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Licence accordée ’ MABEL CAMPAGNOLI mabel_ icia@hotmail.com PRACTICA DEL PODER E IDEA DE NaTURALEZA. LA APROPIACION DE LAS MUJERES (PARTE I)! Colerte Guillaumin ApOLOGO. Esta mafiana, vi lo que el sentido comtin popular llama un loco y los siquiatras un maniaca, en la Avenida del General Leclerc, en Paris. Hacia grandes movimientos con los brazos y saltaba dando zancadas de un lado para el otro de la acera. Hablaba, hablaba y haciendo gesticulaciones exageradas asustaba a la gente que pasaba, Disfrutdndolo mucho aparentemente puesto que refa a.car- cajadas cuando lograba obtener una reaccién de pavor “Asustaba entonces a los transetintes. :A Jos transesintes? En fin, sise quiere, puesto que de hecho, este hombre de unos sesenta afios ditigia este ademén de precipitacién envolvente a las mujeres. A las mujeres, j6venes y viejas, pero no a los hombres. Un ademén de precipitacién envolvente, en efeeto, E incluso a una mujer joven intent tocarle el sexo. Lo que le produje ain mds risa. Ahora bien, no tomamos piiblicamente sino lo que nos per- tenece; hasta los clepeémanos mis desenfrenados se ocultan para intentar apoderarse de lo que no es suyo, En lo que respecta a las ‘mujeres, es imitil esconderse. Ellas son un bien comin, y sila ver- dad esta en la boca de los borrachos, de los nifios y de los locos, esto nos es dicha claramente muy a menudo, Elalasde publico de esta posesién, el hecho de que ella reviste ante los ojos de muchos, y en todo caso de los hombres en su con- junto, un tal cardcrer “natural”, casi “evidente”, es una de esas ex presiones covidianas y violentas de la materialidad de la apropiacién dela clase de las mujeres por parcede la dase delos hombres. Porque cl robo, la estafa, la malversacién, se ocultan, y para apropiarse de 'Eaetarobsssopubliadoincihnencon Quon ita? 23, ebey mayo de 1978 Tambia se encarta en Gilsamis, Clee. 1922. Sec Aur eeu da posi Lida de Naz. Laprapiin dfs pare Pas Cet ees, 348 43 Licence accordée a MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmeil.com - jp:181.46.29.87 los hombres machos se necesita una guerra. No asf de los hombres- hhembras, es decir las mujeres... Ellas son ya propiedad. Y cuando nos hablan de “intercambio” de mujeres, ya sea que se dé aqui o en cotta parte, se nos expresa esta verdad, puesto que lo que se “inteream- bia” se posee ya; las mujeres son ya, anteriormente, la propiedad de quien las intercambia. Cuando un bebé macho nace, és nace futuro sujero, quien tendré que vender él mismo su fuerza de trabajo, pero zo su propia materialidad, su propia individualidad. Ademds, siendo propietario de s{ mismo, podra igualmente adquitir fa individuali- dad material de una hembra. ¥ por afiadidura dispondré igualmente de la fuerza de trabajo de la misma, que empleard de la manera que Je convenga, incluso demostrando que no la utiliza. Si usted no le teme a fos ejereicios desagradables, observe en Ja calle emo los amantes jévenes o los enamorados se dan la mano, quién le coma la mano aquin, ycamina ligeramente delante. Ob! ‘Apenas, un ademdn muy leve... Mien cémo los hombres llevan a anillar) 0 come las tiran del brazo (como el camioncito de su infancia...). Varfa “sus” mujeres por el cuello (como a una bicicleta por segtin la edad, y los ingresos, pero as relaciones cosporales denotan a gritos esta apropiacién, en cada acento de la motricidad, de la pala- bra, de los ojos. Termino pregunténdome seriamente si el gesto mas- culino supuestamente galante, y que, por lo demis, tiende a desapa- recet, de “dar el paso” a una mujer (es decir hacerla pasar primero) no era simplemente la seguridad de no perderla de vista un segundo: nunca se sabe, alin con tacones muy altos, podemos corres, y hui. Las costumbres verbales nos lo expzesan también. La apro- piacién de las mujeres esc explicica en el habito semantico bastante trivial de mencionar a los actores sociales mujeres prioritariamence por su sexo (“mujeres’, las mujeres), habito que nos irrta mucho, hi- bito polisémi- co por supuesto, pero del cual justamente este signi- ficado especifico ha pasado desapercibido. En cualquier contexto, ya sea profesional, politico, ete. toda calificacién social es omitida o rechazada cuando se trata de los actores de sexo femenino, mientras que por supuesto estas mismas ealificaciones, por sf solas, designan a los otsos actores. Veamos por ejemplo las siguientes frases, escucha- aso leidas en los tltimosdos dias: “Un alumno fe castigado.con un 44 Licence accordée a MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 mes de probibicién de salida, una muchacha recibié una reproba- ién...” (informacién sobre sanciones en la Escuela Politécnica de avi’); "Un presidente de sociedad, un tornero, un croupier y una mujer...” (elativo a.un grupo reunido para discutir sobre un tema cualquiera); “Asesinaron decenas de miles de obreros, de estudian- res, de mujeres...” (Castro, a propésito del régimen de Batista). Es tas frases, cuya imprecisi6n (creemos) respecto a la profesién, al es- ratus, ala funcidn cuando se trata de mujeres nos exaspera tanto, no son frases erréneas por omisiba de informacién. Por el contratio, son informativamente exactas, son fotografias de las relaciones sociales. Lo quees dicho yo inieo ques dicho a propésito de los seres huma- nos hembras, es su posicién efec- tiva en las elaciones de clase: la de ser primera y fundamentalmente mujeres. Su socialidad [socialite] 1s exto, el resto es por afiadidura y —nos lo expresan— no cuenta. Frente a un patrén hay una “mujer”, frente a un ingeniero hay una “mujer”, frente a un obrero hay una “mujer”. Mujeres somos, no se trata de un calificativo entre ottos, es nuestra definicién social. Estamos locas cuando ereemos que esto no es sino un rasgo fisico, una “diferencia” —y que a partir de esta “denominacién’” miltiples posibilidades se nos abrirdn. Ahora bien, no se trata de un fenéme- zo dado sino de una nocién construida a la cual nos hacen saber sin cesar que debemas azenernos. Esto no es el comienzo de un proceso (an “punto de partida” como creemos), es su fin, es un cierre. ‘Al punto incluso que se puede muy bien intentar excraernos de una informacién en la que hubigramos podido colarnos bajo una marca fraudulenta, sacarnos de allf para devolvernos a nuestro ver- dadero lugar (ponernos en nuestro sitio: “Tres agentes comunistas, eentze los cuales una mujer...” en referencia al espionaje en Alemania Federal). ;Bso es! Una mujer no es més que una mujer, un objeto inter- cambiable sin otra caracterfstica que la ferinidad, cuyo cardeter fun- damental es el de pertenecer a la clase de las mujeres. Del sentido comin popular a la ramploneria de taberna, de la teorfa antropolégica sofisticada a los sistemas juridicos, no se Sera dele mipreniinee deingsnr ance nls ques sla un reaneroniat aD, 45 Licence accordée A MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 termina de hacemos saber que somos apropiadas. Esto provoca en no- sotrastuna reaceién de célera en el mejor de los casos, de atonfa en la mayoria de las citcunstancias. Pero serfa sin duda una falta politica rechazar sin examen una afitmacién tan constante la cual, viniendo dela clase antagonista, deberla por el contrario suscitar en nosotras el interés més vivo y el andlisis mds arento. Después de todo, para sabes, basta escuchar, sin esquivarlo, el discurso trivial y cotidiano que devela la naruraleza expecifica de la opresion de las mujeres la apropiacién. Intelectuales y antropdlogos diversos realizan una proyec- cidn clésica, atribuyendo a las sociedades exoticas 0 arcaicas la rea- lidad de la reduccién de las mujeres al estado de objeto apropiado y conver- tido en pieza de intercambio. Porque es tinicamente res- pecto a estas sociedades que se habla stricto sensu de intercambio de mujeres, es decir, del grado absoluto de la apropiacién, aquel en que el objeto es no solamente “apoderado”, sino que se convierte en el