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Si se supone un error de 1/20 en més o en menos, resulia de $5 a 60.000.000,000 lib, Nos referimos a una nacién opulenta que posea un territorio y adelantos que Je proporcionen anualmente y sin decadencia 1.050 millones de producto neto; sin ‘embargo, todas estas riquezas mantenidas sucesivamen- te por ese producto anual pueden destruirse o perder su valor en la decadencia de una nacién agricola por la simple deterioracién de los adelantos para los gastos productivos, deterioracién que puede realizar grandes avances por ocho razones principales: 1) Mal sistema tributario, que haria recaer los im- puestos sobre los adelantos de los agricultores. La divisa de los adelantos es Noli me tangere; 28) Incremento de los impuestos en los gastos de percepeién; 2) Exceso de Iujo de decoracién; 42) Exceso de gastos litigiosos; 52) Falta de comercio exterior de os productos de los bienes raices; 68) Falta de libertad en el comercio interior de los productos del campo y en el cultivo; 72) Vejaciones personales a los habitantes de los campos; 88) Falta de retorno del producto neto anual a la clase de los gastos productivos, 36 junio de 1766 ANALISIS DE LA FORMULA ARITMETICA DEL «TABLEAU ECONOMIQUE» DE LA DISTRIBUCION DE LOS GASTOS ANUALES DE UNA NACION AGRICOLA Cuando Ja agricultura prospera, las de- més artes floreeen con ella; cuando, por Ia causa que sea, se abandonan los cul~ tivos, todos los trabajos, tanto en la tierra como en Ia mar, se destruyen a Ia vex, Séerates en Jenofonte. La nacién se reduce a tres clases de cludadanos: Ja clase productiva, la clase de los propietarios y la clase estéril. La clase productiva es la que, mediante el cultivo de Ja tierra, hacer renacer las riquezas anuales de la na- cién, la que realiza los adclantos para los gastos de los, trabajos de la agricultura y Ja que paga anualmente las rentas de Jos propietarios de las tierras. Dependen de esta clase todos los trabajos y todos los gastos que se realizan hasta la primera venta-de las producciones, ven- ta que permite conocer el valor de la reproduccién anual de las riquezas de la nacién. La clase de los propietarios comprende al soberano, a quienes poseen las tierras y a quienes se benefician del diezmo, Esta clase subsiste por la renta 0 producto neto del cultivo, que le es pagado anualmente por la cla- 37 se productora después de que ésta haya retirado de la produccién que hace nacer anualmente las riquezas ne- cesarias para recuperar sus adclantos anusles y para conservar las riquezas de explotacién. La clase estéril esté formada por todos los ciudada- nos que se ocupan en servicios o en trabajos no agrt- colas y cuyos gastos son pagados por Ia clase productiva y por la clase de los propietarios, clase que también ob- tiene sus rentas de la clase productiva. Para seguir y calcular con claridad Jas relaciones que mantienen las tres clases entre si es neceserio fijarse en un caso determinado, ya que ¢ imposible establecer un célculo positivo baséndos en simples abstracciones. Supongamos pues un gran reino en cuyo territorio la agricultura, Hevada a su maximo nivel, dé cada afio una reproduccién por valor de cinco mil millones y en el que el estado permanente de este valor se veria es- tablecido a partir de los precios constantes que rigieran entre las naciones comerciantes, siempre que la libre competencia del comercio fuera constante y que Ia pro- piedad de las riquezas de explotacion de ia agricultura estuviera totalmente segura (1). (1) La extensién del tervitorio seria aproximadamente de 180 millones de arpents de tierras de diferentes calidades, el fon- do de riquezas de explotacién necesarias para que el territorio se cotizara a buen valor se elevaria a alrededor de doce mit mi- Hones y Ia poblacién seria de unos treinéa millones de perso~ nas, niimero que podria subsistir con desahogo, de acuerdo con su estado, con el producto anual de cinco mil millones. Sin embargo, no ha de olvidarse que dondequiera que sea ‘que la poblacién goce de una vida apacible, aumenta de ordi- nario por encima del producto del territorio; por otra parte, la fuerza de un Bstatlo y el niimero de ciudadanos que lo campo- nen son factores que estén siempre asegurados cuando se ba- san en un fondo de riquezas de explotacién suficiente para man- tener una agricultura rica, La conservacin de este fondo de iguezas de explotacién ha de ser 1a finalided principal de toda 38 El Tableau économique incluye a las tres clases y a sus riquezas y describe su comercio de la siguiente forma: cLasE CLASE CLASE productive de Ios estéril propietarios Adslantos Rentas Adelantos anuales de esta que para esta cla- de esta clase de flase, que se ele- ge se clevan ados la _suma de mil yan a dos mil mi= nil. millones; mil ones, _gastados Tones (2) y que millones los gasta por la clase esté~ han” ‘producido en compras 9 la Til en compras de fenco mit millo- clase productiva, y _materias primas a fnes, de los que os otros mil mi- Ia clase producti~ dos mil millones Uonies, en com- 0d. eorresponden al pres a la clase os- producto neto 0 téril. rentas. Asi, la clase productiva vende ar- ticulos por valor de mil millones a los propietarios de las rentas y por el mismo valor a la clase estéril, la cual Je compra las materias primas para gus obras; esto significa... w. -. » 2000.000.000 Ib. Los mil millones que los propieta- rios de las rentas han gastado en com- pras a la clase estéril son empleados por ésta, para la subsistencia de sus seer dependes por completo de elles, como so demostraré por 39, miembros, en compras de articulos de Ja clase productiva; esto significa ... 