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TENCIA Edicion esparola de SCIENTIFIC AMERICAN 2° trimestre 2007 6,50 EURO Coen Pee Nae Re TL de entretenernos, de viajar, incluso nuestra manera de pensar. Lea INVESTIGACION ¢ CIENCIA. PCS SU ACCC CRE CCT 4 El largo brazo del sistema inmunitario Jacques Banchereau 12 El sistema inmunitario de alerta precoz Luke A. J. O'Neill 20 Sinapsis inmunitaria Daniel M. Davis 30 F4rmacos contra virus William A. Haseltine 39 Evolucién y adaptacién de los virus de ARN Santiago F. Elena 48 Combatir el VI Gary Stix 52 Vacunas contra los rotavirus Roger I. Glass 60 El virus de la gripe de 1918 Jeffery K. Taubenberger, Ann H. Reid y Thomas G. Fanning 72, Mutacién y resistencia a los antibi Fernando Baquero, Jestis Bldzquez, José Luis Martinez 80 La lucha contra el carbunco John A. T. Young y R. John Collier 88 ;Se puede detener a las clamidias? David M, Ojcius, Toni Darville y Patrik M. Bavoil 2 i Asi OPERAN LAS DEFENSAS DEL ORGANISMO & . EI largo brazo del sistema inmunitario Las células dendriticas atrapan a los invasores y comunican al sistema inmunitario cudndo y cémo debe responder. De ellas depende la eficacia de las vacunas y en ellas se confia para potenciar la inmunidad contra el cdncer Jacques Banchereau ermanecen escondidas, des- plegados sus largos tentéeu los, en todos los tejidos de nuestro organismo que se ha- lan en contacto con el en- tomo, En el revestimiento de Ia mu- cosa nasal y en los pulmones, por si inhalamos el virus de la gripe mien- taas vigjamos en un apretado vag6n de metro. En el tracto gastrointesti- nl, para alertar al sistema inmuni tario si-nos tragamos una dosis de bacteria salmonela, ¥, sobre todo, en Ja piel, siempre al acecho, por si al- ‘gin microorganismo penetra a través de un corte Son las células dendriticas, una clase de leucocitos entre Ios que encontramos algunos de los actores mas fascinantes, aungue poco com- prendidos, del sistema inmunitari. En estos tltimos afios, Ia investiga- cién ha comenzado a descubrir los mecanismos de que se valen las e&- Iulas dendriticas para educar al sis- tema inmunitario sobre Io que per tenece a nuestro organismo y qué le es extrafio, cuando no dafiino, Se ha visto que las células dendriticas ini cian y controlan la respuesta inmu- nitaria. Asf, resultan indispensables para el establecimiento de la “me- moria” inmunitaria, que es la base de todas las vacunas. MEdicos y pro- fesionales de los Iaboratorios far- macéuticos se apoyan en Ia funcién que ellas desempefian en la inmuni- zacién y “vacunan” a pacientes de cdncer con células dendriticas car gadas con trozos de sus propios tu: mores y, de ese modo, activan el sistema inmunitario contra el cén- cer. Las células dendriticas son tam- bign responsables del fenémeno de Ia tolerancia inmunitaria, el proce: so por el que el sistema inmunita- RESUMEN/CELULAS DENDRITICAS > Las células dendritcas se laman asi por sus ramificaciones alargadas. Se las observa en diversos teidos; de una manera particular en la plel y membra- fas mulcoses. Capturan @ fs Invasores, los trocean en antigenos y exponen fos fragmentos en su superficle > Las eélulas dendtiticas portadoras de antigenos viajan hasta los ganalios lr fiticos 0 hacia el bazo. interaccionan alli con otras células del sistema inmu: rio aprende a respetar otros compo: nentes del organismo. Pero las células dendriticas eseon- den una cara oscura. El virus de Ia inmunodeficiencia humana (VIH) se introduce en las células dendriticas para aleanzar Ios ganglios lintéti- cos, donde infecta y elimina las cé- lulas T coadyuvantes, causando el sida. Por su parte, las células que se activen en el momento inopor- uno podrfan dar lugar a alteracio- hes autoinmunitarias; ocurre en el Tupus, En estos casos, la supresi6n de la actividad de las células den- deiticas podrfa abrirnos la puerta a muevos tratamientos, Las células dendriticas no abundan. Apenas constituyen el 0,2 por ciento de los Ieucocitos de la sangre y es- ‘dn presentes en menores proporcio- nes ain en la piel. Por culpa de su exiguo numero se ha escapado su ver dadera funcién a los cientificos du- ante mas de un siglo desde que en 1868 las identificara Paul Langerhans, anatomista alemn que, sin embargo, las confundié con terminaciones ner- viosas de la piel. En 1973, Ralph M. Steinman, de la Universidad Rockefeller, las redescu- brid en el bazo del ratén y reconocié que formaban parte del sistema inmu- nitario. Las células estimulaban, con tuna potencia inusitada, la inmunidad en animales de experimentacién. Las Mamé “dendrfticas” en razin de sus brazos espinosos; pese a todo, se si- guen denominando células de Lan- gerhans a las dendriticas del subgru: po presente en la epidermis ‘A lo largo de los 20 afios subsi {guientes al redescubrimiento de estas células, tenfan que aislarse, para su ritari:linfocltes B, que producen anticuerpos, y células T asesinas, que ate an a los microorganisms y células infectadas. >» Las vacunas contra el céncer preparadas con células dendriticas portadoras de antigenos tumorales se encuentfan en fase de pruebas cinicas con pacientes, Se espere tambien poder inactvar las céulas dendriticas para combett el lu us y otvas enfermedades autoinmunitaras investigaci6n, @ partir de tejido fres- co mediante un proceso lento y me- ticuloso. Pero en 1992, cuando tra- bajaba en el Laboratorio francés de Schering-Plough de Investigaciones Inmunolégicas en Dardilly, pergei con mis colaboradores, métodos para cultivar grandes cantidades de células dendrfticas a partir de células madre de médula dsea en placas de cultivo. Casi simulténeamente, Steinman jun- 10 con Kayo Inaba, de la Universidad de Kyoto, publicaron que habjan in- ventado una técnica para el cultivo de células dendriticas de ratén. En 1994 un equipo dirigido por An- tonio Lanzavecchia, ahora en el Ins: tituto suizo de Investigacién en Bio. medicina en Bellinzona, y Gerold Schuller, hoy en Ia Universidad de Erlangen-Nuremberg, encontraron una via para cultivar células a partir de monocitos, células leucocitarias, Sa- bemos ya que puede promoverse Ia iferenciacién de los monocitos en eélulas dendriticas, que “excitan” 0 ‘bloquean” el sistema inmunitario, 0 en macréfagos, que reptan por todo el organismo eliminando células muer- tas ¥ microorganismos. La posibilidad de cultivar células dendriticas offeeta la oportunidad de investigarlas de un modo exhaustivo, Algunos de los descubrimientos inicia- Jes ampliaron nuestra comprensi6n, te nue entonces, del mecanismo de ope. racién de las eélulas dendriticas. Hay varios subgrupos de cétulas dendriticas, que emergen de precur- sores circulantes por Ia sangre y se asientan, todavia inmaduras, en Ia piel, membranas mucosas, pulmones y bazo. Las células dendriticas inma- ‘duras disponen de una serie de me~ ccanismos para capturar microorganis- ‘mos invasores; engullen invasores través de receptores caliciformes en su superficie, ingieren sorbos del If- quido que les rodea y succionan vi- rus 0 bacterias después de encerrar- los en vacuolas, Yong-un Liu, antiguo compaiiero mfo en Schering-Plough, que ahora trabaja en el Instituto de Investigacién DNAX en Palo Alto, ha descubierto que algunas células den- driticas inmaduras provocan la des- truccién inmediata de virus con la sectecién de intecfersn alfa, ‘Una vez que han engullido los cuer- pos extraiios, las células inmaduras los trocean en fragmentos (antigenos) ue el sistema inmunitario puede re- conocer, Las eélulas hacen uso del Tewas a8 i [ complejo mayor de histocompatibil dad (MHC), moléculas ahorquilladas {que presentan estos antigenos en su superficie. Los antigenos eneajan en el MHC. Hay dos tipos del mismo, el de clase Ly el de clase II. Estos dos pos de MHC difieren en su forma y en el modo de adquirir su carga de antigenos mientras estin en el inte- rior de las células, Las eélulas dendritieas son muy efi cientes en la captura y presentacién de antfgenos. Aprehenden incluso an: tigenos en concentraciones diminutas de éstos. Y conforme los van proce: sando para su presentacién, viajan al bazo por la sangre o hacia los gan- alios linféticos a través de 1a linfa, Una vez en su destino, las células completan su maduracién y presen- tan sus moléculas de MHC cargadas de antfgeno a los linfocitos T coadyu- vantes primerizos, células que has- ta entonces no se habfan encontrado con antigenos, Las eélulas dendriticas son las tnicas que pueden educar a los linfocitos T coadyuvantes prime rizos para que reconozcan como fo- neo o peligroso un antigeno. Esta capacidad singular deriva, se supo: ne, de moléculas coestimuladoras que hay en su superficie y pueden unir se en los linfocitos T a los recepto. res correspondientes. Una vez ensefiadas, las células T ‘coadyuvantes instan la intervencién de los linfocitos B, que sintetizardn anti- ‘cuerpos que se unirén al antigeno para su posterior inactivacién, Las eélulas dendriticas y los linfocitos coadyu- vantes activan también a las célu- las T asesinas, que pueden destruir células infectadas por microorganis- mos. Algunas de las células educadas por las células dendriticas se convier- fen en células con “memoria”; per- manecen éstas en el organismo du- rante aflos —decenios quizi— para combatir al invasor en caso de que vuelva la agresion. Que el organismo responda con an- ticuerpos 0 células asesinas parece estar determinado, en parte, por el subgrupo de células dendriticas que lleva el mensaje y por cudt de los dos tipos de sustancias inmunoesti- mulantes, amadas citoquinas, instan la formacién de células T coadyuvan- tes. En el caso de parisitos 0 ciertos invasores bacterianos, las citoguinas del tipo 2 son mejores, porque ar- man al sistema inmunitario con an- ticuerpos; en cambio se prefieren las ‘VIRUS ¥ BACTERIAS citoquinas del tipo 1 para enrolar a las células asesinas en el atague con- tra células infectadas por otros tipos de bacterias o por virus. Si una célula dendritica promue- ve la sintesis del tipo errado de ci toquina, el organismo puede estable- cer una defensa equivocada, Generar el tipo de defensa adecuado por parte el sistema inmunitario puede ser una cuestion de vida o muerte: cuando se produce una exposicién a la bacteria de la lepra, el sujeto que articula una respuesta de tipo 1 desarrolla una for ma tuberculoide, suave, de la enfer- medad, mientras que los que arman tuna respuesta de tipo 2 acaban con Ia forma lepromatosa, que es poten- cialmente letal Demoledores def cancer La activacién de las eétulas T condyu- vantes primerizas constituye la base de las vacunas, sean contra la neu- monfa, el tétands o la gripe. Con los ‘nuevos conocimientos sobre el papel que las células dendriticas desempe- fian en la inmunidad contra los mi- croorganismos y sus toxinas, [os labo: ratorios empiezan a dirigir su atencién hacia una nueva estrategia para com- batir el edncer. Las eélulas cancerosas son anor- males; en cuanto tales, cabe suponer que generan moléculas que no sinte- tizan las células sanas. Si se pudieran disefiar frmacos o vacunas dirigidas exclusivamente contra las moléculas aberrantes, podrfa combatirse el eén- cer sin dafar céluias y tejidos sanos, lo que ahorrarfa algunos de los efectos secundarios perniciosos de la radio- terapia y la quimioterapia (caida del pelo, nduseas y debilitacién del sis- tema inmunitario a causa de la des- truccién de la médula ésea), No ha sido tarea ficil encontrar los, antigenos que s6lo ocurren en las ¢& Iulas cancerosas, pero se ha conse 1. RAMIFICACIONES ESPINOSAS, habitual en las clulas dendriticas del hombre (primer se- ‘qundo recadros, empezando por aria}, ratén (tercer) y rata (carte) La élula dendrtia dela rata se muestra en interacién con otra cdlula, que parece ser un linfocito T coadyu vante, A través de esas interaccones, las cé lulas dendritcas ensefian al sistema inmuni: trio qué es lo que debe atacar. Para preparar vacunas contra el cancer se emplean células maduradas en el laboratorio, como la del re cuadro segundo, PRESENTES EN LOS PULMONES, PIEL, INTESTI NOS Y GANGLIOS LINFATICOS, as células den- driticasinstrumentan la respuesta inmunitarla conta los invasores {aqui as bacterias pene tran en la plel através de un corte) Las bacterias penetran en la canst (wee \\ AS } Ss Las células dendritic ingieren bacteras y las to ‘ean en antigenos, Cuando salen del telido infects ddo, maduran y muestran los antigenos enganchados a moléculas MHC de clase ly de clase I CeLULA ‘DENDAITICA { | evens = | xe ANTICUERPO, | IL i ice ca y + Las dendtiticas se unen alas células T coadyuvantes,cél- | Caibsad Se vi tastelss caveu ane ae lusTasesinosy —quizhe--alos infodtos B.Elenlaceinita = ff theo! a través de la nf, los culos den ( Te artos oct usta ennui sas Vip ita xevan ott cas de ices ‘ant ue etuan a oy cols Taeanay oq cue Inmuritario que rectnocen a carga dear tu os tnocosBcomlencen a produc anteuepos. 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A comienzos de los aos noventa, los grupos de Thierry Boon, del Instituto Ludwig contra el Can- cer en Bruselas, y de Steven A, Ro- senberg, del Instituto Nacional del Cancer de los Estados Unidos, iden- tificaron, de forma independiente, an- igenos especificos de melanoma que han pasado ya a la fase de prue- ba clinics En estas pruebas se emplean habi- tualmente vacunas preparadas con cé- Iulas precursoras de eélulas dendriti- ‘cas, que se han aislado de pacientes de céncer y cultivadas en el labora torio junto con antigenos tumorales. Durante este proceso, las eélulas den- Uriticas captan los antigenos que tro- ‘ean y presentan en su superficie. De acuerdo con el guidn, cuando se in- jan de nuevo a los pacientes cabe esperar que las eélulas dendriticas cargadas con antigenos, despierten la respuesta inmunitaria de los pacientes contra sus propios tumores. Frank O. Nestle, de Ia Universidad de Ziirich, Ronald Levy y Edgar G Engleman, de Stanford, y otros expei tos del sector privado estan compro- bando la eficacia de este enfoque en tipos de céncer muy dispares: mela noma, linfoma de linfocitos By tu- mores de la préstata 0 del colon. Se hhan cosechado algunos indicios de éxito. En septiembre de 2001, por ejemplo, mis colaboradores y yo pu- blicamos nuestros propios resultados: de 18 pacientes con melanoma avan- zado, a los que habfamos inyectado células dendriticas cargadas con an- tigenos de melanoma, 16 manifesta ron en las pruebas de laboratorio sig- nos de una mejorfa en la respuesta inmanitaria frente al cdncer que pa- decian. Y lo que revestfa mayor in- terés, se fren6 el ritmo de crecim to del tumor en los nueve pacientes que expresaron respuesta contra més de dos antigenos, 2, TINCION DE CELULAS DENDRITICAS INMADU- RAS. Aparecen concolor verde en el telido del cancer de mama (recuadro superior y de co Tor rojo en la ple! normal (segundo recur. Conforme van madurando, sinttizan prote nas que faciltan su mutua adhesién (recua- «ra inferia) También producen receptores con forma de horquilla (puntos verdes, abajo), que san para mastrarfragmentos de los vaso Fes a otras célas inmunitaias. Se trabaja en el refinamiento det método, Las pruebas abarcan una muestra mas extensa. Hasta el mo- mento, las vacunas contra el cén~ cer basadas en células dendriticas se han aplicado s6lo a pacientes con cancer avanzado. Aunque se supone {que Ios pacientes con céncer precoz responderian mejor a la terapia—su sistema inmunitario no ha intentado todavia, sin éxito, erradicar el w- ‘mor— persisten algunos problemas potenciales que merecen considera- cin. Hay quienes temen que este tipo de vacunas podria desencadenar, por error, un atague inmunitario contra el tejido sano, A este respecto, se ha observado vitiligo —manchas blancas en la piel resultantes de la destruc~ cién de melanocitos normales pro- ductores de pigmentos— en pacien- tes de melanoma que recibieron las primeras vacunas de melanoma. Por ‘otro lado, Ios tumores podrian mu- tar y “escapar” del ataque del siste- ma inmunitario generado por Ia vacu- na de eélulas dendriticas. Las eélulas twmorales podrfan conseguir esa eva- sién al dejar de producir los antige- nos contra los que debfa arremeter un sistema inmunitario estimulado por la vacuna, Este problema no es, sin em- bargo, exclusivo de las células den- driticas; puede darse el mismo fend: meno con las terapias (radicionales del cancer. ‘Ademés, la preparacién cuidadosa de una vacuna con células dendri- ticas para combatir el tumor de un determinado paciente podria no ser econémicamente viable. Por eso son muchos los cientificos que se afanan fen mejorar esos pasos tan costosos y lentos para aislar células de pacien- tes, manipularlas en el laboratorio y reinyectarlas después. En cierta linea de investigacion se movilizan los precursores de las célu- las dendriticas presentes en el organis- ‘mo para que se dividan y comiencen orquestar una respuesta inmunitaria contra los propios tumores. El equi- po de David H. Lynch, de Immunex en Seattle, ha descubierto una cito- quina estimuladora, en los ratones, de la multplicaci6n de células den- ritieas, que, a la postre, inducen a los animales a rechazar tumores in- Jertados. Drew M, Pardoll, de la Uni- versidad Fohns Hopkins, y otros han observado algo notable en eélulas tu morales transformadas mediante in ‘Temas 48 3 : Seattle Paris Durham Oxford © Lexington SEDE CENTRAL Warrington Framingham * Las prutbas de fase | evalian Ja seguridad en un nimmero pequento de pacientes as fases Wy Ul vloran fa capacidad de estimulor el stema Inmunitaio y la eficacia en un nero mayor de pecentes. genieria genética para que segreguen sgrandes cantidades de citoguinas, ac- iwadoras de células dendriticas:_ po seen el mejor potencial como vacu: ras contra el céncer, AL propio tiempo, otros buscan ca: minos para suprimir la actividad de las eélulas dendriticas cuando, en vez de combatir la enfermedad, la exs: cerban. En el fenémeno habitual co: nocido como tolerancia central, el {imo libera linfocitos T jévenes que reconocen los propios componentes del organismo como extratios antes de que tengan la oportunidad de in- corporarse a la circulacién, Algunos inevitablemente se escapan, por 10 que el organismo tiene un mecanis- mo de reserva para restringir st) ac~ tividad, Pero la tolerancia periférica, asf se ama el mecanismo en cuestién, apa- rece desarticulada en pacientes con artrtis reumatoide, diabetes de tipo 1 © lupus eritematoso sistémico, alte raciones todas ellas autoinmunitarias Mi grupo informé de que las célu las dendrfticas de Ia sangre de pa cientes con lupus desarrollaban una actividad impropia. Las células de estos pacientes liberan cantidade: vadas de interferén alfa, una protef za inmunoestimuladora que insta el desarrollo de las células precursoras para dar células dendriticas maduras cuando todavia se encuentran en Ia sangre. Las eSlulas maduras ingieren entonces ADN, presente en cantida: des insélitas en Ia sangre de pacien: tes con lupus; eso, 2 su vez, pro- voca que el sistema inmunitario del individuo genere anticuerpos contra su ADN. Los anticuerpos asf forma- dos acarrean complicaciones del lu- pus; la vida del enfermo corre peligro cuando se depositan en los riflones o cen las paredes de los vasos sangut- reas, Ante ese cuadro, proponemos que el bloqueo del interferén alfa po: dria facilitar un tratamiento del lupus al prevenir la activacién de las eélu las dendriticas. Una estrategia simi- lar podria impedir, en receptores de un trasplante, el rechazo de los nue vos tejidos, De una mejor comprensién de las eélulas dendriticas podria. derivars también un nuevo tratamiento d sida, En el ao 2000 Carl G. Figdor e Yvette van Koyk, del Hospital Ci nico San Radboud en Nimega, iden- tificaron un subgrupo de células den- driticas que producen DC-SIGN, una molécula que puede unirse a Ia cu- bierta externa del VIH. Estas eélulas aprehenden el VIH mientras reptan & través de las membranas mucosas y tejidos profundos. Cuando viajan a los ganglios linféticos, descargan el virus ante