equivalente de cualquier oro objeto. El nivel en que el objeto ppasa del estatus de ganado (pecus, primer significado) al estatus de moneda (pecus, significado derivado). “Incercambio de las mujeres", “apropiacién de las mujeres’, ‘exc. {Qué saben ellos de esto?, nos preguntamos. Porque saben efec tivamente algo deesto en cierto sentido, pero tal vex no se tratade las sociedades arcaicas o exéticas, a pesar de lo que digan. Sociedades en {que se intercambian bienes y mujeres al mismo nivel, aunque, dicen cellos también, podemos interrogarnos sobre el estatus de objeto de las mujeres, ya que después de todo, ellas hablan. Bfectivamente, hablamos: y veamos si bajo el pretexco de otro lugar, de o:r0 tiempo, no nos estén hablando ellos de aqui y de hoy 46 Licence accordée & MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 1, LA APROPIACION DE LAS MUJERES Inrropuecion Dos hechos dominan la exposicién que viene a continus- cién, Un hecho material y un hecho idealégico. El primero es wna relacién de poder (digo bien una “relacién” y no “el” poder...): la imposicin ilegitima permanente que constituye la apropiacién de Ja clase de las mujeres por parte de la clase de los hombres. El otro sun efecto ideo-ligico: la idea de “naturaleza’, esa “naturaleza” que supuestamente da cuenta de lo que serfan las mujeres. El efecto ideolégico no es de ninguna manera una cate empirica autnoma, sino la forma mental que toman decerminadas selaciones sociales; l hecho y el efecto ideol6gico son las dos caras deun mismo fenémeno. La unas una relaci6n social en que ciertos actores son reducidos al estado de unidad material apropiada (y no de simples porcadores de fuerza de trabajo). La otra, la cara ideolégi- co- discursiva, esa construccién mental que hace de estos mismosac- tores elementos de la naturaleza: “cosas” en el pensamiento mismo. En la primera parte, La apropiacién de las mujer, veremos la apropiacién concreta, la reduccién de las mujeres al estado de objeto ‘material. En una segunda parte, El discurso de la naturaleza, veremos ha forma ideol6gica que toma esta rclacién, es decir la afirmacién de que las mujeres son “més naturales que fos hombres"® Todo el mundo admite —o casi todo el mundo— que las _muje- res son explotadas, que su fuerza de trabajo, cuando se vende en el mercado de trabajo, es mucho menos pagada que la de los hombres, puesto que en promedio los salarios ganados por las muje- res no re- presentan sino dos tercios de los ganados por los hombres. ‘Todo el mundo concuerda—o casi todo el mundo— que el trabajo doméstico efectuado por todas las mujeres, que sean por lo demés asalatiadas o no, es efectuado sin salario. La explotacién de las mujeres es la base de toda reflexién sobre las relaciones entre las clases de sexo, cualquiera que sea su orientacién te6rica. 2 Based are sod bora en una tds poseor 8. AE) 47 Licence accordée ’ MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 (Cuando se analiza y describe la explotacién de las mujeres, la nocién de “fuerza de trabajo" ocupa un lugar central. Pero extrafia- mente, esta nocién es empleada en fa perspectiva de una relacién social que es justamente aquella en ls que las mujeres en tanto clase estén ausentes: la fuerza de trabajo es, en esta perspectiva, presentada como “la nica cosa que el obrero tiene para vender, su capacidad de tuabajar". Esto, que es efectivamente exacto para el obrero-hombre hoy, no es verdad para el obrero-mujer 0 para cualquier otra mujer, hoy. Este significado de la fuerza de trabajo que representarta la dl- ima cosa de la que se dispone para vivie es inadecuado para la clase encera de las mujeres Esto recuerda el tiempo en que la imaginacién desbocada de los investigadores legé hasta considerar, haciendo un esfuerza prodi- gioso, que la mayor proximidad posible entre dos individuos de razas diferentes era el matrimonio (o la relacién sexual... Demostraban asi brllancemente hasta que punto estaban cellos mismos cegados por las estructuras racistas al no ver que esta mayor proximidad es, sencillamente, el parentesco consanguineo, el hecho de ser padres ¢ hijos (madre e hija, padre e hijo, etc.) Situacién ex- tremadamente corriente y trivial pero perfectamente ignorada intelec- cualmente,literalmente denegada Ocurze exactamente lo mismo en lo que respecta ala fuerza de trabajo en las clases de sexo. Una clase entera, que abarca aproxi- ma- damente a [a mitad de la poblacién, soporta no solamente el acapara- miento de la fuerza de trabajo sino una relacién de apropia- cidn flsica directa: as mujeres. Este tipo de relacién no es desde luego exclusiva a las relaciones de sexos; en la historia reciente, caracteri- zaba a fa esclavitud de plantacién que no desaparecié det mundo industrial sino hasta hace apenas un siglo (Estados Unidos 1865, Brasil 1890), lo que no significa que la esclavitud desaparecié total- mente. Otra forma de apropiacién fisica, el vasallaje, caracterstica de la propiedad latifundista feudal, desaparecis al inal del siglo XVIIL en Francia (ltimos siervos libercos hacia 1770, abolicién del vasalla- Lardner de Ses ues cand sume ane dens rlacones apes en Le Pour ds fn tl Seber il Cine, Libre Advert, 1973, (on clara ‘xs Maron Dilla Co 48 Licence accordée 4 MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 jeen 1789), pero persistié més de un siglo ain en ciertos pafses de Europa. La relacién de apropiacién fsica directa no es por lo tanto ‘una forma que seria propia a las relaciones de sexo. La apropiacién fisica en las relaciones de sexos —que vamos a intentar describir en este articulo— contiene al acaparamiento de Ja fuerza de trabajo, y es a través de la forma que toma este acapara- miento que se puede discernir que se trata de una apropiacién ma- terial del cuerpo; esto es diferente a la apropiacién de la fuerza de trabajo por un cierto niimera de rasgos entre los cuales el esencial, elcomiin con la esclavitud, es gue no existe en eta relacién ningsin tipo de medida al acapararmiento de la fuerza de trabajo: esa sltima, contenida al interior de los Gnicos limites que representa un cuerpo individual material, es tomada como un todo, sin evaluacién. El ‘cuerpo es una reserva de fuerza de trabajo, y es en tanto que tal que es apropiado. No es la fuerza de trabajo, distinta de su soporte/pro- ductor, dado que puede ser medida en “cantidades” (de tiempo, de dinero, de tareas), la que es acaparada, sino su origen: la m4quina- de-Fxerza-de-trabsjo. Si bien las relaciones de apropiacién en general implican cfec- tivamente el acaparamiento de la fuerza de trabsjo, éstas son Jégica- mente anteriores y lo son igualmente desde e] punto de vista histérico, El haber conseguido vender SOLAMENTE su fuerza de trabajo y no ser uno mismo apropiado ¢s el resultado de un largo y duro proceso. La apropiacién fisica se manifesté en la mayoria de las formas de esclavitud conocidas: por ejemplo la de Roma (en donde por lo demas el conjunto de los esclavos de un amo se lamaba familia) fa de los siglos XVII y XIX en América del Norte yen las Antillas. En cam- bio, ciertas formas de esclavitud que li- ‘mitaban la duracién de dicha apropiacién (a tantos afos de servicio por ejemplo, como feel caso en la sociedad hebrea, en la Ciudad, ateniense bajo ciertas teservas, 0 en los Estados Unidos del siglo XVIL...); clexas formas de vasallaje que fijaban también limites al uso del siervo (en ntimero de dias por semana, por ejemplo) son. formas transicionales entre la apropiacién fisica y el acaparamiento de la fuerza de trabajo. Lo que nos interesard aqui es le apropiacién ‘sia misma, la relacién en la gue es la unidad material productora 49 Livence accordée & MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 de fuerza de trabajo la que es paseida y no la sola fuerea de trabsjo. Denominada “esclavitud” y “vasallaje” en la economfa fundiaria feudal, este tipo de relacién podria ser designado bajo el técmnino de “sexaje” en lo que respecta a la economfa doméstica