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La denca evoluciona en a medi- peereee eerenic pee ere tenet lee Parente money pooner erta ete ene pater tere een eran Berean ecm tek Eee et eee ee eens foe ee ra Oe ere ees peerless Riehien enter Neen tet enna Peennct ree enero Bier ese ee Pte ener Pesce tomes tet oe eran ee een en ets Sr eee nr ens ee ere Peet eet ar Exe arene rer peers ese ee Ere se scat ee peers eet eee infoumaci6n, hecen de Pargue Juri Poe rte a era een ee ners Pe eee ere Sete ne erate Teo Prete eet Pon eee err er ees meee cee ee ee ars ce ee Pee reser ener arene) Paes ee ce eeveeeen pene eet tty cd Ce Seen! eee eer Peres erento ene teae ac eee foro eee sae ts peer ete sien Sree a ean uns cee ee eee aie on The Resa Met tree cst i) TV ORON aT oe ae amar a poker SILVIO O. FUNTOWICZ JeROME R. RAVETZ LA CIENCIA POSNORMAL CIENCIA CON LA GENTE Icaria Antrazyt ECOLOGIA ag, Buenos Ate, is Presentacién: Epistemologfa politica: ciencia con la gente, Marti Boada 7 Prologo ala edicién eipatiola, Joan Martinez Alier 11 Prélogo ala edicién argentina, Cecilia Hidelgo 17 I. Riesgo global, incertidumbre eignorancia 23 Inoduccién 23 La re-invasién dal laboratorio por pare dela naturaleza 26 La centralidad de la incertidumbte ylecalidad 31 Esurategias de resoluci Ciencia Aplicada 37 La Consultoria Profesional 42 Ciencia Posnormal 46 Condusi¢n 56 nde problemas 36 Tl. Tl, El valor de un ruisefior: La economfa ecolégica come Ciencia Posnormal 57 Introduccién 57 Valoraciones 58 Elementos de la ciencia posnormal 61 Condusiéa 78 La Tecnologfa Posmoderna, el Bien ylaVerdad 79 Posmodernidad 79 Lacalidad 81 La posmodernidad como un fenémeno demaas 87 Posmodernidad y matematicas 91 Caos y modelos de computadora 94 Tecnologia posmoderna 99 Realidades mleables 103 Conclusion 105 Bibliografia 107 PRESENTACION: 7 EPISTEMOLOGIA POLITICA: CIENCIA CON LA GENTE Marti Boada Para empezar y para evitar malos entendidos, hago uns abierta confesidn de profanidad rotunda en la tematica central de esta obra: la ciencia posnormal, por lo menos en lo que se refiere 4 su génesis y su construccién conceptual. En cambio y sin nin- gin rubor, quiero manifestar ti adseripeidn convencida a cuanto foxmula, una adseripciin yo dista peimacla, mejor dicho obrera, en el mejor sentido del término, no de malentendida sumisién, sino desde aquel valor basal del aprendizaje positivo y fabril, que encuentra en decerminados escenarios dialécticos una dable motsicidad intelectual: de un lado el aprendizaje como un ins teumento para avanzar hacia las necesarias destrezas y, del o:r0 cl sentido emancipador que adquicren desde esta dimensis propussias transgresoras al astabliinnent, como es el caso de la obra que nes ocupa Sin duda uno de los escases elementos positives surgides de {a criss civilizatoria actual ha sido la reciente spariciéa de la cien- cia posnormal, formulada por Funtowice y Ravets, que de for ‘ma aparentemente poco notoria cuestiona los fundamentos de la ncciéa wtdpica de la sociedad soszenible, organizada en toro 2. una vision fantasmtica de la naturalera, y que, como cu quiera de las utopfas anteriores, probaslemeate tenga el mi destino, Incluso el casi paradigma de la sostenibilidad podefa constituir una forma posmodema de confianza, que se resistirfa a reconocer el carfcter desequilibrado y turbulence de la netu- raleza y que ninguna fantas{a ideoldgica puede impedir que la nnavuraleza vuelva siempre a su lugar. Un medic donde, cuando se buscan constancias, se encuentran cambios, Algunos de los recursos posmodemos de caticter pollticamente balsmico son la adoracién a los artefectos modernos y a los avances cientili- cos, que incluso podrfan representar usa forima moderna de des- piste Para Funtowicz y Ravetz no es posible encontrar una tradi- cién cultural que pueda armer ua conocimiento suficiente que dé las respuestas predictivas que demandan los problemas emn- bientales globales. Algunas dificultades de esta complejidad r2- dlican en el cardcuer elitista de la ciencia, en la univoca suprema- cia otorgada a los cientificos, con unas propucstas que son insuficientes para dar salida a la crisis ambieneal, el ideal de 1a- cionalidad de la ciencia normal ¢s no sélo insuficiente sino en muchos casos inapropiado. No puede serlo, en parte, por ser la metodologfa cientifica imperante Ja que ayuds 2 ctearlo. Los beneficios humanos de «ota ciencia han coftribuide « la dislocacién ambiental, es decit 4 producir unas situaciones de limite del ceecimiento, le expan- sign econémica y la demanda energética Iimires impuestos por cl propio escenario natural, La gran paradoja consiste en que di- cchos beneficios no pueden ser compartidos por toda la humani- dad. Para nuestros autores el reconocimiento de los riesgos am- biemtales globales, revela que el ideal de racionalidad cientifica yanno es universalmente apropiaclo. La ciencia habrfa enttado en declive como generadora de verdades. Desde el nuevo postulado de la ciencia posnormal, la cien- cla con la gente, se abre ua estimulante camino hacia la demo- ién del conocimiento y se advierte del fin de la verdad cientifica absoluta. Se convoea la formulacién de nuevos parti- cipantes ea los nuevos didlogos, dando cabica a diferentes pers: pectivas y formas de conocimientos, 1 un nuevo diflogo de saberes como indica Victor Toledo. “Unes nuevos escenatios de participacién donde incluso el an- tagonismo deviene un valor intelectualmente mote, y los des acuerdos deben ser considerados no sélo inevitables sino salu ddables, nadie debe dominar sobre los demds, trabajando la superacién de cualguier variable de despotismo sul. Le parti- cipacién posnormal significa una nueva forme de equidad fren realos riesgos ambieucales globales Debo confesar, que ante esta presentaciém del libro de Funtowicr y Ravers, me he encontrado con una incomadidad estimulante que en el tramo final quiero evidenciar. Me he sen- tido, como aquel campesino montano, al que de golpe 32 le in~ esurable, vita a arar una llanara can amplia y ancha como incon pero que sabe de la fertlidad de este nuevo espacio, cuyas si- maicares estén basadas en la calidad y la multiplicidad, y que al sureo del arado lo conforms un necesario compromiso ético. Montseny, 9 de enero del 2000 9 PROLOGO . ALA EDICION ESPANOLA Joan Mariiuee Ali ‘A veces he comentado con Silvio Funtowicz y Jerry Ravers que no pasa afio sin que exista un episodio de wcien ia posnor- mal» gue Iega a la prensa y a la tclevisiin y entra en al debate piiblico. Parece como si alguien fo preparara. Este ha sido el caso de los cultivos cransgénicos en Buropa y no sélo en Europa en 1999. zPor qué hasta este aft el debate 70 era més intenso? No lo sabemos. Pero el debate se ha desbordado a partir del aume- ro de la revista The Ecologis: sobre Monsanto que la imprenta habitual sc nogé a imprimix, ntimero que finalmente se difun is con enorme impacto internacional (y con tradueeién al es- pafcl por un consorcio de grupos coologistas y editoriales), a par- tir de las noticias sobre la tecnologia Terminator de Monsanto Gemillas que estén genéticamente manipuladas para na tepro- ucitse), que no ha legado comercializarse, 2 partir de la pro- hibicién de semillas transgénicas en Rio Grande do Sal en Brax sil y de Ins normas europess regulando su importacién y etiquerado, a partir de la accién direeva de algunos miembros de le confederacién campesina francesa contra las multinacio- rales de les semillas, a partir de las protestas en la India contra esas mismas matinacionales, Hay urgencia en decidir qué hae cer, hay incertidumbre respecto de los efectos de los cultivos wansgénicos sole el ambiente natural y sobre la salud huma- 11 nna. Urgencia, Incertidumbre, Conflictes de Valores. Son carac- teristicas de la sciencia posnarmals, que no es ciencia clitista por encima de la gentte; no es tumpoco bienintencionada cien- cia para el pucblo, Es, de hecho, cicncia con la gente. eOitos episodios recientes? La crisis de las wacus locas» en Europa. Las polémices sobre incineradoras de residuos urbanos y la productién de diexinas. El debate sobre la inseguridad de los métodos de almacenamiento de residuos aucleares (Vacca Mountain, en los Estados Unidos). El debate sobre cudnta biodiversidad silvestre y agrfcola conservar en el mundo, y dén- de. El debate sobre el ritmo al cual deberia reducisse la ernisi6n de gases con efecto invernadero, para ategurar un aterriaje suave. “Yo canoef a Funtowicz y a Ravewz en septiembre de 1987 en Barcelona, en une reunién sobre economia y ecologia en la que se decidié fundar la Sociedad Internacional de Economia Ecoldgica. Aqui lego un grupo no muy grande pero influyente. Herman Daly, Richard Norguard, Bob Costanza, Brace Hannon, Charles Perrings, Rene Passet, John Proops, Martin O'Connor Mario Giampietro, Ann Mari Jansson, Mick Common... algu- sags eran evdlogos, dele escuela de HT: Odum, 0 discipulos de David Pimentel, otros economistas disidences, todos étamos ya economistas ecolégicas aunque el nombre de la Sociedad lo pu- simos 2 voracién, La reunidn fue en el Pari Manning de la C: de la Caritat. Los tinicos que no eran ni ecSlogos ai economis- tas, y los tinicos que no son ain hoy en dia propiamente eco- nomistas ecolégicos (coma elles mismos dirfan), son Funtowicz y Ravew, filésofos, maeméticos, supervivientes de batallas aci- ‘démicas y pollicas a ambos lados del Avlintico, de fuerte tradi , Eso tiene que ver con la complejidad de los sistemas ecol5- gicos, particularmente cuando intervienen reflexivamente los hhuinanos. Al investigar cl cambio climitico, la incertidumbre no se despeja con el aumento de investigaciones, al contratio. Por ejemplo, se dieron cuenta hace unos cinco afios que el dioxido de azafre (cuya politica va a remolque del debate sobre Hluvia fcida y de los movimientos populares contra ese molesto gas: cs decis, nada que ver con cambio climtico), en la préctica ha es- cado contrariescando el cambio climitieo. Y no saben los cienti- ficos ropa Occidental s¢-va a calentar o s¢ va a enffia, por- que tal vez la corviente del Golfo cambie de trayectatia © se debilite mucho. Eso no lo sospechaban. Si se aplica. como de- bela aplicarse, el principio de precaucién en vez del principio del avestrux (que esconde I eabeza en la arena para no enterar se de lo que ocurre), entonces hay que actuar a pesar de esas incertidumbres y complejidades, De abi que observemos el hecho de que numeroses actores sociales que en principio no tendrian legitimidad para partici- par en as decisiones (teservadas a los politicos, escudados en el poder que da la ciencia), sin embargo intervienen. Eso estd bien, desde el punto de vista demacrstico, Pero no es este el argumento de Funtowies y Ravetz, Ellos no dicen si est bien o mal, aun- que se les nota Ie sontisa, Ellas constatan esa intervencién att- pliada en el terreno de las decisiones, esa extensién de la comu- nidad de evaluadores, y muestran cul es a légica de que ocuirta tal cosa, No ¢s slo que un andlisis costo-beneficio del efecto inyernadero sea absurdo como aplicacién de la ciencia econd- mica (véase en este libro el arviculo sabte Nordhaus), es que muchos de los datos fisicos son inseguros. Por tanto, entren us- tedes sin reparo al debate del cambio climztico, no dejen que lo secuestten los cconomistas ni incluso los cientilicos. Opinen vstedes. Eso seguramente llevard a una mejor decisi también ustedes sobre las incineradoras urbanas. aunque no sé- panos macho de dioxinas: asf lo ha hecho el movimiento de epidemiologla popular en Estados Unidos, vinculado al movi miento de eco-justicia, Ciertarnemte, se les puede preguntac a Funtowicr y Ravetz si esas comunidades exiendidas de eval dores incluyen a todas por igual, ONG del Norte pero también mujeres rurales pobses del Sur. Pregunta vilida, para estudios posteriores. Al proceder del campo de estudio ddl riesgo tecnolégico mu- dear y quimico-industrial, ambos autores han estado alejados de los temas agratios. pero se estén percatarde en los tltimos tiem- pos de la imporvancia que sus resis tienen también para cl ecologismo popular de quienss defienden la agiozcologia cam pesina (como Victor Toleda en México, Anil Gupta en la India) frente a la «modernizacién» uniformizadora. Con la noaén de sciencia posnormab» uno puede avanzar en esuudios retrospecti- vos de cimo se introdujeron los pesticidas (emo se dio 0 como se suprimis al debate), c6mo se introdujeron sin debate las miles scleccionadas, céio ha surgido la reaccidn agroccoldgica en el Sur del planets, una clara muestra de ciencia posnormal hoy en dia tan firme en algunos paises del Sur y en algunos mo- vimnientos (como cl MST [Movimento dos Trabalhadores Rurais sem-Terra] en Brasil) frente ¢ las tecnologias transgénicas. Y algo parecido podria decirse tal vez en el camo de la medicina, aun- ue sea mufs comprometido decitlo, Hay episodies de «ciencia posnormaly que Funtowice y Ravetz, que viven en Europa, ni llegan a conocer. Por ejemplo, scémo argumentar contra la expansién