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ALEJANDRO B. ROFMAN LUIS A. ROMERO : SISTEMA SOCIOECONOMICO Y OSAKA BGI Cor NE Amorrortu editores LIBRO DE DISTRIBUCION GRATUITA, PROHIBIDA SU VENTA MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACION DELA NACION Sistema socioecondmico y estructura regional en la Argentina Nueva edicion actualizada Alejandro B. Rofman Luis A. Romero Amorrortu editores Buenos Aires Red Federal cites Doren Ministerio de Cultura y Bduaciin de a Nac {81 Sistema socioecondmico y estructura regional en la Argen- fina, Alejandro B. Rotman y Lais A. Romero © Algjandro B, Rotman y Lais A. Romero, 1979 y 1996 Primera edicién, 1973; primera reimprosién, 1974; segunda reimpresiGn, 1990; segunda edicién, 1997; tervera edieién, 3098 Unica edicién en castellano autorizada por los autores y de- bidamente protegida en todos las paises. Queda hecho el \depésito que proviene la ley n° 11.728. © Todos los derechos de la edicién en castellano reservados por Amorrorta edito- res. A,, Paraguay 1225, 7 piso, Buenos Aires, La teproduccién total o parcial de eate libro en forma idén- tica 0 modificada por cualquier medio mecénico 0 elect nico, inchiyendo fotocopia, grabacién o cualquier sistema de almacenamiento y recuperacién de informacion, no autori- ‘zada por los editores, viola dorechos reservados. Cualquier Utilizacién debe ser previamente solicitada. Industria argentina, Made in Argentina ISBN 960-518-222-8 Indice general 9. Prélogo a la segunda edcién 18. Prdlogo a la primera edicién 15 Primera parte. El marco tedrico 15 Introduceisn 19 1. Bl funcionamiento real del sistema internacional 28 2. Factores constitutivos y condiciones de fancionamiento del sistema internacional 87 3. Estructura decisional en la sociedad dependiente 38 4. Les modalidades de la vinculacién entre las cstructuras de poder y decisionales en las relaciones de dependencia 45 5, Sistema decisional de una sociedad dependiente y ‘su vinculacin eon el fenémeno espacial 64 6, Conclusiones 67 7.Elanilisis histbrico 73 Segunda parte. El mares histérico 73 Introduccién 15 1. Primera etapa: La Argentina eriolla 75 1. Elsistema internacional 77 ZElsistema nacional 90 8. Laconfiguracién espacial 108 4. Configuracién del esquema urbano 100 2, Segunda etapa: La producein de bienes primarios exportables (1852-1930) 109 1. El sistema internacional 113 2 El sistema nacional seventies fell 129 MT 154 155 167 188 208, 208, 215 mL 251 281 287 824 8. La configuracién espacial 4. La estructura de centros urbanos 9, Teroora etapa: La sustitucién de importaciones (1930-1952) 1. La estructura de poder 2. El proceso de sustitucién de importaciones ‘9. Las disparidades interrogionales y la estructura de centros urbanos 4. Cuarta etapa: La penetracién del eapital internacional (1952-1970) 1. La formacién del Estado autoritaria y modernizadar 2. La aocidn de las inversiones extranjeras 3. Los responsables de las decisiones ¥ su comportamiento espacial 4. Laestructura urbano-regional resultante Conclusiones 5. Quinta etapa: Crisis y resurrecvin de la demoeracia, giobalizacicn econémica y exclusin sovial (1978-1995) 1. Lacrisis dela demoeracia (1973-1976) 2. E] autoritarismo y la rogresividad eoonsmico- social (1976-1983) 3, Larestauracién democritiea y el fin de Ins ilusiones (1983-1989) 4. La reestructuracin econémica y social y el Ajuste Expansivo (1989-1995) 5, La euestiGn urbano-regional en la era del Ajuste y 1a Reestructuracién Productiva 6. Conclusiones Prdlogo a la segunda edicién. La primera edicién de este libro data de julio de 1973. En el toxto del prélogo correspondionte se aflrma quel ean- tenido del libro se ha estructurado a partir de un anlisis critico de la metodologia tradicional de los estudios histé- ricos argentinos. Hsta segunda edicién no pretende m ficar, en lo esencial, ese enfoque central En primer lugar, e propésito fundamental de esta ediciin ‘es incorporar, a 23 aiios de la entrega anterior, un ultimo capitulo que dé cuenta de los procesos histérico-espaciales transcurridos en este casi cuarto de siglo. Esta actuali ign posibilitard que el lector pueda disponer de un material al dia, que suponga una evaluacién temporal de procesos ‘que, acaecidos luego del eierre de la edicién anterior, son sanalizados con una similar apreciacién toérico-metodolé- ‘gica que la incorporada al rosto del texto. [En segundo lugar, Ia tarea de produeir este tiltimo ea- pibulo estard a cargo, en forma exclusiva, del firmante doos- ‘te prdlogo. El otro coautor del resto dal libro ha aceptado de- Jegar esa responsabilidad, en una decisién compartida y consonsuada, por lo que todo el matarial del eapitule quinto, integrante de la segunda parte, debe ser atribuido entera- ‘mente a quien suscribe esta nota. En tercer lugar, el inicio temporal del anilisis ha sido Ievado a 1973, afio de la restauracién constitucional y del ‘omienzo dena nueva politica econsmico-social. De este mo: {do se puedien apreciar los cambios on el modelo de desarro- Io dominante, que no tuvo variaciones dignas de mencisn (en el periodo transicional 1971-1972. En cuarto lugar, para este tiltimo capitulo se va amante- ner, en sus aspectos generales, el enfoque tedrico-metodo- 1igico previamente adoptado aunque la evolucién de Ia so- edad nacional e internacional en el iltimo eaario de siglo obliga a revisar cuidadosamente y, por ende, a actualizar dicho enfoque. Es por ello que entendemos es preciso agre: {gar ciertos ajustes, a fin de reconocer la nevesaria puesta al dia del esquema metodolsgico: 1. El marco global, centrado en relaciones de poder desi- .guales, propias del modelo de desarrollo capitalista a escala internacional y nacional, conserva lgitimidad y aebualidad. Corresponde, en eambio, aceptar que se han verificado sig- nificativas modificaciones en Jas eircunstancias histéricas, yen los procesos interno y externos y sus protagonistas, 2. El modelo utlizado, basado en el andlisis histérico de dichas relaciones desigualas entre paises, regiones y actores sociales, pone especial énfasis en los fendmenos de origen ‘econémico. Sin dejar de reconocer la valides de tal presencia central, estimamos imprescindible enfatizar los procesos de corigen politico, que a veces asumen autonomia de lo estric tamente econémico, oque, en otras casos, no sempre coinei- den estrechamente con los intereses del poder generado @ partir del accionar de los agentes produetives. 