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Del meme autor :Quées aa obra mactra?, Barcelona, 2002 Likeness and presence: A history ofthe image before the Bra of Ar, Chicago, 197 ionsgechiche, Bine Einfukrung, Batlin, 2003 (en colaboracion ‘con Heinrich Dilly Wolfgang Kemp) Bild un Kut. Eine Goehichre des Bildes vor dem Zeitalter der Kunst, Muni, 2008 Das ete Bild. Bildfragen als Glaubensfiagen, Munies, 2005 Anthropoogis of ert, Massachusetts, 2003 ‘ieronynsus Bosch: Garden of earthy delights, Munk, 100$ smoerenenrinminsigenseeninenecsnimieeitsinsitiensiasiaisiaat Hans Belting Antropologia de la imagen ‘Traducido por Gonzalo Maria Vélez Espinosa Primera edii6n, 2007 (OKate Baitores Sinclair 2548, 9° B 1425 Buenos Aires Fernin GonzAlaz, 59 Bajo A ‘28005 Madrid ‘worweatzeditores-com lo de Ia edicién original: Bild-Anchropologie ©2, Anflage 2002 by Wilhelm Fink Verlag, ‘Paderborn / Alemania (dels traduceién Gonzalo Maria Vélez spinosa / Universidad Thereamericans, A.C, México DF ISBN Argentina: 978-987-128%-57-6 ISBN Espaia: 978-84-96859-155 1. Antropologfa. I. Velez Espinosa, Gonzslo Marfa, taf Title cpp sa Fl contenido intsletual de esta cra sa encuentea protegide por diversas loyes ytratados internacionales ‘que probibon la ropreduccién intagra 0 extractade, realieada por cualquier procedimionte, que ne cuente con la aulorizacion expresa del editor. Disetio de coleclon:tholon kunst Iimproso en la Argentina por Latingefica SR. Ly acho al depésito que marca Ia loy 11.723. 8 n 109 343, Ww 23 263 297 3 indice Prélogo 4. Medio ~ Imagen ~ Cuerpo Introduecién al tema 2. Bl luger de las imagenes 1 Un intento antiopol6gico 3. La imagen del enerpo como imagen del ser humano Una representacién en crisis 4.Bscudo y retrato ‘Des medios del cuerpo 5. Imagen y muerte La representacién corporal en culturas tempranas (con un epilogo sobre fotografia) 6.lmagen y sombra La teorfa de la imagen de Dante en proceso hacia una teorfa del arte 7-La transparencia del medio La imagen fotografica Bibliografia Indice de nombres, Cartel de un estudio fotograico on Macents, Guinea (Fos: G, le Quecrees ‘Magnum, 1988), Prélogo En mi discurso de ingreto a la recién fundada Escuela de Estudios Supe- riores en el otofio de1993, me refer gen, de la que atin carecemos, en un momento en que la historia del arte continda en una tradicién demasiado firme. Propuse, entonces, an pri- mer aporte en el volumen Bild und Kulr (Imagen y culto]. Sin embargo, el resultado no me satistizo, pues esta historia dea imagen comienzaapenas después de la Antigdedad, cuando muchas de Ins precisiones acerca de la imagen yase habian establecido, Asimismo, las fronteras de la cultura euro- pea, dentro de les cuales me habia desplazado, restringen sumamente el tema cuando se plantea la cuestién de la imagen desde sus fundamentos, Pero el subtitulo ~"Una historia de la imagen antes de la época de: azte"— disolvi6 controversias que me hubieran resultado bienvenids, ya que se referfan a le diferencia entre imagen y producto artistion, En algunas rese- ‘Bas se me exigié reflexionar también acerca de una “Historia de la imagen, después de Ia época del arte’. Al fin de cuentas, es sabido que en I: actua- lidad las cuestiones referentes ala imagen estdn ms relacionadas con los _medios masivos que con el arte. Frente a las nuevas tecnologias, en Karls- ruhe era posible entenderse mejor con imigenes producidas con ura con- tinuidad evidente, en vez de depositar las esperanzas en la cuestion del arte en sentido idealista 0 con actitud defensiva. Pero, era en verdad itil para las cuestiones acerca de a imagen el modelo de historia en el sentido esbozado aqui? David Freedberg ye m: habia despertado dudas respecto de tuna “historia de la imagen” lineal, cuando escribia su libro The power of mages en una office de la Columbia Univer- sity vecina a la mia, en la época en que yo estaba trabsjando en Bild une Kule. La imagen, como concepeién [Vorstellung] y producto, 0, en pala- bras del precursor Sartre, como “acto de igual modo que como cose se contrapone por este doble sentido a cualquier esquema de orden histérico, Janecesidad de una historia dela ima- 8 1 antaorotactn oe cA mAGEn como el que hemos aplicado a las obras y a'los estilos, Asi, Hlevé a cabo. primeramente un experimento de tipo antropolégico, cuando en 1990, e! aiio dela publicacién de Bild und Kult, dirigl junto con Herbert S. Kessler tun simposio en Dumbarton Oaks, Washington. Mi ponencis, recibida con teservas por los historiadores y por los historiadores del arte presentes (y que por cierto nunca fue publicada), planteaba la pregunta" Why inages?”, ¥ daba al perfil hist6rico de los productosen imagen menos peso que ala propia tradicion de a praxis dela imagen. Porello pretendia indagar detris de los iconos de las imagenes de culto en culturas tempranas, y relacio- narlas con interrogantes acerca de Ia identidad colectiva que se hubiesen resuelto al mismo tiempo en yante estas imagenes en la vida publica, donde tanto la percepcién como la representacién constitulan actos sociales en correspondencia simeétrica Estas ideas se concretaron algunos afios mas tarde, cusada rec jai taci6n para participar de un simposio sobre el fenémeno de la muerte en las culturas del mundo. A partir de ahi se propuso una investigaciéa