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Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio José Maria Ezquiaga “escribiré sobre como son las ciudades en la vida real, porque es la nica forma de conocer qué principios de planeamiento y qué ac- ciones de reconstruccién pueden promover la vitalidad econdmica y social de la ciudad y qué acciones y principios afectaran negative- mente a estos atributos". (ane Jacobs)! Imaginar el futuro de la ciudad significa hablar de los miedos y deseos del presente mas que de un ejercicio de prediccién racional. Por eso resulta a veces mas interesante indagar en las imagenes literarias o artisticas donde estos temores se ex- presan con mayor libertad que en los ensayos de prospectiva urbanistica. Pensemos en dos peliculas de culto separadas por cincuenta afios. En Metrdpolis de Fritz Lang (1926) se revela el secreto de la ciudad industrial: bajo la superficie armoniosa de la ciudad de la luz, donde la tecnologia esta al servicio del ocio y la felici- dad de una minoria, se esconde otra ciudad, tenebrosa y sub- terranea, donde la maquina devora la vida de sus esclavos. La metrépolis imaginada por Lang es en el fondo fragil porque se * J. Jacobs: The Death and Life of Great American Cities, Nueva York, Random House, 1961 207 José Marla Ezquiaga 208 asienta sobre la amenaza de rebelidn contra el orden injusto. Muy distinta es la imagen de la ciudad futura como jungla en el film de Ridley Scott: Blade Runner (1982). La difusion de la tecnologia no es capaz de crear una nueva organizacién so- cial, ni de satisfacer las aspiraciones de felicidad individual, mas bien se incorpora con naturalidad en la superposicion confusa de fragmentos que componen la ciudad. éQué imagenes representan mejor la modernidad, los individuos convulsos en el caos de estimulos y. movimiento de la metré- polis imaginados por los “futuristas" de principios de siglo; la in- tensa soledad de los personajes de Hopper, naufragos en la gran ciudad, olas periferias sombrias y silenciosas de Mario Sironi? Quizas lo que mejor caracterice la condicién contemporanea sea la transformacion de la ciudad, probablemente tan pro- funda como la experimentada en la fase de surgimiento de las economias industriales y la crisis que afecta al fundamento de las ideas de urbanidad, espacio publico y paisaje. Ademas, la emergencia de un nuevo territorio, que cambia la escala de comprensi6n e intervenci6n sobre los hechos urbanos y mul- tiplica las dimensiones de su complejidad demanda nuevos ins- trumentos y estilos de planeamiento y proyecto arquitecténico. En este contexto, la ciudad del futuro no aparece como fruto de una evolucién previsible, sino como el resultado de las bifurca- ciones que finalmente elijamos ante las paradojas del presente. Globalidad y desterritorializacién Los cambios en las formas de produccién, organizacion del consumo y movilidad de capitales, personas y bienes, estan Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio afectando de manera profunda al caracter de las ciudades. Lo global y lo local se encuentran conectados de manera inima- ginable en las sociedades tradicionales. El salto en las tecno- logias de comunicacién y la estrecha interrelacion de los mer- cados genera que acontecimientos en centros de decision lejanos afecten rutinariamente a las vidas de millones de per- sonas. Mas precisamente, las modernas telecomunicaciones, en especial Internet, han roto vinculos tradicionales entre el tiempo y el espacio. Las ideas de comunidad virtual 0 cibe- respacio ponen de manifiesto la creciente existencia de esfe- ras de relacidn y vinculos personales o profesionales no refe- ridos a lugares determinados. éSignificara esto el fin de las ciudades como conglomerados de personas y actividades? Mas bien al contrario, los nuevos fendmenos potencian una intensificacion de las relaciones econdmicas y sociales que atraviesan el entramado de ciuda- des, fortaleciendo su papel como verdaderos puestos de mando, en la todavia valida expresion de Le Corbusier, de las sociedades modernas. 209 La representacion de la ciudad tradicional se construia sobre la idea de limite, bien fuera éste la demarcacién fisica del re- cinto urbano -materializado en puertas, murallas o bulevares- o bien la escisién mas ideal entre el universo artificial ordenado y el mundo de lo organico y natural. La cultura urbanistica y los instrumentos de planeamiento se han formado historica- mente sobre la metafora de la ciudad delimitada, asumiendo el objetivo de formalizar armoniosamente el crecimiento so- bre el territorio libre circundante. La imagen de un creci- miento continuo, compacto y denso, organizado en torno a un centro urbano, donde residen las funciones directivas, y deli- José Maria Ezquiaga 210 mitado por autopistas orbitales y cinturones verdes, ha sido du- rante varias décadas el icono dominante de la ciudad ordenada que inspira las primeras legislaciones del suelo. La metr6polis moderna ha desvanecido toda idea de limite a priori, inaugurando lo que se ha venido en llamar la era de la desterritorializacion. El sociélogo britanico Anthony Giddens (1990) ha