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‘| van g om eit SZ ZZ 6s 2B Be 40 Vid VUALOIISAN A OL ‘vigo10IIsd 30 Sainvionis3 20 OULNID ye g-U/2yy O1DUB} 940 ssoursuaWeoune| ae es oe ; D 28 oz-sg_ | oD1G09 qnou,| yoLnv eoqneguewie} AeGojopojey | OLX3L qnou, | vuaaLv) ‘ByseAu| e| ep eIBojopojeyy) |VIMALWIN ‘Metodologia y Hermeneiitica. Dra. Roxana Cecilia Ynoub. Profesora Titular Regular i Universidad Nacional de Buenos Aires p ‘Universidad Nacional de Mar del Plata ‘Presentacién del tema: Ia cuestién de la ciencia y de la hermeneiitica. «: Bn ésta presentacién me propongo cexaminar ef{aleance, y la pobibilidad misma de lo que voy 8 denominar “investigacién hermenetitica”. De tin modo més especifico, se trata de evaluar los Bndiciones por las que éstas tendran los créditos para inclurse én cl campo de la investgacién cientffica. En el marco de las epistemologias contemporineas, postular la adeouacién del método cientiico en ¢l tratamiento hermencitico constituye précticamente una contradiccién en los terminos. Efectivamenté, para la mayorla de los tratadistas alli donde comiienza la ciencie termina le hermeneitica y, de igual modo, la hermeneiitica pareciere no cumplir'con buena, parte de las cexigencias del trabajo cientifico; en particular con el requisito de objetividad y contrastabilidad, ‘Sin embargo, me penmitiré plantear la posibilidad de este enlace -entre ciencia y hermencitice-, revisando en primer témino la definicién de cada una de estas nociones, para luego especificar las condiciones en que el tratamiento hermeneiiticd converge con el tratamiento que sigue cualquier investigacién cientifica. En lo que respecta al “método de la ciencia”, identificaré dos condiciones o exigencias que definen ‘su naturaleza: ‘& por una parte, 1o qué llamaré la condicién de la “cohgrencia tedrica” en el marco de la cual ‘se postulan (0 derivan) las hipétesis; .. y'por la otra, la “consistencia empirica” con'respécto a la cual se-valoran y/o contrastan las hipétesis. En lo que respecta a Ia coherencia tebrica, se trata de un requerimiento comin & uate tipo do investigacién: las hipdtesis ‘se desprenden ¢ integran en un marco conceptual a partir del cual adquieren su penetrabilidad intelectiva, Ese marco iluminaré el dlcance de las variables, los fundimeatos tatoos en In sclosién de indoadbre y por napust, la interpretation y andisis de los resultados de la investigacién. i La llamada modelizacién conceptual gravita sobte todo el desarrollo dé la investigacién, es la tic ‘brinda coherencia al desarrollo del trabajo. Por otia parte, en investigacién de tipo cientifics se requiere ademas que el modelo tebrico resulte consistente con algéa tipo de referencia empiri _~ Bate xequisito supose que lo eonstatado empiricamente se integre o aquiera setido a la luz de ese arco to6rico. LE _ Como,puede advertirse estos crterios se cumple eualquiera sea el paradigma metodoldgico: tanto A «Estudios sobre Ia filosofia de la clencia, Paidés, Buen juellos Ja primnale do las kipétesls (como To toe ls tradllén.hipathie- a sivah corsa oe Hamade pareigan cus vo, soguin el cual'las hipétesis so encuentran al final de exe proceso. » Por 16 demds, dichos criterlos coinciden también con las teorizaciones que so han-dado sobre Ia “expllcacién clentifica, como es €l caso del llamado “modelo de cobertuta legal” ~de Hempel y "Popper en todas sus'varienten: el “aomolégioo-deductivo”; el de la “explicacién estadistica”, el estadistico-deduictivo" y el “estadistioo-inductivo”,? En todos ellos se trate de oxpliciter las condiciones bajo ia eutles wo empleo» puede ter derivado de eo condeptualedrcoy 5 vcereree «\o conceptual/teérico» integrarse con «lo empiricon, + "Ba 1o que respeota a la definicién de:hérmeneritica existen un sinntimero de acepciones, cuyos aloances varlan tanto como las escuelas y orientaciones