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Violencias silentes Apuntes para una discusién contemparinea SVENSKA ARENSBURG T. PRESENTACION Como profesionales ¢ investigadores de las ciencias sociales, nos enfrentamos frecventemente a la demanda académica y profesional de responder a problemas que estén presentes en la sociedad actual y que se vineulan de una w otra manera a fa slenominada “violencia social” Cuando nos ocupamos de nifnos vulneracos en sus erechion, de mujeres agredidas por sus parejas o de fenémenos vinculados a la eriminaliza- dn, la prisionizacion o el abuso policial, muchas veces nos hemos visto cn la necesidad de abrir un didlogo que nos haga posible pensar en los problemas sin anteponer prejuicios, miedos o discursos miflicos que Lie nalmente nos impiden pensar. Uno de los aspectos preocupanics cu cl abordaje de tales fendmenos, como lo hemos planteado en otras publi- caciones (Arensburg y Pujal, 2014; Arensburg y Lewin, 2014), es que las respuestas institucionales pueden agravar cl problema. Las salidas plan- teadas para enfrentar los estados limites que tales si 's imponen alos sujetos, a menudo empeoran las formas de padecimiento o expan- den sus consecnencias mortiferas hacia otras esferas de la vida. Es por lo anterior que consideramos una tarea preliminar el poder ofrecer algu- nos de los argumentos que nos pueden Hevar a repensar qué estamos entendiendo por violencia, El término “violencia” constituye en nuestros dias una nocién densa desde la que se califican miiltiples fenémenos de proveniencias distinias y con recorridos hisiétiens dilerentes. Como tendremos oportunidad de revisar aquf, podriamos estar de aeuerdo en pensar el campo de andlisis, de Ia violencia como conectado con la tradicién cel estudio sobre los confflictos y el estatuto posible de la convivencia social. 1.as rellexiones contempordneas al respecto apuntan a repensar estas formas de inteli~ sibilidatl sobre: la violencia desde el punto de vista de sus condicion posibilidad histéricas, proponicndo una discusién sobre las operaciones y las vias por las cuales un fendineno fine jurgado y calificado como “vi Icnto", mientras que otros fueron silenciados o invisibilizados en cuanto tales (Galindo, 2009). AMEE MERE emi eos ePtaremos, para comenzar, que hibit enbiiehos que Hos inl eae a a ‘Violentos", y, sin ibarge, Meron sistematicames Tal es el caso de las violaciones a Tos derechos hut: perpetradas en dictaduras latinoamericanas, asi como esos encuentror Hesse cotidianos que de tan naturalizados no tuvimos oportuni fad de cletectar, pero que en la actualidad sc demuncian coma heck Higlenog entre ellos la homofobia, el sexismo, el clasism y el racismo, = ee = pte. se desarrollara una diseusién en la que siderarin algunos de los argumentos expuestos en filosofia politi en ciencias sociales y en pnicoandlisis. a i IL La iow (CIA COMO FUERZA CONSTITUYENTE, DE LO HUMANO, Ignacio Martin-Baré (1185) iniciaba su libro sobre viel Tae tinoaméiea recurienco il Diecionario de ln Real Academia Eyal que por "“Violencia” considera “una nociin que indica la fier que sack a alguien o algo de su natural estado, situacién o modo” (p. 368). Lan lt misma linca, Izquierdo (1198) se apoya en igual definicién; tiene que ver con lo que se hace y eéino se hace, siendo violenta cualquier cosas conta su tendencia natural (p. 64), ‘ 4 Esta nocién de sentido comin resulta ser lianckante de la cuestiGn- problema de la violencia como fuerza tal que transforma la naiuraleza dle aquello que resulta ser su objetivo. Como vemos en lecturas de la Biblia o en consideraciones antropoliigicas, decir “violencia” es también decir “fuerza”, una fuerza que se apodera de los hombres, que se vuelve incontrolable y arrasadora, que puede provenir de la naturalera, de Ia Rorenca divina o del impulso salvaje animal, y que conduce tla muerce dle la propia humanidad (en su acepeidn singular © colectiva). Quienes han abordado, como Girard (1972), el problema de la violencia en st vineulacién con la cultura, adlvierten que cada reducto de colectivizacion ‘humana habria nombrado de alguna manera su relacién con lo que lla- maremos preliminarmente su “violenciadestruceién”. Fs frente a esta figura que se habrfan inaugurado las formaciones cullurales como inten tos de pensar y hacer algo, apropiarse y manejar lo que conduce a la muerte y al desastre de la comunidad humana en cuanto tal. A propésito de lo anterior, Girard (1972) escribe sobre el surgimien- (0 de la vida social como efecto de tramitar la violencia: “las sociedades humanas han vivido en relacién a la violencia y ésta tiene que eniendense evita se puede engin la violeneta et ‘medida en que no st Ta prive de cualquier salida” (pp, 10:12), Ex deeb sila cultura est fila por li violencia, sexd infruetiosy como una aberracién 0 una falla del estado de cosas, ya que sera ine tablemente expresion y cuerpo de una formacién cultural, Como 1 Je escaparse de la violencia, las précticas rituales habrian inatigittae do formas de tratar o vérselas con ella, o de encauzarla 0 wamitarla de algan modo. Los pucblos iniciales, segtin relala Girard (1972), invent ban darle curso a la violencia envidndoles sacrificios a los dioses, 0 $6, usando la violencia, construyéndole um ciuee y ocupando sus materiales, de tal modo que se apaciguara durante algGn tiempo. * ‘De ahi que, para Girard (1972), las formas colectivas de viela de las sociedades suctificiales intentaran desviar en una victima con ed ‘ indiferente (vietima sacrilicial) uma violencia que amenazaba con herir & sus propios miembros. En un sentido retrospective, este acto de desviit= ion y de praxis ritual no s6lo resolvis contingemtemente un probletiiy sino que fundaba la cultura, por cuanto el ritual «lel sacrificio cumplia unit *fincidn social” al proteger x la comunidad de su propia violencia (P. 1), ‘Al cumplirse con la funcién de regular Ia violencia de la comunidat a través de una salida ritual, se habria diferenciado, por un lado, Um violencia inmanejable, y, por otro lado, una violencia interna que se! posible manejat, por lo que, lejos dle ser impedida, seria usada como Keto y proceso inatigural para su elaboracidn, Las distinciones entre Vi6+ lencia intestina y purificacora, o entre violencia mimética y sagrada, posibilitarfan “hacer algo” frente a lo que destruye Girard, 1972), Pro pulsar un sistcrma de distincién entre violencias que purifican y que des icuyen apuntala también la marca de un tipo de sociedad, sia pretender extinguitla, sino encauzarla Siguiendo a Girard (1972), sélo eon la decadencia de lo sagrado y con la crisis de la fimeién del sacrificio se muesira que To aqui sostenido: era un orden de diferencias. La pérdida de la diferencia entre violencia impura y purificadora muestra la pérdicia de diferencias de} orien eul= tural en su conjutio. Partiendo de la diferencia fundamental entre las violenicias que putifican y kas que destruyen, se establecfan todas las difee rencias internas en la comunidad humana que dividia lo puro de lo im> ‘puro, asi como lo que conserva y lo que dlestruye. En ese sentido, desde ja matriz propuesta por Girard (1972), la transgresién de un tabs como. el del incesto o el del parricidio ocupa el lugar de violencia porque cexpresa Ja crisis de valor que esa diferencia sostenfa para cierta organi= zacién comunal-familiar (p. 56). Cuando paulatinamente se fue “profa nando” In sagrado, cuando se fue diyorciando la violencia humana de la divina y se fuc consolidando uma accién respecto de Ia violencia ine terhumana, comenziron a producirse nuevos Ingares para Ia violencia, No OF LAPULAIO DF MURETEALA ato HL, MODERN IDAD Y VIGLENGIA wdernidad marcara cl momento de pérdida de wna nocidl wrada de violencia, Para abondar esta pér ids Tele motivo. Ih violencia como momento inaugural de la