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En la actualidad ya no resulta una paradoja subrayar la existencia de una I6- gica inherente al delirio: es conocida la tess freudiana que postula que éste constituye una tentativa de curacién. Sin embargo subsiste un hecho parad6- jico: la casi undnime conviccién de que el trabajo autoterapéutico del psic6ti- co debe ser contrarrestado, reducido, derrotado. Esta obra se opone a dicho enfoque y constituye un alegato para que se respe- te, y hasta para que se acoja el trabajo subjetivo en accién en el delirio. Antes ue fragmentar el estudio del delirio en diversas formas independientes, y en vez de privilegiar un momento en el desarrollo de aquél, este libro invita a su ‘comprension global, considerando que el tener en cuenta todas sus fases evo- Intivas es una condicién imprescindible para despejar su logic ‘Cuando el sujeto se compromete en la progresion dela escala Logica de los de- lirio, se acentia un trabajo defensivo de atenuacién de la angustia. Este ates- tigua acerca de los recursos creativos al alcance del sujeto del inconsciente. En ‘una época en que algunos sitian el porvenir del psicoanilisis en la neurobio- logia, resulta stil subrayar la incompatibilidad del trabajo del delirio con los modelos explicativos procedentes dela clinica neuroligica, Jeav-C1AvDE Matsa, psicoanalista, miembro de la fcole de la Cause fre- dienne, es profesor de pscopatologia en la univesidad de Rennes Il. CCOLECCION ANTIGONA il i y f 4 ee "4 Jean-Claude Maleval Logica del delirio Eiciones $B del Serbal “Talo original: Logigue du dire Primera ediclén 1998 967654321 © 1996 Mason (© 1998, edicién espanol Ediciones del Serbal Frances Tega 32-34 08027 Bareddona ‘Tel, 93 40808 34 Fax. 934080792 [Apartado de Correo 1386 - 08080 Barcelona Correo eletrnco: serbal@ed-serbales Pégina Internet: htpliwwred-serba.e Impreso en Espata Depésio legal B.34.580-98, Impresién yenciaderacion: Romanya Val S.A. ISBN 84-7608.2605 SUMARIO Introduccién 1. LANOCION DE DELIRIO 1. (Quées un delirio? 2. ;Cual es la estructura del delirio? Enfoque hist6rico del tema dentidad del suefio y de la locura : Logica evolutiva del delirio segdn la psiquiatria clsica 3. La contribucién de Freud al estudio del delirio El delirio como tentativa de curacién «Contentarse con palabras en el lugar de las cosas» El delirio paranoico como defensa contra la homosexualidad El mecanismo de proyeccién inherente al delirio 4. Delirio psic6tico no es delirium neurético ‘Automatisto mental y onirismo La nocién indivisa de delirio Fallo en la construccién de la realidad y el hacerse presente del objeto a Delirio y perturbaciones del lenguaje Los pasajes al acto El lamamiento a la completud del Otro La evolucién del delirio Estructura del delirium B 2B 2B 28 45 45 53 59 6 07 ea3 83 85 88 _s]uosica pat peuiaro Delirium y misticismo —-.-sensnenn oe 98 i Formas agudas del delirium 103 i Formas crénicas del delirium 105 i INTRODUCCION Il, ESCALA DE LOS DELIRIOS Y FORCLUSION : DEL NOMBRE DEL PADRE, 5, Estudio general del desarrollo del delirio 7. Elesquema cuatripartito del desarrollo del delirio 9 ‘Los delirios melancélicos 130 ‘Subrayar la existencia de una l6gica inherente al delirio en la actualidad ya freudiana que pos- 6. Deslocalizacién del goce y perplejidad angustiada (Py) 133 tula que el delirio constituye una tentativa de curacién. No obstante subsiste ‘La perplejidad inicial 133 una paradoja, de infrecuente observacién, que reside en la casi unénime Elenigma 138 ‘conviccién que aconseja que dicho trabajo autoterapéutico deba ser desen- El desencadenamiento del significante 45 marcado, reducido, estrangulado. Todo clinico sabe, claro esté, que cuando La deslocalizacién del goce 155, se quiere disipar el delirio de una manera demasiado activa, se conduc ‘Acondicionamientos de la poscion esquizofrénica 164 _ sujeto a la geticenciay € in mando eal nus oi ye a analogia con el cdncer persiste también en este domi ‘contra de“ 7. Significantizacién del goce deslocalizado [P,] im dicho enfoque, lo que se propone aqui constituye un alegato para que se res- El delirio paranoide 176 pete y se acoja el trabajo subjetivo en accién en el delitio. Elllamamiento a la regulacién del goce ... 