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RESPONSABILIDAD CIVIL CASOS PRACTICOS INiGo pr LA Maza GazMuRI Car.os Pizarro WILSON RESPONSABILIDAD CIVIL CASOS PRACTICOS SERN Basados en la legislacién chilena vigente y de acuerdo a la ley 17.336 del aiio 1972 y su modificacién del 04 de mayo del 2010, acogiéndonos al Titulo III de las Limitaciones y Excepciones al Derecho de Autor y a los Derechos Conexos que indica en su Axticulo 71C: "Bs lcito, sin remunerar ni obtener autorizacién del titular, todo acto de reproduccién, adaptacién,distribueién o comunicacién al piblico, de una obra licitamente publicada, que se realice en beneficio de personas con discapacidad visual, auditiva, ode otra clase que le impidan el normal acceso a la obra, siempre que dicha uilizacién guarde relacién directa con la diseapacidad de que se trate, se lleve a cabo a través de un procedimiento o medio apropiado para superar la diseapacidad y sin fines comerciales. En los ejemplares se seialard expresamente la circunstancia de ser realizados bajo a excepeién de este artieulo y la prohibicién de su distribueién y puesta a disposicién, a cualquier titulo, de personas que no tengan la respectiva diseapacidad." Por tanto damos cumplimiento al inciso 2 de la norma citada RESPONSABILIDAD CIVIL, ‘casos PRACTICOS (© IRIGO De 1. Maza Gazwurt - CARLOS PIZARRO WILSON, fnpice ABREVIATURAS .. INTRODUCCION (COMENTARIO DE SENTENCIA. LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDAD CIVIL. EL DENOMINADO CUMULO U OPCION DE RESPONSABILIDA! OpJetivos: I. CONDICIONES DE LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILI- DADES IL. LAS TEORIAS ACERCA DE LA CONCURRENCIA DE RESPON- SABILIDADES, TII. EL CUMULO U OPCION EN LA RESPONSABILIDAD MEDICA BrBLiocRarfa .. ACTIVIDADES ....... (COMENTARIO DE SENTENCIA RESPONSABILIDAD POR EL. HECHO PROPIO Y POR EL HECHO AJENO OBJETIVOS ...... I, LA RESPONSABILIDAD Y LA RELACION ENTRE EL PRINCI- PAL Y BL AGENTE 0 SUBCONTRATISTA 12 15 17 18 i inpice Pégina IL, REGLA JURIDICA APLICABLE EN LA ESPECIE... 26 a) La responsabilidad por el hecho propio 2 b) La responsabilidad por el hecho ajeno ex, 2.320 del Cédigo Civil 28 1, Régimen juridico de la responsabilidad por el hecho ajeno 29 2. Aplicacién al caso 31 ce) La indemnizacién del dato moral... 31 1) El dano moral: distinciones y compensacién de culpas 32 1.1, Categorias del daiio moral 32 1,2. La compensacién de culpas .. 33 2) Avaluaci6én del dafio moral 34. 2.1. Apreciaci6n general 34 La facultades econémicas del demandado 36 ACTIVIDADES .. 42 Caso PRACTICO RETIRO UNILATERAL DE TRATATIVAS PRELIMINARES Y RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL OBIETIVOS .. a7 I, LA IENTIFICACION Y PRINCIPIOS DE LA ETAPA DE TRATA- ‘TIVAS PRELIMINARES 48 II. Las CONDICIONES BAJO LAS CUALES EL RETIRO UNILATE- RAL GENERA LA OBLIGACION DE INDEMNIZAR EL DANO CAUSADO 50 a) Gastos efectuados por alguna de las partes con miras a la celebracién del contrato Sl b) Retiro unilateral injustificado... Inoice ml Pagina ILL. EL ESTATUTO DE RESPONSABILIDAD A TRAVES DEL CUAL DEBE RECLAMARSE DICHO DANO. i 56 ACTIVIDADES: “ oer 58 Caso prAcTICO INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL, CULPA GRAVE ¥ BOLO OBIJETIVOS .... onssensnsnsnnsn 65 I, EL JUICIO DE REPROCHE «......0.00 67 IL, EL DOLo ....... 69 TIL. LA CULPA aes 70 TV. LA ASIMILACION DE LA CULPA GRAVE AL DOLO..... 71 BIBLIOGRAFIA .... 75 ACTIVIDAD 1S ‘COMENTARIO DE SENTENCIA LACAUSALIDAD OBJETIVOS .sssesue UF I. APLICACION DE LA TEORIA DE LA EQUIVALENCIA DE LAS. CONDICIONES 0... a eeanaen 19 I, CAUSALES DE EXONERACION QUE INTERRUMPEN LA CAUSALIDAD.... Boyes cea Eee EXTRACTO DE LA SENTENCIA, 85 BIBLIOGRAFIA Y SENTENCIAS. 86 ACTIVIDADES eta 87 Iv Ixoice, Pagina Caso prdctico LA FUERZA MAYOR COMO DEFENSA DEL DEUDOR, ObIETIVOS ... 93 INTRODUCCION...... 94 I. DELA CULPABILIDAD .. 100 IL. ... HACIA LA CAUSALIDAD ..... 103 II]. EL RECORTE DE GAS Y LA FUERZA MAYOR .. 106 ACTIVIDADES tansoscayocbetisicseonetescor 109 COMENTARIO DE SENTENCIA EL LUCRO CFSANTE: PROCEDENCIA Y CALCULO Obierivos den RRR ERVIN 113 1. LA CALIDAD DE LAS VICTIMAS. Hs Il. PROCEDENCIA DE LA INDEMNIZACION: EL CARACTER HI- POTETICO DE LOS BENEFICIOS ... Je 1s III. CUANTIA DE LA INDEMNIZACION: ALGUNAS PAUTAS GENE- RALES ACERCA DEL CALCULO DEL LUCRO CESANTE .. U8 IV. LA PRUEBA DEL LUCRO CESANTE 121 ACTIVIDADES 122 RESPONSABILIDAD DE LA CLINICA PRIVADA DE SALUD Caso pRACTICO OBIETIVOS .......060 123 1. LA INFLUENCIA DE LA RESPONSABILIDAD PENAL EN EL AMBITO DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL, 124 IL. LA RESPONSABILIDAD DE LA CLINICA POR EL HECHO DEL. DEPENDIENTE .. 126 force IIL. LA RESPONSABILIDAD DE LA CLINICA POR EL HECHO PRO- PIO .. IV, EXTRACTO DE LA SENTENCIA Wo BIBEIOGRABIA axscososcssscasusssecvtsdeecasevsectsisiestesiotensbotieestnane VI. ActivipapEs Caso pRACTICO RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO POR EL HECHO DEL DEPENDIENTE QBIETIVOS ossccasttiecretiicniisss 1. LAS CONDICIONES DE LA RESPONSABILIDAD DEL EMPRE- SARIO POR EL HECHO DEL DEPENDIENTE ... II, EVOLUCION JURISPRUDENCIAL DE LA RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO POR EL HECHO DEL DEPENDIENTE . A. Intento de contractualizacién de la responsabilidad del empresario ... B, Objetivaci6n de la responsabilidad del empresario 1. ‘Técnicas que hacen més estricta la responsa- bilidad bicanalietasss pate 2, Régimen de la responsabilidad .... BiBLIOGRAFIA ACTIVIDAD. COMENTARIO DE SENTENCIA, RESPONSABILIDAD CIVIL MEDICA Y POR ACCIDENTE DEL TRABAJO OBJETIVOS I. FUNDAMENTO Y REGIMEN LEGAL DE LA RESPONSABILIDAD civ, Il. LAs victimas Y EL FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILI- DAD CIVI 138 142 142 143 143 145 146 147 VI Invice Pagina IIL. ASPECTOS PROCESALES ...csntnsneetnatenevesene 157 A. Lacausa de pedir y la responsabilidad civil 157 B. La competencia de los juzgados laborales y las victimas por rebote 159 EXTRACTO DE SENTENCIA ... 161 ACTIVIDADES ... 165 REDACCION DE DEMANDA RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO OBJETIVO .. 171 ACTIVIDAD... 183 Caso pRACTICO RESPONSABILIDAD DE DIRECTORES Y GERENTES DE SOCIEDADES ANONIMAS OpseTIvos 185 BIBLIOGRAFIA .. 190 ACTIVIDADES ... 191 CAso PRACTICO TRANSACCION Y SOLIDARIDAD OBIBTIVOS icssiescunciornesnse: a iavaeoaasearsistie ccausiiecniincciate «LOT ACTIVIDAD ... 200 arts. Av. BGB Cass. Civ. Chr. chr. CONAF Cons. ce D. Dr. Dra. DS, fs. JCPG LGDJ LSA Ltda. Ne PP. RDI CODELCO : ABREVIATURAS articulos avenida Cédigo Civil aleman Casacién Civil confréntese crénica Corporacién del Cobre Corporacién Nacional Forestal Considerando Constitucidn Politica Recueil Dalloz doctor doctora Decreto Supremo fojas Juris Classeur Periodique Général Librairie Générale de Droit et Jurisprudence Ley de Sociedades Anénimas limitada nota ndmero. pagina paginas Revista de Derecho y Jurisprudencia 2 INiGo De LA Maza Gazmurt - Car.os Pizarro WILSON Revue Trimestrielle de Droit civil Sociedad Anénima seccién, Seftor Juez de Letras sefior sefiora siguientes Su Senoria Usfa INTRODUCCION La responsabilidad civil constituye hoy una de las tematicas mas importantes del Derecho de las Obligaciones. En la reforma curricular introducida en las facultades de Derecho mas importantes en nues- tro pais, ha pasado a ocupar un semestre completo en la estructur curricular. En los tribunales cada dfa son mds numerosas las de- mandas para obtener la indemnizacién de perjuicios ocasionados, por actividades de diversa naturaleza. En la doctrina también ha existido en el Ultimo tiempo una mayor publicacién consagrada al tema. Este no es un fenémeno exclusivo de la realidad chilena. En el extranjero es dificil exagerar la relevancia de la responsabilidad civil. Tanto en el sistema del common law como en aquel conti- nental cada dia son mas las obras destinadas al estudio de esta ratr del Derecho. Sin embargo, y pese a la relevancia de la materia, en la mayoria de las facultades de Derecho del pais se sigue ensefiando la responsabilidad civil de espaldas a la practica de la misma. Los pro- fesores explican por via de la clase magistral los contenidos triendo ya sea al tratado de Arturo Alessandri u otro mas actual. De ahi que hayamos sentido la necesidad de entregar una obra que re- coja ejercicios de responsabilidad civil que permitan a los alumnos aplicar los conocimientos dogmiaticos recibidos en clases. recu- 4 IniGo pé La Maza Gazmurt - Cartos Pizarro Witson En forma de talleres 0 seminarios de trabajo los ejercicios que se presentan pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar destre- zas para la practica profesional de la responsabilidad civil. Se tra- ta, entonces, de una obra destinada a los estudiantes, con el objeti- vo que desarrollen destrezas especificas en esta drea como el comentario de sentencia y el caso practico. Para cada ejercicio hemos agregado una actividad con preguntas, andlisis de senten- cias, redaccién de demanda o casos practicos. Hemos crefdo con- veniente agregar en la mayorfa de los ejercicios una breve biblio- grafia fundamental. Para la elaboracién del libro hemos recurrido a los comenta- rios de jurisprudencia que publicamos en la Revista Chilena de Derecho Privado Fernando Fueyo Laneri, los talleres practicos llevados a cabo durante el curso de responsabilidad civil imparti- do en la Universidad Diego Portales, en la Universidad de Chile y en nuestra practica profesional. El método esta inspirado en los travaux pratiques de la ensefianza francesa del Derecho y, en par- ticular, tuvimos en cuenta el libro de los profesores Paul-Henri Antonmattei, Jacques Raynard y Jean-Baptiste Seube, Travaux dirigés de droit des obligations, Paris, Litec, 2002. Agradecemos el apoyo de la Fundacion Hewlett para el des- arrollo de este proyecto y esperamos que sea de utilidad para nues- tros estudiantes y colegas en la ensefianza de la responsabilidad civil. INIGo CarLos DE LA Maza GazMurI PIZARRO WILSON COMENTARIO DE SENTENCIA LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDAD CIVIL EL DENOMINADO CUMULO U OPCION DE RESPONSABILIDADES OBJETIVOS * Conocer el problema del cimulo u opcién de responsabili- dades planteado en la sentencia. © Conocer las teorfas para justificar la procedencia o improce- dencia de la opcién. ° Identificar las peculiaridades del cimulo u opeién en casos de responsabilidad médica como el que resuelve esta sentencia. En una intervencién quirtrgica, la pabellonera, dependiente de la clinica, encargada de la identificacién de las sustancias 0 medica- mentos que debian usarse en la operacién incurrié en un error al vaciar dos litros de cloruro de sodio en el recipiente destinado a recibir sorbitol, el compuesto que debié haberse utilizado para irri- gar la vejiga del paciente. La irrigacidn de cloruro de sodio en la Vejiga del paciente por algunos minutos le causé lesiones consisten- tes en el sangramiento difuso y moderado de la vejiga, producién- dole una “‘cistitis intersticial” con la consiguiente pérdida de capaci- dad de la vejiga como reservorio de orina, que resulté en poliaquiuria, cuya curacién 0 sanaci6n espontdnea resulta muy improbable. 6 INiGo DE LA Maza Gazurt - CarLos Pizarro WILSON Se demanda la responsabilidad extracontractual de la clinica por el hecho ajeno. No existe mayor informaci6n sobre la senten- cia de primera instancia, salvo que acoge los argumentos del deman- dante. La sentencia es apelada y la Corte de Apelaciones confirma la sentencia, negando lugar a la indemnizaci6n por lucro cesante, por no haberse acreditado el dafio, y concediendo $5.000.000 (cinco millones de pesos) por concepto de dafio moral. El demandante fund6 su pretensién en la existencia de un cuasidelito civil cometido por una persona que se encontraba al cuidado de la clinica y que podria haberse evitado si el estableci- miento médico hubiera ejercido adecuadamente el cuidado que su respectiva autoridad le conferia sobre su dependiente. La demandada, por su parte, sefialé que no ha existido omi- On, descuido o negligencia que hiciera posible el hecho dajioso. Agrega, ademas, que no procede aplicar las reglas sobre responsa- bilidad extracontractual toda vez que entre las partes del proceso existia una relaci6n contractual. Los hechos descritos dan lugar a la discusién de una serie de puntos de derecho. Entre ellos, es posible destacar la responsabili- dad médica, la responsabilidad por el hecho ajeno, la procedencia del lucro cesante y su prueba en el caso de daifios fisicos, la proce- dencia y avaluaci6n del dafio moral, la calificacidn de las acciones civiles y el cimulo de responsabilidades. Este comentario se cir- cunscribe al andlisis de la concurrencia de responsabilidades en el caso chileno con algunas menciones al Derecho Comparado. EI problema sobre el cual interesa detenerse es si, asumiendo que existia contrato de prestacién de servicios hospitalarios, podia el paciente demandar extracontractualmente las indemnizaciones pertinentes a la clinica por responsabilidad por el hecho ajeno. En el caso en cuesti6n, el tribunal estim6 que: “de existir dicha rela- ci6n [la contractual], nada impediria que el actor pudiera acogerse a las disposiciones relativas a la responsabilidad extracontractual RESPONSABILIDAD CIVIL, Casos PRACTICOS 7 para lograr la satisfacci6n a las pretensiones formuladas en la de- manda”, La Corte, sin embargo, no justifica esta conclusién que, como se ver, ha sido objeto de una ardua discusion en el Derecho Nacio- nal y Comparado. Un examen del problema contribuira a esclare- cer si la decisi6n del tribunal en este punto fue 0 no correcta. La estructura del comentario es la siguiente: —En primer lugar, se indica cual es el problema que intenta re- solver el ctimulo u opcién y cuales los requisitos para que se pre- sente. Sobre lo anterior se aclara que existen casos en que la doctrina estd conteste en que no se satisfacen los requisitos, otros en que satisfaciéndose hay consenso en que procede 0, bien, en que no procede; a continuacién, se sugiere que la hipdtesis mas desafian- te respecto al ctimulo u opcidn es aquélla en que se encuentra este caso, es decir, esto es un contrato cuyo incumplimiento constituye un ilfcito civil y en el que las partes no han distribuido contractual- mente los riesgos. ~ En segundo lugar, se exploran las diversas posiciones sobre el problema en el Derecho Nacional y Comparado. En tercer lugar, se advierte que es un caso de responsabilidad médica de una clinica por el hecho de su dependiente y se revisan dos posiciones doctrinarias. 1. CONDICIONES DE LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDADES El problema del ctimulo de responsabilidades se configura cuan- do el incumplimiento de un contrato constituye, a la vez, un delito o cuasidelito civil. Contrario a lo que pareciera indicar su nombre, el problema del cimulo u opcién no refiere a si la victima puede 0 no agregar las indemnizaciones por incumplimiento contractual y 8 IniGo DE LA Maza Gazmuri - Cartas P1ZarRo WILSON por el delito o cuasidelito. Nadie discute que, atendida la funcién reparatoria de la responsabilidad civil en el caso chileno, no resul- ta posible. La duda radica en si la victima puede optar, por el esta- tuto contractual 0 extracontractual, al solicitar la indemnizacién o si, en cambio, la existencia del contrato lo vincula inexorablemen- te. En palabras de Ramon Meza Barros el problema: “se traduce en averiguar si el incumplimiento de la obligacién emanada de un contrato da origen a una responsabilidad exclusivamente contrac- tual o si, originando igualmente una responsabilidad delictual 0 cuasidelictual, puede el acreedor elegir una u otra para obtener la reparacion del dafio”!. El cimulo u opcidn de responsabilidades dista de ser un capri- cho académico, la opcidn entre uno y otro estatuto posee numero- sas consecuencias practicas derivadas de las diferencias que es posible apreciar en el Derecho chileno respecto de la responsabili- dad contractual y extracontractual*. En general, se ha sostenido que los requisitos del cimulo u opcién son tres*. — Primero, como ya se ha advertido, es necesario que el hecho causante del daiio constituya incumplimiento de una obligacién contractual y violacion de un deber general de cuidado*, ' Manual de Derecho Civil. De las fuentes de las obligaciones, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1986-1987, p. 263, Véase, por ejemplo, Arturo ALESsANDRi Ropricurz, Responsabilidad extracon- twractual en el derecha civil chileno, Santiago, Imprenta Universitaria, 1943, p.51;Heman Corrat Tavciani, Lecciones de responsabilidad extracontractual, Santiago. Editorial Juridica de Chile, 2003, p. 33 y Pablo Ropricuez Grez, Responsabilidad extracontrac- ‘wal, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1999. 3 Véase Guillermo Gaxcia Vatprcasas, “El problema de la acumulacién de la res- ponsabilidad contractual y delictual en el derecho espaitol”, en Revista de Derecho Pri- vado, Madrid, octubre, 1962, p. 831 y ss. 4 Conviene advertir que no todo incumplimiento contractual supone la infraceién a un deber de cuidado. La coincidencia se presentaré tinicamente cuando el hecho genera- ‘Responsasitipan crvit., Casos PRACTICOS 9 — Segundo, es necesario, ademas, que la victima de la infr ci6n contractual y delictual sea la misma persona, el acreedor con- tractual. —Tercero, la doble infraccién debe haber sido cometida por la misma persona. En el caso resuelto por la sentencia se presentan los tres requisitos. La irrigacidn con sorbitol constituye incumpli- miento de contrato y una omisién del deber general de cuidado, aun cuando no hubiese existido contrato el paciente hubiese podi- do reclamar la indemnizacién en sede extracontractual. Asimis- mo, coinciden el acreedor y la victima por una parte y, por otra, el causante del dafio y el infractor del contrato. Para continuar con el examen del caso conviene despejar des- de ahora aquellas situaciones que no resultan conflictivas para la doctrina porque 0, bien, no concurren todos los requisitos de la opcién o, bien, se acepta sin discusi6n. Estas pueden ser divididas en dos grupos. El primero comprende situaciones en que los su- puestos se asemejan a los del ctimulo, pero no Ilegan a confundir- se con éstos. Dentro de dicho grupo —y sin 4nimo exhaustivo de identificarlas todas— la primera situaci6n ocurre cuando el dafio sido causado por distintas personas, una de las cuales se encuen! relacionada contractualmente con la victima y la otra no. Alli re sulta claro que la victima podra dirigirse contractualmente contra la primera y utilizando las reglas aquilianas contra la segunda. La segunda tiene lugar en casos donde el incumplimiento del contra. Continuacién nota + dor del dafio diera lugar a indemnizacién, aun, si no existiera el contrato. Asf, por ejem: plo, la infracci6n al deber de entrega de la compraventa s6lo posee relevancia juridica existiendo contrato, no sucede lo mismo, por ejemplo, en el caso que resuelve la cia que se comenta en estas paginas. Sobre el caso de la responsabilidad méd caimulo se puede consultar Pedro ZeLava Ercuecaray, “Responsabilidad civil de los hospitales y clinicas modernas: tendencias jurisprudenciales, en RDJ, tomo xciv, N° 2 1997, pp. 60-62. 