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\ o¢ ar ‘ ve BOP | NV bb . an an pyaar” | . { INTRODUCCION 50d De ser una de las ideas in | {POG | se cone he a ip ja Gia social y soberenla popular, que tambien fusron fos Aireetriced ducante ese periods. | Pero el concepto. de progreso es claramente | porque’ es cl-contento en el que esas ottae ideas ¥ se desarrolian, Gracias a Ia idea de progress ‘| de Mbertad, igualdad y soberenta popular dejaron de ser |, ; anhelos-para convertirse en objetivos que los hombres querian lograr ac jue puede ser] icamente necesario adquiere | uno de Ia accién politica y_| ite escasos que puede dar una ivo parecen en este contexto mucho més importantes y trascendentes pues empiezan a interpretarse como pasos de Ia inexorable marcha de la hhumanidad. Probablemente no hay ningin hombre del siglo 2x tan consciente de este factor como, Marx, pero 1 estaba lejos de sér el tinico en tenerlo presente, 243 Rigo eee eee eee eee or pala periodo' que ahora estudiamos véremos también i ecularizacién de la idea dk rx, Mill, Spencer y otros, hay un manifiesto libetar el progreso de toda ‘relacién con a Pro- iencia.|A 16 largo de este perfodo, tados los sistemas Tlosoficos y de. cienciss sociales tratan primordial Say OxNcUF Paes i x (del que bablaré si a mainante en Ja segunda mitad del siglo xx ( ex el capitalo 9). ; Sin embargo, después de haber indicado que la seou- larizaciGaTiie una de las principales fuerzas de las for- mulaciones modernas y contempordneas de la fe en el progreso, es necesario advertir al lector que éste no fue al nico’ elemento significative de esta historia durente este perfodo, Incluso durante el Siglo cuando comenz6 el proceso de seculariza bres respetados y admirados que segufan insistiendo en el papel esencial de Ja Providencla en este proceso, Pocos hombres fueron tan aplaudidos en aquella época como los alemanes Lessing y Herder, o el inglés Joseph Priestley. Los tres crefan en el progreso; y los tres mostrardn re- petidas veces que segufan creyendo en Dios y la cristian- dad, Tampoco durante el siglo xix llegé a desaparecer el cristianismo de la historia de la idea, Hubo cientificos de la categoria de Louis Agassiz en los Estados Unidos, y filésofos tan eminentes como Hegel, que tenfan fe en Ja posibilidad. de-demostrar cfentificamente el progreso sin 2a abandonar por ello la fe" en“el Dios de los Pero aqui hablamos de algo mucho mas amy cristianismo: nos referimos al espirita religioso (conte- sional 9 110), sagrado, mitico, y a las diversas entelequias (muy importantes en el- siglo xxx) que ocuparon Ja fun cién de la religién. De hecho hay que contar el siglo XIx como uno de los dos o tres perfodos de mayor fertilidad de toda Ja historia de la religién en Occidente, Bs un si- glo en el que abundan los libros teolégicos, en el que el evangelismo se extiende tanto en el campo Protestante como en el cristiano), y ademés —y quizas esto sea lo més:importante—, es un siglo en él que apa- Fecen ¥ se extienden muchas religiones nuevas; la Cien- cia Cristiana, los mormones, Jos adventistas, la religion del positivismo y otras. Esta gran que afectar por fuerza la idea itando 0 poniendo entre comillas su se- luso el propio Saint-Simon, de quien se dice a menudo que fur el fundador del socialismo moder- no y también de de la sociologia, acabé primeros aos para -aca- greyente en lo que él mismo. bautt (ela Human esta Te cribir Sti Boro sobre Ja futura sociedad humana mitad de siglo) en el que des. utopia positiviste. Todos lo: Comte, unen la ciencia y la Btre, a quien se le rezardn le 1, y adorarén al Grand fas'y se venerard con ri- hay ademés’ otros cas éste en los siglos x1x y xx. Bi ~principalmente en Alemania ' sistiran, tal como han hecho desde el origen del movimiento, en que el con- 245 Myre ond Reto er Yet Ve Sige KE come Pent, mola, MeO we cons ome WANE Pounomise Bohr De BLP cept de di no hay una re han quedado aturdidos por la lectura de Marx es patente vn carheter