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Los paradigmas del goce propuestos por Jacques-Alain Miller: aproximaci6n a una logica interna en la ensefianza de Lacan Paradigma uno: “El goce imaginario” “Este ego, cuya fuerza definen ahora nuestros ted- rricos por la capacidad de sostener una frusira- cidn, es frustracién en esencia, Es la frustracin no de un deseo del sujeto, sino de un objeto donde ‘su deseo esté alienado y que, cuanto mds se elabo- 7a, tanto mds se ahonda para el sujeto la aliena- cién de su goce. Frustracién pues de segundo gra- do, y tal que aun cuando el sujeto en su discurso Wevara su forma hasta la imagen pasivizante por 4a cual el sujeto se hace objeto en la ceremonia del espejo, no podria con ello satisfacerse, puesto que un si aleanzase en esa imagen su mas perfecta similitud, seguiria siendo el goce del otro lo que harfa reconocer on ella” Jacques Lacan “Funcién y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanalisis” El jubilo del yo Inés Sotelo Introduccién 1 comienzo de su ensefianza, en 1953, Lacan introduce lo simbélico y entiende la experiencia analitica en térmi- nos de un montaje comunicacional, se refiere a una comunica- cién intersubjetiva y dialéctica donde el analista (pensado en ese momento como un sujeto) decide, por medio de la puntua- ci6n, el sentido de lo que el analizante dice. Concibe el incons. ciente como un cifrado, al modo del rébus freudiano (Freud, 1900, 286), que habré que descifrar enfatizando el eje simbé. lico. Ubiea entonces una satisfaccién seméntica y considera al sintoma como un sentido coagulado que produce sufrimiento donde la satisfaccién advendré al lograrse la liberacién de di- cho sentido aprisionado, reprimido en términos freudianos. Pero esta satisfaccién simbélica dejaba de lado la econo- mia libidinal que Lacan ubica en el registro imaginario del yo con todas sus investiduras libidinales. Diferencia lo que era la satisfaccién semantica que procedia del sujeto y sus articu- laciones simbélicas, del goce que es libido ubicada en el regis- tro imaginario. Se establece asi una disyuncién entre lo que corresponde al orden simbilico y el goce, esta disyuncién se corresponde con la del sujeto del inconsciente, por un lado, y el yo, por el otro. En la clinica, el goce imaginario aparecerd ante una ruptw: raen la cadena simbélica. Hay una época en Lacan que expli- ca los fenémenos clinicos como rupturas de la cadena simbéli- a y sus consecuentes emergencias de goce imaginario. Asi, su goce en ta enseionzn de Joeques iy =P periencia de Kris es relacion oral primordialmente a” : ten la ex} una relaci6 rergencia de Un goce imaginar a del acting-0u! cia de con la e! Jecturt con Ia “emergen' es decir, cenada Primer Lacan Si bien Miller comienza & ubicar los paradigmas en el afio 1953 haciéndolos coincidir con el comienzo del dictado de los e, vamos a detenernos a Seminarios de Lacan en Saint-Ann é ‘ubicar un primer Lacan, antes de 1953, especialmente en los siguientes textos: aranoica en sus fe doctorado: De la psicosis p 1932), conocido + Su tesis de la personalidad (Lacan, relaciones con como el caso Aimée. « Bre.Radio del espejo como formador de Ia funci6n del yo Ge) tal como se nos revela en Ia experiencia analiti- ca” (Lacan, 1949). 1e Lacan revelan una clinica muy precisa que dias. Se trata de una clinica base io, entre el yo y el semejante, podria- nox definirla como una clinica de la fraternidad, del racism? del tio pecan Clinien ‘que tiene como postulado andamental la frase de Rimbaud: “El ” (Ri ee yo es otro” (Rimbaud. foe estado del expo como formador de la fun. yo tal come we ne revelaon ln exporioncin analitica” jacan en el XVI Congreso Internacional de Estos textos di no pierde vigencia en estos da en el registro imaginario, fue pr Priconinin em Zurich 1 17 de jlo de 1949. Sin embargo. tron nten 1 hubia dado una conferencia en In gue hac fe pejo como formador de la 1o en eb cual se contra i ol cual we entra Lacan ow fiimente ol i: cuando un nifo se recon de jtibilo ya evens Laean cone Li ied , por prim con un geste de a tion es interpretidiy por Inés Sotelo. Bl abil del yo con su imagen, la que encuentra alli por primera vez reflejada de manera completa. En vez de ver sélo partes de su cuerpo, observa por primera vez la totalidad, Hasta reconocerse en el espejo, e] nifio no ha visto nunca su cara, por ejemplo, ni su cuerpo completo, sino s6lo miembros: manos, pies, eteétera, Estos fragmentos no aparecen estructurados 0 relacionados entre si, no constituyen una unidad, por