10 I8iGo DE LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WILSON to no sélo dafia al cocontratante sino, ademés, a un tercero. En este caso, el tercero podré dirigirse extracontractualmente contra el cau- sante®. La tercera que puede identificarse ocurre en aquellos casos en que un mismo hecho genera, por una parte un incumplimiento contractual y, por otra, un daiio diverso, susceptible de ser alega- dos bajo el estatuto extracontractual®, Aqui existen, en verdad, dos hipotesis de dato diversas, sujetas cada una a un estatuto distinto. Cuarta, es aquélla en el que no existe verdadero contrato entre las partes, como sucede en el transporte benévolo, Quinta, tiene lugar respecto de los actos 0 contratos declarados nulos por sentencia judicial ejecutoriada. Finalmente, una sexta tiene lugar cuando uno de los contratantes le ocasiona a otro un dafo a través de un hecho que no constituye incumplimiento del contrato’. Dentro del segundo grupo se encuentran otras dos situaciones en las cuales, concurriendo los requisitos de la opcidn, ésta se acepta sin discusiones. La primera de ellas ocurre cuando asf lo han pacta- do las partes. La segunda tiene lugar cuando el incumplimiento del contrato configura, ademas, un delito o cuasidelito penal y se reclama la responsabilidad civil en sede penal. En el primer caso es la voluntad de las partes lo que hace indiscutible la procedencia de la opcidn; en el segundo, la existencia de una disposicién legal § Sobre estas dos primera ciones véase Mariano Yzquterpo Totsapa, Responsa- bilidad civil. Contractual y extracontractual, Madrid, Editorial Reus $.A., 1993, p. 114. Es Leslie Tomaseito Harr quien identifica esta tercera situacién y la ejemplifica - citando a René Demogue—con el caso de un accidente ferroviario que hiera aun pasajero y, a la ver, dafie un inmueble de su propiedad, vecino al lugar de los hechos. Véase El daiio moral en la responsabilidad contractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1969, p. 261. 7 Acestas iiltimas tres situaciones se refiere Rodrigo Barcia Lerman, “Algunas con- letaciones sobre el principio de responsabilidad contractual”, en Instituciones moder nas de Derecho Civil. Homenaje al profesor Fernando Fueyo Laneri, Santiago, Edito- rial Juridica ConoSur Ltda., 1996, pp. 564-565. RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS " que faculta a la victima a alegar la responsabilidad civil bajo las reglas extracontractuales®. Conviene detenerse sobre aquellas situaciones en las que la doctrina parece encontrarse de acuerdo con que la opcién no re sultarfa procedente. El caso aqui es aquél en que las partes han distribuido de manera contractual los riesgos del incumplimie Usualmente se ha sefialado que el argumento seria la fuerza obli gatoria del contrato?. Hernan Corral agrega que, en este caso, se ria contrario a la buena fe que una de las partes invocara el estatu to extracontractual para arribar a una solucién distinta. El autor previene, sin embargo, que este razonamiento no seria aplicable a los contratos por adhesi6n 0 a aquellos que contienen clausulas predispuestas, pues allf resulta irreal sostener que el adherente ha participado con su voluntad en dicha distribucién!, Considerados los casos anteriores parece posible concluir que la situacién mas controvertida para la discusién acerca de la op ci6n de responsabilidades es aquélla en que satisfaciéndose sus requisitos, el incumplimiento contractual no configura delito o cuasidelito penal o no haya sido alegado como tal y las partes no han distribuido en el contrato los riesgos derivados de su incum plimiento, Este es, precisamente, el caso resuelto por la sentencia en comento. Por una parte, existe contrato entre las partes, por otra, la infraccién de las obligaciones contractuales no ha sido ale- gada como ilicito penal y, por dltimo, no existe una d de riesgos convenida expresamente en el contrato, Lo ucidn Sobre estos dos casos véase ALessanpri Ropriauez.(n. 2), p. 91. ° Las partes utilizarian el contrato para distribuir los riesgos de su incumplimiento. Al hacerlo estan previendo los gastos que estén dispuestos a afrontar y si esa opcidn se sostiene, debe ser respetada. No hacerlo vulneraria el principio de la autonomia de la yoluntad, © CoeraL Tatciant (n. 2), pp. 36-37. 12 INIGO DE La Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON TL. Las TEORIAS ACERCA DE LA CONCURRENCIA DE RESPONSABILIDADES En general, la doctrina chilena se ha inclinado por no aceptar la opcidn de responsabilidades con las condiciones recién apunta- das!'. Asi, por ejemplo, Arturo Alessandri, siguiendo a los Ma- zeaud, ha sostenido que en el silencio de las partes respecto a la distribucién del riesgo derivado del incumplimiento contractual, debe entenderse que éstas han aceptado tacitamente la aplicacion del estatuto contractual!”, Por lo mismo, permitir que se persiguiera la responsabilidad del deudor fuera de los limites del contrato se- rfa simplemente infringirlo. Planteadas de esta manera las cosas, todo el problema radicaria en determinar si el hecho que produjo el dafio constituy6 o no la infraccién de una obligacién contrac- tual, si asf fue no habria lugar para la opcién!. En el Derecho Comparado se denomina a esta posi de la no acumulacién (non cumul) o de la absorcién”, Justificando su aplicacién, Chironi ha sefialado que: “las partes han sometido ese interés [aquel lesionado por la infraccién del contrato] a una particular tutela, y por ello lo han sustrafdo de cualquier otra tutela genérica preexistente. No puede ser jurfdicamente serio el que, seguin las necesidades 0 conveniencias, la victima opte por situar su pretensi6n en la 6rbita extracontractual, en la que obtendra un mayor resarcimiento si todavia no ha transcurrido el breve plazo "I Véase, por ejemplo, ALESSANDRI RopriGUEz (n. 2); RopriGuez Grez (n. 2); Toma- SELLO Hart (n. 6). !? La voluntad tacita se prestarfa respecto de las reglas supletorias las partes, Si éstas nada dicen se entiende que han aceptado las reglas de la responsabili- dad contractual, que actian como elementos de la naturaleza del respectivo contrato, véase articulo 1.444 del Cédigo Ci '3 Atessanpri Ropriuez (n, 2), pp. 86-87. le la voluntad de RESPONSABILIDAD CIVIL. CASS PRACTICOS 1B prescriptivo, o por resignarse a una indemnizacién del dafio con tractual previsible si ha transcurrido ya"!4. Mariano Yzquierdo Tolsada allega un nuevo argumento, sos- teniendo que los factores de integracién contractual han determi- nado la expansi6n del contenido obligacional del contrato —inclu- yendo, por ejemplo, obligaciones de informacién y seguridad que las partes no convinieron explicitamente— y, por lo mismo, la po sibilidad que la responsabilidad contractual absorba los daiios oca sionados en el marco del contrato, lo cual haria innec« rrir a la responsabilidad extracontractual en busca de un resultado justo. Esta teorfa es actualmente dominante en el caso francés. No sucede lo mismo, sin embargo, en Espaiia, Italia, Alemania, Sui za, Grecia y Jap6n, donde compite con otras que aceptan el cimu- lol, Segtin Genévieve Viney, en el caso francés, los tribunales han argumentado en contra del cimulo Ja fuerza obligatoria del contrato y el respeto a la autonomfa del régimen de la acci6n en la responsabilidad contractual!®, Como ya se ha advertido, la aceptaci6n de la opcién es es entre los autores chilenos. A favor de ella, en general, se manifies- tan Rodrigo Barcia y Hernan Corral y, respecto de la responsabili- dad médica, Pedro Zelaya!’. El primero, sefialando que no existe una regla expresa que impida a la victima la eleccién del estatuto ara para reclamar la indemnizacién de perjui pecto a la fuerza obligatoria del contrato, este autor indica que el ‘sario recu ios. Res- 4 Citado en YZQUIERDO TOLSADA (n. 5), p. 118. 'S Véase Gentvieve Viney, Traité de Droit Civil. Introduction a la Responsabilité, 2 ed. Paris, LGDJ, 1995, p. 406 y Santiago Cavann.tas Meicae Isabel Tapia Ferwanner, Lat concurrencia de responsabilidad contractual y extracontractual. Tratamiento sustantivo y procesal, Madrid, Editorial Centro de Estudios Ramén Areces, S.A., 1992, p. 66. 16 Viney (n. 15), pp. 407-410, "” Sobre la posicién de Pedro Zelaya se volverd mas adelante, 14 Inico pe La Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WiLson contrato puede ser invalidado por causas legales y al demandar la victima, sirviéndose de las reglas extracontractuales, s6lo habria optado por la invalidez del contrato por causas legales. Respecto al argumento segtin el cual aceptar el ciimulo de responsabilida- des significarfa echar por tierra el principio de la autonomia con- tractual, Rodrigo Barcia sostiene que el legislador chileno prefirié proteger la voluntad real de los declarantes a aquélla declarada. No parece razonable —continda el autor— supgner del silencio de las partes que éstas pretendieran regular los posibles ilfcitos civi- les que el cumplimiento puede acarrear, salvo que asi se haya esti- pulado!® . Por su parte, Hernan Corral afirma que el ctimulo pro- cederia en todas aquellas ocasiones en que, aun, prescindiendo del contrato el daiio causado seria igualmente indemnizable bajo las reglas aquilianas'?. Este tiltimo autor no se extiende, sin embargo, sobre los fundamentos de su posicién. En el Derecho Comparado”?, la teoria del concurso de accio- nes o de la opcién”! se ha justificado argumentando, por una parte, una suerte de voluntad implicita de las partes de no excluir el esta- tuto extracontractual. Asf, por ejemplo, Guillermo Garefa Valde- casas, siguiendo a Van Ryn sefiala que: “debe presumirse la vo- 8 Barcia LEHMAN (n. 7), p. 564. 19 Coneat. Tauctant (n. 2) p.36. 20 Véase CAVANILLAS Musica y TaPiA FERNANDEZ (n, 15), p. 69 y 2! Cavaninias Mcaica explica que resulta mds adecuada la denominaci6n “concurso de acciones” toda vez que, aun existiendo dos acciones procesales distintas para deman- das de responsabilidad contractual y extracontractual, la expresién opcién de responsabi- lidades no es plenamente descriptiva, toda vez que no se trata tnicamente de escoger entre el ejercicio de una accién de responsabilidad contractual y el de una de responsabi- lidad extracontractual, toda vez que pueden plantearse aun dos problemas, a saber: 1) la posibilidad de intentar una de las acciones en un nuevo proceso en aquellos casos en que Ja acci6n alternativa no hubiese tenido &xito en un proceso anterior y 2) si aun cuando la aceién intentada en el primer proceso sea exitosa es posible intentar la accién altemnativa cuando no se haya obtenido con la primera la total reparacién (n. 15), p.67. ResPONSABILIDAD CrviL. Casos PRACTICOS 5 luntad favorable a la opcién mientras no se pruebe la voluntad de excluir la responsabilidad delictual’?. Aeste argumento se afiade aquél segtin el cual la normativa sobre responsabilidad extracontractual serfa de orden ptiblico y, por lo tanto, inderogable. Por otra parte, se ha argumentado que no resulta razonable que el deudor que sufre el daiio se encuentre en una situacién desmejorada respecto a un tercero que lo sufriera, Se sefiala, ademas, que es posible apelar a los instrumentos de integracién —la analogia y los principios generales del Derecho. para favorecer la opci6n. A la analogia se puede recurrir, pues en otras ocasiones el legislador permite a la victima la opcidn entre otras acciones. A los principios generales se acude sefialando como tales la proteccién de la victima de un dafio y —algo circularmen- tea un principio de opcién??. Como ya ha sido advertido, la teo ria de la opcién ha sido recogida por tribunales italianos, alema- nes, suizos, espafioles y en algunos paises del common law”, TH. EL CUMULO U OPCION EN LA RESPONSABILIDAD MEDICA Concluido ya este somero anilisis de las coordenadas genera- les del problema del cimulo u opcidn de responsabilidades, convie- ne precisar que la sentencia en comento refiere a un caso de respon- sabilidad médica. Un caso en el que, ademas, se demanda a una clinica por el hecho de su dependiente. En este tipo de casos el problema de la opcién adquiere una fisonomia particular que con- 22 Garcia VALDECASAS (n. 3), p. 838. % Véase, en general, Garcia VaLpacasas (n. 3). % Una buena descripcién de todos estos casos en CAvANILLAS Mucica y TAPIA Fir- NANDez (1. 15), p. 69 y s 16 Ico pe LA Maza Gazmuri - CarLos Pizarro WiLsoN viene considerar al momento de evaluar la decisidn del tribunal. Seguin sefiala Pedro Zelaya no resulta deseable en estos casos una aplicacion estricta e indiscriminada de aquella doctrina que niega lugar a la opcion. Las razones que allega este autor son dos: — En primer lugar, en la mayoria de los casos resulta dificil determinar con precisién los limites entre la responsabilidad con- tractual y extracontractual tanto del recinto hospitalario como de los médicos que trabajan en él. —En segundo lugar, negar a la victima la posibilidad de servir- se del estatuto extracontractual le acarrea diversos inconvenien- tes. Con relacién a lo primero, Pedro Zelaya sostiene que contra- tos como el que dieron origen al conflicto que resuelve la sentencia en comento son generalmente consensuales e innominado: ; por lo mismo, resulta artificial intentar imputarles a sus cldusulas el ca- racter de tinica fuente de todos los deberes de conducta que deben ser asumidos por el hospital, el profesional o ambos. Agrega que en los casos de medicina curativa o terapéutica existe una multi- plicidad de casos en los que, en raz6n del estado en que el paciente ingresa al recinto, ni él ni sus parientes o representantes prestan su consentimiento para la operacién o tratamiento médico. — En tercer lugar, aun cuando el paciente haya prestado su vo- luntad para contratar tanto con el hospital como con el médico tratante —sostiene el autor—dicha voluntad no se extiende a la par- ticipacién de otros profesionales que, en la practica, suelen parti- cipar de las intervenciones 0 tratamientos. De acuerdo con lo segundo —los inconvenientes para la vi tima de limitar su opcién al estatuto contractual— el autor identifi- ca, entre otros, los siguientes argumentos: — 1) salvo dolo 0 culpa grave no podra demandar los perjuicios imprevistos, — 2) por regla general no podré demandar la reparaci6n del dajio moral, RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 7 — 3) no podra aprovecharse de la presuncién de solidaridad pasiva propia de sede extracontractual, — 4) puede verse sujeta a cldusulas limitativas 0 eximentes de responsabilidad”. Divergiendo, en parte, de la opinién de Pedro Zelaya, Carlos Pizarro considera que en los casos de responsabilidad por el hecho ajeno de las clinicas, en que existe contrato, debe aplicarse el estatu- to contractual. Este ultimo autor sefiala que, existiendo un contra- to de hospitalizacion entre la clinica y el paciente, aquélla respon de por el hecho de sus dependientes bajo el estatuto contractual*”. Sostiene que esta situacién puede ser deseable para la victima en la medida que la responsabilidad contractual se objetivice, como ha sucedido con la responsabilidad extracontractual por el hecho ajeno’. BIBLIOGRAFIA ALESSANDRI RODRIGUEZ, ARTURO, Responsabilidad extracontrac- tual en el derecho civil chileno, Santiago, Imprenta Unive taria, 1943. 25 ZeLAVA ETCHEGARAY (n. 4), pp. 60-62. 26 “1a responsabilidad médica por el hecho ajeno”, en Revista Chilena de Derecho Privado Fernando Fueyo Laneri, N° 1, Santiago, 2003, pp. 199-201. 77 Carlos Pizarro Wilson sostiene que la responsabilidad de las clinicas por el hecho de sus dependientes se ha fallado, generalmente, utilizando el estatuto extracontractual, porque frecuentemente se trata de acciones civiles que nacen de un delito o cuasidelito y, por lo mismo, caen dentro de uno de los casos en que se permite la opci6n. No obstante, cl articulo 59 del nuevo Cédigo de Procedimiento Penal dispone que las acciones destinadas a obtener la reparacidn de las consecuencias civiles del hecho punible contra personas distintas al imputado o por personas distintas a la victima s6lo podrén ejercerse ante el tribunal civil competente. En ese escenario no cabria lugar a la opcién. Véase Carlos Pizaano Witson, “La responsabilidad médica por el hecho de otro”, en Revista Chilena de Derecho Privado Fernando Fueyo Laneri, N° 1, Santiago, 2003, p. 196. 18 INIGo DE LA Maza Gazmuri - CarLos Pizarro WILSON CorRAL TALCIANI, HERNAN, Lecciones de responsabilidad extra- contractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003. YZQUIERDO TOLSADA, MARIANO, Responsabilidad Civil. Contrac- tual y extracontractual, Madrid, Editorial Reus S.A., 1993. ACTIVIDADES . Segtin su opini6n, ,procedia en este caso la opcidn de res- ponsabilidades como lo fallé la Corte? 2. {Le parece concluyente el argumento segun el cual en el silen- cio de las partes debe interpretarse que su voluntad real fue no excluir el estatuto de responsabilidad extracontractual? 3. {Considera que las peculiaridades de la responsabilidad mé- dica en este caso allegan nuevos argumentos para permitir la opcidn de responsabilidades? 4. (En la siguiente sentencia cree usted apropiado recurrir ala aceptacion de la opcién de responsabilidades para aplicar el estatuto de responsabilidad extracontractual? Corte de Apelaciones de Concepcién, 10 de agosto de 2000, LexisNexis, N° 22158. “Visto: En cuanto a la apelacién: .Se tiene en su lugar y, ademas, presente: 1) Que el juez de primera instancia ha dado por establecido que Adriana Yolanda de la Luz Fierro Caamaiio fallecié a raiz de una infeccién intrahos- pitalaria producida por la falta de cuidado en la mantenci6n de los niveles y controles de asepsia durante y después de la operacién a que fue sometida en el Hospital Las Higueras, de Talcahuano, al RESPONSABILIDAD CIVIL. CAsos PRACTICOS 9 no haberse tomado por el personal del mismo las medidas de pre- cauci6n correspondientes 0 los debidos deberes del cuidado, lo que es constitutivo de culpa. 