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EL LIBRO NEGRO DELA PSICOPATOLOGIA CONTEMPORANEA coordinadores SILVIA FENDRIK ALFREDO JERUSALINSKY textos GUILLERMO IZAGUIRRE # JORGE DERERMAN SILVIA FENDRIK * RICARDO COLDENBERG ‘GERMAN GARCIA * GRACIELA ESPERANZA MARIA KITA KEHT, ¥ DOMINGOS PAULO INFANTE [ALFREDO JERUSALINSKY * MARIE CHRISTINE LAZNIK NILSON SIBEMBERG * ANA COSTA © M. CRISTINA M. KUPFEI [ADOLEO BENJAMIN FEA CORIAT ESPERANZA PEREZ DE PLA® LEDA MARIZA FISCHER BERNARDINO ANGELA VORCARO * DIANA A. JERUSALINSKY * MARIA A, TERZAGHT siglo veintiuno editores, LL ee Of (ét!t grupo edtorial siglo veintiuno 0 a editors, argentina Lt neg dea rapt cntepar Fendt Aled erway recon, Calero aging Ly otros diecinueve). — Mé 03 Galen ae iio So ps — op y pie) ISBN: 18-97 HOZUSOS Picopatologin Poss, 8, Baqiotrent ica 3. squiaenia— Aspects pcollglos. 4 Canes cog. Fei Sv cot I Jain edo, coordinade I gute, Gallermesclaboradn Ret xen en espaol, 2011 lareimpresin, 2016 ari cores, sa de A070 0 eer confrte@la ey > mpresoragrtic ernie ins mi, 378 inp, S77O0 a, de mexico INTRODUCTION libro nego de la psiquiatria contemporiinea obedece al efecto de perple- jad ante Tes furiosos ataques al psicoansliss, cada vex ms coléricos cada ver mis infundados, cuya expresién mas reciente se encarna en. tun compendio de mas de ochocientas paginas también titulado Bt lire Jugye. Nos teferimos, claro, a EL libro negro del psicoandlisis ‘Sin embargo, contra lo que su titulo pueda sugerit, éste, nucsiro Li- Jno neg, noha sido concebido como un eontraataque en expejo a esas denuncias frenéticas hechas al psicoandlisis en nombre del positivis- tho cientifico o cientificista. Responder contraatacando fue una enor tne tentacién —a la que dcbimos resistirnos—, ya que muchos de los jnjumentos utlizados para refutaral psicqandiisis extensa durac le los tratamientos, no resolucién inmediata de los sintomas, retor: {io al pasado, intelectualizaciGn, pura palabreria, surisiGn ciega a los Initos fundantes, y sobre wily muy costoro. han sida desde siempre tljeto de plantcos y cuestionamientos valiosos y Kicidos, por parte de jsicoanalisas de distintas corrientes, empezando por cl propio Freud, Ningein psicoanalista que haya seguido —y entendido— a Freud y Tacan defiende hoy al psicoanilisis como si se tratara de uma secta, tina religién, una practica inefable o un discurso de certezas irefutae 1 cientifico, Nadie puede ocritica’. Quienes con- Jiles, en contra de la racionatidad del esp acusaral psicoandlisis de falta de reflexi6n “au tibuimos a la aparicién de este libro acordamos que el punto crucial ho esté alli, en la denuncia de la impunidad con Ta que se Je acusa de nentiroso, muy caro, sugestionador, inoperante, etc. “mintiendo” a Su vez al piblico al que se dirige, por ignorancia, conveniencia o mala fe, Es interesante recordar aqui el ensayo de Oscar Wilde Er defensa de a mentira donde se pone en evidencia ¢] buen servicio que la fantasfa presta a layerdaad ye] engaiio que se comete cuando sélo se considera yerdaderaa la “pura realidad”. "Tomando en cuenta el hecho de que toda ideologfa necesita wn ‘enemigo vara afirmarse en “nuevos principios” y en “nuevas prome- fas" —los ataques al psicoanslisis no son una excepeidn a esta regla de cz salvaje—, hemos considerado la posibilidad de responder : a ot indignadamente « lus acusaciones, mostrando sus vircudes 0 su a eae aCe eee ‘tra cons esa otra cosa se llama, en primer lugay una rigurosa Cubridora con el fin de promoverlas“bondades” del psicoanalisiscon- aera ep earnt al servicio de la masificacin del sujeto, Lamentablemente, aquellos {que defienden la medicalizacién para suprimir los atta ore sige feria eho Ott Beech Maa ata} ere de amques inconsistentes en In avider de