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Como sostlene el profesor Mal- colm Deas, durante amplios perio- dos de su historia, Colombla ha sido un pais relativamente tran- quilo 0 menos violento que mu- chaos paises europeos y america: nos scoudidos por guerras interna- clonales, religiosas, coloniales, ci- viles y revolucionarlas, Su exis- tencia fue précticamente ignorada en el contexto internacional has- ta que, durante los dltimos afos, pasé a figurar en las noticias in- ternacionales, no por su estibill- dad institucional, por su crecimien- to econémico o por su prudente manejo de la economia, sino como un pais violento, parafso de la dro- ga y cuna de algunos de los ban- didos més publicitados del siglo XX. * Ponencia presentada en e! Seminario “Proceso de Reforma en Colombia”, Institute of Latin American Studies Uni- versity of London. Londres, abril 24 y 25, de 1995. La violencia en Colombia Alvaro Tirado Mejia A decir verdad, la percepcin Violenta de la sociedad colombia- a por propios y extrafios, se basa en realidades. Para muestra algu- nas cifras: el homicidio pasd de ser la séptima causa de muerte en 1973 a la primera @ partir de 1990 °), Para ol perfodo 1980-1990, se estimaton 165,000 muertes viov lentas y segdn un céleulo com- parativo sobre tasas de homicidios en diferentes paises, Colombia tie- ne la més alta tasa: 77,5 por cien mil habitantes. Le siguen Brasil con 24.6, Panama, con 22.9, Baha- mas, con 22:7 y México con 20.6. Estados Unidos, considerado como un pais violento, tlene una tasa 1. Ds Bushnell, The Making of Modern Colombia: A Nation in Spite of Itself Berkeley, 1993), p. 252, 2 M. Deas, “Canjes violentos: Reflexio- nes sobre le violencia politica en Co- lombia, en M. Deas y F. Gaitin Daza, Dos ensayos especulativos sobre Ia violen- a en Colombia (Bogoté, 1995), p. 4 6 del 8.0". Para complementar el cuadro, se ha calculada que exls~ ten més de tres millones de armas en manos de los particulares, de Jas cuales solamente un millon dosclentas mil estan amparadas '*. Pera la mayoria de los autores que trataban sobre Colombia, el tema de Ia violencia no era el prin- cipal esunto de estudio hasta muy recientemente. Sin embargo, lt mamente él interés por al andlisls y la investigacién de la violencia ha sido creclente y lo que se ob- serve es lina proliferacién de fo tos y seminarios, asi como una gran produccién de articulos y 1i- bros sobre el tema. Es més: dado el Interés que suscita este asunto, ha surgido una nueva especializa- clén profesional, la de los “violan- télogos", término con el que se designa no solamente a quie- nes se ocupan de Ia violencia en miiltiples institutos de Investiga~ clén, a quienes escriben y perma- nentemente dan conferenclas y re~ portajes sobre el tema, sina tam- blén a un gran ndmero de historla~ dores, pollt6logos, antrapdlogos, socidlogos, sicdlogos sociales, e- conomistas, sacerdotes, militares y pollcias activos y en retiro, que dedicun su actividad laboral a es- 3, Fe Galtén Dasa, “Una indagacida so- bre las causas de {a violencia en Co- Jombia", en M. Deas y fy Gabtdr Dazay Dos ensayos espoculatives... p. 268. 4. A. Vargas Veldsquer, "Violencia en ta vida cotidiana”, en Fe & Gonziler et al, Violencla en fa Regién Andina: £l caso Colombia (Bogots, 1993), HISTORIA ¥ SOCIEDAD 9 tudiar y a discurrir sobre la violen- cla, Uno de los resultados de esta nueva profesién es un conjunta de obras, muchas de las cuales son de muy buena calidad, an las que se analizan los diferentes aspoc- tos del fendmeno, tales como al histérico, el politico, el regional, las diferentes modalidades de la violencia, bien sea la de la gue- rrilla, la contraguerrillera de tipo estatal 0 paramilitar, e| sinariato, las bandas de las ciudades, la vio~ Jencia de las zonas de colonizacién, Ja particular de clertas regiones como El Quindjo, Urabé o la zona esmeraldifera de Boyaca, etc. En esas Investigaciones, 31 bien hay diferentes Interpretaciones so- bre el origen o fa causa de la ine tensa violencia colombiana, si pue~ den extraerse de allas algunos els mentos sobre los cuales hay acter do: se trata de violenclas multi- ples y no de “la violencia” como: se decia en otra 6poca, hay pecue Mlaridades regionales, Ja violencia politica no es la que produce el mayor ndmero de victimas y posi- blemente su porcentaje no va mas allé de un 10% de las muertes y Ja quiebra del poder judicial y la consecuente impunidad es un fac tor preponderante, cuando no de- terminante en la etlologle de 1a violencia en Colombia El cambio de gobierno en 1946 y el pase da Ia hegemonta liberal a la conservadora, desenoacend una confrontacién que se aceleré con 1.9 de abril de 1948 y se agudiz6 hasta finales de los cincuentas, en Alvnro Tirado Mejia un perfoda que tos colambianos