1.000,000.000 lib, EI total de las compras realizadas por los propietarios de las rentas y por la clase estéril a la clase produo- tiva es de ss» 3:000,000.000 lib. De los tres mil millones que recibe la clase productiva por los tres mil millones de producciones que ha ven- dido, ha de pagar dos mil millones a los propietarios en concepto de rentas del afio y gasta mil millones en pro- ducciones de la clase estéril. Esta clase retiene estos mil millones para reemplazar sus adelantos, que han sido gastados en la compra de materias primas que ha em- pleado en sus productos, materias primas que ha com- prado a Ia clase productiva. Por tanto, estos adelantos no producen nada: gastan, se devuelven y de afio en afio quedan en reserva, Las materias primas y el trabajo empleado en las obras hacen que las ventas de la clase estéril importen dos mil millones, de los que mil millones se gastan en atender a la subsistencia de los miembros de esta clase. De ahi que no haya més que consumo o aniquilacién de las producciones, que no haya reproduecién en absoluto, ya que la clase estéril sélo subsiste gracias al pago su sivo de Ja retribucién debida a su trabajo, Ia cual es separable del gasto empleado en Jas subsistencias, es de- cir, en gastos de consumo puro, sin que se regenere lo gue se aniquila por ese gasto estéril que surge entera- mente de la reproduccién anual de los campos. Los otros mil millones se reservan para reemplazar los adelantos realizados, los cuales serén empleados el afio siguiente de nuevo en compras a la clase productiva de las mate- rias primas que la clase estéril emplea en las obras que fabrica, 40 Asi, los tres mil millones que recibe la clase produc- tiva por las ventas que ha realizado a los propietarios de las rentas y a la clase estéril son empleados por la primera en el pago de los dos mil millones que importa la renta del afio que transcurre y en la compra, por valor de mil millones, de productos fabricados por la clase estéril. Bl desarrollo de este comercio entre las diferentes clases y las condiciones esenciales en que se desenvucl- ve no son en absoluto hipotéticas, Quien quiera que $2 pare a pensar en ello vera que estén copiados del na- tural, En cualquier caso, y ya lo hemos advertido, los datos que se han utilizado sdlo son aplicables al caso concreto que hemos expuesto, Los diferentes estados de prosperidad 0 de decaden- cia de una nacién agricola ofrecen multitud de casos diversos y, por consiguiente, multitud de datos diversos; cada uno de estos datos es la base de un cAleulo partiou- lar que pertenece por completo a cada nacién. Los datos de los que hemos partido fijan, de acuerdo con la regla mas constante dentro del orden natural, en cinco mil millones la reproduecién total que la clase pro- ductiva hace renacer anualmente mediante dos mil mi- ones de adelantos anuales en un territorio tal como el que hemos descrito. Segtin esta hipstesis, los adelantos anuales reproducen el doscientos cincuenta por ciento. De este modo, las rentas de los propietarios pueden igua- Tar a los adelantos anuales. Sin embargo, estos datos dependen de unas condiciones-sire quabus non, Se su- pone que la libertad de comercio mantiene la venta de mercancias a buen precio, por ejemplo, el precio del tri- go a 18 libras el sextario; se supone también que el agticultor no ha de pagar directa ni indirectamente més cargas que la renta, de la que una fraccién —por ejemplo, las dos séptimas partes— formaria las rentas del sobe- 4 rano. De acuerdo con estos datos, sobre unas rentas totales que importaran dos mil millones, la parte del so- ano seria de 572 millones (3); la de los propietarios, de cuatro séptimas partes, es decir, de 1.114 millones; la de los beneficiarios del diezmo, de una séptima parte, es decir, de 286 millones, incluidos impuestos, Ninguna *. manera ‘de establecer la ‘contribucién puede proporcio- nar tan grandes rentas piblicas sin perjudicar la repro- duccién anual de Ja nacién (4). Los propietarios, el soberano y toda la nacién han de tener interés en que los impuestos se establezcan en- tera ¢ inmediatamente sobre las rentas de la tierra, ya gue cualquier otra forma de establecer los impuestos iria en contra del orden natural por ser perjudicial a la re- produccidn y al impuesto y por recaer, de no hacerse ast, sobre el propio impuesto. En este mundo todo esta sujeto a las leyes de la naturaleza y los hombres estan dotados de la inteligencia necesaria para conocerlas y observar- las; sin embargo, la mulliplicidad de objetos exige gran- des combinaciones, las cuales forman el fondo de una ciencia muy amplia cuyo estudio es indispensable para evitar errores en la préctica. De los cinco mil millones de la reproduccién total, los propietarios de las rentas y Ia clase estéril compran, para su consumo, por valor de tres mil millones, lo que sig- (8) Ha de tenerse en cuenta que no hemos incluido en esta evaluacién el impuesto que reese sobre los diezmos alquilados. Si lo afadigramos, las dos séptimas partes que forman la frac- tién del soberano le proporcionaria sin decadencia, alrededor de 650 millones de impuestos al afi. (@) Si clertos bienes raices estuvieran exentos del pago de impuestos, Ia razén de Ia exeneién consistiria en que estos bienes raices’ proporcionan beneficios al Estado, por lo que de- berfan contarse esos beneficios como parte integrante de las rentas piiblicas. Por tanto, las exenciones solo han de tener lugar a justo titulo. 2 , nifiea que quedan en poder de Ia clase productiva mer- cancias por valor de dos mil millones. Por otra parte, esta tiltima clase compra a la clase estéril obras por valor de ‘mil millones, con lo que posee un fondo anual de tres mil ‘millones que seri consumido por los diversos agentes empleados en los diferentes trabajos de la clase —que son pagados por los adelantos anuales del cultivo— y por las reparaciones cotidianas del fondo del establecimien- to, que son pagadas por los intereses, de los que habla- remos seguidamente. ‘Asi, el gasto anual de Ja clase productiva es de tres mil millones, dos mil millones en producciones que re- tienen para su consumo y mil millones en obras que compra a Ia clase estéril. Estos tres mil millones forman lo que se Ilaman LAS: RECUPERACIONES de la clase productiva, de los que dos mil millones constituyen los adelantos anuales que se consumen por el trabajo directo de la reproduccién de los cinco mil muillones que esta clase hace nacet anual- mente para restituir y perpetuar los gastos que se ani- quilan por el consumo; los otros mil millones son reti- rados por esta clase de las ventas para obtener los in- tereses de los adelantos de su establecimiento, Pondre- mos de manifiesto la necesidad de estos intereses. 12) El fondo de las riquezas de explotacién, consti- tuido por los adelantos primitivos, esté sujeto a una decadencia cotidiana que exige reparaciones continuas, las cuales son necesarias para que ese importante fondo se mantenga en el mismo estado y no se dirija progre- sivamente hacia un aniquilamiento total que destruiria el cultivo y, por consiguiente, la reproduccién y, por con- siguiente, las riquezas del Estado y, por consiguiente, la poblacién. 