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i CULTURA Y LENGUAJE GEORGES CHARBONNIER, Sefior Lévi-Serauss, henos aqui al término de esta serie de conversaciones. Sin ser etnélogo, me he esforzado por mantener un dié- Togo con el etndlogo, con el hombre de ciencia; para esto, le he hecho preguntas tales que, para responderlas, el etndlogo tenia que salir de su dis- ‘iplina, menos, mucho menos, sin embargo, de lo ‘que pueda parecer, pues no olyido que el etndlogo ‘que recurre a las mateméticas recurre igualmente 4 Ia aprehensién poética. De todos Jos hombres de ‘iencia, es el vinico al que le es necesario procurar lia identifiescidn con su objeto, con el otro. Tam- ign le es necesario descubrir —para conocer— las propiedades poéticas del lenguaje. Cuando creo sacar ‘al etnlogo, cuando finjo sacar al etnélogo de su dominio no olvido que Je pido que recurra a la aprehensiGn poécica. Pero las preguntas que yo hago al hombre de ciencia n0 son las que 4 mismo se hhace, y quisiéramos conocer cvdles son esas pregun- ‘tas que se hace; con la ererna rectificacién siguien- tei siendo hombres comunes y cotrientes pedimos —ingenwamente, sin duda— enseianzas al hombre 4e conocimiento, Quisiéramos saber a qué conclu- siones lege, pues deseamos conclusiones. Qué nos dice, pues entendemos que dialoga con nosotros; ‘qué es lo que dice a los demés hombres de ciencia, 130 putes esperamos que lo humano seri preservado por , que es poeta también. Ast tambiéo, desearia ha- cerle una tltima pregunta, Nosotros, hombres co- ‘munes y cotrientes, hablamos de naturalem y de ccaltura, Muy vagamence. Usted, que es hombre de ciencia, habla de naturaleza y de cultura. Defi- rniendo sus términos. Que distincién se puede esta blecer entre maturaleza y cultura? CLAUDE LEVI-STRAUSS, Es Ia distinciéa fundamen- tal para el ernblogo y, a menudo, un poco emba- razosa para nosotros, porque el término de culvara, que es de importacién ingles, no tiene exactamen- te ef mismo sentido tradicional, en francés, que el que los fundadores de las ciencias antropolégicas Je han dado, La naturaleza ¢s todo lo que tenemos por herencia biolégica; Ja cultura, por Jo contrario es todo Jo que nos viene de Ia tradici6n externa y, ‘para volverlo a decir con la definicién clisica de ‘Tylor —cito de memoria y, sin duda, inexactamen- te— la culmura o civilizacin es el conjumo de las ‘costumbres, creencias, institucionales tales como el arte, el derecho, la seligién, técnicas de In vida ma- ‘terial, en una palabra, todos los hébitos o apritudes adquitides por el hombre como miembro de una sociedad. Tenemos abi, pues, dos grandes drdenes de hechos, uno gracias al cual pertenecemos a lo animal en virtad de lo que somos, por el hecho mismo de nuestro nacimiento y de las caracreris- ticas que nos han legado nuestros padres y nuestros antepasados, Jas cuales pertenecen al campo de Ja biologia y, a veces, de Ia psicologia; y, por otra parte, todo ese universo artificial que ¢5 aque! en el cual 13t vivimos como miembros de una sociedad. La et nologia o, en Ia acepciin amplia del téemino, la antropologis, traca de hacer, en el orden de Ja culta- 3, la misma obra de descripcién, de observacién, de clasificacién y de interpretacién que el z0dlog0. © el boténico hacen en el orden de Ja naturaleza, Es en este sentido, por lo demés, en el que se puede decir que la etnologia es una ciencia natural 0 que aspire a constituirse a ejemplo de las ciencias na- ‘urales, GC ala culoura, en cietta manera, debe provenir de Ja naturalezn? 1-5. Digamos que implica una cierta cantidad de factores de orden navural. Hs seguro que, en toda sociedad, cualquiera que sea, los hombres tienen fondamentalmente las mismas necesidades: alimen- tarse, defenderse del frio, reproducirse, y otras mis, GG @Pero para elaborarse? © 1-8. En Ia medida en que, precisamente, se tata de necesidades fundamentales y de necesidades ‘cuyo origen es natural, son idénticas en el seno de la especie Homo sapiens, Lo que interesa al etnélogo y concierne a la cultura son las modulaciones, valgn Ja expresiéa, diferentes segtin las sociedades y las pocas diversas, que se imponen a una materia pri- mera que, por definiciéa, es idéntica por doquiee y siempre. GG eCuil es el signo que se acepta como re- presentativo de la cultura? ZBI signo més humilde? ©. 