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John Skirius Los intelectuales en México desde la Revolucién I. :Qué es un intelectual? Seria util abordar este evasivo término antes de analizar el papel de los intelectuales como agentes de cambio en México a partir de la Revolucién, Juan F. Marsal da un resumen de seis diferentes definiciones de intelec- tual, pero ninguna de ellas resulta enteramente satisfactoria para mi: 1) los literatos; 2) individuos que poseen un titulo de educacién superior; 3) qs trabajan mas con la cabeza que con las manos; 4) quienes crean, istribuyen o se dedican a la cultura; 5) los idedlogos de una clase o par- tido; 6) quienes generalizan el conocimiento, mds o menos de una forma literaria, para un pablico mas amplio que su propio circulo profesional.! Mi interpretacién de los intelectuales es que éstos no se definen por su profesion, o por su grado de educacién o ideologia, sino mas bien por su esencial curiosidad y preocupacién por la condicién humana y por su sentimiento de urgencia por comunicar sus ideas piblicamente. Tienden a ser criticos y a dar su opinidn sobre los hechos, las injusticias, y sus causas preferidas. (Hay que recordar que el término “intelectual”, en un princi- pio circulé ampliamente en relacién con los defensores del calumniado Dreyfus hacia 1900). Roderic Camp nos provee de la siguiente definicién de intelectual que reduce considerablemente la clasificacién: es “un pen- sador creativo que asume una postura critica en la bisqueda de soluciones mas humanas y racionales para los problemas contemporaneos desde una perspectiva de valores trascendentales y que transmite sus ideas a un pabli- co amplio”.? 1 Juan F. Marsal, ““Pensadores, idedlogos y expertos”, Los intelectuales politicos, Introd. y Sel. de Juan F. Marsal, Buenos Aires, Ediciones Nueva Vision, 1971, pp. 181- 182. 2 Roderic A. Camp, “Mexican in Crisis: An Intellectual View”, Latin American Digest, Vol. 13, No. 3 (verano 1979), p. 1. 4 John Skirius La intelectualidad se distingue de la inteligencia per se por el sentido de compromiso para con las ideas y valores y por un espiritu Progresista deseoso de cuestionar las normas establecidas.> Los intelectuales tienden a ser mas innovadores que los otros, tienden a estar en la vanguardia de los movimientos, ya sean politicos, culturales ° de otro tipo. La mayorfa de ellos libran sus batallas con la palabra escrita u oral, algunos de ellos pre- fieren las imagenes visuales; en todo caso, el acceso a los medios masivos de comunicacion resulta clave para ellos. Son aficionados a los libros y contemplativos en general, por lo que el reino de la accion requiere de ellos una interrupcin de su vida reflexiva. Existen intelectuales frustrados que no han sido capaces de publicar sus ideas. A la inversa, existen propa- gandistas que solo sirven como portavoces de una autoridad mayor, tal como el Estado; dejan de ser verdaderos intelectuales cuando renuncian a la independencia de su pensamiento. Es posible que una misma persona sea més intelectual en una época de su vida que en otra, precisamente debido a un cambio en su visién sobre’su propio papel en la sociedad. En el papel del intelectual como agente de cambio existe una paradoja. Sus mis grandes objetos de critica a menudo son aquellos elementos con los que tiene que cooperar el Estado, aquellos personajes que controlan los medios masivos de comunicacién, incluso otros intelectuales de cam- Pos opuestos y que lo llevan a comprometer sus propios puntos de vista con tal de tener acceso al publico, al poder politico, a los recursos econd- micos y a otras herramientas necesarias para efectuar un cambio signifi- cativo. II, Los intelectuales mexicanos como agentes de cambio, 1920-1979. La Revolucién Mexicana pasé por su etapa mds destructiva durante el periods 1910-1920, de modo que hacia 1920 muchos mexicanos ansiaban la reconstruccion pacifica y la implementacion de algunos de los objetivos asentados, en la Constitucion de 1917. Durante las dos décadas siguientes, los intelectuales tomarfan parte activa en las reformas nacionales, tanto como criticos exteriores, como en tanto asesores dentro del gobierno. Entre los objetivos revolucionarios y constitucionales debemos mencionar los siguientes: una distribucién mas equitativa de la tierra para los campe- sinos oprimidos; el derecho de los trabajadores a la organizacién, a la huel- 8 y a mejorar sus condiciones de vida; restricciones en el poder secular de Para otras definiciones de intelectuales, véase Victor Alba, Historia Social de los intelectuales, Espligas de LLobregat, Plaza & Janes editores, 1976, pp. 17-46; Lewis A. Coser, Men of Ideas, New York, The Free Press, 1965, pp. vii-xiii. Para las relacio- nes opositorias entre los intelectuales y el Estado, véase Noam Chomsky, Intellectuals and the State, The Netherlands, Het Wereldventser Baarn, 1978. Los intelectuales en México 5 la Iglesia; restricciones para los extranjeros en relacién a la propiedad de recursos naturales y nacionalismo en general, democracia y educacién de las masas. Durante 1920-1924, José Vasconcelos, un intelectual con talento lite- rario y filosdfico asi como con ambiciones politicas, canalizé el fervor nacional por la reconstruccién. Inspiré un renacimiento cultural y llevé a cabo esenciales reformas educativas en México, a través de su puesto como Rector de la Universidad Nacional y mas tarde como Secretario de Educacién Publica. La construccién de miles de escuelas, misiones pedag6- gicas para las regiones rurales mas aisladas, nuevos programas técnicos, una entusiasta campaiia literaria y un programa de desayuno gratuito para los escolares indigentes marco el tono dela educacion de masas. La educacion se volvié el evangelio de la tierra prometida de la Revolucion. Una gran cantidad de escritores, artistas y otros intelectuales, que tra- bajaron bajo la égida de Vasconcelos, intentaron forjar una cultura nacio- wal, EI nacionalismo cultural promovido por Vasconcelos parecfa iluminar al nacionalismo econémico y politico de la Constitucién de 1917, si bien el Secretario de Educacién Publica estaba muy consciente de que la inde- pendencia cultural, econémica y politica estan interrelacionadas. Vascon- celos patrociné la realizacién de los murales de Rivera, Orozco, Montene- ‘© y otros. Diego Rivera en particular, se volc6 hacia los mensajes socia- ies, pintando imagenes de trabajadores, campesinos y soldados, unidos para hacer la revolacion. Los artistas y escritores se convirtieron en agen- tes a favor de un cambio radical para el proletariado, Oigamos las palabras del gran muralista José Clemente Orozco, rememorando las deficiencias en su habilidad para organizar esta preocupacién y convertirla en un esfuerzo serio: Uno de los primeros esfuerzos para interesar a los intelectuales en los problemas obreros fue la creacién de un grupo llamado “Grupo solidario del Movimiento Obrero”, que fue formado por don Vicente Lombardo Toledano, entonces direc- tor de la Preparatoria, Henriquez Urefia, Toussaint, Caso, Rivera, Lic. Enrique Delhumeau, el que esto escribe y algunas otras personas que no recuerdo... Los Yinicos que acudieron a nuestro llamado fueron bohemios de esos que lo mismo van a una boda, a un mitin comunista, uno fascista, un convite de circo 0 lo que sea. Sefioritas que declaman versos romanticos y anarquistas pueblerinos de lo mas inofensivos, Si los intelectuales no estaban organizando al proletariado para una accién politica efectiva, por lo menos daban a las masas una fuerte dosis de cultu- 4 José Clemente Orozco, Autobiografia, México, Ediciones Occidente, 1945, pp. 110-111. 6 John Skirius ra, pagada en su totalidad por el Estado. Festivales al aire libre, llenos de misica y danza animaban las ciudades, mientras los trabajadores eran atraidos a la participacion educativa y cultural con programas vespertinos, Las librerias se multiplicaron, se publicaba a los clasicos y se les distribuia ampliamente. Carlos Chavez escribio sus primeras partituras, con un deci- dido acento indigena. Manuel Gamio dirigio los descubrimientos arqueo- légicos de emplazamientos precolombinos abandonados; en Yucatan, se acababan de descubrir las glorias Mayas. Antonio Caso predicaba su ética cristiana y su filosofia antipositivista desde el podio universitario. Segin Vasconcelos, la cultura nacional era hispanica e indigena; en un sentido amplio, estarfa inspirada por Occidente y Oriente. Un intelectual en el poder puede moldear las ramificaciones ideolégicas de una cultura nacio- nal, dado su acceso a los medios masivos de comunicacién y su talentoso manejo de las palabras. ;Como poderias explicarnos la brillantez de este renacimiento? La verdad es que los colaboradores de Vasconcelos trajeron nuevas ideas, mds caracteristicas de escritores y artistas que de politicos: corresponde a un simpatizante de los intelectuales colocar a otros de su misma clase en el poder. En una escala mayor, y de acuerdo con el histo- riador Daniel Cosio Villegas, Vasconcelos representa el Gnico caso, en la historia del México post-revolucionario, de un intelectual a quien un cau- dillo revolucionario, en este caso el presidente Obregén, le conffa total- mente el poder.5 Vasconcelos gozaba de una total autonomia para disefiar su programa de accion para una utopia cultural. De igual importancia resultaba el hecho de que podia contar con un cuantioso presupuesto federal para hacer realidad este programa de accién; el apoyo econémico del presidente Obregon tenia sus bases en la prosperidad nacional debida a la produccién petrolera en los primeros afios de la década de los 20. Cuando los gastos que produjo la represion de una seria rebelién militar, la del expresidente Adolfo de la Huerta, cortaron drasticamente el presu- puesto federal dedicado a la educacién, Vasconcelos dimitié como protes- ta. Una brutal lucha por el poder acabé con la construccién de la utopia cultural de los intelectuales. Miremos mas de cerca la atmésfera politica que condujo a la crisis de 1924 y a la forma en que ésta afectd a ies mas importantes intelectuales, ya que el perfodo 1920-1924 constituyé una vivificante era de tolerancia hacia la pluralidad politica. La Revolucién Rusa de 1917 habia inspirado a muchos intelectuales de México que la vefan como una promesa, si no es que como un modelo de su propio futuro socialista. Esta expectativa estu- 5 Daniel Cosfo Villegas, “Politics and Mexican Intellectuals”, The Intellectual in Politics, editado con una introduccién de H. Malcolm Mac Donald, Austin, University of Texas Press, 1966, p. 31. Los intelectuales en México 7 vo cerca de ponerse en practica solo en la periferia geografica del pais, en Yucatan y en Veracruz (en donde se destacaron Felipe Carrillo Puerto y Ursulo Galvan). El periddico comunista El Machete fue fundado en 1924, con la colaboracién del muralista Diego Rivera, y seria un estimu- lante 6rgano para las voces marxistas durante el resto de los afios veinte. Sin embargo, los comunistas no fueron capaces de tomar el poder de los principales sindicatos.* Vicente Lombardo Toledano comenz6 a trabajar para la CROM, sindicato centrista controlado por el gobierno, bajo la corrupta direccién de Morones, y se mantuvo a distancia de los “rojos” como él los Hamaba.” En otras palabras, Lombardo Toledano tenia que hacer eco de la linea nacionalista pro-gobierno si queria llegar al poder, su marxismo Gnicamente saldria a la luz sdlo en los afios treinta radicales. El Partido Agrarista hacia una presion directa sobre el Presidente y el Congreso para obtener mas reformas socialistas agrarias y una mayor redis- tribucién de las tierras entre los campesinos, bajo la forma de ejidos. Anto- nio Dfaz Soto y Gama, ex-portavoz del asesinado Zapata, fue aplaudido por Obregén por sus buenas intenciones, pero recriminado por su “‘abso- uta carencia de sentido practico”® —t{pica actitud de los pragmaticos en el poder hacia los intelectuales utopistas. Después de Zapata, Diaz Soto y Gama buscé héroes mis distantes para su suefio agrario— Marx y Lenin, y por Ultimo, Cristo, Esta “distancia” en la direccion intelectual no hace mas que subrayar la carencia de originalidad intelectual de la izquierda po- litica en México durante la década de los 20: no existian ideolog {as locales cuyas ideas se pudieran predicar. El Partido Cooperativista presenté en los primeros afios de la década de los 20 un innovador plan de cooperativas agricolas en el que los propie- tarios serfan tnicamente los trabajadores y administradores de la empresa, excluyendo también la intervencién de capital extranjero. El nacionalismo econémico se combinaba con una preocupacién por el proletariado?. De hecho, el Partido Cooperativista estaba dominado por intelectuales de la clase media y por periodistas de la ciudad de México; se encontraba alta- ®Véase Harry Bernstein, “Marxismo en México, 1917-1925”, Historia mexicana, VII, 4 (abril-junio 1958), pp. 497-516. 