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Th.W ADORNO ESCRITOS SOCIOLOGICOS I OBRA COMPLETA, 8 AKAL /BASICA DE BOLSILLO Sociedad De lo poco que permiten una definicién verbal, segin le tesis de Nicwsche, los conceptos wen los que se sinttizasemidricamente rodo un proceso, constituye un modelo cjemplar el concepto de sociedad. ea ex esencialmente proceso; sobre ella dicen més sus eyes cinéticas ‘que las invariantes que tratan de elaborarse. De ello dan textimonio también los afanes por delimieasla. Si se tazara, por ejemplo, s4 con- cepto como el dela humanidad sumada a todos los grupos de los que se compone y de los que esed constituida o, més sencillamente ain, ‘como la totalidad de los seres humanos que viven durante un periodo ide tempo, no se daria con ello en la diana de lo que se piensa con el término sociedad. Esta defiicién, que suena sumamente formal, pre- juzgatia que la sociedad lo es de hombres, que es humana, que se iden- tifea de forma inmediata con sus sujetos, como si lo expectico dela sociedad no consistiera en la preponderancia de las relaciones vobre los Seres humanos, que no son Va sino sus productos privados de poder. En épocas pasadas, en las que esto era quizd de otra forma ~ea la Edad de Piedsa-, a duras penas se podré hablar dela sociedad como se hace ten la fase de capitalismo intenso. El especialista en derecho publica J.C. Bluntschli caracteria6 a la sociedad hace més de cien afos como sconcepto del tercer estamentoo. Yes af no silo por ls tendencias igua- Titarias que estén influadas en él lo diferencian de la ebuena socie- dads feadal-absolutsta, sino también porque sa consiruccida obede- ‘ceal modelo de sociedad burguesa. En modo alguno se trata de un concepto clasificatorio, de la mas, clevada abstraceién de la sociologfa, que incluitia dentro de sel resto 10 Berio seciligicos 1 de configuraciones sociales. Semejante concepcién confundiria el har bitual ideal cienifico de la ordenacién continua y jerérquica de las ca- tegorias con el objero de conocimiento. Elobjeto mentado con el con- cepto de sociedad no es en sf racionalmente continuo. Tampoco es el tuniverso de sus elementas; no es meramente una categorfa dinémica, sino funcional Para empezar, una aproximacién ain excesivamente abs- rracta recuerda la dependencia de todos los individuos de la coralidad que forman. En ésta son todos dependientes unos de otros. La torali- dad se consigue sélo en virtud de la unicad de las fanciones desem- pefiadas por sus miembros. En general, cada individuo tiene que rea- liza, para ganarse la vida, una funcién y «le ensefia a ser agradecido mientras la tiene En virtud de su determinacién funcional, el concepto de sociedad ‘no resulta ni capable inmediatamente ni verificable de un modo ef- car, como las leyes cientifica. A esto se debe que cortientes positivs- tas de la sociologiadesearan desterrarlo de la ciencia como resid fi- loséfico. Semejante realism es poco reals. Pues mientras la sociedad no se pueda obeener abstrayendo a partir de los hechos individuales, ni se deje capeurar por su parte como un factum, no existe fictor social al ‘guno que no esté determinado por Ia sociedad. En las situaciones s0- cialesficticas aparece la sociedad. Conflicts como los tipicos entre su- ppetiores y subordinados no son algo tltimo eirreductible al lugar en al ‘que suceden. Mds bien son las méscaras ée los antagonismos que ea ccubren. A éstos no pueden subsumirs los conflicts individuales como lo particular alo universal, Los antagonismos producen los conficos aqut y ahora procesualmente, conforme aley. As, la denominada paz salaril, tematizada de modo miltiple en a contemporinea sociologia de la empresa, se rige slo aparentemente por las condiciones exsten- tes dentro de una determinada fabrica y de un determinado sector. De- pete, aden, del odessanienesdatial geuctal, de su relacion con el sector conereto, del paralclogramo de fucras, del cual resulea el orde- ‘namiento saarial, y que aleanza mas alld de las organizaciones ~que ki- chan entre siy estan institucionalmente artculadas~ de empresarios ¥ trabajadores, porque en éstos se han consoidado perspectivas respecto un potencial