8. Kn Ia presentacién tedrico-metodolégica también do- seamos revisar la concepcién que hace descansar casi fun- damentalmente en los prooesos de origen externa la raiz de Ja dindmica de acurnulacién interna. Asi, no es posible des ‘conocer que, a partir de mediados de In década de 1970, el incesante ineremento de la deuda externa y sus condicions- ‘mientos han impuesto una Idgica a dicho proceso de acum lacién previamente dasconocida en Ia historia econémica, social y politica argentina. A partir de tal légica se han aco: tado las mingenes de manicbra del Estado argentino para ‘operar con autonomia. Este proceso ha ido acompatiado del ‘surgimiento de poderosos agentes coonémicos locales, con clevada responsabilidad en el perfil del procaso de crecimien- to y en su ulterior distribucin entre os distintos sectores sociales, Bs por ello que otro ajuste imprescindible en el mo- delo de interpretacién del modelo dependiente implica valo- rizar, en su real magnitud, la incideneia de los nuevos seg- ‘mentos de actores sociales de significative poder decisional, ‘riginados en la matriz productiva interna. 4. Finalmente, deseamos revalorizar el concepto de frontera», que adquiere especial importancia si se atiende alos emergentes procesos de Ia internacionalizacién del ‘modelo econdmico dominante, do la globalizacisn de las re- 10 lnciones econémico-financieras y de la paulatina desapari- cin de las barreras a todo tipo de interearbios entre pai- ses, La permeabilidad de la para su uso, y recepeisn, en las mismas areas, de un creciente flujo de excedente econs- _mico generado en las regiones de inversi En este proceso, las poleas de transmisién del sistema Inversién-apropiacién-generacién-remisin del exoedente son ‘aquellas unidades dominantes en el mercado, las que irn constituyendo, a través del tiempo, formas cada vez mas complejas hasta culminar en las empresas multinacionales del presente, De este modo, el fendmeno de insereién de las antiguas colonias en el sistema de relaciones eapitalistas se realiza por medio de vinculaciones directas entre agentes del siste- ‘ma provenientes de los paises de répida industralizacién y ‘isins de eupitalizacién priv basada en le expllacin del eomerco ‘nda senor incorperaiin de ampiag mass traknadnras aps hein ada ue inp dan cg > de estos piss, Thentanio Dos Sanna, Dopondoniaycombio soa Snatogo de Cle 1900 pig 17 Py Jas oportunidades de inversién abiertas en las regiones que progresivamente se incorparan a dicho sistema? La sustraccidn de excadente econsmico a escala interna cional se funda en las relaciones de explotacidn, inherentes al funcionamiento del sistema capitalista que se implanta, La transferencia del excedente que se origina en el drwa periférica debido a las relaciones de explotacisn plantoadas «en el modo de produccién capitalista serealiza entre empre- ssasde la regidn dominada y empresas dela regién dominan- te, aun cuando juridicamente pertenezean al mismo grapo propietario. Eis que, ecuando se habla de relaciones entre regiones, obviamente se alude a las que los hombres de una regién ‘mantienon eon los do otras».|° Aunque parezea superfiua la aclaracién, o! principio de considerar a las relaciones de dominaeién y sus eorrespondientes efectos como gencradas por quienes operan dentro del sistema capitalista, tanto en ‘1 centro como en la periferia,diflere sustancialmente del ‘quo postula vinculaciones entre paises o regiones. En este ultimo caso, la ruptura de la vineulacién supone la ruptura de larelacidn centro-periferia. Kn el primero la desigualdad cexplicada esta inserta en un determinado eomportamiento del modo de produccién capitalista, Solo si este es supera- do desaparecen las causas generadoras de la citada desi- gualdad. 2. El segundo factor se relaciona con Ia desigual distribu cidn de las ventajas derivadas del proceso de intereambio comercial entre los intograntes del sistema internacional. Dadas las limitaciones en la dotacién de materias primas y alimentos, en los paises quo encabezaron la Revolucién Tn- dustrial funcioné, desde principios del siglo pasado, un me canismo de divisién internacional del trabajo. Este meca- rnismo asigné a ciertos siatemas la funcidn de proveer de productos primaries al mereado mundial y a gtros Ia de ofre cer bienes manufacturados en cambio. Esta desigual asig nacién de funciones, sobre la base de supuestas ventajas comparativas, produjo histérieamente una traslacisn del ° Se opera asi uns artisulacin entre faintness dminantat em los ‘anton hepaaniie yee never derinass en es scedades dep Alapta, CLT Dos Sate, op. ies pa 30. "Palo Gonziea Curnova, Sool de a epitacisn, Mico, 1970, cexcedente en un solo sentido, entre ambos subsistemas de los benelicios del comercio internacional. Este fendmeno ha sido estudiado en profundidad por trabajos de la CEPAL, ‘que lo han cuantificado para el drva latinoamericana y, con. ‘temporsneamente, en los ensayos acorea del «intercambio 0 dominan- tas, Los otros, los socios menores en la disteibueién de los recursos que se generan a escala internacional, son las lla ‘mudas naciones sporiférieas» o deminadas. Esta dicotomia centro-periferia implica en su misma de- nnominacién la posieién que cada integrante del respective ‘subsistema ocupa con relacién a la forma de apropiacién del ‘exoedente econdmico. La faneién que cada subsistema tie- re asignada en el sistema coonémico intemacional resulta, fentonces, una variable dependiente de la forma como viene ‘operand tal sistema. En la expresién de Sunkel, las rela- ciones econdmicas internacionales constituyen probable: ‘mente el elemento central de explicacién en cuanto a la con: formacién de las eeonomias «perifricass.!® ‘Sin embargo, la interpretaciin y el andlisis de este pro- ‘eso histdrico de desigualdad internacional no juede expli- ‘arse sin la necesaria inclusién de las relaciones de poder ‘econémico-scciales, +E anilisis de economia central y economia peritériea no se refiere sino a una funcisn eondmica. No nos dice na da, en cambio, de los procesos sociopolitieos, ni hace ningu- na referencia a los procesos de dominaeién en las economias periférieas ni a los procesos y estructuras de dominacién ¥ ssubordinacién en el contexto internacionals.1® En Ia misma direccién se expresan Cardoso y Faletio cuando puntuali- zan que la dindimica de la estructura econémica no puede “Srbipips 448 "6 tums Vasco sa dependence como una eategira isis ara ol spss del deseo atinoerisney, Revata Vaca de Panos (htm, Carsas, = 62.88, novi iene de 170, po. 2 2 ser entendida dentro de su exclusiva dimensién, sino que es nevesario enconirar un spunto de interseccidn en el que el poder de generacién del desequilibrio econémico sea expre- sado como dominacidn social, pues es a través del proceso politico como euna claseo grupo econémico intenta establocer un sistema de relaciones sociales que le permaiten imponer ‘al conjunto de la sociedad wn modo de produccién propic».1? Detris del enfque puramente sectoral, y coma eon sionante esencial, operan otras catagorias de anilisis, Su {importancia radica en que no solo explican ol fendmeno.eco. ndmfoo descripto sino que a su vez permiten estudiar el comportamiento de todo el sistema social. Funcionando es- te sistema como un proceso ininterrumpido de relaciones entre las distintas dimensiones que lo componen, es preciso snalizar el todo para comprender eabalmente cada una de. ‘sus partes.18 ‘Las variables que es necesario introdutr a tal efecto son tres: hog BI mode de produociin de la formacisn social espe 5, Biotama de poi opera tanta a eal nacional como internacional. 