7 Enrique Krauze, Caudillos culturales en la revolucién mexicana, México, Siglo XXI Editores, 1976, p. 254. 8 john W. F. Dulles, Yesterday in Mexico — A Chronicle of the Revolution, 1919- 1936, Austin y Londres, University of Texas Press, 1961, p. 97. ° Pedro de Alba, “La Ley de Cooperacién Agricola”, Cooperacion, Tomo II, Nim. 5, (abril de 1923), pp. 24-35. 8 John Skirius mente centralizado en la figura de su lider Jorge Prieto Laurens, y Martin Luis Guzman, editor del diario El Mundo le hacia propaganda. Una vez mds, un programa creativo fue abortado por una rebelién militar: los lide- res del Partido Cooperativista tuvieron que exiliarse por haber apoyado el reto de Adolfo de la Huerta al futuro presidente, Plutarco Elias Calles. Resulta muy interesante anotar que Martin Luis Guzman continué su carrera periodistica en Madrid, y que se sintid con mas libertad en el exi- lio para escribir una novela, La sombra del caudillo, un roman a clef gue exponia los despiadados métodos del mecanismo politico Obregén-Calles. A menudo los intelectuales se vuelven mas osados cuando estan en el exi- lio; el problema radica en que, la mayor parte de las veces, alli han perdido su audiencia. Prieto Laurens anuncid, entre los exiliados mexicanos en Es- tados Unidos, que regresaria eventualmente para convertirse en uno de los més persistentes periodistas anti-comunistas de México. La presidencia de Calles, de mano dura, tuvo ominosos resultados para el pensamiento independiente de los intelectuales, asf como para los go- bernadores estatales que apreciaban su autonomia. El hacha cayé sobre ellos de una manera selectiva, para asegurar la centralizacién politica y la uniformidad de pensamiento. Bastard con dar unos cuantos ejemplos. Los opositores del mecanismo Calles-Obregén para la reeleccién de este dlti- mo, fueron masacrados en Huitzilac en 1927; el unico sobreviviente fue el intelectual Francisco J, Santamaria, quien encontré en la seguridad del exilio suficiente tiempo libre como para comenzar a compilar lo que se convertir{a en el mas minucioso y completo diccionario de mexicanismos que pueda encontrarse en lengua espafiola. Era un proyecto valioso para un intelectual a quien un dictador militar que no toleraba ninguna oposi- cin seria, habia qejado impotente, y que al menos permanecifa vivo. Aure- lio Manrique, fiero orador del Partido Agrarista y partidario de Obregon, encontré su propio grito acallado después de condenar a Calles por el ase- sinato de Obregén em 1928: por esto, también él fue exiliado. El mensaje era clarisimo: hablar claro y criticar bajo su propio riesgo. José Vasconcelos podia escribir inspiradas cronicas de su odisea inte- lectual en el exilio, en los Estados Unidos y en Europa, en las columnas de un semanario, También escribié ocasionalmente mordaces criticas al sistema polftico mexicano. Estas ultimas encontraron ansiosos lectores, prlncipalmente entre los jévenes profesionales y los estudiantes. Ellos ueron quienes formaron el nicleo de la organizacién que apoyé la cam- pafia presidencial de Vasconcelos en 1929. ;Por qué se entrometia nueva- mente el intelectual en la politica, si Calles habfa dicho claramente que no permitirfa la oposicién? En la historica declaracién que hizo con motivo del nacimiento del Partido Nacional Revolucionario (PNR). abuelo del Los intelectuales en México 9 contemporaneo PRI, Calles prometié elecciones libres y pluralidad de par- tidos; esto iba secundado por las garantias del Presidente Provisional, Emi- lio Portes Gil, Asi fue como Vasconcelos lanzo uno de los mas serios retos del siglo veinte a ese sistema politico mexicano que domina por lo menos durante media centuria: a saber, un sistema de facto de partido nico, en el que Partido y Estado son dos burocracias que sirven a la misma autori- dad —el Presidente, o el que elige a los Presidentes, como era el caso de Calles. Vasconcelos, en su quijotesca campafia presidencial, tuvo el ferviente apoyo de la gran mayoria de los intelectuales, maestros, clase media, arte- sanos y trabajadores de los sindicatos independientes que no eran serviles al gobierno federal. Los propagandistas del partido oficial lanzaron panfle- tos anti-intelectuales contra los vasconcelistas. La campaiia terminé en una sangrienta represion militar —mediante asesinatos de los oradores en las calles, asi como masacres clandestinas. En los ultimos meses, fue silen- ciada la campafia vasconcelista de El Universal, el periddico con mas in- fluencia de la ciudad de México, cuando agentes del PNR amenazaron al editor con tomar represalias. El fraude electoral fue manipulado por fun- cionarios del PNR en las urnas, apoyados a su vez por soldados federales. El embajador norteamericano hizo oidos sordos a los gritos de fraude, y este fue el Talon de Aquiles de la campafia de Vasconcelos. Era dema- siado antiamericano, demasiado antimperialista, como para ser tomado en serio en Washington. Su plataforma presidencial, una de las mas pro- gresistas de su tiempo en México, constituyé un legado para la nacién que se llevarfa a cabo afios mds tarde. Inclufa un antimperialismo en términos econémicos, que culminaria en 1938 con la expropiacién de los recursos petroleros nacionales; un sistema nacional de seguridad social para benefi- ciar a los trabajadores (que finalmente se hizo efectivo en 1943); y el voto para las mujeres en las elecciones presidenciales (que no fue puesto en practica sino hasta 1953).!° Vasconcelos, cruzado de un gobierno honesto en 1929, atacé la co- rrupcién oficial. Muchos de sus seguidores y admiradores siguieron su ejemplo en las décadas inmediatas. El caso mas prolifico es el de Alfonso Taracena, periodista e historiador cuyos cincuenta volimenes constituyen una sinfonfa con muchas variaciones sobre el tema de la corrupcién de la Revolucién Mexicana y la victoria de los malos sobre los buenos. (Léase por malos todos los presidentes mexicanos a partir de Madero; s6lo Made- ro y Vasconcelos estan libres de la condenacién eterna). En esencia, toda 10 John Skirius, José Vasconcelos y la cruzada de 1929, México, Siglo XX1 Edi- tores, 1978. John Skirius 10 una generacion de intelectuales deseosos de participar en politica se desilu- siond con el desastre de la campajia vasconcelista de 1929. Algunos de ellos aprendieron su lecci6n y se incorporaron a la politica del partido ofi- cial; otros, pensaron que el ejemplo de 1929 tendria que repetirse algiin dia, en circunstancias mas favorables. La campafia presidencial de 1929, paralela al movimiento estudiantil del mismo afio que culminé con la con- cesion de la autonomia a la Universidad Nacional, fue un excelente ejem- plo para los jovenes intelectuales que trataban de hacer realidad sus ideas progresistas a través de la movilizacién de las masas. Lo que necesitaban era una organizacién mas avezada, el apoyo del gército mexicano y la simpatfa del embajador norteamericano. También los comunistas presen- taron su candidato presidencial en 1929. También ellos fueron reprimi- dos sangrientamente, ilegalizados y forzados a la clandestinidad. El siste- ma de partido Gnico echo raices firmes; la centralizacién de la politica s6lo significaba que el intelectual critico tenfa un oponente atin mas for- midable. Se incrementé la tentacién de recuperacion: el adagio norteame- ricano “si no puedes vencerlos, tneteles”, tomaria claramente un tono mexicano. La polémica década de los afios 30, durante la Depresién, fue testigo de una intensificacion de la polarizacién ideolégica entre los intelectuales. Los puntos candentes del momento era socialismo versus capitalismo, edu- cacién cientifica y socialista versus religion y humanidades, indigenismo versus hispanismo. Los sentimientos antiextranjeros y antimperialistas crecieron en el pais, y con ellos el nacionalismo inundé tanto a la izquier- da como a la derecha, mientras declinaba el interés por el cosmopolitismo popular de los escritores (como los Contemporaneos) durante la década anterior. El problema mas agudo era el de Iglesia versus Estado. Bajo Calles, el gobierno habfa revelado un celo por exceder los articulos de la Constitucién que restringfan el poder secular de la Iglesia catélica. En su fanatico aticlecieallame, Calles aparentemente erradicaba una Iglesia catélica independiente, volviéndola una rama del Estado, otro tanto habia hecho con los principales sindicatos obreros y campesinos. Intelectuales catolicos se levantaron en protesta contra la represién militar a los criste- ros y el cierre de las iglesias y escuelas catélicas (los mds notables fueron René Capistrin Garcia, José de Jesis Mariquez y Zarate, Bernardo Ber- oend, Alfredo Méndez Medina, Rafael Ceniceros y Villarreal, Miguel alomar y Vizcarra, Fernando Robles y Eduardo es). La disputa se centré en la lucha por el control de la Universidad Nacional. En 1932, como Secretario de Educacién Pablica, Narciso Bassols abogé por el incre- mento de una educacién marxista, concentrandose en las interpretaciones econémicas de los acontecimientos. Antonio Caso, el filésofo de la genera- Los intelectuales en México 11 cion del Ateneo de 1910, defendié el idealismo y las Humanidades en su debate con Lombardo Toledano quien proponia al gobierno el materialis- mo dialéctico marxista. En la Universidad, los partidarios de Bassols ar- iifan que sélo el “materialismo histérico” podia hacer un andlisis cienti- co de la realidad mexicana. Entre los oponentes ideoldgicos a la imposi- cién de una educacién socialista (que en el contexto mexicano incluia la ensefianza de la lucha de clases y la educacién sexual), habia quienes plan- teaban el problema de la libertad académica. En septiembre de 1933, Vicente Lombardo Toledano propuso orientar la ideologia nacional hacia la sustitucién del capitalismo por el socialismo. La Universidad Nacional, que adopto esta propuesta, se convirtid en el blanco de los criticos anti- marxistas como Rodolfo Brito Foucher, Jorge Cuesta, Antonio Caso, Salvador y Mariano Azuela. Un grupo de catélicos conservadores tomé por la fuerza la Universidad. Manuel Gomez Morin fue nombrado rector y, al mismo tiempo, el gobierno federal corté la mayoria de los fondos para la Universidad como represalia por el golpe!!. Asi la Universidad, rebautiza- da como “Auténoma” en vez de “Nacional”, se convirtié en el bastién de los catélicos conservadores, en donde se estudiaban la educacién clasica y las profesiones liberales, en una época de radicalismo oficial. Los intelec- tuales jugaron un papel en ambos lados del espectro, pero ahora le tocaba a la extrema derecha hacer la critica a la imposicién gubernamental de una doctrina. Una lucha similar caracterizé a la radicalizacién de la educaci6n rural a.nivel nacional, iniciada por el Secretario de Educacién, Bassols, durante los primeros afios de la década de los 30 y continuada durante la adminis- tracion del Presidente Cardenas durante 1934-1938. Una vanguardia de profesores que llevaban los mensajes de educacién sexual y socialismo al interior del pais en Misiones Culturales especiales, firmemente asentados en la estructura rural de poder!2. Segiin Josefina Zoraida Vazquez, exper- ta en la historia de la educacién en México, la radicalizacién de la educa- cién durante este periodo fue “mas o menos el que tradicionalmente se adopta en México con las leyes educativas: se cambiaron los textos, se publicaron pantletas sobre la reforma, pero se continu6 en gran parte ensefiando lo mismo. La demagogia aumenté considerablemente y las canciones alusivas al proletariado y a los campesinos se multiplicaron, pero 11 Michael E. Burke, “The University of Mexico and the Mexican Revolution”, The Americas, 34, 2 (oct. 1977), pp. 266-267; véase, también, Enrique Krauze, ‘‘La rectoria de Gomez Morin: La Universidad frente al Estado ", Vuelta, febrero 1977, pp. 26-27. 