que se ocupan del tema, ‘A los efectos de evitar entrar en estas disquisiciones, optaremos por adherir a una concepcién especifiéa, concibiéndola en el marco de una teorfa més amplia de la “interpretacién”. Entendetemos por hermeneiitiea un tipo de interpretacién que siguiendo # Paul Ricoeur podemos denominar interpretacién simbélica’. El s{mbolo, en la acepcién que le da Ricoeur, se define como un signo multivoco o més precisamente egudvocd. De modo tal que “muestre ocultando”: “Restsinjo deliberadamente In nocién de simibolo a las expresiones de doble’o miiltiple sentido, cuya textura seméntica es correlativa'del trabajo de interpretacién que hace explicito su segundo sentido o sus sentidos miiltiples” (op. éft.:15). Esta funcién del simbolo 1a descubre Ricoeur. en tres dominids especificos: por una parte, el que corresponde al “lenguaje de lo sagrado”; e& decir, el ddéminio de los mitos, los ritos y la narrativa roligiosa. Por otra, en el de Ia significacién “pntrica®, tal como la tematizé el péicoandlisis, en tanto expresa la Yarqueologia’privada del durmiente”. En tercer témino, en el de la “imaginacién poética”, considerando que el poeta hace de la imagen un astnto lingtistico, 0, dicho de otro modo, ‘@xpresa imégenes lingifsticamente. ' En estos tres Ambitos el'stmbolo funciona de manera eiquivoce; ya que la-significacién de primer grado reenvia a nuevas significactones, cuyo alcance puede ser develado por intermedio de una tarea interpretativa; , eventualmente, este reenvio puede dar lugar a miltiples lecturas, En lo que sigue eximinaré con algiin detalle cada uno de eétos presupuestos, para luego ilustrar en base a.un ejemplo, Jas catacteristicasdel métods en el marco del tratamiento hermeneitico, Todos ellos han sido'motivo de revisiones y criticas a la luz de las limitaciones que | -Jpregentan, Dado que el tema excede los objetivos de este trabajo-omito su tratamiento aqui, ya que solo me llrea stat au nto lo ent pepe ens ble eigeca que defino como “coherencia te6rica” y “consistencia empirica”’, Paratma revisién del “modelo de cobertura legal” se puede consultar Hempel, Carl G "Deductive-nomologial vs. statistical explanation", en Herbert Feigl & Grover Maxwell (eds.), Minnesota Studies N? the Philosophy of Science, vol. 3, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1962. pp. 98-169. Hampel Coo GLa expicactin cent 108 Aires, 1979, * © Cfi. Ricoeur; P, El conflicto de las iritérpretaciones: ensayos sobre hermeneiitica. D. Fondo de Cultura. Madrid, Espafi, 2003. . a Coherencia té6rica-y consistencia empirica en las investigaclones hermenesiticas. ‘y. Para examinar li cuestién de la coherencia tedrica serk necesario detenemos por Hh momento en la definicién de “hipétesis hermenestics”y antes, de modo mas general, en 18 dofinicién misma de ‘Una hipdtésis clentifica, constitaye un enunciado sobre alguna presunta “pauta o regularidad de carsitnea”. En principio, se entiende que esta regularidad reconoce Cardter necesric, ot Got, aaerrremn carateisticn 0 comportamiento qu se presume caractristico o connatural al Siete fevtstigndo, Esto puode ser vélido para doscribir fenémenos de tipo de los que estudian las ciencit invenigade Esty Tasando se reconoce tna pauta regular ext “presién y temperature oh BBnpowtumiento de un ges”); hasta para deseribir fenémenos de las clencias socisles 9 ‘bumarias <{oomo ocurre cuando se postulan regularidades iGentificables en las estracturas del parentesoos © al “odo de funcionamiento inconciente 0 en los ciclas de las crisis econémicas) Por lo deinas, la hipétesis'tiene carscter presuntivo, ya que, 0 bien constitnye una conjetiss. av £ ppondri a prueba con el desarrollo de la investigecion, o por el contrario, se extrae tomo resultado de tin anélisis empirico (como lo postula la orientacin-cualitativista). Una clasficacién aveptada