conquistar un piblico dlescoso de respuestas para los problemas cotidianos en la pareja, en Una guerra mereadologica que busca destruir a un enemigo al que ists, todo tipo de atrocidades, pero que descon ‘En nuestro Libro ner no hemos optado por el camino de la dif racién, Por eso nos hia parecido crucial analizar y oftecer los resul- cde ann oy iio del Do ste pet de Ta priquiatria contemporinea, mostrando los erroresy las contradic ciones que se revelan detrés de sus innumerables clasficaciones, que TOR eke ah i GSBRS GE il gina pare Seat RICREARS de familia, recetas con las que se pretende resolver nuestras vidas salvi dois de ton banat mene cers nasal tas, a los que sigue expuesto un piblico de supuestos consumidore eateries Leni wren te Quin no conoce hoy Un ADD, wn TED, un TOC? gQuign esta Nee ee tai il aang ae Sian ee ee er Tena Meet (eet ees te poporcinal a selociad eo que a psicofamacolgt I pi Gost contempt xaos nea, So neues corprendente que lo que ha sido presentado como avance en la capa See ee asa MAREK MEETS aoe on ate, sant tet Ofc ie cose tera Oa ae ‘Sit enbago, ete bro no ha sido conccbido como una sumator de denuncias a la ideologia disfrazada de ciencia que ha psico ess Eee a ans par online ranean Geen ee l|()..._ EE pyrronvecios - 1s mis ambiciosa, Lo que exigimos son fun- flamenteciones —no ataques ni defensas ni contraataques— de fos profesionales o legos que wilizan cada vez ms las siglas numeradas para clasificar como desviadas de las normas a nuestra conducts “ine fsperadas”.¢Seaso no se han transformad Tas sighs en una verdadera de guersa, Nuestra meta es aadiccion? ‘Lo curioso es que, contrariamente a esa suposi fico del que de modo avieso el psicoandlisis se aprovecharta, via empefidndose en evar al sujeto a reconocer su propio {que lo aqueja. Fl inconsciente no es son pensamientos mn de ignorancia ‘en un pabli Gste cor suber irconsciente acerca de lo Jo no-consciente, no es una caracteristica negativa, Tenguaje que hay que descifrar. Es (que estin estructurados como un For eso que ese saber no se acuta en eategorias nosograficas. Ves 1am ‘en la prietica psicoanalftica no se trata de imponer ign por eso que fin daterminado vocabulario psicopatolégico para orientar la lemnan ‘dao ladireccién de la cura. Taversamente, la psiquiatrfa contemporénea se ha autoasignado ta snision de divulgar “nuevas nomenclaturas” —a las que los medios de difusiga se adhieren fervientemente— generando un pandptico de titwe ter neuroquimico Jos diagnésticos que asi siempre reportan al card de la afecciém. Por ejemplo, tenemos Hogas, wn manural que se edita desde ace 103 2 dedieada alos “Trastornos mentales”, considera que la similitud entre tas categorfas diagndsticas del DSMaV (1094) y el 12D-10.6M (Clasifica- > internacional de Ta enfermedad, décima revisién, modificacion ddiagndstico de las enfermedades mentales de una forma més consistente y estanda sumado a los avances en los métodos {copecialmente las nuevas técnicas por iindgenes) “han condycido ‘. aata mayor precisién cn el diagnéstico” (se refiere al diagndstico psiquitric). Si bien podemos celebrar fa precisi6n con que las rue: pee téenicas por imigenes (ecografias, TC, RM, PET, etc.) ¥ los nuevos taiudios genéticos permiten diferenciar la incidencia de determina: fos trastomnos neurolégicos ¥ constitucionales en algunas afecciones nentales, no va de suyo que todas respondan al mismo modclo de leterminacién. Dicho de otro modo, si, por ejemplo, en el Sindrome Rett la determinacién de la desintegracién evolutiva del psiquisino ello no autoriza per sea el Manual Merch de Informacién Medica para el jos. En su Seccisn 7, ‘linica) implica que “el cespecificas se esté haciendo rizada en todo el mundo’. Ello, de fobecicce a una primacfa