12 David L. Raby, Educacién y revolucién social en México (1921-1940), México, SEP SETENTAS, 1974, pp. 147-197. 12 John Skirius como los maestros eran los mismos, era dificil cambiar las ensefianzas de la noche a la mafiana’’!3, José Mancisidor y los hermanos List Arzubide podian escribir sus textos marxistas que eran publicados por el gobierno, y numerosas traducciones de Marx y Plejanov podian ser repartidas, pero una gran cantidad de profesores devotos no iban a plantar la semilla ideo- légica. El propio presidente Cardenas admitié la derrota, poniendo fin, en 1938, a las Misiones Culturales. Una de las mas significativas diferencias entre las reformas publicadas por los intelectuales vasconcelistas a princi- pios de los afios 20 y aquellas encabezadas por los intelectuales marxis- tas de los 30, era la siguiente: el primer esfuerzo fue recibido con mas entusiasmo por el cuerpo nacional de maestros y por el publico en general. Una generacion orientada técnicamente, la generacion de 1915, colabord con la administracién del Presidente Lazaro Cardenas (1934-1940), perio- do generalmente considerado como el mis radical en cuanto a la realiza- cién de algunos objetivos de la Revolucién. El historiador mexicano Luis Gonzlez ha caracterizado a la generacién de 1915 (nacida entre 1851 y 1905) en contraste con la mds temprana generacién revolucionaria (que incluiria a caudillos militares como Obregén Y Calles y a intelectuales tales como Vasconcelos y Luis Cabrera). Mientras la Generacién Revolucionaria era predominantemente de origen rural, y cerca de un 25°/o de sus miem- bros iban a ser generales, la Generacién de 1915 era més bien de origen urbano o urbanizado a una temprana edad, bien educados, con sélo un 10°/o de origen humilde. Sdlo 10°/o de la Generacién de 1915 serian ge- nerales, 27°/o lfderes politicos y un 35°/o intelectuales! *. Eran nacionalistas, escépticos en cuanto al cumplimiento de las prome- sas de la Revolucién; estaban dolorosamente conscientes del subdesarrollo tecnolégico de México. Representan el inicio de la burocracia tecnocratica que desde entonces se ha vuelto la “base” del intelectual en politica. Sin embargo, el presidente Cardenas desconfiaba de los intelectuales: ninguno formaba parte de su gabinete. Por lo general los intelectuales de 1915 pro- veyeron, en vez de consejo politico, su experiencia técnica para poner en practica algunas de las reformas. Tal vez Bi ejemplo sobresaliente seria la carrera de Jests Silva Herzog, profesor de economia que se vio envuelto en los problemas de la Reforma Agraria y que traté de reconciliar al libera- lismo mexicano con el marxismo! 5. Participé en las negociaciones que 15 Josefina Vazquez de Knauth, Nacionalismo y educacin en México, México, El Colegio de México, 1970, p. 157. '* Luis Gonzilez, Los artifices del cardenismo, México, El Colegio de México, 1979, pp. 143-183, 'S Victor Alba, Las ideas sociales contempordneas en México, México, Fondo de Cultura Econémica, 1960, pp. 231-233. Los intelectuales en México 13 culminaron con la famosa expropiacién y nacionalizacion de la industria petrolera en 1938. Memorable decision que puso en vigor el articulo de la Constitucion que afirma que el subsuelo pertenece a la nacién, no a las compajfifas extranjeras. Asi, Silva Herzog se convirtié en el primer Gerente General de la Compafifa Nacional Petrolera, origen de PEMEX. Otros intelectuales destacados, derechistas de varias generaciones, criti- caron a Cardenas vocingleramente, antes y después de 1938. Jorge Cuesta, el ensayista mas analitico de los Contemporaneos, destacé algunas de las contradicciones internas del régimen cardenista, con su religion marxista (anti-religiosa) y su retorica anti-capitalista mientras que protegié el avan- ce de la industrializacion de México bajo la direccién de una gran burgue- sia nacional y transnacional. En abril de 1935, Cuesta comparé la politica mexicana con la Nueva Politica Economica (NEP) establecida por Lenin en la URSS: El que no se haya llegado todavia en México a la abolicién de la propiedad privada, no significa que la accién marxista oficial sea hipdcrita o falsa. Por el contrario, el marxismo oficial mexicano es mas ortodoxo de lo que seria, si ya hubiera modificado radicalmente el régimen juridico de la propiedad. Pues la fina- lidad politica del régimen marxista es lade destruir la fuerza de la burguesia, la de hacer desaparecer los prejuicios capitalistas, y los fanatismos religiosos en que pre- tende que se manifiesta y se apoya su fuerza. Pero, desa areckla Ia faecsa de la burguesfa, el régimen politico marxista pierde su justificacién para gobernar, El gobierno marxista requiere necesariamente una NEP —interior o exterior—, requiere necesariamente una burguesfa viva, para que, defendiéndolo de ella, pueda ejercer su angelical funcién politica de protector y tutor del proletariado; que en México pueda existir todavia constitucionalmente el capital privado, no es sino tanto mejor para que la autoridad politica, en nombre de su misidn sacro- Santa, pueda reclamar el prestigio divino de su privilegio concedido por Dios 0 por... la dialéctica universal de la materia!®, Manuel Gomez Morin, batuta de la generacién de 1915, permanecié com- pletamente fuera de la administracién de Cardenas: en 1939 fundé el Partido de Accién Nacional como una oposicién a la polftica radical de Cérdenas, apelando ante todo a la clase media catélica. Gdmez Morin recuerda més tarde, en una entrevista sobre su postura critica en la época cardenista: Nunca ha habido mis agitacién y mas desorientacién que en esos afios; pero ciertamente no hubo licks de clases en el sentido marxista. Ya nadie sabia por qué peleaba. Las luchas intergremiales eran constantes, porque el gobierno Guerfa poner lideres a su servicio y los obreros se oponian a esos lideres. En Cir- 16 Jorge Cuesta, Poemas y ensayos, Tomo IV, México, UNAM, 1978, p- 601. 14 John Skirius denas, en su gobierno, habia una mezcla de mesianismo, de sentido de justicia para los desvalidos y creo que de sincero deseo de progreso de México, con una Penfuse ideologia socialistoide, un gran apetito de poder y una fuerte dosis de desprecio a la comunidad! 7. Algunos intelectuales sobresalientes de la vieja Generacién Revolucionaria atacaron a Cardenas sin reservas. Luis Cabrera, quien durante los afios 10 habfa dirigido la disolucién de enormes haciendas y la redistribucién de las tierras comunales de los ejidos, en 1936 atacaba la politica cardenista de socialismo agrario, expropiacion petrolera, educacién socialista y sua- vidad con las huelgas de los trabajadores sindicalizados'® . José Vasconce- los, quien se habia vuelto hacia la derecha, conspiraba en el exilio el derro- camiento del presidente Cardenas. Toda oposicién fracas6, Cardenas mismo moderé su politica y permi- tié que el partido oficial se moviera hacia una posicion mas centrista, con la candidatura presidencial de Manuel Avila Camacho en 1940. La apasio- nadamente discutida campafia de 1940 entre Avila Camacho y Almazan dividié a la comunidad intelectual: la propuesta de unidad que se habia manifestado entre ellos en 1929 estaba ausente. Una de las razones basicas de este hecho era que la eleccién de 1940 ofrecia mas una seleccién de personalidades y camarillas politicas que una real alternativa ideoldgica. No es sorprendente que la mayoria de los historiadores escojan el afio de 1940 como la fecha Termidor de la Revolucién Mexicana, su agonia o muerte; el partido oficial se movia hacia la derecha de los radicales afios 30, La Unidad Nacional, opuesta a la lucha de clases, serfa el lema de los afios 40, Jesds Silva Herzog (en 1944) y Daniel Cosfo Villegas (en 1947) lamentaban que la Revolucién Mexicana estuviera en plena crisis?°. Carlos Fuentes capturé muy bien en su novela La muerte de Artemio Cruz (1962), la idea de la muerte de la Revolucion Mexicana mediante la recu- peracién de la Generacién Revolucionaria por el “‘establishment” burgués. Fuentes sintetizé los métodos de traicién de todos los Artemio Cruz de la reciente historia mexicana en su ensayo Tiempo mexicano: 17 James W. Wilkie, Edna Monz6n de Wilkie, editores, México visto en el siglo XX, Entrevistas con Manuel Gomez Morin, México, Editorial Jus, 1978. p- 50. 18 Luis Cabrera, “Mi credo politico y social”, en Eugenia Meyer, Luis Cabrera: tedrico y critico de la Revolucion, México, SEPSETENTAS, 1972, pp. 202-221. 19 José Vasconcelos, La flama — los de arriba en la Revolucion, México, Compa- fiia Editorial Continental, 1970. 20 Jestis Silva Herzog, “La Revolucién Mexicana en crisis”. Cuadernos America- nos, 1944; Enrique Krauze, Daniel Cosio Villegas — una biografia intelectual, México, D.F., Joaquin Mortiz, pp. 145-156. Los intelectuales en México 15 EI burgués mexicano —banquero, industrial 0 comerciante— puede ser un anciguo revolucionario que hizo su capital en un puesto piblico como digna y na- tural recompensa por sus afios de sacrificio en el campo te batalla o en la politica peligrosa de los afios de pistola y paliacate. Puede ser un modesto profesionista que, elevado por el compadrazgo a una funcién publica, se retira para convertirse en industrial protegido o en contratista ventajoso; cada sexenio deja su cosecha de plutécratas, producto de una alianza de la misericordia y la voracidad: los pobres sélo tienen seis afios para asegurar el futuro de sus hijos y la corrupcién se instala, a todos los niveles de la administracién, como un derecho natural ¢ inalienable de la burocracia; casi podria afirmarse que uno de los resultados mas sélidos de la revolucién mexicana ha sido este derecho general a la corrupcion, que contrasta democraticamente con la limitacién del saqueo a ciertas clases tradicionales en el resto de América Latina??. Durante las décadas de los afios 30 y 40, algunos de los mas destacados in- telectuales con tendencias literarias y filosdficas, prefirieron la vida de contemplacién critica a la accion. Asumieron la empresa de difundir entre el piblico mexicano la cultura universal y respetaron la sentencia socra- tica: “‘condcete a ti mismo”. Exist{a una intensa preocupacién por la com- prension de los origenes de la cultura y el caracter nacionales, porque se crefa que solamente a través de la autorreflexién podria el mexicano con- frontar sus problemas y solucionar algunos de ellos. El iniciador de esta escuela mexicana de introspeccién autocritica fue el filésofo Samuel Ra- mos, con la publicacién de su ensayo, Perfil del hombre y la cultura en México (1934). Habia otros con una tendencia similar, incluyendo a Octa- vio Paz, autor de El laberinto de la soledad (1950), sintesis cultural y obra maestra de la literatura, y al Grupo Filos6fico Hiperién (entre otros, Emi- lio Uranga, Luis Villoro, Jorge Portilla), que durante la década de los 50 se dedicé a estudiar “la filosofia de lo mexicano”’, inspirado por José Gaos y dirigido por Leopoldo Zea. Ramos analizé minuciosamente las idiosincracias del mexicano en su Perfil y argument que mientras México no descubriera su auténtico pen- samiento nacional, serfa vulnerable a la penetracién de ideas extrafias que, al no tener nada que ver con el contexto, deformarian la fisonomia de la nacién y crearfan aan més serios problemas. Ramos concluye: ‘‘Quédese para otra ocasién el intento de definir en formulas precisas alguno de los problemas fundamentales de México’’??. Segdn lo que sé, Ramos, ejemplo t{pico de su escuela de pensamiento, nunca apunté problemas concretos o soluciones. Mas bien intentaba cauterizar las heridas fisicas de la nacién; 21 Carlos Fuentes, Tiempo Mexicano, México, Editorial Joaquin Mortiz, 1972, pp. 76-77. 22 samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México, México, Espasa- Calpe, 1972, p. 136. 