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Viel COCODRILO BLANC i are. | ae cs ad Ea c Te Bee tL 1d ded od a ry Foadtee La maldicién del cocodrilo blanco.. 5 Una ofrenda para el cocodrilo...... 1? La ofrenda Ge@ arrOd..... cee et Preparativos pera la flesta.....0.....42 Nunca hubo otra fiesta Igual.......... 55 Un herido en la fiesta ¥ Bajo el pese de la fatalidad,..........82 8 El arbol de los espiritus de fuego Un profunda misterio develado..,.. 108 410 Un descubrimiente horroreso 41 Asesinato frustrado.. en el cafaveral......00...c ccs 120 AZ Final feliz... 0.20.2 c00cccceseessceresenseen LAF q | | ; | cCAPiTuLo 7 La maldicién del cocodrilo blanco é ple junto a la baranda de la galeria que rodeaba la gram casa, Naila contemplaba el rio. Todes los habitantes de la aldea dayak se habian reunide en concejo, estremecidas dé temor, coma las apretadas hojas de wn 4rbol al paso del viento. De repente, a la luz de la luna apreciéd aquella palida forma que cruzaba la corriente. El agua ape- nas se movia, pues estaba subiendo la marea, El rio Tatau parecia, bajo la luna naciente, un lago de montafia. -iAaaaah! -exclamaron en un gemido angustlo- so todos los aldeanes reunides junto a la baranda de madera—. (Alli vuelve otra vez! Naila sintid que se le revolvia el estdmaga, El palido reptil regresaba una vez mas, En la aldea, tedos habian pensado que nunca mas volverian a ver algo semejante. Naila no podla quitar sus ojos de la forma lisa y¥ brillante de la extrafia criatura oe. ° AAILA Y EL COCODRILG BLANCO que se acercaba mas y mas con cada latide de su ‘corazon, El monstruo se venia deslizando precisa- mente por-el arroyo que corria al pie de la Casa ‘Grande, del mismo modo en que lo habia hecha las dos noches anteriores, éQué podia buscar semejante cocodrilo en esa pequefia corriente? El arroyo era apenas bo sufl- clentemente anche come para que pudiera darse vuelta en él, y el agua éstaba barrosa y sucia por causa de los desperdicios que se arrojaban y de los cerdos de la aldea que se revolcaban en su lecho. éQué atractivo podria haber alli para cualquier cocodrilo? 2¥ quién habia visto jamas une de un color tan claro? Todos los cecedrilos del rin eran oscures, casi como el fanga que bordeabe los arro- yos de la selva; pero este era de color leanado, casi blanco. Ningune de los habitantes del lugar Io habia viso antes de las dltimas dos noches. Naila sabla que el rio Tatau era ancho y que tenia muchos kilémetros de longitud, pero nadie habia mencionado jamdés algo acerca de un cocodrilo como ese en bodas las poblaciames proximas al rio. é£Como pudo haber entrado en él? éDdnde se habria coultade tode ese tiempo? éCéme podria haber cre- cide hasta alcanzar un tamafic tan grands, sin que la gente lo hublera visto? Sin duda, debia de tener bastante edad. El cecodrila habla alcanzado la boca del anova 'y, con un gracioso movimiento de su cola, se deslizd por el canal de esa corriente menor, deteniéndase 6 ese - rr mmr oe ara rm ES LNR - 7 m1 LA MALDICION DEL COCOGRILO BLANOO en su lecho como si hubiera anribade aun refugio familiar, a un lugar en el que se sintiera como en su casa. -El Gigante Blanco ha venide otra vez -anuncié a su pueblo el jefe Ladaj; y su voz, aunque recia, temblé un poco. Todos los habitantes de la aldea ya sablan que habia llegade su visitante, y respondienran: -Si, si. €Qué varnos a hacer? -Debemos rewnirnos en concejo y decidir —anun- cia el Jefe-. Malik, vas a necesitar tus sortilegios mas poderosos. Trae todas tus amuletos. Malik, ef hechicero, corrié hacia su habitacion situada en la Casa Grande, en tanto que las muje- res encendian lamparas de aceite de coco y las colocaban en el piso de la galeria interior. Luega, los hombres se ubicaran en circulo, mientras que las mujeres ¥ las nifios se sentaban detras de ellos en las profundas sombras que se extendian mas alla del anillo de luz. Naila, hija Ginica del Jefe, se senté con su madre y con Diili, su hermano menor, y observe al hechi- cero cuando regresé con