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‘Santiago, a trece de marzo de dos mil siete VISTOS: En estos autos N° 03 - 02 - F, rol de la Corte de Apelaciones de San Miguel, por eentencia dictada por la Minisiro de Fuero dofia Maria Stella Elgarrista ANarez el tres de ‘marzo de dos mil cuatro, escrita de fojas 2.468 vuelta a 2.470 vuelta, se sobreseyé total y detinitivamente, de acuerdo con lo estatuido en el numeral quinto del articulo 408 del Codigo de Procedimiento Penal, e! conocimiento de este iligio en virtud de encontrarse extinguida por amnistia la responsabilidad penal de Victor Raul Pinto Pérez en el homicidio calificado de Manuel Tomas Rojas Fuentes, acaecido en la Guamicién Chena, comuna de San Bernardo, dentto de los diez primeros dias de diciembre de mil novecientos setenta y tres, injusto por el cual fue provesado de fojes 2.937 2 2.340 Apelado dicho veredicto, una de las salas de la referida Corte, mediante dictamen de conce de junio de dos mil cuatro, que corre de fojas 2.507 a 2.511, luego de eliminar sus ‘motivos actavo y noveno y con mayores consideraciones fo confirmé, En contra de esta altima decisién, la asistencia juridiea de la quereliante particular, representada por Nelson Gaucoto Pereira, entablo recurso de casacién en el fondo, sustentado en el ordinal sexto del articulo 546 del Codigo de Enjuiciamiento Criminal, como se desprende de folas 2.612 a 2.527. Elevado dicho arbitrio para ol conocimiento de este tribunal, se le declaré admisible y se ordens traer los autos en relacién, por resolucién de fojas 2.533, CONSIDERANDO PRIMERO: Que ol recurso de casacién en el fondo formalizado por la querellante particular descansa exclusivamente en el articulo 546, N* 6°, del Cédigo de Instruccién Penal, esto es, en haberse decretado el sobreseimiente definitivo incurriendo en error de derecho al calilicar las circunstancias previstas en ol articulo 408, N° $°, del mismo ordenamiento. Reclama transgredides los articulos 5°, inciso segundo, y 73 de la Constitucién Poltica de la Republica:19, 20 y 22 del Cédigo Civil 93, N° 3°, 141, inciso primero, y 391 del Cédigo Penal; 279 bis, 413 y 418 de su homénimo de Procedimiento del ramo; 10 del Cédigo Orgénico de Tribunales; 1° y 3° del Decreto Ley N° 2.191, de mil novecientos setenta y ocho; 1.1, 2°, 8 y 25 de la Convencién Americana de Derechos Humanos; 2", 14, N* 1*, y 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos: y 3° comtin; 49, 50 y 51; 50, 51 y 52; 129, 131 y 150: 146, 147 y 148, respectivamente de los cuatro Convenios de Ginebra, para terminar solicitando la invalidacién del fallo impugnado y se emita el de reemplazo que disponga seguir adelante con la investigacién hasta su agotamiento. ‘SEGUNDO: Que en un capitulo inicial el comparecionte representa la vulneracién de las normas procesales que regulan la insttucién del sobreseimiento definitive, aduciendo concuicades los articulos 73 de la Carla Fundamental y 10° del Cédigo Orgénico de “Tribunales, los que fijan el marco de la funcién junisdiccional, la que no puede ser escindida, como lo ha hecho el pronunciamiento dubitado, al suprimir abruptamente los estados de juzgamiento y ejecucién, sobreseyendo antes de estar completamente afinada la investigacién. Sostiene que dicha actividad sélo se ha realizado parcialmente, toda vez que se entendio agotada la tarea de dentilicar a los participes del hecho criminoso de marras, determinando sdio uno de ellos, el imputado Pinto Perez, en citcunstancias que este solo formé parte de una seccién militar que respondia a un mando jerdrquico y que ejecut6 e! ilcito pesquisado al interior de un campo militar, interviniendo una diversidad de sujetos activos, De igual manera y, en lo que dice relacién con el cuerpo del delito, manifiesta que mandato del articulo 413 del Estaluto