29) La agricultura es inseparable de cierto néimero de graves accidentes que a veces destruyen casi por com- 43 pleto la cosecha, como las heladas, el granizo, el afiublo, Jas inundaciones, la muerte del ganado, etc. Si los agri- cultores no dispusieran de ningin fondo en reserva, des- pués de tales accidentes no podrian pagar a los propi tarios y al soberano o bien no podrian realizar los gas- tos necesarios para cultivar el aiio siguiente. La ultima posibilidad es la que siempre se darfa, ya que el sobe- rano y los propietarios tienen la autoridad precisa para cobrar, por lo que se aniquilaria el cultivo, con todas las funestas consecuencias que son de imaginar: este ani- quilamiento pronto recaerfa, sin opcién posible, sobre los propietarios, sobre el soberano, sobre quienes se be- nefician de los diezmos y sobre todo el resto de Ia nacién, Por tanto, los intereses de los adelantos del estable- cimiento de los agricultores han de estar comprendidos on sus recuperaciones anuales y sirven para hacer frente a esos graves accidentes y al mantenimiento cotidiano de las riquezas de explotacién, que exigen reparaciones sin cesar, Hemos dicho antes (nota 1) que los adelantos primi- tives eran aproximadamente cinco veces més elevados que los adelantos anuales. En nuestra hipétesis, en la que los adelantos anuales son de dos mil millones, los ade- lantos primitivos serian de diez mil millones, por lo que unos intereses anuales de mil millones representarfan el diez por ciento. Si se considera la cantidad de gastos a la que se ha de hacer frente, si se medita acerca de la importancia de su destino y si se reflexiona que sin ellos el pago de los alquileres y de los impuestos jamds esta- rfa asegurado, que se extinguiria la regeneracién de los gastos de la sociedad, que el fondo de las riquezas de ex- plotacién y, por consiguiente, la agricultura desaparece- rian y que esta devastacién aniquilarfa a la mayor parte del género humano y devolveria a la parte restante a las selvas, se comprenderé que estamos muy lejos de 44 que el diez por-ciento. de interés sobre los adelaintos pe- recederos de la agricultura sea excesivamente elevado. No decimos que todos los agricultores retiran anual- mente, ademas de sus adelantos anuales, el diez por cien- to en concepto de intereses por sus adslantos primitivos; > decimos que ésta es una de las principales condiciones de un estado de prosperidad y que cuando no ocurre asi la nacidn est en decadencia, en una decadencia progresiva que aumenta de aiio en afio y que, si se conoce el ritmo de Ia decadencia, se puede anunciar mediante célculos el momento de la completa destruccién, Por otra parte, ) decimos que un fondo tan beneficioso para Ja nacién como es el de los adelantos sobre su agricultura debe dar a los agricultores, que ponen su trabajo y su inteli- gencia, un interés anual al menos igual al que se paga a los rentistas ociosos. La suma total de esos intereses se gasta anualmente, ya que los agricultores no dejan ociosas esas cantida- des, En lus intervalos en los que no sc ven obligados a emplearlas en reparaciones, no dejan de utilizarlas para aumentar y mejorar sus cultivos, sin lo cual no podrfan hacer frente a los accidentes graves. Esta es Ja razon de que incluyamos los intereses en la suma de los gastos anuales. RESUMEN Del total de los cinco mil millones divididos primera- mente entre Ia clase productiva y la clase de los propie- tarios, total que se gasta anualmente en un orden regular que garantiza de forma perpetua la misma reproduccién anual, nil millones los gastan los propietarios en com- pras a la clase productiva y otros mil millones en com- pras a la clase estéril; la clase productiva, que vende pro- ducciones por valor de tres mil millones a las otras dos 45 clases, devuelve dos mil millones en concepto de pago de las rentas y gasta ri millones en compras a la clase es- tril; asi, la clase estéril recibe dos mil millones y los emplea en compras, a la clase productiva, de subsisten- cias para sus miembros y de materias primas para fa- bricar sus obras; la clase productiva también gasta dos ‘mil millones en producciones, lo que completa el gasto © el consumo total de los cinco mil millones de repro- duccién anual. Este es el orden natural de la distribucién del gasto de los cinco mil millones que la clase productiva hace renacer anualmente mediante el gasto de los dos mil mi- ones de adelantos anuales, comprendidos en el gasto total de los civico mil millones de reproduccién anual. A continuacién, ofrecemos al lector Ja formula arit- mética de la distribucién de este gasto. Ala izquierda, arriba, encontramos la suma de los, adelantos de la clase productiva, gastados el afio anterior para que naciera la cosecha del afio actual. Debajo de esta suma hay una linea que la separa de la columna de las cantidades que recibe esta clase. A la derecha aparecen las sumas que recibe la clase estéril. En el centro, arriba, aparece la suma de rentas que se dividen a derecha y'a izquierda, entre las clases en cuyos productos se gastan. El reparto del gasto esta marcado por lineas de pun- tos que parten de Ja suma de las rentas y descienden oblicuamente hacia una y otra clases. Al final de estas Iineas, a una parte y a otra, aparecen las sumas que los propietarios de las rentas gastan en compras a cada una de estas clases, El comercio reciproco entre las dos clases est tam- bién marcado por lineas de puntos que descienden obli- cuamente de tna a otra de las clases a la que hacen las 46 compras; al final de cada linea aparece la suma que cada tuna de las clases recibe de la otra por el comercio y los gastos reciprocos (5). Finalmente, el célculo acaba en cada lado con la suma total de los ingtesos de cada clase, Puede observarse que, en nuestro caso, cuando la distribucién de los gastos sigue el orden que hemos des- crito y detallado més arriba, los ingresos de la clase productiva, incluidos los adelantos, son iguales a la to- talidad de’ la reproduccién anual y que Ja agricultura, Jes riquezas y la poblacién se mantienen en el mismo estado, sin incrementos ni decrementos. Como ya hemos apuntado, un caso diferente daria resultados diferentes. () Cada suma que reciben la clase productiva y la clase es- téril supone un doble valor, ya que existe compra y venta y, por consiguiente, existe el valor de lo que se ha vendido y el valor de la suma que paga la compra; sin embargo, el consumo real sélo afeeta a los cinco mil millones que forman los ingresos de le clase productiva, Las sumas de dinero que pasan a cada clase se distribuyen mediante la circulacién de una cantided total de dinero que eada afo reinieia 1a misma cireulacién. Rsta masa de dinero, en su totelidad, puede considerarse mayor 0 menor y sti cireulacién puede considerarse més o menos ré- pida, ya que la rapidez de Ja circulacién del dinero puede su- plir en gran parte a la cantidad, Por ejemplo, en un afio en el que no hubiera habide disminucién de Ja reproduccién pero si un gran aumento del precio de las produeciones, bien porque se hubieran dado facilidaces al comercio © bien por otras caut~ sas, no seria necesario que aumentara la masa monetaria para ‘pagar las compras de esas producciones. Sin embargo, por las manos de los eompradores y de los vendedores pasarian ma- ryores cantidades de dinero, lo que haria pensar ala mayoria ‘que la masa de dinero amonedado habria aumentado conside~ rablemente en el reino, Esta apariencia equivalente a la reali- ‘dad constituye un gran misterio para la gente vulgar. 