de las camaroneras y la cestruccidn de los manglares en Ecuador? Si se da por sentado, come tal vex pueda darse, pero nojestemos cientificamente se- guros, que exisie une relacién entre cambio climdtico y la Fe. Opinen cuencia e intensidad de los Niftos —ya que el mangler defiende la linea de la costa contra la entrada del mar y cuando hay Nifio, llueve muchisimo en Ia costs ecustoriana y si ademés entra el mar, las inundaciones son terribles—, la incettidumbre de la re- lacidn, no calla a les actores sociales conuarios a las camaroneras, al contratio, les ayuda. ;Por qué van a callasse, si hay ademés tantos otros argumentos en defensa del manglar? O sea que si algtin afto no lega el episodio europeo de clencia posnormel, no hay mds que viajar un poco y en otras parces se encuentran, Muchos pensamos que, mas allé del papel utilisimo que Funcowicz y Ravetz han tenido como asesores epistemoldgicos de la nueva economfa ccolégica, sus ideas de Tz uciencia posnormaly y lz «comunidad exrendida de evaluadores», con fi- mes raices (repito) en la Filosofia analitica més que en debiles ideas posmodetias sobre la caprichosa constuuccién social 0 cul tucal dela realidad, se convertirén pesiblemente en pasto de lo suplementos culturales de los periddicos, y en ensefianzas de pri- mer afio de Facultad, eusindo no incluso en tema de los exéme- nes de sclectivided. Esperemos que eso ocurra sin graves distorsiones. De abf la oportunidad de la publicacién de las tra- ducciones al castellano de tres o Cuatro articulos importantes de ambos aurores PROLOGO | ALA EDICION ARGENTINA Cecilia Hidalgo En 1981 Silvio Funtowiez se five a Inglaterra, Matemético de in- quietud humanistice vasta, compartié hasta entonces los aos de las «aracumbas» con un extenso grupo de episcemdloges at gentinos reunidos alrededor de la Sociedad Argentina de Andli- sis Filoséfico. Su principal formacién en filosofia de la ciencia —y en especial en flosoffa de las maceméticas— se debe sin duda » Gregorio Klimovsky, maestro de maestros como Félix Schuster y Thomés Moro Simpson, entre iantos otros. Al decidir fa partida, pretendié contimuar en Inglaterra los ‘estudios que sobre Ine Lakatos y su Plosofia dialéctica de las satematicas habia iniciado en Buenos Aires. Quiso ou sterte que encontrara a un antiguo amigo de Lakatos, Jerome Ravetz (tam- bién cpistemélogo y maremitico) en el departamento de Hisco- tia y Filosofia de la Ciencia de la Universidad de Leeds. Con él podria canalizar su éptica critica respecto a las limitaciones de as concepciones enconces cortientes en filosofia de la ciencia, i p Tuco Uae a Bites Ales Jeny Ravers, formado en Swarthmore y en Cambridge, ia tencaba articular una epistemologia que se fundara en su propia experiencia como investigador matemiico, historiador dela cien- Gay analist eritico de pseudocieacias del tipo de la estrategia nuclear. En este sentido, luego de publicar en 1971 EI conoci- mienso ciensifico y sus problemas sociales, Ravewz habie result aplicsr sus conclusiones fuera del ambiente acadéinica, dedicdn- dose al tema de la aceprabilidad de los riesgos en el Council for Science and Society y e] Genetic Manipulation Advisory Group (muchos aos antes que escallara la polémtica publica sobre los OMG), ambos con sede en Londres, La complementariedad de ambos no cardé en demostrase Abicados a enfocar epistemolégicamente los problemas relati- vos a la eveluacién de riesgos y caracterizar a la clencia conter- porénes, comenzaron a desarrollar un progtama de reforma del ppensamienco cuanticativo, En él dejaria de enfatizarse lo que se sabe (el conocimienco) para dar lugar sistemético alo que nv se sabe (lo que se ignora, lo que es incierto) y alas conexione cr amas esferas, Crearon asf el sistema notacional NUSAP que permite exhibir los aspectos cuslitativos dc los eaunciados cua titativos y lo expusieron en detalle en ua al que llam: Como colega y amiga ilvio tave el privilegio de seguir y hhasta de participar parcialmente en los desarrolles intelectuales que se describen cs este volumen. Comparti muchas discusio- es con Funrowicz, y también con Ravetz, y he llegado a creer que la nocidn de «didlogo interactivo y creative entze los que onen algo en juego en una sicuacidn dacas —crucial en la nueva metodologia de Ia ciencia posnormal—, embrionariamente se cia cjemplificada cn aquellos debates. En ellos, las intuiciones de los literatos, los artistas y la gente comiin intentarian ser re cogidos. Aunque las rafces de una lormacién comin a la mia po rastrearse sin dificultad en los trabajos de lo que en este volu- 18 men presentamos como epistemolagia politica, confieso que al principio me costaba muchisimo salir de los esquemas inter pretativos, de estilo mas Idgico-formal, apreadidos en Buenos Aires. La nocién de calidad Funtowica-Raverz tenia que ver con Ja validacién del conocimiento cientifico, pero abarcaba de ma- neta csencial elementos de caricter exiraligico. Todo lo quc Silvio y Jey afirmaban recibia en mi una traduccién en términos de contrastaciones popperianas o contfirmaciones hempelianas. Pero, como ahora queda en claro luego de una mejor comprensién de sus ideas, tal traduceién era parcial en le medida en que los ct terios de justificacién mencionados sdlo aseguran la calidad in- cerna y procedimencal de porciones muy reducidas de conoci- micnto cientifico. El eieulo que hemos puesto al volumen editado en Argenti- rng reconocfa esa raiz en fa formacién epistemolégica inicial al siempo que sefialaba el rumbo posterior de la indagacidn siste- matica de sus autores. El subtitulo «ciencia con la gente» se debe al economista Joan Martine? Alier, profesor de ia Universidad Auténorna de Barcelona, porque lo que Funtowicz y Ravetz pro- ponen va mas alla de la «ciencia para a gentes (science for the people). En la «ciencia posnormaly, la comunidad de evaluadotes, expertos y peritos se amplia muchisime. Hoy Funtowicz traba- jaen el Institute for Systems Engineering and Informatics del Joine Research Centre de la Comunidad Europea (1-21020 Ispra, Varese, Italia) y Ravetz cn ‘The Research Methods Consultancy Lad. (13, Temple Gardens, Londres NW 11 OL, Gran Breti- fia). Su produceién tiene amplias implicancias para la actividad cientiica propiamente dicha pero fundamentalmente para el ac- cionar colectivo, responsable ante los problemas planteados por al tiesgo ambiental y eeenclégico, global y local, y la equidad entre pueblos, especies » gencraciones. La complejidad de tales problemas involuera de manera ahora explicita a muchos agen- tes hasta have poco ignoiades. Todos los que ponen algo en juego en has decisiones piiblicas tienen su hogar en el didlogo que 9 tenderd a hallar respuestas y soluciones y su participacién ad- quiere el cardcter de esencial. Los expertos cientificos 0 los ad- aministradores gubertiamentales ya no son los tinicos participan- tes legitimos. Tal situacién es de singular relevancia pues la prédica de las ciencias sociales, de la agroccologia y la etnoccologia, de la ética y de los activistas civiles hace tiempo enfarizaba el hugar de autonomia y de conocimiento de agentes cn algin sentido «legos». Sin embargo, recién aparecen en los textos que hey presentamos los lineamientos para el desarrollo de un marco institucional y cognoscitive que pueds abarcarlos. La versin castellana ha presentado algunas dificultades que espero haber resuelto con propiedad. En primer lugar, porque en inglés hay distinciones que en castellano deben expresarse con gitos més rebuscados. Asf, los términos fazaraly risk son tradu- cidos como riesgo potencial y riesgo, respectivamente. Decision stakes aparece indistintamente como «Jo que se pone en jucgo en una decisién», elo que se apuesta en una decisidn» y ain clo que se arriesga..». Del mismo modo, stateholders serén los agen- tes involucrados en tales juegos, apuestas y riesgos. En segundo lugas, porque en el rexto se alude a muchos ejemplos que han sido dehatidos con amplitud sobre todo en Europa y los Esca- dos Unidos pero escasamente ch nuestro pais y en espanol. Em- pero, espero que su inclusiéa resulte clara por las seferencias de mayor detalle que acompafian su mencidn. En tercer lugar, por- que aparecen nuevos términos que son acrénimos.cotrientes en Ja jerga en inglés sobre esta problemitica. Asi, NIMBY (ao en el patio trasero de mi casa) qucda como NIMBY, con la aclaracisn. Estoy segura de que este libro causard un gran impacto inte- lectual en piblicos muy diversos. Puedo pronosticar que en Jos campos de las ciencias sociales y de la Filosofia, sus propuescas se verdn como una manera de dar forma a intuiciones, malesta ‘rcs y erftieas prefiguradas desde hace mucho tiempo. Asimismo, aquellos apasionados por la defensa de las especies animales y -vegetales, pot los derechos humanos, por escuchar la yor de aque- Ilos cuyz palabra no se atiende, por el periodismo de investiga- cién, por producir un arte diferente, una ciencia alternativa y contribuir a resolver los acuciantes problemas de la épaca, en- conttaran en estas paginas la inteligencia y la sensibilidad que tales desaffos exigen I. RIESGO GLOBAL, INCERTIDUMBRE E IGNORANCIA Introduccién La ciencia evolucione en la medida en que es capax de respon- der a los principales desattos de cade época, cambiantes a través de la historia. La tarea colectiva mis grinde que hoy enfrenta la humanicad concieme 2 los problemas de riesgo ambiental glo- bal y-a los de fa equidad entre los pueblos. En respuesta, ya se estén desarrollando nuevos estilos de actividad cientifica. Asi, se catre clencias «duras» y «blandasy. La casmovisibn reduccionista analitica que divide a los sistemas en elementos cada vex mds pequefios, estudiados por especialidades cada vex mds esotéricas, es reemplazado por un enfoque sistémico, sintético y humanistico. Reconocer a los sistemas naturales reales como complejes y dinamicos implica moverse hacia una ciencia c base es la impredictbilidad, el control incompleto y una plura- lidad de perspectivas legitimas. Hoy somos testigos de que quienes se ven envueltas en riese gos globales son cada vex mas conscientes de que no existe nin- guna tradicién cultural, no importa cudn exitosa haya sido en cl pasado, que pueda prever por si sola todas les respuestas que exigen los problemas del planeta. Las formas de conociniiento distintas de aquellas que se nurren en la civilizacién occidental moderna también son relevantes para un didlogo exploratorio tendiente a la resolucién de problemas. Més alin, ya no cabe pterender un desapego olfmpico cuando lo que estd en juego es «el destino de nuestras propias especies, nuestros vecinos 0, por (Funtowier y Ravers 19914). F: sid Je legiimacion hacia nuevas parcicipantes en Jos ae | ti 58 Lene linpor antes implicacioncs tan para la sociedad como parala dienciz. Con el respeto mutoo entre las diversas perspec- —— tivas y formas de conocimiento, hay posibilidad de desarrollar elementos democrdticos genuines y efectivos on la vida de las ciencias, Fl desaffo de les riesgos ambientales globales puede entonces transformarse en el sucesor del que precedid las gran- des «conquistas», como la enfermedad y posteriormente el es- pacio, al proporcionar un significado simbslica y-un sentido re- novado de aventura para una nueva generacién de recluras de la ciencia en el futuro. La re-invasidn del laboratorio por parte de la naturaleza EI lugar de la ciencia en el mundo industrializado fe bien deseripto por Bruno Latour (Latour 1988) cuando imaginé a Pasteur extendiendo su labaratorio a ted la caimpiia francesa y de este modo conquistindela para la ciencia y para si mismo. La propia naturaleza ya no necesitaba ser concebida como sal- vaje y amenazadora, lalnetedologi lentil doiest- coarmansfonnilyensel pata humanid 1 dag de {a ciencia narural moderna consistié en que la experiencia de la- boratorio, el estudio de una pércidi aislada de naturaleza cue se mantiene pura, estable y reproducible, pudicra extenderse con éxito « la comprensién y el control de le naturaleza en crudo. ‘Nuestra tecnologia y medicing juntas han tornada predecible la natutaleza y por ello han permitido a la vida humana ser més sana, confortable y agradable de lo que ntinca antes se habia si- guiera imaginado. El triunfo del mérodo cientifico, que ha usufructuado el co- nocimiento técnicamente esorérico de sus expertos, ha levado al dominio de la ciencia sobre otros modes de conocimiento, de raturalera y mucho més ain. La experiencia del sentido comiin y las destrezas para hacer y vivie han peidido su. pretensién de realidad; han sido reemplazadas por los objetos reéricamente cla- borades del discurso cientifica, necesarios para tratar con agen- «es invisibles tales come los microbios, los étomos, los genes y Jos quésares. Asi como Galileo usé su telescopio para transfor- mat la luna familiar en un objeto de geometria aplicada (en el que la luz y la sombra s¢ transformaron cn cumbres y valles),@1) y Aunque «to es formalmente democritico [pues hoy no hay barteras formales