co- nocemos como “La Vialencia”. Los afios sesentss presenclaron la fi- nalizacién de las guerrillas libera- les, el surgimienta del bandole- rismo en clertas zonas y la aparl- cién de unas guerrillas de nuevo tipo, de corte revolucionario y que 88 proclamaban como correspon- dientee de las diferentes tenden- cias en que estallé e! movimiento comuinista Internacional. Hubo en- tonces guerrilla pro-saviétlea (Fuer zos Armadas Revolucionarias de Colombla, FARC, pro-China [E|ér- cito Populer de Libereeién, EPL), fo- quista al estilo cubano (Ejército de Liberacién Nacional, ELN), na- cionalista amiga de Cuba, (Movi- miento 19 de abril, M-19), indige- nista (Quintin Lame) y troskista {Pertida Revolucionarla de los Tra: baladores, PRT), Lo pecullar de Co- Jombia no fue que surgieran gue- trillas revolucionarias, pues a par- tir de la Revolucién Cubana las hu- bo practicamente en todo el Con- tinente. Lo especifico fue e] que se mantuvieran, unas hasta el pre- sente como las FARC, que es el movimlento guerrillero més viejo de! mundo, con lideres mayores de 70 afios 0 como el ELN que, des- pués de haber sido practicamente aniquilado en los afios setentas, volvié a resurgir con fuerza, u otros que terminaron por incorpo- rarse al sistema después de acuer- dos de paz y amnistias, tales como el M-19, ef EPL, el Quintin Lame y el PRT. Mientras tanto eparecié el nar- cotrafico, Primero fue la famosa “bonanza marimbera", o sea el 117 boom de Ja marihuana, que dejé sus efectos, incluyendo la violen- cla, especialmente en la Costa Atlantica, Luego vinieron {a cocal- ha, el fortalecimiento del narcotra- fico, 18 violencia que le es intrin- seca, e! enfrentamienta de secto- res del narcotréfico con el Extado, especialmente del Ilamado “Cartel de Medellin” y su figura més cono- clda, Pablo Escobar, el narcoterra- rismo, los asesinatos politicos y el ejerciclo del terror como arma dit suasiva contra 6! Estado. Pero al mismo tiempo dentro de la estructura de la socjedad colom- bisna se venian dando otros he- chos de tipo social que tienen fuer- te Incidencia en el fenémeno de la violencia. Tradicionalmente, Colom- bia ha tenido un fuerte proceso de migracién Interior, con una coloni- zacién ininterrumplda desde hace més de dos siglos hasta nuestros dies, Dentro de ese proceso, en los Gitimos cuarenta aiios se colo- nizaran y pablaron el pie de monta Hanera y vastas zonas de Urabé, el Magdalena Medio, Caqueté, Pu- tumayo, etc, En estes regiones han corrido parejas la colonizacién y fa violencia y no es difici! establecer la relacién entre elfas, aunque al- qunos la niequen, En las zonas de calonizacién no hay Estado, y por lo tanto no hay mediacién para los conflictos. Primero llega ¢! colono, tumba monte y adquiere un titulo de posesién muy precerio, como son las "mejoras”, las cuales por lo regular, vende a otro que tiene més medios y se asiente, pero tar- da mucho en consolidar su propie- dad. El Estado esta ausente porque 418 hay vias de comunicacién, no hay escuelas, no hay servicios piblicos y sobre todo, no hay autoridad. Esta llega tarde y por lo regular con manifestaciones do fuerza arbitraria, y mucho des- puds, si es que llegs, aparece Ia ley por medio del juez. Por ello, no es casual qué en esos inmensos territorios, ante la falta de Estado, se Instale primero la guerrilla que por la fuerza cumple la funcién de \4rbitro lo cual, en un principio, le acarrea la aceptacién de un’ gran porcentale de la poblacién, Algu nos de esos territorios, por su si- tuacién geografica en la periferia y porque en ellos no hey presencia efectiva estatal, son al sitio apro- plado para que penetre el narcotré- fico con sus cultivos y para que en ellos prospere esa allanza am bigue entre Ja guerrilla y el narco- tréfico, que el pals ha presenciado durante los ditimos afios. Hay otra forma de aproplacién tertitorlal que es Ja urbana y que también puede relacionarse con la violencia. En los ditimos cuarenta afios Ia poblaci6n colombiana pes6 de ser rural a urbana, [o cual no es un fendmeno exclusive da Colom- bia an el contexto latinoamericano. Lo que sf es mas particular es que la migractén se hizo no hacia un s6- Jo centro sino hacia mdltiples po- los. pues una de las caracteristicas colombianas es que se trata de un pais de cludades. Las fabelas de Brasil o las barriadas de Caracas son un buen ejemplo de cémo en esos espacios urbanos recién ha- bitados, en donde no hay servicios y on donde se sitia el centra de HISTORIA ¥ SOCIEDAD 2 los ndcleos de desemplea, se Incu- ba Ia violencia, Pero en e| caso colombiana exis~ te un elemento adicional para que se produzea tal efecto. Es muy pro- bable que el factor preponderante para la migracién del campo a la ciudad sea de tipo econémico y no politica, pera lo es también que durante