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Osric.—Me recomiendo, sefior, 4 yuestra, consideracion. HAMLET. — Todo yuestro, todo vuestro, — (vase Osric.) Hace bien en reco- mendarse porque no habra otra persona que lo haga por él. . HORACIO. ERs aye fria se va por fin con el cascaron sobre 1a cabeza. HaMvLET.—Tantea la teta antes de ma- mar.. ° Este (como otros muchos de Ia — misma cria que conozeo y a quienes la inmunda. sociedad adula) posee inicamente el com~ pas de la épocaen que vive y los exteriores habitos cre nore on Son estas gentes una especiede = espuma que traspasa las mas sa- a y mejor cimentadas opinio Pero. ay de ellos al se les pone a * prueba! "Pero ay de ellos si se les soplat La espuma se desvanece..., vi Guillermo Shackespente,| DEL MISMO AUTOR, Claro-Obscuro (novelas y cuentos)......-.....43- Croquis y Sepias (novelas y cuentos) ............ dn Turdria (semblanzas de escritores) ......... Un Adulterio (novelas y cuentos).......00....... EN PREPARACION: Verbo Rojo (pantletos y criticas).........60 ccc La Muerte (novela). Me CUrNe<(NOVCLA) rset athe i ene oe Un Aputrerio. A LRoPOLDO VAZQURZ. Por los limpidos cristales del baleén y atravesando ” los calados de las cortinas dibujados por algdn secta- rio de Mucha, se tamizaba, con matices irinos, un 4 timo rayo del creptisculo, que, iba & encender, iriza- das explosiones y cerulescentes matices y flamigeros fulgores, en el voluminoso diamante, engarzado en el anillo del doctor que escribia nerviosamente la f6r- mula en tanto que hablaba con el paciente. —No tiene remedio, amigo...... el campo...... el aire puro? 2. el reposo...... la. buedlica...... estamos muy in ee esto va serio...... es necesaria la formal eura- cién...... lejos de aqui...... en un bosque de pinos...... ésta vez tiene Vd. que cbedecer al médico! El joven respondid ¢on ahoguio después de conte- ner un horrorizante acceso de tos. —Digame Vd. !a verdad toda, sin escrapulos de ninguna clase, porque, si estoy condenado, desahu- ciado, muerto, es ya indtil atormentarme el estéma- ‘go con farmacos, mand&andome desterrado 4 un pue- 5p i blo, 4 un pueblo tristisimo, lejos de mis amigos, d mis queridas y de las costumbres metropolitanas que me son tan agradables...... } : BS El cientifico se levanté lentamente abrochandose la levita inglesa con parsimonioso coramvobis...... Luego de afianzar con la izquierda mano, el sombre- ro de seda y los guantes de piel de reno y el baston con pufio de cuerno de ciervo, extendié la derecha, con si- bilina solemnidad, hacia el enfermo, que, temblequea- ba, cual si en vez de una osatura sostuviera sus mez- uinas carnes un armazon de alambres fragilisimos..... - —No creo que esté Vd. completamente perdido, pe- xo, esa vida de parrandas, es peligrosa para un indi- _viduo atacado de tan granyes afecciones, como son las as, si queremos la salud, la curacién definitiva, es ndispensable un régimen severo y morigeracién de ostumbres y mucha docilidad, porque, de otro modo, hijo prédigo, perfumando mis tristezas con los re- erdos de mis ingenuas diabluras pasadas, abatido en el colapso de mis locos placeres de ahora, rodea- do de estos muebles que amo y de estos libros que me _ _ han revelado tantas cosas y de estos viejos criados que me cuidaron cuando nifio : que me amortajard ti b . Ver desputs de muerto......! El egoismo del cit i nidad de hombre robusto, sano y Tigo, se rebelaba, brutalmente,se rebelaba, al escuchar las Jamentaci _ nes de aquel cliente moribundo, se sublevaba, con lo: ca furia, con esttipido enderezamiento, ante la miseria- de aquel libertino demacrado que presentia la aproxi- macion de la muerte y la esperaba deseando goces su- premos enmedio de. sus ansiedades postrimeras. ee Respondid con grosero sarcasmo: —S$i Va. pretende suicidarse ignaminiose mente ereo que mis ae saldran sobrando. —Doctor .....! —La ee gue ejercito me manda combatir hasta el heroismo por los derechos de la vida de los pacientes...... \ —Doctor.. —Cuando es oe no me ee con su obe- - diefcia 4 mis prescripciones padece mucho mi cor f : ciencia de hombre honrado ‘al recaudar los hooey —Vuelvo 4 repetir 4 Va. que si _ vez no acata mis prescripciones con la docilidad que, 4 mi juid -requiere su estado, tendré que Hamar 4 su servicio a - otro profesional menos escrupuloso que yo...... Su poderosa voz de barftono tronaba bronca mente enel salon. —Perdéneme Vd., se lo suplico... - Avergonzado de x exaltacion, stk a actitud hu- milde del tuberculoso, oe enmendar su falta. ues S eet ecuimants. é —Lo visitaré cada veinte’ ‘das, : —Muy bien...... —A los tres meses estara completamente sano, des- pués, no caeré mal un viejecito, mientras mas lejos, _ mejor, Napoles, Zurich, Basilea, cualquier parte! que- dar Vd. listo para recorrer el mundo...... ! jRecorrer el globo! El joven sonreia dolorosamente. _ En la brillante negrura de sus pupilas meridionales, agrandadas por la enfermedad, se retrataba empeque- - fiecido hasta lo inverosimil el atlético cuerpo del ciru- buena crianza. —Me voy porque ya la noche se aproxima. —tLo siento mucho...... -—Tomaré Vd. las cucharadas como esté indicado n la receta y si ocurre alguna novedad favor de avi- rme inmediatamente. —Buenas noches, doctor...... Rogelio Villamil abrié las vidrieras del balcén...... _ Después de aproximar una comoda silla mecedora al barandal de hierro echése con abandono en el asiento. _ Permanecid mucho tiempo pensando...... _ Los carruajes regresaban del paseo con sus farolas _ encendidas formando una procesién fantistica que se 5 ae entre los Arboles de la eslzada, ane apne oe: al Hacia,el poniente, en el cielo, pavonado en tintes _ obseurisimos, fulguraban, por una abertura ardiente, disefiada, como la boca de un horno, las tiltimas Ta- : _ mas del sol que muy despacio Soncubs con toda su irffica pomposidad...... La mansedumbre la tarde pereciente echaba una emoci6n aletargadora sobre los tejados de la polvorien- ta ciudad. 