moderna, cuando atafe a las relaciones de clases de sexo. 1. LA EXPRESION CONCRETA DE LA APROPIACION El uso de un grupo por parte de otto, su transformacién en instrumento, manipulado y utilizado 2 fines de incrementar los bienes (de allfigualmente la libertad, el prestigio) del grupo domi- nnante, incluso sencillamente —o que es el caso més frecuente— a fines de hacer su sobrevivencia posible en mejores condiciones que las que conseguicia si estuviera reducido a sf mismo, puede tomar formas variables. En las relaciones de sexaje, las expresiones particulares de dicha relacién de apropiacién (la del conjunto del grupo de las mujeres, la del cuerpo material individual de cada mujer) son: a) la apropiaci6n del tierapo; 6) la apropiacidn de los productos del cuerpo; c) la obligacién sexual; d) la carga fisica de los miembros invalidos del grupo (invélidos por la edad —bebés, nifios, ancianos— o enfermos y minusvdlidos) asi como los miem- bros vdlidos de sexo masculino A. La apRomacion pat TIemro. El tiempo es apropiado explicitamente en el “contrato” de ma- trimonio dado que no hay ninguna medida de ese tiempo, ninguna limicacién au empleo, ni bajo la forma de horarios como 8 el caso en los contratos de trabajo clisicos, ya sean salariales 0 no (cuando las personas se alquilan contractualmente, 0 a cambio de mantenimiento, especifican un tiempo de trabajo y un tiempo de libertad —fiestas, dlas de reposo, etc), ni bajo la forma de me- dicién en moneda: no esta prevista ninguna evaluacién monetaria del trabajo de la esposa. Es mis, no slo se trata de la expos, sina también de los miem- bros en general del grupo de las mujeres. Puesto que en efecto, las ma- | 50 Licence accordée § MABEL CAMPAGNOLI mabel_slicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 dres, hermanas, abuelas, hijas, tfas, etc. que no firmaron ningtin contrato individual con el esposo, el “jefe de la familia’, contri- buyen al mantenimiento y a la conservacién de los bienes, vivos © no, del mismo. Porque e! lavado, el cuidado de los hijos, la prepa- racign de los alimentos, ete. son realizados igualmente a veces por una de las madres de Jos dos esposos, su o sus hijas, la hermana de uno de Jos esposos, etc. En virtud no de un contrato directo de apropiacién como es el caso de la esposa (cuya nuda apropia- cién se manifiesta en la obligacién legal —ademAs y primera— del servicio sexual), sino en funcién de la apropizcidin general de la clase de las mujeres que implica que sw tiempo (su trabajo) esté disponible sin contrapartida contractual; y disponible en general y-sin distincién. Tado ocurre como si la esposa perteneciera en lazo de propiedad al esposo y la clae de las mujeres em usufructo a cada Dombre y particularmente a cada uno de aquellos que ban adguirido el uso privado de una de ellas. ‘Siempre y en rodas partes, en las circunstancias més “fumilia- res” como en las mas “piblicas”, se espera que las mujeres (la mujer, las mujeres) hagan la limpieza y decoren el lugar, vigilen y den de comer a los nifios, barran o sirvan el 16, frieguen los platos 0 des- cuclguen el telefono, cosan el botén o escuchen las preocupaciones etafisicas y profesionales de los hombres, ete. B. La APROPIACION DE LOS PRODUCTOS DEL CUERPO, “No vendiamos ef cabello de nucstras Borgofionas, vendia- mos su leche...” Estas palabras salidas de Ia boca de un vigjo es- critor de sexo masculine (TV, 16.12.77) dicen bastante claramente «que contra- riamente alo que muchas de nosotras creemos, ni nues- tros cabellos ni nuestra leche nos pertenecen, se venden, los venden sus legitimos propietarios —los cuales por lo dems, al evocar a sus propios padres, barqueros transportadores, preciseban acerca de las nodrizas (por el intermedio aiin del mismo portavoz) que: “Ellos hacfan un cargamento de mujeres para Paris. Pero la prueba todavia actual de la apropiacién de los produe- 10s del cuerpo es queeen el matrimonio el ntimere de bijor no est someti- 51 Licence accordée @ MABEL CAMPAGNOLI mabel_slicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 do. contrato, no est fijado, 0 sometido a la aprobacién de la exp0- sa, La ausencia para la mayoria de las mujeres de una posibilidad teal de anticoncepcida y de aborto es la consecuencia de ello. La esposa debe tener y rendré todos los hijos que quiera imponerle el esposo. Y si el esposo sobrepasa su propia conveniencia, hard cargar la respon- sabilidad de ello a la mujer, que debe darle todo lo que él quiere y dnicamente lo que él quiere. El escatus del aborto, durante tanto tiempo clandestino, existente sin exis- tit, confirmaba esta relacién, siendo el aborto ef recurso de las mujeres exyo hombre no queria el hijo tanto como el de aquellas que no lo querian ellas mismas’. Los hijos pertenecen al padre, lo sabemos, y hasta no hace mu- cho tiempo era necesario, para que una madee pudiera haces atrave- sar una frontera al hijo, estar provista de una autorizacién del padre, cuando lo contrario no se planteaba, No es que hoy y en los paises ricos la posesién de los hijos sea de un inmenso interés econémico, aunque’... Loshijs siguen siendo en cambio un poderosoinstrumen- to de chantaje en caso de desacuerdo conyugal: es su posed lo que reivindican los hombres, y no su carga material, que ellos se apresu- fan en confiar a otra mujer (madre, domeéstica, esposa o compafera) segiin laregla que estipula que las posesiones de los dominantes sean ‘cuidados materi- almente por una (0 unas) posesi6n de los mismos. La posesidn de los hijos, “produccién’ de las mujeres les corresponde atin jurfdicamente alos hombres en itima instanci ls hijos conti- 5 Lata eau on Earp esis XVI y XX pee ver que ac deo saciniosw i clgnoameneguevercon nacre feneincy qs pd ia cleshucosss eso. Bsaasen amid esconocda por pence lead Jn ‘re noni xl dco ierps id set aaliersl decnt gles dels tnjrs ps pre dlosbonb) La vied lesen anodontia {oaunsbore) eivaneetcsbles sje y2eoderlemjres, mac efevacese ‘gsc an dun caf de pase Foro pur en cia formas de muimosioy dhacho eno poder tenet jon. od est las isda (roe por empl) pore maid cs una cata de putin proper de sbi aries hop (1978, en enc) send lide (come puede cca gence gues haya archi sx quid: jos pds aes ors diakake par oben bens hianeate dena Bee"? enor ifn). Por ot pare, sdaniado dearer ies dea hen y dela ‘rman sue scodol aie gu puede condicamente tees ed ye burgess Licence accordée & MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 idan pertencciendo al padre, incluso cuando la madre tiene la carga material de éstos en caso de separacié De hecho jno es la esposa la que “da” hijos a su marido cuan- do lo contrario no es exacto? El cuerpo individual material de las mujeres pertenece, tanto en lo que fabrica (los hijos) como en sus partes divisibles {los cabellos, la leche...), a alguien diferente a ella misma; como era el caso en la esclavitud en la plantacién’ C. LA OBLIGACION sexvAL Dar un nombre a esta relacidn no es tan Ficil.:’Servicio sexual”? {Cémo servicio militar o servicio obligatorio? No estaria mal ”Deber sexual”? ;Como los deberes escolares 0 el Deber? No estarfa mal.;"Pernada’, como {o Ilaman aquellos que se encuen- tran del buen lado de la relacisn? Derecho de pernada, uno més de esos té:minos que una recibe en plena cara Tieneel mético de decir que se ata de un derechoy deun de- recho eercido contra nosotras sin que nuestra opiniGn sobreel asun- oxo sin eb lan define y pede steno laeosambrylarsenencescompriehan qu eemispeetes san ori (emis dusk al miss maiesconerasexcsid delat, qcenlc adler, undp etn cade secs os pds bombs te eacan, Se ts cotone ver Chie Dip.