197 La muerte del sujeto ...... 201 cia lo que constituye el principio de esta tiltima: una rmetodolégica exclu- ‘sién del sujeto. La consecuencia mas evidente de dicho ideal dominante re- 8 Identificacién del goce en el Otro [P,] stints 209 side en el postulado, en la actualidad cada vez més difundido, segin el cual, el conocimiento en este campo ya no progresaré més a partir del encuen- 9. El consentimiento regulado del goce del Otro [Ps] 29, ‘to con el paciente. En consecuencia, de alli en adelante, entre la clinica psi- El concepto psiquiatrico de parafrenia . 24 ‘qidtria y la del psicoanliss se ahondia un foso. A eta hima correspon, ‘Los delirios cicatriciales : 229 de ahora la pesada tarea de contrarrestar la‘marejadit del discurso de la" El periodo de demencia : 239 ciencia. En relaion al enfoque del dei, lo consgue cuando se revea ca- La terminacién de la autoterapia seevsseers 2A2 ‘Condusién : . 233 poniendo en evi ‘una légica inherente a las diferentes formas créni- cas del delirio, que permitan ordenar sus mutaciones clinicas. Bibliografia 263 Advertimos de entrada que la insistencia acerca de la funcién defensiva Indice onomastico 273 del delirio no tiene en modo alguno valor de manifiesto en favor del desa- Indice temitico : a7 rrollo de sus construcciones, ni en el nombre de una nueva receta de la an- | Locica pet pein tipsiquitra ni en el del surrealismo. El objeto de est estudio consiste en to- mar en sero el descubrimiento freudiano, en su enfoque del deirio, con- frontindolo con el esoro dela clinica psiquitricacisca ena actualidadaban- donado, Ahora bien el fundador del psicoandlsis en persona y muchos de sus alunos, captados por la novedad del campo que descubrian, se aleja- ron de éste por considerarlo ~segin ellos~ demasiado centrado en la mor- --fologia externa de los fenémenos. Ademés, el estancamiento de la clinica psiquidtrica a partir de los aos 30 contribuyé a acentuar un cardcter anti- «uado que no estima @ los anaistas a interesarse en €. Resulta sorpren- dente, observ6 Lacan en 1967, dirigiéndose alos psiquiatra, comprobar que desde hace unos teintaafios no haya habido en el campo dela psiquiatria «elmenor descubrimiento que concierna ala relacién con este objeto: eloco. ‘Seguimos ~subrayacon la bella herencia, constituida,interada en el siglo 1a Se han agregado alguns detalles, pero nada verdaderamente nuevo des- puts de Clérambauit.! Muy lejos de incitar ala ruptura con diche herencia, ciertamente, Lacan invita una efideidad al envoltorio formal de sintoma» ‘que conduc «a exe limite en que ésteretrotrae en efectos de creacién>? A pesar de ell, los estudios de clinica psiquitricasiguen siendo considerados como formales estries y hasta alienantes por Ia mayoria de los pscoana- lista. Recientes desrrollos de trabajo psiquitrieos,esencialmente inspira- dos por el designio de conseguir una formalizacién mecdnica de los com- portamientos ye aslamiento de rasgos que puedan servir de blanco ata o ‘ual molécula, contribuyen a acentuar dicho desinterés Por el contrari, no- sotros tratamos de mostrar aquf la fecundidad de un acercamiento entre la clinica formal y ia clinica de los efectos de creaién del sueto. ‘Se imponen dos tareas previas que conciernen al concepto de delirio ‘que estéen el centro de nuestro estudio, Por una parte, aunque la lengua y Jn cultura clinica francesa tienden a borrar la distincién entre dliio psi- tic y delirium onttico, séste un punto previo, una importante diferen- cia a precisa; por la otra, es conveniente distinguir los dlirios que se or- ginan en una falta de la cual el sujeto se considera responsable, deliios ‘mane blicos, de aquellos en los cuales el sujto siente que la iniciativa vie~ 1. Lacan Pett dscoure aux poychitress. Cnferenciaen Sainte Anne del 10 de n0- vietmbre de 1967 2 Lacan, J «De nos antéoSdente, En: Beis. Paris Seu, 1966. Pig. 66 axTRopuccion|» ne del Otro, delitios