You are on page 1of 177
CAPITULO 8 CONDICIONES DE YACIMIENTO DE LAS ROCAS VOLCANICAS (E. E. MILANOVSKY) PROCESOS. VOLCANICOS Y SUS PRODUCTOS Las formas primarias de yacimiento de las rocas de origen magmatico se diferencian mas o menos de las formas primarias de yacimiento de las rocas sedimentarias. Entre tanto, dichas formas se caracterizan por su gran variedad, hecho vinculado a las osten- sibles diferencias en las condiciones de formacién de los diversos tipos de rocas magmiaticas. Se pueden distinguir 4 procesos funda- mentales, coherentes por sus transiciones mutuas, que conducen a fa formacién de los principales grupos genéticos de rocas magma- ticas. 1) ejusivo, en que tiene lugar la efusién y derramamiento por la superficie terrestre de Ja masa magmatica fundida (lava) y su enfriamiento; 2) explosivo, en que tiene lugar el arrojamiento al aire (o al agua) a gran presién de la mezcla de material magmatico pulveri- zado, que se encuentra en estado de gas o vapor, liquido (gotas, salpicaduras, grumos) y sélido, conjuntamente con los pedazos de rocas no volcanicas, y la sedimentacién y deposiiacién ulteriores de las particulas sélidas o que se encuentran en estado de soli ficacién del material yolcdnico (llamadas pirocldsticos) en la su- perficie de la tierra firme o en el fondo del agua; 3) extrusivo, en que tiene jugar el estrujamiento de la sustan- cia magméatica en estado viscoso o solidificado a la superficie; 4) infrusivo, en que tiene lugar la penetracién de la masa mag matica fundida en unos u otros pisos de la corteza terrestre y su solidificacién en el seno de esta ultima. Los tres primeros procesos, que en particular son de estrecha ligazén y frecuentemente se combinan entre si de manera compleja, presentan diversas manifestaciones de actividad volednica y con- ducen a la formacién de distintas rocas volednicas: efusivas, piro- clasticas y extrusivas. 128 Las rocas pirdclasticas, al igual que 1as sedimentarias, general- mente tienen textura estratificada, y por su mecanismo de deposi- tacién y condiciones de yacimiento tienen mucho de comin con la formacién de algunos tipos de sedimentos clasticos como, por ejemplo, los productos de la actividad del viento (edlica). Las ro- cas efusivas (lavas) forman mantos que, geométricamente, se apro- ximan también a los cuerpos estratiformes, pero que no obstante, y a diferencia de la mayoria de las rocas sedimentarias y de mu- chas rocas piroclasticas, estan privados de textura estratificada interna. Las lavas, segiin el cardcter de su movimiento por 1a superficie, se asemejan en algo a las riadas de barro y de piedras. Segtin sus condiciones primarias de yacimiento, las rocas ex- trusivas, y m4s aun las intrusivas, son muy diferentes a las for- maciones sedimentarias estratiformes. Las condiciones de yaci- miento de las rocas intrusivas se examinan en el capitulo siguiente. Aqui trataremos de las rocas volcanicas propiamente dichas. Los productos sélidos y liquides de la actividad volcanica, en su mayoria aplastante, presentan sistemas silicicos de compleja composicién quimica y petrografica que se distinguen principal- mente por el contenido relativo de silice {ecider) y por su alcalini- dad. En ciertas ocasiones los productos de las erupciones voleani- cas pueden también ser formaciones sdélidas (piroclasticas) y li- quidas dé composicién carbonosa (carbonatitas), torrentes de azufre fundido y otros. Durante el voleanismo de lodo, proceso que por sus manifesta- ciones es en mucho andlogo a las “verdaderas” erupciones volca- nicas, se forman cuerpos que, morfolégicamente, son parecidos a las construcciones volednicas propiamente dichas (volcanes, cola- das y otros). El caracter de la actividad volednica y las particularidades morfoldgicas y estructurales de las construcciones volcanicas que surgen como resultado de ésta, dependen de muchos factores. Los principales entre éstos son la composicién del material magmatico eruptado y también las condiciones tecténicas y el ambiente paleo- Geogr sien (caracter del relieve, ambiente terrestre o submarino, clima). En dependencia de la composicién quimica del magma y, sobre todo, de su acidez, varia bruscamente la relacién entre las mani- festaciones efusivas y explosivas de] volcanismo, es decir, entre las efusiones de Java, por una parte, y el arrojamiento del material piroclastico acompafiado de vapores volcdnicos y gases, por otra. Durante !as erupciones de magma basico, de basalto dominan ostensiblemente las efusiones de lava, mientras que durante las erupciones de magma de composicién acida (de dacitas o de lipari- tas) predominan los productos de actividad explosiva. Se explica ello por existir en el magma de composicién acida un contenido inicial muy considerable de componentes volatiles, cuya separacién 92215 129 impetuosa de la masa fundida al disminuir la presién comunica a sus erupciones wn caracter mas explosivo. Las lavas de diferente composicién se distinguen ostensible- mente por su viscosidad y fluidez, Como regla general, las lavas badsicas de basalto en estado lfquido y muy calientes (mas de 1200°) son de menor viscosidad y, por lo tanto, de movilidad supe- rior. Las lavas de composicién media, andesitas, son de menor mo- vilidad y las 4cidas (lavas de liparitas) son de maxima viscosidad y de movilidad minima; precisamente éstas forman més frecuente- mente los cuerpos extrusivos exprimidos a Ia superficie. Al dismi- nuir la presién durante la elevacién del magma por el conducto de salida (chimenea) y su efusién a ta superficie el vapor de agua y los gases, que Se encontraban disueltos en la masa fundida de magma en las condiciones de alta presién existentes en el foco magmiatico, se separan del primero. La cantidad relativamente pe- quefia de gases que contiene el magma de composicién bdsica, en su parte mds considerable, queda en Ja lava en forma de burbujas, y solamente cierta parte de ellos se escapa de ésta, arrastrando consigo salpicaduras, chorros y gotas de lava que pronto se enfrian en el aire (o en el agua) y se convierten en particulas de ceniza volednica (fragmentos de vidrio volcdnico de diametro menor de 1-2 mm), lapilli (fragmerttos de lava de 1-2 cm de dimensién), pedazos de escoria volcanica porosa y bombas volcanicas (desde 2 cm hasta | m y mas). Durante las erupciones de material mag- matico mas Acido, que contiene mayor cantidad de componentes volatiles, sobre todo al comienzo de los paroxismos volcénicos, aumenta consecuentemente el papel de los arrajamientos de mate- rial piroclastico. Al mismo tiempo se arroja también mayor o me- nor cantidad de fragmentos angulares de diverso tamafio de rocas mas antiguas, que formaban el tapén de fa chimenea volcanica o que fueron arrancados de las paredes de ésta. Los acopios cemen- tados de material piroclastico de relativa finura que no experi- menté redepositacién ulterior se denominan tobas (de diversa di- mensién), y los mas gruesos se denominan aglomerados y brechas tobdceas. Durante la erupcién de magma acido, muy rico en componentes volatiles, la segregacién de estos iiltimos, al reducirse la presién en la chimenea (o en la parte superior de un foco magmatico que yace a poca profundidad), transcurre de forma muy tempestuosa, y conduce a algo parecido a la “ebullicién”, en la que espuma la masa fundida y se acompafia de arrojamientos de enorme cantidad de ceniza y fragmentos de espuma volcdnica muy ligera Hamada piedra pémez. Si el volumen de las burbujas de gas que se forman (poros) supera en mas de 3-4 veces el volumen de las diafragmas de lava, estas ditimas se rompen y tiene lugar un desparramamien- te completo del magma. Este se convierte en un sistema compuesto de gotas y coagulos de masa fundida todavia no solidificados, de fragmentos de vidrio y cristales que anteriormente se segregaron 130 de esta masa, todos ellos “suspendidos” en una mezcla muy ca- liente y todavia fuertemente comprimida de gas y vapor, que se dilata répidamente y es capaz de desplazarse impetuosamente en forma de peculiares aludes o riadas. El material descargado de las riadas gaso-piroclasticas incandescentes, que experimenté en- friamiento, fuerte compresién y sinterizacién y adquirié textura bandeada lleva el nombre de ignimbritas. FORMAS PRIMARIAS DE YACIMIENTO DE LAS ROCAS VOLCANICAS Entre las formas primarias de yacimeinto de las formaciones volednicas se pueden distinguir en primer término: a) fos mantos y coladas de material volcdmico que, como resul- tado del derramamiento de sus productos por la superficie te- rrestre, se forman por la periferia de los centros de erupcién; y b) los apatates volc4nicos, o sea, las construcciones, que Ssur- gen en los lugares de los centros de erupcién o directamente en sus inmediaciones. Mantos volcdnicos y coladas Segiin el cardcter del material, las particularidades estructura~ les y morfoldgicas y el mecanismo de formacién, se pueden sefialar tres tipos principales de mantos volednicos y coladas: lavicos, pi- roclasticos e ignimbriticos. A, MANTOS LAVICOS Y COLADAS Dimensiones, morfologia, caracter de la superficie. Los términos “manto lavico” y “colada lavica” frecuentemente se utilizan como sinédnimos. No obstante, es oportuno distinguir estas nociones. Bajo manto [dvico se debe comprender un cuerpo estratiforme, mas exactamente de forma de lente, originado como resultado de la efusién de la lava a la superficie, y cuyas dimensiones en dos di- recciones horizontales perpendiculares entre si son mas o menos iguales, al mismo tiempo que superan a su espesor en uno-dos érdenes. La colada tdvica se diferencia del manto por tener en el plano forma bandeada cuya longitud supera a su anchura muy ostensi- blemente (en 10-100 veces). Las coladas generalmente se forman al correr la lava por una superficie escabrosa, cuando la lava re- llena las depresiones y, en primer lugar, los valles de rfos. Por eso. las coladas, como regla, se forman durante las efusiones terrestres, mientras que los mantos lavicos son caracteristicos tanto para las efusiones terrestres, como para las submarinas. Ambos cuerpos se forman o durante la efusion de lavas sobre la superficie lisa del basamento o al enterrar completamente bajo las lavas al relieve a 181 accidentado, En este iiltimo caso, generalmente, tenemos que ver no sélo con un manto, sino con una verdadera serie de mantos y coladas que se recubren mutuamente y cuya potencia total es su- perior a la amplitud del relieve accidentado del basamento. El espesor de algunos mantos ldvicos y coladas oscila entre 0,5-1 m y muchas decenas y centenas de metros. Como es natural, si los voitimenes de las porciones de lava arrojada son iguales, el espesor de la colada serd considerablemente superior al espesor de] manto. Durante la efusién de volimenes iguaies en condicio- nes del relieve también iguales, la potencia de las coladas o man- tos lavicos dcidos, debido a su elevada viscosidad, sera muy supe- rior a la potencia de las lavas basicas fluidas. Las lavas basicas basdlticas y andesito-basalticas, asi como también las alcalinas (por ejemplo, fonoliticas), pueden formar coladas de 100 km y mas de longitud. Las lavas mas viscosas de composicién neutra (andesiticas, andesito-dacilicas) forman gene- ralmente coladas cuya longitud es de hasta las primeras decenas de kilémetros. La longitud de las coladas dcidas mas viscosas (liparito-daciticas, lipariticas) no excede de varios kilémetros. El area de los mantos lavicos puede alcanzar muchos miles, e incluso millones, de kilémetros cuadrados (como, por ejemplo, los mantos de lavas basalticas, los asi denominados trapps de edad del Triasico inferior en la plataforma de Siberia, del Jurdsico in- ferior en el sur de Africa, del Cretacico-Paledgeno en la meseta del Deccan en India, y otros). Sin embargo, los mantos lavicos de tal extensién se forman como resultado de reiteradas efusiones de los numerosos ceniros de erupcién y, de tal guisa, en lo esencial, re- presentan en sf cuerpos complejos construidos por una infinidad de mantos “elementales” fusionados que se recubren entre si. Las areas maximas de los mantos lavicos de composicién neutre y, atin mas, de composicidn dcida, ceden considerablemente a las de los enormes mantos de lavas basicas. Las relaciones reciprocas entre las coladas (y mantos) que se formaron durante las reiteradas efusiones de un mismo centro vol- canico pueden ser distintas (fig. 77). El caso mds simple es el del recubrimiento concordante por una colada o manto joven de otro mas antiguo. Este caso es caracteristico para la mayoria de las efusiones submarinas y también para las terrestres en las condi- ciones de un relieve Ilano o de plataforma, o para el caso de varias efusiones, casi ininterrumpidas, de riadas de lava sobre un mismo valle. Los factores que favorecen e] surgimiento de semejantes correlaciones estratigraficas normales entre las coladas o los man- tos en tierra firme son: la ausencia de intervalos prolongados entre las erupciones y, también, el ambiente de sumersién o estanca- miento absolutos o relativos del tramo de la superficie terrestre de que se trata. En este ultimo caso, entre los mantos (coladas) lavi- cos, pueden acumularse infercalaciones (masas) de formaciones se- dimentarias 0 tobdceas (fig. 77, a). 