1-8, Durante mucho tiempo se pensé, y muchos ‘ernélogos Jo creen todavia, que era la presencia de ‘objetos manufacturados. Se ha definido al hombre 132 como Horio faber, fabricante de herramiencas, por hhaber descubierto en este caricter la matca misma de Ia cultura, Confieso que no estoy de acuerdo y_que uno de mis fines esenciales ha sido siempre fijar la linéa de demarcacién entre cultura y nati raleza no en los instrumentos y enseres, sino en el Tenguaje srticulado, Es ahi, verdaderamente, donde se produce el salto; suponga usted que nos encon- ‘ttamos, en un planeta descomocido, seres vivos que fabrican herramientas; pues bien, no podrlamos es tar seguros, por ello, de que perteneciesen al mismo orden que los humanos. En verdad, en nuestro pro- pio planeta Jos encontramos, puesto que algunos animales son capaces, haste cierto punto, de fabsi- ‘car herramientas 0 rudimentos de herramientas. Sin embargo, no creemos que hayan efecruado 1 paso de Ia naturaleza a Ia cultura. Pero’ imaginese que diésemos con seres vivos que poseyesen un lengwa- je, todo Jo diferente que se quiera del nuestro, pero ‘que serfa traducible al nuestro; asi pues, sexes vivos con Jos cuales nos podrfamos comunicar.... GG Un lenguaje de signos 0 de palabras... eval- ‘quiet lenguaje... ¢ 1-8. Cualquier lenguaje que usted pueda con- cbir, pues lo propio de un lenguaje es ser tradu-) cible, pues sino, no setfa un lenguaje porqué no serla un sistema de signos, necesariamente Suir, Jente a otro sistema de signos por medio de una transformacién. Las hormigas pueden conseriir pax acios subterrineos extraordinariamente complicados, entregarse a cultivos tan complicidos como el de los hongos que sélo en una determinada etapa de 133 su desarrollo, que la naturaleza no realica esponté- eamente, pueden servirles de alimento, no obstan- te lo cual no salen de la animalidad, Pero si fuése- mos capaces de intercambiar mensajes con las hor- migas y de discutir con ellas, la situacién seria completamente diferente, estarfamos en el orden de Ja calrura y ya no en el de Ja naturaleza, Gc gTodo problema es, pues, de lengusje? ©. Ls. Creo que todo problema es de lenguaje, ‘como deciamos en el caso del arte. El lenguaje se ‘me manifiesta como el hecho cultural por excelen- ‘ia, y esto por varias razones; en primer lugar, por- que el lenguaje es una parte de la cultura, una de esas actitudes 0 hibitos que recibimos de la tradi- cién externa; en segundo lugar, porque el lenguaje ‘es el instrumento esencial, el medio privilegiado ‘por el cual asimilamos la cultura de nuestro grupo... tun nifio aprende su cultura porque s¢ le habla: se le regaiia, se le exhorta, y todo esto se hace con palabras; por ‘iltimo, y sobre todo, porque el lenguaje es la mis perfecta de codas las manifestaciones de orden cultural que forman, de alguna manera, sistemas, y si queremos comprender qué ¢5 lo que son el arte, Ja religién, el derecho y quiz inclusive la cocina 0 Is reglas de Ia cortesia, habs’ que concebirlos como c6digos formados por la articulacién de signos, con- forme al modelo de la comunicacién lingistica, GG gPermite esto pensar que In poesia nacié antes que las demis formas de arte 0 que. por lo ‘contrario nacié despnés? Esta poesia, que es poe- sia de lenguaje més. purticularmente que Jas demés formas de arte? 134 © 1-8. No entiendo la necesidad de tal conexi6n. 1a utilizacién del lenguaje con fines poéticos podeia sez inclusive més dificil y més compleja que otms formas estéticas, puesto que éstas utilizan y combi- nan, a la manera del leaguaje, msreriales brutos, mientras que la poesia 1o hace en segundo grado, ‘con materiales proporcionados por el lenguaje mismo. GC, Ast pues, el lenguaje es lo que caracteriza a la cultura, es Jo esencial de la cultura, No hay problema mas que de lengusje. Pero no hay pro- blema més que de naturaleza? ©. L-8,jBs0 dependeri de los problemas que us- ted plantee! . :No se seduce todo problema al examen de tun’ aspecto de la naturaleza? 