n"la tradicién meodologis, distinguo entre hipétests deseriptivas, cine cuyas preminciones se refleren a atributos, earacteristicas, o comportamientos d= ios fengmence anallzados, de las hipdtsis explitativas fuya forulaciOn posta, detenminaciones ccausales (o equivalentes) entre dés o més variablts. ” Siguiend> los dedarrollos de Juan Sanja, apoy}dos a su turno ela ogica trascendentsl Holla postularé equi un tercer tipo de hipétesis, « las que denomino hipétesis hermeneiiticas. En estas hhipdtesis se trata de coneebir al objeto bajo estujtio como un «signe decir, se trata de postular tipeesnde 0 sgnifeacién lateate, al que la investigacién © , andlisisaterpetativo ternarén manifiesto. 1 ‘ \Unia hipétesis hermeneiitica consistira entonces en una proposicién que postula, a titalo de * ‘conjetura, una interpretacién o -lectura ‘sobre determinado material o fenémeno, el que seré asumido como material significante. { 2°) phora bien, antes de ocipantos de sit proceso de validacién empiric, interesa sefialar que, st igual 7 Gue ed enslquier otra investigacion, los contenidos de estes hipétesis,surgen, de fos, matooe Thceptuales que se adoptan. ©, dicho de otyp micdo, los ‘contenidos de las hipétesis foe «+, jnastrarse eoherentes con los supuestos, conceptbs y eventualmente teorias de aleance gener, N= than sido explicitados, o son explicitables ale uz de la soncepeién asumnida. . i . . ‘Las discusiones sobre 1ss-condiciones de valide (y validaci6n) eatre bipdtesis y enunciados de + Bn cambio, la cnestién de sa validaciOn empltica exige una consideraciOn propia, Porque peresiers Jue en toro a ella se signa su ingreso (¥ su yeconocimiento) en. el campo dé Na Investigacion positiva. . Me detendré, por Jo tanto, en toro a Ia considerapién de lo que podémos entender por “emplsico” 7 Samaja, . “Bl papel de la ip6tesis y de las formas de inferencia en el trabajo gientfica”. En Los caminos del conocimiento, Inédito. | i = i , conforme a 1é tridioldn positivist, reduoimos lo empirico a aquello a lo que podetnos atribuir eltded Aetealita enionoes 20. posfle hablar’ de conirastabllidad on el campo de las hipétenis interpretatives. Si, por el contrarl, definimos “enspirleo” como intersubjetivamente raferenclable, entonces, 1s cventién adqulere un aleance distint6, ‘ En ese caso cualquier signo cultural © naturales empirioo y por lo tanto objetivo, o al menos, objetivable, Para decitlo con un ejemplo, ol personaje de «la Cenicientan esti entre nosotros en el ‘mismo sentido en que lo estén «da Torre Biffel», los Yeompuestos del carbono” o el “rio Amazone”, Todos ellos pueden ser r erenciables y constituyen realidades objetivas para un cierto contexto cultural. Sin duda hay diferencias en el modo en que cada una-de estas entidades se presenta en nuestra experiencia, pero en todos los casoé ¢s posible explicitar Jos-criterios que las tornan identificables‘. En tal sentido, resulta posible (y es lo que postulan las teorias semisticas) habler do “materialidad significante” entendiendo por tal a cualquier materialidad sensorialmente capturable que adviene a una funcién signice. t ‘Advenir a una fancién s{gnica supone que esa materialidad reenvia a otra cosa, o més precisamente, hhay funcién sfgnica si ese reenvio reenvia a un significado o sentido, ‘Asf es, precisamente, omo define Charles Peirce al signo: signo es algo que se pone en lugar de tra cosa para alguien en algtin aspecto suyo*. «~~ Somos concientes ue esta cuéstiOn abre asuntos que recondcen una importante tradieién én la reflexién filoséfica: coro por ejemplo a teoria de las descripciones de Russell, su relacién con los nombres propios y la distincién entre sentido y referencia que introduce Frege. Una vez més, y pose a lo trascendente de este asunto, omitimés ‘en estas cuestiones dado el alcance de _ este trabajo. Por ahora alcanza.con sefalar.que, tal como vamos a verio, la nocién de signo ea Peires, que es la que aqui consideriremos, reconoce puntos de coivergencia con la nocién de signo de Frege: para el primero la semiosis supone relaciones entre signo, objeto e interpretante, mientras “que para Frege las relaciones se establecen entre'signo, objeto y sehtido. De esta convepeién extrac Frege Ia cisccuencia de que todo sigho tiene mn sentido pero no todo signo tiene un objeto (Croferente). El estatuto que: se le otorga.