su canasta de amuletos. La nifia presté atencion 4 cada palabra que pronun- ciaron los hombres. -Jefe Ladaj -comenzé el hechicero-. En nuestra aldea hay una maldicién, No es una criatura comun la que ha venido estas tres noches a nuestro arro- yo: debe de ser un espirity que ha tomada la forma de un eecodrilo; y descubriremos por qué razén wie- ace. ; NAILA ¥ EL COCODRILG BLANCO ne aqui y qué castigo quiere traer sobre nosotros. Uno tras otra, los hombres hablaron de las malas obras que se habian cometide en la aldea de Ladaj, Casi cada uno podia recordar algo malo que hubie- ran hecho sus wecinos, y unos pocos confesaron que habian tenido suefios feos y que no habian hecho nada para contrarrestar su_efecto. Debian haber descolgado los racimos de cabezas que col- gaban frente a las puertas de la Casa Grande; debian haberlas alimentado y haberles dirigido palabras agradables. Pera el arroz escaseaba ese ano, y parecia que no alcanzaria para alimentar siquiera a los vivos, Mientras proseguia la conversacién, el bruja des- paramd sus amuletes en medio del circulo y se prepardé para echar suertes a fin de descubrir cudl de las familias de la aldea era la culpable de esa terrible amenaza del cocodrilo blanco. Malik sacu- did su racimo de semillas y huesos pulidos; agitd e! erdneo de un mono y¥ un pequeio cocodrilo seco, gue eran sus talismanes preferidos, mientras todo el tiempo murmuraba conjuros dirigidos a los espl- ritus, rogdndoles que Indicaran qué familia del pue- blo de Ladaj era la responsable, Finalmente enuncio una orden a uno de los hom- bres, que descendié corriendo la escalera de tron- cos tallados que unia la galeria con el suelo. El cecareo de gallinas asustadas perturb) por unos momentos la tranquilidad de aquella neche solem- me, Lego, el hombre volvid saltando a la galeria con |A MALDICION DEL COCODRILG BLANOG un gallo de largas pates que luchaba por librarse, Mientras seguia agitamdo los amuletos y supli- cande -tasl exigiendo- a los espiritus, el] hechicera reveled el gallo por el aire, y con un rapide y diestre movimiento tomé él cuchilla que levaba en la cin- tura y le corté la cabeza. Luego, lo abriéd y le exa- mind el higado, en tanto que todas los hombres se arremolinaban a su alrededor. Por fin, agité sus manos ensangrentadas sobre el aterrade grupo y dijo: -iLos espiritus han hablado! Los anuncidos son claros. La familia de Ladaj, el Jefe, es la que ha hecho el mal, Es la culpable de las visitas del coca- drilo blanco. Habra problemas. iHabraé dolor! iHabra afliccidn! Las palabras finales del hechicero casi se perdie- ron entre el estallido de lamentos de jas mujeres. El jefe inclind su cabeza, canmovide mas alla de toda descripeién, Quedé en silencio durante largo rato, mientras que el grupo se tranquilizaba y se senta- ba, expectante. Las lamparas de acelte brillaban y humeaban, La selva, que comenzaba poco mas alld del amplio frente de la gran casa, parecia agazapar- se en la densa oscuridad como si ésperara lanzarse de inmediate sobre ellos. La palida luz lunar banaba toda abjete con un resplandor maortecing. En el aire tibio de la noche, se cian los zumbidos de innurne— rables Insectos; pero nadie pensaba en otra cosa que no fuera la enorme figura del espiritu cocadrilo que yacia precisarnente en el arroyo que corria jun- to a la aldea. 9 HAILA ¥ EL COOODRILO BLANCO Nadie puso en tela de juicio la palabra o la deci- sién del brujo. Los encantamientos que empleaba eran aquellos @n los cuales la génte de la aldea habia confiado durante generaciones, durante tanto tempo come cualquiera de los natives pudiera recordar. El padre de Malik habia sido hechicero antes que él, y los amuletos habian_pasada de padre & hijo. La madre de Malik vivia aun, y era figura prominente en la adoracién de los espiritus. Naila sintid que un temor agdnico surgla en su interlor, ¥ cuando el braze de su madre la roded, la jovencita oculté el rostro en su hombro y sollozd quedamente,

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