5) Que, ahora bien, es una realidad innegable que los dafos causados a la paciente con ocasi6n de una intervenci6n quirirgica pueden revestir simultaéneamente caracteristicas propias de una fracci6n contractual (al contrato de prestacién médica, de hospitali- zaci6n y/o de asistencia sanitaria), y, al mismo tiempo, de un de lito o cuasidelito civil (la violacién del deber general de actuar con diligencia y no causar dajio a otro). En otras palabras, la negligen- cia médica y hospitalaria con dafios al paciente puede incluirse indistintamente en el supuesto de hecho de la normativa contrac- tual (arts. 1547 y siguientes del Cédigo Civil) y de la extracontrac tual (arts. 2314 y siguientes del mismo Cédigo). No cabe duda que en la actualidad existe una gran inseguridad conceptual en la delimitacién de los supuestos de hecho de una y otra responsabilidad, es decir, la linea divisoria entre los deberes de cuidado emanados del contrato y aquellos que emanan del de- ber general de no causar culpablemente dajfios a terceros, es muy borrosa en ciertos ambitos del quehacer humano, y, sobre todo, en los servicios de atencién médica empresarialmente organizada. Por ello es preferible otorgar a la victima la opcién de elegir la via extracontractual, aunque el demandado pruebe que existia un vincu- lo contractual previo al dafio, hecho este tiltimo que, por lo demas, no se ha alegado ni establecido en autos, esto es, no se encuentra acreditada la existencia de un vinculo contractual entre la paciente fallecida y la parte demandada. Solamente aparece la existencia de dicho vinculo entre el médico que la opero y ella” [sic.] (Pedro ZELAYA ETCHEGARAY, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xciv, N° 2, 1997, p. 47). La jurisprudencia se ha inclinado también por esta solucién, como puede verse en los fallos de la Corte de Apelaciones de San- 20 IniGo DE LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WILSON tiago (Gaceta Juridica, N° 151, enero 1993, p. 58; Gaceta Juridi- ca, N° 199, enero 1997, p. 89). Por lo demas, quienes niegan el cimulo u opcién de responsabi- lidad la aceptan cuando la inejecucién de la obligacién contractual constituye, a la vez, un delito 0 cuasidelito penal, y, en el caso en estudio, no puede dejar de considerarse que en el proceso penal seguido a consecuencia de la muerte de la paciente, esta Corte, por resolucién de 27 de marzo de 1998, que en copia se lee a fs, 124 de esta causa, aprobé el sobreseimiento temporal que en virtud del art. 409 N° | del Codigo de Enjuiciamiento Criminal habia dic- tado el juez, sustituyendo la cita de ese N° | por la del N° 2 de la misma disposicién y teniendo tnicamente presente que si bien del sumario existen antecedentes suficientes de haberse cometido el hecho ilicito que se investiga, no hay antecedentes suficientes pa- ra acusar a determinada persona como autor, cémplice o encubri- dor. 6) Que también la jurisprudencia ha sefialado que no es necesa- rio que la victima identifique y demande al concreto dependiente 0 agente sanitario que con dolo 0 culpa causé el daiio respectivo. Para condenar civilmente al Hospital demandado no es necesario acreditar cual fue el especifico dependiente culpable del dafio, pues basta probar que alguien dentro de la organizacién hospitalaria incurrié en culpa y que dicha negligencia fue la causa del dafio. Asi, se ha resuelto que no es de rigor que la sentencia determi- ne quién o quiénes han sido los autores del dafio, ni el demandante tiene que indicarlo, pudiendo hasta ignorar quiénes hayan sido. El que persigue la responsabilidad de una persona juridica no tiene sino que patentizar la existencia del daiio mismo y que el hecho dafioso no se habria producido sin negligencia o culpa de alguien, dependiente de ella o a su cuidado (Corte Suprema, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xxi, sec. 1*, p. 681; misma revis- ta tomo LY, sec. 4*, p. 209). RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS 21 Del mismo modo lo estima la doctrina (ALESSANDRI RopRi QUEZ (n. 2), p. 373). La Corte de Apelaciones de Concepcién, en sentencia de 17 de diciembre de 1992, manifest6: En consecuencia, aun cuando no se haya podido determinar la persona del delincuente para su conde: na posterior, es posible acoger la acci6n civil para la repara: del dafio, en cuyo caso, en la especie, resulta responsable la insti tucién policial en donde fueron aplicados los tormentos, dependien: te del Fisco de Chile, representado por el abogado don Enrique Steffens Correa (Revista de Derecho, N° 5, Concepcion, Unive sidad Cat6élica de la Santisima Concepcién, Facultad de Ciencias Jurfdicas y Sociales, 1996, p. 267). 7) Que los tribunales han manifestado que la responsabilidad extracontractual de los hospitales es directa y no subsidiaria. Por tanto, la victima no tiene necesidad de demandar primero, 0 conjun- tamente al menos, al agente directo del dafio para obtener una ser tencia favorable, sino que puede demandar solo y directamente al establecimiento por el monto total del dafio sufrido, lo que, por lo demas, guarda concordancia con lo preceptuado por los arts. 2320. y 2322 del Cédigo Civil (Pedro ZELAYA ETCHEGARAY, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo xctv, N° 2, 1997, p. 72). on COMENTARIO DE SENTENCIA* RESPONSABILIDAD POR EL HECHO PROPIO Y POR EL HECHO AJENO. Osserivos * Comprender los diversos problemas juridicos que involucra la responsabilidad extracontractual por el hecho propio y por el hecho ajeno. * Analizar la procedencia y avaluacién del daiio moral. « Entender la denominada “compensacién de culpas”. * Aplicar a un caso concreto los razonamientos desarrollados en el comentario de sentencia. Los hechos pueden ser descritos como sigue. Producto de una descarga eléctrica en una celda energizada de dependencias de la empresa minera Exaec-Chile, Carlos Pardo Contreras, trabajador de la empresa contratista Integra Ltda., fallecié en forma instanta- nea. La conyuge del occiso por si y en representacién de sus dos hijas menores demand indemnizacion por los perjuicios morales sufridos a ambas empresas. te comentario tiene su origen en un informe en Derecho elaborado junto con Carlos Pefia Gonzélez, vicerrector académico de la Universidad Diego Portales, quien autoriz6 su modificacién y publicacién, 24 INGO DE La Maza GazMurt - CARLOS Pizarro WILSON Dicha demanda fue acogida parcialmente por el fallo de pri- mera instancia condenando sélo a la empresa Exaec. Esta resolu- cién fue confirmada por la Corte de Apelaciones de Valparaiso con declaracién de que se reducian los montos de la indemniza- cién. La sentencia de apelacién fue, a su vez, objeto de un recurso de casacién en el fondo por parte de la empresa Exaec Chile y, en definitiva, la Corte Suprema rechazé el recurso de nulidad confir- mando la resoluci6n del tribunal de alzada. , Existen tres cuestiones relativas a la sentencia que merecen un andlisis desde la dogmatica del Derecho Civil: — Una -de cardcter general-, relativa a la responsabilidad del principal por los actos del contratista o de los dependientes del contratista, — Dos, tiene que ver con el fundamento juridico de la respon- sabilidad extracontractual, fuente de la indemnizacién en este caso. ~— Tres, es necesario referirse a problemas que atingen al dafio extrapatrimonial. I, LA RESPONSABILIDAD Y LA RELACION ENTRE EL. PRINCIPAL Y EL AGENTE O SUBCONTRATISTA En términos generales, la relacién de contrato de empresa y subcontrato importa, desde el punto de vista econémico, un fend- meno de descentralizacién productiva. Por razones de especializa- cidn, a veces, 0, simplemente, de costos de transaccién, las empre- sas tienden a transferir parte de su esfera productiva a otras”®, Cabria ‘abe distinguir nitidamente la figura del contrato de a de aquélla del subcontrato de contrato de empresa. En efecto, en el primero participan dos sujetos de derecho, uno de ellos -el contratista-, se obliga por un precio a ejecutar a beneficio del otro principal, una obra o un trabajo, de manera independiente y sin poder de represen- tacién. Esta definicién es bastante amplia y comprende gran parte de los contratos de ReseonsasiLipap CiviL. Casos PRACTICOS preguntarse si dichos actos importan al mismo tiempo transferen- cia de responsabilidad por accidentes. Dicho de otra manera, cabe responder si en presencia de un contrato de empresa o un subcontrato, el principal puede esgrimir como causal de exonera- ci6n de responsabilidad dichos actos juridicos. La respuesta debe ser negativa tanto en la hip6tesis del contrato de empresa como del subcontrato, Cada vez mas, en la esfera de la responsabilidad, la nocién de empresa en el sentido técnico jurfdico, ha sido reem- plazada por la nocién mas amplia de “organizacién empresarial”. En conformidad a esa idea, si las labores del agente pertenecen al area propia de actividad del principal -como parece ser el caso—, entonces el contrato no es causa suficiente para exonerar de res- ponsabilidad al principal. Existe aqui una verdadera relacién de dependencia organizacional o empresarial que pone al principal en condiciones 6ptimas de prevenir el riesgo, de ahi que el criterio sea econdmicamente correcto. En otros términos, un acto del contra- tista cae bajo la esfera empresarial del civilmente responsable -el principal-, quien, entonces, no puede exonerarse. Es obvio, ade- mas, que una solucién contraria incentivaria a las empre: fundir el riesgo mediante el contrato de empresa y no mediante cl seguro, que es la soluci6n mas eficiente. La misma soluci6n existe en materia laboral. El articulo 64 del Cédigo del Trabajo establece Continuacién nota * prestacién de servicios y otros diversos. Por su parte, el subcontrato de contrato de empresa, presenta dos modalidades. En la primera, el subcontratista efe por la cuenta del principal, El contrato supone la existencia de un negocio inicial y encuentra su justificacién en Ia relacién econémica entre el principal y el contratista -subcontrato econémico-. En la segunda, el subcontratista s6lo trabaja por la cuenta del contratista y éste utiliza el subcontrato para que un tercero ejecute las tareas que involu- cra su actividad. No existe relaciGn entre el principal y el subcontratista —subcontrato industrial-. La primera figura no presenta ninguna particularidad. Sobre esto véase Frangois Couarp DuTiLtevt y Philippe Devesecque, Contrars civils er commerciau, Paris, Dalloz, 1998, p. 771 y ss. tia 26 INIGo Dz LA Maza Gazmurt - Carios Pizarro WILSON. la responsabilidad subsidiaria del principal por las obligaciones laborales y previsionales del contratista para con sus trabajadores. Cuando no se trata del incumplimiento de obligaciones con- tractuales”?, sino de ilfcitos que acarrean responsabilidad civil, el problema tiene que ver con determinar si el principal puede ser demandado por los dafios que ha causado el contratista o el sub- contratista. En este caso, se hace responsable el principal por un acto u omisién del contratista que causa un dafio —genuina hipste- sis de responsabilidad por el hecho de un tercero-, siendo que si no existiere relaci6n entre el principal y el contratista, s6lo este Ultimo serfa responsable. Esto tiene que ver con determinar cudles son los fundamentos de derecho para exigir la responsabilidad del principal por los actos del contratista. TI, REGLA JURIDICA APLICABLE EN LA ESPECIE En el dmbito de la responsabilidad extracontractual tratada en el titulo xxxv del libro 1v del Cédigo Civil, existen dos reglas que podrian esgrimirse para perseguir la responsabilidad en el caso en cuestién, Por una parte, la regla que establece la responsabilidad por el hecho propio y, por otra, la regla que regula la responsabili- dad por el hecho ajeno. ® Este es un problema complejo, el establecer qué reglas juridicas son aplicables frente al incumplimiento de las obligaciones contractuales del principal del subcontratista, se trata de los extremos de la relacién contractual, para aplicar la respon- sabilidad contractual se han esgrimido como argumentos la estipulacién a favor de otro y la nocién de grupos de contratos, Véase, Christian Larroumer, Responsabilidad civil contractual, algunos temas modernos, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1998, p. 9: “Leffet relatif des contrats et a négation de I'existence dune action en responsabilité nécessairement contractuelle dans les ensembles contractuels”, en JCPG, 1991, p. 313. RESPONSABILIDAD ClviL. CASO PRACTICOS 27 a) La responsabilidad por el hecho propio El Codigo Civil trata este tipo de responsabilidad en dos pre- ceptos fundamentales. Se trata de los articulos 2.314 y 2.329. El primero se refiere a la responsabilidad por el hecho propio. Esta responsabilidad se caracteriza porque en ella es necesario probar la culpa del actor para dar lugar a la indemnizaci6n. En otras pala- bras, corresponde probar la culpa a la victima y es el caso 0 hipstesis general de nuestro sistema de responsabilidad civil extracontractual. Sin embargo, parte de la doctrina nacional —Carlos Ducci Claro y Arturo Alessandri Rodriguez-—, han visto en el segundo precepto citado una hipétesis de responsabilidad por el hecho propio con presuncién de culpa. En esta segunda hipotesis de presunci6n de culpa, el actor del dafio s6lo podria eximirse probando que actué diligentemente 0 estableciendo la concurrencia de una causa ex- trafia, esto es, un caso fortuito o fuerza mayor; el hecho de un tercero 0 de la victima de naturaleza absoluto*®, Para los profesores citados la presuncidn concurre en aquellos casos en que se verifica una actividad peligrosa © que genera un riesgo. La culpa seria consustancial al ejercicio de dicha activi- dad, se tratarfa de la denominada culpa inclusa. Por el solo hecho de realizar una actividad peligrosa se presume la culpabilidad en el evento que se produzca un dajfio. El articulo 2.329 consagra, segtin Arturo Alessandri, una presunci6n de culpa en aquellos ca- sos en que la actividad en sf misma genera riesgos, por ese solo hecho habria imputabilidad y un juicio de reproche fundado en la culpa. El empresario, en este caso, estarfa obligado a hacer todo lo que esté de su parte para evitar dafios, sin garantizar, empero, que éstos podran evitarse. Sin embargo, esta apreciacion doctrinaria no ha sido compartida por la jurisprudencia que ve en el articulo % Atessanpri Ropricutz, (n. 2), p.292 y ss. 28 INGO De LA Maza Gazmurt- CarLos Pizarro WILSON 2.329 una reiteraci6n del principio general de responsabilidad que consagra el articulo 2.314 del Cédigo Civil. Con todo, existe una sentencia reciente que acoge la interpretacién de presuncién de culpa?! La sentencia de la Corte Suprema que analizamos, afirma su criterio tradicional y no considera que el articulo 2.329 consagre una presuncién de culpa. Por el contrario, todo el proceso esté orientado a probar la culpa de la empresa Exaec y, de esta manera, hacer procedente la indemnizacién. La Corte Suprema ha aplica- do derechamente la responsabilidad por culpa y sostenido que, probada ésta, corresponde indemnizar. Se trata, entonces, de una aplicacion uniforme de los articulos 2.314 y 2.329 del Cédigo Ci- vil. Para la Corte Suprema no existe una presunci6n de culpabili- dad, a lo menos en la especie, que implique liberar a la victima de probar la culpa del victimario. Sin embargo, existe un problema de argumentacién jurfdica de la Corte Suprema y que se manifiesta también en las sentencias del fondo. En efecto, pese a que se argumenta en favor de la apli- caci6n del articulo 2.329, también se hace el mismo ejercicio en favor de la aplicacién de la responsabilidad por el hecho ajeno, esto es, la responsabilidad del empresario por el hecho de su de- pendiente que aparece recogida en el artfculo 2.320 y que pasa- mos a analizar. b) La responsabilidad por el hecho ajeno ex. 2.320 del Cédigo Civil En el desarrollo del proceso se cita este tipo de responsabili- dad que constituye un caso de presunci6n de culpa. Curiosamente 5! Corte de Apelaciones de Santiago, 7 de septiembre de 2000, en LexisNexis, N°21059. RESPONSABILIDAD civiL., CASos PRACTICOS 29 no lo hace la demandante en su escrito principal, pero si la sefiala en la réplica. Esta mencién del articulo 2.320 del Cédigo Civil va a desencadenar un debate en los escritos posteriores sobre la apli- cacion de su régimen juridico. En consecuencia, debemos, por lo pronto, referirnos al estatuto juridico de esta responsabilidad para, luego, analizar su concordancia con los hechos: motivo de la cau- sa y la sentencia de casacion, 1. REGIMEN JURIDICO DE LA RESPONSABILIDAD POR El. HECHO AJENO Para la doctrina tradicional, este tipo de responsabilidad deriva de la falta de vigilancia o culpa en la eleccién del dependiente por parte del empresario o tercero civilmente responsable. Se trata de un incumplimiento por omisi6n, es decir, no se realiza lo que debia realizarse -el empresario omiti6 una accién que debia realizar—. Enesta hipétesis el Cédigo establece una presuncidn de culpa con- tra el empresario, pero no asf contra el dependiente. La victima no debe probar la culpa del empresario 0, en general, del tercero ci- vilmente responsable, ésta se presume. En todo caso, debera la victima probar la culpa del dependiente, sea para exigir la respon- sabilidad de éste o del principal. El empresario puede en la hipote- sis de responsabilidad por el hecho del dependiente romper la pre- suncién probando que hizo lo que tenfa que hacer: produce una prueba que excluye su culpa, acredita, en otras palabras, que hizo lo que debia hacer. Ademas, puede probar un evento que equivalga a fuerza mayor o caso fortuito y en este caso se eximira también de responsabilidad. En esta hip6tesis, sin embargo, lo que hace es romper el vinculo causal entre el hecho imputable y el dajio pro- ducido. Este modelo pone de manifiesto la culpa del empresario 0 principal en la vigilancia que debe cumplir en relaci6n con las actividades de sus dependientes. La tnica diferencia con la res- 30 INGO DE LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WiLson ponsabilidad por culpa del articulo 2.314 es que en esta hipétesis la culpa o negligencia del principal se presume iuris tantum??. En suma, para que estemos en presencia de este tipo de res- ponsabilidad indirecta del empresario es necesario que concurran como requisitos: en primer lugar, un sujeto dependiente o comi- sionista del principal; un vinculo de subordinaci6n entre el princi- pal y el dependiente; los perjuicios deben ser causados con oca- si6n del ejercicio de las funciones por parte del dependiente; es necesario, también, la prueba de la culpa o dolo del dependiente; ambos sujetos deben ser capaces de cometer un ilicito civil?9. Este modelo de responsabilidad es criticable, pues si estable- cemos que el principal responde por el incumplimiento de un de- ber propio —vigilar y controlar la conducta del dependiente— no existe coherencia con la posibilidad que otorga el artfculo 2.325 para repetir contra el dependiente. Tampoco se condice con este modelo la exigencia de capacidad para cometer delitos 0 cuasi- delitos por ambos participes. En verdad, segtin denuncia el profe- sor Zelaya, existe una confusidn que parte del andlisis de la doctri- na francesa, que recoge como modelo la responsabilidad vicaria, es decir, la responsabilidad objetiva del principal, en la cual este tiltimo no puede excusarse probada la culpa del dependiente, sino recurriendo a la fuerza mayor. Por otra parte, la poca claridad en torno a los supuestos que justifican la responsabilidad del principal se manifiesta en nuestra jurisprudencia que justifica las indemnizaciones recurriendo tanto al articulo 2.314 como al articulo 2.320 inciso 4°, como ocurre, por lo demas, en el caso de andlisis. 5? Pedro ZeL ava Ercoecaray, “La responsabilidad civil del empresario por el hecho de su dependiente”, en RDJ, tomo xc, Santiago, 1993, p. 119 y ss. % Op. cit., p. 129; RDJ, tomo Lxx,Santiago, p. 65; Fallos del Mes, N° 194, p. 292. 20, P. ResponsasiLipan ctvit. Casos prActicos 31 2. APLICACION AL CASO Sin embargo, en el caso en cuesti6n -si bien se cita la respon- sabilidad por el hecho ajeno- tanto en las sentencias de fondo como en la de casacién no se argumenta de manera coherente. En efecto. dicha responsabilidad, segtin sefialamos, requeriria nada mas pro- bar el hecho imputable, el dafio, la relacidn causal, el vinculo de dependencia y la culpa o dolo del dependiente. Cuestién diversa ocurre en el proceso en que, justamente, se intenta probar la culpa del empresario —Exaec- y no la del dependiente —Integra Ltda. La razén, de la parte demandante, es intentar obtener una indem- nizaci6n de la demandada mis solvente. Con todo, parece obvia la confusi6n entre las distintas figuras de responsabilidad que recoge el titulo xxxv del libro 1v del Codigo Civil. Por otra parte, el intento de la defensa de escapar a la responsa- bilidad, imputando el accidente a fuerza mayor 0 caso fortuito re- sulta improcedente. En la especie no concurren los elementos de la fuerza mayor, esto es, irresistibilidad, imprevisibilidad y exte- rioridad. Incluso, con una interpretacién moderna de la nocién de fuerza mayor en que sus elementos se reducen s6lo a la irresistibi- lidad no parece aplicable, puesto que el hecho era absolutamente evitable. En este sentido, la sentencia es concordante con el orde- namiento juridico. Por el contrario, la defensa de Exaec confunde las nociones de fuerza mayor con la compensaci6n de culpas. c) La indemnizacion del daito moral Resulta relevante, a la luz de la sentencia de casacién, abordar dos cuestiones en este acapite. Por un lado, la procedencia del daiio moral con caracter general y, por otro, el monto y apreciacién de la indemnizacién. 