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CAPITULO VI CONGRESOS, PRENSA Y SOCIBDADES AN'TROPO-JUR{DICAS I Nuestros progresos estan hoy muy lejos de ser los descubrimientos de minuciosidades que pueden interesar solamente 4 los sabios. Ellos han traspasado los limites mas excelsos, aun- que también menos conocidos de la ciencia. suando se celebré el primer Congreso de Antro- pologia Criminal, se contaha con sélo una re- vista para propagar estas ideas por el mundo entero, el Archivio di psichiatria, scienze penal e anthropologia criminale; hoy contamos con las siguientes: Anomalo, de Zuccarelli; Scuolo positina di diretto del Fiorettre (Napoles), Archivo di frenatria, de Reggio, Revista de Antropologta criminal, de Talladriz (Hspafia), Archives d’ Anthropologie criminelle de Lacas- sagne, Archives de Psychiatria de Mirjetoski y_ las de Kowalewski, Revue de la Socteté ju- ridique, de Moscou y las Memozires de la Socie- té d’ Anthropologie de Bruselas. Y gpor qué no contar entre esta brillante pleyade, 4 los Bulletins de la Societé d’ Anthropologie, en los que Manouvrier, Jullot, Letourneau y Bordier han sostenido controversias tan gloriosas para nuestra causa; 4 la Revue de 110 LOS CRIMINALES la Réforme Judiciaire de Tanvrot y la Re- vue Scientifique, la primera siempre en_pro- pagar las ideas nuevas; y el Bulletin de la nouvelle Societé @’ Anthropologie criminelle de Buenos Aires, Ja primera sociedad con- sagrada a esta ciencia novisima, que cuenta ya con un museo especial y con miembros justa- mente célebres? (54). II ’ Seria injusto si olvidase el congreso juridico de Lemberg, en el aiio 1889, en donde Rosen- blatt ha tratado Les causes psychologiques des crimes, Erzynnshi comunicado los resultados de la novisima escuela antropolégica y Butzins- ki estudiado 4 «las prisiones, segvin la nueva escuela». Ahora bien, el primer Congreso ju- ridico que ha discutido verdaderamente os problemas planteados por Ja escuela juridica moderna, es el de Lisboa, cuya primera sesién se celebré el dia 4 de abril de 1889. La primera cuestién controvertida fué for- mulada asi: iDebe la administracién de justi- cia ser gratuita, particularmente en materia de tutela y penal? He aqui la respuesta del Congreso: la administracién de justicia, siendo una funcién social, debe ser gratuita de todas las maneras: esta proposicién fué aprobada por unanimidad; wnicamente dos congresistas ¥o- taron en contra. Ta quinta cuestién preguntaba: :Se debe indemnizar 4 los acusados condenados? En caso afirmativo, ise debe la indemnizacion 4 todo in- dividuo condenado sin distincién 6 solamente al declarado inocente por el tribunal? Quedé aprobada por unanimidad la respuesta siguien- (s6) Pinero, Drago, Ramos Mejia, etc. LOS CRIMINALES lif : El Estado debe una indemnizacién 4 todo tletenide preventivamente 6 acusado, cuya ino- cencia completa haya sido proclamada judi- cialmente, sea en el curso de la instruccion de un proceso, 6 después de la acusacién, en el Juicio sobre la demanda, 6 finalmente durante la revisién por el juex encargado de verificarla. Se exceptuarin de esta regla, sin embargo, aquellos que por sus faltas 6 sus actos, hubie- ren ‘dado un motivo para la detencién preven- tiva, y jprovocado la demanda con sus declara- ciones é informes falsos, 6 con cualesquiera de los otros medios, susceptibles de contribuir al error judicial cometido con prejuicio. He aqui la tesis planteada en la décima cues- tidn: ¢En qué sentido urge reformar los edédi- 08 criminales : en el que se refiere 4 las con- diciones de la responsabilidad penal del autor de un hecho criminoso y 4 los efectos de las causas de no imputabilidad (cireunstanctas di- rimentes), para que la doctrina de la ley esté acorde con las afirmaciones de la psicologta contemporanea, de la antropologia criminal y de la patologia alienista, y asi satisfacer la necesidad de dar 4 la sociedad toda la seguri- dad posible con respeeto 4 los criminales? Actué de relator el doctor don A. Augusto Crispiniano da Fonseca, juez de Meda. La sec- cién de derecho criminal substituyé sus con- clusiones con las siguientes: 1.* Las leyes penales deben estatuir no so- lamente para los locos, sino también para aque- llos delincuentes, que sin ser absolutamente lo- cos, no son, sin embargo, completamente res- ponsables de sus acciones. 2.2 El delincuente absolutamente loco debe, después de probada su irresponsabilidad, por el examen de los médicos vy por todos los otros medios legales, ser recluido para siempre en un manicomio 6 en un asilo. 