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LA MUJER DEL DISCURSO JUR{DICO CAROL SmaRT 1. INTRODUCCION La teoria feminista en el campo de la sociologia juridica se ha de- sarrollado de una manera polémica y apasionante en los ultimos Feinte afios. Ha tenido, casi con toda certeza, un desarrollo pare lelo al que se ha llevado a cabo en otros campos del pensarhento feminista. Aunque esto no nos ha de sorprender, el derecho plare tea unos problemas intelectuales y politicos especificos para la [coria feminista que pueden no estar presentes en otros campos de {a misma !. Estos problemas son triples y, sorprendentemente, acumulativos considerando que provienen de diferentes sectores Ete aru fue presenado eli 6 de mayo de 1991 como conerencia ina glen ls toma de posesién de la eitedra (emporal) de Bell vos Denice es School of Women's Studies de ls Universidad de Utrekt Se ha nares see Slo ral dea presenacidn, Aparecido orgnariament sn Socal nl be dis vo. 1 (1982), Londres, Sage. Traduccion de Eheabe Aiode portance dfinir qué es lo que yo entiendo por dl campo del derecho, Aunque el téemino «derechor implica und singulardal 9 unided eh esc plea La ley eset puede ser imerpretda aunque to sabe ane ier eee libre. Se aplican una sete de convenciones alas que palenioe denon logis legal. No podemos entender el derecho sin ns walgreens metodologi. En un segundo nivel, tenemos la prictia del dorcche ante tmetodlogi gal esd consiuida por un conjnto de comvencons niente 46° (explicativamente) revladas, la prictica legal es mush nen aati hie tales como I oli, uilizan el derecho (yl nterpetan con meses ents) tn la praia Lara : Pero el derecho es lgo més que la suma de estos elementos. Es tambia lo que la gente ere que ey las accion dela gente guindass verde of Ra yoddae tos lear mis eos sugriendo que el derecho trea subjetnndades Foes poy imo, de la categoria de bastard, que end iglo x dere exerci I legimidad, Esto era una mera categoria leak peo se convo a cee ‘mos hijos desavenaadosy altos ahesede icy, Smart, Carol (1994), “La mujer del discurso politico”, en Larrauri, Elena (comp.) (1994), Mujeres, derecho penal y criminologia, Siglo XXI, Espafia, pp. 167 - 175. ol Smart 168, ¢ El primer sector expresa resistencia a la idea de que el andlisis te6- rico sea relevante para el derecho fuera de los estrechos confines de los cursos que se imparten en las facultades de derecho. Po- drfamos decir que éste ¢s el sector denominado «la letra pequeita de la ley» El segundo sector expresa resistencia a la idea de que la teoria especificamente feminista sea relevante en derecho, argumentando {que el derecho (al menos en los paises mas desarrollados) ha supe- rado la «discriminaci6n sexual». Este es el sector liberal El tercer sector expresa resistencia a toda teoria, basindose en el argumento de que el derecho es una practica que conlleva con- secuencias materiales y reales para la mujer, y que lo necesatio es una contrarrespuesta practica, y no tedrica. Este sector exige un compromiso «prictico>, y considera la mera practica teorica como inadectada, Este argumento proviene de ciertos sectores del feminismo que definen «el hacer» teoria como algo masculino. Estos tres sectores representan un gran obstaculo para las partida- rias de una teoria juridica feminista, ya que ellas (nosotras) nos enfrentamos a las frustraciones de ser ignoradas, 0 vistas como desfasadas, dentro y por el derecho, siendo a la vez simultinea- mente empujadas a renunciar a la teoria por el imperative moral de hacer algo a través o dentro del derecho. Pero la teorfa feminista de la sociologia juridica encara otra di- ficultad, puesto que la tensidn, que siempre ha existido, alrededor de la cuestién de intentar «usar» el derecho para las «mujeres», ha tomado una nueva forma, Esta tensién acostumbraba a expresarse diciendo que el derecho, siendo un epifenémeno del patriarcado, apenas podria utilizarse para desmantelar dicho patriarcado. Por muy atractivo y sucinto que pueda sonar, ahora reconocemos que este argumento ¢s tanto una sobresimplificacién como una receta para la desesperaci6n, dado que teorizar todo, como producto de lun patriarcado monolitico, acababa considerando al feminismo como una falsa conciencia en el mejor de los casos, 0 como un ‘mecanismo para sostener el patriarcado en el peor de los casos. ‘Nuestras teorias de género y de derecho han avanzado, pero ha habido otro desarrollo importante. La llegada de feministas al mundo del derecho ha convertido a éste en el lugar de lucha, en vez de considerarlo solamente como un instrumento de lucha. Pero el aumento en el ntimero de feministas especializadas en de- recho y abogadas ha (irénicamente) llevado a lo que yo considero La mujer del discursojuridico 109 consecuencias contradictorias, La primera —y la aplaudo— es un refinamiento de nuestras teorias del derecho, especialmente en re- lacion al método normativo y Idgico. La segunda, que quizé es mas problemética, es un vigor renovado en el intento de utilizar el derecho para la causa de las mujeres *. Mi preocupacidn por este segundo argumento no es un intento de resucitar el antiguo, que acabo