una concentracién eleva da de linfocitos '. Los férmacos que bloquean la inceraccin entre el DC- CANCER BASADAS EN CELULAS DENDRITICAS PRUEBAS ACTUALES* En fase | Fase ill (préstata, fase I (préstata, ‘mieloma maltiple, fase | (mama, ovatio, colon} Fase | (iRén), fase Il (melanoma) Fase I En fase | Fase I Fases 11 SIGN y el VIH podrian frenar la pro- aresidn del sida. tras enfermedades infecciosas co. mo el sarampién, Ia malaria y el ci tomegalovirus, manipulan también las células dendriticas para su provecho. Los hematies infectados con parasitos de la malaria, por ejemplo, se unen a las células dendriticas y evitan que maduren y alerten al sistema inmu- nitario de la presencia de los inva- sores. Varios grupos investigan eémo evitar que esos microorganismos s cuestren células dendriticas; algunos ensayan con células dendriticas su: percargadas para luchar contra las infecciones Conforme vayamos conociendo me- jor las moléculas que controlan tas Tulas dendriticas, conseguiremos tam- bign medins que nos permitiran hacer uso de su potencial terapéutico. EEGs NORIIC CELLS AND THE ConTROL | ‘OF TMOWUNITY. Jacques Banchereau ¥ | Ralph M. Steinman en Natur, vol, 392, pas 19 de marzo ‘de 1998. DENDRIIC CELLS AS VECTORS FoR THERAPY. Jacques Banchereau, Bea teice.Schuler-Thurner, A.” Karolina Palucka y Gerold. Schuler en Cel, 8, 227A 10 de La respuesta inmunitaria innata constituye la primera linea de defensa contra microorganismos invasore Recientes hallazgos relativos a la accién del sistema podrian abrir nuevas vias para el tratamiento de infecciones y trastornos inmunitarios na mujer se encuentra a bordo de un ascensor. Los pasajeros que Ia acompa- fan empiezan a estornudar. Mientras ella se pregunta qué enfermedades podrfan contagiar- Ie, su sistema inmunitario entra en acci6n, Si el microbio que dispersan los estornudos corresponde a uno con el que la mujer ha estado ya en con- tacto, un batallén de células inmuni- tarias entrenadas —la infanterfa del sistema inmunitario adaplativo— Io reconocerd y, en cuestiGn de horas lo eliminard, Puede incluso que ja- més legue a darse cuenta de que ha sido infectada. ero si el virus o bacteria corres- ponde a uno contra el que nuestra desventurada pasajera nunca ha lu chado, acudiré en su auxilio otro tipo de respuesta: el sistema inmunitario Snnato”, Este sistema de defensa re: conoce clases genéricas de motéculas producidas por miitiples y variados agentes patégenos. Cuando detecta ‘guna de estas moléculas extrafas, el sistema inmunitario dispara una res- puesta inflamatoria; en ella, determi- nadas células del sistema inmunita: rio se esfuerzan por aislar al invasor con un muro y detener asf su pro: pagacién, La actividad de estas cé lulas —y de los compuestos que se ‘gregan— precipita el enrojecimiento ia hinchazén de los puntos afec~ dos: también es responsable de la fiebre, malestar general y otros sf tomas gripales que acompafian @ nu- merosas infeeciones. El asalto inflamatorio se inicia me- diante los receptores tipo Toll (TLR, de “Toll-like receptors”), una familia de proteinas ancestrales que median la inmunidad innata en una gran varie: dad de organismos, desde los cangre- jos bayoneta (o herradura) hasta los bbumanos. $i los TLR fallan, el siste- ma inmunitario se desploma, dejando el cuerpo totalmente expuesto @ la in- FecciGn, Pero si se cae en el extremo puesto de una respuesta inmunitaria exagerada, el organismo no corre me jor suerte, pues se inducen trastornos ‘caracterizados por inflamacién erénica y lesiva: artrtis, lupus e incluso en- fermedades cardiovasculates. E] entusiasmo que ha generad tre los inmunélogos el descubrimiento de los TLR podria compararse al que ccausaba antafio el descubrimiento de tuna tierra desconocida, Numerosos in- vvestigadores esperan hallar respuestas a un sinfin de cuestiones inmunolégicas ain sin resolver. El estudio de estos receptores, asi como de los aconteci rmientos moleculares que desencadenan cuando detectan un agente patégeno. ya esté empezando a dar frutos: se han identificado posibles dianas para fér- macos que podrfan potenciar la activi- dad protectora del cuerpo, reforzar el efecto de Jas vacunas y tratar una am plia gama de enfermedades devastado- ras y potencialmente mortal La cenicienta de la inmunologia Hasta hace poco més de un lustro, el interés de los inmundlogos se centra- ba, casi exclusivamente, en el sistema Luke A. J. O'Neill inmunitario adaptativo. Los libros de texto llenaban sus paginas con detalles sobre las eélulas B (y cémo éstas fa- pprotefnas especificas, o antigens, en Ia superficie de un patégeno invasor) y las células T (que presentan recep- tores capaces de reconocer fragmen- tos de protefnas de patégenos). Se denominaba adaptativa Ia respuesta porque, durante el curso de una in: Feeci6n, se ajustaba —en funcidn del tipo de agente invasor— para optimi= zar la accién defensiva ‘La inmunidad adaptativa destacaba también por otra particularidad: dota de memoria al sistema inmunitario. Una ver climinada la infeccién, siguen pre~ sentes las células B y T especialmente entrenadas para prevenir ataques pos teriores. En esta capacidad de recor- dar infeceiones pasadas basan su efec- ividad las vacunas: exponen el cuerpo ‘formas desactivadas de un patégeno (© partes inofensivas del mismo) para que el sistema inmunitario reaccione como si se (atase de un ataque ver- dadero, generando células de memoria protectoras, Asi nos resguardan de en- Fermedades viticas 0 bacterianas. Una ver que el organismo se ha enfrentado ccon un patégeno y ha sobrevivido, las células T y B se encargan de que el mismo microbio no nos vuelva a sor- prender desprevenidos. En comparacisn con el adaptativo, el sistema inmunitario innato parecfa bas tante primitivo, Por un lado, se pensa- ba que sus componentes —incluyendo Jas enzimas antibacterianas de la saliva ‘Teas a8 LES os EL SISTEMA INMUNITARIO DE LOS MAMIFEROS se divide en dos camas principales, La dlvisin innata (izquierde) opera cer- «a de los puntos de entrada en el cuerpo y esta siempre alerts. Moléculos Ctoguinss y oes proteinas innamatoras Sistema inmunitario innato Este sistema consta de moléculas antimicroblanas y fago- tos (células que ingieren y dastiuyen patgenos), entre ‘varios componentes. Lo mlsmo que las eélulas dendriticas y los macrofagos, los fegocitos activan una respuesta in- flamatoria, madiante la secrecién de citoquinas: proteinas aque disparan un aluvidn de células defensivas procedentes de la sangre. Con las células reclutadas legan nuevas dota- cones de fagocits; sobre todo monocitos (que maduran y se transforman en macrfagos) y neutréfilos. y un grupo de protesnas imterrelaciona- das (conocidas en su conjunto como el complemento) que matan las bacterias en el torrente sanguineo— eran més simples que los anticuerpos dirigidos contra blancos especificos y las eélu: las T asesinas. Por otro, su respuesta no muestra capacidad de ajuste, RAMAS DEL SISTEMA INMUNIPARTO antimicrobianas 1 A —Mecrego 1 Icéiula 8 = } 1 Receptor de célula Bay ios D 4 celui ae) | 1 edule pos 1 Fanicvee fectadas Las células Ty 8 rminan rapidamente a los Sin embargo, al despreciar asf ta respuesta innata, os inmundlogos elu «fan un fenémeno de suma importan- cia, a saber, que este sistema innato, de presumida tosquedad, constituia tun elemento esencial para la operati- Vidad del sistema adaptative. Ast es: sin respuesta innata, no hay respuesta, Le inmunidad innata constituye un sistema de alerta precoz pare detectar y combetir infecciones de cualauier tipo. Estd mediada por receptores tipo Tel (TLR), producidos por numerasas celulas de defensa, ‘Cuando los TLR detectan un agente Invasor,promueven la produeclén de una | ateria de proteinas de sefslizacie | una respuesta inmunitaria completa. | L Ls hiposctivided de fos TLR inutilza el sistema inmunitaio; la hiperactividad de fos mismos induce la apariion de anitis reurnatoide, enfermedades cor diovasculares y otros trastornos. El control de los TLR o de las protelnas con Tas que éstos interactdan oftecerla nuevas vias para el tratamiento de enfer- tmedades infecciosas ¢ inflamatoras. ue inducen la Inflamacién y organizer Si ésta no cansigue contener el patégeno, [a division adapt tiva (derecha} entra en Juego, organizando un ataque mas tar dlo, aunaue muy selective. 4 Célula 8 de memoria Sistema inmunitario adaptativo Lis elas B y T son las protagonistas de este sistema. Las células B activadas secretan moléculas de anticuerpos que se unen a [os an- tigenos {componentes espectficos y exclusivos de un Inyasor con- cretol y destruyen el invasor o lo marcan para que sea atacado por fottos. Las células T teconacen los antigenos presentados por otras ‘células, Algunas de ellas ayudan a activar las células By a otras ce lulas T (no se muestra}; otras atacan directamente a las céluas in " C¥iulaTveconociendo nines nectee sce ee er) 4 / | or pe 2 oD | ors tie ; cau de memoria lengendran células 'ée memoria" que el Invasores reincidentes adaptativa, El sistema innato produce citoquinas, unas proteinas de seitali- zacién que no slo inducen la infla- ‘macién, sino que también activan las células By T protagonistas de la res- puesta adaptativa ‘A finales de los afios noventa del siglo pasado, el sistema inmunitario ‘adaptative se conocfa con profundi- dad. Poco se sabfa, en cambio, sobre Ja inmunidad innata. {Como activa- la respuesta inna- ta? {Cémo dirigia ésta la respues- ta adaptativa de las células T y B? Poco después, se descubrirfa que los TLR —producidos por distintas célu- Jas inmunitarias— encierran 1a clave de estas cuestiones. Pero el camino no fue fécil. Para llegar a dichas protef- nas, los expertos debicron recorrer un tortuoso y serpenteado viaje a waves de estudios del desarrollo de la mos- ca del vinagre, la biisqueda de dro- as para tratar la artritis y el amane- cer de la era gendmica ‘Temas 48 = inmunitarias. Los LPS desencadenan esa respuesta inflamatoria al ineitar a los macrsfagos y alas eélulas dendriti- casa liberar citoquinas: en eonereto, el factor de necrosis tumoral-alfa (TNF- alfa) y Is interleucina-I (IL-1) Se demostré que estas dos citogui: ‘nas gobernaban la respuesta inflama- toria mediante la activacidn de las c&- Iulas inmunitarias, Si se descontrolan, precipitan la aparici6n, entre otros, de la artrtis reumatoide, una enfermedad autoinmune en Ta que una inflamacién excesiva de las articuluciones conduce a la destruccién de las mismas. Los expertos dedujeron entonces que si li- mitaban los efectos del TNF-alfa y la IL-1 podrfan demorar el avance de la enfermedad y aliviar asf el sufrimiento de los pacientes artriticos, Pero toda- via no estaban en condiciones de di- sefiar dicha terapia; necesitaban cono- cer mejor el mecanismo de operacién i Toll, una proteina misteriosa La historia de este hallazgo nos re- trotrae a los primeros afios ochenta, cuando los inmunélogos empezaron a estudiar Ia actividad molecular de Tas eitoquinas. Estos mensajeros pro- {eicos son producidos por diferentes células inmunitarias: macr6fagos y cé lulas dendriticas entre otras, Los ma- créfagos patrullan por los tejidos del cuerpo en busca de sefiales de infec- cin, Cuando detectan una proteina extraila, inician la respuesta inflama- toria, Engullen y destruyen el inva- sor portador de esa protefna y se las proteinas del patégeno a multitud de células T y liberan citoguinas: una secuencia de operaciones que contri- bbuye a la puesta en marcha de la res- puesta inmunitaria adaptativa Para estudiar Ia funcidn de las di- ferentes citoquinas, los expertos nec sitaban hallar una via induetora de su produceiGn, Observaron que el modo is eficaz para conseguir que los ma- créfagos y las células dendriticas pro- dujeran citoquinas en el laboratorio era exponerlas a bacterias 0, 10 que revestia mayor interés, a componentes bacterianos espeefficos. El lipopolisa- tan varias eitoquinas; algunas de éstas _cérido (LPS), por ejemplo, una molé- disparan entonces una alarma que re~ cula que fabrican numerosas bacterias, cluta otras células al sitio infectado desencadena una potente respuesta in ¥ pone todo el sistema inmunitario munitaria, En humanos, la exposicién fen alerta total. Las células dendrf- 2 LPS causa fiebre y puede provocar ticas ingieren los microbios invaso- un shock séptico, una disfuncién vas cular mortal debida a una respuesta excesiva y destructiva de las células res y se dirigen a los nédulos linfé- ticos, donde presentan fragmentos de BuO Oye iro Jas bacteras gram-nggatvas, Una vez reconacidos LPS, una pareja de TUR4 enw la seal a cuatro moléculas que se encuentran en interior de la célula: (MyO88, Mal, Tram y Tr); 6tas, a su vez, ‘desencadenan una casceda de interacciones moleculares que ter- minan por activar un regulador principal dela iflamacion INF- KB], ste regulador acciona entonces la expresién de genes que ‘codifcan activadores Inmunitarios. Entre ellos se cuentan las cl ‘toquinas (derecha),inéuctoras dela inflamacion y activadoras de Tas células Ty B de la cvision inmunitaria adaptative. 105 RECEPTORES TIPO TOLL TLR, de “Toke receptor), pro- dlcidos por muchas clas del stems lnmunitario Innate Guesan a respuesta Iuniaria innaa l propo tempo que desempefan una func ccs en a tespuese apt | STRA’ por empl ata las defeat ant fa Invasion de una tact srrmegatve, tec ia ncurtones por medio de 2 | ton aun lpopolsactdo (LPS), un tipe de auc excusvo de ‘ rate 2.3 : way Theat ‘ “, y : os ey @ 2 © & ia atelos 8 age, ® neutofios “toby ® neutron re ean pac 5 eae Virus ¥ BacrEnas Is de estas moléculas. Para empezar, de~ bfan identificar las proteinas con las {que interactuaban, En 1988, John E. Sims y su equipo de Immunex, en Seattle, descubrieron tuna protefna receptora que teconoce Ja IL-1, Este receptor reside en las membranas de células muy dispares, ineluidos Tos macréfagos y las eélu- las dendriticas. La fraccién de recep tor que sobresale de la célula se une ala IL-1, mientras que el segmento que permanece en el interior trans: mite el mensaje de que IL-1 ha sido detectada. Sims examiné con deta He la parte interna del receptor de ta IL-1, con la esperanza de hallar al- guna pista sobre dicha transmisi6n: por ejemplo, qué moléculas de seiia~ lizacién activa la protefna en el inte- rior de las células. Pero se Hevé una ‘buena sorpresa: el dominio interno det receptor de Ja IL-] humana no guar- daba semejanza con nada que hubie- se visto antes. En 1991, Nick J. Gay, de la Univer- sidad de Cambridge, hizo un extrano descubrimiento mientras buscaba pro- tefnas similares a Toll, una protefna de Ja mosca del vinagre. Toll habfa sido ‘dentificada por Christiane Nusslei Volhard en Tubinga, quien bautizé ast ‘la protefna porque las moscas que ca- recen de ella muestran un aspecto ex: trafio (Toll significa “extrafio" en ale- ‘mén), La protefna ayuda al embridn en desarrollo de Drosophila a distinguir entre Ia parte dorsal y la ventral; por ello las moscas que carecen de Toll pa- recen en total confusién, como si hu- biesen perdido la lateralidad. Gay consult6 Ia base de datos que ccontenia todas las secuencias génicas ‘conocidas entonces, en su bdsqueda de genes cuyas secuencias mostra~ sen méxima coincidencia con Ja de Toll, suponiendo que éstos podrian codificar protesnas similares a aqué: Ia, Descubrié que parte de la protef- nna Toll guarda una sorprendente se~ mejanza con el dominio interno del receptor humano para Ia IL-1, preci- samente el mismo segmento que tan- to habfa desconcertado a Sims. Aquellos resultados parecfan care- cer de sentido. gPor qué una proteina jmplicada en la inflamacién en huma- nos se parecerfa a una proteina que les dice a los embriones de la mos- cca cudl es la parte de arriba? El mis- terio permanecié sin resolver hasta que, en 1996, Jules A. Hoffmann y sus colaboradores del CNRS en Es 6 2, UNA MOSCA DEL VINAGRE que carecia de la proteina Tol muere victima de una infeccién por hongos generalizada; as esporas cubren ¢l cuerpo como un abrgo de pies. (La cabe za se hala abajo a la derecha,) El estudio en cuestién, publicado en 1996, aport6 uno de los primeros datos sobre la funclin protec- tore que las proteinas Toll desarolian en la rosea del vinagre. trasburgo demostraron que las moscas, se servian de Toll para defenderse de infeeciones fingicas. En Drosophila pues, Toll es multifuncional: partici- ppa en el desarrollo embrionario y en la inmunidad del adulto. Receptores tipo Toll El receptor para la IL-1 y ta protefna Toll guardan semejanza s6lo en los segmentos que se ocultan en el in: terior de la eélula; Ios que estén ex puestos al exterior parecen bastante diferentes, Esta observacién Hevé a los expertos a buscar proteinas hu- manas idénticas a Toll. Después de todo, la evolucién suele conservar tos disefios eficaces; si Toll mediaba la inmunidad en las moscas, quizé pro- teinas similares estaban haciendo lo propio en humanos. Siguiendo el consejo de Hoffmann, en 1997, Ruslan Medzhitoy y el de parecido Charles A. Janeway, Jt, de a Universidad de Yale, hallaron ta primera de estas protefnas, a la que Hlamaron Toll humana. En unos seis meses, Fernando Bazin y sus com- paeros de DNAX, en Palo Alto, ha bfan identificado cinco Toll humans: se denominarfan receptores tipo Toll CLR). Uno de ellos, el TLR4, coin cidfa con la Toll humana deserita por Medzhitov y Janeway. Llegados este punto, todavia no se sabia con exactitud cémo podrfan contribuir los TLR a la inmunidad hu- mana, Janeway habia observado que tenar las membranas de las células dendriticas con TLR4 incitaba la pro~ duceién de citoquinas. Sin embargo, no logré explicar cémo se activaba el TLR4 en una infeccisn. La respuesta lleg6 en 1998, cuando Bruce Beutler y su equipo del Insti- tuto Scripps en La Jolla descubrieron ratones mutantes incapaces de res- ponder a los LPS: portaban una ver- sign defectuosa de TLR4. Mientras gue Jos ratones normales morian de sepsis dentro de la hora posterior a ser inyectados con LPS, los mutantes sobrevivian y se comportaban como si no hubieran estado expuestos a la molécula, Es decir, Ia mutacién en el gen del TLR4 insensibilizaba a los ratones frente a los LPS. Aquellos resultados indicaban que el TLRS se activa cuando interactia con un LPS, De hecho, ahora sabemos que su funcién consiste en detectar los LPS, El hallazgo arroj6 luz sobre ta ccomprensién de la sepsis, pues reve- 16 el mecanismo molecular que subya ce tras la inflamacién y suministré un posible blanco para su tratamiento. En dos atios, os expertos determinaron que Ja mayoria de los TLR —una decena de los cuales se ha identificado ya en hhumanos— reconocen moléculas bési- cas para la supervivencia de bacterias, virus, hongos y parisitos. El TLR2 se une al écido fipoteicoico, un compo- nente de la pared bacteriana; el TLR3 reconoce el material genético de los vi= rus; el TLRS reconoce la flagelina, una proteina que forma el flagelo que las bacterias usan para desplazarse; y el TLR9 reconace una secuencia génica distintiva llamada CpG, que se encuen- tra en bacterias y virus en una forma ccuya estructura quimica difiere de las secuencias CpG en mamfferos. Resulta evidente, pues, que fos TLR evolueionaron para reconocer y res- ponder ante componentes moleculares bisicos de los patégenos. Ello impi- de que un agente infeccioso eluda los TLR mediante la eliminacién o alte- racién quimica de cualquiera de estos ‘componentes, para pasar inadvertido; al ser fundamentales, terminarfa por inutilizarse. Ademés, dado que muchos elementos de éstos se comparten entre diversos organismos, bastan s6lo unos 10 TLR para protegemos virtualmente de cualquier patégeno conocido. La inmunidad innata no es exclusi- va de los humanos. De hecho, se tra- ta de un sistema ancestral. Disponen de respuesta inmunitaria innata las moseas, las estrellas de mar, las pul- ‘Temas 48 gas de agua y casi todos tos organis- mos estudiados hasta ahora, Muchos usan los TLR como desencadenantes. Los nemétodos, por ejemplo, se sir- ven de un TLR para detectar las bac~ terias