132 Si durante los intervalos entre las efusiones existe erosién al- guna, entonces la riada mds joven (0 e] manto) puede cubrir o la superficie escabrosa de la colada (manto) mas antigua, fuerte- mente derrubiada, o incluso Ilenar la cafiada erosional, profundi- zada por debajo del muro de la colada antigua y que penetra par- cialmente en su substrato, En estos casos el muro (y, a veces el techo) de la colada joven estara situado por debajo del muro de los testigos de erosién de la colada mas antigua (fig. 77, b). Semejan- tes estructuras de adosamiento o inclusién de las coladas morfo- Iégica y genéticamente son anadlogas a las correlaciones de los complejos aluviales de distintas edades que yacen en las diversas terrazas del valle de un rio. Tales correlaciones de las coladas la- vicas son caracteristicas sobre todo para las regiones montafiosas de relieve profundamente accidentado que sufren alzamiento, cuan- do entre las efusiones aisladas tiene lugar un ahondamiento con. siderable de los valles fluviales provocados por los procesos erosi- Fig. 77. Relaciones reciprocas entre las coladas lavicas de diferente edad: a—yacimiente concordante; ’—yacimienta con derrublo; c—yacimiento “Incitido" de la colada joven vos y, a menudo, por los glaciares. En semejantes casos la sucesién eronolégica de las coladas puede establecerse con los métodos det andlisis geomorfoldégico. Después de que la riada lavica se derrama por el valle, la nueva cafiada de origen erosivo se forma a lo largo de cualquiera de los bordes del valle y no en el centro de éste. Ello estd sujeto a una serie de causas. Ante todo, el agua de las laderas del valle confluye principalmente hacia los bordes de la colada, adems, las depresio- nes poco profundas de la superficie de la colada coinciden con los bordes de ésta y, por dltimo, las nuevas corrientes de agua surcan primero los sedimentos diluviales y gravitacionales y no las lavas duras, adquiriendo después una posicién “fija” (fig. 77, ¢). La superficie de las coladas se distinguen por su gran diversi- dad, hecho sujeto a las propiedades fisicas de las lavas (que de- penden de su composicién), particularidades del relieve del substa- to y condiciones de erupcién (submarinas, bajo e! hielo, terrestre). En general, a las coladas y mantos de lavas basicas liquidas le es propio un microrrelieve mas liso de su superficie. Frecuentemente ésta resulta ser casi horizontal. Al rellenar el valle Muvial las ria- das de lavas basAlticas no sélo se extienden por éste a lo largo de la corriente del r{o, sina que, a menudo, penetran en forma de “golfos” en los vailes laterales de sus afluentes. 133 Por el contrario, la superficie de las lavas mas dcidas y visco- sas se distingue, como regla, por tener un microrrelieve muy acci- dentado, con monticulos, que en general desciende r4pidamente desde el centro de erupcién en direccién hacia el extremo de la co- lada o hacia los bordes del manto. Las particularidades del microrrelieve de los mantos l4vicos dependen substancialmente tanto de la viscosidad de las lavas, como del contenido de componentes volatiles en ellas. Las lavas basdlticas muy liquidas con pequefio contenido de vapores de agua y gases, tienen una superficie de relieve muy lisa. Durante la efu- sién estas lavas se cubren de una pelicula fina solidificada (las lamadas lavas onduladas, 0 dermoliticas, dermolitas), que al fluir la riada, puede arrugarse en algunos lugares retorcerse (lavas en cordones), y agrietarse en otros. A través de las grietas de la costrita dermolitica, en Ja superficie de la colada pueden salir o estrujarse porciones pequefias de lava liquida que, a su vez, al enfriarse rapidamente, se cubren por su superficie de una pelicula fina solidificada que obstaculiza el derramamiento ulterior de la Java. Asi se producen tas hinchazones de forma de burbujas y tu- bos (“protuberancias”) en la superficie de la colada, propias de las lavas intestinales. Durante Ja efusién de lavas bdsicas liquidas en el fondo del mar o de un Jago, en ja nieve o en el hielo (o debajo de éste), se forman frecuentemente lavas afines a las intestinales, y que se denominan lavas almohadilladas.') Morfolégicamente éstas repre- sentan aglomeraciones de “bolsas” o “almohadas” lavicas, algo aplanadas, que se aprietan entre si y cuyas dimensiones son desde varios decimetros hasta 1-2 m de didmetro, y que han perdido toda conexién con el cuerpo principal de Ja riada lavica de la cual se se- pararon, formando estratos © paquetes con espesor desde algunos metros hasta mas de 10 m. En el corte de la “almohada’ se advierte cierta zonificacién, expresada en el hecho de la transicién de fa costra vitrea quebrantada a una parte interna mas cristalizada. Los espacios entre las “almohadas” se cementan con material to- baceo, compuesto de pequefios fragmentos de lavas vitreas (hialo- clastitos), o con substancia silicea, calcdrea o arcillosa. La formacién de las layas almohadilladas se puede representar de la siguiente manera. A través de las grietas en la costra dermo- litica de la parte frontal o del techo de la colada de lavas liquidas fluye una porcién de lava que, al entrar en contacto con el agua, se cubre inmediatamente por una pelicula fina. Esta pelicula, a me- dida de que se inyecta la lava en la bolsa formada, se estira, quiebra, revienta, las grietas formadas de nuevo se “cicatrizan” parcialmente, y a través de otras grietas de la almohada de la 1* ') En algunos casos aislades, durante las efusiones terrestres de lava (voleén de Karimski en Kamchatka), se observaron formaciones de texturas que se aproximan a Jas de las lavas almohadilladas, 134 generacién comienza a fluir una nueva porcién de lava, que forma una almohada menor de la 28 generacién, ete. Como resultado de la efusién de lavas sobre la superficie inclinada del fondo del agua, las almohadas de lava se desprenden paulatinamente de las fuentes laévicas que las alimentaban, y ruedan o resbalan hacia abajo por el declive del fondo, amonton4ndose unas sobre las otras. El kecho de que, al chocar las almohadas entre si unas de ellas originan fre- cuentemente abolladuras en las superficies de las contiguas, indica que la parte interior de estas diltimas, durante su resbalamiento y amontonamiento, se encontraba todavia en estado liquide o plas- tico, Si el contenido de volatiles es grande y la viscosidad de las lavas también, a cuenta de la unién de fas pequefias burbujas de gases en su interior, se crean acumulaciones considerables de ga- ses fuertemente comprimidos que tienden a ascender. Las burbujas grandes de gas que se formaron levantan la costra dura enfriada (generalmente mas gruesa que la costra dermolitica de las lavas basicas fliidas), y forman en la superficie de la colada pequefias protuberancias cupuliformes a través de las cuales en algunos lu- gares se abren paso los gases. Semejantes “volcanitos" mintiscu- Tos, sin rafces y de forma de campana, que se encuentran en el cuerpo de la colada, se denominan Aornitos. Como consecuencia de los reiterados quebrantamientos y fracturas en la continuidad de la costra de la colada, que son provocados por irrupciones de los gases volednicos y que van acompafiados de arrojamientos de frag- mentos de lava solidificada y salpicaduras de Java liquida, y tam- bién como consecuencia de las deformaciones de 1a costra dura durante el proceso de flujo de la riada lavica, ésta se “cubre” gra- dualmente de una corteza porosa parecida a la escoria cada vez mas potente (desde 0,5-1 hasta 10 m) de estructura de brechas y de superficie porosa muy desigual que representa una combinacién cadtica de colinas (con altura de hasta 5-10 m y mas) y hoyas sembradas de bloques angulosos, fragmentos y bombas lavicos. En la parte superior de la corteza todos ellos no se encuentran cementados por nada, mientras que mas abajo forman un agluti- nado de fragmentos sinterizados y, atin mas abajo, lavabrecha que paulatinamente pasa a ser lava homogénea. A semejantes coladas de lava se las denominan lavas en bloques (o lavas aa, afrolitas). Tan desordenado microrelieve, que es caracteristico para los man- tos y coladas andesito-basalticas, andesiticas, andesito-daciticas, puede conservarse durante largo tiempo puesto que, debido a la elevada porosidad de las lavas en bloques, las aguas atmosféricas penetran en la profundidad del manto y, practicamente, no erosio- nan su superficie. Sin embargo, con frecuencia en la disposicién de las formas del microrrelieve de la colada a veces se observa un orden determi- nado. Las coladas de relativa estrechez tienen frecuentemente en sus bordes cordones laterales que Se eleva sobre la parte media 135. de la colada, que es relativamente baja. Semejantes cordories son las zonas extremas de la colada, que se enfriaron en el momento cuando la altura de la riade era la maxima. Mas tarde, el nivel de Ja superficie de la riada descendié, y ésta prosiguid su flujo como si fuera en un canalén de lava solidifieade (fig. 78, a). En ciertas coladas como, por ejemplo, en las coladas de lavas basdlticas en las Hawaii y en las fonoliticas del volcdn de Susva en Kenia, la corteza superior, enfriada y de gran potencia, perdia su movilidad y se convertia en béveda bajo la cual, como en un tubo inclinado, Fig. 78. Formacién de tos cordones laterales (a), tineles lavicos (6), cordo- mes transversales y aspas armas de las coladas livicas (c), cascadas de lava (d) seguia corriendo Ia riada liquida de lava. En lo sucesivo toda la lava pudo escaparse de éste y, como resultado, se formaron tineles lavicos cuya longitud es de centenares de metros e incluso mayor de un kilémetro, su altura alcanza 10-15 m y de cuyas paredes pen- den carambanos lavicos fosilizados 0 estalactitas (fig. 78, b). En la parte interior de la superficie de la colada, limitada en ambos lados por los cordones longitudinales laterales, se forman con frecuencia numerosos cordones de altura inferior y que son iransversales respecto a la direccién de la corriente. Frecuente- mente éstos tienen en el plano forma de arco con la convexidad en la direccién del movimiento de la riada (fig. 78, c). Los cordones son caracteristicos para aquellos tramos de ta colada donde su per- fil longitudinal se aplana, disminuye ta velocidad de la corriente, 136 y tiene lugar el retorcimiento y la deformacién de la costra de la colada bajo la presidn de su parte superior. Por el contrario, en los tramos mds abruptes de la colada desaparecen los cordones transversales y ésta adquiere una superficie mas lisa, de débil con- vexidad, a veces complicada por cordones longitudinales y cafia- das. En los tramos mas abruptos de la ladera, en donde la velo- cidad de la riada lavica alcanza a veces decenas de kilémetros por hora, ésta puede formar cascadas de Java (fig. 78, d) o interrum- pirse temporalmente. En los extremos de jas coladas se forman frecuentemente amplios ensanchamientos que, a menudo, parecen estar compuestas de varias aspas. Dichas formas surgen como re- sultado de la “inyeccion” hacia el extremo de la colada, que ya cesé su movimiento, de nuevas porciones de lava. El extremo de la co- lada o del manto Javico, particularmente si esta formado por lava en bloques, exhibe un escalén bastante abrupto (de hasta varias decenas de grados) de 5-10 y mas metros de altura, La capa de lava en bloques, escoridcea, de brechas que repre- senta en si la-corteza dura de la colada, parece como si “flotase” en la lava liquida suprayacente, semejandose a los bloques de hielo viejo en deriva en el océano Artico. Puesto que la parte superior de la riada tiene mayor velocidad, mientras que hacia abajo ésta dis- minuye gradualmente, algunos tramos de Ja corteza superior se aproximan sucesivamente al extremo de la riada (al borde del manto en movimiento) y, al aleanzarto, la corteza se dobla (al mismo tiempo que los fragmentos y bloques no cementados ruedan hacia el pie de Ja colada, en cuya parte frontal a veces aparecen afloramientos de la lava ignea) y, por ultimo, cae en posicién in- vertida en la base de lla riada liquida, que prosigue su movimiento. El desplazamiento de la corteza durante el movimiento de la riada lavica, en su conjunto, evoca el movimiento de la cadena de oruga del tractor. De tal guisa, en el corte de la colada o manto lavicos deben existir dos niveles de corteza, en su techo y muro, que mor- folégica y genéticamente son parecidos (fig. 79). Al derramarse sobre la superficie de la tierra o fondo del agua, las lavas ejercen influencia térmica de contacto (calcinacién) sobre las rocas del substrato, Frecuentemente las rocas del muro adquie- ren un tinte rojizo, hecho relacionado con la transformacién del protéxido de hierro en éxido. El espesor de Ja zona calcinada varia desde algunos centimetros hasta varios metros. La estructura interna de las coladas y mantos de fava se carac- teriza por una serie de particularidades ligadas a los procesos del flujo de las lavas o de su enfriamiento, solidificacién y reduccién del volumen. Las diferencias en la velocidad del flujo de las diver- sas zonas de la riada ldvica (generalmente nula en las inmediacio- nes del contacto con el subsirato y maxima en la parte proxima a la superficie) encuentran reflejo en cierta orientacién preponde- rante de Jas inclusiones intrateliricas de forma columnar o tabular (es decir, fenocristales segregados de la masa fundida antes de la 137 efusién de la lava a la superficie), y también de los xenolitos alar- gados, que tienden a disponerse a Jo largo de los