«. este referente. es ol que divide las aguas entre las miltiples posiciones filoséfices, ontél6gicas y semiéticas: desde el realismo ingenue, én el que no problematiza la cuestién del referente, hasta la semiosis interminable de Peirce; segin la cual toc referente no es més que un nuevo signo que.reinicia la funcién de reenvio; hasta las tesis discursivista (asocindas quizés a esta conoepcién peirciana) conforme con las cuales s6lo hay hechos de discursos. (Para una ampliacién de estos temas, se pueden consultar: Russell, B. On denoting. En Logic and Language, London: Allen avid Unwin, 1946; Frege, G; On sense and reference Reprinted in P. Geach and M. Black, eds., Translations from the Philosophical Writings of Gottlob Frege. Oxford: Blackwell, 1960). En nuestro marco reflexivo la teotia de matrices de datos (Cal como la desarroliada Juan Samaja) offece una solucién ontolégica y metodolégica para esta cuestién: el referente de todo enunciado es'siempre Ia unidad de andlisis; esta unidad puede especificarse, segin un conjunto potencial de variables: en’ un cierto: tiempo cada unidad se ‘especifica para cada variable en un estado"o valor. Cada uno de estos estados 0 valores puede concebirie como el “sentido” que ella tiene en la perspectiva de esa variable. * © Para una ampliacién sobre la concepciGh semidtica de Charies Peirce se puede consular: Peirce, Ch. El hombre un signo Barcelona, Ed. Critica, 1988. Selected Writings. New York. Dover Publications, Inc; 1958. Obra Légico-Semidtica. Ed. Taurus Comunicacién. Madrid; 1 4 La idea de Peitce es que si el sigio se pone en lugar de otra cose, éste debe poder ser percibido, debe poder ser identificado: Pero, al mismo tiempo, debe no ser percibo,.o mas precisamente, debe ‘ser omitido como tal para que se cumpla su fiuncién de reenvio. Como lo ha sefialado Récanati ci ‘signo debe ser transparente y opaco al mismo tiempo%; debe ser percibido, y al mismo tiempo ‘emitido'como tal. Por ejemplo: si se seBiala con el indice, y él sujeto al quo se ditige osa indicacién mire al dedo y no p Jo seBialedo por dl, ol “objeto-dedo” ha caldo fracasado en su funcién significante, Bl debe ser pereibido, pero al mismo tiempo negado comb destino final de la percepcién. Si se advierte le funcién indicativa del gesto de sefialar, et dedo Se transparenta, esté all{ pero s6lo en su funcién de reetivio. i i ; slnteresa advertir-que no hay materialidades que en s{ mismas y por s{ misinds sean signicas. Se teansforman en significantes si hay una subjetividad que hace de elas una materialidad significante. Si les confiere esta fancién de reenvio a otra cosa. De allel gto: “algo que'se pone on lugar de « otra cosa para alguien”. Por lo demés, este deslizamiento puede dar Iugar a un nuevo ‘reénvio, y dst sucesivimenis. Esto Iev6 a Peirce a postular Ia “semiosis infinita” conforme con la cual no hebria un anclaje final en ese proceso de sighificacién: Lo sefialado, puede ser, a'su tumo, indicacién o signo de un mievo sentido, de una nueva significacién’ 1 . La cuedtiin de la “gemiosis infinite”, ha dado Ingar & importantes debates entre quienes defienden la ‘dea de tuna clausura de la significacién, frente a’ aquellos que lu consideran como un recurrente deslizamicato del sent 4 4 ee ‘Aunque esté astinio tiene especial relevaricia en: el tema que nos ocupa, por shora omitiremos