més de cuarenta afios ha habido un flujo permanente de ex- pulsados por la violencia rural, los cuales trasladaron sua actitudes al medio urbano, En las barrladas que los campesinos migrantes vinieron a poblar, tampoco esté representa~ do e} Estado ni en los servicios, ni a través del otorgamiento de jus- ticia. Como muy claramente puede observarse en los magnificos Ii- bros testimoniales que recogen las vivenclas de estos migrantes hacia la ciudad, fa inmensa mayoria tlene al recuerdo de [a violencia de sus pueblos, bien porque la vi- vieron directamente o porque les fue transmitida por las experien- clas de sus mayores. Al llegar a la ciudad, muchos de ellos participa: ron en |nvasiones de tlerras, lo cual se enmarca en fa violencia, y luego, ante la ausencia de un Es~ tado protector, acudieron 2 organi- zarse como lo habian hecho en el campo, para defenderse de bandi- dos y maleantes. Este es el origen de muchas bandas o brigadas po- pulares formadas en los barrios de las grandes ciudades, Pero ademés y tal coma Io establecen los rela- 5. A. Salazar J, No nacimos pa'semilla [Bogots, 1990), A. Salazar J,, Mujeres de fuego (Medellin, 1993), Alvaro Tirado Mejfe tos recogidos en estos libros " el paso a esas formas de organiza- cidn violenta se facilité porque en algunos casos grupos guerrilleras les dieron adiestramiento, a por- que fueron reclutados y financia~ dos por el negocio del narcotréfica para que hicieran los trabajos su- cios de sicarios, A mediados de los sesentas |a violencia, que habia sido funda- mentalmente rural, comlenza 2 te- ner presencia urbana. En 1965 la ‘tasa de homicidios de las 20 prin- cipales ciudades era la mitad de la de} pats, pero para 1980 alcanzaba las tres cuartas partes (")_ Hasta 1978 la guerrilla tuvo un lento cre- cimlenta, pero & partir de esa épo~ ca se intensificé su accionar y al gunos grupos como el M-19, co- menzaron a ejercer su accién ur bana, Como puede aprectarse, Ie so- ciedad colombiana ha padeclda vie~ lencia politica y otras de natura- leza comin, las cuales muchas. ve- cas se han ido mezclando en el proceso, dificultondo asi su Iden- tificectén y tratamiento, Respecto a la violencia politica, se trata fundamentalmente de la producida por la guerrilla o por las fuerzas que la enfrentan. La vio- lencia politica entre liberates y conservadores, que en atra 6poca 6. A. Salazar J. YAM. Jaramillo, Méde- Ulin: Las subeulturas de! narcowsticg (Bogota, 1992), p. 99, 7 Gatti Dac: Vis rausas. ‘Una indagacion sobre pa 214, 119 fue la determinante, aunque a ve- ces tlene manifestaciones en cler- tos lugares muy especificos, ya no es relevante, El surgimlento de las guertillas en los afios sesentos coineidié con ef sistema dal Frente Nacional, que fue un modelo de go- bierno compartido en forma exclu- siva por liberales y consarvadores. En este particular modelo, en el que Parlamento y los cargos publi- cos se distribufan pariteriamente ‘entre los dos partidos. no cabta la opostelén proveniente de otras fuorzas, Lo rigido de este sistema Incidlé para que al serrarse los cauces legales de protesta y repre- sentecién, un sector de la oposi- cién laboral, universitaria y cam- pesina se radicalizara y acudiera a la acclén armada como métode de lucha, méxime que en los afias se senta la corriente internacional, es- pecialmente en América Latina, magnificaba este tipo de accion. A partir de 1974, ef Frente Nacio- nal se fue diluyendo, pero en am- plios sectores de la poblacién existia la percepelén de que al sis- tema era cerrado y que no estaba dispuesto a autorreformarse. Al mismo tiempo, y a medida que el movimiento armado iba creciendo, sectores de la oposicién y del es- tablecimiento politico comenzaron a hablar de Je necesided de una apertura politica como respuesta y remedio de la violencia. E| primer intento sorlo an esto sentido se hizo bajo la presidencia de Belisaria Betancur (1982-1988), quien propuso dar un tratamiento politico y no simplemente militar a fa guerrilla. En medio del llamado 120 diélogo nacional, se iniciaron con- versaciones con los diferentes grupos armados, que a la postre no culminaron. Por el contrario, 4 partir de esta insuceso [a violer- cla se recrudecié, Grupos como el M-19 se radicalizaron hasta llegar @ cometer acciones tan demencla- les como Ia toma armada de la Cor- ‘te Suprema de Justicia, dizque pa- ra que los Magistrados que en ese momento eran rehenes, juzgeran al Presidente de la Repdblica. La to- ma que inicié en forma sangrienta el movimiento guerrillero, culminé con una acclén violente y desnre- dida del ejército, todo lo cual dejé como consecuencia la mitad de los Magistrados de la Corte asesina- dos y el Palacio de Justicia en la mas. E| proyecto precursor de Belisa- flo Betancur no pudo realizerse por muchas