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PEDRO N. ALMONACID Reflexiones sobre la reconstruccién de las teorias econémicas marxista y capitalista La idea de que las teorias econdmicas deben someterse a un pro- ceso de reconstruccién se ha hecho evidente en estos ultimos afios, tal vez, entre otras razones, por el hecho de que la segunda guerra mun- dial ha puesto al desnudo las deficiencias de la estructura econémica de la mayoria de los paises occidentales. Es natural que en esta materia la indagacién cientifica y la correspondiente interpretacién de los he- chos tenga una interaccién marcada, sobre todo si se piensa que la ciencia econémica debe progresar a la luz del mejor conocimiento de Ia realidad. Ya Stuart Mill anotaba, en la introduccién de sus “Principios de Economia Politica”, que “la practica ha precedido, con mucho, a la ciencia: la investigacién sistematica de los modos de accién de las po- tencias de la naturaleza es el producto tardio de un largo curso de es- fuerzos tendientes a utilizar dichas potencias para fines practicos” (1). La reconstruccién de las teorias econémicas asume diferentes caracteristicas y aspectos, segtin sea el pais dondesesta preocupacién inquieta, Puede aseverarse, en tono de generalizaci 1, que ningiin pais escapa a esa inquictud. Lo que ocurre es que, segin sea el grado de evolucién y la conformacién econémicosocial predominante, el tono del planteo en la reconstruccién varia de un pais a otro. En términos generales, dichas inquietudes pueden dividirse en tres (1) Stuart Mill, John: Principles of Political Economy, pag. 1; edicién de 1871, Londres. 469 Hecuos £ IDEAS grandes sectores, a saber: el sector que tiene asiento en un nuevo libe- ralismo, el sector que se apoya en la tradicién marxista y, finalmente, el sector que trata de buscar un punto de conciliacién entre ambas ten- dencias. Cabe aclarar que esta clasificacién no excluye superposiciones dentro de ‘cada sector, asi como la existencia de otro sector, que trata oe elaborar teorias sin la correspondiente base de sustentacién ideo- légica. see _ Algunos economistas, especialmente franceses, han Ilegado a la conelusién de que no existe alternativa entre neoliberalismo y marxis- mo. De este modo, el mundo occidental se veria en un callejon sin sa- lida, puesto que esa concepcion no presenta elementos de flexibilidad que permitan llegar a una conciliaci6n entre el pensamiento y la rea- lidad concreta. Tomemos el caso de uno de esos economistas, quien afirma que la seleccién es dificil, pues ello entrafia por fuerza selecciones esenciales, cuya inmensa latitud es la que presenta dificultades: se comprende, entonces, por qué algunos buscan evitarla esforzindose por reconstruir la economia politica sobre bases nuevas que les permitan, efectivamente, escapar al dilema y ocupar una posicién de neutralidad frente a los debates politicos. Agrega dicho economista que, “en tanto se trata de escoger entre Juan Bautista Say y Carlos Mars, la crisis queda abierta, sin duda, y ella se desenvuelve en un cuadro relativa- mente simple y claro. Por lo contrario, a los que proponen una multi- tud de sistemas les gritamos a voz en cuello jgracias! y estamos tenta- dos de ponernos de espaldas a estos plaiiideros” (?). Visto el problema desde ese angulo, se da por sentado que la si- tuaci6n de crisis no admite contemplaciones, ni posibilidades de conci- liaciones. Ya veremos mas adelante cémo estos puntos de vista no dejan de ser sino gritos de desesperacién ante una realidad que cambia con- tinuamente y que es esencialmente dindmica, particularmente si con- sideramos que la economfia tiene una base de sustentacién social de la cual no se puede desprender, so pena de caer en un precipicio. Es esta la razén por la cual, tal vez, los tedricos que propugnan la irreducti- bilidad entre capitalismo y marxismo no ven mas alla del choque entre ambas formas de la organizacién econdémica y social. Los que proponen la inminencia de caer en uno u otro costado del camino en la concepcién econémica han debido sacrificar innume- rables resortes vitales, necesarios para el mantenimiento del progreso (2) _Denis, He taire de France, Paris, : La Crise de la Pensée Economique, pig. 124, Presses Universi- 1951. 