del orden genético, a ae ee Ul 10 srnonuceiéx tuna generalizacion de las causas genétieas para todas las afecciones mentales. Sin embargo, es necesario sefialar que en las nuevas cate- gorfas diagnésticas del nst#M, tales como depresiGn (TD), trastorno obscsivo compulsive (T00), rastomo de déficit de atenci6n e hiperac- tividad (1H), trastorno bipolar (1B), tastornos de ansiedad, no hay tal correspondencia con anomalfas registradas en estudios de imige- nes © genéticos. A su ver, en lo que se refiere a los trastornos globales del desarrollo (16D), y a Tos trastomnos invasivos del desarrollo (TID, entze ellos el espectro autista y el sindrome de Asperger) debemos ‘observar al anenos tres cuestiones decisivas La primera es la extrafiamente amplia cantidad y variedad de nifios que, bajo la enorme heterogeneidad de los indicadores actualmente Propuestos, resultan incluidos en tales afeeciones. Una reciente publi cacién de la revista Bpoca (Sao Paulo, Brasil) cn su aticulo de tapa ded cado al autismo, afirma que hay dos millones de nifiosautistas en Brasil, Jo que equivaldria aproximadamente a un autista por cada ve nilos. A todas hices © trata de un absurdlo elinico y social La segunda cuestidn ¢s que en una gran proporcién de esas afec. ciones no hay registro genético ni de imagen que revelen indicadores patognoménicos del trastorno. La tercera cuestién es que en la mayoria de esos casos est clara: mente demostrada la decisiva incidencia del tratamiento especifico del psiquismo en el grado de recuperacisn y en la velocidad de dete- rioro en los cuadros evolutivos. En todas las categorias diagndsticas utilizadas en el Manwal Merck (que de un modo general coinciden con las del Dsita1) hay un aps tado destinado a watamiento (en algunas “diagnéstico y tratamie to”, en otras “pronéstico y tratamien o, y em otras sokmente como. “tratamiento”). Encontramos alli con regularidad que se prescriben tratamientos farmacolégicos més alguna intervencién psicoterapéue tica generalmente especificada como “terapia del comportamiento 0 cognitiva”. Lo curioso es que también se recomiendan terapias tales como hipnoterapia, narcoandlisis, hierbas, asesoramiento, relajacion, terapia de exposicisn, terapia cognitiva, de apoyo, conversar con un médico al que se le tenga confianza, y una variedad de “soluciones alternativas”. Al mismo tiempo nos advierte sobre el riesgo de recu a “terapias prolongadas y costosas que pueden ser peligrosas”. pe eee ee eta eestor apaticién por fuera dela psquat de la inflendia, por bu propio prestigio social, de otras disciplinas. ‘daa En cuanto final del treero,ademds de los elementos que ya han alee eee eee ee Como un elemento important en In ers del pradigma, Cuando Lit nroduce la polaridad“locura odebildad ment en los itimos seminaros estos en un dominio que cnestona a supremacia de eee eer came Consderoentoncesquea parr dea criss del tercerpaadigma y por los desarrollos de muchas cuestiones y cuestionamientos produ- to del siglo pasado cidos por movimientos culturales del iiltimo cu y de los con onde senor enon coh separ Portnte dels pager del pcos y eran del tre fren psa de conforma ada uo ut evs enon ant a pita pede rs entra nis planes en ee ea eer ee deci, lo piscina enc dar on bse pe con sn aso paadiga Agios enone om van probleme. Sein nuevos de anol ceca porta bres pram mur praia de a pss csc sr iacrestn cacao apn ders elricapagustia sean, fndamenalmente cent es pace ier ae Gon ton deal pone ala ean del ore? Dare aja mn pregunta sera cei que veux de eh tanto lo qu oe en pict clinics cto en scone mer queigennoselssnn eden dei La psicofarmacologfa moderma ha permitido a Ia psiquiatria con- tar con una gama bastante amplia de recursos para el ejercicio de su En 1977, afo de la