3 Los huevos de cristal limado de los focos eléctricos : se iluminaban bafiando en lechosa claridad el cieno , - del asfalto. ; Los burgueses, agitando sus paraguas, regresaban 4 sus casas con apresuramiento de personas preocu- — _ Bl enfermo, entrecerrando los parpados, contem- plaba el panorama de la vida urbana que tenia delan- _ te posefda su alma por sutiles contemplaciones. Sintiendo oprimido su coraz6n por una necesidad de voluptuosidades misteriosas. Exaltado su pepsamiento en muchos arrobos de amores irrealizables. Tenfa la convicci6n, robustecida por la agresién de los presentimientos, de, que, su existencia, estaba proxima 4 extinguirse como una lAmpara con poco aceite. La parca lo Mamaba. El sepulcro le ofrecia su hospitalidad inmunda. La quimica reclamaba su materia para la obra de ila barnstommagie eterna. . ; ansancios, de sus atefsmos, de aus lo: creado, 4 4 pesar de sus enérgi- i a8), CIRO'B. GBBALLOS. rae cas protestas contra el dios desconocido que sanciona el chocante ilogismo de las cosas, & trueque de sus torvas rebeliones contra las maldades de los hombres, _sentia, un gran descontento de si mismo, un acerbo dolor, ai presentir la aproximacién del momento te- ° trible de la partida sin haber emborrachado antes su espiritu Jos espasmos de un amor superior 4 todo lo mezquino...... i Un filtimo hilo, una postrimera esperanza, un ti- mido anhelo, de oblato, generado en una angustia so- _ brehumana, lo detenia 4 las podredumbres y 4 los la- - dos y 4 los horrores de la existencia...... . Somorgujaba en el pasado...... No habfa conocido el deleite. No habia sentido la pasién. La monografia de sus aventuras hubiera hecho las _ deliciag de un vulgar novelista de folletin. : Lo mismo que la mayor parte de los sofiadores in- quietos que buscan empresas poéticas, llevando res- plandores de astros, en la frente, habia tropezado con las groserias de la realidad metiéndose en lances de a menguado. Ignoraba, como muchos, que la blonda Dulcinea | ser4 una entidad metafisica por los siglos de los siglos. Lo habia conocido todo...... Desafios y seducciones y nifios espurios...... Lo habia conocido todo...... : Nada faltaba en su historia byroniana. En todas partes: ae quedado la huella os desu pore ee manera de un len homicida dejaba rastros de sangre en sus hufdas. Pasé como un huracan sobre los fértiles campos del -ensuefio. En su ruta cintilaron las lagrimas con tremores ele- -gfacos. Bajo su planta expoliadora murieron las flores rojas_ del dolor...... Languidecieron los lirios de las inocencias...... _ Su tragica irreverencia exprimié los jugos en la pul- pa de las uvas. Absorbi6 las savias en el céliz de las rosas. Envenené6 la miel de los panales del placer tran = A pesar de todo era un sediento de las aguas que - crisman 4 los paladines de los ideales nobles...... Querfa ser pio, ser compasivo, ser superior, poder _ hacer Ja diafonia de las estrofas que morosamente mur- muraban un poema simbélico en su alma desacorde al ritmo del universo, para tener el derecho, de contem- _ plar sin vergiienza las constelaciones, para tener el de- recho, de poseer el goce exclusivo de las afecciones in- tegrales de lo creado que se traducen en el rosicler de _ las auroras y en los espejeamientos de los lagos aquie- tados y en los rubores de las gayas flores y en las flautas tiernas de los vientos y en el vuelo maravillo- so de los colibries...... _ Muchas veces, repantigado en un rincén de su ¢ca- -rretela, ordenaba 4 su cochero que hiciese trotar 4 los a ara 10 _ CERO B. CEBALLOS. rior, la novela anodina de sus anénimas, de sus ‘gra- _ Sas, de sus estGipidas existencias.. ... Muchas ocasiones, él que era rico, él que era joven, él que era inteligente, 61 que era bello, envidié la di-— - cha de la obrera que paseaba colgada del brazo del hor- tera, enyidié la toruna parsimonia del jefe de lo con- tencioso que succionaba un mal tabaco, contemplando el orto, con idiota calma, enyidié la tranquilidad pa- siva de marido embrutecido por veinte afios de ma- trimonio, el alifio de la solterona cebada, en una aceda doncellia, la pomposa satisfaccién de todos los c¢onformes, la gerdura inmunda de todos los: adipo- sos, la pollinesca animalidad de todos los resignados, de todos los insignificantes que sin saberlo formaban parte importante del espectaculo de la naturaleza en el tragico festival de la vidal...... El deseaba también amar. Como un covachuelo. Como un rufidn, Como un cura. . Como un viejo. ,Amar! » Acaso no tenia opcién 4 una parte de la dicha que embriagaba 4 los demés......? a