razones: los partidos politicos en goneral no lo acompa- Aaron, el ejército se sintié margi- nado cuando no hostigado y no co- laboré 0 torpedes el process otra parte, Ja guerrilla traté de apro- vechar las circunstanclas no para Ir hacla la paz sino para fortiflcar- se militarmente y ganar espacio soclal y territorial. ¥ ante el re~ surgimlento de la guerrilla, secto- res clviles en muchas ocasiones ligados al narcotréfico, al sentitse acosados por los stropellos y se~ cuestros de fa quertlila, reaccio- maron al margen de Ia ley y del Es- tado y creeron sus ligas de auto- defensa. Sin embargo, el esquema del tre~ tamiento politico y na simplemente represivo y militar del fendémeno de ‘HISTORIA ¥ SOOTEDAD 2 la guerrifla, fue adoptado por los goblernos posteriores de Viraillo Barco (1986-1990) y César Gavirla (1991-1994), con un éxito parcial, En efecto, al iniclo def gobierno de César Gavirla culminaron negocla- clones de paz can los movimientos guerrilleros M-19, EPL, PRT y Quin- tin Lame, los cuales, especialmen- te ol M-19, tras el aislamiento que Jes produjo en ta opinién su accion aventurera del Palacio de Justicia, actuaron realistamente en ests se~ gunde oportunidad de negociacién. La culminacién de esas negocio clonas Implicé 12 desmovilizacién de varios miles de querrilleros. Persisten sin embargo en su ac- clén militar las FARG y el ELN, En esa dindmica de negociacién con fa guerrilla, el sistema politico se modificd profundamente. Si la queja de los sectores de la oposi- clén era la de que el sistema era cerrado, excluyente y no podia au- torreformarse, |a respuesta fue una amplia Asamblea Nacional Consti~ tuyente en la que estuvieron repre- sentados todos los sectores polit|~ cos y soclalas. Incluyendo mino- vias religiosas y étnicas, que se- cularmente hebian estado separa- dos de los asuntos piiblicos, y los grupos guerrilleros que habjan en- trada en el proceso de paz. El re- sultada fue una nueva Constituclén an la que se consagraron emplla- mente los derechos humanos y la particlpacién politica de fos cluda- danos, se modificé la conformacién regional del pais y se fortificé el aparato de justicia. Por otra parte, el Gobierno de! Presidente Gaviria dio participacién politica a los gue- Alvaro Tirado Majis rrilleros actuantes en el proceso de paz, y Ileg6 incluso a dar un Ministerio al Jefe de! M-19, con- sagrando un hecho novedoso como era el de que un guerrillero Hlega- ta a Ministro sin previamente ha- berse tomado e! poder. En presencia de tan profundos cambios, es dificil seguir soste- niendo como fundamento para la rebelién armada fo excluyente @ Itreformable del sistema politico. De alll que la reforma politica no sea la bandera de los grupos gue- trilleros que han seguido actuando, los cuales parecieran estar més In- teresados en el poder regional de Tas zonas donde actdan que en la toma revoluctonarla del poder cen- tral para transformer Is sociedad, ‘Su persistencia en la lucha armada ‘en regiones periféricas cuando el pals es urbano, Ia falta de claridad ‘Ideolégica deblda a la catastrofe del comunismo Internacional, la Insistencla en métodos de finan- clacién como el secuestro y la ax~ torsién que los han Ilevado a ma- nejar Inmensas sumas de dinero, el contacto con los narcotrafican- tes en las zonas de cultivos de co~ ca y amapols y la Incursién de al- gunos de sus frentes en ol nega- cio mismo del narcotrafico, han ge~ nerado una visién adversa hacia ellos en Ia opinién publica nacional © Internacional. Por sus métodos, sus alianzas y por la dindmics de la situacién colombiana, cada vez es més dificil separar la violencia po- litlca de la comin. Un ingrediente que potencializ6 la violencia en Colombia fue el narcotrafico, Este negocio ilicito 121 28 Intrinsecamente violento. Se trata de wna actividad al margen de la ley, en Ia que se manejan in- mensas sumas de dinero, lo cual produce un gran efecto corruptor sobre el conjunto de Ia sociedad y sobre los agentes dal Estado, espe- cialmente jueces y polictes. Por la indole ilegal de tan lucrativa acti- vidad, los negocios se hacen den- tro de un eddigo que remite a la violencia y a la muerte. Quien no cumple en un negocio no 3s Ileva- do ante un tribunal. Paga con su vi- da 6! 