You are on page 1of 13
‘Revista Mexicana de Analisis de la Conducta. 1986, Vol. 12, Nim. 8, pigs. 448-460 Historia de la psicologia: ;Para qué? Emilio Ribes, ‘Universidad Nacional Autnoma de México‘rtacal “Puesto que estamos estudiando el alma se hace necesario que —al tiem- po que recorremos las dificultades cuya solucién habré de encontrarse a me- dida que avancemos— recojamos las opiniones de cuantos predecesores afir- maron algo acerca de ella: de este modo nos seré posible retener lo que dijeron acertadamente asi como tomar precauciones respecto de aquello que puedan haber dicho sin acierto”. Aristételes (Acerca del Alma) “A. cansa de que muestra cultura es predominantemente dnalista, vemos a los historiadores interpretar universalmente a la Psicolog‘a platénica y aristotélica como si fuesen la creacién de San Agustin o Santo Tomés, cuyas culturas eran muy diferentes de las de los griegos, aunque semejantes 2 la nuestra”. JR. Kantor (1968) RESUMEN ‘Se examina la importancia que tiene para la teoria de la conducta el andlisishistérico- conceptual de los problemas de naturaleza tebrica y experimental. Se proponen siete ni- veles de anilisis: los paradigmas como modelos o metiforas de la realidad, los paradigmas como ejemplares metodolégicos, los paradigmas como estructuraslogicas de la teoria y la Investigacion, el origen de los conceptos y su uso, la evolucién de las teorias especiales, Jas condiciones externas como auspicio de la teoria, y Ia justificacin racional de pricticas ppoliticas y morales. “ Nom, 3 Vol, 12 ABSTRACT The importance of historical and conceptual analyses of theoretical and experimen- tal problems for behavior theory is discussed. Seven levels of analysis are proposed: po- radigms as models or metaphors of reality, paradigms as methodological exemplaries, Paradigms as logical structures of theory and research, the origin of concepts and their tse, the evolution of special theories, external conditions as auspices of theory, and the rational justification of moral and political practices. No es mi propésito hablar propiamente dicho de la historia de la psicolo- gia, refiriéndome a los acontecimientos en ella contenidos. Més bien, me pro- Pongo justificar la importancia de cierta manera de examinar la historia de la Psicologia como elemento indispensable de la préctica tedrica en la discipli- na, Por ello, no recurtiré a citas o andlisis ubicables en la historia de la psico logia como estrategia sistemdtica. En su lugar, emplearé en ocasiones referen- cias a relaciones hist6ricas para ejemplificar algunos argumentos que consi- dere fundamentales. Para iniciar mi Ifnea de argumentacién contrastaré dos formas de enten- der la historia en general, y en el caso que me ocupa, la historia de la ciencia y en particular de la psicologia. Por un lado, se tiene a la historia concebida como una historiografia de acontecimientos, personajes y obras, agrupados cuando menos bajo un criterio cronolégico. Por el otro, se tiene una historia que es sucesién reconstruida a partir del presente, Esta historia constituye una reconstruccién de los problemas conceptuales, trazando sus origenes y devenir como condiciones de cvolucién de las teorias y el quehacer cientifico. Me conceutraré en esta segunda aproximacién a la historia del conoci- miento cientifico. Ain cuando més adelante examinaré con mayor deteni- miento las diversas formas que puede adoptar el anilisis hist6rico-conceptual asi delimitado, es mi propésito, como punto de partida, delinear las caracte- risticas generales de esta concepcidn de Ia historia del conocimiento como arte integral de la teoria cientifica. a) En primer lugar, es necesario subrayar una doble caracteristica, apa- rentemente contradictoria, de la ciencia como corpus tedrico: su cardcter a Ja vez continuo y discontinuo. A pesar de que de acuerdo a la ideologia co- min sobre Ia naturaleza de Ia ciencia, esta constituye conocimiento acumu- lado, un examen cuidadoso de su evolucién, tal como lo sefiala Kuhn (1982) demuestra lo contrario: Ia ciencia es esencialmente discontinua en su evolu- cién tedrica respecto a los “hechos” conceptualmente significativos. No hay acumulacién factica, pues los datos son solo significativos en el contexto re- lativo de las teorias, y no por su naturaleza empirica per se. La historia de la ciencia se caracteriza por el abandono de teorfas que son substituidas por otras, proceso que no implica la incorporacién parcial de unas por otras, si- no, generalmente, su rechazo global, en la medida en que las nuevas teorfas 2 Consulten a Hanson (1988) para un andes més profundo y extenso sobre I naturaleza de los “echos" en la teria centifics. Diciembre de 1986 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA. 445 aceptadas no solo implican nuevos hechos, sino que organizan mejor que las anteriores los conocimientos previos bajo una dptica conceptual diferente. Por ello, en el proceso de evolucién de la ciencia no slo se substituyen teo- rfas; se substituyen también los hechos significativos exclusivamente para dichas teorias. Esta caracterfstica del cambio cientifico imprime al progreso teérico un rasgo de discontinuidad no acumulativo. No obstante, como ya sefialé anteriormente, la ciencia como cuerpo teérico, también posee