mis precisiones en su tratamiento. Lo qué hos interdsa és averiguar sila definiciin del signo, al menos en esta versi6n aprétada que hemos citado, resulta suficiente para el tratamiento de la hermencitica « simbética “a lo Ricoeur". £2 tee . Y¥ lo que vamos proponer e¢ que en este terreno, resulta necesario, una revisién del modelo ppeirciano; en particular, se toma necesario considerar a los sfmbolos como io‘alidades internamente . Tal es el cesoldel «tisén de orejas»: también aqui enconttamos elementos expiatorios en tanto el acto tiene, al mismo tiempo, la forma de un reconocimiento cuanto de una sanci6s. De igual modo ocurre con el «tual de la pifatay. Se trata de un objeto que se castiga hasta el Syacsificio”. Este sacrificio simbélico, consists en destruir al objeto para servirse de los frutos que Teva dentro de si, Una vez nis es el grupo el que participa tanto del rito sacrificial (~pegar a la hasta destruisla) como del acto de introyectar su contenido. En algunas culturas (y Probablemente-en el origen de este ritual) la pifata representa a un animal, de campo, como una ccabra, oveja 0 equivelente, : En la misma direcci(.a puede reconocerse el sentido con el que en ciertos contextos culturales, se «castiga al érbol asociada’ al homenajeado por el cumpleafios», Se trata de tradiciones en las que Cadi niffo al nacer recibe 0 sc identifica cont un érbol. Este &rbol representa al niffo en el mismo sentido en que puede hacerlo un emblema o un totem. En la fecha dé su cumpleaiios éste arbol es sancionado con azotes, con la misma funcién o significacién que en nuestro: medio tiene et «tirén de orejasn. Bn cintesis, se tréta de un conjunto de précticas y rituales ciyos elementos parecen corresponderse is c vis con los elementos del ritual sacrificial: en algunos casos de mode mas acabo y completo, y en otros de modo parcial. Pero en todos ellos el fin que se reconoce es el mismo: un acto sancionatorio, que-examinado en la perspectiva de este andlisis pueden ser concebidos como deslizamientos del acto sacrificial. ‘Ahora bien, hecho este reconocimiento, se abren una serie de interrogantes: | : - por qué el “cumplir afios” puede motivar précticas expiatorias? = geudl es la culpa que el ritual tramita? ~ couél ¢s la violencia que se sublima a través de estos rituales? -si aceptamos, como lo ssugiere Girard, que el rito expiatorio busca poner cauce a una violencia estructural- ara responidet a éstas preguntas se toma necésario recurir una vez més a la teorfa antropolégica. ‘La evidencia en esta materia demuestra que on toda cultura, ‘el nacimiento de un nuevo miembro constituye un hecho amenazante para la comuriidad y para el orden instituido. Este elemento resulta sia duda inaceptable para muestra conciencia y nuestra cultura contemporinea, pero se pueden citar rapidamente varios ejemplos provenientes de'la literatura y la tarrativa religiosa que nos ponen sobre la pista de este temor ativico o arcaico. En primer témino el nuevo miembro debe “ser 4 . inscripto” en si comrinidad, debe ser aceptado ¥ resonocido como tal: esto es el fin que persigns procisimente el ritual del bautismo. En In religiin oatblica, por ejemplo, ef bantismo limpia el Tpecado original”, es dect, un pecedo que el nuevo miembro trae por el solo hecho de nacer. Nace sopure” y debe purificarse. También podria expresarse en ostos términos: “nace ajeno a 1p contunidad y debe ser inseript y reconocido por'ella”. Esta inacripolén no ed ota que Ia! de _ fasoribime en las tradioiones, en ls normes, on la pultara que rige a esa comunidad (0 como lo dicen fos religioso: en Ia “obediencia al Sefior”), Gran parte de la narrative religioss, y 1a dramética literara y mitol6plee esté vinculads a este conflicto potenclsl 0 manifesto entro el nuevo miembre ¥ los mondetos culturales; que ae expreaa en algiunes ocasiones como