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' NO on Kabat-Zinn (Goynatoee-liehenhiansiel | propia identidad \ El autor propone la meditacion \ como método para relajarse y | combatir el estrés. Para ello ana- liza el arte de vivir el presente, ocin.ienio cada instante, con plena concien- \ > oe : orc $i misine, ia. Sin embargo, el aspecto més- = original de su enfoque es pre- Sentar la meditacién no como practica espiritual sino como disciplina practica y cotidiana Bsta es una guia de relajacion util tanto para el meditador experto ce Bibisceaues 8 wna como para el recién iniciado. | "520105 1211038) \ 9 i. INTRODUCCION sSabe qué? Cuando se llega a ello, dondequiera que vaya- mos, alli estamos. Sea lo que sea lo que acabemos haciendo, £50 €5 lo que hemos acabado haciendo. Sea lo que sea lo que estemos pensando en este momento, eso es lo que hay en nuestra mente. Sea lo que sea lo que nos ha ocurrido, ya ha cocurrido. Lo importante es como vamos a manejarlo, es de- cir, el «:¥ ahora qué?s. Nos guste 0 no, el momento presente es lo Gnico con que podemos trabajar. Sin embargo, vivimos con demasiada faci- lidad, como si olvidaramos de momento que estamos «aqui y que estamos xens lo que ya estamos. En cada momento nos encontramos en el cruce del aqut y el ahora. Pero cuando nos envuelve la nube del olvido de donde estamos ahora, en ese preciso momento nos perdemos. Entonces el «)Y ahora qué?» se convierte en un verdadero problema. ‘Al decir «nos perdemos» me refiero a que de momento perdemos contacto con nosotros mismos y con la totalidad de ‘nuestras posibilidades. Caemos en una manera robotizada de ver, pensar y hacer. Entonces rompemos el contacto con lo que es mas profundo en nosotros mismos y que nos ofrece tal vez las mayores oportunidades de ser creativos, aprender y crecer. Si no tenemos cuidado, esos momentos nublados pueden ensancharse y convertirse en la mayor parte de nues- tra vida. 14__Cémo asumir su propia identidad_ Para estar verdaderamente conectados con donde ya esta- mos, sea donde sea, hemos de hacer una.pausa en nuestra ex- periencia, una pausa lo bastante larga para asimilar el mo- ‘mento presente; lo bastante larga para realmente «sentir, percibir» el momento presente, verlo en su totalidad, ser conscientes de él y asi llegar a conacerlo y entenderlo mejor. Sélo entonces podemos aceptar la verdad de ese momento de nuestra vida, aprender de él y avanzar. En lugar de eso, mu- chas veces da la impresi6n de que estamos ocupados con el pasado, con lo que ya ha sucedido, o con el futuro, que ain, no ha llegado. Buscamos algéin otro lugar donde estar, donde esperamos que las cosas sean mejores, més felices, mas de la manera como deseamos que sean, o como solian ser. Casi todo el tiempo somos s6lo en parte conscientes de esa ten- si6n, si es que lo somos en lo mas minimo. Y més importante atin, también somos, como mucho, slo conscientes en parte de lo que estamos haciendo exactamente en y con nuestra vida, y de los efectos que tienen nuestros actos y, de modo ‘mas sutil, nuestros pensamientos, en lo que vemos y no ve- mos, en lo que hacemos y no hacemos. Por ejemplo, normalmente suponemos, sin darnos cuenta, que lo que estamos pensando (las ideas y, opiniones que albergamos en cualquier momento dado) son «la verdad acerca de lo que esta «alli» en el mundo y de lo que esta «aqui» en nuestra mente. La mayor parte de las veces, no esasi Pagamos un elevado precio por esta suposicién errénea y no analizada, por nuestra ignorancia casi involuntaria de la riqueza de nuestros momentos presentes. Los efectos o reper- cusiones de esto se van acumulando en silencio, y colorean nuestra vida sin que nos demos cuenta ni seamos capaces de hacer algo al respecto. Es posible que nunca estemos to- talmente donde estamos en realidad, que nunca estemos totalmente en contacto con nuestras posibilidades. Nos ence- ramos en una ficci6n personal de que ya sabemos quiénes somos, de que ya sabemos dénde estamos y hacia dénde va- mos, de que ya sabemos lo que esté sucediendo, mientras todo el tiempo nos hallamos envueltos en pensamientos, fan- tasias e impulsos —casi todos sobre el pasado ¥ el futuro, so- bre lo que deseamos y nos gusta, y sobre lo que tenemos y no Introduccion 15 nos gusta—, que no paran de girar impidiéndonos ver nuestra direccién y el suelo mismo donde nos encontramos. Este libro trata acerca del despertar de esos suefios y de las pesadillas en que suelen convertirse. Ignorar que se ests en un suefio es lo que los budistas llaman «ignorancia» 0 incons- ciencia. Estar en contacto con este no saber se llama «presen- cia mental». El trabajo de despertar de estos suefios es el tra- bajo de la meditacién, el cultivo sistematico del «estado despierto», de la conciencia del momento presente. Este des- pertar va de la mano con lo que podriamos llamar «sabidu- rlas, que es una visién mas profunda de la causa, efecto e interrelacién de las cosas, para dejar de estar atrapados en una realidad de nuestra creacién dictada por los suefios. Si queremos encontrar nuestro camino tendremos que prestar més atencién al momento presente. Este es el tinico que tenemos para vivir, crecer, sentir y cambiar. Habremos de tomar mas conciencja y mas precauciones para proteger- nos de la Escila y la Caribdis del pasado y el futuro, y del mundo de ensuefios que nos ofrecen en lugar de nuestras vidas. Cuando hablamos de meditacién, es necesario que sepa que ésta no es una actividad rara ni misteriosa, como nuestra cultura popular podrfa interpretarla. No tiene nada que ver con convertirse en una especie de zombie, vegetal, narcisista absorto en sf mismo, contemplador del ombligo, «cadete es- pacial», cultista, devoto, mistico ni filésofo oriental. La medi- tacién trata, sencillamente, acerca del hecho de ser uno mi mo y de conocer algo acerca de quién es esa persona que uno es, Trata acerca de comprender que, guste 0 no, se esté en un camino; a saber, el camino que es la propia vida. La medita- Ci6n nos sirve para ver que este camino que llamamos nues- tra vida tiene direccién; que est siempre revelandose, desplegandose, momento a momento; y que lo que ocurre ahora, en este momento, influye en lo que sucede a conti- nuacion. Si lo que ocurre influye en lo que sucede a continuacién, 3no es l6gico entonces mirar alrededor de tanto en tanto para estar mas en contacto con lo que ocurre ahora, para examinar laorientaci6n interior y exterior y ver con claridad el camino en que se esté en realidad y la direcci6ma seguir? Si hacemos 16__Como asumir su propia identidad Introduccion 17 esto, tal vez nos hallemos en mejor posicién para trazarnos una ruta que sea més fiel a nuestro ser interior, un camino del alma, un camino con coraz6n, nuestro camino personal, con maytiscula. Si no lo hacemos, el impulso mismo de nuestra inconsciencia en ese momento colorea el momento siguien- te. Los dias, meses y afios pasan répidamente inadvertidos, no aprovechados, no valorados. Es muy facil quedarse en una especie de ladera resbaladi- za cubierta de niebla que baja directa hacia nuestra tumba; en la claridad dispersadora de la niebla que suele preceder al momento de la muerte, despertar y comprender que lo que habiamos creido todos esos afios acerca de como vivir la pro- pia existencia y lo que tiene de importante eran, en su mejor aspecto, medias verdades no examinadas basadas en el temor y la ignorancia, eran tan s6lo nuestras ideas limitadoras de la vida, y no la verdad ni la manera como tenia que ser nues- tra vida, Nadie puede hacernos este trabajo de despertar, aunque a veces nuestros familiares y amigos se esfuerzan, desespera- dos, por llegar hasta nosotros, por ayudarnos a ver con mas claridad o hacer que salgamos de nuestra ceguera. Pero des- pertar es, en definitiva, algo que sélo uno mismo puede ha- cer. Cuando se llega a ello, dondequiera que estés, alli estas. Es la propia vida la que se despliega o desenvuelve. A final de una larga vida dedicada a ensefar la presencia mental, Buda, que probablemente tenia muchos seguidores que esperaban que él les hiciera mas facil encontrar sus pro- pios caminos, lo resumi6 asi a sus discipulos: «Sé una luz para ti mismo.» En mi libro anterior, Full Catastrophe Living, imenté hacer accesible el camino de la presencia mental al puiblico estado- unidense de modo que no pareciera budista 0 mistico mas que sensato. La presencia mental no es budista, asidtica ni mistica en particular. Tiene que ver sobre todo con la aten- ccidn y la conciencia, cualidades humanas universales. Pero en nuestra sociedad tendemos a dar por descontadas estas ca- pacidades, y no se nos ocurre desarrollarlas de una forma sis- temética para ponerlas al servicio de la comprensién de uno mismo y la sabiduria. La meditaci6n es el proceso mediante el_cual profundizamos atencién y toma de conciencia, refi- nandolas y dandoles una mayor utilidad practica en nuestra ve acamatop tcl ngsoedstarconsiceresetune spate de carta de navegacion, destinada a las personas que sufren dolores fisicos 0 emocionales o estan debilitadas por los efec- tos del exceso de estrés. El objetivo allf era invitar al lector a que comprendiera, por medio de su propia experiencia de prestar atencién a las cosas que con tanta frecuencia no nota~ mos, que podria haber muy buenos motivos pata integrar la presencia mental en el entramado de la propia vida. No quiero decir con esto que la presencia mental sea una especie de solucién curalotodo o barata para los problemas de la vida. Muy lejos de eso. No sé de ninguna solucion ma- gica, y la verdad es que tampoco la busco. Una vida plena se pinta a grandes pinceladas. Muchos caminos conducen a la Comprensin y sabiduria. Cada uno de nosotros tiene diferen= tes necesidades que satisfacer y aspectos que vale la pena perseguir en el curso de una vida. Hemos de trazar su propia ruta, y ésta ha de hallarse en consonancia con aquello a que estamos dispuestos. Evidentemente hay que estar dispuesto para la medita- cién. Hay que llegar en el momento correcto de la vida, en un momento.en que se est dispuesto a escuchar con aten- cin la propia voz, el propio corazén, la propia respiracion, a estar simplemente presente para y con ellos, sin tener que ira otra parte ni hacer nada mejor ni diferente. Esto resulta dificil de conseguir. Escribi Full Catastrophe Living pensando en las personas que nos enviaban a la clinica para reduccién del estrés de! Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Me senti movido a hacerlo por la notable transformacion de mente y cuerpo de que muchas personas daban fe cuando dejaban de lado el intento de cambiar los graves problemas por los cua- les habian llegado alli y entraban en un periodo de acho se~ manas de intensa disciplina de abrirse y escuchar, que carac- teriza la practica de la presencia mental. r ‘A semejanza de una carta de navegacién, ese libro tenia que proporcionar detalles suficientes para que una persona muy necesitada fuese capaz de trazar su propia ruta con es- mero. Tenia que dirigirse a las urgentes necesidades de perso- 18 _Como asumir su propia identidad ras con graves problemas de salud y dolor crénico, asi como a las de aquellas que sufrian diferentes tipos de situaciones estresantes. Por estas razones tuve que incluir bastante canti- dad de informacién sobre el estrés y la enfermedad, la salud y la curacién, asf como detalladas instrucciones acerca de ‘c6mo meditar. Este libro es diferente. Tiene como objetivo proporcionar tun acceso breve y facil a la esencia de la meditacién de la presencia mental y sus aplicaciones, a personas cuya vida esté, 0 no, dominada por problemas inmediatos de estrés, do- loro enfermedad. Va destinado, en particular, a aquéllas per- sonas reacias a los programas estructurados y a aquellas a Quienes no les gusta que se les diga lo que han de hacer pero sienten la suficiente curiosidad por saber sobre la presencia ‘mental y su aplicabilidad para armar las cosas ellas solas, ayudadas por unos pocos consejos y sugerencias acé y alld. Al mismo tiempo, este libro es ofrecido también a aque- Has personas que ya practican la meditacién y desean am. pliar, profundizar y reforzar su compromiso con una vida de mayor conciencia y percepcién intuitiva. Aqui, en capitulos breves, el centro esté en el espfritu de la presencia mental, {anto en nuestros intentos y préctica formales como en nues. ttos esfuerzos por aplicarlos a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Cada capitulo es una mirada a una cara del diamante multifacético de la presencia mental. Los capftulos se relacionan entre si por mindsculas rotaciones del cristal. Algunos pueden parecer similares a otros, pero cada faceta es diferente y Gnica, Esta exploracién del diamante de la presencia mental va dirigida a todo aquél que desea trazarse una ruta hacia una mayor cordura y sabidurfa en su vida. Lo que se precisa es la disposicién a contemplar en profundidad los momentos pre- sentes, con independencia de lo que contengan, llevados de un espiritu de generosidad y amabilidad hacia uno mismo y de receptividad hacia lo que podria ser posible La primera parte explora la base logica y la informacién Previa para después emprender 0 profundizar una practica Personal de la presencia mental. Invita al lector a introducin 'a presencia mental en su vida de numerosas y distintas ma- nneras. La segunda parte explora algunos aspectos elementales Introduccion 19 de la prctica dela meditaci6n formal: La prictia formal se refiee a periodos concrtos en fos cuales detenemosdelbe radamente otra actividad y nos entregamos a determinados métodos de cultivo de la presencia mental y concentracién. La tercera parte explora una gama de aplicaciones y perspec- tivas de la presencia mental. Ciertos capitulos, en las tres ae tes, acaban con sugerencias explicitas para incorporar a la vida la practica de la presencia mental, tanto formal como informal. Estas sugerencias llevan el encabezamiento «Suce- aoe libro contiene instrucciones suficientes para ee la practica de la meditacién uno mismo, sin necesidad de ‘emplear otros materiales ni apoyos. PRIMERA PARTE EL SURGIR DEL MOMENTO PRESENTE Solamente amanece el dia al cual estamos despiertos. Heviey Davio THortau, Walden 3QUE ES LA PRESENCIA MENTAL? La presencia mental es una antiquisima practica budista que tiene mucha aplicabilidad en nuestra vida actual. Esta aplicabilidad no tiene nada que ver con el budismo en si ni con hacerse budista, pero sf tiene todo que ver con despertar y vivir en atmonia con uno mismo y con el mundo; con anal zar quiénes somos; con poner en duda nuestra vision del mundo y nuestro lugar en él, y con desarrollar cierta valora- cién de la plenitud de cada momento en que estamos vivos. Por sobre todo, tiene que ver con estar conectados. Desde el punto de vista del budismo, nuestro estado de | conciencia de vigilia ordinario se considera muy limitado y Jimitador, més parecido en muchos aspectos a un suefio pro- longado que a un estado de vigilia. La meditacién nos sirve para despertar de ese suefio de automatismo e inconsciencia, haciéndonos posible vivir nuestra existencia teniendo acceso a todo el espectro de las posibilidades conscientes e incons- cientes. Los sabios, los yoguis y los maestros zen han explo- rado de manera sistematica este territorio durante miles de afios; en ese proceso han aprendido algo que tal vez ahora sea profundamente beneficioso en Occidente para contra- rrestar nuestra orientacién cultural hacia el control y el some- timiento de la naturaleza, en lugar de aceptar que somos una ‘intima parte de ella. Esa experiencia colectiva sugiere que mediante la investigaci6n interior de nuestra naturaleza en i | | | 24 Como asumir su propia identidad cuanto seres y, en particular, de la mente, con la autoobservaciOn esmeraday sotanstee Mane remos una vida de mayor satisfaccién, armonfa y sabiduria, También nos ofrece una visién del mundo que feeyile mentaria a la visién predominante del eHtecidneal, cl materialismo que en la actualidad domina el pensarvonto y las instituciones occidentales. Pero esta vision no ie pecialmente «oriental» ni mistica. En Nueva Inglaterm, on 1846, Thoreau percibid el mismo problema en nuestrocciade mental ordinario y escribié con gran Pasion ac wee desafortunadas consecuencias. sea a La presencia mental ha sido llamada el coraz6n de | ditacién budista. La presencia mental es bisicamente un conc cepto sencillo. Su poder reside en cOmo se practica y en ecg aplicaciones. Presencia mental significa prestar atencion de una determinada manera: de forma deliberada, en el Tce E to presente y sin enjuiciarla. Este tipo de atencién alimenta una mayor conciencia, claridad y aceptacién de la realidad del momento presente. Nos despierta al hechode que nuest vida se despliega sélo en momentos. Sino estamos totalmen tepresentes en muchos de estos momentos, no solo podemos perdemos lo que es mas valioso en nuestra vida sing tambie, ‘no comprender la riqueza y la profundidad