infecciosas y escapar de ellas nadando, Los TLR abundan también en las plantas: el tabaco requiere la proteina N para combatir el virus del mosaico del tabaco. Arabidopsis tha- liana cuenta con més de 200, La primera protefna tipo Toll debi6 surgir en un organismo unicelular, an- tepasade comin de plantas y anima Jes. Puede incluso que estas molécu- las facilitaran nuestra evolucién. Sin un sistema de defensa eficaz contra la infecci6n, quiza los organismos multi- celulares jams hubieran sobrevivido. Asalto al castillo El sistema inmunitario innato se com- paraba antaio, debido a su supue: 1a simplicidad, con a muralla de un castillo. Se pensaba que Ia accidn de~ fensiva tenia lugar una vez que en la muralla se abria una brecha y las tropas que estaban dentro —las Julas T y BX entraban en batalla ‘Ahora sabemos que en la muralta del castillo se aposentan centinelas (TLR) que identifican al invasor y tocan rebato para movilizar a las tropas y preparar las defensas contra el ata cane. En otras palabras, los TLR dis- paran ambos sistemas: el innato y el adaptative La escena podrfa describirse como sigue. Cuando un patégeno entra por primera vez en el cuerpo, uno 0 Va- trios TLR (como los que se encuentran en la superficie de los macréfagos y las dendriticas que patrullan sin cesar) se unen a las moléculas extra- fias: por ejemplo, los LPS de las bac- terias gram-negativas. A continuaci6n, Jos TLR incitan a las células a libe- rar varias citoquinas. Estos mensajeros proteicos reclutan entonces macrofa- 208 adicionales, células dendriticas y otras eélulas inmunitarias para aislar ¥ atacar (sin especificidad) el microor- ‘anism intruso. Al propio tiempo, las citoquinas liberadas por esas eétulas causan fiebre, dolor corporal ottos sintomas de tipo gripal Los macréfagos y las células den- ado el agen- smentos del mismo en su superficie, junto con otras moléculas, para avisar de la presencia del pat6geno. Esta exhibi- cidn, en combinacién con las cito- guinas liberadas en respuesta a los TLR, activa por fin las células By T, que identifican dichos fragmentos. Ello provoca —en el curso de varios ddfas— que esas células proliferen y dirijan un ataque violento y polari- zado contra el invasor. Sin el efec~ to cebador de los TLR, las eélulas B y T no se activarian y el organismo ho serfa capaz de organizar una res puesta inmunitaria completa ni recor- dar infecciones previas. ‘Tras la infecei6n inicial, se reserva una cantidad suficiente de células T y B de memoria para que el cuerpo pueda cenfrentarse al invasor con mayor efica- cia en el caso de que éste regrese. En ocasiones, este ejército de eélulas de memoria opera con tal prontitud que no llega a producirse ninguna inflama- cidn. Ello hace que la victima no se te invasor muestran fr FUNCIONES DE LOS RECEPTORES TIPO TOLL ‘CADA RECEPTOR TIPO TOLL detecta algun componente eser cial de una amplia gama de patégenosi en su conjun- to, los TLR reconocen casi todos los Invasores que ppodrian causar enfermedad. Cada tipo de célu- Ia enciera una combinacién diferente ce es- tos receptotes, que operan por pares: Se han identificado ciez TLR humanos y_ lip gran ndimero de las molécolas: ‘que éstos reconcen (abajo). Se Cah ee psy biti de Galena single bacterias y tame ‘Virus ¥ BACTERIAS cer dato pee Bani 2a flagelina eee ee Ah Oct pial ae Can encuentre tan mal; puede incluso que ni siquiera ote 1a reinfeccién, La inmunidad innata y la adapta- tiva forman paste del mismo sistema de reconocimiento y eliminacién de pat6genos, La interaccién entre estos dos mecanismos de defensa es lo que confiere robustez al sistema inmuni: tario en su conjunto, Respuesta “personalizada Para lograr ua conocimiento més ple- no dal control operado por los TLR so- bre la actividad inmunitaria, se precisa identficar las moléculas que transmi- ten sefiales desde los TLR activados cn la superficie celular hasta el na- cleo, induciendo la expresién de ge- nes que codifican citoquinas y otros activadores inmunitarios. Objeto de in- tensa investigacién, han comenzado & aflorar los primeros hallazgos. Sabemos ahora que los TLR, lo mis- ‘mo que un gran mimero de receptores que residen en la superficie celular, re clutan una larga cadena de proteinas de sefalizacién que llevan su mensaje al nifcleo; a la manera de una briga- dda que transporta cubos de agua has- ta un incendio, Salvo el TLR3, todos los TLR transfieren su sefial a MyD88, una protefna adaptadora, Qué otras proteinas participen en la transmisién de la seftal dependerd del TLR. En mi Taboratorio estudiamos Mal, una pro: teina que ayuda a portar sefiales ge. neradas por TLR4 y TLR2. El TLR4 también requiere de otras dos protet LAS PULGAS DE MECHNIKOV EL DESCUBRIMIENTO DE LAS PROTEINAS TOLL ylos receptores tipo Toll etoma una linea de investigacion iniciada hace més de un siglo por llya Mechnikov, descubri= dor de los fundamentos de la inmuniad Innata. A principios de los afos ochenta de! siglo wx, Mechnikov arranco algunas espinas de un mandarino y las clavé en Una larva de estella de mar. & la mana ra siguiente, las espinas estaban rodeadas por células méviles;supuso que éstasta- aban de engullir las bacterlas que, junto con otros cuetpos extrafios, habian sido intraducidas all por las espinas. Observs fentonces que pulgas de agua (Oaphnia) lexpuestas a esporas de hangos organiza: ban una respuesta similar. Descubrié asta fagocitosis, a piedra angular de ls nmi fidad innata. El hallazgo le valio a Mech nikov un premio Nobel en 1908. nas (Tram y Tif), para enviar la seial, mientras que el TLR3 sélo necesita de Trif, Shizuo Akira, de la Univer- sidad de Osaka, ha demostrado que ratones transgénicos que no sintetizan algunas de estas proteinas de sefiali- zacién intermediarias tampoco res- ponden a los productos microbianos; ello sugiere que las protefnas asocia- das a los TLR podrfan constituir las dignas para nuevos fiirmacos antiin- Aamatorios o antimicrobianos. La interaccién con diferentes. gru- pos de proteinas de sefalizacién per- mite a los TLR activar varios grupos de genes que afinan la respuesta de Ia eélula en funcién del tipo de pat6- geno. Por ejemplo, TLR3 y TLRT de- fectan Ta presencia de virus; acto se guido, desencadenan una cascada de Interacciones moleculares que inducen Ja produccién y liberacién de interie- rn, la més importante citoquina anti- viral. El TLR2, que detecta bacterias, stimula Ia liberacién de una mezcla de citoquinas que, si bien no incluye el interferon, resulta mds apropiada para combatir un atague bacteriano. El descubrimiento de La especifici- dad de los TLR —capaces de detec~ tar diferentes productos microbianos y ayudar a confeccionar la respuesta jinmunitaria més adecuada— mina la hip6tesis, largo tiempo admitida, se~ ‘gdn la cual la inmunidad innata cons- tituiria una barrera estética e incapaz de discriminar, La verdad es que nos hallamos ante un sistema dinémico MECHNIKOV er code un personae Rfiiéndo- Seales tempos en qu taboabaen el nst- tuto Poster se cuenta de que caleba botas de gma en cualulerép0co de af. Llevaba tun poraguas yl bls Heros a reveatar de publcaiones ciemifeas. Luc sempre ef ‘mismo sombrero; a menudo, cand estaba cexltade, se sentaba en que gobierna casi todos los aspectos de la inflamaci6n y la inmunidad, De la Legionella al lupus Tras reconocer el papel central que de- sempefian los TLR en la activacion de la respuesta inmunitaria, se empezs a sospechar que las versiones deticientes las hiperactivas de estos receptores podrian acarrear trastornos en el siste ma de defensa, Se andaba en lo cierto. Ciertos defectos en la inmunidad innata cconducen a una mayor susceptibilidad a fos virus y a las bacteras. En las per- sonas con una forma de TLR4 hipoact ‘a la probabilidad de suftir infecciones bacterianas severas, en el transcurso de tun perfodo de cinco atios, quintuplica Ia probabilidad de padecerlas quienes portan un TLR# normal. Las personas que mueren de legionelosis presentan a menudo una mutacién en TLRS que incapacita Ia proteina, comprometien- do asf Ia respuesta inmanitaria inna (@ y dejindolos a merced de la bacte- ia Legionella ‘Una respueste inmunitaria exagera- da puede resultar igualmente destruc~ tiva, Sélo en los EEUU. y Europa, ras de 400.000 personas mueren cada aio de sepsis, provocada por una res- puesta inmunitaria hiperactiva capita- neada por la TLR4, Otros estudios sefalan la participa- cidn de los TLR en el lupus eritema- tos0 sistémico, Ia artits reumatoide y otras enfermedades autoinmunes. Ent estos casos, podrfa ser que los TLR respondieran a productos procedentes de células dafadas, propagando una respuesta inflamatoria inapropiada y promoviendo una reaccién errénea del sistema inmunitario adaptativo, En el ejemplo del lupus, se ha observado que el TLR9 reacciona ante el ADN del propio organismo, La inmunided innata y los TLR po- drfan_estar relacionados también en Ja enfermedad cardfaca, Las personas con una mutacién en TLR4 parecen ser menos propensas a desarrollar tras tomos cardiovasculares. Puesto que la inflamacién contribuye a la formaciGn de las placas que atascan las arterias coronarias, una forma de proteger el corazén consistiria en acallar el TLR4. La manipolacién del TLR4, pues, po- dria abrir una nueva via para preve- nir o limitar esta enfermedad. Equilibrio de fuerzas Los laboratorios farmacéuticos estén interesados en los TLR y sus protef- ‘Temas 48 as de sefializacién asociadas; podrian operar como dianas farmacolégicas en el tratamiento de infecciones y tas tomos inmunitarios, Con la expan- sién de la resistencia a los antibidti- cos, la emergencia de virus nuevos y ins virulentos y Ia ereciente amenaza bioterrorista, li necesidad de desarro- llar nuevos tratamientos que ayuden a nuestro organismo a luchar contra la infeccién se esta haciendo cada vez mds perentoria, El estudio de los TLR guiarfa, por ejemplo, el desarrollo de vacunas que oftecieran mayor seguridad y eficacia En su mayorfa, las vacunas dependen de la inclusién de un coadyuvante tuna sustancia que inicia la respues- ta inflamatoria, que a su vez impul- sa la capacidad del sistema adaptativo para generar células de memoria, En Ja actualidad, las vacunas suelen uti- lizar un coadyuvante que, si bien no provoca una respuesta adaptativa com- pleta, prima las eélulas B sobre las T. Para potenciar esta respuesta, varias ‘compaiifas se han fijado en compues tos que activan el TLR9, un receptor {que reconoce un repertorio muy am- plio de bacterias y virus, y, por tan- to, conduce al despliegue de una res puesta inmunitaria mas enérgica Conocer la actividad de los TLR nos permite afrontar mejor la amena- za bioterrorista, El virus de la virue- la, que acalla los TLR evitando a: su deteccién y eliminacién, constitu- ye una arma biolégica potencial. En colaboracién con Geoffrey L. Smith, del Colegio Imperial de Londres, en mi laboratorio descubrimos que elimi- nando Ia protefna vitica que inutiliza los TLR, se generaba un virus debi- litado @ partir del cual podria obte- nerse una vacuna inocua, ‘Armados con una mayor compren- sién de los TLR y la inmunidad inna: ta, los médicos podrfan predecir qué pacientes tolerarian peor una infeccién ¥y aplicarles tatamientos més agresi- vos. Si alguien Ilegara al hospital con uuna infeccién bacteriana y resultase tener, por ejemplo, un TLR4 mutante, se Ie podrfan suministrar antibisticos (© agentes que reforzaran su respuesta inmunitaria para prevenir que la in- feccién causara mayor dafo. El objetivo es estimular una respuesta, inmunitaria equilibrada: suficiente para climinar un patégeno, sin que precipi- te una reaccign inflamatoria que aporte mds dato que beneficio. En ese senti- do, cualquier tratamiento médico que ‘Vinus Y BACTERIAS nos inflamatorios, Se est inve TIPO DE FARNACO ENOL Aatvador de TUR Activador de TLA7 Activador de TLA7 y TLS Activador de TLRS. Inhibidor de TLR4 Inhibidor general e TLR Inhibidor general de TLR pretenda sliviar Ia inflamacién median- te la represion de la actividad de los TLR y la liberacién de citoquinas no debe, sl propio tiempo, socavar las de- fensas contra la infeccién Los férmacos antinflamatorios que se intexponen ala accién de TNF-alfa, una de las citoquinas que se produ: en como resultado de la activacién de TLR4, ofrecen un ejemplo de le fragilidad de este equilibrio. Los TNF- alfa sintetizados durante la infeccién e inflamacisn se acumulan en las articu- laciones de pacientes con artrits reu- matoide. Los antiinlamatorios, pues, alivian la artis. Sin embargo, algu: nos de los pacientes que los toman terminan con tubereulosis. Ocurre que al detener la respuesta inflamatoria se amortiguan también las respuestas pa \geno-espectiicas, dejando via libre a la bacteria que, probablemente, se hallaba en estado latent. En resumen, los TLR vendrfan a operar como el mando que controla el volumen de un aparato estéreo, es- tableciendo un equilibrio entre la in- munided adaptativa y la inflamacién, Se buscan ahora métodos para mani- ular este control, de forma que se pueda reducie la inflamaci6n sin per- Judicar el sistema inmunitario. NUEVAS DIANAS FARMACOLOGICAS Sustancias que activaran los TLR y, por tanto, potenciaran la respuesta inmuitala ‘iejorarian [a eficaca de vacunas y protegerian contra la infeccién. Pod orienta el sistema inmunitario hacia la destrucclén de tumores. En cambio, los far ‘macos que bloquearan la actividad de los TL, resultarlan ites para tatar trator (MPL: tratamiento de la alerglay coadyuvante (activador ddl sistema Inmune) para vacunas de Corixa (Seattle). Se ha sometido a ensayos clinicos a gran escala [ANA2AS (isatorbinal: agente antiviral de Anadys (San Die- 490), Han empezada las primeras fases de su ensayo en hu: ‘manos para hepatitis Imiquimod: tratamiento pars verrugas gentales, carcinoma de células basales y queratosisactinica, de 3M (St. Paul, Minnesota) Se encuentra ya en el mercado ProMune: coadyuvante para vacunasy tratamiento para el me- fanoma y el infoma no de Hodgkin, de Coley (Wellesley, Massa- chusets). Se ha sometido a ensayos dlinicos a gran escala 5564; antiséptico de Elsal (Teaneck, Nueva Jersey). Han tempezado las primeras fases de su ensayo én humanos DPSS: medicamento para la colts ulcerosa y la enferme- dad de Crohn, de Genzyme (Cambridge, Massachusetts). Se hha sometido a ensayos clinicos a gian escala (OPN201: medicina para trastornos autoinmunes, de Opso- nna Therapeutics (Dublin). Se esté ensayando en modelos animales de inflama tipos d Teniendo en cuenta que los TLR se descubrieron hace sélo diez anos, son notables los progresos que se han Hevado a cabo en la comprensién del papel central que estas protefnas de- sarrollan en la primera linea de de- fensa del organismo. La inmunidad innata, cubierta largo tiempo por el velo def olvido, se ha convertido de pronto en el centro de atencién, BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA INNATE IMMUNITY. Ruslan Medabitoy y ‘Charles Janeway en New England Jour nal of Medicine, vol. 343, 2 5, pags. 344; 3 de agosto, 2000. INFERENCES, QUESTIONS AND PossIBIL TIES IN TOLL-LIKE RECEPTOR SIGNAL” ING. Bruce Beutler en Nature, vo. 430, pégs. 257-263; 8 de julio, 2004 TOLL-LIKE RECEPTOR CONTROL OF THE ADAPTIVE IMMUNE RESPONSES. AGO Isiasaki y Ruslan Medzhitov en Nature Inmamologs, ol. 8. 10, pgs, 987- ‘995; octubre, 204 TLRS: PROFESSOR MECHNIKO, SIT ON YouR HAT. L. A.J. O'Neill en Trends in Immunology, vol. 25, n° 12, pigs. 6587-695; diciembre, 2004, CTU L Len CL TLCCRY EACLE) aiini) |eheaniaut Rigen a ea ae las redes de intercambio Cee CRU TCLLCL Soyer uy ee By si LAS PROTEINAS (amarillo) se aglutinan en el punto de-contacto entre dos clus in- ee uc ee tuo ace acre aes eee te a eto ees beh acon te ct scree MARRRRRR HG (oc) mien Ri nin ararES poe isi” ecniegaiaere mer 608 aficionados @ las historietas graficas saben que los relatos mas solicitados son aquellos en los que un superhéroe apa- 2] rece por primera vez. En fecha reciente, un cuaderno de esos tebeos publicado en 1962 donde se mostra- boa la primera aparicién de Spiderman se vendié en una subasta por 122.000 délares. Lamentablemente, las publi- caciones que describen un descubri- miento cientifico de importancia aleanzan tales precios. Para los cien- tificos, sin embargo, estas primicias tienen un gran valor “Tomemos el ejemplo de lo ocurrido en 1995, cuando Abraham “Avi” Kup- fet, del Centro Médico y de Investi- gacién Nacional Judfo de Denver, se plant6 ante un confiado grupo de varios centenares de inmundlogos que acudfan a una de las conferencias Keystone La presentaci6n de Kupfer inciuia las primeras imagenes tridimensionales de células inmunitarias en mutua interac cidn, Los congregados segufan absortos tuna exposicién en la que Kupfer iba mostrando, una tras otra, imagenes de protefnas que se organizaban y adopta- toan el patrén de una diana en el 4rea de contacto entre las células. La audiencia capté de inmediato €l significado inequivoco de las ima~ genes, A la manera de las sinapsis, que conectan las neuronas en una red de comunicacin nerviosa, el contac: to entre células inmunitarias se ¢s- tablecia @ través de agregados pro teicos organizados. Se pereibfan con nitidez anillos externos de moléculas que mantenfan adheridas a las células, as{ como agregados internos de pro- teinas en plena interaccidn, caract risticos del diglogo intercelular Se habia propuesto con anterior dad Ia hipstesis de que las células RESUMEN/ jinmunitarias —que deben intercam- biar y almacenar informacion duran- te le deteccién de enfermedades y a Ia hora de responder ante ellas— po- ddrfan compartir mecanismos con las rneuronas, consumadas comunicado- ras. Por fin, se presentaban pruebas experimentales (informacién estruc- tural) que concordaban con Ja teor Cuando Kupfer termin6, la sala esta- 116 en un prolongado aplauso. Siguié un aluvion de preguntas, Una docena de aflos més tarde, la sinapsis inmunitaria sigue plantean- do interrogantes sobre la generacién de la arquitectura sindptica, la regu- lacién de la comunicacién interce- lular, la aparicién de enfermedades debidas a la disfuncién de esta co- municacién y la explotacién de este ‘mecanismo patogénico por parte de agentes patdgenos. Bl descubrimiento de esta estructu- ra inmunitaria y su posterior explo racién no hubieran sido posibles sin Tas nuevas técnicas de microscopfa de alta resolucién y el refinamiento in formético de los antiguos métodos de formacién de imagenes. El saber que tun pensamiento, la sensacién que pro vyoca una caricia y la deteccién de un Virus en el torrente sanguineo precisan de una coreografis molecular pareci- da proporciona un nuevo marco para comprender Ia inmunidad, La posibilidad de que las células in- munitatias dirigiesen su comunicacié resultaba ya evidente mucho antes del descubrimiento de la sinapsis inmuni- tatia. Se sabia que, para comunicarse entre si y con otfos tipos de células, Jas inmunitarias segregaban citoqui- nas, Sin embargo, al menos algunas de estas protefnas no operaban como Las imagenes de micioscopia de alta rasolucién de eélulas inmunitarias en con: facto con otfes celulas han puesto de manifisto la existencia de estructuras ide membrana transitori, que quardan semejenza con las conexiones sinp- ticas entre neuronas, La ievestigacion sobre la sinapas Inmunitaria se centr en los mecanismos que podiian controlar su configuracién y en la madulacin de la comunicacién in- fercelular La observacion en tiempo real de las nteracciones entre células inmunitaias ‘bre una nueva vie pare comprender los mecanismos 2 través de los cuales Comparten y procesan [a informacion para defender de la enfermedad al or- ganismo, hormonas, que circulan por todo el cuerpo difundiendo ampliamente su mensaje. En vez de ello, las citoqui- pas apenas se detectaban en sangre y parecfan actuar solo entre células ‘en contacto. Esta capacidad para intercambiar sefiales quimicas s6lo con un vecino determinado reviste sama importancia para las células inmunitarias. A dife~ rencia de las