crénicos. Es en estos iltimos donde se despliega una légica de la cual podemos encontrar un anticipo de su disefio en una for- ma evolutiva particular, circunscripta con bastante aproximacién por el de- lirio crénico de evolucién sistemética de Magnan, a propésito del cual con- ‘amos con un documento clinico prvilegiado: las Memorias de un neurépata del presidente Schreber. Hacer globalmente de éste tiltimo un paranoico 0 tun esquizofrénico, para deducir luego las caractersticas de una otra de di chas patologfas,es un procedimiento reductor utilizado en demasia. Con- vertilo en un caso excepcional porque se presenta como una mezcla de ambos sindromes, expresa un enfoque esquemtico y puntual. Ademés, no se tiene en cuenta que otros diagnésticos sostenidos con justa razén, en. particular, el de psicosis alucinatoria crénica y parafrenia sistemtica, y por athadidura en ciertas fases de sus perturbaciones, el presi ante Schreber se) presenta como un cataténico, y en otras como un melancélico, Antes que fragmentar el estudio del derio en diversas formas independientes, antes ue privilegiar un momento, proponemos una consideracién global, con- siderando que tener en cuenta todas las fases de su evolucién es la condicién para poder despejar a l6gica. Si cn la morfologia de los cuadros clinicos no se sostuvieran modos de goce espectfics, alli no habria mas que anacronismo. En una époce en que la confusion entre demencia y locura vuelve a ad- uit vigor, es sit recordar que desde principios de siglo Jaspers se encon- traba en condiciones de afirmar: «si se quiere comprender el deliro, es in- dispensable emanciparse de ese prejuicio segin el cual habria una debilidad intelectual [..] Es necesario que admitamos que hay, no debilidad intelec~ tual, sino una transformaci6n particular dela funcionespsiquicas cuando una ‘vez terminados los procesos delirantes, un hombre muy reflexivo mantie- ne, incluso en los casos infrecuentes donde no se presenta ningiin sintoma :m6rbido, un delirio que todo el mundo reconoce como inmediatamente im- posible, al tiempo que él declara con convicci6n: «Es simplemente asi, «no puedo dudar», elo sé. En las verdaderas ideas delirantes, el eror reside en el contenido, pero el pensamiento formal permanece completamente in- tacto.? Nutrido por la psiquiatria dindmica alemana, Lacan hace suya esta concepcién a partir de sus primeros trabajos: en 1932 subraya su oposicién 4 «una concepcién doctrinaria de la psicosis deficits, «No se puede recha- 3. Jaspers, K Pychophatolope générale (192). Parts: Alean, 1933. Pig, 86. e|0cica pet petinia zat a priori~afiemaba~ que haya un benefcio positive dela psicossv ela pue- de producir directamente, no ahorrar, evirtualidades de ereaci6n posit ‘va»-£ Aqui, pondremos el acento en los recursos creativos del delirio; lo cual conduce a subrayar, con R, Wartel, que el psicotico, «lejos de ser identifica- ‘ble por las inepitudes, carenciasofracasos, de ahora en adelante ser sefialado por su esfuerzo inhumano, porque és inhumano, sobrehumano, de rehacer ‘completamente el mundo. Esa es la razén ~agrega- por la cual nosotros, neurdticos, hemos confiado la tarea a Dios» 5 ‘Todos saben que Freud: ‘as modernas, para aprehender el funcionamiento dela psicosisy delos de- lirios, acuerdan un privilegio epistemol6gico ala esquiofrenia,Fste vueleo se debe esencialmente al primado del modelo dea debilidad del yo, empleado 5 de buena gana para dar cuenta de las perturbaciones psicétcas. A pesar de Jn opinion de Federn a quien se debe la introduccién de esta tesis en el cam- Po del psicoandlisis,esté mas relacionada con las investigaciones de Janet, ‘consagradas a la debilidad de las funciones superiores de sintess, berado- “1 ras de supuestos automatismos subconscients, que al Useubriauiente de- ‘masiado perturbador de Freud, que revel la existencia de un dinamismo in- » conscente que posee sus props leyes. st dtm se revelaparicuarmente © discernible en la paranoia ~y en la parafrenia sistematica-, Ahora bien, la ._ tendenca ea la desaparicion de estos tipos clinicos inmersos en una esqui- ia invasora, porque esti mis de acuerdo con los enfoques defictarios “sean éstospsicoanaliticos ocognitvistas- Se trata de invert la perspet de Schrebe tan meticulosamente comentada, ya nose oculta més la existencia de un continsaum entre cuadros esquizofrénicos, paranoicos y parafrénicos, «que revelan, mas all de étos, la Iigica de una defensn psicéten en accion. 