16 John Skirius otros, tal vez la propia naturaleza, se ocuparian de sanarlas. Ramos parecia més obsesionado por los sentimientos interiores que pe las condiciones socioecondmicas, més interesado en el pasado que en el futuro, por lo que su potencial como agente de cambio era limitado. Henry C. Schmidt ha evaluado ‘asi su contribucion: “Ramos completo la interpretacion de la historia mexicana comenzada por Sierra, trasladando el problema de Mé- xico, como lo ha expresado algin critico, de lo concreto y fisico, a lo psicoldgico. Siguiendo la formula del viejo siglo, Ramos empled el pensa- miento europeo para elucidar el contexto nacional, disfrazando su expo- sicién con una retorica mexicanista”?3. Alfonso Reyes y Daniel Cosio Villegas, antitéticos tanto en tempera- mento como en visién del mundo, trabajaron juntos para dar al mexicano una educacién mis universal y para liberarlo de su armadura nacionalista de los afios 30. Cosfo Villegas se interesaba sobre todo por la difusién de los principales conocimientos practicos y por la publicacién de obras cla- ves para te economia en México. Utilizo el vehiculo editorial del Fondo de Cultura Econémica, adaptado para ese fin. Alfonso Reyes, el helenista mexicano, se preocupaba mas por las Humanidades Clasicas, por las apli- caciones generales de los problemas éticos y estéticos y por la definicién de América como un verdadero Nuevo Mundo, y no como un simple refle- jo del Viejo. Después de su regreso del servicio diplomatico en 1939, tra- aj con Cosfo Villegas para levar a México a destacados intelectuales que se contaban entre las filas de los exiliados republicanos espafioles. La Casa de Espafia, fundada originalmente como refugio para esos intelectuales es- pafioles, fue convertida mas adelante en una de las mas prestigiosas insti- tuciones de educacién superior en México, es decir, en El Colegio de Mé- xico. Reyes no se atrevié a hacer declaraciones politicas aventuradas; no en vano habia sufrido el trauma del asesinato de su padre, eminente politico durante la Revolucion. En cambio, se convirtid en el diplomatico de la re- conciliacién a través del intercambio cultural y la armonia social, predi- cando el ideal de la familia del género humano, en oposicién a las ideolo- fas racistas y clasistas que prevalecieron durante las décadas de los 30 y los 40. Seguia siendo un elitista cultural. Durante una conferencia prepa- rada en 1942, en plena Guerra Mundial, hizo la siguiente defensa del lide- razgo intelectual y moral: “A las minorias directoras a los profetas, a los maestros y escritores, toca orientar la voluntad de América hacia la toma de posicidn en la cultura, p esto que de ellos nacen los movimientos cul- 23 Henry C. Schmidt, The Roots of Lo Mexicano — Self and Society in Mexican Thought, 1900-1934, College Station y Londres, Texas A&M University Press, 1978, p. 149, Los intelectuales en México 17 turales. Y les toca proceder desde ahora al examen de conciencia, al minu- cioso expurgo de la herencia humana, para preparar a nuestros pueblos al sacrificio, cuando llegue, que no tarda ya, la hora de la pobreza univer- sal”?4, Finalizé la defensa con la presentacién de un llamado hacia una perspectiva equilibrada de los tipos de conocimientos de que dispone el intelectual. “El puro saber de salvacién nos convertirfa en pueblos postta- dos, de santones mendicantes y enflaquecidos; el puro saber de cultura en sofistas y mandarines; el puro saber de dominio en barbaros cientificos que, como ya vemos, es la peor especie de barbarie. Sdlo el equilibrio nos garantiza la lealtad a la tierra y al cielo. Tal es la incumbencia de Améri- ca'25, Un intelectual que opiné en contra del barbarismo cientifico del géne- ro humano, tan evidente durante la Segunda Guerra Mundial, fue Luis Ca brera. Mientras servia a la causa de los Aliados, dirigiendo la internacién de las propiedades del enemigo en México, Cabrera escribié una serie de articulos criticando la conflagracién mundial, los armamentos y métodos de destruccién masivos, incluyendo el uso de la bomba atémica; y después de la guerra, cuestiond el precedente que sentaban los procesos de Nuren- berg. Por todas estas posiciones, fue difamado con el falso epiteto de “Fascista”?®. La critica moralista de Cabrera por encima del compromiso politico, fue excepcional en México. Muchos de los periédicos y revistas comerciales de gran tiraje en la Repiblica, asi como algunos intelectuales que colaboraban en ellos y ciertos opornuniitas, simpatizaban al principio de la Guerra, o directamente con el Eje, o con el pacto Hitler-Stalin de 1939-1940, lo cual se basé en las ideas de un nacionalismo estrecho y en el oportunismo politico mas que en una solidaridad ideolégica: asociarse con las potencias europeas en el momento de su auge militar era una manera de enfrentarse a los yanquis y a los ingleses. Una evidencia mas del arri- bismo para con las potencias del momento: a rafz del pacto entre México E.E.U.U., iniciado en 1941 y finalizado en 1942, cuando la posicién de Iss Aliados se hizo mas fuerte, muchos de los periddicos y ciertos intelec- tuales, o se adhirieron a la causa de los Aliados, o modificaron sus simpa- tias anteriormente expresadas?7. No pocos de ellos cuidaron de suprimir 24 Alfonso Reyes, Obras Completas, Tomo II, México, Fondo de Cultura Econé- mica, 1960, p. 269. 25 Thid., p. 270. 26 Eugenia Meyer, Luis Cabrera, Pp. 20-21; Mali Cabrera de Block/John Skirius Interview, julio 31, 1973, México, D.F., Luis Cabrera Obras completas, Tomo IV, México, Ediciones Oasis, 1975, pp. 443-448, pp. 538-543. 27 De acuerdo con los historiadores norteamericanos Michael Meyer y William Sherman, “After the Russo-German nonaggression pact of 1939, both the mexican 18 John Skirius en sus actuales curriculas su intervencion inicial a ese respecto. Por amor a la sencillez, y no en raz6n de la dialéctica, quisiera dividir en dos grupos —la izquierda intelectual y el “establishment” cultural— a los intelectuales comprometidos politicamente durante 1946-1968, desde el ascenso del presidente civil y gran capitalista Miguel Aleman, hasta la crisis nacional catalizada por el movimiento estudiantil de 1968. Este pe- rfodo puede ser Ilamado la Pax Americana: la aplastante expansion de la influencia econdmica, politica y cultural de los Estados Unidos en México virtualmente no recibfa oposicién, con excepcidn de las advertencias de algunos intelectuales relativamente sin poder. La distincién que hago entre izquierda “intelectual” y “establishment cultural” es totalmente delibera- da, porque los escritores que se convirtieron en importantes burécratas tu- vieron que eliminar toda inclinacién critica que pudieran sentir como inte- lectuales mientras servian al Estado. Este servicio pablico usualmente lo cumplfan en calidad de promotores de la cultura y la educacién. Salvador Novo fue el bufén de la corte de las élites durante este perfodo de Unidad Nacional. Su stira e ingenio aguijoneaban la superficie de la sociedad; como cronista oficial de la Ciudad de México era divertido e informativo, pero sus palabras nunca impugnaron los cimientos del poder ni al status quo. El que si expuso los extremos de las clases sociales —sobre una pan- talla vivisima— fue Luis Bufuel. El cineasta espafiol, en Los olvidados (1950), represento el circulo vicioso de la pobreza, la violencia y la crimi- nalidad en los barrios del D.F. Después satirizé la mentalidad conformista y ritual de la clase alta, con sus fobias y fijaciones, en El angel extermina- dor (1962). Ni el pistolerismo vengativo ni los celos extremos de ciertos machistas mexicanos escaparon al ‘fente sardénico de Bufiuel (en El rio y la muerte y en El). Silos dos, Novo tanto como Bufuel, son expertos en lo escabroso, el mexicano bien colocado escarba para deleitar (Las locas, el sexo y los burdeles), mientras que el refugiado espafiol, menos enchufado en h sociedad que observa, puede arriesgarse a proyectar ima- genes mds penetrantes, mensajes mas dolorosos. Novo menciona de paso que la cultura mexicana se ha comercializado, se ha vuelto mds homogé- nea, se ha agringado —como si fuera una tendencia internacional inescapa- ble, en vez de una invasion que se tuviera que resistir. Comenta, no cues- left, led by Lombardo Toledano and Magica, and the right, led by Almazan, adopted a pre German Position... One day after the Japanese attack on Pearl Harbor Mexico roke diplomatic relations with the Axis powers and Secretary of Foreign Relations, Ezequiel Padilla, took the lead in urging other Latin Ameiva, countries to support the Allies... Many Mexican intellectuals were less shocked at being at war than they were embarrased at being formally allied with the United States”. Michael C. Meyer y liam L. Sherman, The rse of Mexican Hi iversi Prete 1979, ee esse of istory, New York, Oxford University Los intelectuales en México 19 tiona: Ahora que el mundo ha reducido sus distancias y mezclado a sus pueblos; que las maquinas comunican a los hombres, y que la propaganda “estandariza” el con- sumo y el uso, la moda, en fin, de productos y estilos “estandard”, puede acaso notarse el predominio de los pueblos poderosos que mandan, disponen, producen, venden, propagan, en la sumisa, voluntaria ¢ involuntaria adopcion de sus ‘mo- dos” por todos los pueblos en que aquellos ejercen influencia?®, Otros miembros del establishment cultural durante la Pax Americana fue- ron Agustin Yaiiez, Jaime Torres Bodet y Martin Luis Guzman. Es signi- ficativo que como intelectuales que intervenian en politica, todos entra- ron en el terreno de la educacién. Agustin Yaiiez, el novelista, se abrié paso en la burocracia, primero como gobernador del estado de Jalisco, des- pués como Secretario de Educacién Publica. Como gobernador de Jalisco publicé una encuesta que habia hecho en 1945 entre veintiocho intelec- tuales sobresalientes de México, pidiéndoles una lista de los libros y auto- res fundamentales de su época. La encuesta dio los siguientes resultados (el n&mero de votos estd entre paréntesis): Henri Bergson (15), Albert Einstein (12), Sigmund Freud (12), Karl Marx (11), Dostoievski (8), Edmund Husserl (8), Oswald Spengler (7), Miguel de Unamuno (6), Fre- drich Engels (5), Max Planck (5), Marcel Proust (5), Leén Tolstoy (5), Martin Heidegger (4), James Joyce (4), Friedrich Nietzsche (4), Franz Brentano (3), Luis de Broglie (3), Alexis Carrel (3), Jacques Maritain (3), José Ortega y Gasset (3), Louis Pasteur (3), Max Scheler (3), Georges So- rel (3), Paul Valéry (3), y Max Weber (3)*%. Los autores norteamericanos y latinoamericanos brillan por su ausencia. Esta lista da un interesante tes- timonio del clima intelectual del México de la mitad del siglo veinte. Jaime Torres Bodet, un escritor de la generacién de Contemporaneos, gana la distincién de haber sido el intelectual que sirvid en la burocracia mucho mas que cualquier otro durante el México post-revolucionario: un 28 Salvador Novo, Las locas, el sexo y los burdeles, México, Ed. Diana, 1979, pp. 152-153. 29 La encuesta a los intelectuales inclufa a: Narciso Bassols, Pedro Bosch Gimpera, Alfonso: Caso, Antonio Caso, Antonio Castro Leal, Mario de la Cueva, Eduardo Garefa Maynez, José Gaos, Ignacio Gonzalez Guzman, Jesis Guisa y Azevedo, Wigberto Jimé- nez Moreno, Gilberto Loyo, José Luis Martinez, José Medina Echevarria, Agustin Mi- Ilares Carlo, Alfonso Noriega, Fernando Ocaranza, Edmundo O'Gorman, Manuel Pe- droso, José Antonio Portuondo, Samuel Ramos, Luis Récasens Siches, Alfonso Reyes, Diego Rivera, Manuel Sandoval Vallarta, Jests Silva Herzog, José Vasconcelos y Joa- quin Xirau, Véase Agustin Yafiez, Los libros fundamentales de nuestra época, Guada- lajara, Ediciones ET Caetera, 1957. 20 John Skirius tributo a su astucia y flexibilidad polfticas. Torres Bodet fue durante un periodo Secretario de Relaciones Exteriores y durante dos, Secretario de Educacién Piblica, para no mencionar su liderazgo en la UNESCO. Uno de los logros mds interesantes de Torres Bodet como educador fue la crea- cién de la Comisién Nacional de Libros de Texto Gratuitos en 1959. Hasta la fecha, el escolar deb{a adquirir por su cuenta los costosos textos de cali- dad irregular —una suerte de inadvertido castigo a los pobres. El presidente Lépez Mateos eligié a Martin Luis Guzman, un liberal anticlerical, como presidente de esta Comisién3°, Los historiadores estadounidenses Michael C. Meyer y William L. Sherman hicieron la siguiente evaluacién del esfuer- zo editorial: Although the books were prepared in consultation with some of the leading scholars in the country, they did reflect the historiographical preconceptions that had grown up with the Revolution, and the Roman Catholic Church took umbrage at the treatment afforded many of its efforts throughout Mexican his- tory. The National Union of Parents Association, a conservative organization, supported by the PAN and a number of leading clerics, led demonstrations against the books, insisting that their imposition on a mandatory basis constituted a tota- litarian act designed to standardize thought in the Mexican Republic. At the same time, radical leftists opposed the texbooks, because the exalted revolutionary accomplishments and overlooked the shortcomings? 