electoral definido organizatvamente, Decisivas también para la paz salarial son, al final, aunque de modo indirecto, ls relacio- nes de poder, a disponibilidad por pare ée los empresarios del apara- to de produccidn, Sin la conciencia articulida de ello no se puede com- Sociedad u prender saficientemente ninguna simacién concreta.2 no se qué la cien- Gia esté dispuesta a aribuir la parce lo que slo ea la wotalidad posee suivalor, Del mismo modo que no exist la median social sn lo me diado, sia ls elementos seres humanos individuals, nsticuciones par ticulares sitaciones concretas,tampoco existen ésas sin la mediacin. Donde los detalles, debido asu tangible inmediate, son tomades como Jo mis real de todo, se ven ocultados simulténeamente Dado que la sociedad no puede definirse como concepto segtin Ia léica auto, aise deja demostrar edelcricamente, mientras que sia cembargo los fenémenos sociales reclaman apremiantemente su con- cepto, 2 convierte en su érgano la tori. Sdlo una teoria acabada de lasociedad podea decir lo que la sociedad es. Recientemente seha ob jerado que resulta poco cientifico insstir en conceptos tales como el de sociedad, pues s6lo se puede juzgar la veracidad ofasedad de enun- ciados, no de conceptos. La objecién confunde un concepro enfitico ‘como el de sociedad con uno definitorio-al-us. El concepto de sociedad hay que desarollarlo, no Fijarlo terminolégicamente de modo abitrario por mor de una supuesta puleritud, Laenigencia de determinar a sociedad mediante una teoria—Ia ex- sgencia de una teorfa de la sociedad se expone ademis ala sospecha de hraberse quedado detcis del modelo, supuesto técamente como vin culante, de las ciencias naturales. En ells la teoria tendsfa que ver con luna estructura transparente de conceptos bien definidos y experimen- tos repetibles. Una teoraenfitica de la sociedad no se ocuparia sin em- bargo del modelo que se impone apelando 2 la mediacién misteriosa. La objecién mide el concepto de sociedad por el crterio de su estar dada, de forma inmediaca, al que se escapa esencialment justo en tanto que mediacién. En consecuenca, el ideal de un conocimiento de la esen- cia de las cosas desde dentro se ve de este modo atacado; ideal tras del cual se atrinchera la teoria de la sociedad. Este ideal se limitaria a im- pedir el avance de las cenciasy estara liquidado desde hace tiempo en. Jas més exiosas. La sociedad, sin embargo, es ambss cosas: puede y no- puede conocerse desde dentro. En ella, en el producto humano, siguen Siendo capaces siempre los sujets vivientes de rencontrarse a pesa de todo y como desde a lejania, contrariamente a lo que ocurte en qui- ‘mica y en fisica. De hecho la actividad dentro de la sociedad burgue- sa, en tanto que racionalidad, resulta desde una perspectiva ampliamente cobjeciva tanto scomprensibles como motivada. Cosa que ha recordado. 2 Barts iolégicon I con razén la generacién de Max Weber y Dilehey. El ideal de la com- prensién fac parcial al excluir del sociedad lo que es contrario al iden tificacién a cargo del que comprende. A lo cual se referia la regia de Durkheim de que deben traarse los hechos sociales como cosas, debe renunciase en principio a comprenderlos. Durkheim no se convencié de que la sociedad choca con cada individuo prinsaciamente como con algo no-idéntica, como «coacciéns. En esa medida, la reflexion sobre la sociedad comienza alli donde termina la comprensibilidad. En Dutk- hheim, el método de las ciencias naturales que dl defiende registra lass ‘gunda narucaleza» hegeliana, en la que acabé por convertrs la socie- dad frente a os sres vivos. La anctesisa Weber resulta, no obstane, tan particular como su tess, ya que se conforma con la no-comprensibili- dad del mismo modo que aquél lo hacia con el postulado de la com- prensbilidad. En su lugar, habefa que derivar las relaciones autonomi- zadas, que se han convertido en opacas para los hombres, a partir de las relaciones que se dan encre ellos. Hoy Finalmente cendsfa la sociologia que comprender lo incomprensible, la incursin de la humanidad en Ia inbumanidad, Por lo demés, los conceptos antitedricos de la sociologia de proce dencia filoséfica son