muerte de H. Fy acontecimientoa partir del eval LamtériLaura fecha el final de este tercer paradigms, Lacan dicta au serinario tulad Linne gue sit Ae Tune hue sa dower, donde forma aqyela polaridad. g Coisersal quiere decir para los dmbitos de in nos induce a pensar l lobalizacin punG10 DEL Days 25 ctica si se entiende por ésta el control de sintomas de los trastomos tema clasificatorio suficiente como el pr mientales, Al contar con un iste! arsenal farmacolégico tiene bastante especificidad y permite un Ivo congruente con los supuestos utilizados para dicha clasificacion. Camo la gran mayoria de los sintomas son considerados trastornos de la conducta el efecto sobre la misma de los flirmacos y cierta apre= thcidn bastante desarrollada de sus modos de actuar permiten una Mtgica cle su utilizacién, ‘Gomo los trastornos estin descritos de tal modo que no siguen una secuencia clisica de la descripcién de enfermedades ni se agrupan por la causalidad, el tratamiento ¢s sobre las conductas descritas y no obre las causas de las enfermedades. Ein realidad no hay enfermeda- {ks sino trastomos del comportamiento. +) CRITERIOS PARA EL ESTABLECDMIENTO DEL DSHFIY Guiles son los criterios clasifieatorios del pswn? Una clasificacién es {in proceso que permite agrupary definir criterios para la inclusi6n o exclusion de un grupo. Hay diversos criterios para este proceso, Una sificacidn se hace a partir de la elecciGn de algiin 0 algunos cri- terios y si es til mantiene una homogeneidad entre aquéllos y los lomentos que compone. En la psiquiatria cada paradigma establecié ‘us propias clasficaciones. AI tratarse de la idea de enfermedad iin ctiterio clasificatorio no tiene demasiado sentido a pesar de que existen algunos esbozos al incluir diversas formas de monomanias. 1 1a dominancia del segundo paradigma que determing la entrada le pleno derecho de Ia psiquiatria en Ia medicina se desarrollaron nuichas clasificaciones, siendo las més importantes las diversas edicio- hes de la clasificacign de Kraepelin. Su intenci6n fue la de seguir los ititerios de la medicina del siglo x1x y comienzos del xx. Como se tra Inlia de enfermedades podian basarse en la etiologia, en la desviacién le la norma fisioldgica o cultural o en la presentacin de sintomas. 1 el caso del tercer paradigma lo fundamental fue tomar en cuenta |i psicopatotogia estructural que permitis establecer los tres grandes rupos: neurosis, perversiones y psicosi En cambio, el usw no considera la existencia de enfermedades no de trastornos y no utiliza un criterio causal, Es una clasificacién 26 curianeMo ravines, cempfrica tanto categ6rica como dimensional." Esta ultima se elige especialmente para dar cuenta de trastornos donde la dimensién del desarrollo tiene un papel fundamental. A su vez, tomando en consi dleracidn la dimensidn categérica el oswer’es politético con To que las ‘categorfas son heteroggneas y sus limites poco claros Con otros parémetros para la clasificacién, por ejemplo al tomar jderacién cinco ejes sobre los que se organiza, su sistema es multiaxial Pero lo que me parece importante considerar para esta observa- idm es que constituye un manual clasificatorio, como lo sostiene M. M. Contreras," que deja de lado todo criterio nosol6gico a favor del esta- distico cuyo objetivo es lograr la mayor flexibilidad sin tener en cuenta las diferencias de las orientaciones te6ricas de los profesionales, ‘Veamos de cerca lo que plantea el propio astew Dice que sus ob- {jetivos son clinicos, de investigacion y educacionales. Para quiénes? Para los elinicos ¢ investigadores de diferentes orientaciones ya con tinuacin nombra a quienes se dirige: investigadores biolégicos, psi codinamicos, cognitivos, comportamentales, interpersonales y fami liares. ¥ los usuarios son los psiquiatras, psicdlogos, asistentes sociales, enfermeros, terapeutas ocupacionales, de rehabilitacién, consejeros y ‘ottos muchos profesionales de Ia salud, ‘Como psicoanalistas esto nos produce un gran alivio ya que quedamos excluidos de aquellos a quienes se dirige este manual, Nada tenemos gue ver con él. En este sentido la psiquiatria oficial se separa explici- tamente del psicoandlisis. Ya no aparece ese acercamiento que habia: mos seitalado en relacién con el tercer paradigma de la psiquiatria, queda lejos de la época en que podia hablarse de una “psiquiatria psicoanalitica” 0 de nociones semejantes, Me parece que en ese sen- “Categrica™ implica que las entdades notoigicas son cusitatvamente dferen- ‘es. En cambio, as “dimensionales”consideran una Kinea continua ente enfermedades ‘osintomas, Aunque, como sefala Marfa Magdalena Contreras, para Pesan las ener rmedades se dan en wn continuo y las eategoris son construcciones del observador, MLM, Contesas,"Clasificaciones diagndnticas de los trastonnos del desarrollo", en H, Lejarraga, Desaall dal nia en contests, Buenos Aires, Pais, 2004, i {alo © por lo menos estd en crisis. De- ilo el tercer paradigma ha eafdo o pe n oo fiultivamente el manual de clasificacién psiquidtrico nada tiene q\ sux con los psicoanalistas. Los psicoanalistas podemos desprendernos frarquilamente de la psiquiatra. Nuestros propésitos son otros, nuet {jos objetivos differen. . Vio otra parte, se considera como um instrumento nevesatio par) satudios estadisticos sobre salud publica, Un objetivo importante det por los eriterios utlzados para su otganizacion, es ede set a : Mi angnent eee que a devenido ams neces thao se ha vuelto imprescindible para la prictica estadfstica en salud (bli, elemento que lo diferencia atin mis del psicoandlisis Dice también que su construccién esta basada en Ta obscrvacieh fanpitia, Es decir, aparentemente, ninguna teoria se cucstions: 2 ta nosolégico, es estadistico y empfrico, y para que no queden dud tiene la pretension de explicar las patologjas 0 dea 4 surgimiento es el de Ta necesidad de confeccionar una sa en alr ion Jive para indicar In conducta, es decir, ¢l conductismo del cual ¢ Sus presup eminos. 1 Considero que desde el psicoanaisis puede dectse mucho sobre salud publica yuo denn md em el erreno en el eal el bare importante, a servic d ibe rternet oen cualquie~ Mi capitulo wore os oberon. Se puede encontrar m ue as ediciones esablecidas eee 28 GUILLERMO IZAGUTRRE En Internet se encuentra un glosario. Ahi podemos leer, por ejemplo, la palabra “psicosis” y por lo una de nto en qué sentido es tomada. Habria icin estricta segiin Ia cual lo que define la psicosis ideas delirantes o alucinantes pr tes", “en ausencia de conci cia acerca de su naturaleza patolégiea”. En el manual no existen la neurosis ni la perversién y no se plantea algtin término que se oponga ose diferencie de la psicosis por ende, fiel asus objetivos: la psicosis se define por ciertos aspectos de la conducta. Manifiesta que tuna definicién menos restrictiva que incluiria “alucinaciones signifi- cativas que el individuo acepta como experiencias a ‘natorias” y una tercera mis amplia que acepta otros sintomas positivos de esquizolre- nia como “habla desonganizada’, “comportamiento desorganizado o cataténico” y afirma que hay pérdida de los limites del yo o alteraci6n de la verificacién de la realidad. Como se ve apela a un criterio de psicosis con base en ciertos obser- vables o bien en los dichos del paciente sin pasar su limite explicito y en lo que ocurre con la conciencia, el yo o la realidad. No podemos decir entonces que el manual se aleja de sus objeti- vos y de sus eriterios “empiricos”, “objetivos”, “conductuales” para ace