470 REFLEXIONES sosRE LA ReconsrRucci6n pe LAs Tzorias Econémicas ‘econémico y social. El hecho de que se haya descubierto que la teoria econémica clasica no es apropiada para analizar la realidad concreta, ya sea de los mismos paises capitalistas donde esa teoria tuvo origen, asi como en los paises menos evolucionados donde tampoco parece ser posible su aplicacién en toda la linea, no quiere decir que debamos vol- carnos hacia su oposicion critica marxista, sin mayores reparos acerca del peligro que ello entrafia. Hacer esto significaria cerrar los ojos al progreso cientifico que, a través de las edades, constituye el mejor pa- trén para poner a prueba la eficiencia de las concepciones que el hom- bre elabora, en su brega por encontrar un buen sistema de convivencia. Es dable anticipar que estamos viviendo en medio de un fermento de inquietudes que no tardarA en ofrecer las bases de una nueva etapa en. la evolucién econémica, sobre todo si se tiene en cuenta que las disci- plinas de las cuales la ciencia econémica ha extraido las premisas prin= cipales de su construccién pueden actualmente ofrecer elementos mas depurados y firmes con los cuales se remodelaria su arquitectura. Pueden sefialarse varios campos de investigacién cientifica donde el progreso ha puesto de relieve la necesidad de replantear las hipéte- sis originales que dieron nacimiento a las teorias econémicas. Uno de ellos es la biologia, que ha hecho decir a un economista que constituye la base fundamental de la ciencia econémica (*); otro es la psicologia y la neurologia, que han descubierto nuevas fronteras en la explicacién de los fenémenos de la volicién y de las facultades de decisién del hom- bre. De aqui surge una avanzada de replanteo de las teorias sobre la utilidad marginal, que en cierto modo han constituido el perfecciona- miento del aparato tedrico en la concepcion capitalista. Puede mencio- narse, por ultimo, un conjunto de disciplinas vinculadas a la accion social, que han aportado nuevos elementos en el enfoque de las teorias econémicas y su adaptacién practica en la politica econémica respectiva. En lo que hace a la influencia de la biologia en el esclarecimiento del problema econémico, cabe sefialar que, desde el comienzo de la ciencia, han sido frecuentes los puntos de apoyo analégicos tendientes a facilitar el conocimiento del fenémeno econémico. No seria exagerado afirmar, tal vez, que el conocimiento intimo y preciso del fenémeno econémico no necesita de la analogia para su verdadera demostracién. (®) Noyes, C, Reinolds: Zoonomic Man: in relation to his natural environment, volumen I, pig. 29, Nueva York, 1948, 471 HECHOS E£ IDEAS Es concebible que la analogia pueda servir como medio pedagégico, pero de ahi a pretender que la economia dependa de la biologia hay un trecho bien largo. El aprovechamiento més Util de lo que puede ofrecer la ciencia biolégica no esté tanto en las explicaciones de causa y efecto del fend- meno econdmico, cuanto en los aspectos tipicos estructurales de la organizacién y modo de comportamiento de los organismos vivos. Pero esto, légicamente, es otra cosa distinta de la que se ha querido sugerir con la influencia de la biologia, en la fundamentacién de la ciencia econémica. Una teoria general de la organizacién y comportamiento de los organismos vivos no solamente resulta esencial para la mejor compren- sion del fendmeno econémico sino, también, para su debida ubicacién dentro del campo de las ciencias sociales. Si se estudiasen detenida- mente las leyes que rigen el comportamiento de los organismos, posi- blemente se Ilegarian a establecer las reglas en virtud de las cuales dichos organismos nacen, crecen, se desarrollan, declinan y mueren. Ello tendria, sin duda, una gran importancia para descubrir el sentido de las leyes que rigen la organizacién econdmica y social de los pueblos. Debemos aclarar que al hablar de nacimiento, crecimiento, decli- nacién y muerte de un organismo, no lo hacemos con el propésito de identificar el proceso econémico con una sucesién de hechos similares. Lo que interesa aqui es la derivacién del fendmeno, al pasar de una etapa hacia la otra y, en particular, el hecho de que, entre la estructura de organizacién y el comportamiento de un organismo, existe una po- sible ley de relacién que resultara similar a la existente en el organis- mo econémico de una nacién y sus diferentes partes constitutivas, ya sea desde un punto de vista puramente fisico, es decir, ubicacién de las fuentes de produccién y distribucién de la poblacién, como desde un