1-8, Beta es, de ntievo, una cuestién de defi- nicién. Si entiende por maturaleza el ‘eonjunto. de las manifescaciones del utiverso en el cual vivimos, es bien seguro que la cultura es también una parte de Ia naturaleza, Cuando oponemos naturaleza y ‘cultura, entendemos el término naturaleza en un sentido més limitado, que concierne a lo que, et el hombre, es trasmitido por Ia herencia biolégica, Desde este punto de vista, naturaleza y cultura se ‘oponen, puesto que la culmra no proviene de la herencia biolégica, sino de Ja tredicién externa, es decir, de Ia educacién, Ahora puede usted decir: Ia cultura misma, el hecho de que haya hombres, que esos hombres hablen, que estén otganizados en s0- ciedades, que se distingin unas de otras por costumn- bres e instituciones diferentes, todo esto €s, desde un deerminado punto de vista, una parte de Ia na- 135 turalera, y tiene usted derecho a postular —pero €$ una concepcién metafisica— la unidad y la ho- mogeneidad de esta naturaleza, Y desde un punto de vista prictico, no es obligatorio hacerlo, pues Ja Giencia nos da de Ja naturaleza, all menos provisional mente, una fepresentacién que podriamos lamar “hojaldrada” y en la cual aparecen discontinuidades ‘entre Jos niveles, de tal manera que Ja discontiqui- dad entre namuraleza y cultura, en el sentido del et- ‘nélogo, quizé no sea sino una entre varias: la que fos permite delimitar practicamente nuestro campo de estudio, GC, (Una discontinuidad debida a la naturaleza ‘0 all lenguaje? © L-S, Desde un punto de vista metodolégico, ef Jenguaje mo pertenece al orden de la naturaleza. GC Pero mo puedo examinar la naturaleza més que con el lenguaje. ©. 18, Sin duda, y la clencia misma, que estudia Ja naturaleza, es un hecho de culeara, GC. Entonees, cuando observo una discootinui- dad, ze6mo puedo estar seguro de que esti en la faturaleza y oo en el instramento con el cual la examino? © L-S, Me hace grandes preguntas, preguntas fi- loséficas, indudablemente importantes © interesanti- simas para el filésofo. Pero si el etnélogo se dejase obsesionar por problemas de esta clase, se transfor- maria en fildsofo, y ya no hare etnologia Su papel {¢5 mas modesto. Consiste en trazar tin sector, que 5 el conjumto de los fendmenos culeurales, y, a este campo, ef etnblogo se asigna una tarea com 136 7 parable a In del boténico, el zodlogo o el entomé- Jogo, una varea de descripcién, de clasificacién... Ciesto es que no aos prohibimos, en nuestros mo- mentos de ocio, plantearnos los grandes problemas (aun cuando no Jo quisiésemos, no podriamos me- nos que plantearlos) tal como usted Jos plantea, pero son problemas exteriores a la ctnologia. Ea efecto, si lo que yo decia hace un momento ,es verdadero, a saber, que el criterio mismo de Is cule tura ¢s el Jenguaje, el problema que usted plantes viene a set el problema del origen del lenguaje. Sabe usted que esta es la vexata quaestio por exce- lencia, y los filésofos, desde hace mucho tiempo, han tropezado con Ja conttadiccién de que el len- guaje no ha existido siempre y de que, por otra Parte, no se comprende que hays podido nacer, puesto que no basta, para que nazca, con que al- goien invente el discurso, sino que es necesario también que el que tiene delante comprenda qué ‘es Jo que uno se esté proponiendo decile, El dia en que hayamos resuelto el problema del origen del lenguaje, habremos comprendido cémo. puede inser- tarse Ia cultura en Ja naturaleza y como ha podido producitse el paso de ua orden al otro, Pero el pro- blema no es etnolégico, pone en cuestin la dife- rencia fundamental entre el pensamiento del hom- bre y el del animal, la estructura del cerebro humana, y Ja aparicién de una foncién especificamente hu- mana, que es la funcién simbélica... Es ée un pro- blema psicolégico, ¢ inclusive anatSmico y fisiolé- gico, en la medida en que Ia estructura del cerebro y su modo de funcionamiento tendrén que ser ne- 137 - % tiguas y mds humildes, han conocido el lenguaje articulado, que la aparicién del lenguaje coincide plenamente con. la sparicién de la cultura y que! ‘Pot esta misma raz6n la solucién no esth en nos- oirds. En nosotros, el lenguaje esti dado. Anprono on litoarte, a+ de F-ls ‘Horeocaertl Ga cuscnavtcn 68) © mbalco 47, dute 10 de saptiendce ae 1971 dos mi ajenptaces

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