de nuestras posi, bilidades de crecimiento y transformacion, fab nis Una conciencia reducida de! momento presente esi table también que nos cree otros problemas, a través de nuics, tros actos y comportamientos inconscientes y Neon que suelen estar impulsados por temores ¢ inseguridacies mo atraigados. Estos problemas tienden a acumularse con el tiempo sino son atendids, y pueden dejarnos estancados y desconectados. Con el tiempo es posible perder confianza en la propia capacidad para reditigir las energias de manera que conduzcan a satisiaccién y felicidad mayores, e incluso tal vez a una salud mejor. cragiasickes La presencia mental nos: proporciona una ruta sencill pero eficaz para que salgamos del estancamiento y volvamos a conectar con nuestras sabidluriay vitalidad. Es una manera de hacernos cargo de la direccién y calidad de nuestra vid. : incluidas las relaciones dentro de la familia, la relacion con el trabajo y con el mundo y planeta, mas amplios, y, lo mis El surgi del momento presente _25 fundamental, la relacién con nuestro yo en cuanto persona: El nticleo de este camino, que esta en la raiz del budismo, del taoismo y del yoga, y que también encontramos en las obras de personas como Emerson, Thoreau y Whitman y en la cabiduria de las culturas primitivas, es una valoracion del momento presente, y el cultivo de una relacién intima con él, prestandole continua atencién, con esmero y discernimiento. Es exactamente lo opuesto a tomarse la vida por descontada, La costumbre de no hacer caso de nuestros momentos pre- sentes, en favor de otros que atin no han llegado, conduce a tina falta de.conciencia generalizada de la trama de la vida en que estamos incrustados. Esto incluye, entre otras cosas, tuna falta de conocimiento y comprensién de nuestra propia mente y de cémo dicha falta influye en nuestros actos y per- cepciones; lo que limita gravemente nuestra vision del signi- ficado de ser una persona y de la mutua conexion que tene- mos con el mundo que nos rodea. Ha sido tradicional el dominio por parte de la religion de estos interrogantes funda- mentales dentro de un marco espiritual, pero la presencia mental tiene muy poco que ver con la religién, a excepcion de su sentido mas fundamental, ya que es un intento por apreciar y valorar el profundo misterio de estar vivos y de re conocer que nos hallamos vitalmente conectados con todo lo que existe. Cuando nos comprometemos a prestar atencién de una manera receptiva, sin caer presas de nuestros gustos y disgus- tos, opiniones y prejuicios, proyecciones y expectativas, se nos abren nuevas posibilidades y tenemos la oportunidad de liberarnos del corsé de la inconsciencia. ‘Me agrada pensar que la presencia mental es el arte de vi- vir consciente. No se necesita ser budista ni yogui para prac- ticarla, De hecho, si usted conace algo del budismo, sabra que el punto mas importante es ser uno mismo y no tratar-de ser nada que uno no sea ya. Fundamentalmente, el budismo trata acerca de estar conectado con nuestra naturaleza mas profunda y de dejarla que emane de uno sin impedimentos. Tiene que ver con despertary ver las cosas como son. En tea~ lidad, la palabra ebuda» significa una persona que ha desper- tado a su propia naturaleza. ‘Ast pues; la’presencia mental no entra en contradiccién 26 Como asumir su propia identidad con ninguna creencia ni tradicii6n alguna, ni religiosa ni cien- tffica, ni tampoco trata de venclernos nada; sobre todo, no es un nuevo credo ni una ideologgta. Sélo es una manera practi. ca de estar mas en contacto Con la plenitud de nuestro ser mediante un proceso sistematiico de autoobservacién, auto. exploracién y actos conscientess. No tiene nada que ver con la fialdad, el andlisis ni la insemsibilidad, El tenor general de !2 prdetica de la presencia mental es amable, apreciativo y sustentador. Otra manera de exporesar este concepto serfa «de corazén», Un alumno dijo una vez: «Cuando yo era budista llevaba locos a mis padres y amigos, pero cuando soy buda nadie se molesta en absoluto.» SENCILLO PERO NO FACIL Si bien puede ser sencillo practicar la presencia mental, No tiene por qué ser facil. La presencia mental requiere es- fuerzo y disciplina por la sencillla razén de que las fucrzas Que trabajan en contra de la atemici6n, es decir, nuestros habi. tuales inconsciencia y automatistno, son extraordinariamente tenaces. Tienen tal fuerza y estén tan fuera de nuestra con. ciencia que son necesarios un Compromiso interior y cierto tipo de trabajo sélo para perseverar en los intentos por captu. Tar nuestros momentos en la Comciencia y mantener la pre. sencia mental. Pero éste es un trabajo intrinsecamente satie. factorio porque nos conecta con muchos aspectos de nuestra vida que solemos pasar por alto y no vemos Es también un trabajo iluminador y liberador. Literalmen- {e.n0s permite ver con més claridad y, por lo tanto, compren. der con mas profundidad aspectoss de nuestra vida que habia. mos desconectado © que no estéibamos dispuestos a mirar, Entre estas cosas se halla el conectar con nuestras emociones Profundas, como son la afliccién., la tristeza, las heridas, Ia rabia y el temor, a las cuales es Corriente que quizd permita, mos la entrada a la conciencia @ no expresemos de forma Consciente. La presencia mental también nos ayudaria a apreciar ciertos sentimientos —alengria, paz y felicidad— que suelen pasar fugaces e inadvertidois. Es liberadora en el centi, El surgir del momento presente 27 cconduce a nuevas maneras de ser dentro de nuestra do d ave | yen el mundo, maneras que nds liberan de las ni- ee ee ‘caemos con tanta frecuencia. También nos da anger, yal que prestar atencién de este modo abre canales poder va ras profundas reservas interiores de creatividad, TMatigencia, imaginacion,claridad, determinacién, discern. inteligencia, imag leno vase tendemce ano damos cuega de que esos wpe tedo el tiempo. La incesante corriente de pensa- Pensa ue discurre por nuestra mente nos deja muy Poco senso para experimentar el silencio interior, Ademds, nos desc s® uy poea libertad para simplemente ser, sin tener cammouernds todo el lempo haciendo cosas. Nuestos actos {Ein mois por un uo de pensamientos eimpubos eles 4 nos que circulan por la mente come la orient Teun rio, sino de una cascada. Pero también con gemasiaa Sided lar trapados en ese torrente. Este acal faci a via, Es capar de levarnos alugaes donde epee ‘queremos ir, y de que, a veces, ni siquiera nos de saa cuenta de que somos arstrados sdncioeg ita signfica que arendemos a salir de esa coriete, i is en la orilla, ec fama a, a us energias p ; Pet ranicen, Este proceso no se produce por arte de ma oe ae a falta energia. Al trabajo de cultivar nuestra capaci- Bia Hace asiar en el momento presente-lollamamos «practi- cao epraciica de lameditacién>. pregunta: ¢Como puedo deshacer un enredo que esta totalmente bajo el plano de mi conciencia? Nisorgadat: stand contigo mismo, Observin- dote ent via daria con interés alert; con late cion-e comprender, no de juzgar: con plena acepa- ion de lo que sea que surja, porque estab, alientas 2 fo profundo que aflore a la superficie y enriquezca tu EE chet aca ponad clini texiealan Fear arieaits onaiatostroorccriala ts 28__Cémo asumir su propia identidad turaleza de la vida y de la mente, La inteligencia és la puerta hacia la libertad y la atencién alerta es la madre de la inteligencia, INISARGADATTA MaHaRay DETENERSE La gente cree que la meditacién es una especie de activi- dad especial, pero eso no es del todo correcto. La meditacion esa simplicidad misma. A veces decimos en broma: «No ha- 82s nada, quédate alli sentado.» Pero la meditacién ‘no se tra- tatampoco de limitarse a estar sentado, Es detenerse y estar presente, nada mas. En general, corremos haciendo. jEs usted capaz de hacer un alto en su vida, aunque sea por un momen- to? gPodria ser «este» momento? @Qué ocurriria si lo hiciera? Una buena manera de detener todo el hacer es cambiar por un momento el «modo de ser». Considérese un testigo eterno, intemporal. Limitese a observar este momento, sin tratar de cambiarlo. Qué ocurre? ;Qué siente? ;Qué ve? ;Qué oye? Lo extrafio en esto de detenerse es que tan pronto se hace, Uno esta all. Las cosas se vuelven més sencillas. En cierto modo, es como si uno muriese y el mundo continuara. Si us- ted muriese, todas sus responsabilidades y obligaciones se evaporarfan de inmediato. De alguna manera, los residuos de esas cosas se solucionarian sin usted. Nadie podria encar- garse de su programa Gnico. Este quedaria en nada, moriria con usted, lo mismo que ha ocurtido con los de todas las per- sonas que han muerto ya. De modo que no hace falta que se preocupe por ello en absoluto, Si esto es cierto, tal vez entonces no es necesario que haga €sa otra llamada por teléfono en este momento, aunque usted crea que si. Quizé no necesita leer algo en este momento, ni hacer otro trémite més. Al tomarse unos momentos para «mo- tir deliberadamente» a la prisa del tiempo mientras atin se esta vivo, uno se libera para tener tiempo para el presente. Al El surgir del momento presente _29 rir» ahora de este modo, en realidad se hace mas vivo. fares lo que consigue el detenerse. No tiene nada de pasivo. J euando decida continuar, es un tipo diferente de continu {in porque se ha detenido En elidad el detenerse hace el continuar més vivo, mis rico, le proporciona mas extra Si ve para tener en perspctiva todas as cosas porlas cuales no preocupamos y que creemos inadecuadas. Nos da oi Sugerencias: rate de detenerse y tomar conciencia de su res- piracién de vez en cuando en el transcurso del dia, Puede ser dharante cinco minutos, incluso cinco segundos. Entre en plena aceptacién del momento presente, de cémo se sientey de qué percibe que ocurre. Durante esos momentos no trate de cambiar nada en absolto, solo respite y ibérese. Respire ysea, Mueraa tener que conseguir que nada sea diferen ese momento; en su mente yn su coraz6n, dése permiso para dejar que exe momento sea tal como es ypermitase ser usted exactamente tal como es. Después, cuando est prep rado, avance en la direccién que su coraz6n le dicte, y hagalo atento y con resolucién. ES ESTO Vineta aparecida en el New Yorker: Dos monjes zen con su habit la cabeza rapada, uno joven y otro viejo, estan sentads ene suelo sobre sus piemas cruzada. joven mira al viejo con expresion algo perpleja mienraséste, vuelto cia él, le dice: «No ocurre nada a continuacién. Es esto. &s verdad. Por lo general, cuando emprendemos algo, a tural es que esperemos un resultado satsfactorio de nuestros esfuerzos. Deseamos ver resultados, aunque solo sea una sen- sacion agradable. No se me ocutre otra excepcion que la meditacin, La meeitaci6n es la nica actividad humana in- tencionada y sistematica que en el fondo «no» es intentar me- jorar mi llegar 2 ninguna otra parte sino sélo comprender donde se esta ya. Tal ve7 y «fuerte», hasta que vea que to- das esas etiquetas son inadecuadas para describir su expe- riencia. Sea con la experiencia misma. Confie en su fuerza mas profunda de todas: estar presente, estar despierto. SIMPLICIDAD VOLUNTARIA Con frecuencia surge en mf el impulso de meter otro. de esto u otro de aquello en este momento. Sélo esa llamada por teléfono, s6lo detenerme aquf cuando voy hacia alla. Aunque eso esté en la direcci6n contraria. He aprendido a icentificar este impulso y a desconfiar de él ‘Trabajo muchisimo en decirle que no. Este impulso me haria tomar el desayuno con la mirada clavada en la caja de los ce- reales, leyendo por centésima vez los contenidos dietéticos de los componentes, o la sorprendente oferta gratis de la casa fabricante. A este impulso no le importa lo que yo coma, ntras coma. EI periédico es atin mas atractivo, o un cata- logo, 0 lo que sea que haya por allt. Recoge basura para lle- nar el tiempo, conspira con mi mente para mantenerme in- consciente, adormecido, hasta cierto punto, en una niebla de aturdimiento, el tiempo suficiente para llenar 0 sobrellenar mi vientre mientras en realidad me pierdo el desayuno. Eso me deja inasequible para los demas, hace que me pierda el juego de la luz sobre la mesa, los aromas de la habitaci6n, las energlas del momento, incluidas las discusiones y peleas, cuando nos juntamos antes de seguir nuestros rumbos distin- tos durante el dia. Me agrada practicar la simplicidad voluntaria para contra- rrestar esos impulsos y asegurar que el alimento llega hasta un plano profundo. Esto supone hacer intencionadamente El surgir del momento presente _ 61 una sola cosa por vez y procurar estar yo allf. Muchas ocasio- es se presentan solas: dar un paseo, por ejemplo, o jugar unos momentos con el perro, momentos en los cuales real- mente estoy con el perro. Simplicidad voluntaria significa ira menos lugares en un dia, no a mas, ver menos para poder ver nas, hacer menos para poder hacer més, adquirir menos para poder tener mas. Todo va ligado. No es una verdadera opcion para mi (padre de hijos pequefios, mantenedor de la familia, fnarido, hijo mayor de mis padres, persona a la que importa ‘nuchfsimo su trabajo) irme a una u otra Walden Pond a sen- tarme bajo un arbol durante unos cuantos afios y escuchar ‘crecer la hierba y ver el cambio de las estaciones, por mucho que el impulso me incite a veces. Pero dentro del caos orga~ nizado y complejo de la vida familiar y laboral, con todas sus exigencias y responsabilidades, frustraciones y regalos sin par, hay infinitas oportunidades para elegir la simplicidad de muchas maneras humildes. Desacelerarlo todo es una gran parte de esta simplicidad. Ordenarle a mi mente y cuerpo que continde hablando con mi hija en lugar de ir a contestar el teléfono, no reaccionar ante los impulsos interiores de telefonear a alguien que ‘necesita que lo llamen». Inmediatamente en ese momento, elegir no adquirir cosas nuevas por impulso, e incluso no contestar de manera automatica a la tentadora invitacion de revistas, television y peliculas al primer tono de marcar, son todas maneras de simplificar un poco la vida. Tal vez el sim- ple hecho de sentarme por la noche y no hacer nada, o leer Un libro, o salir a dar un paseo solo, con uno de mis hijos 0 con mi mujer, reordenar la pila de lea o mirar la luna, 0 sen- tir el aire en mi rostro bajo los Arboles, o irme a dormir tem- prano. Practico el decir no para mantener sencilla mi vida, y encuentro que nunca 16 hago lo suficiente. Es de por si una disciplina ardua, y que bien vale la pena el esfuerzo. Sin em- bargo, resulta también enganosa. Hay necesidades y oportu- nidades a las que es necesario responder. Un compromiso con la simplicidad en medio del mundo es un acto de delica- do equilibrio: siempre esta necesitado de escrutinio, de mas indagacién y de atenci6n. Pero creo que la idea de la simpli- cidad voluntaria me mantiene consciente de lo que es impor- 62 _ Como asumir su propia identidad tante, de una ecologia de mente, cuerpo y mundo en la cual todo esta interrelacionado y en que cada eleccién tiene con- secuencias de largo alcance. No se llega a controlarlo todo. Pero elegir la simplicidad siempre que sea posible afiade a la vida un elemento de la mas profunda libertad, que con mu- cha facilidad se nos escapa, y muchas oportunidades de des- cubrir que menos puede seren realidad més, iSimplicidad, simplicidad, simplicidad! Oye, deja que tusasuntos sean dos 0 tres y no cien ni mil; en lugar de unmill6n cuenta media docena. [..] Enmedio de este agitado mar de la vida civilizada, son tales los nubarrones, tormentas, arenas movedizas y nil ¥ una cosas a tomar en cuenta, que un hombre tier que vivir calculando con mucha precisién, si no quiere irse a pique y hundirse hasta el fondo sin llegar a puerta; y quien lo consiga tiene que ser, en efecto, una gran maquina de calcular. Simplifica, simplifica THoreau, Walden ‘CONCENTRACION Lacoicentraci6n es una piedra angular de la practica de la presensia mental. La presencia mental sera todo lo robusta que sea l capacidad de la mente para estar serena y estable. Sin tranqilidad, el espejo de la presencia mental tendra una supericieagitada y borrosa, y no reflejaré las cosas con ni- tidez. La coscentracién se puede practicar o bien acompafiada de la preencia mental 0 por separado. Podriamos decir que la conceatracién-es la capacidad de la mente para mantener Una atend6n inalterable sobre un objeto de observacion, Se Cultiva pestando atencién a algo, como puede ser la respira- Cién, y linitarse a centrarse en ella. En sanscrito, concen. tracién sedice samadhi «lo centrado en un punto». Sama. dhi se dearrolla y profundiza volviendo continuamente la atencién ila respiracién, cada vez que vaga. Cuando. practi- El surgir del momento presente 63 camos de manera estricta formas concentradas de medita- ci6n, nos abstenemos deliberadamente de indagar aspectos tales como a dénde fue la mente cuando estuvo vagando, 0 que la calidad de la respiraci6n oscila. Dirigimos nuestra ‘energia exclusivamente a experimentar el aire que entra y