punto de vista funcional ya sea politico o social, es decir, los diferentes sectores econémicos —agricultura, ganaderia, industria, comercio— y el papel que desempefia el gobierno en su funcién politica frente al conjunto de la actividad econémica, incluyendo la organizacién de los trabajadores. Ahondando un poco més en los esfuerzos de reconstruccién neoli- beral, cabe sefialar dos aspectos importantes, a saber: los encaminados a reconstruir las bases unitarias en que se asienta el razonamiento eco- némico y aquellos que apuntan al comportamiento de los agregados o conjuntos de actividades dentro de la economia. En el primer caso, se trata de unidades econémicas, ya sean familiares, industriales, comer- ciales, agrarias, ganaderas, etcétera; en el segundo caso, se trata de los conjuntos de actividades que concurren a formar la renta nacional de un pais y el Estado, en su funcién rectora o de conduccién en materia de politica) econémica. Las denominaciones técnicas respectivas para 472 MEP COMP eek ie REFLEXIONES SOBRE LA RECONSTRUCCION DE LAs TgoriAs Econémicas estos objetos son microeconomia y macroeconomia, es decir, la orga- nizacion del mundo pequefio y la organizacién del mundo grande, en la esfera econémica. En el caso del planteo microeconémico, el objetivo es el de reem- plazar la concepcién abstracta del individuo como la entidad unitaria que forma el basamento econémico, o sea, el homo economicus de los creadores de las teorfas de la utilidad marginal. Adelantandose a inva- lidar la genuinidad de esta reforma, un economista apunta que, en ver- dad, se trataria de substituir al homo economicus por el homo ciber- neticus, ente similar, a su juicio, con reacciones econémicas retardadas. y difusas (4). Con todo, la diferencia entre ambos, objetivamente con- siderados, consiste en que el primero se mueve en un mundo abstracto mientras que el segundo reacciona partiendo de la realidad concreta inmediata que le rodea, o sea, la situacién econémica y financiera de la unidad respectiva, tratese de un comercio o planta industrial’ e inclu- sive de la unidad familiar. Si bien la idea acerca de las unidades organicas arranca desde Marshall, quien comparé el desarrollo de las empresas a los arboles de un bosque, el aspecto dindmico del modo como operan en la reali- dad las diferentes unidades econémicas recién ahora esté sometiéndose al anilisis, a lo cual se agrega, indudablemente, todo el aparato de co- nocimiento que han aportado las ciencias fisicas y naturales. En verdad, la cibernética o cibernologia ha surgido de los esfuerzos de investigacién en el campo de la fisica y la biologia; pero su esencia, posiblemente, trasciende de esa esfera de conocimientos y es esa la raz6n por la cual los economistas estan utilizindola como artificio de andlisis e instru- mento de accién, en el esfuerzo de buscar nuevas bases a la estructura teérica de la ciencia econémica. Sobre el particular, véase la exposicién que hicimos el afio pasado, con motivo del Plan Econémico de 1952, acerca de los “Aspectos dinaémicos de la unidad econémica familiar” (*). En el aspecto macroeconémico también pueden distinguirse enfo- ques que han incidido sobre el aparato ortodoxo de la teoria econémica clasica. En este caso, el foco de atraccién se centra alrededor de la ley de los mercados de Say, que hemos mencionado mas arriba. Esa ley expresa que la produccién de mercaderias provee exactamente el monto (*) Gruchy, Allan G.: Issues in methodology: discusién. American Economic As- sociation (Papers and Proceedings), pig. 68, mayo de 1952. (8) “Aspectos dindmicos de la unidad econémica familiar en el Plan Econémico 1952", HECHOS e IDEAS, Nros, 98 y 99, pag. 249 y ss, mayo-jumio 1952, 473 Hecuos £ IDEAS de poder de compra necesario para adquirirlas. Dicho en términos més técnicos, la oferta crea su propia demanda. Aparentemente, “esta ley s6lo existe en la mente de los hombres que la hicieron, o por lo menos ha sido repelida por las condiciones industriales modernas. Si ella ope- rase en la realidad no habrian fluctuaciones econdmicas de gran am- plitud” (*). En qué consiste este rechazo intelectual de una de las leyes que constituye la base tedrica de la economia capitalista? La explicacién estd en que la ley de Say supone en la realidad precios flexibles, regu- lados por una competencia vigorosa y efectiva. La industria moderna, ‘en verdad, no se basa en una