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La accién psicolégica como arma de guerra Por el Teniente Coronel Manuel H. Gelfi + e80 e8 propaganda. Por qué no utilizar palabra _y dar por terminado el asunto? De sexure deberiamos ser los altimos en titubear ante la palabra propaganda. Es un arma de guerra muy poderosa, que en hiena parte hemos inventas do..." (Cap. Dl, Gammans, Cémara de los Co- munes, 3-VIE-t) La accién psicolégica es una nueva denominacién en uso entre nosotros que encierra un conceplo amplio, ofensivo y defensivo, que te exteriorizan sus medios de accién: la propaganda y Iq contrapropa- ganda. Es, por asi decirlo, la resultante ejecutiva o la suma de las accio- nes de los planes de propaganda y contrapropaganda, involucrando también todo el ciclo que encierran estas actividades: estudio, eje- cucién y resultados obtenidos, Consideraciones generales. Napoleén J, con respecto al tema, en una de sus célebres frases expresé: “Hay sélo dos fuerzas en el mundo: la espada y el espiritu. En el largo iranscurso, la espada siempre ha sido derrolada por ei espiritu."” Esta frase encierra, de por si, con cardcter categérico, el valor de lo espiritual sobre lo material. Ambos son factores bésicos de estudio y explotacién por parte de la accién psicolégica, Evidencia también, que la misma no es nueva en su estudio, uso y aplica dias, en una u otra forma, ha sido empleado respondiendo a los mas variados fines. Anibal con la difusién de sus rumores; Genghis Khan, ny, como veremos, desde la antigdedad hasta nuestros LA ACCION PSICOLOGICA 169 al igual que Atila, propalando el terror; Felipe de Macedonia y otros, utilizando procedimientos si mprenta, se perfeccionan y faci ares, hasta que con la aparicién de le jan los sistemas ampliando sus po- Nadie, entre nosotros, puede desconocer la habil “guerra de zapa" que el Gral. D. José de San Martin desatara antes de ini sus campaiias libertadoras a Chile y Perd y el éxito logrado por sus agentes, ‘‘sublevando moralmente el pais, por la organizacién de iar centros de conspiracién permanente y Ilenarlo de agentes secretos para preparar asi el éxito de la invasién, creandose de antemano una base de opinién que predispusiese a los peruanos a la revolucién. . ." (Historia de San Martin — B. Mitre, Tomo Il, Pag. 412). Nuevos métodos de difusién y cada vez con mayor olcance y rapidez, han ido imprimiendo formas y procedimientos distintos que hoy permiten hacer conocer, difundir'e inculcar lo que se crea con- veniente, sin tener en cuenta la distancia ni numerosos otros factores que antes la limitaban. Hoy podemos decir que la propaganda “se respira", por cuants idvo que no sea alcanzado y afectado por su accién, con los mas variados medios e insospechados origenes. no existe indi Los medios, por lo general, son conocidos, per> no siempre per- fen deducir el origen y fin que se persigue. Por lo tanto, todos debemos saber —y lo sabemos, pero la influencia que ejercen mu- chas veces es superior a nuestra voluntad, porque ganan nuestra men- te—, que la accién ofensiva y defensiva, en la paz o en la guerra, responde a planes perfectamente estudiados y a intenciones no siem- pre confesables. Paul M. A. Linebarger, en su libro “Guerra Psicolégica", expresa al respect la guerra psicolégica; la mayor parie del tiempo se disfraza como lo voz del hogar de Dios, de Ia Iglesia o de la prensa amiga.” El enemigo a menudo evita identificarse a si mismo en Pero, por supuesto, no es desconocide para quienes dirigen eso: yastas organizaciones que se valen en gran parte de las ciencias psicolégicas para afectar al hombre explotando sus creencias gene- rales, sus costumbres, sus debilidades, sus aspiraciones, al solo efecto de alcanzar el fin que se busca. 