era un ne es a Saale con una beldad que no encontrarfa nunea., Lo perturbaba el espectro. de una oawesiee inreay e lo que le rodeaba se perd{fa su mente en un silen-_ cio impregnado de misterios...... : Lo perturbaba el espectro de una prometida irreal — que solfa ser presentida, por él, cuando, enmedio de las gloriosas elevaciones del corazon que se atribula en una aspiracién suprema de la esperanza el pensamien- to sube como una implorante paloma 4 las fulgura-. ciones estelares del espacio...... Los acontecimientos de su pasada existencia desfi- laban ante su vista como una caravana de payasos mal vestidos. . Una infancia Nena de las taciturnidades del nifio huérfano...... Recordaba, compungido, 4 su madre, una sefiora | muy devota, enlutada, palida, de voz atiplada, con peinado antiguo, con mantilla de blondas, 4 la castiza espafiola, que, lo llevaba 4 misa, todas Jas mafianas, haciéndole recitar, casi en voz alta, las oraciones que él no comprend{a & pesar de haber legado 4 apren- derlas de memoria. } Al evocar el recuerdo de la dama, lo asociaba, sin querer, 4 las iglesias, pensando en un horrible santo, -yacente en lecho de exquisitas coberturas, con los ojos cerrados, con el rostro amoratado por muchas equi- mosis, ante el que la matrona, se arrodillaba, para, después, poner unas monedas en el cepillo cereano, llorando, lorando, Norando!...... : Aquel enfermo, herido, muerto, lo que fuese, fun- gia de ordinario como protagonista entre los extrafios _ Era muy buena la mojigata. 5: ' Le compraba todos los juguetes que queria. 3 Algunas noches la encontraba sollozando al borde de su lecho. ee Al verlo, corria 4 abrazarlo apasionadamente, pre- guntandole con ahinco: —Seras muy bueno, hijo mfo?...... _ La sensible mujer murié de repente. Desde entonces no hubo quien Jo acariciara en aque- Via casa tan grande y tan cayada y tan obscura...... Después...... Se vefa paseando por los jardines ptiblicos los dias de fiesta, 4 las horas en que las mtsicas militares ju- bilaban el aire con los ecos marciales de sus marchas, alborozando 4 las nifieras, muy pequefito, muy livi- do, con la garganta manchada de tintura de yodo, ves- tido de luto, ahog4ndose en un cuello marino terrible- _ mente almidonado, con las piernecillas al aire, ro- dando un aro de alambre de hierro, solo, triste, sin amigos, seguido de un criado adusto que colgado al brazo levaba.su abriguito con forros de seda.. Un sirviente cuya seryil solicitud era un yarinentes para él. Si brincaba: —Nifio, no corra Vd., porque se puede caer. Si buscaba la caricia del sol con el ansia de un con- yaleciente: —Nifio, aqui est el paraguas.. Si empefiaba amistades con algi ~ —Nifio, no se junte Vd. con los muchachos de la calle porque le ensefiaran groserfas, re Si gritaba: ZH . ‘ : ~Nifio, las personas decentes, no se portan de esa manera, si lo viera su papa de Vd...... qué dirfa? Su padre!...... : Se acordaba de él perfectamente. ; _ Un caballero empelucado, gordiflén, de longéni- mo continente, afeitado como un arzobispo, de som- | brero alto, de chaleco blanco, atrayesado de bolsillo” 4 bolsillo por una gruesa cadena de oro-con pesados . _ colgajos, de pantalones bombachos, aplanados meti- _ culosamente, con muchos diamantes en los dedos, con el pelo tefiido, con los dientes postizos, con la nariz apoplética, muy erguido y muy correcto y muy bonda- dogo...... pees Lo veia 4 1a hora de comer embaulando manjares indigestos con una voracidad que causara el espanto de Gargantua...... ‘ be Solfa dignarse dirigirle la palabra con una voz une | tanto atiplada que disfrazaba el bocado engullido’ en consorcio con la seryilleta que el diligente criado ha- bia anudado fuertemente 4 su cuello de puerco ceb6n. _ —Amiguito, estoy muy enojado, el sefior Brown “ me ha dicho que no aprendié Vd. hoy el tema.. .... “por qué? —HEs muy dificil, papé...... —Bien...... bien...... pero eso no es lo peor, lase- fora Ausencia se queja de que esta mafiana, eneltem- plo, estu d. muy desatento, eso si me desagrada “mucho _ suceder......! - _ Fué mas ‘triste su Bae ea, de Yowtal adigaloe tino. X j Era precoz, HU exaltado, imaginativo, Su earicter se agrié 4 la hora de Ja transformacién — \ sexual. _ Amé 4 las mujeres. Desedlas brutalmente. Las crey6 muy malas. Las crey6 muy buenas. - Temidlas ingenuamente. Se ruborizaba ante ellas. : - Unpie, una mano enguantada, una garganta desnu- da, tenfan el privilegio de lenarle siempre el encéfa- lo de pefhsamientos obscenos y de alucinaciones noc- tumas y de lujurias desconocidas...... ; Sufria mucho! Cuando el yello comenzé 4 florecer en las diversas partes de su cuerpo, se sintiéd conturbado, por asom- bros intempestives, por deseos masculinos, por los eserfipulos de sus ingenuidades, imaginando, en su atortolamiento, que los otros jévenes, no eran como ~~ 1, que, en los cuerpos de las hembras no se verifica- riaelfendmeno que hasta e] pasmo lo espantaba en las nocturnas cavilaciones. Eso era feo. No se atrevia nunca 4 desnudarse ante una her- J moga. : ; Como serian ellas... De qué manera se verificaria el acto fisiolégico. Produciria un placer indeecriptible. ra malo......?) hee del demonio como afirmaba enrojeciendo. hasta las orejas el viejecito confesor..,...? Cuando esas meditaciones