chorros del flujo de la lava, Semejante orientacién preponderante a veces se esta- blece visualmente, pero mas a menudo se establece solamente du- rante el andlisis estadistico de las mediciones en masa. La direc- cidn del flujo y la disposicién de las zonas (chorros) de diferente velocidad frecuentemente se pone en manifiesto por la forma y distribucién de las burbujas de gases que se desprenden de Ja lava, poros (o almendras formadas como resultado del posterior relleno de estos poros con substancia mineral), que adquieren aplanamien- to de direccién paralela al techo y muro de la riada y que se esti- ran en la direccién de su flujo. No obstante, en aquellos casos en solid tft de lan Se ice eaae Ge ase or LHL Fig. 79. Desplazamiento de la corteza superior de la tiada lavica y formacién de corteza andloga en su basamento que el flujo de la riada laviea cesé antes de su solidificacién, mien- tras que prosigue el desprendimiento de gas en ésta (por ejemplo, en Jas condiciones de un lago de lava formado por un dique), los ejes largos de las burbujas de gases (poros) que tienden a ascen- der, pueden disponerse no en direccién paralela, sino perpendicular al techo de la riada. Las dimensiones de las burbujas de gases (poros) en las lavas varian en amplios limites: desde | mm hasta algunos centimetros, a veces se encuentran burbujas cuyo didmetro supera 1 m, A las lavas de composicién neutra y acida les es propia una textura ban- deada de su masa principal, la denominada textura fluidal, que se expresa em ciertas diferencias, a veces muy vivas, en el tinte, com- posicién (en particular, puede variar la relacién entre el protéxido y 6xido de hierro), u otras cualesquiera particularidades micro- estructurales de bandas aisladas. El espesor de las bandas alter- nantes, que forman la textura fluidal, oscila entre | mm y varios centimetros. Generalmente las bandas surgen cuando todavia ia lava sale a través del conducto de salida. Durante el flujo laminar lavico, las bandas aisladas, que se mueven con yelocidad algo di- 138 ferente, resbalan entre si y se disponen en posicién aproximada- mente paralela al muro y techo de [a riada, y por esto pueden uti- lizarse no sé6lo como indicio de su estructura interna, sino también de la direccién del movimiento y, en cierto grado, de la forma ge- neral de la colada (manto). Sin embargo, en las lavas dcidas mas viscosas la textura fluidal origina frecuentemente arabescos menu- dos y complicados. Este microplegamiento esta ligado al arruga- miento del material de la lava plastica y viscosa durante el proceso de su efu- sidn (extrusién y flujo). Durante la solidificacién y enfria- miento de las lavas, debido a la reduc- cién de su volumen, en éstas aparecen grietas de traccién que originan disyun- ciones de las coladas y mantos lavicos. La disyuncién mas caracteristica y co- triente, coherente a la forma general de la colada o manto, es la columnar o prismatica (fig. 80), que se expresa en la fracturacién por grietas del cuerpo ldvico que se enfrié en columnas (pris- mas) cuadrangulares, pentagonales, he- xagonales, heptagonales, pero mas fre- cuentemente, hexagonales, La altura de los prismas oscila entre 1-2 m hasta decenas de metros y depende de la po- tencia de las coladas (en cada colada gig gq Disyuncién columnar se forman no menos de dos filas de co- (prismatica) en los mantos lumnas). El espesor de los prismas os- lavicos cila entre algunos desimetros y 1-3 m. En la parte superior de ta colada (manto) los prismas son per- pendiculares a la superficie de ésta (es decir, generalmente son mas o menos verticales), en Ja inferior son perpendiculares al muro, y en caso de irregularidades bruscas en él relieve del subs- trato pueden declinar considerablemente de la posicién vertical (hasta que los prismas se disponen casi horizontalmente en la base de fa colada cuando ésta se derrama en un desfiladero de paredes verticales). La formacién de ta disyuncién columnar en [a riada lavica en enfriamiento esta provocada por las termotensiones y tiene rela- cién con el desplazamiento sucesivo de los frentes de enfriamiento de la riada, es decir, de las superficies de las geoisotermas desde techo y muro hacia el interior del cuerpo ldvico a medida de que éste se enfria y solidifica. Durante el enfriamiento uniforme de la superficie lisa y homogénea de una riada ldyica, aproximadamente a distancias iguales, surgen centros de enfriamiento y de reduccién del volumen. Al comprimir el material que se solidifica alrededor de estos centros, entre ellos deben surgir tensiones de traccién; ! Un a” rm SSS SSS TT MAS UH WS 139 cuando la magnitud de éstas supere el limite de resistencia del ma- terial para la temperatura dada, en la mitad de la distancia entre los centros de entriamiento contiguos aparecer4 la grieta de dis- yuncion. Alrededor de cada centro de enfriamiento, generalmente, se forman 6 grietas de este tipo. La formacién de la red hexagonal de grietas durante el enfriamiento de la superficie de las lavas, Tepresenta un proceso andlogo al resquebrajamiento de la super- ficie de un material arcilloso himedo durante su desecacién, En lo sucesivo, a medida que se enfria la riada, la superficie de las geo- isotermas se desplaza hacia el interior de ésta, los centros de en- friamiento parecen convertirse en “ejes” de enfriamiento, y la red hexagonal de grietas, gue inicialmente penetraron no muy profun- damente en ej espesor de la colada lavica, parece como “germinar” hacia el interior, acufiando poco a poco el cuerpo de lava en en- friamiento hasta que éste no resulte formado de colummas de forma prismatica, Puesto que el enfriamiento de la riada (manto) lavica no sdlo proviene a partir de su techo, sino que también de su muro, las columnas de la estructura prismatica van creciendo simultanea- mente por encima y por debajo y, por fin, se encuentran. Es por esto un error garrafal la identificacién del nimero de coladas en una potente masa de lava con el ntimero de filas (columnatas) de Ja disyuncién columnar. Como regla general, las columnas de la fila superior son mas largas que las de la inferior, ya que el calor de la lava se transmite hacia arriba, hacia el aire, mas rapidamente que hacia abajo, hacia el substrato de rocas que se calientan gra- dualmente. Frecuentemente la fila superior de columnas y ta in- ferior difieren morfolégicamente, Si el manto lavico se derramaba sobre la superficie lisa del substrato, la disyuncién columnar en la fila inferior se caracteriza por su forma mas regular, hecho moti- vado por las condiciones de enfriamiente més lento. Sin embargo, en caso de que el manto se derrame sobre una superficie desigual, accidentada, las columnas de la fila interior adquieren una forma bruscamente encorvada, Asi, por ejemplo, al rellenar la riada la- vica un valle estrecho de rio de forma acanalada, las columnas de la fila inferior se disponen en forma de abanico abierto hacia abajo. En la parte superior de la colada (manto) !4vica con super- ficie desigual accidentada las condiciones de enfriamiento son muy complejas y frecuentemente se forma una zona de varios metros -de espesor de disyuncién irregular columnar, en bloques 0 menuda, de_rara distorsién (“rizada”) que mas abajo se sustituye por otra zona de prismas verticales mas grandes y de mayor esbeltez. Una zona analoga de disyuncién menuda y desordenada puede existir también en la base de la colada lavica. De esta manera, la orientacién y las particularidades morfol6- jeas de la disyuncién columnar estén en confortnidad con la forma de Ja colada, su espesor, relieve del lecho, y, por consi- guiente, el andlisis de la geometria de la disyuncién columnar 140 puede usarse como medio de reconstruccién de la morfologia ori- ginal de las coladas y mantos lavicos, incluyendo a los de fuerte denudacién o que experimentaron deformaciones tecténicas ulterio- res. Debemos advertir que la disyuncién columnar no es solamente propia de las lavas, sino que también lo es de los mantos de ignim- britas y tobas lavicas, asi como de los cuerpos estratiformes intru- sivos (sills, diques). Ademas de la disyuncién columnar, en las lavas encuentran también bastante amplia difusién otros tipos de disyunciones. Cuando la Ssuperticle del techo de la colada es desigual y su textura es de tipo de brecha, en todo su cuerpo puede formarse una disyun- Rare p LZ wa CZ) ZZ iy SCZ OLLIE oa: Fig. 81. Diferencias de las disyunciones esferoidal (a), almohadiforme (6) y concoidea (c): flava; ?—materlal ajeno; 3—materlal no estratificade (lava, toba, aremisca y otros) cién muy imperfecta, transitoria a la de bloques o tipica de blo- ques. Frecuentemente en jas lavas surge la disyuncién tabular, que puede tener orientacién muy diversa respecto al techo y muro de la colada (desde paralela hasta perpendicular) y puede encorvarse tuertemente en un tramo corto. Esta disyuncién no puede ser utili- zada para descifrar las formas de la colada lavica. En algunas lavas, principalmente de composicién acida, se re- gistra la llamada disyuncion esferoidal o de bolas (fig. 81, a). Las bolas de lava, cuyos diametros son desde varios centimetros hasta 1 m, como regla no entran en contacto entre si y se encuentran incluides en cemento lavico. Precisamente esta disyuncién esferoi- dal de las lavas no debe coniundirse ni con la disyuncién almoha- diforme, que se forma como resultado de la disgregacién de la colada en almohadillas lavicas aisladas durante el flujo de éstas, y que estén separadas por material no lavico (fig. 81, 6), ni tam- poco con Ia disyuncién concoidea (fig. 81,¢). Esta altima surge durante la meteorizacién de las rocas granulosas homogéneas no estratiformes (efusivas, intrusivas, tobas, areniscas y otras), que tiene desarrollo a !o largo de las grietas de varias direcciones entrecruzadas, y que conduce al aislamiento de las “bolas” con en- 141 voltura de cascarén, que son relativamente duras y que se encuen- tran metidas entre !as zonas de material mullido de recia meteori- zacidn. 8. MANTOS DE MATERIAL PIROCLASTICO Les mantos compuestos de material piroclastico se forman como resultado de las erupciones explosivas, es decir, expulsiones de bombas vole4nicas, escorias, pedazos de piedra pdémez, lapillis, arena volednica y cenizas de diferente dimensién, asi come de fragmentos de las rocas mas antiguas que componian las paredes y el tapdn del canal volednico y que fueron arrancados juntamente con los vapores calientes de agua y gases volcdnicos. Estas ex- pulsiones son mas caracteristicas para las erupciones terrestres que para las submarinas, ya que la carga de la capa de agua im- pide Ja difusién amplia del material piroclastico, y si las erupciones tienen lugar a profundidades superiores de 2 km, cuando la pre- sidn de ia columna de agua supera la presién critica del vapor de agua, incluso es imposible la extraccién del piroclastico con los vapores de agua. La nube de gases volcanicos y particulas arrastradas por éstos de material piroclastico, que se encuentran bajo gran presién, al ser expulsada del volcan se eleva a una altura de varios kilé- metros, y en algunos casos incluso de varias decenas de kilémetros, al mismo tiempo que acrecienta ininterrumpidamente y se desplaza frecuentemente por el viento hacia un Jado. Es por esto que !a pre- cipitacién de los productos piroclasticos sobre la superficie te- trestre puede tener lugar en una Area grande y, frecuentemente, a una distancia considerable del centro de erupcién. Este proceso se controla por el mecanismo de diferenciacién gravitacional: ante todo, en las inmediaciones del volcan se precipitan las fracciones inds voluminosas y pesadas, las bombas volcanicas (que a veces alcanzan a tener diametro superior de | m), los bloques de las ro- cas mas antiguas arrancados por la explosién; mas tarde se preci- pitan y pueden ser llevados mas lejos aun los’ trozitos menu- dos y ligeros de vidrio volednico, que gracias a sus particularida- des morfolégicas poseen altas propiedades “veleras", y dan un material de cenizas muy fino que a veces forma acumulaciones considerables distantes en centenares e incluso mds de un mil de kilémetros del lugar de expulsién. Los pedazitos de piedra pémez, @ consecuencia de su bajo peso volumétrico (frecuentemente infe- rior a la unidad), también pueden transportarse por el aire a distancias bastantes grandes (de muchas decehas o centenas de kilémetros) y, manteniéndose en la superficie del agua en forma de peculiares islas flotantes, se evan lejos por las corrientes. Asi pues, como resultado del paroxismo singular de la erupcién explosiva, se forma un manto de material piroclastico cuya poten- cia y dimensiones del material disminuyen regularmente a medida de que se alejan del centro de erupcién, y la dimensién del mate- 142 rial frecuentemente también disminuye hacia arriba en el corte del manto (textura de gradacién). Sin embargo, en el manto singular de material piroclastico habitualmente no existe una estratificacién interior precisa. En caso de reiteradas erupciones explosivas, cuan- do los piroclasticos se depositan en condiciones tranquilas como, por ejemplo, en las depresiones del relieve terrestre o en el fondo de un lago o del mar, se acumulan pilas de material piroclastico de estratificacién ritmica cuyo espesor puede alcanzar decenas y centenas de metros. Al precipitarse sobre un relieve desigual, el