“ dors Pipa diel” es Tope moder 3°35 334, 19747: EomamuedeLeseps, Le Dis cme sien gon Pane fin eon defile Tsia de Marsa, Diese de Viens + alsdiness forms evi hisdvennee consis lanes (endl undo sigue, por jens) 0 comprendis deehortan ener ob ndidlied fe cian elon ‘renin tenn propedal dees js o mis exzaree 5s Bos no pesca a, ‘nauasqceslaesdaviud moderne plain, amo ene abwlua posbiida deconsrat Incios pu pnts a lacs, ode vende xo a0. ara dl esp deol el rnp di ye lo pad xa coma en Rom como ails ce combi Elie y ca Formas de matrnena inc acetal open rnpcn deh nn extend, 53 Licence accordée 4 MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@botmail.com - ip:181.46.29.87 to tenga la menor importanciz”, pero tiene el grave defecto de ser el término de aquellos que gozan de ese derecho; nosotras, cumplimos el deber. Se nosha ensefiado siempre quea los derechos corresponden deberes, pero lo que no se nos ha precisado es que al derecho de los unos corresponde el deber de los otros. En este caso esté claro. Cuando usted es mujer y después de un cierto tiempo se encuentra con un antiguo amance, la preocupacién principal de éste parece ser la de acostarse de nuevo con usted. Asi no més, a parecer. Porque en fin, no veo que la pasidn fisica tenga algo que ver con esta tentativa, visiblemente no. Es una manera nitida de expreser que lo ‘esencial en [a relacién entre un hombre y una mujer es ef uso Pico, Uso fisico manifestado aqui bajo su forma mas reducida, més sucinta: cluso sexual. Unico uso fisica posible cuando el encuentro es fortuito y no existen lazos sociales estables. No es de sexualidad de lo que se trata aqul, ni de “sexo”, sino simplemente de uso; ni tampoco de “deseo”, simplemente de control, igual que en la violacién. Si la relaci6n vuelvea empezar, incluso de manera efimera, debe pasar de nuevo por el uso del cuerpo de la mujer: Existen dos formas principales de este so fico sexual. El que interviene por contrato no raonetatio, en el matrimonio, y el que es directamente monetizable, la prostitucién. Superficialmente son opu- estos, aunque por el contrario parece que se confirman el uno al otro para expresar Ja apropiacién de la clase de las muje- res. La oposicién aparente tiene que ver con la intervencién 0 no intervencién de un pago, es decir, de una medida de este uso fisico. 1a prostirucidn reside en el hecho de que la. préctica del sexo es, por una parte, remunerada en cantidad determinada y que, por otra parte, esta remuneracién cor- responde 2 un tiempo determinado, que puede ir de unos minutos a vatios dias,y a actos codificados. La Be dec el dnl car polar Facet cg rc capa {cee en slr i qu conraacon tb pes ets od tet ver cect lec. par ccna de land mri x pa trad are. Sn onus nea diain Gere dere prepa A mje por pe debra decom een muppet lee Ine fea ea epodcn,pl— fea quo omer dol de prea se anole capeis macaldh dela competence amb a ee scan color mai de sropacd Es igen sex] go neta ce a on ena! de a bo con. 34 Licence accordée & MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 caracterstica de la prostitucién es principalmente que el uso fisico comprado es sexual y inicamente sexual (aun si éste tikimo reviste formas que parecen alejadas de la estricta relacién sexual y presenta semejanzas con conductas de pres- tigio, maternaje, etc). Le venta limita el uso fisico al uso sexual. El matrimonio por el contrario extiende el uso fisico a todas Jas formas posibles de dicho uso, entre los cuales e precisa primor- dialmente (aunque entre otros) fa relacién sexual. Este uso es obligatorio en el contrato de matrimonio, y por lo demés, su no cjercicio es causa perentoria de anulacién (no de “divorcio” sino cfectivamence de “anulacién” del matrimonio). El uso fisico es por tanto la expresién principal de la relacién que se establece entre dos individuos particulares bajo Ia forma matrimonio —como bajo la forma de concubinato, que ¢s un matrimonio consuetudinario. El hecho de practicar este uso fisico por fuera del matrimonio —esdecir,el hecho de una mujer aceptar o buscar la posesién, incluso Timitada a la eelacién sexual, por parte de otto hombre— es causa de divorcio. Si se prfiere, una mujer no debe olvidarse que es apropizds, y que, en tanto que propiedad de su esposo, no puede evidentemente disponer de su propio cuerpo. El marido puede igualmente causar el divorcio sies “adileero”, pero para esto no es suficiente que él haga un uso sexual de otra mujer, sino que él tiene que apropiarse de esa otra mujer. ;Cémo? El adulterio no es establecido, cuando se trata de un hombre, sino en el caso de una relacién ilicta de mediano o largo plazo, es decie, de una centativa de romper la monogamia que es fa forma convencional de la apropiacién conyugal de las mujeres aqui y hoy". (En otra parte y en otro tiempo, esto puede llamarse poliginia). Pero el que un hombre recurra a la prostitucién no es adultery no sen modo alguno causa de divorcio, Significa entonees que evando un hombre tiene una relacidn sexual, su cuerpo no se considera como “poseida”, por el contratio él conserva su propiedad y Ia libertad de uso que de ello resulta; él puede servirse de su cuerpo libremente, Lar als mje yearned ae manatacdn ajo! ck enya sods eu hay (4978 por la eyez come concn de ado por parte de lor obey eel sa en Hance eno tengo. Yl asia de jspadeni co mei de in Teena de ada agin ques ate de joes 9 de homies, be erence & losjritas menor sgh de ogi 55 Licence accordée é MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:1$1.46.29.87 sexualmente como de cualquier otra forma, por fuera del lazo que ha cestablecido con una persona en particular, “su mujer”. Lego, es solamente en el momento en que él estblece una relaci6n consuctudinaria de apropiacién de otra mujer determinada (y no una relaciin episédica con una mujer comtin), en el momento en que quiebra las regas del juego del grupo de los hombres (y de nin- guna manera porque estaria “ofendiendo” a su mujer) que dl puede enfren-tatse ala sancién def divorcio, es decis, encontrarse privado del so fsico extendido (que comprende las tareas de cuidado de st propia persona) de tuna mujer precisa, lo que le aseguraba el matrimonio! La misma palabra, “adulterio”, para la mujer por el contrario implica, expresa, que su cuerpo no le pertenece a lla personalmente, sino que efecrivamente le pertenece a si marido, y que ella no dis- pone de su uso libre. ¥ sin duda se sinia aqut le verdadeva razén de la auscncia (cualesquiera que sean las excepciones puntuales que algunos se afanan en encontrar) de prostitucién de hombres para el uso de las mujeres —y no en la “indisponibilidad fisiolégica? de los hombres, evocada constantemente& este respecto!, He aquilo que puede sugerir la inexistencia de una prostitucién para las mujetes, al contrario de |e existencia de una prostivucién para los hombres. No puede haber prosticucién pana quienes no tienen la propiedad de su propio cuerpo. Postsionss.. “El cuerpo”: muchas de nosotras nos sentimos muy tocadas poresta cuestién y le atribuimos una gran importancia. Ahora bien, recientemente, en una emisora cultural, un hombre pot lo general "Nspodanespeuna concer wend silademands deni o aac en quien lo Jaya ads homeo sme ds sins dient Scand edema hea por una mojer os waa de ura tesa de pas den lo po in ies de.) rene que pdr may into cnet pr an hom, le cena de ue yer ho (aa maersecnarg ed.) = Porlodemis ain sei dct node skip to earn una ver michse ‘ie punt el esinamieno sel acest adn dla qe ene onsen desi imagen deloquercede eb lacone: debs, En ft, nail gun hore plien pacer dipole alu, poao qin wcimente do eu jt yee ormete colo uel ding de a mujer ue geen ls las bre, ex por dein sangre dpi 56 Licence accordée é MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 nds bien moderado tuvo un ataque de edlera cuando explicaba que todas esas escritoras (lo cito de una manera aproximada) “bablaban delas realidades del cuerpo con insistencia, desde las tripas, diciendo cotas que habitualmente nadie dice, con una especie de satisfacci6n insis- tente...", no dijo “mérbida” pero era ese tipo de cosas lo que estaba implicada, en todo caso, todo esto le parecfa asqueroso. Me pregunté qué sucedia aqui, dado que siempre es conve- niience escuchar con atencién a la clase antagonista. Un hombre ex- presaba su céleraante aquellas de entre