Procesal Penal se acometié insuficientemente, por cuanto sélo se establecié el homicidio calificado de Manus! Tomés Rojas Fuentes, en Circunstancias que dicho injusto fue antecedido por la privacién ilegitima de su libertad, manteniéndosele incomunicado y torturandosele en el regimiento de Cerro Chena, lo que tue ignorado por el edicto de alzada. Retiere que los articulos 279 bis y 413. del citado ‘ordenamiento procedimental colocan a los juzgadores en la necesidad de culminar fa averiguacién judicial, a pesar que en su desarrollo se manifieste una causal de extincién de responsabilidad penal, mas alin cuando el articulo 93, N° 3°, del Estatuto Criminal indica la oportunidad procesal en que debe aplicarse la amnistia, a saber. solo una vez pronunciada la resolucién que determina la sancién. Por lo que no habiéndose conclude las indagatorias ‘i emitido decision condenatoria, mal podria decretarse el sobreseimiento definitivo por la lamnistia que se reciama, citando diversa jurisprudencia de esta Corte en sustento de su Posicién. TERCERO: Que enseguida alega transgresién a los articulos 93, N° 3*, y 141 del Cédigo Penal; 1° y 3° del Decreto Ley N° 2.191, de mil novecientos setenta y ocho; 19, 20 y 22 del Cédigo Civil, y 408, N° 5°, 413 y 279 bis del Codigo Adjetivo Criminal, toda vez que os sentenciadores, prescindiendo del particular marco espacial y temporal en que sucedieron los hechos, han reducido la actividad criminal desplegada contra Manuel Rojas Fuentes a un simple delito comun, privandole de su especial calidad como crimenes internacionales, a los que le son inoponibies amnistias y prescripciones. Advierte que el occiso fue ultimado por sus camaradas de armas dentro de un fecinto militar denominado Campo de Prisioneros de Chena, al interior de la Escuela de Infanteria de San Bernardo. Injustos que Pinto Pérez cometié conjuntamente con otros que ‘atin no han sido reprochados procesalmente, lo que devela que las pesquisas no se encuentran consumidas. Expone que la resolucién recurrida en ninguna parte establece que la victima lo fue ‘en cuanto los militares lo estimaron “antipatriota”, “subversivo’, “un peligro para la sociedad” © simplemente “adversario de la dictadura’, lo que hace caracterizar los sucesos como de naturaleza genocida, pues se aniquild a un sector de la poblacién chilena por su ideologia, postura politica 0 miltancia social, bajo el amparo del Estado que doté de recursos materiales, humanos e ideolégicos a sus agentes, cometiéndose los ilicitos bajo la égida y en nombre de aquel. Por otra parte, los juzgadores de la instancia han aplicado la amnistia a situaciones ‘en que es improcedente, ya que sin antecedente alguno desconocen tos articulos 19, 20 y 22 del Cédigo Civil, al colegir que las conductas indagadas ocurrieron en el periodo amparado por ella, € incluso sin salvar los etrores procedimentales anteladamente rectiminados, sefialan en forma arbitraria e infundada que sdio existié un homicidio caliticado perpetrado en una data comprendida dentro del Decreto Ley N° 2.191, y ce manera automatica, hacen primar los efectos de ésta por sobre los acontecimientos, Argumenta que la amnistia segin lo sefialan los tratadistas y resuelto fos tribunales, no se refiere a la descripcién tipica de la conducta sancionada, sino a la persona responsable del injusto, o sea, se trata de una causal subjetiva y no objetiva de exculpacién. No puede entenderse de otro modo pues, el texto legal que la consagra sefiala que esta “extingue por completo la pena y todos sus efectos” y sélo exist legaimente castigo si ha mediado sentencia de témino condenatoria en un proceso penal vélido, nunca antes. Asimismo y en lo atingente al alcance del mentado texto legal, asegura que no puede comprender aquellos delites considerados crimenes de guerra o de lesa