pregunta, por lo hum que entrafta una formacién culusral. EI conflicio interhamano con imagenes de violencia y de muerte, segin Fspoxito (2009), es fuente inspiracién pari casi todas las formacinnes culturales, Desile esta ex racién, la violencia hamana no solo se sitia al comicnzo de Ia histo sino que la comunidad misma esta fundada en una violencia ho que serfa el emeryente de una mismidad indiferenciada apoderdnd. de la comumidad. De acuerdo com Esposito, en efvcio, la exploraci moderna sobre el comicnso cultural consideraria que los humanos habrfan combatide « muerte por ser demusiado diferentes —como hi en dia tenderfamos a creer— sino porque no habia distincion agit entre ellos En el proceso de instauracin moderna, segtin Esposito sociedades a: habrian conduct hacia formas histnitee de Simin cién”. Fsta inmunizacién serfa el precio pagalo para formar parte ma sociedad que quiere preservar su distancia con respecio a Ja vi lencia pretérita de la comunidad originaria de la que nos diferenciam ene ena en |. Tas operaciones de inmunizacién se habris consolidado con ¢l prapésito de alejar Ia contaminacién o el germe barbarico de la mismidad indiferenciada por las vias de la equi exteriinando 0 desalojando lo que amenaza, perturba o hace pelige las formas de vida prolegidas. Como consccuencia, nuestra cultura has bria dejado de lado el examen politicn y ético de la violencia, para cons centrarse en el problema téenico de cémo administrarla, como generar Gpificaciones y protocolos, cémo asentarla institucionalmente, cémo ais Jarla y medirla. inleresante rescatar los dos planos discursive involucrados en lit cin: por un lado, el estableciniento de la propiedad privada —Locke— via individualizacién del sujeto-propietario; por otro lado, el pacto social —Hobbes— por medio del Estado de derecho, a taves del cual cedemos nuestros derechos individuales en pos de la protec: in que el Estado nos oftece (Esposito, 2009). Aqui se abren dos recorridos en ef pensamiento sobre Ja violencia: de una parte, las fuentes de diferencias nire civilizacién y barbarie; de otra parte, el problema de la hege- monfa juridica sobre a distineién legitimovilegitimo. Partamos de esta Glima argumentacién. Sostencr que la violencia puede manejarse a tra- 's del ordenamiente leyal-legitimo seri una clave de lectura en la teo- social y el pilar para la argumentacién penalista (Arensburg, 2011), lista economia de la violencia seri el proceso de instituir en la figura de de *inmuni w ‘HOLENCINA Ja ley y sus Hlesde el que se qarantice la leyalidad dlel pactd y de legitimamente la racionalicad ju pueda idlentifiear y ir ins violencias condenables que rompen el pacto o To amenazan; violencias frente al derecho a sabida cuenta, violencias criminales que infringen la ley inslituida, que amensran el orden legs timo, tal como lo presentara Hobbes (1851). ; ‘Al amparo del Estado de Derecho, se hari la distineién entre una. violencia legitima, ejercida por el Fsiado, y uma vileutia ilegal que debe ser perseguida, expulsada y exterminatka, y que ser parliealarmente entendidta como violencia fisica que atenta contra la paz social, la convi- vencia y el conitato, ba este punto, Elias (1980) distingue la violencia fisica y otras violencias. La modernidadl politica habria sido eficaz para dejar la violencia Bisica de diversas esferas de la actividad humana, apla- cindola y concentrindola en cl Fstado (Galindo, 2009, p. 216). Fate hhara que el Estado retenga el control «le la violencia reciproea, es decir, el monopolio de Ja violencia como medio de: dominacién (Weber, 1919). ‘Como consecuencia de lo anterior, la violencia lindaeional del or- den social quedé sepultada en tanto violencia, para representarse como tGercicin politico legitimo representado en la autoridad del Fstado de Derecho. Su estatuto violento, como acto supreme de regulacion, termi- 16 por sepultarse en cuanto tal. Sin embargo. a