de rechazar previamente, sino que mas bien refleja mi preo- cupacidn de que la nueva estratega contin, dando al derecho un lugar especial en la resolucién de problemas sociales, Esta tenden cia, que quizas es més evidente en América del Norte, no consigue desafiar solamente la exagerada visién que el derecho tiene de sf mismo, y por lo tanto, otorgindose poder (Smart, 1989), sino que ademas contribuye a extender el alcance imperialista del derecho » El movimiento para usar el derecho para las «mujeres» choca con el reconocimiento reciente que se ha dado en la teoria feminista, que deriva de otras disciplinas, de que invocar irreflexivamente una categoria de Mujer, presumiendo que ello representa a todes las mujeres, es una estrategia excluyente (véase, por ejemplo, Spel- man, 1988). Pero ahora, me encuentro avanzando en mi argu- mento y por lo tanto deseo volver la atencién a la fase anterior del tn ae i! tae ing oe Nhe ener alg, gana ene etn oe sinieteieee ns ie eemeaat Probl tan okie aoe ra en de oe odo tada, y cuando el derecho fracasa en la solucién se propone més derecho par = tigacion ba jugado un papel especial tanto a través del desarrollo de eatrateyias v0 Carol Smart mapa del feminismo de la sociologia juridica. Para ello, me con- centraé en dos argumentos que etin relacionados. El primero se dirige a la cuestién de cémo el derecho es sesgado respecto el gé- nero, y el segundo examina el derecho en si, como una estrategia que crea el género. IL. COMO EL DERECHO TIENE GENERO. identificar tres etapas en el desarrollo de la idea de que deren ese Geese, Rata suyan qua soa otccamenciins de reflexi6n en la teoria feminista, han ofrecido una base de enten- dimiento y, mayoritariamente, aunque no del todo, han sido reemplazadas (véase también Nalfine, 1990) ‘. La primera etapa se resume con la frase «el derecho es sexista», la segunda con la frase « masculino», y, finalmente, en una tercera etapa, se sgunncans ql cdereti fens acronis wed shes fhe ssanos poniea eieantrarse simultneaments en algn trabajo i 1% tho. Sin embargo, es util diferenciarlos para soierier cea es nyerouiens mnilftes de vale tad Sa adck” foques. ut. El derecho es sexista : la diferenciacion El punto de partida de este enfoque * era que, en . de honnhres 7 mmajeres, ol derecho ext le petotcs poath a ie une: “Des an sins Np fin 0b il tio mage denominade como «el derecho es sexista» y «el derecho es masculino». Pero ‘emerge un enfoque distinto de nuestro anilists de la tercera fase y las subsiguien- seis dears a nein ee ys ts se stepson ie SEM Pes Seb Wai se SAWSar Sis tomes elie ls ed ale La mujer del discs juridico m res en desventaja, asignindoles menos recursos materiales (por ejemplo, en el matrimonio y el divorcio), o juzgindolas con estin. dares distintos ¢ inapropiados (por ejemplo, como sexualmente Promiscuas), 0 denegindoles igualdad de oportunidades (por sjemplo, los casos «personas») (Sachs y Wilson, 1978), 0 no reco. nociendo los daiios causados alas mujeres al dar ventajas los hombres (por ejemplo, las leyes de prostitucién y violacidn). Es. tos eran y siguen siendo importantes percepciones, pero la atribu- ci6n «sexista» del derecho operaba realmente mas como una estra~ tegia de redefinicién que como un método de andlisis. En Consecuencia, Ia atribucidn de la etiqueta «sexista» era una forma de desafiar el orden normativo del derecho y una forma de rein. terpretar tales précticas como indeseables e inaceptables. LEI derecho es sin duda sexista a un nivel. Pero sugiero que el problema esté mal presentado Porque esta atribucién no enfoca cl problema de lo que el derecho formula y hace. El argumento de que el derecho es sexista implica que podrian llevarse a cabo me. didas correctoras de la visién sesgada de una persona que se pre- senta ante el derecho como sujeto ompetente y racional, pero que es tomado por incompetente e irracional},Fste mecanismo de correccién sugiere que el derecho padece de ‘an problema de per- cepcién que puede ser solventado de forma que todos los sujetos legales sean tratados por igual. Este argumento no es en absoluto simplista. Esté articulado en diferentes niveles de sofisticacién, que va desde los que sugieren que la introduccién de un lenguaje neutral de género dentro del derecho nos libra del problema cle la diferenciacion y por ello del problema de la discriminacién (por ciemplo, cOnyuge en vez. de esposa, familiar en vez de madre), hasta los que consideran que la discriminaci6n es una parte de un sistema de relaciones de poder que necesita ser reformado antes de que el sexismo pueda ser . Aun reconociendo ae la problemética del derecho es mucho més compleja de lo que alguna vez pudimos pensar, no debemos desesperarnos porque ss Carol Smart también el pensamiento feminista y las investigaciones hechas hasta ahora son mucho més tenaces y profundas de lo que alguna vez pudimos imaginar. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Allen, H. (1987), Justice Unbalanced, Milton Keynes, Open University Press. Butler, J. (1999), Gender Trouble, Londres, Routledge Davidoif, L. y Hall, C. 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