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PEDRO GUILLERMO ALTAMIRA Profesor de Derecho Constitucional y Administra- ‘Yivo de la Universidad Nacional de Cérdoba Contenido econémico de la Constitucién y la realidad argentina Si la declaracién de nuestra Independencia politica did entrada a todos los vientos de opinién y a todas las radiaciones del saber, la In- dependencia econémica ha tenido la virtud de conceder a cada uno lo suyo entregandole los elementos que le capacitan para ser hombre, con Jo cual se protege a los débiles limitando el poder de los fuertes. Asi como la propiedad es una institucién juridica que se ha for- mado para responder a una necesidad econémica, asi también todas las instituciones juridicas deben evolucionar necesariamente con las nece- sidades econémicas mismas. Ahora bien, en nuestras sociedades moder- nas la necesidad econémica a la cual ha venido a responder la propiedad institucién juridica se transforma profundamente y esa evolucién se realiza en el sentido socialista determinada por una interdependencia cada vez mas estrecha de los diferentes elementos sociales. De ahi que la propiedad se socialice, lo cual no significa que se colectivice en el sentido de las doctrinas colectivistas, sino que la propiedad deja de ser un derecho del individuo para convertirse en una funcién social, y, ade- mas, que los casos de afectacién de riqueza a las colectividades, que juridicamente deben ser protegidas, son cada dia mas numerosas. “Es evidente que fundar la diferencia de los hombres en una pugna por la riqueza econémica, es destruir la posibilidad de una comunidad 543 HECHOS E IDEAS tien ordenada. Excita todas las pasiones de los hombres que impiden la existencia de la unidad social. Acentiia una competencia basada en su divorcio, en vez de una competencia basada en su mutuo interés” (1). El nuevo ordenamiento econdmico que impone la Constitucién jus- ticialista, est inspirado en un profundo sentido humanista y basado en una concepcién organica de la sociedad. El Hstado interviene en la con- duccién general, pero no en el desarrollo de la actividad privada. Existe una legislacién colectivista donde la estabilizacién total de Ja economia pasa a manos del gobierno y existe también la antipoda en que el Estado se desatiende total y absolutamente de toda actividad econémica. Para la doctrina que propicia nuestra Constitucion, ninguno de esos dos extremos puede ser justo, porque los extremos nunca son justos en Ja vida de los hombres. De ahi nace la orientacién y de ahi nace el articulo 40 de nuestra Constitucién. La legislacin que surgiré de esa Constitucién, tiene a su disposicién desde ese extremo colectivista al otro extremo individualista una enorme gama de matices a su disposicién, para elegir. Es decir, marcha por ese ancho callejon, que es la economia, dejandole al Estado que regule oportunamente la posicién que ha de tomar, de acuerdo a la circunstancia y lugar en que se desarrolle, pues su amplitud es tal que puede ir desde lo absoluto colectivo hasta el individualismo, La variante de las doctrinas econémicas se ha trazado siempre en- 4re aquellos extremos: el indiyiduo y la comunidad; unos consideran al individuo como fuente originaria y duefio absoluto de determinarse en el campo econémico y juridico, encontrando en su propia naturaleza el -origen y el contenido del poder y la soberania; los otros, en cambio, atribufan a la comunidad social la raiz de lo econémico. Esta conciencia colectiva originaba todos los derechos justificando todas las potestades. De esta manera en el individualismo el ejercicio de la economia -venia a constituir un atributo natural del hombre de una formacién an- terior a la comunidad y por ende al Estado; en el comunismo y deriva- dos, el ejercicio econdmico constituye un poder otorgado al individuo por este otro sujeto colectivo que es la comunidad. La teoria individualista (encarnada en el liberalismo) no ve en el hombre més que al individuo, atribuyéndole una independencia absolu- ta, convirtiéndolo en centro y Arbitro del ordenamiento social. Lo di- viniza exagerando sus derechos y su importancia; sacrifica a la sociedad desconociendo su caracter natural y necesaric. Su consecuencia en el campo econédmico se manifiesta principalmente en el rechazo de toda intervencién de las organizaciones profesionales, asi como del Estado, dejando que el individuo obre con plena libertad, sin limites legales ni @) Harold Laski, — “El Estado Moderno”. 