47 FORMULA DEL «TABLEAU ECONOMIQUE> Reproduccién total: cinco mil millones ADELANTOS RENTAS ADELANTOS anusles de la para los pro- clase produe- pictarios de las de la clase tiva tierras, el rey estéril y los recepto- res del diezmo 2.000.000,000 2.000.000.000 —1.000,000,000 Nee? 1.000.000.000 = > ‘Sumas empleadas fen pager las ren- tas y los intere ses de los adelan- < 1.000,000,000 tos primitives | 1.000.000.0090 — Gasto de los ade- 2,000.000.000 Tantos anuales TOTAL .. 2,000.000.000, TOTAL ..... 5.000,000,000 La mited que- da retenida por esta clase para Jos ulelantos del afio préxi- mo, Si los propietarios, para mejorar sus tierras y recibir mayores rentas, gastaran més en la clase productiva que en la clase estéril, este incremento del gasto empleado en los trabajos de la clase productiva deberia considerarse como una adicién a los adelantos de esta clase. Se supone que en un estado de prosperidad como el que hemos considerado Jas rentas se dividen por un igual entre la clase productiva y la clase estéril. En cam- bio, la clase productiva sélo emplea una tercera parte del total de su gasto en compras.a la clase estéril, ya que los gastos del agricultor estan en situacion de menor disponibilidad que los del propietario y, ademés, cuanto més languidece la agricultura, mayor parte de los gastos 48 disponibles le deben ser consagrados si se quiere que se restablezca, OBSERVACIONES IMPORTANTES PRIMERA OBSERVACION No han de confundirse los gastos que los propietarios hacen en la clase estéril, los cuales sirven para la sub- sistencia de esta clase, con los que realizan directamente en la clase productive, para s{ mismos, para sus comen- sales o para los animales que alimentan, ya que los gas- tos realizados por los propietarios en la clase productiva pueden ser mas beneficiosos para la agricultura que los realizados en Ja clase estéril Gran mimero de los propietarios de rentas son muy ricos y consumen los productos de més alto precio. Por tanto, la masa de productos que consumen es propor- cionalmente mucho menor que la masa consumida por las demés clases a precios més bajos. Los hombres que gas- tan las rentas y que compran a precios tan elevados han de ser proporcionalmente mucho menos numerosos de Jo que la suma de sus compras aparentaria; sin embar- g0, sus gastos mantienen los precios de los productos de mejor calidad, lo cual, por gradacién, mantiene el buen precio de los demas productos, todo ello en bene- ficio de las rentas del tervitorio. No ocurre lo mismo con los grandes gastos que los propietarios pueden realizar en la clase estéril, y en esto radica la diferencia entre el fasto de subsistencia y el lujo de decoracién. Los efectos del primero no son te: mibles como los del segundo. E] que compra medio cuartillo de guisantes por cien libras pag esta cantidad a un agricultor, el cual, al em- plearla en gastos de cultivo, beneficia a la reproduccién 49 4-1 Tableau, anual, El que compra una labor de pasameneria de oro por 100 libras paga esta cantidad a un obrero que la emplea, en parte, para volver a comprar al extranjero la materia prima de su obra y, sdlo en parte, para comprat subsistencias, Esta tiltima parte vuelve a la clase produc- tiva, pero ni tan siquiera este retorno es tan beneficioso como hubiera sido el gasto de una cantidad equivalente realizado por el propietario en la clase productiva, ya que el obrero no compra productos de alto precio para subsistencia, por lo que no contribuye, como el propie- tatio, a mantener el valor y las rentas de las tierras de buena calidad que tienen la cualidad de producir articu- los preciosos. Por lo que respecta a la cantidad gastada en compras al extranjero, si vuelve a la clase productiva, como al menos en parte ocurre en las naciones que gozan de] comercio recfproco de producciones (6), siempre lo hace con los recargos de los gastos del comercio, gastos que causan una disminucién e impiden el retorno de la cantidad completa. SEGUNDA OBSERVACION Los gastos de simple consumo son gastos que se ani- quilan sin retorno, y solo los puede realizar la clase pro- ductiva, que puede bastarse a st misma, Por tanto, cuan- do no se emplean en la reproduccién, los gastos de sim- ple consumo han de ser considerados como gastos est riles e incluso como gastos perjudiciales, 0 bien como (6) Este tipo de comercio no es el habitual con las Indi orientales; caso aparte es el del comercio realizado por merea~ deres extranjeros que nos venden lo que han comprado alli y que emplean en nuestro pais, en compras de producciones, el mismo dinero con el que les hemos pagado sus mercancias de Jas Indias, No ocurre otro tanto cuando el comercio lo realizan mereaderes franceses tinicamente entre nosotros y los habitantes Ge las Indias orientales que s6lo aceptan dinero. 50 gastos de Iujo si son superfluos y perjudican a la agri. cultura. La mayor parte de los gastos de los propietarios son, al menos, gastos estériles y s6lo pueden exceptuarse los que realizan para conservar y mejorar sus bienes y para aumentar el cultivo. Sin embargo, como por derecho natural los propietarios son los encargados de velar por la administracién y por los gastos destinados a la re- paracién de su patrimonio, no. pueden ser confundidos con la parte de la poblacién que constituye la clase pu- ramente estéril. TERCERA OBSERVACION En el aspecto de prosperidad de un reino cuyo te- rritorio hubiera alcanzado el mAs alto nivel posible de cultivos y de libertad y facilidad de comercio, y, por consiguiente, en el que las rentas de los propietarios ya no pudieran aumentar més, éstos podrfan gastar la mitad de sus ingresos en compras a la clase estéril. Pero si el territorio no estuviera totalmente cultivado y pudiera me- jorarse, si faltaran caminos, si hubiera rios que pudie- ran ser navegables y no lo fueran y si hubieran