para que alguien que quiere ser experto en estos {tems tome el entrenamiento correspondiente}, de hecho esté preservado para aquellos que pueden vincularse nun eusso proceso educativo prolongads y protegido la suposicién de que el mundo puede convertirse en un ex tenso laborarorio da primacia a la ceacia,en tanto conocimien- to clectivo, y a los expectos cieatificos, en tanto sus intérpretes ¥ superticial que tal suposicidn sea) Empeto, los mismos poderes que la ciencia ha creado con- ducen a una nueva relacién de la ciencia con el mundo. La ex- ceasién del Laboratorio ha ido mis alla de la intervencidn en pe- quefia escala tipificada por la conquista del antrae por parte de Pasteur, No sélo aparecen los ya familias disturbios del am- biente natural provocados a gran escala por las précticas indus- triales y agricolas modernas. Cerea del corazén mismo de la cien- cia tenemos los nucvas «xperimentass, de scala incluso regional, que resultan en una interferencia destructiva con la na- curaleza causada por la tecnologia. Ejemplos clisicas son Hiroshima; Chernobyl, Bhopal, Hexon Valder y ahora Kuwaie En algiin sentido importance del término, cada uno de ellos es ‘actificialy pero, de todos modes, proporcionan datos acerca del comportamiento de los sistemas naturales (y de los sistemas so ciales también). Sin embargo, difieren de las experimentos cli- sioos de las ciencias en un niimero de aspectos eruciales, Una vex que han comenzado no pueden ser deteaidos a voluntad, Ademds, los acontecimientos no son aislaclos, puros o repetibles Para su estudio ciencifico no contamos con un equilibrio entre los datos experimentales cuantitatives controlados y la tcoria matematica, equilibrio que ha sido praradigmético pata las cien- clas naturales clisicas. En cambio, Ios datos surgen de experi- mentos de laboratorio andlogamente debiles y estudios de cam- po ad hoc, informes ancedétices, y opiniones expertass y las principales hetramientas tedricas de que se dispone provienen de las simulaciones y modelos de computaciéa no testeables. La supremacia de los expertos cientificos ya no ¢s tan obvia como en el caso de este nuevo tipo de vexperimentos> que ha producido la tecuologia con base cientifica. En primet lugar, los expertos (en tanto una clase que incluye a sus propios adminise tradores) estin asoeiades con las causas de los desastress y no siempre son exitosos en sus intentos de mejorar 0 paliar los efec- tos no esperados 0 no deseados.de los acontecimientos, Las tée- nicas aplicadas en estos casos. heredadas de las experiencias exitosas del metodo cientifico inspirado en el laboratario, son inadecuaday en diversos grados. Aquelios expertos que las usan sctiticamente y luego las deficnden piblicamente como scienti- ficos» corten ¢l peligro de debilitar Ia credibilidad y legitimidad dela ciencia Estos nuevos sexperimentosr proporcionan prucbas en favor de la tesis de que ls ciencia de laboratotio tradicional debe evo- lucionar en respuesta a los desaffos que plantean los riesgos que cstin acacciendo en una escala global. La merodologta cientifica para abarcar estos nuevos problemas ne puede ser la misma que ayuds a crearlos. lieyadoy No solo hemos perdido contrcl y predictibilidad: en- ffentamos una incertidumbre radical ¢ incluso ignorancia, asi como incertidumbres de cardcter ético que yacen en el corssdn mismo de los problemas de politica cientffiea. Para comprender las nuevas tareas y métodos de la ciencia, podemes invertir con fecundidad la mexéfora de Latour y pen- sar que es la naturalera la que ahora reinvade el laborarorio pues los tiesgos que enfrentamos son globales en alcance y complejos en estructura, Las fccioues ercles dele naturaleza que nos pro- porcionan las condiciones experimentaies de laboratorio y los ‘modelos computacionales ahora puccien sonvertirse en meras ca- ricauuras o sizeudaira (Baucuillard 1988). ‘Vemis esto en muchas maneras: por cjemplo, si [SISA meee, eperden de une exploracién del ambiente que el plancta no puede soportar. Es- tos ‘sumwurgen ey apna eoica que son cada vex mds importantes en la politica internacional, han sido crcades por aplicaciones de la cieacia aparentemente benéficas. Los problemas ambiemtales globales son muy diferentes de los tipos de problema en los que la resolucién de problemas cien- Lificos tradicionales podia ser exitosa, ed oe 7 eee —_ wl teorla no provee las herramientas para l conocimiento y el con- tol en el modelo de la ciencia fisica clasica; antes bien abre el camino para una nueva concepeidn de la ciencia, en la que el conocimiente 7 la ignorancis siempre interactian de manera creativa. Los aspectos sociales de la ciencia estén transformin- 29 dose en la medida en que sus practicantes pierden el cardcter de sxpertos exclusives. Una vez que esté fucra del laboratorio, el clentifico es un ciudadano come cualquier otra, contribuyendo con su conocimiento especial diferente pero no dominante en- uc otros tipos también involucrados en un didlogo politico. La complejidad ecencial de los problemas ambientales globales obliga aque la ciencia se presente como un enfoque complementario entre otros, todos ellos legitimos y necesarios..\Cuando adverti- ‘mos que los riesgos globales no son sélo sistémicns, sino tam- bida acumalativos, auestea perspectiva dela ciencia eambia atin ads, Pues en la evaluacion dc los riesgos acumulativos nuestro condcimiento se ve devorado y completamente sobrepasado por nuestras incertidumbres e ignorancia. Boriloitanto' les injpirs cientificos para: cualquier proceso:politico som/peor que itiitiles a fieaos que sus incertidumbres sean manejadas de manera efec- tivas y elles incluyen las incertidusmbres cticas, cl peso de la prac bayr ios principioside prideneta yprécaucién Histdricamente han habido otros episodios de transforma- cién cientifica ca los que una actividad parcicularmente exivosa de tesolucién de problemas ha desplazado a las antiguas formas convirtiéndose ademés en ejermplo paractigmético de la ciencia Esta cransformacién se ha identificado con grandes cientificos tales como Galileo, Darwin y Einstein. Ellos han afectado prin- cipalmente la ciencia tedrica, porque hasta hace muy poco la tec- nologfe y la medicina no se vefan infiuenciadas de manera ge- neral en el corto término por los resultados de la investigacién Cientifica. Los desafios ala ciencia se planteaban en gran medi- da en el reino de las ideas. Altormquedos:poderesideva'ciencia. hhatvdado agar a/anienazas con respecto a la supervivencia mis- smardeslayhumanidad,-lascespuesta radigard tanto en la prictica secial:de-larciencia\como em sus‘estructuras intelecuales. cras de Ia elec ya a0 Sera las Wiadicionaleside al= iad y eventualmente conguistat la'naruralees: An- tes bien Telleardiv primariamente la necesidad de una relacién 30 mniosa:encre:la-humanidad y 1anawuraleradi Tal nRenaCeiON del conocumientoyy la ignorancia ambien seré un elemento tal de las eseructuras tedricas de lu. nueva-cienck sign de otras formas de pensamiento seri inherente a st. pricti- ca social, la admi La centralidad de la incertidumbre y la calidad Ahora que el desafio mis importante pats la ciencia de nuestros dias radica en Ins cuestiones ambientales globales, emplaiPnistae jqdologia cientificaa-incertidumbre y-bycalidad se'mueven’ hacia jadentro desde la periferia —o podilames decir desde las somz ‘Treas — hasea transformarse en canceptoscentrales integradores. “Hasta agui se han mantenico los margenes de la comprensién de la ciencia tanto para les legos como para los clenuificos. Mien: uuas que coplanteribvidad la ciencia fie entendida:como.avan zéfido con firmeza hacia la’certidumbbre de auestzo conocitniens joy convol del: mundo natural, ahora es visea como) enfrensando muchas incertidumbres en las desisiones ambien sales y-tecnolégicas urgentes a-escala global. Un nuevo col para los cientificos involucrard el dominio de estas incertidumbres sstuciales; alli yace-ta tarea de asegurar la calidad de la informa Cig cientifica que se praparciona como base para la toma de decisiones politicas. Los nucvos problemas ambientales globales tienen rasgos o- miunes que lor distinguen de los problemas cientificos tradicio nales. Sonmglobales en escala y de laiga’duraciém en stwimpacto. Los dacos con respecio a sus efectos, « incluso los dates para los lineamientos basices de los sistemas «sin disturbios», son zadi- calmente inadecuados. AUgePcaimplejagy Hovedétos variables cos fensmenos.no son bien-comprendidos:La:cienciano'siem- puede proporcionar tcorias basadas en experimentos paral Werte yy predecislos y-frecuentemente en el-mejor de los casos Sélo lograré modelos matemiticos y simulaciones 31 Bene elen pommennctlncenmasia Ny Sob base de tales inputs inciertos, deben tomarse decisiones bajo con- de urgencia. En consecuencianenmorla cienciainaipue diciones Los modelos informéticns coasticuyen el méiodo. mis am- pliamente usado para producir enunciados acerca del furaro ea base a datos del pasado y del presente, Para muchos atin hay algo magico en las computadoras, pues se cree que realizan opera- ciones de razonamiento sin errores y con rapide. Pero lo que surge al fin del progeama no es necesatiamente una prediccién cientifica: puede incluso no ser siquiera un prondstico politico particularmente bueno. Los datos numéricos usados como en- twada pueden no desivar de escudios expetimentales 0 de cam poi los msjores ntimeros de que disponemos, tal como se ob- setva en muchos estudios sabre riesgos industriales. pueden simplemente ser corazonadas recogidas entre expertos, En vez de teorfas que ofreeen alguna representacin mds profunda de los procesos naturales en ‘quetes de software estandar aplicados para el mejor ajuste de los pardmetos nyinétieds. Y en vez de pruebas experimentales, de estién, pueden simplemente sez pa- campe 6 histéticas, supuestas normalmente para las tearias cien- Uificas, pueden ser slo la comparacién de las salidas calculadas con salidas distinsas producidas por ottos modelos de computa- cidn igualmence no testeables. ‘A pesar del gran esfuerz y de los muchos recursos que se hhan destinado a desarrollar y aplicar tales métodes, se ha dedi- cado poco incexés a ver si realmente contribuayen de mancra nificativa ya sea al conocimnienta o a la politics, En la investiga. cin vinculada a las politices de riesgo y ambientales, que son cantar la deserera humana y la creatividad haciendo répido y sin ‘efuerz0 todo el trabajo rutinario, han tendido en cambio a trans- formarse en sustitutos del pensamiento y cl rigor cieutifices. (Mac Lane 1988). Esti claro que los dilemas de la modelizaciéa compuracional en la investigaciOn ielacionada con la polftica no pueden rescl- verse sélo a nivel téenico, En realidad nadie protende que los ‘modelos computacionales por sf solos sean herramientas adecun- das; pero sin embargo, la ciencia tradicioral no puede propor- Gionar nada mejor. Los eriticos los juzgan basicamente a través delos estindares de la ciencia matemtico-experimental, y por supuesto, en tales términos resultan précticamente vacuos. Sus abogados los defienden sobre lx base de que son le mejor de lo aque podemes disponer (Keyfitz 1988). Deromnosaprecianscudnyy dentro del antiguo marco de supsiciones acerca de los méto- dos, las funciones sociales y los articipantes calificados en la empresa cientifica tidumbres frecuentemente mo;pueden'manejarse sano as téc- ‘igeseradisicasseadicionale: Tal como J, C, Bailar express Toda el algebra estadistica y todas las computaciones esta- disticas son de valor sélo en la medida en que se agicguen al proceso de inferencia A menudo no ayudan a realizar inferencias sensatass por cierto pueden funcionar ala inver- en mi experiencia esto ¢s asf porque los tipes de varia~ ad aleatoria que vemos en los grandes problemas del dia 33 tienden a ser pequefios en relacién 2 ottas incertidumbres, Esto ¢s verdad, por ejemplo para los datos acerca de la po- breza y el desempleo, el comercio internacional, la produe- cién agricola y las mediciones basicas de a salud y Ja super- viveneia humanas. Maeieetea'de easy; la variabilidacialeatoria materia de:los valores p_y:de:tos limites de-confianze— simplemente se ve deglutide por o:0s tipos de incersidure- bre en la evahuacidivde ios riesgos sanitarios por exposicion 2-los productos quimicosyel castceo del movimiento, de.un comtamninante aimbicntalyo-alpredecie ls efeczos de las act vidades-humanas sobre la temperatura global y la perfors- con de la capa déozon (Bailar 1988). Ad desde cuslquier ingulo que se mire elt cients de larinwvestigaeion sobre los problemas telacionadtos con la tomna de detisiones publicas es en el mejor de los'casos dudoso. En cesta nueva drea las tarzas de manejar la incersidumbre y asegu- rar la calidad, dominadas en la clencia tradicional a través de la destrezas individuales y précticas comunicaties quedan en la con- fasidnDeben desarrollacse avevos métodos para hacer que nile ra ignoranela sea usable (Ravers 1999). El camino hacia esto yace en abandonar radicalmente la confianza total en las técni- cas y la exclusidn de consideraciones métodol6gicas, societariay 0 étieas, que hasta aqul han caracterizado alla ciencia tradicional El sistema NUSAP ha proporcionado un enfogue integrado de los problemas de la incertidumbre; la calidad y los valores informacién cientifica. Ttiemes que distinguir entre losiniveles *éenicoxy merodalégiens y epistemalégiens de la incertidumbre: que corresponden a lz inexactitud, no:confiabilidad:y-«lfmites con leignoranciay; respecsivamente (Funtowicz y Ravev. 