544 CoNTENIDO EICoN6MICO DE LA CoNSsTITUCION Y¥ LA REALIDAD morales; su consecuencia es el abuso del capitalismo y la explotacién del obrero desde que se basa no en la naturaleza del hombre, sino en un defecto de la humana naturaleza como es el egoismo. En contraposicién al individualismo se alza la teoria del panteismo social que peca por exceso desde que erige a la sociedad en Estado Dios y lo torna omnipotente. Esta teoria (en la cual han abrevado el totalitarismo, el socialismo y el comunismo) no ve mas que la sociedad a la cual somete todo: el hombre pierde su personalidad y no es mas que un individuo del gran todo social. Para el panteismo social la sociedad es lo tnico absoluto y absorbe al individuo. La economia pasa a ser un simple instrumento del Estado a cuyos intereses debe servir prescindiendo del de las personas humanas y agrupaciones naturales. Para la escuela individualista la propiedad privada es legitima y constituye un derecho absoluto por lo que no acepta subordinacién de ninguna especie a normas morales 0 sociales y a toda forma de inter- vencién del Estado. Su origen data de la antigua Roma y se impuso en casi todas las naciones después de la Revolucién Francesa: es la era del Tiberalismo. Las consecuencias de esta concepcién han sido funestas tanto para el orden social, como para el orden econémico de los pueblos; bastaria recordar, para refirmar la tesis sustentada, el desenfreno del egoismo individual, la concentracién de la riqueza en manos de los menos, el pauperismo de los mas, el odio y la lucha de clases, los abusos indivi- -duales y sociales de la plutocracia dominante. El orden econdmico- social no puede fundarse en Ja doctrina individualista sin grave riesgo. En la lucha entre la unidad y la totalidad, el individualismo asigna a la unidad, es decir al individuo, un valor que trasciende al de la co- lectividad. La escuela individualista procura la liberacién del hombre y por ello es Hamada por sus sostenedores “liberalista”. Y en rigor de verdad, el individualismo parte de una base que aparece a simple yista como principio de liberacién humana: “Nada en la colectividad es superior al individuo.” “Con ese criterio el individualismo deja que la unidad humana se manifieste por si sola en la plena actividad de su vida. No se puede pe- dir mayor liberacién” (*). La doctrina colectivista tiene otra concepcién tanto de la propiedad como de lo econémico. Para esta corriente la propiedad privada es le- gitima por cuanto los bienes pertenecen naturalmente a la comunidad, es decir, a la humanidad, y no a este o aquel individuo; por ello, la (2) Rail A. Mendé, — “El Justicialismo”, pag. 47. 545 Hecuos © IDEAS finica especie de propiedad admisible es la colectiva, por cuanto atri- buyéndoselos a la comunidad todos pueden disfrutar de los mismos. De Jo acotado precedentemente resulta que la doctrina colectivista ve en Jos bienes valores econémicos de cardcter social, rechazando el cardcter individual que incuestionablemente tiene. Esta doctrina, formulada por Platén, tuvo su expresién més aca- bada en el fundador del socialismo cientifico, Carlos Marx. Tiene diversos grados, segiin los sistemas en que se apoya: a) Un primer sistema, denominado colectivismo utépico, pretende que todas las riquezas, es decir, los bienes de consumo como los medios de pro- duccién, estén sometidas al régimen colectivo. Se las suele subdividir en. dos formas: el comunismo libre, que no admite reglas para la explota- cién y uso de los bienes; y el comunismo autoritario, que los atribuye al Estado, el cual regula su explotacién y su destino; b) Un segundo sistema, que se denomina colectivismo realista, exige que los medios de produccion (tierra, fabricas, bancos, comercio, medios de transporte y de comunicacién, ete.) sean de propiedad colectiva, pero deja que los bienes de consumo (alimento, ropas, muebles, etc.) sean de propiedad privada; este sistema es el que ha inspirado los grandes movimientos revolucionarios de izquierda, tales como el anarquismo, que quiere que los medios de produccién sean de la colectividad y no del Estado; el comunismo bolchevique, que pretende que los medios de produccién sean de propiedad colectiva del Estado, el cual debe constituirse en dis- tribuidor de los bienes y, por fin, el socialismo cientifico 0 marxismo, que quiere que todos los