le picoteaban el cerebro exasperandole el espiritu buscaba un lenitivo en las paginas de los piadosos libros desu inolvidable di- © funta. Por aquellas fechas trasegando en los cajones del secreter de la madre, tropezd. con un libro que & pe- sar de su indole piadosa contribuyd poderosamente 4 aumentar sus inquietudes concupiscentes. Z Era un volumen de tafilete rojo con inerustaciones’ doradas, en cuyas primeras hojas habfa un grabado de madera, de estilo antiguo, que, ostentaba en el centro de un évalo circuido de laureles, el busto de’ un monje calvatrueno, de bronca cogulla, de palidez espectral, de ext&tica mirada, que, enclavijando las manos, ante una cruz de tosca madera apoyada sobre el parietal izquierdo de una calayera que mordfa las _ correas de una disciplina colocada en forma serpen- tina parecfa meditar en todas las miserias de aqueste | despreciable mundo. Aquel siervo de Dios era el autor de la obra. Un misionero capuchino que segtin las catdlicas cronicas murié en estado de santidad después de ha- ber Hevado ejemplar vida entre los pecadores. Hojeando el tomo encontré el adolescente algunas ‘piginas que le hicieron mucho dafo por la crudeza casi obscena co 1 que el es escritor anatema- Poseido de verdadera satiriasis devoré los més pe- -caminosos capitulos consignados en el indice. | ! Desde entonces sus insomnios fueron mis fre- “-cuentes. Tuvo la suerte de que una piadosa camarera lo sal- vase de las atrocidades del onanismo dandole con ra- ra sabiduria la primera leccién. _ Eran las once de la noche...... Todos los habitantes de la casa dormian. El doncel velaba pensando en mujeresdesnudas. Escuchando zumbidos de besos. Secos los labios...... A pesar de haber ingerido una gran cantidad de clo- ral no habia logrado conciliar el suefio. La fiebre sexual le dilaceraba las carnes con eruel- dad infinita: Las sébanas arrugadas por sus continuos movi- mientos le irritaban la piel. Su virgineo lecho era un verdadero zarzal...... Querfa rezar...... Invocaba 4 los santos...... Tendria les demonios en el cuerpo? Un milagro de magnetismo le hacia comprender, le revelaba, testimoniaéndola, indubitablemente, la proximidad de la mujer, haciendo oscilar sus azora- mientos, sus cavilaciones, sus curiosidades, entre los | miedos y entre los deseos y entre las céleras indisci- plinables...... Herfa su olfato un perfume oe que atacaba su médula. Sentfa aproximarse toda la inmundicia biblica de : ed j $ i la varona condenada que ofrece siempre el idealismo sideral del hombre enamorado, la llaga incurable que — _La joyen sirvienta allané intrépidamente la aleoba de su amo. Era una nifémana, ‘ Una vez introducida al aposento insuflé 4 la vela _ estearica un aliento un tanto pestifero que después de hacer crepitar la lama hizo que ella se extinguiese. Estaba en camisa. Llena de ansias. Llena de curiosidades. Llena de provocaciones. A _ Rogelio la contemplaba horrorizado cual si la im- pulsiva tuviese adherida una tarantula dafiina en la confluencia de sus muslos contamina, que mata, la Iaga maldita, la llaga i ee La denodada mujerzuela, como un aleyoso agesino, apufialeé 4 besos el rostro descompuesto del mucha- cho, 41a vez, que, con elocuente mimica, encaraba pa- ra la consumacién de la’obra sexual la masculinidad: bisofia de él con la aguerrida fogosidad de su poco hermético sexo...... ‘ Al despertar, al nuevo d{a, consumado el cataclis- mo carnal, el iniciado, se levanté orgulloso, altivo, satisfecho, feliz...... » Era hombre ya! Tenia conocimiento ético de su cardcter fisico...... Amaba 4 su profesora con ternuras de catec(meno. Adoraba 4 todas las damas. _ Las bendecia deyotamente, : Eyer aeant sangra, la llaga que apesta, la Iaga que pudre, que ee Concebia las sutilezas de la caballerfa andante. . us Se sentia lfrico como un héroe wagneriano, Para las hembras debian ser los homenajes més ca- ballerescos. \ _ Eran las emperatrices del deleite...... ! \ Sucumbiéd en absoluto 4 la inmundicia biblica de la varona condenada que ofrece siempre al idealismo sideral del hombre enamorado, la llaga incurable que sangra, la llaga que apesta, la llaga que pudre, que contamina, que mata, la llaga maldita, Ja Ilaga......! Algunos afios después murié su padre dejandole una cuantiosa fortuna que unida 4 la heredada de su madre lo puso en situacién muy envidiable. Entonces su juventud fué una hecatombe pasional. Derroché el dinero. Los éxcesos acabaron por arruinar su organismo de una manera lastimosa. A los treinta afios estaba invalido. - Se retiraba moribundo 4 sus cuarteles de invierno, se retiraba, abrumado por las equivocaciones, por las — derrotas' de Ja vida, debilitado por los deleites ca- pitosos, por Jas enfermedades venéreas, 4 esperar el desastre, el fin de la odisea de sus extravfos, sin ha- ber gozado verdaderamente, sin haber amado con to-_ da la intensidad expansiva de su alma, sin haber amado con castidad, con santificacion intelectual, con grandeza de espiritu, con entusiasmos licitos, se re- tiraba, cuando de todas las potencias de su ser, se le- yantaba, con gran energfa, una imploracién inmensa que misticamente derramaba sobre Jos escombros de todos sus descalabros, sobre las, ruinas de todas sus _ i iF ay cha verdadera que brota del perfume dé