1990) Ia incertidurmbre es manejada en el nivel téenico cuando las rutinas-estdindar somadecuadas:éstas isualmentesderiva lwestadisiica (que en si milsmaes esenclalmente manipulacién timbélica) ast como de técnica: y convenciones suplementatias 34 ‘Wesarrolladas.para.cemposppartioulii®S. EI nivel metodolégico apurvce cuando son relevantes-aspectos mis coniplejos dalla i formaciémtales;coma los valores 0 la confiatilidad. Cuando luego e requieren juicios personales que dependen de destrezas de alto nivel la préctica en cuestidn es uns constltorla profesional, un carte aprendide» del tipo de la medicina 9 la ingenieria. Final- mente, el nivel epistemol6gico aparece cuando le. incertidambre inremediable estd.cn,¢1 ccatse-del-problema, tal como;cuando os modelistas reconocen fas vincertidumbres de \completitind> que pueden victar al eercicio todo, ogcuatdo laxsignoranciajde Inignorancias (0 «ignoranciaal cuadrado») es relevante para cual- quier solucién posible del problema, En NUSAP estos niveles de incectidumbre son expresados por las categorias de alcance, (Spread), evaluacién (dssessment) y pedigree (Pedigres), respec- tivamente. (Las primeras leurss N 7 U, eorresponden a los tta- dicionales Numeral y Unidad usados para expresar magnitudes cuantificades, tal como en 150 Kilémetros) El asegurat la calidad ¢s tan esencial para la ciencia como para Ja industria; mientzas que en la investigacién cientifica tradicio- nal la calidad podfa ser manejada de manera informal por la co- munidad de pares, en los aueves problemas de riesgo ambicntal ¢global Ia calidad de la ciencia debe enfrencarse como una cues- tién de urgencia. La inadecuacién de la comunidad de pares u2- dicional ha sido exeensamente analizada en relacién @ It ciencia central (Turney 1990), IRGiReiajepor eneargeN(SAIPTISSE y Ja ciencia «regulataria» (Jasanoff 1991), :Cémo se podrfan ma- ngjar las incertidumbres muiltiples de las nuevas ciencias evolé- agivas @ través de los antiguos métodos y ccnceptos? Veremos que [a evaluacidn de lavealidad enveste nuevo contextaicientific io stide'rstringirse a los prociuctos sino que tambien debe inclulk A proceso y en Ultima ingtancia tambiéa a las personas, Este enfoque

en el sentido articulado po: Thomas Kuhn (Kuhn 1962). Peto cuando nes enfrentamos a os enigmas cientificos y alos aceruijs politicos que conciernen a fa coma de decisiones 57 ambientales globales, ya no podemos sostener la fiecién de una Gencia cconémica enormal». Las variables ecoldgicas no pueden scr medidas mediante una analogia simple con lo que resultaba { adecuado en la épaca de Adam Smith. Si los bienes valorados que dan riqueza a nuestras vidas se reducen a las mercancias, | cntonces lo que hace significativas a eas vidas se ve traicionado. Los nuevos problemas de la economis ecoldgica, exigen una «ciencia posnormals, En ella, ya no se concibe a la ciencia como 4 la actividad que provee verdades y la calidad se constituye en un nuevo principio organizativo, La ciencia pesnormel es dind mica, sistémica y pragmética y, por ello, exige una nueva meto- dologia y organizacion social del trabajo (Funtowicz y Ravetz J 1992), Come hemos dicho, el principio de calidad nos permite rangjar les incertidumbre: iereductibles y las complejidades éci- | cas que son centrales a la resolucién de los problemas en este \ huevo estilo de ciencia, Su préctica conlleva la democratizacion del conocimiento, pues la comunidad de pares se extiende de manera de lograr el reaseguro de la calidad. En la medida en que el proceso politico se transforma en un didlogo, la ciencia posnormal abarca la muultiplicidad de perspectives y compromi- sos legitimos proporciona nuevas formas de pmieba y de dis- ‘curso. El enfoque de la cienci posnormal nos permite mirar de tuna maneza renovada los problemas de claboracién de una co nomia ecalégica. Valoraciones Elenfientar as paradojas de establecer un valor monetario para un ruisefior ineemplazable nos fuerza a ser un poco mis clavos 1 acerca de qué c& lo gue se eité valorando, cémo se hace y. por | Gerto. qué es el valor Ha habido (y sin duda sigue habiendo) muchas instaneas en las que el valor efecrivo de un ruisefior era tuna cuestidn bsstante directa, Hubo una época en que algunos recolectores buscaban con avidez ruisefiores individuales salva- jes, muertos 0 vivos, pues constitulan bienes para mercades bas- tante definides y regulates, Por cierto, parte de la fuerza rets- rica de la pregunta que abre nuestras a’irmaciones es que to- dos sabemos que en la actualidad posee un auevo significedo. El incerés de la economia ccolégica no atafic a la provisisn de especimenes que puedan venderse sino a la eupervivencia de las especie, de sus variedades o de los ecosistemas. ¥ este nue- vo tipo de pregunta acerca del valor no se relaciona exclusiva- mente con las cosas bellas; incluso las especies modestas, obstrusivas y desagradables (que no peseen ningtin valor de mercado) podrian de pronto adquirir preemineacia si algunos individuos grupos llegin a ver con preocupacidn su biencs- tar, como una cuestién de principio o de étiea, y los defende- ran activamente contra la extincién o el desplazamiento, Para algunos, les cosas ticnen un valor simplemente en virtud de exist, independientemente de lor mercados y aun de la civili- zeci6a humana Bi] suisefior que se encuentra en peligro zepresenta un nuevo problema de valuaciéa, en el que las mediciones no pueden ser independientes de la metodologia y de la ética. Algunos opinan que un recurso puede ser valuado en términos monetarios a los fines de poder entrar en consideraciga on los debates politicos racionales. Otros ven casi como un sacrilegio atribuir un signo monetario a las especies. A mitad de camino estan los que con- cuerdan con esto dlkimo, pero aveptan a cegafiadientes la nece- sidad préctica de una cuantificacin lineal, unidimensional de todos los valores. Quienes luchan por prservar esta tierra hic eda, 0 aquella especie interesante, encuentran que la balanza los ubiea en el lugar de producir un valor monetatio hipocético para ellos, de modo que puedan ponerse en escala comparativa con los beneficios calculables que alguien podria ser capaz de derivar de su exploracin y consiguiente dato o destrucciéa, Trcluso quienes en principio rechazan la cuantificacién mone- tatia, a justificarn pragmaéticamente en un contesto forense si 59 cotistituye la dinica manera de asegurar la compensacién por los datios que ya se lian praducido (jemplos son los de la Bhopal para la gente, y Exxon Valdez para el ambiente natural). Cual- quiter proceso de valuacién parece estar obligado a ajustarse a Ja convencién de que e! dinero es ua lenguaje comin natural y.en consecuencia apropiado para la adopcién y uso por parte de todos las que ponen algo en juego en cualquier problema ambiental Ese es el extads de cosas en la economéa actuals pero eit la medida en que se desarvolle la economfs ecolégica, surgiré una concepcidn diferente del valor y de sus mediciones. En primer Jugar, el precio monetario sera visto como medida de un a to del valor que zefleja un tipo parcicular de interés. Elegir una definicién operacional particular pata el valor implica tomar una decision acerca de qué es importante y real; definiciones alter- nativas reflejarin los compromises de las otras personas que artiesgan algo en el juego. Algunos bienes culturales literalmen- te «no tienen precio», de manera que las personas preferirian morir antes que perdciles. Cuando les negociadorcs reconozeaa Ja complcjidad ireeductible de los problemas que estin en jue- 0, apareceré un nuevo y entiquecido lenguale comin que no estaré dominado pos la cosmovisi6n de un tipo particular de agente involucrado (expeesade en un ertindar monetario). Esto implica una pluralidad de perspectivas legitimas y de valores, incluyendo el de! icreemplazable cuisefor. Podemes incluso argiir que en el mancjo del sistema eco- dmico tal como funciona actualmente, la situacién no es muy diferente. Cualquicr economia nacional conduce sus politicas tomando en cuenta en gran medida consideraciones esteacégi- cas; politicase incluso éricas. Las prediceiones acerca del furu- to préximo en las cuestiones econémices son notoriamente poco fiables, e incluso no les va mucho mejor a las explica- ciones de nuestros estados prosentes. Cuande se usan en la regulacidn los indicadores ctantitativos de la economia, tales 60 como «recurso monctation, no son eficaces para operar con for mas de précticas que cambian rpidamente. «EI mereado librer entre las naciones depende de estructuras reguladas elaboradas y de definiciones que certifiquen su presencia genuina, Los ar- gumentos basades en las virtudes de un mercado no regulado requieren tantas suposiciones especiales y artificiales que per renecen ms bien al reina de las visiones de la inspiracién que al andlisis cientffico. En consecuencia, no hay necesidad de aceptar el principio de una cuantificacién simple de los valo- res ambientales y, por ello, una mereantilizacidn de los bienes ambientales ‘Antes bien, deberfamos comenzar por tomar conciencia de que el valor de un tuisefior (en el nuevo estilo) no sélo no pue- de sino que incluso no deberla set del mismo tipo que el valor de un ruisefior (en el viejo estilo). El foro en el que se crea y opera este nuevo tipo de valor no es el de wregatear y engators caracteristica del mercado de pequefins productotes individua- les de Adam Smith, sino el de la negociacién y mediacin de procesos politicos institucionalizades. El enfoque analitico tra- dicional que, implicita o explicitamente, ~educe todes los bie- hes a mercancias puede ser reconocido como una perspectiva ceatce otras, legitimo como punto de vista y como reflexién aceica de las escructuras de poder reales, pero ran sélo parte de lo que puede decirse acerca del tema. La rarea es comenzar la construc- cida de un sistema de conceptos y précticas para la economia ‘en el que todas las perspectivas complementarias puedan ser ar ticuladas en un diflogo racional. Bsto puede lograrse en la eco- nomia ecoldgica que es una cieneia posaorml. Elementos de la ciencia posnotmal Aquf vamos a esbozar los elementos de una ciencia posnosmal que pueden ser usados en el desarrollo de una economia ecolégica. Incluyen el manejo centifico de la incertidumbre y 61 de la calidad, la pluralidad de perspectivas y compromisos, y es- tructutas inselectuales y sociales que reflejan vatiados tipos de actividades tendientes a la rescluciéa de problemas. ‘Muchos de estos clementos ya estdn presentes en la discu- siéa de los problemas relacionados con la economia ecolégica gracias a que en el discurso popular se plantcan problemas ta- les, Hoy, si entran en dl debate sobre el ambiente, atin los eco- rnomistas de corte tradicional se ven forzados a adoprar la ret6- rica de un enfoque ecolégicamente sensible. A pesar de sus ‘esfuerzns por alcanzar conclusiones ortodoxas, su propio lenguaje refigja hasta qué punto se ven obligadas a reconocer y abarcar los nuevos problemas de la economia en un contexto ecoldgico. En este trabajo vamos 2 aclarar y explicirar lo que ya comenzé 2 curtis de una manera no consciente ¥ no disciplinada, mostran- do aime el voncepto de ciencia posnormal nos proporciona ele- mentor para elaborar una economia ecoldgica coherente. Nues- ta ilustracién se basard en un articulo de W. D. Nordhaus (1991) sobre la economfa del efecto invernadere gue formé parte de un importante debate (Dailey etal 1991). Dado que el art culo exhibe una considerable sofisticacién en el manejo de las incertidumbres en Tos datos, sus fracasos mas profiandos en re- lacién a cllos resultan particularmente instructivos. El manejo apropiado de la incertidumbre En primer Ingar, ae incesticumbres multiples de los prablemas ecaldgioos furerzan a los economistas a tomar con més cautela Jos aigumencos cuanticatives que hasta aqui han estado de moda. Aslel arciculo de Nordhaus esti salpicado de advertencias que incluyen lineas elegidas tales como «Ahora nos desplazamos deste Ja tierra firme del cambio climitico hacia la tierra inedgnita de los impactor sociales y econémicos del cambio climético» (p. 930). Los tltimos dos de los cinco puntos de su conclusién es- tin dedicados a considerar las diversas y graves incertidumbres presentes en su anilisis. Sus recomendacionss con respecta a este modelo estin cuidadosamente redactadas con frases alrededor de su debilided: a pesar de estas simplificaciones