nosottas que vuelven sin cesar al cuerpo, y que fo hacemos por nuestras propias razones: jnues- tro cuerpo es negado, desde hace tanto tiempo, descubrémoslo! Nuestro cuerpo es despreciado, desde hace tanto tiempo, reen- contremos nuestro orgullol, ete. En el asco y el desprecio expresados por este periodista, en su insitaci6n, escuchaba un eco incierto, que me era familiar y que no conseguia definir. Sus frases parecfan visiblemente un comentario Idealista de ora cosa (comentario superestructural de cierta manera) enuinciada alt Yo sentfa que habfa algo efectivamente... pero qué? Taco eso me recordaba... ;Pero claro! El discurso de los poseedores acerca del dinero (el dinero apesta, el discurso sobre los bienes mate- tales (os bienes son menospzeciables, etc). El dinero apesta, como las ‘mujeres, los bienes son menospreciables, como las mujeres. Significa centonces que bienes, mujeres y dinero son idénticos por algin lado. ;Cual? — Son posesiones, posesiones materiales. En tanto que posesiones, toda palabra sobre ellos no es ade- ccuada sino en la sola boca del propierario que se expresa sobre ellos, de la forma que a dl le conviene; y cuando le conviene. Ademés, puesto que estos bienes estén a su disposicién, él puede despreciarlos segiin la altura de la mirada. que caracteriza, a veces, ala gente pu- diente que no se apega, ;Dios gracias! a los bienes de este mundo, rij més ni menos a su ganado que a su dinero: al menos cuando su posesidn estd asegurada. “Mejor ain, ellos pueden deshacerse de éstos simbélicamen- «e, como por ejemplo de sus posesiones hembras: a través del porno- sadismo literario y cinematogréfico, que es inclusive una actividad 7 Licence accordée 4 MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46,29.87 abundante y bien establecida en ou clase”, Pero, ni hablar de que es- tos bienes den brincos en cualquier diteccién y cometan el error de ‘reerse propietarias de lo que sea, y principalmente de sf mismas', ‘Todo esto no es asunto de desprecio sino de manera se-cun- daria, y para nada un asunto de negacidn. Nosotras escuchamos y ssuftimos desprecio y negacién, pero éstos no son sino la apariencia externa de una relacién social. El desprecio y el asco ante la reivin- dicacién de su cuerpo por parte de las mujeres no son sino resultados detivados de la posesién de ese cucrpo por parte de los hombres. En cuanto a la negacién, negadas no somos exactamente, Por lo demds, nadie se encarnizaria tanto con nosotras (“contra nosotras” serfa mu- cho mas justo) si no existiéramos materialmente, Es como sujetos - que no existimos!2', Materialmente existimos, demasiado mate- rialmente: somos propiedades. Todo esto es un trivial asunto de de- limicacién, Es porque “pertenecemos”, que somos menospreciadas por nuestros propietarios, es porque somos apropiadas en tanto que clase entera, que estamos “desposeidas” de nosotras mismas. La ceapropiacién mental individual de una misma y el yogt, puc- den ayudarnos un momento, pero lo que importa es que retome- ‘mos (y no solamente en nuestra cabeza) la posesién de nuestra materia 19 ae sip de icarm come los pefunes ances (eas, "Bn "Bale. de vn deine yours para lasjcutvny dealers enn plana mbit eras ela "cca sera” quanto conve. cand eta Ge macs Ene ee velba deuce sel eno gue respect alas aus, esp pa gue eat etl lel hecho deer imp o pra de jer ne majo deshos ql trot Iombesjeren. Qui ible gu deeded | "Ycan mayor mx. at equ ua me se candace propia de ons cpt nunanosy de guc has su ames pn pr. Habra gl ver agile eee reade sath pela de ilo Caan. Mi li in deel Cova mn pedi pot fr deura sar ue que peur ont pean mang eee Arcelor de Le itriede ho igaennors ae repens hima gal ct del pla peda de Coan, ele tice gue deaon cla pra ion ar obj as pases implnaconsaciasd pla pe ro nlc se, 1 ELpcblanat, de hacks, qu eos bine e paras por ms anes qu co, meen yyabln I que compli comideemene coe. Era eo oan ctu pet ‘nde pianos Eecuemamene dela aber, dels Bt de espera. anus Cie (a quesecnaena nel Me dl Loo) dap pena mae sige snd uo ea feotsine defen Yrs a, ua eer "mur am alr coma pila culties bana y dene epealae dees. 58 Licence accordée a MABEL CAMPAGNOLI mabel_elicia@hotmial.com - ip:181.46.29.87 Jidad. Retomar la propiedad de nosotras mismas supone que nuestra clase entera retome la propiedad de s{ misma, socal, materialmente. D. LA CARGA FISICA DE LOS MIEMBROS DEL GRUPO. Las relaciones de clases de sexos y las relaciones de clase “comunes” emplean instrumentalidades diferentes. Sila esclavitud y cl vasallaje implican la reduccién al estado de cosa, de herramienta, ‘cuya instrumentalidad es aplicada (o aplicable) a otras cosas (agricolas, mecénicas, animales...), el sexaje ademns, tal como la esclavitud en la ‘casa del amo, tiene que ver con la reduccién al estado de herramienta cuya instrumentalidad se aplica ademds y fiendamentalmente a otros seres humanos. Adomés y fandamentalimente, porque las mujeres, como todos los dominados, ejecutan desde luego tareas que no im- plican una relacién dizccta y personalizada con otros sres humanos, pezo sobre todo, las mujeres siempre, y hoy en dia en los paises oc- cidentales, tinicamente ellas, estén dedicadas a realizar por fuera del trabajo asalariado, el cuidado corporal, material y eventualmente afectivo del conjunto de los actores sociales, Se trata a) de una pres- tacién no monetatia, como lo sabemos yb) realizada en el marco de una relacién personalizada durable. En dos casos, servicio fisico extendido y servicio sexual, la relacién de apropiacién se manifiestaen el hecho comtin y eotidiano de quela apropiada esté destinada al servicio material del cuerpo del dominante y de los cuerpos que pertenecen a, o dependen de, el mis- mos el hecho de ser posefda en tanto que cosa por parte del domi- ante se manifiesta aqut por la disponibilidad fisica consagrada al cuidado material de otras individualidades fisicas. Y esto se produce en una relacién no evaluada, ni temporal ni econémicamente, Sin duda alguna, estas tareas de cutidado fisico existen igual- ‘menteen el ciccuito monetario del trabajo, ellas son efectuadas a uecer profesionalmente a cambio de un salaro (y no es una casualidad que atin, hoy y aqui, sean las mujeres las que las realizan casi exclust- var mente). Pero si se compara el mimero de horas respectivamente 59 Licence accordée ’ MABEL CAMPAGNOLI mabel_slicia@lotmail.com - ip:181.46.29.87 asalariadas y no asalariadas consagradas a estas tateas, éstzs son, en ‘una aplastante mayorla, efectuadas por fuera del circuito salarial. Socialmente, etas tareas son efectuadas en el marco de una apmopiacién fsica directa, Por ejemplo, la insticucién religiosa absorbe mujeres que ella asigna “gratuitamente” aeste trabajo en los hospicios, crfanatos y diversos asilos y casas, Como en el marco del matrimonio (ademés estén casadas con Dios), es a cambio de su manutencién y no de un salatio que las mujeres llamadas “hermanas” o “religiosas” hacen este trabajo, No se trata por supuesto de “caridad” religiosa puesto que cuando son hombres los que estas instituciones sagradas congregan, ellos no efectian en mado algun estas taeas de cuidado de seres humanos. Se trata efectivarmente de tna fraccién de la clase de las mujers que, habiendo sido reunida, realiza socialmente, por fuera del salariado, as tareas de cuidado fisico de los enfermos,nifios y ancianos aislados. Ellas son el colmo de Is feminidad, tanto como las prostita- tas (y tal vez atin mds), que son otto aspecto (aunque aparentemente situadas en un nivel diferente porque éstas tiltimas son “pagadas") dela relacién espectfica de sexaje. De hecho, el abominable sentido comin popular, aquél inagorable pozo de hipocresta conformista, asi lo considera, puesto que no imagina alas mujeres sino como reli- giosas o putas, Ellas son las figuras alegérieas de una relaciéa social que es cotidiana y que las une, La canga fisia y a carga sexual, de las {que se trata aqui, estén efectivamente en el centro de las relaciones