8 : " 3: Esiotama donna de dacisiones, qu xt condicion do pr ls formas de partiipecn deus ntgrantas oa antl de in mecanisinos dain Para incorporr ext nuova variables prio rece pitular las conelusiones previas. = Afrmabamos qe alc center : ria en i e Aesenvelecl sistema interacial en uaa ens TE St Falta b.2 nn opin eperentamentecntadcoria con a incapaida dl sulin ssorialcomo mare eplstiv utes copa a Scromiin rts on his Sonny cei ‘nent slo presenta reel do matey lost ost oa 4a reel rein alte rt done ms grea ae eine hectare trasadan laitlieneaa de eae tinal corrependenci tise lntora pie del stinoosatee ‘eral de rari uprima In eplct ean eset detecrinad ive gall a nes de raai sapere epee vail. Bn res plaray assis ces lncnes sco cian el ssama gob entranon lance eee oh me mato de referencia ml undies del aur apse an sila ER Broke once pe a. 30 ceonémico supone una jerarquizacién de los roles de sus ‘componentes. La earactoristica esencial de tal relaciin es ‘que ella se desarrolla en un plano de subordinacicn, En efecto, el predominio de un grupo sobre el otro consti- tla, segtin el analisis previo, condicién fundamental para ‘asogurar en el tiempo la permanencia del mecanismo de re- parto desigual de la riqueza. Este mecanismo estaba ins cripto y tenia asegurada su perdurabilidad en el sistema de relacidn de produceidn capitalista imperante en el espacio donde se manifestaba el fendmeno dela desigualdad inter~ nacional. La subordinacién, como aspecto sallente del proceso, surge asi como corvlarioligico de un sistema que la necesita para asegurar su continuidad. Por otra parte, otra de las condiciones hisicns de super. ‘vivencia del sistema sociooconémico era y es procisamente la generacidn de mecanismos adecuados de control que per rite regular favorablemente el proceso de apropiacisn ininterrumpida de recursos por el subsistema de naciones ‘mis favorecidas. Et hecho de la subordinacién y las correspondientes fun- ciones de control suponen la existencia de estructuras que desempefian ambos cometidos. Estas son las estructuras de sen el andlisis de la estructura del sistema eapitalista y de su comportamiento a escala internacional donde se puede reconocer en amplitud el modo como tiene lugar el or denamiento jerarquico entre sistemas nacionales. Para ello fs preciso estudiar imo se ejeree el poder, através de qué estructuras, y mediante qué sistema de toma de decisiones seo lleva a la practica. Atal efecto, y para coincidir con el lenguaje en uso, se ‘acopta, como concepto de suberdinacisn jerdrquica a escala, internacional, el ya difundido de dependencia externa, En la version de Quijano la dependencia es un sistema particular de interdependencia on el universo capitalista, dentro del cual un sector es dominante sobre los dems. Esta definicién se corresponde con las formulaciones ya realizadas en esta exposicin. 2 pnb Quiino, sDependona carb sail y urbanzneinen An ic Inti, Saning de Chl, 1557, pug 9 Galmeoge) aL Alrespecto, Adams expresa que dicha estructura, asim Jada a un domingo de poder, se plantea a través de una rela ® supone una acentuacicn de los fendme- nos vinculados a la posicién de wenclave» dentro de la es- tructura econémiea, Una medicidn del efecto sobre el espacio de las decisio- nes empresariales vineuladas al poder externo y al sistema nacional dependiente sin una evaluacién de su papel mono- pico yde los apoyos que le garantizan la perdurabilidad de dicha funcién se torna, asi, incompleta para el anilisis. Bl enfoque previo abordé, en forma general, el mecanis mo de las decisiones empresariales y sus efectos a escala cespacial. Asi, se afirmaba que los responsables weonscien- tess de las decisiones pueden, ademas, ejercer efectos de coneentracién 0 aglomeracién en ciertos puntos del espacio ‘nacional, a pesar de que en tales nicleos no se hayan locali- zado especificamenta las inversiones antes caracterizadas ‘como multiplicadoras del crecimiento urbano-regional. Ello —deciamos— invalida el enfoque tradicional, que presenta las relaciones econémicas entre los distintos ac- ‘ores como iniciadas y finalizadas en el mismo punto del espacio. “Es decir, tanto a los oferentes de capital como a los que ‘venden su fuerza de trabajo se los supone pereibiendo Ia respectiva remuneracién y efectuando el correspondiente gasto sin modificar su localizacién. El supuesto que funcio- haba detris del ansilisis era el de imaginar el subsistema regional como una unidad econdmiea espacial totalmente cerrada. ‘Pero, como es sabido, ello no es asi en tanto se prodhicen permanentamente transferencias espaciales de mereancid y recursos financieros do un subsistema urbano-regional a ‘tro. Estos flujos permiten que determinados puntos favore- cidos por un proceso acumulativo de inversiones no logren ‘retener el total de los nuevos ingresos generades en tal loca- Tizacin, favoreciéndoge en cambio otras nticloos del mismo ‘ distintos subsistemas regionsles, donde residen los recep tores de dichas transferencias. ‘Este mecanismo de difusiin espacial, a través de canales estructurados por ls encargados de tomar decisiones, es otra de las causas del proceso circular de acurmulacién espacial. ‘Toque se consume o se invierte en una determinada lo calizacién proviene de lo que se produce en otra Estariamos, entonces, ante la presencia de un efecto de tipo esecundario», para diferenciarlo del anterior, al que po- u wobteneién ma- teria prima-transporte-industrializacin» de la actividad correspondiente, Este fendmeno se vincula estrechamente on los procesos productivas de origen agropecuario, desti- ‘nados a proporcionar materias primas y especialmente ai ‘mentos a la demanda instalada en los paises centrales, o a Js actividades manufactureras contempordneas, con locali= zacién en los grandes conglomerados del sistema urbano nacional. Una detallada evaluacién del mecanismo funcio- nal de este proceso permite observar amo el sector dom nante esta instalado sélo en posiciones clave dentro de la estructura decisional de la secuencia eitada, desligindose de muchas funciones con Ia seguridad de poder mancjar u orientar a los directivos que las curnplen, En la medida en que los procesos clave son los de carée- ter sgerencialy, usando una denominacién muy ilustrativa, estos deben ubicarse en los puntos de recepeidn y transmi- sidn del sistema decisional dominante. El desdoblamiento e funciones hace que los productores nacionales deban