el enfoque pre- sensado agai puede ayudamos a clarificar las cuestiones y pue- de ayudarnos a identificar los problemas cientificos, econdmi- os y politicas que deben sostener cualquier decisién racionab. Aqui no se habla de prediccién cuantitativa o siquiera de implicaciones politicas: «clarificar las cuestiones» e identificar os problemas» son metas adecuadamente modestas (p. 937). Hasta aqui cntoaces, nuestro autor exhibe buena compien- sidn del hecho de que la economia ecolégica no poses el mismo grado de control de las incertidumbres que, digamos, la quimi- ca analitica, Esto no implica que sca inferioy, pues cs el tinico enfoque que proporciona alguna respuesta. Esperar que las cien- cias de alta precisiéa relevantes estén a disposicién para hacer algo acerca del secalentamiento global o la preservacién de las especies representaria un coniejo’en favor de la perfeccién in- distinguible de un consejo para el desaliento. Ninguna ciencia cempitica esta libre de las incertidumbres; incluso las «constan- esr bdsicas de la fisica denen una historia de cambio y sus «ae lores aceptadass van de un punto a otro, cambiando freeente- mente en mds de una «barra de error con respecto a la estimacidn previa (Fumtowicz y Raverz 1990, p. 4). La cucstidn consiste en manejar las ineertidumbres que son caracteristicas de cada campo, de modo de lograr obcener de ellas le informa- cidn de mayor calidad posible. El manejo de las incertidumbres en las ciencias cuantitativas maduras se logra en vietud de destsezas arresanales heredadas, a menudo inconscientes. En los nuevos campos, particularmente los que se relacionan con cl ambiente; dance ks incertidumbses caracteristicas son grandes, complejat y menos bien comprendi- das. es necesatio paseer lineamientos guiss explicitos para st manejo. Proporcionamos estos lincamiences cn un sistema de notaciones NUSAP, en la que distinguimos tres tipas de incerti- 3 dumbres, a saber; las técnicas, metodolégicas y epistemalégicas. ‘Como hemos visto, NUSAP es un acrénimo que presenta cinco posiciones para un enunciado cuantitativo completo. Los prime- 0s tes, Numeral, Unidad y aleance (Spread) son familiares ala prdctica cientifica estandar. [Los dos tilrimos, evaluactén (Assessment) y Pedigree. describen los juicios més cualitativos sobre la cantidad. Bl «aleance» constiruye un puente entre am- bos aspectas, expzesa les incertidumbres sécnieas y se relaciona con el grado de precisi6n al que los experimentalistas denomi- nan vetror aleatorio» y controlan por medios estadisticos. La weva- luacién» transmite la falta de conflebilided. Se relaciona con el grade de exactinud, 6 con lo que los experimentalistas denomi- nan refljan tuna profunda incentidumbre ¢ ignorancia y, por ello, en el sistema NUSAP incorporamos la categoria «Pedigree» para: describir los limites con ha ignorancia expresados por la informacién con que conta- mos (Funtowicz y Ravece 1990, capftulos 8-10). En nuestro ejemplo podemos identifiear todos estos tipos diferentes de incertidumbre. a mayor parte de las estimacio- nes y de los modelos que aparecen en cl articulo de Nordhaus son presentados como un conjunto de tres ntimeros 0 como tuna estimacida central con un signo + para el aleancs; asf Ia precisin de sus cantidades se ve bien expresada, La exactitud de sus estimaciones se describe de manetas distintas: en un lu- 4 gar crucial la proposciona el término descriptive « palpito in- formado» (p. 936). Esto califica el alcance en la estimvacién prin cipal (flujo de dafics en la economia de los Estados Unidos), del 1/4% del resultado global a un posible 2%. Las incerti- dumbres mis profundas son listados en un pardgrafo acerca de «sobresimplificaciones importantes» que concluye con un re- cordatorio en el sentide de que el andlisis eignora el problema de la incertidumbre, en la cual la aversién al riesgo y la posi- bilidad de aprender pueden modificar la fuciza persuasiva y apremiante de las estrategias de controls (p. 936-7). Esto ox- hibe el «lfmite con la ignorancia» del andlisis de manera bas- rante clara y explicits. Asf en su retéricz al menos, el auror muestra una clara conciencia de la presencia de diversos tipos de incertidumbre y de la importancia de que se los enuncie con claridad. Sin embargo, a pesar de esta conciencia, Nordhaus no me- agja con éxite los problemas de incertidumbre. Esto se ve Efcil- mente en su manipulacién de la informacién cuantitativa, su cuadro 6 crucial (reproducido en nueste cuado 1 ms abajo) tiene once entradas de tres tipos diferences. Cinco entradas tie nen valores numéricas (en miles de millones de délares) entre — Ly -2, expresados con ties digitos significativos. Una entrada {impacto sobre los asentamientos agricola) es un intervalo mis ampl sino slo cualificadas, con indicadores tales como x2» 0 «peque- fiov. La suma de estas once entradas es presentada como ~5,23, Jo que parece ser la suma de cinco términos precios, agregados al valor promedio dela entrada asentarmientos agricalas» (1,45), aunque si ¢sa suma se efectita correctamente deberfa dar como sesultado ~8,55. El porcentaje del ingreso nacional se calcule hie go. en dos digitos significativos. como —.26%. Si la variabili- dad en el término dominante se incluyers en el céleulo, este re- sultado, que es el relevance para la politica, deberia sere intervalo (0,44 a 40,496). En su discusién el autor afitrma que él «po- (-10,6 2 +9,7). ¥ cinco entradas 10 estén cuantificadas Cuadro 1 (Nordhaus 1991, cuadro 6 p, 932) Estimaciones del impacto de la duplicacién del CO, en diferentes sectotes, EE UU. (los nimeros positives indican las ganancias, los nimeros negativos las pérdidas) ‘Sectores Millréos (1981 1 dolar) ‘Sezressevenumente impactads Eresblecinietod impacto del Fortine H10,649.7 Bongquen pore otros Pogue + 6 Secover madtradamente impactados ‘Consicuccion 4 “Thanipore dea ? Ensigia y bienes Energia (cleeuicidad, gas powslee) Demand energies 165 Caleatamiente no eleccico Li Agua y snidad 2 Propsdad inoabilionie ‘Componcmie venta de la vets Enstnacién del dao de la elevacida, del rive del mae Peedi de tears 155 Droreccin de Is irene sebrepasads -090 Proweecién de los costes abicios 294 Hoteles, asentansienton, reeeacéa Yaaal Eximacida principal Bilones, avel de 1981 de ‘ingress nacional 628 Porcentge de ingreo necional 026 Las fences pura el custo san: Datos sutyacetss wobre pacts essen FEA (98) Ledos al inges sacoel per parte de ante. Se pueden oie terme dealesaslnead de los intereseon 66 dia extender el intervalo» del —1/4 al -19% en un ajuste que es epuramente ad hocns 7 luego ofrece su «corazonada» et el sent do de que es menos del -2%. (Con mucho racto ignara la posi- bilidad de que su célculo proporcione un beneficio igualmente probable a la economia.) Extender el rérmino porcentual al le mite 2% requeriria que la suma de los rérmines no cuantificr- dos fuera mayor que la suma de los cuantificados y de los cé- inos promediados por un factor mayor, alrededor de 3. Por tanto, toda la precisién en log términos asantificadas se pierde por completo en las incerticumbres de sus factores de ajuste, donde los sérminos que expresan corazonadas son incluso més grandes que los sé:mines ad hoe. Bnronees, ceudl es el objeto de todos esas cdleulos con las entradas? La hiperprecisién del nuimero clave ~0.25%, que po- diia igualmente ubicarse en cualquier lugar del rango +1/2%, muestra que es uno de esos «nuimeros magicos» concebidos para producir confianza en la existencia de wn nticleo dure de hechos objetivos huncido ea la masa de una confusidn intuitiva, Dado que el autor ha admitide que su anilisis estd plagado de sobresimplificaciones miiltiples ¢ incertidumbres y ha mostra do cudn fuertes son los ajustes ad boc y las corazonadas que se nccesitan para que estos ntimeros vuclyan a cutrar cn el rcino de la plausibilidad, podemos pregunearnos silos cjercicios esta disticos son totalmente redundantes excepto para los propésitos retdrices. Bl defecto de la hiperprecisién (a pesar de que se la disfrace y eamascare mediante apologias y salvedades) no es pe- caliar al articulo que estamos discutiende. Todos las economis- «ai, sea cual sea su orlentacién, conocen la maxima del gran mutemético Gauss, «En ningtin lugar se revela de manera més sobresaliente la falta de cultura matemética que en la precision sin sentido del cileulo numérico» (Raver 197 1D). El principio de Gauss puede iustrarse apclando a una vieja broma que revela tal sinsentido de una manera muy vivaz (Funtowicz y Ravetz 1990, p. 44) acerca de alguien que en un or museo escucha al guia decir a los visitanres que los huesos fsi- Jes de un dinosaurio tienen 56,000,012 afios de antigiiedad. ‘Cuando le preguntan eémo supo cso con tanta precisié expli- ca que hace 12 afios, cuando empezé a trabajar, renfan 56,000,000 de anos de antigtiedad, ;Sumar tales dos tiltimas ci- fia @ la estimacién oviginaria antoje el resultado que tansmice! Nadie le haba dicho en fa escuela que algunas veces no hay que sumar todos los digitos; por cierto, za quién le ensefian esto en Ja escuela? De este modo aprendemos inforrmalmente a evitar la sdalacia de In broma de los fésiles», urlizando una varitmética cruday en la que se permite que les grandes incertidumbres de- glucan a los pequefios nimeros. Pero nuestro uso de este méto- do csté Iojos de ser perfecto, y puede ser ignorado a convenien- cia, En dl caso del anilisis de Nordhaus, la efalacia de la broma de los fosiles» estd disfiazada bajo una masa de sofisticacion acerca dd las incertiduumbies y las corazanadas pero, una mirada a su cusdro 6 mostrari que extd presente con todas las Fuerzas. En la economia ecolégica, es preciso contar con técnicasdis- ciplinadas para el mancjo apropiado de! cuadro de incertiduin- bres. De otra manera sur socomendacienes polities corsen el ces gp de resultar viciadas pues dependen de conclusiones cientificas ‘que son insuficientemente robustas para enfrentar las incerti- dumbres en su informacién de entrada y cn Sus estruccuras t= tricas. Cuando se enuncian las recemendaciones politicas, es ne- cesario incluir referencias a aquellas incertidumbres y a su manejo. El wespltitu y las técnicas del sistema NUSAP permi- ten que las incertidumbres sean mancjadas para cl logro de Is mayor cantidad de informacién: ilustramos esto para el caso de la evaluacién de las tierras htimedas (Costanza et alt. 1992). Del mismo modo NUSAP ficilits la tarea igualmente importante de cviticar la informacién que se ofrece en los debates de la econo ria ecolégica y en la evaluacién de su calidad como base de re- mendaciones politicas. 6 — El manejo apropiado de la calidad Nuestro ejemplo ilustrativo muestra un manejo inapropiado de Ja calidad de la informacién ea relacién tanto a sus incertidum- bres inhcientes como @ st funcién de fundamento de recomen- daciones politicas. La incertidumbre en una informacién de en- trada acarrea incertidurnbte irreductible en las conclusiones; la pregunta relevanse con respecto a ka calidad es en qué grado las clecciones politicas recomendadas son robustas frente a tales in- ceitidumbres subyacentes. Pues obtener més incertidumbre en. has recomendaciones que en los argumentos sobre los cuales se supone que se basan, constituye sin duda una muy mala me:o- dologia ‘Mirando las conclusiones de nuestro ejemplo vernos que: «Es probable que el cambio climético produzca una combinacién de ganancias y pérdidas sin una presuposiciéa fuerte de una canti- dad neta de dafo econémico sustancial» {p. 933). La siguiente recomendacién es vage en dl leniguaje pero muy definida en la prescripcisn: werd aecesario sopecas de Fotma cuidadoea los cos rosy beneficios si es que ha de diseftarse una estrategia sensible» (p. 937). La implicacién clara de esta prosa bien elaborada es que se puede lograr exactitud en este proceso de «sopesar cuida- dosamentes , Por lo tanto, el peso de la peueba ahora se desplza sobre aquellos que sf preanuncian costes sustanciales no cuanti- ficados sobre la cconomfa con el fin de evitar los datos del cam- bio climtico. Esta prosa pensada conteasta notoriamente con la pretensign modesta de que el andlisis podria «ayudar a clarificar hs cuestiones...» ((dern). Ha habide un marcade aumento en la certidambre desde que nos movimos de las conclusiones a las recomendaciones: :de dénde surge? En relacién con le informa- cidn de entrada, el autor bien podria responder que ha mostca- do cSmo la parte cuantificable de los efecios leva a un impacto negative que es por cierto muy pequefia y que, por tanto, es solo raronable considerar a los efectos no cuantificables como no mucho mis grandes. Pero sus recomendaciones, por caute- 6 Josa que sea su enuinciacin, son claramente muy sensibles 2 sus conclusiones: una estimacién final del 10% en vez del 2% Hle- varla a un énfasis politico muy diferente. ¥ une cantidad mu cho menor se obtiene también mediante un argamento franca- ‘mente simplificado que en ultima instancia depende mas de la doctrina econdimice del autor (cetricamente