4. Lacan, J Dela psychos paranolague dans se rapport vec lepersonnalité (1932) acs: Seu, 1975, Pig, 291. 5. Wart R «Sur Penseignement dele psychistren. Ea: Les pyciate la pychanaly- se ajourd hu Paes: Groupe de recherche et application des concepts pychanslyt= ques la psychose (Grupo de investigacin yaplicacion dels conceptospsicosnalt- cosa lapsconis), 198, Pig. 86. og I| LA NOCION DE DELIRIO cso 1. QUE ES UN DELIRIO? sureogy Fue introducido en a Tengu francesa ene siglo xv, pero fue Jo ténicofavoreido por la separacin cen relacién con los objetos exteriors, cuando sus ideas no se encuentran et ‘elacin con sus sensaciones, cuando sus fuicios sus determinactones son independiente desu voluntads.! Desde esta perspectiva, que se inspira en l sensualismo de Condilla, la sensaciones consttuyen un calco fable del ‘mundo exterior, es posible confiar en as apariencias, de manera que no es lari In aaa cones oer sn ten ood ees ‘quirol subrayando que la ausencia de consciencia de su estado, por parte del enfermo, consituye un cater esencial de adic dl dali, «Nils alu cinaciones més curiosas~escribi nls desvaciones de imaginacion mas ex- 1 sui, sins. En: Dicom de Siocs micas. VI, Par CLE, 1814 Pane ouch, Lu) 1A NocioN pe traftas consttuyen delirio sil sujeto que las experimenta esa pesar de todo capaz de rectifcar sus sensacionesilusorias y sus fantéstcas concepciones (.] 1no hay delitio, por ese solo hecho de advertir su error; pero éste existira con seguridad, si el sentido hubiese abdicado su control»? Semejante falta de ‘onsciencia en relacién ala perturbacion, implica una adhesién sin reserva del sujet, deaht la nocion de conviccién inquebrantable, propia del detiio, La desviacién de las ideas en relaci6n a una norma, y la adecuacién sin ‘ritica a éstas,constituyen en la actualidad, todavia, los fundamentos de la definicién del delirio propuesta por los Manuales. En 1964, Porot lo carac- tetiza como «una construccién intelectual no conforme ala realidad y ala cual el sujeto aporta una creencia inquebrantable» > ‘bos trabajos fenomenol6gicds de Jaspers, a principios de siglo, han con- iribuido a precsar estas nociones poniendo el acento, ademas de en la fal- sedad del uicio, en la ininfluencibilidad por a experiencia y en a extraor- dinaria conviccién que da nacimiento a un razonamiento apremiante. «Se ama de una manera muy imprecsaideas deirantes ~escribié en 1919~a fo- dos 0s juicios falsos que poseen un grado bastante elevado ~pero definido sin precision~ de los siguientes signs exteriors 1. 1a conviccidn extraondi- nara con a cual son mantenidos;certezasubjetiva notable; 2. laimpermea- bilidad la experiencia y a las refutaciones logicas; 3. a inverosimilitud del contenido». ‘Todos estos enfoques clisicos demuestran pecar por insuficiencia des- s, de el momento en que se concibe que en el hombre «normal» muchos jui- _) sis falas som incorregiblex porque derivan de una experiencia global an- clada en un contexto socioeconémico original Por otra parte, existen delrios ‘que reposan sobre una idea verdadera: el cOnyuge de un delirante celoso puede ser auténticamente infiel, el perseguidor de otro a veces le ha causa- do-un auténtico dato, eteéera, Adems, la naturaleza precisa de la convic- cin ye criterio del error de juicio no resultan lo bastante delimitables para 4uien se empenie en una reflexion critica de la definicin clésica 2. Fale, J-P, Des maladies mentale et de aie albus Pars FB, Baill 285. 