multiplicidad de pequefias empresas, que producen condiciones de precios flexibles, sino en el oligopolio y en la competencia imperfecta, o sea, en la concentracién de la produccién en un numero reducido de vendedores y en la diferenciacién casi infi- nita de los productos que entran en el intereambio econémico, en par- ticular de los productos que recibe directamente el consumidor, en el ‘comercio minorista (7). La invalidacién de la ley de los mercados surge del modo de ope- rar de las empresas capitalistas, asi como de la magnitud del poderio financiero y econémico sobre la cual se sustentan las mismas. De ahi que el andlisis econémico haya puesto al descubierto la inexistencia de la competencia en el sentido tradicional, revelando que, en lugar de competencia, se ejerce el poder de control de los mercados, a fin de mantener un cierto nivel de precios que, evidentemente, no resulta del juego entre oferta y demanda. La emulacién del poder trae como con- secuencia la disputa de los mercados por medios que dejan de ser eco- némicos y entran a constituir resortes de la politica o de la organiza- cién social. El ejemplo tipico de esta forma de organizacién econémica se puede observar en los Estados Unidos de América, donde precisa- mente se estan realizando estas investigaciones sobre el modus operandi de la organizacién capitalista (*). ‘Vemos asi que la denominada economia neoliberal esté pasando en estos momentos por un proceso de reajuste critico que, indudable- (®) Galbraith, John Kenneth: American Capitalism: The concept of countervailing power, Boston, 1952, (2) The Review of Economics and Statistics, febrero 1953, pag. 81. (8) Aparte del profesor Galbraith, ver los trabajos de Gardiner C. Means y la -documentacién recopilada por el Temporary National Economic Committee, 474 REFLEXIONES sOsRE LA ReconstruccION pe LAs Tgorfas Econémicas mente, producira una verdadera revolucién, tanto en los fundamentos de la teoria econémica cuanto en su aplicacién como método de poli- tica econdémica. 2. * Pasemos ahora al sector de la economia marxista. Si bien la infor- macién objetiva disponible no permite realizar una incursion detallada sobre) la realidad econémica soviética, como la podemos hacer en los paises tipicamente capitalistas, por inferencia se puede advertir cual es el estado de preocupacién en el mundo marxista, en materia de teo- ria econémica. Se ha afirmado con cierta insistencia, en estos tltimos anos, que las disciplinas teéricas no han hecho gran avance en la Unién Soviética, debido a que el esfuerzo de los investigadores se ha visto monopolizado por aspectos concretos de la planificacién que, segin ve- remos mas adelante, presenta el problema decisivo en cuanto atafie a la reconstruccién de la ciencia econémica. No obstante, puede afirmarse que el aparato tedrico manejado en el mundo soviético se basa en las conclusiones del pensamiento marxista, en su exposicién critica cono- cida, que apunta a enfoques de conjunto, combinando el anilisis histé- rico con el pensamiento abstracto, sobre la declinacién del régimen capitalista y su eventual substitucién por el socialismo 0 comunismo. Dado que la substancia ideolégica ha tenido importancia trascen- dental en la teorizacién marxista, las readaptaciones 0 complementa- ciones hechas a la doctrina de Marx han explotado, principalmente, los Angulos de caracter politico. En este sentido la explicacién de por qué la teoria marxista no prosperé en gran escala dentro de los paises capi- talistas y' el hecho de haberse iniciado su aplicacién en un pais de poco desarrollo econédmico como era Rusia antes de la revolucién bolche- vique, dié origen a trabajos de aliento dentro de esa linea doctrinaria, inspirados por Lenin, quien, ademas, formulé la teoria del imperialismo, que no estaba prevista en forma explicita dentro de la teoria de Marx. Aun en la actualidad puede advertirse que la preocupacién central de los economistas soviéticos gira alrededor de esas premisas, pero se des- prende claramente una actitud critica frente a los dogmas basicos de la teoria marxista, especialmente la teoria del valor-trabajo y su conco- mitante doctrina de la plusvalia. En el mundo soviético sigue preocupando, todavia, el problema original del cual partié Marx para llegar al rechazo de la teoria clasica, 2 saber: la teoria del valor de David Ricardo. Hace poco se han tradu- cido unas anotaciones sobre