el aire que sale, 0 hacia algin otro objeto «nico de atencién: Con la practica continuada, la mente tiende a hacerse cada vez mejor para quedarse en la respiracién o para advertir has- ta el primerisimo impulso a distraerse por otra cosa, y para re- sistir de inmediato su atractivo y quedarse con la respiraci6n, oa volver a ella de inmediato. Con la practica intensiva de la concentracién se desarrolla una calma 0 serenidad que tiene una notable estabilidad (constante, profunda, dificil de perturbar, pase lo que pase) Es un gran regalo para si mismo poder cultivar samadhi perio dicamente durante un prolongado espacio de tiempo. Eso se realiza con mas facilidad en retiros de meditacién largos y silenciosos, cuando uno se puede retirar del mundo a lo Tho- reau con este mismo objetivo. La estabilidad y la serenidad que llegan con la practica de la concentracién en un punto forman los cimientos del culti- vo de la presencia mental, Sin cierto grado de samadhi, la presencia mental no sera muy fuerte. S6lo es posible mirar en profundidad algo si se puede mantener la mirada sin que se desvie constantemente por distracciones 0 por laagitacion de la propia mente, Cuanto més profunda es la concentracién, mas profunda es la capacidad para la presencia mental La profunda experiencia de samadhi es muy agradable. Al atender a la respiracién con concentracién en un punto, todo lo demas se evapora, entre otras cosas los pensamientos, los sentimientos, el mundo exterior. Samadhi se caracteriza por la absorcién en-la quietud y una paz no perturbada. El sabor de esta quietud puede ser atractivo e incluso embriagador. Uno se encuentra buscando naturalmente esa paz y la simpli- cidad de un estado caracterizado por la absorcion y la dicha. Pero la practica de la concentracién, por fuerte y satisfac- toria que sea, esta incompleta sin la presencia mental para complementarla y profundizarla, En si misma, se parece a un estado de retiro del mundo. Su energia caracteristica esta cerrada, no abierta; absorta, no 64 _Cémo asumir su propia identidad disponible; se parece més a un trance que a un estado de completa vigilia. Lo que falta es la energia de la curiosidad, la indagacién, la investigacién, la apertura, la disponibilidad, el compromiso con toda la gama de fenémenos experimenta- dos por los seres humanos. Este ultimo es el dominio de la practica de la presencia mental, en la cual la concentracién en un punto y la capacidad de llevar la serenidad y estabili- dad de la mente al momento presente, se ponen al servicio de la observacién profunda y la comprension de las interrela- ciones de una amplia gama de experiencias de la vida. La concentracién puede tener un gran valor, pero también nos limita gravemente si nos dejamos seducir por el agrado de esta experiencia interior y !legamos a considerarlo un re- fugio que nos protege de la vida en un mundo desagradable € insatisfactorio. Uno podria sentirse tentado de evitar el de- sorden de la vida cotidiana y reemplazarlo por la tranquili- dad de la quietud y la paz. Esto, légicamente, seria un apego a la quietud que, como cualquier apego fuerte, conduce al engafio. Detiene el desarrollo y hace un cortocircuito en el cultivo de la sabiduria, VISION Es prdcticamente imposible, yen todo caso insensato, comprometerse a una practica de meditacién diaria sin tener una cierta visién del porqué se hace, qué valor tendria en huestra vida; una idea de por qué éste podria ser el camino y no s6lo otra justa més contra molinos de viento imaginarios. En las sociedades tradicionales, esta visién era suplida y re- forzada por /a cultura. Si usted fuese budista, tal vez la practi- carla porque toda su cultura valora la meditacién como «el» camino hacia la claridad, compasién y budeidad, camino de sabiduria que conduce ala erradicacién del sufrimiento. Pero en la cultura occidental encontraré muy poco apoyo para ele- gif este camino personal de disciplina y constancia, sobre todo uno inusual que supone esfuerzo pero no hacer, energia pero no un «producto» tangible. Mas importante aun, cual- quier idea superficial 0 romantica que pudiéramos albergar de transiormarnos en una persona mejor, mas serena 0 mas El surgir del momento presente _ 65 clara 0 mas compasiva, no dura mucho tiempo cuando nos enirentamos a la turbulencia de nuestras. vidas, mentes y Cuerpos, 0 ante la perspectiva de levantarnos muy temprano Cuando hace frio ¥ esta oscuro para quedarnos sentados y permanecer en el momento presente. Es algo demasiado facil Ye aplazar, considerado de importancia secundaria, de modo {que siempre puede esperar mientras uno aprovecha para dor- mnir un poco més 0, por lo menos, para estar abrigado en la St Sesh introducir la meditacién en su vida de cualquier maneta que resulte comprometida y para largo plazo, necesi- tara una Vision que sea verdaderamente suya propia, una vi- sion profunda y tenaz y que esté cerca del nucleo de quien usted cree ser, de lo que usted valora en su vida y hacia don- de se ve yendo, Sélo la fuerza de esa vision dinémica y la motivacion de la cual nace pueden mantenerlo en este cami- no afio tras ano, con una disposicién a practicar cada dia y a llevar la presencia mental a lo que sea que suceda, para abrirse a lo que sea que perciba y a dejarla que le indique a donde esta el aferramiento y a d6nde es necesario que ocu- tran el dejar marchar y el crecimiento. 2 La practica de la meditacién es muy poco romantica. Las maneras en que necesitamos crecer suelen ser aquellas con- tra las cuales mas nos defendemos, las que estamos menos dispuestos a admitir que existen siquiera, y no digamos a echarles una mirada rapida y después actuar para cambiar. No nos va a sostener lo suficiente tener una idea quijotesca de uno mismo como meditador, ni tener la opinién de que la meditacién es buena para uno porque ha sido buena para otros, ni porque la sabiduria oriental nos parece profunda, o porque tenemos la costumbre de meditar. La vision de que hablamos ha de renovarse cada dia, ha de estar delante todo cl tiempo, porque la presencia mental misma requiere ese ni- vel de conciencia del propésito, de la intencian. De otra ma- rnera, podemos quedarnos en la cama. 8 La propia practica ha de convertirse en la personificacion de nuestra visién y contener lo que mas valoramos. Eso no significa que tratemos de cambiar o de ser diferente a como somos, permanecer tranquilo cuando no nos sentimos tran- uilos, o mostrarnos amables cuando en realidad estamos fu- 66 _Cémo asumir su propia identidad riosos. Es tener presente lo que es de mas importancia para uno, para que eso no quede perdido o traicionado en el calor y la reactividad de un determinado momento. Si la presencia ‘mental tiene una profunda importancia para usted, entonces cada momento es una oportunidad de practicarla Por ejemplo, supongamos que en algdin momento del dia le surgen sentimientos de ira. Si se sorprende furioso y expre- sando esa ira, también se sorprendera controlando y dirigien- do esa expresién y sus efectos momento a momento. Puede estar en contacto con su validez en cuanto emocién, con las causas antecedentes de su fuerte sentimiento y con la manera ‘como se manifiesta en sus gestos y posturas corporales, en su tono de voz, en su eleccién de las palabras y los razonamien- tos, asi como con la impresién que causa en los demas. Hay mucho que decir sobre la expresién consciente de la ira. La medicina y la psicologfa saben muy bien que reprimir a ira, enel sentido de interiorizarla, es danino, sobre todo si esto se convierte en un habito. Pero también es daiino desahogar la ira descontroladamente como reaccién habitual, por «justifi- cada» que sea. Se puede sentir como nubla la mente. La rabia alimenta sentimientos de agresividad y violencia (aun en el caso de que esté al servicio de corregir una injusticia o de conseguir que ocurra algo) y de esa manera deforma lo que es, con independencia de que se tenga raz6n 0 no. Esto se puede sentir incluso cuando no es posible detenerse a veces. La presencia mental nos pone en contacto con la toxicidad de la ira para nosotros mismos y para los demas. Yo siempre sal- go de ella con una sensacién de que hay algo incorrecto en la ira, aun cuando objetivamente tenga raz6n. Su toxicidad in- nata mancha todo lo que toca. Cuando es posible transformar su energla en vigor y sabidurfa, sin el fuego ni el humo del ansia justiciera y la absorci6n en uno mismo, entonces su po- der se multiplica, como también su capacidad de transformar el objeto y la fuente de la ira. ‘Asi pues, si nos ejercitamos con resolucién en expandir el contexto de la ira (propia o ajena) en los momentos precisos en que surge y se enciende, sabiendo que tiene que haber algo mas importante y fundamental que olvidamos en el ca- lor de la emocién, entonces podremos conectar con un cono- ccimiento interior que no esté sumido en la ira ni aferrado a El surgir del momento presente 67 ella. La conciencia ve la ira, conoce su profundidad y es su- perior a ella. Por lo tanto, es capaz de contenerla, lo mismo que una olla contiene el alimento. La olla de la conciencia nos ayuda a contener la ira ya ver que sus efectos pueden ser mas dafiinos que beneficiosos, aunque no sea nuestra inten- cién causar dafo. De esta manera nos ayuda a cocinarla y a digerirla, para que podamos usarla con més eficacia; 0, si esto le da mas sentido, no hacer caso de ella, pasando de una reaccién automitica a una reaccién consciente; 0, sencilla~ mente, dejarla marchar, escuchando los dictados de la tota~ lidad. Nuestra visién esta relacionada con nuestros valores y con nuestro modelo personal de lo que es mas importante en la vida. Tiene que ver con los principios primeros. Si somos par- tidarios de ciertos sentimientos (amor, no hacer dao, amabi lidad, sabiduria, generosidad, serenidad, tranquilidad, no ha~ cer, sinceridad y claridad), manifestamos estas cualidades en nuestra vida diaria? Este es el grado de intencionalidad que se requiere para que nuestra meditacién sea vital y no se convierta en un ejercicio puramente mecdnico, impulsado tan s6lo por la fuerza del habito ola creencia, Renuévate por completo cada dia; renuévate una y otra y otra vez, sin cesar. Inscripcion china, citada por Tuoreau en Walden Sugerencias: Intente preguntarse por qué medita 0 por qué desea meditar. No crea en sus primeras respuestas. Haga una lista de todo lo que acuda a su mente y continde preguntan- dose. Indague también acerca de sus valores: lo que mas va- lora y respeta en la vida. Haga una lista de lo que es impor- tante para usted en realidad. Pregdntese: ;Cual es mi vision, mi mapa de dénde estoy y de ad6nde voy? ;Refleja esta vi- sidn mis verdaderos valores e intenciones? ;Me acuerdo de encarnar estos valores? ;Pongo en practica mis intenciones? 3Cémo estoy «ahora» en mi trabajo, en mi familia, en mis re- laciones, conmigo mismo? Como deseo ser? {Como podria 68 __Cémo asumir su propia identidad El surgie del’momento presente 69 yo vivir mi visién, mis valores? ;Como me relaciono con el sufrimiento, el mio y el de los demas? LA MEDITACION DESARROLLA SERES HUMANOS COMPLETOS Me han dicho que en pali, el idioma original de Buda, no existe palabra alguna. que corresponda a nuestra palabra «meditacion», aunque bien puede decirse que la meditacién ha evolucionado de una manera extraordinaria en la antigua cultura india. Una palabra que se usa con frecuencia es bhavana. Bhavana se puede traducir como «desarrollo me- diante el entrenamiento mental». Para mt, eso da en el clavo en realidad, la meditacién trata del desarrollo humano. Es una prolongacién natural de la aparicién de los dientes, de desarrollar un cuerpo adulto, de trabajar y de hacer que ocu- fran cosas en el mundo, de formar una familia, de endeudarse de uno u otro: modo (aunque s6lo sea consigo mismo, con actos que quizé aprisionen el alma), y de comprender que uno también envejecera y morira. En uno u otro momento, casinos vemos obligados a sentarnos a contemplar nuestra vida y preguntarnos quiénes somos y a dénde esté el sentido del viaje de la vida, nuestra vida. Los antiguos cuentos de hadas, segiin nos dicen sus in- ‘érpretes modernos, Bruno Bettelheim, Robert Bly, Joseph Campbell y Clarissa Pinkola Estes, son antiguos mapas que nos ofrecen orientacién para el desarrollo de seres humanos completos. La sabiduria de estos cuentos llega hasta nuestro tiempo desde una época anterior a la escritura, después de haber sido narrados durante miles de aftos alrededor de ho- gueras y hogares. Aunque estas historias son entretenidas y simpaticas de por si, en gran parte es asi porque son em- blematicas de los dramas que hemos de enirentar cuando buscamos la integridad, la felicidad y la paz. Reyes y reinas, principes y princesas, enanos y brujas, no son simples perso- najes que estén «all fueray. Intuitivamente sabemos que son aspectos de nuestras psiques, fragmentos de nuestro ser, que buscan a tientas su integridad y plenitud. En nuestro interior albergamos al ogro y a la bruja, y étos deben ser reconocidos y honrados, de otro modo nos consumirin (comeran). Los cuentos de hadas son orientaciones antiguas que contienen tuna sabiduria destilada a lo largo de milenios de ser contadas alrededor de las hogueras por la noche, para la supervivencia del instinto, desarrollo € integracién frente a los demonios, dragones, bosques y paramos oscuros, interiores y exteriores. Estas historias nos recuerdan que vale la pena buscar el altar donde es posible encontrar y unir nuestros trozos de ser frag- mentados y aislados, aportando nuevos grados de armonia y Comprensién a nuestra vida, hasta llegar al punto en que ver daderamente podamos vivir felices para siempre, lo cual en realidad significa en el atemporal aqui y ahora. Estas historias son planos y mapas sabios, antiguos y sorprendentemente complejos para nuestro desarrollo completo como seres hu- manos. Un personaje recurrente en estos cuentos es el de un niio © una nifia, por lo general un principe 0 una princesa, que pierde su bola de oro. Ya seamos hombres 0 mujeres, viejos ‘0 jévenes, cada uno de nosotros contiene a un principe oa tuna princesa (entre otros incontables personajes), y hubo una 6poca en que cada uno resplandecta con la dorada inocencia y la infinita promesa que consigo lleva la juventud. Y todavia llevamos ese resplandor dorado, o podemos contarlo, si cui- cdamos de no dejar que nuestrodesarrollo se detenga. Bly sefiala que entre el momento de perder la bola de oro, que al parecer ocurre alrededor de los ocho aos, y el de to- ‘mar alguna medida para recuperarla, 0 al menos de recono- cer que la hemos perdido, podrian pasar unos treinta 0 cua- renta afios, mientras que en los cuentos, donde la historia que sucede xérase una vez», y, por lo tanto, fuera del tiempo nor- mal, sélo transcurren uno 0 dos dias. Pero, en ambos casos, es necesario hacer un pacto primero, un pacto con nuestras sombrias energias reprimidas, simbolizadas por un sapo o tal vez por un hombre salvaje y peludo que habita en el fondo de una laguna del bosque, como en Iron John.’ ‘Antes de poder hacer ese pacto, hemos de saber que esas crtiaturas estin ahi: el principe, la princesa, el sapo, el hom- bre salvaje o la mujer salvaje. Es un requisito previo conver- 1 Robert Bly, fron John. Plaza y Janés, Barcelona, 1992. (N. dela T.) 70 _C6mo asumir su propia identidad sar con estos aspectos de nuestra psique, a los cuales vol- vemos instintivamente la espalda, relegandolos al incons- ciente. Y eso puede resultar bastante aterrador, porque el estado emocional que aflora es aquel que aparece. cuan- do descendemos a lugares oscuros, desconocidos y miste- riosos. La forma de budismo que eché raices y ha florecido en el Tibet, desde el siglo vu hasta nuestros dias, ha desarrollado tal vez la expresin mas refinada y artistica de estos aterrado- res aspectos de la psique humana. Muchas estatuas y pinturas tibetanas reflejan seres grotescos y demoniacos, todos ellos respetados miembros del pantedn dle las deidades reverencia- das. Hay que tener en cuenta que esas deidades no son dioses en el sentido usual del término. Serfa mas acertado decir que representan diferentes estados mentales, cada uno con su tipo de energia divina que ha de enfrentarse y honrar, y con la cual hay que trabajar si queremos crecer y desarrollar nuestro verdadero potencial de seres humanos completos, hombres 0 mujeres. Estas airadas criaturas no son consideradas malas, aunque su apariencia sea temible y repulsiva, con los collares de calaveras y sus muecas grotescas. En realidad, ese terrible aspecto externo es un disfraz adoptado por estas deidades, que encarman la sabidurfa y la compasi6n, para ayudarnos a alcanzar mayor comprensi6n y amabilidad con nosotros mis- mos y con los demés, y que, desde luego, no se diferencian de nosotros en lo fundamental. En el budismo, el vehiculo para este trabajo de desarrollo interior es la meditaci6n. incluso en los cuentos de hadas, para comunicarse con el hombre salvaje que vive en el fondo de la laguna es necesario sacar el agua de ella, algo que, se: gin dice Bly, requiere un repetitivo trabajo interior durante mucho tiempo.