humanidad por la comunidad internacional. De todo fo anterior el impugnante infiere que al no haber calificado correciamente ¢! delito cometido en contra de la vietima y no establecer concretamente la identidad de todos los responsables, los juzgadores del fondo jamas debieron emplear el Decreto Ley de Amnistia, CUARTO Que, de! mismo modo, el requirente arguye que se ha decidide et sobreseimiento definitive en contraposicién al articulo 5°, inciso segundo, de la Constitucién Politica de la Republica, en armonia con los articulos 1.1, 2°, 8° y 25 de la Convencién ‘Americana de Derechos Humanos y 2°, 14, N° 1°, y 15, N° 2°, del Pacto Intemacional de Derechos Giviles y Politicos, los que se encontraban incorporados al orden interno al momento de pronunciarse el dictamen abjetado y que estatuyen la potestad de interponer recursos efectivos en contra de las violaciones sefialadas en los aludidos instrumentos, la obligacién de los Estados a readecuar sus normas a las disposiciones de aquellos, el derecho a la justicia y a la verdad, asi como la prohibicién de aplicacion de la amnistia a los casos como el de marras. Refiete que el articulo 6° del Estatuto Politico consagra cl principio de la supremacia constitucional y do vineulacién directa de ta Cana, constituyendo pilar esencial del ‘ordenamiento juridico la dignidad de la persona humana y los derechos que emanan de ella Indica que el articulo 15, N° 2°, del reseriado Pacto prohibe la aplicacién de la amnistia en casos en que la accién tipica auscultada es de cardcter internacional, los que dan siempre derecho a la accién procesal para su persecucién por encima de toda amnistia, presripcién U otra institucion extintiva de responsabilidad criminal. Explica que los sentenciadores de la instancia, al valorar y aplicar la mencionada normativa internacional, yerran al reflexionar que esos instrumentos no han podido restar eficacia al Decreto Ley N° 2.191, de mil novecientos setenta y ocho, prescindiendo de una Interpretacién coherente por la cual se concluya que este tiene validez en todo aquello que no haya sido regulado 0 prohibido por los referides acuerdos, textos que tienen primacia constitucional conforme al inciso segundo del articulo 5° de la Carta Magna y que se imponen por sobre la legistacién nacional, por lo que necesariamente el Estado chileno licitos queda restringido para conceder un perdén indiscriminado respecto de internacionales realizados por agentes estatales. ‘lima que cuando existe una colisién de derechos de rango constitucional, los jutisdicentes olvidan que ante tal antinomia, debe primar la norma que mejor proteja los ‘derechos humanos, en concordancia con el espiritu que emana de el Estatuto Fundamental, prevaleciondo, por tanto, aquellos originarios provenientes de la violacién de derechos esenclales por sobre los derivados y procedentes del acio de juzgamiento de la conducta Violatoria en que se persigue la responsabilidad penal del hechor. Aino hacerio asi, se han esconocido los convenios muttlaterales citados que rigen plenamente en nuestro pais. QUINTO: Que, por dltimo, el requirente considera que se ha incurrido en desacierto e derecho en lo atingente a los articulos 19, 20 y 22 dolCéaigo Civil; 93, N° 3°, 141 y 391 el Cécigo Penal: 408, N° 5°, del Cédigo de Enjuicramiento del ramo; 1° y 3° del Decreto Ley N° 2.191: 1° det Decreto ley N° 5; y 3° comiin, 50, $1, 150, 147; 49, 50, 129, 146; y 51, 52, 131 y 146 respectivamente de fos Convenios de Ginebra de mil novecientos cuarenta y rueve. ‘Asegura que a la época de los atentados que comprende esta causa. regia -en Virtud del Decreto Ley N° 5, de septiembre de mil novecientos setenta y tres- el estado de guerra interna fundamentado en la “exislencia de una accién subversiva de grupos corganizados que persiguen el control politico