamiento, posterior del mismo tema en ls Wesemericheuang 0. cntucién esentaly0 cider en Hassel 88 Teoria de las ideas del mundo El proceso histérico une la concepeién espor cia positiva y la especulacién. Y este proceso es Jo mismo que lo es en el arte, Sélo que el arte construye formas individua- les modi , una totalidad. Esta les, pero ese proceso, con mi construciGn se sive, evidenteme Construye tanto con elementos volitivos y afectivos como represent: La esencia del método critico consiste en hacer a esta con objeto del método a ricamente, es decir, lo dirijo al proceso histérico mismo; no, como Kant, aun sistema metafisico general. de Schleiermacher, es la reduccién del sistema natural que se desplicga en de la Humanidad a sv raiz_psicolégica dora de la Humanidad en la historia es objeto de una ciencia to gue lo mecinico rechaza. El fue Goethe. Su teoria de los intelectual con una fu que no era capaz de separar lo que hay de del error que con: siste en considerar como inexistente aquello de que se abstrae —Goethe habia entrado en una lucha para la cual su gran genio catecia de las armas escuela—. Lo acompafiaron Schelling y —en cuanto también en lo explotaba— Schopenhauer. Kuno Fischer " no comprende nada de la fa natural de Schelling, porque no conoce Ia situacién histérica de ia de la naturaleza. La idea de Is unidad de la naturaleza entera tanto como en Schelling, Pero Schelling conside- raba las llamadas fuerzas naturales como cualidades efectivas de Ja natu: raleza, que son, por decitlo a de la cotalidad natural, en oposi cién a la reduccién de lo

You might also like