-No tiene nada de atractivo vaciar de agua tuna laguna con un cAntaro, ni trabajar en una fragua caliente, ni en vifiedos sofocantes de calor, dia tras dia, afto tras aio. Pero el repetitivo trabajo interior que este llegar a conocer las fuerzas de nuestra psique requiere es su propia iniciacién. Es tun proceso que templa. Por lo general implica calor. Se nece- sita disciplina para soportar el calor, para perseverar. Pero el resultado de perseverar es la consectici6n, maestra, no inge- nua, de un orden interior inalcanzable sin la disciplina, el ca- El surgi del momento presente 71 Jor, el descenso a nuestra propia oscuridad, el miedo. incluso loc derrotas interiores que sufrimos nos sirven para ese perse- eerar_ E50 es lo que los junguianos llaman trabajo del alma, el a diante el conoci- ‘arrollo de la profundidad del caracter me seis de algo de las profundidades y amplitudes tortuosas y Tnberinticas de nuestra mente, El calor templa, reordenando Jos muchos atomos de nuestro ser psiquico y, es ble, también los de nuestro cuerpo. muy proba- {a belleza del trabajo meditativo radica en que es posible confiaren la practica misma para que nos gure por el laberin: to, Nos mantiene en elcatnino, incluso en los momentos mas rcuros, frente a los mas aterradores estados mentales y © cunstancias externas. Nos recuerda nuestras opciones. Es una gul para el desarrollo humano, un mapa de carreteras _ siiestros tadiantes yo, no hacia el oro de una inocencia infan- til ya pasada, sino hacia el de un adulto Se acEns lado. Pero para que la meditacion realice este trabajo, he mos de estar dispuestos a levar a cabo el nuestro. Hemos de tetar dispuestos a encontrarnos con la oscuridad y la desespe racion cuando aparecen y enffentarnos aellas, una y otra Fes necesario, sin huir ni adormecernos en las miles de ma- nreras qué ideamos para evitar lo inevitable: Sugerencias: Trate de estar abierto al principe y la princes al ey y la reina, al gigante y la bruja, al salvaje y a salvaje, al enano'y la arpta, al guerrero, al sanador y al trampaso ae hay en su interior. Cuando medite, saque el felpudo de Dien: venida para todos ellos. Trate de sentarse como un rey 0 09 reina, o como un guerrero, 0 un sabio. En momentos de graf confusion o de oscuridad, use la respiraci6n como la cuerda aque lo guiara por ellaberinto. Mantenga viva la presencia mental incluso en los momentos mas oscuros, recordando (que la conciencia no forma parte dela oscuridad ni del dolor: tila contiene el dolor, y lo sabe, de modo que tiene que ser mas fundamental, y acercarse a lo que es sano, do en su propio interior. fuerte y dora- 72 Como asumir su propia identidad LA PRACTICA, UN CAMINO En medio de este camino que llamamos nuestra vida, ‘me encontré en una selva oscura, ‘con un camino poco claro para atravesarla. Davte Ataris, Divina comedia, «Infierno» En todas las culturas se usa la metafora del vi re cribrla vida y la bisqueda de su sentido. En Ovens, le aa, bra Tao, que en chino quiere decir «Camino» 0 «Sendas, tie- ne ese significado. En el budismo suele llamarse camino a la practica de fa meditacién, camino de la presencia mental, amino del entendimiento correcto, camino de la rueda de la verdad (Dharma)... Tao y Dharma también significan la Ma- Nera como son las cosas, la ley que rige la existencia y la no existencia, Todos los acontecimientos, ya los consideremos buenos o malos en la superficie, estén en fundamental atmo. nia con el Tao. Nuestro trabajo es aprender a percibir esa ar- monia subyacente para que vivamos y tomemos decisiones de acuerdo con ella. No obstante, con frecuencia no esta muy claro cual es el camino correcto, y ello deja mucho es- baci al ie albedo ya actuar por principio, también ara la tensién ‘ paral tension y la controversia,y no digamos para perder- Cuando practicamos la meditacién, en realidad reconace- mos que en ese momento estamos en el camino de la vida El camino se abre ante nosotros en ése y en todos los momentos ‘mientras permanecemos. Es mas correcto considerar la medi. tacién como una «Manerax que como una técnica. Es una Manera de ser, una Manera de vivir, una Manera de esc. char, una Manera de caminar por el camino de la vida y de estar en armonia con las cosas como son. Esto significa reco. niocer en parte que a veces, a menudo en toda época critica, no tenemos idea de hacia dénde vamos 0 ni siquiera de a dénde esté el camino. Al mismo tiempo poclemos saber mu bien dénde estamos ahora (aun a sabiendas de que estamos perdidos, confundidos, furiosos o sin esperanza). Por otro El surgir del momento presente __73 lado, suele suceder que nos quedemos atrapados en la fuerte conviccién de que sabemos hacia dénde vamos, sobre todosi nos impulsa una ambicién egoista y deseamos mucho ciertas, cosas. Hay tna ceguera, que proviene de nuestros programas de autopromocion, y nos hace pensar que sabemos cuando en realidad no sabemos tanto como creemos. El cuento de los hermanos Grimm, El agua de la vida, trata del clasico trfo de hermanos, principes todos. Los dos mayo- res son ambiciosos y egoistas. El pequefio es amable y gene- 050, Su padre, el rey, se esta muriendo. Un anciano que apa- rece misteriosamente en el jardin del palacio les pregunta por qué estan tristes, y cuando se entera del problema les sugiere una cura con el agua de la vida. “Si el rey la bebe, se pondra bien de nuevo; pero es difi- cilencontrarla—les dice, El hermano mayor obtiene permiso para ir en busca del agua de la vida para su padre, con la secreta esperanza de ‘conseguir su favor y convertirse en rey. Casi tan pronto como se pone en marcha montado en su caballo, se encuentra con tun enano, que se halla al borde del camino, que lo detiene y le pregunta adénde va tan rapido, En su prisa, el hermano tra~ ta al enano con desprecio y condescendencia, ordenandole que se quite de enmedio. Lo que se presume aqui es que el principe conoce el camino por el mero hecho de que sabe lo ‘que busca. No es asi. Pero este hermano es incapaz de domi- nar su arrogancia y su ignorancia de las muchas maneras en que las cosas podrian desarrollarse o abrirse en la vida. Por supuesto, el enano del cuento tampoco es una persona exterior, sino que simboliza los poderes superiores del alma. En este caso, el hermano egofsta es incapaz de acercarse a su propio poder interior y su yo sensible con amabilidad y sabi- duria, Debido ast arrogancia, el enano dispone que su cami- no acabe en una garganta que se va estrechando cada vez mas hasta que llega un momento en que el principe no puede proseguir su avance ni tampoco darse la vuelta para dirigirse 4 la entrada; en otras palabras, se encuentra atascado. Y alli se queda mientras la historia continéa. ‘Cuando el primer hermano no regresa, el segundo herma- no sale a probar suerte, también se encuentra con el enano, Jo trata igual que el primero y acaba de la misma forma: atas~ 74 __COmo asumir su propia identidad cado. Dado que ambos son partes diferentes de u ma’ persona, podriamos decir que algunas sifted maine personas. jamas Pasado algin tiempo, el hermano menor se pone final mente en marche ara conseguir lagu dela vi. Tambien el ntra con el enano, el cual | gunt tanta psa. A diferencia de sus hemanes, dl se deters, dee, monia y le explica que ha salido en busea del agua de la vida, pero reconoce que no tiene la més remota idea de a donde buscarla ni qué direccién tomar. Y, Neon pc tea , por supuesto, el —Ah, yo séd6nde se encuentra. El enano procede a explicarle dénde esta y lo que deb hacer para obtenerla, lo cual es bien complicado. eae her mano escucha con gran atencién y graba en ead labras del enano. eee, Narrado com arte y destreza, este cuento da muchas vuel tas.en su desarrollo, pero eso lo dejaré para que el lector lo explore Lo mporanteagie senclamente, que avecese 1ocer que no se sabe el camino y estar bineyuts de fuentes nespeede. Haceneto oven neers disposicin las energias y los aliados interiores y exterionee que salen de nuestra propia alma y generosidad. Los herma nos egos son también, por supuesto, gua interna de a me je nos dice que encor 5 atrapad las tendencias humanas normales dela arogancia rel evoke mo, ¥'no hacer caso del orden superior de las cosas acalnr en un callején sin salida nla vida, en el cual no se puede avert zar, ni retroceder, ni darse la vuelta. La historia nos dice que jams encontraremos el agua de la vida con esa actitud y cue nos quedaremos atascados, posiblemente para siempre. sy neta de a resencia mena require que Eaencs amos caso de la energia de ni Sr preciitanos a hacer las cosas con una mente que Varrent blemente desconectada de nuestras partes superiores), esta tihptlaada. poruncienbicién mernaqaununsedecatec. nancia personal, La historia nos dice que solo saldremos con bien si procedemos con conciencia de la manera como son las cosas, con una disposicién a reconocer que no s: i ae hacia dénde vamos. EI hermano menor ha de recorrer un lar. El surgir del momento presente __75 \ go-camino antes de que se pueda decir que entiende cémo oon las cosas (sus hermanos, por ejemplo). Tiene que soportar Golorosas lecciones de engaftos y traiciones, y paga un eleva- do precio por su ingenuidad para al fin entrar en posesién de toda la gama de sus energias y sabiduria. £stas estén simboli- ‘zadas por su llegada final al centro de un camino pavimenta~ do con oro y su boda con la princesa (de quien yo no habia dicho nada) y su coronacién como rey: un hombre con pleno derecho, no al reino de su padre, sino al suyo propio. Sugerencias: Cada dia trate de considerar su vida como un viaje'y una aventura. zHacia dénde va? {Qué busca? zDonde esta ahora? 7A qué etapa del viaje ha llegado? Si su vida fuese tn libro, gcOmo lo titularfa hoy? sQué titulo le pondrfa al ca~ pitulo en quese encuentra ahora? {Puede estar totalmente re- Ceptivo a todas las energias que se hallan a su disposicion en este momento? Observe que este viaje es (inicamente suyo, de nadie mas. De modo que el camino tiene que ser suyo también. Esta preparado para honrarsu ser “inico de esta ma~ era? ;Ve un-compromiso con la practica de la meditacion ‘como una parte intima de esta manera de ser? ;Puede com- prometerse a iluminar su camino con la presencia mental y la Ponciencia? Ve maneras en que podria quedarse atascado facilmente, o que se ha quedado en el pasado? MEDITACION: NO CONFUNDIR CON PENSAMIENTO POSITIVO Nuestra capacidad de pensar como lo hacemos diferen- cia.a nuestra especie de todas las demas, y es milagrosa por encima de toda comparaci6n. Pero si no tenemos cuida- do, nuestros pensamientos pueden echar fuera otras facetas Genuestro ser igualmente preciosas y milagrosas. La atenci6n consciente suele ser la primera sacrificada. Estar consciente no es lo mismo que pensar. Se encuentra mis alla del pensamiento, si bien lo aprovecha, respetando 76 _Cémo asumir su propia identidad su valor y su poder. Estar consciente se parece mas.a-un-rec piente que puede sujetar y contener nuestros pensamientos, ayudandonos a ver y a saber que nuestros pensamientos son Pensamientos, para no quedar cogidos en ellos como si fue- sen tealidades. Lamente pensante puede estar a veces muy fragmentada. De hecho, casi siempre lo esta, Esa es la naturaleza del pen- samiento, Pero la conciencia, desenredada de cada momento con intencién consciente, nos sirve para percibir que incluso en medio de esa fragmentaci6n nuestra naturaleza interior ya estd integrada y completa. No s6lo no se halla limitada por el stevoltijo» de nuestra mente pensante, sino que es el reci: piente que reine todos los fragmentos, igual como la olla de la sopa contiene zanahorias, guisantes, cebollas... y permite que se cuezan y se conviertan en un todo, la sopa misma Pero es una olla magica, més parecida a la marmita de un he- chicero, porque cuece las cosas sin tener que hacer nada, ni siquiera ponerlo al fuego. La conciencia misma cuece, mien- tras se la sostenga, De modo que deje que los fragmentos se agiten mientras usted los sostiene conscientemente, Sea lo que sea que surja en la mente o en el cuerpo, entra en la olla yse transforma en parte dela sopa. En la meditacién no se intenta cambiar el modo de pensar pensando més. Se trata de observar los pensamientos mismos. Observarlos es sostenerlos. Al observar nuestros pensamien- tos sin entrar en ellos, aprenderemos algo profundamente liberador acerca del pensamiento mismo, lo cual puede ser- vimos para estar menos prisioneros de esas pautas, tan fuertes en nosotros, de pensamientos, estrechos, inexactos, habitua- les, inmersos en uno mismo, hasta el punto de ser apresados, Y que estn equivocados ademas. Otra manera de contemplar la meditacién es considerar el proceso de pensar como una caida de agua, una cascada continua de pensamientos. Con el cultivo de la presencia mental pasamos «més alld» 0 «detrés» de nuestros. pensa- mientos, mas 0 menos como encontrariamos un lugar de ob- servacion en una cueva detras de una cascada. Seguimos viendo y oyendo el agua, pero estamos fuera del torrente Al practicar de este modo, nuestras pautas de pensamien- to cambian solas, de manera que nutren la integracién, la El surgie del momento presente _77 comprensi6n y la compasi6n en nuestra vida, parolees bian eporques tratamos de cambiar reemplazando un pensas miento por otro que creemos podria ser més puro. Se trata mas bien de entender lanatualeza de nuestros pensamientos como pensamientos y nuestra relacién con ellos, para que puedan estar mas a nuestro servicio y no nosotros al se “ Staats pensar positivamente, es0:puede ser eal pero no es meditacion. S6lo es mas pensar. Con igual fac lidad podemos convertimos en prisioneros del llamado pen- samiento positivo como del pensamiento negativo. El pensa. miento positivo también puede ser limitador,fragmentado, inexact, ilusorio,egoistay erréneo. Se necesita oto elemen- to del todo diferente para inducir la transformacin en nu tra vida y Hlevarnos mas alld de los limites del pensamiento. ENTRAR EN EL INTERIOR Es fic legar ala conclusion de que la meditacién tiene que ver con entrar en el interior 0 vivir en el interior: Pero «interior» y «exterior» son distinciones limitadas. En la ae tud de la préctica formal volvemos nuestras energlas hacia dentro s6lo para descubrir que en mente y cuerpo cor mundo. « {endo ent etror durant eras proongados egamos a saber algo de la pobreza de pees ie de nosotros la felicidad, la comprensiny la sabidurla. Nose trata de que Dis, el entoroy otras personas no pueden ay- darnos ase felices oa encontrar satisfaccion. Sélo se rata de aque nuestra felicidad, satsfaccin y comprensi6n, incluso la de Dios, no van a ser mas profundas que nuestra capaci a de conocer nuesto interior, de encontrar el mundo exterior a partir de la profunda comodidad que proviene de sentirse a gusto en la propia pel de una intima oe lad co era jestra mente y nuest . Seale Gquietud y mirando hacia dentro durante una pate de cada da, tocamos aquello que es ms realy fa ble en nosotros mismos, y que con mas facilidad se pasa por alto y no’se desarrolla. Cuando nos es posible central into presente _79 a a r El surgir del momento presente _79 Sugerencias: La proxima vez que sienta una sinsaren dale satisfacciOn, de que algo le falta o de que no esta del todo bien, vuélvase hacia dentro, solo a modo de experimento. Vea si es capaz. de captar la energia de ese preciso momento, En lugar de coger una revista, ise al cine, telefonear a un amigo, dedicarse a comer 0 hacer algo para desahogarse de una: manera us otta,resérvese un lugar para usted mismo. Siéntese y entre en su respiracion, aunque sélo sea por i minutos, No busque flores ni luz ni una hermosa vista, nada. No ensalce las virtudes de algo ni condene la incorreccién de algo. Ni siquiera piense para sus adentros: «Ahora voy "ioe trar en mi interior.» Limitese a estar sentado. More en el cen- tro del mundo. Permita que las cosas sean como son. nosotros mismos, aunque sea durante ratitos cortos, frente a la atraccién del mundo exterios sin tener que buscar en otra parte algo que nos Ilene o que nos haga felices, podemos sen- tirnos a gusto dondequiera que nos encontremos, en paz con las cosas tal como son, momenta a momento. No salgas de tu casa para verlas flores. Amigo mio, no te molestes en hacer esa excursion. Dentro de tu cuerpo hay flores. Una flor tiene mil pétalos, Que hardn un lugar para senuarte. ‘Sentado alli tendras una momenténea vista de la belleza que hay denitro de tu cuerpo, y fuera de él, jardines delante y jardines detrs. Kaain Lo pesado es la rafz-de lo livieno, lo inmévil es la fuente de todo movimiento. Asf pues, la Maestra viaja todo el dia sin salir de su casa. Por espléndidas que sean las vistas, ella permanece serena en sinisma. @Por qué habria de revolotearcomo un loco el sefior del pais? HI Si te dejas arrastrar