desexo, [DE LOS EFECTOS DP LA APROPIACION SOBRE LA INDIVIDUALIDAD Hablar de cuidado material del cuerpo es poco decin, se crata aqui de evidencias engafiosas que una cree conocer De hecho, squé quiere decir “cuidado material fisico”? Primero, una presencia cons- tante, Nada de marcar tarjetaen este contexto, hablamos de una vida Noe qe te quedo pga predic gu cea dl pago—lo uses may hormd clor sian pope En staf pd ei ‘kl deas pots gue ice ard ue aap un elo neat) po qua kina on pial 60 Licence accordée & MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - p:181.46.29.87 en la que todo el tiempo es absorbido, devoraco en el cara a cara con los bebe, los nifios, el marido; y también las personas de edad, los cnfermos”. Cata a cata porque sus gestos, sus acciones, mantienen a la madre-esposa-hija-cufiada bajo su esfera de influencia. Cada uno de los gestos de estos individuos estélleno de sentido para ella y modifica su propia vida a cada instante: una necesidad, una caida, una solicitud, una acrobacia, una partida, un suftimiento, la obligan cambiar de actividad, a intervenis, a preocuparse por lo que hay {que hacer inmediaramente, en unos minutos, a tal hora, ea noche, ances de tal hora, antes de parti, antes que X venga. Cada segundo de su tiempo ~-y sin esperanza de ver cesar a hora fija esta preacupacién, incluso en la noche—. ella es absorbida (por otras individvalidedes, apartada por otras actividades de la que estaba realizando en el momento". La coaccién no reside solamente en la constancia de ésta pre- sencia y de esta atencién, sino en el cuidado material fisico del cuerpo mismo. Lavat los muertos es tarea del grupo de las mujeres, y esto no es insignificance. Como también lavar a los enfermos graves". ‘Ademés, Ia sujecién material a individualidades fisicas es también una realidad mental, No hay abstraccién: todo gesto concreta ticne una cara significante, una realidad “sicolégica”. Aunque se intente incansablemente constrefirnos a no pensar, esta sujecién no se vive mecdnicamente, ni en la indiferencia. La individualidad, justamente, es una frégil conquista, a menudo rehusada para una cla- se encera a la que se le exige diluirse, material y concretamente, en coy lpn de alin een’ a iii conga mods ponder Ions eyo po qx inliabun Sin bar, embod ina “no vine sto no por ena ha despa ncaa teil cae jes Tor os menrfeete, pt en Pari msm. jes coating cred Ses: pra lomecons separa deen brempe st oa ri isan cone aca qu enc ied Lae es fue tone habian despatecido (nee peguname por qué es ida es tn Sifu) ‘pits senda completamente de aca Sabre ete punt, sbundscia dels texte, dee Beart ha mandir dene ost tn rnd qc ra Hers min coer. Unpeodefaninidedconee vies ep qoeinmannadftvaent cone lxpotins ‘alcnequenosigenaqueloshuencsiemposde anata cons gunds baer tees, ‘shen deo more uy dade. Sabre bs tsi drop ds maj, (CE Wenner "La femme qu ca hau, Home XVI (23) 196 61 Licence accordée @ MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 otras individuclidades. Coaccibn central en las relaciones de clases de sexo, la privacién de individualidad es la secuela o fa cara oculea de la apropiacién material de la individualidad. No es tan obvio que los seres humanos se distinguen tan ficilmente los unos de los otros, ¥y una proximidad! carga fisica constante es un poderoso fren a la independencia, a la autonomia; es la fuente de una imposibilidad de discemnis y a fortiori de poner en prictica, opciones y précticas ropias. Noes seguramente un azar sialos miembros dela clase de sexo dominante les “asquea” la mierda de sus hijos y, por consecuencia, “no pueden cambiarlos”. Nadie sofiaria incluso que un hombre pue- a cambiar a un anciano 0 a un enfetmo, bafarlo, lavar su ropa. Pero las mujeres lo hacen, y ellas “deben” hacerlo, Ellas son la hesra- rmienca social asignada para esto. Yno es solamente un trabajo penoso, pesaclo y obligacorio —hay otros trabajos penosos y pesados que no tienen que ver con la division social sexual del erabajo— sino tam- bign un trabajo que, en las relaciones sociales en las que es realizado, destruye la individualidad y a autonoma, Dicho trabajo, efectuado por fuera del salario, en el marco de la apropiacién de su propia individualidad que sujeta a la mujer a determinados individuos fisi- os, “familiares” en el significado propio), con quienes [os lazos son poderosos (cual- quiera que sea la naturaleza, amorlodio, de estos lan0s), disloca fa frégil emergencia del sujeto. EI pénico en el que se sienten sumergidas tantas mujeres cuando sus hijos estén recidn nacidos, llimesele depresién nerviosa, “epre” o ficbre puerperal, zqué otra cosa es, sino la constatacién de desapa-recer?, que somos devoradas, no sdlo fisica sino mental- mente: fisica y por tanto mentalmente, Que vacilamos sobre una ccuerda flo sin saber si seremos arrojadas definitivamentea la nicbla dela absorcién casi fisicaen los otros. O si se nos permitiré atravesar este tiempo no medible y no medido sia perdernos definitivamente. O si se nos permitid salir del otzo lado del tinel, en un momento indeterminable. a confiontacién con la apropiacién material es la despose- sidn misma de la propia autonomia mencals expresada més bratal- mente en la carga fisica de los otros dependientes que en cualquier 62 Licence accordée a MABEL CAMPAGNOLI mabel_slicia@hotmail. com - ip:181.46,29.87 otra forma social que toma la apropiacién: cuando se es apropiado materialmente, se es desposeido mentalmente de s{ mismo. 2, LA APROFIACION MATERIAL DE LA INDIVIDUALIDAD CORPORAL, A. ADROMIACION DE LA INDIVIDUALIDAD FISICA ¥ FUERZA DE TRABAJO EN EL SEXAIE Somos, como cualquier otro grupo dominado, portadorss de fuerza de trabajo. Sin embargo, el hecho de ser portador de fuerza de trabajo no constituye en sf la apropiacién material. La existencia deun proketariado resultante del desarrollo industrial rompié el vin- culo sinerético entre apropiacién y fuerza de trabajo tal cual existfa en las sociedades esclavistas o feudales, digamos en una sociedad agricola feudal Hoy esta no-equivalencia, esta distincién, est expresada en la venta dela fuerza de trabajo, venta que introduce una medida de la misma, mas nitida todavia que lo que habia sido la limitacién del tiempo de utilizacién de esta fueraa en el vasalaje. La venta de la fuerza de trabajo es una forma particular de su uso: es una evaluacién ‘monetaria y temporal deesta fuerza de trabajo, incluso sirendencial- mente dicha evaluacién se confunde con su uso maximo. El vende- dor vende un niimero determinado de horas de trabajo y estas horas Je serdn pagadas tanto, bajo una forma monetaria u otra. En todo caso, siempre hay evaluacién. Cualquiera que sea el empleo de esta fuerza, cualesquiera que sean las tareas efectuadas, la venta compor- ta dos elementos de medida : el tiempo y la remuneracién. Aunque el precio sea fijado por el comprador (como es caso en el sisterna industrial y en todas las relaciones de dominacién en que interviene clintercambio monetario), aunque esta venta se revee diflcil (como es el caso en periodo de desempleo), el vendedor dispone, en tanto gue individuo material, de sw propia fuerza de teabajo (no se trata aqul de saber si con esto se le cesuelve 0 no la vida) y distingue asf su ‘dualidad, del uso de esta individualidad, 63 Licence accordée a MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:1$1.46.29.87 Alcontratio delos oxtos grupos dominados portadores de fuer- za de trabajo, nosotras las mujeres somos en la relacién social de sexos 70 vendedoras de dicha fuerza, y nuestra apropiacién se max nifiesa justamente en este hecho, Somos diferentes a los oprimidos quienes pueden firmar contratos a partir de la disposicién de su fuerza de trabajo, es decir intercambiazla o vendera Es muy sugerente, précticay thcticamente, evaluar en dinero 4l trabajo doméstico realizado en el marco del matrimonio, y ha sido hecho”, Pero nos podemos preguntar si ello no contribuye a ocultar el hecho de que ese trabajo tiene