conflicto entre el padre yl op on tanto el hijo puede desplazat al padre p al: lugar del padre). Plénsese por ejemplo, en Is stra do Herodes, dl mis Baipo, de Abrabn en 6 anfigo testamento, de Cen y Abel ce muchis otras'®, i ‘Dado que el tratamiento de este tama excade cor mucho los objetivos de est trabajo, sélo vamos-2 1o a titulo de postulado. Desde él jodremos situar le interpretacign del “situal de remejeaios” tal como lo hemos tratado aqul: el gumple afios roedita osa experiencia de inscripcién, {J exigerina nueva expinein, una nueva reediciép sacrificial. Los rtuales que hemos exutinado, tanto se muestran convergentes con las ticas que le cabem a um “ritual sacrificial” velidsn ‘esa interpretacién. 7 CCitterios para aceptar o rechazar Ia hipétesis interpretative. Llégados a este punto se impone la cuestién: jes ésta una interpretaci6n adecuada? {supone a recotrido que liens hecho “evidencia” a favor de ella? : Fn pridcipio, Jo que podemos decir ex que so gftéoen criteros identificables ~o, cdma lo hemos ‘Heke prevismente *referenciables”. Bs posible gar cuenta de os elementos qo» conforman el ritutt {ye sus funcionrs en el'contexto del mismo. {La hipétesis puede ser rechazada, sin dude, si ng se acepta 1a evidencia ofrecida y/o sino se acepta a Lectura o interpretacién que se sigue de ella. dg Jas veles” expresa la “vida que se encienide y ‘Asi, por ejemplo, hemos propuesto que el. “fuer te (es decit, por medic de un deslizamiento apaga” y en tant® tal puede expresar simbéli © Por otro lado, esta evidencia ha sido dont por una extensa investigacin antropologic: quo'se emonta a autorés muy anteriores-al plopio Girard, tal como se desprende de la siguic:\¢ cita: “Que los padres'y sus hijos aparezcan ite cono.contrarios y antagonistas os hharto sabic ‘de hecho un tema comin a varias novelas y obras europeas. Los antropélogos se han familisrizedo hace ya-tiempo con sus{paralelos en las tociedades primitivas. Pero su Jmportancia capital et Ia vida éocial era apents comprendida en 1932, en parte por 1a entrada co cecenn del psicomnlisis, pero en espeial por Tos estuon de pareatesdo de Malinowski y Radcliffe Brown. El revolucionario escrito’ db este ‘itiine acerca det hermano de le madro, nos ha hesho notat 1a significacin del respetd| y las interdicciones en tanto expresiones de la atronidad de los padres sobre sus hijos en wha estructura familiar petilinesl, y Malinowsky he ‘Gvelado los conflitos bajo la superficie de Ias normas de parentesco matrilineal. Le costmmbre nankanese parcofa revelar una franca hostilidad entre progenitores ¢ hijos del mismo sexo, Telasionado con la abjerta admisign del deseo!de muerte del patiente; resulaba curiosa, también, WT asBalar espeaificamente al priniogénito, Ningin antropélogo alesta 2 las controversias en tomo al parentesco y la eatructura familin podia dar de estar intrigado, Rattray, RS. Tribes of the “Ashanti Hinterland, Oxtord, 1932, is j significante) ol acto dol sscrficio, ‘ Para rechaaas esta iiterpreteolén, ae debe entonges proponer; a) o una interpretacién alterat Pree icrintcgnaste o aochevoets : La ioterpretaoién propuesta se muestra, de exte indo, dlscutible pero hope ageesd 1a lnc oa den dugcaa equa bul 9 opus” oe, preclsasiente, en la diverencla que surge entre in postblidad de someter « nuevas contrastaciones y Evaluasiones Ta evidencia que fiumina cualquier hip6tesis y ln mera valoracién subjetiva en forno a cllas, Ast, por eemplo, ai se rechaza le hiptesls interpretative del “ritual de cumpleafios" ~y si este Fechazo 10 realiza ex le perspective de una vocacién investigativa- serk porque se puede “discutir la validee" (adecuacién tedrica y/o identificaciém empirica) de los elementos que Ja sustentan, Dicho * de otro modo, no se trata de una mera “opinién” apreciativa; sino de una considerdcién puesta en la perepsctiva de