analizado la intima relacion existente entre la mo- dernidad y las transformaciones en el tiempo y el espacio. Las sociedades modernas tensionan crecientemente la escision en- tre espacio y lugar favoreciendo las relaciones entre sujetos es- pacialmente distantes y, por ello, incapaces de mantener con- tactos cara a cara. Décadas antes Melvin Webber fue pionero en formular las consecuencias espaciales del creciente desarrollo de dominios de relacion no referidos a lugares determinados. Las nociones actuales de comunidad virtual o ciberespacio han Ile- vado esta idea a sus Ultimas consecuencias*. “Por mas adecuado que sea el lenguaje de los usos del suelo y las densidades para describir las caracteristicas estaticas de un sitio, es incapaz de tratar explicita y especificamente de los modelos dinamicos de localizacion de la comunicacién humana, que se dan en el es- pacio, pero que trascienden cualquier lugar dado". Las dimensiones de la centralidad Desde la utilizacién por la Escuela de Chicago, en los afios veinte, de la metafora organica para explicar el ciclo vital de las ciudades, hasta la concepcion del planeamiento como ex- presion de la vocacion espacial de un sujeto ciudad, se ha atri- buido a ésta la imagen equivoca de entidad coherente y uni- taria. Mas recientemente, la planificacién estratégica asociada al discurso econdmico ha profundizado en la difusion de este 2 Cf. M.C. Boyer: Cybercities, Nueva York, Princeton Architectural Press, 1996; y WJ. Mitchell: City of Bits, Cambridge (Mass.)-Londres, The MIT Press, 1995. 3M. Webber: "The Urban Place and The Non Place Urban Realm", en idem et al. (eds.): Ex- plorations into Urban Structure, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1964. Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio icono al presentarnos las ciudades como sujetos econdmicos disputando en un escenario de competencia universal. Sin embargo, la ciudad no es tanto un actor como un “lugar ocupado por muchos actores"*. Tampoco es posible hablar ya de una relacion directa entre las formas de centralidad y una referencia geografica concreta, como en el pasado pudo es- tablecerse con el centro histdrico o los modernos centros fi- nancieros. La expresién contemporanea de la centralidad asume una multiplicidad de configuraciones espaciales, tanto en escala geografica como en cualidad. La denominada nueva economia, basada en la informacion y el conocimiento, se caracteriza por su dimensidn global, es decir, por la interconexion electronica que permite que determina- das actividades, destacadamente los mercados financieros, funcionen “como una unidad en tiempo real"?. A partir de esta primacia de las redes virtuales, diversos autores se han pre- guntado acerca del futuro de las grandes aglomeraciones ur- banas, frente a los emergentes procesos de desterritorializacién. Si bien las ciudades continuaran desempefiando el papel de puestos de mando (Le Corbusier), la extraordinaria capacidad de generacion de riqueza asociada a las nuevas actividades y su desigual distribucion en funcion del lugar que éstas ocupen en las redes globalizadas de individuos y empresas, determinan una extraordinaria variedad de situaciones en localizacion y es- tructura de la centralidad. Cabe asi hablar de centralidades ge- ograficas o electronicas, en virtud de que éstas respondan a no- Uos fisicos de concentracion de funciones direccionales, 0 bien tengan un caracter metaterritorial, vinculado a espacios gene- rados electronicamente (por ejemplo, los mercados financieros). * P. Marcuse y R. van Kempe: Globalizing Cities. A New Spatial Order, Oxford, Blackwell, 2000, p. 256. 5 M, Castells: “La ciudad de la nueva economia”, en Pasajes, n° 35, (2002), pp. 34-37. 211 José Maria Ezquiaga 212 En todo caso, y paraddjicamente, la optimizacion del uso de las tecnologias de la informacion demanda siempre un soporte in- fraestructural material y un territorio geografico sobre el que desplegarse. Las ciudades globales constituyen, desde este punto de vista, antes que cualquier otra cualidad hiperconcen- traciones de infraestructura. Atendiendo a la forma organizativa del territorio de la cen- tralidad, Saskia Sassen® constata la permanencia del centro ur- bano convencional como expresidn clave de la centralidad. Pero detecta, asimismo, tendencias simultaneas hacia la expansion de la centralidad sobre el territorio metropolitano, formando una red de polos de actividad terciaria intensa, y hacia la for- macién de centralidades transterritoriales organizadas sobre redes telematicas de intercambio econdmico. Es posible hablar también de una centralidad infraterritorial, en virtud de los pliegues del tiempo y el espacio sobre las centralidades geo- graficas concretas. La telematica aparece como condicion necesaria de la des- centralizacion y dispersin espacial de las actividades antes asociadas al centro urbano, al neutralizar las distancias fisi- cas. Sin embargo, otras fuerzas gravitatorias tienden a man- tener la cohesién e importancia de los centros urbanos en cuanto concentraciones de infraestructura y redes geografi- cas de la innovacién tecnoldgica asociada al conocimiento y a la educacion superior. En este contexto, las ciudades constituyen los centros de con- trol y los nodos de localizacién de mercados y empresas clave, asi como el caldo de cultivo de la innovacidn y la expresion sim- bélica, y arquitecténica, de las nuevas actividades. A esta fun- * 5, Sassen: The Global City:New York, London, Tokyo, Nueva York, Princeton University Press, (1991) 2001, p. 333. Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio cidn de las ciudades en cuanto soporte infraestructural de la economia, Castells’ afiade la de constituir el ambito de los va- lores sociales. En efecto, la moderna economia en red carece de cualquier referencia moral ajena a la estricta logica de la com- petitividad y el mercado. La ciudad constituye, por ello, el am- bito donde se materializa el conflicto entre mercado y esfera pu- blica;conflicto que atraviesa y explica la moderna construccién del espacio social y sus expresiones arquitectonicas. La metafora geolégica de un espacio estructurado en estra- tos es probablemente mas adecuada que la zonificacion con- vencional para representar las dimensiones complejas de la re- alidad metropolitana. Los estratos dan cuenta de diferentes cristalizaciones de la construccién social de la realidad, ca- paces de solaparse sobre el mismo espacio geografico y, lo que es mas importante, permiten incorporar el tiempo como di- mension adicional del espacio. La macdonalizacion del espacio En la esfera social, la escisién espacio/temporal es condicién necesaria del dinamismo extremo que caracteriza a la mo- dernidad y proporciona los engranajes para el desarrollo de las organizaciones racionalizadas. Estas son capaces de "conec- tar lo local y lo global de manera inimaginable en las socie- dades mas tradicionales y al hacerlo rutinariamente afectan a las vidas de millones de personas"®. Las consecuencias es- paciales de la racionalizacién del consumo son determinantes. La ciudad tradicional como conjunto de /ugares, es decir, como espacios y acontecimientos identificables, fruto de una historia irrepetible, se ve anulada por un creciente fendmeno de homogenizacion de espacios y modos sociales. Son los de- 7 M, Castells: op. cit. p. 36. ® A. Giddens: The Consequences of Modernity, Stanford (California), Stanford University Press, 1990, p. 20. 213 José Maria Ezquiaga 214 nominados por Augé: no-lugares (autopistas, aeropuertos, hi- permercados, grandes hoteles...), fruto de la macdonalizacion? del consumo en esferas diversas. Emerge de esta forma una nueva ciudad archipiélago, integrada por una suma de luga- res temdticos (parques de ocio, parques comerciales, centros de negocios, nudos de transporte) conectados por autopistas e idénticos en contextos geograficos muy dispares'®; confi- gurando la nueva gcografia despojada de identidad a la que Koolhaas se ha referido como ciudad genérica"'. El reflejo espacial de estas transformaciones ha generado una profunda alteracion del escenario urbano. El crecimiento ex- ponencial de la movilidad metropolitana tiende a propiciar una ocupacion difusa del territorio antes desconocida. Lo mas significativo de este fendmeno es que no se ven desplazadas ala periferia las actividades mas débiles -como en la ciudad tradicional europea- o la residencia -como en la formacién del suburbio anglosajén-, sino que funciones y elementos carac- teristicos de la centralidad abandonan las localizaciones tra- dicionales para colonizar un nuevo territorio suburbano™. Como consecuencia de ello se ven distorsionadas las clasicas relaciones de dependencia entre la ciudad central y los nucleos exteriores: el modelo metropolitano segregado y jerarquizado tiende a transformarse en una estructura policéntricao reti- culada. Actividades que antes se desenvolvian en un espacio concentrado consumen ahora una mayor extension del terri- torio. La nueva periferia difumina los ultimos limites concep- tuales entre la ciudad y el campo". En la escala del espacio urbano esto’se traduce en la obso- lescencia de las expresiones civicas convencionales de lo pu- 9 Ritzer: La macdonalizacidn de la sociedad, Barcelona, Ariel, (1993) 1996. 1M, Sorkin: Variations on a Theme Park. The New American City and The End of the Public Space, Nueva York, Hill and Wang, Sixth printing, 1995. ™ R. Koolhaas: La ciudad genérico, Barcelona, Gustavo Gili, (1997) 2006, 2 P. Rowe: Making a Middle Landscape, Cambridge (Mass.)-Londres, MIT Press, 1991 °° EW, Soja: Postmodern Geographies, Londres-Nueva York, Verso, Fourth impression, (1989) 1994. Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio blico: avenidas, parques, plazas, equipamientos e infraestruc- turas, y su sustitucién por ambitos privados capaces de mo- vilizar y congregar de manera flexible las diversas formas de vida colectiva, particularmente en torno al consumo, entre- tenimiento y acontecimientos deportivos y culturales. La ex- periencia de la vision evanescente ("todo Io sdlido se desva- nece en el aire") de los hechos sociales prepara a los sujetos contemporaneos para asimilar sin dificultad ni riesgos un es- pacio sin calidad, carente de densidad significativa, y por ello apto para un consumo efimero. Los nuevos espacios comerciales tienden a reemplazar las funciones y actividades caracteristicas del espacio publico tradicional: comunicaci6n, encuentro, descanso, diversion... Su arquitectura, reducida a esquema funcional, se manifiesta ante el usuario como un entorno amigable y liviano, en el que la densidad significativa se sustituye por la capacidad de adaptacion plastica a los gustos y demandas cambiantes. En los parques y centros comerciales no existe como tal un len- guaje arquitectonico, sino la expresion de la contingencia temporal traducida en la sintaxis efimera de los medios de co- municacién masiva. Paraddjicamente los espacios del ocio y el consumo son per- cibidos por el usuario como el reino de la /ibertad de eleccion y de la gratificacion inmediata, pero se encuentran sometidos a una programacion y contro! exhaustivo ausente en los es- pacios civicos tradicionales. El espacio es considerado como un recurso econdmico y, en consecuencia, medido, gestionado y hormalizado para asegurar su Gptimo comportamiento a tra- ves de las sofisticadas técnicas del merchandising. Al mismo tiempo, los gustos y los comportamientos de los consumido- 215 Jost Maria Ezquiaga 216 res son “analizados, cartografiados, cuantificados y manipu- lados, para explotar al maximo su potencial de gasto”"*. Capacidad de acogida y limites ambientales la nueva estructura organizativa de las metropolis des- arrolladas supone, por todo ello, una crisis profunda de los fundamentos mas arraigados de la idea de urbanidad. En el emergente espacio postmetropolitano pueden todavia iden- tificarse los elementos caracteristicos de la conformacién de la ciudad, pero se encuentran ausentes las condiciones de densidad, interaccién funcional y continuidad espacial, que definen a los espacios urbanos y sobre los que se asienta el instrumental urbanistico convencional. Esta realidad situa en primer plano la cuestidn de la sostenibilidad de un mo- delo de ocupacién del territorio basado en el consumo ma- sivo de los tres elementos basicos del medioambiente: suelo, aire y agua. El concepto de desarrollo sostenible es mucho mas amplio que el de proteccion del medioambiente, ya que implica tanto la consideracidn de la calidad de vida y la iqualdad entre las per- sonas en el presente, como la solidaridad intergeneracional: los habitantes del futuro merecen disfrutar de un medioambiente mejor o igual que el actual. Esta concepcion del desarrollo tiene consecuencias esenciales sobre el enfoque convencional del urbanismo y la administracién de los recursos al deman- dar una previsidn de las consecuencias de los procesos de transformacién espacial a largo plazo, asi como la adopcién de politicas que reflejen los costes reates del consumo del te- rritorio y su impacto sobre los recursos no renovables desde tres perspectivas basicas: ° Project on the City: "Harvard Design School Guide to Shopping”, Colonia, Taschen, 2001, p. 784, Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio - Sostenibilidad ambiental, con el objetivo de que el consumo de los recursos materiales, hidricos y energéti- Cos renovables no supere la capacidad de los ecosistemas para reponerlos y el ritmo de consumo de los recursos no renovables no supere el ritmo de sustitucion de los re- cursos renovables duraderos; evitando, igualmente, que el ritmo de emisién de contaminantes no supere la ca- pacidad del aire, del agua y del suelo para absorberlos y procesarlos. - Ocupaci6n del suelo sostenible, que contemple la reha- bilitacién y reutilizacion del suelo como opcidn preferente sobre el nuevo crecimiento, evitando la segregacién y dis- persion urbana, y contemplando la integracion y asociacion de usos y funciones con el fin de reducir la movilidad. - Movilidad urbana sostenible orientada a reducir la mo- vilidad forzada y el uso innecesario de vehiculos moto- rizados; priorizando los medios de transporte respetuo- sos con el medioambiente mediante la planificacion de su uso combinado. Es responsabilidad del planeamiento determinar las capaci- dades ambientales e impedir que se superen sus limites, adop- tando la capacidad de acogida (es decir, la aptitud de un es- pacio determinado para soportar un nivel de intensidad de usos urbanos sin que se produzca un proceso irreversible de deterioro ambiental, social o cultural) como principio rector. La idea de planificacion sostenible implica, asimismo, un cues- tionamiento esencial del discurso econdmico neoliberal con- forme al cual la regulacién del mercado de suelo operada desde el planeamiento urbanistico es innecesaria, cuando no 2th José Marfa Ezquiaga 218 perjudicial, para la iniciativa empresarial, la innovacion y la mas eficiente asignacion de los recursos. Economia simbdlica del proyecto arquitectonico El proyecto arquitectonico ha sido defendido por su mayor ca- pacidad de adaptacion a un entorno social y econdmico en acelerado cambio, pero también como instrumento de inno- vacion y creatividad en oposicion al conservadurismo inhe- rente a las ideas urbanisticas predominantes y a la estéril ru- tina del planeamiento burocratico. Las energias liberadas