como rasgo expecifico al de no ser pagado. Serfa por otra parte més justo decir que su particularidad es lade ser no pagado Sieste trabajo es no pagado, es porque no es “pagzble”. Sino cs monetizable 0 medible (siendo andlogos la medida y el dinero), significa pues que es adquirido de otra manera. ¥ esa otra manera implica que lo es globalmente, de una ver y para siempre, y que no «8 necesario pasar por cvaluaciones monetarias, horarias 0 a destajo, evaluaciones que acompafian en general la cesién de la fuerza de tra- bajos y dichas evaluaciones, justamente, no intervienen en este caso, Las evaluaciones, cuando intervienen en una relacién insteu- ran ua vineulo de tipo contractual, tanto de X por tanto de Z, tantas horas a cambio de tanto dinero, etc. Todas las relaciones sociales no son traducibles en rérminos contractualesy el contrato es la ex: presién de una relacién especifica; su presencia, 0 su ausencia (que atine antes que nada a fa relacién colectiva de sexaje) es ef signo de una relacién determinada. No se puede considerar al contrato como el ajuste se- cundario de relaciones que ser(an todas indiferentemen- te traducibles en rérminas contractuales. Por ejemplo, el asalariado estd dentro del universo del contrato, a esclavitud esté por fuera del universo del contrato. Larelacién sexuada generalizada no es traduci- day no.stra- ducibleen tfeminos de contrato (lo ques ideoldgicamen- La Gobind GRIE w2, 1976 Aras tiBbogae > oer papel dec ecilumente que d tj onde eb sa gu una cata de fino odesaceme demise eguareenpnere valzie, Minas gh stm paper sp ule que dec gue lace ane de mene ln er ingen mn cn a tad ‘tli, dedacts oS sone, 64 Licence accordée a MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 reinterpretado como una relacién garantizada por fuera del universo contractual y fundada en la Naturaleza). Esto es habitualmente ve- lado conel hecho de que la forma individualizada de la relacibn es considerada como un contrato: el matrimonio. Esta forma individualizada contribuye con su apariencia wi- vial de contractualidad a ocultar la relacién real existente entre las clases de sexo, tanto como 2 revelarla. Esto, porque el universo del contrato ratfica y supone, antes que cualguier oma cosa, Ia calidad de propi- etatio de los contratantes. Los menores, los locos, aquellos que estén bajo rutea, es decis, los que son atin propiedad del pa- dre y aquellos que no tienen la propiedad de su subjetividad (quiere decir en realidad la posesién de bienes ‘propios” segin la expresion del Cédigo Civil), no pueden firmar contratos. Para firmar contra- tos, superficialmente, la propiedad de los bienes materiales (rafces y monetarios puestos en juego en el contrato), eventualmente la propiedad de cosas vivas (animales, esclavos, mujeres, nifios...) pa- rece determinante. Pero lo que es verdaderamente determinante oF la propiedad de si mismo, que se expresa, a falta de cualquier “bien propio”, en la posibilidad de vender su propia fuerza de trabajo. Tal es la condicidn minima de cualquier contraco. Ahora bien, el hhecho de que un individuo sea la propiedad material de otto lo cexcluye del universo del contrato; no se puede ser la vex propietatio de si mismo y set la propiedad material de otro. La naturaleza de las relaciones sociales tales como el sexaje o Ja esclavitud es de una ierta manera invisible porque quienes estén incluidos en éstas como dominados no poseen un grado de realidad muy diferente al de un animal o al de un objeto. Por més valiosos que sean estos animales 1 objetos, La venta o el intercambio de bienes y especialmente de la emanacién corporal propia que es la fuerza de trabajo constituyen la verificacidn de la propiedad de sf mismo (no puedo vender sino lo «que me pertenece). En el acto que codifica el vinculo del matrimonio, no hay tam- poco la enunciacién juridica de la propiedad de s{ mismo. ‘Como en el contrato de venta de la fuerza de trabajo, en que la significacién oculta es la propiedad de s{ mismo, en el “contraro” 65 Licence accordée a MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 matrimonial la significacién oculta es la no propiedad de sf mismo, cxpresada en una relacion determinada: las mayjeres no ceden su fuer- 24 de trabajo; en efecto, como se observ6, no intervienen aqut ni medida de tiempo, ni acuerdo sobre la remuneracién, Solamente la garantia de ser man- tenida en estado de funcionamiento segin los medios del propietario (en vida, “bien mancenida’ como una mé- quina es bien conservada o no...) es dada como contrapartida de Ia cesidn, {Cesién de qué, a propésito? Qué significa una cesién que attibuye todo el tiempo y todo el espacio corporal al comprador? EI hecho de que no haya términa al abajo, ni medida de tiempo, ni no- cid de violacibn sexual (esto es de primera importancia), muestra que cesta cesién es realizada en blogue y sin limites. Y que, pot consecuen- ia, lo que es cedido no es la fuerza de trabajo sino efectivamente la uunidad material que forma al individuo mismo. Si comparamos la relacién de sexaje con la venta de a fuerza de trabajo en el mercado clésico, nos encontramos confrontados a la nociga de intercambio, Ahora bien, ne hay intercambio en la telacién de sexe, puesto que en efecto nada viene a concabilizar algo que pu- diera ser la materia del intercambio, Si nada evalia o no contabiliza, si TODO es debido y si todo es propiedad: el tiempo, la fuerza, los ni- fos, todo, sin Iimites, lz relacién de sexaje no es una relacién de mer- cado, Cémo se podrfa enunciar los tétminos de un trato, abrir una negociacidn? jNegociar qué exactamente, aqui? ;Se puede negociar lo que ya es propiedad, lo que ya pertenece? Porque no podemos inter- cambiar sino lo que poseemos. Sin embargo, no poseemos ni nuestra fuerza de trabajo, ni nuestra fuerza de reproduccién: soporte de fuerza de trabajo como cualquier otro grupo dominado, contrariamente a los otros grupos dominados de la sociedad industrial conternporénea, nozotras no tenemos la posiblidad de negociar ode venler esta fuerza de trabajo, precsamente en funciin del hecho de que éta es derivada del erp fico y que, de antemrano, este cuerpo es apropiads No fue por una fantasia incomprensible que durante el siglo XIX el salatio del trabajo de los nifios y de las mujeres ere recibido por el padte-marido y que le pertenecta. Sélo fue hasta 1907 que las mujeres tuvieron derecho a recibir su propio salario (sin tener sin embargo un derecho personal a erabajar: el marido tenia la ima 66 Licence accordée ’ MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com -ip:181.46.29.87 palabra en este campo y conservaba pues la propiedad de la fuer- 2a de trabajo). Este hecho jurldico es tanto més interesante cuanto que, en la vida coridiana, las mujeres recibfan ellas mismas su salario puesto que el marido la mayorfa del tiempo, brillaba por su ausen- cia (Ia estabilidad de los matrimonios era endeble), en a clase en que las mujeres trabajaban como asalariadas. Pero el salario que ellas recibfan, no les pertenecfa legalmente, era del poseedor de la herre- mienta de trabsjo-mujer®. B. Bi seca La reduccién al estado de cosa, més o menos admitida 0 cono- cida en las relaciones de exclavitud y de vasalaje, subsiste hoy en las metr6polis industriales, ante nuestros ojos, disimulada J expuesta en ef matrimonio, relacién social institucionalizada por excelencia, Pero la idea de que una clase sea wtilizada (en el significa do propio de manipulada como herramienta), es decir tratada como una vaca o una segadora, en la muy progresista mente de nuestros contempordneos, evoca tiempos supuestamente lejanos despotis- mos orientales a la vex. que primitivos, 0 2 Jo sumo la expresién de un cinismo provocador Lo que tenemos delante de fos ojos, no le ‘vemos —incluso cuando pertenecemos a la clase avasallada, Sin embargo, el matrimonio no ¢s sino la superficie nstitu- cio- nal (contractual) de una relaci6n generalizada: la apropiacién de una clase de sexo por la