neuronas, que tienden a formar conexiones estables a lar- go plazo con otras células, las célu- Jas inmunitarias establecen contactos fugaces conforme recorren el cuerpo en busca de signos de enfermedad 0 intercambian informaci6n sobre peli- gros presentes. Cuando una eélula in rmunitaria encargada de detectar la pa- tologia se encuentra con otra célula, dispone de un par escaso de minutos para decidir si su objetivo esté sano ‘0 no. Si no lo estd, la célula inmu- nitaria, en funcién del tipo que sea puede matar directamente a la célula enferma o tocar a rebato para movi- lizar a otros combatientes del siste- ma inmunitario, que asumen la tarea Un error en la comunicacién levaria a Jas células inmunitarias a matar cé- Tulas sanas, como ocurre en la es- clerosis miitiple y otras enfermeda- des autoinmunitarias, o a permitir que eélulas cancerosus sigan creciendo de forma descontrolada. De ahi el inte rés de los inmundlogos en averiguar qué moléculas intervienen en estos didlogos y qué mutuas interacciones desarrollan para tomar decisiones de tanta importancia, ‘A principios de los afios ochenta del siglo pasado, expertos del Laboratorio de Inmunologia del Instituto Nacional dde la Salud (NIH) comenzaron a in- vestigar Ia posibilidad de que una in- terfaz estructurada permitiera a las c&- Tulas inmunitarias dirigir su secrecién de citoguinas hacia otra célula. Dado ‘que las membranas celulares, forma- das sobre todo por lipids y protef nas, son fluidas, las proteinas se des~ plazarian con facilidad hacia el punto de contacto entre dos células y forma- rian allf una arquitectura organizada, como ocurre cuando las neuronas en tran en conexién con otra célula La hipétesis del grupo del NIH tomé cuerpo @ partir de experimentos gue demostraban que la agrupacién de proteinas especfficas en la super- ficie do células T (células inmunita- rias) desencadenaba Ia activacién de Estas. En 1984, Michael A. Norcross, Temas 48 INAPSIS NEURONAL Y SINAPSIS INMUNITARIA DERIVADA DE DOS PALABRAS GRIEGAS que signifcan “juntar'y “sujetars Una sinapsis corresponde al punto de contacto por donde dos « las intercambian sefales moleculares y, con freevencia, se encuentran fiscamente unidas entie si mediante proteinas enlazadas. Entre neuronas, estas conexiones suelen operar 2 largo plazo; las células inmunitarias, en camblo, esta- biecen contactos temporales para didlogos r@pidos, La confi 7 ilogos répidos, La configuracion de las sinapsisinmu célulay su formacion se divide en etapas que quizé regulan la conversacion celular, Se eee ee cr : men een eta es ete ees aces eee nein ee eo cee ass Pej principal de histocompatib fee ee ee STS ae carrier Preece reco ae ee cena ener mienza con moléculas de adhesiin se encarga de matar célul arupadas en el centvo y recep Cuando se encuentra eon re Sar ferent el cares a eeiies CEU HR : is varia en funcion de! tipo de ee ee ere en condiciones normale spre la seria a inapsis. Vistas desde el interior de na de Cee Poe ee Ere ey ener ere Rese eee Seinen atic occ Mini ents eee del NIH, publicé un articulo donde se sugeria la posibilidad de que el siste- ma nervioso y el sistema inmunitario se valieran de un mecanismo comtin de comunicacién mediante sinapsis. Por desgracia, aparecis en una revis- ta de poca difusién; ademés, algunos de los detalles moleculares no esta~ ban incluidos. El primer modelo si- néptico de la comunicaci6n entre cé- lulas inmunitatias se olvidé pronto. Pero permaneci6 el interés por saber si las células inmunitarias orientaban sus mensajes y c6mo lo hacfan. En 1988, Charles Janeway Jr. y sus compatieros de la Universidad de Yale levaron a cabo un experimento que confirmaba que las células inmunita- rias secretaban protefnas en una di- receidn determinada. Taponaron con células T los poros de una membrana PC cee Cee ree es eee! cence na eeree Tee aCe A Shee cei Teen eee a eetetta oh OY sau) que dividfa en dos un compartimen: to que contenfa una disolucién. Me- diante la adicién de un estimulante a s6lo uno de los lados de la membra- na, activaron las eélulas T, que luego comenzaron a secretar protefnas hacia el origen de la estimulacién (no ha- cia la disolucién libre de estimulante), al otro lado de Ja membrana, En 1994, animados por esta obser- cin, William E, Paul y Robert A. eder, del NIH, recuperaron Ia idea de que la sinapsis inmunitaria corres pondfa a la conexién que permitfa la comunicacién entre células inmunita- rias y otras células. Segiin su modelo, Ja sinapsis constaba de dos superfi- cies celulares muy préximas, con una disposicién estructurada de proteinas receptoras en una de las superficies, enfrentadas a sus correspondientes li- at ert mint Pamir * VO net crete ie teat ee eager ty eae once eeeennn eg ace eee Gertie eae ee Henne cement ene pentiiet ecuicrrnaans Beri ere neering itera nee ett ‘gandos en Ia célula adyacente, Dado {que las células inmunitarias se des- plazan més que las neuronas, Paul se refirié a la sinapsis inmunitaria como tuna unién “de quita y pon”, a dife- rencia de las conexiones neuronales, a largo plazo. ‘A mediados de los noventa, la si- napsis inmunitaria se offecfa como ‘un concepto arriesgado, sin respaldo experimental, Hasta que Avi Kupfer exhibid sus diapositivas en el simpo- sio Keystone, Las imgenes mostraban interacciones entre células presenta- doras de antigenos (CPA), células in- ‘munitarias encargadas de degradar las proteinas del agente invasor (un vie rus, por ejemplo) y mostrar los frag- mentos proteicos a las eélulas T, que se activan cuando reconocen uno de tales antigenos. A estas disposiciones piezo ainteracionar con elas, Primero las proteinas portadoras de Monee Cc Suen Ons Bote eu nO tetanus Raus ree cic yee ue tas eens Temas 48 proteicas en forma de diana localiza- das en Ia interfaz entre las dos cé- Iulas Kupfer las denominé “comple jos supramoleculares de activacién” (CSMA). De forma independiente, Michael L. Dustin, Paul M. Allen y Andrey S. Shaw, de Ia facultad de medicina de la Universidad de Washington en San Luis, junto con Mark M. Davis, de la Universidad de Stanford, habian también obtenido imagenes de la ac- tivacién de las células T, aunque si- guiendo un proceso diferente. En vez de observar la interaceién entre dos células, sustituyeron la CPA por un sucedéneo de membrana: una capa de lipidos procedentes de una célula real dispuesta sobre la superficie lisa de un portaobjetos de vidrio. A esta membrana lipfdica extendida sobre un soporte de vidrio afiadieron las pro- tefnas clave que suelen hallarse en Ia superficie de las CPA, cada una mar- ‘cada con un colorante fluorescente de tun (ono distinto, Contemplaron enton- ces la organizacién de las proteinas marcadas conforme las células T se depositaban sobre la membrana, El grupo de Dustin detect6, asimis- mo, la aparicion de patrones de pro- teinas con forma de diana a medida que las eélulas T sondeaban las pro- teinas de la falsa membrana, Quedaba claro que Ia formacién de una sinap- sis estructurada no requeria la inter- vencién de dos células; bastaba con que una célula inmunitaria entrara en contacto y reaccionara ante una es- tructura proteica artificial Este trabajo puso de manifiesto el carécter dindmico de la sinapsis: Ia disposicién de las protefnas cambia a medida que progresa Ia comunica- cin entre células. Se abservé que los receptores de las células T que inte- raccionan con los antigenos se acu- mulaban primero formando un anillo alrededor de un complejo central de protefnas de adhesin, creando una sinapsis inmadura de las células T. Luego, esa estructura se invertia, de forma que en la sinapsis madura las, moléculas de adhesi6n formaban un anillo externo de la diana, alrededor de un complejo central de receptores de células T en plena interaccién, Desde que Kupfer y Dustin publi- caron sus primeras imagenes de Ia sinapsis de las células T, se han ob- servado diversos patrones de estruc~ turas sindpticas entre otros tipos de ccélulas inmunitarias. En 1999, el pro- VIRUS Y BACTERIAS 4, D0S CELULAS T ASESINAS (derecho) se disponen a destuir una cella enferma (ento) Guureneoen ken unre neers ecg Pec co lice ueauncnt tia) foe (eto, Las protenas lias se inyectaran en la clula diana a traves dela parte cental de as Pricer meats i eye aaa Macey) pio autor, cuando trabajaba con Jack Strominger. de la Universidad de Har vard, descubrié una sinapsis estructu- rada formada por una célula asesin natural (célula AN), un tipo distinto de leucocito; este hallazgo respaldabs a generalidad de las primers obser- vaviones. El estudio de la formaciéi de dichas estructura moleculares di- ndmicas y del control de la comunica- cidn entre lulas inmunitarias define ‘nueva ciencia que ha surgida del to de sinapsis inmunit Las observaciones de la estructura di os a invest 1s celulares a Tos expe ue insta a las pro moverse hacia Ios tos de ¢ as y a organizarse for 's especifices, Uno de jos coordinadores de los movimien. tos de las prote ntacto presente en todas, las células es el citoesqueleto, un en- tramado de filamentos que consta d Jargas cadenas proteicas cuya longitud puede aumentar o disminuit. Anc a Ja superfic adaptadoras, leto empuja o tira de Is membrana celu 1. haciendo que los nmisculos se conlraigan 0 que los espermato zoides naden, Los experimentos demostraron que cuando se inutilizaba con (oxinas el citoesqueleto, algunas proteinas per fan Ia. cap: icidad de desplazarse ha. cia la sinapsis inmunitaria. Ello suge ria que las células controlan dénde y ccudndo se acumulan las protefnas en la sinapsis mediante el movimiento de los il imentos dal citoesqueleto, Se han propuesto otros dos mec nismos que participarfan en la org nizacién de las proteinas en la sin sis, Segtin un modelo, habria pequeds plataformas, forn proteins, que se agruparian en Las membranas cel pl juntas por la superficie celular, con la ayuda dk 0. Cuando balsas” moleculares 5. citoesqui sinapsis con las protefnas re clave que de tivarfa a la célula inmunitaria. Pero la existencia d plataformas no se halla exenta de controversia, Debido su tamaito reducido, resultan invisi 6, 105 NANOTUBDS formados por la meinbrana celular conectan _ observadlo que neurons y cluls inmuiitariasintercambian pro Coe io aotar yen suru cco mos acne Kon ea serine trues ty CYP en a ae teen an rae coer tere eta ‘un-mecanisino-de comunicacin celular a larga distanda, Se ha interior de os tubs. Geter tat tar anit nc near (Ua eto Mice een rac Tigao ucere ter nici Toone Ia célulaT infectada (derecha), el parecido de fa estructura con Reo iN ecec ack NCR ware rus que atacan alas clulas inmunitarias podtian servitse de los Poo sue ceny bles al microscopio éptico, razéa por Ta cual las pruebas disponibles de su existencia son indirectas. De acuerdo con otro modelo, que goza de apoyo directo e indirecto, el tamafio de cada tipo de protefna si nptica resulta critico a Ia hora de decidir hacia donde se dirige cuando las células establecen contacto, Con- forme las proteinas de una célula se tunen con sus homélogas en la célula ‘puesta, las dos membranas celulares se acercarén y el espacio que quede entre ellas corresponderd al tamaio de las proteinas unidas. Asf, un complejo central de protefnas pequeas averca- ria las membranas lo suficiente como para excluir a protefnas de mayor ta- mail; de esta forma, irfa segregando distintos tipos de proteinas hacia di- ferentes regiones de la sinapsis. El grupo que dirige Arup K. Chakra- borty, de la Universidad de California en Berkeley, utiliz6 un modelo mate~ mitieo para comprobar esta idea. Esti :maron los efectos de [a interaccién de proteinas de tamaiio distinto a través de las membranas de dos eélulas en coposicién, Aunque Chakraborty no es inmunélogo sino matematico, se sin- 1i6 fascinado cuando un compafiero le mostré las imagenes de Dustin: alli aparecfan unos curiosos patrones es- 26 Ernest Coons ait ear aca nea at ec Smead inet paciales, formados quizé por sus pro pias eélulas inmunitarias siempre que enfermaba de gripe. De los resultados del estudio se desprende que la dife rencia de tamafio entre las proteinas resultaria suficiente para hacer que proteinas de tamafio inferior y supe- rior se agruparan en distintas regio- nes de la sinapsis inmunitaria. En 2002, Kupfer, hoy en la fa- cultad de medicina de la Universidad Tohns Hopkins, observé que la sefia lizacién entre eélulas T y células pre: sentadoras de antfgenos antes de que comenzaran a tomar forma los com- plejos supramoleculares de activacién promovia la adhesién entre las dos células; sin embargo, se requerfa un CSMA para que Ia interaccién entre las células desencadenara la respues- ta de las células T. Los grupos encabezados por Shaw y Allen, con Dustin, han demostrado {que la sefalizacién eficiente entre c lulas T y CSMA comienza antes de que los receptores de las células T se hhayan agrupado en su instalaciéa final cen el centro de Ia sinapsis. De hecho, parte de la comunicacién tiene lugar antes de que se forme la estructura ‘madura, lo que implica que el patrén de Ia sinapsis madura podria indicar cl final de la conversacién. Ree cea econ Estos y otros expertos han venido también explorando qué funcién po dria desempefiar la arquitectura singp. tica en la regulacién del volumen de Jos didlogos entre las eélulas T y Ins CPA. Mediante la reduccién del ni: mero de receptores de la superficie de la membrana durante la sefaliza~ cin, las eélulas T evitan una sobre timuiacién letal provocada por un ex eso de antigeno. Los experiments han demostrado que las eélulas T re~ ducen el mimero de receptores.pre- sentes en la sinapsis para amortiguar la sefalizaci6n; cuando se dispone de sélo una pequefia cantidad de anti- geno, las células T pueden agrupar més estrechamente sus receptores en el interior de la sinapsis para ampli- ficar a sefal El grupo gue dirige el autor ha es- tudiado fendmenos similares en las eélulas asesinas naturales, un tipo de elulas inmonitarias que busean y des- teuyen célulasdaitadas ya por una mu- tacién cancerigena o por Ia infeccién de un pat6geno. Las eélulas enfer ‘mas pierden la expresién de algunas proteinas en su superficie; las célu- las AN identifican esta pérdida como una seftal de enfermedad. Han obser vado que la cantidad de estas protei- nas presente en la célula diana influye Teas 48 3 sobre el patrdn de sinapsis inmunita ria que forma la célula AN. Distintos patrones muestran correlacién con la decision tltima de la célula asesina de matar 0 no @ a célula diana: por tanto, los patrones pueden tansmitir, fal menos reflejar, una informacién que la célula AN utiliza para deter minar Is gravedad de la enfermedad de Ia célula diana Amén de arrojar luz sobre las fun. ciones de 1a sinapsis inmunitaria, los nuevos hallazgos han puesto sobre el tapete ciertos fenémenos preocupan les: se ha descubierto que el VIH y ottos virus aprovechan la coreo- graffa molecular que articula la co- municacién entre células inmunita- tias. El equipo que dirige Charles R. M. Bangham, del Colegio Impe rial de Londres, demostré que en Jos puntos de contacto entre célu Jas, por donde atraviesan las particu las virieas, las proteinas se agregan ereando una estructura que recuer: da a la sinapsis inmunitaria, Desde tentonces, se han observado fenéme: nos similares de “sinapsis viticas”. Parece que los virus, que se carac: terizan por secuestrar la maquinaria celular y ordenarla a la replicacién de su propio genoma. se apropian también de los mecanismos celula: res de comunicacién para pasar de ula a otra, VinUS Y BACTERIAS El descubrimiento de [a sinapsis in ‘munitaria ha desencadenado un alud de investigaciones que basculan sobre Jas imagenes de interacciones entre células inmunitarias. Aungue los re. sultados de estos trabajos carecen t0- davia de una interpretacién satisfacto- ria, brotan sin cesar nuevas hip6tesis y se acometen investigaciones para comprobarias. La misma idea de Ia sinapsis est ya remodelando Ia con- peién del Sistema inmunitario, un refinado entramado de intercambio de informacién mas parecido al sistema nervioso de Io que se pensaba La aplicacidn de la terminologts si- néptica a las interacciones entre células inmunitarias ha animado también a in- munélogos y expeitos en neurociencias a compara datos, Estin deseubriendo un niimero notable de proteinas comu- nes a los dos tipos de sinapsis, Sea por caso, Ja agrina; esta protefna, que in terviene en la agrupacién de otras pro: tefnas en Ia sinapsis establecidas en tre neuronas y células musculares, se acumula también en las sinapsis inmu: nitarias. La agrina intensifica, al menos, ciertos tipos de respuesta inmunitara, De forma anéloga, el receptor neuropi- Jina-1, que participa en la sefializacién entre neuronas, se ha hallado ademds en las sinapsis inmunitarias. Los ex: Perimentos sugieren que Ja neuropili na-l ayuda a las células inmunitarias en su bisqueda de enfermedades me- diante 1a constitucién de sinapsis in- ‘munitarias con otras células. Sin em- bargo, se desconace todavia la funcién de] receptor en Ia. inmunidad El equipo que dirige el autor identifi £6 otta semejanza entre neuronas y cé~ Julas inmunitarias. Observaron que, con frecuencia, la membrana celular forma Jargos tubos entre las células inmunita- Flas y otros tipos celulares. La investiga cidn que condujo a este descubrimien- to comenz6 a raiz de la publicacién de un articulo sobre Ia observacién de un fenémeno similar en neuronas. Segui- mos sin conocer la funcién de tales autopistas nanotubulares, lo que cons: tituye un nuevo reto para la inmuno- logia y para las neurociencias. Los nanotubos de membrana podefan cconstituir, por ejemplo, un mecanismo de comunicacidn entre eélulas inmu: nitarias desconocide hasta ahora, ba- sado en la secrecién dirigida de cito- quinas entre células distantes. Simon C. Watkins y Russell D. Slater, de Ia facultad de medicina de la Universi: dad de Pittsburgh, han descubierto que tuna poblacién de células inmunitarias utiizaria tales autopistas nanotubulares para la transmisiOn de sefiales media: das por calcio a través de distancias enormes (en términos celulares), de cientos de micras, en segundos, COLABORADORES DE ESTE NUMERO Asesoramiento y tradueciént [Extn Santiago: E argo brazo del sistema inmunitario, Férmacos contra vias, Felipe Cons £1 sistema inmunitario de alertaprevo:. + Juan Manuel Gonzalez “Malas: Sinapsis nmunitaria, acunas contre [as rotavirus J. Vilatdel: Comair eLVIH-M losé Bagusna: Elvis dele eripe de 1918, La ucha contra el carbunco, 128 puede detener als camidios? Portada: Jeff Johnson (cluta dendriica); Quade Paul (virus) INVESTIGACION Y CIENCIA DIRECTOR GENERAL José M.' Valderas Gallardo DIRECTORA FINANCIERS. Plat Bronchal Garella [EDICIONES. Ian Pedro Campos Gomez ala Totes Casas PRODUCCION. M CruzIpesias Capéin ‘Albert Marfa Garau SECRETARIA Purificacion Mayoral Marénee ADMINISTRACION Victoria Andtés Lailesia SUSCRIFCIONES Concepcién Orenes Delgado ‘Olga Blanco Romero EDITA.Prensa Ciemtfea, S.A. Muntaner, 239 pal, 1 (04021 Barcelona (Expat) Teléfono 934 143 344 Fax 934 145 413 SCIENTIFIC AMERICAN error i CHEE Job Rennie EXECUTIVE EDHTOR Maree DiChristina MANAGING EDITOR. Ricki L, Rusting SEMOR EDITOR Michelle Press NEWS EDITOR Plip M. Yams SPECIAL PROIECTS EDITOR Gary Stix EDITORS. Mark Alpert, Steven Ashley Graham P, Collins, Mark Fischet, Steve Mirsky, George Musser y Christine Soares ‘RopUcTION EDHIOR Richard Hunt (GENERAL MANAGER. 