ge- nerar los bienes exportables los inumos para la actividad de transformacién. En el primer caso, la comercializaciGn, Ja financiacién, Ia red de transporte y la exportacién etn, directa o indinectamente en manos de los encargados de to- ‘mar decisiones pertenecientes a la estructura de poder do- Usamoa ol concept de centri enindolo lo oxpestoen la teoria respective ya también pode treaadaree coal pow sontelen, 52 rminante. En el segundo, la tecnologia, l financiamiento del producto manufacturado y l mismo proceso de industrali- zacién quedan en manos del grupo dominante, ‘Una visualizacion del sofecto dominaciéns sobre la soce ‘dad nacional global o sobre cualquiera de sus subsistemas regionales puede llevar a conclusiones errdneas, si se pre tende efectuarla cuantificando el origon wexterna» en el to tal de las actividades econdmicas involucradas en el funcio- znamiento de enda sistema o subsistema, En los casos que nos ocupan, desde el punto de vista nu- rico, los grupos o actores individuales que xpertenecens directamonte a Ia estructura de poder dominante pueden ser muy redueldos. Por supuesto que ese grado de participa- cidn ha de depender de la tecnologia utilizada y dea capaci ‘dad de los grapos nativas para intogear etapas del proceso ‘econémico dirigido desde los paises centrales. Sin embargo, ‘studios cantempordneos parooen indicar que este fendme: no de la participacién crecientemante menor de los repre- sentantes de la estructura de poder dominante externa 0 interna en las actividades més destacadas del subsistema econsmico de los paises dependientes es estadistieamente observable, aunque su real influencia tionda a expandir- se. Esta evidencia tiene su contrapartida en el esquema ‘espacial que genera. La productién agropecuaria, por ejemplo, es realizada por propietarios «nativos» independientes. En el sector ‘meridional de Amériea latina, los cereales, el ganado y el café son desplazados a puntos de salida al exterior donde Ja comercializacién, el financiamiento de las cosechas y de Jas exportaciones, cl traslado de los bienes desde el sistema de transporte terrestre al maritimo y la ulterior movilidad en bodegas transocednicas esta generalmente reservada a encargados de tomar decisiones del sector externo, Como ya scha dicho, esta participacin puede ser minima, con la con- {dicién de controlar todo el sistema, a través del mecanismo de precios pagados al productor y la fijacién de precios mo- nopilioos en las actividades de conexién entre centro de pro- dduccién y centro de consumo. 5 catso Furtado lo afima en La concentrcién dl poser eonimio en log Betas Unidony sus proyectos on América latina, Buenos Aue, 1800. 53 Desde el punto de vista espacial, nuevamente, el lugar central donde se concentran las funeiones previamente enumoradas es el que percibe los «efectas-concentracién» favorables. Ks la cabecera de salida al exterior la que se be- zeficia con la mayor parte de las economias externas act ‘muladas, compartiéndolas con centros de rango inferior que resinen menor cantidad de funciones centrales, pero que también actian como intermediarios entre los mercados pproduectores y los vinculados al comercio externo. Sin em- Dargo, Ia inversién principal y multiplicadora, cuando es externa, adopta detorminadas modalidades que merocen tun anailsis més amplio en funcidn del respective efecto es. pacial Una tipologia de las formas de aceién de las inversiones externas podria consistir en:>® 1. Inversisn directa. La inoorporacién de recursos y bie- nes de capital en actividades ligadas a la infraestructura bésiea, el sector financiero, Ia comereializacin y la produccién de bienes de-consumo e intarmedios ha sido la ‘odalidad tradicional en el proceso de inversin externa con el sector puiblice de ada sistema nacional 0 adoptan directamente mecanismos compensadores de estos adicionales a los costos de comercializacién. Estos mecanis- ‘mos pueden ser la apropiacién total o parcial del mercado de exportacién, la fijaciin de procios reguladas para la adquisi- «ion de los productos de expartecién en el mercado interno, Ja extensidn de concesiones de explotacién de los recursos naturales, normas de contrataciin de mano de obra, ete. O sea que transfieren en forma total o parcial los efectos de la presién impositiva hacia los componentes de los estratos mas bajos en las estructuras dominadas de cada sistema nacional. En el caso argentino, la particular estrategia de contra: tacién de mano de obra en los frigorifions exportadores y el sistema de adquisicién de las carnes y los cereales a los pro- ductores que prevalecié hasta mediadios de a década del cus renta son ejemplos ilustrativos ELanalisis del tercer factor se articula con el grado de ef- céencia con que el sector decisional politio cumple su papel de integrante de la clase dominante, El fendmeno de transferencia de recursos del sector pri- vvado al ptblico, antes analizado, tiene lugar cuando preva: Jece una estructura econdmica poco diversificada, con uno 0 ;pocos productos de exportacién. Ello supone, en principio, luna economia de senclaves oque, al menos, noha trascendi- oa niveles donde los procesos manufacturados adquieren ‘mayor participacién relativa, zn este tipo de sociedades globales, la misién baisica del poder puiblico consiste, en general, en preservar al sisterna de dominancia de todo posible factor de debilitamiento, Los reeursos de que dispone, obtenidos por el procedimiento ya explicado, se invierten en sreas donde distintas funciones s» se destacan. El poder de poliefa y las funciones administrativas, raservadas en este esquema al sector pu biico, coinciden especialmente en pocos puntas de eardcter central con respecto al mercado nacional. Las obras pbli- 68 ‘cas montumentales, los edifcios para el aparato administra- tivo, ete, erigidos en eorrespondencia eon Io antedicho, se ‘construyen oon las fuentes financieras provistas por el is- tema impositive analizado ‘Se opera la transferencia interregional porque las reas donde se extraen y producen los productos primarios no ‘oineiden eon elo las pooos puntos en el espacio hacia donde se dirigen los gastos de eonsumno e inversién del sector pie blieo. ‘Cuando la sociedad global se complejza y su estructura productiva sediversifica, aunque desigualmente, el aparato estatal no eesa en su actividad redistributiva a nivel espa: cial de los recursos que recauda a través del sistema imposi- tivo u obtiene por via de préstamos internos o extornos. ‘Si bien la fuente de financiamiento presupuestario se ‘modifica con respeeto al period anterior, dado que la inci- dencia de los impuestos al comercio exterior disminuye, el gasto estatal conserva iguales objetivos. Més adelante se ‘analizardn las modalidades que adopta dicho gasto ylos mo- ‘mentos en que tiene lugar. ‘Los agentes