0 su familia. Ante los agen- tes de} Estado, 0 ante quienos se Interponen en su actividad, los nar- cotraficantes proponen un dilema: son eémplices o son victimas, o el soborno o la muerte. La créniea judicial y las esta. disticas de violencia empozaron o reaistrar en los afios setentas Is pparicién de cadéveres on las clu dades. muchos de ellos torturados, broducto do los alustes de cuentas ‘entre narcotraficantes, A medida ‘Que muchos de éstos conslauleron dinero, [a invirtieron en tierras has- ta Ilecar s constitulrse en un Im- portante sector terratoniente, Al agro trasledaron sus ordcticas, nonsistentes en violencia para ad- auirir fa prooiedad y en violencia para ooonerse a fa accidn violenta We delincuentes comunes y que- rrilla. En gran parte fue asi como suralé 6! paramilitarismo, Ante el asedio do fa querrilla y sus practi- cas de extorsién, y sobre todo de secuestro, los narcotraficantes: convertidos en terratenientes, y en ocasiones con Ia cooperacién de unidades del ejérclto o ta policia, {22 opusieron a fa guerrilla una violen- cla feroz al margen del Estado, Fue la 6poca de las grandes masacres que conacié el pals a finales de los ochentas, Cuando estes fuerzas ya no circunscribieron su accién vio- lenta en contra de la guerrilla, sino que fa ampllaron contra politicos prominentes y agentes estatales, especialmente dsl poder judictal, vino la confrontaclén con el Esta~ do, Se pas6 entonces al narcote- rrorismo, en el que sectores del narcotréfico trataron de amedren- tar a la poblacién por medio del terror y de amilanar al Estado con su accién violente, Capitulo aparte merece la com plejidad de la violencia colombia~ na, en la que los actores asumen diferentes papeles, Asi por ejem- plo, el narcottafioante como tal es enemigo del Estado, También lo es de la guerrilla que predica expro- plar a quien he hecho fortuna co- mo él. Esa misma persona, en su rol de terratenients, suele consti- tuirse on guardian del orden y vol- verse un allado del ejército 0 le po- licfa para luchar contra la guarti- Ha, Al mismo tiempo, ta guerrilla, que se enfrenta al narcotraficante y sobre todo 4 sus temidas auto- defensas, actiia como socia de és te para cuidarle sus cultivos de co- ca o sus laboratorios, para el caso en que el ejércita o Ia policia tle guen a destruirlos. El ajército y la policfa, son enemigos abvios de los narcotraficantes; sin embargo, en ciertas ocasiones 2lgunos de sus miembros colaboran con los escua- drones de autodefensa que comba- ten a la guerrilla. ‘HISTORIA ¥ SOCIEDAD 9 De la misma manera, las fuerzas del orden son victimas de la gue- trilla y de los narcotraficantes. Se dice que en la ciudad de Medellin, en el ano de 1990, mas de 290 mlembros de |a policia metropoll- tana fueron asesinados por los nar cotraficantes, quienes pagahan dos millones de pesos por cada policia muerte "). Pero cuando algunos de los miembros de las fuerzas del orden sucumben a la corrupelén, actdan como aliados de los nar cotraficantes, En oste sentido son reveladores los esfuerzos que ha hecho el Estado para depurar de corruptos al cuerpo de policia, spa~ rentomente sin mucho éxito, pues bomo decia un General durante ta Revolucién Mexicana, ningun ejé- cito resiste cafonezos de un mi- Nn de délaras, Las siguientes ci- fras son ilustrativas: “Er los lti- mos dos afios, cerca de 6.000 poli- ofas han sido sancionados, es de~ cir, carca del 7% da los miembros de esa inetituclén hen sido denun- ciados, investigados juzgados y sancionados" |", Por otra parte, la corrupoién, en los cuerpos milita~ res y de policia Incide directamen- te en la violacién de los derechos humanos, en la medida en que por Jo regular son estos agentes: y ofl- ciales, vinculados con el narcotrd- fica o Ja delincuencla comin, los que suelen participar en los asesi- natos mas atroces y en las masa- Gait Daza "Ura Tndagacta sobre las cousas..,!/ pe 332. 9. A. Montenegro, y C ‘minalidad en. Colombia" Bogott 1994, p. 21 Alvaro Tirmdo Meiji, cres, tales como lo han revelado las Investigaciones sobre las ma- sacres de Trujillo, El Nilo, Reme- dios y algunas en Urabé. Uama fa atencién sobre el fe- némeno colambiano cémo, en me- dio de semejante violencla, ha si- do posible conservar la demoera- cia y el régimen de gobiernos civi- les y cémo se ha podido mantener el crecimiento econémico. Sobre Io primero, ya se han hecho alg nas referencias y se ha destacado la apertura politica, Sobre lo se- gundo, caben algunas anotaciones. ‘La economia colombiana es, con la de Chile la més sélida de las latinoamericanas. Colombia es sl Unico pais de la regién que ha te- nido un crecimiento ininterrumpi- do desde finales de los afios cin- cuentas. Durante Ia crisis de le deuda externa, mantuvo sus pagos sin reestructurarlos y en los diti- mos afios no sdlo ha habido creci~ miento econémica sino importan- tes avances en aspectos sociales. Las exportaciones aumentaron no- tablemente y han tenido una gran diversificacién, £) observador cons- teta que a diferencia de lo suce- dido en otros paises con violen- cla, ésta no ha afectado la pro- duccién. Por ef contrario, la que ‘se puede observar son tasas simi lares entre el crecimiento de la economia y el de la violencia. Esta relacién estd slenda objeto de in- vestigacién y la anterior conclu- si6n empieza a ser matizada cuan- do no