del pals”, lo que se manifesté concretamente en la utllzacién de armas de guerra, la creacion de campos de prisioneros, la aplicacién de la denominada Ley de Fuga. la instauracién y funcionamiento de Consejos de Guerra, asi ‘como lo manitestade por diversas autoridades de la época ¢ instituciones armadas en ese sentido, En este marco, se vivi6 en Chile, un conflcto armado sin cardcier internacional, situacién regulada por ios Convenios de Ginebra, que con el objeto de proteger a los contendientes y a los civiles que no lo fueren, consagra normas que tipifican “intracciones graves’, como los tratos degradantes, las lesiones, torturas, mutilaciones, homicidios y desapariciones forzadas. Dichos acuerdos imponen a los Estados el deber ineludible de castigar tales agresiones proscribiendo exonerarse a si mismo 0 @ otros, de las responsabilidades en que haya “incurrido ella misma, u otra parte contratante, respecto de las infracciones previstas en os articulos 50, 51, 130, 147, respectivamente, de los cuatro Convenios’. Ne Califica como *profundamente equivocado” el sentido y aleance del articulo 6° 5°, del Protocolo i! de los Convenios, que se determina en el fundamento sexto de la esolucién objetada, pues para arribar a una correcta interpretacion de dicho precepto necesariamente deben consuttarse todas las normas relacionadas con ella. Realizado aquel andi €s irredarguible concluir que respecto de los graves crimenes de guerra previstos en los articulos 50, 51, 130 y 147, respectivamente de los cuatro Convenios. existe Prohibicién expresa de que los Estados contratantes se exoneren a si mismo a tereeros do las responsabilidades por ese tipo de graves transgresiones. Puntualiza que el Protocolo Il contempla que -al margen de los crimenes de guerra- los Estados podran dictar las amnistias més amplias @ personas privadas de libertad, internadas 0 detenidas por motivos relacionados con el conflicto armado, reflejando de esa manera el espiritu generoso de quella insttucion, en que los vencedores perdonan a aquellos que se alzaron en su contré ‘siempre y cuando no hayan cometidos ilfcitos de lesa humanidad, Todo lo anterior deviene en que la amnistia dictada por el régimen militar chileno no puede entenderse aplicable a citcunstancias que constituyen contravenciones serias a los Convenios de Ginebra, por lo que resulta juridicamente ineticaz ante situaciones cualiticadas como delitos por la ley intemacional. Ello en atencién a que el orden interno. debe ser interpretada en concordancia con el derecho multinacional y porque su sentido y aicance debe determinarse de modo que no pugne con los compromisos exteriores del Estado, por fo que el perdon concedido en Chile no puede entenderse referido a los ilcitos sancionades por la legislacién mungial, los que deben ser siempre castigados, acaténdose con ello el compromiso que la Republica ha contraido ante la comunidad muncial al ratiicat los Convenios de Ginebra de mil novecientos cuarenta y nueve. Planteadas asi las cosas no puede pretenderse que nos encontramos frente @ un conflicto entre dos reglas juridicas sino que simplemente se trata de armonizar ambos 4 : proceptos. De lo que se infere que la amnistia ene eticaca sobre todas aquelas materias que no constituyan las serias vulneraciones sefaladas en los tantas veces audios Convenios, Mas si el orden piibice intemacional no esta a disposicion de los Estados, pues no tienen competencia para modiicar unilateralmente por medio de una regia interna, las situaciones cuya caliicacion juridica viene dada por el derecho internacional al que se esté cexpresamente vinculedo, mientras no se hayan denunciado tales acuerdos. Por 10 dems esgrime, esta Corte ya ha sefialado su preeminencia en el régimen juridico interior. ‘Asi, en la especie, en ningin caso pudo aplicarse