decisionales caracterizados como directa ‘mente vinculados a Ia estructura de poder dominante deben ser analizados, en un estudio empitico, desde el momento de Ia integracin del sistema econsmico dependiente al me- ceanismo puesto en marcha por la divisin internacional del ‘trabajo, Es decir, el fendmeno hasta ahora descripto corres: ponde al funcionamiento del sistema econdmico mundial cuando la Revolucién Industrial de fines del siglo xvtt y _Principios del xtxexige alas naciones europeas y, mis tarde, ‘a Estados Unidos, en plena expansién, la obtencién de bie res de origen primario en las éreas donde se los produce con vventajas comparativas, o contempordneamente cuando se ‘opera el proceso de industrializacién dopendiente de bienes de consumo, intermedios o de produccicn, Lacaracterizacién precedente deberia ser modificada, al ‘menos en parte, scl estudio abarease épocas anteriores. So- bre todo habria quo incorporar as decisiones adoptadas por las potencias imperiales con relacién a la estructura admi- nistrativa que implantan en las éreas colonizadas. Estas dd sistema nacional dependiente, dada la relacién que ya se ha explicado. El analisis ira fijando: 1) el comportamiento de las es- tructuras de poder dominantes y dominadas; 2) Ias formas del condicionamionto politico, y 8) los niveles de accién de Jas unidades decisionales insertas en Ia estructura de domi- nacién para cada etapa histériea relevante en la sociedad dopendiente. De ahi, este enfoque histérico-estructural per~ ritira pasar a las consecuencias que, sobre el espacio na- cional o regional, tiene el eomportamiento interrelacionado ‘des tres variables antedichas en eada etapa seleccionada. Las decisiones adoptaclas por les actoresligados a las e3- ‘tructuras de poder dominante tendrén un particular efecto © Venn peas dh, Doe Sato td en anata 8 0 en la formacién urbano-rogional, sogtin el peso relative que exhiban, para cada etapa de anélisis. Este estudio secuencial, lovado a cabo en las dimensio- ‘nes econémica, socal y politica, es el tema central del anili- sis espacial argentino que desarrollaremos en la segunda parte de esta obra, n Segunda parte, El marco histérico Introduceién En esta sogunda parte se intenta una caracterizacién de las principales etapas del proceso histérice argentino en funciGn de las hipétesis generalos y variables analizadas en la primera parte, Dentro de cada una de las etapas, cuyos limites ae ajustan alos que son més comnmente utilizados por los estudiasos de la evolucién histérica argentina, he ‘mos analizado en primer términa la configuracion de la ‘tructura social y de dominaciin, resultante no solo del papel ‘econémico que el pais desempefia en el sistema internacio- nal sino también de la intoraccién de los distintos sectores internos, surgidos en muchos casos de situaciones anterio res. En segundo término, sefialamos osmo oper el proceso de inversiones, cul fue su relacién con los factores externos y¥de qué modo peculiar se redefinis su accién, en fein de Taestructura social y de dominacién ya definida, para con!i- ‘urar una cierta organizacién del espacio urbano-regional Un trabajo de este tipo tiene que valerse de manera fun: damental de la bibliografia disponible para elaborar sus conclusiones. Del material utilizada, eabe destacar especial ‘mente, tanto por su valor intrinseco como por la posibilidad do ajustar sus conclusions a nuestro marco de analisis, los trabajos de Tullo Halperin sobre la Argentina crolla," los ‘studios de Miguel Murmis y.Juan Carlos Portantiero sobre la Argentina posterior a la crisis del treinta? y el andlisis ‘que Fernando Cardoso y Enzo Faletto realizaron de la evo- ‘ko Halpern Dongh, ca expanain ganadera en la campafe de ‘Buenos Aiea, Desaralls Beanie 1983, Gueray oolucon, Buenos Agen 1972 Miquel Murmisy Juan Carlee Pertantir, Bstudion sobre os ergenee al pero Baars te, 17 8 Jucién general de Latinoamérica. Estos trabajos, repetida- mente citados, se complementardn con los aportes de otros ensayistas e investigadores, 8 Formando Cardoso y Hnoo Fleto, Dyperdenci ydesarrelo en Amé- rica ating see, 1089. ™ 1. Primera etapa: La Argentina criolla La primera etapa de este anilisis corresponde a la si- tuacidn de la Argentina hacia 1852. Si bien nuestro objeti- vo es la caracterizaciin de etapas dentro del proceso hist- ico argentino, 1a eleccién de cualquier limite temporal fifo fs siempre arbitraria. Hste aio tope —fecha de Ia eaida de Rosas y casi inmediatamente de la sancién de la Constitu- ‘ign—nos serviré para caracterizar todo un periodo cuya fi- nalizacién corresponde al momento en que se produce la apertura de la Argentina al mercado mundial. Esa apertura ‘determiné una serie de proftundas modificaciones intornas, ‘ano de cuyos aspectos ~-la organizacién del Estado nacio- ‘nal—hace referencia una fecha que, obviamente, dice po0o de las transformaciones de la estructura socioeconémica. Deliberadamente nos abstenemos de fijar una fecha para la injciacign de esta etapa, pues nos interesa mostrar un cua dro dela situacisn tal como se presentaba en 1852. Sin em- bargo, es evidente que esa Argentina —la llamada Argenti- nna riolla— so configura claramente a partir del fin de siglo vit; de wh que para el anslisis ya caracterizacién de algu: ‘nos aspectas nos remontemos hasta entonces. 1. El sistema internacional Hacia 1852 cl sistoma internacional correspondiente al capitalismo industrial esta ya clavamente estructurado y son evidentes las jerarquias y primacias que funcionardn Tolargo de todo el sigloxix y buena parte del xx. Un conjunto de paises —Espaiia y Portugal, primero; Inglatarra, Fran: cia y Holanda después—habian afianzado a lo largo de los tres titimos sigios su supremacia comercial sobre el resto de Baropa y sobre el mundo colonial, Las relaciones de depen- 6 dencia a escala internacional se organizaron seqtn las for- ‘mas econémicas del capitalismo comercial, que obtenta los beneficios en el rea de la elreulacién, aprovechando gene- rralmente las diferencias de precios entre las regiones pro- —logre afirmarse realmente, siendo la situacién general de gran Inestabilided. Las estructuras nacionales de dominacién. Hacia 1852 no se ha constituido en la Argentina un Es tado nacional asentado sobre tn sistema juridieo-institu- ional su lugar es ocupado por Ia estructura laxa de la Con- federacién, en Ia que las provincias permanecen unidas, ‘mantenfendo la autonomia y delegando en el gobierno de ‘Buenos Aires sélo el manejo de los asuntos exteriores. Las relaciones entre los estades provinciales fueron permanen- ‘temente conflctivas, no pudiendo eanalizarse las diserypan- clas a través de un sistema institucional; el origen de estas tensiones estribaba en algunos problemas reiteradamen- ‘te repetidos a lo largo de medio siglo. En 1830, cuando las provineias