32 INIGo pe LA Maza Gazmuri - CarLos P1zarro WILSON 1. El dafio moral: distinciones y compensacion de culpas 1.1. Categortas del dato moral La sentencia de casaci6n no realiza ninguna distincién en cuanto a las categorias que pueden verificarse de dafio extrapatrimonial. En efecto, la resolucién que recae en el recurso de nulidad al igual que la sentencia de apelacién y de primera instancia fundamenta la indemnizaci6n del daiio moral sélo en el pretium doloris. Es decir, las referidas resoluciones realizan una estimacién del dafio moral en atencidn a los sufrimientos que afectan a las demandan- tes producto del fallecimiento del trabajador. La jurisprudencia ha aplicado una forma constante de apreciar el daho moral que no se condice con criterios desde hace un tiempo establecidos por la jurisprudencia y doctrina comparada. En el Derecho Comparado es posible distinguir varias categorfas 0 tipos de daiio extrapatri- monial, no se habla del dafio moral, sino de los dafios morales. A saber: el pretium doloris, e| dano estético, el perjuicio de agrado y el dafio de afecci6n. En todo caso, la demanda se refiere al dafio moral en general y tampoco realiza distincién alguna. Ademas, en un error técnico manifiesto no se solicita el daiio material 0 econdmico que sufren las victimas producto de Ia falta de mantenimiento que significara la ausencia de los recursos que el marido proveia al hogar. En el Derecho Comparado es comin solicitar este tipo de indemniza- cion y que puede ser calculada hasta en un cincuenta por ciento de la remuneracién. Podemos constatar que en esta materia la sentencia en cues- tidn no constituye ningtin cambio en la jurisprudencia de nuestros tribunales. La Corte Suprema entiende el dafio moral como una noci6n unfvoca y a la que corresponde una indemnizacién global ResPonsastipap civil, Casos pRACTICOS: 33 por una sola vez. Esto es criticable, aunque con cierta uniformidad en nuestra jurisprudencia. En suma, las victimas demandan s6lo el dafio moral propio en calidad de victimas por rebote. Es decir, no demandan en calidad de herederos, sino a titulo personal, por el dafio sufrido como conse: cuencia de la muerte. Podrian, también, haber esgrimido el daiio gue padecié la victima directa esgrimiendo una titularidad deriva- da™, 1,2. La compensacién de culpas El articulo 2.330 sefala que la apreciacién del dano esta suj areducci6n, si el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemen- te. Queda establecido en los hechos de la causa que existe una exposicin imprudente de la parte del occiso. A partir de esta consta taci6n la sentencia de casaci6n sefiala que corresponderfa reducir la indemnizaci6n en aplicaci6n de este precepto. Sin embargo, di- cha reduccién no se aplica por no haber sido solicitada por los demandados. Esta misma apreciaci6n aparece tanto en la senten cia de primera como de segunda instancia. La compensacién de culpas distribuye los costos del accidente en proporci6n a la negligencia de la victima y del victimario. Se trata de un criterio, prima facie, eficiente. Para aplicar ese criterio es indiferente que el demandante es: grima su calidad de causahabiente del de cujus para demandar 0 que lo haga por derecho propio. En ambos casos la compensacién debe operar. Si el demandante lo hace por derivaci6n —demanda en su calidad de heredero de la victima directa— es obvio que ha- Sobre este asunto véase Ramén Domtxcuez Acuna, “Por la intransmisibilidad de Ia accién de dafio moral”, en Estudios de derecho civil, Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valdivia-Santiago, LexisNexis, 2005, p. 607, M IniGo bE LA Maza Gazmurt- Cartos Pizarro WILSON bra de repararse aquella parte del daiio que no corresponde a la negligencia de la victima que lo demanda. Si, en cambio, el de- mandante lo hace por derecho propio —en calidad de victima por rebote, como es el caso— la solucién debe ser la misma, puesto que el demandado no esta obligado a reparar mas alla del dafio que caus6 y en la proporcién que lo hizo. Asi, en la hipétesis que un trabajador fallezca en un accidente que él contribuy6, en un 30% a causar, su hijo s6lo podré demandar el 70% restante. Si lo hace en calidad de heredero —es decir, ejercita la accion de su padre— seria absurdo pretender que se le repare el dafio que causé el de cujus a quien é1 representa. Si demanda por derecho propio, deberfa ser reparado en un 70% por la empresa y en el 30% por la victima directa, cuya negligencia, en esa proporcién, lo dafié. En ningtin caso, supuesta la concurrencia de culpas, puede pretenderse que el demandado repare el total. Esa solucién es justa y, ademas, econ6- micamente eficiente. En suma, el reproche que imputa el fallo de la Corte Suprema a los abogados de la parte demandada debe estimarse correcto. 2. Avaluacién del daito moral 2.1. Apreciacién general Como resulta tradicional en nuestra jurisprudencia la aprecia- cidn del dafio moral queda entregada a la discrecién de los tribu- nales del fondo y dicha evaluaci6n no puede ser objeto de casa- cién®>, Dificil resulta establecer si la estimacién de los montos es 35 RDJ, tomo xxx, Santiago, 1934, sec. 1, p. 144; tomo xt, 1935, sec. 1, p. 10; tomo xxxm, 1936, sec. 1, p. 507; tomo L, 1953, sec. 4, p. 89; tomo Lvl, 1960, sec. 4, p.144; tomo tyn, 1960, sec. 4, p. 201; tomo 1x, 1963, sec. 4, p. 47; tomo Lx, 1963, sec. 4, p. 290; tomo Lx, 1963, sec. 4, p. 374; tomo Lxm, 1966, sec. 4, p. 359; tomo Lxv, 1968, sec. 4, p.187; tomo Lavi, 1969, sec. 4, p. 102; tomo txvu, 1970, sec. 4, p. 6: tomo Lxva—, RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 35 razonable. En si misma la avaluacién del perjuicio moral es, en este caso, arbitraria, pues no se efecttia sobre la base de criterios explicitos**. Basta constatar que los montos reconocidos a las vic- timas en la sentencia de primera instancia son reducidos por la Corte de Apelaciones sin expresi6n de fundamento. Es la mera discreci6n la que, en este caso, determina los montos de la indem. nizacién. Sin embargo, en este punto podriamos sefialar que la jurisprudencia de nuestros tribunales ha ido variando su aprecia- ci6n hacia el alza. Desde hace un tiempo los montos a indemnizar se han ido acrecentando. En el Derecho Comparado se han ideado distintos mecanis- mos para practicar la apreciacién del daiio moral. Esta tarea se facilita, por una parte, estableciendo distintas categorias de perjui- cios extrapatrimoniales y, por otra, mediante tablas de indemni- zacién que, si bien no superan la discrecionalidad, por lo menos, Continuacién nota * 1970, sec. 4, p. 50; tomo ixxiv, 1977, sec. 4, p. 281; tomo Lxxv, 1978, sec. 4, p. 594 tomo Lxxy, 1978, sec. 4, p. 601; tomo Lxxvutl, 1981, sec. 2, p. 67; tomo Lxxvit, 1981, sec 4, p. 235; tomonxxvu, 1981, sec. 5, p. 317; tomo Lxxix, 1982, sec. 4, p.109; tomo LXXxx, 1983, sec. 4, p.151; tomo Lxxx1, 1984, sec. 4, p. 29; tomo Lxxxi, 1984, sec, 2, p. 121 tomo Lxxxnl, 1985, sec. 2, p. 6; tomo LXxxIn, 1986, sec. 4, p. 36; tomo LXXxIV, 1987, sec 4, p.131; tomo Lxxxtv, 1987, sec. 4, p. 137; tomo Lxxxvi, 1989, sec. 4, p. 73; tomo Lxxxvit, 1990, sec. 3, p. 167; tomo txxxvi, 1991, sec. 4, p.141; tomo Lxxxvu, 1991, sec 4, p.159; tomo xxtv, 1927, sec. 1, p. 567; tomo xxxix, 1942, sec. 1, p. 203; tomo x1 1944, sec. 2, p. 41; tomo xy, 1948, sec. 1, p. 526; tomo xivu, 1951, sec. 4, p.74; tomo xiv, 1951, sec. 4, p. 186; tomo L, 1953, sec. 4, p. 89; tomo LxIx, 1972, sec. 4, p. 66. % Los elementos mas comunes que los jueces tienen en consideracién son los que siguen: las circunstancias en que se produjo el accidente; la situacién social y las condi ciones fisicas y morales de las personas que han sufrido el dafio; salud, edad, actividades y educacion de las personas que han suftido el dafto; naturaleza y extensién del daiio y grado de culpabilidad de los autores; situacién econémica y social del demandado; pa- rentesco del que demanda con la victima; dolores y sufrimientos que el hecho haya causado tanto en la victima como en su familia, su duraci6n y persistencia; gravedad y naturaleza del delito; naturaleza del derecho agraviado. 36 INiGo DE LA Maza Gazmurt - Cartos PIZARRO WILSON importan una regla de igualdad en la aplicaci6n de ella. Esas ta- blas, ademas, cumplen la funcién de hacer ms predecible el costo esperado del accidente —Io que, a su turno, permite al empresario, regular el nivel 6ptimo de precaucién-. 2.2. Las facultades econémicas del demandado Nada més la sentencia de primer grado se refiere a este proble- ma siendo confirmada por la de segunda instancia. La sentencia de casaci6n no trata este punto por no ser objeto de nulidad. Con todo, algunas reflexiones sobre este aspecto resultan indispensa- bles. Las facultades econémicas del demandado —como un factor a tener en cuenta al tiempo de fijar el monto de la indemnizacion— es un clemento respecto del cual no hay uniformidad en la doctri- na nien la jurisprudencia, Mientras algunas sentencias lo conside- ran, otras, en cambio, afirman que no puede ser un elemento deter- minante en la regulacién del monto de la indemnizaci6n a pagar. Al respecto se ha senalado: “Es entonces, contrario a la ley conside- rar la fortuna del autor del dafo para aumentar o disminuir la in- demnizaci6n...”°7, Se trata de una opinion digna de ser considera- da, claro esta; pero parece olvidar algunos factores —intrinsecos a un sistema de responsabilidad— que conducen a la conclusién con- traria, a saber: a tomar en consideracién esas facultades para fijar la indemnizaci6n. Desde luego, tomar en cuenta esas facultades esta en perfecta consonancia con un andlisis econédmico respecto del tema. Una posicién especialmente favorable para evitar el dafio esta unida a una mejor posicién econémica. En otras palabras, un victimario 37 RDJ, tomo ixv, Santiago, 1968, sec. 4, p. 323; RDJ, tomo Lxvt, Santiago, 1969, sec. 4, p. 21. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS. 37 més rico pudo prevenir mejor el dafio y su extension y pudo hacerlo a menor costo que la victima. Si no lo hizo, la lesividad moral de su acto es mayor. De cierta forma, esta idea posee una consonan- cia con el fundamento de la responsabilidad en el riesgo de la em- presa. Esta se encuentra en la mejor posicién para reducir los cos- tos del accidente, ya sea a través de seguros privados 0 de precios Alo anterior, ha de agregarse la funci6n preventiva del sister de responsabilidad: es evidente que la posicién econémica h: de ser tenida en cuenta si la indemnizaci6n ha de cumplir funciones de prevenci6n y operar de estimulo para inhibir la comisiOn de ili- citos. Sila disposicién a adoptar las precauciones en el futuro sera mayor cuando se acerque a la utilidad esperada —es decir, cuando de no adoptarse la precauci6n la pérdida de utilidad es mayor-, entonces, es evidente que el juez, atento a las funciones de la ponsabilidad, debera tener en cuenta la capacidad econdémi responsable del ilfcito. En fin, hay todavia una razén de equidad: el principio de utili dad marginal del dinero obliga a tomar en cuenta la fortuna de! demandado al tiempo de fijar la indemnizacién. Un millén de pe- sos no tiene el mismo valor para un victimario pobre que para un rico: la fijacién de indemnizaciones que no considere ese aspecto no cumple el criterio de equidad que ha de animar a la nes judiciales. En sumay, para terminar, podemos constatar que el fundamento, de la responsabilidad de la empresa, sea por el hecho propio o por sus dependientes, no se encuentra bien estructurado en nuestro Derecho Positivo, La jurisprudencia utiliza expedientes que faci- litan la indemnizacion logrando, de esta manera, una respues Ja ingente necesidad de las victimas de ser indemnizadas. Esto se encuentra en consonancia con una tendencia, desde hace un buen tiempo, bien asentada en el Derecho Comparado. Hemos visto cémo los elementos de la responsabilidad se han ido flexibilizando es adel resolucio 38 IniGo pe La Maza Gazmurt - Cartos Pizarro Wison y, sobre todo, recurriendo al dafio moral con una presuncién en teoria simplemente legal, sin olvidar lo arbitrario de la fijacion prudencial, dan como resultado un sistema que no otorga a las empresas los elementos suficientes para determinar correctamen- te sus politicas en torno a los accidentes que puedan ocurrir en sus faenas. Se hace necesario, por cierto, una jurisprudencia que no se encuentre marcada por tendencias, sino por principios que den cla- ridad al Derecho Positivo. “Sentencia Corte Suprema, 21 de diciembre de 1998. Santiago, veintiuno de diciembre de mil novecientos noventa y ocho. Vistos: En estos autos rol N° *** del Segundo Juzgado Civil de Los Andes, caratulados ‘**** y otros con ***’, se han deducido recur- sos de casacion en la forma y en el fondo por las demandantes y demandada, respectivamente, en contra de Ja sentencia de una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Valparaiso que confirmé la de primera instancia, con declaracién de que se reduce el monto de las indemnizaciones, que slo C, debe pagar a las actoras, por concepto de dafio moral causado por la muerte accidental, dentro de sus dependencias, de un trabajador de I., empresa que presta Servicios a la condenada, el cual era cényuge y padre de las actoras Considerando: 1° Que en el recurso de casacién en el fondo interpuesto por C. se sostiene que la sentencia confirmatoria de segundo grado ha cometido diversos errores de derecho, los que desarrolla en tres grupos: a) Se infringen, dice, los artfculos 2314, 2322, 2322 y 2329 del Cédigo Civil, de los cuales se desprende la recurrente que para que RESPONSABILIDAD CIV. CASOS PRACTICOS. 9 un empresario sea responsable extracontractualmente, es necesario que se individualice a la persona natural dependiente suya que ac tué con dolo, malicia o negligencia en el ejercicio de sus funciones; b) Se infringen los articulos 2314, 2322 y 2329 del Cédigo Civil, en cuanto exigen para que sea procedente la indemnizacién de perjuicios que exista un nexo causal entre la conducta del hechor y el dafo sufrido por la victima; c) Por ultimo, también se infringen los articulos 2314 y 2329 del Cédigo Civil, en la medida que el fallo, para llegar a condenar a C., se fundamenté en una disposicién de un reglamento ti mente derogado; 2° Que como se puede apreciar y observar de inmediato, en el recurso no se han dado por infringidas leyes reguladoras de la prue- ba, por lo cual se debe concluir que en la especie, los hechos que los falladores del fondo han dado por establecidos en la sentencia son inamovibles para esta Corte, segtin lo preceptuado en el articu- lo 785 del Cédigo de Procedimiento Civil. 3° Que es preciso entonces establecer, con la mayor claridad posible, cudles son los hechos de la causa dados por establecidos en el fallo recurrido, m4xime que como se pudo apreciar durante los alegatos de los abogados de las partes, éstos discrepan al res: pecto. Determinados tales hechos, se puede resolver si a ellos le fueron o no aplicadas correctamente las disposiciones legales que se dicen infringidas y, si tal circunstancia, de ser verfdica, ha i fluido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia; 4° Que conforme con el texto de la sentencia recurrida, en cuanto reproduce y complementa a de primera instancia, es indudable que los siguientes son los hechos de la causa: a) ‘El sefior P. a la fecha 10 de Octubre de 1993, trabajaba como maestro electricista para la demandada I. Limitada, la que a su vez se desempefiaba como contratista de C. en la ejecucién de obras de electricidad para esta tiltima empresa’ (considerando 34). ita 40 INIGO DE LA Maza Gazmuri - CARLOS PIZARRO WILSON, b) ‘El sefior P. fallecié a consecuencia de una fuerte descarga eléctrica recibida en una celda energizada que es parte de las insta- laciones de C., en circunstancias que trabajaba para la demandada I. en las obras que ésta debja realizar para la primera, especifi- camente ensanchando un orificio de entrada en una celda de alta tensi6n, para lo cual empleaba una herramienta llamada nock-out’ (considerando 35°). c) ‘La sala eléctrica y la celda o cabina energizada se encontra- ban sin Ilaves en la oportunidad en que el sefior P. ingres6 a ellas, la primera en raz6n de que dependientes de otra empresa contra- tista de C. efectuaban labores de limpieza y la segunda por moti- vos no especificados en autos’ (considerando 36°). d) ‘No surge que el sefior P., en la oportunidad de su falleci- miento, se encontrara ejecutando trabajo que le hubiere sido orde- nado por su empleadora precisamente para ese dfa y momento, vale decir, que se haya encontrado en pleno cumplimiento de ins- trucciones de su empleadora’ (considerando 45°). e) ‘El sefior P. decidié adelantar, el dia de su fallecimiento, una operacion que estaba programada para dia posterior’ (consideran- do 47°). f) ‘El sefior P. posefa la experiencia y capacidad necesaria para efectuar el trabajo que realizaba en el momento de su fallecimien- to’ (considerando 54°). g) ‘Que considerada la extrema peligrosidad de una celda de alta tensién energizada, la propietaria o usuaria de la instalacién de la cual forma parte dicha celda, ‘debe mantenerla cerrada, en forma que sea fisicamente imposible el ingresar a ella’ ’ (considerando 68°). h) ‘Que existié imprudencia por parte del sefior Carlos P., pero dicha imprudencia no elimina el hecho de que el resultado daitoso fue posible debido a la negligencia en que incurrieron los respon- sables de C. al mantener sin Have una celda de alta tensi6n ener- gizada’ (considerando 730°). RESPONSABILIDAD CIVIL, CASOS PRACTICOS H i) ‘Que era previsible y debié ser previsto por C., que la manten cién de una celda de alta tensién sin lave en un lugar al que tienen acceso no s6lo los funcionarios de C., sino también los de otras: empresas, constitufa situaci6n de grave riesgo’ ( considerando 77°). j) ‘El Tribunal desestima la argumentacion de las demandadas de haber constituido caso fortuito el hecho en el cual perdié la vida el sefior P.’ ( considerando 78°). 