defendida por su conocimiento de las trempas y una anticipacién de las cetices) que de sus datos de entrada y sus cdleulos. Advertimos que su conclusion de «presuposiciones ne: muy fuertes acerca del dafio econdmico sustancialy se ve enteramen: te justificada por sus corazonadas. Lo que nunea se diseute es por qué sus corazonadas lo llevan a incremmentar en un factor de 2 en ver de en uno de 10. Ademis, dado que sus corazonadas estin enterradas en una masa de datos aritméticos hiperprecisos, asistidos por modelos que involucran célculas avanzados, se las esconde de una manera muy efectiva. El argumento, por lo tan- to, 9¢ presenta con una imagen de cieneia cuaatitative mis que como una docttina reforsada por las adivinanzas o las apuestas Tacritica de tal metodologta no apunta a que siempre necesita- mos una alta precisidn en, nuestros andlisis econdmicos. Antes bien, sefiala que es incorrect manipalar his incertidumbres en {a informaci6n y las conclusiones de manera que las recomen- daciones se transformen en mucho més seguris y ciertas de lo que posiblemente podria justificare cientifieamente En este ejemplo el razonamiento no sélo eamascata su ma- nejo de la incertidurmbre cuamtitativa; también se esconden a ruestta vista los eompromisos valorativos. Son implicitos en el abismo que va desde las conclusiones del modelo tentative has- ta las tecomendaciones politicas fitmes. Pero los compromnisos valoraiives se disciesnen ffeilmente en las recomendaciones préc- ticas, al sopesar de manera diferencial los diverses tipos de ries- gos y beneficios ¢ incluyen «la ingenienta climdticay con ejem- plos cales como « atrojar pariiculas 4 la escratésferar o wfertilizas el océano com hierro (ibidem p. 928). El uso del término vin 70 genieria» para describir perruzbaciones tan vases, con consecuen- cias toralmente desconocidas, es en si mismo significative: dela misma manera que lo es la pretensién de que «ya se ha idencifi- ado un niimero de costos(sic)-cfectivo» (fdem). ‘Alice una ciencia posnormal, la economia ecolégica deberta reconocer la presencia, importancia y legitimidad de tales com- promisos valorativos para cl manejo apropiado de la incertidum- bre. No deberfa pretender neutsalidad ética, ni indiferencia con respecto a las consecuencias polfticas de sus argumentos, Pero su discurso dcberia ser explicit acerca de dénde se ubica el peso dela prueba y de la adopcida de cualquier principio preventive particular, Cuando en un argumento tal expliciesciéa pasa de contrabando, decimos que su calidad hha sido sacrificada al ser- vicio del interés de una de las partes involucradas. La defensa forcnse y la investigacién cicatifica son discursos legitimos, cada uno con su lugar en Ia ciencia pasnormal, Al tener diferentes metas emplean diferentes metodologias para el manejo de las pruebas, le incertidumbre y la conteatiedad. Lo que es ilegttimo «a pretensida de usar un discurso cuando de hecho se esté em- pleando el oto, de manera que el prestigio de la investigacion cbjetiva se usa para dar respaldo ¢ un argumeato defeasivo, Junto a esta hiperprccisién de los datos numiéricas, lo gue encontra- ‘mes en el articulo que estamos analicando «s una sofisticacién sospechesa acerca de las incestidumbres, apuestas sin mis soporte uc las corazonadas de quien las formula y una reesrica sigada. Hasta ahora, los debates acerca de las politicas ambientales ‘han mostrado una manipulacisn bastante nistica del peso de la pprucba, Cada parte enfatiza los peligtos que resultarfan sila po- sicién del oponence fuers ertéaca y no obstante ce siguieran sus recomendaciones politcas. Por cierto, el peso de la prueba no es un coacepco familias enste los investigadores quienes tienden a creer que sélo se aplica en las cortes juridicas. Sin embargo, ‘en la prfctica estadistica encontramos un concepto estrechamente selacionado, con rests diseiiados para estimar la importancia re- 7 lativa de los errores de tipo 1 y 2, o de los wfalsos positivos» y sfilsos negatives», a saber, el de shacer quc algo surja de ls nada ovthacer que la nada surja de algos. Los economistas lo recond- ceran como anélogo al « costo del error» de los diversos tipos de decisiones. Pero en Ja medida en gue la economfa ecoldgica in- corpora las incertidumbres, deberfa ser posible mancjar el peso de la prueba de una manera disciplinada y estandarizada (Costanza y Cornwell 1992). Esto también beneficiaria la implementacién del «principio de piecaucién», que cada vez se vwelve més popular, pero cuya interpreracién ingenua implies ria una oposicion a toda innovacion, incluso a las que preten- den beneficiar al ambiente, Ta discusién previa muestra de cuén paca calidad pueden ser Jos argumentos cuando se confunde Ia naturaleza del discurso en un contexto particular, También ilusira como se pueden ha- cer juicios acerca de la calidad de los argumentes cécnicos inde- pendientemente de un andlisis técnico del tema en cuestién. La naturaleza de los debates politicos que involucran a la ciencia se ha transformado por el éxito obtenido cuando las personas que arriesgan algo en las decisiones puiblicas, sin ser expertos, han contribuido 2 la evaluacién de la calidad. Antes, eran s6lo los pates cspecializados en el tema uicnes podian evaluar la cali- dad via el referato o revisiéa de los pares. Peto cuando la cien- cia comenzé a ser usadz en politica, se descubrié que'los leges (por g. lus jucces, los periodistas, los. clentificas de otros cam pos.o les simples ciudadanes) podian adquisir suiciente domi- nip de la merodologia y transformarse en participantes actives del didlogo. Un principio bisice dela ciencia posnormal es que estos nce vos participantes son indispensables. La extensi6n de Ia comu nidad de pares ¢s esencial para mantener fa calidad del proceso de resolucién de les temas complejos. Ast, el manejo apropiado de ls calidad se-ve entiquecido de modo de incluir sal mukipli- cidad de participantes y de perspectivas. Para esta comunidad de pares extendida, deberén desartollarse tipos apropiades de discurso, normas y disposiciones insticucionales. El principio organizative clave seri la calidad, en relacién mis con las oxi- geacias de diglogo que con la verdad abstracta, Pluralidad de compromisos y perspectivas ‘La calidad se transforma en el principio erganizador de ha cien- cia posnormal porque e! viejo ideal de verdad no es ya sosteni- ble o relevante. Dado que ningiin experto particular puede pro~ porcionar certeza para las decisiones politicas, ningiin experra puede pretender un monopolio de la sabiduria o de la compe- teneia para su perspectiva expecial, La forma de didlogo que esta surgiendo en rclacién a los grandes problemas se basa en el re- conocimiento de una pluralidad de perspectivas legitimas, cada una con sus poderes bésicos, compromisas especiales. Los dis- tintos implicados, ya scan los consumidores, los NIMBY y les representantes de los discapacitadas 0 de los perjudicadas, jun- tamente con los protectores del-ambicate natural, tienen un lugar legitimo en las mesas de negociacién, juntamente con les ape- derados de las industrias y los gahiernos y las expertos acredira- dos en economia u otras disciplinas relevantes. El dialogo entre cllos deberia més bien el moldeado en les principios de la de- fensa juridica que en le pretensién de un academicismo no com- prometido. Su meta no deberia ser establecer qué voz tinica esta en Jo «correcco», mosttande 2 los owas como inevitablemente serrados». Antes bien, los temas politices en juego deben ser negociados y mediados: y en este proceso tendrin stthigar tan- 10 los modos de argumentar de! investigador como los del abo- gado. Una economia ecolégica que se vea involucrada en este tipo de proceso tendré una nueva forma, La llamamos «posnormaly paca recordar su contraste con Ia «resolucién de problemas den- to de un paradigma (dogético)» de la wciencia normals articulada por Thomas Kuhn. La multipl.cidad inherente y ne- 73 cesarla de perspectivas con respecto a un problema requiere un pluralismo de metodologias, incluso dentro de los componen- tes clentificos. Cualquier tema ambiental abarca entradas cien- tificas y consecuencias politicas gue iavolucran un numero de disciplinas y de consideraciones sociales y éticas, Ni siquiera lo- graremos resolver tales problemas apelando a la investigacién smultdisciplinariay, pues en ella cada especialista tiende a jugar de manera solitacie y 2 tracar de negar competencia—y en con- secuencia responsabilidad— para evaluar la calidad a las conti buciones ajenas. En el consexto de la ciencia normal tradicio- nal, esta prictice seria tolerada en la medida cn que las especialidades temiticas pudieran mantener su propia seguridad de calidad; pero en la ciencia posnormal esto no puede lograrse. La plurelidad de perspectivas y compromisos no niega fa com- petencia especial de gente que reviste el caricter de experto es- pecial; rampoco significa que deba incluirse a algiin «lego» en los comités de referato. Empero, significa que hay una mezcla y una combinacidn de destrezas, en parte séenicas y cn paite per- sonales, que hace que todos les involiueridos en un problema puedan enriquecer la comprensién del conjunto, No hay una i- nea de demarcacién clara que idivida el comporiente «experto» del lego», en particular porque cada experto serd clego» con res- pecto a al menos uno de los otros componentes, Bajo tales cit= cunstancias soscendreimos que, para el estudio y la préctica de la economia ecolégies, es claramente inapzopiada la idea de un «pe- radigma» que define in campo de précticas de resolucién de pro- blemas. En el diélogo relative a un problema de ciencia posnormal el principio guia sla calidad més que la verdad; y se la operacionaliza a través de esta pluralidad de competencias, petspectivas y compromisos. No podemos mostrar de qué trata la cioncia posnormal de la economta ecoldgica si conservamios la imagen de que el proceso depende de la expectativa, ya sea de conecimiento cientifico definitive o de una uniformidad forza- dade opiniones. 74 Las estructuras intelectuales ‘Todos los modelos previos de ciencia corsesponden al ideal de investigacién motivada por la curiosidad, que tiene como meta cexclusivamente el que se puede apren- der por mera repeticién. La genuina creatividad (en este caso on, la inrerpretacisn) llega sélo para aquellos que finalmente pue- den ir mas allé de los limices del sistema total compuesto por los matctiales, las lerramientas, el yo y el macs. De esta mae nera se da el progresos ninguno de los elementes sigue sienda all mismo; pero semnejante logro no es ficil de alcanzarse de moda seguro y garantizade. ‘Aunque en dl estilo clésico el producto puede parecer muy directo al expectador ingeauo, quienes poseen tna compreasién mis profunda percibirén los rasgos sutiles que distinguen los logros de alta calidad y cxeitividad de aguéllos que meramente denotan competencia. Por esta razén el «conocedam entze los ejecutantes y los criticos es tan esencial para cl manteaimieato de los ms altos estindazes de calidad. Pero la inmediatez de la realidad que se representa hace posible una participacién mis amplia en la empresa de apreciacién y evaluaci6n. Los diferen- tes niveles de habilidad y destreza atvesanal son wansparentes incluso para quienes eatin fuera del circwo de los practicantes y los conacedares, tales como una audiencia de conciertos. Se ror nan cada vez mis educados en sus propias capacidades de apre- ciacién y comparten el compromiso con la realidad que so esté representando, coa la certeza acerca del mensaje que se tans- mite y también acerca de le calidad que es esencial para la pro- duccién creativa. ‘Ast, en al estilo clésico la realidad y la calidad ineeractdian de ‘manera fecunda. En el estilo modemno hay tina censidn no re- suelta entre ambas. A pesar de su profundidad y articulacidn, las estructuras abstracras que constituyen la realidad en el exilo 83 modetno nunca pueden lograr un contacto completo con la «apa- riencia», esa compleja y sutil rextura del mundo tal come es per cibido y elaborado. La forma se transforma en ¢l centro del men- saje; por lo tanto, tales producciones carecen de la inmediatez del contacto vivido personal que permite una préctics en nive- Jes continuamente ascendientes, de los ejercicios hacia la destre- za, de los de problemas hacia el artesanade, de los desaffos ha- cia la creatividad. Por supuesto, en el estilo modemo es posible logear cualquiera de estos niveles de prictica diestras lo que es problemitico es la continua progresibn entre ellos, dependiente de una interacci6n cada vez mds profunda con el mundo de la pedctica asl como con las leeciones de los antiguos maestros. Dentro del estilo moderno has tareas de ensefianza se vuel- ‘ven extremadamente dificles. El aprendizaje inicial de los alum- nos de técnica tendientes al logro de la habilidad no puede ser motivado por una progresién que promete sec continua hasta alcenzar los niveles més altos de creatividad. Le expresién