medios de produccién pasen a ser propiedad del Estado, pero como resultado de una “‘evolucién fatal” de las formas econémicas actuales hacia la progresiva socializacién de los medios de produccién (Marx, Engels, ete.); c) Un tercer sistema, que puede deno- minarse colectivismo parcial, sostiene que la propiedad colectiva debe recaer solamente sobre algunos medios de produccién y admite la pro- piedad privada sobre los demas; en este sistema se inspiran algunas corrientes socialistas, como la agraria, que pretende que tan sélo la tie- rra sea propiedad colectiva del Estado; la reformista, que quiere la pau- latina nacionalizacién de las empresas mAs poderosas (servicios pabli- cos, minas, bancos, seguros, etc.), y la gestién piblica de las principales actividades sociales (asistencia, prevision, ete.), es el actual socialismo parlamentario, y por fin el socialismo de Estado, que quiere la absor- bente intervencién del Estado en todas las manifestaciones de la vida econémica y se dirige a la nacionalizacién de todos aquellos bienes cuya explotacién tiene una influencia preponderante en el desarrollo de la Nacion: en ella se han inspirado algunas corrientes totalitarias (°). (8) Francisco Valsecchi. — “Silabario Social”. 546 CoNnTENIDO EcoONOMICO DE LA CONSTITUCION Y LA REALIDAD Estas doctrinas son contrarias al derecho natural desde que pre- tende que la libertad, la propiedad y los bienes estan al servicio de la comunidad reglada por una autoridad que obra en miras del interés general. La libertad individual empieza y termina en los limites que le sefiala el Estado. El ordenamiento econémico argentino no ha podido substraerse al proceso transformador de sus instituciones obedeciendo a exigencias que se proyectan en el campo social de este siglo de lucha en que vivi- mos. El individualismo del pasado fué un movimiento destinado a real- zar la personalidad humana, y en ella se inspiraron las constituciones de América, sirviéndose en lo politico de la doctrina enunciada por Juan Jacobo Rousseau y en lo econémico en las de Adam Smith y David Ricardo. En efecto, dichas corrientes estimaban que el campo econémica estaba reservado exclusivamente a la iniciativa privada y, en materia politica, al hombre que, por el hecho de ser tal, llevaba en su naturaleza espiritual poderes inalienables e imprescriptibles haciéndolo absoluta~ mente libre, raz6n por lo que esponténeamente renunciaba a parte de esa libertad natural por medio del contrato para constituir e! Estado; segiin este dogma existe un derecho natural anterior al Estado que la ley debe reconocer y amparar; las funciones del Estado se reducian a _las estrictamente indispensables para restablecer las condiciones nece- sarias al libre juego de los intereses privados. El orden natural del libe- ralismo se asentaba sobre un concepto absoluto de la propiedad y del capital, y en la creencia de que la accion privada, movida por el interés personal, seria capaz de generar un orden justo. El eje del capitalismo en lo referente a la actividad econdémica es Ja libertad; el uso ilimitado de los bienes como de la riqueza en general sin que el Estado pueda intervenir, sino para defenderla y protegerla en provecho del individuo. Frente a ella y aun en contra de ella se le- vanta la doctrina colectivista que considera, como hemos dicho, ilegiti- ma a la propiedad y perjudicial para el orden social. La filosofia auténticamente realista no ha considerado jamas al hombre en si mismo como sujeto actualizado sino en potencia. El hom- bre viene a la vida condicionado a un continuo y progresivo proceso de actualizaciones: en si mismo no contiene el poder de su actualizacién, sino s6lo los elementos que han de ser actualizados; en el orden fisico sus potencias se realizan merced a la accién extrinseca y compleja del medio; sin este medio la paralizacién y la muerte se precipitan de in- mediato; en el orden espiritual sus potencias intelectivas, volitivas y emotivas, no se actualizan sin los contenidos de vida y cultura que pro- vienen del medio extrinseco social. De ahi que el Estado, tutor del bien comtin, tenga derecho de establecer normas para asegurar a esa riqueza una funcién social. El capital debe estar al servicio de Ja economia na- 547 z HecHos © IDEAS cional y la organizacién y explotacién de Ia riqueza debe tener por fin el bienestar del pueblo, dentro del orden econdmico conforme a los prin- cipios de