conti- nuidad histérica. €En qué consiste la continuidad del pensamiento cientifi- co? La continuidad tiene lugar en una doble dimensién teérica: una, que de- nominaré la recurrencia transformada de las formas conceptuales; otra, que designaré como la persistencia de la ldgica tedrica. Ambas dimensiones tie- nen que ver con aspectos diversos del concepto kuhniano de paradigma o ejemplar. La recurrencia de las formas conceptuales se refiere a la reapari- cin sistematica, bajo condiciones definidas por la carencia de una teorfa consensual, aceptada, de microteorfas hipétesis generales centradas en ‘un mismo concepto, aparentemente transformado en un lenguaje de datos diferente. Los conceptos de representacién, de instinto y de placer son al- gunos de los més conspicuos en este sentido en la historia de la psicologi: Por persistencia de la légica tedrica debe entenderse la permanencia de in- variantes 0 criterios conceptuales respecto a la significatividad y naturaleza de las teorfas, al margen de las variaciones que tienen lugar en las formas tedricas particulares (hipétesis, contenidos conceptuales, etc.). Dichas in- variantes se refieren a la naturaleza de la explicacién, a los supuestos bésicos sobre la representatividad empftica de los conceptos, a las caracteristicas de la generalizaciones simbdlicas y a otros problemas semejantes. La mecénica, como légica general de la ciencia, constituye un ejemplo sobresaliente de ésta segunda dimensién continua de la teor‘a cientifica (Turbayne, 1974). b) En segundo lugar, atin cuando el pensamiento cientifico posee una l6- gica ¢ historia internas, como modo social de conocimiento guarda una es- trecha vineulacién wu Tos piocesos sociales que articulan las representaciones ideolégicas generales. Esta vinculacién es de doble via, en la medida en que no sélo el pensamiento cientifico es influido por las concepciones religiosas, politicas, juridicas, morales y culturales vigentes en un determinado momen. to hist6rico, sino que también les influye transformindolas, innovandolas 0 legitiméndolas racionalmente. Es ya un lugar comin afirmar que las pricticas teéricas y empiticas de la ciencia son influidas profundamente por la red de creencias y valores de una época determinada (Bernal, 1972). La ciencia griega, la ciencia medieval, la ciencia renacentista y la ciencia contempordnea constituyen ejemplos evi- dentes de como las concepciones religiosas, econémicas, juridicas y politicas, no slo han auspiciado los problemas significativos para la ciencia, sino que han regulado incluso los criterios de legitimacién teérica y empirica del co- nocimiento cientifico. No obstante, también ha operado un proceso en sen- tido inverso: la ciencia ha modulado las representaciones ideol6gicas y sus uusos pricticos, incorpordndose ella misma en la compleja malla social que 446 RIBES Num, 3.Vol, 12 regula la hegemonfa y dominancia de las précticas de los individuos y sus relaciones institucionales. Para citar un caso préximo, la moderna biologia, la electronica y la economia, proporcionan ejemplos de esta “cientifiza- cién” de las representaciones y pricticas sociales. No quisiera dejar este punto, sin antes sefialar dos aspectos fundamenta- les que lo ubican de manera muy especial en la relacién de la historia de la psicologia con Ia historia de las representaciones ideolégicas en general. El primer aspecto tiene que. ver con el lenguaje ordinario como punto de par- tida ¢ instrumento articulador de todas las relaciones conceptuales a nivel social. El lenguaje ordinario constituye la préctica social por excelencia, y provee la légica esencial de dicha practica. El lenguaje ordinario se convierte cen logica de las relaciones sociales entre individuos como préctica definida por uso y contexto. Por consiguiente, constituye una légica histéricamente cambiante. La influencia que diversas formas de representacién conceptual tienen entre sf sobre las prdcticas sociales es posible solamente por y median- te el lenguaje ordinario. De ahi, la gran importancia que reviste concebir la relacién entre las pricticas lingtifsticas como comportamiento y las précticas lingtiisticas como representacién del comportamiento. Mis adelante volve- remos a tocar este punto. ‘Un segundo aspecto es el que tiene que ver con la distincién de los con- ‘ceptos como modo, medio y contenido.? La ciencia constituye un modo es- pecifico de conocimiento y en esa medida, el modo se caracteriza como un tipo de proceder en la formulacién, sistematizacién y legitimacién de los conceptos. No obstante, aiin cuando el contenido de la ciencia es peculiar a la naturaleza analitica y asf abstracta de sus conceptos, en la medida en que su lenguaje se articula con base en el Ienguaje ordinario, permite que otros modos de conocimiento (religioso, artistico, politico, tecnolégico) se apro- pien de dichos contenidos, transformndolos, deformandolos, y adapténdo- los a otros usos sociales. Es asf como el lenguaje ordinario se establece en medio de apropiacién de contonidos por diversoa modos sociales de conoci miento. La ciencia y otros modos de conocimiento trafican entre si con sus, contenidos mediante el instrumento social articulador que constituye el len- guaje ordinario. ¢) Una falsa concepcién de la ciencia es que esta progresa por confronta- cién directa de sus conceptos con la realidad, suponiendo que los “datos” 0 “hechos” son independientes de la ciencia misma como prictica linguistica. Esta concepcién ha levado a preocuparse excesivamente por los procedi- mientos 0 reglas de confrontacién de conceptos y datos o por las reglas de inferencia correspondientes. Sita Ia prictica cientifica como un proceso discreto, ahistérico, momento 2 momento, de formulacién y prueba en la ‘que los datos o ciertas reglas I6gicas universales constituyen la sancién il ma de los conceptos y tedrias. 