artis- tica termina alienada de! dominio vécnico. Esto puede explicar por qué en las artes crcativas encontramos manifiesios 7 movi- imientos mis que escuelas de maestros y discfpulos en el sentido cldsico. Mientras quie én el estilo cldsico era muy resperable para cl artista pertenccer al estudio de un niaestro, en el estilo mo- demo Jos maestros sdlo tienen imitadores. Aunque en sus ele- mentos formales el estilo modemo se relaciona mas con lo es- trictamente elésico que con su variante «omiatica», en su prictica social produce el mismo tipo de individualismno heroi- co que el romanticismo mis anticuedo. ‘Como resultado de estos aspectos del estilo modemo, se di- ficultan las tarcas de evaluaciéa de la calidad. Por ajemplo ante tun braceto del tiltima Picasso, algunos consideran que hasta un chico podria haber hecho lo mismo; no se percatan de que tal ingenuidad aparente se ha desarrollado a través de décadas de cvalucién bien documentada en trabajo inspitado, comenzando con los més destacados logros clésicos, Asi la calidad no es siem- 84 pre obvia para el espectador ingeauo, y en cambio necesitard ser mediada a cravés de expertos en la crltica. Mis atin, la inaccesii lidad de las producciones modernistas privan a la comunidad cmativa de una audicncia de legos que, sean cuales fueren sus li- mitaciones, sirven para mantener al trabajo que se funda en sus propias experiencias de vide en el mundo. En el estilo moderno la comunidad de aquellos que estin invokucrados en la critica y en In evaluacidn se achica hasta abarcer solamente alos producto- res y expertos, transformandose finalmente en exotética Podemos usar el concepto de wauudiencia» para ilustrt las re- laciones entre las producciones culturales y su contexto societario, En clestilo clésico la audiencia, inespera pero educeda, es una parte esencial de le produccion: el realizador y Ie audiencia com- parten la misma realidad. En el eso moderno, a audieacia efec- tiva se testringe a los expertos, ya scan colegas o ctlticas profe- sionales. En el estilo posmoderno, la audiencia est fragmented, y cxisce en aquellos individuos que son capaces de tener una ex- periencia, La manera en que el mensaje opera también depende del estilo: eldsicamente, muestra; en e] estilo medema, detauastra y (tal como lo expresa Baudrillard) en el posmoderno, seduce (Baudrillard 1990b). la calidad excerna de las producciones ce definida y evalus- da por alguna comunidad relevante, La comunidad puede ser grande y variada, tal como en el estilo clisico o restringida tal como en el medemo. Pero no es preciso que la calidad sea pu- ramente subjetiva, o incluso meramente intersubjetiva, Tal co- munidad tiene un compromiso con respecto a a realidad parti- cular y alos valores compastidos y posse cjemplos de excelencia (uclésicos») que sven como modelo para el mantenimiento de Jos estindares de calidad. Por supuestc. siempre hay una ten- sién entre los propésivos privados de quienes estén involuctados en la actividad y las funciones publicas de su trabajo; asi indu- so los mas grandes artistas deben sobrevivir en el mundo mate rial, a pesur dela excelencia espivirual desu trabajo creative. Pero debe haber armonia entte lo privado y lo piblicos y si en cual- quiet producto creative lo privado o los propésites eneubierios dominan sobre les piblicos o sobre los explicitos, I calidad se ve traicionada. En el estilo posmoderno, el mensaje ya no es anunciado de manera distintiva tal como lo era en el estilo clisieo, ni estd im plicito en la forma tal como en el estilo madetno sino que exis- te dio en las experiencias de los espectadores separades. El locus dela calidad de lx produccisn cambia slejéndose del mensaje y centeindase en los logras técnicas que permiten la confusién total de esa hiperrealidad ereada para los espectadores. Estos lo- ‘gros téenicos pueden alcanzar una gran excelencia, y por cierto deben hacerlo si ha de mantenerse la hiperrealidad. Pezo el cae Hicter de experto es puramente téenico y se ve alienado de la experiencia (sca estetica o psicodélica) que se esté transmitien- do a los espectadores Pademos ilustrar mas estos tes estlos en términos de la edu- cacidn de los participantes en la experiencia, Como vimos, en cl estilo elisieo se presupone una audiencia inexperta educada, En dl estilo moderno se transforma en problemitiea pero alin «ss fundamental en’principio. En Ia posmodernidad es imelevan- re. Los espectadores de las producciones clisicas 0 modernas (como los deportes, con ejemplos de juegos grupales y aconte- cimientos de campo respectivamente) ganarén una apreciacion reciente si se los educa en as destrezas especiales involucradas. Estos espectadores suelen discurie puntos muy sutiles de la eje- cucién o del estrategia tan ardientemente como los fanéticos de pera. En contraste, los espectadores de los acontecimientos posmodernos no neecsitan que se les reconozea pervenencia al- guna 2 través de sfmbolos especiales u otras insignias. La cali- dad de los ejecutantes 0 la discriminaci6n de la audiencia resul- tan menos imporcantes: respectivamente, que la de los céenicos ‘que permiten y median la cjecucidn, y Ia de los diseiadores de los «polos» que se venden a la audiencia. 86 La posmodernidad como un fenémeno de masas Si la posmodernidad concerniera s6lo a élgunos escritores y cal ticos que han sido ganados por dl escegricismo o la nostalgia, podria descartdrsela como una moda o como un juego intelec- is amplia; pretenden que toda la sociedad contempordnea se ve afee- tada por le posmodemidad. En le medida en que esto sea ver- dad y, para nosotros, en la medida de que al sistema teenol6gi- co edcé inmerso an al fendmeno posmodeeno, el presente estudio es may importante, Pues no hallamos ante un desarrollo social eseacialmente parasitario, por no decir cancerosa. Esto pucde verse en el destino de su exponente més corisistente y profane do, Baudrillard, quien en la década de los sesenta se desilusiond tanto de Marx como de Freud, y luego de décadas de estudio vio a nuestra civilizacién actual cercana a la catdstiofe mera En una excala mds amplia, pocemos decir que (en la cultura occidental al menos) ¢s dificil imaginar cémo una nueva gene- racién, que se ha visto inmersa en una hiperrealidad, podré ain ser capar de dominar el tipo elésico de cessrera que se requiere para operar esta subestructura tecnolégica especial y mantener funcionando a Ja sociedad. Si esto es asi, una masa posmederna no duraria macho més que una generaci6s, levando 2 algtia tipo de reaccién puritena oa una degradacién répida y total del sis- tema recnoldgico y codos sus subproductos. Incluso antes de la Primera Guerra Mundial, E.M. Forster tuvo la visién de una so- Ciedad hiper-técnica que experimentaba una degradacidn gradval pero acelerada del mantenimiento y control de fa calidad hasta The Machine Stops (1954), Con la posmedcrnidad en dl coman- do, esto podria ocurrir de manera répida y sbita. Baudrillard y otros ven a la posmodcmidad como un rasgo cscacial de la visidn vigente en le culsara popular de mases que ha crecido en ef siglo XX. Por cierto, algunos critieos hostiles del posmodernismo intexpretan sus andlisis en cérminos de la tual més, Pero los posmodernistas trabajan cn una trama nostalgia de una clite cultural que ha perdido su antigua hege- monia sobre Ia produccién cultural de la sociedad. En este sen- tido Ia posmodernidad representa el fin de la hipacresia, pues las masas menos educadas pueden ahora gozar de los prochictos culrurales que quieren y por los que pagan, sin quc se las haga sentir culpables 0 inferiozes, Pero por las mismeas razones, puc- den negatse libremente a sostener las producciones de elite de la alta cultura que parecen beneficiar s6lo a una minorfa snob. La sociedad de masas frenes a las matematicas computacionales pre- valecientes en todas las otras civilizaciones, Can el atractive po- pular de los fractales, incluso las matematicas puras se transfor- man nueramente (em parte) cu un ostudio cmpirico de ipo especial (Tiles 1991). Con los fractales las entidades de las matematicas cambian de ser estruccuras conceptuales (como los elicules y las sectas de la geometsfa euclidiana o los conceptos abstractes de las me- temiticas modernas) para transformarse en resultados de com= putaciones con mimeros deverminados. En ese sentido, la reali- dad matematica regresa a su base computscional prehelénice, pero ahora se ve mediada por lox ordenadores, cuyas ripidos cdl- cules no pueden ser captadas por las destrezas humanas o por la intuicién, Conjuntamente con la realidad, la serteza mater tica también se ve transformads, La «prueba» con todos aus co- nocidos problemas fundacionales ahora se ve suplantada por el programa informatica. Este es esencialmente opaco a la revisidn compzensiva por parte de los humanos, de manera que el resul- tade de una computacién siempre podré estar en duda. Pero si parece que funciona, por supuesto sera aceptada por lo menos hasta el momento en que se descubran «problemas. Asi, inclu- so aqué vuelve a entrar el empirismo en la matemuicica después de un largo exilio. Los criterios de calidad también deben ser sevisados como para acomoda este tipo radicalmente nuevo de matemdticas: en ausencia de conexida con las maneras tradicic— nales de haver y concebsir las mateméticas Ia excelencia en este 92 campo se relaciona con la solidez de la informacién tecnolégica sabyacente, pero también con la atraccién de la manera en que se la exhibe, ‘Tales desarrollos llevan la posmodernidad a las mateméticas de diversos modes. Por ana parte, la imagen modernista de las mateméticas corre ef peligro de sucumbir ante el asalto posmedernista. La siuuacién paradéjica es muy bien deseripta por Mary Tiles (1991, p. 173): -» el yuelo a una proliferacién posmoderna, la restriceién de sus andlisis a lo fragmentario y a lo perspectivista, a través del abandono de los estandares de coherencia y consistencia y dela exigencia de orden racional, es en s{ misino una con- seguridad, para defenderse con tala posibilidad de una critica radical, el tipo de erftica que constituye una fuerza para el cambio y el desarrollo. De esta mancra; ls posicién posmodema se desliza con facilidad ha- tinuscién de la busqueda de cia una estrategia conservadora de pluralismo liberal que, petmitiendo un lugar pera sodos, no necesita escuchar los reclamos de ninguno (Donoghue 1983). En la medida en que el colapso del modemismo en la filo- sofia matematica engendia la consigna feyerabendiana «toda vale», la inerusién de los ordenadores en la prictica de la ense- fanza y el aprendizaje puede convertir en aparentemente obsolecas a las destrezas matematicas, con consecuencias finales que podsian ser catastrdficas. Después de todo, si incluse los ordenadores més baratos pueden hacer &gebra mejor que los es- tudiantes, gpara qué molestarse en aprender? Es francamente anticuado pretender que hay algunas destrezas basicas y algunos insighe: bdsicos que no pucden scr compurerizades; y luego de pricticamente un siglo de modernismes es-imposible presentar argumentos en favor del elemento empirico artesanal en las ma- xemiticas en todes los niveles, Por lo tanto, es probable gue los 93 estudiantes terminaria conociendo sélo la matemética suficien- ce para programar sus ordenadores manuales; y luego serdn pal- maciamente incapaces de evalua’ la cilidad de lo que sus orde- nadozes producen. Encontramos aqui un andlogo posmoderno de Jo que ya hemos discutido en conexién con la hipertealidad, [pero en este caso en la mais basica de las artes por las que sobie- Caos y modelos de computadora La etzoria del caos» constituye un desarrollo andlogo y estiecha- mente relacionado. Lleva a la incertidumbre mucho mils cerca del coruain de la ciencia pues concierne a sistemas que son comple. tatnente deretministicos en su causalidad, pero que sin embargo resultan impredecibles en detalle. Asi la incertidumbre se mueve hhacia adentzo desde su base clisica en la valeatoriedads y cam- bién hacia aiiba en Ia escala desde su base fisica moderna en los fendmenos cudnticos. En términos floséfices, representa una in- certidumbse que es cpistemoldgica y cn consecucncia, como ya hemos atgumentado en este volumen, es mucho més profunda ‘que la técnica o la mecodolégica (sistema notacional NUSAP, Funtovicz y Raveiz 1990). Lo plinteado se torna real, cualquier sistema fisico (distinto de lor wivialmente simples) poseers este tipo mis profundo de incertidumbre y desafiari la prediccién exacta de sus estados faturos. Sin embargo, que un sistema inde tcrminado sea geauinamente seasticor (por oposicién a meramen- te complicado o verdaderamente 2zstoso) silo puede conocerse cuando su comportamiento finalmente converge en un estado casi petiddico; y ven tltima instancia» puede ir mis alld del experi- mento'o incluso de la computacida. Los problemas metodolégicos de la «teorfa del caos» no se detienen aqut, pues las mediciones matemdticas bdsicas para de- finir las propiedades wfeactalesr