lo que han sido perei- bidos como objetos parciales hasta la experiencia del espejo. Sin embargo, lo que sobre todo resalta Lacan, es que el re- conocimiento de la propia imagen especular ocurre con ayuda de y en relacién a un otro semejante, ya que el nifio a través de la imagen del otro anticipa imaginariamente la aprehensién y de dominio de su cuerpo. El proceso que se pone en marcha aqui es el de la identificacién con la imagen del semejante como forma total, lo que permitiria una “unificacién imaginaria’” En palabras de Lacan: “El hecho de que su imagen espe- cular sea asumida jubilosamente por el ser sumido todavia en la impotencia motriz y Ia dependencia de la lactancia que es el hombrecito en ese estadio infans, nos pareceré por lo tanto que manifiesta, en una situacién ejemplar, la matriz simbé- lica en la que el yo [je] se precipita en una forma primordial, antes de objetivarse en la dialéctica de la identificacién con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su funcién de sujeto”, Continia més adelante: “[...] es que la for- ma total del cuerpo, gracias a la cual el sujeto se adelanta en un espejismo a la maduracién de su poder, no le es dada sino como Gestalt, es decir en una exterioridad donde sin duda esa forma es mas constituyente que constituida, pero donde sobre todo le aparece en un relieve de estatura que la coagula y bajo \una simetria que la invierte, en oposicién a la turbulencia de ‘movimientos con que se experimenta a si mismo animandola” (Lacan, 1949, 100-101). Leyendo estos textos desde el concepto de sujeto que La- can elabora aiios més tarde, nos encontramos con un sujeto ue nace “prematuro” (Lacan lo imputa a una cuestién biol6: ica) y que se construye a partir de la imagen. La imagen an- ticipa la buena forma, se aliena y se identifica al “yo soy eso El goce concomitante es el jibilo, es un goce en el cuerpo, ue no pasa por la palabra, no pasa por el lenguaje, es un ee eco etud; ahora bien cuando la ee eee tae eras eonpleany ie que ce tacmienteer 7a gs eieouea ied al tats ce (es srenenca selec Goss cose sino en st distribucién ya que lo podemos encontrar en el yo, cn la imagen del cuerpo propio 0 en el otro, donde el nombre clinico para esta ubicacién es la paranoia. Por lo tanto, La, can deja entrever que en estos primeros afios que la parancia «= constitutiva y que el yo es esencialmente paranoico. Lacan dist que: “Bate desarrollo es vivido como una dialéstien tem, poral que proyecta decisivamente en historia la formacién del individuo: el estadio del espejo es un drama cuyo empuje jn, temno se precipita de la insuficiencia a la anticipation, + qe, nara el sujeto, presa de a ilusién dela identificacion espace, maquina las fantasias que se sucederdn desde una inary fragmentada del cuerpo hasta una forma que llamaremac topedica de su totalidad, y a la armadura por fin asumide g, ua jdentidad alienante, que va a marear con su estrucscs [phi todo su desarrollo mental. Ant la ruptura deleieuleng Innenwelt al Umwelt e ngendra la cuadratura inagotable de las reaseveraciones del yo, Lacan y las hermanas Papin En 1933 Francia eg sacudids “ fa por un erimen, un“. Tosa seein 80 ba dicho, on ioe antes J hecho 1933, 338). Las h » en los anales del crimen” (Lacan. ermanas Léa TO por la noche, el Sr. Lancelin, abogado casa en Le May is y la encuentra osu") ada. Llama a las autoridades que al en" ‘ X halos ados las figuras de los euerpos Inés Sitti el yo a de las dos mujeres. Al subir al atico, la policia encontré a las dos hermanas limpias, vestidas con las mismas batas azules y abrazadas en la cama. En sus declaraciones, estas hermanas dirén: “Esa tarde, a una hora que no puedo indicar, pero no estaba oscuro todavia, nuestras patronas abandonaron la casa, dejéndonos solas mj hermana y a mi en el inmueble. Antes de irse no tuvieron ninguna discusién conmigo, ni con mi hermana... Mis patro- nas regresaron alrededor de las cinco y media. Estaba oseuro y mi hermana habia cerrado los postigos de la calle. Durante su ausencia la plancha se habia descompuesto... Cuando la sefiora regresé, le informé que la plancha estaba descompu: ta de nuevo y que no habia podido planchar. Cuando le dije esto, ella quiso lanzarse sobre mf, en ese momento estabamos, mj hermana y yo y mis dos patronas, en el descanso del primer piso. Al ver que la Sra. Lancelin iba a lanzarse sobre mi, le sal- té a la cara y le arranqué los ojos con mis dedos. Cuando digo que salté sobre la Sra. Lancelin me equivoco, salté sobre la Srta. Lancelin Geneviéve y