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Aquellas imégenes del gusano obte~ niidas por la técnica de Nomarski eran mis bellas que uno podfa ima nar. En un fin de semana desentraié Ja mayor parte del desarrollo postem- brionario del cordén nervioso ventral, simplemente mirando” La microscopfa de alta resolucién de las interacciones entre células in- munitarias es campo muy joven, que no dejaré de depararnos nuevas sorpre~ sas, Todas las proteinas de la superfi cie celular que intervienen en el reco- nocimiento de enfermedades por parte de las células del sistema inmunita- rio se han identifieado y nombrado, Pero la observacién de estas molécu- las mientras desempeftan su cometido en el espacio y el tiempo reales ha desvelado el mecanismo de la sinapsis inmunitaria_y ha vuelto a confirmar In validez del método cientifico fun- dado en la "mera observacién”. TDHREE-DIMENSIONAL. SEGREGATION OF SUPRAMOLECULAR ACTIVATION CLUS- ens IN T CELLS. C. R. Monks, B.A. Freiberg, H. Kupfer, N. Seiaky j A. Kupfer et Nature, vol. 395, pags 82-86; 3 de septembre de 1998, NEURAL AND DIMUNOLOGICAL S¥¥- ‘APH RELATIONS, Michael L. Dus lin y David R._Colman en Science, vol. 298, pips. 785-789; 25 de actu bre de 2002, \Witar Is THE IMPORTANCE OF THE Is MUNOLOGICAL SYNAPSE? Datel M. Davis y Michael L. Dustin en Trends | Tnvunotogy. vol. 25. 8° 6 aes. 328-327: junio de 2004 ‘THE LANGUAGE OF LIFE: How CELLS Cosbiuicare IN HEALTH AND DIS. Ease, Debra Niehoff. Joseph Henry Press, Wash Farmacos contra virus En la lucha contra los virus disponemos ya de un buen armamentario de medicinas eficaces y de otras en fase de desarrollo. La investigacién en genomas viricos acelera el progreso mediados de los aftos ochen- ta, cuando se cobré concien- cia de que un virus cruel pro- ‘duefa una nueva enfermedad, el sida, las estanterfas de las farmacias estaban repletas de medica- Imentos capaces de enfrentarse a las infecciones bacterianas; para las enfer- ‘medades viricas, slo habfa unas cuan- tas vacunas, Pero las cosas han dado un vuelco radical. Contamos con nu- ‘merosos tratamientos antiviricos, in- cluidas varias vacunas nuevas; mu- chos més se encuentran en vias de desarrollo. Si medio siglo atrés los antibidticos vivieron su edad de oro, se abre ahora una etapa de esplendor para os antiviticos, Esta riqueza brota de varias fuentes, Los laboratorios farmacéuticos desta- carfan la adquisicién de técnicas re- finadas para descubrir todo tipo de medicinas. Al propio tiempo, los es- fuerzos empeiiados en la busqueda de terapias eficaces contra el sida han sugetido vias posibles de lucha no s6lo contra el agente responsable de esta enfermedad, el VIH, sino contra otros virus también, Ha entrado con fuerza una disciplina quiz desconocida por el puiblico, pero muy valiosa: la genémica vitica, que descifra la secuencia de “letras”, 0 dei- ddos nucleicos, que componen el “tex- 10” genético de un virus, donde reside Ja clave para fabricar sus propias pro- twins, A su vez, estas proteinas sirven de elementos estructurales y constitu- yyentes operativos del virus controlan Su proceder. Con la secuencia comple- ta del genoma, o incluso parcial del ‘mismo, nos viene dada importante in- formacién sobre la infeccién virica y sobre las etapas del proceso vulneri- bles para el ataque médico. El geno- 30 ‘ma completo de cualquier virus puede secuenciarse en dias, fo que permite observar con una rapidez sin prece- dentes sus puntos débiles. La mayoria de los antiviticos apro- bados estén dirigidos contra el VIH, los virus del herpes (responsables de ppatologias muy dispares, desde las mo- Jestias de un resfriado a una encefali tis) y los virus de las hepatitis B y C (ambos pueden causar céncer de higa- do), El VIH y estas formas de hepa- titis seguirén siendo, sin duda, objeto de atenci6n preferente por parte de la investigacion durante algtin tiempo: to- ‘adas en su conjunto, estas enferme- dades afectan a millones de personas en todo el mundo. Los biGlogos, sin embargo, se afanan también en Ia lu- cha contra otras enfermedades viticas. Aungue no voy a detenerme en todos Jos tipos de fiirmacos antivticos, es- peto oftecer una idea de los avances extraordinarios que debemos a la ge- inémica y otras técnicas refinadas. Busqueda de farmacos Los primeros férmacos antiviricos (Contra el herpes, sobre todo), apa- recidos en los aflos sesenta, surgieron de los métodos tradicionales emplea- dos pata el descubrimiento de nue- vos medicamentos. Los virus, de es- tructura elemental, constan de genes Y quizés algunas enzimas (cataliza- ores bioldgicos) encerrados en una capside proteica, a veces rodeada por tuna envoltura lipidice. Semejante dis- posicién requiere que los virus se re- pliquen en el interior de las células. Por eso, los investigadores infectaban células, Jas cultivaban en un medio apropiado y exponian los cultivos a agentes quimicos gue inhibieran las actividades viricas conocidas enton- William A. Haseltine ces, Aquellos agentes quimicos que reduefan la cantidad de virus en el cultivo se reservaban para ensayos ulteriores. Pero ese enfogue experi- ‘mental, que procedia por aciertos y fracasos, aportaba escasa informacién sobre otras actividades viricas dignas de ataque, con el bloqueo consiguien- te de otros empeftos por desarrollar faérmacos més eficaces 0 menos lesi- vos en sus efectos secundarios. Con la genémica se salt6 esa barera, Convertida en trampolin para el descu- brimiento de objetivos nuevos en que centrar el ataque, ha abierto el camino para el desarrollo de firmacos antivi- ricos muy diversos. Con su ayuda se ha identificado la mayorfa de los ob- jetivos seleccionados en los virus des- de Jos alios ochenta. (El término no se aculi6 hasta finales de ese decenio, bastante después de que se desarrolla- ran algunos de los férmacos antiviri- cos hoy dia disponibles.) Descifrada la secuencia del virus de interés, se coteja con las ya identifi- cadas en ottos organismos, incluidos ‘otros virus, para asf averiguar su seg- mentacién en genes. Las ristras de nu- cleétidos de la secuencia que se pa- rezcan a genes conocidos en otros ofganismos constituirén probablemente genes en el virus y darn lugar a pro fefnas con estructuras similares. Una ver localizados los genes de un virus, pueden abordarse las funciones de las protefnas correspondientes y construir asi un mapa de los pasos moleculares a través de los cuales el virus de interés se asiemta y prospera en el organism, En ese mapa pueden aparecer resal- tadas las proteinas —y los dominios fn esas prorefnas— que seria bueno inutilizar. En general, los investigado- res se inclinan por los objetivos cuya Temas as alteracién mine la actividad del virus. ‘También optan por centrar su atencién sobre dominios proteicos con eseaso parecido con los del hombre, y evi- tar as{ un posible dafio en las células sanas y olfos efectos secundarios in: tolerables. No desdefian los dominios proteicos que compartan bisicamente todas las cepas importantes del virus, de suerte que el firmaco abarque, en su eficacia, el arco més amplio posi- ble de las variantes viricas, Supongamos que se ha identifica: do un objetivo virico. Podemos en. tonces recurtir a varias técnicas para crear el farmaco correspondiente, ca~ paz de anularlo. Podemos apelar la ingenierfa genética esténdar (in- troducida en los aflos setenta) para producir copias de una proteina se- leccionada y usarla después en el de- sarrollo de un férmaco, Se inserta cl gen correspondiente en bacterias u otros tipos de células, que sintetizan copias inniimeras de la proteins co: dificads, Las moléculas de proteina resultantes pueden constituir Ia base de pruebas de muestreo: sélo las mo- léculas que se unan a ellas recibirén uuna atencién ulterior Podrfamos seguir otra via, la de ana- lizar la estructura tridimensional de un dominio proteico y diseitar farmacos que se acoplaran de manera precisa a esa regién; por ejemplo, construir uun compuesto que inhibiera el centro active de una enzima crucial para la reproduccién del virus. Y cabe tam ign combinar los métodos de mues- ‘reo antiguos con los mas recientes basados en Ia estructura De la aplicacién de téenicas avan- zadas en la industria farmacéutica se han extrafdo ideas para desarmar al virus en cualquiera de las etapas de su ciclo biolégico. Aunque las estra- togias reproductivas difieren de for ma sutil de una especie virica a otra cen general las etapas de la replica- cién de los virus comprenden la unién a las oélulas del hugsped, 1a libera- cién de los genes viricos en el inte rior de las eélulas, la replicacién de todos los genes viticos y sus protef nas (con la ayuda de la maguinaria celular para producir las propias pro- teinas), la agrupacién de los compo- nentes en hordas de particulas viricas yy la migraci6n de éstas para comenzar lun nuevo ciclo en otras células El momento ideal para atentar con: tra el virus es al comienzo de la infec: cin, antes de que haya tenido tiem- po de diseminarse por el organismo y provocar los primeros sintomas. Las vvacunas actian en ese instante preci- $0, al estimular el sistema inmunitario para que destruya el agente patoge- no en cuanto se ha introducido en el organismo. A lo largo de su historia, las vacunas han oftecido ese incentivo al inocular una versién debilitads © muerta del agente infeccioso, incapaz de alcanzar un niimero suficiente de reéplicas para causar Ia enfermedad, En Jas vacunas subunitarias hallan éstas su opcisn alternativa més frecuente, Contienen fragmentos del patégeno. Tales trozos, ineapaces de producir la infeccién, pueden inducir una res- puesta inmunitaria protectora si se se~ leccionan cuidadosamente ara la hepatitis B se consigui6 una primera vacuna subunitaria tras aislar cl virus del plasma sanguineo de per sonas infectadas y purificar las protet nas deseadas, Hoy Ia vacuna subunita- ria para la hepatitis B se obtiene por ingenierfa genética, Se utiliza el gen de una protefna especifica de la hepatitis B para fabricar copias puras de la pro- teina. Con Ia ayuda de 1a genémica se desarrollan ahora vacunas adicionales ppara el dengue, el herpes genital y Ia ficbre hemorrégica, a menudo mortal, ccausada por el virus de Ebola, ‘ras el desciframiento de las secuencias aénicas, o genomas, del hombre y de numerosos virus, pueden pergefarse féimacos contia el sida, hepatitis y gripe: Una vez determinads la secuencia oénica de un vitus, se recurre al otdenador para comparar dicha secuencia con la de otros virus Tal cotelo de secuencias, propio de fa genémica, permite Identifcar en el nuevo vitus genes que cifran rmoléculas dignas de considerarse objetivo de un nuevo farmaco. Las virus tienen cclas biolégicos complejos, aunque vulnerables al ataque me- dicamentoso en sus diferentes etapas 32 En curso de investigacién se en- ccuentran también vacunas para preve- nir o tratar el sida. Pero los genes de su agente, el VIH, mutan con suma rapidez y se diversifican en numerosas cepas viticas, Una vacuna que induz~ cca una reacci6n contra ciertas cepas podria carecer de efecto contra otras. Al comparar los genomas de diversas cepas de VIH, podriamos hallar se- cuencias compartidas por la mayoria y aplicar éstas a la sintesis de frag- ‘mentos proteicos viricos puros, que, una vez obtenidos, podrian someterse ‘prueba y ver si inducen prateccién inmunitaria frente a las cepas existen- tes. Podrian disefiarse, asimismo, va- ccunas contra ciertas regiones de o pas prominentes. Impedir fa entrada El tratamiento adguiere particular in- terés cuando no existe Ia vacuna id6- nea, Los antiviricos curan a algunos pacientes, si bien en su mayoria se limitan a reducir In gravedad 0 dura- ign de la infeccién vitica, Un gra- po de estas terapias frena la actividad del virus al impedir la entrada en un determinado tipo celular, Bajo el término “entrada” se am- paran varios pasos, que comienzan con el anclaje del virus en un si: tio de enlace, 0 receptor, de Ia o&- lula hugsped y terminan con la de gradacién de la cépside proteica en el interior de la eélula, donde se li- beran los genes del virus. La entra- da de los virus que portan una en- voltura complementaria requiere un paso més, Antes de que se produz~ ca la eliminacién de Ia cépside, han de fundir la envoltura adicional con Ia membrana celular 0 con la mem- brana de la vesfcula que lo introduz~ ca en el interior de la célula El examen atento de la interaccin entre VIF y su huésped favorito (leu- cocitos de la sangre, las Hamadas e6- Iulas T coadyuvantes) nos indica que el virus se ancla en las moléculas CD4 y CCRS situadas en la superficie de ‘ichas células. [La enfuvirtida, bajo el nombre comercial de Fuzeon, fue en 2003 el primer férmaco aproba- do que impedia la fusién, o entrada, del VIM en la eéiula, El VIH se une al receptor CD4 mediante Ia protef- na gp 120. Esia se deforma entonces con To que puede conectarse también @ CCRS u otros correceptores. Con ese anclaje le es posible a otra pro- tefna del virus, gp4l, penetrar en la TeMAs 48 sscribiéndose a la revista ‘[investighcién y Ciencia rectbird puntual y comodamente — en su domicilio doce ejemplares © por el precio de once. Ademas le obsequiaremos con dos ejemplares, aelegir, ie _ de la Serie TEMAS. (ver dorso) Po: cada 8 olornplares: Espafta: 2,80 euro Rosto del mund “Superfiote sen 10,00 euro “Aéreo, 18,00 euro | Oferta valida hasta agotarexisteneas Sl, ceo suceanien ures, SEI pop aos Y QUE ME REMITAN GRATUITAMENTE LOS TEMAS N°___Y Modalidad envio OI Superticie 0 Aéteo Forma de pago Dingtoso en BSCH exo 004e-1819-14-2810228611 omictsctén sancarie Tniged]| Gfora {0G Ne desea ron : Hit it it Pitti tt apaldos Te Teen {tain nominate rene inti, 6A acid ea pea Crayon de esto: Cvisa CMasorcars dotata promncaais at coreo eceiries = Taver— ESPANA _=Superficie "RESTO DEL MUNDO Sie “A820 Oferta TEMAS y rE : . SSI, ceseoscocsnnen su over De 20% OE D#SCUENTO ADQUINR LOS SIGUENTES MPLA 10 gjemPLanes DE TEMAS POR EL PRECIO DE: (00 EUROS (11 5 eJemPLARES DE TEMAS POR EL PRECIO DE 4 = 26,00 EUROS TEMAS N® 10 EJevPLARES De MENTE Y CEREBRO POR EL PRECIO DES | C5 glempLares DE MENTE Y CEREBRO POR EL PRECIO DE 4 = 26,00 EUROS tens Cantor de envio Direccién de envio apetigos reccin Sudad provinciapaie ieigiono correo eestrico Forma de pago Dingose on 8SCH coe-code-t819-14-2810226611 [Dita nominatio a Prensa Cito, $A (Desrge en outa coriente (para suscrsiores de Ivestiacin y Gandia ‘ue tengan domtacien banca) (Cécigo de suscrtr. [Citajote ce cette: ves CM nevis LLL Li tity Casita ‘eure, indeando ol nombre del raritenta FESPUESTA COMERCIAL FD. Autorizacién n2 3767 | "B.0.de Corteos ne 147 | ol 12-5:77 NecESITA ‘SELLO. A franquear en destino pice 1976-2008 RESPUESTA COMERCIAL F.D. Autorizacion n° 3767 8.0. 62 Correos no 147 del 125-77 PRENSA CIENTIFICA, S, A. Apartado n.° FD. 267 (08080 BARCELONA con las fichas actualizadas a 2006. Siya toposee puede ie gratuitament a través de www.investigacionyciencia.es donde también puede realizar sus pedidos. No | NECESITA | SELL Atranquear | ona PRENSA CIENTIFICA, S. A. Apartado n.° F, D. 267 (08080 BARCELONA BIBLIOTECA serene 4 ERICAN Edicion en rustica — NSISBN TITULO os Edicion en tela Particulas subatémicas -Tamaho y vida La calla viva (2 tomos) Constrcion 10 unwvereo Matemavea formas dotinas Planeta az, planeta verde Ellegado te E' ALA VENTA : LAS TAPAS DE ENCUADERNACIO DE 2006 Top do encuadornadh anuale Silas tapas solictadas ‘se encontiasen agotadas remitiriamos, on su lugar ‘oles sin la impresion del ano. ae CICLO BIOLOGICO DEL Vil, descfrado con ayuda de andlsisge- genes y proteinas viicos (con la colaboracién de los mecanis- rnémicos.Presenta una complejidadinsbltaen sus detalles, aun- mos y materas primas de la célula) y empaquetan las copias {que todos los virus recorten los mismos pasos principales para nuevas en partculas viricas capaces de diseminarse e infectar infectar los células y reproducirse. Entran en una célula (se ca- otras cules Los componentes viticos implcados en cada uno van en ella © inyectan en su interior todos los genes), copian de estos pasos pueden servic de objetivos para farmacos. union Ero se adhere 2 Is ete Proteina Re cinco 4 elvis yde alle wo we 2 ee eg vies 7.8 Receptor Cons oa 8 Feces a8 ES tt i panel s ee eller apse Nuvos prtuas ‘ies escapan de Inctlula utspes Yymigcan pate Sean Transcriptasa inversa: . oer \e ‘Genoma ARN del vie > | fas Ee integrase S 6 RepLic oma ft Se meld pra ered geno, CELULASTCOADYUVANTES = Aa . ] = meetin clit cansiemm © 4, Sues " ARN del Vie La enzima protease soemorans fn Sees eee a. Bl BDEGRADACIC BELA CAPSIDE Laeipscese compe con ‘Gconsiguiente lbercion, de los genes yanzimas elvis oe Proteasa té- heciente pars asintes de protenas 7 annie Integredo 5 INTEGRACION DEL GeNOMA Laintegrasa de! virus agreoa el ADN vio al ADN clue ‘Virus ¥ BACTERIAS 3B mae | abacavir didenosina,estavucina, | zaletabina, dovudina, emtrciabina acilovr gancciov, panciciovr dofove delavardina, efavirenz | temivudins | bovine | emprenavir incinavislopnavc nae | see te di | fonivicen [ever aa | } Ee [ee palivaumab membrana celular. La enfuvirtida se tune a gp41, impidiendo asf este paso fundamental de la infeccién. En abril de 2007, un comité asesor de la Ad- ministraci6n Federal de Farmacos de Estados Unidos recomendé la apro- bacién, pese a ciertos temores por los efectos secundarios, de un fér- ‘maco que inhibe I entrada del VI en la célula por medio del bloqueo del CCRS, el maraviroc, cuyo nom: bre comercial es Celseatri.] De los cuatro antigripales inicia- les, la amantidina y la rimantidina interrumpen otras partes del proce- so de entrada, Los farmacélogos ha- Haron tos compuestos al realizar un muestreo de productos quimicos con capacidad potencial para bloquear la replicaci6n del virus; més tarde se de- mostré que inhibirian Ia fusion y el desprendimiento de la eépside. Con ayuda de la informacién genémica se buscan también inhibidores de la Inibidores de lo anscriptasa inversa andlogos de nuclessidos Inibidores de la enzima que duplica el ADN | neo andlogos de 651005 Innibidoves dela enzima que dupica el AON | Wilco analogos de nucleésidos Inhibidores no nucleosidieas y no nucleaticicos de fa transcrptasa inversa | Inhibidor de ta enzima tanscriprasainversa andlogo de nucledsido NNuclegsdo sintético que Induce mutaciones fn genes wrcos ‘Molécula antsentido que bloguea la trecuecion del ARN veo Aethvador de as defensasinmuritaries invaceulres 2 bloguean le snes de proteins del virus, Inbibidores de la iberacién del vines ‘Anticuerpo monoclonal humanizada que marca virus para su destruccion fusi6n para el virus respiratorio sin- citial (agente de complicaciones pul- monares en nifios prematuros), los de la hepatitis By C, y VIEL Muchos resfriados podréin controlar- se con otro bloqueador de Ia entrada, cl pleconaril. Las comparaciones ge- némicas y estructurales han demos- trado que muchas eepas comparten cierto bolsillo de Ia superficie de los, rinovirus (responsables de Ia mayo= ria de los resfriados). El pleconaril se acopla a este bolsillo e inhibe la eliminacion de la céipside vitica, Por To que parece, el firmaco en cuestién actia ademgs contra los enterovirus, que causan diarrea, meningitis, con: jumtivitis y encefaiti, Numerosos antiviricos comercializa- dos, y otros en estudio, operan en Ta fase ulterior al desprendimiento de Ta cépside, cuando el genoma viri- Infeccion de Vil lnfecciones de herpes: inflamacién retiniana ‘ausada por citomegelovins Inflamacion retniana caused or Gtomegalovus lnhibicion det vis Infeceiones de Vy hepatitis 8 Infecciones de hepatitis ¢ Infeccion de VI Infecc ein sada por comegplovius Infecciones de hepatitis 8 y C Gripe Infeccin espirateria sini 0, sea de ADN 0 de ARN, se libe- ra para copiar y dirigir Ia sintesis de protefnas viricas. Varios de los agen- tes que inhiben la replicacién del ge- noma remedan a nucledsidos 0 nu- cleotidos. Las enzimas que copian el ADN 0 el ARN incorporan tales andlogos en las hebras nacientes. Y son precisamente esas imitaciones las que impiden que las enzimas afiadan nuevos bloques a la cadena; se abor- ta asf la replicacién del virus. El aciclovir, el primer Farmaco an- livitico de probada eficacia y esca- sa toxicidad, constituye un andlo- 80 nucleosidico, Se descubrié, tras lun muestreo de compuestos selec cionados por su capacidad obstruc: tiva de la replicacién del virus del herpes simple. Se prescribe para el herpes genital; moléculas con él em- parentadas se indican contra otras in- fecciones herpéticas, como el zoster causado por la varicela y la inflama- TeMas 48 cién