2 Siguiendo Ryle (1979) entendemor al concepto como funcién de la palabra en le prictica tinguieic, y no como eatidad de significado universal auténomo, Diciombre de 1986, HISTORIA DE LA PSICOLOGIA aay Sin embargo, es preciso sefalar que hecho y concepto no son separables. La ciencia, como préctica lingiiistica, no puede abstraer los eventos de los conceptos empleados, los cuales articulan y permean toda Ia actividad de conocimiento, inclyyendo aquella que tradicionalmente se ha supuesto vin- culada tinicamente a los sensible: la observacién. Si hecho y concepto no son separables, entonces el progteso cientifico no procede de la mera confron- tacién directa de conceptos y hechos, sino como lo apunta entre otros Kuhn, a partir de la contrastacién de diversos tipos de relaciones conceptos-hechos entre sf. De este modo, el cambio cientifico tiene lugar, no como certidum- bre momenténea, sino como un sinuoso proceso histérico de articulaciones conceptuales y su proyeccién en dominios facticos aparentemente inde- pendientes. Por ello no es posible concebir el progreso cientifico, entendido como cambio tedtico (0 cambio paradigmético) sin la recapitulacién histérica de los origenes conceptuales de una problematica cientifica como problema féctico. Todo problema cientifico es problema histéricamente configura- do, y su solucién no depende exclusivamente del ingenio para formular pruebas experimentales 0 formales respecto a su falseabilidad 0 verifica- bilidad. Depende igualmente del examen légico de su origen como proble- ma conceptualmente definido, y del andlisis de las visicitudes histéricas del problema como concepto inicial o transfigurado. La tcorfa cientifica se con- vierte, de este modo, en un proceso de recuperacin y rechazo de problemas historicamente configurados con base en el andlisis de la coherencia que ha guardado la practica histérica de dichos conceptos. La historia conceptual de la disciplina, examinada retrospectivamente a partir de los considerandos ex- puestos, se vuelve parte integral de la teoria cientifica. No puede entenderse el cambio cientifico sino es como cambio fundamentado histéricamente. La historia de la ciencia shistoria interna o historia externa? La historia de la ciencia como historia de un proceso social y sus produc- tos ha sido abordada recientemente desde una doble éptica: la ciencia como historia aut6noma de las ideas y métodos, y la ciencia como institucién con- formada e influida por factores e instituciones externas a ella. La primera tra- dicién proviene del supuesto de que la ciencia constituye un campo racional relativamente segregado del exterior, y por ende, que evoluciona con base en los propios cambios que surgen en su interior, fundamentalmente cambios ‘en las ideas y las reglas de validacién del conocimiento. El segundo enfoque mas reciente, proviene de la literatura marxista, y se propone encontrar la derivacién de los motivos y formas del conocimiento cientifico a partir de las condiciones sociales, econémicas y politicas de la circunstancia hist6- rica especial (Bemal, 1972). Esta posiciin se ha radicalizado como ant{do- to ala tradicién que concebfa el cambio cientifico como un proceso cerra- do, intradisciplinario, y en esa medida, desvinculado de la historia social cir- “48 RIBES Nom, 3 Vol, 12, cundante. El hincapié exagerado en los factores externos de la actividad cien- tifica conlleva, sin embargo, peligros semejantes a los de postular una pureza achistérica de a racionalidad cientifica. Por ello, Kuhn (1982, traduccién es- pafiola) ha admitido que “.. Aunque doy la bienvenida al giro hacia la his- toria extema de la ciencia, que viene a restablecer el equilibrio perdido du- rante mucho tiempo, su actual popularidad puede no ser una bendicién pura. Una de las razones de su prosperidad presente consiste, indudablemen- te, en la propagacién del virulento clima anticientffico que priva en estos tiempos. Si se convierte en el tinico enfoque, la historia de la ciencia podria quedar reducida a una versién, a un nivel més alto de la tradici6n que, por no ocuparse de la ciencia en si, terminara omitiendo las cuestiones intemas que conforman el desarrollo de cualquier disciplina. Ese serfa un precio muy alto para la reconciliacién. . .” (p. 185). La historia interna y la historia externa de la ciencia constituyen en reali- dad enfoques complementarios, que en un momento dado pueden disociar- se analiticamente, pero que, hacen referencia a factores que en la préctica histérica ocurren entrelazados, exista 0 no conciencia de ello por los prota~ gonistas mismos de la historia de la ciencia. No obstante, ambos factores, externos € internos, guardan una influencia diferente