las caricias. tel y un carruaje y tna blonda y una Joya...... No queria morir tan joven. : __ Necesitaba juramentar la pasién sin declamaciones: _ arrodillandose ante una mujer de carne. » oe _ Deseaba lorar hundiendo su cabellera enmarafia~ da entre los senos calientes de una companera capaz de exhalar un sollozo...... ; Eligié para curarse una antigua propiedad solarie- ga que poseia 4 treinta leguas de la metrépoli en un pueblo de contornos pintorescos. : Crefa que Ja soledad de los campos podria aliviar- { le un poco. La yivienda convidaba 4 la meditacién. Era un caser6én de arquitectura estilo renacimien- to, rodeado de un parque regio, amueblado con lujo -antiguo, que, desde luengos afios, hab{a estado al cui- dado de un mayordomo muy honrado que cultivaba ‘las tierras dependientes con laboriosidad ejemplar, _ Obedeciendo 4 los mandatos de su médico dispuso el viaje 4 otro dia de la vonsulta. _ Con jGbilo infantil preparé 41 mismo sug equipajes. . Le parecia que emigrando iniciaba su vida én un ; : ; ; ; : _ bancarrotas, el anhelo del goce de los placeres hones- _ tos que derivan siempre de la embriaguez de la di-. femeninas desinteresadas que no representan un ho- ° \ mundo paradisfaco en el que la experiencia no era ne- cesaria para conocer la, ciencia de la dicha. Tmaginaba un idilio lamartiniano con una pucela de axilas hedentes & macho cabrio,.... = maginaba cohabitaciones voluptuosas por los trigos : con macetonas coronadas de amapolas que riendo 4 carcajadas lo amaban bajo la curva del cielo agitando ‘sus caderas con agilidad de yeguas ntibiles en celo... _ Luego le llegaron las nostalgias de las costumbres — urbanas encarnizandose en su cardcter tornadizo. i El miedo al aburrimiento le hacia vacilar en sus propdositos, i Desabrochaba la hebillas de sus maletas mirando | hacia arriba con desaliento. | Se agrayaria en aquel clima...... a Encontraria la calma que anhelaba...... i Lo habrfa engafiado el galeno......? ‘Su yoluntad oscilaba cobarde como el péndulo de uno de esos yiejos relojes en forma de atatiid que se | agitan sin cesar sin llegar 4 marcar una hora concor- _ de con el meridiano. ; Nunca vié tan patente la abulia! Su irresoluci6n le exasperaba mientras mAs impo- tente se sentia para conjurarla con su esfuerzo viril. Se decidiéd 4 obedecer Ja preocupacién facultativa aventurandose por fin al viaje como 4 un duelo 4 _ muerte, : A la noche siguiente se hizo conducir 4 la estacién _ del ferrocarril. _ Lleno de temores por el porvenir ocup6 su compar- _timiento en un carro de primera clase. La tiniebla cafa sobre los campos incultos como una humareda densfsima haciendo mAs siniestras las siluetas de los ceaminantes que soportando trabajosa- | mente sus pesados fardos pasaban 4 los lados del te- § ¥ “ > z : A i rraplen que dejaba atras la locomotora en su insensa- ta carrera. . Y . s t. Me Un peregrino que seguido de una mujer, de un muchacho, de los dos perros, trotaba fatigosamente, al lado de la via, inquieté su calma. artificial levan- tando las envidias en su alma empalagada por lag mieles capitosas de los privilegios heredados, Acaso aque] viandante era, feliz en su pobreza....., Acaso aquel gir6évago hab{a encontrado el amor cas- to que él buscaba en las aporreadas carnes que apa- recfan entre los arambeles de aquella campesina as- trosa que penosamente le seguia...... Su insolencia de rico no podia tolerar que un se- mejante suyo pudiese hollar el polvo del camino -acompafiado de una harpfa y de un rapaz y de dos . canes...... ! 3 Volvié 4 evocar sus meditaciones bajo Ja fronda _ olorosa de los jardines en los dfas feriados del remo- to antafio, sintiéndose arrebatado por una célera si- niestra, al contemplar, por efecto del espejismo de la memoria, el effmero placer de los innumerables mar- tires del trabajo que ante sus ojos desfilaban, sonrien- > do humildemente, sin querer comprender, en su ob- _sesion de opulento, de egoista, que, todos ellos, com- _praban unas horas de asueto semanario al precio de _ log m4s grandes esfuerzos y de los mas crucles afanes _y de los més agrios sudores y de las mis tristes vigi- lias y de las mas crueles humillaciones......! _ Llegé al villorrio cuando:amanecia. _ Una aurora opalina oreaba con sns mégivas luces Jas campifias re S por una reciente loyizna, s Ros El administrador de la finca lo esperaba en el oe d dero haciendo ridfculas caravanas. Era un hombrecito de sesenta afios, ceremonioso como un ujier, un poco hablador y muy aficionado @ cotorrear de politica, Rogelio sin oir los cumplimientos de su empleado _ contemplaba enajenado las parejas de bueyes arado- res que en un potrero barbechado abrian surcos para- ~ lelos agitando sus colas con tranquila resignaci6n. Sin protestar contra los pinchazos que en sus flan- cos aplicaban los gafanes...... El administrador metiendo las manos en las bolsas de su pantalén de cuero, guardé silencio, respetando | la para él incomprensible contemplacién del patron. Cuando el enfermo aparté su mirada errante del paisaje encarése frente 4 él con cierta insolencia. —Ya tenemos todo preparado. —Muy bien...... —Creo que va 4 estar Vd. contento aqui porque amén de que nada le faltaré en la casa, como en el monte, hay venados, podré darse gusto con la