de la retina que produce el ci tomegalovirus, FI primer ffrmaco aprobado para st uso contra el VIK, la zidovudina (AZT) €8 otro anélogo nucleosidico, Ideado como anticancerigeno, pronto se a virtié que obstrufa la ‘actividad de la transcriptasa inversa, una enzima que el VIH utiliza para copiar en ADN su genioma de ARN. Si este paso se rea liza con éxito, otras enzimas del VIH tunen el ADN en los eromosomas de la eélula invadida, y allel ADN integrado Giigird la reproduecién del virus. EL AZT puede acarrear efectos se- cundarios graves; anemia, por ejem= plo. No obstante, la investigacién so- bre la secuencia del gen de la enzima de la transcriptasa inversa ha permiti- do sintetizar otros andlogos mucleosidi- eos menos txicos, De éstos, la lami vudina ha recibido aprobacién oficial también para la hepatitis B, que aplica Ia transcriptasa inversa para convertit copias de ARN obtenidas de su ADN gendmico en nuevo ADN. Tras riguro: Sos andlisis de la transcriptasa inver sa del VIH se han logrado versiones imejoradas de una clase de inhibido- res de dicha enzima que no mimeti- zan a los nucledsidas, La genémica ha puesto al descubierto nuevas posibilidades, objetivos pote ciales contra los cuales intervenir para suspender la replicacién del VIH. Ci temos Ia ARNasa H, una parte de la franscriptasa inversa que separa, del ARN, el ADN recién acuflado; tam: bign, el centro activo de la integrasa, luna enzima que agrega el ADN sintet zado al ADN cromosémivo de la célu: Ii infectada, En voluntarios infectados por el VIH se esti sometiendo a prue- ‘ba un inhibidor de la integrasa. icién de fa sintesis Todos los virus tienen, en algiin mo. mento de su ciclo biolégico, que trans: cribir genes en hileras de ARN mens. jero. La eélula huésped las “traduce” cn sintesis de proteinas, Se trabaja en diversos firmacos destinados a entor- pecer la etapa de la transcripci6n: se pretende que eviten la unién entre los Factores de transcripeién y ADN vi- rico, de la que resulta Ta produccién de ARN mensajero. La gendmica ha contribuido a iden- tificar los objetivos de muchos de es- tos agentes, Ademis, ha promovido Ia cconfeceién de un nuevo tipo de fi maco: la molécula antisentido. Si la Virus ¥ BACTERIAS gendmica demuestra que se requiere una detetminada proteina para un Vie tus, los farmacélogos pueden detener su sintesis recubriendo parte del mol- de de ARN con un fragmento de ADN diseiiado a propésito y que se una fir- memente a la secuencia de ARN se- leccionada. Se dispensa ya un medica mento antisentido, el fomivirsen, para tratar las infecciones oculares produci- das por el citomegalovirus en sidasos. Y hay en vias de desarrollo agentes antisentido dirigidos conira otras enfer- medades viricas; uno de ellos bloguea Ia produccién de Ia proteina Tat del VIF, que éste necesita para Ia trans- cripeidn de otros genes del virus Se parte del genoma virico para identificar los puntos del ARN por donde las ribozimas puedan cortar (Las ribozimas son formas enziméti- eas de ARN.) Estf en fase de prueba tuna ribozima en pacientes con hepa titis C; y, menos avanzadas, estudios de ribozimas contra el VIH. Algunos de estos proyectos recwren a Ia terapia génica, en virtud de la cual se intro- ducen genes especialmente disefiados en eélulas que luego producirén las ri- bozimas. Otros tipos de terapia génica en relacién con el VIH van encamina- dos a la produccién de anticuerpos que buscan objetivos en las eélulas infec~ tadas, asi como proteinas que se en- cadenan a secuencias génicas del vi rus en el interior celular. Dentro de la eélula a producen una cadena proteica que debe seccionarse para obtener protesnes fun: cionales. El VIH es uno de estos vi- rus; una proteasa, Ia enzima que lleva a cabo esos cortes. Cuando en el cur- so de la investigacién sobre el VIH se advirtié la presencia de esta actividad los farmacélogos sumaron la proteasa a sus objetivos potenciales. Ast, a fi rales de los aflos noventa aparecieron los primeros inhibidores potentes de la proteasa gracias a ta ayuda de un estudio estructural exhaustivo por or- denador, Aungue los inhibidores dis- ponibles pueden causar efectos secun- darios perturbadores (acumulacién de arasa en zonas indebidas), prolongan la salud general y la vida en muchos enfermos, si se toman en combinacién con otros firmacos antiviricos contra el VIH, Siguen probéndose nuevos in- hibidores de Ia proteasa Bloqueo de la migracién virica Aun cuando genomas y protefnas vi- Fieos se reproduzcan ea el interior ce- LA ESTRUCTURA DE LA PROTEASA DEL VIH (ints azules y verdes) muestra su unién CO aac SL RRL eee See ek eica Pues ce hular, carecerdin de eficacia patogena particulas viricas, dotadas de potencia suficien- te para escapar de la célula y emigrar hacia otras. El zanamivir y el oselta- mivir, indicados contra la gripe, inter vienen en esa fase. Desde hace tiempo se sabe que la neuraminidasa, molé cula que aparece en la superficie de los dos tipos principales de gripe (A y B), facilita Ia huida de las particu. las virieas de las eélulas que las pro- ducen. Por comparacién genémica se descubrié Ia similaridad del sitio acti~ vo de In neuraminidasa entre las diver- sas cepas gripales; por investigacién estructural se Heg6 a la creacién de farmacos efieaces contra dicho cen- tro, Los demés medicamentos antigri- pales actiian contra el tipo A. Reforzando la respuesta inmunita- mientras no formen nue\ ria del paciente se evita también la migracién celular de los virus, Unas respuestas son generales; ocurre tal cuando los férmacos frenan Ia pro- pagacién de distintas clases de inva sores, en vez de concentrarse sobre tun pat6geno determinado. Los inter ferones, por ejemplo, que participan cn esa batalla inmunitaria, inhiben la sintesis proteica y otros aspectos de Ta replicacién vitica en las eélulas in- fectadas, En conereto, el interfern alfa constituye un elemento impor tante de Ta terapia contra las hepati tis B y C. (En el caso de la hepatitis C se indica junto con ribavirina, un Farmaco mas antiguo.) Enire las respuestas inmunitarias es peefficas mencionaremos la produc: cién de anticuerpos estindar, que re. conocen fragmentos de una proteina de la superficie del virus invasor, se cenlazan con la protefna y sefalizan el o Tie Be yee Ee giauermer ene Corea esas yy ia esary ay a Se aia i Vion oe oa oes tvecimeaniagt a Pao testa doaae Pee aca 1 ea Cet na 2 ss / ZS e ls a er ae i ENFERMEDAD F Potivins humane Peliomielts | Afto De su |_ SECUENCIACIoN 1981 Virus Ge la ripe A Gripe 198) Virus dela hepatitis 8 Hepatitis 8 1984 a | inovieus humane tipo 14 estriado comin V i984 vie Sida 1985 fen pacientes de sida Virus dele vaicela Varicela Virus de Ebola | “ | inus respiratorio sincitial Virus paregripal 3 Virus para su ulterior destruccién por ‘otros componentes del sistema inmuni tario, En cuanto se dispone de la se ccueneia gEnica que cifra la protefna de superficie del virus, pueden crearse an- ticuerpos puros, monoclonales, contra determinadas regiones del polipéptido fen cuestién, Se expende en botica un anticuerpo monoclonal para prevenir cl virus sincitial respiratorio en ninios expuestos a Ia infeccién. A través de Ia comparacién entre genomas viticos y humanos se ba su: gerido una nueva estrategia antiviri- ca, Numerosos virus fabrican proteinas due parecen mokéculas implicadas en la respuesta inmunitaria. Algunas de tales versiones viricas desarman las defen- sas y salvan de la destruccién al virus. igidos contra esas pro- ‘que facilitan la huida podrian restablecer la integridad de las respuestas inmunitarias y acelerar late ccuperacién del organismo que sue in- fecciones viticas. Se estén investigan- do posibles agentes sanadores. Los firmacos dit La dsqueda. de férmacos antiviricos se ha convertido en una guerra sin 38 Papilomaveus humanettipo 16 | Cancerdelcuello de utero | 1985, Febre hemordgica de Ebola | 1993 ee Infecciones respiratorias, deli infancia Tnfecciones respicatorias | dell infancla | Virus del dengue tipo t Dengue 1987 [-iussetapepomisa’ | venamnsa 1987 | is aliepettantiet | a | Vius de i hepatitis © | Hepatitis ¢ 1990 | Gtomegeloviras ~) Tafecciones retinianas 1991 | 1902 | | | | | 1996 1996 cuartel, Los farmacélogos han de en- frentarse con la posibilidad de que los virus desarrollen resistencia o insensi- bilidad a muchos de los medicamen 10s, especialmente cuando se admi nisiran durante periodos prolongados, ‘como ocurte en el sida y en basiantes casos de hepatitis B y C, enfermeda- des erénicas. Cada medicina prescrita hoy contra el VIH encuentra alguna cepa resistente; a menudo esa mis- ma cepa es resistente a otros férma- cos. Tal resistencia surge de la ten: dencia de los virus —en particular de los virus ARN, sobre todo el VIH— a motar muy deprisa. Si una muta- cién capacita a la cepa pata vencer algin obsticulo que impide su repro: ‘ién (un Férmaco, por ejemplo), du esa variante virica prosperaré py Ia barrera interpuesta. Para mantener a raya la resisten- cia hasta que se encuentren vacunas eficaces, habré que idear nuevos far- macos. Cuando surjan mutantes re- sistentes a un medicamento, Ia teetu- ta del texto genético puede revelar el lugar del genoma del virus donde se hha producido Ia mutacin y sugerir el modo en que esa mutacion socava la interaccién entre la proteina del virus afectada y el férmaco, A través de tal informacion el farmacélogo prosegui- ri la bisqueda de nuevas estructura medicamentosas u otros medios ence minados a mantener la eficaci de la medicina a pesar de Ia mutacin Se investiga en férmacos nuevos ba sados en la capacidad para combatir pas resistenes a otras medicamen- tos. Los laboratorios DuPont optaron por el DPC 083, un nuevo inhibidor, ho nucleosidico, de lu transriptasain- ‘ersa, para el desarrollo de fémacos encaminados a veneer la resistencia & otros inhibidores, Los investigadores exarninaron las mutaciones del gen de a transcriptasainversa que caus ba Ia resistencia. Después estudiaron modelos con el ordenador para crear | compuestos potenciales que inbiieran | Js enzima transeripiasa inverse, pese 4 las mutaciones, Recurrieron hiepo 4 In ingenierfa genética para produci virus que sinttizaran las enzimas mu- tadas, y seleccionaron el compuesto mis adecuado para limitar Ia repro> dceién de aquellos virus. El farma- 0 se probé para el tratamiento del VIE, pero se han abandonado esos ensayos, Quizd tardemos alain tiempo antes de que todas las infecciones viricas graves puedan prevenirse con vacunas 6 tratarse eficazmente con un firma 0, Pero la secuenciacidn reciente del genoina humano, aunque provisional ha de permitioos deseubei un grupo nuevo de proteinas que estimolen la produceién de anticuerpos antviricos © que potencien otras pares del siste= ‘ma inmunitario contra los virus BIBLIOGRAFIA COMPLENENTARIA STRATEGIES FOR ANTIVIRAL Dauc Dis- COVERY. Philip S. Jones en Antiviral Chemisiry and Chemotherapy, val 9, nod, pigs, 283-302: julio de 1998, [New TECHNOLOGIES FOR MAKING VaC- (INES. Ronald W. Ellis en, Vaccine, WoL. 17, no 1-14, pigs. 1596-16045 26 de marzo de 159%. PROTEIN DESIGN OF AN HIV-1 EXrRy INIBITOR. Michel J. Root, Michael S. Kay y Peter S. Kinn en Sefence, ol 291, 5505, pigs. SELBSE: 2 de fo bere de 2004 ANTIVIRAL CHEMOTHERAPY: GENE aL. OvERviEW. Jack M. Bernstein, Wright State University’ School of Medicine, Division of Infectious Di seases, 2000. Tentas 48 _ Evolucion y adaptacion de los virus de ARN Los virus cuyo genoma esté constituido por ARN forman el grupo principal de los patégenos subcelulares. Con una singular capacidad para generar variabilidad genética, se adaptan a nuevos hospedadores y resisten a los farmacos uuando se habla de evolucién, pensamos de inmediato en las plantas 0 en Jos animales, Ra- Famente en los microorganis- mos. Muchisimo menos en los virus, Pero éstos ofrecen una variabi- lidad genética amplisima que invita como ningéin otro ser, a la seleccién, En raz6n de su constitucién genética dlistinguimos entre virus de ADN y vi- rus de ARN, Los virus cuyo genoma es una molécula de ARN 0 que po- seen este fcido nucleico coma inter- mediario en su cielo de vida (retzovi rus) se caracterizan por su variabilidsd genética y Ia enorme fluctuacién del tamatio de sus poblaciones. El tamafio de las poblaciones viticas sufre cambios bruscos con la transmi- sién entre haspedadores o incluso entre distintos tejidos de un mismo indivi- duo infectado. La nueva infecciGn pue~ de iniciarse con muy pocas particulas viricas que se replicarén miles de mi- Tones de veces hasta alcanzar 1a carga virica propia de la infeccién, La variabilidad genética de los vi- rus de ARN refleja la falta de meca- nismos para la deteceién y correccién de los ervores cometidos durante la re- plicacién del genoma. Cabe también atribuirla a la recombinaci6n o inter- cambio de segmentos en el proceso de replicacién; tal ocurre, por ejem- plo, con las cepas de la gripe. Las particulas que inician una infeccién proceden, al azar, del conjunto de ge- notipos que constitufan a poblacién originaria, No tienen por qué ser re presentativas de la constitucién gené- tica del conjunto de Ia poblacién. Vin En biologia evolutiva se habla de cuellos de botella para designar seme. jantes reducciones drésticas en el ta ‘maiio poblacional, debidas a fenéme- nos aleatorios y con inevitable pérdida de variabilidad genética. La repeticién periédica de cuellos de botella puede entorpecer la capacidad de las pobla- ciones viticas para completar su ciclo biol6gico (esto es, su eficacia biolégi- ca; en casos extremos acarrea la ex: tincién de la poblacién vitica, Pero se produce la situacién inversa, de continuas e ininterrumpidas expan- siones poblacionales, con la transmi- sign de cantidades ingentes de partf- culas vitieas entre hospedadores sin que medien cuellos de botella. Ocurre, por desgracia, en las transfusiones de plasma sanguineo contaminado. ese caso, aumenta la eficacia biolé: gica de las poblaciones viricas y su adaptaci6n a nuevos entornos, Abordaremas aqui el efecto que las mutaciones, la seleccién natural y el azar en forma de cuellos de boiella genéticos ejercen en Ia adaptacién y extincién de los virus de ARN. Mutaciones En el curso de la evoluci6n, la selec cidn natural prima a los mejor adap tados. Para que opere la seleccié requiere que los organismos se re produzean, exista una base genética para los caracteres fenotipicos, difie- ran unos fenotipos de otros y vayan asociadas tales diferencias fenotipi- cas a una distinta eficacia biolégica, Los virus de ARN cumplen esas cua tro condiciones, Santiago F. Elena La velocidad con que se replican los genomas de los virus de ARN supera, en varios érdenes de mag: nitud, Ia tasa de divisién de las cé- lulas ‘en que se alojan. Pero poseen lunos mecanismos replicativos harto deficientes, que dan pie a frecuen- tes mutaciones. En su mayoria, tales mutaciones afectan a Ia eficacia bio- légica de los virus Los virus de ARN poseen Ia tasa de mutacién més alta de entre todos los organismos vivos. Este potencial para generar variabitidad genética ex plica que nos hallemos ante los pari sitos més abundantes, Afiddase a ello el magro éxito alcanzado en el con trol de las epidemias que originan. En los iltimos 25 afios han apare. cido més de 50 nuevas enfermeda- des humanas ocasionadas por virus de ARN: sida, fiebres de Lassa, Mobala, del valle del Rift, Pichide 0 Machu- po, las fiebres hemorrigicas de Ebo- la 0 Marburgo, eteétera. No obstante, una tast de mutacién alta es un arma de doble filo. Su efec~ to positivo 0 nogativo dependers de las condiciones demogréficas a las que esté sometida la poblacién vitica. $i cescasean las posibilidades para que se entable una competencia entre distin 10s genotipos (poblaciones. pequefias sgeneradas por cuellos de botella), el azar. produciré 1a fijacién, en la po- Dlacidn naciente, de mutantes con una cficacia biol6gica limitada, Sin embar 0, Ia relacién entre la tasa de opti mizacién de Ja eficacia biolégica y el tamafio de las poblaciones viricas no es lineal. A partir de cierto tama: 39 MARIA x grupo de Cecilio Lépez Galindez, del 4.3 Instituto de Salud Carlos II, y al bac teridfago MS2 nuestro grupo En general, los datos recogidos tmostraban un’ patron comtn de pér- didas de eficacia bioldgica a igualdad de condiciones demogréticas. Pero la magnitud de la pérdida media y, so- bre todo, la varianza entre las pétdi- as observadas en distintas réplicas experimentales dependian estrecha- mente del virus estudiado. Las pér- didas suftidas por el VSV 0 el MS2 oscilaban entre Ia total extincién y pérdidas menores del 1%. Las pér- didas suftidas por el FMDV fueron, en promedio, mayores; oseilaban en~ tre la extinci6n y el 14%. Sin embar- 0, el HIV-1 experimentaba pérdidas 3 5 10 15 2» promedio mucho mayores (entre Ia 'NUMEROS DE PASES POR CUELLO DE BOTELLA completa extincién y un 899% de pér- dida), aunque con una varianza mu: cho menor EFICACIA BIOLOGICA ! I at m1 Ny | MaRMC 1. EFECTO DE VARIOS CUELLOS DE BOTELLA consecutivos sobre el ni mero de mutaciones que se acumulan en un genoma viico. Cada Ii 4s; cada simbolo, una mutacin distina, La linea inferior raja simboliza el genoma promedio de la n. La poblacién I constaria de un conjunto de secuencias de ARN idénticas, sin mutaciones. La poblacién Il responde a una situa- BEET viRUS GANADOR [ES vnus PeADEDOR EFICACIA RELATIVA AL ANCESTRO L EXPERIMENTO DE COEXISTENCIA tin entre Ios distintos genotipos. La distribucién de efectos aparecia sesga~ da hacia mutaciones con efectos pe~ quefios; con otras palabras, los efec- 10s pequelios menudeaban mas que los grandes. La distribuci6n era también leptoctirtica, es decir, Ia mayoria de los efectos deletéreos'se aproximaban Ja media de Ia distribucién 0 cafan cen los extremos, con muy pocos va~ lores intermedios. Ciframos la tasa de mutacién dele- ‘térea en unas dos mutaciones por ge: noma y ronda de replicacién, un valor {que converafa con las estimaciones de rasa de mutacién genémica total com- putadas por Drake y Holland a partir de otros métodos, Por tltimo, caleu- amos que el efecto deletéreo prom dio asociado a una mutacién se hi Haba en torno al 0,1%. Del estudio se inferia que las enor- mes pérdidas de eficacia observadas debfanse a la acumulacién de muchas mutaciones de efecto pequeito, ;Qué sentido evolutivo habia que atribuir a nuestro hallazgo? Desde los trabajos de Ronald Fisher, en el primer ter cio del siglo xx, se sabfa que el in- flujo que la acumulacién de mutacio- nes ejerce sobre la supervivencia a largo plazo de una poblacién es mu- cho mas profundo cuanto menor sea el efecto deletéreo que las mutacio- nes Tevan asociado, La seleccién natural descarta las mutaciones que atentan contra la su Pervivencia del organismo (el caso extremo lo representa una mutacién Fetal), Pero se muestra menos exito- 2 sa ala hora de eliminar las mutacio- nes que apenas afectan a la capaci- dad de un organismo para sobrevivir y reproducirse, transmitiéndolas a la siguiente generacién. En nuestro caso ello significa que las mutaciones tien- den a acumularse en el genoma de VSV en ausencia de seleccién y re- produccién sexual, cuando Ia dingmi- ca demogrifica induce reiterados cue- Ios de botella. Tamafio de poblacién y trinquete de Miiller ‘Cualquiera que fuera la densidad de la poblacién vitica después de sufrir un cuello de botella de tamaiio uno, el efecto negativo de la deriva genéti- a reducfa la eficacia bioldgica, Pero, habia un umbral de cuello de bote= tia que garantizara el mantenimiento de la eficacia biolégica inicial? De nuevo los grupos de Holland, Domingo y el nuestro, en cooperacién, recurrieron al VSV para resolver Ia cuestién, Descubrimos que el tamafio minimo de cuelio de botella necest- rio para detener el efecto del trinque- te de Milller dependia del genotipo de VSV. Si para un genotipo que inicial- mente presentaba una alta eficacia bio- logica un tamaiio de cuello de bote- lla de cinco particulas viricas producta todavia pérdidas de eficacia, esa mis- ma