también fragmentos de teoria olvidada 0 repri- ida. El concepto alemin de comprensién de los primeros decenios del siglo veinte seculariza el espiritu hegeliano, el todo por conceptuar, en actos sigulares o configuraciones de tipo ideal sin consideracién de la totaidad de la sociedad, de la que reciben en exclusividad los fené- menos por comprender aquel sentido. Bl entusiasmo por lo incom- prensible, en cambio, traduce el pertinaz antagonismo socal a quaes- tones fact. La situaci6n iereconcilada se acepta simplemente mediante In ascesis contra su teorlay lo aceptado resulta por tltimo glorificado, la sociedad como mecanismo coerctivo colectvo. De un modo no menos is cats diane ce a= ciologéa actual son también fragmentos de estructurastedricas que la Sogh dasdeun tans posvina. De mnleples formas seas ear pleando ieimamente el «rol» como una de las claves de la sociologfa {que abriria por antonomasia a la inteleccién de l accidn social. Elcon- ‘cepto se extrae de ese estar-por-otro de los hombres individuals que, inteconciliados y cada uno de ellos no-idéntico a s{ mismo, los enca- dena entre si bajo la contraine social. Los seres huimanos poseen ro- Jes dentro de una interconexién estructural dela sociedad, que los adies- Sociedad B ‘ra para la pura autoconservacin y les nicga a la vez la conservacién del propio yo. El principio de identidad que codo lo domina, la com- parabilidad abseracta de su labor social, los empuja hasta el aniquils- {mienco de su identidad. No en vano el concepto de rol, que se exbi- be como exento de roda valoracién, se ha tomado prestado del teatro, donde los actores no son realmente esos personajes que interpretan. Semejante divergencia exprest socialmente el antagonismo. La teoria de la sociedad rendrta que progresar desde sus evidencias inmediatas hrasea el conocimiento de su fundamento socal: por qué siguen estando los seres humanos juramencados alos roles. El concepro marxiano del cardeter como méscara, que no sélo antcipa esa categoria, sino que la deduce socialmente, lo consiguié de forma tendencial. Sila ciencia ée Ja sociedad opera con semejantes conceptos si se apart sin embargo hhorrorizada de la eoria, dela cual son momentos, entoncesrealizase= vicios a favor de la ideologia, El concepto del rol, extraido sin anal tar de la fachada social, ayuda a perpetuar el abuso del rl Un concepto de sociedad que no esti satisfecho con elo seta of tice, Bere supera la trivialidad de que todo esti interelacionado con todo. La mala abstraccin de este enunciado no se debe tanto as de- bilidad como producto mental, sino al hecho de ser un mal ingrediente bisico dela sociedad misma: el del intercambio en la sociedad moderna. En su ejecucidn universal, no sdlo en la reflexin cientiica, se abserae objetivamente; se prescinde de la consticucién cualitatva de los pro- ductozes y consumidares, del modo de produccién, incluso de la ne- tesidad que el mecanismo social saisface de pasada, como algo se- ‘cundatio, Lo primario es el beneficio. La humanidad clasiticada como Cientea, el sujero de as nocesidades estépreformado socialmente mas alld de toda representacién ingenua, y ello no sélo por el estado tée- nico de las fuerzas productivas, sino también por las relaciones eco- inémices, por dificil que esto resulte de controlar empiricameate. El Canicter abstacto del valor de cambio conflaye, previamense a cual {uierestratificacién social eoncreta, con el dominio de lo general so- bre lo particular, de la sociedad sobre quienes son sus miembros ala fuerza. Este cardcrer abstracto no es socialmente neutral, como hace creer la ldgica del proceso de reducci6n a unidades tales como el tiem- po de trabajo socal promedio. Ea ka reduccién de los hombres a agen- fesy soportes del intercambio de mereancias se ocula la dominacién de los hombres sobre los hombres, Esto sigue siendo verdad a pesar de “ Brito cioligicos 1 todas las dificulrades con las que entretanto se han visto confrontadas algunas categorias dela critica de la economia politica. La estructura total de la sociedad tiene la forma por la cual rodos han de someterse a laley del intercambio si no quieren sucumbit, on independencia de