3. Porot, A. Manuel de prychiatrie. Paris: PUB, 1969. Pig. 164, Jaspers, K, Prychopathologie générale (1919) Pars: Alcan, 1933, Pog, 86, 186, ig {Uno de los esfuerz0s més recientes para conseguir precisar éta, fue pro- ‘puesta por el DSM-III en 1980. La idea delirante se definia ali de esta ma nera: creencia personal errénea fundada en una induccién incorrecta con~~ generalmente compartida y de todo aquello que constituye una prueba ine cevidente de lo contrario. ‘.!? Tomémonos el trabajo de seguir el desarrollo de un ejemplo preciso: «Espanta -escribié— pronunciarse contra naciones enteras,y debe pensarse dos veces antes de tacharlas de locas, so- bre todo sien esa especie de anatema es necesario englobar a personas cuyo nombre exige la admiracion y el respeto. El carnicero que tuviese hoy la ppretensién de encontrar el porvenir en las visceras de los animales que de- giella,y que fortalecido por sus descubrimientos pretendiese hacerse oft en tun consejo donde se deiberase acerca de la pazo de a guerra, sera inclu do por nosotros en el catélogo de los alienados. Sin embargo dicho carni- ‘cero no aria otra cosa que la faena de los augures, seria un buen augur con una veintena de siglos de retraso». Para la razén humana, prosigue dicho autor, esta historia de los augu- res es una historia violenta, A juicio de los clisicos, nada estaba mejor pro- 7. Maleval, JC sLesyndcome denlevementextratrrestres, indi. 8. Bj. H. Bhudes poychiariques, Parks Descle de Brouwer, 1952. Pig 277 9. Thi pig. 259, 10, N. del T, Ale a divers estblecimientos hositalariopsiqlstriospaisnos, 11 eure F Prgmants prycholgiques sul fle Pais: Crochar, 1834, Pig. 1. 12, id, pg 76 6] LA NOCION DE DELERIO bbado. La opinién que atribuye a algunos hombres la presciencia de las co- sas futuras se remonta alos tiempos heroieos: wel pucblo romano la adop- 16 plenamente, ysu verdad esté confirmada por el consentimiento unéni- sme de todos los pueblos», Asi hablaba uno de os hombres més destacados dela antigua Roma, Cicerén, quien también fuera augur. Después de haber «itado a los asirios, caldeos, egipcios,scilanos, pisanos,lega alos griegos quienes ~asegura- s6lo enviaron a sus colonos a Folia, Jonia, Asia, Sicilia, Italia. después de haber consultado el ordculo de Pythia, el de Donona, el de Hammon; y quienes nunca emprendieron guerra alguna sin el consejo de los dioses. Los filésofos, incluso los més célebres, compartian estas su- persticiones, No obstante uno de ellos exponia ciertas dudas, era Carnéa- des, quien no sabfa demasiado, segiin puede juzgarse por la querella que le presentara Cicerén, acerca de por qué Jipiter ordenara ala corneja graznar ‘yendo por la izquierda y al cuervo por la derecha. Hecho que Cicerén res- pondia muy empfricamente diciendo que habia sido observado desde tiem- ‘pos inmemoriales y que a experiencia probaba que era ast. Epicuro iba ain _mis lejos que Carnéades, negaba toda adivinacién. Pero también se burla- ‘ban de eh, y los creyentes de entonces se preguntaban sila opinién de Fj ‘euro, autor de un libro malo acerca de la naturaleza de los dioses, debfapo- nerse en la misma balanza que la de Sécrates, Platn, Pitégoras y tantos otros grandes personajes que compartian un mismo parecer.” Quien quiera actualizar esta nota, que se dirija hacia el postivismo mo- primordial; que constituye una eperturbacién primaria, una desagregacién, de las cadenas asociativas», mientras que en una segunda fase, intervienen los «mecanismos freudianos en la sintomatologia de las psicosi, Asimis- ‘mo de acuerdo con la teorfaorganodindmica de H. Ey toda enfermedad men- tal es una «somatosis de expresién mentalv, de manera que el aporte psi- coanalitic se encuentra en lo esenciallimitado a proveer una contribucion alenfoque de o imaginario del paciente. Segiin estos autores, no existe psi- cogénesis mas «que en la superestructura» [Bleuler], es deci, sintomas se- cundarios, mientras que la infraestructura de los sfntomas fundamentales arraigaria en una causa orgénica. Latteora oniica del delirio no est sin embargo necesariamente corre- lacionada con una concepcién organicista de la psicosis. Aunque a veces adviertan algunas diferencias entre suefo y deliio, muchos psicoanalistas seadhieren alla, desde Paul Federn hasta Melanie Klein, pasando por Ro- sen, Mack'? y los defensores