material piroclastico recubre originariamente estas desigualdades con una capa de igual espesor (su nivelacién es el resultado de la redeposicidn ulterior). El material piroclastico mullido, que particularmente esta com- puesto de fragmentos de vidrio volcanica encorvados y falciformes (cenizas), pedazitos de piedra pémez, escorias, bombas volcanicas retorcidas, debido a que la superficie de estos fragmentos es de ex- tremada irregularidad, mellada y “desgarrada”, posee una elevada iuerza cohesiva y puede mantenerse, sin desprenderse, incluso en Jas laderas muy abruptas del relieve sepuliado (de hasta varias decenas de grados). Los declives primarios abruptos de las capas de pilas de cenizas y de piedra pémez se pueden confundir facil- mente con los resultados de jas deformaciones tecténicas. Ei proceso de acumulacién del piroclastico se complica por los fendmenos del transporte y redeposicién del material primario. Dicha redeposici6n a veces comienza prdcticamente al mismo tiempo que ta erupcién y transcurre bajo el influjo de diversos factores. A estos se refieren: el desplazamiento del material detri- tico en las laderas de las elevaciones durante los procesos de derrumbamiento y desmoronamientos, del traslado por las riadas de barro y de piedras, seles (0 siles) volcdnicos, durante la erup- cidn (“lajares” calientes o fries), traslado y de la redeposicién del piroclastico por los torrentes de aguas constantes o temporales, desplazamiento durante los destizamientos, deflacién por el viento y otros. Como resultado de la accién de estos procesos la estructura de las pilas de material piroclastico, particularmente el depositado en condiciones terrestres, resulta ser muy compleja: frecuentemente existen en ellas derrubios internos de formaci6n, estructuras de re- vestimiento, de adosamiento e intersertal, en las masas y horizon- tes de cenizas pémez frecuentemente se observa una estratificacién oblicua de tipo célico, etc. Al sameterse a relavamiento y redepo- sitacion, las particulas del material piroclastico se someten a tra- tamiento mecanico y parcialmente se mezclan con e] material de origen no volcdnico, y las rocas que se jorman como resultado de esto tanto por su composicién, como por el procedimiento de depo- sitacién, ya representan en reaildad acopios no piroclasticos, sino tobdceo-sedimentarios. En las regiones volednicas observamos muy frecuentemente mantos que no son puramente piroclasticos o lavicos, sino que son 143, masas compuestas de mantos y coladas ldvicas y paquetes, capas 0 lentes de material pireclastico que se alternan reiteradamente, Se- mejantes pilas reflejan las repetidas alternaciones de los tipos de erupciones: efusivas y explosivas. C. MANTOS Y COLADAS DE LAVAS TOBACEO-IGNIMBRITICAS Los mantos de ignimbritas y tobas soldadas, segiin su estruc- tura, procedimiento de transporte def material volcanico y condi- ciones en que yacen, son muy peculiares. Estos surgen principal- mente durante las erupciones terrestres de magma acido o de aci- dez moderada y de alcalinidad normal (de liparita, de dacita) o de alcalinidad elevada (de traquiliparitas, de traquidacitas, a veces, de traquitas), rica en componentes volatiles. Las ignimbritas se forman de las nubes pesadas, aludes o riadas de mezcla gaseopiro- clastica caliente, de la llamada emulsién, Esta se compone de go- tas o coagulos y de fragmentos todavia plasticos de lava saturada de componentes volatiles, que se encuentran “suspensos” en la “nube” densa y caliente de vapores de agua y gases, cuya cantidad se recupera continuamente a costa del desprendimiento desde las particulas incandescentes de lava. Esta mezcla se arranca (sopla) del canal volcdnico a gran presion, igtial que de una tobera, y se propaga impetuosamente en forma de nube que se extiende a poca altura o de alud. Aprovechando para su movimiento las depresio- nes del terreno, barrancos, valles, el alud se precipita en forma de riada lineal 0, en caso de que el volumen de 1a emulsién sea muy grange y el relieve suficientemente Ilano, se esparce en diferentes irecciones recubriendo en forma de capa un amplio territorio. Las tobas soldadas') (o ignieslumitas) son formaciones afines a las ignimbritas y estan constituidas por lava espumosa (espuma volcdnica), que es muy ligera, de elevada movilidad, se eticuentra extraordinariamente saturada de componentes volatiles y su com- posicién es acida (de liparitas, dacitas). Si en los aludes de ignim- britas las particulas liquidas y sdlidas igneas de lava estén sus- pensas en la mezcla densa y caliente de gases y vapor que las envuelve, en tas riadas de tobas soldadas, por el contrario, las bur- bujas expahsivas de vapores y gases, aunque por su volumen pre- dominan sobre la fase liquida varias veces, todayja estan separa- das por membranas finas de lava Ifquida. Cuando estas tltimas revientan y se convierten en fragmentos de iava en la nube ga- seosa, la riada de espuma volc4nica se convierte en un alud ignimbritico. De tal manera, las tobas soldadas, genéticamente, estan estrechamente ligadas con las tenimby tas y durante las erupciones pueden convertirse en estas iiltimas tanto hacia arriba como en direccién lateral, hacia los lados donde disminuye la 1 Algunos investigadores utilizan los términos “ignimbrita” y “toba sol- dada" como sinénimos 144 presién exterior. A medida de que se desprende la fase gaseoSa ¥ disminuye la presién en el alud o en la riada durante su expansion por la superficie terrestre, la riada ignimbritica pierde su movili- dad e inlerrumpe su movimiento ulterior, y las particulas plasticas y duras incandescentes se sedimentan bajo la carga del material suprayacente, se aplastan y, estando atin muy calientes, se pegan o se sinterizan en uno u otro grade y se enfrian paulatinamente. Como resultado de la pérdida de los componentes volatiles, los mantos de toba soldada, formados de espuma lavica, también se sedimentan y comprimen. Las rocas volednicas que surgen como resultado de estos procesos adquieren textura bandeada, con 1a presencia tipica de lentes de lava vitrea que se encuentran aplasta- das, tienen forma de pegotones y lentejones en Ia seccién transver- sal, y son isométricas en el plano, Las dreas cubiertas de coladas o mantos ignimbriticos (de pro- ductos de una o varias erupciones inmediatas y que tuvieron lugar desde uno o desde una serie de centros), pueden alcanzar en algu- nos casos miles, e incluso decenas de miles de kilémetros cuadra- dos. De tal manera, éstas forman extensas mesetas volcdnicas, que a veces por sus dimensiones son conmensurables con las mesetas mas importantes compuestas por lavas basalticas. Los espesores de los mantos o coladas ignimbriticos o de toba soldada ignimbritica, que son el producto de una erupcién nica, oscilan desde varios metros (mas frecuentemente desde las prime- ras decenas) hasta varios centenares de metros, y en algunos casos incluso hasta 1-2,5 km (en las depresiones volcano-tecténicas). Segun sus condiciones de yacimiento dichas formaciones repre- sentan algo promedio entre los mantos de lava y de toba. En caso de erupcién sobre una superficie accidentada éstas, en primer lu- gar, rellenan Jos valles sobre los cuales su espesor es maximo, ero, en forma de pelicula de mayor o menor espesor, pueden tam- ién recubrir inicialmente las extensiones de las lineas divisorias de agua. Con esto, su superficie superior generalmente repite en forma atenuante las desigualdades del relieve enterrado y sola- mente cuando el espesor de la masa de lava ignimbrito-tobacea es muy grande, su techo adquiere la posicién horizontal primaria. Todo ello est4 ligado a las particularidades especificas del despla- zamiento de lavas, de cenizas y de riadas de tobas soldadas ignim- briticas. Las lavas fluyen como los liquidos viscosos y tienden a adquirir una superficie que se aproxime a la horizontal; la ceniza y otro material piroclastico se precipita del aire y, en capa regular, se “sienta” en todos los elementos del relieve sobre los que puede mantenerse, mientras que las riadas de tobas soldadas ignimbriti- cas se derraman en forma de espuma o de nube densa que se ex- tiende por la tierra y cuya superficie es mas 0 menos lisa, y si el relieve del substrato es muy irregular su espesor inicial es muy diversa. Las mencionadas diferencias de el espesar sobre los distintos elementos del relieve, como es natural, se conservan des- 10—2215 145 pués de la precipitacién, de la compactacién y de la sinterizacion del material, Bajo la accién de los factores ‘de la denudacion el manto ignimbrito-tobaceo, que en los salientes def relieve es de poca potencia, esté mas mullido y, por lo tanto, menos sinterizado, se destruye rapidamente. La salida del material magmatico que origina [as erupciones de tobas soldadas ignimbriticas, tiene lugar a través de un canal grande o de una multitud de canales pequefios desde los focos magmaticos poco profundos (peritérices) que se sitian a la pro- fundidad de los primeros kilometros. Puesto que durante las in- gentes ¢rupciones de tobas soldadas ignimbriticas, dichos focos quedan vacios, estas erupciones frecuentemente van acompajiadas de hundimientos volcano-tecténicos mds o menos considerables (vean a continuacién). Aparatos valednicos La estructura de los aparatos volcdnicos que surgen en lugar de tos centros de erupcién y en las inmediaciones de éstos, igual que la de sus canales de salida del magma, se caracteriza por su diversidad. Esto depende de una serie de factores: de la posicién tecténica del centro volcdnico y de Ja estructura de su substrato, del cardcter de las erupciones, de sy intensidad, duracidn, condicio- nes fisico-geograficas en las que transeurre el proceso voleanico (ambiente terrestre o submarino, relieve, clima, etc.). Segtin Ia estructura y disposicién mitua de los conductos de salida del magma, se distinguen los tipos de ¢rupciones: central, fisural y de area (fig. 82). Estas nociones son algo convencionales puesto que, ante todo, los tipos mencionados estan ligados entre sf por las transiciones graduales y, ademas, los conceptos de volea- nismo centraf, fisural y de d4rea pueden utilizarse para con fenéme- nos de diferente escala. : Durante el volcanismo de tipo central (lig. 82,a) el conducto de salida de] magma tiene forma de chimenea. Como regla, éste coin- cide con ef “nudo” de interseccién de las grietas abruptas o verti+ cales, o disyuntciones. Los aparatos voleénicos que se forman du- rante este tipo de erupciones, volcanes de tipo cenfrai, tienen en el plano una forma mas o menos redonda. Durante las erupciones de ¢ipo fisural (fig. 82,6) el papel de conducto de salida del magma lo cumple una grieta abrupta, pro- funda y de relativa extension en estado de apertura, o una disyun- cién abrupta, por la cual durante Ja erupcién generalmente no tie- nen lugar desplazamientos relativos considerables. La masa mag: miatica fundida alcanza la superficie a lo largo de toda la grieta o de un trecho considerable de ésta o las erupeiones se localizan en uno o varios tramos limitados de la grieta y, en particular, en aquellos puntos donde ésta se interseca 0 empluma con las grietas menos importantes de otra direccién. En este Gltimo caso, al exa- 146 SEB 8 Litters 5 ar LEE Waa coe 3} il BONG Fig. 82. Coincidencia estructural de los aparatos volcdnicos de tipo central (a), jisural (6) y de area (c): a—estratovelcda poligénico Elbrés (Gran Céucasoh: 1—soladas ldvicaa det holoceno, 2—cono valcénica hofocena de? Elbrus, 9—formaciones voleanogénicas del plelstocena y del pleistoceno superior, 4—cone yolcdnico plelstoteno del Elbris, §—centras voles Rices monogéatess del pleistoceno, s—depdsitos del jurdateo, 7—depéstios del paleozs (co medlo y superior; £—pilas metamériteas del paleozolcs Inlarlor, pr eroz0lco anitol- des paleozoleos, 9—Fallas profundas en superifcle y enterrada =— et avicns del Roloceno y conos escortéceos de | eta voledalca de Guegdm {osucase Menor): 18 andesiticas de! holoceno, 2—conos escorlaceos y excoriaceoldvicos, 3—fallas e8 custernarias ¥ grietas, ¢=depositos aluviales cuaternarlos, 5~—pillas volcano» 8 del pleistoceno y del piloceno, 6—basamento preplioceno; ¢—tipo de erupeion a (esquemt —=manto ldvico. 