la justicia social (+). La libertad econémica no significa amparar a un habitante en de- trimento o menoscabo de otro, sino que, por el contrario, tiende a evitar toda forma de explotacién del hombre por el hombre que pueda per- judicar a la comunidad o que configure algin delito previsto y penado por la ley. La actividad econémica debe tener un proyecto limitado y consecuentemente con ella desconoce la legitimidad de las ganancias usurarias, rechazando los beneficios injustos y las exacciones abusivas; tal el criterio justicialista en que se inspira la Constitucién. En la hu- manidad hay dos fuerzas que se oponen dentro del hombre: espiritu y materia; y dos que se oponen en la sociedad: unidad humana y tota- lidad humana. Es menester hallar la posicién de equilibrio. Ello nos ha conducido a encontrar la tercera posicién. Importa reiterar una observacién: la tercera posicién no es cual- quier posicién intermedia entre los extremos, es una sola posicion, la del equilibrio y la armonia, Tan unica como el individualismo y el co- lectivismo, como el materialismo y el espiritualismo. La doctrina liberal individualista sostiene que lo econémico, espe- cialmente en una de sus manifestaciones, la propiedad privada, siendo un derecho personal, tiene solamente una funcién individual, y que por tanto el propietario puede dar a sus bienes un destino exclusivamente privado sin preocuparse de las necesidades del cuerpo social desde que ellas se satisfarén automaticamente. En cambio la doctrina colectivista afirma que la propiedad individual es una concesién del Estado y como tal no desempefia sino inicamente una funcién social en donde el pro- pietario aparece como un simple funcionario publico en que debe ad- ministrar a nombre del Estado los bienes econémicos que Posee, dandole un destino exclusivamente social, pudiendo retener para si, como com- pensacién de su gestién, tan sélo la diferencia entre los frutos obtenidos, que podré destinar a sus necesidades privadas, y el excedente se em- plea en exclusivo beneficio piblico. La tercera posicién las conceptiia erréneas y, por ende, las rechaza. Estima que la doctrina liberal es antinatural y egoista y que la colec- tiva al anular el derecho de propiedad privada lo erige al Estado en un moloch que todo le pertenece y lo devora. Para el justicialismo social, la propiedad no tiene exclusivamente ni una funcién individual ni una funcidn social, sino que participa de ambas, desde que al satisfacer al propietario y a su familia de los medios necesarios para su sustento material y espiritual tiene una fi- (® Alfredo Fragueiro. — “El espiritu filos6fico de la reforma”. 548 CONTENIDO ECONGMICO DE LA CONSTITUCION Y LA REALIDAD nalidad directa caracteristica de la individual; y ademas, siendo el des- tino natural de los bienes econémicos servir a la colectividad, la pro- piedad tiene una finalidad indirecta que es lo que tipifica la funcién social: los beneficiarios son los hombres y, por ende, la sociedad, de don- de resulta, como corolario logico de lo expuesto, que la primera funcion de la propiedad privada seré la individual desde que el dominio de los bienes econémicos es una manifestacién de la personalidad huma- ; y la otra no menos importante es la de desempefar una funcién. social por cuanto los beneficios que derivan del ejercicio de ese de~ recho alcanza no sélo al propietario y a su familia, sino a la comu- nidad. La férmula preambular de nuestra Consiitucién de que ratifica la irrevocable decisién de formar una nacién socialmente justa, econé- micamente libre y politicamente soberana, condensa las nuevas formas del humanismo argentino como resultante de una evolucién histérica que lenta y gradualmente ha venido imponiéndose por los factores reales y esenciales del poder. _ Dicha férmula condensa la concordia, la solidaridad, la armonia y la paz por inspiracién de la gracia que es la justicia lograda por la virtud, por la bondad y por el amor. Ripert ha dicho que: “Mientras no hayamos reformado nuestras leyes sobre la propiedad, sobre las sociedades, sobre las empresas, no habremos hecho nada. Un espiritu nuevo no nacera sino de institu- ciones nuevas. El régimen capitalista esta ligado a un orden civil. Quien quiera destruirlo debe imaginar otro orden, es decir, otras re- glas, otras instituciones.” Asi lo han entendido nuestros constituyentes. Si la economia por una nueva y elevada concepcién de