partir de los genocidios de la primera mitad del siglo XX, el Estadlo de Derecho fue examinado en la banalidad de sui mat. Se hizo necesario asumir historicamente que el propio devenir del Estado moderne supuso derivar ent formas de exter- ninio y horror frente a las cuales los viucladanos habjan quedado sin herramicmtas juridicas para defenderse i Un aspecio que nos interesa dlestacar aqui es como se fueron anticue Tando formas de impugnacién de los discursos hegeménicos que habrfan tentado expulsar ln violencia fuera de Ta civilizaci6n. La adininista~ cidn moderna se habria conducido evadiendo las formas violentas que {lmismo ordenamicnta simbélico y material produce para sostencrse como tal, cuestién detallada contundentemente en la tradicion de pen- samiento critico (Benjamin, 1991; Arendt, 2006; Galtung, 1951; Beur- dicu, 2000; Agamben, 2003; Zizck 2003; Zizek 2009). A continuacién revisaremos algunos de esos pasajes. TV. PRNSAMIENTO SOBRE LA VIOLENCIA’ UNA GRITICA POSIBLE? Recuperemos el planteamiento de Benjamin (1921), para quien el problema politico de la violencia esta situaclo en eLestatuto cle autoridad Gel derecho mismo. Benjamin se formula como interrogantes: Zeuil es cl examen que podemos dar a los medios para juzgar la violencia? y fundadow det Mlepresuna eres que proviene dee creencia, Hi ¢ fusi tna relacion interna y compleja con la vio- fencia (que env alemmin-es simulténeamente, ademas, poder y fuerza) “Cuando se tun derecho, (..) éste rompe el tefido de Ia historia (a) Bs una irrupeién de fuerza que funda Ta ley. (...) Pl acto fundacior st encerrado en una estructura violenta” (Derrida, 1997, p. 88). sti prerspectiva nos ha parecido relevante para analizar contextos problematicos aetwales, Hlemos recurrido a ella, de hecho, en wn trabajo de investigacién-accién que venimos desarrollando desde el afo 2013 junto con algunas organizaciones sociales de una poblaciéa urbana de Santiago altamente criminalizada y cercada por policia militarizada (rensburg, Olivari, Reyes ef al. 2014). Al respecto, cuando Wacquant (2000) se reliere al concepto de “civilizacin cle la ciudad”, cobra interés cexaminar cémo kas politicas de seguridad ciudadiana habrian privilegia- ddo una estrategia de folerancia rer conde la relacién derecho-violencia resulla paadigmética, Iste tipo de programas de seguridad ha sido i plementado en Latinoamériea y particularmente en Chile y en la pobla- Gn urbana de Santiago a la que nos hemos referido. Por un lado, para tl gobierno y los medios de comunicacién, en la poblacién rein la bar brie bajo la forma de la delincuencia, el narcotraico y el crimen. orga ido, por lo que se reclama imponer el Estado de Derecho policial y ial. Por otro lado, para muchos dc los pobladores a quienes pudimos conocer, lo quc estd en disputa es el territorin mismo, donde el valor del Suelo de los urbanistas es una pieza clave, junto con cl interés percibido de desarticular el tejido de wma podlacién emblematica por su resistencia social ‘Bajo la mencionada configuracién, para los vecinos de la poblacién, el reconocimiento de la violencia no esté en la visible violencia criminal condenable desde el Estado y los medios de comunicacién, sino en las miltiples formas cotidianas de: discriminacién (cuanclo buscan trabajo y ocultan en el currfculum el barrio donde viven), vigilancia (cimaras de iicia en el perimetro de Ix poblacién y registro fotografica de vehiculos frecuerites} y persecucién policial que experimentan dentro ela poblacién (control de identidad que ha ltegado a implicar pricticas fabusivas y degradantes, incluso de violencia sexual, denunciadas ante el Tnstituto Nacional de Derechos Humanos). Fsta forma de tolerancia cero | opera ella misma como una violeacia conservadora, como “una imposi- Gdn extremadamente diseriminatoria contra determinados grupos de ersonas en ciertas zona simbélicas”, por lo cual “seria més exacio