1. Manuel Gémez Morin, lider del conservador Partido de Accién Nacional, cuestioné la autoridad de Martin Luis Guzmén para determinar lo que de- berfa ensefiarse a los escolares mexicanos. Mas especificamente, expres6 dudas sobre la seleccién de los héroes nacionales retratados en los libros de texto, Gomez Morin crefa que Hernan Cortés debia ser inclufdo del mismo modo que Cuauhtémoc; que a Iturbide deb{a darsele la misma, mencién de honor que a Hidalgo y Morelos en el perfodo de la Indepen- dencia; que, en lugar de la apoteosis de Benito Juarez, deberia darse énfa- sis a importantes educadores como Justo Sierra, Ezequiel A. Chavez, An- tonio Caso y José Vasconcelos??, Durante el debate publico, muchos escritores de divergentes tendencias ideolégicas manifestaron su respaldo al programa de los libros de texto?>. Los Iibros de texto, dominio natural 3° Jaime Torres Bodet, Memorias. La tierra prometida. México, Editorial Porta, 1972, pp. 241-243, >! Michael C, Meyer y William L. Sherman, op. cit., p. 658, >? James W. Wilkie, Edna Monzén de Wilkie, op. cit., pp. 113-115. 99 Incluyen: René Capistrin Garza, Ali Chumacero, Luis Garrido, Andrés Henes- trosa, Francisco Monterde, Rubén Salazar Mallén, Jesis Silva Herzog, Alfonso Teja Zabre, Julio Torri y Artemio de Valle-Arizpe, Véase Torres Bodet, op. cit., p. 244. Los intelectuales en México 21 de los pedagogos, se habia convertido en un tema polémico para la comu- nidad intelectual entera. Y era completamente previsible que Martin Luis Guzman tuviera su lugar bajo las luces del escenario. El ya era uno de los hombres ms poderosos dentro de la industria editorial, como duefio de su propia casa editora, copropietario de una de las cadenas mas grandes de librerfas del pais, y director de una revista semanal, Tiempo. Aqui estaba el epitome de Artemio Cruz, el viejo revolucionario, secretario par- ticular de Pancho Villa, convertido en un hombre de negocios y en un consejero cultural del gobierno. Ninguno de estos lideres del “establishment” cultural, ni Agustin Yaiiez, ni Salvador Novo, ni Jaime Torres Bodet, ni Martin Luis Guzman, se manifestaron pablicamente contra la represion gubernamental del movi- miento estudiantil del 68 y la masacre de Tlatelolco. Ninguno de ellos hu- biera podido hacerlo sin arriesgar su posicién de privilegio. Vicente Lombardo Toledano representa en México el extraordinario caso de un intelectual de izquierda que us6 su liderazgo en los sindicatos obreros como un trampolin para la Presidencia. Aunque habia estado aso- ciado con el gobierno de Cardenas, se liberé de compromisos con el go- bierno de Miguel Aleman, un presidente anti-obrero, pro-capital, cuando fundé el Partido Popular y se convirtié en su candidato presidencial en las elecciones de 1952. Es revelador que haya intentado la alianza de diferen- tes clases y sectores dentro de la sociedad mexicana, con un llamado al nacionalismo durante la campajia, como este ejemplo de su ideologia pue- de mostrarlo: En un pais semi-colonial como el nuestro, las fuerzas de la clase trabajadora, del proletariado, de los campesinos, de los trabajadores intelectuales, deben crear tun gran frente nacional junto con las fuerzas de la burguesia antimperialista para oder defender. los intereses del pueblo y de la nacion, De alli que el problema ‘undamental de la Revolucién Mexicana, democratica, popular, nacional y antim- perialista, sea el problema de la unidad de las fuerzas patridticas hasta que México cobtenga su liberacin definitiva>4. Lombardo Toledano apenas alcanzé un pobre cuarto lugar en las eleccio- nes de 1952. Los historiadores atin nos deben la clarificacién del significa- do de aquella campaiia. Los modos alternativos de expresién para la izquierda intelectual van desde la participacién electoral de Lombardo hasta las protestas y denun- cias sobre las injusticias sociales de parte de todos los que no ten ian espe- 34 Vicente Lombardo Toledano, Seleccion de obras. México, Federacion Editorial Mexicana, Ediciones Partido Popular Socialista, 1972, p. 162. 22 John Skirius ranzas de obtener el poder. Un ejemplo de esto ultimo lo constituye David Alfaro Siqueiros, intelectual comunista y uno de los tres muralistas mexi- canos mas famosos: armado con sélo un pincel protest6 contra la sangrien- ta represion del Presidente Lopez Mateos sobre la huelga ferrocarrilera de fines del 58 y comienzos del 59 mediante la intervencion de tropas federa- les. En ese momento Siqueiros estaba pintando un mural sobre la tragedia humana en el Teatro Jorge Negrete de la Asociacién Nacional de Actores. Su solidaridad con la causa de ia trabajadores en huelga y la furia motiva- da por la represidn lo llevaron a representar el panel sobre la tragedia hu- mana con una escena de los huelguistas mientras los baleaban>5. El Presi- dente se sintié insultado. A Siqueiros lo Ilevaron a juicio por “Disolucion social” y fue sentenciado a ocho afios de prision, sentencia que se conmu- to después de cuatro afios. De la manera mas vigorosa, Lopez Mateos de- mostré que no tolerarfa discrepancias o inquietudes en el comienzo de su obierno. Y los artistas mexicanos conocieron los limites existentes a su ibertad de expresar mensajes politicos y sociales. Siqueiros era el mas importante de los muralistas comprometidos politicamente. Mas t{pico durante la Pax Americana era el arte de Rufino Tamayo, quien capturaba ingeniosamente la forma y el color pero también evitaba cuidadosamente el contenido ideolégico. Cierta vez Tamayo explicé la futilidad y el auto- engafio del pintor que trataba de ser un agente del cambio social y politico a través de su arte: ‘Los campesinos han triunfado en México solamente en los murales’’36, Uno de los actos politicos mas significativos y mejor concertados de los intelectuales de izquierda durante la Pax Americana, al menos hasta el Movimiento Estudiantil de 1968, fue el Movimiento de Liberacién Nacio- nal de 1961-1962. Nacié en las paginas de la revista Politica, cuyos temas t{ipicamente inclufan lo siguiente: 1) la independencia econdmica y cultu- ral de la politica nacional frente al imperialismo; 2) la lucha por el desa- rrollo econémico y social de México, para acercarse a las metas de la Revo- lucion Mexicana; 3) la lucha por la independencia de los sindicatos y por un movimiento obrero mas politizado; 4) la lucha por la libertad de los presos politicos; 5) la unificacién de la izquierda; 6) la consolidacién de la revista Politica; 7) la defensa y el total respaldo a la Revolucién Cubana; 8) las luchas de fos purples del Tercer Mundo y las posibilidades del socia- lismo como un modo de desarrollo. Con estas causas en mente, un grupo de distinguidos intelectuales firmé un llamado en pro del Movimiento de 35 David Alfaro Siqueiros, La tricala. Mi réplica a un gobierno fiscal-juez. México, 1962 36 Carlos Monsivais, “Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX", Historia general de México, Tomo IV, México, El Colegio de México, 1976, p. 415. Los intelectuales en México 23 Liberacion Nacional, entre otros Nareiso Bassols, Jorge Carrién, Heberto Castillo, Carlos Fuentes, Enrique Gonzalez Pedrero, Francisco Lopez Ca- mara y Victor Flores Olea37. La censura se abatid sobre un organo cultural simpatizante con este Movimiento. Fernando Benitez, el director de ‘México en la Cultura”, suplemento cultural del diario Novedades, fue despedido a causa de su orientacién izquierdista. En solidaridad, el equipo entero de ‘México en la Cultura” renuncié y volvié a reunirse para dirigir “La Cultura en Mé- xico”, el suplemento cultural de la revista Siempre! La respuesta a la censura fue abrir tienda nueva en un lugar mas Nroopltalariee Entre las denuncias emprendidas por “La Cultura en México” y algunos miembros del Movimiento de Liberacién Nacional estuvo el asesinato del lider agra- tio radical, Rubén Jaramillo, en Morelos, en 1962, por civiles armados y personal militar. Carlos Fuentes hizo una dramitica crénica sobre el caso3®, Con el claro poder de la pluma los intelectuales se propusieron denunciar y asi lo hicieron, las injusticias perpetradas por las fuerzas ofi- ciales. Y sobre esta protesta no advino ninguna represalia. Sin embargo, el gobierno nada hizo para investigar el crimen hasta su logica conclusion. Lo que eventualmente le sucedié al Movimiento de Liberacién Nacio- nal es indicativo de los problemas que confronta cualquier intento de uni- ficar a la izquierda. El sectarismo y el dogmatismo finalmente llevaron a los miembros a dividirse en dos campos: aquellos que favorecian la idea de convertir al MLN en un partido politico, y aquellos que querian que conti- nuara como una especie de amplio consorcio de la izquierda, capacitado para apoyar candidatos de otros partidos. En el segundo grupo estaba Vi- cente Lombardo Toledano, quien claramente anuncid led tad primige- nia a su propio Partido Popular Socialista. Lombardo argumenté que la burgues{a nacional deber{a encabezar la lucha por la independencia nacio- nal, mientras que los lideres de MLN insistian en que ése era el camino de las fuerzas populares39. En resumen, el MLN se Aisolvis por disensiones internas, no por presiones de afuera. Uno de los fundadores claves del MLN, Enrique Gonzalez Pedrero, abandoné eventualmente las filas de la oposicién intelectual al partido ofi- cial y se convirtié en un pilar del Partido Revolucionario Institucional du- rante la administracion del presidente Echeverria, como senador, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y Director del Centro de Capacita- 37 Gabriel Careaga, Los intelectuales y la politica en México, México, Editorial Extemporaneos, 1974, pp. 82 y 88. 38 Ihid., p. 89 y pp. 91-92; Carlos Fuentes, Tiempo mexicano, pp. 109-123. 39 Gabriel Careaga, op, cit., pp. 93 y 95. 24 John Skirius cién Politica para los jovenes reclutados en la burocracia4°. Al hablar de las contradicciones de un intelectual del “establishment , Martin Luis Guzman, Gonzalez Pedrero revelé su propia situacion: Decidir entre el mundo del arte, del pensamiento, de la esfera de la autonomia y la vigencia personal y el mundo de los demas —que es también el nuestro—, de la tociedad y de la historia, no es facil alternativa. Tanto rigor requiere el uno como el otro y a veces las exigencias intimas son mas intensas y acuciantes que las socia- les. En teoria, el equilibrio arménico entre el mundo interior y el de fuera, resuel- ve la alternativa, pero, en la practica cotidiana, percibimos que lo que parecia sen- cillo comienza a complicarse y que, o bien subrayamos el lado intimo o bien la cosa piiblica nos atrae demasiado: ese estira y afloja, ese contradictorio juego de tensiones opuestas, puede llegar a escindir peligrosamrente al individuo, redundan- do en demérito de la obra y, en ocasiones, perturbando definitivamente al creador. Para quien desde siempre ha tenido clara la vocacién social o artistica no existe conflicto: la creacién de uno u otro signo se impone, y eso es todo. Pero el que etende atender el doble Iamado suele meterse en atolladeros inenarrables, de Ios que no siempre se sale con bien*#!. Este texto se lee como un manifiesto sobre el dilema del intelectual su- puestamente independiente que se compromete con la politica oficial o con la burocracia de gobierno. Tal vez sdlo el Presidente mismo, en el pinaculo de la jerarquia, posee la autonom{a suficiente para decir sin reser- vas lo que piensa; sin embargo, para poder escalar esa cumbre, el ambicio- so debe evitar seguramente la inclinacién del intelectual por expresar de un modo critico e independiente ideas innovadoras. 