e! Decreto Ley N° 2.191 de ‘Amnistia a sucesos reglamentados en los Convenios de Ginebra, y al hacerlo, se ha cometido un grave error de derecho al aplicar el articulo 408, N° 5°, del Cédigo do procedimionto Penal, en conexién eon el ordinal tercero del articulo 98 de! Cédigo Penal, cuando ello es absolutaente improcedente. ‘Termina por aseverar que el vicio denunciado ha influido sustanciaimente en lo decisive del fall, en atencién a que el incumplimiento de la normatva aludica he traido como corolario el sobreseimiento definitivo dictado, por lo que insta, en detinitva, que este tribunal deje sin efecto la decision impugnada y dete le corespondiente sentancia de reemplazo donde se de corracta aplicacion al derecho. SEXT( ‘ence de septiembre de mil novecientos setenta y tres, en que las Fuerzas Aimadas y de ue como tema preliminar parece imprescindible dejar en claro que luego del ‘Orden se levantaron en armas y destituyeron al gobierno constitucional y legitimamente constituido hasta entonces, asumiendo el poder, mediante el ejercicio de las facultades constiuyente, legislativa y ojecutiva, se dicté por fa Junta de Gobierno, ¢1 doce oe septiembre de ese ano, el Decreio Ley N° 5, el eva, funcado en “la situacion de conmocion interna en que se encuentra el pais" y en "la necesidad de reprimir en la forma més drastica posible las acciones que se estén cometienco conta la integridadtisica del personal de las Fuorzas Armadas, de Carabineros y de la poblacién en general’, en su articulo primero deciard, inierpretando el atioulo 418 del Codigo de Justicia Miltar, que el estado de sitio impuosto por conmocién interna segin ef Decreto Ley N° 3 del dia anterior, debla entenderse como “estado 0 tiempo de guerra” para los efectos de la aplicacion de la penalidad de ese tiempo contenida en el relerido Cédigo y demas leyes penales y Pare todos los efectos de dicha legistacién, Este estado se mantuvo hasta el once de septiembre de mil novecientos setenta y ‘cuatro, en que se emité ol Decreto Ley N° 641, que declaré a nuestra nacién en Estado Oe Sitio, en grado de delensa interna, conforme al Decreto Ley N° 640, del dia anterior, debido ‘a que las condiciones en ese momento en el pais constitulan un “caso de conmocion interior provocada por fuerzas rebeldes 0 sediciosas que se encuentran organizadas © Por corganizarse, ya sea en forma abierta o en la clandestinidac”, de acuerdo a lo dispuesto en el artculo 6°, letra b), de dicho cuerpo juriico, lo que se tradujo en el Juncionamiento de los Tribunales Miltares en tiempo de guerra a que se refiere el Titulo Il del Libro | det Codigo de Justicia Miltar, con la jurisdiocién militar de ese tiempo y se aplicara el procedimiento establecido en el Titulo IV del Libro Il de cicho Cédigo y la penalidad especialmente prevista para tiempo de guerra", situacién que se mantuvo por seis meses luego de la publicacion el relerdo Decreto Ley 641, es deci, hasta el once de matzo de mi novecientos setenta y cinco. SEPTIMO: Que més alla de la forma y nombre que se de a las acciones militares desarrolladas en la roferida data, debe prevalecer la realidad: el pais pasé a ser godernado con "bandos" fos que, en el dmbito de la ldgica castrense, no pueden dictarse a menos que se considere que un conliclo bélico est en curso. Textos, que por ello y en términos te6ricos, deben ajustarse a los principios juridicos que reguian el Estado, vale decir, las rnormas del Derecho de Genles; no sancionando hecnos perpotrados con antelacién a la promulgacién de aquél: y prohibiendo penas diferentes a las que sefialan las leyes patrias respecto de los deitos creados por el bando (René Astrosa Herrera: "Derecho Penal Militar’, Editorial Juridica de Chile, segunda edicién, aho mil novecientos setenta y cuatro, pagina 38). La sitvacion posterior que siguié