litorales firman el Pacto Federal para oponerse a, Ja Liga del Interior, formada por Paz, fue propicia la ocasion para plantear a Buenos Aires, dcbilitada, una serie de exi- ggencias que implicaban modificar la tradicional politica eco- némica portefi. Litoral ¢ Interior diserepaban en aspectos basics de di- cha politica, Mientras el Interior, con una economia mas diversificnda, debia defender su industria de la competen- cia de los productos importados, el Litoral ganaclero era par- tidario de librecambio, que no solo le permitia obtener mas Dbaratos los articulos de consume sino tambign colocar més fiicilmente sus productos en el mercado exterior. Entre las provincias litorales fue Corrientes, que tenia una economia diversificada en a que la ganaderia se completaba con pla taciones de azticar, yerba mate, tabace ¢ incluso una incl en piento industria naval, a que asumis el planteo protecsio- rista, «Considero la libre concurrencia como una fatalidad para la Nacién —afirmaba el gobernador Ferré. Los pocos articulos industriales que produce nuestro pais no pueden soportar la campotencia de la industria extranjera. Sobre- vviene la languides y perocen o son insignificantes». Y mis adelante: «No se pondrsin nuestros paisanos ponchos ingle ses, no llevardn bolas y lazos hechos en Inglaterra, no ves- tiremos a ropa hecha en extranjeria y demés renglones que podemos proporcionar, pero en cambio empezar a ser me- ros desgraciada la condicién entera de pueblos argentinos, no nos pereoguird la idea de la expantosa miseria y sus ‘consecuenciaa, a que hoy son condenados». Fronte al plan- ‘20 correntino, Buenos Aires asumié la defensa del mis es- trictoIiheralismo econémico. Puesto que la zona mas pu- Jante del pais era ganadera y a ella le convenia el libre- ‘cambio, el resto del pais debia aceptar esa situaeién. Afi ‘maba ol diputado portefio Roxas y Patrén: «/Por qué u esos hombres [del Litoral] se les debe obligar @ comprar caro, y por lo mismo escaso, lo que pueden tener barato y abundan- te, ya distraer una parte del eapital que podrian economi- za? Me respondern que es para que contribuyan al be nestar de otras que no estn en posicién tan ventajosa. Ante todas las cosas se debe inveatigar si es 1a mayoria ola mino- ria quien gasta mas en esta transacci La situacidn de Ferns dentro de las provincias litorales ra excepefonal. Compartian estas con Buenos Aires la mo- fanadaray no crn avorabes a una potion a LrUrrrt—~—~s—~s~—Ss=sSCS hhaya sido ol punto fundamental. No solo eran las rentas el Xinlco ingreso del estado porteio —que le permitia no gr var a los productores pecuarios y conoentrar la carga impo- sitiva en las importaciones— sino que en tarno de las ren- tas se habia formado una verdadera camarilla de financistas ue prestaban dinero al Kstacdio sobre la base de los futuros ingresos aduaneros. Esta forma especulativa de operar del ‘capital finaneiero portefo, basada en el endeudamiento del Estado el eobroa través de os ingresos aduaneres, slo po dia subsistir si Ja Aduana de Buenos Aires seguia siendo la ‘inica habilitada en el pais. 55 Fucron esos financistas, junto con los comerciantes ingleses radicados en In ciudad, los que lucharon para mantener los privilogios de la Aduana portefa; por ellos et gobierno defendis siempre, desde 1810 hasta 1880, la poli- tica de puerto tinieo, que clausuraba los puertos del Litoral, x también la politica de que ls ros interiores no eran nave- ‘ables libremente por los buques extranjeros. Esta politica, {que asfixiaba el desarrollo de las provincias litorales, tuvo ‘su mayor expresién en 1888 cuando, ante la agresin fran- ‘esa, Rosas carr ol rio Parané oon cadenas. En este punto, ln oposicién del Litoral fue estérl hasta 1852. Otro enfrentamiento repetido fue el de Buenos Aires ¥ ‘Montevideo, que desde la época colonial competian como puertos de ultramar. Expresién de esa competencia fueron las posiciones politicas reiteradamente eontrapuestas que asumieron desde 1810. Cuando Buenos Aires fue eriolla, Montevideo se mantuvo realista; cuando Buenos Aires fue unitaria y directorial, Montevideo fue federal y artiguista; luego de 1817, Montevideo logrs independizarse de Buenos Aires, a costa de ingresar en al Imperio del Brasil; Iuego, en ‘tiompos de Rosas, Montevideo fue el baluarte de los emigra- os unitarios antirrosistas, ‘Los grupos dominantes de Buenos Aires pudieron inn poner siempre su hegemonia a las provincias @ eausa, en. {enoral, de su mayor solidex econémica. Esta provenia no solo de las rentas aduaneras” sino tambicn della expansisn, * Law cifra mucstran ol crecimiento dels ventas adunneresdorate el porlodo IBIS.51 Las hrotensdlsminuconercrmesponden Lo ale em ‘ue ol punta de Buenos Aves sa setade pr Dogue etas auras ‘Ake (er por pata opres) isis ‘re.000 816 2am000 1819, mon 1324 Més de 2.200000 1825.27 00.000 1829, 400000 1831 Mis de 100.000, 134 100.000 1800 ‘son ist 1.500.000 isis 2.500.000 186 ‘300.000 sganadera, que colooé a Buenos Aires desde 1820 en una po- sicidn privilegiada en el pais, Bsta hegemonia nacional por- tea adopté diversas formas, seg la peculiar enyuntura y Jos apoyos quo utilizé. Durante el periodo virreinal Buonos Aires pudo reunir —con ayuda de la Corona— su hinter- Janct econémico dentro de un mareo politico; en efecto, el ‘territorio del Virreinata, cuya ereacién consagré el predo- ‘inio de Buenos Aires sobre Lima, fue el del rea mereantil porteria, que llegé hasta los confines del Alto Pert. Durante la primera década de independencia (1810-20) ‘Buenos Aires pretends mantener ese predominio ¥ conso- lidarlo con un sistema institucional unitario (Constitucién, leyes, ot). La declinacisn de su protagonist, la burguesia ‘comercial portefin, signifi el fracaso del intento y la rup- tra de la unidad nacional, on la subsiguiente anarquia y ‘surgimiento de las provineias, En esta elapa, el federalismo artiguista, que movilizé todo el Litaral, fue el intento més firme y consecuente de quebrar la hegemonia portefia La crisis final de ls goblernos nacionales de Buenos Ai- 1s (1820) coincide con el comienzo de la expansién interior ‘porte, basada en Ia ganaderis; en contraste con la deca- ‘dencia de as provincias, esto le dio gran solidex econémica. Por otra parte, el hecho de estar el sector ganadero enrai- zadoen la antigua case gobernante aumenté la cohesin de ‘su poder. El lugar clave que ocupaba en el movimiento de Jas conrientes importadoras y exportadoras Ie asoguré un respaldo tcito del sistema internacional de poder. De ahi ‘que Buenos Aires pudiera articular un dominio de hecho, es ci, sin armazén institucional que lo sustontara, o impo- nerlo a las demas provincias. Tn esta tarea la clase ganadera portefia tuvo aliados, es deci, eoparticipes en el sistema de dominacién. En primer lugar, los terratenientes eantafesinos —que