2—centros monogénicos de erupclén, 3—grietas y inilas profundas conductoras del magma minar Ja cuestién en una escala mas detallada, hacemos constar la existencia de varios volcanes de tipo central cuya disposicién, no obstante, se controla por la tinica grieta principal conductora del magma (por la disyuncidn). En el transcurse prolongado del pro- ceso volcanico a lo largo de ja grieta pueden aparecer centros acti- vos “errantes” de erupcién, Se denominan tipo de drea del voleanismo (fig. 82,¢) a las erupciones en masa a través de una gran multitud de grietas rela- tivamente pequefias (o “nudos” de su interseccién) dispersas en los limites de una amplia region, y a medida de que se desarrolla el proceso volcanico, algunos de los pequefios canales de salida del magma van desapareciendo, es decir, se “cicatrizan”, mientras que otras grietas toman sobre si el papel de canales activos y, de este modo, tiene lugar la “erracién” de los centros de erupciones no ya a lo largo de una linea, sino en un drea considerable. No es dificil ver que uno u otro caracter de la actividad volcd- nica (central, fisural o de area) en alto grado queda determinado por las particularidades de la estructura tecténica del substrato de dicha regién volednica. En dependencia de ja duracién o, por el contrario, poca dura- cién, de las erupciones que provienen de uno u otro centro, se distinguen los volcanes monogénicos y poligénicos. Los aparatos tolcdnicos monogénicos se caracterizan por erupcionar una sola vez, después de lo cual cesa su actividad. Los volcanes poligénicos se destacan por su prolongada actividad, multiples erupciones que transcurren durante miles y, a veces, millones de afios. Asi, por ejemplo, la actividad del voleén mas importante del Gran CAucaso, el Elbris transcurridé desde el plioceno superior hasta el tiempo histérico, es decir, por lo menos en el transcurso de 3 millones de afios. Como regla, durante los tipos de erupciones de drea y fi- sural, se forman centros volcdnicos monogénicos, mientras que la miayoria de los volcanes poligénicos son el resultado de las erup- ciones de tipo central, que favorecen el funcionamiento prolongado de un canal grande conductor de magma de localizacién estable en el espicio. . La estructura y forma exterior de los voleanes poligénicos y en particular, de los terrestres, depende en mucho de la duracién de los intervalos entre las erupciones, ya que durante los periodos de calma en su actividad e] volcan se somete a la accidn de los pro- cesos de denudacién (escurrimiento pluvial, erosién, exaracién gla- ciar, abrasion, etc.) y acumulacién, que pueden fuertemente, y a veces hasta por completo, modificar la forma primaria de la cons- truccién voleanica y convertirla en ruinas. Por esto los productos de la fase posterior de actividad volcdnica pueden yacer sobre una superficie profundamente erosionada por la denudacidn o, por el contrario, sobre una superficie aplanada por la denudacién y por la acumulacién. Asi, por ejemplo, las riadas lavicas de generacién tardia pueden rellenar las arroyadas profundas (barrancos), los 148 desfiladeros o valles en U, formados durante el periodo de calma volcénica en las pilas de lavas o tobas de generacién mas tem- prana, ete, Puesto que los volcanes poligénicos se forman como resultado de la reiterada alternacién de los procesos volcanicos y no volea- nicos (de denudacién, de acumulacién, tecténicos), su estructura y relieve frecuentemente se distinguen por ser de complejidad muy rande, = Las dimensiones de los volcanes, que reflejan la intensidad de las erupciones, en la mayoria de los casos estan directamente li- gadas ala duracién y estabilidad de funcionamiento del conducto je salida y del foco magmético que lo alimenta. Es por esto por lo que, como regla, los volcanes poligénicos de tipo central son los mas grandes, mientras que los volcanes pequefios, generalmente, son monogénicos. Estos Se forman en caso del tipo de volcanismo fisural o de drea, sin coherencia alguna con los grandes volcanes poligénicos, o como resultado de las erupeiones laterales o de las Namadas erupeiones excéntricas, es decir, de la irrupcién episddica del magma a la superficie por la periferia de un volcan grande po- ligénico. El surgimiento de pequefios centros monogénicos de erup- ciones (crateres “pardsitos”) en las laderas o en la falda de un volcan poligénico grande se explica por el hecho de que, a medida de que éste crece durante Jas erupciones, para elevar el material magmatico a través del conducto de salida central (chimenea) hasta la cima del volcan es menester efectuar cada vez mayor tra- bajo, y el magma “busca” vias para fluir mas fdcilmente a la su- perficie en alturas menores. Asi, por ejemplo, toda la actividad volcanica moderna del enorme (3230 m de altura) estratovolcan poligénico Etna en Sicilia se realiza a través de mas de 200 conos parasitos y otros centros de erupciones laterales. Como regla, los centros parasitos suelen ser muy efimeros, y los pequefios conduc- tos de salida que los alimentan y que se ramifican de la chimenea principal dei volcan, se cicatrizan rapidamente después de la con- secutiva erupcién. La disposicién de los conductos laterales y de los centros parasitos generalmente se controla por una red de grie- tas radiales y, en parte, concéntricas, respecto al conducto central de salida. La forma y la estructura interna del voledn dependen en alto grado de la composicién quimica del magma expelido (que deter- mina la correlacién existente entre el material piroclastico y de lava), de la viscosidad de la lava vertida, cardcter del proceso de ee, papel de los fendmenos explosivos, extrusiones, etc. fig. fi { Surante las erupciones de magma basico de basalto general- mente tiene lugar el derramamiento de lavas m4s liquidas, a las que se supeditan arrojamientos muy insignificantes de piroclasti- cos (bombas, lapilli, cenizas). El coeficiente de explosién no supera el 65-10%, y por esto a los volcanes que se originan se los puede 149 venominar Idvicos. Por lo comiin éstos tienen laderas de pendiente suave (5-10°), compuestas casi integramente por coladas de yaci- miento radial, sobrepuestas en concordancia o con alguna erosion (fig. 83, a). Los voleanes lavicos de tipo central tienen forma de grandes escudos de pendiente suave (volcanes escutiformes) cuyo diametro puede alcangzar muchas decenas de kilémetros y su altura, varios kilémetros. E] importantisimo volcan escutiforme de Mauna Loo, que conjuntamente con varios volcanes escutiformes pequefios fusionados con éste en sus faldas forman las islas Hawali, tiene Fig, 83, Cortes de un voledn escutiforme (a) y de un estratovelcdn (6): 1—tovas; J—centros pardsitos de erupcién; $—cipula extrusiva; /—capas de material pirselastica un diametro de 400 km en Ia falda, su volumen es de cente- nares de miles de metros cibicos y se eleva sobre el fondo del océano Pacifico en 10 km, Los yoleanes escutiformes coronan en vasos de crater caliciforme de poca profundidad, de 1-5 km de diametro, de paredes muy abruptas o casi verticales y de fondo plano, relleno de lava igneo-liquida que brota (lago lavico) o esta solidificada. Antes de la nueva erupcién esta tiltima se funde, eleva su nivel y tranquilamente rebosa los bordes del crater y se extiende en los lugares mas bajos (elevando de esta manera su superficie). . Otro tipo de volcanes lavicos son los volcanes fisurales, obser- vados en Islandia. Estos representan colinas de suave pendiente que tienen forma de caballones, blindadas por coladas l4vicas que se extienden hacia ambos lados de Ja grieta central, en la que se han “plantado” pequefios, pero numerosos conos de escorias y 1a- vicos con anfractuosidades de créteres que frecuentemente se han fundido entre si. Las efusiones de lava y los arrojamientos de piro- 150 clastico, supeditados a éstas, tienen lugar tanto desde los conos como directamente de la grieta. A medida de que se eleva la acidez de la masa magmiatica fun- dida, crece también el papel de los arrojamientos de material piro- clastico durante las erupciones y, al mismo tiempo, aumenta la viseosidad de las lavas vertidas. Debido a ésto varia el cardcter de la erupcién, la forma externa y Ja estructura interna del volcan. En general, los voleanes en cuya estructura participan en cantida- des conmensurables las lavas y los productos piroclasticos, se de- nominan volcanes mixtos o estratovolcanes }. Antes del comienzo de la erupcidn en la parte superior de! con- ducto volcdnico de salida taponado se acumula la porcién de masa fundida magmatica mas diferenciada, rica en componentes volati- Jes. Al disminuir un poco la presién, en el conducto de salida tiene lugar una impetuosa segregacién de los componentes volatiles, hierve la parte superior de la masa fundida; bajo 1a presién de los vapores volednicos y gases, se rompe el tapén duro de rocas volea- nicas mas antiguas que habia taponado la chimenea, y sus frag- mentos, junto con gran cantidad de material piroclastico fresco en estado plastico (bombas, lapillis, escorias, piedra pémez, cenizas) y nubes de vapores y gases, se arrojan al aire desde el crater a gran altura. Los fragmentos mas pesados y macizos caen en las ins mediaciones del centro de erupcién, mientras que los mds Jigeros y fines se dispersan mas lejos. Como resultado, alrededor del centro de erupcién se forma un terraplén anular o cono, con hun- dimiento de crater, compuesto de material piroclastico. La pen- diente de las laderas alcanza 20-30°. En lo sucesivo comienza la efusién de lavas (por ejemplo, an- desito-basalticas, de andesita, andesito-daciticas) que, a fuerza de tener mayor viscosidad, forman en las laderas del volcan coladas mds potentes, pero mas cortas, que las lavas basicas. De tal manera, todo paroxismo de erupcién, como regla, se compone de dos fases: la mas temprana que es la explosiva, y la mds tardia, que es la efusiva. Al Final de algunos paroxismos, a través de la chimenea principal del volcan o de las grietas en sus laderas, puede exprimirse a la superficie lava de particular visco- sidad 0, incluso, lava cuya superficie esta solidificada y que origina cuerpos extrusivos de una u otra forma y dimensiones (vean a continuacién). Durante las reiteradas erupciones de los volcanes poligénicos tiene lugar una alternacién reiterada de las fases explosivas y efusivas (y, también frecuentemente, extrusivas), y, como resul- tado, se crea el estraiovoledn, una construccién cénica grande con ') El altimo término no es lo suficientemente exacto, ya que los volcanes lavicos escutiformes también se componen de capas (esiratos), pero éste se ha arralgado bien en la literatura para designer los volcanes lavo-piroclasticos estratificados, ISL laderas mas abruptas (hasta 20-30°) que las de los volcanes escuti- formes, compuesta de capas de piroclasticos que yacen en pericti- nal y son de frecuente interestratificacién, y cuya potencia merma raépidamente hacia la periferia del voledn, y de coladas lavicas cada una de las cuales cubre generalmente sélo una parte de sus lade- ras (fig. 83, 6). La estructura del estratovolcdn puede quedar com- plicada por los cuerpos extrusivos que Jo atraviesan a diferentes niveles, por los filones radiales, anulares (verticales) y cénicos (diques), que son de buzamiento hacia el centro del volcan, por los Mamados filones de manta (sills), que se componen de lavas y que son paralelos a las laderas del volean, y por los pequefios conos parasitos y crdteres en las laderas y en Ja falda. Durante las erup- ciones del magma mas Acido, rico en componentes volatiles (de dacita, de liparita), el papel de las efusiones lavicas se reduce atin mas y puede desaparecer. En estos casos la erup- cién, fundamentalmente, se reduce a potentes explosiones verticales u ‘orientadas, con arrojamiento de una enorme cantidad de vapor, de gases y_ de piroclasticos. Durante las erup- ciones explosivas de singular fuerza . . . puede ser destruida una parte con- Fig, 84. Tipos de macizos extrus siderable de la vieja construccién astaegule % cM b—cipuis; Volednica. El material voleénico pue- €—cipule compleja de estar representado, por piedra pémez, ceniza, asi como también: por jos aludes gaso-pirocl4sticos calientes, anteriormente descritos, que originan coladas y mantos de ignimbritas. Con frecuencia, inmediatamente después de las erupciones ex- plosivas, comienza la fase extrusiva, el estrujamiento de lava muy viscosa, cuya superficie frecuentemente esta solidificada. Las cuer- pos extrusivos que se forman en este caso, en dependencia de la figura del conducto a través del cual transcurrié el estrujamiento de la lava, pueden tener diversa configuracién, que los asemeja a obeliscos, bulbos, bévedas, filo del hacha, y otras (fig. 84). Los obeliscos (fig. 84,a) pueden sobresalir del cuerpo del voledn a la altura de decenas e incluso primeras centenas de metros {en el vol- edn Mont Pelée en la isla de Martinica la altura del obelisco lavico en el afio 1902 alcanzaba 300-350 m), pero se destruyen rapida- mente como resultado del agrietamiento y desprendimiento de la corteza exterior del cuerpo extrusivo, que va enfriandose. Los cuerpos extrusivos grandes y anchos de forma cupuliforme fig. 84,6) son mas estables frenfe a Ja accién de los agentes lestructores y pueden existir miles e incluso millones de afios, Ta- les son, por ejempto, los macizos extrusivos de composicién daci- tica en la regién de Najicheyan en la Transcaucasia, que se for- 152 maron a mediados del Neégeno (hace aproximadamente 10 millo- nes de afios} y que morioldgicamente, hasta Ja actualidad, se con- servan en forma de montaiias cupulifermes de muchos centenarcs de metros de altura y de didmetro que supera | km, En caso de que la viscosidad sea algo menor, las lavas que componen las la- deras de la boveda volcanica pueden convertirse en potentes cola- das de muy poca longitud. Por su forma exterior, que se aproxima a la cénica, muchos cuerpos extrusivos recuerdan los estratovoleanes, pero se diferen- cian de éstos por carecer del hundimiento del crater y por el cardc- ter inverso de la estructura interna: en lugar del yacimiento peri- clinal de las capas de lavas y piroclasticos, que gradualmente se aplanan hacia. la periferia, en el corte transversal de ta béveda extrusiva generalmente se observa un “abanico™ que se abre hacia arriba y que est4 compuesto de una serie de bandas o placas de lavas viscosas fluidales, y cuya inclinacién aumenta desde Ja peri- feria de la béveda, donde son de suave pendiente, hacia el