5° Que transcritos los considerandos que establecieron los he chos de la causa que tienen relevancia para la resoluci6n de la casa. cidn de fondo en estudio, se observa que son los mismos que esta Corte Suprema tuvo en vista para rechazar originariamente por ma nifiesta falta de fundamento la presente casacién y que la Hevaron a sostener que el recurso discurre sobre una base factica diversa de aquella a la que arribaron los sentenciadores (fojas 810, consi- derando 4°), El hecho de haberse traido, previa reposicion, la causa en relacién, lo que significo a los abogados de las partes hacer valer lo conveniente en favor de la defensa de sus respectivos clien- tes, no ha permitido a esta Corte variar esa primitiva apreciacién, por lo que ha de concluirse que el recurso debe ser rechazado; 6° Que, a mayor abundamiento, se estima conveniente agregar que la infraccion de los articulos 2314 y 2329 del Cédigo Civil, fundada en el hecho de que el fallo sustenta en una disposicin regla mentaria tacitamente derogada, debe ser también rechazada, por cuan- to una sentencia no es susceptible de ser atacada por esta via esti- mandose que exista violacién de reglamentos. Estas normas, de inferior jerarqufa que la ley, no son, como tradicional e invariablemente se ha sostenido, susceptibles de justificar una casacién en el fondo; 7° Que también se cree oportuno rechazar el recurso por el motivo referido en la letra a) del considerando 1°, esto es, por ha- berse infringido los articulos 2314, 2322, 2325 y 2329 del Codigo Civil al establecerse en la sentencia responsabilidad extracontrac- tual por parte de C. en la muerte accidental del trabajador P., sin 42 INIGO DE LA MAzA GazMurt - CARLOS PIZARRO WILSON que se haya individualizado a la persona natural que desempefian- do labores para esa empresa con dolo, malicia o negligencia, hubiere sido la autora directa del delito 0 cuasidelito civil. En este ambito se debe tener en cuenta la jurisprudencia de este tribunal y la doctrina de los autores, que han sostenido que una acci6n de esta naturaleza no esta sujeta a la condicién de que se designen de un modo preciso, por sus nombres, a los empleados 0 dependientes que hayan sido causantes del dafio, pues ninguna de las disposiciones legales mencionadas asi lo exige” (Corte Supre- ma, agosto de 1974, Repertorio de Legislacién y Jurisprudencia Codigo Civil, articulo 2.320; ALESSANDRI RODRIGUEZ (n. 2)). Por lo demas, actuar de otra manera seria dejar sujeta la in- demnizaci6n pertinente a la sola voluntad de la empresa para indi- vidualizar o no al causante directo del daiio, lo que de no lograrse favoreceria sus intereses” [sic.]. Por tiltimo, si de repetir se trata, nada impediria que la empre- sa demandara a aquél de sus dependientes que asi hubiere actua- do, para que acreditado ello y no estando prescrita la accién lo pueda lograr; SD? aos Por estas consideraciones y de conformidad a lo dispuesto en los articulos 764 y 767 del Codigo de Procedimiento Civil, SE RE- CHAZA el recurso de casacién en el fondo deducido por el abogado ... en representacién de la demandada C. en contra de la sentencia de veintisiete de abril de mil novecientos noventa y ocho escrita de fojas 600 a 604, la que por tanto, no es nula. Rol N° 2077-98”. ACTIVIDADES Desarrolle las siguientes preguntas teniendo en cuenta la sen- tencia y el comentario. ResPoNsaBILIDAD CiviL. Casos pRACTICOS 43 1. En virtud de qué fundamentos podria aplicarse la reduccion de la indemnizaci6n a las victimas por rebote si la exposi cién imprudente de la victima hubiese sido alegada oportu- namente. 2. Realice un andlisis de los fundamentos para aceptar 0 recha zar la transmisibilidad de la accion por daiio moral de la vic- tima directa a los causantes. 3. Realice un comentario del siguiente fallo de la Corte de Ape- laciones de Santiago teniendo en cuenta la funcién del siste ma de responsabilidad civil. Corte de apelaciones de Santia- go, 9 de septiembre de 2000, en LexisNexis, N° 21059. “Que, conforme lo dispone el articulo 2329 del Codigo Civil, por regla general, todo dafio que pueda imputarse a malicia 0 ne gligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta. Esta norma establece, a juicio de esta Corte, una presunci6én general de culpa- bilidad si el perjuicio causado es consecuencia de un hecho que, por su naturaleza o por las circunstancias en que se realiz6, es susceptible de atribuirse a culpa o dolo del agente; 2. Que, para arribar a tal conclusién, se ha considerado espe cialmente: (a) la redaccién misma de dicha disposicién, pues, al utilizarse por el legislador la expresi6n subjuntiva pueda, se esta queriendo aludir, en general, a cualquier dafio que sea posible, probable o racional de imputar a malicia o negligencia. De manera que, cualquier perjuicio que provenga de haberse alterado el nor- mal, rutinario y consecuencial desenvolvimiento de un determina- do quehacer, trabajo 0 actividad, debe presumirse que proviene de dolo o culpa del agente; y (b) los ejemplos que contiene la misma disposicion, todos los cuales se refieren a hechos que suponen la caracteristica antes anotada, en el sentido de que todos ellos alte ran el comportamiento normal con el que se ha de proceder en cada una de las circunstancias descritas en cada ejemplo. Asi, lo 44 INiGo pr LA Maza Gazmurt - Carcos Pizarro WiLsoN normal es que aquel que dispara un arma de fuego no lo haga en forma imprudente. Asf también, lo normal es que aquel que re- mueve las losas de una acequia 0 cafierfa en calle o camino tome las precauciones necesarias para que no caigan los que por allf transitan de dia o de noche. Asi finalmente, lo normal es que, aquel que se encuentra obligado a la construccién o reparacién de un acueducto o puente que atraviesa un camino, lo tenga en estado de no causar dafio a los que transitan por él. 3. Que, tal disposicién, no puede constituir una repeticién de la regla general contenida en el articulo N° 2314 del Codigo Civil, tanto porque ello supondria una redundancia poco frecuente en la obra del legislador civil, cuanto porque la norma se encuentra pre- cisamente inserta al final de las presunciones de responsabilidad por el hecho ajeno y por el hecho de las cosas, lo que sugiere que ella ha querido instituir la regla general en materia de presuncién de responsabilidad por el hecho propio; 4. Que, en materia de excavaciones profundas que se realizan para la construccién de edificios en zonas urbanas, sobre todo en los suelos adyacentes a una construcci6n, la normalidad esta cons- tituida por el hecho de que no se produzcan daiios en las construc- ciones colindantes con la excavacién y la anormalidad esté consti- tuida por la produccién de dichos dafios. Esto significa que las empresas constructoras deben tomar las medidas necesarias para que no se produzcan dafios en dichas propiedades, sobre todo cuan- do dichas excavaciones se realicen en los suelos adyacentes com- prendidos en la superficie dada por los 45 grados de una linea con la vertical (segtin reza el informe de peritos que rola a fojas 349 de autos). De esta manera, es posible presumir, al tenor de la norma descrita, que si se produjo dafio en la construccién de la deman- dante, es debido a que la Constructora demandada no actu con la debida diligencia, debiendo ella probar que se adoptaron las medi- das adecuadas segtin lo habria hecho aquel que debe imprimir a su ResPonsapiipaD CrviL. Casos PRACTICOS: 45 actuar aquella diligencia y cuidado que los hombres emplean or dinariamente en sus negocios propios. 5. Que, del andlisis de la prueba rendida en autos, se debe con- cluir que la sociedad constructora demandada si bien ha aportado prueba suficiente para acreditar que se emple6 en general el proce. dimiento adecuado para impedir que se produjeren dafios en las construcciones vecinas, no ha aportado prueba alguna para demos- trar que hizo lo necesario para impedir que ocurriera el daiio en la cién de la demandada, atendido su tipo, calidad y condi cidn. En efecto, la propia sociedad constructora, en su escrito de contestaci6n a la demanda corriente a fojas 111 de autos, ha dicho que el daiio provocado se produjo con motivo de que las depen- dencias de servicio de la cas sin una correcta unin estructural con el muro divisorio, es decir, estan simplemente adosadas sin los pilares correspondientes. Pues bien, si la empresa constructora demandada tuvo conocimiento de tal hecho 0 defecto constructivo antes de iniciar la excavacion, no se entiende por qué razén no adopts las medidas tendientes a im- pedir el dafio que, en tales condiciones, se podia prever. Y, por otra parte, si desconocia tal hecho o defecto, fue porque no realiz6 los estudios necesarios para determinar los efectos que los trabajos de excavacién podrian producirse en las sobredichas construcciones, atendida su condicién, En todo caso, la empresa constructora de- mandada no aport6 prueba alguna al respecto; 6. Que, en tales circunstancias, la empresa constructora de- mandada no ha aportado la prueba necesaria para destruir la pre- suncién de culpabilidad que opera en su contra, por lo que se debe concluir que los dafios sufridos en la propiedad de la demandante deben ser indemnizados por ella; Y visto, también, lo prevenido en las normas legales citadas, se confirma la sentencia apelada de 27 de enero de 1997, escrita fojas 427. de la demandante, estén construidas 46 IniGo DE LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WILSON Registrese y devuélvase con el cuaderno de medida precauto- ria tenido a la vista. Redacci6n del Abogado Integrante sefior Alberto Lyon P. Pronunciada por la Ministro sefiora Sonia Araneda B. y los Abogados Integrantes sefior Francisco Merino S. y sefior Alberto Lyon P. Rol N° 2.159-1997” [sic.]. CASO PRACTICO RETIRO UNILATERAL DE TRATATIVAS PRELIMINARES Y RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL OBJETIVOS Identificar la etapa de las tratativas preliminares. * Conocer los supuestos de la responsabilidad precontractual por retiro unilateral. * Conocer la discusién que se ha planteado en el caso chileno respecto al estatuto de responsabilidad en los casos de res- ponsabilidad precontractual por retiro unilateral. Dos grupos empresariales han mantenido durante mas de dos afios tratativas preliminares destinadas a la celebracidn de un contrato de compraventa sobre un conjunto de predios madereros ubicados en la [X Regi6n, cuyo valor alcanza varias decenas de millones de dolares. Con este objetivo, ambas han intercambiado titulos de pro piedad, estudios sobre los mismos, sus correspondientes observa- ciones y borradores de contratos de promesa y mandato. Asimismo, la parte compradora ha incurrido en significativos gastos con la fi- nalidad de concretar el negocio. Con fecha 22 de noviembre de 2004 las partes convienen en firmar una promesa de compraventa sobr los predios en cuesti6n fijada para el 25 de enero de 2004. Dos se- manas antes de esta fecha el grupo vendedor informa al grupo com- 48 INico De La Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WILSON prador que se retira de las negociaciones porque habia vendido los predios a un tercero que pagé un valor superior en dos millones de dolares al precio que se habia convenido para la promesa de venta. Entre las partes no alcanzé a celebrarse ningtin contrato en virtud del cual el grupo vendedor se obligara a celebrar el contrato de com- praventa. El representante del grupo empresarial comprador se diri- gea su oficina y le comenta que desea demandar al grupo vendedor por los daftos que le ha ocasionado el retiro de las negociaciones. Le indica que el quiebre de las negociaciones no s6lo le provocé pérdi- das por los gastos hechos en raz6n de éstas como los estudios de titulos, las visitas a terreno, la redacci6n de proyectos de contratos y otros afines, sino que, ademéas, perderan ciertas ganancias e inver- siones que proyectaban sobre los predios forestales. El examen de este caso indica que, durante las negociaciones preliminares de un contrato solemne —el de compraventa de inmue- bles— una de las partes se retira, ocasionando a la otra daiios pe- cuniarios. El problema que se trata de resolver es si el retiro unilate- ral de las negociaciones preliminares genera 0 no el deber de indemnizar los dafios causados. Los antecedentes expuestos permiten referirse a la identifica- cién de etapa de las tratativas preliminares y los principios que interacttian en ellas (I), las condiciones bajo las cuales el retiro unilateral genera la obligacién de indemnizar el dafio causado (II) y el estatuto de responsabilidad a través del cual debe reclamarse dicho dafio (III). I. La IDENTIFICACION Y PRINCIPIOS DE LA ETAPA DE TRATATIVAS PRELIMINARES La etapa de las tratativas preliminares se encuentra dentro del periodo precontractual, esto es, aquella etapa de negociaciones que ResPonsasinipan crvit.. Casos PRACTICOS 49 precede al perfeccionamiento del contrato. Este periodo de ne- gociaciones se inicia con las tratativas, contintia con la oferta y puede, aun, incluir un contrato de promesa. La importancia del 4mbito precontractual no es igual en todos los contratos. En la mayoria de los casos el periodo precontractual serd extremadamente breve, comenzando por la oferta y una aceptacidn practicamente simultaneas. En otros, sin embargo, dicho periodo sera extenso ¢ involucrara gastos para las partes y comprender tratativas, oferta y contratos de promesa, como en el caso que se trata de analizar. Las tratativas constituyen un conjunto de negociaciones enc minadas a explorar los respectivos intereses de las partes. Comien- zan desde el momento en que las partes manifiestan su voluntad de negociar y se extienden generalmente hasta el momento en que una de ellas formula una oferta de contrato, No obstante, las trata- tivas pueden concluir directamente en la celebracién del contrato definitivo 0, bien, en la celebracién de un contrato de promesa. También es posible ponerles término a través del desistim: bilateral de las partes 0, como sucedié en este caso, por el retiro unilateral de una de las partes, Para comenzar a examinar el retiro unilateral conviene tener presente que en las tratativas preliminares las partes recién se en- cuentran explorando la posibilidad de celebrar un contrato, por lo mismo, las partes no contraen ninguna obligacién de permanecer en ellas. De igual modo, las partes conservan su libertad para reti- rarse unilateralmente en cualquier momento. En otras palabras, las partes conservan su libertad de contratar 0 no hacerlo. Este principio de libertad contractual debe, sin embargo, vincularse con un cierto deber de comportamiento de las partes durante las trata- tivas preliminares, cuya infraccién es uno de los requisitos de la responsabilidad precontractual. El deber de comportamiento im- plica que las partes deben negociar honesta y lealmente. El funda- mento de este deber de conducta se encontraria en el principio de 50, INIGO DE LA Maza Gazmurt - CARLOS PIZARRO WILSON la buena fe objetiva. Asi, por ejemplo, el Cddigo Civil italiano de 1942 dispone en su articulo 1.337 que: “Las partes en el desarrollo de las negociaciones y en la formacién del contrato deben com- portarse de acuerdo a la buena fe”. En el caso chileno, la buena fe objetiva se encuentra recogida en el articulo 1.546 a propésito de la ejecucién de los contratos. Sin embargo, se ha sostenido que éste solo seria “un supuesto de aplicacién de un principio mas vasto que rige en el ejercicio de todo derecho" y que, por lo tan- to, alcanzaria a las tratativas preliminares. Llegados a este punto conviene enfatizar que, en doctrina, no se discute el derecho de retirarse de las tratativas, éste es absoluto, por lo mismo, no existen dudas respecto a la posibilidad que tenia el grupo comprador de retirarse de las tratativas; lo que se discute es con qué condiciones el retiro genera obligacién de indemnizar el dafio causado. Hasta el momento se ha sugerido que una de las condiciones que debe satisfacer el retiro es que vulnere el deber de actuar de buena fe; a continuacién, se examina con mayor detalle éste y los demas requisitos que deben concurrir. II. Las CONDICIONES BAJO LAS CUALES EL RETIRO UNILATERAL. GENERA LA OBLIGACION DE INDEMNIZAR EL DANO CAUSADO Se ha sugerido que para que surja la obligaci6n de indemnizar deben concurrir copulativamente los siguientes requisitos: 38 Ram6n Dominauez Benavente, Ramén Dominaurz Auta y Carmen Dominaurz Hivatco, “Comentarios de jurisprudencia”, en Revisia de Derecho de la Universidad de Concepcién, N° 196, Concepcidn, enero-junio 1996, p. 183. Véase, también, Hugo Rosenpe Avarez, Responsabilidad precontractual, Valparaiso, Ediciones Universita- rias de Valparaiso, 1979, p. 60 y Rubén Stiauirz, “Tratativas precontractuales”, en Rubén Snaurrz (director), Contratos. Teoria general, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1993, pp. 99-100. A igual conclusién llega Luis Diez-Picazo en la traduccién de la obra de Franz Wiracker, El principio general de la buena fe, Madrid, Civitas, 1997, pp. 10 y 12 ResronsaBILiAp Civil. Casos PRACTICOS 51 a) Gastos efectuados por alguna de las partes con miras a la celebracion del contrato. b) Retiro unilateral injustificad Ya se ha advertido que la etapa de las tratativas preliminares se inicia con el acuerdo de las partes. La relaci6n entre la voluntad que deben prestar las partes para comenzar a negociar y la respon sabilidad precontractual se manifiesta a propésito de la buena fe. Como sostuvo Raymond Saleilles: “por el hecho solo de haber habido consentimiento para las negociaciones, hay necesidad, para cada una de las dos partes, de obrar en conformidad a la equidad comercial y ala buena fe’“°, En el caso aleman se ha sugerido que al comenzar a negociar un contrato las partes aceptan involucrarse en una “relacién de confianza”, que implica la observancia de cier tos deberes precontractuales. Revisemos las condiciones de la responsabilidad precontractual os a) Gastos efectuados por alguna de las partes con miras a la celebraci6n del contrato EI dafo es el presupuesto central de la responsabilidad civil. Sobre lo que interesa detenerse en esta hipétesis de responsabili- dad precontractual es la extensién de la indemnizaci6n. Debe ad vertirse que las partes pueden haber convenido la distribucién de los gastos en cuyo caso habra de estarse al acuerdo*!. En la ausen- ® Hugo Rosenpe Avarez, Algunas consideraciones sobre la responsabilidad precontraciual, Valparaiso, E: lad de Valparaiso, 1979, p.59. Enel caso italiano se ha sefialado que los requisitos serfan la confianza de uno de los contratantes en Ia realizaciGn del contrato, interrupcién injustificada y perjuicios para la otra # Raymond SALEILLES, “De la responsabilidad precontractual’”, en RDJ, tomo v, Santiago, 1908, pp. 127-160. 41 Rosenne Atvarez (n. 38), pp. 61-63. 