herirse a lo que pretende dejar de lado, es decir ciertas concepciones, ideologfas ¢ incluso teorfas? Pero de algiin modo el manual se salva de esto puesto que afirma que en el psw-1v se subrayan diferentes aspectos de la definicién de psicosis. Habria que decirlo en términos ‘del manual y entonces seria asf: se subrayan diferentes “aspectos ge- nerales de los dimbitos de fincionamiento”. Fs seguro que se puede inscribir a diversos individuos como un ntimero mas en ese casillero pero ;se sabrilo que se quiere decir con eso? Podemos verlo en “funcionamiento”. Por ejemplo, para diagnos ticar a un paciente como esquizofrénico hacen falta dos 0 mis de los siguientes sintomas caracteristicos: ideas delirantes, alucinaciones, Tenguaje desorganizado, comportamientos catatGnicos o gravemente desorganizados, sintomas negativos: aplanamiento afectivo, alogia, abulia, A estos sintomnas caracte ticos se Tes suman otras condlic que no son caracteristicas pero que ayudan al diagndstico 0 a des- echarlo, Se ve perfectamente que el propésito del manual se mantic~ ne imperturbable: ninguna referencia a una hip6tesis, a una concep- Gin de la psicosis, a una teoria. ‘Sin embargo, de ninguna manera puede considerarse que no hay teoria, Sise trata de Io empirico no hay lugar a dudas que hay una teo- -_ shoo1o pH sway Isa e pirismo. Ha que se Hama € Filinalia, y seguramente es nec Ju empirico yademas establecer Ji de valores no es posible la {44 sola idea de consteuir un man Jnente una teorva o un grupo de ellas \ijunos prejuuicios aunque pretenc Jprenlerse de ellos. listo es notable en la clasificact sje se definen los trastornos de \) sexo opuesto y otros criter! jlo, Pero ya esta ah implicito eee a uno y hay el otro y unio del folio porque si no se trata de un bjetar a eso desde el empirismo, ‘coanlisis que ue alguien ps sexu sCémo podria pla Hie ninguna manera, tenece a determin be oun modo que podria consides s uma concepeidn, si se quiere tn jo worizar para sostener algo sobre na escala de valores. Sin teoria y si construccién de semejante cuerpo. nual diagnéstico implica necesariae ‘yuna eseala de valores, inchuso ida con la mejor buena yoluntad des- nde los trastornos sexuales. Se dice 1 identidad sexual por Ia identifica jos menores y no por la elecci6n del «que hay un sexo definido, se pette- ‘be identificarse al de uno y no al de “trastorno”. No tenemos nada que a anatomia o la genética pero el psi ‘exeluido; nada permite decidir desde el psicoandlisis nado sexo antes de su declaracién de intear e| psicoanzlisis sobre ello un trastorno? \ IRONIA DEL DOCTOR BENTALL «se irénico un psiquiatra anglopar junte, Richard P. Bentall, de la Universidad de Liverpool hizo wna Jroptiesta muy interesante que, Ininje clas ‘a mi parecer, cuestiona todo el anda rorio de este manual. Publicada en 1992 en el Journal of Matical Ethics bajo el titulo “A proposal to classify happiness as 2 PSY “hlatric disorder” esta curiosa propuesta lanzaria, de ser tomada con teriedad (y no hay ninguna razén para que no se a tome asf), un pole {nico debate sobre el manual. Dice en el resumen que icictad sea clasificada como un trastorno ps n las proximas ediciones det ‘manual diagnéstico y clasificatorio jyijo un nuevo nombre: major affective disorder pleasant tye DOraNE 88 Richard P, Rental, "A proposal 0 Journal of Medial Edie, Londres, 198 Ja visto en la literatura relevante que la felicidad es estadlisticamente classify happiness as psgchiatic disorder”, ef 18, pp- S488. 