170 REVISTA DE LA ESCUBLA SUPERIOR DE GUERRA En forma més amplia, estudiando a grupos so enteras, respondiendo como siempre a determinados objetivos. les 0 naciones En muchas circunstancias es posible conocer el origen y deducir el fin que se persigue. En estos casos se recibira, aceptara o recha- zaré en igual forma que la anterior, de acuerdo con lo que aconseje nuestra razén 0 nuestros sentimientos. Asimismo, debemos concebir que la accién sera objetiva y sub- jetiva, persuadiendo, coaccionando segin el caso y explotando fac- fores que el hombre por naturaleza acepta. En consecuencia, el éxito estara dado por el esudio del hombre como individuo 0 como componente de determinados grupos sociales, en relacién con el medio ambiente donde desarrollan sus actividades. Con lo que se acaba de expresar, bien claro queda que el hombre es el elemento sobre el cual tendra que desarrollarse la accién ps légica, para luego, y en virtud de su estudio, seleccionar los med utilizar y determinar la forma de actuacién. ‘Muchas veces leemos un articulo, simple 0 profundo en su con- tenido, pero sin mayor andlisis lo aceptamos dandclo como cierto, pero si llegéramos a considerar una serie de factores, elementales algunos, tendriamos que rechazarlo sin mas. ¢Qué ocurre? Es que Ia técnica del especialista experto nos lo ha Hlevado a su aceptacin por los habiles fundamentos empleados o porque supo explotar al gunas de las creencias o sentimientos del hombre, y lo aceptamos aunque sea por simple habito. Surge entonces, que los métodos a emplear deben estar en ma- nos de especialistas, dificiles de improvisar, so pena de que la accién resulte contraproducente, convirtiéndose en un arma de doble filo. la propaganda es un arte y, como tal, debe estar en manos del ta. Como artista, debe poseer una serie de condiciones para el eiercicio de su arte y como pi soluto conocimiento y convenci ort era y principal, debe tener un ab- jento de lo que desea o de la causa © causas que defiende. No se puede difundir y menos inculcar una causa, si quien lo hace no esté firmemente convencido y con amplio conocimiento de to que se desea transmitir. LA ACCION PSICOLOGICA. 171 Debe poseer sentido sobre !a especializacién —militar, politica, etc.— que debe desarrollar, para poder encarar en cualquier mo- mento sin mayor dilacién, la solucién oportuna que las circunstancias impongan. Ademés, debe poseer experiencia, sagacidad, intuicién, inspira- cién, entusiasmo y, aunque pareciera una paradoja, ser un buen pro- pagandista, Los medios que el técnico especialisia emplea debe seleccionar- los, teniendo en cuenta sus caracteristicas principales para lograr el efecto buscado. Errores en la eleccién del medio pueden evar a la inoperancia de la accién 0 a que la misma sea contraproducente. Numerosos son los medios que se pueden u bales, gra s. Lo importante, es como se utilizan y cémo afectan, para no convertirlos en un arma que se brinda al enemigo para que haga uso de ella volcandola sobre los propios autores. lizar: escritos, ver- 0s, espectaculares y var En la eleccién del medio es necesario tener en cuenta los prin- cipios que condicionan a la accién psicolégica y, como tales, no constituyen reglas fijas o normas de aplicacién permanente. La fijacién del objetivo, la continuidad y persisiencia en la ac- cién, la oportunidad en su realizacién, la variedad de métodos, con- centrar los esfuerzos en tiempo y lugares decisivos, y la verdad como fuerza de la razén, son los principios fundamentales que la rigen. la accién psicolégica no es una actividad individualista; res- ponde y marcha paralela a otras actividades de un pais y constituye un elemento valioso en planes de oiro cardcter. Por lo tanto, esté basada en dichos planes; responde en un todo a los objetivos que los mismos fijen y vinculada en tiempo y oportunidad a las realiza- ciones e intenciones de quienes conducen dichos planes. En otras palabras, esta basada en planes politicos, miiltares, econémicos, etc., pero en su conjunto siguiendo la politica que el Estado desarrolla. De lo contrario, malgasta esfuerzos por falta de una yverdadera sincronizacién —coordinacién—, que permita con ducir a la accién psicolégica complemetandolos. Por su parte, el elemento orientador durante el estudio para la 172 REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA planificacién y durante la ejecucién misma, es la informacién espe- cifica sobre el medio ambiente donde se va a desarrollar. Informacion, evaluada, que responda a sus propias necesidades. En esa forma se dispondré del elemento base, que no debe interrum- pirse hasta lograr, en lo posible, conocer los resultados obtenidos. Con las consideraciones formuladas, que se ha creide opertuno incluir, se ha pretendido desarrollar en una apretada intesis, os~ pectos fundamentales de esta disciplina, que parciera sencilla, pero que encierra grandes dificultades en su ejecucién. La accién psicolégica