su objeto, establece las reglas de Ja riqueza conforme a la dignidad del hombre, es claro que el derecho que moldea esa vida debe cambiar su espiritu y su forma; para ello es menester humanizar el capital moralizando la economia. De alli ha de surgir el instinto de solidaridad, esa fuerza esponténea y perdura- ble que, puesta al servicio de la justicia social, se convierte en una virtud ordenadora y reflexiva. Lo Gtil para uno debe serlo para todos, desde que la utilidad individual debe ensamblar con la utilidad social. La economia debe subordinarse a la politica y construir con la tica un sistema que guie al hombre en su actividad social. Si politica es el arte de lo bueno y de lo justo para la consecucién del bienestar comin, la economia ha de proporcionarle los medios y la ética ha de conducirlo a ese objeto. La Constitucién vigente ha tenido la virtud de mostrarnos un nuevo orden econémico desde que hoy podemos decir que existe una 549 HecHos £ IDEAS economia social, de profundo sentido ético y humano, que ha sucedido a la economia liberal de tipo materialista. La justicia social para realizarse necesita incuestionablemente obrar en funcién a un régimen econémico adecuado y desenvolverse en un medio politicamente soberano. A la realidad historica de su exis- tencia corresponde otra realidad politica determinada por el justicia- lismo social que sdlo por abstraccién pueden separarse, desde que vie- nen a constituir un monobloque donde descansa el futuro promisorio de la patria, Una reforma tan radical como la que se ha operado en el orden econémico exige otras no menos fundamentales en el orden politico, juridico y social, a tono con aquél. Es inadmisible que con los medios que nos proporcionaba el antiguo régimen pueda vivir la nueva orien- tacién a que lo llevan sus fuerzas reales y esenciales de poder. Esa transformacién tan principal ha sido preparada por la Constitucién justicialista; en ella estan los cimientos del nuevo orden social, econd- mico y politico. El cambio ha sido substancial desde que un nuevo es- piritu la vivifica y la inspira ddndole unidad a todo el texto de la Carta Fundamental. El pais espera ahora el cambio de su régimen legal, a tono con Ja nueva economia. Asi como ha cambiado en la Constitucién su es- piritu, asi debe cambiar también su legislacién. Substituir el régimen capitalista poniendo el capital al servicio de la economia, es evitar los abusos, el espiritu de lucro, de provecho ilimitado, que dominé a las clases sociales. Fué bajo el imperio del régimen individualista que todos aspiraban a sacar el maximo de provecho en el minimo de tiempo; todo estaba envilecido: desde el comercio, que olvidaba su funcién para satisfacer ambiciones egoistas. Para que la nacién sea politicamente soberana fué menester dejar de lado los viejos conceptos liberales y romanticos que construyeron la sistematica hoy superada. Aquello de la autonomia de la voluntad, del respeto reverencial a lo pactado a pesar de que dentro de sus cléu- sulas pudiera haber algunas substancialmente injustas, y que los jueces, aplicando el espiritu del codificador, debian limitarse a hacer respetar, a su turno debié ser reemplazada. Ese sistema esta trastrocado por otra inspiracién generosa y cris- tiana que mira a la voluntad, al contrato y a la propiedad como ins- trumentos de perfeccién para su duefiio y como medios para el cum- plimiento de su funcién de servicio respecto a los demas. Este cambio hha sido paulatino; de la accién de cada individuo que constituye el niicleo social y de la particularidad de su goce va a la magnanimidad de su servicio y, por ende, nace una armonia en las acciones y una 550 CoNTENIDO ECONOMICO DE LA CONSTITUCION ¥ LA REALIDAD Tuncién publica, déndole a la propiedad el cardcter de noble vinculo de solidaridad. La vieja economia mantuvo divoreiados al capital del trabajo. Se conceptuaba al trabajador igual que una mAquina o un animal, supe- ditado a las leyes de la oferta y la demanda. Hoy, al amparo de la Cons- titucién justicialista se le da al trabajador el lugar que le corresponde como ser inteligente y bre, capaz de determinarse por si mismo; para Jograrlo, ha sido menester constituir una sociedad que, con la colabo- racién de ambos factores, logré obtener la armonfa indispensable y la unidad requerida. La forma debe ser 1a de una institucién y no la de un contrato, sefialandole el caracter de comunidad