la ensefianza marxista en la Unidn Sovié- tica, donde se afirma que “la ley del valor seré vencida sdlo en la etapa altamente evolucionada del comunismo, cuando la productividad del trabajo esté tan avanzada y la sociedad tenga a su disposicién tal abun- 475 HEcCHOs E£ IDEAS dancia de productos, que haga posible la transicién hacia la distribu- cién de los productos de acuerdo con las necesidades” (*). Pero ello, naturalmente, constituye un objetivo lejano, que se man- tiene como aspiracion tiltima de la sociedad socialista. Cabria denomi- nar a esa aspiracion como el programa de la eutanasia del beneficiario individual del valor y de la plusvalia, por medio de la abundancia de los productos de consumo. Para lo que vamos a expresar en las con- clusiones de este andlisis, resultard de interés apuntar que, en el campo de la teoria neoclisica, se ha formulado un juicio similar referente a la eutanasia del empresario rentista, en virtud de una eventual baja de la tasa del interés, ocasionada por la abundancia de los medios de produecién, aoe Lo que se acaba de expresar constituye una sintesis de las compro- baciones realizadas en la economia sovitica por los investigadores o politicos que dirigen dicho pais. Segiin dichas anotaciones, la publicacién de ‘Una historia del Partido Comunista y de la Unién Soviética” y una enciclopedia de conocimientos basicos en el campo de la teoria marxis- taleninista, ha dado armas a.todos los trabajadores cientificos, inclu- yendo a los economistas, al ofrecerles un modelo o ejemplo para recons- truir las bases de la ciencia. Vale la pena, entonces, a fin de apreciar més o menos en detalle el sentido de la reconstruccién de la ciencia econémica bajo el Soviet, enumerar los distintos aspectos metodolé- gicos ofrecidos en las anotaciones sobre la ensefianza de la economia en la Union Soviética: Lee 1. Definicién de la economia como la ciencia del desarrollo de las relaciones econémicosociales productivas de los hombres, que explica las leyes que gobiernan la produccién y distribucién de los articulos nece- sarios dé consumo —personales como productivos— en la sociedad hu- mana, en las diferentes etapas de su desarrollo. 2. Critica del principio histérico en que se asienta el capitalismo y el comunismo, a fin de poder incluir el estado actual de las condiciones econémicas y sociales del Estado soviético. 3. Critica de la teoria del valor-trabajo, con el objeto de poner en evidencia que la organizacién socialista soviética no ha abolido la plus- valia, que constituye el punto de apoyo principal en la teorta marzista. 4, Aclaracién acerca de la teorta de Lenin sobre el imperialismo monopolista como expresién de la decadencia del capitalismo. (®) Noyes, C. Reinolds: op. cit. pag. 11, 4716 ae . REFLEXIONES SOBRE LA RECONSTRUGCION DE Las Trorias Econémicas 5. Mencién del sentido democrdtico del socialismo, segtin la inter- pretacién de Lenin. 6. Bases del sistema econémico socialista de la Rusia Soviética como primer paso hacia el comunismo: superioridad del mismo frente a la eco- nomia capitalista. 7. Reflexiones acerca de las leyes econdmicas en el sentido de que, con la liquidacién del capitalismo, siguen existiendo en el sistema sovié- tico. Esto es aplicable especialmente a la ley del valor. 8. La planificacién como esencia del sistema marxista, en virtud de Ja socializacién de los medios de produccién. 9. Distribucién de acuerdo con el trabajo: a cada uno de acuerdo con su trabajo. La distribucién debe basarse en el principio del trabajo, es decir, los productos deben distribuirse entre los miembros de la sociedad de acuerdo con la cantidad y calidad del trabajo empleado por cada uno. Si adoptdsemos cualquier otro principio de distribucién —sea que dicho principio fuese de igual distribucién o distribucién de acuerdo con las necesidades— la sociedad no podria funcionar normalmente y expan- dirse. . 10. Nocién de que la ley del valor se opone, en esencia, a todo el espiritu de la economia marxista; la idea de que la ley del valor, automd- ticamente, desaparece inmediatamente después de la transicién del capi- talismo al socialismo, es extratia a los fundadores del socialismo. 