supravacional y nearre: | Pus escritos de Hegel, de donde Marx la del propio Marx. Es posible que, tal aba, Marx Je hubiera dado la vuelta ica no es metafisico.sino cientifico, y que ‘eth is tenfa en cage in de la dialéctica. Pero para los que no ta estas WHerenclas, Del mismo modo que en el sigio Wilt it ‘Ze tenia vomo-sinénimos de «pro; 0. ft 7 «EVO ‘como-si_fueran Ta-misnis, Esto queda especial. i trade os Origen de las especies, la gran 8 publiceda el afio 1859, En muchos pun- labs jesus para tefernse 32 Procesos que hoy en dia calificariamos de «evoluciOns 0° sdeserrottor—¥to-que~ocurre“con- Darwin en él campo ee Ta Biologia , para ponerla sobre sus pies, pero 0 del térmj presente en sit mo modo, Herbert(Spencer,el filésofo cien- , escribié en su se repite con Lyell en geologis, con Tylor ‘con Spencer en sociologia, y con iglo x1X que estudian procesos de c ‘Otra cuestién fn exe hoy en dia se encuentran F derivaciones te we S Biss conceptos de evolucién y progreso social basados en ; el crevolucionario» anuncio hecho por Darwin en 1859 so- bre el origen y la descendencia de las especies. Parece que | este error es imborrable. Lo tinico original de la gran obra de Darwin es su teoria de Ia seleccién natural, que dos. términos | es'tna teosta estadsticopablasionista en Ia que of patel més sagrados, tanto en el / del progreso o del desarrollo acumulativo es casi nulo. popular, El temor sagrado con que hasta hace bien poco No hay ninguna contrapartida ni ningtin paralelo de esta se miraba Drcienet gio xix, La influen- teoria en el campo de Ias clencias sociales. (Recuérdese cia de estas palabras se extendio TaN qUE Ileg6 incluso que esta teoria de Darwin se encuentra anticipada en Lu. al terreno de las retigiones que pronto empezaror erecio, como hemos visto, y también en los escritos de Druchas wclentifcas» de su realidad, La secia protestante —/ Erasmus Darwin, padre del famoso clentifico) Ciencia Cristiana, fundada por Mary Baker Eddy, Pero, como ha mostrado claramente Kenneth E. Bock, feoume el pensamlente, de muchas sectas'# iglesias fu) o/ no solamente hay que distinguir claramente la teoria de 1 dadas en los siglos xx y xx. En resumen, aunque nos ve-| SAV «evolucin social» del elemento central de In obra da mos obligedos a reconocer que Ta religion permeoef cain | winiana que acabamos de subrayar, sino que hace falt o-deta-ciencta, sobre Todo de Ta clencia social, > | insistir en que esa teoria de la evolucidn social es anteri Remos-de-reconocer que la clencla adquiris Tape a las obras de Darwin. Las teorias evolucionistas social pig cuenta-un brillo i del mundo post-darwiniaig TETEN Sus origenes ela otra ‘© * "yn fméréduecién a los capitulos de esta segunda > atiforesunteriores_a Darwin como Condoreet-Comte, |SC“/- parte del libro es necesario sefialar otra cuestién. H Hegel y muchos otros de finales del siglo xvi y comlen. (SOV Thoth dia solemos diferenciar —con acertados y sufic 203 del 10x. Yu he dicho que Darwin no hacia um uso e | de easiewv tivos=tos Conceptos dé «progreso», . Wallace declaré que en esa fatura raza los individuos ya no estarian someti instintos, mi a las pasiones. Libres de esto: Wane hejon Smee cH0F wma re sigo, los individuo’ participardn libremente —declara Wal- i Jece— en iin mundo regido por Ia razén y la humanidad, | Para ello es necesario que los miembros de Ia raza eal. cancen las capacidades de su naturaleza superior, a fin de i convertir esta tierra, que durante tanto tiempo ha sido i el escenario de unas pasiones incontrolables, y de una mi- seria que excede a lo imaginable, en un parafso més bri- Mante que el mds excelso que Kayan sofiado jamds los poetas», “En el campo de la historiografia la idea de progreso se_casiuliti6,-con-ravisimas-excepcionesei- base de In clencia. Tanto en Europa como en los Estados Unidos sur. gieron clentos de historiadores que comparten la fe en /Progreso de un Macaulay o un George Bancroft. También la teologia cristiana sufrié el impacto de esta idea. Baste complejo cardcter de la teologia cristiana del no resulta de Ia desviacién en relacién con el pensamien- to eristiano original ni puede interpretarse como tna co- rrupeién del mismo, sino que es consecuencia del progre. de Ia propia doctrina cristiana. 