lo que podemos lamar “objetividad”, es decir, en la perspective de la “‘puesta en ‘comin ecn otros”, sea para aceptarla (como lo habe quien brinda evidencia a favor de ella) como para rechazarla (si se pueden ofrecer elementos que la ‘refuten). Una vez propuesta la hipétesis, y offecida Ia evidencia para su validacién, se sigue todavia una ‘mueva consideracién: gla interpfetacién propuesta, resulta ser la nica posible, la més adecuads, le interpretacién que clausura el sentido del material analizado? Lavrespuesta pareciera ser én principio negativa. Siempre ¢s posible volver a revisar los alcances de las interpretaciones propuestas. El haber reconocido a estas simbélicas como multivocas o también eqisfvocas supondria aceptar al mismo tiempo que de ellas se pueden explotar més de una linea de sentido, Pero una vez i2és se impone la misma, consideracién, 1a explicitacién dé esos multiples sentidos y deslizamientos significantes exigir -si se:lo realiza en la perspective de: una interpretacién defendible como hipétesis de investigacién- la explicitacién de los elementos que justifican 0 validan la interprotacién alternativa, : \ Finalmente, una iltima consideracién que tiene trascendencia metodol6gica, Ninguna interpretacién ‘resulta posible con independencia de un modelo tedrico en la cual fundarla; 0, al menos, construirla © diluc darla. Esto es especialmente importante, porque supone que la ‘éenica de andlisis no puede ser veh.culizada si se prescinde del elemento’ tedrico que la organiza y le da contenido. El tratamiento formal (como ocurre con ‘ciertos procedimientos consagrados en la tradici¢ structuralista) no resuelve ni sustitaye el componente tedrico, ideatorio e incluso intuitivo que est 2 la base de las hipStesis interprotativas. Pero, ylo que es més importante afin, esto mismo ocurre + cualquier tipo de investigaéién, incluso en las que se entolan en la més consagrada tradici6n potitivista: ningin tratamiento cstad{stico, ninguna prucba de significacién, ningin célculo de ‘correlaciones, hace posibic Ia interpretacién de los resultados obtenidos. La valoracin sustantiva de esa prueba, el sentido que’ puede adjudicarse aj los resultados encontrados, s6lo.emergen dé los ‘modelos. tedricos, de la arquitectura y coherencia argumental en que pueden inscribirse. esas- evidencias empiricas. En este punto nos distanciamos francamente del tratamiento estructuralista, y adherimos @ la reflexién y Ia critica que Mary Douglas dirige al método del andlisis del. mito de Levy Strauss, cucndo sostiene: oe “A su andlisis del simbolismo le falta un, ingrodiente esencial. Carece de hipétesis. Sus predicciones son inexpugnables, absoluta y totalmente irrefutables. Dados los materiales para el-anélisis (un' campo cultural limitado) y dadas las técnicas de anélisis (seleccién de parejas de elementos opuestos) no hay'posibilidad de que un investigador (...).salga de su einpefio con las inanos. vacias, Por fuera tletie que conseguir su, propésito porque'‘tiliza 6 herramientas apropiada para desoubrir est porque la hipétesis general no exige de 4 més que descubrirlas. No se le pide qué relacione estructuras simbélicas con variantes sociales, Incviteblemente deduciri de fu investigacién una serie de oposiciones cestructuradas que se fundirén finalmente con la dicotomia general de cultura y naturaleza”"””. En la perspedtiva de lo que venimos argumentando, toda hipdtesis de investigacién (jy no solo las hipétesis hhermenctticas! aunque sin duda también’ ellas) se nutren de marcos conceptuales, de concepciones, de heuristicas, de modelos o intuioiones que estin inuy lejos de quedar reducidas a la formulacién empirico/protocalaria que pretendia el positivismo en cualquiera. de sus vertientes (y que a su modo reedita también cualquier concepcién formalista; incluido la del propio: estructuralismo). Para