11. Por supuesto, seria un enfoque absurdo y falto de critica presu- mir que Marx y Engels podrian haber previsto y anticipado la forma concreta y practica de utilizar la ley del valor en interés del socialismo. Ello se elabora en el curso de la mds rica practica de la construccién en la Unién Soviética y fué generalizada por Stalin, quien mostré cémo el Estado Soviético pone al servicio del socialismo tales instrumentos de la economia capitalista como el dinero, el comercio, los bancos, etcétera. Las aseveraciones de Stalin sobre la suerte de las categorias del capi- talismo, bajo las condiciones de la sociedad socialista, son generalizaciones teéricas de la experiencia magnifica de la construccién socialista en la Unién Sovidtica y significan una rueva etapa en el desarrollo de la ciencia econémica marxista-leninista. 12. Principio guia de la vida social bajo el socialismo de cada uno segiin su habilidad, a cada uno de acuerdo con su trabajo. Esto quiere decir que todo trabajador en la produccién socialista debe ser remune- rado estrictamente de acuerdo con la cantidad y calidad del trabajo que se destina a la sociedad en conjunto. El socialismo no puede existir sin lo que Lenin denominé contabilidad nacional y control de la medida del trabajo y de la medida del consumo, 477 HEecHOs © IDEAS A juzgar por las apreciaciones y juicios de un comentarista de las anotaciones antes mencionadas, las ideas y la metodologia que se des- prenden de la ensefianza de la economia de la Unién Soviética no son accidentales, pues responden a un “servicio téenico de inteligencia” preocupado por la adquisicién de los excedentes. Lo mas importante es que este alejamiento de “la ensefanza pasada de la economia” real- mente refleja la realidad econémica. La Unién Soviética ha entrado en el periodo de la economia aplicada; en lugar de teoria las anotaciones presentan una férmula administrativa para costos minimos y maxima produccién. Es la constitucién de la economia rusa de posguerra (1°). see A manera de recapitulacién, es dable afirmar que los signos de re- construccién de la ciencia econémica constituyen un hecho indiscutido. El fermento actual nos recuerda la época en que se inicié la formula- cidn de la teoria clasica, con la contribucién de Adam Smith en su obra “La Riqueza de las Naciones”. En ese entonces el conflicto que venia corriendo en la substancia histérica provenia de dos fuentes, a saber: la teoria y practica del mercantilismo y la emergente teoria de los fisio- cratas, cuyo acento en la productividad de la tierra y el producto neto originado en las actividades agropecuarias fué el centro del cual partié toda su estructura. Las corrientes actuales, que hemos sefialado en el anilisis prece- dente, aparentemente, también tratan de desembocar en un nuevo en- foque. Las indagaciones que se estén efectuando acerea del basamento tedrico de la economia, al ahondarse en los estudios de las unidades econémicas, de las instituciones y organizaciones de la economia y del funcionamiento del sistema econémico, a través de la conduccién por los gobiernos de los aspectos vitales, que no pueden ser confiados ni a los individuos ni a las organizaciones 0 corporaciones que ellos crean dentro de la actividad privada, apuntan a ciertas instancias estructu- rales que tienen el valor de categorias econdmicas histéricosociales. Con razén se ha afirmado insistentemente, en estos tiltimos afios, que el fenémeno econémico tiene una expresion viva en tanto se lo considera dentro del conjunto de las actividades humanas y no como un elemento aislado, que sdlo refleja el producto de la actividad mental de genera- lizacién 0 de abstraccién. Los elementos nuevos en el cuadro de la realidad tienden a confirmar algo asi como un sistema de ecologia eco- némicosocial, en el cual los incentivos para el acicate individual y la @®) Dunayevskaya, Raya: Teaching of Economics in the Soviet Union y A New Revision of Marzian Economics, The American Economic Review, septiembre de 1944, pags. 501/37. 