si subjecivamente se ven guiados o no por un smévil de beneficio», [a legalidad del intereambio no se ve limitada en modo alguno oi por sectores rezagados ni por formas sociales. Yala vieja teorta del im- perialismo evidencié que ene la tendencia econémica de los pases fuer- femente capitalistas y los en su momento denominados eespacios no ‘capitalists: opetaba también asu vez una interdependencia funcional. Estos no se limitan a estar unos junto a otros, més bien se mantienen vivos los unos gracias alos otros. Tras la abolcién del colonialismo de viejo cuito, esto ha pasado a convercrseen algo de interés politico in- rmediato. Una ayuda racional al desareollo no seta ningsin uj. Ea me- do de la sociedad de intercambio, los udimentos y enclaves precapi- talistas no se limitan a ser en modo alguno algo ajeno a &a, reliquias del pasado: esta sociedad precisa de ellos. Las institucionesirracionales bbenefician la tercaicraionalidad de una sociedad que esracional en Jos medios, pero no en los fines. Una instizucién como la familia, que deriva del vinculo natural y no esté regulada en su escructura interna por el intercambio de equivalentes, podria deber su relativa fuerza de Fesistencia a que, sin el apoyo de sus momentos iracionales, las rclacio- tide productén spectica come por demo ls delox pequtios can- pesinos, apenas podtian pervivi, las cuales no serfan racionalizables por su parte sin sacudir el completo encramado burgués 'El proceso de socializacién no se lleva a cabo més al de los co iceos y antagonismos 0 a pesar de ellos. Su medio son los antagoni mos mismos que simultdneamente desgaran la sociedad. En la telacién de ineercambio social en cuanto tal se establece y reproduce el antago- rismo que podria aniquilar cada dia ala sociedad organizada con la ca- téstrofe tral. Unicamente mediante el interés en el beneficio y la quie- bra inmanente del conjunto social se conserva hasea hoy el mecanismo, chia, qsjumbross con nde erie Tod sociedad ‘sigue siendo sociedad de cases como en los tiempos en los que surgié ers dpe a dexmsurda prion que eeeeca los pes dl Exe es un indicador de que alli no son las cosas diferentes. Aunque el pro- ‘néstico de empobrecimiento a largo plazo no se ha verificado la desa- pariciSn de las clases x un epifendmeno. En los pafsesfuerremente ca- Sociedad 8 pinalistas puede que se haya debiltado la conciencia subjetva de clase ue siempre falt6 en Amézca. Pero esta conciencia no se dio en nin- gin luge socialmente sin fads, sino que, de acuerdo con la tort, te- ia primero que la a sociedad. Con fo cual, cuanto més inte- fra la sociedad las formas de conciencia tanto més dificil resulta esto. {reluso el tan caido y llevado reajuste de los hibitos de consumo y de las oportunidades de formacién euenta para la conciencia de los socia- lizades, no para la objetividad de la sociedad, cuyas relaciones de pro- duccién conservan precatiamente el viejo antagonismo. Tampoco des- ddeel punto de vista subjetivo se ha climinado la relacin de clases tan ‘ndicalmente como le gustaria 2 la ideologia dominante. La mds reciente investigacin social emplrica es capaz de claborar diferencias esenciles entre las intwiciones fundamentales de las caracerizadas, segin las no- tas estadlsticas més roscas, como clase ala y clase baja. Los menos tue onados, menos idealists, sn los de la case baja. Los happy fw se To reprochan como materialism. Los trabajadoressiguen viendo laso- ciedad como fragmentads en un arriba y un abajo. Subido es que con [a igualdad formal de las oportunidades de formacién no se corresponde cen modo alguno, por ejemplo la proporcién de hijos de teabajadores {que realizan estudios universitaros. ‘Vlada subjeivamente cree deforma objtiva la diferencia de cases cn view de a concentracin progresivae imparabl del capital. Esta di- fecencia inflaye realy decisivamence en la existencia de los seres huma- ros concretos, de lo contario el concepro de clase seria en efecto un fe tiche- Mientras que los habitos de consumo se aproximan entre si-desde siempre reprimié la clase burguesa, en oposicién ala feudal, excepto oca- Sionalmente ca las épocasFundacionales, ls gastos en favor dele