1968 fue un momento decisivo: muchos intelectuales y sectores con- siderables del pablico general perdieron la confianza en el gobierno mexi- cano debido a la represién oficial del Movimiento Estudiantil que culmindé en la matanza de Thteloleo. El punto basico era relativamente sencillo: la represiOn olicia del descontento estudiantil y de las manifestaciones con- dujeron a la ocupacién militar de la Universidad Nacional, una violacién, en términos legales, de su autonom{a. En un sentido mas amplio, las garan- tfas democrdticas y las aspiraciones populares fueron burladas por los actos autoritarios del Presidente Diaz Ordaz y sus asistentes. El periodis- mo temié la represalia si publicaba detalles de la sangrienta represin, y se creé una atmésfera de censura. El Rector de la UNAM, Javier Barros 4 . 6, : eee __ “° Roderic Ai Camp, Mexican Political Biographies, 1935-1975, Tucson, Univer- sity of Arizona Press, 1976, p. 145. 4a riel Careaga, op, cit., p. 104. 425005 ee Javier Barrios Sierra, 1968. Conversaciones con Gastd i a, Méxi Salo KH Belen ae con Gaston Garcia Cantu, México, Los intelectuales en México 25 Sierra, defendid los derechos democraticos de los estudiantes y se opuso a la intervencién del gobierno —un raro ejemplo de la confrontacion intelec- tual a la autoridad presidencial+3. José Revueltas, novelista de los margi- nados, fue encarcelado, pese a su edad, por su participacién activa en el Movimiento Estudiantil, motivando asi la admiracién de los jévenes por la firmeza de sus ideales. Durante toda su vida, milité en movimientos que se enfrentaron a los abusos del poder; como consecuencia, pasé6 mucho tiempo en la carcel. Revueltas insistié en que todos los gobiernos nacidos de la Revolucion, “desde Carranza y Obregén hasta la fecha”, habian re- presentado los intereses de la burguesia nacional, aliada natural de la pene- tracion imperialista, enemiga de la clase proletaria... “Los idedlogos social- burgueses y los falsificadores del marxismo entre la clase obrera, como Vicente Lombardo y sus seguidores, eluden la cuestién de la independen- cia proletaria, la deforman y la escamotean, precisamente en el punto donde hacen aparecer el rostro placentero de la burguesia nacional ‘amiga de los trabajadores’ "’.44 Revueltas jamas transigié con los enemigos deck - rados —una distincién rara en el gremio intelectual mexicano. Gilberto Guevara Niebla, un estudiante miembro del Comité Nacional de Huelga, se convirtié eventualmente en uno de los historiadores del Movimiento que intent analizar sus causas y consecuencias. Segin él, una de las condiciones necesarias del descontento estudiantil en la UNAM, habia sido la evolucién de esta Universidad, durante 1950-60, hacia una auténtica universidad de masas, con un crecimiento del 316°/o durante aquel periodo. Un grado universitario ya no era garantia de movilidad vertical como antes lo habia sido*S. Elena Poniatowska, quien recogid testimonios directos para escribir una emocionante crénica de La noche de Tlatelolco, sefialé que el 77°/o del estudiantado en la UNAM era de clase media, y el 18°/o provenia de familias proletarias y cam esinas4®, El elemento proletario era considerablemente mas alto en a Instituto Politécnico Nacional, también muy activo en el Movimiento Estudiantil. La democratizacién de la educacion superior contribuyé al desaffo, en 1968, de los supuestos elitistas de la autoridad. Esto, unido al hecho de 43 Ramon Ramirez, El movimiento estudiantil de México. Julio/diciembre de 1968, Tomo II: Documentos, México, Ediciones Era, 1969. 44 José Revueltas, Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, México, 1962, p. 43, p. 59, p. 73. 45 Gilberto Guevara Niebla, “Antecedentes y desarrollo del movimiento de 1968”, Cuadernos Politicos, Nim. 17 (julio-septiembre 1978), pp. 7-33. 46 Elena Poniatowska, “El movimiento estudiantil de 1968”, Vuelta, Nam. 7 (ju- nio 1977), p. 16. 96 John Skirius que la Universidad es tradicionalmente un refugio para la actividad inte- lectual, significé que las tendencias radicales continuarian creciendo entre ciertos grupos de intelectuales después del 68. En cierto sentido, el Movi- miento de 1968, que se generalizé en la Repiblica, concentrandose en centros urbanos con poblaciones universitarias, fue un movimiento inte- lectual masivo de protesta mas que una organizacién politica con fines concretos de apoderarse de instituciones establecidas. Entre los intelectuales que trabajaban para el gobierno durante la crisis del 68, Octavio Paz se destacé por su protesta ante la matanza gobiernista de Tlatelolco: renuncié como embajador en la India y después escribié un ensayo, Posdata, analizando algunas de las rafces sico-culturales del males- tar nacional e internacional que llevé a la tragedia del 68. Este libro fue ‘posdata’ a su obra clasica, El laberinto de la soledad, que en su segunda y més difundida edicion de 1959, incluyé un nuevo capitulo sobre los apremiantes problemas sociales, econémicos y politicos de los afios 50. En este capitulo, titulado “Nuestros dias”, Paz favorecia vagamente una democracia socialista; era mas especitico sobre los sistemas politicos y econdmicos de América Latina, Asia y Africa, sugerfa la posibilidad de un “tercer frente’, un club de las naciones pobres. Una tercera posicién para este Tercer Mundo no serfa un capitalismo al estilo de los Estados Unidos ni un Estalinismo Soviético, que Paz denunciaba como socialismo totali- tario basado en el terror y en la negacion de las libertades individuales. El costo humano del desarrollo econdmico habia sido demasiado alto en la Union Soviética4?. Paz mismo habia encontrado dificultades en 1950 al tratar de publicar una denuncia sobre los campos de trabajos forzados en la Uni6n Soviética: los periédicos intelectuales dominados por la izquier- da en México esquivaron este llamado como un tema embarazoso para su causa, de manera que finalmente publicé su relato en Sur, la venerable revista literaria de Buenos Aires*®. El acceso a la publicidad estaba restrin- gido en este caso debido al problema de la solidaridad ideolégica. Octavio Paz cuestiona los valores occidentales de la modernidad y el Progreso como adelanto tecnolégico y material: “Ahora sabemos que el reino del progreso no es de este mundo: el paraiso que nos promete esta en el futuro, un futuro intocable, inalcanzable, perpetuo. El progreso ha pobade la historia de las maravillas y los monstruos de la técnica pero ‘a deshabitado la vida de los hombres. Nos ha dado més cosas, no mas *7 Octavio Paz, “Nuestros dias”, El laberinto de la soledad, México, Fondo de Cultura Econémica, 1972, pp. 156-174. mi Octavio Paz, El ogro filantrépico. Historia y politica, 1971-1978, México, Edi- torial Joaquin Mortiz, 1979, pp. 235-238 y 329. Los intelectuales en México 27 ser’’49. Para Paz, este ser puede cultivarse a través de los modos tradicio- nales de la expresion humana: artesanfa, rituales, estética, poesia, mitos, comunién social, erotismo. En efecto, con su poesia y ensayos el propio Paz abrié brechas en México al acercarse al erotismo —incluyendo el ero- tismo comparativo del Oriente y Occidente. Como una abeja que retine el polen de muchas flores, Paz trajo a México ideas de Europa, Estados Unidos, India y Japén, cumpliendo una importante funcién det intelecrual cosmopolita: la fertilizacién cruzada de culturas. En resumen, Paz cues- tiond algunas normas establecidas de la sociedad industrial y sugirié algu- nas ideas alternativas. Todavia bajo la sombra del 68, otra crisis estalld el 10 de junio de 1971: manifestantes estudiantiles fueron asesinados en un encuentro con los Halcones paramilitares, presumiblemente bajo drdenes de alguna de- endencia de gobierno. Octavio Paz y Carlos Fuentes temieron que la vio- [oes autoritaria, o alguna forma de fascismo, pudiera dar un golpe de estado sino se formaba una coalicién independiente y popular para presen- tar una voz democratica de reformaS®. La promesa de apertura democra- tica hecha por el Presidente Echeverria fue tomada literalmente. En alian- za con lideres obreros independientes como Heberto Castillo y Demetrio Vallejo, Paz, Fuentes y Luis Villoro respaldaron una nueva coalicién para desafiat el monopolio politico del partido gobernante. Su plataforma urgfa la nacionalizacién de las industrias basicas, el control de la inversién extranjera, los sindicatos democraticos, el fin de la dependencia mexicana ante los Estados Unidos y otras reformas®!. Paz dec{a que el PRI, mien- tras atin controlaba a las masas, habfa cesado de expresar su voluntad. La nueva coalicién popular incluiria granjeros y pequefios agricultores, tanto como a ejidatarios, empleados y empresas nacionalizadas, trabajadores, técnicos, estudiantes, maestros, intelectuales... Paz escribié: “La plurali- dad es el enemigo de los monopolios politicos (PRI), econdmicos (bur- gues{a e imperialismo) e ideolégicos (sectarismos)”52. Fund6 una revista cultural titulada Plural, que muchos destacados intelectuales usaron como foro independiente de ideas y literatura. 49 Octavio Paz, Posdata. México, Siglo XXI, 1974, p. 26. 5° Octavio Paz, “Carta a Adolfo Gilly”, Plural, Nim. 5 (febrero de 1972), pp. 16- 20; ver la traduccién al inglés en Octavio Paz, The Other Mexico. Critique of the Pyramid, New York, Grove Press, 1972, p. 143; Carlos Fuentes, Tiempo mexicano, pp- 192-193. 51 New York Times, septiembre 24 de 1971, p. 6. 52 Octavio Paz, “Carta a Adolfo Gilly”, Plural, Nim. 5 (febrero 1972), p. 17; ver también Paz, The Other Mexico, pp. 118, 125 y 129, y Paz, El ogro filantropico, pp. 109-124, 28 John Skirius Los escritores prestaron su apoyo pero jugaron sélo un papel simbé- lico, dejando la organizacién de la coalicién popular en manos de los lide- res obreros. Los miembros del PRI demandaron una respuesta violenta al desafio y minimizaron a Paz y a Fuentes como voceros politicos debido a su “cultura”’53: el anti-intelectualismo devino Nuevamente en una tactica oficial. El por qué del fracaso de esta coalicién todavia tiene que ser expli- cado, pero puede subrayarse la dificultad que existe en México para esta- blecer una libre alianza de trabajadores ¢ intelectuales con el fin de desa- fiar la primacfa del partido oficial Durante los afios 70, la Universidad Nacional continué siendo un ner- vio sensitivo en las relaciones entre el Estado y los intelectuales. Una huel- ga prolongada de trabajadores universitarios, a fines de 1972, Provocé la renuncia del rector Pablo Gonzalez Casanova, un socidlogo y cientifico politico altamente prestigiosu, cuyo libro La democracia en México, fue ampliamente consultado en aquella época. Después de su caida, Gonzélez Casanova continué con su curiosidad académica y espfritu reformista. Y se expres6 sobre la posicién ambiva- lente del socidlogo radical en la polémica entre el compromiso politico versus la objetividad /aislamiento/asimilacién académica. Las criticas surgidas de la oposicién al imperio expresan en distintas formas {a lucha de las burguesfas nacionales, pablicas y privadas, las de las capas medias, las de los movimientos progresistas y revolucionarios de base obrera y campesina, con proyectos democraticos, nacionalistas, de liberacion nacional e incluso socia- listas. Estas criticas cobraron las mas distintas formas en la expresién y oculta- miento de las luchas de masas a las que directa o indirectamente pretendian servir. El incremento del nivel tedrico y técnico de los especialistas en ciencias sociales, basado en conceptos y normas del Reopositivismo, lejos de ser atil a los socilo, fos que luchaban contra la penetracion imperial y por apoyar a los movimientos jemocraticos y revolucionarios, con frecuencia obstaculizd el desarroilo de un Pensamiento realmente dialéctico capaz de profundizar con tigor en los proble- mas a que se enfrentaban las fuerzas a que ese conocimiento pretend{a servir, Emplear un lenguaje marxista ortodoxo no fue siempre signo g investigacin, Con frecuencia sirvié como forma de identificacion politica, como propaganda de ideas y posiciones, no fue éste el lenguaje predominante del and académi- Feeds y imvestigaba”; ese mundo en general rechazé el lenguaje partidario, para buscar el neologismo y la alusin. Parte de la sociologia que opto por las alusiones ¢ ilusiones de la “Revolucién Latinoamericana” pretendid, y en algunos casos logré, el respaldo de fuerzas antagénicas. Buscd un punto de siccones atractivas Para granjearse a la vez la venia de las fundaciones y sus funcionarios académicos 59 Heberto Castillo, “EI PRI echa sus Perros sobre los intelectuales”, Siempre!, 16 de febrero de 1972, pp. 22.23; para la organizacion general, respaldos y tendencias ideologicas, ver Heberto Castillo, “De vida 0 muerte: eunidad rogresiva”, Siempre!, 10 de noviembre de 1971, Pp. 28-29, y Heberto Castillo, “La demberatestiba como objetivo”. Siempre!, 10. de diciembre ie 1971, pp. 24-25. Los intelectuales en México 29 y la simpatia de los estudiantes rebeldes, En muchisimos casos —con posiciones radicales 0 moderadas— el problema de los cientificos sociales fue de reconoci- miento, mas que de conocimiento?