52 IniGo DE La Maza Gazmurt - Cantos Pizarro WILSON cia de estipulacién sobre los gastos lo primero que interesa advertir a este respecto es que el dajfio se presenta en una etapa en que atin no existe contrato, por lo mismo, la indemnizaci6n no deberfa in- cluir aquellas ventajas que se hubieran derivado de la celebracién del contrato*”, Respecto de los demas gastos se ha sostenido que tinicamente cabria la indemnizacién de aquellos que poseen una relaci6n de causalidad con las apariencias creadas por la conducta de la otra parte en las negociaciones*?. Es la apariencia creada y la confianza que suscita en la otra parte donde debe buscarse la justa medida de la indemnizacién. Asi, por ejemplo, no serian indem- nizables los gastos en que hubiera incurrido la otra parte con anterio- ridad al comienzo de las negociaciones. Respecto de los gastos efec- tuados durante las tratativas, Hugo Rosende sugiere distinguir entre gastos provocados y espontdneos, definiendo a los primeros como: “los que realiza una persona en vista a la celebraci6n de un contrato o de una serie de contratos, sin contar para ello con el asentimiento de la persona con la que va a contratar”. Respecto de los provoca- dos seiiala que son aquellos que “requieren del consentimiento en tratar y, ademas que exista una manifestacion de voluntad que mueva a efectuarlos o cree la apariencia de que son indispensables para proseguir las conversaciones”*+. El autor incluye dentro de esta especie de gastos los “necesarios para la preparacién del proyecto de contrato como los viajes, ensayos, trabajos, etc., que se realicen para llevarlo a cabo y que, ademas, aparezcan justificados por la aquiescencia de la otra parte y dentro de los limites de la autoriza- ci6n”. Admite excepcionalmente aquellos efectuados sin el con- sentimiento de la otra parte en la medida que ellos aparezcan * Véase Clara Asta GonzAtez, La culpa in contrahendo, Bilbao, Servicio Editorial Universidad del Pais Vasco, 1989, p. 288. Savenies (n. 40), p. 143. Rosenve Atvarez (n. 38), p. 67. RESPONSAILIDAD CIVIL. CASS PRACTICOS 53 causalmente vinculados a una apariencia creada por la otra parte". Respecto del lucro cesante se ha sefialado que, atendido el estado de las negociaciones, debe considerarse con prudencia, toda vez que la parte dafiada siempre debi6 considerar la posibilidad del re- tiro de su contraparte*®. Como ha sefialado una autora, la clave para considerar la extensién de la indemnizaci6n es la “confianza tutelable” de las partes, en el sentido de que no se trata de un mero estado subjetivo, sino sustentado en datos externos y objetivos"’. b) Retiro unilateral injustificado No basta el retiro unilateral para generar la hipdtesis de res- ponsabilidad en las tratativas preliminares. Ya se ha advertido que uno de los principios involucrados en esta etapa es la libertad de contratar. Por lo mismo, la regla general es que las partes puedan retirarse libremente sin que esto les genere la obligacién de in- demnizar. El guid de la cuestién esta en que el retiro sea injustifi cado. Por lo mismo, el problema se encuentra en determinar cudn do el retiro obedece a una causa justa. La justa causa de retiro ha sido un expediente comtnmente utilizado en decisiones judiciales sobre responsabilidad precontractual en el 4mbito del Derecho 45 Rosenpr Atvarez (n. 38),p. 68. Asta GonzAtez (n, 42), p. 289. En el mismo sentido Roberto Brebbia ha sostenido que en estos casos tinicamente debiera indemnizarse el interés negativo, citando la si ‘guiente jurisprudencia argentina: “La indemnizacién del dafio al interés negativo solo comprende los perjuicios que no habria sufrido si no se hubiere constituido 1a obliga ciGn, es decir, se mira hacia el pasado y se trata de restablecer la situacién patrimonial anterior a la constitucién de la obligacién que ha resultado desvanecida, Roberto BREwBIA, Responsabilidad precontractual, Buenos Aires, Ediciones La Rocca, 1987, p, 220, n.4 En el caso de Ia jurisprudencia alemana el principio para mensurar la extensién de la indemnizacidn ha sido también reponer las cosas al estado anterior en que se encont rfan sila circunstancia que da lugar a la reparacidn no se hubiera producido “7Asta GonzALez (n. 42), p. 221. a4 IxiGo De LA Maza Gazmuri - Cartos Pizarro WILSON europeo. Los tribunales, sin embargo, no han proporcionado crite- rios generales que permitan evaluar, en general, cuando el retiro se encuentra justificado y en qué ocasiones no. Aqui es posible detectar casos que no presentan dificultades y casos mas discuti- bles. Dentro de los primeros es posible identificar algunos como el de quien inicia las conversaciones preliminares 0 las contintia sin intencién de obligarse, en cuyo caso es evidente que el retiro resulta injustificado, aquél en que las partes a través de un acuerdo se reservan el derecho de retirarse de las tratativas preliminares —donde el retiro sera siempre justificado— 0, bien, el caso en que existe una circunstancia objetiva e indisponible que afectaria la eficacia del contrato cuyas bases se estén negociando —en este caso, salvo que una de las partes conociera esa situacién y no la infor- mara a la otra, se ha considerado que el retiro seria justificado—*. Respecto de las situaciones mas discutibles, probablemente las mas desafiantes sean los “motivos de convenienci: . Aqui se trata de situaciones nuevas que acaecen durante las tratativas y que deter- minan que para una de las partes resulte mas ventajoso no celebrar el contrato que se negocia. Este sera el caso, por ejemplo, en que una de las partes reciba una oferta mas conveniente que aquélla que se encuentra negociando o, bien, simplemente, cambie de opinién respecto a la conveniencia del negocio proyectado. En estos casos no existe una solucién uniforme en el Ambito del Derecho Compa- rado. En el cago italiano, por ejemplo, se ha sostenido que el deber de comportarse de buena fe, exigible a quienes negocian, se limita a no iniciar 9 continuar las negociaciones sabiendo que no se prose- guird con ellas. Un sector de la doctrina alemana ha sugerido, en cambio, que la causa tnicamente seria justificada en aquellos casos “En este caso la discusién se centraré en determinar hasta dénde llega la obligacién de cerciorarse e informar las circunstancias que puedan determinar la ineficacia del con- trato que Se prepara, op. cit., p. 281. ® Véase Benarni, citado en Asia GonzALez (n, 42), p. 224, n. 718, RESPONSABILIDAD CIVIL. CAsOs PRACTICOS. 55 que permitirian incumplir impunemente el contrato proyectado™ Ambos extremos parecen excesivos, soluciones tan rotundas no pa- recen capturar la complejidad del problema. La solucién mas ade- cuada parece ser razonar en torno a los hechos desde coordenadas mas flexibles como; el avance de las tratativas preliminares, la con- fianza creada en la otra parte y el peso del motivo de conveniencia que se utiliza. Con todo, aun cuando se estima que el retiro obedece auna causal justificada—eliminando de esa manera el factor de impu. tabilidad— se ha sostenido que si existiera un enriquecimiento sin causa podria intentarse la actio in rem verso?! La exposici6n sucinta de los requisitos de la responsabilidad precontractual por retiro unilateral de las tratativas preliminares indica que es necesario que las partes hayan consentido en iniciar- las, que una de ellas haya creado una cierta apariencia que genera- ra una confianza tutelable en la otra de modo que la induj incurrir en algunos gastos y que una de las partes se retire unilate ralmente del negocio sin una justificaci6n suficiente. Conviene advertir ahora si esos requisitos se presentan 0 no en el caso que se examina. Como ya se ha sefialado, se trata de las tratativas preliminares de la enajenacién de un inmueble, que son interrumpidas unilateralmente por el grupo vendedor antes de la celebraci6n de la promesa. El estado de avance de las tratativas no deja lugar a duda respecto al consentimiento de las partes en ini- ciarlas. Asimismo, cabe preguntarse si aquella parte que se retir6 habfa creado una apariencia de voluntad de contratar que generara una confianza tutelable en la otra. Una vez ms el avanzado esta- do de las negociaciones y, especificamente, el hecho que se habia convenido la celebracién de un contrato de promesa parece indi- car que es posible vincular causalmente, al menos, algunos de los dajfios a la confianza creada. Siguiendo la tendencia comparada Véase Asti GONZALEZ (n. 42), p. 281. 51 Véase Rosenpe Atvarez.(n. 38), p. 76. 56 INIGo DE LA Maza Gazmurt - Cartas PIZARRO WiLSON, parece razonable, teniendo en cuenta que todavia las partes se en- contraban en las tratativas preliminares, concluir que esos dafios deberian limitarse tnicamente a aquellos en que incurrié el grupo comprador motivado por las actitudes del grupo vendedor, lo que, en principio, excluiria el lucro cesante alegado por el primero. Fi- nalmente, respecto a si el retiro del grupo vendedor resulta 0 no justificado, es necesario advertir que, si bien es cierto que éste se retiré por un motivo de conveniencia —una mejor oferta— su infrac- cin al deber de comportarse de buena fe se origina en haber oculta- do al grupo comprador la existencia de negociaciones paralelas. Es en esta ocultacion donde se percibe con claridad la infracci6n a un deber de comportarse de buena fe. Lo que torna injustificado el retiro, en este caso, es que el grupo vendedor siguié negociando aun cuando sabia —o al menos tenia una duda mas que razonable— que no celebraria el contrato con el grupo comprador. Sefialado lo anterior —esto es, que el grupo vendedor incurrid en responsabilidad por el retiro unilateral de las conversaciones preliminares— resta detenerse en el estatuto contractual que debe guiar la pretensi6n resarcitoria del grupo comprador. En otras pala- bras, es necesario determinar si éste debe regir su pretensién por las reglas del estatuto contractual o extracontractual. III, EL ESTATUTO DE RESPONSABILIDAD A TRAVES DEL CUAL DEBE RECLAMARSE DICHO DANO, En el caso chileno no parecen existir dudas con relacion a que en casos de retiro unilateral en las tratativas preliminares el estatu- to aplicable es el extracontractual>*. Al respecto, sin embargo, se ‘éase, por ejemplo, ALESsANDRI RopriGuez (n. 2), p. 57, ROsENDE ALvaréz (n. 38), p. 113; Corrat. TALciant (n. 2), pp. 39-41, Un problema que aqui s6lo se anuncia es como ResPonsasi.ipap civit.. Casos PRACTICOS 57 ha planteado una duda referente al cardcter solemne del contrato que se negociaba. Hugo Rosende ha sefialado que en casos donde se ha formado el consentimiento, pero falta un requisito exigido para el perfeccionamiento del contrato —en este caso la solemni- dad referirfa a la promesa (escrituracidn)-, existirfa un consenti- miento formado, pero ineficaz que podria dar lugar a una relacién cuasicontractual>. La relevancia de la tesis de Hugo Rosende ra. dica en que, en su opini6n, la regla comtin en el Derecho chileno es la responsabilidad contractual, por lo mismo, las hipotes responsabilidad cuasicontractual quedarian regidas por ella. Esta posicién posee relevancia si acepta que el estatuto comiin de la responsabilidad en Chile es el contractual. No obstante, la impor- tancia de quienes sostuvieron alguna vez esa postura™*, hoy apare- ce en retirada>>. Por lo mismo, aun de aceptarse la posicién de Hugo Rosende, respecto al cardcter cuasicontractual de esta respon- sabilidad, se aplicaria el estatuto extracontractual®. En definitiva, el caso expuesto constituye una genuina hipdte- sis de responsabilidad precontractual, al concurrir los elementos de Continuacién nota 7 compatibilizar el deber de comportarse de buena fe, propio del estatuto contractual, con culpa y el dolo que constituyen los factores de imputacién de la responsabilidad extracon tractual, Hay casos, como el que se ha analizado, donde eso resulta sencillo, pues la infra cin al deber de buena fe constituye, a la vez, un caso de culpa grave 0 dolo dependiendo cémo se caracterice a este ultimo. En otras circunstancias el problema se complejiza, asi sucede en los casos de motivos de conveniencia examinados mas arriba. 5 Rosenpe Atvariz.(n. 38), p. 111. 5¥ Asf Avessanpat Ropricurz (n. 2). 55 Asi CorraL Tacctant (n. 2), pp. 39-41; Ram6n Dominaurz BENAVENTE et al., "Co: mentarios de Jurisprudencia”, en Revista de Derecho, N° 199, Concepcién, Universidad de Concepcién, 1996, pp. 179-183. 56 Con todo, Herén Corral ha sostenido que en el caso de los cuasicontratos, por la cercanfa que presentan con los contratos en su estructura, podrfan aplicarse las reglas cel estatuto contractual. Acepténdose la posicién de Hugo Rosende vuelve a cobrar impor- tancia, Conrat TALCIANI (n. 2), p. 41. 58 INIGo DE LA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON de consentimiento en la negociacién, gastos involucrados y retiro injustificado por una de las partes. Por tratarse de un ilicito civil ajeno a toda relacion contractual, corresponde aplicar el estatuto de responsabilidad extracontractual. ACTIVIDADES 1. Explique cuél es la regla de responsabilidad comiin en el De- recho chileno y su importancia para la responsabilidad pre- contractual por retiro unilateral de las tratativas preliminares. 2. Revise el siguiente extracto de sentencia y explique los erro- res del demandante. Sentencia Tribunal de Letras de Talca, 31 de marzo de 1997, rol 2217/2000, N° identificador LexisNexis 25292. “Primero: Que a fojas 1, don Juan Antonio Luna Espinoza, deduce demanda ordinaria en contra de don Sergio Bobadillas Valenzuela, a fin de que el tribunal declare su obligacion de sus- cribir el contrato de compraventa sobre el inmueble que indica en los términos y condiciones que sefiala, con costas. Séptimo, Que los antecedentes probatorios precedentemente sefalados constituyen un conjunto de presunciones judiciales, gra- ves, precisa, directa y concordantes que permiten al sentenciador tener por establecido los siguientes hechos: a) Que en el mes de septiembre de 1992, Juan Luna Espinoza acord6 con don Sergio Bobadilla Valenzuela, la compraventa de un terreno aledaiio a su propiedad, de una superficie aproximada de 3.182 metros cuadrados. b) La compraventa no pudo perfeccionarse en aquella época por tener que sanear previamente el terreno del demandado los problemas que presentaban sus titulos. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOs PRACTICOS 59 c) Que el demandado recibié por dicha propiedad la suma de $8.000.000.- d) Que el demandante y el demandado fijaron personalmente los deslindes de la propiedad que se acordaba vender y que son los que actualmente ocupa el demandante. e) Que luego de solucionado las dificultades que presentaba en sus titulos la propiedad del demandado, y no obstante haber hecho entrega material del bien raiz, éste se negé a suscribir la respectiva escritura ptiblica, alegando diferencias en las medidas de lo que habia vendido al demandante. f) Que el demandante al tomar posesién del terreno, fuertes inversiones en el lugar consistentes en el relleno y nive! cién del lugar con la carretera Cinco Sur, con un cierro de mas de cinco mil metros cuadrados, en la ampliaci6n de su servicentro y hosterfa, con cabaiias, comedores y piscina. Octavo: Que es cierto lo que sostiene el demandado en cuanto aque ninguna venta de bienes rafces puede reputarse perfecta mien- tras no se ha otorgado por escritura ptiblica. Y que tampoco es posible hacer que el demandado haga entrega de un retazo de su propiedad, que ni siquiera fue objeto de un contrato de promesa” [sic.]. Corte de Apelaciones de Talca, 8 de noviembre de 1999. “Sobre esta materia, vale decir, si acerca de la responsabi dad en relacién con la formacién del consentimiento respecto de un contrato solemne, cuyo es el caso de autos, han de aplicarse las normas inherentes a los delitos y cuasidelitos civiles, sostiene don Hugo Rosende A.: ‘...no puede olvidarse la intencién del legisla- dor expresada claramente en la historia fidedigna del establecimien- to del Cédigo de Comercio, en la especie, en el Mensaje con que cl Proyecto fue presentado al Congreso Nacional. En dicho Mensaje, el legislador mercantil fue categorico al indicar que en el Titulo I 60 Inco be La Maza Gazmurt - Cartos Pizarro Wi.son del Libro II del Proyecto’ se trata de un asunto tan dificil como importante, omitido en la Ordenanza y atin en el Cédigo Civil. Frecuentemente, ocurre la necesidad de fijar el momento y el lugar en que las propuestas verbales o escritas asumen el caracter de con- tratos perfectos y careciendo de reglas claras y precisas que dirijan el juicio del jurisconsulto ¢ ilustren la conciencia del magistrado, es indispensable invocar las opiniones acomodaticias e inseguras de los autores que han examinado con mas o menos profundidad esos puntos. Para obviar dificultades de tanta trascendencia, el Pro- yecto ha dado soluciones satisfactorias a las cuestiones principales e incidentes que ofrece la materia; y de este modo ha Ienado un sensible vacio en nuestra legislacién comercial y civil” [sic.]. Continia el sefior Rosende: “Del texto que se ha citado, resalta de manera evidente que la intencién del legislador fue dar aplicacién general a las normas sobre formacién del consentimiento. Asi, pues, sobre la base de este antecedente histérico, es claro que las disposiciones del Cédi- go de Comercio que se refieren a la formacién del consentimiento no pueden ser interpretadas como normas de excepcién, aunque estén contenidas en un cuerpo de leyes especial” [sic.]. “En segundo lugar, el problema que plantea la doctrina tradi- cional respecto de la imposibilidad de aplicar las normas de for- maci6n del consentimiento a los contratos civiles, por tratarse de normas de excepcion y por existir un precepto general en el Cédi- go Civil que reglamenta las obligaciones que nacen sin conven- ci6n, debe ser resuelto de conformidad con las normas que a con- tinuacién se indican” [sic.]. “Existe al parecer un conflicto entre dos leyes incluidas en dis- tintos cuerpos de leyes, el articulo 2.284, ubicado en el Cédigo Civil pero que reglamenta genéricamente las obligaciones nacidas en ausencia de convencién, y las normas del Cédigo de Comercio en materia de formacién de consentimiento que reglamentan es- RESPONSABILIDAD CIVIL, Cass PRACTICOS 61 pecificamente una cuesti6n no prevista en el derecho comin. Sin embargo, este conflicto es solo aparente. En primer lugar, por la naturaleza del articulo 2.284 del Codigo Civil que se limita a indi- car genéricamente las fuentes de las obligaciones, en ausencia de convenci6n; en segundo lugar, porque dicho articulo no indica de qué naturaleza es la obligacién que de las citadas fuentes nace; en tercer lugar, si bien, en principio, son obligaciones extracon- tractuales, esta sola circunstancia no autoriza a sostener que, en materia de responsabilidad civil, sean las disposiciones que regla- mentan la responsabilidad delictual las que deben aplicarse a las obligaciones legales y cuasicontractuales, segtin creemos haberlo demostrado en el Capitulo I” [sic.]. a).- “En consecuencia, debe reconocerse que del cotejo de ambos preceptos resulta que el articulo 2.284 se limité a indicar las fuentes de las obligaciones nacidas fuera de convencién y que los articulos 97 a 106 del Cédigo de Comercio se refieren especi- ficamente a las obligaciones que pueden nacer de alguna de di- chas fuentes en la formacién del consentimiento {Cual es dicha fuente? La fuente es el acto voluntario y en especial, el hecho vo- luntario, licito y no convencional, 0 sea, el cuasicontrato. No po- dria alegarse en contrario que los inicos cuasicontratos contemplados en el Cédigo Civil, ya que, éste expresa que se re- fiere a los principales cuasicontratos, por lo que la enumeracion del articulo 2.285 del Codigo Civil no es taxativa. Por lo demas s admiten otras especies de cuasicontratos, asi, en materia procesal se habla del cuasicontrato de litis contestaci6n, a propésito de la relacién procesal que se traba en los litigios y, a nuestro parecer, en los artfculos 97 y siguientes del Cédigo de Comercio se con- templa un cuasicontrato en la formacién del consentimiento” [sic.]. Mas adelante agrega: “En nuestra opinion, la tinica interpretaci6n correcta residiria en las normas del Cédigo de Comercio, pues son éstas las que ‘an los ec 62 IniGo pe LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro Witson reglamentan especificamente la situacién que se examina y son, ademas, las Ilamadas a Ienar un vacio en la legislaci6n civil, de acuerdo con los términos del Mensaje del Codigo de Comercio. Por tiltimo, no puede olvidarse el fundamento que sirve de base a la responsabilidad en el periodo precontractual, fundamento que debe encontrarse en la buena fe y en la equidad, cuya violacién da derecho a solicitar indemnizacién. De aqui resulta que las inicas disposiciones que admiten este fundamento son las relativas a la formacién del consentimiento, razén esta que abona la tesis de la aplicacin del Cédigo de Comercio” [sic.]