de las penosas tareas de tramitacion y gestidn de las figuras de planeamiento podrian orientarse provechosamente a la eje- cucidn de proyectos viables a corto plazo. Desde este volun- tarismo, se entiende que es posible salvar el vacio existente entre la arquitectura del edificio y la ciudad a partir de la as- piracion a la totalidad de la arquitectura. Una variante reciente de la cultura del proyecto combina la va- loracion del papel de los proyectos arquitectonicos en la nueva economia simbdlica basada en la cultura, ocio, turismo y comunicacion" y el creciente peso de esta economia sim- bdlica en el actual escenario de globalizacion de la compe- tencia entre ciudades para captar inversiones en un contexto de movilidad acelerada de capitales'®. La imagen, materiali- zada en proyectos arquitecténicos e infraestructuras emble- maticas, ha llegado a constituirse en relevante campo de ba- talla en el juego del marketing urbano. Ahora bien, el potencial del proyecto como espacio de innovacidn artistica, 0 como pa- lanca de transformacion o reconstruccion de la ciudad, tiende a reducirse a su capacidad para evocar imagenes de moder- nidad o de eficiencia, ajenas a la ciudad real. * §, Zukin: The cultures of cities, Oxford, Blackwell, 1995. 18 §, Sassen: op. cit. Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio Por otra parte, ha sido comin hasta ahora entender el espa- cio de la ciudad en clave temporal, como sedimento historico, fruto de una sucesién de proyectos e intervenciones, decan- tados en unas arquitecturas concretas. Peter Marcuse’? sugiere -inspirado en Richard Sennett- el concepto complementario de tiempo horizontal para distinguir la pluralidad de usos so- ciales que se solapan tras la apariencia de contemporaneidad del espacio, a lo largo de las diversas horas del dia, dias de la semana y estaciones del afio. La omision de estas dimensiones temporales del espacio ha con- ducido a una unidimensionalidad de los proyectos, incapaces de recrearse y enriquecerse con el paso del tiempo, al no interio- rizar en su gestacion la diversidad de estratos y dimensiones multiples de la realidad urbana. Fue el caso de la etapa heroica de las Vanguardias, cuando la hostilidad hacia lo existente se manifesto en la radical sustitucién de la historia por la nove- dad"*, tal como Le Corbusier planteara, por ejemplo, en sus pro- yectos para el centro de Paris. Sin embargo, |a ignorancia de la dimension multiple del tiempo sugiere también el riesgo alter- nativo de entender los objetos arquitecténicos legitimados en cuanto materializacion construida de un tiempo histdrico aca- bado y, en consecuencia, sustraidos a la evolucién y al efecto de las dimensiones fluidas del tiempo horizontal. Tal fue la limita- cién del pensamiento tipo-morfoldgico de los afios sesenta para generar, a partir del arsenal analitico de la ciudad hist6- rica, nuevos paradigmas de transformacion de la ciudad. 219 Tanto la expresin arquitectonica del tiempo de la moderni- dad: abstracto plano y fragmentable, como el fetichismo del objeto historico suspendido en el tiempo privan al proyecto ar- quitectonico de la capacidad de incidencia transversal sobre YP. Marcuse: “Of Time and Fetishization of The Built City", en A Graafland (ed): Cities in Tran- sition, Rotterdam, 01 Publishers, 2001, pp. 288-295, ® R Sennett: “La calle y la oficina: dos fuentes de identidad', en A. Giddens y W. Hutton (eds Enellimite. La vida en el copitalismo global, tr. esp. de M.L Rodriguez Tapia, Barcelona, Tus- quets, 2000, pp. 247-267. José Maria Ezquiaga 220 los estratos y plieques en que se expresa de la construccién so- cial de la ciudad; generando los espacios "vacios de tiempo", caracteristicos de tantos proyectos urbanos actuales. Lamen- tablemente las hipotesis que fundamentan la transformacion urbana en la primacia del proyecto arquitecténico adolecen de la misma simplificacion identificada en el paradigma urba- nistico tradicional: incapacidad para administrar una realidad urbana compleja. Como en el pensamiento magico, la dificul- tad de entender y manejar una realidad urbana que aparece como inabarcable e inaprensible, se resuelve operando en el plano de la analogia: el proyecto arquitectonico se convierte en vehiculo de significados meta-arquitecténicos. Cohesién social y pluralidad Mas que nunca las ciudades son espacios de mestizaje cultural y humano, pero a la riqueza de la pluralidad se oponen tenden- cias hacia exclusidn forzosa de la parte de la poblacién no in- tegrada cultural 0 laboralmente y la autoexclusidn de los gru- pos de renta mas elevada que no desean compartir su espacio. Es preocupante el efecto de desintegracion espacial que tiene la proliferacién de urbanizaciones “cerradas" en la periferia de las ciudades americanas y ultimamente en Europa. Pero mas preo- cupante es el miedo a la diferencia que alimenta la exclusion y las huellas sobre una generacion de nifios que creceran priva- dos de la relacion cotidiana con personas y situaciones diversas. A esta tendencia amenazante se contrapone una nueva sen- sibilidad hacia la diversidad espacial y social como patrimo- nio y riqueza de las