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LA SERENIDAD HA DE SER DE TODOS No se reponen Ia ciudad nf pais y seguramente no repondrin en mucho tiempo, del dolor profundo que en todas sus zonas sociales ha dejado Ia tragedia de estos dias. La sangre juveni! que ha corride mancha ya indeleblemente a quienes fueron responsables del injusto holocausto. Nadie podré borrar el doloroso estigma, ni nada podra disminuir Ia encendida, aun- que callada protesta de las gentes, El corazén de la patria ha sido conmovido con Ia tragedia y es su dolor el que acompafia al dolor entrafable de muchos hogares que han visto frustradas criminalmente sus esperanzas, y al de quienes, por haber sido compafieros, estaban mas cerca de los que sucumbleron baja el plomo que nunca debié aispararse, Los estudiantes enidos no han estado solos a pesar del silencio, Sobre sus cadiveres se ha alzado conmovida hasta el llanto y Ia eélera, In emoclén nacto~ nal. Seria inutil el intento de desvirtuar este vaste y acongo- Jado sentimiento, que se hace cada ver is hondo en la entra- fia misma del pueblo, ¢ imitil también pretender torcer su ve- redicto implacable, Pero si esto es asi, sia (ados nos ha dolido hasta Ia amar- gura el drama de estas husas, por (odo lo que leva implicito como sintoma y como anuncic. tambien es cierto que la discreta serenidad que como contribucién a la paz se ha demandatlo, co- rresponde a todos y principalmente a quienes desde las jerar- quias del Estado tienen Ia ponderosa responsabilidad de velar por Ja tranquilidad y el orden. Hay que ser serenos no solo en la protesta y en el doldr, sino en el ejercicio mismo de la autoridad, Serenos y magni nimos, Serenos y sensatos, Nada de excesos. Nada de manifesta- clones innecesarias de fuerza. Nada que pueda dafiar en el con: cepto de Ia opinién piblica In espontinea adhesién a un ri gimen que ganara la simpatia popular por lo que hay en él de yoluntad reetifieadora de métodos que no debieron reaparccer. ‘Un gobierno que tan vasto respaldo alcanzé en Ia concien- cla nacional no necesita de alardes nl menos de arbitrariedades para permanecer en el afecto de sus gobernados. Le vale mis ser querldo que temido. ¥ es por ello que no yacilamos en de- mandar su serenidad en esta hora que a todos nos envuelve en desolacién infinita. Porquo sélo bajo el imperio de esa serenidad colcetiva, se~ renidad solidaria de asociades y gobernantes, seri posible vol- ver # Ia concordia y reanudar el trinsito hacia Ja normalidad politica y Juridien que habiamos iviciado, al parecer bajo muy claros y buenos auspicios. Nadie Ucne mayor interés que quicnes hemos ayudado en sus empeiios patridticos a estt regimen, por que su espiritu no vaya a ser deformado. Nadie mis sinceramente preoeupado por- que toda esa suma de esperanzas que el pais puso hace un ao en esta empresa nacional de restauracién, no vaya a esfumarse al impulso de wna desorbitada conducta. Nadie més deseoso de ver que se disipen rapidamente Jas sombras, y que In accion offclal recupere el ritmo en que se movin para ventura de Co- lombia, Porque ello es asi, Porque nos inquieta angustlosamente Ia postbilidad de un regreso a los turbios dias de incertidumbre y de ansiedad que vivimos en el inmediato pasado, clamamos por um poco de serenidad, no sole de parte de Ja opinion, sino de par- te de quienes con el respaldo de esa opinion habian empezade 2 devolverle x la repiblica su respetable fisonomia democriticn. EI presidente Rojas Pinllla ilenc un compromiso de tras- cendencta singular con el pais Ningiin gobernante ha gozado como él del respaldo poco menos que unanime de Ias distintas fuerzas nacionales. Ninguno como él pudo haber adelantado una obra de salvacién mas auténtic1 + definitiva, Seria error his- torico de proyecctones incalculables. que tode ese tesoro de posi- Dilidades fuera 2 perderse, arrindo por Ia Insolita rectificacién de una conducta que era aratada respetada, por ser dignn de acatamlento y de respeto, Que ef Dios de Colombia nos vuclva a tener de su mano, y que alumbre en el corazén de sus gobernantes para que el ca- mino que tan rectamente se habian trazado no sea toreido, ni la eximia conducta en que se comprometieron pueda ser modifi- cada, La sangre derramada en Bogoté —sangre de miirtires inermes y por ello mas fecunda— puede ser fuente de salvacién si advierte oportunamente con su dolfente presencia Ia sima a que pudiéramos otra vez precipitarnos, acaso esta vez parn siempre, Que ello sea asi y que su caudal generoso, que tan desga- rradoramente nos duele, no vaya a enceguecernos, ni a enceguc~ cer a quienes tienen Ia obligacién moral de mantener sus ojos y sus corazones ablertos para la justicia y Ja paz, es el voto con que hoy nos acercamos a Jas (umbas ablertas en instante de in- yerosimil Iocura. Esa justicia v esn paz no pueden zozobrar, por que asi Io determinen quienes no parecen querer entender la insigne misién, que va a ser um afo, comprometié solemnemen- te al entonces comandante de Jas Fuerzas Armadas y a éstas en su voluntad de servicio a In grandeza de Colombia.

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