en distintos momentos de la evolucién histérica de cada disciplina cientifica. La influencia de las concepciones religiosas y politicas son de mayor importancia en los momen- tos en que se conforma una disciplina que cuando esta es madura tedrica y metodolégicamente. A su vez, es en estas tiltimas circunstancias en que las ciencias son mds permeables a los adelantos tecnolégicos y a Jas considera- ciones respecto a sus efectos sociales mediatos ¢ inmediatos. En el caso de la psicologia, como en el de otras ciencias que inciden més directamente en las prdcticas sociales, la interrelacién de factores ex- temos e internos es més estrecha. Dos razones dan cuenta de ello. Primero, que en la medida en que estas ciencias tienen que ver con el hombre y su préctica social, se borran los Iimites que distinguen al proceso de conoci- miento como motivo conceptual de las circunstancias sociales en que dicho proceso tiene lugar. Si en las ciencias no humanas, como la fisica y la biolo- gia, se dieron momentos de confrontacién y confusién de los conceptos cientificos con las representaciones ideol6gicas, mayor es esta doble invasin en disciplinas como la psicologfa, la sociologfa y la economia. No s6lo las dis- ciplinas adoptan conceptos extraiios a su modo de proceder, sino que generan argumentos ¢ hipétesis que los justifican y legitiman socialmente. Vease por ejemplo el andlisis que el autor realizé sobre los conceptos mentalistas como prdcticas ideolégicas (Ribes, 1982 pp. 37-48). Una segunda razén es que, ain cuando las ciencias que tratan del hombre, la sociedad y la cultura son recientes frente a las consideradas ciencias “‘duras”, constituyen todavia dis- ciplinas sin objeto consensual, y por ende, disciplinas susceptibles de influen- cia por multiples formas de representaciones ideolégicas ¢ institucionales. Sin embargo, a pesar de su inmadurez conceptual, al emerger como discipli- nas cientificas en los siglos XIX y XX, testigos de una serie de innovaciones Diciembre de 1986 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA “a y transformaciones tecnolégicas revolucionarias, estas ciencias, como sus semejantes ya consolidadas, también se han sometido a un proceso de in. fluencia tecnolégica, en su caso, quiz prematuro. Comparten, de manera peculiar, la influencia externa que caracteriza a ciencias en formacién y a ciencia consolidadas. Niveles de interrelacién histérico conceptual del conocimiento psicolégico. Habiendo expuesto los argumentos principales respecto a la necesidad de un anilisis histérico conceptual de las teorfas cientificas, me propongo des- glosar los distintos niveles en que puede proceder este andlisis en el caso con- ereto del conocimiénto psicolégico. Estos niveles implican, en ocasiones multéneamente, factores internos y externos a la practica tedrica de la dis- ciplina, por lo que el criterio a seguir se basard en la delimitacién de las di- versas funciones ejercidas por los conceptos en la evolucién historica de la disciplina, mas que en el aislamiento de factores que influyen supuestamen- te en la formulacién y validacién de los conceptos. a) Los paradigmas como modelos 0 metéforas de la realidad. El concepto de paradigma introducido por Kuhn (1971-traduccién es- paftola) para discutir la transformacién de las teorias cientificas fue em- pleado por él mismo con diversas acepciones (Masterman, 1970). No obs- tante hay tres significados fundamentales, dos de ellos scfialados por Kuhn posteriormente bajo el rubro general de matriz disciplinaria (Kuhn, 1982 tra- duccién espafiola). Dichos signfiicados son a los que hacen referencia los conceptos de modelo y de ejemplar. Existe un tercer significado implicado por ambos conceptos pero no explicitada snficientemente al que haré re- ferencia posteriormente, al examinar Ia légica tdcita de un paradigma no representado analégicamente en una forma particular de teorfa, En esta seccién analizaré el paradigma como modelo o metafora, Toda ciencia, al plantear su objeto de estudio, formula un modelo pro- pio que describe a la realidad como si fuera un conjunto de elementos y di- mensiones que poseen propiedades acordes con la naturaleza del objeto te6rico delimitado por la disciplina. Este aspecto metaférico no es exclu- sivo de las descripciones cientificas, sino que constituye quizé, el proceso generador de nuevos usos funcionales de todo lenguaje, y fundamental- mente, del lenguaje ordinario. Se entiende la funcionalidad de los términos y expresiones por analogia convencionalmente compartida. Sin embargo, como lo ha expuesto Turbayne (1972-traduccién espaftola), en el caso de las teorfas cientificas es importante considerar que todo modelo es una metafora y no una descripcién fidedigna de la realidad tal cual. Los mode- los presuponen propiedades ontolégicas, y en ese sentido, como lo afirma 480 RIBES Nim, 3 Vol. 12 Kuhn (1982-traduecién espafola), implican los compromisos metafisicos de Ia teorta. Por ello es importante sefialar que contienen presupuestos no veri- ficables empfricamente de modo directo, los cuales desempefian una fun- cién quasi-axiomatica o definicional respecto a Ia realidad bajo estudio. En Ia medida en que el modelo se confunde con la realidad o se le considera una representacién simbélica biunivoca