112 LOS CRIMINALES 3.4 Los gue, sin ser absolutamente locos, no son tampeco completamente responsables, son no obstante perniciosos y dehen ser someti- dos 4 juicio y detenidos temporalmente en los establecimientos destinados para ellos. Kstas conclusiones fueron votadas por la ma- yoria del Congreso; huelga demostrar que son as mismas de nuestra escuela. II Ta facultad de derecho de Heidelberg ha puesto en concurso entre sus discipulos, como premio anual: Las aplicaciones jurtdicas de las teorias del profesor Lombroso sobre el hombre criminal. Yo habré de sefialar atin todavia In funda- eién de la Union internationale de droit penal, que ha inserito, en su bandera, las conclusio- nes practicas de nuestra escuela: para conocer la criminalidad, precisa estudiar 4 los crimi- nales; las medidas preventivas son tan eficaces como la condena contra los crimenes; los tri- bunales de represién vy la administracién peni- tenciaria concurren al mismo fin; Ja condena no vale mas que por su modo de ser cumplida; el sistema celular consagrado por nuestro de- yecho moderno es irracional; precisa substituir con otras penas 4 las condenas de corta dura- ci6n; es necesario distinguir entre los delin- cuentes accidentales y los. habituales; el siste- ma penal debe prolongar las penas, para estos ultimos, siempre que se trate de la repeticién de delitos leves. Este decalogo, suscrito por trescientas dis- tinguidas eminencias de la jurisprudencia eu- ropea, es el derrumbamiento de toda la vieja metafisica juridica, La obra no comenzé hasta LOS CRIMINALES 118 seis meses después; en nuestro poder obran ya importantisimas memorias d. Garofalo, Prins, Lammatsch y Liszt, que reunidos en un con- greso el 3 de agosto de 1889, acordaron acome- ter la reforma de la legislacién penal, confor- me 4 los modernos adelantos antropolégicos v sociolégicos, Todes econvinieron en que para los delincuen- tes de acciéu, los debutantes y todos aquellos que no han sufrido condenas anter‘ores, la pri- sién es mds nociva que eficaz, Se propuso subs- tituirla por otras diferentes medidas, como la amonestaciOn (segiin se practica en Inglaterra y en Italia), la reforma del sistema de las mul- tas, los trabajos piblicos al aire libre, la pro- longacién de la prisidn preventiva 6 condicio- nal que permite librar al-condenado del perni- cioso avecinamiento de reincidentes y crimina- les habituales. Quedé aprobada por unanimidad la enmien- da de M. Garofalo. «La Unién recomienda la aplicacién del prin- cipio de la condena condicional, insistiendo sobre la necesidad de determinar sus limites, segtin las condiciones locales y teniendo en cuenta los sentimientos y el estado moral de Ios pueblos. » . ; Honor, honor excelso 4 Du Hamel y Prins, ilustres sabios, los primeros, los iniciadores de este movimiento! ;Gloria 4 todos los espiritus nobles que, arrastrados por el hermoso y poten- te influjo de las verdades nuevas han renun- ciado (cosa muy rara entre los hombres y més todavia entre Ios sabios) 4 convicciones que, adquiridas en su juventud, engrandecidas con su gloria, deberian serles doblemente precio- gas. Cierto que muchos de ellos invocan sus ori- genes protestando que nada tienen de comin con nosotros; esta es por fortuna una excepcidén rarisima. Ademas, cuando se combate como 8 114 LOS CRIMINALES nosotros, por una idea, ;qué nos importa que la personalidad esté descontenta, con tal que se adopte nuestro credo? gNo es ley de este mundo que los hijos, luego de haberse engran- decido, abandonen 4 sus padres, aunque éstos jamas les olviden? Para nosotros, este olvido es una prueba més en pro de nuestras doctrinas. Iv Acostumbra 4 decirse que la felicidad jamas viene sola: en efecto, quiero revelaros, antes de terminar este libro, una aplicacién atin mas novisima. Manouvrier, en uno de esos instantes profé- ticos que tienen los hombres de genio, decia que no solamente existe una antropologia cri- minal y que deberia formarse una antropolo- gia histérica, social, etc. | Magnifica idea! | Ya legé el momento de Nevarla 4 la practica! Tai- ne y Rendn han creado ya una antropologia histérica ; Lessonas y Fioretti han realizado en- sayos de aplicacién al derecho civil, principal- mente para los testamentos, los derechos de sucesién y el divorcio. M. de Aguanno ha pu- blicado una obra muy voluminosa, Mena de documentos y consideraciones generales, bajo el titulo: Sulla evoluzione e genesi del diritto cwile (1890). Y gsi nuestra ciencia, por, las nuevas aplicaciones, perdia su nombre primi- tivo, para llamarse por ejemplo, antropologia social, juridica, etc.? ;Soberbio! j Bendito ese dia! Nosotros no queremos el triunfo del nom- bre, solamente anhelamos el de las ideas nue- vas. No he mencionado hasta ahora los Congreac de Antropologia criminal de Roma y Part- LOS CRIMINALES 115 Ambos han publicado sus Actas. Vaya desde aqui el testimonio de mi agradecimiento, que no quiero permanezca oculto, por su atenta y generosa hospitalidad, tan grandes como su ge- nialidad, 4 MM. Thévenet, ministro de Justi- cia, Herberite, Brouardel, Roussel, Motet, Magnan, Roland y Bonaparte. Con esta manifestacién, creo haber interpre- tado fielmente ademas de mis sentimientos, los de todss los congresistas reunidos en Paris en 1889.

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