eje, donde adquieren posicién casi vertical, En el corte de la béveaa generalmente no hay material piroclastico, pero las placas de lava, que avanzan a diversa velocidad, frecuentemente se dividen por las iniercalaciones de brechas volcanicas, que se forman como resul- tado de la trituracién del material viscoso casi solidificado en el limite de las placas. Existen bévedas complejas (fig. 84, c), que se formaron como resultado de varios petiodos sucesivos de erupcio- nes. Hasta el momento examinamos principalmente las particulari- dades de la estructura y de la formacidn de los volcanes poligéni- cos de diferente composicién petrografica. Pasaremos a caracterizar ahora los tipos principales de aparatos volcénicos monogénicos fig. 85). ‘ Storiolégicamente, los aparatos lavicos monogénicos de yolca- nes de tipo central se manifiestan en forma de hinchazones lavicas cupuliformes, desde las que se alejan una o varias coladas de lava basica. Si la efusidn tuvo lugar en una superficie inclinada como, por ejemplo, durante la erupcién de un centro parasito en la la- dera de un volcan poligénico, puede no existir la hinchazén, y en- tonces la colada lavica comienza directamente desde el punto de elusién (fig. 85, a). Sin embargo, frecuentemente en ambos casos, sobre el lugar de la irrupeién se dispone un pequefio cono de esco- ria, o de escoria y lava. Durante la erupcion de caracter fisural sobre la grieta conductora del magma puede formarse un cordon lavico de suave pendiente, que frecuentemente esta coronado por una cadenita de conos de escoria, Los conos de escoria (y de esco- ria y lava) representan en si canstrucciones volednicas de amplia difusién que surgen durante las erupciones monogénicas de magma basico neutro (basaltico, andesito-basdltico, de andesita, tra- quibas4ltico). Su forma es de conos truncados, generalmente con hundimientos de crateres de forma de platillo o de vaso (fig. 85, ) 153 en el centro o en la ladera del cono. El declive de las Iaderas es de 20-35%, su altura varia desde Jas primeras decenas hasta varios centenares de metros. Puesto que las precipitaciones atmosféricas No escurren por las laderas, sino que casi totalmente penetran en el interior del cuerpo poroso del cono, 1a superficie de éstas es re- lativamente regular, sin grandes barrancos. Generalmente, los co- nos resultan estar compuestos de acumulaciones de bombas vole4- nicas negras o rojas de confusa estratificacién, de fusién débil y Fig. 85. Tipos de la estructura de las volcanes monogénicos: 4—voledn livico monogénica: b= econo escorideeo; e—embuda explosive (maar) ‘asi mullidas, fragmentos de escoria volcdnica, lapillis en estado viscoso-plastico 0 liquide arrojados del centro volednico monogé- nico, y también de ceniza. La clasificacién del material segin su basteza es sumamente imperfecta. Las capas de material piroclas- tico yacen paralelamente a las laderas del cono, es decir, de ma- nera bastante abrupta, pero en el cordén anular dispuesto en las inmediaciones del crater éstas se aplanan, y pueden incluso ad- quirir suave pendiente en el interior del crater. A veces, entre las capas de piroclastico se encuentran lentes de poco espesor clipu- las en miniatura de lava de una misma composicién, que ha sido exprimida a través de la chimenea principal y de las grietas en las paredes de! cono, Decenas y cenienas de conos similares, que fre- cuentemente se fusionan entre si, cubren las laderas o faldas de muchos volcanes poligénicos importantes (Etna, Kilimanjaro, Klu- 4a chevskaya y otros) y los vastos campos de volcanismo de area (la meseta volednica de Guegam en Armenia). Morfolégicamente, los conos de toba y de pumita-cenizas se aproximan a los conos de escoria, aunque los primeros estén cons- tituidos de material piroclastico algo mas fino, de estratificaciéi mas clara y, generaimente, de mayor acidez (andesitas, traquitas, dacitas), con el que pueden merzclarse xenolitos de las rocas vol- canicas y no volcanicas mas antiguas del substrato, Las laderas de estos conos son algo mas suaves, y el hundimiento del crater es mas ancho, a veces mas profundo y de paredes mas abruptas que las conos de escoria, lo que, por lo visto, tiene que ver con las ex- plosiones mas potentes que tienen lugar durante la formacién de semejantes conos. Una de las manifestaciones extremas de la actividad volednica monogénica son las erupciones explosivas casi puramente gaseo- sas, que no van acompaiiadas de manifestaciones efusivas ni ex- trusivas. En estos casos, en las inmediaciones del centro eruptivo puede no tener lugar casi ninguna, o ninguna acumulacién de pi- toclasticos, ya que durante las ingentes explosiones, por el canal volcd4nico de forma de chimenea que se ensancha hacia la super- ficie, se arrojan con exiraordinaria fuerza y se dispersan lejos hacia los lados los pedazos de las rocas mas antiguas, que impiden la irrupcién de los gases y también el material piroclastico sin- genético. Como resullado de ésto se forma un embudo explosivo, 0 maar (crater lago) (fig. 85,c), profundo, ancho, de laderas abruptas y de forma de vaso, el cual a veces, pero no siempre, se encuentra rodeado de un cordén de terraplén relativamente bajo compuesto fundamentalmente de material detritico muy basto arrojado por la explosion. El diametro de los embudos puede ser desde centenares de metros hasta 1-2 km y la profundidad, hasta varios centenares de metros. El fondo habitualmente esta cubierto de fragmentos de rocas arrojadas durante la explosién y que de nuevo cayeron en el embudo, y también de rocas que se desploma- ron de sus laderas. Debajo del embudo se encuentra un conducto tubular (chime- nea) relleno de brecha de los fragmentos de rocas que componen sus paredes a diferentes profundidades, y que se encuentran cemen- tados con material tobdéceo. Frecuentemente los maar, igual que los embudos de los conos tobdceos, pueden esiar ocupados por lagos de crater, Ejemplos de embudos explosivos del holoceno, muy re- cientes y caracteristicos, se encuentran en Eifel (RFA), de donde los maar obtuvieron su nombre. Numerosos embudos explosivos algo mds viejos, pero que morfoldgicamente se han conservado bien, encuentran difusién en la region de Basotu, en Tanzania del forte. La formacién de embudos explosives y de chimeneas de explo- sién puede tener lugar durante las erupciones de magmas de la mas diversa composicion, desde Acidos hasta superalealinos, basi- 165 cos e incluso ultrabasicos, cuando es muy diverso el enriquect- miento de sus derivadas por los componentes volatiles en los. hori- zontes de la corteza terrestre proximos a la superficie, CUERPOS DE CHIMENEA Y SUBVOLCANICOS A la par de las rocas volednicas, que se forman en la super- ficie terrestre, durante el proceso volcdnico se forman también ro- cas subvolcanicas cuya formacién transcurre a pequefias profundi- dades bajo la superficie terrestre, en el cuerpo del volcdn, en su base o bajo el manto volcdnico. Puesto que la formacién de las rocas subvolcdnicas transcurre en condiciones de presiones y de temperaturas que son relativamente bajas y se aproximan a las de la superficie, de las rocas encajantes, las rocas subvolcdnicas son bastante parecidas por sus rasgos estructurales a las rocas vol- canicas, y a veces casi no se diferencian de ellas, aunque por su forma de yacimiento son en lo esencial formaciones intrusivas o afines a estas ultimas. El concepto de cuerpo subvoledaico (en el sentido lato) comprende, por un lado, los cuerpos de chimenea, que reilenan los conductos de salida de Jos volcanes y, por consiguiente, inictalmente salieron a la superficie terrestre con uno de sus ex- tremas, y los ciegos 0, propiamente dicho, cuerpos subvoicdnicos (en el sentido estricto de ta palabra), que inicialmente no alcanza- ron la superficie (fig. 86). Los cuerpos de chimenea, de acuerdo a su morfologia y estrue- tura interna, se dividen en varios tipos, Durante las erupciones centrales el conducto de salida tiene la forma tubular, y como re- sultado de su relleno, se forma un cuerpo de forma columnar, cuya seccién es redondeada, ovalada o irregular, pero préxima a la iso- étrica, el asf denominado neck (cuello) (fig. 86, a). El diametro de éste puede oscilar desde algunos metros, en los volcanitos pe- quefios monogénicos, hasta centenares de metros y primeros kild- metros en los grandes volcanes poligénicos. Hacia arriba, a me- dida que nos aproximamos a! crater, Ja chimenea se ensancha algo. Durante las erupciones fisurales y de area, en los canales de salida de forma de grieta se forman cuerpos planos semejantes a los filones, cuyas superficies, abruptas o verticales, son paralelas entre si, los diques (Sig. 86, & y c). Su potencia puede oscilar desde partes de metro hasta centenares de metros. Los diques radiales, anulares, cénicos, y otros, frecuentemente pueden también surcar el cuerpo del volcdn poligénico, uniendo su chimenea central con Jos centros pardsitos pequefios de erupcién situados en sus laderas. Los cuerpos de chimenea pueden estar compuestos de diferente material. Si los voleanes son esencialmente ldvicos los cuerpos estan formados de lavas o brechas velc4nicas, que rellenan toda la chimenea 0 componen una serie de placas o lentes, y que son pla- no-paralelas en las chimeneas de forma de diques y son concéntri- cas, insertadas una en la otra, en los necks (fig. 86, a). Frecuente- 156 mente las lavas tienen texiura fluidal estirada paralelamente a los contactos de la chimenea en la direccién del flujo de la masa fundida, es decir, aproximadamente es vertical. En el relleno de las chimeneas de los volcaties mixtos, o estratovolcanes, toman tam- bién parte las brechas tobaceas y las tobas, y en los voleanes que esencialmente son tobaceos (terraplenados), las chimeneas estén rellenas fundamentalmente de material piroclastico de una u otra Fig. 86. Estructura de las chimeneas y de los cuerpos subvolcdnicos: a—neek en el plano; se muestra la dfsposiciin concéntrica del material: 6—chimenca de forma de dique en el plano; c—chimenca de forma de digue que hacia arriba se trang forma en manto de tobas soldadas, cn su corte (liparitas del Plloceno superior, Céucaso def Norte). t—aluvién Q. 2— granites Pz, 8—brechas de lragmentos de lparitas y granttos: 4—lipatitas bandesdas V3 basteza, con inclusiones en &1 de fragmentos de rocas mas anti- guas arrancadas de las paredes del conducto de salida del magma. Las chimeneas de los embudos explosivos (bocas de explosién) se componen de brechas tobaceas con pedazos de rocas arrancadas del basamento. Las chimeneas que se forman durante las erupcio- nes de tobas soldadas ignimbriticas tienen mas frecuentemente la forma de dique y raramente cardcter de neck, y se rellenan de lavas finamente bandeadas y débilmente espumadas 0, si la dis- persién del material magmialico transcurre todavia en el foco pe- riférico cerca de la superficie o en la parte inferior del conducto, se rellenan de ignimbritas o tobas de pumita. A los cuerpos subvolcdnicos ciegos pertenecen los sills, es decir, los depésitos intrusivos entre capas, los diques que no alcanzan la 157 superficie, los troncos y plvotes pequefios, los lacolitos y otros. Estas formas de yacimiento se describen en el préximo éapitulo. En la mayoria de los casos los cuerpos subvolcanicos ciegos estén constituidos de rocas magmaticas de forma lavica, pero en algunos casos éstos pueden estar formados de material piroclastico; singu- lares“tobas intrusivas” y brechas tobdceas que a veces contienen gran cantidad de fragmentos angulares de las rocas encajantes. La génesis de semejantes cuerpos es discutible, Su origen, por lo visto, puede explicarse por las “explosiones” subterrdneas en los focos magmaticos préximos a la superficie y en los conductos de salida, durante las cuales de la masa fundida magmiatica se separa parcialmente la mezcla de wapores, gases y piroclasticos. Bajo Ja presién de los gases se abren e “hinchan” muchas grietas secantes y concordantes, en las cavidades ciegas que se formmaron se inyecta mezcla gaso-piroclastica y, a continuacién, los gases encuentran acceso a la superficie y evacuan, mientras que el material piro- clastico se entierra en dichas cavidades. ESTRUCTURAS VOLCANO-TECTONICAS Estructuras voleano-tecténicas se laman a las perturbaciones tecténicas que surgen en el cuerpo de la construccién volcanica, or particillar, como resultado de las alteraciones de la presién en el foce magmatico o conductos de salida del magma, y también bajo el influjo de la carga excesiva sobre la base del volcda (0 de la zona volcdnica), que se origina como consecuencia de la erupcién a la superficie de grandes masas de material magmatico. Las estructuras volcano-iecténicas, en su mayoria, son propias de los grandes volcanes de tipo central o de las zonas de petente vol- canismo de 4rea, y estan ligadas a las erupciones mas intensas, cuando a la superficie salen enormes volimenes de substancia magmatica y tiene lugar el vaciado parcial del -foco magmatico que alimenta al voledn o al grupo de centros volcanicos. Segiin las nociones existentes, los focos profundos de magma basico, que alimentan los volcanes, se encuentran en el manto su- perior a profundidades superiores de 50 km. Semejantes focos pro- tundos han sido establecidos, por ejemplo, durante las investiga- ciones sismicas debajo de los volcanes de las islas Hawaii y de