a los sefialados textos, se agravé con el imperio de la legislacion matcial, la que conceptualmente s6io se ustiica en tertorio extranjero ocupado, a ralz de los vacios normativos que en aquél se puedan detectar. OCTAVO: Que, asimismo, desde que se nombré General en Jefe de un Ejército especialmente designado para combatir a los rebeldes organizados fueron convocados los Consejos de Guerra, de contormidad con los articulos 72, 73, 418 y 419 del Codigo de Justicia Militar, situacién expresamente previsia en los Decretos Leyes N's. 3 y 13. El primero de ellos, de once de septiembre de mil novecientos setenta y tres, invocando el Libro |, Titulo lit det sefalad cuerpo de leyes, decret6 que “Ia junta asume la calidad de General en Jefe de las fuerzas que operarén en la emergencia” (articulo unico). ‘Asu urno, el Decreto Ley N° 13, impetrando el recién citado, expresa que la Junta de Gobierno ha asumido “las alribuciones jurisdlccionales de General en Jefe de las fuerzas que deben operar en la emergencia (considerando 1°), y que, “con arreglo al articulo 73 del Codigo de Justicia Militar, desde que tal declaracion se formulé, ha comenzado la ‘competencia de los tribunales militares de tempo de guerra’ ({undamento 2°). Manifestando su articulo Unico que fa jursdiccion mittar de tiempo de guerra conoce de las causas que se inician ~ en el terrtorio declarado en estado de Asambiea © de Sitio con posterioridad al rnombramiento del General en Jet La peculiaridad de la situacién descrta impulsé a esta Corte a inhibir su intervencion en los procesos judiciales especialisimos que en tales circunstancias surgen y a mantener la plena autonomia de la jurisciccién militar en tiempo de guerra, radicando la totaidad de la superintendencia del ejercicio jurisdiccional, ain disciptinaria, exclusivamente en el Genoral en Jefe particularmente nombrade para superar la emergeneia. Contirmando Ie existencia el pretendido estado de guerra en diversas decisiones, excluyendo toda posibilidad de inmiscuirse de cualquier otra autoridad de la jurisdiccién ordinarla que no se encuentre incluida en la organizacién jeraérquica, auiénoma e independiente de los tribunales militares 6.603, de fen dicho tiempo. Asi, entre ottas las pronunciadas en los recursos de aueja veintitrés de noviembre de mii novecientos setenta y tres: 6.643, de dieciséis de enero: 18.720, de ocho de mayo: 7.633 ~ 74, de veintiuno de agosto; amparo N* 170 - 74, de veintiuno de marzo; y contienda de competencia, N° 18,687, de diecinueve de abril, todos roles de esta Corte Suprema de mil novecientos setenta y cuatro NOVENO: Que, en la tarea de determinar la existencia del estado de guerra y con ol propésito de desmentir la corriente de opinién que concede al mentado Decreto Ley N° § un objeto Unicamente jurisdiccional destinado a entregar el conocimiento de cirtos ilictos a la jurisdiccion marcial, atendida la situacién de subversién existente, y para el solo efecto de la aplicacion de la penalidad de ese tiempo de guetta: es Util consignar lo dclarado por la Fiscaleda de Aviacién en Tiempo de Guerra en resolucién de Weinta de julio de mil novecientos setenta y cuatro, recaida en los autos N’ 1 - 73, la que senté las bases jurisprudenciales para el desempefio generalizado de los Consejos de Guerra a través dol ce ‘querra: cuando se declara ottcialmente, cuando se declara el Estado de Sitio, cuando se decreta la movilizacion para la querra y cuando ‘de hecho ella existere’. Los casos de enirentemientos de grupos armados con las FF. AA. producidos con anterioridad al once de nuestra legislacién considera cuatro casos en los que se entiende hay estado de septiembre de mil novecientos setenta y tres son indicadores claros de la existencia de una guerra de hecho". Luego continda que: ‘el inciso primero det articulo 419 