Impugnada. Asf, en un re~ clente trabajo se ha sefalado que “después de superar un cierto um- bral de criminelidad (denominado 123 £1 nivel compatible con la tasa méxima de crecimiento econémi- co) la multiplicacién del delita co- mienza a frenar el desarrolla de la produccién social a través de efec- tos sobre la inversién y el aho- ro" "° y concluye el estudio que, segtin sus estimaciones, la violen- cia esté afectando gravemente el Proceso econdémica en clertos De- Partamentos. En esta misma direc- cién apunta el articulo de Mauri- clo Rubio quien para et efecto hace clertas cuantificaciones 0), Serfa conveniente dedicar algu- nas Ifneas a los aspectos interna- Gionales de Ja violencia colombla~ ha, dadas as Implicactones que es- té tomando el fendmeno. El hecho de que 8! narcotréfico sea una cau- sa fundamental de Ja violencia la liga con al aspecto exterior por- que esta aceién criminal tlene pro- fundas relaciones e implleaclones Internacionales. Para empezar, no @s casual que en torno a Ia eboll- ci6n de una figura Juridica intima mente ligada con Jo internacional, como es la extradicién, se presen- tara el llamado narcaterrorismo con su secuela de asesinatos de poll- ‘cos, policias y poblacién civil, Con ef paramilitarismo aparecié Ia sinlestra figura del mercenario In- ternacional, cuando Individuos is- raclies, britanicos y de otras na- 10. M. Rubio, “Crimen y crecimiento en Colombia”, sin ppublicar, Bogotd, 1994, Ti. A. Montenegro. “Justicla y desarrolla econémica”, en Revista Planeacién y Desarrollo. Bogots, DNP. Vol, XXV, ulio 1994, ps 38. 124 clonelidades vinleron # entrenar a fos sscuadrones patrocinados por los narcoterratenientes del Mag- dalena Medlo, escuadrones que sjecutaron algunas de las mesa cres mas repugnantes de nuestra historia, En gran medide, ef narco- trafico esté ligado a la compraven- ta de armas en el mercado inter- necional, cuyo uso masivo ha sido determinante en la violencia co- lombiana y a delitos internaciona- Jes como el blanqueo de dinero, Por otra parte, viene ta pretenstén de elgunos pafses de actuar con- tra el narcotrafico fuera de su pro- pio territorio, por medio de sus propios agentes y colocanda ins- trumentos sofisticades como rada- tes. En cuanto a la querrilla. durante e| periodo de la “auetra Fria” se te endilaoron sus fillsciones interna- cionales en lo ideoldaica y los apo- yos que recibia de! exterior, Pero desaparecido e| campo socielista, cen una Cuba que més que pres- tar ayuda econdémica la nenesita y ante un mavimiento ermado to- talmente financiado por via de “la vacuna”, ef secuestro y la extor- sidn. esta sltuacién ya no se da. Sin embargo, el secuestra fre- cuente da cludadanos extranjeros y al rescate que solicita la gue- trilla por su liberacién, asf como la extorsién, a las grandes com- pafifas multinacionales, especial- mente petroleras, estén producien- do cada vez mas roves internacio- nales, Gon todo, lo mas. conflicti- vo en este campo es la modall- dad guerrillera de atacar tropas de los paises vecinos al otro la HISTORIA ¥ SOCTEDAD & do de la frontera tal como ha acon- tecido con Ecuador y recientemen- te con Venezuela, Una simple ob- servaci6n nos muestra que tos dos problemas mds candentes de la po- litice exterior en este momento es- tn ligados a estos asuntos. Es de- cir, se dan races con Estados Uni- dos por ef narcotréfica y con Ve- nezuela por Ia Incursin de la gue- rill. Respecto a la etiologla de ta vio~ lencia sobre le cual existen tan di- ferentes opiniones, he legedo a una posici6n ecléctica en la medi- da en que percibo qua la causacion es multiple, Sin embargo en mi concepto, sf existen unas causes determinantes. Entre ellas destaco la ausencia de Estado, no tanto en [a relacio- nado con to que podriamos dano- minar infraestructura, sino en algo fundamental como es el aparato de justicia. En Colombia le justicia es- tatal es précticamente inexistente. Por supuesta hay juecas y magis~ trados, la mayoria de elles hones- tos y muchos ilustrados, Es mas: entre ellos, como quizds en ningu- na otra parte del mundo, hay un personel judicial valiente e incluso heroico, Mas adn: el nimero de funcionarios judiciales pasé de 43.589 en 1973 a 32.196 en 1992 y en 1993 hubo para ellos mejorias salarlales hasta del 132%. Sin embargo, Ia Justicia estetal es précticamente Inexistente, Seguin Armando Montenegro, de cuyo ar ticulo hemos tomado todas estas cifras, “en el campo penal s6lo 20 de cada cien delitos se denunclan y de éstos, 14 prescriben, De los ‘Alvaro Tiredo Mejia 6 restantes, sélo tres terminan en tina sentencia, Por lo tanto, la pro- bebilidad de que un delincuente no reclba una sentencia ea det 87%“, De acuerdo con el mis- mo autor, un proceso penal tipico demora 10 anos y uno civil demo- fa 5 y en 1992 habia