Kamchatka (debajo del volcan de Kluchevskaya). No obstante, en los conductos de salida que unen los focos con la superficie de la tierra, pueden existir ensanchamientos —focos intermedios 0 peri- féricos. El magma que asciende de la proiundidad puede detenerse en estas camaras, sufrir diferenciacién y asimilar el material de las rocas encajantes de Ia corteza terrestre, alterande en uno u otro grado su composicién original. Los focos periféricos pueden ercontrarse a diferentes profundidades en los limites de Ja corteza terrestre; incluso a varios kilémetros por debajo de la superficie 158 terrestre (por ejemplo, a una profundidad de 5-6 km debajo del Vesubio). Ademas, para los volcanes que eruptan solamente (o fundamentalmente) material de composicién dcida, se puede ad- mitir 1a existencia de focos de fundicion independientes en la “capa de gignito-gneis” de la corteza terrestre, a una profundidad de 8-15 km. Como es natural, si las grandes masas de material magmatico que alimentan al volcan proceden del depésito magmatico que yace a poca profundidad, la descarga de éste debe conducir a la dis- minucion de ia presién en este foco, y la efusién del material mag- matico a la superficie aumentar4 ademas, la carga sobre el techo. E! resultado seré el hundimiento yolcano-tecténico del techo, es decir, de la construccién volednica juntamente con las rocas de su basamento situado sobre el foco magméatico, lo que ocasiona el “aplastamiento” y reduccién del volumen de este ultimo. A la de- presién volcano-tecténica que se origina se la denomina caldera de hundimiento o derrumbe (lig. 87), a diferencia de las calderas de explasién, que son depresoines del relieve volcanico formadas como resultado de Ja dispersion de una parte considerable del material que compone el volcan durante las erupciones catastréficas explo- sivas. Frecuentemente, sin embargo, ambos procesos se combinan durante la formacién de calderas. La profundidad del hundimiento puede alcanzar 1-2 km y mas, y el diametro de las calderas puede ser de 15-30 km. Las calderas modernas mas grandes son, por ejemplo, la del volcan Aso-san en la isla de Kiushiu (Sapén) y la caldera Ngorongoro en Tanzania del Norte. Morfolégicamente las calderas son depresiones redondcadas, ovaladas o de forma mas complicada en el plano, mas frecuente- mente limitadas por fallas normales anulares o semianulares, a menudo, escalonadas, Se encuentran calderas de forma de fosas tecténicas alargadas linealmente y también de forma de fosa tec- ténica anular en cuyo interior sobresale un pilar tecténico redon- deado en el plano (caldera interna del volcan Susva en Kenia). El fondo de la caldera puede estar dividido por fallas normales tadiales, transversales o longitudinales, en varios bloques hundi- dos en grado diferente. En algunas calderas pueden no existir fa- las normales en fos extremos o existir solamente en el basamento de fa construccién volcdnica, y en las rocas de esta altima se puede observar un pandeo suave caliciforme o uma serie de flexiones a modo de flexuras. El centro de la caldera puede coincidir con el crater del voledn o puede estar algo desplazado hacia la ladera de éste. Desde et punto de vista morfolégico, en el primero de los casos la caldera frecuentemente representa una forma cerrada del relieve en cuyo fondo, en lo sucesivo, se acumula ei material y, a menudo, se forma un lago (fig. 87,a), mientras que en el segundo caso la caldera representa una depresién abierta hacia un lado cuyo material puede ser transportado fuera de ella por las agentes de denudacién (fig. 87,6). Si el volcan reanuda su actividad des- 159 pués de formada Ja caldera, en el interior de ésta puede surgir un cone voleanico joven o varios conos (fig. 87, c). Los restos del volcan viejo destruido durante la formacién de ja caldera, que forman un cordén anular o semianular alrededor del cono interior voleénico mas joven, se denominan sommas, y aor eo Sal Pi C *] Fig. 87, Morfologia y estructura interna de las calderas: amcaldera cerrada (concéntrica) del Ngorongoro en Tanzania; su didmetro es de 20km, su drea es de 300km': b—caldera ablerta exeénirica) del Meru en Tanzania; su drea es de 40 km*; c—corte esquemdtico de una ealdera eon un yoledn foven én ou interior la cafiada circular o semicircular entre la somma y el cono interior se denomina aério. El volcan interior joven tambien puede sufrit hundimiento volcano-tecténico, y el resultado es la formacién de dos calderas de diferente edad una de las cuales se encuentra me- tida en la otra, En la zona de la corteza del subsuelo generalmente se someten a la formacién de calderas los voleanes que eruptan productos magmaticos de composicién 4cida, menos frecuentemen- temente neutra, y también superalcalinas. El hundimiento sucede con Irecuencia, y a veces incluso acompaiia, a las erupciones catas- 160 trdficas explosivas de ingente potencia, durante las cuales se arroja enorme cantidad de productos volatiles y piroclasticos y, en particular, pumitas y cenizas (por ejemplo, durante la forma- cidn de las calderas del Krakatoa y Santorin), y también de ignim- britas (caldera Aso-son en Japén). Es obvio que la forma de la caldera en el plano y sus dimensio- nes se encuentran en determinada ligazén con la forma y dimen- siones del foco periférico de poca profundidad, y 1a profundidad de su hindimiento indica la amplitud del descenso del techo y el grado de “aplastamiento” del foco al vaciarse. Al formarse calderas de diametro relativamente pequefio (algunos kildmetros) la parte su- perior de Ja construccién volcdnica puede desmoronarse, pero no como resultado del hundimiento del techo sobre el foco periférico, sino como consecuencia del hundimiento de las paredes del crater después del descenso del nivel de la columna magmatica en la chimenea del volcan. Aqui, de hecho, nos encontramos con forima- ciones intermedias entre las calderas y los crateres normales. Depresiones que substancialmente’ son de otro tipo voleano- tecténico surgen durante Ja descarga del amplio foco profundo de magma basico que yace a la profundidad de decenas de kildmetros. En estos casos la profundidad del hundimiento resulta algo menor, pero el didmetro de la zona de hundimiento es considerablemente mayor que el de las calderas descritas anteriormente (muchas de- cenas y centenas de kilémetros), y frecuentemente supera el dia- metro de la construccién volcanica surgida como resultado de la actividad del foco profundo, Sin embargo, puesto que la construc- cién volednica que ocupa la parte central de la amplia depresién voleano-tecténica tiene una altura de varios kilémetros, su descen- so eft varios centenares de metros, e incluso en | km, casi no se percibe ni en el relieve ni en la estructura, y por esto las cavidades que morfoldgicamente estan bien manifestadas, se forman princi- palmente por la periferia del. yoluminoso volcdn poligénico, es decir, en las zonas extremas de la amplia depresién volcano-tecté- nica, y se crea la falsa impresién de que solamente se sometieron a descendimiento las zonas de las faldas del volcan (fig. 88). Semejantes depresiones volcano-tecténicas exteriores (que se pueden contraponer a las depresiones inferiores, es decir, a las calderas) son propias de muchos volcanes grandes situados tanto en tierra firme (depresiones periféricas alrededor de los volcanes del grupo de Kluchevskaya en Kamchatka, Aragaz en Armenia, Ki- limanjaro en Africa, y otros) como en los fondos de Jos mares y océanos (zonas anulares de hundimiento alrededor de los volcanes de las islas Hawaii y una serie de viejas montafias volednicas sub- marinas en el océano Pacifico, en el mar Tirreno, y otros). Las elevaciones volcano-tecténicas son estructuras de menor difusién que las depresiones. Estas representan en si protuberan- cias en la estructura del complejo volcanico de formacién anterior o en las recas no voleanicas, y surgen encima de la cdmera mag- 11—2215 161 Depresiones voleano-tecténleas eateriores 4 ne ‘ 20 -e0] Foco magmética profinsio =100! Fig. 88. Esquema de la estructura de una depresién voleano-tecténica originada por la descarga del foco magmatico profundo. La altura del volcdn y la profundidad del hundimiento estén exageradas, Las flechts Indican e] hundimlento de 1 superficle del yoledn y del muro de ( eorteza No Monte Epomeo SE niv del mar Fig. 89. Corte a través def pilar volcano-teciénico de la isla de Ischia, Italla (segin A. Rittman). Et rayado horizontal ¢s 1a base sedimentaria. Mds arriba se encuentran diferentes rocaa volcdnicas jévenes de composicién traqu!basdl Hiica y traquittca. Hstén pintados de coir negro las cupulas, los crdteres y las coladas ldvicas de traquiias, fonolitas y latitas. De color blanco se muestra el foto magmatito perlférico moderno (prdximo a Ye super. fiele}, Las cruces senalan las partes ya solldifiendas del {oce tnagmatico matica periférica de nueva formacién o que se ensancha, situada er las proximidades de la superficie, cuando ésta se rellena con subs- tancia magmatica inyectada hacia arriba. La masa magméatica fundida utiliza frecuentemenie en calidad de tales cavidades a las. superficies de discordancia existentes entre el piso estructural su- perior, no alterado o de pendiente suave, y su substrato, y por ellas penetra hacia los lados en forma de lente mds o menos hin- chada alzando las rocas del piso superior (fig. 89). En lo sucesivo, cuando la masa magmatica fundida abre paso hacia la superficie, dicho depésito ptiede vaciarse y la elevacién volcano-tecténica puede desmoronarse por completo o en parte; si el depdésito no se descarga y, habiéndose enfriado, se solidifica, la elevacién se con- servara, y el antiguo foco cercano a Ja superficie se convertird en un cuerpo intrusivo hipabisal que, por ejemplo, puede tener la forma de un lacolito (vean el siguiente capitulo). RELACION ENTRE LA DISTRIBUCION Y ACTIVIDAD DE LOS VOLCANES Y EL AMBIENTE TECTONICO La actividad volcdnica puede manifestarse en Jas mas diversas zonas tecténicas de la corteza terrestre: en las plataformas anti- guas y en Jas jdvenes, en las zonas de geosinclinales y en las oro- génicas, en las depresiones ocednicas, en los valles fallados oced- nices y continentales. No obstante. se pueden sefialar algunos rasgos generales de las condiciones tectonicas que favorecen y que, por el contrario, obstaculizan la actividad volcénica. Para que en ito superior o en la corteza se originen focos profundos de én que alimenten a los volcanes con material magmatico, es indispensable una elevacion local de la temperatura en las entra- ’ flas, es decir, un elevado flujo térmico, o una reduccidn local de la presién triaxial en las entrafias (es decir, el ambiente de cierta traccién en un tramo determinado de Ja litosfera), o bien (habi- tualmente) 1a combinacién de ambas estas condiciones. La actividad volednica es propia de las regiones cuya corteza terrestre se encuentra fraccionada por profundas disyunciones ver- ticales o abruptas: estas tltimas sirven de conductos de salida del material magmatico desde los profundos focos y determinan Ia lo- calizacién y configuracién de los centros de erupcién. Durante el periodo de erupciones dichas disyunciones juegan generalmente el papel de profundas grietas de traccidn que periddicamente se en- treabren. Sin embargo, una abertura demasiado grande de las gcietas, que esta ligada a una traccién considerable de un deter- minado tramo de la corteza terrestre, tampoco es favorable al desa- trollo del proceso volednico, Por lo visto, esto va ligado al hecho de que en semejantes regiones, debido a su alta penetrabilidad, tiene lugar una evacuaci6n “inttil” y demasiado fuerte de calor hacia la superficie de la tierra y por eso, incluso si la magnitud del flujo ur 163 térmico es elevada, en el manto o en Ja corteza no surgen focos magmaticos. Los desplazamientos diferenciales importantes por Jas disyunciones abruptas tampoco fayorecen al surgimiento o acti- vidad de los volcanes que coinciden con estas disyunciones, ya que durante dichos desplazamientos disminuye Ia penetrabilidad para la masa magmatica fundida que asciende. ¥ sf los volcanes coinci- den con semejantes disyunciones es, generalmente, en aquellos tramos en que los desplazamientos relatives de los bloques, que son sinerénicos a las erupciones, se extinguen o no existen en ab- soluto. CAPITULO 9 FORMAS DE YACIMIENTO DE LAS ROCAS MAGMATICAS INTRUSIVAS Deciamos anteriormente (vean cap. I) que para las rocas mag: miaticas intrusivas era dificil delimitar las formas primarias y se- cundarias de yacimiento, puesto que la penetracién del magma en las capas superiores de la corteza terrestre ya es de por si e! resul- tade de su movimiento y deformacién. No obstante, se pueden distinguir la formacién del cuerpo compuesto de roca magmatica y las deformaciones ulteriores de este cuerpo. El primer proceso transcurre cuando el magma se encuentra en estado liquido o, por lo menos, en estado de bastante fluidez. E] segundo proceso se ex- presa en la deformacién del cuerpo magmatico ya solidificado. A continuacién, convencionalmente, denominamos forma primaria de yacimiento de la roca magmatica a! cuerpo formado por esta . Foca como resultado del primer proceso (es decir, como resuliado de fa penetracién), y a los resultados de la deformacion ulterior de semejante cuerpo ya solidificado los denominamos forma secunda- ria