es- escopeta. El amo nada contesto. —Ademias, como el clima de aqu{, es inmejorable, €s casi seguro que la curacién seré radical y muy pron- to podré Vd. volver completamente sano 4 la ciu- —Ast lo espero. —AlI principio, puede que se fastidie un poco, pe- ro, cuando hayan pasado algunos dias, no eae las juergas paranada, = \ —Lo cree Vd. asf...... Pha aes i —Naturalmente. | : Habituarse 4 esa vida! soos Le pareefa imposible. Aquel carabio tan radical en sus nabitos de soltero, | para llegar 4 efectuarge en completa conformidad con las exigencias del galeno, demandaba esfuerzos, que Be t él, consideraba demasiado enérgicos para poder desa- meollatlos de los abatidos centros de su pobre voluntad. Entrevefa la monotonia de su estancia en el des- i tierro, presintiendo claramente, los efectos de su ma- -leficio, manifestados por los advenimientos del fas-" tidio y por las desolaciones del olvido: y por las lasi- es tudes de} coraz6n...... Empezé entonces el periodo eritico de su calvario. En las inafianas, después de reanimar sus fuerzas, con un ligero bafio fro, se lanzaban 4 vagar por los robledales, hollando con las gruesas suelas de sus 7a- - patos el vellido césped y las silvestres margaritas y las violetas melancdlicas. ae Dos perrazos daneses lo seguian ef sus excursiones retozando alégremente en torno suyo ..... Lo acompafiaban provocando pendencias con los _ - alanos famélicos de los campesinos que parapetados tras los setos arrojaban al viento caliginoso coléricos -paladros que azoraban A las gallinas que cloqueaban por los caserfos. Rogelio envidiaba también 4 sus mastines. Eran mas dichosos que él...... _ Las PaOae no. les habrén quemado el espiritu Sei ps oe he Siew I Ocupaban su lugar en la tierra sin usurpar los de- ~ rechos de nadie. , ~* Sus inteligencias simplificadas, sin turbulencias, _ sin ensoberbecimientos, sin discrepancias, no se abis- maban, nunca, en las cavilaciones que imponen los problemas del misterio extraterrestre ni en las in- - quietudes que suscitan en la conciencia las luchas de Eo . laevida; sean buenos por nobleza, ingénita. _ Leales por lealtad ingénita...... + + No era posible que fuesen seres imperfectos. jLas plantas! _ Cuan hermoso fuera vegetar. Ser Arbol. Formar parte indubitable de la naturaleza repro- ductora. Sacudirse, con noble brio, al impulso de las vien- Tonificarse con las lluvias primaverales....... Vigorizarse con las tempestades . Tener arpegios...... . Tener frondas...... Tener nidos...... Crecer suntuosamente decorando el paisaje que em- bellece el poema de la creacion. Ser misericordioso...... Dar sombra 4 los tristes. A los pensativos. " A los -amantes...... j bois ag Surgir del polyo que compone el Tatas. ; “80 a lo alto lo mismo que una a bandera Svaceslon de | lo lirico....., i we Surgir del polvo que compone el suelo para elevar-_ : se 4 lo alto lo mismo que una flAmula proclamadora. de la piedad Pe Ser arbol......! jE] agua! Cuan hermoso fuera parecerse 4 ella...... ie Ser sonoro, ser didfano, ser cristalino...... eS Ser, en el ponto, un attabélo cuando suena el aqui- lon sus bigarros fragorosos. 3 Ser en el rio la arteria de las montafias. Ser en el lago el espejo de las constelaciones, Ser en el arroyo la savia de los verjeles. Ser en el estanque la patria de los cisnes. Ser en el grifo la nocturna serenata. La rotunda estrofa. ....! E] serventesio del trovador...... ! * jLas aves! e Cuan bello fuera parecerse 4 ellas...... : Ser libre, ser poeta, ser bohemio como el pAjaro..- Ser el clarin que anuncia los peligros 4 Julieta. Poder llevar en la garganta las cadencias de las =~ - flautas. d Ostentar penacho procer...... Tener alas...... - Subir alto...... _ Transponer las cumbres...... Explorar las nubes...... . Burlar el mar, para lege muy lejos hablando de la patria al en } \ ¥, . perimentaba al llegar solemnemente la macilenta oto-— fiacién de su existencia. ° garmente. _ tud poseido de angustias inopinadas. ‘imaginando en su demencia que asf se libraria de la. | ; x Ser. Hibre ser ios, ser bohemio ¢ como, el pajaro.... Las melancolfas llovian con acerbidad sus asfodelos sobre la frente abatida del traviato. j Hn su pensamiento exaltado por las ustiones de las fiebres potenciales, se elaboraban los antevisiones, del mundo suprasensible, haciéndole abominar, en todas sus interferencias, las sardénicas convulsiones que ex- Comprendfa que habia vivido hasta entonces vul- Pretendia manumitirse por completo de su esclayi- La idea que lo torturaba emergia en su alma atri- , bulada ofuscandose en ella como un lucero de prime- ra magnitud en el oro decadente de la tarde. Anhelaba proclamar la abolicién de la ignominia, pesantez urfnia que abatfa sus agilidades malogran-* do sus aspiraciones. Transcurrian las semanas haciendo que las pertur- | baciones de su espiritu aumentaran como las bocas de las solfataras en los voleanes que amenazan esta- llar. Rogelio languidecia presa de las consunciones fa- tales de una histeria que efundfa por sus venas los — fluidos de la muerte. Su creciente flacura era la reguladora de la proxi-— midad de su fin. Parecia increible que en tan poco hombre. hubiese - tanto ee ee ! UN ADULTERIO. _ rona condenada que ofrece siempre al idealismo side- ral del hombre enamorado, la