en los juzga- dos penales 2.000.000 de casos sin resolver y en los civiles {,800.000, En la medida en que ta impuni- dad se volvié dramatica, el tema de la [noperancia de la Justicia esté en el centro del debate nacional. Uno de los puntos centrales d nueva Constituclén de 1991 fue el fortalecimianto del sistema judicial y la creaci6n de nuevas figuras co- mo el Fiscal General y el Defensor del Pueblo. Se ha ensayado tam- bién la agllizacién de procedimien- tos € incluso, con el objeto de bus- tar eficecia y, ante la Impresionan- te agresividad que la delincuencia ha mostrado contra el aparato de Justicia y contra quienes le cola- boran, se han introducido figuras ajenas a Ja tradicién de nuestro sistema penal, como los Jueces gin rostro y la negoclacién de las pe nas. Para explicar la quiebra del sIs- ‘tema judiclal se han ensayado mu- chas respuestes: el excesivo for- malismo, la rigidez que impide las 32. G. Bonilla Pardo y A, Valencia Villa, Justicia para la Justicia: Violencia con. tra jueces y abogidos en Colombiay 119. 1991. (Bogotd, Comisiin Andina de jurle tas, 1992), p. Te 425 concillaciones, {a criminalizacién de muchas conductas, Is falta de recursos por parte dal Estado, etc, Sin embargo hay dos, clrounstan- clas que son fundementales, La pri- mera eg que el apatato de justicia ha tenldo que soportar una embes- tida violenta por parte de Ja delin- guencia quizés como en ninguna otra parte del mundo. E! narcotra- fico fundementalmente, pero tam- bién Ia guerrilla y otro tipo de de- Mincuencla han procadido a amena- zar y a asesinar a magistrados, jue- ces, auxillares de la Justicia, abo- gados, testigos, ete,, para volver la Justicia inoperante, Es muy diffcll ‘encontrar un pais que tenga un ré- cord como éste: un Ministro de Justicia. asesinado en funciones, otro asesinado después de dejar su Cargo y otra victima de un atenta- do on el exterjor, donde estaba co- mo embajador debido a amenazas. Un Procurador General de la Ne- ficantes. Practicamente fa mitad de los Magistrados de la Corte Supre- ma de Justicia y del Consejo de Estado, fueron asesinados o herl- dos durante la toma sangrienta del Palacio de Justicla que efectué un movimiento guerrillero y concluyd ef olército. Segdn un estudic de In Comisi6n Andina de Juristas, en- tre enero de 1979 y diciembre de 1994 "se han contabilizado 515 ca- sos de Vlolencla contra jueces y abogados, de los cuales 329 son homicidios y atentados, Jo que sig- nifica que en Colombia, en prome- dio anual, 40 jueces y abogados son vietimas de algdn tipo de violens 126 cla, y de ellos 25 eufren atentados 0 son asesinadas" Le segunda circunstancia es que ‘al mismo tiempo que el aparato de Justicia ha sufrida tal embestida violenta, e| delito ha crecido an Co- lombia por miltiples razones: el natcotréfico, Ia acclén de la gue~ trilla en amplios territorios, el de- lito econdmico que corre patejo con el acelerado crecimiento de la economia y por une permisividad y un cambio en los valores, @ lo cual me referiré més adslente, La ineficacta de la justicia incita a la llamada justicla priveda on su forma delincuenclal, A mayor inefi- ciencia de Ia justicia, mayor tasa de criminalidad. Como el delito se ha masificade y al mismo tiempo se ha debilitada sl aparato de Jus- ticla por Ja agresién brutal contra 61, es légico que prolifere ta Impu- nidad. Como lo expresa el Canseje- ro Presidencial para los Derechos Humanos en Colombia, “Ningdn sistema judicial puede funcionar adecuadamente sin que se cumpla la condicién correspondiente al he- cho de que el delito sea una con- ducta estadiaticamente excepclo- nal. Esa condicién no se cumple en Colombia. Aqui el dalito es un comportamiento generalizado, y en consacuencia, no habré funclona- rlos ni procedimientos suficiente- mente cficientes, ni doteclones que alcancen para Impedir la de- 43. GV. De Roux, “Notas sobre ts Cam- pata 5.0.5. Colombia’, Bogota, Ciia~ do por Salazar y Jaramillo, Medellin: Las subeulturas, ,., pr. 59. HISTORIA ¥ SOCTEDAD 2 bacle de la administracién de jus- tleia" 0), En un tema como el de le viaten- cia on Colombia es imposible para el académico permanecer neutral, quedarse en la eticlogia y en la descripclén de! fenémeno y dejar de Invadir un campo més propio de Jos politicos y de los estadistas, como es el de las eventuales salu- clones. Por eso daré mi opinion. Los. cotrectivos son miltiples, ast como diversas son las manifesta- ciones de violencia on Colombia. Es més, muchos de ellos no son con- tradictorios y son complementa- rlos, Por ejemplo, la salida politica para el fendmeno guerrillera es una via saludable. Es mucho mds provechoso para la socledad tener aun exguertillero en |e administra: cién 0 en ta oposicién legal, que conservarlo en el monte. En este sentido el pais ha