dela ego psicologia [Hartmann, Kris y Loe- ‘wenstein]. Para algunos, los kleinianos, la psicosis resulta de una mala integra- «idn de los fantasmas; para ls otros, de una debilidad del yos para todos ellos, la consciencia del deirante se encuentra sumergida en mecanismos andlo- {gosallo que funcionan en el suefio. Rosen se revela el més claro en este sen- tido, cuando en 1952 escribe: «Qué es una psicosis sino, por su contenido ‘manifiesto, una interminable pesadilla en la cual los deseos estan tan bien cenmascarados que el enfermo no se despierta?.!? En cambio para Federn, cn los aftos 40, la psicosis debia ser considerada como resultante de una pérdida de la situacin de las fronteras del yo liberador de los modos de funcionamiento del proceso primario, tanto que el objetivo de a cura seria 12, Mack, JE, Nightmares and human confit Londres: J. A. Churchill, 1970 18, Rosen, JIN. analyse directo (1952), Pais: PUF, 1960, {COAL #8 LA ESTRUCTURA DEL DELIRIO#| 27 la ere-represiéno. Para estos psicoanalistas, como para Moreau de ‘Tours, Bleuler o Henri By, un esquema explicativo semejante preside la aprehen- sin del delrio:éste resulta de un defecto dela sintesis mental queliberamo~ dos de pensamiento arcaico andlogos alos del suefio. Divergen, no obstan- ‘een cuanto al origen de los mecanismos psisticos: para los psiquiatras antes . Un periodo de cronificacin. En éste l deliro, convertido en estereo- tipado, adquiere una forma tan inmutable que el alienado ya no agrega nin- agiin detalle nuevo2” Deal en adelante se revela incurable. Esta descripcién parece de tan buena clinica, que un buen niimero de quienes se ocuparian posteriormente del problema de la evolucin del de- lirio eronico, se limitarfan a precisara, 19, Berchere, P. Les fondement del clinique. Pai: Navarin, 1980. Pig. 66 20, thd, p19. ial ceaca {CUAL ES LA ESTRUCTURA DEL DELIRION| 31 Jean Pierre Falret ha abierto una nueva era de la psiquiatra, en las pos- trimerias del siglo xrx, desmembrando la clasficacién de Esquio, ¥ lla~ ‘mando aun trabajo de andliss cinico elaborado que pudiera permitirla des- cripcién de verdaderas variedades mérbidas, con sintomas especificos «y ‘un modo de desarrollo previsto de antemano». Por otra parte, fue uno de Jos primeros en aislar «la locura circular», que en la actualidad se denomi- na psicosis manfaco-depresiva. Lastgue Falret fue oido por sus colegas, sobre todo por Charles Laségue, a quien se debe la autonomizacién del deliio de persecucién que produjo en un arti- culo de 1852. in todos los casos observa éte—el procedimiento es el mis- ‘mo, y justamente a causa de su regularidad merece ser estudiado atenta- smenter.2! Para este autor, el dlirio de persecucion tiene dos fases: ~ La primera se caracteriza por un «malestar indefinible» que «no se parece en nada a Ja inquietud més viva de la que se queja la gente con sa ud en los lindes de una enfermedad. «Los hechos que constituyen el pun~ to del partida para el alienado [...] no son grandes perturbaciones ni gran- des dolores. trata de emociones personales, yen la mayoria de los casos, del todo insignificantes para quien los recibe en confidencia: un mucble [Nici sucesiva cuatrg etapas bien separadasy: — Primer perfodo, llamado de incubacién y de inquietud, Malestarge- neral. Nervioso, desconfiado, el sujeto comienza a interpretar ciertos he- ‘hos que adquieren un significado personal. Aparecen alucinaciones del odo. ~ Segundo periodo, llamado de persecucién y sistematizacin La alu- El ciclo que dibuja esta fina descripcién puede durar veinte o treinta atios. A veces la evolucion es ms répida; otras, por el contrario, dura va rias décadas, ciertos delirantes crOnicos pueden todavia hablar razonable- mente acerca de temas extrafios a su delirio». 