desde el punto de vista militar. Numerosos autores consideran a la “guerra psicolé jar y no es necesario buscar ejemplos en Ia antigiedac, cuando en nuestros dias los tenemos en gran cantidad. como un arma mil La experient |, y no podemos pensar siquiera que sea un sustituto de otros medios, sino uno mas que contribuye y facilita el logro del éxito, defen- diendo lo propio y atacando al enemigo en su espiritu de lucha y en su moral. ha demostrado hasta la evidencia su valor y efi cai Nuesiro Reglamento de Conduccién (R.R.M.35) inserla en ia actualidad en su Capitulo VI y especialmente en su N’ 385, aspectos muy importantes con respecto a la accién psicolégica. Prescribe: “...que debe responder a la orientacién general del Comando en Jefe del Ejército de Campafia” y agrega: "su planea- miento y coordinacién incumbe a cada uno de los comandos su- periores que deba desarrollar esta actividad”. El aspecto moral-espiritual de la tropa propia o del enemigo, en todos los tiempos ha constituide un factor a conjugar en la si- tuacién general y todo comando no puede ni debe omitirlo, porque es inherente a la responsabilidad del Conducto En consecuencia, la accién psicotégica forma parte de las ope- raciones militares, y més si consideramos que la accién de las armas LA ACCION PSICOLOGICA... 173 incide sobre lo fi en la propia tropa facil ico y moral del enemigo y que una elevada moral ja el éxito, No olvidemos que los ejércitos estan constituidos por hombres, que sienten, piensan y quieren como nosotros y que la accién psico- légica que los estudia tiene en los mismos su verdadero campo de accion. Paul M.A. Linebarger —ya citado— indica: “‘ocurra lo que ocurra, las guerras se efectéan para producir un cambio psicolégico en el antagonista”’ El autorizado autor, con amplios vistas y profundo andlisis, ad- vierte que las guerras tienen por objeto producir un cambio psicolé- gico en el enemigo. No puede interpretarse de otra manera, porque las dos dltimas grandes guerras nos han hecho ver que se llega a ese estado una vez agotados otros procedimientos pacificos —intencionadamente o no—, v que tal decision coloca a un pais en un estado psicolégico especial, que se va formando paulatinamente a medida que los aconteci tos politicos o de otros érdenes, van formando la opinién por la causa “justa” que los lleva a dirimir sus diferencias por las armas. Es ne- cesario entonces, aunque sea por la fuerza, producir ei cambio a que se refiere el autor para imponer la razén que les asiste. ne Otra interpretacién, y tal vez sea la exacta, es que en la actuc- lidad esos estados psicolégicos responden, a su vez, a formaciones politicas © movimientos ideolégicos que en gran parte estén constitu- yendo hoy banderas en las diferencias que dividen al mundo. Acaso, ‘La hora que vive el mundo equé es, en resumen, mas que una tremenda y cienti (La Guerra Psicolégica - Dr. Ramén Carrillo - Pag. 8). amente planeada guerra psicolégica?”’ Claro esté entonces, que la guerra, las operaciones mismas y la accién psicolégica estén intimamente ligadas como causa, como medio © como fin que se persigue. No viene al caso profundizar este andlisis, pero surge evidente que la acci nes, por estar ella, hasta cierto punto, consubstanciada con la guerra misma. n_psicolégica y lo militar tienen profundas raices comu- 174 REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUEREA En tales circunstancias jyegan factores de muchos érdenes, pero los politicos adquieren fundamental importancia por ser rectores y orientadores tanto en la paz como en la guerra. Por ese cardcter, se impone que otras actividades, y entre ellas las militares, coordinen su accién teniendo en cuenta la pol seguir, con vistas a que del planeamiento propio surja una verda- dera unidad de accién. Se infiere de lo expuesto, que la intima relacién de la accion psicolégica con las operaciones y con la conduccién politica de la guerra estén determinando que el planeamiento esté coordinado en el orden estatal. ica a Esta doble coordinacién pareciera dificultar la libertad operativa de la accién a desarrollar, pero en el campo psicolégico, si bien las armas a emplear son similares, los argumentos que las sustentan no pueden variar en su esencia, porque corren el riesgo de interferirse y de proporcionar al enemigo elementos otalmente negativos para nosotros