disponian de una gran fuerza militar pero cuya ganaderia estaba exto- rnuada Tuego de largos afios de guerras civilas— proporcio- naron a Buenos Aires ayuda militar a cambio de apoyo eco- 49 cai. c00.000 1851 220000 (hao de Juan Alvares, Lae guerascielnargetinas, Buenos Ae 1966, pg. 61) 87 némico, Hsta vinculacién, que se establecié por primera vez cen el Pacto de Benegas de 1820 (Santa Fe ae compromotié a abandonar la provincia de Buenos Aires a cambio de la en- troga de 25,000 cabezas de ganado, reunidas por Rosas), hizo que Santa Fe se convirtiera en el representante de ‘Buenos Aires entre las provincias litorales (p.e., los gober- nadores entrerrianos fueron sistemticamente santafosi- nos). Durante los periodos en que la ersis y la divisién inte- ‘ior debilitaron @ Buenos Aires y comprometieron su hege- ‘monia nacional, intenté Santa Fe arrebatarle ese predomi- ni. Asi oourrié durante el periodo 1890-35, en que Santa Fe encabezs el movimiento que, a través de ta sancidn de ‘una Constitucién, institucionalizé la coparticipacién de las provincias en los beneficios portuarios. Cuando, a partir {de 1885, Rosas reconstruye Ia unidad interna de la provin- cia, esos planteos pierden fueraa y Santa Fe se somete nue- vamente. En forma algo mas mediatizads, todo el Litoral se wniéa ‘Buenos Aires en funcién de intereses comunes hasicos, para ‘mantener dominado yfraceionada al Interior. Allie facaso de las tentativas unificadoras de Paz, Quiroga, etc, demos- tts la imposibilidad de constituir en las provineias interio- res —debido a la quicbra econdmica, que conducia a la dis ‘grogacién y a Ia atomizacién— un bloque firme capaz de ‘oponerse a Buenas Aires, En el periodo rosista, la solidez y hhomogeneidad de Buenos Aires permitis afirmar ese dorni- no, aunque las expresiones de descontento—en Ia forma de. sublevaciones—siguieron estallando. La Confederacién fue 1a expresidn formal de esta relacién, que era muy laxa en pariencia, pero que basté para asegurar a Buenos Aires la hegemonia politica. Efectivamente, a diferencia de lo que ceurrira mas adelante, el tipo de vineulacién eon el sistema ‘mundial y el grado de desarrollo interior de las fuerzas pro- ‘ductivas no hizo necesario afirmar y sistematizar més ese dominio, La insercidn en el sistema internacional de dominacién La situacién de la Argontina en el sistema internacionsll de dominacién fue relativamente auténoma, sobre tado en. relacién con Ia intensa subordinacién que se dio en la etapa siguiente. Hsta autonomia se relacioné con el grado relati- 88 vvamente bajo de integracién econémica® El sistema mer cant estuvo, desde 1810, en manos de comerciantes brit nicos pero, aunque estaban en relacién con las casas de Li- vverpool, actuaron eon bastante independencia (mas adclan- te se sefialard que no hubo una remisin total de los saldos favorables del comereio). En otto sentido, la relacidn eon ot mercado mundial también fue débil: In Argentina aports ccueros, sebo y came salad, pere los produjo independiente. ‘mente, sin inversiones extranjeras; esa produccién influys ‘muy escasamente en el precio y las fluctuaciones del mer- cade mundial, que tomé en cuenta a otros productores mas importantes, como Rusa. "Esa relativa autonomia ge tradujo.en el plano politico en Ia existencia de una frontera bastante consistente, que ‘permitié a los sectores dominantes locales manejarse mis 0 ‘menos libremente con respecto a las grandes potencias. En festa etapa peanron mucho mais los determinantes internos aque los externos en la configuracisn del sistema de domina- cidn. Surgido de la peculiar articulacin interna de la socie dad, el grupo dominanto pude nogociar con cierta autono- :ia’con los centres internacionales de poder. Esto llegé a sw cculminacién eon las firmas actitudos de Rosns frente a los ranceses, que pretendian desplazar a les ingleses do sus posiciones dominantes en el comercio rioplatense, y en me- zor medida frente a los propios ingleses; Rosas intent man- tener cerrada, pese a los etcasivos bloqucos, la navegaciin de los ros y recaperar el control politico sobre Montevideo, ceabecera del comercio francés. La frontera alta que mantenia Argentina coincidié con su status juridico independiente, que fue decididamente respetado por las potencias coloniales como Gran Breta‘ia, que reiteradamente garantizé la independencia de las na: ciones hispanoamericanas. Ese reconocimiento britinico ‘estuvo acompatiado de una politiea que propiciaba el frae- cionamiento de las antiguas eolonias espafolas —esto se "La tinstade itagracin ne pusdecacrecr ol eho de que oy ma ‘ectcin vel presse Sel med enol fener dela fuer la divin iuarnacianal da trabajo othe proce nla vega mitad {elsiglo Hn doc, eat ln procs reconocs antecedent allan en In.que senteoe en a eape anterior purse dita fo que tien ugar 1 nes del siglo nev tr cana ua ona rip ditendita aeantcion do Jo.que yao enpeinents on fn primera ddcndas dln centaris. advierte muy claramente on la independencia de la Banda Oriental—, para posibilitar un amplio control sobre las pe- ‘quefias y divididas naciones. La Argentina tuvo asi, en ‘gor, un status de semicolon, 8. La configuracién espacial BI onilisis del sistema de dominacién internacional, la eterminacin dela funcin de sistema nacional y a carac- terizacién de la estructura interna del sistema de domina- cién nos parmiten determinar cud fue el conjunte de inver= siones que configuré el sistema espacial argentino, quiches fueron los sujets de dichas inversiones, en qué sectores ine Virlieron y cules fueron los marcos estructurales dentro de Jos cules se produjo a aceién. Analizaremos primero el Li- torel—lareyién que se manifesta mis dindmiea~ yl cel Interior. hated 8.1 El Litoral La evolucién del Litoral en los cion aiios que van desde ‘mediados del siglo xvitt hasta modiados del siglo XIX est caracterizada por dos aspectos: el primero ea el desarrollo del puerto y la configuracién, a partir de él, de una vasta rea comercial. El sogundo es la formacién de una zona pro- ductiva ganadera en tomo del mismo. Este tltimo es resul- tado y en cierto modo subproducto del anterior; de ahi que analicemos en primer término el desarrollo comercial. 