de acé par alld, | te desconectas de tu rafz. | Si dejas que la inquietud te agite, ! te desconectas de quien eres. Lao-Tsé, Tao-te-Ching | | Dirige tu mirada hacia dentro,y encontraras ‘mil regiones en tu mente i atin sin descubrir. Viaja por ellas y hazte experto en cosmogratia de ti mismo. ‘Tworeau, Walden SEGUNDA PARTE EL CORAZON DE LA PRACTICA Lo que hay detras de nosotros y lo que hay delan- te de nosotros son insignificancias comparado con Jo que hay dentro de nosotros. Ouvier Wenoeut Houmes MEDITACION SENTADO {Qué tiene de tan especial estar sentado? Nada, si nos re- ferimos a la manera como nos sentamos normalmente. Es s6lo. una manera conveniente de quitarle peso a los pies. Pero estar sentado es algo muy especial cuando se trata de la me~ ditacién. Superficialmente, eso se puede advertir con bastante facili- dad desde fuera. Por ejemplo, es posible que no se sepa que tuna persona est meditando cuando se la ve de pie, tumbada ‘oandando, pero se sabe enseguida cuando esta sentada, so- bre todo si esta sentada en el suelo. Desde cualquier angulo, su postura revela que esta alerta, aunque tenga los ojos cerra- ddos y el rostro sereno y en paz. Es como una montafia en su majestad y solidez. Hay en ella una estabilidad que dice mu- cho, que se refleja a dos niveles, interior y exterior. En el ins- tante en que la persona se queda medio dormida, todas esas cualidades desaparecen. La mente se desploma en el interior, yel cuerpo se desploma visiblemente. La meditacién sentado supone aposentarse en una postura er- guida, majestuosa, muchas veces durante perfodos prolonga- dos, Si bien es relativamente facil adoptar una postura ergui- 84 _Cémo asumir su propia identidad El corazon de la practica_ 85 da, ese es s6lo el comienzo de este arduo proceso de desarro- Ilo continuo. Resulta bastante facil caparcar» el cuerpo, pero atin queda el asunto de qué va a hacer la mente. Meditar sen- tado no es cuestién de adoptar una postura corporal especial, por muy poderosa que ésta sea; es adoptar una determinada postura para la mente; sentar la mente. Una vez estamos sentados, hay muchas maneras de abordar el momento presente. Todas implican prestar atencién deli- beradamente, sin hacer juicios. Lo que varia es el objeto de atencién y el como. Es mejor no complicar las cosas y comenzar con la respira~ i6n, sintiendo como entra y sale el aire. A la larga, se puede expandir la conciencia a observar todas las idas y venidas, los giros y maquinaciones de pensamientos y sentimientos, per~ cepciones e impulsos, del cuerpo y la mente. Pero tal vez sea necesario algiin tiempo para que la concentracién y la pre- sencia mental sean lo bastante fuertes para contener cons- cientemente toda esa gama de abjetos sin perderse en ellos, aferrarse a algunos 0 abrumarse. Para la mayoria de nosotros eso lleva afos, y depende de la motivacién y de la intensidad de la practica. Asi, al comienzo tal vez convenga quedarse con la respiracién, 0 usarla a modo de ancla para volver cuando nos desviemos. Pruébelo durante algunos afios y ob- serve qué sucede. Sugerencias: Trate de dejarse un tiempo cada dia para li- mitarse a ser. Cinco minutos iran bien, o diez o veinte o trein- ta, si desea aventurarse hasta eso. Siéntese y observe des- plegarse los momentos, sin otro programa que estar presente. Use la respitaci6n a modo de ancla para amarrar su atencién al momento presente. Su mente pensante se va a desviar ha- cia ahi y hacia alld, segtin sean las corrientes y los vientos que se agiten en la mente, hasta que, en algtin momento, la cadlena del ancla se tense y lo haga volver. Esto puede ocuttir con mucha trecuencia. Cada vez que su atenci6n vague, yuélvala hacia la respiraci6n, con toda su viveza. Mantenga {a postura erguida pero no rigida. Piense que es usted -una montafa. TOMAR ASIENTO. Es util que llegue al cojin o a la silla con la categorica actitud de tomar asiento». Sentarse a meditar es diferente de ‘sentarse con’ despreocupacion’en algin sitio. Hay energia en la afirmacién que el sentarse hace cuando se toma asien- to,tanto en la eleccion del lugar como en la presencia mental que Ilena el cuerpo. La posicién encarna una epostura>, ‘como cuando se «toma una posturay por algo, aunque se este Sentado. Hay un fuerte sentido de honrar el lugar, la coloca- cin de cuerpo y mente, y el momento. “Tomamos asiento pata meditar teniendo presente todo “esto y sin embargo sin dar importancia alguna al lugar ni a la postura. Puede haber, en efecto, claros «lugares poderosos» Fentroy fuera de casa, sin embargo, con esta actitud’ de aadoptar una postura, uno se puede sentar en cualquier lugar y en cualquier postura y sentirse tan comodo como en ¢asa- ‘Cuando la mente y el cuerpo colaboran en sostener conscien- temente el cuerpo, el tiempo, el lugar y la postura, y perma- necer libre de tener que hacerlo de cierta manera, entonces ¥ s6lo entonces se esta sentado de verdad. DIGNIDAD Cuando explicamos la postura sentada, la palabra que pa- rece mas apropiada es «dignidad». Cuando nos sentamos a meditar, nuestra postura nos habla, hace su propia afirmacién. Podriamos decir que la postura misma es la meditacion. El hecho de que nos desplomemos, } nos hundamos en el asiento, refleja poca energfa, pasivi- dad, falta de claridad. Si nos sentamos tiesos como un palo, Estamos tensos, hacemos demasiado trabajo, nos esforzamos 86 _Cémo asumir su propia identidad demasiado. Cuando en las clases uso la palabra «dignidad», por ejemplo: «Siéntese de una manera que represente digni- dad», todo el mundo acomoda de inmediato su postura y se yergue mas. Pero no se ponen rigidos. Los rostros se relajat fos hombros bajan; la cabeza, el cuello y la espalda se al ean. La columna se eleva desde la pelvis con energia. Algunas personas tienden a echarse un poco hacia adelante, separdn- dose del respaldo de la silla, con mas autonomia. Parece que todo el mundo conoce esa sensacién interior de dignidad y cémo encarnarla. Quizé solo necesitamos que de vez en cuando se nos recuer- de que ya somos majestuosos, merecedores y dignos. A veces no nos parece asi debido a las heridas y cicatrices que lleva- mos del pasado, 0 debido a la incertidumbre del futuro. Es dudoso que lleguemos a sentimos indignos porque si. Nos han ayudado a sentimnos indignos. Nos lo ensefiaron de miles de formas cuando éramos pequefos, y aprendimos bien la leccién. ‘As{ pues, cuando tomamos asiento en la meditacién y nos acordamos de sentarnos con dignidad, volvemos a nuestra valia y dignidad originales. Eso en si mismo es toda una afir- maci6n. Podemos apostar a que nuestro interior la escuchara. Estamos dispuestos a escucharla también? jEstamos dispues- tos a escuchar las corrientes de experiencia directa en este momento, en éste, en éste, en éste...? Sugerencias: Trate de sentarse con dignidad durante treinta segundos. Observe cémo se siente. Trate de permanecer de pie con dignidad. ,Dénde estén los hombros? yCémo esté la columna, cOmo esta la cabeza? ;Qué significaria caminar con dignidad? El corazon de la prictica 87 POSTURA. Cuando uno se sienta con fuerte intencionalidad, el cuer- po hace una afirmacién de profunda conviecién y compromi- so con su porte. Esto irradia hacia adentro y hacia afuera. Una postura sentada digna es de suyo una afirmacién de la armo- nia, la belleza y la riqueza de la vida. ‘A veces uno conecta con ella; otras, tal vez no. Aunque uno se sienta deprimido, agobiado 0 confundido, este sentar- se puede afirmar la fuerza y el valor de esta existencia vivida ahora. Si es capaz de reunir la paciencia suficiente para man- tener la postura sentada durante un rato, aunque sea breve, eso puede conectarlo con el centro mismo de su ser, con ese dominio que trasciende el estar animado 0 deprimido, libre agobiado, clarividente 0 confuso. Este centro se halla empa- rentado con la conciencia misma; no oscila con los estados mentales ni con las circunstancias de la vida. Es semejante a tn espejo, que refleja de manera objetiva lo que se le pone delante. Esto supone un profundo conocimiento de que, sea Jo que sea que esté presente, con independencia de lo que nos ha sacudido la vida 0 nos ha abrumado, va'a. cambiar por si mismo, y por este solo motivo requiere que sostengamos el espejo del momento presente, lo observemos, acojamos su presencia, surquemos las olas de su despliegue como se sur- an las olas de la propia respiraci6n, teniendo fe en que tarde 6 temprano se encontrara la manera de actuar, de hacer las paces, de pasar a través y avanzar. No se trata tanto de inten- ar como de observar, de dejar que las cosas sean, y de sentir- las plenamente, momento amomento. La meditacién sentada atenta no trata de escapar de los problemas 0 dificultades entrando en una especie de estado ‘«meditativor desconectado, de absorcin 0 negacion. Por el ontrario, es una disposicién a acompartar el dolor, la confu- sion, la pérdida, si eso es lo. que domina el momento presen- te, y de continuar observando durante un perfodo sostenido de tiempo, mas allé de pensar. Lo que se busca es limitarse a ‘comprender teniendo la situacién en la mente, junto con la respiracion, mientras se mantiene la postura sentada. [Un maestro de la tradicién zen (Shunru Suzuki Roshi) lo expresa de esta manera: «El estado mental que existe cuando 88 Como asumir su propia Identidad uno se sienta en la postura correcta es de suyo iluminacién [..1 Estas formas [meditacién sentado] no son los medios de conseguir el estado mental correcto. Adoptar esta postura es en si mismo el estado mental cortecto.» En la meditacién sentado, ya tocamos nuestra propia naturaleza verdadera. Asi, practicar la meditacién sentado significa, sobre todo, sentarse de tal forma que-el cuerpo afirme, irradie y transmita una actitud de presencia, de estar comprometido a reconocer y.aceptar lo que surja en cualquier momento. Esta orienta- cién es de no aferramiento y de estabilidad inquebrantable, como un espejo limpio (s6lo reileja), vacio, receptivo y abier- to. Tal actitud esté contenida en la postura, en la manera ‘como uno elige sentarse. La postura encarna la actitucl ste es el motivo por el cual muchas personas encuentran Gtil la imagen de una montafa para profundizar la concentra- cién y la presencia mental en la practica sentada. Evocar las cualidades de elevacién, solidez, majestuosidad, impasibil dad, arraigo, sirve para llevar directamente estas cualidades a la postura y actitud. Es importante que todo el tiempo invitemos estas cualida- des a la meditacién. Que nos ejercitemos una y otra vez en encamar la dignidad, la quietud, la ecuanimidad inquebran- table, frente a cualquier estado mental que se presente (sobre todo cuando uno no se halla en un estado grave de afliccién © confusi6n) puede ofrecer unos cimientos firmes y fiables para conservar la presencia mental y la ecuanimidad, incluso en periodos de estrés y confusién emocional extremos. Pero €s0 sélo si se practica, practica y practica, ‘Aunque resulte tentador hacerlo, no se puede «pensar» que se entiende lo que es estar consciente y reservarlo s6lo para aquellos momentos en que los grandes acontecimientos nos golpean. Estos contienen tanto poder que nos abruma- rn al instante, junto con nuestras romanticas ideas acerca de laecuanimidad y de saber cémo estar atento. La practica de la meditacién es el trabajo lento y disciplinado de cavar trin- cheras, de trabajar en los virledos, de sacar el agua de la lagu- na con un céntaro. Es el trabajo de momentos y el trabajo de toda una vida, todo en uno. El corazén de la préctica 89 QUE HACER CON LAS MANOS Los diversos y sutiles canales de energia del cuerpo han sido estudiados, comprendidos y usados de determinados modos en. las tradiciones yoguicas y meditativas durante milenios. Por instinto sabemos que todas nuestras posturas corporales hacen sus afirmaciones tinicas, las cuales irradian hacia el interior y el exterior. En la actualidad, esto se conoce con la expresién «lenguaje corporal». Podemos usar ese len- guaje para leer qué piensan otras personas de si mismas, porque las personas transmitimos continuamente esa infor- macion para que cualquiera que tenga sensibilidad pueda captarla. Pero en este caso nos referimos al valor de la sensibilidad para captar el lenguaje del propio cuerpo. Este conocimiento puede producir un crecimiento y una transformacién interio- res extraordinatios. En las tradiciones yéguicas, este campo de conocimiento implica ciertas posiciones del cuerpo lla- madas-mudras. En cierto modo, todas las posturas son mu- dras: cada una hace una afirmaci6n determinada y tiene una ‘energia asociada a ella. Pero normalmente las mudras aluden a algo mas sutil que la postura de todo el cuerpo. Su foco de atencién principal es la posicién de las manos y los pies. Si va‘a un museo y observa con atenci6n las pinturas y es- tatuas budistas, advertira de inmediato que en los cientos de representaciones diferentes de la meditacién sentado, de pie ‘0 tumbado, las manos aparecen en numerosas posiciones. En el caso de la meditacién sentado, a veces, las manos estan so- bre las rodillas con las palmas hacia abajo; a veces, las dos palmas 0 una estan hacia arriba; a veces, uno omés dedos de luna mano tocan el suelo, mientras que la otra mano perma~ nece levantada. A veces, las manos estan juntas en el regazo, con los dedos de una mano apoyados sobre los dedos de la otra, las puntas de los pulgares tocandose suavemente, como si rodearan un huevo invisible, para formar lo que se llama el emuidra cOsmica». A veces, los dedos y palmas de ambas ma- nos se tocan, junto al corazén, en la tradicional postura de la oracién cristiana. Esta misma postura, en el saludo oriental, significa una reverencia en reconocimiento de la divinidad que hay en el interior de la otra persona. 90 __Cémo asumir su propia identidad Todos estos mudras de las manos encarnan diferentes energias, con las cuales es posible experimentar en la medi- tacién. Pruebe a sentarse con las palmas hacia abajo, apoya- das sobre las rodillas. Observe la independenciarque se con- tiene aqui. Para mi, esta postura nos habla de no buscar. nada mas, de simplemente digerir lo que hay. Si después vuelve ambas-palmas hacia arriba, atento al hacerlo, tal vez advierta un cambio de energfa en el cuerpo. Para mi, sentarse as{ encarna la receptividad, una apertura a lo que esté arriba, a la energia del cielo (los chinos dicen: «Como arriba, asi abajo.»). A veces siento un fuerte impulso de abrirme a la energia de arriba. En ocasiones esto resulta muy dtl, sobre todo durante perfodos de confusi6n 0 alboro- to, para afirmar la receptividad en la practica sentado. Se consigue volviendo las palmas de las manos hacia el cielo, Esto no significa que busquemos activamente que algo nos ayude magicamente. Significa abrirse a intuiciones superio- res, disponerse a vibrar con energfas que solemos pensar que son elevadas, divinas, celestiales, césmicas, universales, o de un orden o una sabidurfa superiores. Todas las posturas de manos son mudras, en el sentido de ‘que estan asociadas a energias sutiles 0 no tan sutiles. Tome- mos, por ejemplo, la energia de la mano convertida en puro. Cuando nos enfadamos, nuestras manos tienden a cerrarse. Sin saberlo, algunas personas practican muchisimo este mu- dra, que riega las semillas interiores de la rabia y la violencia cada vez que lo hacemos, y esas semillas responden brotando yfortaleciéndose. La proxima vez que se sorprenda cerrando los pufios por enfado, trate de llevar la presencia mental a esa actitud inte- rior encamada en ese gesto. Sienta la tensién, el odio, la ira, la agresividad y el temor que contiene. Después, en medio de su ira, y si la persona con quien est enfadado se halla pre- sente, haga el experimento de abrir las manos y colocarlas con las palmas juntas delante de su corazén, en la posicion de oracién, ante la persona. (Por supuesto, esa persona no va a tener la menor idea de lo que usted trata de hacer.) Observe qué les ocurre a la ira y al dolor cuando usted mantiene esa posicién durante unos momentos. ‘A mi, me resulta précticamente imposible continuar con El corazén de la préctica _ 91 el enfado cuando hago esto. No es que el enfado no esté jus- tificado en ocasiones. Ocurte que toda una serie de otros se timientos entra en juego; sentimientos que rodean a esa rabia y la doman; sentimientos de simpatia y compasién hacia la otra persona, y tal vez una mayor comprensién del baile en {que ambos estamos metidos. El baile de una cosa conduce inevitablemente a otra en una concatenacién de consecuen- cias puestas en marcha sin intencién, cuyo resultado final puede (erréneamente) tomarse de modo personal y conducir una ignorancia que agrava la ignorancia, una agresividad que agrava la agresividad, sin nada de sabiduria en parte al- guna. Cuando Gandhi fue asesinaclo de un tiro a quemarropa, junté las palmas de las manos de esa manera en direccién a Su agresor, murmur su mantra y muri6. Afios de practica de meditacién y