que debe tener para que la agrupacién no vea el trabajo al servicio del capital, sino uno y otro al servicio del bien comin. Si la soberania no solamente significa supremacia tanto en lo inte- rior como en lo exterior, voluntad libre para determinarse y organi- zarse conforme a sus necesidades; una interferencia, ya sea a las fuerzas sociales 0 a las fuerzas econémicas 0 politicas, menoscaba y desvirtia Ja soberania. La injerencia de imperialismos internacionales atenta 4ambién contra ella. El Estado debe gobernar en lo interno y externo, en funci6n del bien comin y de los intereses generales, libre de presiones e intervenciones extranjeras. Lo econémico tiene una relacién directa con la vida humana en su aspecto fundamental, cual es su conservacién; ello da vida y funda- mento real a toda actividad. Esa finalidad supone la existencia de me- dios adecuados para obtenerla. De un lado tenemos las necesidades, de otro un acervo escaso de medios. El estudio de esos medios y el examen de los diferentes sistemas de apropiacién delimitan el campo de lo eco- némico, de donde viene que lo econémico es un proceso complejo for- mado de diferentes fases 0 aspectos, satisfecho por una serie de insti- tuciones (*). La historia de la economia argentina permite distinguir dos jorna- das principales que corresponden al coloniaje y a la emancipacién. Du- ante la primera observamos que prevalece un tipo de estructura orien- tado por la nocién de consumo; en cambio, a través de la segunda priva Ja idea ordenadora de capitalizacién. Especificamente la una realiza un consumo guerrero en las contiendas libradas por la hegemonia europea antes de 1700, mientras que la otra se aplica a consolidar un sistema de oligarquia social. Veamos algunos aspectos de la segunda jornada. “Cuando concluye el ciclo azaroso de las aventuras desmesuradas, Jos riesgos, esperanzas y afanes del descubrimiento y la conquista, la (®) Max Weber. — “Economia y Sociedad’. Tomo II. Versién directa de Juan Roura Parella, “Fondo de Cultura Econémica”. México, 1944, pag. 7. 551 Hecuos £ IpHAS colonizacién avanza trabajando con perseverancia ejemplar en los tran- quilos menesteres de la industria y el comercio. Por ejemplo, don Pedro de Cevallos expide bando que prohibe extraer metales preciosos para Lima con menoscabo de la Casa de Monedas establecida en Potosi; re- glamenta la importacién de azogue; dispone que los indios y las castas se apliquen a la siembra de céfiamo y lino; uniforma el régimen del tra~ bajo, en la cosecha de trigos, y publica el auto de libre internacién y comercio libre del 6 de noviembre de 1777 para Buenos Aires y provin- cias de Perii y Chile, que es base del real decreto de 178. Ese sistema colonial ha servido a la Argentina mientra ella fué una colonia, como ha sucedido hasta hace poco tiempo. La politica econémica actual, con- secuente con la posicion filosofica que la inspira y dirige, abre la tercera edad del pais, en cuanto ensefia que la economia es servidora de la ética; que la capitalizacién ha de guardar prudente equilibrio con cl consumo y que el Estado debe velar tanto por e! hombre presente como por el hombre futuro. “Un todo armonioso que sin despreciar la actualidad del pueblo asegura el porvenir de la Nacion. “Ni capitalizacién que acumula oprimiendo, ni consumo irreflexivo que malogra el mafiana. La nueva economia conjuga en sintesis feliz ambos estimulos, cohonestando 1a experiencia del coloniaje y la eman- cipacién. Manda producir con ahinco bienes iitiles; ensefia a actuar am- pliando gradualmente el circulo de los beneficiados transfigurando la personalidad de la Republica” (°). La idea central en materia econémica no es la de una economia patronal ni la de una economia obrera, sino de una economia nacional. Los problemas que afecten a uno cualquiera de los distintos grupos so- ciales no es exclusivo del grupo en que se manifiesta en un momento dado, sino comin a todos. La trabazén que guardan entre si todos los factores que intervienen en la produccién, distribucién y consumo de la riqueza no puede articularse con la vida econémica de los trabaja~ -dores sin tocar los soportes de la economia patronal. Es menester que se estimule la produccién y la mano de obra con el fin de equilibrar las fuerzas productivas con la consiguiente elevacion de la renta nacional. Para ello el Estado contribuye al perfeccionamiento de los conoci- mientos téenicos