canales que hacer para facilitar el transporte de las produccio- nes, los propietarios deberian disminuir sus gastos en Ja clase estéril para realizar los gastos que permitieran que sus rentas y sus goces se incrementaran hasta el limite de lo posible. Hasta que no se Ilegue a ello, sus gastos superfluos a la clase estéril serin gastos de lujo, gastos perjudiciales a su opulencia y a la prosperidad de la nacién, ya que todo lo que perjudica a la agricultura perjudica a la nacién y al Estado, y todo lo que bene- ficia a Ia agricultura beneficia al Estado y a la naci La necesidad de los gastos que tnicamente los propie- tarios pueden realizar para incrementar sus riquezas y 51 para el bien general de la nacién es lo que hace que Ja seguridad de la propiedad de la tierra sea una condicién esencial del orden natural del gobierno de los imperios. La politica feudal ya consideré la propiedad de la tierra como el fundamento de la fuerza militar de los sefiores; sin embargo, sc limité a considerar la propie- dad del terreno, Esta es Ja razén de tantas costumbres y leyes curiosas en el orden de sucesién de los bienes raf- ces, que atin subsisten pese a los cambios operados en la monarquia, mientras que se ha prestado tan poca atencién a la seguridad de la propiedad de las riquezas muebles necesarias para el cultivo, que es lo tinico que puede dar valor a los bienes raices. No se legé a ver que el verdadero fundamento de Ja fuerza militar de un reino reside en la propia prosperidad de la nacién, ‘Roma supo vencer y subyugar a numerosas naciones, pero no las supo gobernar, Expolié las riquezas de la agricultura de los paises sometidos a su dominio y, a partir de entonces, desaparecié su fuerza militar, le fue- ron arrebatadas las conquistas que la habian enriquecido y se encontré entregada a s{ misma, sin defensas ante el pillaje y las violencias de sus enemigos. CUARTA OBSERVACION En el orden regular que hemos seguido, la suma de Jos gastos anuales realizados por los propietarios y por Ja clase estéril vuelve anualmente a Ia clase productiva para que ésta pague cada afio a los propietarios la renta de dos mil millones y para que se pague a si misma los intereses de sus adelantos primitives y anuales. Nada puede sustraerse a esta distribucién de los gas- tos si es en perjuicio de la agricultura y nada puede sus- traerse a las recuperaciones del agricultor, sea mediante exacciones 0 mediante trabas al comercio, sin que de- 52 caiga la reproduccién anual de las riquezas de la nacién y sin que disminuya la poblacién, datos que son facil- mente demostrables mediante cAlculos. Asi, e! orden de la distribucién de los gastos, si vuelven o si son sustraidos a la clase productiva, si hacen aumentar 0 hacen dismi- nuir los adelantos de esta clase, si mantienen o hacen bajar el precio de las producciones, permite calcular tos efectos de la buena o mala direccién de una nacién, La clase estéril no puede gastar para la subsistencia de sus miembros ms que aproximadaments la mitad de los dos mil millones que recibe, ya que la otra mitad ha de emplearla en la compra de materias primas para sus obras, Por tanto, esta clase no constituye mas que alre- dedor de Ja carta parte de Ja nacién. ‘Ya hemos anotado que sobre las recuperaciones de tres mil millones de la clase productiva, mil millones constituyen los intereses de sus adelantos primitivos y anuales, y que esta iiltima cantidad se emplea continua- mente ea la reparacin de esos adclantos, Por tanto, a esta clase sélo le quedan aproximadamente dos mil mi- Hones para los gastos de sus integrantes inmediatos, los cuales, por consiguiente, son dos veces mAs numerosos que los que integran Ia clase esiéril. Sin embargo, cada miembro de la clase productiva, con ayuda de anima- Jes, hace nacer una reproduccién que puede proporcio- nar subsistencia para ocho hombres, es decir, para su familia, que puede suponerse compuesta por cuatro per- sonas, y para otra familia del mismo ntimero de personas que formen parte de la clase estéril o de la clase de los propietarios. Un examen mds detallado de la distribucién de los gastos de una nacién se encuentra en la Filosofia rural, cap. 7, Alli se observa que, ademds de los cinco mil mi- Hones que constituyen la parte de la nacién, existen otros gastos, como los del comercio 0 los de la alimentacién 53 de Jos animales, que se emplean en el cultivo. Estos gas- tos no estén comprendidos en la distribucién represen- tada en el Tebleau; si se afiadicran, el valor total de la reproduccién anual seria de seis mil trescientos setenta millones. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que los gastos del comercio pueden aumentar en perjuicio de Ja nacién, o disminuir en su beneficio, segin que esta partda esté 0-n0 dry de acuerdo con el orden na tural. QUINTA OBSERVACION En el estado de gastos que acabamos de exponer he« mos supuesto que Ja nacién no comercia més que con si misma; sin embargo, no existe ningim reino cuyo te- rritorio produzca todas las riquezas de las que pueden gozar sus habitantes, por Jo que.es necesario un comer- cio exterior mediante el cual una nacién venda al extran- jero una parte de sus producciones para comprarle a cambio lo que necesita, No obstante, como no puede com: prar al extranjero mas de lo que le vende, el estado de sus gastos siempre ha de estar de acuerdo con Ja repro- duccién que nace anualmente de su territorio, Por tanto, los célculos de estos gastos pueden establecerse con re- gularidad sobre esta reproduccién, dejando aparte todo el comercio exterior, cuyos detalles son indeterminados, inealeulables y de imitil busqueda; basta con tener en cuenta que, si existe libre competencia en el comercio ex- terior, sélo puede darse el intercambio de un valor por un valor igual, sin pérdida ni beneficio para ninguna de las dos partes. Por lo que respecta a los gastos de transporte, ambas partes los pagan por igual en sus compras y en sus ven- tas y forman para los comerciantes un fondo aparte del de la nacién, puesto que en el comercio exterior de las 54 naciones agticolas todo comerciante es extranjero, si se le considera en relacién a los intereses de estas nacio- nes, Asi, un reino agricola y comerciante reiime dos na- ciones diferentes entre si: una esta formada por la parte que constituye Ia sociedad apegada al territorio, la que proporciona las rentas; la otra es una adicién extrinseca que forma parte de la repiblica general del comercio exterior, empleada y alimentada por las naciones agri- colas, Los gastos de este comercio, pese a