acumu- Jacidn- la diferencia entre poder eimpotencia sociales es mayor que nun- canter. Casi todo el mundo puede experimentar en si que su existencia focal a duras pena la determina por propia inicatva, sino que tiene que buscar huecos, puests libres, jobs que le garancicen la subsistencia sin considera lo que se le presenta ante sus ojos com su propio destino hu- ‘mano, si es que ain sigue teniendo idea de algo af. Esto lo expresa el concepto de adaptacién, imporado de la biologi y apicado norrati- ‘amente als denominadas ciencias del hombre, en el fondo socalda- Winista,y es por clloideologfa. Fuera de consideracién puede quedar si Yen qué medida la relacidn de class se teinterprevsy apli ala relacin {que media entre los pales eéenicamente desarrollados y los reasados. 6 ecto sciolgices T El hecho de que a pesar de todo esta situacién prosiga en un débil cquilibrio, hay que acibuitselo al contol del juego de fuerza social con- figurado hace tiempo en todos los paises de la terra. Este control re- fuerza, sin embargo, necesariamente las tendenciastoralitarias del or- den social, la adaptacién politica a la socalizacién total. Con ello se acrecienta la amenaza que los controles ¢ intervenciones quieren exor cizar al menos en os paises que se encuentran dentro del dmbito de po- der sovitico y ruso. Todo esto no ha de impusérsele ala véenicaen cuan- to tal. Estas limita a ser una forma de la fuerza productiva humana, bbrazo prolongado en las maquinas cibernéticas y por ello mismo dni ‘camente un momento en la dialética de las fuerasy relaciones de pro- dduccién, no algo separado y deménicamente independiente. En su cxis- tencia funciona de un modo ceneralsta; en s{ misma seria capaz de comportarse de forma diferente. Donde los hombres creen estar més proximos lla, como en televisién que sels suminista en la vivienda, Ia proximidad esté mediada através de la ejania social, del poder con- centrado. Nada podeia simbolizarle de forma més penetrante que el he- cho de que la vida que poscen y se imaginan heredar y que tienen por lo mis préximo y real, les viene adjudicada en gran medida, segin su contenido concreto, desde arciba. La existencia humana individual es, ss alld de toda imaginacién, mera reprvatizacién; lo més real alo que Jos hombres se afercan cx ala ver algo ireal. «La vida no vive Una so- ciedad racionalmente transparent, verdaderamente libre podrfa pres- ‘indir can poco de la administracién como de la divisién del trabajo, No obstante lo cual, las administraciones de todo el mundo tienden, bajo presin, a independizarse frente a los administrados ya degradar~ © ser objetos de procedimientos normados de forma abstracta. Estas tendencias temiten, seg la interpretacién de Max Weber, ala racio- nalidad mediosines de la economia. Dado que &ta es, y en la medi- cla que lo siga siendo, indiferente de cara a su objetivo, una sociedad racional, se convierte en iracional para los sujetos. El experto figura de riltiples modos como forma racional de esta irracionalidad. Su racio- ‘alidad se funda con la especializacién de los procesos técnicos ysimi- lares, pero posee también su cara ideolSgica. Se aproximan entre silos ‘procesos laborales descuartzados en unidades cada vex més pequefias, Drogresiva y vendencialmente descualificados. En visea del hecho de que los poderosisimos proceso ¢ insticucio- nes sociales euvieron un origen humano, en esencia trabajo objetiva- Secedad "7 do de hombres vivos, la autonomia de lo poderoso posee ala vez el car rier de la ideologie, de unt aparicaia soialmeate necesariaque ha- bia que analizar y tansformar. Pro semejance aparienciaes el ens7ea- simu para la vida inmediata de los seres humanos. La fuerza de sravedad de las relaciones sociales hace todo lo posible para consoli- ddar cea apariencia, En severo contraste con os tempos que enmarcan cl afio 1848, cuando la relacién de clases se manifests como conflic- to entze el grupo socialmente inmanente, ef burgués, y el que se en ‘ontraba medio fuera, el proletariado, la integracién concebida pot Spencer como ley fundamental de la socalzaci6n conmovié la con- ciencia de aquellos que son objeto de la sociedad. Integraci6a y