yoga, guiado por sus bienamados Bhagavadgita (esctitos elasicos hinddes), lo habian llevado al punto en que era capaz de poner en la perspectiva del desprendimiento todo lo que hacia, e incluso su propia vida. Esto le permitié elegir la actitud que adoptaria en el momento mismo en que se la quitaron, No murio enfadado, ni siquiera sorprendido. Sabia que su vida estaba en constante peligro, pero se habia entrenado para marchar al compas del tambor de su propia y creciente vision de lo que constituye un acto sabio. Habia llegado al punto en que encarnaba verdaderamente la com- pasion. Vivié un compromiso inquebrantable con la libertad, tanto politica como espiritual. En comparacién, su bienestar personal tenia un valor limitado. Siempre lo ponfa en peligro. Sugerencias: Trate de tomar conciencia de las cualidades que encarna en diversos momentos del dia, asi como durante su prictica sentado. Preste especial atencién a sus manos, 4Cambia algo su posicién? Compruebe si no se hace mas atento cuando se convierte en més «corporal. Cuando se ejercite en conectar més con sus manos duran- te la meditaci6n sentado, vea si esto tiene alguna influencia ‘en su modo de tocar. Todo, desde abrir una puerta a hacer el amor, supone tocar. Es posible abrir una puerta con tan poca atencién que la mano no sabe lo que el cuerpo esta haciendo 92__Cémo asumir su propia identidad Y uno se golpea la cabeza. Imaginese el reto de tocar a otra persona de manera no automatica, sin intencién de ganancia, s6lo con presencia y carifo, SALIR DE LA MEDITACION Los momentos cercanos al final de un periodo de medita- cién formal tienen su propia y engafiosa topologia. La presen- cia mental puede descuidarse con la expectativa de acabar. Es importante cémo se maneja esto. Precisamente estas tran- siciones son las que nos desafian a que profundicemos la pre- sencia mental y ampliemos su alcance. Hacia el final de un periodo de practica formal, sino mos- tramos especial atencién, antes de darnos cuenta estaremos desviandonos hacia otra cosa, sin tener conciencia alguna de cémo Ilegé a su fin la meditacién. En el mejor de los casos, la transicién seré borrosa. Podemos llevar presencia mental a este proceso conectando con los pensamientos e impulsos que nos dicen que es el momento de parar. Ya sea que uno haya estado inmévil durante una hora 0 tres minutos, es po: ble que de pronto un sentimiento le diga: «Ya es suficiente.» O que mite el reloj y vea que ya es la hora en que habia deci- dido acabar. En su practica de la meditaci6n, sobre todo cuando no esté guiada por un casete, vea si puede detectar el prime- risimo impulso a dejarla, y los demas que surjan después, con creciente fuerza. En el instante de reconocer cada impulso, respire con é| durante unos instantes y pregtintese: «Para quién ya es suficiente?» Trate de mirar lo que hay detrés del impulso: jcansancio, aburrimiento, dolor, impaciencia; 0, simplemente, es la hora de parar? Sin que importe el motivo, cen lugar de saltar de manera automatica 0 de emprender otra cosa, trate de quedarse un momento mas con lo que sea que surja de esta indagacién, respirando con ello unos momentos © incluso mas tiempo, y permita que la salida de su postura de meditacion sea también un objeto de la observacién cons- ciente momento a momento, al igual que cualquier otro mo- mento de la meditacién. Practicar de esta manera puede aumentar la. presencia Elcorazén de lapractica 93 mental en muchas situaciones diferentes que implican cerrar o acabar algo y pasar a hacer otra cosa, Tal vez sea algo tan sencillo y breve como conectar con el acto de cerrar la puer- ta, 0 tan complicado y doloroso como cuando llega a su fin una época de la vida. Es posible que se cuele mucho automa- tismo en el acto de cerrar la puerta porque se trate de algo ca- rente de importancia en el esquema general de las cosas (a no ser que el bebé esté durmiendo). Pero precisamente porque es tan poco importante, ese cerrar con atencién la puerta ac- tiva y profundiza nuestra sensibilidad, nuestra capacidad de conectar con todos nuestros momentos, y alisa algunas de las arrugas mas hondas de nuestra inconsciencia habitual. Curiosamente, igual, si no es mas, el comportamiento in- consciente puede colarse en nuestros cierres y transiciones mas importantes de la vida, entre ellos nuestro envejecer y nuestro morir. Aqui también, la presencia mental tiene efec- tos sanadores. Es posible que estemos tan defendidos para no sentir el efecto total de nuestros dolores emocionales, ya sea afliccion, tristeza, verguenza, desilusi6n, rabia, 0, si es por eso, alegria o satisfacci6n, que sin darnos cuenta nos escapa- mos para entrar en una nube de insensibilidad en la cual no ros permitimos sentir nada en absoluto, ni tampoco saber lo que estamos sintiendo. Como una niebla, la inconsciencia cubre esos momentos que podrian ser las ocasiones mas pro- fundas para ver en accién la impermanencia, para entrar en contacto con los aspectos universales e impersonales de ser y de llegar a ser que subyacen a nuestros gastos emocionales personalizados, para tocar el misterio de ser pequefios, fragi- les y temporales, y para estar en paz con la inevitabilidad ab- soluta del cambio. En la tradicién zen, las meditaciones sentados en grupo acaban a veces con un fuerte sonido de platillos de madera que se golpean con fuerza. Ningdin romantico quedarse, con el sonido de una suave campanilla para facilitar la salida de una practica. El mensaje aqui es cortar: hora de pasar a otra cosa. Si uno esta sofiando despierto, aunque sea un suefio li: gero, el sonido lo sobresalta y le sefiala, por lo tanto, qué poco estaba presente en realidad en ese momento. Recuerda que la practica sentado ya ha pasado y que se esta en un nue- ‘vo momento al cual enfrentarse. 94 _Cémo asumir su propia identidad En otras tradiciones se usa el suave sonido de una campa- nilla para sefalar el fin de la sentada en grupo. La suavidad de la campanilla hace volver también; asimismo sefala si la mente estaba vagando en el momento en que son6. O sea, cuando se trata de acabar una practica sentado, es bueno lo blando y suave y es bueno lo duro y aspero. Ambas cosas:nos recuerdan estar presentes por completo en los momentos de transicién, que todos los finales son también comienzos, y que lo mas importante, segin palabras de Diamond Sutra, es «desarrollar una mente que no se aferre a nada». S6lo enton- ces seremos capaces de ver las cosas como son en realidad y de reaccionar con toda la gama de nuestra capacidad emo- cional y de nuestra sabiduria La Maestra ve las cosas como son sin intentar controlarlas. Las deja ira su manera, yella reside en el centro del circulo. Lao-Tsé, Tao-te-Ching Sugerencias: Trate de tomar conciencia de cémo acaba cada una de sus meditaciones. Ya sea que esté practicando echa- do, sentado, de pie o andando, identifique «quién» la acaba, ‘c6mo acaba, cuando acaba y por qué acaba, No se juzgue de ninguna manera, limitese a observar y esté en contacto con la transicién de una cosa ala siguiente. 3CUANTO TIEMPO DE PRACTICA? Pregunta: Doctor Kabat-Zinn, scuanto tiempo debo meditar? Respuesta: ;Como voy a saberlo? Es constante esta pregunta sobre cuanto tiempo meditar. Desde el principio de nuestro trabajo de usar la meditacion con los pacientes del hospital, pensamos que seria importan- te que estuvieran ya desde el comienzo mismo expuestos a El coraz6n de la practica 95 periodos de practica prolongados. Basados en la firme con- viccién de que se consigue mucho si se pide mucho a las per- sonas 0 se les pide que se pidan mucho a si mismas, mientras que si se les pide poco, lo mas que se consigue es un poco, les pedimos un tiempo basico de 45. minutos diarios de prac- tica en casa. Este tiempo nos parecta suficiente para instalar- se en la quietud y atencién sostenida momento a momento, y tal vez para experimentar por lo menos muestras de relaja~ cién profunda y sensaci6n de bienestar. También nos parecia tiempo suficiente para dar cabida a amplias oportunidades de abordar los estados mentales mas arduos que solemos evitar porque nos acaparan la vida y nos agotan seriamente (si no os avasallan por completo) la capacidad para permanecer tranquilos y atentos. Los sospechosos mas comunes son, des- de luego, el aburrimiento, la impaciencia, la frustracién, el miedo, la ansiedad (aqui entrarfa la preocupacién por las co- sas que podriamos estar haciendo si no estuviésemos per- diendo el tiempo meditando), las fantasias, los recuerdos, la ira, el dolor, el cansancioy la afliccién. Nuestra intuicién result6 ser acertada. La mayorfa de las personas que han pasado por nuestra clinica han estado dis- puestas a hacer las modificaciones, casi nunca faciles, en el curso de su vida cotidiana para practicar a diario 45 minutos de un tirén, al menos durante un periodo de ocho semanas. Y muchas no se han desviado nunca de ese camino de nueva vida. No solo se les hace facil sino que se convierte en nece- sario, en una cuerda salvavidas. Pero esta forma de mirar las cosas tiene otra cara. Lo que puede ser dificil pero factible para una persona en una etapa de su vida, tal vez sea casi imposible para otra, para la mis- ma persona en otra época de su vida. Los conceptos «largo» y «corto» y emucho» y «poco» son relativos en el mejor de los casos. Es probable que la madre sola de hijos pequefios no tenga 45 minutos seguidos para nada. {Significa eso que no puede meditar? Cuando la vida esta en crisis perpetua 0 uno se halla sumi- do en un caos social y econémico, tal vez haya dificultad para encontrar la energia psiquica para meditar durante pe- riodos largos, aunque se tenga el tiempo. Siempre surge algo que se interpone en el camino, sobre todo cuando uno cree 96 _Cémo asumir su propia identidad que necesita disponer de un espacio de 45 minutos seguidos cada dia, incluso para comenzar. Practicar en casas estre- chas, en medio de la vida de otros familiares, puede producir desagradables sensaciones que podiian ser obstaculos para la practica diaria, Dificilmente se puede esperar que los estudiantes de me- dicina consigan encontrar periodos prolongados de tiempo para el no hacer, como tampoco muchas otras personas que estan en trabajos muy estresantes 0 en situaciones agotadoras © absorbentes. Tampoco pueden hacerlo las personas que simplemente sienten curiosidad sobre la meditacién, pero que no tienen motivos fuertes para sobrepasar los limites de su comodidad 0 de su propio sentido del tiempo, urgencias 0 agrado. Para aquellas personas que buscan el equilibrio en su vida, no s6lo es util sino esencial una cierta flexibilidad. Es importante saber que la medlitacién tiene poco que ver con el tiempo horario. Cinco minutos de préctica formal pueden ser tan profundos como 45 minutos, o més. La sinceridad del es- fuerzo importa muchisimo més que el tiempo transcurrido, ya que de lo que se trata en realidad es de salir de los minutos y las horas para entrar en los momentos, que no tienen dimen- sidn y son, por lo tanto, infinitos. Asi pues, si usted tiene cier- ta motivacién para practicar aunque sea un poco, eso es lo importante. La presencia mental necesita ser atizada y ali ‘mentada, protegida de los vientos de la vida ajetreada o de la mente inquieta y atormentada, como una llama pequefia ne- cesita ser resguardada de las fuertes corrientes de aire. Sial principio s6lo dispone de cinco minutos, 0 incluso de un minuto de presencia mental, eso es formidable. Significa que ya ha recordado el valor de detenerse, de pasar, aunque s6lode momento, del hacer al no hacer. No insistimos en los 45 minutos de préctica diaria cuando enseflamos meditaciGn a determinados colectivos; los estu- diantes de medicina, como ayuda para el estrés y a veces para el trauma de la educacién médica en su forma actual; a los deportistas universitarios que desean entrenar la mente junto con el cuerpo para tener un rendimiento 6ptimo; a las personas que estan en programas de rehabilitacién pulmonar, que necesitan aprender muchas otras cosas ademas de medi- El-corazdn de la practica 97 tar, a los empleados que asisten a clases a la hora del almuer- z0 para reduccién del estrés. S6lo lo hacemos con nuestros pacientes, 0 con las personas que estan dispuestas a hacer un cambio de estilo de vida tan intenso, movidas por sus propias razones. A los demas los estimulamos a practicar quince mi- rnutos diarios de una vez, o dos veces al dia, si les es posible. Si lo piensa un momento, a pocos de nosotros, sea cual sea nuestra ocupacién o la situacién en que nos encontre- mos, nos serfa imposible liberar uno 0 dos espacios de quince minutos en 24 horas. ¥ si no quince, pues diez o cinco. Recordemos que en una linea de 15 cm hay un ntimero infini- to de puntos, y que en una linea de 2 m también hay un ni ‘mero infinito de puntos. Bien, entonces, jcudntos momentos hay en 15 minutos, en 5, en 10 o€n 452 Resulta que tenemos muchisimo tiempo, si estamos dispuestos a sostener en la conciencia cualquier ntimero de momentos. Enel centro de la presencia mental esta el formar la intencion de practicar y entonces coger un momento, cualquier mo- mento, acordandose de manifestarlo en la postura, interior y exterior. Tanto los periods largos como los cortos son bue- nos, pero es posible que «el largo» nunca florezca si la frus- tracién y los obstaculos del camino se presentan muy impor- tantes. Es mejor aventurarse poco a poco en periods més largos de préctica antes que jamas probar la presencia mental debido a que los obstaculos se ven demasiado grandes. Un viaje de miles de kilmetros comienza con un paso, en reali- dad. Cuando nos comprometemos. a dar ese paso, en este ‘caso a tomar asiento durante el més breve de los tiempos, po- demos tocar la atemporalidad en cualquier momento. De €50,,y s6lo de eso, provienen todos los beneficios. Cuando de veras me busques, me encontraris al instante; ‘me encontraras en la mas pequefiisima casa del tiempo. Kaate 98 __C6mo asumir su propia identidad Sugerencias: Trate de estar sentado durante diferentes perio- dos de tiempo horario. Observe cémo afecta esto a su practi- ca. {Desaparece su concentracién cuando esté sentado mas. tiempo? ;Se queda colgado cuanto més tiempo «tiene» que estar presente? ;Surge la impaciencia en algtin momento? 2Reacciona la mente o se obsesiona? jHay inquietud? ;Ansie- dad? jAburrimiento? ;Prisa? ;Suefo? jFlojedad? Si es usted novato en la meditacién, observe si de repente se encuentra pensando: «Esto es una idiotez», « Estoy haciéndolo bien?» 0 «GY es esto todo lo que tengo que sentir?» iComienzan estos sentimientos de inmediato 0 s6lo apa recen después de un rato? j£s capaz de verlos como estados mentales? ;Los puede observar sin juzgarlos ni juzgarse a si mismo aunque sea durante perfodos breves? Si les pone el fel- pudo de bienvenida, explora sus cualidades y los deja ser, tal vez aprenda muchisimo acerca de lo que es fuerte e inque- brantable en usted mismo. ¥ lo que es fuerte tal vez se forta- lezca ain més a medida que nutre su estabilidad y serenidad interiores. NO EXISTE «LA» MANERA CORRECTA De excursion con mochila, en compafia de mi mujer y mis hijos por el desierto de Teton, me sorprende recurren- temente esto del caminar. Con cada paso, el pie tiene que po- sarse sobre alguna parte. Cuando suben 0 descienden por terrenos rocosos, pendientes escarpadas, senderos.o sin sen- dero, nuestros pies toman decisiones en fracciones de segun- do sobre dénde y cémo pisar, en qué angulo, con qué pre- sin, con el talén o la punta, de lado 0 recto. Los nilfios ni siquiera preguntan «Papa, jad6nde pongo el pie?». Sencilla- mente lo hacen, y he advertido que siempre encuentran una manera; eligen el lugar donde poner los pies a cada paso, y no sélo se trata de en qué lugar pongo los mios. a Lo que esto me dice es que nuestros pies encuentran su manera. ‘Al observar los mios, me sorprende comprobar los muchos lugares y formas en que podria poner el pie a cada paso, y cOmo de estas posibilidades que se despliegan mo- menténeamente, el pie elige una manera, la realiza con todo El-corazén de la practica 99 el peso (o con menos sila situacién es peligrosa) y después la afloja cuando el otro pie hace su eleccion y avanza. Todo testo ocurre casi sin pensar, a excepcién de los ocasionales lu= gates delicados donde el pensamiento y la experiencia inter- vienen y en que tal vez yo tendria que echar una mano a mi hija pequefia, Serena. Por lo general no andamos mirandonos los pies, ni pensando cada paso que damos. Vamos mirando el camino hacia adelante y nuestro cerebro, asimilindolo todo, toma decisiones en fraceiones de segundo para que pi- ‘semos de una manera que se ajuste a las necesidades del te~ rreno en ese momento. Esto no significa que no haya alguna manera equivocada de dar el paso. Si que hay que tener cuidado y sentir las pisa- das. Pero los ojos y el cerebro son tan buenos para evaluar de inmediato el terreno y dar érdenes detalladas a tronco, extre- midades y pies, que