sobre eltemade la imagen yla muerte, que desde entonces es apoyada como pro- yecto por la Fundacién Gerda Henkel, y que he cantinuado en colabora- ‘cién con Martin Schulz. Esta investigacién se expone en una versi6n nueva y mucho mis amplia en el presente volumen. El acento se desplaza de In imagen de culto, de la que me he ocupado durante largo tiempo, la ima gen de los muertos coma motivacién de la praxis humana de la imagen. En el culto a los muertos tna imagen funge como medio para el cuerpo ausente, y con ello entra en juego un concepto de medios completamente distinto al que la ciencia mediatica emplea en la actualidad, es decir, el concepto del medio portador en sentida fisico, Igualmente, en este caso. el concepto ce cuerpo no puede separarse del concepto de imagen, ya que Ja imagen del difunto no s6lo representaba un cuerpo ausente, sino tam- bign el modelo de cuerpo establecido por una determinada cultura. Esta relacién es valida incluso para la praxis de la imagen mis reciente, como Jomuestra la pugna por el dominio dela imagen y del cuerpo virtual sobre el cuerpo real. Unicamente una perspectiva antropolégica puede perm tirse affontar estos temas, que de otra forma no admitirfan comparaci nes, pues pertenecen a la historia de los medios y de la técnica, El lector, entonces, encontrars también en los escritos de este volumen que las ira genes digitales de los medios de la actualidad aparecen como parte inte- gral dela tradici6n dela imagen, sin constituir ninguna gran frontera, ‘Mientras tanto, publiqué por otra parte diversas investigaciones sobre temas contemporineos que apuntan en la misma direccion (se encuen- tran sefialados en la bibliografia al final de este volumen), Con el artista my ieanensanedhi natant sdianecicattnsatints il Weems 4 { nsvoce t 9 ‘mediftico Gary Hill intents afnalizar el“alfabeto delas imagenes" en elcon- texto del andlisis del lenguaje. Nam Jone Paik me motivé a acriesgar un pplanteamiento intercultural en relacién con el tema de la imagen, sin el ique su oeuvre no puede ser entendida, En un congreso en la Casa de las Culturas del Mande en Berlin, que organicé en 1997 con Lydis Haustein, s¢ ubicé ln cuesti6n dela imagen en el centro de un dislogo con filésofos yexiticos de arte de Asia Oriental, que fue publicado con el tftulo Das ‘Brbe der Bilder [La herencia de las imagenes). En la Academia de Ciencias ‘en Berlin habia conocido en 995 al antropélogo de Mali Mamadou Dia wwara, con quien inicié un intercambio cientifico bajo el titulo Die Ausste- ung von Kulturen (La exposicién de culturas), y quien dirigié en Karls- ruhe ua congreso acerca de In fancién del museo de imagenes en otras, ccaltoras. Mi amistad con el artista japonés Hiroshi Sugimoto me condujo jg nuevas preguntas, con las que ce fortalecié mi convicci6n de que s6lo es posible indagar acerca de la imagen por caminos interdisciplinarios que no le temen a un horizonte intercultural Por este motivo se instituy6 en Karlsruhe un colegio de graduados, que ‘al mismo tiempo propicié Ia publicaci6n del presente libro. Inicio su labor ‘en el otolio de 2000 con la participacién de diez profesores de ensefianza superior de diversas disciplinas y de tres instituciones distintas, con la tarea de involucrarse en el discurso de la imagen de manera conjunta y, porlo tanto, iterdisciplinaria, Bs posible que esta discusi6n tome un rumbo istinto al que plantean los ensayos de este libro, lo que incluso me resul- tarfa positivo, pues por lo pronto todas Ins ineagaciones se encuentran en tun estadio experimental y preparatorio. En este sentido, el presente libro se concibe como una fundamentacién para a investigacién y como tesul- tado intermedio, Cada tno de los siguientes escritos acta por sf mismo y persigue una ruta propia al tema del libro. Con todo, espero que, a pesar de esta forma provisoria, el tema muestre su perfily haga transparentes los interrogantes que subyacen en todos mis escritos. Me parece que e prélogo ‘sla manera més sincera de comentar mi acercamiento personel este tema ten todos sus procesos. No pretendo generar el malentendido de que aqui se postula un programa acabado con pretensiones cientifico-politicas, por ‘mucho que tambign sea mi deseo que las nuevas ciencias dela irmagen, como la historia del arte y In arqueologia, ganen mayor presencia en el discurso delos medias. Es posible discutir si el uérmino “antropologia de la imagen" es el ade- ‘cuado para aquello que persigue la visién de este libro. El término “antro- pologia” conduce fécilmente a confusi6n con las disciplinas ecistenteslla- ‘madas"Antropologis o bien propone un tema dlgico para quienes recelen, 20 | AwrRoPoLaGIA oF La IHAGEH de que subyace una declaracién en favor de una “imagen del ser humano”” Sija y estitica. Esta sospecha se aclara con facilidad en el texto “La imagen del cuerpo como imagen del ser humana’, incluido en este libro. Desde mipunto de vista, el término “antropologia’,a causa den proximidad con la etnologia, posee una grata ambivalencia, pues también la investigacién ctnol6gica contemporsinea se dirige a nuestra propia cultura, como lo ha hecho Mare Augé, cuyas investigaciones agradezco en la mayoria de las. propuestas. David Freedberg y Georges Didi-Huberman, por solo men-

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