de yacimiento. Comenzaremos por el estudio de las formas “primarias” de yacimiento de las rocas intrusivas. Todas las formas de yacimiento de las rocas intrusivas se de- nominan intrusiones '). Respecto a la forma de yacimiento de Jas rocas encajantes, sedimentarias o metamérficas, kas intrusiones se dividen en concordantes y discordantes (secantes). En el primero de los casos la superficie que limita al cuerpo intrusivo es para- lela a las fapas de las rocas encajantes, mientras que en el se- gundo caso el cuerpo intrusivo atraviesa a las capas de éstas. Se encuentran formas de yacimiento que son de cardcter inter- medio: parcialmente yacen en concordancia y, parcialmente, en ) Se emplea también el término “plutén”. En lo que se refiere al término “intrusién”, aunque se utiliza frecuentemente para la designacién de los cuerpos intrusivos, es preferible conservarlo para ¢l proceso de penetracién de las cocas magmaticas, 165. discordancia. Asi, por ejemplo, el limite superior de la intrusién {su techo) puede estar en concordancia, mientras que en sus par- tes mas profundas ésta puede ser secante, A Jas intrusiones concordantes pertenecen: fas fojas intru- sivas o sills, los lacolitos, los lacolitos camplejos, los facolitos. Los domos intrusivos y los diapiros magmdticos pertenecen al numero de los cuerpos en concordancia parcial. A la clase de intrusiones en discordancia o secanies pertenecen las intrusiones fisurales (incluyendo los digues), los batotitos, los tronces o pivotes. INTRUSIONES CONCORDANTES Los mantos irttrusivos o sills son cuerpos magmaticos planos que se introdujeron a lo largo de las superficies de estratificacién de las rocas sedimentarias o metamérficas. Las intrusiones de este tipo se forman a pequefias profundidades y, por ello, pertenecen a la clase de hipabisales, Durante la formacién del manto intrusivo el magma penetré entre !as capas, las separé y se derramé entre ellas. , Es asombroso sobre qué dreas tan grandes se extendieron entre las capas los mantos intrusivos conservando su espesor casi cons- ianie. Asi, por ejemplo, el manto intrusivo en el norte de Ingla- terra, que tiene un espesor que oscila entre 6 y 70 m (de 24 m por término medio), cubre una superficie de 3800 km?. En el Africa del Sur se conocen mantos intrusivos de doleritas que ocupan 18000 km?. Importantes mantos intrusivos forman los trapps de Siberia, Un derramamiento tan amplio del magma debajo de la super- ficie terrestre resulta posible gracias a la accién acufadora de los vapores y gases que lo acompafian, Estos penetran a gran presién a lo largo de la superficie divisoria entre las capas y separan a estas (illimas, dando posibilidad a que se derrame el magma a lo largo de esa misma superficie. . El espesor de algunos mantos intrusivos oscila entre e! limite de algunos centimetros y 500 m. En un mismo corte geolégico se puede observar una gran canti- dad de mantos intrusivos (fig. 90) que alternan con las rocas se- dimentarias (mantos intrusivos complejos). Es absolutamente evidente que los mantos intrusivos deben estar unidos a través de conductos con los profundos focos magmé- ticos. Pero en los afloramientos no siempre se ven estes canales, ya que frecuentemente se encuentran situados a un lado del corte visible. Para los mantos intrusivos es muy tipica la composicién basica det magma. Los basaltos, doleritas, diabasas, gabros y noritas son las recas m4s difundidas en este tipo de intrusiones. Sin embargo, se conocen mantos intrusives de rocas neutras y acidas (grani- toideas), 166 Una de las variedades de los mantos intrusivos son las intru- siones interformacionates, que no coinciden con las superficies di- visorias entre las capas en concordancia, sino con las superficies de discordancia angular entre dos masas sedimentarias. A seme- jantes intrusiones se las denomina Aarpolitos. Fig. 90. Mantos intrusivos de diabasas (de color seer) entre los depdésilos del Paleozoico inferior en tas cercanias de Praga (Checostovaquia) Otra variedad de los mantos intrusivos sen los dopolitos, que representan yacimientos intrusivos en capa con superficie de mu- chos miles de kilémetros cuadrados, y que yacen entre las rocas sedimentarias que forman una concavidad suave. Juntamente con Fig. 91. Lopolite de Bushwelds (Africa del Sur). La longitud del perfil es aproximadamente de 480 km (segiin A, Du Toit): —serle de transvaal de rocas metamérfleas can mantos Intrusivos de dlabasas; 2—=no $F Granito- aio: #~rocas metamorficas dela" serie rulberescians, seoeentea wolea de Nilansberg: €—neek volcéulco ds Shpliscops; 7—-ehlmenca kimberiitice ¥ Hohe stount-sotes Mount- MeanksBeate —Mellerithin Fig. 92. Lacolitos de las montafias La Sal (EE. UU.) (segtin Irdly): a—{scolito simple; b—sistema complejo 2 Beco itt En negro se muestran fas rocas atrusivas las rocas encajantes los mismos cuerpos intrusivos tienen forma caliciforme de suave dective (fig. 91). El espesor de tos lopolitos alcanza centenares de metros. Los facolitos son cuerpos intrusivos de forma lenticular que se introdujeren entre las capas y alzaron sobre si las capas supraya- centes dindolas forma de domo (fig. 92, a). En el plano el facolito tiene forma redonda, eliptica o irregular. El diametro de los laco- litos se mide en kilémetros o varias decenas de kildmetros. Lo mismo que los mantos intrusivos complejos, se pueden en- contrar también lacolitos complejos, compuestes de uma serie de 167 lacolitos aislados dispuestos uno encima del otro en un mismo corte (fig. 92, 6), Existen lacolitos interformacionales, que coinci- den con las superficies de discordancia angular entre Jas pilas de rocas. Para los lacolitos es tipica la composicién neutra y alcalina del magma. Las rocas mas difundidas en los lacolitos son las sienitas, las sienitas nefelinicas, las shonkinitas, las monocitas, etc., pero se encuentran también dacitas, dioritas, gabros, diabasas y rara- mente granitos. El caracter hipabisal de las intrusiones de lacolitos conduce a que muchas rocas estén representadas por las diferencias porifricas. Solamente en algunos casos ra- ros se logré observar los canales conductores de los lacolitos, que tienen forma de chimeneas o de diques. No obstante, todos los la- colitos deben estar unidos a las profundas fuentes de magma. Los facolites son pequefios ’ . cuerpos magmaticos de forma len- Pg, 00. Facelltos (er ne ro) pate ticular, bruscamente encorvados New York, EE UU. seein ‘A. Bad. ltacia arriba a hacia abajo en con- dington) cordancia con las recas encajan- tes arrugadas en pliegues. Los fa- colitos encorvados hacia arriba yacen en los ganchos de los anti- clinales y los encorvades hacia abajo, en los ganchos de los sin- clinales (fig. 93). A los facalitos se les puede considerar ser “primarios” sola- mente si la penetracién del magma tuvo lugar después de que las capas ya se encontraban arrugadas en pliegues. En caso contrario estas formas estructutales pueden representar en si el resultado de la deformacién secundaria de los mantos intrusivos, encorvados en pliegues conjuntamente con jas rocas encajantes al mismo tiempo que se estiraban y se dividian en lentejones. La composicion del magma en los facolitos es preponderante- mente bdsica, pero entre las rocas del precambrico se conocen tam- bién intrusiones graniticas de esta forma de yacimiento, INTRUSIONES DE CONCORDANCIA PARCIAL Los domos intrusivos y los diapiros magmaticos se distinguen principalmente por su dimensién y composicién. El domo intrusivo alcanza en su didmetro varios kilémetros, e incluso decenas de kilémetros. En la superficie suele verse sola- mente su techo cupuliforme, sobre el que se alzan y doblan en con- cordancia las rocas encajantes. En sus partes mas profundas, alli donde se encuentran sus raices, e] domo puede ser secante, La roca 168 habitual para los domos intrusivos son los granitos, que durante el proceso de fluencia adquieren frecuentemente textura gnéisica (al respecto vean mas adelante), Los domos intrusivos estan mas desarrollados en las pilas del precdambrico. El diapiro magmatico es wna feauetia intrusién en forma de gota invertida que esté en concordancia con las rocas encajantes en el decho y es secante en su profundidad. Si se encuentra des- MACIZOS DE CRIMEA Macizos de Partentisk So ae is tat NN FA], RY 800 750 1000 Fig. 94, Diapiros magmiticos de Crimea y Kalba (segan V. Pavlinoy): t—rocas intrusivas: trocas encalantes. Eo el Arudag. montana de Pegueno Tologo! y Ultas se conservaron parcialmente las rocas del techo del Intrusive y alli sc ve al yacimlenta en concordancla de su parte superior nuda solamente su parte superior es facil confundir al diapiro magmatico con el lacolito, ya que las capas que lo recubren se alzan de igual manera sobre él que sobre el lacolito (fig. 94). Al parecer, hasta la actualidad muchas intrusiones de este tipo errd- neamente se consideran ser lacolitos. La composicion de las rocas en los diapiros magmaticos es la misma que en los lacolitos: neutra y alcalina. INTRUSIONES SECANTES Las intrusiones fisurales representan un grupo de cuerpos in- trusivos que coinciden con las grietas de la corteza terrestre. Las grietas se forman principalmente durante la traccién de la corteza 169 terrestre. Si éstas son abiertas el magma puede rellenar sus cavi- dades. Pero debemos sefialar que el magma puede también ensan- char considerablemente las grietas por las que penetra con ayuda del mismo mecanismo que abre camino para los mantos intrusivos, es decir, con ayuda de la accién acufiadora de los vapores y gases que se desprenden del magma, o de las rocas circundantes al ca- tentarlas. Las rocas adyacentes a la grieta a su vez se comprimen y se compactan, De acuerdo a la forma de las intrusiones fisurales aisladas y disposicién mutua de los grupos de intrusiones, estas iiltimas se dividen en uma serie de variedades. A la intrusién fisural cuya forma es de cuerpo plano de poten- cia relativamente pequefia y longitud considerable y que yace ver- ticalmente o de manera bastante abrupta, se la denomina dique. La Fig 95. Sistema de diques en la flexura. Costa oriental de Groenlandia qsegin Wager). Ef haz de lineas rectas finas son los diques potencia de los diques mas finos puede medirse en centimetros. El dique mas potente que se conoce, que es el Gran dique de Rhodesia del Sur, tiene una potencia de 3 a 13 km y su longitud es de 540 km. Dos digues de diabasas en los Apalaches tienen una lon- gitud de 61 y 72 km. Un dique en India se extiende en 64 km. El espesor de eStos diltimos diques es de varias decenas de metros. Los diques forman con frecuencia grupos, sistemas o haces, Por ejemplo, alrededor de los centros voleanicos o troncos magmiaticos, que con su penetracién alzaron y estiraron las rocas suprayacentes, se observan sistemas de diques radiales. En otros casos los diques se combinant en haces paralelos. Estos tiltimos se pueden yer, por ejemplo, en las flexuras, la traccién en las cuales conduce a la for- macion de una serie de grietas paraleias (fig. 95). Son muy peculiares los sistemas de diques de forma de conos metidos uno en el otro y girados con sus ciispides tanto hacia arriba y como hacia abajo. Los diques que forman los conos cuya cuspide se encuentra girada hacia abajo se denominan diques cd- nicos, mientras que los diques que forman conos con la ctispide prada hacia arriba se denominan diques anulares (fig. 96). Tanto los diques cénicos como los anulares se originan durante Ja solidi- ficacion y reduccién del volumen del feco magmatico que se en- 4170 cuentra a cicrta profundidad. Las capas que yacen por encima de! macizo descienden y forman dos sistemas de grietas coniformes de cortadura, uno de los cuales difiere hacia abajo y el otro, hacia arriba. Los diques coinciden precisamente con estas grietas de cortadura, Se encuentran tramos excesivamente saturados de diques. En estos casos, si se tiene en cuenta que los diques penetran en las cavidades existentes, el caleulo de su potencia total eonduce a una dimensién considerable de la traceién de la corteza terrestre. Asi, por ejemplo, en la parte oriental de Islandia, en un tramo de 37 km, existen 450 diques cuyo espesor total es de 2,3 km. En otra Digues cfreutares Rocas, Kocas, encapantes encapanites Fig. 96. Diques cénicos y anulares en Escocia (esquema segin John Richy). Los diferentes signos marcan jas diversas rocas intrusivas interseccién de 53 km de Jongitud se registraron 1000 diques con espesor total aproximada a 3 km. Sin embargo, durante estos cal- culos no se tiene en cuenta la compresién de las rocas que encajan al dique, la que puede ser importante. Las intrusiones fisurales de forma menos regular, con fractu- ras, bifuraciones, y que varian bruscamente su espesor, se deno- minan filones magmdticos. Las inirusiones fisurales se encuentran frecuentemente fucra de cualquier ligazén perceptible con algunos cuerpos magmaticos mas grandes, Estos ultimos pueden encontrarse ocultos a una profun- didad considerable, Pero en otros casos se puede establecer su cohe- xién con los grandes macizos magmaticos (batolitos, pivotes, y otros}. Entonces las intrusiones fisurales resultan ser ramificacio- nes o apéfisis de las grandes intrusiones. Alli donde se pudieron observar los canales conductores a los mantos intrusivos 0 a los lacolitos y a los harpolites, asi como también a las chimeneas vol- 7

You might also like