el proceso completo de dar un paso por terreno dificil es un proceso de exquisito equilibrio en movi- miento, aun con la complicacion de las botas y las pesadas mochilas. En esto hay una presencia mental incorporada. Los terrenos dificiles hacen que surja. Y aunque realicemos diez veces el mismo trayecto, en cada ocasién resolvemos de dite- rente manera el problema de cada paso. Hacer excursiones a pie siempre expone, revela, la calidad de tinico del momento presente. No es distinto en la meditacién. En realidad y de verdad no hay ninguna «manera correcta» tinica para practicar, aun que tambien hay escollosa lo largo de este camino y hay que vigilar. Es mejor encontrarnos con cada momento en su nove- dad, conscientes de su rico potencial.. Lo miramos en profun- didad y después entramos en el momento siguiente, sin rete- ner el anterior. Cada momento entonces puede ser nuevo, cada respiracion un nuevo comienzo, un nuevo dejar mar- char, un nuevo dejar ser. Lo mismo que cuando caminamos por terreno rocoso, aqut no existe ningiin «tengo que, debo des. Es cierto que hay mucho que ver y comprender a lo largo de este camino, pero no se puede obligar, asi como no se puede obligar a una persona a apreciar la dorada luz del sol poniente sobre los campos de trigo ni la luna que aparece tras, Jas montafias. En momentos como és0s es mejor no hablar. Lo nico que se puede hacer es estar presente con su enormidad 100 _Cémo asumir su propia identidad y esperar que los demas lo vean en el silencio del momento. Las puestas de sol y las salidas de la luna hablan por si solas, en sus idiomas, en sus propios lienzos. A veces el silencio deja espacio para que hablen los indomados. Del mismo modo, en la practica de la meditacién es me- jor respetar y atenerse a la propia experiencia directa, y no Preocuparse demasiado acerca de si «esto» es lo que se debe sentir 0 ver o pensar. Por qué no confiar en la experiencia de este momento del mismo modo que confiamos en nuestros pies para que encuentren Ja manera de mantenernos equili- brados cuando caminamos por las rocas? Si practicamos este tipo de confianza frente a la inseguridad y el fuerte habito de desear una cierta autoridad para ungir nuestra experiencia (por mintiscula que sea, y generalmente lo es) con nuestra bendicién, descubriremos que sf ocurre algo de naturaleza profundizadora a lo largo del camino. Nuestros pies y nuestra fespiracién nos ensefiaran a observar nuestro paso, a estar presentes, a encontrarnos verdadleramente a gusto en cada momento (dondequiera que nuestros pies nos lleven), a apre- ciar y valorar donde estamos. ;Qué otro don mas grande po- dria otorgarsenos? Sugerencias: Trate de tomar conciencia dé todas las veces que, durante la meditacién, surja el pensamiento: «:Lo estoy haciendo bien?s, «jEs esto lo que debo sentir?», «JEs esto lo que “tiene que” suceder?» No trate de contestar estas pregun- tas, limitese a mirar més profundamente el momento presen- te. Expanda su conciencia de este momento mismo. Tenga la pregunta en la conciencia junto con su respiracién y con tada la extensién del contexto de este momento. Confie en queen este momento «Es esto», con independencia de lo que sea «esto» o del lugar en que esté. Mirar profundamente lo que sea que el xesto» del momento presente sea mantiene una continuidad de la presencia mental, permitiendo que un mo- mento se despliegue y pase al siguiente sin analizar, disertar, juzgar, condenar ni dudar; sencillamente observar, abrazar, abrir, dejar ser, aceptar. Ahora mismo. Solo este paso, s6lo este momento. El.corazén de la practica _101 CUAL ES MI MANERA? Somos muy répidos para decir a nuestros hijos que no siempre pueden salirse con la suya para que las cosas se ha- gan a su manera, a veces incluso dandoles a entender que hay algo malo en desearlo. ¥ cuando ellos preguntan «Por qué no, mama», «;Por qué no, papa2», y hemos llegado al fi- nal de nuestra explicaci6n 0 de nuestra paciencia, es proba- ble que digamos: «No importa, limitate a hacerme caso. Lo comprenderas cuando seas mayor.» Pero sno es bastante injusto eso? {Acaso los adultos no nos comportamos igual que nuestos hijost ifs que no deseamos también que las cosas se hagan a nuestra manera, y todo el tiempo si es posible? En qué nos diferenciamos de los nis, aparte de que somos menos sinceros yffancos al especto? AY qué, siuno se sale siempre con la sya? ;Cémo seria dRe- cuerda el problema que se le creaa la gente en los cuentos de hadas cuando un genio, un duende o una bruja le ofrece pe- dir tes deseos? De la gente de Maine se cuenta que cuando alguien les pre- gunta una direccién, responden: «No puede llegar alli desde aqui.» Respecto a las direcciones de la vida, tal vez. es mas exacto decir: «Sélo puede egar allf si esta totalmente aqui.» ;Cuantos de nosotros advertimos este pequefio sesgo en la tela del destino? sSabriamos c6mo queremos que sean las cosas si pudiésemos tenerlas a nuestra manera? jResolveria algo tener las cosas como queremos, 0 solo aumentaria el ‘caos en nuestra vida si nos fuese posible hacer realidad nues~ tros deseos segiin el impulso de nuestros estados mentales, con tanta frecuencia inconscientes? ‘Aqui hay una pregunta muy interesante: «Cul es exacta- ‘mente mi manera?s, en el sentido de xa mi Manera», con ma- yriscula, Rara vez contemplamos nuestra vida con ese grado de exploracién. A preguntas tan bésicas como «:Quién soy?», 102 _Cémo asumir su propia identidad «En qué camino estoyt», «;Cudl es la direccién correcta para mi», «Si pudiera elegir un camino ahora, ;qué direc- ci6n tomariat», «jCual es mi anhelo, mi camino?s, «:Qué amo en verdad?», scon cudnta frecuencia les damos vueltas? La contemplacién de la pregunta «;Cudl es mi Manerat» es un excelente elemento a inyectar en la practica de la medita- Cin. No se precisan las respuestas, ni pensar que debe haber una determinada respuesta. Es mejor no pensar en absoluto, sino s6lo perseverar en hacer la pregunta y dejar que las res- puestas que se formulen lleguen y se vayan solas. Como ocu- ‘re con todo lo demas en la meditacién, s6lo observamos, escuchamos, advertimos, dejamos ser, dejamos marchar y continuamos generando la pregunta «jCual es mi Maneraty «gCudl es mi camino?», «Quien soy?» i Aqui la intencidn es estar abierto a «no saber», permitién- dose quiza llegar al punto de reconocer que «No sé» y des- pués experimentar con relajarse un poco en ese no saber, en lugar de condenarse por ello. Después de todo, en este mo- mento, éa puede ser una afirmacién acertada respecto a émo tenemos las cosas. La indagaciGn de este tipo conduce por si misma a aperturas, a comprensiones, actos, visiones nuevas. La indagacién ad. quiere vida propia después de un tiempo. Impregna nuestro ser e infunde nueva vitalidad, entusiasmo y gracia a lo soso, monétono y rutinario. La indagacién acaba por chacernos» en lugar de hacerla nosotros a ella. Esta es una buena manera de encontrar el camino que se halla mas cerca de nuestro co- raz6n. Al finyy al cabo, el viaje es de proporciones heroicas, pero mucho mas si esté animado por la atencién consciente y por el compromiso con una indagacién venturosa. En cuanto ser humano, cada uno es la figura central del viaje mitico del héroe universal, del cuento de hadas, de la aventurera em- presa arturiana. Para hombres y mujeres por igual, este viaje es la trayectoria entre el nacimiento y la muerte, una existen- cia vivida. Nadie escapa a esa aventura, s6lo trabajamos en ella de diferente manera Elcorazén dela practica 103 sPodemos conectar con el desplegarse de nuestra propia Vida? gPodemos estar a la altura de las circunstancias de ruestra propia humanidad? ;Podemos asumir los desafios que encontramos, e incluso buscarlos, para ponernos a prueba, para crecer, para actuar por principios, para ser fieles a noso- {os mismos, para encontrar nuestra manera y, finalmente, no s6lo conseguirla sino, lo mas importante, vivirlat MEDITACION DE LA MONTANA Tratindose de la meditacién, las montafas tienen mucho que ensefiarnos, ya que representan un sentido arquetipico en todas las culturas. Las montafias son lugares sagrados. La gente siempre ha buscado orientacién espiritual y renovacion en las montafas, y entre ellas. La montaia simboliza el eje primordial del mundo (monte Meru), ¢s la morada de los dio- ses (Olimpo), también el lugar en que el lider espiritual se encuentra con Dios y recibe sus mandamientos y alianza (Sinai). Las montafias son consideradas sagradas, simbolizan el temor y la armonia, la severidad y la majestad. Elevandose por encima de todo lo demés en nuestro planeta, atraen y abruman con su sola presencia. Su naturaleza es la mas ele- mental: roca. Dura como la roca, sdlida como la roca. Las montafias son el lugar de visiones donde uno puede tocar el panorama a mayor escala del mundo natural y las rafces,fré- giles pero tenaces, de la vida. Las montatias han desempe- Rado un papel clave en la historia y la prehistoria. Para los pueblos tradicionales, as montafias eran, y siguen siendo, madre, padre, guardian, protector, aliado. En la practica de la meditacién puede ser itil a veces «to- mar prestadas» esas maravillosas cualidades arquetipicas de las montafas y utilizarlas como refuerzo de nuestra intencio- nalidad y resoluci6n para abrazar el momento con pureza y simplicidad elementales. La imagen de la montafia en la mente y en el cuerpo puede refrescar nuestra memoria para recordarnos por qué estamos sentados, para comenzar, y qué significa verdaderamente morar en el dominio del no hacer cada vez que tomamos asiento. Las montafias son el simbolo porexcelencia de la presencia y la quietud perdurables, 104 _Cémo asumit su propia identidad La meditacién de la montafia puede practicarse (0 mo- dificarse para que se adecue a la visién y significado personal de la montafia) de la siguiente manera: cualquier postura sir- ve para ello, pero, personalmente, la encuentro més potente cuando estoy sentado en el suelo con las piernas cruzadas, de modo que desde mi interior vea y sienta mi cuerpo lo mas pa- recido posible a una montafia. Estar en la montafa’o tener una a la vista es til, pero no necesario. Aqui, la imagen inte- riores la fuente de poder. Traiga a su mente la imagen de la montafia més hermosa que conozca, de la cual haya ofdo hablar o se pueda imagi- nar, una montafa cuya forma le hable personalmente. Con- centre la mente en la imagen o sensacion de esa montafia, y observe su forma general, su elevada cima, su base enraizada en la roca de la corteza terrestre, sus escarpadas o suaves la- deras. Contemple lo imponente y sélida que es, su firmeza, su inmovilidad, su belleza, ya sea vista desde lejos o de cer- ca; una belleza que emana de su sello nico de forma y silue- ta, y que al mismo tiempo encarna las cualidades universales de «montafeidad» que trascienden toda forma o silueta. Tal vez su montafa tiene nieve en la cima y érboles en las laderas mas bajas. Tal ver esta coronada por un pico promi- nente, quizé por una serie de picos o por una altiplanicie. Con independencia del aspecto que tenga, respire con la imagen de esa montafa, obsérvela, advierta sus cualidades. Cuando esté preparado, vea si puede hacer entrar la montafia en su cuerpo, para que su cuerpo, alli sentado, y la montafia de su imaginacién se hagan uno. Su cabeza se convierte en la elevada cima; sus hombros y brazos son las laderas; sus nal- Bas y piernas son la sélida base enraizada en el cojin, sobre el suelo o en una silla. Experimente en su cuerpo la sensacién de erecci6n, la elevaci6n axial de a montaha que penetra profundo en su columna. Invitese a convertirse en una mon- tana respirante, inamovible en su quietud, completamente lo que usted es, mas alla de palabras y pensamientos, una pre- sencia centrada, arraigada, inmévil Ahora bien, usted sabe que mientras el sol viaja por el fir- mamento, las montafias estén sentadas. Luces, sombras y co- lores van cambiando casi momento a momento en la inque- brantable quietud de la montana. Hasta el ojo no entrenado El corazon de la practica 105 es capaz de notar estos cambios hora tras hora. Cambios que evocan esas obras maestras de Claude Monet, quien tuvo el genio de colocar muchos caballetes y pintar la vida de los ob- jetos inanimados hora tras hora, pasando de una tela a otra a medida de que los juegos de luz, sombra y color transforma- ban la catedral, el rio.0 la montaiia, despertando asi el ojo del observador. Mientras las luces cambian, mientras la noche gue al diay el dia a la noche, la montana se limita a perma- necer sentada, sin mas, siendo ella misma. ¥ contintia inmo- vil mientras las estaciones del ano se siguen una a otra y el tiempo atmosférico cambia momento a momento y dia a dia Serenidad que soporta y permanece atodo cambio. En verano no hay nieve en las montafias, a excepcion qui- 274 de la cima misma 0 en recovecos protegidos de la luz del sol directa. Es posible que en otofio, la montafia exhiba una capa de vivos colores fuego; en invierno, una manta de nieve y hielo. En cualquier estacién puede verse envuelta en nubes en niebla o acribillada por helada lluvia. Los turistas que Hlegan a visitarla tal vez se sienten decepcionados si no ven la montafia con claridad, pero a a montafia le da lo mismo: la vean 0 no la vean, con solo con nubes, caliente o helada, si- gue sentada siendo ella misma. Visitada por violentas tor- mentas, azotada por la nieve, la lluvia y vientos de magnitu- des inimaginables, la montana continda sentada en medio de todo. Llega la primavera, los pajarillos vuelven a cantar en los Arboles, vuelven las hojas a los arboles que las habjan perdido, aparecen las flores en las mesetas elevadas y en las laderas, el caudal de los rios aumenta con las aguas de la nie~ ve derretida y, entretanto, la montafia contingia sentada, im- pasible ante el tiempo, ante lo que sucede en la superficie, ante el mundo de las apariencias. Mientras estamos sentados con esta imagen en la mente, podemos encarnar la misma quietud y arraigo inquebrantables ante todo lo que cambia en nuestra vida en cuestion de segun- dos, horas y aftos. En nuestra vida y en nuestra practica de la meditacién, no cesamos de experimentar la naturaleza cam- biante de la mente, del cuerpo y del mundo exterior. Experi- mentamos momentos de luz y momentos de tinieblas, mo- mentos de colores vivos y momentos de insipidez monétona. Experimentamos tormentas de diversa intensidad y violencia Gémo asumir su propia identidad en el mundo exterior y en nuestras vida y mente propias. Azo- tados por fuertes vientos, por el frio y la lluvia, aguantamos pe- riodos de oscuridad y dolor, asf. como también saboreamos exquisitos momentos de alegrfa y vigor. Incluso nuestra apa- riencia cambia continuamente, igual que las montafias, cuan- do experimenta sus propios desgastes y deterioros Al convertimos en montafia en nuestra meditaci6n, pode- ‘mos conectar con su fuerza y estabilidad y adoptarlas como ‘nuestras. Podemos utilizar sus energias para apoyar nuestros esfuerzos por encontrarnos en cada momento con presencia mental, ecuanimidad y claridad. Puede ser Gti considerar que pensamientos, sentimientos, preocupaciones, tormentas y cri- sis emocionales, e incluso las cosas que nos suceden, son muy semejantes al tiempo atmosférico que se ciemne sobre las montafias. Esto solemos tomarlo de manera personal, pero su caracteristica més fuerte es impersonal. El tiempo atmosférico de nuestra vida no ha de ser pasado por alto ni negado. Ha de ser recibido, honrado, sentido, reconocido por lo quees, y te- ido muy en cuenta en la conciencia ya que puede matarnos. ‘Al considerarlo asf, legamos a conocer un silencio, una quie- tud y una sabiduria mucho mas profundos de lo que habria- ‘mos creido posible, justo dentro de las tormentas. Las monta- fas nosensefian esto y més, si somos capaces de escuchar: ‘Sin embargo, una vez esta todo dicho y hecho, la medita- cién de la montafia es s6lo un instrumento, un dedo que se- fala algin lugar. Quizd tengamos que mirar y después conti- ‘fuar. Si bien la imagen de la montana puede ayudarnos a ser mas estables, los seres humanos somos mas interesantes que las montafias. Podemos ser como rocas, firmes e inméviles, y al mismo tiempo suaves, amables y fluidos. Disponemos de tuna amplia gama de posibilidades. Podemos ver y tocar, sa- ber y entender, aprender, crecer, sobre todo si aprendemos a escuchar la armonia interior de las cosas y mantener el eje central de la montatia contra viento y marea. Los péjaros han desaparecido en el cielo, ya ditima nube se aleja. Nos sentamos juntos, la montaria y yo, hasta que s6lo queda la montarta LiPo El corazén de la prictica 107 Sugerencias: Trate de mantener en la mente la imagen de esta montaiia mientras esta sentado en meditacion formal. Explore su utilidad para profundizar su capacidad de morar en la quietud; para estar sentado durante periodos més largos; para seguir sentado ante la adversidad, las dificultades y tor- mentas o la monotonia