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KENNETH BURKE LA FILOSOFIA DE LA FORMA LITERARIA Y OTROS ESTUDIOS SOBRE LA ACCION SIMBOLICA Literatura y Debate Critico - 32 Coleccién dirigida por Carlos Piera y Roberta Quance © 1973 by The Regents of California Unive © Dela presente edicién: ‘A. MACHADO LIBROS, S. A., 2003 Ci Labradores, s/n, P. I. Prado del Espino 28660 Boadilla del Monte ( Madrid) ty Press ISBN: 84-774-732.6 Depésito Legal: M-13.810-2003 Visor Fotocomposicién Impreso en Espaiia - Printed in Spain Grificas Rogar, 5. A Navaleatnero (Madrid) 1. Situaciones y estrategias Supongamos que alguien te pregunta: «Qué ha dicho ese hombre?», y que tii le contestaras: «Ha dicho si», No sabrias a ciencia cierta lo que ha dicho esa persona, y esto serd asi a menos que tuvieras més@AROEHEESR acerca de las afirmaciones que precedian a esa respuesta. Tanto - ¥* (GOD tinicamente respues- \~ tas, sino . Porque, evidentemente, existe una [ 4 diferencia de estilo 0 de estrategia si decimos «si» con una entonacién que implique «gracias a Dios» 0 con una que implique «ay de mit» Esta es la raz6n por la que propongo una @iSGinGiOREMEOAOIGGIGs en cre @estRaReEBiaS» y y por la que @SRSICerO aNPOESA (y uso aqui este término para incluir cualquier obra de carécter critico 0 imaginativo) @SROUAAG pene Ast pues, GORESED SEs . ea de tal manera que existe una actitud inherente hacia ellas. caracter (PESORAOPHISKOHED Las situaciones son reales y las estrategias para abordarlas tienen un contenido piblico. Ademés, puesto | (CeipetianderindividuopaRMAiVIdD o de un periodo histérico a otro glay, -estrategias tienen relevancia universal. J Sabemos que las situaciones se perpetiian desde el momento en que en la actualidad el hombre posee la misma estructura neuronal y muscular que podemos encontrar en los vestigios conservados de épocas pasadas. Tanto nosotros como ellos somos en gran medida (aUTSHMISUAEIOD biolégica. Aun més, incluso los detalles concretos del tejido social también se han per- petuado. Y la misma naturaleza de la mente humana, con su @@pqGi@a@02e también nos ofrec (GGG (para emplear el término de Korzybski) mediante los cuales situacio- nes diferentes en grado sumo en lo particular pueden considerarse como per- tenecientes a la misma clase, esto es, como si tuvieran la misma sustancia 0 esencia. Analicemos por un momento un proverbio. Pensemos en la variedad infi- | F CC Re un @GIjEMISTD de | nita de situaciones, distintas en lo particular, que este proverbio puede abarcar 43 © nombrar en su actitud. Examinemos uno de mis favoritos: «Da igual si el jarro golpea a la piedra o si la piedra golpea al jarro; al final siempre sale per- diendo el jarto». Pensemos en una sociedad primitiva en la que un filésofo incipiente, enfrentado con los sacerdotes, intentara poner en entredicho los saberes tradicionales que estos transmiten. Los sacerdotes son poderosos; en cambio el filésofo es, en comparacidn, débil. Y todo ello sin olvidar que los sacerdotes controlan los mecanismos del poder. De ahf que, tanto si estos tlti- mos atacan al fildsofo como si éste los ataca a ellos, el filésofo siempre sale perdiendo, fectamente diciendo «da igual si el jarro golpea a la piedra o si la piedra golpea al jarro; al final siempre sale perdiendo el jarro». También podria haber utilizado este proverbio Aristéfanes al describir su motivacién cuando, bajo las amenazas de la dictadura, dejé de escribir sétiras contra los politicos del momento y usé al inofensivo Sécrates como victima de sus criticas. Sécrates proponia nuevos valores y Aristéfanes, al alinearse con los valores conservadores en contra de un dialéctico sin poder real en la prdctica, asumié el papel de la piedra en la relacién piedra-jarto. El proverbio podria utilizarse también para nombrar las dificultades de una per- sona que, en la Alemania nazi, se presentara con un alegato contra Hitler, por mity bien razonado que este estuviera, También le cuadrarfa muy bien este proverbio a un oficinista poco comin que hiciera burla de su jefe en ptiblico. Todas est en lo particular y cada una de ellas tiene J lugar en una textura totalmente diferente de la historia @@@BD pesar de todo | codas cllas@OMTEHSIAEABIS bajo cl encabezamiento generalizador QE Hay sul Cicntes($iRtRGIOnES EPICAS WTECURFERTE como para que los hombres sientan la necesidad de darles un nombre. En momentos muy sofisticados esta nomina- cidn se hace con una complejidad extrema, Pensemos por un momento de qué manera la psicologia sam podria ser identificada como una forma extre- madamente alambicadkak: penetrar en el misterio de la formulacién —conver- tida al fin y al cabo en proverbio~: @2UGESCOeSE pad receMpEnsaMIEnOD O hasta qué punto la dialéctica hegeliana podria ser resumida, como un titulo globalizador, en el proverbio idealista favorito de Coleridge «los extremos se tocans. en todas las obras, como en los proverbios. la nominacién se hace tudes de resignacién, consuelo, venganza, expectacién, etc. [=] 44 2. Magia y religion ‘AGEHBS de las indicaciones o pistas que para el andlisis @SUAESRRTER: (Bie pocemos encontrar en los proverbios ~con su acusado componente realista—, también GOCCnOsiiallansindiciosydewestercipo cn (AUREEB y en la religion. La magia, coaccién verbal, creacién y gobierno por decreto, dice chégase» y el deseo se cumple. Y los hombres comparten los recursos magicos de algiin poder con sdlo decir «en nombre de» ese poder. Tal y como Ogden y Richards nos recuerdan en su obra The Meaning of Meaning’, los estudios biblicos actuales han revelado que ésta es la forma correcta en que debemos interpretar la férmula «tomar el nombre de Dios en vano». La férmula hace referencia a Ia ofensa que se comete al conjurar con propésitos esptireos cuando se pro- nuncian en beneficio propio los decretos magicos «en el nombre del» Senior. La estatagema, con atenuadas y complejas vaiaciones, no esté tan muerta ni resulta tan inoperante como en un principio podria suponerse. Hoy, por { ejemplo, nos enfrentamos a los problemas que surgen del intento de conciliar los asuntos privados con las obligaciones civicas generales, Pensemos en la diferencia que tiene la magia si confrontamos esta situacién en el nombre estra- tégico de la «economia controlada» 0, utilizando una estrategia diferente, en ef nombre de la «teglamentacién». El decreto magico esta implicito en todo el lenguaje; porque el mero hecho de aue debe sr MND or ello, creo que el intento de eliminar la magia, en este sentido, nos obligaria a eliminar el vocabulario mismo como forma de modelizacién de la realidad. Por el contrario, lo que necesitarfamos es una magia correcta, una magia cuyos decretos sobre l nominacién de situaciones reales fuera la aproximacién més cercana a la situa- cién nombrada, siendo la «revelacién objetiva» de la comprobacién y del and- lisis quienes facilicaran la mayor precisién para esta aproximacién. Sila magia dice @AA@BERE® y lo otro», la religion dice cx y lo ot IERORTRREHEEEGESE

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