7. Tambidn_onta.titeratura-aparccen frecuentes. muestras la 0, aunque en este campo surjan al gunas voces importantes que disienten de la opinion ge. vom | Merl: Imeluso, anies del comfenzo del pettoco que agui ni o | tataremos, Alexander Pope escribié «Lleno 0 no, todo we el | sea coherente / ¥ todo lo que sube, que lo haga en el gra do adecuados. En el siglo xvitr Edward Young pudo de: cir: «La naturaleza se deleita en el progreso, avanzando / ge jor». Ya en el siglo xix, Browning, uti | Bian feamente les mismas palabras que usaria | Spencer, declaré que «el progreso es la ley de 1a vida». Mientras que Tennyson (que en sus tiltimes afios’ cambia | ria drasticamente de opinién) escribié: «Pues me sumer. | ghen el futuro, hasta donde alcanza la vista humana / y vi una visién del mundo y de las maravillas que le agua. dan». Coleridge legé a la conclusién de que si bien una lectura superficial de Ia historia podria conducir al es: “eepticismo, si se estudiaba de forma adecuada «como un 250 el ge ev Wwe) ¢ a Fe aw a ROOhHe ‘an drama en.¢l aye. x9. desplegéndose la Providencia, Produce un efecto muy diferente, Infunde esperanza y Te verencia para ante el hombre y su destino». Muchos cono- cern la frese de Arthur Clough en la que afirma que Ia ; lucha ha servido de algo. Pero con ejemplos creo 7 que basta. En The Triumph of Time (E\ triunfo del po) Jerome H. Buckley ha mostrado detalladamente e pacto que tuvo la idea de progreso en la literatura ca victoriana. ean eee ca del papel desempefiado p siglos xvinr y xix. observacién general acer- we imental como Joseph Pr ‘ Inundo occiJenial por sus obras sobre la clencia y el ex tianismo— defendia ‘glo xvirt y de parte del 20x. ses de Priestley en las que éste defiende el com ef Yque era un inspirado defensor de Ja igual. fandtica (oes i . vi Ms i uccn Bémica y el comersio, Declaraba por ejemplo que aunque 251 idades todavia ieran ior ! adores de 1a libertad por un lado, y el estas actividades todavia no -hubleran proporeionado--al ses pepadores tema lo ee erator wn nd {os dos valores como contextos para’los ejemplos, de las HigBo desde luego pesimistas en els hom iversas ‘manifestaciones de la fe en el progreso duran bres ‘que se néyaban @ creer en los beneficios de la indus- esta época, igutios de los males mas evidentes pr iistema econémico de su época, y escribié en ios Principles of Political Economy un capt tulo en el que defendia las virtudes’ del «Estado estacio- nario», es decir, el que ha renunciado al avance econémi- >. Y-mucho antes de mitad de siglo habla poetas, nove- listas y artistas que mostraban claramente su antipatia por lo que afics antes William Blake habia llamado «las os- g fabricas» creadas por Ja revolucién, in- |. Pero si se examinan las obras, principales lel progreso —Saint Simon, Comte, Marx, y Spen” otros— no se encuentran més que alabanzas \ para Ja industria. Como sabem trabajé por crear el socislismo, pero él y Engels insistian en que estructura tecnolégica y hasta organizativa del zo no seria afectada por la Megada del comin sal dos_tenfan | Pp . “damnte en Tos pi Tapitulos, hubo escé enemigos de esta fe que trataban de’sofocarla, pero eran luna pequefia minoria. Para la mayoria de-los occidentales, el progreso era, en palabras de Herbert Spen: accidente, sino una necesidads, Es imposible hacer plena docena— a esta fe en el progreso. Hn consecuencia, me he visto obligado a escribir dos capitulos, el 6 y ¢l 7, idos por temas, y he tratado de resumir en elios las i teorfas del progreso profesadas en los siglos XVI y XIX. En Ja medida en que los dos valores que mds importancia tuvieron durante estos dos siglos para Ia generalidad de : 25 252. ~

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