ciudades y hacia la preservacion de la he- rencia natural y cultural. La oposicién entre los centros comerciales suburbanos, convertidos en los nuevos cataliza- Horizontes post-metropolitanos, Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio dores sociales de la poblacian némada de las periferias urba- nas, y la recuperacion simbdlica y funcional de los centros his- téricos visualiza de manera clara la tension entre los dos mo- delos en juego. Por todo ello, los conceptos clave para la construccidn social de la ciudad del futuro seran, sin duda, los de cohesion social y pluralidad. En este nuevo marco, comienzan a percibirse fracturas en el entendimiento del planeamiento urbanistico como la expre- sién técnica de un unico interés general. En efecto, el para- digma del planeamiento tradicional se basa en el reconoci- miento de la capacidad técnica del planificador para deducir, basandose en sus conocimientos expertos, el interés publico y disponer los instr'umentos mas adecuados para su consecu- cion; sin que estas formulaciones se vean interferidas por sus posiciones de clase o cultura. « 221 Charles Lindblom" puso de manifiesto la contradiccién exis- tente entre el nivel de informacion y la complejidad organi- zativa que requiere el planeamiento racional-comprensivo y la capacidad de los planificadores; reclamando, alternativa- mente, un planeamiento incrementalista, a partir del cual fuera viable la consecucion de metas realistas a corto plazo. Avanzando un paso mas, Paul Davidoff? cuestiono el funda- mento politico del plan comprensivo sobre la hipdtesis de un unico interés publico, entendiendo que este concepto contri- buye a perpetuar el monopolio sobre la capacidad de plane- amiento, desalentando la participacion ciudadana. A partir del reconocimiento de la complejidad de intereses contrapuestos en la realidad, urbana, el advocacy planning aspira a expresar la racionalidad, limitada pero legitima, de determinados co- lectivos excluidos de las decisiones urbanisticas. © CE Lindblom: "The Science of Mudding Through”, en Public Administration Review, vol. 19, (1959), pp. 79-88. 2° P. Davidoff: “Advocacy and Pluralism in Planning’, en Journal of The American Institute of Planners, vol. 31, n° 4, (1965), pp. 544-555. José Maria Ezquiaga 222 Ambas perspectivas suponen un cambio radical en los métodos y objetivos del planeamiento. Sus consecuencias practicas re- sultan evidenciadas en las influyentes reflexiones de Jane Ja- cobs, cuyo eco resulta radicalmente actual: “Escribiré princi- palmente sobre cosas comunes y ordinarias: por ejemplo, qué tipos de calles son seguros y cudles no; por qué algunos par- ques son maravillosos y otros son casi trampas o trampas mor- tales... En resumen, escribiré sobre como son las ciudades en la vida real porque es la Unica forma de conocer qué principios de planeamiento y qué acciones de reconstruccién pueden pro- mover la vitalidad econdmica y social de la ciudad y qué ac- ciones y principios afectaran negativamente a estos atributos””. El Plan como instrumento de aprendizaje y comunicacién Estos enfoques constituyen el sustrato de aproximaciones mas contemporaneas como la revision de los conceptos urbanisti- cos desde la perspectiva del género. Aunque la corriente femi- nista tiene, por el momento, escasa repercusion en la practica de! planeamiento, esta llamada, a mi juicio, a constituir una pieza clave del nuevo urbanismo. La perspectiva del género am- plia el cuestionamiento del concepto de interés general a las demarcaciones tradicionales entre la esfera personal y la esfera politica, el territorio publico y doméstico; abogando por el re- conocimiento de la diversidad como elemento clave de la mo- dernidad. De la misma manera que el planeamiento defensivo cuestiono la pretendida objetividad de las técnicas urbanisti- cas, la perspectiva del género cuestiona la aparente neutrali- dad del lenguaje y los conceptos tedricos convencionales. Estas nuevas perspectivas plantean la necesidad de un trabajo tedrico de reformulacion de los conceptos convencionales del J Jacobs: op. cit. p. 7. Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio planeamiento. John Friedmann propone una nueva aproxi- macion al planeamiento alejada del denominado pensamiento euclideo. Este ultimo estilo de planeamiento, se considera li- mitado por su racionalidad instrumental y su enfoque simplista basado en recetas preestablecidas. Como alternativa, el autor define el planteamiento como “aquella practica profesional que busca especificamente conectar las formas de conoci- miento con las formas de accidn en el dominio publico””. El entendimiento del planeamiento como vinculo entre cono- cimiento y accion es sustentado tedricamente por otros au- tores desde la teoria de la accién comunicativa de Habermas. Esta ofrece “una alternativa que retiene la nocién del poten- cial liberador y democratico del razonamiento, pero ampliado para abarcar no solo las meras formas de racionalidad técnica, sino los juicios morales y la experiencia estética"’. Desde es- tas aproximaciones, el desafio mas importante que debe afrontar el planeamiento consiste en articular