23. Magnan, M Séreus,P.sDélire chronique» (1911) En: Les fies du dies, Anay= tia, 0, pg, 1-37, Navan, Pai, 1987 Malta NOCION De DELIRIO Es verdad que el presidente Schreberilustra con precision el desarrollo de este ciclo mérbido; no obstante, desde que se formularon las tesis de “Magnan, muchos ponen en duda la pertinencia del cuarto periodo. De he- cho, la demencia terminal no constituyelaregla, puede suponerse que st con- cepcidn esta inferida en parte de las condiciones de los hospitales neuro- psiquidtricos dela epoca. Kraepelin La grandiosa sintesis de la nosologfa psiquidtrica operada por Kraepelin, cn las sucesivas ediciones de su Tratado, entre 1883 y 1913, reposa en su ‘mayor parte sobre la nacién de evolucién. La base realmente cientifica de ‘una clasificacin de las enfermedades mentales reside para élen el iodo de ‘evolucién, de manera que el estado terminal es el que revela y define la en: fermedad. Segtin su crterio, en el campo de las psicosis distingue esencial- mente: ~ la demencia precoz, que regularmente finaliza en un estado demen- cla = la psicosis maniaco depresiva, cuyo pronéstico es mejor, el retorno de los accesos circulares se revela entrecortado de remisiones, y no com porta debilitamiento intelectual; = 1a paranoia, cuyo sistema delirante, «durable e imposible de que~ brantary, seria incurable, peo no evolucionaria hacia la demencia [Kraepelin concederé a continuacién un lugar aparte al delirio de reivindicacién con- cebido como curable porque es de origen exégeno, mientras que las otras psicosis serian de origen endogeno]. ‘Ala manera de todos aquellos que se orientan hacia la bisqueda de una estructura del delirio concebida segin el criterio de la evoluci6n, nada in- cita a Kraepelin a intentar un acercamiento entre detirio y suefo. Regis En la edici6n de 1906 del Précs de psychiatrie de Régis se presenta una ex- . La descriepign del sindrome comporta una dificultad que concierne @ Jo que los demés autores Iamaban el «periodo de incubacién». ;Cul es el efecto que lo acompafia? En la mayoria de los casos se trata de un malestar {ndefinible, de un dolor moral, de una inquietud difusa; ahora bien, segin (Clérambauit, por el contraro, lo dominante en el indrome es una indiferencia anideica. Segin él, habria que esperar el surgimiento de las alucinaciones verbales de cardcter hostl para que surja un malestar. En verdad, la clinica se revela bastante diversa como para dat razén a unos u otros. Sin embargo, parece que el perfodo inicial se vive en la angustia, en la mayoria de los ca- 505. Todo conduce a creer que son las hip6tesis etiologicas de Clérambault las que lo inctaron a privilegiar en Ia clinica los fenémenos anideicos. Por otra parte, Clérambault ha intentado sacar las psicosis pasionales [el delirio de reivindicacién, el de celos y la erotomania) fuera del campo de las paranoias, En este punto no ha tenido seguidores, pero al hacer esto ha rea lizado una importante contribucién a la liberacion de estructuras formales propias de ciertos delirios. 1s psicosis pasionales proceden de un postulado generador a partir del ‘cual se deducen las convicciones delirantes. Se trata de un delirio en sector claramente diferenciado por Clérambault del delirio en red del interpreta- dor. En el pasional -escribié- no se ve idea madre de la cual surgieran ca~ ‘denas de ideas, sus ideas salen desde todos los puntos |..] de su espiri «estén coordinadas,ciertamente, pero no subordinadas entre si [.] Supti- mid del deirio de un interpretador tal concepcién que os parezca la més im- pportante, suprimid incluso un buen miimero de ellas, habréis agujereado tuna red peto no habreis roto las cadenas; la red perdurard inmensa y otras rallas se reconstruirén por st mismas. Suprimid en el delrio pasional esa Sinica idea que he llamado el postulado, y vers, por el contrario, que todo el detirio caen2 28, De Clérambault, G-G. Cures poehiatriques, I Paris: PUF, 1942, Pig 343. Por luminosa que resulte esta distincién, es necesario seialar que no cobstante carece de consecuencias: que un paranoico delireen sector o en red rno cambia nada en cuanto ala evolucién de sus perturbaciones ni en cuan- to. su urgencia terapéutica. ‘Uno de os méritos del anlisi de las psicoss pasionales que prodijo Clé- rambault consiste en poner el acento sobre los postulados generadores de

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