avanzado @ In- dudablemente ha sido positive el que algunos miles de exguerrilie- ros se hayan integrado a la vida oi- vil, especialmente durante el pro- ceso de paz adelantado durante ol gobierno del Presidente Gavlria. Pero no hay que olvidar que la vio- lencia politica, que en gran parte ha acaparado Ja etencién del Esta do, no es la tinica, ni es la mayori- tarla, Como ya se ha dicho, por lo menos un 90 por ciento de la criml nalidad no es politica y tiene fun- damentalmente un corractivo: lo aplicacién de la ley. Esto no quiere decir que para la delincuenoia polt- +A Revista Cambio 16, Colombia, Nt 76, Nov. 21-28, 1994. ‘Alvaro "Tirado Meyta, tia, seeptando sus especificidades, no sea ésta también la respuesta adecuada, En el pais se ha creado un es- tado de permisividad ante el deli- to, una especie de fantesma frente a 61, que ha Ilevado al Estado y a la sociedad civil a claudicar. Ante | empuje de la delincuencia pare ciera que lo que se impone es ce- der, amnistiar en lo politico, en lo tributarlo, en ef deracho aduanero, en lag normas de pollefa, en Io aca- démico, etc, Concertar las normas con 6! infractor. Como se trata de un Estado Inoperante, para cubrir ta faz lo mojor que se le ha ocurrido és negociar desventajosamente, es decir no de acuerdo con tos patro- nee de la ley o con una ética de Estado sino a gusto de la parte fuarte que es la delincuencia. Confrontar la violencia no es un problema estrictamente legal, n) si- quicra sélo de| aparato de justicia. Es un asuinto también de la socie- dad civil. Da [a Impresién de que ésta no se involucrara en el proble- ma que deja su resolucién en agen- tes que considera externos cuando fo ajenos, Por ejemplo, el trata- miento del problema guetrillero ha quededo en las solas menos del gobierno, de la guerrilla y de los militares, La mentalidad dominante est cembiando. Con las transfor- macionas tan profundas de Jos dl- timos tres: decenios con el creci- miento econémico y la abundancia de dinero, con la Internacionaliza- cién del pais en todas sus esfe- ras, y con una sociedad que ha educado ya varias generaciones dentro de una situacién de violen- 427 cla extrema, Jos valores sociales somienzan a acomodarse ante los que se Imponen por la fuerza. ¥ no. es que sélo se vayan borrando las diferencias entre el concepto éti- co de |o bueno y lo malo, sino qua la frontera es cada vez mas difusa ‘entre fo legal y lo Hlegal. Hace po- cas semanas [a Revista Cambio 16 de Colombia trala en su cardtula la fotografia de un individu detenido y sindicado de varios delitos, entre ello ef de varias muertes, y con signé como titulo en la cardtula, una frese que él habfa expresado en una entrevista publicada en ese. ndmero de la revista: “Soy narco, pero decente”. O ilustremos con este testimonio de un narcotrafi- canta, tomado del libro: de Alon- so Salazar J. y Ana Maria Ja- ramillo: "Ni me sent delincuente, nl tuve arrepentimlento alguno, pues para mi no era delito nf per cado, pues no figuraba en los diez mandamlentos de la ley de Dios. que hay que guardar"(’*), Guando no as ya la banalizacién del crimen, incluyendo los mas atroces, como aquel testimonio que obra en el ex- pediente de la masacra de més de elen personas en e) Municipio de Trujtilo. Como esté judicts!mente establecido, a muchas personas no sélo se les asesiné sino que pre- viamente se les descuartizé con slerras eléctricas. Pues bien, una mafiana antes de Iniciar su mace- bra labor uno de los asesinos le di- jo a sus compaferos: “desayune- 15. Salazar y Jaramillo, Medelfiny. Lar sub cultoras,,. pe Me 128 mos primero porque o si no, des- pués nos va a dar asco”. Sacar conclusiones y propuestas de un tema tan complejo como és- te, es dificil, Sin embargo, no es- tarla yo oficiando dentro de ta co- fradfa de los violent6logos, si me privara de darlas. Asi como son miltiples y especificas las violen- clas en Colombia, también deben sor miltiples los remedios, La vio- loncia politica cuyas fronteras con fa delincuencia comin corren el riesgo de difuminarse, por su in- dole, requiere un tratamiento poli- tico y no exclusivamente militar, HISTORIA ¥ SOCIEDAD 2 pero estableciendo un limite 2 par- tir del cual el Estado, si cede, pier- de su raz6n de ser. En cuanto a la delincuencia comin, que es la In- mensamente mayoritaria y que tal vez no ha estado en el centro de las preocupaciones estatales, su correctiva no puede ser otro que Ja aplicacién de la ley, lo cual es imposible sin el fortalecimiento del sistema judicial. Pero esto no seré posible llevarlo a cabo, aunque se le destine presupuesto, aunque se cambien las leyes, si no hay una decidida participacion de la socle- dad civil y una reestructuraci6n de los valores dentro de la misma.

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