. Enseguida y al referirse a una situaci6n similar a la que se ven- tila en esta causa seiiala: “Para que el contrato quede perfeccionado, falta tinicamente, el cumplimiento de la solemnidad. Este es, entonces, el punto exac- to en que debe centrarse la controversia. {Que efectos civiles pro- duce el consentimiento asi formado pero carente de eficacia para dar nacimiento al contrato? ,estamos en presencia de tratativas 0, por el contrario, ante una oferta y aceptacién vaélidamente emiti- das?, vale decir, Zen qué instancia del periodo precontractual se encuentran las partes? En nuestra opinion, existe concurso real de voluntades que, si bien no basta para perfeccionar el contrato, puede agravar la responsabilidad del oferente en términos que exista en- tre ambas una relacién cuasicontractual que genera responsabili- dad en caso de retractacién y que obliga a indemnizar dafios y perjuicios. Por lo tanto, en este especie de contratos, al existir un consentimiento formado pero ineficaz para perfeccionar el contra- to, subsiste el derecho de retracto para ambas partes, hasta el mo- mento en que se cumpla la solemnidad o se haga la entrega de la cosa pero la parte que se desiste podra incurrir en responsabilidad precontractual por los dafios y perjuicios que dicho retracto cause al otro precontratante. Esta responsabilidad dimanara de los prin- cipios aceptados en el Cédigo de Comercio, las que constituyen el RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS 63 derecho comtin en materia de responsabilidad precontractual y el verdadero criterio con arreglo al cual deben enfocarse las deman- das de indemnizacién” [sic.]. (ROSENDE Atvarez (n. 39). Los sentenciadores participan del criterio expuesto en la antes parcialmente transcrita monografia, sin perjuicio de lo cual conside- ran que cualquiera sea la doctrina que se siga, vale decir, sea que se estime que en casos como el de autos se aplican las normas atinentes a la responsabilidad contractual, sea que se estime que son pertinentes las que conciernen a los delitos y cuasidelitos, resul- ta evidente que el fundamento de aquella responsabilidad es el del respeto a la buena fe y a la lealtad, que han de regir las relaciones. habidas entre quienes llevan a cabo negociaciones encaminadas a la celebracién de un determinado contrato, buena fe cuya viola- cin acarrea a su autor la obligacién de resarcir los perjuicios que asf haya irrogado a su contraparte. En este sentido y si bien en tanto no se haya perfeccionado el respectivo contrato persiste la facultad de retractacién, esta no puede ejercitarse abusivamente, es decir, como lo sefiala el profesor Pablo Rodriguez, fundandose “en el contenido de normas que se aplican con un superado cri- terio literal” [sic.]. (El abuso del derecho y el abuso circunstan- cial, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1997, p. 387). “7°) Que por las razones precedentemente desarrolladas corres ponde hacer lugar a la demanda de autos en lo atinente a la indem- nizaci6n de perjui que en ella se reclama en contra de don Sergio Bobadilla Valenzuela, desechandose asf la tesis del demandado en cuanto a que, no existiendo contrato alguno entre los litigantes, no es posible acoger la pretension del actor, ya que, éste ha invocado las normas atinentes a la responsabilidad contractual.- Conclusién ademas de la cual cabe la reflexion de que, atin cuando existiese una errénea invocacién de las normas aplicables a la respectiva controversia, el sentenciador no queda constrefiido por la cal ci6n juridica que de los hechos realicen los litigantes”.- [sic.]. Caso PRACTICO INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL ., CULPA GRAVE Y DOLO OsreTIvos * Que el alumno identifique el criterio que permite diferenciar entre obligaciones de medio y resultado. * Que el alumno advierta la funcién que desempeiia el juicio de reproche en las obligaciones de resultado. * Que el alumno identifique las distintas formas en que se ha entendido la nocién de dolo en el Derecho chileno. * Que el alumno conozca los efectos de la asimilacién de culpa grave al dolo y la discusién que se ha generado respec- to a su equivalencia en materia probatoria. En este caso practico se examina el incumplimiento contrac- tual en una obligacién de resultados y la funcién que desempena allf el factor de atribucién subjetivo, distinguiéndose si se trata de culpa grave o dolo y las consecuencias de la asimilacin de la primera al segundo. Con fecha 25 de noviembre de 2002, Domingo Edwards celebra un contrato de compraventa con Paulina Costabal en virtud del cual el primero vende, cede y transfiere a la segunda el inmueble ubica- do en calle Las Azucenas 934. La compradora paga el precio a ente- 66 TkGo pe LA Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WILSON ra Satisfacci6n del vendedor. Las partes convienen que la tradici6n tendrd lugar con fecha 30 de noviembre del mismo afio. Con fecha 3 de noviembre, don Domingo vende el mismo inmueble a Estanislao Gutiérrez, realizindose su tradicién el dfa 12 de noviembre. Con- sultado por dofia Paulina acerca de la fecha de la tradicién, don Domingo le informa que ha vendido el inmueble a otra persona por un precio superior, a quien, ademas, le ha hecho la tradicién. Le sefiala que lamenta profundamente los perjuicios que le pueda ha- ber ocasionado y que durante ese mismo dia le depositara en su cuenta corriente el precio que ya le habia pagado por el inmueble. Con fecha 12 de noviembre, dofia Paulina se dirige a su oficina y luego de relatarle estos hechos afiade que ella actualmente vive en una casa arrendada que debe dejar el 29 de noviembre. Le sefia- la, asimismo, que se encuentra tramitando un cuantioso contrato de mutuo de dinero con una institucién financiera con el objetivo de reunir el dinero necesario para operar a su hija en Estados Uni- dos. La institucién le exige caucionar e] mutuo con un inmueble y ya habia aceptado constituir una hipoteca sobre el inmueble ad- quirido por dofia Paulina. Esta le informa que desea saber si puede exigirse el cumplimiento forzado del contrato y, en caso contrario, desea solicitar indemnizaci6n de perjuicios. Frente a la primera pregunta de dofia Paulina la respuesta es negativa. Aun cuando el articulo 1.489 del Cédigo Civil concede al acreedor diligente la opcién de exigir el cumplimiento forzado del contrato o su resoluci6n, la compraventa posee una regla espe- cial en el articulo 1.817, segtin el cual: “Si alguien vende separa- damente una misma cosa a dos personas, el comprador que haya entrado en posesi6n sera preferido al otro; si ha hecho la entrega a los dos, aquel a quien se haya hecho primero sera preferido; si no se ha entregado a ninguno, el titulo mas antiguo prevalecera”. En el caso que se trata de examinar el segundo comprador ha entrado en posesién, por lo mismo es preferido. El problema de ReSPONSABILIDAD CiviL.. Casos PRACTICOS 67 dofia Paulina se circunscribe, entonces, al monto de los perjuicios que podra reclamar por el incumplimiento de la obligacién princi pal del vendedor. La regla que conviene tener presente al momento de conside- rar los perjuicios indemnizables es la contenida en el artfculo 1.558 del Cédigo Civil. Segtin ésta: “Si no se puede imputar dolo al deu- dor, s6lo es responsable de los perjuicios que se previeron 0 pu- dieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo, es res- ponsable de todos los perjuicios que fueron una consecuencia inmediata 0 directa de no haberse cumplido la obligacién 0 de haberse demorado su cumplimiento”. Pues bien, asumiendo que existen perjuicios directos previstos e imprevistos en este caso es necesario indagar acerca de si cl yen- dedor responde segtin las reglas de la culpa o segiin aquéllas del dolo. De concluirse, que responde bajo las reglas de la culpa, es necesario detenerse sobre la extensidn de la indemnizacién. I. EL JUICIO DE REPROCHE Por regla general, en el sistema del Cédigo Civil la responsabi- lidad supone un juicio de reproche. La reprochabilidad de la con ducta se basa en la intencién de causar un dafio o en su aceptacién segtin como se entienda el dolo o, bien, en el descuido o negligen- cia de quien ha producido el dajio en el caso de la culpa. En mate- ria contractual esto resulta claro en las obligaciones de medios; se discute, sin embargo, en las de resultado’, pues, parte de la doc- 57 La distincin entre obligaciones de medio y resultado se encuentra determinada por la substancia de la prestacién del deudor. Segtin Luis Diez-Picazo si tinicamente se obliga al despliegne de “energfa, actividad, Ia observancia de un estandar de conducta’ se tratard de una obligacisn de medios, si su compromiso y su obligacisn consisten en la produccién de una modificacién en la realidad material o jurfdica se trataré de una obli- 68 IniGo DE LA Maza Gazmuri - CarLos Pizarro WILSON trina ha sostenido que en las obligaciones de resultado la respon- sabilidad prescinde de la culpa®®. Asi, por ejemplo, Mariano Yz- quierdo Tolsada ha sugerido que en este tipo de obligaciones: “in- cumbe al acreedor probar que el resultado no se ha obtenido, debiendo ser el obligado quien, para exonerarse, habra de probar una causa ajena (caso fortuito, fuerza mayor, conducta de la victi- ma 0 intervenci6n de terceros). No le bastard demostrar que actudé sin culpa, sino que debera acreditar la ruptura del nexo causal”. Aun cuando se acepte esto y se admita que el vendedor contrae una obligacidn de resultado —la tradicién de la cosa vendida— conviene advertir que el juicio de reproche sigue resultando rele- vante para la determinacién de la indemnizaci6n, aunque en un sentido diverso de aquél que se aplica en las obligaciones de me- dios. En estas tiltimas el juicio de reproche —la determinacién de la existencia de culpa 0 dolo— es necesario para determinar si sur- Continuacién nota 7 gacién de resultado. Véase Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Madrid, Tecnos, 1970, tomo u, p. 238. Para una discusién de esta distincién véase Daniel PENAILILLO AREVALO, Obligaciones. Teoria general y clasificaciones, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003, pp. 224-227 y Alejandro Garcta Gonzatez, Responsabilidad civil contrac: tual. Obligaciones de medios y de resultado, Santiago, ConoSur, 2002, pp. 24-30. 58 Véase Prwvatnitt.o Anévato (n. 57), pp. 229-230. ® Yzquierdo TOLsADA (n. 5), p. 155. © Parece existir cierto consenso en considerar la obligacién del vendedor como una de resultado, incluso, un critico de la distincién entre obligaciones de medios y de resul- tado como Pablo Rodriguez. Grez sefiala que: “Cuando se celebra, por ejemplo, un con- trato de compraventa, es muy diffcil (sino imposible) excepcionarse de pagar el precio o de entregar la cosa, alegando que se ha empefiado la diligencia debida, ya que el vende- dor debe ser duetio 0 poseedor de la cosa vendida y el comprador prever la manera de disponer del dinero suficiente, cualquiera sea el grado de culpa de que se responda, Pero atin asi, la destrucci6n de la especie 0 cuerpo cierto por culpa o hecho ajeno exonerard al vendedor de entregar la cosa”. Responsabilidad contractual, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003, pp. 134-135. Esto es, segtin se ha advertido, lo que caracteriza a una obligacién de resultado. RESPONSABILIDAD CIviL. Casos PRACTICOS: 69 ge la obligacion de indemnizar y el monto de la indemnizacién. En el caso de las obligaciones de resultado, la obligacion de indem- nizar surge con prescindencia del juicio de reproche, tinicamente el caso fortuito eximirfa al deudor. Sin embargo, al momento de indemnizar, el articulo 1.558 distingue segtin si existe dolo o no. Si no existe -haya 0 no culpa en las obligaciones de resultado- el deudor tinicamente responderé de los perjuicios directos previ tos. Existiendo, se sumaran los imprevistos. Por lo mismo, lo pr mero que debe determinarse en este caso es si existié 0 no dolo. II. EL DoLo El dolo se encuentra definido en el articulo 44 del Cédigo Civil como: “la intenci6n positiva de inferir injuria en la persona 0 pro- piedad de otro”, Aun cuando, en general, la doctrina chilena acepta que se trata de un concepto aplicable tanto a la formacion del con sentimiento y a la responsabilidad contractual y extracontractual (las tres areas que se presentan en el Cédigo Civil) existen severas discrepancias respecto a la interpretaci6n del precepto, Para la ma- yorfa de la doctrina chilena el dolo supone el animus nocendi, es decir, el propdsito deliberado de causar el dafio. En el c: incumplimientos contractuales se actuaria dolosamente cuando el incumplimiento tuviera como fin causar el dafio, de manera que siendo otro el mévil de la conducta no existiria dolo. Segtin Arturo Alessandri: “(N)o basta la conciencia de que se pueda caus: dafio, es menester la intencidn de dafiar’”®', Para otro sector de la doctrina, el dolo quedarfa determinado por la decisién deliberada de los. un ©! Atessanpri Ropriavez (n. 2). En el mismo sentido Luis Claro Solar, Alfredo Barros Errézuriz y Ramén Meza Barros. Un resumen de las posiciones de estos autores: puede encontrarse en Cristién Banrt pet. Rio, La asimilacién de la culpa grave al dolo, Santiago, Editorial LexisNexis, 2003. 70 INIGO DE LA MAzA Gazmurt - CaRLOs P1ZARRO WILSON de incumplir el contrato. La intencién a que alude el articulo 44 del Cédigo Civil consistiria segtin Rodriguez —uno de los exponentes de esta posicidn—“‘en la aceptacion de un resultado cierto, producto de una actividad positiva 0 negativa que despliega una persona vo- luntariamente”, ese resultado es el dafio que experimentard el co- contratante como consecuencia del incumplimiento del contrato. Los tribunales chilenos, en general, se han inclinado por la primera teoria®. Por lo mismo, es improbable que consideraran dolosa la actitud del vendedor quien sefiala que lamenta el incum- plimiento de su obligacion y lo j ‘a por una mejor oferta. Como se vera a continuacién, sin embargo, esto no significa que la com- pradora no pueda reclamar la indemnizaci6n de los perjuicios di- rectos imprevistos. TIL, La cuLPA La nocién de culpa en el Derecho chileno posee dos compo- nentes: —La omisién de una diligencia apropiada. —La ausencia de la intencién de provocar un dajfio. Se ha considerado, ademas, que la falta del deber de cuidado incluye la previsibilidad del dafo, esto es, el peligro de causar el dano debe haber sido previsible para un hombre prudente medio puesto en la situacién del deudor que incumple el contrato™, Con- siderando lo anterior, es dable sostener que en este caso el vende- ® Ropriavez Grez (1.60), sobre esta posicién en la doctrin . 149. Una ver mas, abundantes referencias bibliograficas 1a chilena pueden encontrarse en Bane DEL Rio (0. 61). © Algunas citas de sentencias pueden encontrarse en ALessanpri Ropriauez (n. 2), pp. 163-164 y Banri pet Rio (n. 61), p. 176. © Véase Corrat Tatciant (n. 2), p. 214. RESPONSABILIDAD CIVIL, CASOS PRACTICOS 7 dor actué culposamente. Por una parte, parece evidente que si el incumplimiento en este caso no puede imputarse a dolo podria, al menos, vincularselo a la negligencia del vendedor. Por otra parte, ya se ha dicho, no existié en este caso la intencién de dafiar a la compradora, cosa distinta, el vendedor previé y acepté esta conse: cuencia. De allf entonces que la compradora tenga derecho a recla mar indemnizacién por los perjuicios directos previstos. {Qué suce de, en cambio, con los imprevistos? La respuesta a esta tiltima pregunta precisa considerar a qué tipo de culpa corresponde el in cumplimiento del vendedor. El Cédigo Civil chileno establece tres tipos de culpa en su articulo 44: la culpa grave o lata, la culpa leve y laculpa levisima. En las obligaciones de medios la graduacién de la culpa se encuentra relacionada con la “prestacién” de la culpa que fija el grado de cuidado que cada parte debe observar en el cumplimiento de sus obligaciones y la dependerd de la utilidad que el contrato preste a las partes, de manera que si el contrato presta utilidad a ambas, responderan de culpa leve, si tinicamente al acree dor, el deudor respondera de culpa grave y si s6lo interesa al deu- dor, éste responder de culpa levisima (articulo 1.547). Al eliminarse el juicio de reproche en las obligaciones de resultado, la gradua- ci6n asf considerada no presta ninguna utilidad. Sin embargo, como. se ha advertido, puede tener importancia en lo que interesa a este caso, respecto del monto de la indemnizaci6n. Para advertir esto es necesario examinar la equiparaci6n de la culpa grave al dolo. TV, LA ASIMILACION DE LA CULPA GRAVE AL DOLO Ya en el Digesto Paulo sostuvo que: “La negligencia grande es culpa y la culpa grande es dolo”®. La asimilacin de la culpa gra- 6 Paulo liber | Manuallim, D. 50.16.26, T2 INIGo DELA Maza Gazmurt - CarLos Pizarro WILSON ve al dolo es generalmente aceptada en el Derecho Comparado, aunque sus alcances sean a veces diversos®. En el Derecho chileno la maxima se encuentra consagrada —ya se ha visto— en el articulo 44 del Cédigo Civil. Se ha sostenido que la equivalencia entre la culpa grave y el dolo implicarfa hacer extensibles al deudor que incumple el contrato con culpa grave todos los efectos del incum- plimiento doloso. Por lo mismo, sugieren la gran mayoria de los autores, aquel deudor cuyo incumplimiento es imputable a culpa grave responderia de todos los perjuicios directos cuya causa sea el incumplimiento, incluyendo aquellos imprevistos. Ahora bien, en el caso que se trata de examinar, gresulta impu- table a culpa grave el incumplimiento del vendedor? Se trata, se- gtin se ha observado, de un caso en que se podia prever el dafio y se acepta, aunque no se desea, refiriéndose a situaciones como ésta Arturo Alessandri sefiala que: “en tales casos seguramente habré culpa grave o lata, ya que quien obra a conciencia de que su accién uomision ha de causar un dafio omite en realidad aquel cuidado y diligencia que atin las personas negligentes y de poca prudencia suelen emplear en sus actos 0 negocios, y esta culpa en materias civiles equivale al dolo”®’. La opinién de Arturo Alessandri puede ser reforzada advirtiendo: la contradicci6n existente entre la con- ducta del vendedor y la rectitud, correccién y lealtad que exige la buena fe en la ejecucién de los contratos; y prescindiendo del ani- mo de obtener mayores ganancias por parte del vendedor, la venta de una cosa ya vendida constituye un ejemplo paradigmatico de falta de cuidado. Advertido ya lo anterior, es posible sefalar a dofia Paulina que tiene derecho a que se le indemnicen los perjuicios directos del incumplimiento, hayan o no sido previstos por las partes al mo- % Véase Banrt ort. Rio (n. 61), pp. 110-166. $1 Aessanpet Rooricuez.