Maga incurable que sangra, la Haga que apesta, la llaga que pudre, que _ contamina, que mata, la laga maldita, la laga...... Hsperaba 4 la mujer revelada en las revidiscencias de sus suefios blancos. taba de las rebeliones de su coraz6n sacrilego. Una mafiana que con la cantimplora en bandolera, echada al hombro la escopeta, paseaba sus medita- ciones, por la campafia, observ que sus perros ladran- do furiosamente se internaban en un hierbazal A la — __ vez que de entre la chabasea saltaba un gorila exha- lando gritos descompuestos. El eazador sorprendido por tan extrafia aetinanene te apunté con su arma engendrando luego el dis- paro. Se oyé después de la detonacién un : grike de mujer _ angustiada. P Jack... aqui! El joven se encontré frente 4 una dama vestida de muselina, bella, interesante, esbelta, pAlida, la cual, acariciando con maternal solicitud al antropoide 4 quien el tiro no habia tocado se encaré denodada- mente con el tirador posefda de una célera violenta. —Sefior, lo ae Vd. ha hecho, es incalificable. —Perdén,: —En su Basin inal pudo Vd. haberme we En sus paligenesias opticas lo obsediaba. como en~ su edad temprana toda la inmundicia biblica de la va- : A la hermosa que como un casto lirio infantil bro- re El miedo no aconseja siempre la cordura. Rogelio, anonadado, no supo balbutir otras excu- gas menos torpes...... i La dama se alejé con paso de reina ultrajada aca- riciando al mono que volvia repetidas veces la cabe- ‘za hacia el silencioso. grupo que formaban los canes ya en torno del atolondrado paseante. Cuando el tisico Hegé, malhumorado, 4 su vivien- da, mandé llamar al intendente. Después de contarle su aventura le pidi6 noticias respecto & la desconocida. _ El buen hombre escuché atentamente la relacién 6 -inclinéndose con cortesania se apresuré 4 contestar: —Hs la sefiora Geraldina Kerse, de origen escocés, viuda de un rico inglés, buscador de diamantes, muer- to'en Borneo, que ha venido 4 pasar la temporada de "primavera en su quinta del vecino pueblo. : Qué posesion es esa...... 2 —La casa colorada que Vd. habra visto ya. —Un edificio en forma de castillo? —El mismo. —Es inglesa? __. No, es hanoveriana, aunque sus padres, segan su propio dicho, nacieron en Edimburgo.. —Vive sola...... tiene hijos...... parientes......? —Habita el palacio acompafiada de un mono & _ | quien parece que el difunto queria mucho. : | ie Guo) iavasbirlioe asamien to fué e 3 ‘singular, “pues segsn dicen, esa damna, eee viude Cbs es doncella......! : ‘ os ace —No comprendo. e ; _ .—Es muy sencillo, se cas6 por poder, cuando el marido agonizaba victima de una cafda de caballo, el - matrimonio, por pactos de familia, fué arreglado te-_ legraficamente, dando por resultado que la mucha- ‘cha én unos cuantos dias fuera casada y viuda y he- redera de una gran fortuna. ee Rogelio, excitado por el relato de su empleado, se i propuso por mera curiosidad trabar relaciones con su_ _ enemiga. : Sofiaba con una triyial aventura de amor. it _ Le parecia muy gracioso ser el amante de una viu-\ 6" vb , da que bfblicamente no habia conocido varén. Mandé comprar a la ciudad um gran ramo de log mas yaliosos crisantemos: Después de atarlo con un listén dé raso, entre cu- yos nudos, encaj6é habilmente su tarjeta, lo mandé al chalet de la sefiora. El bouquet le fué devuelto. » ° m3 Su vanidad de libertino elegante padecié sensible- mente haciendo que el fracaso antes que desalentar- le le obligase 4 cobrar mayores brios. Sin trabajo logré averiguar que la esquiva acos- ~ tumbraba pasear muy temprano por determinadas — alamedas del jardin que circundaba su habitaci6n. Ordené 4 sus sirvientes que adquirieran 4 cualquier _ precio todas las rosas de los verjeles de las cercanfas. _ En Ja noche, acompafiado de dos jardineros, sein- _ trodujo furtivamente en el ajeno cercado para alfom- a : f ; : 4 > brar- con las. preciosas flores todos los lugares que ie siguiente dia hollaria con sus PEeiOnoe pies la enoja-_ da vecina. ; ic Hsa vez fué mas afortunado, ' ’ A la hora de la siesta recibié una pequefia cartuli- na en la que en magnifica letra inglesa se lefa: “Geraldina Kerse saluda 4 Don Rogelio Villamil j _ expresdndole que le complacerfa mucho que 4 las seis” la acompafiase 4 tomar el té,”” HI enfermo sintié una jubilosa conmocién. _ Segtin su costumbre procedié 4 extraviar su men- | te en las mAs enmarafiadas conjeturas. Serfa una gran dama? Serfa una gran aventurera? Seria una gran romA&ntica? Seguramente alguna historia se ocultaba tras aquel » cartoncillo que tocaba con sus dedos temblorosos. Era una novela de pasion? Era una, novela de odio? Era una novela de estupidez? Se arregl6 como para un sarao, A la hora de la cita Ilamaba con temblorosa mano 4 la puerta de la casa dela hermiosa. Un lacayo de patanesca catadura introdujo su tarje- ta obligandole 4 esperar en un corredor solitario. Rogelio se impacientaba. Después de transcurridos varios minutos aparecié el criado. ’ Sonriendo de una manera grosera se dirigié at visi- | tante: —Pase Vd....... Fl corazén del sensitivo palpitaba furiosamente. ~ Entro. - ie ‘ La encontré reclinada en una poltrona de dosélico | espaldo yistiendo con una elegancia impropia de las libertades indumentarias que la vida campestre otor- ga 4 