que son ne- cesarios, han de ser considerados como gastos onerosos que se sustraen de las rentas de los propietarios de las tierras, por lo que han de ser separados de cualquier mo- nopolio y ha de evitarse incrementarlos de la forma que sea, pues los incrementos recaerfan de forma desastrosa sobre las rentas de los soberanos y de los demas propie- tarios, En el estado de libre competencia del comercio ex- terior, los precios que tienen validez entre las naciones comerciantes deben ser la base del calculo de las rique- zas y de los gastos anuales de las naciones que tienen un comercio facil ¢ inmune (7). La amplitud del comercio (Bs decir, exento de todo tipo de contribuciones fisca~ les, sefiariales, ete., de monopolios y de sueldos de inspectores y demés oficiales inttiles. El eomercio, al igual que la agricul- iura, no ha de tener més gobierno que el orden natural. En todo acto’ de comercio el vendedor y el comprador estipulan, con- tradictoria y libremente, sus intereses, los cuales, asi concer tados por ellos mismos —que son los tinicos jueces competentes en Ja materis—, estan de acuerdo con el interés piiblico; por tanto, cualquier ‘intromisién de oficiales revestidos de autoridad no sélo sobra, sino que es tanto mas peligrosa cuanto que ha de temerse ignorancia 0 motivos alin més inconfesables. FE] mono- polio en el comercio y en la agricultura ha hallado protectores demasiado e menudo: se ha prohibido planter cepas, vender aguardientes de sidra, gozar de libertad en el comercio de los granos e importar mercancias de mano de obra extranjeras; laa manufacturas del reino han obtenido, unas en perjuicio de otras, privilegios exclusivos; se ha obligado a los empresarios de 55 exterior depende de la diversidad de los consumos de los habitantes y de la variedad de las producciones del pais, Cuanto més variadas son las producciones de un reino, menos exportaciones e importaciones han de rea- lizarse y mas ahorra Ja nacién en los gastos de comercio exterior, actividad que, no obstante, ha de ser siempre muy libre y ha de estar a salvo de obstculos y de im- puestos, ya que gracias a la comunicacién que este co- mercio mantiene entre Ias naciones puede asegurarse constantemente en el comercio interior el mejor precio posible para las producciones del territorio y las ma- yores rentas posibles para el soberano y para la nacién, SEXTA OBSERVACION Puede verse que las mismas producciones pasen va- rias veces por las manos de los mercaderes y de los ar- tesanos, pero ha de tenerse en cuenta que esas repeti- ciones de compras y de ventas que multiplican infructuo- samente la circulacién no representan més que transpo- siciones de mercancias e incrementas de gastos, y que en ningin caso aumentan las riquezas. La cuenta de las productiones se reduce pues a su cantidad y a su precio de venta en Ja primera mano, Cnanto més sujetos estén los precios al orden natu- ral y cuanta mayor sea su constancia en un valor alto, més beneficiosos serén en los intereambios que se rea- licen con el extranjero, més animarén a la agricultu- Jas manufacturas a emplear materias primes extranjeres prohi- bigndoles el uso de las del pais, ete. Han brillado falsas luces en la oscuridad y el orden natural se ha visto investido por intereses particulares siempre escondidos y que siempre han pedido escudéndose tras el velo del bien general 56 ra (8), sostendran con mayor vigor el valor de las dife- rentes producciones del reino, acrecentarén en mayor medida las xentas del soberano y de los propietarios y aumentarén en mayor escala el mumeratio de la nacién y la masa de salarios pagados por la debida retribucién al trabajo o al empleo de quienes no son los poscedores primitivos de las producciones. El empleo de estos salarios y su buena o mala dis- tribucién contribuyen en gran medida a la prosperidad oa la degradacién de un reino, a Ia regularidad o al desorden de las costumbres de una nacién y al aumento © a la disminucién de la poblacién, Los hombres pueden vivir atormentados en los campos y sentirse atrafdos por el lujo y la voluptuosidad de la capital, o bien pueden estar distribuidos por las provincias. En el tiltimo caso, reelizan el consumo cerca de los lugares de produccién, mientras que en el primero no pueden evitar los grandes gastos de transporte que hacen descender los precios de venta de la primera mano y reducen las rentas del te- rritorio, la masa de salarios y Ia poblacién. El comercio de reventa puede extenderse de acuerdo con la actividad y las facultades de los comerciantes, pero el comercio de tna nacién agricola esta regulado por la reproduccién anual de su territorio. Los beneficios qu= solo favorecen a los comerciantes del reino no deben (@) El interés del agricultor os el primer motor de todas Jas operaciones econémicas y de todos 10s éxitos de 1a agricul~ tura, Cuanta mayor sea la constanea en un valor alto de los precios de las produeciones, més garantizado estard el retorno ‘anual de las recuperaciones dle los colonos, mis se incrementard fl cultivo y mayor superficie de tierras producira rentas, tanto por el buen precio de las producciones como por el aumento de Ja reprodueeién anual, Por otra parte, cuanto mis se incremen- te la reproduceién, més se multiplicarén las riquezas de 1a na- cién y més aumentard el poderio del Estado. 57 confundirse con las riquezas de la nacién, ya que éstas no pueden extenderse, anualmente, ms allé del produc- to de la reproduccién anual de su territorio, de acuerdo con los precios corrientes de las ventas de primera mano. El comerciante tiende a comprar al més bajo precio po- sible ya vender al precio més alto, con el fin de ampliar sus beneficios cuanto pueda, en perjuiicio de la naciép, por Io que su interés particular y el interés de la nacién son opuestos. El problema no consiste en que todo el cuerpo de comerciantes, 0 incluso que cada miembro de este inmenso cuerpo, no tenga, si considera el asunto en grande y en su verdadera extensién, real interés en que Jas producciones se vendan constantemente, en la pri- mera mano, al més alto precio posible, ya que cuanto mas beneficio produzca el cultivo, més se extiende, hace que renazca en mayor medida Ia produccién, permite mayores recuperaciones a los agricultores, mayores ren- tas al soberano, a los propietarios y a los beneficiarios de los diezmos, y mayores salarios a todos los demés ciudadanos, mayormente se multiplican los gastos de todo tipo y mayor vuelo alcanza el comercio, tanto en adquisiciones de objetos como en ocasiones de actua- cién y en