escribir las formas de actividad polical realizalay en nombre de la Iolerancia cero como estrategias de intolerancia selectioa” Wacquaint, 2000, p- 17), La represién policial selectiva s6lo es posible a partir de la creacién Gultural de cierios estcreotipos criminales que ateorizan especialmente ee ee doit dddnde se fimela el de et onde ae fla ol erecho 9 euParptcl: {Como hemos llegado a apreciar algo como violento? Re cemetlcgsarcir deerme rine iimaciin o su sancién. (...) Esos fines historicamente reconocibl "pom iies de derecho y no naturales” (pp. 2-4), Reviseinos el planteamiento de Beryjamin, Por un lado, sostiene Miolencia que no es aplicada desde el derecho (Estado de Derecho) been pelige cl orden legal. porque entices es posible una violencia fra fel leresho, Por oto lado el iauercs det detec en el tsa de ; conservarse, mantener cl interés que él representa, y su mie Milanies excluic lo que amenaza su orden, oes ce " Hopolizay la violcacia por parte del Estado, lus indivichios yao pueden ee un derecho @ ta violencia, porque atcntarfan con el findamento ded cho mismo. A partir de este planicamiento, la violencia que funda pager el derecho seria fa que debe someterse a efuea (Benji, | p- 5). Hl ejemplo de la polieia es claro. Ta policia funda y conser, derecho: funda porque administza-interpreta la ley cn sue manen conserva porque esti al servicio de los fines del derecho. 2 pe 1a polite a forma en que et : a forma en qe el Estado persqueempiricament us fines a tao precio, La potca es Innable porguc suspends icreneis once ok Tenci fundora y comservador,» ac expande pennamenverond ia ext lacs para ever la detadut cede a Pues no se junicn aoe izyuaa Rentenient (p. 9) entre viow Ta pol violencia cel poder, ley preexistentc, sino que ligisla perma. Bajo esta perspectiva, las consceuencias de la relacién violenci Hecho se establecen explicitamente. La fuerza que hace pesible usar. - : Hencia desde el Estado moderno proviene del derecho, Lo que llamamos pinks de sao" sn tip de vse qe recurre a la fuerza weniente del derecho o delegada en él, como creencia cons el pacto social, para fundar y sostener su aecign con lin de mamence al Estado, © bien destruir lo otro, su amenaza, Por eso es tan clue ef jemplo de la policia en la que fundacién y conservacion de derecho son Sinulténeos en su actuar, Este proceder ira sido muy estudiado en ev Iinologi, como Yerentos nis adelante el HI examen serd sustantivo desde el moment loge ir Paadoja que envuelve una sociedad que ayucigua a see ndendane wae medio del somecimiento al monopoliv de la violeneia por parte del Fstado de Derecho, Tal como lo plantea Derrida (1997), cl Wane a la poblacion y que suelen ineluir a tos ies i con baja escolaridad, a los toxico-cependientes, a los desempleados ‘i u ible responde aun tipo de o las: personas six calificacién ‘profesional TR¥ISNPiRRATE 66 Gatate6t a un npulso salvaje o a una barbarie ‘ en la prevencidn situacional del delito, la seguridad pabliea gestiona 1 problems de Ia condicién interna.e ineyitl nirgenes y sostiene la segregacisn. violencia primigenia, la emeryencia violenta proveniente del sijeto| Como vemos, el ejervicio de poder del Estado de Derecho, al pi ligurarse de Ia siguiente Cuando el Estado traiciog a tender eabrirse cle legitimidad, se revela inconsistemte, toda vez que contenida en el pacto social con su ilusiGn de w cule un sometimiento social pretérito, $i asumimos que las civilizacio de Ia sociedaut, se fractura el lazo posible que haria que los sujet se fandan y se conservan violenlamente, destruyendo lo que las prece identifiquen a un mismo ideal, divorciando to que los une yh 4 Joinueilar alnshcray/eatouces! para Aaiudiaciniid’ uncool erat «get los intereses particulares y el imperio dela fuer ha sido calificado como violente, debiera al menos considerarse una dis Como lo explicara Freud (1932): cusion sobre su trayectotia y situacidn