de dicha realidad se comete lo que Turbayne, siguiendo a Ryle (1949), denomina una invasién categorial: el cientifico'en vez de hacer uso de la metafora se vuelve victima de ella. En el caso de la psicologia, atin cuando histéricamente se puede ubicar su deliminacién como disciplina conjuntamente con el de la fisica en Aris- t6teles, por razones derivadas de |: dominacién ejercida por el pensamiento udeo-cristiano trascendentalista durante cl Imperio Romano y la Edad Media (Kantor, 1963), sufre una nueva asignacién epistémica en la ciencia del Renacimiento, En el siglo XVII, Descartes formaliza un nuevo papel para la psicologia: ¢l de estudiar la interaccién entre dos substancias: la res extensa y la res cogitans (Ryle, 1949; Ribes, 1986). EI modelo a seguir en la nueva disciplina fue adoptado a partir del mo- delo vigente en la ciencia dominante de la época: la mecénica, que era la nueva fisica transfigurada a partir de la fisica aristotélica, la fisica de los movimientos como cambios en las cualidades. El modelo de la mecénica, dada la justificacién racionalista dada por Descartes a la veracidad del co- nocimiento, fue tomado de la Geometria, y asf, aun cuando se suponia que el Universo era un Reloj perfecto creado por Dios, una gran méquina armé- nica, ésta mdquina no cra en el fondo més que una maquina geométrica. La realidad, en esencia, no era mds que movimientos que correspondfan a una estructura geométrica racional, La Geometria se convertia asf en el modelo ¢ instrumento fundamental de la nueva ciencia renacentista. En la psicologia, la Mecénica y su modelo geométrico fueron incor- porados técitamente, siendo su influencia mds sobresaliente en algunos campos que en otros. Para ejemplificar el andlisis hietérico de los mode los subyacentes en las teorfas psicolégicas, tomaré el caso de la percep- cién visual. El estudio de la percepcién visual en la psicologia esté mode- lado por la Diéptrica cartesiana y la Optica newtoniana, Siguiendo dicho modelo se supone que él ojo funciona como el lente de una cémara foto- gréfica y el cerebro (en sus diversas estructuras pertinentes) como la cé- mara obscura que forma la imagen final. La imagen final procede de la inversién procesada cerebralmente de una imagen retiniana geométrica- mente inferida. La imagen y su composicién dependen, de este modo, de las propiedades geométricas del objeto, en su posicién y distancia, res- pecto a la retina (Kantor, 1969). No abundaré en los detalles de la psico- ogia de la visién desarrollada a partir de este modelo, ni de sus adaptacio- nes contemporéneas con base en actualizaciones de la ‘‘miquina” cerebral. Sefalaré, sin embargo, algunas de las implicaciones histéricas que ha tenido €l uso de este modelo en la psicologia. En primer lugar, dicotomizé los eventos psi Jégicos en aquellos identi- Diciembre de 1986 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA 451 ficados a partir de la motricidad (o movimientos mecénicamente definidos), para los que se reservé el concepto de comportamiento, y los vinculados a la “‘recepcién” e “interpretacién” de la realidad entendida como energfa fisica impactando al organismo. Esta distincién, conceptual y emptricamen- te cspiirea, releg6 al comportamiento observable en la forma de movimiento © productos del movimiento (vbg., el habla) al papel de mera expresién fisi- a de los eventos psicolégicos no motrices. A estos se les asigné en forma exclusiva la funcién del conocimiento, y por ende, ser los protagonistas fe- némenicos del proceso de cognicién. En segundo lugar, en la medida en que las distintas “funciones” vinculadas al proceso de cognicién asi concebido son funciones “hacia adentro” del or- ganismo, los eventos psicolégicos que las constituyen deben consistir en re- presentaciones fenémenicas de las energ{as estructuradas fisicamente. Su ca- racteristica psicolégica es 'la dimensién temporal en la que tienen lugar los procesos isomérficos de representacién (0 percepcién interna) de los cambios fisicos que espacialmente deben tener lugar en el sistema nervioso central. De este modo, la categoria general de representacién asume un doble papel: 1) Como “cono”, “simbolo” o “andlogo” psicolégico en diversos niveles de transformacién respecto a las energfas fisicas externas ‘“incorporadas” (transducidas) como energias neurales, y 2) como presentacién repetida en el interior de los eventos externos recibidos por y a través de los sistemas sen- soriales. La mente se vuelve ast cognicién. En tercer Iugar, se plantea el problema de la naturaleza y transformacién de la representacién como evento psicolégico. Dos son los aspectos funda- mentales de este problema. El primero, se relaciona con la transformacién de una “imagen” bidimensional en la retina en una “imagen” tridimensional en el acto perceptual como representacién final. El segundo tiene que ver con la interpretacién del “significado” psicolégico de las energias fisicas. Ambos aspectos se han concentrado en la postulacién de “maquinas” analé- gicas simbélicas, interfasadas légicamente con cl sistema nervioso central, que den cuenta de este proceso inferido de transformacién e interpretacion de la energia fisica en la forma de funciones y fenémenos psicolégicos. No intento hacer una critica particularizada