actividad, y, por consiguiente, mas aumenta Ja suma total de las ganancias de los comerciantes, de- bido a los propios efectos de la competencia gue, en cada caso particular, impide que las ganancias sean ex- cesivas y perjudiquen el precio de las producciones, Sin embargo, muy pocos comerciantes tienen unas perspec- tivas tan amplias, y atin son menos los que son capaces de sacrificar una ganancia presente a la certeza de gran- des ventajas en el futuro, No son los comerciantes, sino las necesidades de los consumidores y los medios de que éstos disponen para satisfacerlas los que garantizan pri- mitivamente los precios de las producciones en Ia venta de la primera mano, Los negociantes no hacen nacer los 58 precios ni la posibilidad de comercio; la posibilidad de comercio y la comunicactn de los precios es la que hace nacer a los comerciantes (9). SEPTIMA OBSERVACION No hemos hablado de la masa de dinero amonedado que circula en el comercio de cada nacién, masa a la que cl vulgo considera como la verdadera riqueza de los Esta- dos, porque con ef dinero, dicen, se puede comprar todo Io que se necesita; sin embargo, nadie se pregunta con ‘qué puede consoguirse el dinero, Esta riqueza no se da a cambio de nada y cuesta lo que le vale a quien la compra. El comercio lo proporciona a las naciones que no poseen minas de oro o de plata, pero incluso estas naciones carecerian de él si no tuvieran con qué pagarlo y, en cambio, podrén comprar tanto como quicran, 0 como necesiten, siempre que tengan producciones para dar en intercambio. He dicho tanto como necesiten comprar porque el di- nero no es Ja riqueza que los hombres necesitan para satisfacer sus necesidades; lo que los hombres necesitan obiener son los bienes necesarios para la vida y para Ja reproduccién anual de estos mismos bienes, Convertir las, producciones anuales en dinero, para sustraer ese dinero @®) Con los comereiantes ocurre como con Ia cuerda de un pazo y con el uso que se hace de esta cuerda. La cuerda no es ja fuente del agua que hay en el pozo, sino que, al contrario, el agua del pozo, el eonocimiento de que hay agua en el poz ¥ a necesidad que se tiene de este Iiguido son las causas de que se use la ctterda, Los hombres ilustrados no eonfunden las cati- sas con los medios. 59 a los gastos que benefician a Ia agricultura, serla dis- minuir en la misma medida en que se sustrajo la repro- duccién anual de riquezas. En una nacién la masa de di- nero no puede incrementarse mas que en la medida en que aumente la propia reproduccién, ya que de cual quier otra forma el incremento de la masa monetaria se haria en detrimento de Ja reproduccién anual de 1i- quezas, y el decrecimiento de esa reproduccién Ievaria necesaria y répidamente al decrecimiento de la masa de dinero y al empobrecimniento de Ia nacién; en cambio, la masa de dinero puede disminuir sin que disminuyan las riquezas de la nacién, porque hay muchas maneras de suplir el dinero cuando se es rico y cuando se tiene un comercio fécil y libre, pero nada puede suplir, sin que haya pérdidas, a la falta de reproduccién anual de las riquezas propias al goce de Jos hombres. Debe incluso su- ponerse que el peculio de una naeién pobre ha de ser proporcionalmente mas considerable que el de una na- cidu rica, ya que @ ambas s6lo les resta la suma necesa- ria para realizar sus compras y sus ventas, y en una nacién pobre se tiene mayor necesidad de emplear cl dinero en el comercio, pues, al no ser de fiar la promesa de casi nadie, ha de pagarse casi todo al contado; en cambio, en las naciones ricas hay muchos hombres cuya riqueza es conocida y cuyas promesas por escrito, gra- cias a sus riquezas, son consideradas como garantias de gran seguridad, de forma que todas las ventas conside- rables se les hacen a crédito, es decir, por medio de do- cumentos que suplen al dinero y que facilitan en gran medida el comercio. Por tanto, la opulencia de los Es- tados no ha de juzgarse de acuerdo con la mayor 0 menor cantidad de dinero que tengan; se estima que un peculio igual a las rentas de los propietarios de Jas tierras es bastante més que suficiente para una nacin agricola en la que la circulacién se realiza con regularidad y en la 60 que el comercio exterior se ejerce con confianza y con plena libertad (10). Por lo que respecta a a repiiblica comerciante unt- versal, extendida por los diferentes pafses, y en cuanto a las pequefias naciones puramente comerciantes que no son mas que partes de esa repiblica inmensa y que pue- den ser consideradas como sus ciudades importantes 0, si se quiere, como sus principales factorias, la masa de su dinero amonedado es proporcional a Ja extensién de su comercio de reventa. Aumenta esta masa tanto como (10) Nétese que el peculio de Tnglaterra estd fijedo aproxi- madamente en esta proporcién y que, en el estado actual de sus riguezns, se mantiene alrededor de 26,000,000 de libres esterli- nas, €5 decir} de 11 millones de mateos de plata, Esta riqueza mo- netaria no ha de infundir respeto en un pais en el que domina el comercio de reventa y de transporte, y en el que se debe dis- tinguir el peeulio de los comereiantes del que es propio de la nacién, Estas dos masas de dinero nada tienen en comiin, si no fs en ia medida en que Jos eomerciantes quieren vender con in- fereses su dinero a la nacién gue ha basado sus fuerzas mi tates en los préstamos, lo euel no constituye ninguna prueba del poderio real de un Estado, Si, debido a las guerves, esta nacién Se vio sometida a necesidades urgentes y a préstamos excesi- vos, Ia eausa no reside en la falta de dinero, sino en que los gastos superaban las rentas del Estado, Si el dinero proporciona- ta los préstamos, las rentas se verian igualmente sobrecargades por las deudas y la nacién se arruinaria si la propia fuente de Jas rentas sufriera a causa de este estado de wma decadencia pro- gresiva que disminuyera la reproducciéa anual de riquezas. EL fetao do las naciones ha de exeminarse bajo este punto de vista, ya que el peculio renace continuamente en una nacién en Ta quo las riquezas se renuevan‘sin pause y sin decadencia, Durante mas de un siglo, es decir, de 1484 a 1525, hubo en Europa una gran disminucién de Ja ‘cantided de dinero, como puede eomprobarse por el precio de las metcanefas en equel Hempo, pero la menor eantidad de peculio era indiferente para Jas naciones, ya que el valor de la venta de las riquezas era Igual en todas partes y que, en relacién al peculio, su estado era el mismo con respecto a sus rentas, las euales tenfan en todas par- tes y que, en