los veraneantes. El peinado 4 la Cleo de Mérode aplicado 4 sus ra- tilos cabellos afinaba con su elegante simplicidad las i tenues Ifneas de su perfil de walkiria. u La mirada ossifnica de sus ojos claros, lanzando vee ; 3 ; \ metedricos destellos, se iba, perdidamente, hacia la en-_ treabierta ventana que dejaba columbrar por su aber- tura el espectaculo que daba el fracaso del sol sobre el — indigo del cielo en una conflagracion de nubes es- ” tramboticas...... Sonreia tenuemente exhibiendo una dentadura que en el tono rubro de las encias. ostentaba escintilacio- nes de concha nécar. . La patricia testa era digna de ser efigiada por un eximio artifice en el 6valo de un camafeo exarado en_ cinco lagrimas. Lleyaba en su severo busto una blusa de surah de color rojo con amponas mangas tableadas bordadas profusamente con grequitas griegas de hilo de oro. ~ Una falda de terciopelo negro de principesca cauda fimbriada con alamares de abalorio cubria Ja parte in- ferior de su aristocrética hermosura, En la cintura afianzando el gracioso mofo de una banda de burato ostentaba un ramillete formado con las rosas del mancebo. Un cometa de diamantes refulgia sobre su seno ee - aC & St rrimo con las eadentes intermitencias que sisal el ‘trabajo de la respiracién al elevar 6 deprimir sus pe- En la penumbra....... Encaramado en un gran sill6n, de primorosa. talla, pensativo, expectante, atribulado, mirando 4 la diva, &la mujer, en harpocratica quietud, atentamente, ine- fablemente, con toda la atonia de sus grandes pupilas dolorosas, estaba el gorila! ‘ En la penumbra...... Rogelio saludé con la distincién de un dux. Geraldina se incliné con la gracia de una dogaresa. No fué una yisita de cortesf{a. Hubo excusas por ambas partes. _ Luego, el té, el kirsh, el orgasmo de la atmésfera extenuada por el perfume de la bella, la proximidad de los sexos antagonicos, la mtisica evocadora de las voces juveniles, animaron 4 los interlocutores, ha- _ciendo que de galanterfa en galanteria, de sonrisa en sonrisa, se ayenturasen por el camino de las confiden- cias hasta acabar por llegar 4 ser los mejores amigos | de] mejor de los mundos posibles...... Hablaron de literatura. Sin alardes de mal gusto mostrése la solitaria como ana dama de inmensa cultura. Aseguraba no haber amado 4 nadie més que 4 Jack. | Su fiel amigo que la habfa salvado en un naufragio. Su fiel amigo que la habia acompajiado en todas Tas desolaciones. Su fiel amigo que habia gndulasio con su adicci6n | _ todas sus amarguras. Su fiel amigo que habia lorado ineguaniente por _ todos sus desamparos...... No deseaba el matrimonio. Habfa rechazado 4 muchos pretendientes porque _asi se lo ordenaba un instinto vaticinador que le ha- blaba todos los dias de los hastios del talamo. _ Ademis, como era muy rica, inmensamente rica, de- , bia la. abokdad al que le habia dado el bienestar_ pe eon encontraba en el dinero. Pe Ow pobre esposo muerto tragicamente...... 4 Su rubio caballero que habia afrontado todos los : % - peligros para que & ella nada le faltase. {Todos los trabajos! En los desiertos africanos...... See ie En las selvas indianas...... En las minas pavorosas...... | En los mares coléricos.. Su pobre esposo muerto tragicamente... Pensar con erotismo en otro que él no aid le pa- |. 3 recia sencillamente una infamia...... : _ Morirfa virgen......! 4 Bullfa en sus labios una sonrisa muy extrafia. Afirmé él que habfa buscado el amor por todas par-— : z tes sin haber logrado encontrarlo nunca 4 pesar ‘de que por verse frente 4 él hubiera vertido su sangre. El presentimiento de su extincién inminente no lo — _torturaba tanto como el de naorir, relativamente joven, sin haber besado 4 la mujer predestinada que como un luminoso fantasma camina siempre custodiando _ solfcita al compafiero que le esta dedicado por los in- _mutables designios de lo absoluto’en la ascension 4 — ; “través de Jas metamorfosis espirituales por el silencio — a - del espacio. : _ Crefa que las relaciones infinitas para poder perdu- _rar de la accion disgregadora de los milenios debfan iniciarse en las conjunciones alternas que vinculan 4 08 cuerpos en el éxodo terreno. Su orfandad le hacia dudar 4 veces de las certi- _tudes virtuales de la existencia futura...... Sin embargo...... No queria creer que apagindose la lama que po- _nfa Ja locomocién en sus ruinosos mtisculos sobreyen- drian la sombra y Ja inercia y la nada...... { No debfa estar olvidado de Dios. Seria muy triste que al dejar la materia en la fosa la orfandad de su alma se perdiera en el piélago sin poder incorporarse 4 los fulgores de algiin astro...... A las nueve de la noche se despidié osculando con uncion sacerdotal las divinas manos de la viuda. Estaba enamorado de ella. Presentia vagamente que nunca llegarfa 4 poseenis j por completo. Un odio extrafio le infernaba el corazén. Desde aquella entrevista el trato de los jovenes ne intim4ndose engendrando una pasién por parte del - iluso que exaltada por la resistencia de la solicitada | .. tomaba en su incesante crecimiento proporciones in- quietantes. i El desamor de Geraldina tenia algo de feroz. Ante él nada valfan las promesas. ‘Ni las adulaciones. Ni los juramentos...... 3 fe

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