dife- renciacin no estén ya, como en el proyecto de Spencer, hermanadas. Los sujetos seven impedidos, de una forma tan automata como pla- nifcada, a saberse como sujtos. La oferta de mercancias que los des borda contribuye a ello del mismo modo que la industria cultural y Jos numerosisimos mecanismos directos ¢ indirectos de control inte- lectua. La industria de la culeura surgié de la tendencia explotadora del capital. La desarrolé bajo la ley del mercado, bajo la obligacién de adapuarse « sus consumidores; luego, imbatida, pasé a ser Ie instancia {que fia y refuerea ala conciencia en cada una de sus formas vigentes, cen el satu quo intelectual. La sociedad precisa la infatigable duplica- cidn intelectual de lo que es de todos modos, porque, al contzaio que con el elogio de lo siempre igual, con el afin decreciente de justifcar lo existente por el hecho de que sea, los hombres al final se ‘o quita- rian de encima. La integracidn va més alld. La adapracién de los hombres las te- Jaciones y procesos sociales que constcuye la historia y sin le cul les hhubiera resultado dif aésos la supervivencia, se ha sedimentado en cllos de el modo que se reduce la posibilidad de liberase de ella aun- {que sea slo en la conciencia, sin confictos pulsionaes insoportables. Los hombres se encuentran idencficades, triunfo dela integracin, has- ‘ta. en sus mAs intimas formas de comportamiento con lo que les ocu- re, Sujeto objeto se han reconealiado para escarnio ala esperanza de 1a filosofia. El proceso se nutre del hecho de que los hombres deben, sn vida a eso mismo que se les infige. La carga afectiva dela técnica, la atracién masiva del deporte, la fecichizacién de los bienes de con- sumo son sfotomas de esta tendencia Fl efecto aglutinante que en su ‘momento cjercieton las ideologias se a infiltado por un lado en las 18 Baeritosciligior I poderosfsimasrelacionesexistentes en cuanto tales, por ozo en la cons- titucion psicoldgica de fos hombres. Sie concepto del hombre, del que se rata, se convirtié en ideologia porque los hombres se limitan a ser apéndices de la maquinaria, podria decirse enconces sin exagerar de- ‘masiado que en la situacién presente serfanliteralmence los hombres rismos, en su ser-asl y no-de-otro-modo, la ideologia que se dispone a etemnizar la vida fala a pesar de a: manifesta absurdider. El circulo se cietra Se precisaria de los hombres vivos para transforma las i ccunstancias peuificadas, pero éstashan calado tan hondo en los hom bres vivos, a expensas de su vida y desu individuacién, que ya no pa- recen capaces de aquella espontancidad de la que toda dependfa, De lo cual extra los apologetas de lo exstente nueva fuerea para el ar- ‘guimento segin el cual a humanidad no estarfa atin madura. Haber demostrado el circulo vulnera un tabii de la sociedad integral. Cuan- to menos toleraéta lo que seria decsivamence distinto, con tanto mis ‘cuidado vigila que lo que se piense o diga en su seno sicva para reali- zar alguna transformacién concretao, como ellos lo aman, aporte una contribuciéa positiva. El pensamiento se ve somerido a la sutil cen- sua del terminus ad quem: debe, en la medida en que cjerce la critica, especifcar lo postivo 2 lo que tiende.Si hallara semejante positvidad ‘obstruida, sed un pensamiento reignado, fatigado, como si la obs- truccién fuera culpa suya y no la marca caracteristca de la cosa. An~ tes que nada, sin embargo, habria que reconocer a la sociedad como bloque universal, que rodea a los hombres y se encuentra dentro de ellos. Indicaciones previas para la transformacién s6lo sirven a bloque © bien como administracién de lo inadministrable, o bien desafiando inmediatamente a a refutacién por parce del rodo monstruoso. Con- ‘epto y teoria de la sociedad son s6lolegitimos cuando no se dejan se- duciz por ninguna de las dos cosas, sino que perseveran negativamen- te en la posibilidad que los anima: expresar que la posibilidad corre cl riesgo de verse asfixiada. Semejante conocimiento, sin adelantar a todo lo que ello conduciria, sera la primera condicién para que se deshi- ciera de una vex el hechizo de la sociedad, 1965

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