el caso que nos ocupa, si [a interpretacién es posible; lo es porque puede proyectarse sobre marcos antropolégicos, sociol6gicos, psicolégicos (0 de cualquier otra disciplina) en base a los cuales obtiene el contenido o la sustancia que sustenta esa initerpretacién'®, Si esto fuera si, lo que ce debe conchiir es que ningun téchica ~sea ésta de anilisis discursivo, estadigtica, . estructuralista- puede reemmplazar al capital teérico que portan las hipétesis. Dicho de otro'modo; la penetrabilidad intelectiva de.ma hip6tesis (descriptive, explicativa o interpretative) no brota dé la ‘s€enica de andlisis 0 del tratamiento de datos utilizado (sea ésta cualitativa o cuantitativa); brota de la fuerza ideatoria de estas hipétesis: de los nexos que saca a luz, de la originalidad que aporta, de los problemas que resuelve o de 16s problemas que abre. Sin teorfa, sin ideas, sin imaginacién... no hay ciencia ni interpretacién posible. Y, a su tumo, el alcance de aquello que se pueda imaginat surge de los modelos de que dispone el investigaddr/a, de las tradiciones en que se inscribe, y de la capacidad creativa que tenga para importar o exportar esos modelos desde yn dominio a otio, lo que indica ~tal como una vez més lo reconocié Sambja- el valor capital que tiene la analogia en el terreno de la produccién cientifico cognitiva: Los recientes estudios en le historia’y filosofie de la ciencia han revelado con mayor claridad que antes de qué modo 1a base conceptual de una ciencia se origina y crece, (.) De eatre las distintas formas en qué surgen los conceptos anteriotes a los hechos ‘datos que nos permiten crear, el uso de analogias es el mds importante", . f * Douglas, Mary Pureza y peligro. Ed. Siglo XX1. Madrid, 1973. 18 “Esta es a concepcién que sostione un autor ‘como L. Bardin, cuando se refiere a los fines" que persigue el “anélisis de contenido”: “La Ipcturd del analista de contenido de las comunicaciones mo €s, 0 n0 es s6lo, una lectura «al pie de la letra», sino la puesta a punto de un sentido en segundo grado, No se trata de atravesar por los sighifiqantes para captar los significados, como en el desciframiento normal, sino dé alcanzar otros «significados» de naturaleza psicolégica, sociolégica, politica, histérica, oto. a través de significantes o'significados (manipulados).” (Bardin, Lawrence, “Andlisis de contenido. Bd. Akal/Universitaria. Madrid. 1986:31). "Harré, R., Clarke, D. y DeCarlo, N. Mecanismos y motivaciones. Buenos Aires. Paidés. 1989, ar Libro TL “dt Dos pooignes " 2 amon Zn Svein Dipti bce Trade nacre, Dev ae inguna percepcién antecedents, i stifucién del cuerpo, por los espiritus animales o por la impresin de los betas sabre los Gaganos extemas. Impresionés seoundarias 0 reflexivas son aquellas' de alguna de estas originales © inmediatamente o por la interosici6n Ae su idea. Del primer género son todas las impresiones de Tos sntidos y todos Ids dslores y plnceres corporlcs. Del segundo son las pasiones y otras emoci janes. Es cierto que el espirit, en ion, debs comenzar en alguna parte, ¥ puesto que las impresi ientes ideas, deben existir impresiones que sin ‘alguno hagan su apabicién en el alma. Como éstas dependen de causas natyfales y fisicds, el examen de lejos de mi presente géanto a materias de tas, ciencias, dba anatomia y filosofia \, Tia Poco aya doa tints a ea a Dress gue Yo be Mamado 6s 0 reflexivas, por surgir 0 de las i originales 0 de sus \ ideas. El ‘dolor corporales son el origen de varias pasionty cuando son sen- \. tidas y cons} por el espititu, pero surgen originalmente enhel alma o en el cuerpo argo que sea sin agin pensamiento o pereepcién que Ib preceda. Un ‘gceso gota produce una larg serie de pasiones, como pena, ‘temor; pera né se deriva inmediatamente de una afeccién 0, idea. A i \

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