de los sistemas casticos parece peasliarmente artefactual. Los ntimeros que surgen de las ela- boraciones matematicas y de las computaciones no dependen meramente de la eleccidn de una media wfractal» definida, sino también de mancta muy fuerte (y pot cierto no lineal) de una graduacisn (ccaling) de lor conjuntos que se estin midiendo. La ausencia de criticas efectivas 2 estas mediciones fractales, justifi- cada sobre la base de su yasiabilidad, las vouvicrten on una a0- vedad matemitica. En té:minos clésicos © mode:nos, deberian sez desconsiderados como metas artilugios (gadgets) (Baudrillard 1990, p.77). Por o:ra parte, entre los cientficos hay mucho debate acerca del estatus de la eeoria del cans tal como te la aplica a fendme- nos fisicos del tipo de los proceses climat.cos 0 geoldgices. Pues la computacién dea dimensida fracral de los sistemas cadticos, para que sea genuina y no artefactual, deze disponer de ua ni- mero suficiente de puntos-datos empiticos, y este mimero se incsementa muy ripidamente para las dimensiones fractals ele- vadas, La produccién de puntes extras para la invezpolacién no satisface genuinamente Ia exigencia. En virtud de problemas de este tipo, algunes aurores se han preguntado si cl tema que nos concierne os el caos o simplemente la confusidn (Procaccia 1988, Ruelle 1990), Todavia no podemos asegurar si la teorfa del caos se terminard agregando a la ciencia de modo mis significativo y permanente que sus predecesoras en Ia modas matemiticas ta- les como la «teotla de las catdetrofeen. Sin embargo, en la medi- da en que se presenta en su forma actual, su combinacin con la inceitidumbre profunda, la realidad ambigua y los ctivesios confusos de calidad, la identificardn sin duda como cortespon- diendo al estilo posmoderno. Dado que los fenémenos matemacicos bisicos de la teorfa del aos (mostrados por programas informdticos bastante simples) son tan sorprendentes e inesperados, y dado que el enfoque parece ex- plicar las dificultades pricticas de predecie el comportamiento de los sistemas complejos, los practicantes tionden a ver aun mode- lo «cadtico» como si fuera la realidad que pretende sepresentar. Esta falacia de una realidad desubicada es muy comin en todo el campo de Iz modelizacién: prevaleciente mucho por la ausencia de tests efectivos que permitan demostrar qué tipo de correspon dencia —si os que hay alguna— se da entre los modelos y la rea~ lidad. A diferencia de los elementos antiintuitivos de la teoria f- sica contemporanea (que ¢s moderna en cstile), los componentes ce los modelos cadens, desprovistos de certeza, calidad y seal dad, son posmodernes. EL uso difundido de simulaciones de ordenador ha levado 1a posmodemnidad a una escala masiva en muchas ramas del sis- tema cientifico, Nos basta con citar un trabajo temprano de Baudrillard: ‘Un inmenso proceso de simulacién ha tenido lugar exten- diéndose a toda la vida cotidiana, en la imagen de esos «mo- elas de simulacién» sobre los que se hasa la clencia opera- cienal y computacional. Uno «fabricar» un modelo combiaando las caracceraticas 0 elementos de lo recs los hace wactuam un acontecimicnto, estructura o situacién futuros y puede extraer conclusiones técticas a ser aplicadas a la reali- cad, Se puede usar como una herramiente analitica bajo con- diciones cientificas controladas. Fn las comunicaciones ma- sivas, este procedimiento asegura la fuerza de la realidad, abolicade 7 volstilizando a csta ultima en favor de la neotealidad de uin modelo materializado a través del medio mismo. (Baudrillard 1974, p. 92) Acerca de este procsso Baudrillard comenta, Tendrlamos que ser muy cuidadosos y no interpretar esta in- mensa desereza de producir arrefuetes, componer psedo-ob- jerosy pseudo-acontecimienros que invaden muestra existen- ia cotidiana como la desnaturalizacién o fabificacién del scentenidor auténtico. ... Esen la forma donde lo cotidiano ha cambiado: donde quiera que esté, en el lugar y la ubica- ida de lo real, hay un sustituto, unt ‘ucorcal” ensezamiente producido mediante una combinacida de elementos codif cados (idem). Ast, Baudrillard vio alos modelos coimo un medio clave por 1 cual las preguntas acerca de la realidad se cornan imposibles el modelo no puede ser refutado, el cBdigo (ininterpretable) re- cemplaza al mensaje y todo et hipertealidad. No se requiere la visién culeuralmeste apocaliprica de un Baudrillard para producic un anilisis tal dela invasion del siste- za cicnuifico por los modelos de simulasiéa, En una discusién reciente de la aplicacidn de ls medelizaciSn computaciondl « los problemas ambientales globales, el distinguido matemitico aor- teameticano S, Mac Lane describié del siguiente modo al «and- Tiss de sistemass: sul construccién de «escenarios» fururos imaginatios masi- vvos con ccuaciones cleboradas para modelos cuaatitatives que se combinan para proporcionar predicciones o proyecciones (debiles o del tipo que sean) pero que no pueden ser verifi- cadas contrastindolas con hechos objetives. En cambio, [ta- les] estudios a menudo proceden combinando en serie un niimero de tales modelos no verificados, alimentando los re- sultados de un modelo de este tipo como entradas para otro modelo igualmente no verificedo... Tales estudios son expe- culaciones sin testeo empirico y por lo tanto no pueden va- Jer como ciencia... (Mac Lane 1988) Contestande a una defensa de la disciplina, Mac Lane coa- tiniia dudando que los problemas globales puedan ser enfrenta- dos usande modelos que wen primera instancia no sen verificables» y ageega «los problemas no se resuelven y no se ayu- daa la ciencia con la especulacién infundada acerca de modelos inverficabless. Sus comentarios finales atafien a la calidad, en el sentido de que la institucién de investigacién por él criticada no parece tener un mecanismo exitico adecuado, ya sea a wavés de lh disciplina o de la revisién de los informes producidos (ibid. p. 1624). Es interesante que el andlisis de Baudrillard aluda al uso de los madelos en politica: y a juzgat por un par de oraciones pa- recerta estar retrocediendo desde el posescructuralismo hasta un srealismo pasado de moda, Tales modelos se desatvollan prin- cipalmente en fuancién de propésitas politicos y las dificultades de un test empirico de los modelos pierde importancia cuando se comparan con Ta contrastacién de su calidad en tanto instru- mentos politizes. Por lo tanto, las fantasfas racionalistas de las aplicaciones mateméticas al arte de estado, que se pueden ras rear en Leibniz (siglo XVID) y en Ramon Lull (siglo XIV), vuel- ven a tener vida en la posmodernidad. Un nombre adecuado 2 tales méodos €s el aerdnime GIGO (usado en norteamérica para «Garbage In, Garbage Outs, Basura Adentro, Basura Afuera). Podemos ofteces una definicién estricta de la merodelogla-GIGO como tuna que depende de compuraciones en las que las incer- tidumbres en las entradas deben ser suprimidas de manera sis tematica, a menos que lis salidas se wansformen en totalmente indecerminadas. En esta metodologéa las téorfas son seemplaza: das por modelos computacionales 0 por experimenios a través de simulaciones informcicas, y los datos son susticuldas por las coraconadas de los expertes. En los términos cldsicos los GIGO serfan considerados como un nuevo tipo de psendaciencia que se enmascara de manera més exitesz en la medida en que no depende de la magia sino de los ordenadores. Sin embargo, en Ih posmodemidad, donde la calidad tanto como ls realidad y 1a certeza se evaporan, los GIGO son simplemente un aspecto mas del sistema tecnoldgico. Tales desarrollo: ciemtificos pueden ser entendidos en parte como una reaccién frente a la conteadiccién principal de nues- sta cvilizacién industrial global. Los problemas se crean por oposicién entre las pulsiones culcurales tendientes a un bienes- tar material individual y las consecucncias ambientales y sociee les adversas de los medios colectivos téenicos para su obtencidn. ‘Una manera directa seria advertir que el sistema recnolégico que ha creado los problemas no puede simplemente adaptatse para encontrar una solucién. Si esto es asl, #¢ hace necesaria una transformacién radical de la tecnologia basada en la ciencia que se despliege com respecto a tales problemas globales y que he- mos descripto como «ciencia posnormals (Funtowie: y Ravete 1991-1992). La otra manera, mas sencilla, es seguir adelante como hasta ahora en los sistemas tecnolégicos y politicos, usan- do cada ver més intensamente los métodos GIGO de manera aucaz para ingresar directo en la posmodemidad. Tecnologla posmoderna Los geéficos compuracionales permiten mostrar con facilidad cémo se manifiesta el fendmeno de la pesmodernidadad en a tecnologia, el sector mis grande del sistema clensifico. Estos gré- ficos son como anteojos en miniatura, al:amente desarrollados y diseliados para los comerciantes; desplazan la calidad desde el twabajo mismo hacia la exhibiciSn. En los sistemas politicos ou uso mis efectivo ha estado en conexién con la Iniciativa de De- ‘fensa Estrarégica (SID1), denominada de manera muy pesmoderna +Guorra de las Galaxies» por el famoso film de ciencia Gecidn. Los espectadores que miraban regularmente unucstros» misiles ~antimisiles orientindose inequivocamente hacia los «de ellos, ino cran engaiiados por la modesta advertencia de que se trataba de una «reconstruccién del artiste»; ellos sabsan que los SD1 en. exhibicién eran un escudo impenetrable frente a la agresion. En tales casos a calidad se ve traicionada por una confusién inten- ional eatte los geélicos computacionales edecuades de un exce lente sistema tecnolagien y los gréficos compucacionales exce- lentes de un sistema teenelégico imaginario. Act la tecnologia militar entraba en la posmodernidad y se transformaba en otro Jagpening posmoderno, aunque en una escala muy vasta, His- téricamente, los SDI podefan aparecer tan sélo porque ca la disuasién nuclear ya existe una confusién entre el hardware y la fantasia (Raverz 1990). Por supusto en una sociedad relativa- mente abierta mucha gente puede y de hecho parcicipard en el praceso de asegurar le calidad, criticando y desmistificando pri- blicamente tales aventuras. Bl debate con respecto a este tipo de problemas ito pucde resitingirse a tecnicismos puros sino que también involucra la metodologga, la politica y la ética, y parle ante sc transforma en un correctivo postiormal a las cenden- cias posmademas en tecnologia. Una tecnologie posmoderna mds consolidada es le bio. ecnologla: aqui el problema no concierne a sistemas ilusorios sino a la creacién de nuevas cosas vivientes que causan confi sidn, putes violan nuestras caregorias éticas y realistas heredadas: el Bien y la Verdad, El debate acerea de la bioreenclegia siem- pre ha estado sesgado pues hasta el presente los peligros han sido ncecsariamente expeculativos mienteas que los logres de carde- tor benéfico son relativamente modestos y bastante reales, Si el peso dela prucbs cae en los eriticos, pierden en todss las oca- siones. Pero cuando los proponentes prometen vasios beneficios ¥ sseguran que la «sociedad seré capsz de impedie cualquier dao, la balanza de la plausibilidad se invierte. Les politicas para el desarrollo tecnolégico y para la regulacién ya no pueden ba- sarse on realidades Armes descubiertas o creadas pot la investi- gacidn cientifies eldsica. Fn su lugar hallames incertidumbres ¢ ignorancias, interpretadas a partir de consideraciones politicas Hasta cl presente han. prevalecido especialmente las correspon- dientes als defensa nacional o al beneficio privado; pero comien- zan a ser desafizdas por consideraciones de prudencia incluso de compasidn. Esta situacién puede interpretanse como parte de Je vciencia pomormals y ser manejada de manera coszespandien- 100 te, Pero cuando se mantiene la ficeisn de la «normalidad clisi- cca», estamos verdaderamente en la posmodernidad. Entonces la ciencia ficcién se transforma en relevante para la politica, no como predictién sino como parabola. Los problemas éticos mds notables surgen en conexién con a tecnologia reproductiva, Aunque los proceros sociales normales han sido manipulados desde tiempo inmemorial (vase la Biblia en clacién a las téenicas de maresnidad sustivutiva al fandarse las Veinte Tribus de Israel), la teenologla ha taansformado, en ésta y otras esferas, tanto los proyectos précticos como los pro- biemas éticos. No es tan sélo que dispongamos de técnicas que permiten deconstruir dedsticamente el proceso reproductive de manera que la epatemmidad» se transforme ea un conjunto de posiciones en una Linea de ensamblaje industrial, Esta analogia se vuelve directameate relevante cuanéo censideramos la posi- bilidad de extender las técnicas de clonacién existentes desde los ‘mamiferos superiores hasta la humanided. En este punto la cien- cia ficci6n, y por cierto las fantasfas politicas, se transforman en tuna posibilidad recaolégica que puede ser costzada como cual- quier otra.

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