de todo orden a objeto de incrementar el rendimiento individual, a la vez que ha logrado mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores; ha fomentado el progreso de la clase me- dia; ha estimulado el capital privado en cuanto constituye un elemento activo de la produccién y contribuye al bienestar general. Todo ello se ha logrado mediante un criterio ordenador determinando los principios (8) Perén ante el Congreso el 21 de octubre de 1946, 552 iieraqeat ns te ears) ConTENIDO ECON6MICO DE LA CONSTITUCION Y LA REALIDAD fundamentales de cardcter econémico y social y adoptando las medidas que ha menester para resolver las situaciones a fin de consolidarlo en breve lapso en forma definitiva. La principal ha sido, quiza, la de retener nuestra riqueza, y luego, una vez dentro del pais, distribuirla equitativamente, para lo cual fué necesario aduefiarnos de los medios de transporte. Las entidades econémicas, con la colaboracién del Estado, han rea~ lizado en breve tiempo una obra de titanes. El Ministerio de Trabajo y Previsién, creado para asegurar y proteger las relaciones entre el ca~ pitalista y el obrero, tiene una infltencia econémica indudable al par de su funcién especifica de trascendencia social. La nacionalizacién de los. bancos estaba entre los planes previstos para obtener una transforma- cién radical transformando el Banco Central en Banco de bancos, con lo cual se ha conseguido que el capital estuviera al servicio de la eco- nomfa en vez de que la economia nacional siguiera al servicio del capital fordneo. Junto con esa medida se dictaron nuevas reglamentaciones pa- ra los bancos de la Nacion, Crédito Industrial e Hipotecario y los orde- namientos de la banca privada, control de cambios, prenda con anota- cidn, sociedades de economia mixta, y ademds creése el Instituto Ar- gentino de Promocién del Intercambio, a fin de oponer al régimen del comprador tnico el de un solo vendedor, lo cual, a la vez que fija los precios basicos de las cosechas, estimula y arraiga al colono en su parce- la. ELLA.P.L surgié en un momento de excepcién, como instrumento de una revolucién que debia proceder discrecionalmente, en tanto se ope- rase y legalizase el cambio constitucional, econémico y social que pro- movia. La direccion de los bancos por el Estado ha hecho cambiar el criterio sustentado hasta entonces en materia de créditos con fines co- merciales, desde que se concedian al comerciante que més tenia; en cambio, hoy, mediante esta nueva estructura, se otorga el préstamo al comerciante que preste el mejor servicio. El pensamiento sobre lo social esté magnificamente sintetizado por el profesor Carlos Julio Por- tela, en estas palabras: “Cualquiera sea el sistema que se adopte, mantendra latente la cuestién social sin que esto quiera decir que la misma pueda alguna vez llegar a su fin, al menos en este aspecto eco- némico, si no se comprende que existe una clase —la proletaria— en general y su especie la asalariada, que no esta emancipada econémica- mente. La independencia que se menciona es bien distinta a la insegu- ridad de que pueden padecer ciertas formas de actividad, la profesional, por ejemplo, que las mas de las veces radica en una ausencia de legis- Jacién o en su erréneo dictado. Existe una notoria diferencia entre la falta de seguridad y el estado de permanente sujecién, aunque no se mmanifieste violenta y aun cuando ostente la forma de una relacién de equidistancia. 553 HECHOS E IDEAS “La emancipacién a que aludimos no se alcanza por cierto con leyes que aseguren el descanso, las condiciones de higiene, el retiro, ni con cajas frumentarias, aunque todas estas medidas sean necesarias, sino que es menester dictar normas que aseguren el derecho a trabajar y los del trabajador, como lo hizo Roosevelt en Estados Unidos y Perén en la Argentina, con la notable diferencia de que, mientras para el primero solo formé parte de su politica, el presidente argentino, luego de sos- tenerlo en su campafia proselitista, lo ha incorporado rigurosamente a la Carta Fundamental. Ni uno ni otro han tenido el propésito de des- truir el capitalismo, sino que lo que quiso hacer el primero y hace el segundo es atemperar sus males, aunque la doctrina del lider de la revo- Iucién argentina conduciré a la desaparicién de ese sistema al menos en su presentacién actual. El partido que sustenta sus ideales, integrado fundamentalmente por el proletariado