poblacién no ejercia efecto neg: tivo con genotipos de eficacia unidad © incluso ligeramente deletreos. Hubo que aumentar et tamaio del cuello de botella hasta 30 partfeulas Viricas para detener el efecto del trin- 3. LAREINAROIR ene pats dels virus de ARN. Se mezcaron dos cones distintos de VSV que, iniialmente,mostraban a misma efcaciabio- légica (por convencién, igual a unc). Se dé ‘que la mezclaevolucionara hasta que uno de los dos cones eliminaba al ott, lo que ocu- ria después de un nimero variable de dias de ‘oexistenda, El dia anterior a la eliminadén de uno de los competidores se recuperaron el virus ganador y el perdedor; se midieron sus cfcacias biol6gicas con respecto a sus ances- tros. Ambos, el virus ganador y el perdedor, hhablan aumentado su eficacia con respecto a la situacin ancestral mayores que un). Los resultados fueron similares cuando el exper ‘mento se repitiévatas veces. Entre las com petidors se establecié una “carrera de arma~ ‘mentos’ lo que, en palabras dela Reina Roja de Alicia en ol pos de las maravilas, significa que “hay que corer mucho para permanecer siempre en el mismo punto! quete de Miller en genotipos de alta cficacia. Por el contrario, para un clon que mostraba de partida eficacias ba- {as 0 unitarias, result6 insuficiente in- cluso un cuello de botella de tamafio dos: no provocaba pérdidas de efica- cia biol6gica Competencia entre variantes genéticas Conecido el efecto de las mutacio- nes deletéreas, abordemos el efecto de las mutaciones beneficiosas sobre la adaptacién virica. La adaptacidn es una consecuen- cia de la accién de Ia seleccién na- tural que opera siempre que exis- ten diferencias entre genotipos. En la pugna por un recurso limitado, cl genotipo més eficaz. desplazaré al resto, aumentando con ello Ia efica- cla biolégica promedio de la pobla- cién. La competencia se da también en virus de ARN ‘Cuando dos especies Iuchan por un mismo recurso se deseneadena una “carrera de armamentos”. La eficacia de cada especie mejora con respecto a sus antecesoras, pero se mantiene cen la misma situacién con respecto al competidor actual. A ese fenémeno de correr mucho para estar siempre en el mismo lugar, Leigh van Valen, de la Universidad de Chicago, le recordaba un pasaje de Alicia en el pats de las maravillas y, en su honor, Jo Hamé ‘el efecto de la Reina Roja” Dos clones viricos pueden coexis- tir largo tiempo sin que uno despla- ce al otro, si demuestran pareja efi- ‘Temas a8 4. EVOLUCION ADAPTATIVA. Ei palsaje adaptativo del panel dela izquier- da es una representacon grfica de un proceso evolutivo en el que las Colinas simbolzarian combinacones genéticas bien adaptadas yl va Hes combinaciones poco aptas. Una poblacén puede moverse, gracias 2 la aparcin de nuevas variantes genética (mutacones) através del paisaje adaptativ. Sila seleccdn natural aca, haciendo que los ge- notipos que portan una vaiantebeneficiosa aumenten su frecuencia en la poblacén,entoncesésta se moverd a través del pasa hacia un va cacia; comparados, sin embargo, con sus respectivos antepasados, evideneian aumentos significativos en su eficacia Con el tiempo, pueden aparecer muta ciones beneficiosas en ambos genoti- pos. Si el efecto en la eficacia biol6- gica asociado con las mutaciones que hhan aparecido en cada genotipo es si- rilar, ninguno de los genotipos mostra- re una ventaja clara sobre ef otro, Tras tun perfodo de coexistencia, terminaré por emerger una mutacién’ beneticio- sa de efecto importante en uno de los genotipos, pero no en el otro. Cuando esto ocurra, el primero tendré venta ja sobre el segundo, al que desplazara de la poblacién, Este desplazamiento es un reflejo de otro principio gene ral de la biologia evolutiva, el de ex- clusién competitiva Una vex més, nuestra cooperacién con los grupos de Holland y Domin- go sirvi6 para demostrar que el prin- Cipio de Ia Reina Roja y el de exclu- sin evolutiva operan en el VSV. Adaptacién y evolucién a largo plazo La aparicién de mutaciones benef iosas y el desplazamiento de un ge- ‘Vins ¥ BACTERIAS ERICA notipo ancestral por otto portador de :mutaciones beneficiosas dirige Ia evo- Iucién a largo plazo de los virus de ARN. A pesar del cargeter aleatorio de las mutaciones, se ha venido ob- servando un patrén de evolucién miin en distintos experimentos re lizados con VSV por los grupos de Holland, Domingo y el nuestro. Este patrén se caracteriza por aumentos exponenciales de la eficacia biolSgi- ca en periodos relativamente cortos de tiempo (aia), Los aumentos exponenciales no se producfan de modo uniforme. Des- pués de un periodo inicial de creci- miento répido, segufa una decelera- cién en Ia tasa de adaptacién para, finalmente, aleanzarse una situacién de equilibrio en la que ya no progre- saba la eficacia biol6gica; el virus se habia adaptado a Ia nueva situacién, En forma matemitica, podemos des cribir el proceso mediante una fun- cin hiperbélica del tiempo en una escala logaritmica de eficacias biol6 aicas. La razén de la deceleracién de Ja Velocidad de adaptacién tiene que ver con la disponibilidad de mutacio- nes beneficiosas y depende, asimismo, “Tempo lor de maxima eficacia bili. A meta que nos acercamos al valor ‘ptimo, dae el efecto ejecdo por ls mutaconesresponsables dela aproximacin, En caso contra, oda pasarse de largo el pico y em- pezara bajar po lado opuesto, Una ve se alanza el pc, la pobla- «in permanecer en bien adaptada, haste que ocraalgin cambio «ena topografia del paisa. Eta dindmica de mavimientas en un pa- sae hasta esalar un colin adaptatia se traduce, en témings mate matios, en una funcén sinilr a una hipébol gr). de la magnitud del efecto beneficio- 0 asociado con cada posible muta- cién disponible, Al principio del proceso, cuando la poblacién virica se encuentra le jos del éptimo adaptativo, hay mu chas caracteristicas fenotfpicas que mejorar, Cualquier cambio que ocurra provocaré, a buen seguro, un aumento en Ia eficacia bioldgica. A medida que la poblacién se aproxima al 6p- timo, se requieren mutaciones cada vex més especificas, Una vez que la poblacién virica se adapta a la nue. va situacién, no suelen darse ulterio- res cambios. Las pruebas aportadas sobre la ré- pida evolucién de los virus de ARN planteaban dos preguntas, una rela- tiva a la facilidad con que podrian adaptarse a los nuevos hospedadores ¥, la otra, sobre su capacidad repli- ‘cativa ante nuevos férmacos antiviri- cos. Ambas cuestiones resultaron te- ner respuesta afirmativa Los clones de VSV mantenidos du: rante afios en cultivos de fibroblastos de rifén de conejillo de indias (cé: lulas BHK) se adaptaron muy pronto a vivir en células epiteliales caninas a 5] BRB EFICACIA EN BHK FFICACIAEN Hela (EES EFICACIAEN MOCK gos g 2 : lo sme RUS ANCESTRAL VUSADAPTADO RUS ADAPTADO ‘arate noe 9.4 HEBEL WmRUSADAPTADOA Kea + [EEE US ADAPTADO ACK 871 EERE VIRUS ADAPTADOA AFC ; RUS ADAPTADO A FA <6 g i + g 4 3 re aa = Hela mock [AMIIENTE DONDE SE MIDELA EFICACIA (MDCK), células cancerosas huma- nas (HeLa), tejido conective de ra- t6n (L929) y células del mosquito Lutzomyia longipalpis (LL-5). Pero, vale la pena subrayarlo, 1a adapta ci6n a estos nuevos ambientes celu- lates, y el consecuente aumento en eficacia biol6gica, no comporté nin: ‘gin aumento paralelo en la eficacia biolégica en el hospedador original BHK, ni en ningun hospedador nue- vo alternativo. Debia haber, pues, un coste, en tér- minos de eficacia biolgica, asociado a la ampliacién del abanico de po: sibles hospedadores. No obstante, si Ja evolucién tenia lugar en un am: biente fluctuante, donde podian ser “ de dos tipos las eélulas hospedadoras, se seleccionaban virus que mostraban luna mayor eficacia bioldgica en am- bos tipos. Asi lo demostraron los gru- pos de Holland y Domingo trabajan- do con el VSV y de Scott Weaver, de la Universidad de Texas en Galve ton, haciendo lo propio con el VSV y con el virus de In encefalitis equi- ina del Este, Los investigadores promovieron la evolucién de sus virus respecti ‘vos en cultivos celulares. Tales cul tivos alternaban diariamente entre c Jules BHK y de mosquito. (Holland y Domingo emplearon células LL-S y Weaver células C6/36 procedentes el mosquito Aedes albopictus.) 5, ADAPIACIN a dstintas tipo de hospeda- ores celulres. Ena se ofrcen los resultados de un experimento de adaptacién a des tipas cellares istintos (las humanas Wea y de perro MDCH. Se dj6 que un vius que infec taba las clulas de conejo de india (BHK) evoluionara en os nuetstiposclulares Al princpio del experimento, vise relcaba bien en us BAK, pero muy mal en Hela o MDCK. Al final del experimento, el vius evolu tavirus que han demostrado seguridad y eficacia, s4 ‘Afortunadamente, los nifios que so- breviven a su primera infeccién no sufren secuelas a largo plazo. Muy pocos vuelven a sufrir otto brote de iarrea por rotavirus, Adquieren in- munidad natural, es decir, su siste- ma inmunitario se prepara para re~ conocer con prontitud al rotavirus y evitar su replicacién la préxima vez que trate de invadirlo. Ahora bien, al ser tantos los niflos que enferman ‘gravemente durante la primera infec- cin, estamos convencidos de que una vacuna capaz de mimetizar la inmu- nidad natural constituye Ia mejor es- peranza para salvar vidas Las vacunas, uno de los medios de mayor eficacia en salud pablica, se consideran armas poderosas dentro del arsenal que los humanos posee~ mos para luchar contra las enferme- dades infecciosas. Fubricadas a partir de microorganismos (vivos 0 muer- tos) 0 a partir de sus proteinas bési- eas, las vacunas engafian al sistema inmunitario del receptor haciéndole creer que le estén atacando. En res- puesta, el sistema inmunitario produ- ce anticuerpos contra la vacuna (que ro supone ninguna amenaza biolégi- ca), de la misma forma que lo ha- ia contra el propio virus. Igual que en la inmunidad natural, si el agen- te causante de la enfermedad invade al organismo, el sistema inmunitario se hallard totalmente preparado para producir grandes cantidades de anti cuerpo y asf combatiro. Hace veinte afios, varias companfas farmacéuticas estudiaron Ja creacién de una vacuna contra los rotavirus. ‘Ante un mercado potencial imponen- te y de dmbito universal, los elevados costes del desarrollo de la vacuna pa- recfan razonables, Ademés, Ia distri- ucién resultaria sencilla, incluso en lugares remotos: Ia vacuna del rotavi- rus se incluirfa en el Programa Uni- versal para la Inmunizacién Infantil que, bajo los auspicios de Ia OMS y de UNICER, ya distribuye las vacunas rutinarias entre el 80 por ciento de la poblacién infantil mundial, ‘Aunque se ensayaron diversos enfo- gues (cepas humanas y cepas anima- Jes, virus vivos y virus muertos, virus completos 0 subunidades proteicas), Jos expertos en rotavirus siguieron la estela de Albert Sabin, el creador de Ja vacuna oral contra 1a poliomielits. Sabin crefa que las vacunas vivas, que Temas 48 a si bien se replican en cierta medida, se muestran incapaces de desencade- nar la enfermedad, remedaban 1a pro teccién adquirida a través de Ia infec: cidn natural, Asimismo, en el caso del rotavirus, las vacunas orales instarfan tuna respuesta inmunitaria allf donde importaba: en el tracto gastrointesti- nal. La atencién de los investigadores se centr en cepas de rotavirus vivas, pero que estuviesen debilitadas 0 ate~ nuadas y se pudiesen administrar por via oral, sin inyeccién, En 1983, la primera vacuna con- tra el rotavirus estaba lista para los ensayos clfnicos. Francis Andre, de Smith Kline-RIT (ahora GlaxoSmith- Kline Biologicals) en Rixensart, y Timo Vesikari, de la Universidad de Tampere, prepararon y ensayaron una ios menores de cinco anos contrae- rn el rotavirus, Sin embargo, la ma- Yyorta de las mutes se registran en los paises més pobres, que disponen de un acceso limitado a le asistencia | médica y la terapia de rohidratacn, El mapa muestra el niimera estimado ‘de vetimas mortales en ese grupo de edad en 2003; se destacan los 10 pat ses que suffieron un mayer numero ‘de perdidas. Bangladesh se halla casi en la citima posicion de ese grupo, pero presenta la tasa de mortalidad per cdpta 9 causa dela ‘enfermedad mas elevada. Con frecuencia, fos habitantes de las zonas rwales deben desplazarse largas distancias con medios de transporte lentos (zquierda) para reck bir ayuda, En Dhaka, los bebés con dates profusa que llegan al hospital se colocen fen cunas que desaguan crectamente sobre baldes cuya funcion es recoyer fos excre- mentos liquids. En la fotografia derecho), tuna madre, en el hospital suministra a su hijo una dlsolucién de rehicratacisn, | | | | | [ox sn \ ee SALVO RARAS EXCEPCIONES, los n- vacuna derivada de una cepa de rota- virus hallada en vacas. Escogieron un rotavirus bovino porque crecia bien en cultivo y porque se erefa que en huma- hos se atenuaba de forma natural El primer ensayo, llevado a cabo en Finlandia, constituyé un hito: 1a va- cuna redujo en un 88 por ciento la probabilidad de que un nifio vacuna- do manifestase un cuadro grave de rotavirus. Se demostraba, pues, que tuna vacuna oral viva podia inducir Ja inmunidad. Ademés, a vacuna no acarteaba efectos secundarios preocu- pantes, Espoleados por el éxito, los labo- ratorios Smith Kline-RIT pusieron en ‘marcha ensayos elfnicos en otros paf- ses. Al término de los ochenta, el final de las muertes por rotavirus parecia ‘encontrarse a un paso. Pero entonces, cen los ensayos realizados en Africa y en erg se obtuvieron resultados contra~ dictorios, desalentadores. Sin saber la causa de los problemas (aunque se co- noce que una higiene deficiente, las infecciones no tratadas, 1a malnutri- cidn y los pardsitos afectan a ta res- puesta inmunitaria de un nifio ante las, vvacunas), la compaiiia decidié pospo- ner el programa del rotavirus, Investigadores del Instituto Nacional de la Salud y del Instituto Wistar de Filadelfia buscaron una explicacién del fracaso de la vacuna de RIT. Probable- mente, Ja cepa bovina estaba demasia- do atenuada, es decir, fuera demasiado <ébil para replicarse y conseguir una £1 rotavirus, representado en la lustracién mediante dos cortes transversales, consta de tres capas proteicas que rodean el ge- noma, Sus proteinas estructurales (las que estén presentes en las particulas que se propagan de una persona a ote) se de- ominan PV y se numeran consecutivamente, PV7 forma la capa més externa, tachonada de plas de PV4, Estas dos proteinas desencadenan en el huésped una respuesta inmunitaria para luchar contra la enfermedad: de- semperian, pues, un papel fundamental en las vacunas. PV4 fa- cilta también la entrada del virus en las células, lo mismo que VS y PV8 (no mostradas en la figura), que son et resultado de ‘buena respuesta inmunitaria en condi- ciones extremas. Se abrieron otras Ii- neas de trabajo. Albert Kapikian, del Instituto Nacional de Ia Salud, iden tified una cepa virica del mono rhe: sus; Fred Clark y Stanley Plotkin, de ‘Wistar, identificaron otra copa bovina que se podria replicar de forma més Vigorosa, Se prepararon las cepas para ensayos clinicos. Se volvié a repetir la historia de éxitos y fracasos, Hubo de pasar tiempo antes de replantear se el problema. En el interin, otros investigadores estaban desentrafiando 1a estructura molecular del virus. Aunque en ci6n transversal presenta el aspecto de una rueda, el rotavirus consiste en una esfera formada por tres capas; con tiene 11 segmentos de ARN de doble hebra, cada uno de los cuales corres: ponde a un gen que determina una proteina. Las protefnas pueden ser de {dos tipos fundamentales: estructurales (componentes del virus) y no estruc lurales (sintetizadas en el interior de las células infectadas). Las protefnas viticas estructurales (PV) se nume- ran: PVI, PV2 y asf sucesivamente, 56 ARN vitico Jo mismo que las proteinas no estruc- turales (PNE), que intervienen en la replicacion del virus y en la altera- cién de la funcién intestinal La capa mas externa, fundamental para Ia induccién de la respuesta in- munitaria en el huésped, ha centra- do Ia atencién durante el desarrollo de la vacuna, PV7 origina el aspecto ‘grumoso de la superficie; la proteina PV4 forma las ptias de la parte ex tema de la “rueda”. PV6, la protel- nna mis abundante del vitus, se si: ‘ula por debajo de PV7; participa en Ia produccién de protefnas viricas en las células infectadas, La protef- zna no estructural PNS4, una toxina, puede intervenir en el proceso que causa In diarrea profusa. Las proteinas se presentan en varias versiones. Las cepas distintas ofrecen mezclas proteicas diferentes. Cuando dos cepas viricas infectan una misma lula, sus segmentos génicos se reor Genan y crean nuevas combinaciones, nuevas versiones del virus. Constan temente surgen nuevas variantes del virus, pero, como ocurre con Ia mae yoria de las mutaciones, son pocas las la disaregacion de PVA en el interior de! huésped. PV6 forma la capa intermedia; participa en la transcripcién génica, proce 0 esencial para la sintesis de las protefnas viticas en las células infectadas. V2 consttuye la capa mds interna Las enzimas PV 1 PV3 Intervienen en la copia de los genes viricos. El genoma consta de 11 segmentos de ARN de doble hebra ‘enrollados de forma compacta y empequetados todos juntos CCodifican las PV'y las protetnas no estructurales (PNE), entre las ‘que se Incluye fa toxina PNES, que se fabrica una vez el virus ha penetrado en las céluas ue ofrecen ventajas para la supervi- vencia del mismo, En consecuencia, de las 42 cepas de rotavirus identifi- cadas hasta la fecha segtn las com- binaciones de sus variantes de PV7 y de PV4, solo cuatro o cinco son las responsables de més del 90 por ciento de los casos de enfermedad en todo el mundo, Sacando provecho de Ia capacidad natural del rotavirus para reordenar sus genes, Kapikian y Harry Green- berg desarrollaron un método para ge. nerar combinaciones que portasen ¢a- racterfsticas diles para las vacunas sin causar la enfermedad en humanos Fabricaron un virus reordenado en el que se combinaban 10 genes proce- dentes del rotavirus del mono (Io que le dotaba de Ia propiedad de atenua- cién) con un gen que codificaba una protefna de superficie, PV7, proce- dente de una cepa humana. Kapikian y Greenberg. construye- ron tres combinaciones de este tipo (cada una con una versién distinta de la PV7 humana) y una formada exclusivamente a partir del virus del ‘mono rhesus, con un cuarto tipo de ‘Temas a8 PVT que se encuentra en los rotavi- rus del mono y en los rotavirus hu: manos. Mezclaron los cuatro tipos de virus en una vacuna tetravalente, un tel diseiado para aportar protec- cién contra las cuatro cepas més ex- tendidas del rotavirus humano. En 1991, la Agencia Federal de Pér- ‘macos y Alimentos (FDA) concedié per- miso a 10s laboratorios Wyeth Ayerst (posteriormente Wyeth Pharmaceuti- cals) para fabricar y ensayar esta yacw hha, a la que denoriinaron RotaShield. En Ios cinco afios siguientes, la com- paiifa puso en marcha ensayos clinicos a gran escala en EE.UU., Finlandia y Venezuela: verificaron la seguridad de RotaShield, su capacidad para ins- tar una respuesta inmunitaria protec tora y la duracién de su eficacia, En 1988, RotaShield obtavo la licencia de la FDA y fue recomendada por el Comité Asesor sobre Pricticas de In: unizacién del CDC, asf como por Ja Academia Americana de Pediatria, para que formara parte de la inmuni 2aci6n rutinaria de la poblacién infan- til Se estima que en Jos nueve me- ses subsiguientes un mimero superior 410s 600.000 nifios reeibieron 1,2 mi- ones de dosis de RotaShield. Es0s eran buenos tiempos. La va- ccuna tenfa que salir de Estados Unie dos y ensayarse en nifos desnutridos de paises en vias de desarrollo, donde Jas vacunas orales vivas contra otras enfermedades (poliomielitis y e6lera, entre otras) resultaban menos eficaces. Ademés, la dosis era muy cara para la mayorfa de los paises pobres. Con todo, por primera vez, el mundo dis- Ponfa de una herramienta con la que combatir al rotavirus. Nuestra alegrfa era desbordante Pero sobrevino