es a ésta tiltima a quien le arran- qué los ojos. En ese momento, mi hermana Léa salté sobre la Sra. Lancelin y le arraneé igualmente los ojos. Cuando hubi- ‘mos hecho esto, ellas se echaron o se pusieron en cuclillas en el mismo lugar; enseguida, bajé precipitadamente a la cocina y fui a busear un martillo y un cuchillo de cocina. Con esos dos instrumentos, mi hermana y yo nos encarnizarnos sobre nues- tras dos patronas. Las golpeamos en la cabeza a martillazos y les cortamos el cuerpo y las piernas con el cuchillo. También las golpeamos con un jarro de estaiio que estaba colocado so- bre una pequefia mesa en el deseanso, nos cambiamos varias veces los instrumentos la una con la otra, es decir que yo le pasé el martillo a mi hermana para golpear y ella me pasé el cuchillo. Hicimos lo mismo con el jarro de estaiio. Las vietimas se pusieron a gritar pero no recuerdo que hayan pronunciado alguna palabra. Después de que lo hicimos, fui a cerrar con cerrojo la puerta de la cochera y cerré igualmente la puerta del vestibulo. Cerré las puertas porque preferia que fuera la Policia Ia que descubriera nuestro crimen antes que nuestro patrén, A continuacién, mi hermana y yo fuimos a lavarnos las manos a Ia cocina porque las teniamos Hlenas de sangre, 52 icdiaerte amos nuestras pret tuego subimos a nuestro cu rae a ends cee ee ee ae oa Te I ee td sted an temoe las dos en la misma cama. 9%, oe do forzé la puerta. Al irnos imos el martillo eA gn ana sil a 82° Se a nuestro cuarto, te ‘Xo lo lamento. dicho de Por otra parte usted lo encontro 0 era manera, no puedo deci si 10 Jamento 0 no. Prefiero haber- ado el pellejo a mis patronas 8 Ne ellas nos hubieran ime eae pa tra ella, pero no admito el gesto Ge Ja Sra. Lancelin tuvo esa tarde hacia mi” ( La repercusién del crimen fue donde se lo trabajé desde distintos campos. Jacques Lacan. eseribié en diciembre de 1933 el ‘articulo: "Motivos del crimen paranoico: El crimen de las hermanas Papin’. En este texto Palamna Ios dichos de Christine en sus declaraciones asi como Jos informes del Dr. Logre. ior rexto Lacon postularé que estas hermanas, al igual que Aimée, padecen un delirio paranoico: “El «mal xaiter dos» que afecta a esos enfermos no los libera sino fpenas del mal de Narciso, Pasién mortal y que acaba por seve la muerte. Aimée agrede al ser brillante a quien odia Justamente porque representa el ideal que ella tiene de si misma. Esta necesidad de autocastigo, este enorme sent mniento de culpabilidad se lee también en las acciones de Jas hermanas Papin, aunque sélo sea en el arrodillamient® de Christine al escuchar su sentencia. Pero es como si ss a rie podido siquiera tomar, respect ® eae —_ que habria sido necesaria par? ee ae almas siamesas, forman un DU" ea cuando se leen las declaracion® Hara a le». Sin més medios que los deny ear qaant ine a su enigma, el enigma humane a noche fatidica, en la ). Para luego concluir q¥e Tt. xs n la imagen de sus patron®® espejismo de su propio mal” (340), P muy grande en Francia, Ins Sotelo. BLiibito de 0 o Lacan considera que el nudo central de la agresividad al yo, ese yo que es el otro, que se golpea y se agrede a si mismo, ‘su kakn (en griego: malo), y este nudo central es el que debe ser develado en la experiencia analitica, En su curso Done, J.-A. Miller precisa en relacién a los asesinatos inmotivados, que la hipétesis del Lacan de esos aijos ser que el ataque se propicia contra ese otro donde él ubica en verdad, su propio objeto malo interno, golpea en el otro esa cosa mala, interna, a la que él mismo esta identifica- do, Miller extrema la lectura de este Lacan tomando como eje una posible pregunta “;Cémo llegar a tocar en el anzlisis mas alld de las identificaciones imaginarias, el extremo arcaismo del kakén subjetivado?” (Miller, 1993-94, 188), y sostiene que més alld de la imagen, habria un objeto, malo, inimaginable, y que cobraré todo su valor afios después cuando Lacan postule como el nivel mas primordial de la constitucién del sujeto, su relacin con el objeto a. El comienzo de la ensefianza de Lacan Lacan mismo fecha el comienzo de su ensefianza en 1953, l escrito de partida es “Funcién y campo de la palabra y el len- guaje en psicoandlisis” (Lacan, 1953, 231-309) donde comienza a elaborar su repuesta para salir del atolladero que implica es- tas primeras elaboraciones en torno a la formacién del yo, es decir, de qué forma ponerle fin a la lucha imaginaria entre el yo y-el otro, El recurso de Lacan es recurrir al orden simbélico. De esta manera lo simbélico sera