y por la clase media, posible- mente llevaré a la eliminacién de la burguesia como clase y precisa- mente ella constituye la fuerza mas poderosa del capitalismo. Roosevelt mantenia firmemente la idea de la necesidad de la propiedad privada y el lider de la revolucién argentina aspira a extender el derecho de propiedad, haciendo de la tierra un instrumento de trabajo y no un bien de renta, y en ese concepto concreta una de las formas caracterizantes de la justicia social que es de la esencia de su doctrina” (*). Con lo anotado creo haber puesto de relieve cudl es la realidad econémica de nuestro pais, asi como cudl ha de ser la misién histérica que le corresponde cumplir a la Repiblica Argentina. He de ocuparme brevemente de marear el sentido de lo econémico en nuestra Carta Fundamental. El liberalismo se ha apuntalado en las formulas del apriorismo kan- tiano, que pretende hacer de la realidad el mundo de los fenémenos 0 el mundo de las apariencias voleando en los moldes vacios de la inteli- gencia aquel fenémeno que ve como aparente, de manera que estaria muy bien dicho aquello de que el hombre es la medida de las cosas. El individualismo de esta filosofia que nacié para combatir los absolutis- mos, engendré el absolutismo y el despotismo del hombre porque forjé el hedonismo y barrié con los moldes de Ja personalidad humana. El liberalismo de la caduca Constitucién Nacional no pudo impedir que la institucién de la propiedad inviolable sembrara la injusticia en el pueblo argentino y que el contrato imposible de trabajo sumiera a las masas proletarias. Ese liberalismo do Ia Constitucién derogada permit 6 la libertad (7) Carlos J. Portela, — “Contenido de los partidos politicos”, HECHOS e IDEAS N? 86, pag. 261 y ss, 554 CoNTENIDO ECONOMICO DE LA CONSTITUCION Y LA REALIDAD “liberticida” en lo econémico y la mala distribucién de la riqueza, con- secuencia del salario fundado en la oferta y la demanda. La verdadera libertad —que es precisamente la que le da tono y matices singulares a la Constitucién justicialista— es aquella adecuada al individuo en funcién de comunidad. Justicia humana es la justicia social del bien comin que nos conduce a los salarios justos, a la prohi- bicién de la usura y al verdadero sentido de la propiedad. La Constitucién vigente ha logrado apartarse de las formulas del apriorismo kantiano, que es la resultante del racionalismo cartesiano y del empirismo de Bacon, y volver al tradicionalismo de las formas greco- latinas. Vamos al aristotelismo y al tomismo, que hacen del bien comin la esencia de la personalidad indivisa y distinta; la verdadera por inteli- gente y conveniente. La esencia y la unidad con referencia al hombre cabal, permiten sos- tener que el materialismo no puede ser una escuela que predomine en el mundo actual, no puede ser tampoco la dualista cartesiana que separa Ja materia del espiritu y que no responde a los nobles atributos humanos a que nos estamos refiriendo en la concepcién del hombre cabal de la politica social y econémica actual. Es la persona humana indivisa que funde en una sola esencia los dos principios incompletos de la materia y del espiritu, conjuncién que prueba acabadamente las especulaciones metafisicas y la ciencia mo- derna de Alexis Carrel, El hombre se mueve por la ventaja de sus intereses personales o por el temor a la miseria. Hse motor es necesario para que se desen- yuelva en la colectividad y legue a forjar a su alrededor los bienes sufi- cientes para que le ayuden a realizar su finalidad en la vida. La psicologia revela a través de sus principios cientificos cémo podemos lograr la formacién del hombre cabal. El hombre anida tam- bién en su alma la esperanza de la recompensa y del temor al castigo. Este ha sido el principio instituido en nuestras leyes. Llegamos por fin a las formas del humanismo que no es otra que poner la economia al servicio del bien comin, de la economia social, para que cada uno adquiera lo importante para si y devuelva a la co- lectividad el exceso del producto de sus esfuerzos para que la comuni- dad pueda recogerlo. El capitalismo sélo queda aferrado en muy pocos paises; todos co- mienzan a evolucionar hacia nuevas formas. El sistema estatal abso- Juto marcha con la bandera del comunismo en todas las latitudes de Ja tierra. Pareceria que una tercera concepeién pudiera conformar una solu-

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