30 GUILLERMO HZAGUTRRE anormal, consiste en un discreto conjunto de sintomas, est asociada ‘con un nivel de anormalidades cognitivas y probablemente refleje un fancionamiento anormal del sistema nervioso central. Una posible objecisn es que no se considera un valor negativo, pero constituye una objecién cientificamente irrelevante. La felicidad seria un estado neurofisiol6gico de desinhibiciGn; sostiene que hay cierta relacién en- tre felicidad y mania —probablemente se encuentre un cierto distur- bio del sistema nervioso central— es indudable que se puede ind Ja felicidad estimulando centros subcorticales —se han encontrado con cierta frecuencia relaciones de la felicidad con la obesidad y la ingestién de alcohol—; conficre alguna desventaja biolégica, implica tuna mala adaptacién a la realidad, pone en juego determinados cen- tros nerviosos que afectan al sistema nervioso central, presenta sinto- mas especificos y se relaciona con anormalidades cognitivas. El autor sefala una consecuencia a partir de que sca aceptada su propuesta yy es que los psiquiatras intenten algdn tratamiento para la felicidad, Las referencias bibliograficas consultadas por el autor son relevantes y numerosas; cita 32 trabajos, todos de lengua inglesa y de importantes revistas clemtificas. EL articulo sigue estrictamente pautas cientificas con un impeca ble razonamiento que va desglosanclo los argumentos para sostener la pertinencia y la necesidad de ineluir este trastomno afectivo mayor en. Ia clasificacién psiquidtrica, el pow. Pero la ironfa de la existencia misma del trabajo, especialmente por la forma de organizar su argumentacién, que considero impeca- ble, es que discute la pertinencia de las clasificaciones psiquitricas ‘0, al menos, plantea dificultades muy serias para esa tarea realizada ‘en esta forma, aparentemente sin considerar ninguna teoria y basada s6lo en la observacién empirica. Lo explica Richard Bentall al discutir la probable objecién de que la felicidad 0, como propone nombrarla, ‘major affective disorder, pleasant type, no es un valor negativo. Pero desde Ias concepciones que construyeron el nsit no se puede, sin contra- decitse, objetar por sus valores si Supuestamente no se ha tenido en cuenta ningyin valor, En cambio, el psicoandlisis no puede dejar de tener en cuenta los valores que al menos quedan tratados en lo que se considera el Ideal del yo, los ideales de la persona, incluso el superyé sin los cuales no puede plantearse ningtin trabajo de analisis. _ phoGi0 DEL oswery 3 {) CONCLUSION. Ex Dstr” COMO FXPRESION DE LA CRISIS yt TERCER PARADIGMA ‘Como conelusién puede sostenerse que el asia responde no aun nue- so paradigma instaurado en psiquiatria después de la terminaci6n de ‘slrticturas psicopatoldgicas sino a un momento de crisis de aquél. 1 psiquiatria de nuestros dias parece teneler a ligarse a tres niveles del Alosastollocientifico actual: las neurociencias como tronco fundamen- {ul la genética y la consecuencia teenolégica de ambas, la psicofarma- ‘oloia. Pezo aunque se hubiera ya establecido un nuevo paradigma han construido elementos diagnésticos y clasifieatorios coheren- Jescon esas disciplinas, Quiero decir que si se construyesen de acuerdo ‘or ese supuesto nuevo paradigma deberiamos encontrarnos con que ren los mecanismos neuronales, neurotransmisores y gené- sv asi como los efectos psicofarmacolégicos en el comportamiento ¥ ‘lomentos del sistema nervioso central para fandar una nueva no- ‘oloyia con intenciones de ser cientifica o de inseribirse en las Injlogicas, No es el easo del nsew que corresponde entonces, segtin mi ‘uiterin, a un momento de crisis del tercer paradigma. Probablemente Jol os0 no se arriesga apoyarse aparentemente en ninguna teoria, Jieto formina prosternéndose ante un empirismo radical. ¥ también, Fumo lo dicen los propésitos y fundamentos sobre los que se apoya, ‘ati construido al servicio de la estadistica Las consecuencias de ello deberfan ser evaluadas.

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