relacién al peculio, su estado era el mismo con 61 puede, mediante sus beneficios y sus ahorros, para inere- mentar st fondo de comercio. El dinero es su propio pa- trimonio, y los comerciantes sélo lo emplean en sus com- pras para retirarlo con beneficios de sus ventas. Por tan- to, no pueden aumentar su peculio més que a costa de las naciones con las que comercian. En sus manos, el peculio siempre esta en reserva, no sale de sus cajas y no circula més que para volver incrementado. Asf, este dinero no puede formar parte de las riquezas de las na- respecto @ sus tentas, las cuales tenian en todas partes la mis- ma medida, dado el ‘valor universal del dinero. En este caso, es preferible para los hombres que el valor supla a la masa y no Jo contrario, que Ia masa supra al valor. No cabe duda de que el descubrimiento de América procuré Europa mayor abundancia de oro y de plata; sin embargo, el valor del dinero habia descendido con respecto a las mercaneias, hhasta el grado en el que se halla actualmente, antes de 1a Il gada a Europa del oro y de Ja plata americanas, No obstante, todas estas variaciones generales en nada modifican el estado del peculio de cada nacién, estado que es proporcional en todo mo- mento a las rentas de los bienes raices, si se exceptia et que forma parte del comercio exterior de los negociantes, el cuel cir- cula entre las naciones como el peculio de una nacién cireula entre las provineias de un mismo reino, El peculio de estos negociantes también cireula entre 1a me= trépoliy sus colonias, en general sin aumentar las riquezas de Ja una ni de las otras'y a veces incluso disminuyéndolas en gran medida, sobre todo cusndo no se deja intervenir en la com- peteneia a los comerciantes de todos los paises. En este aso, el monopolio inerementa el peculio de los comerciantes en detri- mento de Ia metrépoli y de las colonias, ya que disminuye el de ambas. No obstante, 1a metrépoli olvida que sus negociaci nes no le dan su dineto a cambio de nada y que, por el con trarlo, Ie revenden, en todo su valor, el dinero que han gana- do a sus expensas, ‘Pero In metrépoli se deja convencer de que, al ser sus negociantes nacionales, se beneficia del_monopolio que se ejerce sobre ella y sobre sus colonias, monopolio que minuye sus tiquezes y el precio de sus ‘produceiones, Estas ideas perversas y abstirdas han causado desde hace varios si- elos gran desorden en Europe, En el siglo pasado, durante el reinado de Luis XIV, el marco 62 ciones agricolas, que estan siempre limitadas a su repro- duccién, con la cual pagan continuaments los gastos de los comerciantes. Estos, independientemente del pats que habitan, estin ligados a diferentes naciones por el co- mercio, y el propio comercio es stt pattia y el almacén de sus riquezas, Compran y venden en el lugar en el que residen y en Jos lugares en los que no residen y Ia am- plitud del ejercicio de la profesién no tiene limites de- terminados ni un territorio particular. Nuestros comer- ciantes también son los comerciantes de las demas na- ciones, y los comerciantes de las demas naciones son también nuestros comerciantes; ademds, unos y otros comercian asimismo entre si. Por tanto, la comunicacién de su comercio penetra y se extiende por todas partes, no buscando en iiltimo término més que el dinero, di- nero que el propio comercio distribuye entre Jas nacio- Ge plata amonedado valia 28 libras, por To que 18,600.00 mar- 05 valian entonees alredor de 500° millonees. Bste era aproxi~ Imadaiente el estado del peculio en Prancia en los tiempos en Jos que el reino era bastante més rico de lo que lo fue hacia fines del reinado de este monarea En 1716, la refundicién general de las especies no aleanz6 los 40 millones. El marco de plata amonedado valia 43 libras con 12 sueldos, por lo que 2 masa de las especies do esta re~ fundicién no Uegaba a los 9 millones de mareos, lo que signi- fica mis de la mitad menos que en las refundiciones genereles de 1683 y de 1603, Esta masa de peculio sélo podré auentar me- Giante Ja fabricacién anual de especies en Ja medida en que fumenten les rentas de 1a nacién, Por considerable que sea el total de les fabricaciones anuales después de. esta refundicién, hhabra servido menos para aumentar la masa de dinero amone- dado que para reparar lo que se sustrae anualmente por el con- trabando, por las diversas ramas del comercio pasivo ¥ por otros empleos del dinero en el extranjero, ya que si se caleulara co- rreclamente el total de las transmisiones anuales desde hace cin cuenta aos, se hallaria quo es muy considerable. BI aumento de humerario, que se ha fijado en 54 librus desde hace mucho tiempo, no demuestra que 1a canticad de peculio de 12 nacién haya aumentado en una medida notable, ya que aumentar el nu- 63 nes de acuerdo con los precios sujetos al orden natural que regulan cotidianamente los valores de venta de las producciones. Sin embargo, las naciones agricolas tienen otro punto de vista, un punto de vista més util para ellas y, a la vez, mas amplio: no han de tender mas que a aumentar tanto como sea posible la reproduccién para incrementar y perpetuar las riquezas que pueden ser go- zadas por los hombres, Para ellas, el dinero sélo es una riqueza menor que sirve como intermediaria y que, sin Ja reproduccién, desaparecia en un momento. ‘merario no es més que un intento de-suplir Ia rea aenominacién, Estas estimaciones estin poco de acuerdo con 1a opinién vul- ger acerea de la cantidad de dinero amonedado de una nactén. El pueblo eree que la riqueza de un Estado consiste en el dine- zo; pero el dinero, como todas las demas producciones, sélo es rigueza en funcién de su valor de venta, y no es més dificil de adguirir que cualquier otra mercancfa si se paga con riquezas, La eantidad de riquezas en un Estado est limitada por su uso, gue estd regulado por las compras y las ventas en sus gastos iad por la \anuales, mientras que éstos esiin regulados por las rentas, Por tanto, tna nacién sélo ha de tener dinero amonedado en la medida de sus rentas, pues mayor cantidad le seria initil. Cam- biaria 1o superfluo con las demas naciones por otras riquezas que le serian mas ventajosas 0 més atractives, ya que quienes poseen el dinero, incluso. los més ahorradores, siempre estén atentos a extraer de él algin beneficio. Si puetle prestarse di- nero en el pais a un interés elevado, esto es una prueba de que sélo existe en la proporcién que hemos observacio, puesto que su US0 0 st necesidad se paga a tan alto precio, 64

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