la dimensién eminente de la experiencia analitica y el orden propio de la existencia. En esta época ocupa un lugar central la funcién de la palabra como dadora de sentido. Una de las funciones de la palabra la introduccién del paeto, del reconocimiento, del “ti eres", la palabra pone patios frios a la lucha imaginaria, La palabra viene a poner orden, de ahi que Lacan hable de “orden simb6- lico”, a diferencia del “registro imaginario”, para el ewal nunca va a utilizar la palabra orden, En esos primeros aijos el inconsciente aparece estructu: rado como un lenguaje. Lacan privilegia el desciframiento en del goce en la enseianza de slacques Lacan ali ne la diferencia entr tanto depend de lo simple ent del lenguaje se acenti nificant ja autonomia de lo simbdlico, en tanto la cadeng signifeante tiene una l6gica que le es propia. Es en este momento donde aparece la disimetria entre e] ujeto y el Otro, relacién que se inscribe en el eje simbélico y entre dos polos: el de la palabra y el lenguaje. Lacan destaca In funcién creadora de la palabra y se apoya en el axioma he. geliano “el simbolo mata la cosa”, es decir, la crea en su nega. tividad. En la vertiente de la palabra desarrolla la intersubjetivi- dad, corrigiéndola porque la relacidn entre analista y anali- zante es disimétrica. Esto se puede ubicar en el escrito “Inter- vencién sobre la transferencia”, donde la experiencia analitica es considerada una experiencia dialéctiea, como una: “dialée- tica de la intersubjetividad” (Lacan, 1951, 209-221) Sin embargo, los dos sujetos que alli intervienen no son idénticos. No son equivalentes. Hay una disimetria ya que el que escucha est en posicién de gran Otro e interviene sobre el sentido de lo que se dice. El Otro y el sujeto no tienen las mismas propiedades. El sujeto depende del Otro, pues “[--] no cabe dudar de que el analista pueda jugar con el poder del simbolo evocéndolo de una manera calculada en las resonan- cias seménticas de sus expresiones, Esta seria la via de retor- no al uso de los efectos simbélicos, en una técnica renovada de a interpretacién” (Lacan, 1953, 284), Hay una satisfaccién simbélica, una realizacién en el reco tho eee, eee a deseo del Otro que se po sues cugndo un sentido es iberado, El ayjeto so constituye en I8 “thallazgo del sujeto” (262) dine ny Lacan lama a esto 2 que el individuo experit Late aoe cl sujeto va més alld de lo eda en-el seman perimenta wsubjetivamenten” (252) que &*° yo, de la queja sobre el sintoma. Esquema Lambda Los esquemas en Lacan impli implican la representacién esp" cial de funciones y relaciones. El esquema TT es presentado el Inés Sotelo. EL bilo de v0 86 195 de mayo de 1955, en la clase XIX de El seminario 2, que tie- ne como titulo: “Introduecién del gran Otro’, Asi leemos: “[. hay que distinguir al menos dos otros: uno con A maytise Ja y otro con a mindscula que es el yo. En la funcién de la palabra de quien se trata es del A, del gran Otro” (Lacan, 1954-55, 355). Lacan lo presenta del siguiente modo: “[...] este esquema slustra los problemas suscitados por el yo y el otro, el lenguaje yy la palabra. Este esquema no seria un esquema si presentara ina solucién. Ni siquiera un modelo. Bs solo una manera de fijar las ideas, que una imperfeccién de nuestro espiritu dis- cursivo reclama” (364-365). He aqui el esquema simplificado: En los afios 1956-57 Lacan dicta su cuarto seminario La relacién de objeto, y en la primera clase vuelve a presentar el esquema L: “(...] aqui estamos, armados por lo tanto de un cierto niimero de términos y de esquemas. La espacialidad de estos iltimos no debe tomarse en el sentido intuitive del téx- mino esquema, sino en otro sentido, perfectamente legitimo, que es topolégico —no se trata de localizaciones, sino de rela~ ciones de lugar, por ejemplo interposicion o sucesién, secuen- cia” (Lacan, 1956-57, 11-12). Bs espacio topolégico porque no implica medida pero si proximidad, veindad 0 continuidad cy oposicién a discontinuidad o interposicién. Ast nos enconts, ‘mos con los siguientes ejes: A-S: eje simbélico ‘a—a’: eje imaginario ; S—a’. interrelacién de lo simbélico con lo imaginario Axa: otra interrelacién de lo simbélico con lo imaginarig Nos encontramos con cuatro elementos, con vértices y con cuatro lugares. En El seminario 3 dira: “Nuestro esquema, les recuerdo, figura la interrupeién de la palabra plena entre ¢| sujeto y el Otro, y su desvio por los dos yo, a y a’, y sus rela. ciones imaginarias” (Lacan, 1955-56, 26), y en El seminario 4 agrega:“[..] la relacién del