un entendi- miento comun de los problemas en un contexto de diversidad social y cultural. El planeamiento gana asi un nuevo potencial como instrumento para promover el debate publico y el apren- dizaje social y como plataforma de debate publico y concer- tacion de las estrategias en juego. Bases para una nueva cultura urbanistica En la actualidad existe un especial interés, tanto en la epis- temologia como en las ciencias experimentales, por el no- equilibrio, la irreversibilidad y probabilidad como nociones clave para el entendimiento de los sistemas dinamicos. Como ha sefialado Prigogine: “En la concepcidn clasica el determi- nismo era fundamental y la probabilidad era una aproximacién J. Friedmann: “Toward a Non-Euclidean Mode of Planning", en Journal of the American Planning Association, vol. 59, n° 4, (1993), pp. 482-485. ® P. Healey: "Planning through Debate: The Communicative Turn in Planning Theory’, en Town Planning Review, vol. 63, n° 2, (1992), pp. 143-162. 223 José Maria Ezquiaga 224 a la descripcion determinista, debida a nuestra informacion imperfecta. Hoy la situacion es la inversa: las estructuras de la naturaleza nos constrifien a introducir la probabilidad in- dependientemente de la informacién que poseamos. La des- cripcion determinista no se aplica de hecho mas que a situa- ciones sencillas, idealizadas que no son representativas de la realidad fisica que nos rodea"?*. En la esfera urbanistica el reduccionismo resultaba mani- fiesto en los enfoques funcionalistas y organicistas inspira- dores de las primeras legislaciones urbanisticas europeas. El esquematismo implicito en la descomposicidn entre los usos y las actividades urbanas conviene a la utilizacion de las téc- nicas del zoning y, en definitiva, a una concepcion estatica del plan como materializacion de un equilibrio intemporal, entre los multiples factores que construyen el territorio. El reiterado fracaso de los planes generales como anticipacién a largo plazo de la forma o modelo territorial pone de manifiesto la asimetria entre la simplicidad de las técnicas urbanisticas y la complejidad de! fenomeno social -la construccién de la ciu- dad- sobre el que dichas técnicas se aplican. En la metrépolis actual, el Plan tradicional entendido como mo- delo inerte de equilibrio a largo plazo, tiene una capacidad muy limitada como instrumento eficiente para la organizacion del territorio”®. La complejidad geografica, histérica y morfoldgica del territorio dificilmente se resigna al encasillamiento simplista en las categorias legales de la clasificacion y la calificacion del suelo. Se hace necesario un enfoque sensible a la heterogenei- dad de los espacios y territorios mas orientado a identificar las oportunidades en ellos implicitas para promover acciones trans- formativas que a imponer unas técnicas normativas. ?* |. Prigogine: El nacimiento del tiempo, Barcelona, Tusquets, (1988) 1993 (2* ed. en espa- fiol), p. 62. % B. Secchi: Un Progetto per l'Urbanistica, Turin, Einaudi, 1989. Horizontes post-metrapolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura del territorio En los ultimos ajfios las dificultades juridicas y competencia- les de la normativa urbanistica han desviado el debate publico hacia cuestiones periféricas que generalmente omiten el as- pecto esencial del problema: épersisten las condiciones que dieron origen a los planes y regulaciones urbanisticas? El pla- neamiento urbanistico moderno emerge en la Europa de la re- volucién industrial de la necesidad practica de garantizar la calidad de vida en las ciudades y la estabilidad de los merca- dos de suelo, en un momento en el que el crecimiento urbano deterioraba seriamente las condiciones de vida de la ciudad tradicional y amenazaba la propia eficiencia del sistema eco- ndémico. Espafia no constituyo la excepcion, sino mas bien la incorporacién tardia a una cultura urbanistica compartida por las naciones mas desarrolladas. El planeamiento surgié como instrumento de garantia de de- rechos ciudadanos y debera subsistir en la medida en que constituya hoy una herramienta eficiente para su defensa. Destacan dos esenciales: el derecho a gozar, y a legar a las ge- neraciones sucesivas, un medioambiente “habitable” y el de- recho a la vivienda. Las normativas que limitan el aprovecha- miento urbanistico, la densidad residencial o-los usos del suelo no se justifican desde la obsesidn reglamentista, sino desde la utilidad para garantizar el aire y el sol a las viviendas, la mo- vilidad sostenible, el acceso de los ciudadanos a los equipa- mientos y servicios, 0 e| equilibrio entre la disposicion de una oferta de suelo urbanizado suficiente para satisfacer las nece- sidades de vivienda y la preservacion medioambiental. El planeamiento y la gestion urbanistica han constituido ins- trumentos utiles para alcanzar estandares elevados de calidad urbana, homologables e incluso destacables en el contexto eu- 225 José Maria Ezquiaga 226 roped, pero no han logrado evitar las graves distorsiones que en la ultima década han afectado a las ciudades espafiolas: di- lapidacion de recursos naturales o culturales; declive de los centros