historica, y, en especial, respe' Al propdsite hionicida se opone la consderacién de que, respetanda la Ssh esa acer eanGresy CisHincnnes: dul cuemigo, pero manteniéndolo atemorizado, podria empleitselo fi realizar senvicios tiles, As, la fuerza, en lugar de matarlo, se nite SU Jugarlo, Sin crubargo, una sociedad formada por elementos de pod - RELACIONIS DE DOMINACION O EL, DEVENIR StIFTO res mujeres, hijos y padres, yal poco tempo, a DESDE LAS RELACIONES DF PODTR SE ee anid pa econ ocd ee En el estudio de la cucstidn sobre violencia y subjetividad, to dena. ce cos, (lems a ee Iinado como “actos de violencia” se ha examinatio a partir de dos gr ii : des esquemas de pensamiento, El primera concibe la violencia com En exia figuracién es posible mostrar emo Ia suspension del de expresi6a de lo interno en cl individuo, fuerza descructora del prop cho como acto fundador, ast como la frgil legtimidad que sostiene sujeto que atenta contra olro o af mismo, lista suerte de violencis cons conservacion del derecho, se funcdamentan en una vineulacién enire tittiva, presente de forma dominante en el penisumiémto psi, identifica lenein y poder a pattir del problema que entraia el ejercicio de do Wieicn or spe dal Code suena stereos Gee nacdn, Ast el patto social es una intermediacién hisiorico-caltaral hace posible una vids para un tipo de sujeto, Sin embargo, cl dere que Io fundamenta configura esa intermediacisn, instiuyendo unas dé cuestionable porque a partir de ella se ha tendide a nmauraliza ejemplo, la violencia sexista perpetrada por algunos varones, ¢ ma considera que las formas de imposiciOn exterior, por medio de terminadas relaciones de dominacién. las cuales se civiliza, impactariun x los sujetos, quienes reaccionarian com A partir de los aportes precedents, el problema del pensamien violencia frente a ellas. social sobre la violencia quedara planteado respecto a la relacién ent Fate debate ¢s planteado por el psicoanslisis freudiano en su doble violencia y poder, donde la nocién de violencia como abuso de pod constituciéa: o los medios que la cultura ofrece para tramitar la vivleneia sigue vigente hasta ks aciualicad (OMS, 2003). Como advicrie For primigenia no resultan suficientes yo las formas de regulacién de la (2001), una conformacién de violencia pude ser el pretérito de una sociedad violentan a los individuos y éstas reaccionan contra ellas (Freud, terminada relacién de dominacién. Al mismo tiempo, retroactivamer 1930). Es decir, los andamiajes culturales podriin operar de forma insue podemos advertir como ciertas formas de ejercer por ficiente o bien de forma excesiva respecto a su relacién con la tramita- como resultado efectos violentos, en el sentido de abatir, quebrar 0 de cién de la violencia para el sujeto. ui al otro. Retomando cl mismo detrate, Arendt (1969) recupera la eritica de Benjamin (1921) al Tusnluralismo, el cual, al separar la violencia huma- ‘VIL. ESTATUTO VIOLENTO DE LA DOMINACION CONTEMPORANEA na ce la animal, naturaliz6 y asf justified la violencia. La violencia que s ‘emerge de los individuos se habia entendido como natural e inevitable, Esen este contexto que adquicren sentido las nociones de wl Y¥ €8 por eso que se haria nevesario imponer formas politicas que Ia te- estructural (Galtung, 1981), violencia simbstica (Bourdies, 2000) y x gulasen y controlaran. Sin embargo, lejos ele ubicar ka violencia en ese ia objetiva (Zizek, 2009), para dar cuenta del problema entre plano, Arendt (1969) afirmara que la violencia no se relaciona con la lencias estructurantes del orden (orden social que posibilita la a8 cia v orden priquieo que organiza tas posiclontes dle sijeto) as violencia visiles, manifesiaciones de violencia Keity *verdla ras” violencias que aparecen en tanto dafian, matan y muestean que ocurre por fueta de los Ifmites de lo permite, Siguiendo las tegorias de Zizck (2009), mientras que: la violencia objetiva