478 ‘ | | dikes stn) al I Dh se RA REFLEXIONES sosRE LA RECONSTRUCCION DE LAs TgoriAs EcoNémicas armonia del conjunto de la sociedad, en el eterno conflicto por el dis- frute de los bienes materiales y el poder, se entrelazan en una serie de gradaciones en sentido horizontal y vertical, es decir, a lo largo de la extensién geograficopolitica de un pais y en el grado de ordenacién de la sociedad de acuerdo con la desigual distribucién de la riqueza. La coexistencia de sectores donde predomina el individuo, en su decisién cabal, y sectores donde predomina la agrupacién de individuos formando instituciones econémicas y sociales y, por ultimo, el sector donde actiia el gobierno en su papel de conductor frente a los objetivos de conjunto para la sociedad, pone de relieve que la reconstruccién de la ciencia econémica debe basarse en un adecuado ordenamiento de los principios que han servido hasta no hace mucho en la explicacién de los fendmenos econémicos. Las reglas sobre competencia monopo- listica, diferenciacién y standardizacién de los productos, en su adap- tacién a las necesidades del consumo; la teoria de la empresa y de la utilidad econémica aislada, son aplicables a los casos individuales y pueden ser iitiles en explicar los fenémenos que ocurren a ese nivel de Ja organizacién econémicosocial. No ocurre lo mismo en el plano donde actaan las organizaciones con un sentido de control de los mercados a través de monopolios, carteles u oligopolios, etcétera, en su afan de disputa por el dominio del mercado, hecho que ha conducido a la inva~ lidacién en la practica del juego de la principal ley del sistema capi- talista, a saber, la ley de los mercados de Juan Bautista Say. La contra- partida de este fendmeno en el mundo soviético esta ejemplificada en Ja ley del valor-trabajo y de su expresién practica como medida del valor y de la justicia econémica. Por otro lado, segiin afirma un investigador contempordneo, siem- pre ha existido y en estos Ultimos tiempos ha Iegado a ser prominente la nocién de la justicia social, que involucra igual division o parcela- cién de la produccién total, o a una division, a cada uno, de acuerdo con sus necesidades. Indudablemente este ultimo sistema ha sido siempre mas 0, menos ampliamente practicado en el seno de la familia. Debe examinarse cuidadosamente el problema de si o hasta dénde la divi- sién sobre la base de la “justicia social” llenara los requisitos esenciales de un sistema de motivacién substitutiva de los incentivos individua- Jes (7). se * No hay duda que, en la realidad que nos toca vivir, la presencia del gobierno en su funcién conductora de las actividades econémicas, para el conjunto del pais, pone en accién elementos nuevos, que no es- (21) Noyes, C. Reinolds: op. cit., pgs. 10 y 11. 4719 HeEcHOS £ IDEAS taban contemplados en las teorias econémicas conocidas. Baste men- cionar el elemento psicolégicosocial, en virtud del cual debe legarse a los distintos componentes de la sociedad, a través de métodos esencial- mente de persuasién para ajustar el desempefio de los individuos y de las instituciones econémicas a los objetivos de conjunto formulados para la Nacién. Todo ello, indudablemente, nos pone en presencia de la plena ac- tualidad de la orientacién que ha impartido hace poco el presidente de la Repiblica, general Perén, con respecto al Plan Quinquenal (12), En su aplicacién a las tareas del corriente afio, dijo que “no hay sistemas parciales, sino principios generales. Si algan sistema puede haber en relacién con la solucién de los problemas que presenta la economia, no es nunca un sistema exclusivamente econémico. La economia pura pue- de existir como ciencia, pero no puede existir como realidad en la vida de los hombres ni de las naciones. Esta verdad nos la esta probando el mundo contempordneo, Hay quienes afirman que todo el problema del mundo actual es exclusivamente social, y pretenden resolverlo con soluciones también exclusivamente sociales. Otros consideran que se trata de un problema exclusivamente politico, y quieren arreglarlo con medidas politicas. Y la mayoria de los hombres y particularmente de los gobiernos creen que “todo el problema” reside en arreglar la eco- nomia”’ “Nosotros venimos sosteniendo, agregé el general Perén, desde hace casi diez afios, que los problemas sociales, econémicos 0 politicos son como todas las cosas de la vida: problemas complejos que se vin- culan estrechamente unos con otros y que no pueden ser analizados ni resueltos separadamente. Cualquiera de los tres grandes aspectos de la vida de la comunidad que se presente mal afectard a los otros dos. El grave error de los sistemas que actualmente luchan por el dominio del mundo reside sélo en esto: no abarcar lo social, lo econdmico y lo politico como una sola cosa, como un solo problema... El individua- lismo capitalista ve el problema del mundo con un criterio econémico- politico o politicoeconémico, segiin el caso. El colectivismo comunista lo aprecia como un problema econémicosocial o