*. Carlos Monsivais, un astuto observador de la sociedad y la cultura mexi- canas, expres6 similar escepticismo sobre la retérica de los intelectuales anti-colonialistas que sin embargo participan en la cultura occidental del México semi-industrializado como destino propio. El problema, de acuer- do con Monsivais, se vuelve agudo porque el anti-imperialismo y la “‘des- colonizacién” en México se han transformado generalmente en formulas huecas, referencias inevitables aunque sacadas de todo contexto— en los discursos que concluyen’ en un vacio conceptual y practico> 5. La retorica apacigua la culposa conciencia social de los profesores y gana adeptos en- tre los estudiantes; no provoca ningiin cambio significativo cuando se la extrae de la actividad polftica. Por supuesto, el intelectual ajeno a la es- tructura del poder, y que no esta dispuesto a empuiiar la metralleta, puede reclamar que éste es el tnico recurso: despertar conciencias. En el polo opuesto del intelectual que realiza la critica abstracta de la jocedad través del discurso sobre grandes ideas, esta el tabano de un régimen que especifica enfermedades concretas. Daniel Cosfo Villegas se convirtié en el tébano del Presidente Echeverria durante los afios 70 en una serie de populares articulos y ensayos. Analizé el poder excesivo del Presidente, Ai desmedido predominio del partido oficial, el desequilibrio favorable al gobierno federal sobre los politicos regionales y locales, y las malas costumbres de los politicos mexicanos incluyendo la corrupcién oficialmente sancionada y la retérica de Echeverria. Cosfo Villegas fue para Echeverr{a lo que Juan Montalvo para el dictador ecuatoriano Garcia Moreno en el siglo XIX. Cierta vez Cosio comenté sin rodeos las diferentes funciones que cumplen el intelectual y el politico en México. Dijo: “re- quieres si no diferentes disposiciones y entrenamientos, al menos el uso le técnicas tan distintas que cualquier intelectual que ingresa en la poli- tica actta en ella con inseguridad y la torpeza de una ballena jugando tenis’56. Es revelador que Cosio Villegas mismo haya una vez tenido la esperanza de entrar en la politica de alto nivel como miembro del gabinete 54 pablo Gonzalez Casanova, “Corrientes criticas de la sociologia latinoamerica- na”, Nexos, Mayo de 1978, pp. 16-17. 55 Carlos Monsivais, “Notas sobre la cultura mexicana en la década de los seten tas”, Institut d'Etudes Mexicaines, Centre Universitaire de Perpignan, Bulletin No. 18 (diciembre de 1976), p. 17. 56 Daniel Cosfo Villegas, “Politics and Mexican Intellectuals”, The Intellectual ir Politics, p. 34. 40 John Skirius del Presidente Lopez Mateos, en 1958, para encargarse de Educacién ode Relaciones Exteriores57. Después de su decepcion, se concentré en com- letar su Historia Moderna de México, una excursién en el tema del libera- ismo constitucional versus dictadura, y después de haber terminado la monumental tarea, se lanz6 al ataque liberal contra el PRI, el Presidente y el sistema politico entero de México. La experiencia de Cosio es curiosa- mente similar a la de Vasconcelos después de su desilusién con la campafia presidencial de 1929 y las subsiguientes diatribas contra el sistema politico mexicano. Las muy reales expectativas de estos dos intelectuales por al- canzar el poder y su intensa desilusién posterior, probablemente intensifi- caron su actitud critica hacia el gobierno mexicano y, acaso, los conduje- ron a un escepticismo exagerado sobre las posibilidades de reforma futura en México. En el comienzo de su administraci6n, el Presidente Echeverria traté de cortejar la buena voluntad de los intelectuales como Cosio Villegas y los periodistas de Excélsior, el diario independiente mas importante de Méxi- co. A medida que continuaron su critica de la administracién, la ira de los poderosos se volvié contra ellos. La oportunidad de la venganza presiden- cial se presenté cuando el director de Excélsior, Julio Scherer Garcfa, fue obligado a renunciar por un grupo armado de trabajadores sindicados. En actitud de protesta, a esto siguié la renuncia del equipo de escritores de Excélsior, y de la prestigiosa revista literaria Plural (publicada por Excél- sior), incluyendo a su director, Octavio Paz. El consentimiento tacito del Presidente Echeverria a este golpe contra la libertad de prensa fue muy discutidoS®. Algunos periodistas de Excélsior se reagruparon para sacar un semanario de noticias, Proceso, publicado por Julio Scherer Garcia, mientras los escritores de Plural en unos pocos meses mas fundaron la revista literaria Vuelta, otra vez bajo la direccién cosmopolita de Octavio Paz. Si la amenaza a la libertad de prensa fue pasmosa, también lo fue la capacidad de los intelectuales para encontrar nuevas vias de comunicacién independiente. Un intelectual que sabia entenderse con su viejo compajiero universi- tario, el Presidente Luis Echeverria, era Leopoldo Zea, el prolific histo- riador de las ideas y filésofo social que dirigié el Centro de Estudios Lati- noamericanos en el Departamento de Humanidades de la UNAM. Durante 1972-1978, Leopoldo Zea hizo la innovacién de publicar Deslinde, una 57 Enrique Krauze, Daniel Cosio Villegas, p. 207. 58 Para informacién periodistica de la crisis de Excélsior, ver Institut d'Etudes Mexicaines, Centre Universitaire de Perpingnan, Bulletin No. 17 (octubre de 1976); un testimonio novelizado de uno de los periodistas de Excélsior, es Vicente Lefiero, Los periodistas, México, Editorial Joaquin Mortiz, 1978. Los intelectuales en México 31 serie de més de cien panfletos distribuidos a precios populares que dieron eco al descontento estudiantil de la época: trataron principalmente de mo- vimientos universitarios reformistas y radicales en diferentes partes del mundo, con alguna informacion temprana sobre el experimento allendista en Chile. Zea también siguid editando la revista Latinoamérica, en la cual reflejaba su preocupacién por fomentar el intercambio intelectual y cultu- ral entre los paises hermanos de ambos continentes; reconocié que la inte- gracién politica o econémica en el sentido bolivariano, habia sido un fra- caso. En su historia interpretativa, Dialéctica de la conciencia americana (1976), Zea aplicé la dialéctica de Hegel a la toma de conciencia de Lati- noamérica, como parte del Tercer Mundo, en su enfrentamiento al impe- rialismo occidental. Al respecto, las ideas del filésofo de la historia estu- vieron en consonancia con la retérica internacional del Presidente Eche- verria. Mientras los intelectuales continuaban denunciando las desigualdades e injusticias de la sociedad mexicana, nuevas causas y movimientos socia- les se desarrollaron durante los afios sesenta y setenta. Continuando las preocupaciones de la época de Cardenas en los treinta, algunos socidlo- gos y ensayistas analizaron los problemas de la pobreza rural y defendie- ron los derechos de las minorias étnicas indigenas (Fernando Benitez, Rodolfo Stavenhagen, Arturo Warman). Carlos Monsivais logré dar una nueva respetabilidad al estudio de la cultura urbana popular. En un inten- to de despertar la conciencia social, los barrios miserables fueron expues- tos a través de reportajes fotograficos y periodisticos gracias a Enrique Ramirez y Ramirez en su diario El Dia. La liberacién de los tabies sexua- les se convirtié en otro blanco de discusién y cambio. Algunos escritores talentosos discutieron y defendieron la homosexualidad como una opcién pectoral de vida (Carlos Pellicer, José Joaquin Blanco). El feminismo ha- fa empezado a cuestionar los papeles tradicionales de la mujer en la obra de Rosario Castellanos, en la revista Fem y en las publicaciones —respal- dadas oficialmente del Ajio Internacional de la Mujer, cuyo simposio tuvo lugar en 1975 en México. En resumen, los intelectuales criticaron los valo- res tradicionales como un modo de promover las causas de los oprimidos social y econémicamente. En 1979 aparecieron en México dos libros seminales de tendencia ideolégica divergente, analizando los problemas sociales, econdmicos y po- liticos de la nacion. Gabriel Zaid, en El progreso improductivo, argument6 en favor de una econom{a de iniciativa privada que habr{a de fomentar la pequefia y mediana empresa en vez de una burocracia de estado aliada al gran capital monopdlico, Zaid acusé también la preponderancia de los universitarios en la burocracia estatal como una camarilla ineficiente y 32 John Skirius criticé las grandes sumas de dinero gastadas en la educacién superior que, de acuerdo con su opinion, podrian ser gastadas con mayor eficacia enayu- da directa a las clases bajas>?. Con una ideologia mas izquierdista, los co- laboradores de México, hoy, editado por Pablo Gonzalez Casanova y Enri- que Florescano, se pronunciaron contra la influencia de las corporaciones transnacionales en México, el imperialismo norteamericano, el capitalismo, la ideologia del consumo, la dependencia tecnoldgica y cientifica, y el pre- dominio de la burguesia sobre las clases populares en el gobierno. En su lugar, favorecian el socialismo, la democratizacién de la politica y de los medios de comunicacion, y la separacién de los sindicatos obreros y el estado®?, Aparte de las criticas internas al sistema mexicano de acuerdo con una u otra ideologfa, los intelectuales pudieron también defender los intereses mexicanos difundiendo un punto de vista nacionalista en el extranjero. En lo mas candente de la disputa de precios para el petréleo mexicano que se estaba por vender a los Estados Unidos, en la vispera de la visita del Presi- dente Carter al Presidente Lopez Portillo, en 1979, Carlos Fuentes publicé un articulo en el Washington Post, titulado: “Listen, Yankee! México is a Nation, not an Oil Well” (;Escucha, Yanki! México es una nacion, no un pozo petrolero). Fuentes estaba claramente tratando de mejorar la posi- cién negociadora de México, al prevenir a lectores influyentes de Washing- tong, D.C., sobre las posibles consecuencias de sacarle ventaja a México en las negociaciones concernientes al precio del petréleo y a los inmigrantes mexicanos ilegales en los Estados Unidos. Dijo: ‘If the United States cannot be patient enough with Mexic’s labor problem, Mexico can also lose patience with the probler of American capital. The Mexican government, under the Constitution, has the authority to apply to private property the modalities dictated by the public interest. Exclusion of foreign ton cer- tain sectors, a ban on repatriation of profits, can be among them. Two can tango"6!, Su justificacion ideologica para esta posicién era el nacionalis- mo cultural: “Marx would turn in his grave more than one multinational executive swivels in his chair. But from Algeria to Tanzania, to China, to Canada, the national aspiration, the eed to embody the culture in a national state and a national society, is still the strongest moving force as the world plunges toward the 21st century. Culture has triumphed over 5° Gabriel Zaid, El progreso improductivo. México, Siglo XX1, 1979. 