mismos. Observemos lo que Ivon Thomas expresa en su libro “‘La Guerra de palabras”: “Es evidente que las unidades de propaganda del Ejér- cito, deben ser fiscalizadas por militares. Es imposible en escenarios bélicos dividir el Comando... Lo que no significa que esas Unidades deben apartarse de normas que le son propias; corresponde mante- ner un enlace estrecho con el Departamento de Guerra Politica, y por lo general, los folletos a distribuir en el frente deben ser prepa- rados por aque! Departamento.” las expresiones precedentes indican con mayor detalle hasta qué punto es necesario ‘que llegue la coordinacién, para evitar que la propaganda, utilizando cualquiera de sus medios, resuite un arma de efectos insospechados. Los autores mencionados, en sus referencias, consideran marcos superiores de la conduccién militar; sin embargo, el folleto de von Thomas tiene como destinatario a fas tropas mismas. Una relacién més intima con las operaciones militares, no puede definirse. gDe qué elementos, entonces, seré necesario disponer para pla- nificar la accion psicolégica? Al igual que en los estudios que se realizan en operaciones, la misién, propia tropa, enemigo y medio A ACCION PSICOLOGICA. i la orientacién o Ia fijacién de objetivos —ya coordinados en el marco estatal—, por parte del escalén superior. El contenido del plan de accién psicolégi as mayores debe ser, en lo po- sible, sin apartarse de lo expuesto, especificamente referido a la si tuacién que se vive, a las tropas y sus materiales. go en el marco de unidades operati Surge entonces una marcada separacién o diferencia, pareciendo @ primera vista que lo antes expresado encerrara cierta contradiccién. Sin embargo, no es asi. la experiencia esta defi de ese proceder, en beneficic endo y aconsejando la conveniencia de un mayor éxito en el campo tactico. En virtud de ello, ha dado en dividirse la accién psicolégica en estratégica 0 tactica, pero la coordinacién a que se hace referencia en pérrafos anteriores adquiere particular valor en lo estratégico. Asimismo, otros organismos gubernamentales tendran a su cargo la responsabilidad de la accién desde otros puntos de vista y ellos, por su parte, coadyuvardn también en el esfuerzo total. idad informative que no es nue~ Ya entre nosotros, pero su aplicacién como arma para la guerra la accién psicolégica es una acti psicolégica ha tenido una evolucién relativamente lenta, en cuanto a sistemas y organizacién. Podré aducirse que en la paz su utilidad es menor, pero no es asi. Justamente es en Ia paz cuando debemos familiarizarnos con esta guerra de alcances imprevisibles, porque en la paz —se ha dicho— a diario “‘respiramos" la propaganda de todo carécter y origen. En la paz también debe planificarse y por lo tanto su evolucién debe marchar a un ritmo acorde con los sistemas y métodos mas modernos. En la Gltima guerra, los métodos empleados y la magnitud con que se desarrollé la accién psicolégica, aman a la realidad , altoparlantes caciones, la diseminacién de panfletos por avién, en proyectiles de artilleria, propalando rumores, lanzando elementos materiales como cigarrillos, fésforos, golosinas, etc., y los que la accién psicolégica indirecta puso en practica, co- 5, en tanques, en aviones, en embar- ios lanzados en avién, fotografias. 176 RBVISTA DE LA BSCUE LA SUPERIOR DE GUERRA mo la correspondencia mal intencionada dirigida al soldado, 1a im- particién de érdenes falsas, declaraciones supuestas de prisioneros, haciendo conocer noticias que le han sido vedadas a as tropas, etc., ponen de relieve por su magnitud la importancia que le han dado las principales naciones del mundo. los elementos materiales orgénicos, como imprentas moéviles, equipos especiales, cinematografia, grupos radioeléctricos, y los mas variados elementos, fueron previstos y utilizados por expertos en esta guerra sin sangre, pero que adormece el alma, anula los sentidos y la razén. El personal empleado no se improvisa; debe conocer: idiomas, idiosincrasia del enemi: 0, su historia, su geografia, sus lideres, su ica, su organiazcién militar y la técnica de esta especialidad. Es dable considerar también, que no debemos n_psicolégica como un arma de valor ferpretar a la discutible, porque cae- riamos en una sobreestimacién injusia e inexacta. Con un ejemplo bastaria, para aclarar lo precedentemente