mental. Pregdntese qué esta apren- diendo de sus experimentos con esta practica. ;Ve alguna su- til trarsformacién en su actitud hacia las cosas que cambian en su vida? jPuede llevar con usted la imagen de la montana en la vida cotidiana’ jEs capaz de ver la montafia en los de- mas y permitirles que tengan su propia forma y silueta, admi- tiendc que cada montafia sea ella misma y tnica? MEDITACION DEL LAGO La imagen de la montafia es solo una de las muchas que ‘quiz compruebe que lo ayudan en su practica y hacen que ésta sea mas viva y elemental. Las imagenes de Arboles, rios, nubes y firmamento también son ctiles aliadas. La imagen como tal no es fundamental, pero puede profundizar y expan- dir su visién de la practica an Algunas personas encuentran particularmente stil la ima- gen de un lago. Sabemos que el principio del agua es tan ele- mental como el de la roca, y que su naturaleza es mas fuerte que la roca, en el sentido de que el agua la erosiona. El agua también posee la deliciosa cualidad de la receptividad. ni abre para permitir la entrada a cualquier cosa y después vuel- ve a ser ella misma. Si se golpea una montafia o una roca con un martillo, a pesarde su dureza,.omas bien debido a ella, se astilla, se fragmenta, se rompe. Pero si se golpea el mar o una laguna con un martillo, s6lo se consigue un martillo oxidado. En eso se revela una de las virtudes del poder del agua. Para usar en su practica la imagen del lago, piense en un Jago, un cuerpo de agua retenido en un cuenco receptor por la tierra misma. Observe con la mente y el corazén que el agua gusta de asentarse en lugares bajos. Busca su propio n vel, pide ser contenida. El lago que usted evoque puede ser profundo o superficial, azul o verde, lodoso 0 cristalino. Sino hay vientos, la superficie del lago es lisa. Como un espejo, re- 108 Como asumir su propia identidad El corazén de la practica 109 fleja los arboles, las rocas, el cielo, las nubes, lo abraza todo en sf mismo momenténeamente. El viento mueve el agua del lago creando un oleaje, desde suaves ondulaciones hasta olas grandes y agitadas. Los reflejos nitidos desaparecen. Pero la luz del sol continiia brillando en las olas y bailando en ellas, en un despliegue de relucientes diamantes. Cuando llega la noche, es el turno de la luna para bailar en el lago, 0, si la su- perficie esta en calma, para reflejarse en ella junto con las si- luetas de los érboles y las sombras. En invierno es posible que el lago se hiele, aunque debajo sigue lleno de vida y movi- miento. Cuando haya formado la imagen del lago en su imagina- cién, permitase ser uno con él, mientras medita, para que sus energfas sean sostenidas por su conciencia, apertura y com- prensién de usted mismo, de la misma’ manera como las aguas del lago estan contenidas y sostenidas por el cuenco re- ceptivo y aceptador de la propia tierra. Respirando con el ago momento a momento, sintiendo que el cuerpo del lago es el suyo, mantenga mente y corazén abiertos y receptivos para que reflejen aquello que se acerque. Experimente los momentos de completa quietud, cuando los reflejos y el agua sean completamente nitidos, y también los otros momentos, cuando la superficie esté alborotada, agitada, revuelta, con l08 reflejos y la profundidad perdidos por un tiempo. Experi- mente todo esto, sumido en la meditacién, sencillamente ad- Virtiendo el juego de las diversas energias de su mente y cora- z6n, los pegajosos pensamientos, sentimientos, impulsos y reacciones que vienen y van como las olas, advirtiendo sus ‘efectos mientras se limita a observar las diversas y cambian- tes energias que juegan en el lago: el viento, las olas, la luz, las sombras, los reflejos, los colores, los olores. 2Agitan la superficie sus pensamientos y sentimientos? jLe va bien eso? ;Puede ver una superficie ondulante o agitada ‘como un aspecto intimo y esencial de ser un lago, de tener superficie? j£s capaz de identificarse no s6lo con la superf. Cie sino con todo el «cuerpo del agua, de modo que también se convierte en la quietud que hay debajo de la superficie, la cual s6lo experimenta, como mucho, suaves ondulaciones aunque la superficie esté agitada y revuelta? Del mismo modo, tanto en su practica de la meditacién como en su vida diaria, ypuede identificarse no s6lo con el contenido de sus pensamientos y sentimientos sino también con le vasta e inalterable reserva de conciencia que reside bajo la superficie de la mente? En la meditacién del lago nos sentamos con la intencién de sostener y aceptar de manera consciente todas las cualidades de la mente y el cuerpo, asi como el lago esta sentado, sostenido, acunado, contenido por la tierra, mientras refleja todo: sol, luna, estrellas, arboles, rocas, nubes, cielo, pajaros, luz, y es acariciado por el aire yel vento, que hacen destacar su brillo, su vitalidad, su po- tenciel. En un dia asf de septiembre u octubre, la laguna Wal- den es un espejo perfecto de la selva, redondeado por piedras tan preciosas a mis ojos como si fuesen mas es- casas 0 mas excepcionales. Acaso nada tan hermoso, tan puro y al mismo tiempo tan grande como un lago yace sobre la superficie de la tierra, Agua de cielo. No necesita cerco. Las naciones vienen y van sin profa- narlo. Es un espejo que ninguna piedra puede romper, cuyo mercurio jamas se desgastard, cuyo dorado la na~ turaleza repara continuamente; ni las tormentas ni el polvo pueden enturbiar su superficie siempre nueva; espejo en el cual todas las impurezas que se le ofrecen se hunden, son bartidas y limpiadas por el cepillo bru- moso del sol, por este patio de luz que no retiene nin= guna respiracion que sobre él se respire, pero que envia su respiracién hacia lo alto para que flote en forma de nubes por encima de su superficie y sean reflejadas en su seno inmévil. ‘Tuoreau, Walden Sugerencias: Trate de utilizar la imagen del lago para apoyar la préctica sentado o echado en la quietud, sin ir a ninguna parte, sostenido y acunado en la conciencia. Observe cuando la mente reflexione; cuando se haga un lio. Observe la calma bajo la superficie. Le sugiere esta imagen nuevas maneras de portarse en momentos de confusién 0 trastorno? 110 _Cémo asumir su propia identidad MEDITACION CAMINANDO La paz es cada paso. Tics Nuat Howie Gy SONLzEO a Personas que.en alguna ocasion les resulta if cil permanecer sentadas pero que entran profundamente en la practica de la meditacién caminando. Sea uno quien sea no siempre nos es posible estar sentadlos. ¥ algunas personas encuentan cai inaguantable permanecersntadasypresen- nel grado de dolor y agitacién que sienten. Pero si pue. den caminar con ellos. . janet: En los ambientes monastic o ni *05 tradicionales, se alternan pe- riodos de meditacién sentada con periodos de meditacion ca. ‘minada. Ambas son la misma practica. Caminar es tan bueno como: ra sentado. Lo importante es cémo se tiene la mente. En la: meditaci6n caminada formal se presta atencién al propio caminar. Uno se puede centrar en la colocacién del Pie 0 aislar segmentos del movimiento, pot ejemplo: levan- tar, mover, colocar, levantar;o también en el movimiento de todo el cuerpo. Se pueden unir la conciencia del caminar con la conciencia del respirar. En la meditacién caminand lo, no se anda para llegar a un lugar determinado, Por lo general se va y se viene per el mis, mmo sender, 0 se camina en un ciculo l hecho de no tener 7: lugar concreto al cual ir hace literalmente mas facil estar londe se esta. {Qué sentido tiene inteniar llegar a otro lugar del sendero que se camina cuando en realidad es todo lo mis. mo? El desafio es zpuede uno estar completamente en este paso, con esta respiracién? {8 meeitacion caminada se puede practicar a cualquier velocidad, desde ultralento hasta muy enérgico. A qué canti- dad del ciclo del pie es posible atender dependera de la velo. cidad. La practica consiste en dar cada paso como viene y estar totalmente presente con él. Esto significa «sentir» las sensaciones mismas del caminar: en los pies, en las piernas en el andar, en el porte, momento a momento, como siem. pre, y, en este caso, también paso a paso. A esto se le llama, Fia, por ejemplo, xebservar el paso», juego de palabras inten El corazén de la practica 111 cional, aunque es una observaci6n interior. ;Uno no se mira los pies! Igual que en la meditaci6n sentada, iran aparecien do cosas que desviaran la atenci6n de la experiencia pura de caminar. Trabajamos con esos pensamientos, percepciones, sentimientos e impulsos, recuerdos y expectativas que surgen mientas se camina, de la misma manera como lo hacemos en la meditacién sentada. En ltima instancia, caminar es quietud en movimiento, presencia mental fluida, corriente. Fsmejor que practiquemos la meditacién caminada en un lugar en que uno no se convierta en un espectaculo para los demis, sobre todo si se va a caminar con mucha lentitud. Lugares que nos sirven son la sala de estar, los campos, los claros del bosque; las playas solitarias también son buenas. Empuje delante de usted un carro de compra por un su- permercado y podri caminar con toda la lentitud que quiera. La meditacién caminada informal se puede practicar en cualquier parte, No supone pasearse de aquf para allt, tampo- co caminar en circulo, s6lo es un caminar normal. Se puede caminar con presencia mental por una acera, por un corredor cen el lugar de trabajo, en un paseo, cuando se saca al perro, cuando se va de paseo con los hijos. Implica acordarse de es- tar en este momento, dando cada paso como viene, acep- tando cada momento como viene. Cuando uno se descubre apresurandose 0 impacientandose, va bien quitarle fuerza a la prisa y recordar que ahora uno esta aqui y que cuando lle- gue alli, estara alli. Si se pierde el «aqui», lo mas probable es que también se pierde el «alli». Si la mente no esta centrada aqui, no es probable que se centre por el nuevo hecho de que uno llega a otra parte. ‘Sugerencias: Trate de llevar la:conciencia al caminar, clonde- quiera que se encuentre. Aminore un poco el paso. Céntrese en su cuerpo y en el momento presente. Aprecie el hecho de poder caminar, ya que hay muchas personas que no pueden. Perc ba lo milagroso que es y, por un momento, no dé por su- puesto que su cuerpo funciona tan maravillosamente. Sepa ue va caminando erguido ante la Madre Tierra. Camine con dignidad y seguridad y, como reza el dicho navajo: «Camina en a belleza, dondequiera que esté.» 12 _Cémo asumir su propia identidad También trate de caminar formalmente. Antes 0 después de sentarse, haga un perfodo de meditacién caminada. Man- tenga la continuidad entre la meditacién caminada y la sen- tada. Diez minutos es bueno, o media hora. Una vez més re- cuerde que no es el tiempo horario el que nos interesa aqui. Pero aprenderé mas y comprendera mejor la meditacién ca- minada si se plantea el desafio de continuarla hasta més allé de su primer impulso de acabarla. MEDITACION DE PIE La meditacién de pie se aprende mejor de los arboles. Co- Iequese junto a uno de ellos; mejor atin, entre un grupo de ar- boles y mire en una sola direccién. Sienta que sus pies echan raices en la tierra. Sienta su cuerpo mecerse suavemente, como lo hard siempre, igual que los arboles mecidos por la brisa. Permaneciendo alli, en contacto con su respiracién, asimile lo que tiene delante, 0 mantenga los ojos cerrados y presienta su entorno. Perciba el érbol que tiene més cerca, Esctichelo, sienta sui presencia, téquelo con su mente y con su cuerpo. Use la respiracién para ayudarse a permanecer en el mo- mento, sintiendo su cuerpo de pie, respirando, siendo, momen= toamomento. Cuandlo la mente 0 el cuerpo le dé la primera senal de que tal vez es hora de continuar con otra cosa, siga de pie un rato mas, recordando que los érboles estén erguidos y quietos du- rante afios, muchas veces vidas enteras, si gozan de esa suer- te. Vea sino tienen algo que ensefiarle acerca de la quietud y de hallarse conectado. Después de todo, ellos estan tocando el suelo con las raices y el tronco; el aire, con el tronco y las ramas, la luz y el viento, con las hojas; todo en el drbol habla de estar conectado. Expetimente con estar de pie de esta ma- era, aunque sea durante perfodos cortos. Trabaje con estar Con contacto con el aire en su piel, la sensaci6n de los pies en contacto con la tierra, los sonidos del mundo, el baile de luz, color y sombra, el baile de la mente. El corazén de la practica Sugerencias: Trate de permanecer de pie asi, dondequiera que se encuentre, ya'sea en el bosque, en fa montatia, junto al rio, en su sala de estar o esperando el autobtis. Cuando esté solo trate de abrir las manos con las palmas hacia el cielo, los brazos extendidos en diversas posiciones, como ramas y ho- jas, accesible, abierto, receptivo, paciente. MEDITACION ACOSTADO La posicién acostado es una manera de meditar maravillo- sa si uno consigue no quedarse dormido. Y si se duerme, tal vez al suefio sea mas reparador si se entra en él.a través de la meditacién. Se puede despertar en el mismo estado, llevando esos primeros momentos de conciencia cuando se vuelve ala vigilia. Si el cuerpo esté echado, uno puede aflojarlo por entero ‘con mucha mayor facilidad que en cualquier otra posicion. El cuerpo se hunde en la cama, la alfombra, el suelo o la tierra hasta que los miisculos dejan de hacer esfuerzo por mante- inernos compuestos. Este es un aflojamiento profundo a nivel de los méssculos y las neuronas motoras que los gobiernan. La mente sigue rapidamente si se le da permiso para permanecer abierta y despierta. Usar el cuerpo en su conjunto, que es el objeto de la aten- cién en la meditacién acostado, es una bendicién. Se puede sentir el cuerpo desde los pies a la cabeza, respirando e irra- diando calor sobre toda la envoltura de la piel. Es el cuerpo entero-el que respira, el cuerpo entero el que esta vivo. Al le var la presencia mental al cuerpo en su conjunto, se puede recuperar el cuerpo entero en cuanto lugar del ser y la vitali= dao, y recordar que «unos, quienquiera que sea, no vive solo en la cabeza. Durante la practica de la meditacién acostado también es posible centrar la atencion en diferentes partes zonas, ya seacon un fluir libre o de un modo mas sistematico. En nues- traclinica introducimos a las personas a la meditaci6n-acos- tado en forma de cescaner corporal», de-45 minutos. No todo ‘el mundo aguanta, de partida, estar sentado durante 45 minu= tos, pero cualquiera puede hacer el escéner corporal. Lo Gni- 114 _Cémo asumir su propia identidad Co que se requiere es permanecer echado y sentir las diferen- tes zonas del cuerpo y después dejarlas. El escaner corporal es sistematico en el sentido de que avanzamos por las diver- sas partes del cuerpo en un orden detetminado. Pero no hay una tinica manera de Ilevarlo-a cabo. Se puede hacer el escdner comenzando por la cabeza y acabando en los pies, 0 desde los pies a la cabeza, o desde un costado hacia el otro, Una manera de practicarlo es dirigir interiormente la res- Piracién a las diversas zonas, como si uno pudiese inspirar hacia las puntas de los pies, la rodilla, oreja y espirar «desde» esas partes. Cuando usted esta preparado, en la espiracién sale de esa zona, invitindola a disolverse en los ojos de su mente (imaginacién) mientras los musculos se aflojan y uno entra en la quietud y conciencia abierta antes de pasar a la zona siguiente del cuerpo, en la cual se entra con otra inspi- raci6n, permitiendo, en la medida de lo posible, que toda la respiraci6n se haga por la nariz. Sin embargo, noes: necesario que toda la meditacién acostado sea tan sistematica como el escaner corporal. Tam- bién es posible centrar la atencién, a voluntad, en determina- das zonas del cuerpo, 0 cuando se hacen dominantes en el campo de la conciencia debido tal vez al dolor 0 a algiin pro- blema de esa determinada zona. Entrar en ellas con recep- tividad, atencién y aceptacién puede ser profundamente sanador, sobre todo si se practica con regularidad. Esto se siente como una profunda nutricién de las células y tejidos as{como de la psique y el espiritu, cuerpo y alma enteros, La meditacién acostado es una buena manera de conectar también con el cuerpo emocional.. Asf como tenemos cora- 26n fisico, también tenemos uno metaférico, mitico. Cuando nos centramos en la regién del, corazén, puede ser dtil que itonicemos con cualquier sensacién de opresién, constric- Ci6n 0 pesadez del pecho y tomemos conciencia de emocio- nes tales: como afliccién, tristeza, soledad, desesperacién, ita, 0 el sentimiento de indignidad que puede haber bajo la superficie de esas sensaciones. Hablamos de corazones rotos, de ser duro de coraz6n.o de tener oprimido el corazén, por. que éste, en nuestra cultura, es considerado la sede de nuies- tra vida emocional o afectiva. Asimismo, el corazén es la sede del amor, de la alegria y la compasién, y también estas El corazon de la practica 115 emociones son dignas de atencién y respeto cuando se las

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