tradicionales, agravamiento de los costes ambienta- les e infraestructurales generados por las nuevas formas de ocupacién dispersa del territorio; incremento del precio de los productos inmobiliarios, particularmente de la vivienda; frag- mentacion social; 0 dificultades de adaptacion a un contexto de creciente volatilidad econdmica. La cuestion clave es, por tanto, si el planeamiento urbanistico sera capaz de ofrecer una respuesta eficiente a estos nuevos problemas tal y como en el pasado fue util para responder a los graves problemas de organizacion de la ciudad industrial. En la metropolis actual, el Plan tradicional, entendido como modelo inerte de equilibrio a largo plazo, tiene una capacidad muy limitada como instrumento eficiente para la organizacion del territorio. En consecuencia es necesario fundamentar !a va- lidez y la legitimidad social del planeamiento desde nuevos principios: - Desde la consciencia de la necesidad de armonizar las técnicas urbanisticas con la complejidad e indetermina- cién de la realidad urbana y territorial. - Como expresion de la responsabilidad intergeneracio- nal sintetizada en el concepto de desarrollo sostenible. - Como marco de armonizacion o concertacién de los in- tereses plurales presentes en la ciudad, entendiendo por tales no solo los referidos a los actores tradicionales (Administracion, colectivos vecinales, propietarios de Horizontes post-metropolitanos. Reflexiones sobre una nueva cultura de! territorio. suelo, constructores y promotores...), sino a voces hasta ahora excluidas del discurso urbanistico, especialmente la de la mujer y los segmentos de poblacién mas fragiles (nifios, ancianos, minorias culturales...). - Como derecho y garantia de los ciudadanos en relacion con el futuro de su medioambiente y los riesgos inhe- rentes a sus transformaciones. En sintesis, adoptando como punto de partida las nuevas re- alidades sociales y territoriales antes identificadas, el plante- amiento deberia adoptar un enfoque estratégico, estructural y pluralista. La idea de estrategia se maneja en el sentido fuerte del tér- mino y en contraste con la nocién de programa. Este supone una secuencia predeterminada de acciones para la consecu- cién de un objetivo. La estrategia, por el contrario, permite an- ticipar un cierto numero de escenarios para la accion suscep- tibles de ser modificados en funci6n, tanto del progreso de la informacion disponible, como en respuesta a la aparicién de elementos aleatorios que perturben la accion”. De esta forma, mientras que la aparicion de circunstancias inesperadas ad- versas supone la paralizacion del programa, la estrategia es ca- paz de integrar el azar para modificar 0 enriquecer su accién”’”. Un enfoque estratégico demanda, por el contrario, partir de una clara definicién del objeto del Plan para delimitar qué pro- blemas deben resolverse a través del mismo y qué cuestiones deben remitirse a otros instrumentos de gobierno de la ciu- - dad?*, Debe, ademas, ser capaz de establecer unas reglas del juego o sintaxis de elementos irrenunciables 0 negociables; fuertes o débiles; vinculantes 0 indicativos. % F. Ascher: Los nuevos principios del urbanismo, Madrid, Alianza, 2004. ” £, Morin: Intruduction o lo pensée complexe, Paris, ESF Editeur, 1990. * B, Gabrieli: "La forma della pianificazione fiessibile”, en A. Tuttino (ed.): Metodi della pio- nifieazione, metodi della decisione, Roma, Edizioni Lavoro, 1985. 227 José Maria Ezquiaga 228 El enfoque estructural supone entender la realidad urbana or- ganizada en diferentes niveles significativos sobre los que es posible incidir con instrumentos normativos y proyectuales di- versos. Con un doble objetivo: proporcionar un marco legible de diagndstico de los hechos urbanos sin simplificaciones abusivas de su complejidad y facilitar una adecuada corres- pondencia en los planos de diagnéstico y los instrumentos de intervencién y ordenacion de la ciudad. Finalmente, la idea de pluralidad se utiliza en un doble sen- tido: a) como toma de conciencia de que la formulacién de una estrategia urbanistica esta estrechamente conectada con la posicion del planificador, es decir, con sus valores, 0 ideologia en el sentido amplio del término, y con la posicion de la ins- tancia promotora del planeamiento; y b) como actitud de apertura epistemoldgica, es decir, como asuncion del marco de incertidumbre en el que necesariamente se ha de desenvolver la actividad urbanistica. En términos mas concretos, significa asumir e| punto de vista de las demandas plurales de los ciudadanos, abandonando la idea de que el urbanismo es solamente una mesa de negocia- cién entre propietarios, administradores publicos y profesio- nales, con el objetivo basico de repartir eficientemente los va- lores del suelo. Fortalece, asimismo, la concepcién del planeamiento como plataforma optima para la concertacion, tanto en el ambito de los diversos niveles de gobierno del te- tritorio, como entre aquéllos y la sociedad civil. Adoptando como principios alternativos a la legitimidad burocratica: la transparencia y |a participacion ciudadana directa.

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