no. pue atvibuirse los individuos urs es sistémica y angnina, la subjetiva jercida diariamente por los actores sociales, siendo posible hacerl En este enfoque, la nocién de violencia subjetiva o visible se pres ta como un emergente piquico y social de forneis de violencia ied (Zitek, 2000), Las emergencias de violencia subjetiva han de entender dentro del problema de la conlormacién cultural de las violencias con. ‘emporaness, abriendo la discusion sobre los eleclas estructurales y sim bolicos de la violencia. Por un lado, no ¢s posible comprender lay forma de violencia subjetiva con independencia de las formas de subjetiva: cin, por Io que las violencias subjetivas no pueden analizarse com ‘emergencias solipsistas, pues conforman y sc encarnan en posiciones d sujeto culluralmente constituidas. Por otro lado, las violencias objetivas no juntfca los actos de violencia subjetiva, pero sf periten expicar i emergencia y higar cultural, mm que Tavor c Bare y be cuestién que livorece el examen de sus Bourdien (2000), por su parte, reconoce en la violencia simbéli fimelamento para soucner detcrminadas relacones de dominacoa NyLaE on ea Era eouarer anual Remeunciiney Gener an Tee Sok di ahs wigan hp éleonscualento dominante (p28), = ene Femenias (2009) recuerda, en este sentido, que la din simbé- lica inherente a Ins relacones de doxninacion se ne ia and oa sos de legitimacién a través de los cuales los dominadores intentan obtener la adhesién voluntaria de los dominados. El poder simbélico constituiria el mundo al enunciarlo y actuarfa sobre él al instituir uma cierta representacién de ese tnundo, En un estudio precedente en el que abordamos el problema de la violencia de género en Ia pareja, mostramos cémo los exeesos visibles, en cl nivel de los conilictos de jgénero, pueden entenderse como deriva dos de una violencia estructural naturalizada bajo las formas del sexoigénero, violencia que se desplicga en el propio tejido articulado 1 cl patriarcado pata sostencrse como tal (Arensburyy Pujal, 2014). Fo tiene importancia porque aauestra que la violencia contra fas mujeres a Th dle 1a comprension del género como dispositivo, yl analizarse con independencia de una concepeion dn vie dominacién y no puede desatender el vineus Jo entre condiciones de produccién hist6rieas y relaciones intersubjed (Arensburg y Lewin, 2014), ‘Las violencias ajetivas, sean sisté r dese de vista bajo los efectos de ka naturalizacidn, la invisibilizacion yo la banalivacién. Bara trabajar con violencias de yéncro, seria necesatio desarmar estas operaciones de desconocimiento de las wismas, Como lo seiiala Fementas (2009): "La violencia fisica es el emergente cxcesivo de una violencia estructural mis profunda. En parte, esa violencia queda nvisibifizada hasia tanto no sobrepase un umbral tenuemente delimi- tado por Ja cultura, la clase social 0 Ta base cultural y religioss «le sus miembros” (p. 56). La violencia sexual, que fundamenta distintas formas de hacer visi- les las violencias contra las mujeres, és 1m instrumento que tiene el efecto de limitar las libertades de las mujeres y mantener formas de +o- metimiento. La violencia de género es una violencia por la dominacién patriaccal. El “patriarcado”, el “sexismo”, la "heterosexualidad obligato- Ha" o la “masealinidad hegeménica” han sido formas de nominar esas relaciones de dominacidn. El género puede entenderse, asi, como dispo- sitive de violencia simbélica sobre Tas mujeres cuando sus efectos son hacemos inferiores, reducirnos a un ideal yirginal o sexual, o bien cuando nos obvian, subsumiéndonos deniro de una humaniclad pensada desde la virifidad, A través de expresiones triviales, es posible ridiculizar, ins- tituyendo una norma valorativa encubierta contra las mujeres que opera como dominacidn. Es asf como los discursos sexistas terminan por expli= ‘ear, disciplinar y formar los deseos y expectativas de las mujeres. en