(n. 2), pp. 169-170. RESPONSABILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 73 mento de la celebracién del contrato. Un ultimo punto sobre el cual conviene detenerse respecto a la asimilaci6n de la culpa gra- ve al dolo en este caso es la prueba de la culpa grave. Segtin se sabe la prueba de la culpa se rige por lo dispuesto en el articulo 1.547 del Cédigo Civil, presumiéndose culpable el incumplimien- to. Con todo, conviene advertir que, como ya se ha dicho, trat dose de una obligacién de resultado el deudor deberd acreditar caso fortuito para exonerarse, en este caso, de la indemnizacién. Sin embargo, trataéndose del monto de la indemnizacion las cosas: cambian, pues, ya se ha advertido, sera relevante determinar si existié culpa grave o no. Por lo mismo, la pregunta que conviene formular es si resulta aplicable la regla del articulo 1.547 y, por lo mismo, la culpa grave se presume 0, bien, si al equipararse la cul- pa grave al dolo, la primera como el segundo debe acreditarse por quien la alega. Un sector importante de la doctrina ha considerado que la asimi lacién de la culpa grave al dolo no se extiende al onus probandi®™. De esta manera, a la culpa grave no se le aplicaria la regla contenida en el articulo 1.459 segtin la cual: “El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos por la ley. En los demas debe probarse”, sino que se regirfa por la regla del artfculo 1.547, presumiéndose. Aunque ésta es una opinién frecuentemente soste nida sus defensores no prodigan argumentos suficientes para justi carla. Por otra parte existen buenos argumentos para pensar lo con- trario. El primero es de texto y se encuentra en el ya citado articulo 44 del Cédigo Civil, en materias civiles —sefiala el precepto- la cul- pa grave equivale al dolo. Como puede advertirse el legislador no distinguis casos en que los efectos de la culpa se equiparan a los del dolo y casos en que esto no sucede, sino que, cosa distinta, utiliz6 una regla general. No se entiende, entonces, por qué el intérprete SOS ® Véase Banni vet Rio (n. 61), p. 222. 74 INIGO DE LA Maza Gazurt - CarLos PIZARRO WILSON deberia realizar estas distinciones. Una segunda raz6n, sostenida, entre otros, por Pablo Rodriguez, es que de aceptarse que la culpa grave se presume y el dolo debe probarse, significaria que el legisla- dor ha sido mis severo con aquellos deudores cuyo incumplimiento es imputable a culpa grave que con aquellos en que resulta imputa- ble, pues, desde el punto de vista de la responsabilidad, ambos que- darian en la misma situacin, sin embargo, la culpa de los primeros se presumiria y el dolo de los segundos deberia ser probado por quien lo alega®. Aunque ambos argumentos resultan convincentes, hay que convenir con Cristian Banfi que una aplicaci6n estricta de la asimilacién en materia probatoria puede producir consecuencias indeseables, asf, utilizando un ejemplo cercano al de este ultimo autor no parece razonable imponer al acreedor de un contrato de depésito la prueba de la culpa grave del depositario si tinicamente se desea hacer efectiva la responsabilidad por culpa, prescindiendo del articulo 1.558 en lo que respecta al dolo y la equiparacién con la culpa grave”. Por este motivo parece todavia razonable compartir, como lo hace Cristian Banfi, el criterio de René Abeliuk, segtin el cual la culpa grave se presumiria tnicamente en la medida que se reclamaran los efectos propios de la culpa, en aquellos casos en que se buscaran los efectos propios del dolo, ésta debiera acreditarse”!. Considerando esto tiltimo, lo mas razonable sera que dona Paulina acredite la culpa grave. La prueba de la culpa grave en este caso no sera, por lo demas, compleja, bastara con acreditar la existencia de los dos contratos de compraventa y la tradicién del inmueble en el segundo caso. © Pablo Ropricurz Grez, Inexistencia y nulidad en el Cédigo Civil chileno: teorfa bimembre de la nulidad, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1995, pp. 58-59. 7 Banrt pet Rio (n, 61), p. 226. ™ Citado en Bani pet, Rio (n. 61) pp. 228-229. RESPONSABILIDAD CIVIL. CAsos PRACTICOS 75 BIBLIOGRAFIA PENAILILLO AREVALO, Daniel, Obligaciones. Teoria general y cla- sificaciones, Santiago, Editorial Juridica de Chile, 2003 Banri DEL Rio, Cristian, La asimilacién de la culpa grave al dolo, Santiago, Editorial LexisNexis, 2003. ACTIVIDAD 1, Qué relacidn existe entre el articulo 1,558 y el vinculo cau- sal necesario para indemnizar los perjuicios. 2. Explique el problema de la asimilacién de la culpa grave 0 lata al dolo. 3. Desde el punto de vista de la exoneraci6n de responsabil dad qué importancia tendria distinguir entre el incumplimien- to de una obligacién de medio y una de resultado. COMENTARIO DE SENTENCIA LA CAUSALIDAD OBJETIVOS ¢ El alumno debe identificar el problema de causalidad plan- teado en la sentencia El alumno debe conocer las diversas teorias que exp! vinculo causal * El alumno debe entender en qué consiste la fuerza mayor 0 caso fortuito Con fecha | de septiembre de 2001, Andrea Pérez Gutiérrez suscribié un contrato de cuenta corriente con el Banco Sudamex Con posterioridad, entre enero y agosto de 2002 el referido Banco entreg6 a Marcelo Astengo diversos talonarios de cheques de la cuenta corriente de la Sra. Pérez. Luego, el Sr. Astengo falsificé al menos treinta y seis cheques de la cuenta corriente de la Sra. Pé EI Sr. Astengo no habfa sido autorizado por la Sra. Pérez para re- tirar talonarios de cheques, salvo que se hiciera “contra entrega del correspondiente formulario de solicitud firmado por los titula- res”. Existe una notoria disconformidad entre la firma de la titular de la cuenta corriente y las firmas estampadas en los formularios destinados a retirar talonarios de cheques. La misma disconformi- an el 8 INIGo DE LA Maza Gazmuri ~ CARLOS PIZARRO WILSON dad existe con respecto a las firmas registradas en 6rdenes de pa- gos que no provenfan de la titular de la cuenta corriente. Numero- sos cheques fueron protestados y varias demandas fueron presenta- das en contra de la titular. Ademas, algunas instituciones financieras negaron concederle créditos a causa de informes comerciales ne- gativos. La Sra. Pérez demando indemnizacién de perjuicios en contra del Banco alegando que experiment6 un dafio moral que lesiona su honor, su crédito, su prestigio, su buen nombre y su desempefio profesional. La sentencia de primera instancia precisa que: “la falta de dili- gencia a que estaba obligado el banco, vale decir su incumplimiento contractual, fue la causa directa del daiio moral sufrido por la cuenta correntista’”””. Y el considerando 15° del fallo de primera instancia puntualiza que: “las causas que motivan un dafio pueden ser va- rias y a veces sucesivas pero lo que importa es que todas ellas hayan contribuido en forma directa y necesaria a generarlo, de modo que si alguna hubiere fallado, con certeza, no se habria produ- cido el dafio. En tal situacion, el que incurrié en hecho ilfcito o en el incumplimiento contractual que generé directa y necesariamen- te el dafio es obligado a repararlo y no puede excusarse por el hecho de que otra causa, ademas de su conducta culpable, haya contribuido a producirlo...” [sic] Agrega el fallo de primera, reproducido por la Corte de Apela- ciones y la Corte Suprema que: “en el caso de autos concurre la responsabilidad extracontractual del autor del hecho ilfcito y la responsabilidad contractual del Banco demandado, cuya ligereza y falta de comprobacién adecuada al entregar los talonarios de 's evidente la impropiedad del lenguaje en la sentencia. No corresponde decir que el Banco estaba obligado a “la falta de diligencia’”, sino que la falta de diligencia 0 incumplimiento contractual fue la causa directa del dafio moral de la actora. RESPONSABILIDAD CIVIL. Casos PRACTICOS 79 cheques a un tercero posibilit6 la falsificaci6n... indudablemente el fraude de que fue victima la actora no se habria producido si el Banco hubiere cotejado las firmas de su comitente con las regis- tradas por ésta...” [sic]. La Corte Suprema ratifica esta linea de pensamiento sefialan- do que: “este planteamiento es correcto, desde que en la genera- cidn del perjuicio o lesién que reclama la demandante, concurrie- ron en estrecha comuni6n e interdependencia, el incumplimiento contractual por parte del Banco por el hecho de haber proporcionado aquellos talonarios de cheques, con palmario descuido de sus em- pleados, y el dolo del estafador, por otra” [sic]. Finaliza la Corte Suprema sefialando que: “no ha habido, en- tonces, transgresién de los recordados articulos 1556 y 1558 por este capftulo” [sic]. En los considerandos transcritos se alude a la teorfa de la equi- valencia de las condiciones para explicar la causalidad entre el incumplimiento contractual y el daiio. Sin embargo, cabe interro- garse sobre la validez del argumento del fallo que impide alegar otras causas para excluir o reducir la responsabilidad del Banco. En consecuencia, el fallo convoca el andlisis de dos problemas vinculados a la causalidad: la aplicacién de la teoria de la equivalen- cia de las condiciones y la procedencia de la fuerza mayor como eximente de responsabilidad I. APLICACION DE LA TEORIA DE LA EQUIVALENCIA DE LAS CONDICIONES Para establecer la responsabilidad civil del agente o agentes del dafio resulta necesario verificar un vinculo causal entre la culpa o laconducta u omisi6n de dicho agente o agentes (dependiendo si se trata de la responsabilidad por culpa u objetiva) y el perjuicio 80 Inco pe La Maza Gazmurt - Cartos Pizarro WiLson sufrido por la victima. Este requisito 0 condicién de la respon- sabilidad civil es admitido por la unanimidad de la doctrina y la jurisprudencia nacional y extranjera. Sin embargo, la aceptacion del vinculo causal como elemento indispensable de la responsabi- lidad civil tanto contractual como extracontractual no despeja las controversias relativas a la definicién del vinculo causal y a las consecuencias de la intervencidn de una causa extrafa que inte- rrumpa el vinculo causal. Por ende, es necesario referirse a las teorfas para explicar la causalidad y cémo la fuerza mayor o un equivalente pueden impedir la responsabilidad civil. Las afirmaciones de la Corte Suprema son elocuentes para acep- tar la teoria de la equivalencia de las condiciones. Los partidarios de esta teoria estiman que el hecho dafioso, como todos los he- chos, presenta diversos factores que pueden tener relacién con la accién u omisién del hombre o con circunstancias externas. Se considera que cada uno de estos factores desde el instante que cons- tituyen un hecho o circunstancia indispensable para la realizacion del resultado, deben ser considerados como una de sus causas. No procede realizar ninguna seleccién o descarte entre las condicio- nes necesarias para la produccién del perjuicio, ya que si alguna hubiere faltado, el daiio no se habria verificado. En consecuencia, para considerar un hecho u omisién la causa del daiio, basta que haya sido alguna de las condiciones sine qua non del resultado. Por cierto, se descartan las condiciones irrelevantes que, si bien se relacionan con algunos aspectos particulares del danio, no determi- nan el acaecimiento del dafio ni su extensi6n. Para muchos, en esta parte del elemento causal sélo interviene el aspecto naturalistico, o sea, una causalidad material 0, més propiamente, una cuestién meramente factica que escapa al recurso de casacién en el fondo. EI fallo aplica la supresién hipotética para determinar si co- rresponde atribuir a un hecho la calidad de causa. La sentencia estima que la ausencia de negligencia del Banco al aceptar los Responsapiipap civiL., Casos PRACTICOS 81 formularios de retiro, sin realizar un cotejo 0 comparacién entre la firma registrada de la cuentacorrentista y aquélla estampada en el mencionado formulario, habria significado la desaparicién del he- cho dajiino. Todas las causas se miran como equivalentes, cada una de ellas es necesaria para la existencia del dajio y, por lo tanto, son todas causas del dafio. Como se puede observar, el problema de determinar cuales son los hechos causales se presenta cuando existe pluralidad de cau: En otras hipdtesis mas simples la causalidad queda opacada por la necesidad de atribuir culpa al agente del dafio, Para la teoria de la equivalencia de las condiciones todos los hechos que debieron con currir para que el daiio se produjere son causas. Sin embargo, esto no significa que dichos hechos u omisiones que se estiman causa, segtin la equivalencia de las condiciones, sean aut6nomos para ex- plicar el dafio. Asi, por ejemplo, la negligencia del Banco, al no cotejar las firmas, no basta para que se haya producido el dao Dicha omisin del Banco es necesaria, mas no suficiente. Segtin la teorfa de la equivalencia de las condiciones cada hecho u omisié causal explica en su totalidad el resultado dafioso al estimarse como equivalentes. En consecuencia, los agentes causantes deben res- ponder por el total sin distinguir la proporci6n en que hayan contri- buido al daiio. En razén de estas observaciones, la teoria de la equi- valencia de las condiciones se ha criticado por ser demasiado amplia En cierto sentido podriamos sostener que la regla prevista en el articulo 2.317 del Cédigo Civil acoge esta teoria, ya que permite dirigirse por el total del dafio en contra de cualquiera de los copar- ticipes del ilicito civil. No obstante, esta regla de solidaridad sdlo se refiere al régimen de la obligacién de indemnizar el dafio, mas no intenta dilucidar la teorfa para entender la causalidad. Otra teoria que intenta explicar la causalidad es aquélla conoci- da bajo el nombre de causalidad adecuada. Segtin esta teoria hay que retener como causas del dafio sélo aquellos acontecimientos AS. 82 IRico pe. La Maza Gazurt - Cartos Pizarro WiLsON que contienen la posibilidad objetiva de producir el resultado dafi- no. Corresponde aplicar un criterio de previsibilidad 0 de razona- bilidad. Un hecho debe calificarse de causa si al momento de produ- cirse el daiio era previsible, segtin el curso ordinario de las cosas y la experiencia normal de los acontecimientos, que dicho hecho era apto para producir un resultado del tipo que se produjo. De manera tal que el acaecimiento del dafio es favorecido por el hecho en cuesti6n. Esta teorfa, a diferencia de la equivalencia de las condicio- nes, no aplica una supresi6n hipotética del hecho para definir la causalidad. Aplica un criterio de previsiblidad, debiendo atribuirse aun hecho el cardcter de causal, cuando aquél es probablemente la causa del dafio. Un hecho puede calificarse como causa del daiio si al momento de producirse el autor estaba en condiciones de prever el dafio, teniendo en cuenta el curso ordinario de las cosas. Esta teoria recurre a un elemento relativo permitiendo atribuir la causalidad en casos en que no existe certeza absoluta que la supre- sion del acto 0, sobre todo, en la hipdtesis de la omisién, no se habria producido el dafio. Piénsese en la omisién del médico en practicar la técnica apropiada o que se rehtisa a atender el paciente, en ambos casos la equivalencia de las condiciones no nos permiti- ria asegurar la causalidad, puesto que aun si consideramos que el médico acta en conformidad a su /ex artis no estarfamos en con- diciones de asegurar el cambio en el desenlace causal. Asi, la teo- ria de la causalidad adecuada permite la imputaci6n objetiva. Aun- que es menos exacta, permite atribuir responsabilidad cuando no existe una certeza absoluta que el hecho ha sido la causa del dafio. No cabe duda que la teorfa de la equivalencia de las condicio- nes presenta mds certeza al determinar cudndo un hecho es causa de un dato, pero no resuelve todos los problemas de la causalidad. En aquellos acontecimientos que involucran una pluralidad de cau- sas, un velo de oscuridad cae en la prueba del vinculo causal. En cuanto a la prueba, la teorfa de la causalidad adecuada 0 cualquie- RESPONSADILIDAD CIVIL. CASOS PRACTICOS 83 ra basada en la idea de probabilidad o previsibilidad permite de manera mis conveniente dar por acreditada la causalidad”>. Sin embargo, algunos autores han planteado una posible con ciliacion entre la equivalencia de las condiciones y la causalidad adecuada. Siendo la primera 6ptima para establecer la causalidad factica, es decir, aquellos hechos materiales que conducen al dao. Ja causalidad adecuada seria mas propia para dirimir entre las di versas causas materiales identificadas. De esta manera, ambas (eo: rias pasarian a ser complementarias”*. Por otra parte, una posicién pragmatica ha sido planteada para solucionar los problemas de la causalidad, Los jueces, cuando se enfrentan a definir la existencia del vinculo causal, no siempre deben recurrir a la elaboracién de complejas teorias. A veces, bas~ ta la equivalencia de las condiciones para afirmar o descartar un determinado hecho como causal. En otros, sin embargo, sera ne cesario recurrir a un criterio de racionabilidad, por lo cual debera recurrirse a la causalidad adecuada. En nuestro caso la equivalencia de las condiciones permite con- denar de manera exclusiva al Banco, siendo que el daiio causado a la cuentacorrentista fue el resultado de su actuar negligente junto con la intervencién maliciosa del estafador. Quizé deberia habe indicado que la responsabilidad del Banco procede sin perjuicio 73 Asi, por ejemplo, no siempre es facil determinar que un hecho u omisi6n ha sido la causa de un daito. Tratindose de la responsabilidad civil médica, el informe del Servicio Médico Legal puede sefialar que la intervencién adecuada y oportuna del médico en von formidad a la /ex artis habrfa podido presumiblemente evitar el daiio. Sin embargo, no se afirma categ6ricamente la relacién causal, pero aplicando la teorfa de la causalidad adecua da puede estimarse como acreditado el vinculo causal. Véase Gendvieve Viney y Patrice Journain, La responsabilité civile. Les conditions, Paris, LGDIJ, 1998, N° 340-341, p. 161 74 Op. cit., N° 345, p. 163, En una perspectiva cercana, pero que distingue segtin el fundamento de la responsabilidad civil, Ramén Domixauez, Acu.a, “Aspectos de la relaci6n de causalidad en la responsabilidad civil con especial referencia al derecho chi Jeno”, en Roma e America, N° 10, 2000, pp. 115-127. 84 INIGo DE LA Maza Gazmur! - CARLOS PIZARRO WILSON del derecho a repetir en contra del estafador, quien, por cierto, tuvo una actuacién relevante en el resultado dafiino, Ademas, si uno suprime la conducta del malhechor, resulta indudable que el dafo no se habria producido, raz6n para sostener que el Banco no fue el inico antecedente causal del daiio. TI. CAUSALES DE EXONERACION QUE INTERRUMPEN LA CAUSALIDAD, Un aspecto vinculado al problema de la causalidad es la apli- cacin de la fuerza mayor o caso fortuito como eximente absoluta de responsabilidad civil. Segtin expresa el fallo comentado, la con- currencia de varias causas del dao y estimandose todas ellas de manera independiente, impide que algunos de los agentes imputa- dos puedan alegar la concurrencia de otras causas que explican el dajio para exonerarse o reducir su indemnizacién. Una aplicacién estricta de la teorfa de la equivalencia de las condiciones hace res- ponsable por el total del daio a cualquiera de los agentes causales con independencia de los otros sujetos que intervienen. Esta ps cin es excesiva, pues implica que en presencia de concausas todos los que contribuyen al resultado dafioso deben responder por el total. Sin embargo, en el caso en cuesti6n, existiendo dos hechos que contribuyeron al resultado, no puede exigirse a cada uno de manera independiente la responsabilidad por el total de dajio. En efecto, el banco cuya omisién negligente contribuy6 al dafio de la demandante no es la tinica causa del dafio; la maquinacion fraudu- lenta del Sr. Astengo constituye, sin duda, un genuino hecho cau- sal. Aqui cabe responder si quien contribuy6 entre otras causas al hecho dafiino debe responder por el total 0 puede exonerarse par- cialmente alegando que su conducta no fue el tinico hecho causal del dafio. Existen argumentos para sostener que el Banco podria

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