sujeto con el Otro, tal como esta constituida al inicio del andlisis, es la relacién de palabra vir- tual por la que el sujeto recibe del Otro su propio mensaje, bajo la forma de una palabra inconsciente. Este mensaje le esta prokibido, es objeto por su parte de un profundo desco. nocimiento, esta deformado, detenido, capturado por la inter- Posicién de la relacién imaginaria entre el a y a’ entre el yo ¥ el otto, que es su objeto tipico. La relacién imaginaria, que es una relacion esencialmente alienada, interrumpe, amino "hie, vies las més de las veces, desconoce profunda- ment relacin de palabra ent: )” (Lacan, 1986-57, 12, Pi *ntre el sujeto y el Otro” (Lac ;} Bartir del esquoma L la relacién de objeto deja de set dual porque el sujeto y el otro son doble: $ (sujeto del incons- teate)4 €1¥0 (a) por un lado, y por otro, el otro como semefat™ {f.0'y el Otro A) como alteridad radical Por lo tanto, se trata de elementos heterogé, : , ro semejante, el oty jinario ¥ el yo, entendido cor ideas ae mari, tel oto, Paradoja que Lacan mene en py oom Yor en canes forma del otto posee la mayor voice ons YO, €8 superponible a éste il TD ues el Plano del espejo, el mundo sinc Sa hhomogéneos” (Lacan, 1954.55, 365) Entonces en el eje a Inés Sotelo. El jibilo del a se inscribe la paradoja del estadio del espejo y la funcién del lenguaje como comunicacién que Lacan llama “muro del Tenguaje” (366) “Lo imaginario cobra su falsa realidad que sin embargo es una realidad verificada, a partir del orden definido por el muro del lenguaje” (366). El yo, e otro, el semejante son imagina- rios, son objetos y son nombrados como tales en un sistema organizado que es el muro del lenguaje. El lenguaje adquiere ‘una funcién imaginaria, en tanto y en cuanto objetiviza al su- jeto como yo y otro. En a—a’ ubicaremos las fantasmagorias, articulando imaginario y realidad. En oposicién a la funcién objetivante del lenguaje, la pala- bra cumple una funcién de reconocimiento subjetivante: “En la palabra verdadera, el Otro, es aquello ante lo cual se hacen reconocer. Pero solo pueden hacerse reconocer por él porque él esta de antemano reconocido. Debe estar reconocido para que puedan hacerse reconocer” (Lacan, 1955-56, 78). ‘De este modo Lacan le otorga un “poder discrecional” al Otro a nivel simbélico, el poder de asignar o no un lugar al sujeto, rectificando la teoria de la comunicscién: “El emisor recibe su propio mensaje en forma invertida desde el recep- tor” (Lacan, 1953, 287). Y, es justamente, en el eje A—S don- de para Lacan tiene que jugarse la transferencia, ya que si esta queda en el eje a—a’ estariamos en la sugestion. Cual- quiera puede ser puesto en el lugar de Otro, garante de la verdad del sujeto: “El andlisis debe apuntar al paso de una verdadera palabra, que retina al sujeto con otro sujeto, del otro lado del muro del lenguaje. Es la relacién tiltima del su- jeto con un Otro verdadero, con el Otro que da la respuesta aque no se espera, que define el punto terminal del anélisis” (Lacan, 1954-56, 369). a ee : transferencia inicialmente puede tener el va- boios ie téeulo que impide el desarrollo de la dialéctica sim- se manage ecmnoeimiento del deseo, La libido que para Freud tomard 1 pct la vida pstquiea como una tensién endégena, forma de un goce que se opone a la cura. ta aoa intiende que no toda la satisfaceién es simbeliea, en ace doa de Primacia de lo simbélico es Jo imaginario lo que le obstaeulo; como no-todo sera satisfaccion simbdlica, vent anions de rid i ore exon dae La ila: Frere sbi wt pulsiones,o ls invetiduras iid, ps, fantasmas, en cl registro imaginario. . a ‘ 7 rane de la trunsferencin como obsticulo Lacan jy define de esta manera: “L..| es Ia aparicién, en un momento qe ‘ataneamiento de ln dialéetien analitica, de los modos permanen, tes segiin los cuales constituye sus objetos” (Lacan, 1951, 219), gg cesta refiriendo a la inercia imaginaria, que es lo que permanece, Jo que no cambia, del lado del yo y sus objetos imaginarios, ej, {que resiste, So trata de un imaginario que si bien no tiene la pr. hacia de lo simbdlco, tiene su autonomia. ;Cémo intervenir fren tea esto que se presenta como un obstéculo que impide avanzar? {A qué Otro se dirige el sujeto? En El seminario 1 diré: La palabra plena es la que apunta, la que forma la verdad como tal y como ella se establece en el reconocimiento del uno por el otro, La palabra plena es la que hace acto. Tras su emergen. cia, uno de los sujetos ya no es quien era antes. Por ello, esta dimensién no puede ser eludida