otra. Relacién que compete al conjunto de las dos clases y no a una parte de cada una de ellas como podria dejarlo creer la consideracién dnica del contrato matrimonial. Dicho contrato matrimonial no es sino la expresién individualizada—en el sentido en que establece una relacién cotidiana y especifica entre das individuos particulares"*— de una relacién de clases general en que 55 pe deci com od pia ( to 20s buon pte od land) que am ‘rei porn eso conl Soquel ans (cone dis elvocabie popu. > Das ntiduos exe ri dul es ect de swans de da de sao ste y crops en cones conn as acenes de apron: or empl, cad en ae Insel es szelinds env inviduos paras cede ano), ase Gide _mstimoni pags (den). Cad mur ene in pata perl gn ine sia {elcome domain (le donne) dis 7 Licence accordée 4 MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 el conjunto de la una esté ala disposicién de la otra. Ysi, de hecho, la individual-izacién de esta relacién interviene précticamente siem- pre (clrededor del 90 9% de fos hombres y de las mujeres estén, en tun momento u otto de sus vidas, casados), el matrimonio no es, no obscante, sino la expresién resteictiva de una telacién socials no es cen s{ mismo diche relacién. Legaliza y confirma una relacién social aque existe antes y por fuera de dl, la apropiacién material de la clase de las mujeres por parte dela clase de los hombres: el sexaje. Pero el matrimonio contradice también tal relacién. Si bien express y limita el sexaje, al restringir el uso colectivo de una mujer y al der este uso a un solo individuo, priva al mismo tiempo allos demds individuos de su clase del uso de esta mujer determina- dda, que, sin rl acto permaneceria en el campo comin, [dealmente al menos, porque a nivel prictico, ef usuftucto del derecho comin pertenece ya sea 2 Dios (las religiosas), ya sea al padre (las hijas —en efecto, se es hija en tanto que no se es mujer/esposa segin el Cdigo Civil), ya seaal chulo (as mujeres oficialmence comune). Esta contradiccidn en el seno dela apropizcién social misma, se sitia entre apropiacién colectiva y apropiacién privada, Una se- gunda contradiccién interviene entte la apropiacién de las mujeres, ya sea colectiva o privada, y su reapropiacion por si mizmar, de su existen- cia objetiva como sujeco social: es decir la posibilidad de vender por su propia decsién, su fuerza de trabajo en el mercado clé- sico, Bsta contradiccién es revelada en el matrimonio igualmente. En Francia, no fue sino hasta 1965 (articulo 223 del Cé- digo Civil) que una esposa pudo trabajar por su propia voluntad: en otros términos, que ella pudo prescindir de la autorizacién max tical, Ahora bien, la supresién de estz autorizacién del matido no se acompafié en modo alguno de una modificacién det articulo 214 que codifica las relaciones enere los esposas y confirma el tipo de apropiacién propio del matrimonio. En efecto, al enunciar las contribuciones respectivas al matrimonio, este articulo indica que las dela esposa son diferences en esenciaa las del marido. Este timo se supone gana el dinero, esto es, en el caso més frecuente, vende su fuerza de trabajo. Mientras que la conteibucién de la esposa est fundada ya sea en su dote y herencia (dinezo “pre-existente”) ya 8 Licence accordée MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - ip:181.46.29.87 sea —y ¢s esto lo que es capital— a través de “su actividad en el hogar 0 su colaboracién en la profesién del marido”. Dicho de otra ‘manera, se supone que la esposa no vende su fuerza de trabajo para alimentar las necesidades de la comunidad, ni proporciona tampoco una cantidad determinada de esta fuerza de trabajo a la comunidad sino que efectivamente “paga con su propia persona’ como lo dice can justamente la sabidurfa popular, y da directamente al marido st individualidad, sin mediacién monesavia ni cuantitativa Esta relacién particular entre esposos se perfila decris de ro- dos los discursos que, desde la derecha a la izquierda més roja, con- sideran como un hecho teoldgico : la existencia de “un trabajo de Ja mujer”, el del cuidado fisico del marido, de sus dependientes y de la casa; relacién que mejor deberfan llamar, si fueran honestos, ia apropiacién de la mujer Estos discursos estan generalmente acom- paiiados de consideraciones, sentimentales 0 no, sobre la agotadora (pero intangible) “doble jornads’. Laapropiacién social, el hecho para los individuos de una cla- se de ser propiedades materiales, es una forma especifica de las rela- cio- nes sociales. Esta no se manifiesta, hay y age, sino entre las cla- ses de sexo y se estrella contra la incredulidad de acero que enfientan generalmente los hechos que son demasiado “evidentes” para no ser invisibles (como lo era el trabajo doméstico antes del ferninismo). Este tipo de relacién social no encuentra crédito sino para “otra época’ (la exclavicud o el vasallaje), “otro lugat” (el de las diversas llamadas “poblaciones primitivas")... CC. DE La (VISIBALIDAD DE 1A APROPLACION La aptopiacién de las mujeres, ef hecho de que sea su ma- «eria- lidad en bloque la que es posefda, esté tan profundamente admitido que no se nota. Desde un punto de vista ideolégico, es decit desde el punto de vista de las consecuencias mentales (0 dela cara men- tal) de un hecho material, la sujecién de los siervos a la tierra y la sujecién de las mujeres 2 los hombres, son en parte com- parables. La dependencia de los servos a la tierra pareeia en aquel entonees tan “inevitable”, tan “natural”, debia ser tan poco cuestio- 69 Licence accordée & MABEL CAMPAGNOLI mabel_alicia@hotmail.com - jp:181.46.29.87 rads, como la actual dependencia de las mujezes a los hombres. Y el movimiento popular que, en ef momento del nacimiento de las comunas, arrancé ciertos individuos de la cadena terrateniente feudal (0 que utilizS a aquellos que se babfan “escapado” ya de ese cadena fugéndose*) es val vex comparable a aquel que hace escapar hhoy un niimero reducido pero creciente de mujeres de las institucio- nnes pattiarcales y sexistas (del matrimonio, del padre, de la religidn, que son las obligaciones de clase de sexo”) Con la pequetia diferencia de que los siervos eran los muc- bies de la tierra y que era ésta (y no drectamente ellos) la que era apro- piada por los sefioresfeudales, mientras que las mujeres son directa- mente, como lo era la tierra misma, apropiada por los hombres. Los, cesclavos de plantacién de los siglos XVIII y XIX fueron como las ‘mujeres objero de una apropiacién directa, eran independiences de Ja tierra y pertenecian al amo. ‘Nadie en estos casos se interroga sobre lo natural de la cosa, cen el caso de la pertenencia del siervo ala tierra, el grado de rea- lidad experimentado debia ser como el de la evidencia del fifo y del calor, del dia y de la noche, debia ser, en cierto modo, un hecho. La pertenencia de los esclavos a su amo, la pertenencia de las mujeres al grupo de los hombres (ya un hombre), en tanto que herramienta, cs del mismo tipo. Su estatus de herramienta de mantenimiento esté tan enraizado en el cotidiano, en los hechos y por consecuencia en la cabera, que no hay asombro, atin menos interrogantes, y para nada imalestar ante el hecho de que las mujeres geranticen materialmente el funcionamiento de su poseedor y de las otras propiedades y de- pendencias del mismo (asf como también la de todos los excluiddos diversos, enfermos, ancianos, minusvilidos, huérfanos), ya sea en el ‘eras fiagevesy acne onan, nr erp bans dle Edd Mai inv imo dlscomanasqe dsr us audience sisal ais de resuperi de dominio de essen nso belinda nt cbrac herd. La szinocomeaion carlos takes con bs cman ut iad conics pesca y psc de indi paricl qu es campo pro samo emp de nurse echoes darn toy un di de een, % Blecpaneicnames la tincons qwecotreynumtaclane del sc ylameate slaineacones Lali desppiacn cal de coun dla cs dels espe" pte clon css vig apropinie aleve queda poelsingleheca deque ose dele apo pid 70

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