ex- presado. ¢Sera posible que antes de iniciarse las hostilidades y mien- tras el enemigo se mantiene con todas las fuerzas que lo decidié ir a la guerra, pensemos que con altoparlantes y panfletos podamos ob- tener decisiones? Pensara que la propaganda alemana gané batallas sin darlas, como por ejemplo con Checoeslovaquia, pero recordemos que la decisién checa (asunto Sudete) no fue el fruto de la propaganda, fuerza que respaldaba la politica de Hitler. Evidentemente que no! Podria ocurrir que alguien ino de Ia Por lo tanto, la accién de la propaganda esta intimamente li gada a los dcontecimientos militares y una derrota parcial puede ser un excelente objetivo para precipitar un hecho de trascendencia. En ese momento la accién psicolégica tendra el campo propi desarrollar con todos sus medios una intensa campaiia, contri a la accién de las armas. io para uyendo Interpretada en su justa evaluacién y considerando lo que la il- tima guerra nos est mostrando, podemos concluir expresando que ia importancia de la accién psicolégica como arma de guerra —ha dado en llamérsela asi por algunos autores—, es de reconocido valor en la paz y en la guerra, Hoy su importancia se acrecienta, cuando se advierte que estamos ante luchas ideolégicas que separan al mundo y que, sin estado d= guerra, es esgrimida con toda su potenci grupos sociales, sino en grupos de naciones para inclinarlas a las causas que uno u otros defienden. tratando de incidir no en Tenemos cerca un claro ejemplo con un pais americano —no interesa para los fines de estos apuntes la verdad scbre lo aconte- cido—, del que se hicieron eco la prensa y radiodifusoras de todo el mundo. Se atacaron o defendieron causas que « mas de uno no le interesaba en forma directa pero, a mas de uno, era necesario hacer conocer, mostrar y justificar. EI propio interesado poco © nada disponia para hacer conocer su causa justa o injusta, en relacién con los medios de otras poten que en pocos dias saturaron el mundo y en pocos dias hicieron incli la opinién a su favor. Logrado el objetivo perseguido con la casi exclusividad del arma psicolégica, se advierte que paulatinamente el tema deja de ser tra- tado, por ser un hecho que ha perdido “actualidad”. La accién psicolégica en el combate. Es indudable que la guerra altera los factores psiquicos del in- diyidud, aun sin haber intervenido en forma directa en el combate mismo. Esta alterac n responde a los més variados motivos, cuya gamu il y profundo estudio psicolégico, antes y duranie las operaciones, por parte de jefes, oficiales y suboficiales para mantener el espiritu y la moral de la tropa, estudio que en la ac- tualidad debe realizarse con més profundidad, porque incluso las co- rrientes ideolégicas internacionalistas pueden ser mctivo de pertur- baciones morales y espi El asesoramiento para estos estudios en Estados Unidos de Nor- teamérica y otros paises, esté en manos de hombres de ciencia y se ha legado a esa perfeccién, tal vez, en busca de mayores éxitos. En dicho pais, durante la Ultima guerra, equipos médicos especialistas entrafia un di tuales. actuaron en las zonas de operaciones, estudiando !as causas y efec- tos, para la pronta y oportuna recuperacién del personal y la adop- cién de contramedidas adecuadas. 178 REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA Nadie puede estar inmune a las alteraciones psiquicas, pero quien tenga instruccién, convencimiento, profundas bases morales, ca- racter, fe en sus jefes, etc., dispone de una mayor autodefensa que le permitiré. mantener un elevado estado espiritual. El enemigo por una parte y las propias contingencias del com- bate, estan incidiendo en el espiritu y en la moral de la tropa; a ellos debemos tenerlos en cuenta para contrarrestar su accién. Para ambos casos, el jefe inmediato tiene principal responsabi- lidad, por cuanto nadie puede conocer mejor ni tomar medidas mas ‘oportunas con sus subordinados, que quien tiene contacto directo. EI debe proponer o solucionar lo que crea conveniente, para que el estado moral-espiritual no sélo se mantenga, sino que se acreciente en la mayor medida. los jefes inmediatos permitirén a los escalones superiores tener un amplio conocimiento del estado moral-espiritual de la tropa pare la adopcién de contramedidas oportunas. Sin embargo, la accién ave se debe desarrollar