de las diversas versiones de esta concepcién geométrica de la percepcién. Sélo he ilustrado como una concepeién metafdriea sogre Ia relacién entre la visién y los objetos fisicos tomada directamente de la fisica del siglo XVII determiné histéricamente, por lo menos en forma parcial, la configuracién del objeto de estudio de la psicologia, al separar el proceso de 12 cognicién de los aspectos motrices, re- egados a lo que se denominé epifenoménicamente comportamiento. El pro- blema reside, sin embargo, en que los psicélogos (junto con los fisicos y bidlogos), en el pasado y en la actualidad, han asumido que el modelo geo- métrico de la vision no es una metafora sino una descripcién de las propie~ dades reales del proceso, y que, en consecuencia, los problemas emp{ricos derivados de dicha concepcién son problemas genuinos que tarde 0 tempra- no scrén dilucidados mediante procedimientos experimentales adecuados. 402 fIBes Nom. 3 Vol, 12 Hay una confusién entre metéfora y realidad, y hasta que la comunidad cien- tifica no se percate de dicha confusién no se podrin replantear correcta- mente los problemas conceptuales implicados. Turbayne (1974) ha efectuado una critica brillante al modelo geométrico de la visién, y ha demostrado como puede remplazarse por otras metaforas mds fructiferas, siempre y cuando s¢ guarde Ia distincién entre metéfora y realidad. En el caso particular de la visién, Turbayne ha demostrado como, al margen de los errores conceptuales implicados en la postulacién de un pro- ‘ceso mental distinto al comportamiento, el modelo geométrico es ineapaz de predecir ¢ interpretar ordenadamente diversos fenémenos visuales. No es mi intencin profundizar en la alternativa heuristica propuesta por Turbayne, sino més bien subrayar nuevamente como a través del anilisis histérico de los conceptos se puede aclarar el origen de las representaciones tedricas de la psicologia, y comprender las razones que llevaron a postular modelos que, siendo solamente metéforas, se han confundido con propiedades reales de los fenémenos estudiados. La division actual entre conducta y cognicién, y la existencia de un cam. po de estudio consagrado a la percepcidn, no constituyen hechos que descan- sen en principios incuestionables de la disciplina. Por el contrario, reflejan la evolucién historica de errores categoriales que, desafortundamente, se han convertido en verdades casi-axiomaticas para la comunidad cientifica, repro- Guciendo falsos problemas y callejones tedricos sin salida. Aun cuando el anilisis histérico-conceptual de los modelos y categorias no ¢s suficiente para abrir opciones diferentes a la disciplina, constituye, no obstante, una condi- cién necesaria para que el cientifico se percate de la existencia y origen de tal problemética conceptual. b) Los paradigmas como ejemplares metodolégicos . El concepto de paradigma como ejemplar hace referencia al hecho de que cuando existe un consenso en la comunidad cientifica respecto a la na- turaleza y objeto de una disciplina, los cient‘ficos asumen en forma compar- tida, a través de las practicas de investigacién y ensefianza de dicha disciplina, un proceder técito en relacién a cuales son los problemas a dilucidar y los, métodos para hacerlo. Kuhn (1971) ha denominado 2 estos periodos en que domina un ejemplar, periodos de ciencia normal, y ha descrito el proceso de la investigacién cientifica como un proceso de solucién de acertijos. Estable- ciendo una metdfora, es como si la investigacién cientéfica fuera un juego y los cientificos asumieran que las reglas bajo las cuales lo juegan y sus resul- tados fueran las ‘imicas maneras de jugar con los elementos utilizados. La operacién de un ejemplar constituye la esencia, en cada periodo his- t6rico, de lo que se podria denominar Ia tradicién cientifica: cuales son los problemas, y como resolverlos. Si los modelos tienen que ver con la repre- sentacién de los eventos y hechos con los que trata la disciplina, los ejem- Diciembre de 1986 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA 453 plares se relacionan con la representacién que tiene el cientifico de su propia actividad al plantear y resolver problemas en el marco de una tradicién his- t6rica particular. Aun cuando las caracteristicas del ejemplar estén intima- mente relacionadas con las del modelo, los cientificos que operan bajo la tradicién de un ejemplar no tienen que estar necesariamente concientes de dicha relacién. Por ello, el ejemplar se percibe como la légica inherente a una tradicién cientifica que permite definir, plantear y resolver los proble- mas que la teorfa e investigacién presentan. En este sentido, el ejemplar constituye el marco de funcionamiento de la ciencia normal. Tal cjemplar estd vinculado a la aceptacién técita de un modelo, pues de otra manera no podria obtenerse el consenso de la comunidad cientifica entre una concepcién compartida respecto a la realidad estudiada y el pro- ceder correspondiente a los problemas que dicha concepcién implica. Es por ello que la viabilidad social de un ejemplar depende de ambos factores: de su cotréspondencia légico-conceptual con el modelo técito dominante, y de su eficacia como “método” para formular y resolver problemas en dicho contexto. En Ia psicologia, la aparicién