senala para considerar que una fuerza esta frente al enemigo’, debe entenderse no solo en los casos en ‘que notoriamente sea asi, sino que tambien desde que las FF. AA. hayan ‘emprendico los servicios de seguridad’ en su contra, es decir, desde que se hayan elaborado planes para enfrentar @ dicho ‘enemigo’, a estar al ‘frente del enemigo’ implica una agravacién de la situacién que se traduce en una mayor penalidad de los delitos cometides en esta circunstancia..., “Por lo tanto, la existencia de un ‘enemigo interno’ es reconocida por el legistador ‘cuando concurren dos condiciones: a) que existan grupos sediciosos organizados militarmente; y 6) que se haya iniciado la accién de los servicios de seguridad de las Fuerzas Armadas en contra de aquellos. En cuanto a la segunda condicién, puede mencionarse una serie de planes, instructivos y diectivas emanadas de las Fuerzas Armadas y de otras instituciones on tal sentido (‘Plan Lancete’, “Plan Ariete’, "Plan Cobra’, apicaciin a nivel nacional 0¢ [a LCA. plan antisubversivo “‘Lautaro’, "Plan Truenc”, etcetera). ¥ es mas, el mismo ‘enemigo’ Habra ‘emprendido sus servicios de seguridad contra las FF. AA., como io demuestran los propios antecedentes de este proceso, Respecto de fa primera condicién, el contenido de los planes ‘ instructivos indicados hacia mencién @ la existencia de grupos organizados miltarmente, ‘como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), ‘Vanguardia Organizada de! Pueblo! (VOP), ‘Brigada Ramona Paral, ‘Brigada Elmo Catalan, “Frente de Trabajadores Revolucionarios’ (FTR) y ‘Movimiento Obrero Campesino’ (MOC), todos los cuales eran reconocidamente marxistas, y a a capacidad de éstos de realizar acciones de etaque a las Fuerzas Armadas. En consecuenci se encuentta claramente establecida en el proceso la existencla del ‘enemigo interno’ sefialado, a partir de la elaboracién de los planes ya citados, es decir, desde antes del acto eleccionario de mil novecientos setenta, situacién que se mantuvo en os afos siguientes...” “Por lo tanto, se concluye que en nuestro pats existia guerra con anterioridad a! ‘once de septiembre de mil novecientos setenta y tes, fecha a partir de la cual esta guerra 60 se manifesta claramente, Sin emlvargo, considerando que todos los acreditados pueden ccometerse tanto en tiempo de guerra como de paz, resulta innecesario determinar en qué momento exacto $e iniclé ta guerra en Chile” (Arzobispado de Santiago, Vicaria de la Solidaridad: “Jursprudencia: Delitos contra la Seguridad del Estado. Consejos de Guerra’, tomo Hl, volumen 2, Por su parte, el Consejo de Guerra de Temuco, el dieciséis de octubre de mi novecientos setenta y tres (N° 1449 - 73) concluyé que *... es indudable que Chile estaba (0 mil novecientos noventa y uno, paginas 17 a 19). cen guerra civil desde hace un tiempo y especificamente desde @! mes de marzo pasado, con acciones de {uerza por parte de ambos bandos, que aleanzaron su maxima expresion en agosto y septiembre, dios hechos que estén previstos -para tal calficacion: por ol articulo 418 del Codigo de Justicia Militar”. (Colegio de Abogados de Chil: “La Justicia Mittar en Chile", Editorial Juridica de Chile, ao mil novecientos noventa y nueve, paginas 66 y 66). DECIMO: Que, por fo demas, las autoridades de la época reafirmaron tal concepcién, cevando una y otra ver denunciaron la existencia de una guerra Interna, asi por ejemplo en discutso.pronunciado por el Presidente de a Junta de Gobiemo General de EjerctoAugusto Pinochet Ugarte, al cumpirse un mes de la constitucion de esta ("Antecedentes Histoncos — “Juriicos: afics 1972 — 1973", Editorial Juridica de Chile, Santiago, Chile, ao mit novecientos ochenta, pagina 194). Lo que es refrendado en el documento oficial emitido por

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