socialeconémico. Nos- otros pensamos que la solucién esté en armonizar los tres elementos fundamentales de la comunidad humana: lo social, lo econémico y lo politico, Por eso, frente a cada momento del pais, nosotros ya hemos adoptado, como una costumbre de buen gobierno, realizar un anilisis de la situacién social, econémica y politica, y resolver los problemas de manefa conjunta y arménica.” (22) Ciclo de conferencias dirigido al pueblo: “La situacién politica y social”, HECHOS e IDEAS, Nros. 106/109, enero-abril 1953, pag. 412 y ss. 480 REFLEXIONES SOBRE LA RECONSTRUCCION DE LAs Txorias Econémicas Una concepcién de este linaje esta llamada a conciliar los enfoques extremos y las realidades también extremas de los sistemas predomi- nantes en los paises capitalistas y comunistas. Pero siempre debemos tener presente los elementos reales y espirituales de la economia donde efectuamos el andlisis. Para nuestro pais y para la mayoria de los paises latinoamericanos el problema esencial de la actualidad es el de favo- recer el crecimiento econdmico a la par de la elevacién del nivel de vida de las masas trabajadoras. La experiencia que se va acumulando a través de la accién de los planes de gobierno y de los estudios e inves- tigaciones sobre utilizacién de los recursos econédmicos; empleo del cré- dito bancario y de los ahorros nacionales, y ventaja que presenta el comercio exterior para apuntalar dicho crecimiento, irén sugiriendo al- gunos principios que permitiran realizar una conciliacién saludable de jas fuerzas en pugna, en la realidad econémica contempordnea. Recién en esta ultima década, la preocupacién por estudiar nues- tros problemas econémicos, ha tenido un avance efectivo, tanto debido al esfuerzo de cada nacién como al de las organizaciones internacionales de las Naciones Unidas. Un ejemplo de ello es el Centro de Estudios de Ja Comisién Econémica para la América Latina, con asiento en Chile, cuya reciente sesién realizada en Rio de Janeiro ha tenido la virtud de atraer la atencién latinoamericana y mundial sobre las experiencias y los problemas a que se ven confrontadas nuestras economias. To- mando en cuenta las diferencias de nivel de desarrollo econémico, con- formacién de los recursos naturales y estructura econémica y social de estos paises, podrian evitarse las interpretaciones cerradas y la apli- cacién de principios que, tal vez, s6lo sean valederos para los paises altamente industriales. Después de todo, como ha sefialado el econo- mista australiano Colin Clark, los problemas de la industrializacién se confunden con los problemas de la civilizacion, al pasar de la etapa de Ja explotacién agropecuaria a la mas compleja de la industria y la mecanizacién, aplicando la tecnologia moderna (™). Me permitiré cerrar el precedente andlisis general, acerca de las inquietudes de reconstruccién de la ciencia econémica, con las expre- siones del profesor Zweig, del Departamento de Economia y Estudios Sociales de la Universidad de Manchester, sobre los economistas. Se pregunta: {Por qué los economistas de la actualidad, sin ninguna ex- cepeién, parecen ser de segunda categoria, bien alejados del primer rango? La contestacién esta, agrega, en que ellos han excluido sus co- razones en el estudio del hombre. La economia después de todo es y quedaraé como el estudio del hombre y un estudio del hombre de vital (18) “La industrializacién de los paises agricolas”, Boletin del Banco Central de Venezuela, noviembre y diciembre de 1951, pag. 12. 481 HecHOs E IDEAS importancia, de grandes posibilidades y con un gran futuro por delante. Ningan estudio del hombre puede tener éxito, a menos que el corazém tenga una parte en él. Los hombres de gran corazén han tenido siempre las cabezas mas - claras, un sentido infalible de las realidades y un afilado escalpelo, para el andlisis y el examen. El coraz6n provee sélo el rastreo, una luz o guia en las regiones profundas y complejas donde la mejor cabeza sin esta guia estd perdida. Tener un coraz6n de fuego y un cerebro de hielo es ciertamente un don de los mas excepcionales; pero es verdade- ramente un equipo necesario para cualquier gran escritor o investiga- dor, y el economista no es una excepcién a la regla (*). Septiembre de 1953. (14) Zweig, Ferdinand: Economic Ideas: a estudy of historical perspectives, pa- gina 183, Nueva York, 1950. 482

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