en la propia tropa no es. estatica; no se deben esperar los acontecimientos, debe prevérselos en toda forma y en iertos casos con la mayor energia, para evitar caer en la desmorali- zacién, evidente signo de la derrota. Un ejemplo digno de tenerse en cuenta, y por muchos aiios la historia militar no dejaré de considerarlo, ha sido la moral inque- brantable de las tropas alemanas que ante el contraste de sus gran- des éxitos con los fracasos, que sin duda mostraban la segura de- frota, se mantuvieron incélumes hasta que el conductor de la guerra dio su palabra final: la rendicién. Este ejemplo sélo puede ser concebido si se considera que exis- 1i6 una preparacién psicolégica pre que de lo contrario, el espirity del hombre que busca por naturaleza su conservacién, no puede soportar embates que la légica no acepta. Tal vez ese fanatismo se convirtié en profundo odio, estado psiquico especial, que la accién psicolégica debe preverlo y estudiarlo. rayana en el fanatisme, por- El hombre es sencillo por naturaleza y ahi debe estar incidiendo la accién en busca del objetivo, explotando circunstancias favorables que permitan mantener y enaltecer en todo momento y oportunidad, la moral del combatiente. LA ACCION PSICOLOGIC! 179 El enemigo, por su parte, no dejar de explotar también cuai- quier hecho que pueda reportarle un beneficio para las operaciones que se desarrollan. Surge, entonces, la necesidad de estar preparado y de estudiar los procedimientos y efectos que logra para contrarres- far su accién. Preparacién que se traduce en estado moral-espiritval, nada accién, ¥ estudiar sus procedimientos y efectos para orientar las medidas ofen- para poder recibir y soportar sin mella su inten sivas o defensivas inmediatas, tendiendo a satisfacer los propios fines. La importancia del arma psicolégica aconseja no descuidarla y, por el contrario, tenerla muy en cuenta en las propias tropas y con las del enemigo, si no se quieren tener tristes realidades imposibles de subsanar. En Ia paz 0 en la guerra, antes, durante o después del combate y en la post guerra, se practica y se ha practicado; la vemos, In sentimos, la oimos a diario, desedndolo 0 no, pero su accién lenta o rapida, con mayores 0 menores medios, no deja de producir su efecto benéfico, perturbador 0 negativo, segin quién y como se es- grima esta arma. Bibliografia consultada: —tLa Guerra Psicolégica - Dr. Ramén Carrillo. —ta Guerra de Palabras - lvon Thomas. —La Guerra Psicolégica - Pail M. A. Linebarger. —EI Precio del Poder - Hanson W. Baldwin. —Doctrina Nacional, de Informaciones de Estado. (Reservado.} —ZéPor qué vencid el Ejército Rojo? - Gral. A. Guillaume. —Apuntes personales. REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA Ao ZXXIT ABRIL - JUNIO 1966 |: No. 817 Samarie SOBRE PLANES. Pore! General de Divisién (R) Benjamin Ratenbaeh «. 14 DEFENSA NACIONAL Y ZONA DEL INTERIOR. SOBRE LA NECESIDAD DE DETERMINAR LA PROBAPLE ACTITUD DE LAS FUERZAS PROPIAS, POSTERIOR A LA PRIMERA BATALLA. Por el Teniente Coronel Julio César Saivadores 158 REFLEXIONES SOBRE ORGANIZACION MILITAR. Por el Tenlente Cora- rel Carlos Lule Folkenand 161 LA ACCION PSICOLOGICA COMO ARMA DE GUERRA. Por el Teniente Coronel Manuel H. Geifi ee 18 LA DIVISION BLINDADA. CONSIDERACIONES TENDIENTES A ACLA. RAR Y AMPLIAR CONCEPTOS CONTENIDOS EN NUESTRAS PRES. CRIPCIONES REGLAMENTARIAS. Por el Teniente Coronel Leén J Nome 80 LA GUERRA. FORMAS DE CONDUCCION. Por el Teniente Coronel Raberte Benjamin Alen sa BREVE RESERA REFERENTE A LAS PRIMERAS LINEAS TELEGRA- FICAS QUE SE CONSTRUYERON EN NUESTRO PAIS, PARA SER- VIR & LAS NECESIDADES DEL EJERCITO Y QUE CONSTITUVE RON VERDADERAS AVANZADAG DE CIVILIZACION Y PROGRESO, Por el Teniente Corona! German Quintana ain NOTICIAS PROFESIONALES Y GENERALES 26 BOLETIN BIBLIOGRAFICO 22s ANEXO RESERVADO CONDUCCION DE EJERCITO (EN SITUACIONES ESPECIALES). Por | General de Division (R.) Benjamin Rattenbach .... tana EJERCICIO DE CUADROS DE CONDUCCION SOBRE LA CARTA (BATALLON DE INFANTERIA REFORZADO). Por 1 Tenlente Corenel Miguel Angel Danert wan La Direceién de la Revista deja a sus colaboradores la entera responsabil dad de las opiniones 0 juicios vertidos a cuyo fin, cuando no sean articulos de Ia Direceidn, las colaboraciones aparecerén con el nombre del autor,

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