de la experiencia analitica’ (Lacan, 1953-54, 168). Para Lacan ] la accién eficaz del andlisis consiste en que el sujeto legue a reconocer y nombrar su deseo. Pero no se trata de reconocer algo que estarfa alli (...] Al nombrarlo, el sujeto crea, hace surgir, una nueva presencia en el mundo. Introduce la presencia como tal, y, al mismo tiempo, cava la ausencia como tal. Unicamente en este nivel es concebible la accién de la interpretacién” (Lacan, 1954-65, 342). Goce imaginario En el texto de Miller que orienta nuestro recorrido: La & periencia de to real..., establece que frente a la satista “imbéliea del deseo de reconocimiento por medio de In palabi* purge ol Ailes aradigma, ol goce imaginario (Miller, 198% 8 2 »). Un goce que no procede del lenguaje, In palabra, !* Simunicacién, ni siquiera del sujeto, un goce que est wid? al Yo como instancia imaginaria; we trata del yo que Fre! wismo y al que Lacan le da unt ste bid ae tai Fa em ev cme de Sotelo. Eljtibila del yo 5 TT oT Bl goce imaginario, de este modo, queda ubicado en el eje qa’ quedando por fuera la satisfaccién simbélica. Este goce jmaginario tiene la propiedad de ser inerte, estancado, perma- nente y no dialectizable. Ya se empieza configurar que se trata de un goce imaginario separado de lo simbjlico y que funciona como barrera a la elaboracién simbélica. ‘Tiempos violentos Acontinuacién se articularé lo desarrollado anteriormen- te con un suceso de la actualidad. Declaracién del acusado de un homicidio: “José era mi amigo, mi hermano, toda la vida juntes, los dos de Boca, ju- g4bamos los mismos juegos, hasta fuimos a la misma escuela. Cuando estuvo preso yo no lo podia soportar, era como si yo mismo estuviera preso, puse mis ahorros para el abogado. Le pedi a mi novia que lo visitara, yo estaba muy mal pensando que estaba alld solo. Yo no podia ir siempre por el trabajo. Nos turnabamos. En el barrio me decian que era un idiota, pero era lo que tenia que hacer, era mi amigo, era como yo mismo. ¢Cémo iba a dudar de é1? Cuando salié en libertad festejamos, los dos nos emborrachamos. Habia rumores de que estabanen algo con mi novia, yo no lo crefa, jno de él! Esa nochecita volvi @ mi casa y en la plaza los vi, se abrazaban, se besaban, crei que veia mal, que eso no era cierto, que no eran ellos, que no Podia ser, José era otro. Pasé un auto y los iluminé y entonces ho 86 qué pasé todo se me borré, no vi mas a mi novia, ni a la plaza y corri y lo volteé con un palo y eayé y todo se Ilené de Sangre y yo estaba alli con el palo en la mano, que ni sé de donde lo saqué”, Este testimonio que la criminologia tipifieé como emocién Violenta, muestra claramente la conturdencia de qué manera ‘el yo es el otro” siguiendo la légica desplegada por Jacques 72¢an en los escritos a los que hemos hecho referencia al inicio de este articulo, ce declaracién nos ensefia sobre la agresividad reat Imari el Yo, 1a tensién mortifera que conlleva el regis ‘aginario, y que J.-A. Miller articulara con el concepto de . _—— ee 90 Pca area nin: rid del ren a neon de aru Lacan goce, en este caso en su satisfaccién imaginaria, Boce que | no procede del lenguaje, de la palabra, de Ia comin: cacién, no procede, hablando con propiedad, del sujeto, gin, que esti unido al yo como instancia imaginaria. Comp «,. ben, Lacan interpreta el yo a partir del narcisismo, a part, del estadio del espejo" (Miller, 1998-99, 225). Se trata de} goce imaginario ubicado en el eje imaginario a—a’ del es, quema Lambda. En este registro se despliega el drama de agresividad que hoy prolifera bajo diversas presentacionos lamadas: femicidio, bullying, autolesiones, y que son inhe. rentes a la carencia de la mediacién simbélica que Lacan situaré més adelante a partir del significante de Nombre. del-Padre, teniendo en estas presentaciones una prevalen cia la dimensién del actuar. La funcién Nombre-del-Padre pone un freno al goce, pero no s6lo en el sentido de la inter. diccién, sino abriendo otra via para el sujeto por fuera del empuje al goce mortifero (Laurent, 2000, 84), posibilita la inscripcién en el orden social, conjugando ley y prohibicién, a la vez que da margen al deseo regulando y posibilitando un marco para el goce. A diferencia de la psiquiatria, el psicoandlisis, ya desde sus inicios, ademas de interrogar acerca del modo de interve nir sobre la violencia “de” y “entre” los seres humanos, prop0- ne localizar el origen de la violencia, 1a agresividad es entendida en tanto factor constitutiv? de todo sujeto humano, tal como lo sefialé Freud en “Ms allé del principio de placer” donde hablard de tendencias agresiv®s aue corresponden a la pulsién de muerte y que determin’? ue la vida animica no esta regida exclusivamente por el pt ipio de placer (Freud, 1920, 9). Para explicar Ia regulacién, por parte de la eultura, de IS Lintlencias destructivas de sus miembros, Freud apel al 1° de la “horda primordial”, sogiin eb cual, la cultura, junto °°" Ja ley, la moral y la religiém, 50 ey ee 1 religion, se edificaron a partir del & nato del “padre primordi ire sat Hal” euyos jos se aliaron luego de” oxpeliden ae 'w horda. La expulsin, asi como la castr® el aveninato de {on hijos, worian ef éstos prete™ Herian el castigo e stos ph dieran acceder a alguna ¢ tae Coe? ‘is mujeres de la horda, Este P&4 Primordial, mitico, todo gozador",disponia sin Hite de tl las mujeres, en tanto que para los demas, estaban vedadas ‘Tras su asesinato, se conform la horda fraterna, “| a en la que | miembros del clan: “...] ellos mismos se lo prohibieron shen, en la situacién psiquica de la wobediencia de efecto retardado (nachtraglich)». Revocaron su hazaiia declarando no permiti. da la muerte del sustituto paterno, el tétem, y renunciaron a sus frutos denegdndose las mujeres liberadas” (Freud, 1913, 145), se dieron a si mismos la ley del prohibicién del incesto y del parricidio. Fundandose la religién totémica, en la que el animal sa- grado se constituyé en un sustituto simbélico del padre, esta institucién social, moral y religiosa constituye el fundamento de la civilizacién, limite social impuesto a la pulsin de des- truccién que conduce a conductas violentas (Freud, 1929, 98). La ley del padre, pone un freno al goce y lo regula, Tiempos en que la imagen reina El psicoandlisis en extensién posibilita la interlocucién del psicoanalista con la época, y este ser el desafio permanente estar a la altura de los tiempos que le toca transitar. Miquel Bassols dird: “[...] el poder de penetracién de las imagenes se muestra hoy creciente en una realidad que admi- timos cada vez més como una realidad virtual, separada de lo real imposible de representar” (Bassols, 2014). Son tiempos en ue la imagen del cuerpo se idealiza hasta transformarse en un fetiche, un nuevo objeto en el cenit del universo social Transcribiré algunas de las puntualizaciones del traba- 9 presentado en el VII Encuentro Americano de Psicoanil sis de la Orientacién Lacaniana (ENAPOL), en el aito 2015, ¥ que ha sido producto de un trabajo de investigacién que realizado con Irene Kuperwajs, Paula Rodriguez Acqua (gre Alejandra Rojas, Laura Valearce y Leticia Vareas (Sotelo et al, 2015). En primer lugar tomamos como referencia 4 Cie de Miller, dada en Buenos Aires, llamada “Las céreele so" Miller, 1994), donde destaca que el dispositivo analiti "Ia dizeccion de la cura, el sintoma, el fantasma, tienen em ana conferen lel (92, Pica ovienain ocanian: rerio del geen ln eatonn de Ings Lay gu dimensién imaginaria un estatuto a rescatar, interroga, , ddiseutir, tanto en sus variaciones como en sus consecuencia,” ‘Asimismo, ubica un antecedente de la época actual median, te una referencia a la religién judia y la interdiccién absoly., de las imagenes que se encuentran en la Tord. El fracaso ge esta prohibicién es la idolatria. La atraccién por las imagenes fue més fuerte que la prohibicién de Dios. La transgresién une atraccidn e imagen, y el nombre de Dios no se puede pronun. ciar en tanto seria el significante del gran Otro, que redoblaria su presencia, sefialando una conexién entre la interdiccién de pronunciar su nombre y la de hacer imagenes de él. He aqui tiempos actuales donde lo efimero se ha converti. do en el modo subjetivo por excelencia de encarnar al tiempo ‘Una época marcada por la inmediatez de las comunicaciones multiples en los medios, y que tiene su correlato en la veloc dad de la informacién, que a la vez vuelve a su contenido efi mero. Donde podria pensarse que la fascinacién, la idolatria a Jas imagenes, quedan ligadas a la fugacidad, la velocidad y a las urgencias. Mare Augé emplea el neologismo “sobremodernidad’ (Augé, 1993, 16) para hablar del exceso de informacién, de imdgenes y de individualismo. Epoca de inmediatez y de lo instanténeo, la comunicacién circula a la velocidad de la luz y nuestro dominio del tiempo reduce nuestro espacio cuando, cada vez més y progresivamente, el mundo es observado Pot pantallas con la consiguiente penetracién ideol6gica pasiv@ En tiempos de un Otro consistente el miedo generalizado era ante la ira de un Dios, omnividente, y que controlaba # 10s sujetos: “|... padres, dioses y estados ocupaban su lugar Pa" poner orden en los goces y en los cuerpos” (Brodsky, 2009. 