del método del condicionamiento, y pos- teriormente su teorfa, constituyen una muestra histérica inigualable de ejemplar como tradicién cientifica. El consenso sociolégico producido alre- dedor del pronunciamiento watsoniano respecto a la conducta como objeto de estudio de la psicologfa (1913), no puede desvincularse de la proposicién posterior (Watson, 1916) del reflejo condicionado como método para su ‘examen experimental. El conductismo cambié la naturaleza de la psicologi ‘en la medida en que persuadié a la comunidad de los psiedlogos que, como cientificos, debfan partir empiricamente de una dimensién publicamente observable: la actividad del organismo, y que en consecuencia, al margen de que se aceptara que la conducta definida como actividad observable fuera el tinico objeto de anilisis de la psicologia, ésta era, por método, Ia dimension de la cual debfa partir toda propuesta tedrica 0 experimental respecto a lo psicolégico. El conductismo histéricamente creé un ejemplar para la psico- logia concebido como conductismo metodolégico. El ejemplar particular lo constituyé el método de los reflejos condicionales sistematizado y divulgado por LP. Pavlov (1927). EI método de los reflejos condicionales, modificado y ampliado concep- tualmente por Skinner (1931-1935) se convirtié, a partir de la década de los sesentas, en el sustento del ejemplar del condicionamiento que ha domi. nado una parte sustantiva de la teoria e investigaci6n psicoldgicas en los ilti- mos cincuenta afios. Rigié las preguntas que debian hacerse respecto al com- portamiento y Ia forma empfrica de averiguar si las preguntas cran correctas. En otras palabras, el condicionamiento, como método coneeptualmente for mulado, proporcioné el marco de Ia teorizacién e investigacién sobre gran parte de los procesos psicolégicos, en la medida en que permitia un consen- 80, a partir de procedimientos normalizados, respecto a la significacién de los problemas y la manera de resolverlos. 484 RIBES ‘Nom. 3 Vol. 12 Como ya lo he sefialado (Ribes, 1984), la gran contribucién de Skinner fue procurar un ejemplar metodolégico a Ta psicologfa que le permitiera es- tablecer una tradicién cientifica traducida en précticas de investigacién ca- racteristicas de los periodos de ciencia normal. ‘ La importancia de este hecho radica en que Ia actividad de los cientifi- cos bajo un ejemplar se concibe como si los problemas a estudiar tuvieran tuna dimensién empirico-experimental, y por consiguiente no existieran defi- ciencias conceptuales en las teorfas (0 el modelo) bajo cuyos supuestos se orienta y plantea Ia investigacién. Solo cuando la propia prictica cientifica se enfrenta a resultados inesperados, anémalos 0 contradictorios, la comu- nidad cientifica 0 parte de ella, cuestiona la sustentacién conceptual del ‘ejemplar. cura En el caso del condicionamiento y las teorfas implicadas, esta situacién se esté gestando a partir de los iltimos quince afos, sin que se reconozcan todavia las raices conceptuales de Ia problemética empfrica confrontada. Reconocer Ia naturaleza conceptual de las anomalias encontradas por la in- vestigacién normalizada bajo un ejemplar, constituye el primer paso para el avance cientifico y la superacién de los perfodos de crisis. Trazar histérica- mente los origenes y condiciones que llevaron a formular y aceptar dicho cjemplar implica adelantarse a los nuevos problemas que el cambio tedrico y, los ejemplares por establecerse planteardn a la disciplina como prdctica cientifica. Sin el doble proceso de reconocimiento-comprensin del ejem- plar, la psicologfa puede permanecer examinando problemas y buscando soluciones que sélo lo son en el marco de un esquema conceptual y meto- dolégico ya agotado (Schenfeld, 1983). ©) Los paradigmas como estructuras ldgicas de la teorta y la investigacién cientificas Un tercer significado del concepto de paradigma al que hice referencia no ha sido explicitado por Kuhn en relacién a la matriz disciplinaria. Esta tercera acepcién no estd desligada de los conceptos de modelo y de ejem- plar, pero designa una dimensién aparentemente més abstracta y dificil de identificar por los cientificos: Ia I6gica implicita en una matriz disciplinaria, en la forma de criterios de correspondencia entre los procedimientos meto- dologicos del ejemplar y la concepcién “ontolégica”’ del modelo, Atin cuan- do ya he examinado este problema previamente (Ribes, 1986) expondré sus aspectos mis sobresalientes refiriéndome a la légica técita que subyace a la teorfa del condicionamiento. La teorfa del condicionamiento se incorporé al cuerpo orgénico de Ia psicologia como disciplina a partir de los trabajos experimentales de Bech- terew (1913) y Pavlov (1927), Ios cuales se inspiraron en los planteamnien- tos de Ivan Sechenov (1978-traduccién espafiola) sobre la naturaleza refleja de la actividad psiquica. Sin embargo, el concepto de reflejo no es original de Diciembre de 1986 HISTORIA DE LA PSICOLOGIA 498 la biologia (Fearing, 1930; Ganguilhem, 1955) sino que proviene de Ia for: mulacién de la Mecénica como modelo geométrico-ciencia de los cuerpos, en tanto substancias separadas del alma (Descartes, 1980a traduccién espatiola). El concepto de reflejo, como légica paradigmatica, nace con el pensa~ miento cartesiano (Descartes, 1980b-traduccién espafiola) sobre el movi- micnto de los cuerpos y en los cuerpos como efecto de la accién contigua, eficiente, de otro cuerpo 0 parte del cuerpo en movimiento. El reflejo es asi movimiento: movimiento reflejo de otro movimiento. La naturaleza gco- métrica del movimiento mecdnico en Descartes (y posteriormente en Newton y toda la fisica clisica) imprimié al concepto de reflejo, primero en la biolo. aia, y después en la psicologia, tres dimensiones Iégicas fundamentales: 1) Lanocién de movimiento como efecto eausado por contacto; 2) La conceptualizacién del movimiento como “tomo” geométrico, con la consiguiente discretizacién del efecto y la supuesta representa tividad del punto respecto a Ia linea (trayectoria); y 8) La confirmacién de las dimensiones histéricas de un efecto como va- riables causales eficientes a distancia, y Ia sucesién contigua necesaria de relaciones causa-efecto como impulso-movimiento para represen- tar el tiempo entre la accién remota y el efecto presente. Con el ejemplar de los reflejos condicionales, la psicologia no sélo incor- pord el concepto de reflejo sino también la légica paradigmatica implicita en el modelo mecénico-geométrico en el que fue formulado. Esta dimensién 6- ica paradigmatica del concepto establece los criterios que imprimen cohe- rencia a las pricticas metodolégicas (o ejemplar) respecto al modelo que los Sustenta como pricticas cientificas compartidas. La dimensidn ldgica del paradigma constituye los criterios de significacién tdcitos respecto a la na- turaleza de los datos y las explicaciones correspondientes en las tearias par- ticulares que guian la solucién de acertijos. Para usar una metafora, la I6gica del paradigma es la estructura del edificio sobre la que se articulan las préc- ticas de construccién y uso del edificio. Su cardcter ticito responde a la atribucién quasi-axiomética que le otorga la comunidad cientifica dada su relacién implicativa con el modelo aceptado como concepcin de la realidad, Volviendo a la teor‘s del condicionamiento la légica del reflejo se expre- 86 genéricamente en tres caracteristicas de todas las formulaciones contex- tuadas histéricamente por el ejemplar correspondiente: 1) La concepcién de Ia conducta, en tanto cambio espacio-temporal, como efecto de un cambio energético correspondiente en el ambiente, rela cién causal restringida por la contigiiidad del contacto entre ambos cambios, ‘© su mediacién dentro del organismo como representacién de dicha conti- sgiiidad (sincretizacién de la metéfora mecénica y la metafora éptica); 2) La naturaleza discreta de las unidades de la conducta y el ambiente, en la forma de respuestas y estimulos, y la representatividad de dichas por- 486 Rises Nam, 3 Vol, 12 ciones respecto al continuo de cambio que constituye toda actividad de un onganismo en su entomo. El concepto de clase de respuestas y de estfmulos surge necesariamente en el contexto de la légica de la representatividad atri- buida a las propiedades puntuales de la conducta (respuestas) y ambiente (estimulos) respecto a la interaccién total en un tiempo y espacio determi- nados; y 3) La representacién de la historia del organismo en relacién a su activi- dad especifica frente al ambiente como una sucesién temporal distante de cambios eficientes en el ambiente, mediados externamente por contactos caussefecto encadenados (vbrg., el reforzamiento condicionado y los me- canismos de incentivo), o mediados internamente por cambios en el or- ganismo, acumulables, activados por o en la forma de representaciones (la memoria). El andlisis histérico de la légica de los conceptos y su funcién paradigmé- tica en la prictica tedrica y de investigacién, es fundamental para hacer ma- nifiestos los supuestos tcitos que regulan la forma particular que adoptan otros conceptos (como el de operante, por ejemplo) y las estrategias expe- rimentales y de observacién implicadas. En el caso examinado, se hace pa- tente como Ia teorfa del condicionamiento conservé la légica del reflejo atin cuando abandonara el término en pricticamente todas las modalidades que asumié histéricamente la teoria. No ¢s necesario abundar en la funcién que desempeia la logica paradigmatica en la configuracién de las preguntas teGritas y las estrategias empsricas relativas. La légica de una representacion paradigmatica va ineludiblemente ligada a la naturaleza del ejemplar que constituye la tradicién en perfodos de ciencia normal: équé se busca? écdmo se representa? y deémo se explica o comprende? 4d) Elorigen de los conceptos y su uso Como lo sefialé anteriormente, los conceptos cientificos provienen, en su mayorfa, de términos empleados en el lenguaje ordinario. Su uso en el Jen- guaje cientifico corresponde, muchas de las veces, a formas metaféricas de otorgarles un nuevo significado de acuerdo a un modelo sobre la realidad es tudiada. Otras veces, su empleo se norma por una redefinicién de los térmi nos, con base en un andlisis I6gico de las acepciones del término y sus impli- ‘caciones empiricas y conceptuales. En todo caso, los términos van sufriendo ‘cambios histéricos en su significacién, cambios que van asociados a la susti- tucién del modelo tedrico, 0 a los usos précticos que en la descripcién y

You might also like