2. El sector comercial El sector comercial control —en forma prioritaria has- ta 1810 y en menor medida luego el grueso de las inver- Los sectores comerciales concentraron los resortes del poder en todos los niveles y su accén, en otros aspectos, fue decisiva en la configuracisn espacial argentina, Sin embar- go, esa accin se desarrollé en etapas de muy distinta signi- fcacién, por lo que, para eoroprender la situaclén tal como 90 se dio en 1852, es necesario analizar esquemiticamente su volun a través de las distintas situaciones histéricas. a. Como punto de partida, recordemos que hasta 1776 —legalmente al mena Buenos Aires era puerto eorrado. ‘Teda la rogién ltoral se desenvolvia con una cierta tenden- cia a la autoguficiencia, mientras que la regién dinamica ‘era a del Alto Pert, por Ia plata potosina, que encontraba salida por Lima y que se conectaba con el Interior argentino, ‘No abstante, antes de 1776, fecha de la sancin del Re- glamento de Libre Comercio, Buenos Aires habia experi- mentado un importante desarrollo. Esta vitalidad habia sido posible por el trinaito de mercaderia hacia el Interior, In actividad de los marinos franceses y el contrabando prac- ticado por los ingleses y portugueses desde Colonia, y el arzibo de navios de registro autorizades por los reyes de Es- pafia, Estimulaba este comercio la posibilidad de extraer ‘cueros y, fundamentalmente, plata potosina de la corriente clandestina que fuia hacia el puerto de Buenos Aires. °, Alo largo del siglo xv, la presién de los paises impe- rales, especialmente Inglaterra, que ansiaban incorporar- ‘seal comercio americano (que el monopolio espatiol les ve- ddaba), comenzé a hacerse sentir en el Rio de la Plata; esto representa en nuestro esquema la primera aecisn dela va- viable extarna y tambien la primera vinculacién con el mer- cado mundial. Desde principios de siglo se hicieron presen- tas en esa regién, la mas desguarnecida del imperio espa fol, y también Ia de ms fécil eomunicacién oon el mercado mundial. Buenos Aires, punto clegide por ol sistema inter nacional para ser desarroliado, se convirtié en el puerto de entrada de los productos europeos —en funcién dola neces dad metropolitana demercados— y de salida, fundamental: mente, de la plata potasina, que —ilegalmente primero y ‘oon exclusividad después de 1776—se exports por Buenos ‘Aires. Hacia fines de siglo Ia plata representaba el 80% de las ‘exportaciones por Buenos Aires. Esto nos permite definir ‘laramente el cardeter bisio de las inversiones: a partir de “un centro productar minero, Potasi, cya existencia es ante- rior al siglo xvi, hay una traslacién de excedente al sector comercializador y exportador. Buenos Aires, en este caso, reemplaaé al antiguo centro, que era Lima. a ¢ Bstoreemplazo, que provoea el desarrollo de un contro en un punto antes vacio, se originé en la presin de los con tuus mundiales de decisién, para los cuales Buenos Aires rreunia una sorie de condiciones superiores a las de Lima. Pero, en buena medida, también contribuyé la aecin del Estado motropolitano espaol si bien el ereeimiento de Bue- nos Aires comenzé eronolégicamente antes, fue decisiva la creacién del Virreinato, que incluyé alos terrtorios dela ac- tual Argentina, Paraguay, Uruguay y sobre todo al rico Po- tsi, productor de plata, Esta medida liberé a Buenos Aires del control de Lima y dio vigencia administeativa al hinter- ‘and comercial portefo, inclayendo en él a Potosi. Luego, el Roglamonte de Libre Comercio, que autorizé el eomencio en- ‘tre todas los puertos americanos y los espanol, si bien se- guia excluyendo a los extranjeros y especialmente a los in- sleses, otorgé una mayor flexibilidad a los contactos comner~ ciales de las colontas con Europa, sliviando la presién del ‘monopolio, En este caso, la accion del Estado, si bien prece- 4i¢ ala inversin, tavo una importancia decisiva para acele- rar sus efectos, d. Examinemos ahora las caracteristicas del sistema de inversiones que se gener en eso mareo lo configurd. Las inversiones se produjeron, fundamentalmente, en el sector comercial y los eapitales se concentraron en las easas co- rmerciales, que generalmente eran filiales de las casas espa- Folas. Luego del Reglamento de Libre Comercio, en general fueron originarios de Espafi y estuvieron directamente li «gndos al sistema de toma de decisiones metropolitano, aun- {que no lo estaban a las contros reales del poder mundial, ubicados en Inglatorra, Holanda Francia. Estas casas ¢>- ‘merciales articularon un sistema destinado a trasladar el {otal de los exoedentes econémicos al exterior? a través del Los mis importants comercanton porte decades sl importa: lim de efectos do Cat, corso Carrie Prana de Nevchon, Manel {Be Basta, os Lac, et, eran intermedia 9 las sas espns (Cambiaso, Lane, Agere Dia Saran, ace Estate cas de loo {onnerlaier Diogo do grt, Maten Nazn Mastin do Sarateny Gaspar ‘de St Cala, do os expartedares de cures cro has Gnaes So Dolahoy factor de Cambiaco,« fare J. Belesto, so del goiiteno Blas Bonito Ximénes Véase Juan Caron Garsvagin wmersaelomal Poldmico, Bucnon Ate, 140, aio Homer, sat preeatacén al Viry el 1d ag tod 785 ates Lo comrciantss be Buenos Are leon ee ‘co trdiionalveluse! ce atreann ol belo de sts Pines 92 encarecimiento de los articulos, que vendidos en Potosi su- bbjan varias veces de precio respecto del que tenian en Bue: 1nos Aires, repitiéndose en los mismos términos la relacién ‘que se dia entre esta ciudad y los puertos espaioles. Si bien l grueso del excedente se iraslads al exterior, una parte aquedé en Buenos Aires (y una menor en los centros inter- mediarios de la ruta al Alte Peri, como veremes después), representando un alto rédito para las inversiones comor- ciales. El Virreinato se onganias aai alo largo de una ruta cen: tval, Ia del Alto Pent, a través de la eval alié la plata poto- sina al exterior. Al mismo tiempo, el Vireinato fue un dea comereial que —a través de Buenos /Aires— se abrid a Tos productos manufacturados europeos. Las tres rutas princi pales —al Alto Peni, a Mendoza y Chile y a Asuncién por el Parand— articularon ese hinterland. Este ofecto secundario se complements con la formacién de una serie de economias de aglomeracién, Las beneficios comerciales erearon una gran demanda, de articulos ex- tranjaros en prineiplo, dando lugar a una concentracién del comercio y el consumo de articulos de importacién y tam- bién de productos regionales. En Buenos Aires so localiza: ron artesanos de todo tipo, mientras que los pequeios pro- ductares del Interior eomenzaron a enviar ali sus productos (©. 6), maderas duras, muebles y eueros de Tucumén; tex- bles de Cérdoba; vino, aguardiente y frutas secas de San Juan y Mendoza, ete.) en vez de hacerlo al clisico mercado altoperuano. Aesto se agrogé que Buenas Aires era sedo de a administracin colonial (y luego fue independientz). Bas- ‘tan estos pocos rasgos para explicar oimo, a partir dela con- ‘entracién inicial de inversiones comerciales, se produjo ‘una concentracién secundaria de inversores no ligadas que Fidbe Mare dol int, al cinder dl mnarncon ins esonian cntacforen, ‘ipreosba ino el eopecios pelont de tlided comin s ota provinle {inde La Habana, Lina y'Sen Juan, ve encolron In particular delat ‘erlabmen de enn rerene cn lacroengroran pcos que lame ‘any ests ian hallado cose mors comisonsta, dn ele meno © {Sendrpno del pres Vee. Wedawo,

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