12) Hoy se trata de la mirada de cémaras omnipresentes e? °* les, casas, negocios, La justificacién del exceso de pantalles es la inseguridad, que se ha tornado la patologia propia de ls megépolis y que conduce a los sujetos a la inseguridad inde” terminable e incalculable. . La siguiente vifieta clinica nos permitira pregunt""™ sobre el lugar del analista en la direecién de la cura en I" 8 tualidad: “Una joven es llevada a la consulta por vomites } atracones. Comanda algo que podria denominarse com? * Inés Solel BL del yo “ ti Sle ito detye dispositive andnimo de mostracién, constituido a partir de las redes sociales. Allf encontraré un patrén identificatorio, Participa de varias cuentas anénimas en las que expresa sus pensamientos, su fuerte dolor y exhibe fotografias tomadas con su celular tanto de su cuerpo adelgazado como de sus cortes, sus brazos 0 sus piernas llenos de sangre. Dice que asi se descarga y puede encontrar a otros que entienden Jo que le pasa. Se realiza un intercambio bajo seudénimos entre jovenes de distintas partes del mundo, un intercam- bio de fotografias de autolaceraciones, de recetas para cor- tes 0 para su prevencidn, Las intervenciones de la analista fueron hacia el lugar de cuestionar esa presentacién y su posicidn risuefia sobre aquello que le acontece. Otra inter- vencién fue el ofrecimiento de un espacio dentro de aque- lla virtualidad que parecia constituir su tinico 1azo con los otros, Asi fue que comenz6 a escribir mails al analista en un intento de circunscribir algo de su angustia a través de la palabra escrita”™. Esta vifieta nos muestra un fendmeno de la época, sin duda impactante: el maltrato del cuerpo que se viraliza, se multipli- cay que se expande por las redes sociales. El sujeto lastima el cuerpo, pero lo central, es darlo a ver, {a quién? {Dénde esta el goce alli? Podriamos decir que en el cuerpo, y luego, en el verse en una pantalla. Podemos ampliar la pregunta, a quién lastima, a quién dirige su agresividad? Retomando el inicio de este articulo y con los términos del primer Lacan, contests: mos: a su kakén (Lacan, 1946, 119). Por otra parte, otro signo de la época es el avance de la tecnologia, que en la ciencia médica posibilita obtener imé- genes del interior del cuerpo, y si bien se salvan vidas, nos ofrecen a la vez una imagen del cuerpo fragmentado, borrando los limites entre el interior y el exterior. Estamos pasando de ‘a imégenes de lo real del cuerpo frag: organismo humano, y de este modo, 36, Vifeta aportada por Agostina Taruschio, psicoanalista practicante, ® ‘auien agradevemos su trabajo. coon: eerie del gue nl enstons de Jacques Lay 94 Psonndli orn “(los efectos del poder de la imagen se hacen sentir as en la clinica: eausa de fascinacién 0 de rechazo, de placer o qe angustia, de erotizacién o de mortificacién, imagen piiblica 5 de privada intimidad, difundida masivamente como un tétem, o preservada en la singularidad «nica del fetiche, portadora de la tensién agresiva hasta su fraccionamiento o de la unidad perdida en la alienacién del yo a la imagen del otro especulay” (Bassols, 2014). Hacia el paradigma dos La localizacién del goce en el registro imaginario encuen. tra en la clinica también su limite. Lacan agrega que en el registro simbélico también encontramos el goce, condensado en el texto del paciente. Se abre asi un nuevo paradigma en el que Falo, Padre, Madre, Sintoma, Ideal, son transformados en matemas, letras localizadas en el registro simbélico. Veremos entonces que lugar para el analista y su interpretacién ya que se produciré un movimiento en el eje de la transferencia, es tando ubicada en el eje imaginario, pasaré en localizarse en el eje simbélico. Referencias bibliogréficas Augé, M. (1993) “Lo. cercano y el afuera” en Los “no lugares’ espacios del anonimato: una antropologia de la Sobremo a oenidad. Barcelona, Gedisa, pp. 8-26. louch, J. (1999) EI doble crimen del Papin. Me ec 18 nde las hermanas Papi Bassols, M. (2014) “El imporio de cuerpo hablante” en: https ar/2014/07/el-imperio. de-las Brodsky, G. (2009) “P, Aires. Paidés, Freud, S. (1900) La interpretacién de los suetos (pri arte), Obras completa ort ay vas completas, t. 1V. Buenos Aires, Amorto'l las imagenes y el goce ¢! /miquelbassols.blogspot-co™ “ imagenes-y-el-goce.htin! ‘rélogo” en Ons, S. Violencias. Buen

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