la pa cas y/o simbélicas, suelen pet VIL. COMENTARIOS FINALES Descle nuestro punto de vista, el problema de cémo pensar las vio- encias puede explicarse a partir del sentido y el peso que se les otorga dentro de una discursividad social moderna (Veron, 1987) que ha tendli- do a individualizar la violencia en los stjetos, haciéndolos portadiores de unas caracterfsticas internas que los hacen proclives ya sea a ejercerla o bien a padecerla, clejando sin interrogar las bases culturales desde don- dle esos sujetos han devenido tales. Ingresar al campo de discusin actual sobre la violencia nos permitié interrogar un cictto registro hegemnd- nico, abriendo Ta trama de respuesias que han resultado especialmente filles a determinados intereses politicos ¢ institucionales, 0, si se quiere, a deteriinadas tramas semi6tico-materiales quc componen una matriz cultural, conduciendo la praxis hacia un certo destino, or el sueris eles, 86 ext Cuando se estudian bas violenclas in a guerra, el aparate, ones sociales que han set, formas sociales que han cumplido una fiincién en ta configurae nw colectiva y psiquica de la vida. Esto signifiea que se constituyen histOticamente, sulten transformaciones historieas y estan determinadas Jas definiciones de una formacién cultural. Por lo tanto, el término lolencia® no puede reducitse al modo, pauta 6 imipuilso agresivo que Yuelve insoportable y condenable en las formas de convivencia humana. ‘Nir ¢1 estudio de la violencia como fenémeno social, por “violencia” se oo una realidad amudacia en el conjunto de priieticas econtmni« sociales, politicas, jurfdicas y culturales (Leper, 2008). Es decir, estas a dejaran planted Ta cuestion de la violencia como tun astti= de realidad, pero del orden de una realidad constituida socialmente, ‘Por lo tanto, no natural, no neurral, no objetiva, no universal. Tajo esta reflexi6n, mientras no se abran los campos que eonecten #1 orden compuesto por una violencia objetiva y las formas de violencia subjetiva emergentes, el problema de las violencias sociales visibles y idianas no port ocupar un lugar dentro del analisis historico de las slaviones de dominacién. Por ejemplo, las formas de psicologizar, indi- -Vidualizar y patoloyizar la violencia, silencian y obstaculizan abordar el woblema en st estatuto estructural ¢ impidlen localizar el vineulo entre luni ¢iolencia sistémica u objetiva y las subjetivas. Entonces na podlemos. olvidar que las forznas del conocimiento psi que objetivansclasifican a los “Mijetos, patologizéndolos, victimizandolos, etc., operan subordinando. ‘al sujeto al discurso hegemdnico. Este lipo de vinculacién entre el saber Psiyel sujcto pucde fraguar efectos globales de dominacién (Rose, 1996). Por lo tanto, respecto al pensamicnio psi, es necesario revisar su pro- ‘duecién discursiva, reparando en las formas en que estinula eiertas pricticas o inhibe otras. Hay que detectar las violencias estructurales que serva y las que funda sobre las subjetividades. Por su parte, de modo ‘espectfico, la investigacién psicasocial sobre fendmenos violentos visibles ‘0 condenables tendra que reconstruir la historia frente a Ia cual esa vio~ encia subjetiva responde estricturalmente VILL. REFFRFNCIAS AGAMBEN, G, (2003), Eotado De Excepcién. Buenos Aires: Adriana Hidalgo. 'ARENUD, A196). Sobre ta violence. Madrid: Alianza, 2006, ARENSDURG, $. (2011). Dispasitva jurdico y tama de califcién victimal. Estudio uetittive: vietnas de deity ite procesal penal en Claie. Tesis doctoral no publicada, Barcelona: Univenvitar Autonoma de Barcelona. jurfdien etm 18H), 129d ARENSBIIRG S, y LIWHN E. 2014), Gomprensién dle los nudes institucionales ‘en el abordaje de la violencia contra las mujeres en la pareja: apottes de tuna lectura feminista a la experiencia chilena. Unioersias Hemanistica 78, 187-210, ARENSBURG, S, OLivant, A, REYES, MI. J. 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