6° Pablo Gonzélez Casanova y Enrique Florescano, coordinadores, México, hoy, México, Siglo XXI Editores, 1979. _ 81 Carlos Fuentes, “Listen, Yankee! Mexico is a Nation, not an Oil Well”, Was- hington Post, 11 de febrero de 1979, Seccidn L, p. 4. Los intelectuales en México 33 economic determinism and national interests have overcome ideology”® *. En su papel de vocero de los intereses mexicanos en el extranjero, Fuentes estaba continuando la obra de intelectuales de generaciones anteriores, como Luis Cabrera, José Vasconcelos, Manuel Gomez Morin y Jaime To- rres Bodet. Todos ellos en otros periodos también se hicieron criticos del gobierno mexicano. Ill. ALGUNAS GENERALIZACIONES A. LA TENDENCIA DE LA CLASE MEDIA Un examen de los intelectuales mexicanos muestra que en su gran mayoria provienen de la clase media y casi ninguno de la clase baja®>. Daniel Cosio Villegas llega a esta misma opinién,®* y Rosendo Salazar, el lider de los trabajadores de origen proletario, dice lo siguiente sobre el tema: “muy raramente de las filas del proletariado miserable ha surgido un intelectual —hago aclaracién de que me refiero a mi pais, donde el proletariado es nuevo, donde la burguesia ha sido una rémora®>. Cuando luego conside- ramos que el crecimiento espectacular de la burocracia de gobierno duran- te 1910-1970 ha sido paralelo al crecimiento de las clases media y alta en México fuera de toda relacién proporcional con el crecimiento deraogrk fico general,°® vemos que los intelectuales de clase media han encontrado un importante canal de movilidad vertical al acceder a la educaci6n univer- sitaria como ingreso a la burocracia. Desde los aiios 40 en particular, los graduados universitarios en profesiones técnicas, economistas, tngeniesoa y abogados, han tenido éxito en escalar la elite politica®’. Esto ha signi- ficado una oportunidad creciente de seguridad econémica y poder politi co para los intelectuales que han elegido la carrera burocratica, al mismo tiempo que la asimilacién y un efecto silenciador en su capacidad de cri- tica al sistema. He ofdo a mas de un funcionario, entre quienes hacen ca- 62 Fuentes, ver nota anterior, Seccin L, p. 1. 63 Frank Bonilla, “Cultural Elites”, en Seymour Martin Lipset y Aldo Solari, edi- tores, Elites in Latin America, New York, Oxford University Press, 1967, pp. 246-247. 64 Daniel Cosfo Villegas, “Politics and Mexican Intellectuals”, The Intellectual in Politics, p. 32. 65 Rosendo Salazar, Los primeros de Mayo de México (Contribucién a la historia de la revolucién), México, Costa-Amic Editor, 1965, p. 125. 66 Gabriel Zaid, El progreso improductivo, p. 326, Tabla 57. ®7 Peter H. Smith, Labyrinths of Power. Political Recruitment in Twentieth-Cen- tury Mexico, Princeton University Press, 1979, pp. 83-84, 91 y 103. 34 John Skirius rrera politica, decir como broma: “Dentro del presupuesto, atado; fuera, quemado”. B. COMO PROGRESAR EN LA BUROCRACIA Peter Smith, en su anilisis estadistico del reclutamiento politico en el México del siglo XX, establece una lista de reglas a seguir para aquellos que quieran triunfar en el gobierno mexicano®®. Consideremos lgunss de esas reglas en relacin al efecto que tienen sobre el papel del intelectual dentro de la politica. 1. Ve a la Universidad, preferiblemente a la UNAM. Esto favorece a los intelectuales, ya que son mas proclives a triunfar dentro de la universidad. 2. Unete al PRI y no muevas el bote. Esto funciona contra los intelec- tuales de pensamiento independiente, que deben mostrar lealtad a la jerar- quia del partido oficial si quieren llegar al poder. 3. No hagas afirmaciones polémicas en pdblico. Evitar la controversia no ha sido el fuerte de los intelectuales criticos, quienes se sentirfan amor- dazados por esta regla. 4, En lugar de perder demasiado tiempo en el trabajo, dedicate a hacer amigos. El hacer contacto con gente influyente, que puede promover carreras, es mds importante que iniciar reformas serias como por ejemplo modernizar el sistema en la orbita de la propia dependencia. La virtud burocratica de mantener el status quo se opone a la ambicién de quienes podrian realizar cambios significativos, sean intelectuales 0 no. Conclusién: La de un burécrata exitoso y la de un intelectual de pen- samiento independiente y critico son carreras diffcilmente compatibles. C. CENTRALIZACION Desde 1920, la poblacién nacional se ha ido concentrando rapidamente en la ciudad de México, al mismo tiempo que el sistema politico se centrali- zaba cada vez mds. La mayor parte del poder, la riqueza y la informacion nacional se encuentran en [a capital. De acuerdo con Josefina Zoraida Vaz- quez, la ciudad de México cuenta con el 17°/o de la poblacién del pais y monopoliza los servicios, la industria, el comercio y E cultura. El 95°/o de los ses discos que se leen y eScuchan son producidos alli. La ciudad de México abarca el 419/o de las estaciones de radio, 75°/o de las escuelas profesionales, 55°/o de los abogados, 58°/o de los ingenieros y arquitec- 68 Thid., pp. 249-267. Los intelectuales en México 35 tos, y el 50°/o de los médicos*®. Hay una obvia preferencia geografica a favor de los intelectuales que viven en la capital: disfrutan de la inmediata comunicacién y de la proximidad de quienes poseen influencia politica, econémica y cultural. Este hecho refuerza una relativa falta de interés —e incluso de conocimiento— sobre otras regiones. La centralizacién ha dado indebida importancia a la Universidad Nacional en México, dejando a las siete universidades de provincia fuera del dominio del poder Tederal En suma, si un inteleceual quiere realizar cambios significativos trabajando dentro del sistema, debera vivir en la ciudad de México. D. GUARDIANES DE LA EDUCACION Y LA CULTURA Los intelectuales mexicanos que han trabajado en la educacién y en la cul- tura, en altos niveles de gobierno, han sido los mas exitosos en llevar sus ideas al publico general y en realizar reformas. Quienes han sido Secreta- rios de Educacién Publica en particular han tenido a su disposicién un gran aparato de publicidad, a través de las publicaciones y de sus ejércitos de profesores. A su vez, los Presidentes mexicanos han considerado mas aceptable que los intelectuales dirijan la educacion y la cultura que otras ramas del gobierno. E. LA UNIVERSIDAD COMO ENCLAVE O CAMPO DE BATALLA Debido a su centralizacion, la Universidad Nacional ha sido vulnerable a las luchas entre diferentes grupos ideolégicos, culminando a veces en un ‘golpe’ politico de uno de los grupos. Los estudiantes han visto el campus como uno de los pocos puntos de presion politica que pueden efectiva- mente usar. En 1929 y 1968, los estudiantes se enfrentaron al Estado en Movimientos que tenian implicaciones de largo alcance politico. Exacta- mente como en 1933-1934, cuando los derechistas encontraron un en- clave en la Universidad Nacional, los izquierdistas hallaron un refugio ideoldgico en el campus durante los afios 70. En parte debido a que la vulnerabilidad de la Universidad Nacional de México se evidencid después de los sucesos de 1968 y 1971, se establecid un nuevo sistema para fundar cuatro campus de la UNAM en diferentes lugares de la ciudad. §9 Josefina Zoraida Vazquez, La Ciudad de México, historia de una despropor- cién, citada en Elena Poniatowska, “;Qué pasd con la Ciudad de México?”, Vuelta, Num. 45 (agosto de 1980), p. 26. 36 John Skirius F. CENSURA Y REPRESIONES Algunos esquemas de la censura pueden ser advertidos en la vida intelec- tual mexicana. En las crisis politicas de 1929 y 1968, los periddicos fue- ron amenazados con la represion y por lo tanto constrefiidos a la auto-cen- sura. El gobierno federal tiende a intervenir solamente cuando su estabili- dad esta gravemente amenazada. La suerte de “México en la Cultura” en 1961 y de Excélsior en 1976 son similares en tanto fue un golpe interno entre hs editores la causa directa del despido, impulsando a cada grupo a buscar nuevos canales de comunicacién. En el caso de Excélsior, el Presi- dente aparentemente dio su consentimiento tacito para el golpe. En 1972, el periodista Ricardo Garibay hizo calculos aproximados sobre el nivel de libertad de expresion en diferentes medios de comunica- cién de México. Los resultados sugieren que cuanto mayor es la difusion y el impacto potencial del medio, mas grande es la censura: libros 100°/o de libertad; revistas 80°/o, periddicos 70°/o, peliculas 20°/o, radio y televi- sién, de 20 a 0°/o7°. Otra forma indirecta de presion, si no de censura, en manos del gobier- no federal, es PIPSA, la unica agencia autorizada para importar papel en México. Por ejemplo, PIPSA obliga a la revista ;Por qué?, a comprar papel en el mercado iibre, a un precio sustancialmente mas caro y no subsi- diado?!. En 1974, la policia destruyé los despachos editoriales de ;Por qué? y cerré la revista definitivamente. Ha habido un tipo de censura totalmente diferente, que tiene que ver con la moralidad pablica y la publica indignacién sobre temas indecentes. En 1932, Rubén Salazar Mallén y la revista literaria en que publicaba, Examen, fueron demandados por dar a conocer partes de.su novela Caria- tides, debido a los vulgarismos tipicos de las clases bajas, que inclufa. Mu- chos intelectuales se declararon en defensa de Salazar Mallén y éste fue reivindicado’?. Una situacién similar se dio alrededor de la publicacién de Los hijos de Sanchez de Oscar Lewis, por el Fondo de Cultura Econé- mica. La prestigiosa editorial fue demandada: algunas personas considera- ron ofensivo el retrato realista de las vidas de los habitantes de colonias miserables, incluyendo sus vidas sexuales y su lenguaje vulgar. Aungte la 7° Ricardo Garibay, “Los escritores y la politica”, Plural, Num. 14 (noviembre de 1972), p. 35. 7) Robert Bruce Underwood, A Survey of Contemporary Newspapers of Mexico, Ph. D. dissertation, University of Missouri, 1965, p. 118. 7? Rubén Salazar Mallén, Adela y yo, México, 1957. Los intelectuales en México 37 demanda no prosperé, el editor, Arnaldo Orfila Reynal, fue despedido, él aclara que por haber publicado a Oscar Lewis, a Gyorg Lukics y el libro de Wright Mills, Escucha, Yanqui, un documento sobre la Revolucion Cubana?3. En ambos casos, las campaiias periodisticas y no la interven- cién del gobierno, catalizé la revision judicial con fundamentos en la mo- ralidad publica. G. LIMITES PRACTICOS PARA LA DIFUSION DE LAS IDEAS Mientras los intelectuales mexicanos pueden expresar sus ideas en revis- tas, periddicos y libros publicados por casas editoriales de diversas ten- dencias ideoldgicas, la lectura esta limitada por la pequeiia distribucién de muchas de estas publicaciones. Tienen salida pero no una audiencia significativa. Esto es todavia mas complicado por el hecho de que México es un pais de muchos semiletrados y no pocos analfabetas, Fuera de la capital, las librerfas y bibliotecas son escasas y el creciente precio de los libros esta eliminando progresivamente a las clases media y baja del merca- do lector?4. A menudo, también, los intelectuales se resisten a incorporar a su escritura el tipo de lenguaje y la clase de temas que pudieran interesar més a las masas. Los intelectuales académicos en particular se dejan atra- par por su jerga profesional, y en realidad se dirigen a unos selectos y esca- sos expertos. Los medios de comunicacion, con su inmenso impacto po- tencial —peliculas, radio y television son los que estan mas cuidadosa- mente controlados. Desafiar este hecho seria desafiar al sistéma polftico mismo.7> 73 Arnaldo Orfila Reynal/John Skirius, Entrevista, México, 1976; Manuel Duran, “The Beleagured Latin American Intellectual: A Success Story”, Ventures, Vol. 7 (Otofio 1967), p. 60. 74 Carlos Monsivais, “1968-1978: Notas sobre cultura y sociedad en México”, Cuadernos Politicos, Num. 17 (julio-septiembre de 1978), p. 50. 75 Como posdata, es interesante anotar una encuesta realizada por Roderic A. Camp, basada en 86 respuestas de intelectuales mexicanos, funcionarios piblicos mexi- canos e investigadores norteamericanos, a quienes se les solicit hacer una lista de los intelectuales mexicanos mas importantes del perfodo 1920-1980. Los veinte intelec- tuales mas nombrados, con su numero de votos entre paréntesis, fueron: José Vascon- celos (47), Octavio Paz (46), Vicente Lombardo Toledano (41), Daniel Cosfo Villegas (41), Carlos Fuentes (34), Manuel Gémez Morin (29), Antonio Caso (29), Narciso Bassols (27), Jaime Torres Bodet (27), Jestis Silva Herzog (25), Luis Cabrera (21), Leo- joldo Zea (21), Samuel Ramos (21), Pablo Gonzalez Casanova (20), Alfonso Reyes 18), Alfonso Caso (14), Diego Rivera (14), Agustin Yéfez (12), Martin Luis Guzmén (12) y Carlos Monsivais (10). De: Roderic A. Camp, “An Image of Mexican Intellec- tuals, Some Preliminary Observations”, Manuscrito, p. 20.

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