el desaste, En 1999, varios nifos sufrieron una complica cién grave en las dos semanas pos- teriores a la vacunacién: un segmen- to del intestino delgado se replegé en el interior de una zona cereana (del mismo modo que un segmento de un telescopio se acopla en el interior de otro), creando una obstruceién que se denomina intususcepcisn, Este cuadro provoca dolores insoportables; debe contrarrestarse répidamente bien me- diante un enema de aire 0 de fluido, bien mediante una intervencién quintr- gica, En raras ocasiones, al intestino se perfora y el nifio muere, El CDC, {que estaba controlando la experiencia con RotaShield, mand interrumpir de forma inmediata el programa de in- munizaci6n; con ello hundié una va- cuna en cuyo lanzamiento se habjan invertido 15 aftos y varios cientos de millones de délares, En un principio, Ia agencia estimé que Ja probabilidad era de una inta- 3 | Feet. au | Extremadamente infeccoso, el rotavirus puede contraerse por e aire 6 al tocar una superficie repleta de virus | sts ena en el cuerpo 3 sone ; iW Freevenca 9 te fl wen ae a ‘contaminado. a 7 a | Us earacta sears Las proteinas Ps adhieren ek | ticas atraviesan el virus a las células epitelia ge | elestémago y les que recubren el intestino BR Megan al intesti- 0 ae “s no delgado E 3 Styles desmende de spas de v4 i Y del apa mas extemal resto de sparta i {la subparticula) accede al citoplasma a Ap ite zl os genes ios dgen Is prodccn de miles de nuevas particulas virleas y de toxinas que enve- enan a las células no infectadas y provocan la perdida de fluidos procedentes del tejido intestinal Oleadas de nuevos virus salen en tropel de las células Infectadas para invacir células sanas; el ciclo se repite Infestinos 6 ls etettes muerasy os dos procedentes del estémago y de los tejdos lignan el intestino y abandonan el cuerpo en una dlarres profusa Auldos y otras sustancis abandonan et orgarisma suscepeién por cada 2500 receptores de la vacuna, Se consider6 inacep- table, Estudios posteriores redujeron esta probabilidad a una entre 11.000. Mis tarde, Lone Simonsen, del Insti tuto Nacional de la Salud, establecis tuna correlacién entre el riesgo y Ia edad: los nifios menores de tres meses corrian menos peligro que los mayo- res, Si la vacuna se administrase s6lo a los bebés, 1a probabilidad de una intususcepeién se reducirfa 10 veces, ‘quizds a una por cada 30.000. ‘Los nuevos datos abrieron nuevos interrogantes, ;Se podia aceptar el riesgo en los BE.UU., donde es fre~ ccuente que los nifios ingresen en el ELA FIGURA IFEROR SE NUESTRAN DOS VACUNAS cont ots cue en | Enafor cinns eclerts a tan esa, hon demosvado una elevad ead hospital pero muy raro que mueran a causa del rotavirus? {Era mas acepta- ble en los pafses en vias de desarrollo, donde uno de cada 200 nifios muere de la infeccién de este virus? Si se pudiesen salvar 150 vidas por cada caso de intususcepci6n, jestarfa jus- tificado el riesgo? A la vista de es- tas estadisticas cera ético retener una vyacuna que podria salvar medio mi- Iién de vidas cada ao? O, con inde- pendencia del balance de beneficios y tiesgos, cera ético comercializar en paises pobres una vacuna cuyo uso se haba probibido en los BE.UU.? CDC y la OMS convocaron una reunign de politicas de los pafses en | ROTARIK by Fabricada por GlaxoSmithkein, la vacuneRotarx vevame ct | | sae dean cca cepa dun roms gue we | protein PU? infecta a los humanos; confiee proteccién con tra multtud de cepas. La vacuna contiene ver siones comunes de PV7 y PVA (G1 y PIB, res pectivamente), Dade que un virus de este tipo podria provocar enfermedades sifuese comple famente funcional, se deblité mediante un mé= todo de cultivo celular esténdar que evita que | provoque les sintomas sin Impedir que se re- | plique en cuantia suficiente para desencadenar Gen la proteina | \Variante G1 ~ ROTATE | i as virus bovino | | cen | i | | iI | Veriante PIs) | Sime | oy on | | Fabrcada por Herck, Rotteq conte cnc ios de vrs gendticamente d= | Taree tettates del eorgnizocion de sus genes, Eta eorganzacones se {Eitan mediante a combinacion de 10 genes del rotavirus dela vace (er Jp con uno steccionad de entre cneo genes de rotavirus humenos (tos {kre genern is cusbowon bien exhib sobre sper one ae deadente dl virus human, Cuatro de [a feorgarizacones conte- aenaen gue csifea una varante de le PVT humane (1, 2, 630.6818 | | ae oe gen de a varante PIB) dela PVA humana conforma de pUR, | See ro ae cea acu petite que protege conta as cat Bs cg enteral come Semaidos Sees dl cepas de otaV i snfermedad en humanos. virus bovine para provocar [a & ‘vias de desarrollo, Tras una acalorada discusién, la ciencia se doblegé a la politica. Tal y como dijo un alto ear- g0 del gobierno indio: "Sé que esta vacuna salvarfa a 100.000 nifios en mi pais. Pero cuando apareciese el primer caso de obstruccién intestinal, no se me perdonarfa el haber permi- tido el uso de una vacuna rechazada en los EEUU”. El estudio de la conexién entre Ia vacunacién y la intususcepeién pro- siguid. Los niBos que contrajeron el rotavirus de forma natural no pre- sentaban una mayor incidencia de la ‘obstrucciéa que los demés. Entonces, {por qué tendria la vacunacién per ‘se que incrementar el riesgo? Algu- ros comenzaron a sospechar que se trataba de un problema especffico de las cepas del mono rhesus, no de un efecto comiin @ todas Jas vacunas ora- les vivas contra el rotavirus. Dos fabricantes de vacunas se pro- pusieron resolver el problema de la intususcepcién. Y se concentraron en cl rotavirus. GlaxoSmithKline desem- polvé su programa y avanz6 hacia la fabricacién de una nueva vacuna mo- novalente obtenida enteramente a par- tir de una tinica cepa humana atenua- da, Dado que la infeecién natural por rotavirus no guardaba relacién con la intususcepeién, su vacuna, argumen- taban, no incrementaria el riesgo de sufrir tamafia complicacién. Ademés, Ja compafifa seleccionarfa para su e3~ tudio sélo a niftos con edades com- prendidas entre seis y trece semanas, luna etapa en la que Ia intususcepeién natural es rara Al propio tiempo, los laboratorios Merck desarrollaron una vacuna penta- valente obtenida a partir de cinco ce: ppas resultantes de la combinacién de virus humanos y bovinos que, en con- junto, irfan dirigidas contra las cepas ‘mayoritarias del rotavirus. En Merck sabfan que las cepas bovinas ni ere cfan ni se replicaban tan bien como la cepa del mono rhesus; tampoco pro- vocaban la fiebre de poca intensidad que muchos nifios padecfan tras haber sido inmunizados con la vacuna del ‘mono rhesus, Asimismo, los ensayos clinicos se limitarian a bebés de entre seis y doce semanas de vida, Ambas compaitias farmacéuticas se reunieron con Ia FDA para informar- le acerca de sus planes sobre ensayos clinicos. La FDA, queriendo asegurar- Tens 48 se de que la siguiente generacién de vacunas contra el rotavirus fuese més segura que el RotaShield, insistié en due los ensayos abarcasen una muestra suficiente para detectar cualquier tipo de riesgo, por pequefio que fuese. Se establecié una poblacién inicial dde 60.000 participantes por cada ensa ‘yo, lo que las convertia en las pruebas de seguridad mas amplias y més ca- ras de cuantas se habfan efectuado con una vacuna antes de obtener la licen- cia. Ademas de lo costosos que resulta- rian los ensayos, el propio compromi- so adquitido era arviesgado (cualquiera de ellos se paralizaria de inmediato en el caso de que Ja tasa de intusus- cepcidn de Ios bebés vacunados exce- diese a Ta de los no vacunados). Los investigadores acometieron su traba jo con justificada inquietud, Seis afios después de la debacle de la intususcepein, la apuesta por el rotavirus comenz6 a ser rentable. GlaxoSmithKlein y Merck han com- pletado sus ensayos clinicos: Ios re- sultados de ambas vacunas son espe- ranzadores. Offecen entre un 85 y un 98 por ciento de proteccién frente a I diarrea grave causada por el rotavi- rus. Ademés, los nifios vacunados no muestran mayores {ndices de intusus: cepcién que los no vacunados. Rotarix, Ia vacuna de GlaxoSmith- Klein, se ensayo sobre todo en Ibero- américa. Desde 2004, se ha aprobado en mas de 20 paises; en 2006, en Ia Unién Europea; en los EE.UU. se est revisando. Merck, en cambio, se con: centré en el mercado estadounidense. Queria comprobar que su vacuna, Ro: taTeq, es segura en los EE.UU. antes de introducitla en otros lugares. La companifa ha obtenido la aprobacién en México y en los BE.UU.; en 2006, en Europa, un preludio para la in- troduccién de la vacuna en multitud de paises, [A comienzos de 2007 se diagnos- ticaron en EE.UU, 28 casos de intu- suscepcidn posterior a la administra ccidn de Rotateg. Dado que esa cifra no supera Ia tasa de incidlencia de la enfermedad esperada para una pobla- cién infantil no vacunada, no se ha establecido ninguna relacién entre ta administracién de Rotateq y Ios casos de intususcepeién. Con todo, debido al temor que despierta el recuerdo del fracaso de 1999, la FDA ha alertado sobre lo ocurrido. Por su parte, Merck ha iniciado un estudio posteomercia lizacién con 44.000 nittos. Vinus ¥ BACTERIAS 3. EL PEQUENO ANDREW particpé en un estudio a gran escala que evalué la seguridad y la eficaca de la vacuna Rotaleq. ‘También los fabricantes de vacunas de los pafses en vias de desarrollo es- tn imteresados en el rotavirus. A dife- cia de las vacunas que requieren re finadas téenicas de bioingenierfa, una vacuna contra el rotavirus, lo mismo ue la antipoliomietitis, se fabriea me- diante métodos tradicionales de culti- vo de tejidos; se encuentra, pues, al alcance de laboratorios de orden in- fetior. Hoy en dfa, més de 10 fabri- cantes de India, China, Indonesia y Brasil estan preparando vacunas oralés vivas contra los rotavirus, Una com- pafia china ya ha conseguido la li- cencia para vender su. producto. La perspectiva de nuevas vacunas ali- ‘menta la esperanza de que la amenaza del rotavirus pueda desaparecer pron- to. Pero todavia quedan obsticulos. Puesto que muchos politicos de los paises en vias de desarrollo ni siquie~ ra han ofdo hablar del rotavirus, no Iegan a comprender sus graves con- secuencias, El trabajo de vigilancia Tevado a cabo en més de 40 paises por Joseph Bresee y Umesh D. Pa- rashar, del CDC, junto con la OMS. yeel Programa de Técnicas Adecuadas para la Salud, est empezando a pro- porcionar datos de gran utilidad para quienes deban tomar In decisiéa de aplicar 0 no las vacunas en su pais. Ademés, sigue pendiente la confirma cidn de Ia seguridad y eficacia de las, vacunas orales vivas en las regiones ims pobres. Por si fuese poco, las va unas (cuyos cos lesarrollo ai cienden a varios cientos de millones de délares cada una) deben ser ase- quibles para los responsables de los 135 millones de nifios que cada ato nacen en el mundo, Con todo, el proceso se esté acele. rando. Esperamos que, de aqui a diez ailos, esta causa mayoritaria de diarrea ¥ principal asesina de nifios en los pat Ses pobres quedaré eliminada por la medida de salud pilblica mas rentable de que disponemos en la actualidad: Ja inmunizacién. Con la ayuda de una comunidad global comprometida en el empefio, el rotavirus se sumar pronto a la potiomielitis, la viruela, la difteria y olros microorganismos que las va- ‘unas han erradicado, convirtiéndolos en marginales. Los epidemi6logos es- peran que el desconocimiento que tra- dicionalmente ha caractetizado a esta enfermedad vuelva a definirla, de for- sma que su recobrado anonimato cons- tituya un auténtico testamento del po- der de ta vacunacién, BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA GLonaL ILLNess Axo Deamits Causen 1hY ROTAVIRUS DISEASE IN CHILDREN. U, D. Parashar y col. en Emerging In- feetions Diseases, vol. 9, n° 5, plas. 565-572; mayo, 3003, “THE FUTURE OF ROTAVIRUS VACCINES: ‘A MaoR SETBACK LEADS TO NEW ‘Oprorrunsmies. VIEWPOINT. R. Glass y col. en Lancer, vol. 363, n* 9420, ag. 1547-1550; SAFETY AND EFFICACY OF AN ATTE- NUATED VACCINE AGAINST SEVERE RO: TAVIRUS GASTROENTERITIS, G, Ruiz Pa- lacios y col en New England Journal (of Medicine, vol. 384, pdgs. 11-23; $ de enero, 206, SAFETY AND EFFICACY OF 4 PENTA ALENT HUMAN-BOVINE. (WC3) REASSORTANT. ROTAVIRUS VACCINE, ‘T Vesikarly col. en New England Jour nal of Meine, vol. 384, pags, 23 de enero, 2005, 39 Se ha conseguido resucitar a la cepa més mortifera del virus de la gripe de toda la historia. Puede revelar el virus de 1918 cémo maté a millones de personas y donde pueden ocultarse otros similares? - Jeffery K. Taubenberger, ‘ti Ann H. Reid i y Thomas G. Fanning Se ha conseguido resucitar a la cepa mds mortifera del virus de la gripe de toda la historia. ¢Puede revelar el virus de 1918 cémo maté a millones de personas y donde pueden ocultarse otros similares? Re Jeffery K. Taubenberger, * Ann H. Reid : y Thomas G. Fanning WEL 17 ce uepiontre de 1918, | en sno abe leads Lov os i tquaeaon om eninge pre Santon J open de saen cer tuand unt dsenn soa esas ds is dociooa Sohvon cuore aqua cna sed iecmotia Senendesenone, ness epdemins Se haba See Sco ttl sae un companies ta Ge 48 000 olden Al al el Se ree ape caleleana cist at cane bis eaermato de ca gave lent ye llon $00 Steen A erase, So side soe sletdas presen ton sol scien al'y. os marlon Aches ecicon e sas hos dep oe pres os unas tien de fotos no garda Osos Winn Henry Welch to sero prog de I Cost oo Pee Neb ac gun ators one cin oougt Lacaimetat ao Sr wnaba el ghoe, uel cope Sern de a ie, cpecalnene Wd llones de paren on odo uae ae Oia ie ros de gripe mde orto de trea claiad coe eo ae gee so Basa largo dente oe cys eae con canara RESUMEN/EL MISTERIO do, Nadie conservé muestras del pa- tégeno para estudios posteriores, pues ro se supo que era un virus hasta los aiios treinta, Pero gracias a la previ- siGn del Museo Médico del Ejéreito de los Estados Unidos, a la perseve- rancia del pat6logo Johan Hultin y a los avances del andlisis genético de muestras antiguas de tejido, se con- siguiérecuperar partes del virus de 1918 y estudiar sus caracterfsticas Ahora, después de més de 80 aiios de la terrible catéstrofe de 1918-1919, las muestras de tejido recogidas de victimas arrojan luz sobre la natura leza de esa cepa pandémica y sobre la actividad de los virus de la gripe en general Pero no es la mera curiosidad his: ‘rica lo que motiva la investigacién Los visus de la gripe evolucionan sin cesar, Nuevas cepas atacan una y otra vez a Ia poblacién, Desde 1918, se han desarrollado cepas pandémicas del virus de la gripe en dos ocasio- nes: en 1957 y en 1968. Asimismo, cepas que acostumbran infectar sélo animales, han atacado de vez en cuan- do al hombre; recuérdese el reciente brote de gripe aviar en Asia. Nos he- ‘mos propuesto un doble objetivo; pri- mero, descubrir en virtud de qué el virus de 1918 adguirié tal virulencia, Jo que nos permitiria desarrollar tra- tamientos y medidas preventivas anti sgripales; segundo, establecer el origen de Jos virus pandémicos, para identi- ficar posibles fuentes de futuras ce- pas pandémicas. En muchos aspectos, [a pandemia de atipe de 1918 fue similar a otras an- {etiores y posteriores a ella. Cuando aparece una cepa nueva del virus de |i gripe con Ia que el sistema inmu- DE 1918 > La pandemia de gripe que asolé el planeta entre 1918 y 1919 tuvo un cardc- ter excepcional por el ingente mmero de vietimas, sobre todo jovenes, que sucumbleron ante un virus de fa gripe de letalidad insélita, > Durante largo tiempo permanecio envuelta en el risteriolarazén de tamaha vu lencia, Hasta que los autores desarolarontécnicas aue permiteron recuperat ge res del virus 1918 a part de teidos conservados de vicimas de ls pendemia > El andlsis de estos genes y de las proteinas que codifican ha revelado alg: nas caract icas del virus que suprimirian las defensas inmvunitarias y, 2 un ‘mismo tiempo, instarian una violenta respuesta Inmunitara en las vietimas, le (que contrbuiria a su elevada mortalidad, > Seguimes sin conacer el origen del virus pandémico, Los autores rechazan que | procediers de los huéspedes aviares y mamiferos conocidos, nitario de la mayoria de la gente no ha tenido contacto, 1o més probable es aie se propague un brote de Ia en- fermedad. Sin embargo, un halo de misterio rode6 durante largo tiempo a determinadas caracteristicas de la pandemia de 1918. Resultaron singulares su comienzo y su final, El brote cruzé Europa y Norteamérica y aleanz6 lugares remo- tos (tierras virgenes de Alaska y las islas del Pacffico). Cuando se extin- ‘gui6, una tercera parte de la pobla- ccién mundial habia padecido la infec- cidn, Destac6, asimismo, la gravedad de la enfermedad, con tasas de mor- talidad entre el 2,5 y el 5 por cien- to, mas de cincuenta veces la morta- lidad produeida por otras epidemias de gripe, En el otofo de 1918, Europa en- tera Hamaba a la enfermedad Ja gri- pe “espatiola”, quiz porque Espaita, neutral en el conflicto, no impuso la censura de guerra para las noticias sobre la epidemia prevalente en los paises combatientes. Con tal deno- minacién se qued6 para la historia, por mds que el primer brote, la ola de primavera de la epidemia, se ori- ginara, al parecer, en los cuarteles mi- litares estadounidenses en marzo de 1918. El segundo brote, Ia ola prin cipal de la pandemia global, tayo 1u- gar de septiembre a noviembre de ese mismo afio. Hubo, en numerosas 20- nas, una tercera ola, muy grave, a principios de 1919. ‘Aiin no se habfan descubierto los antibiéticos. En su mayorfa, la gen- te que muri6 durante Ia pandemia lo hizo por neumonia causada por bac- terias oportunistas que infectaron a quienes Ia gripe habia ya debilite- do. Sin embargo, una parte de los afectados por ia epidemia murieron apenas unos dias después de que se les manifestaran los sintomas de la enfermedad, victimas de una neumo: nfa virica mas grave, originada por la misma gripe, que dej6 sus pulmones completamente encharcados de san- gre o Ifquido. Ademés, la mayoria de los fallecidos eran adultos jéve~ nes de entre 15 y 35 aflos, un gra- po poblacional que rara vez mue- re de gripe. Llama la atencién que los menores de 65 aos representa ron més del 99 por ciento de todas las muertes por gripe supermumera- rias (las que se encuentran por en- cima de la tasa anual normal), entre 1918 y 1919. ‘Temas 48 5 2, ENFERMERAS DE LA CRUZ ROJA transportan a un enfermo de gripe en 1918 en St. Loui, El personal sanitario, los policias la gente de la calle, aterrorizados, levaban mascarlas para Drotegerse del virus que asolaba el pas. Aproximadamente la tecera parte de la poblacin es- tadounidense result infectada durante la pandemia y murieron 675.000 personas, Los primeros pasos para compren- der la causa de Ia pandemia de 1918 ¥y sus caracterfsticas excepcionales co- Menzaron apenas Ileg6 a su fin, pero el virus culpable permanecié oculto durante casi ocho décadas. En 1951 investigadores de la Universidad de Towa, entre los que se encontraba Jo- hhan Hulting, un estudiante de docto- ado recién legado de Suecia, viaja- ron a la lejana peninsula de Seward, en Alaska, en busca de la cepa de 1918. En noviembre de 1918, a epi- demia se extendi6 durante cinco dias por una aldea de pescadores inuit, En Ia localidad, conocida hoy por Brevig Mission, ocasioné la muerte a 72 per- sonas, alrededor del 85 por ciento de Ia poblacién adults, Puesto que sus ccuerpos fueron enterrados en el per mafrost, esperaban los expediciona. rios de’ 1951 encontrar el virus de Virus ¥ BACTERIAS 1918 conservado en Ios pulmones de las victimas. Mas, para su infortunio, fracasaron todos los intentos por cul- tivar virus de Ia gripe vivos a partir de las muestras recogidas, En 1995, otto grupo busc6 el virus de 1918 en otra fuente de tejidos: las rmuestras de autopsias archivadas que se conservan en el Instituto de Patolo- sfa del Ejéreito (AFIP) en Washington D.C. Durante varios afios, hablamos adquitido experiencia en extraer, con fines diagnésticos, material genético Vitico frigil procedente de tejidas da- fhados o en estado de putrefaccién, Un aio antes, en 1994, pusimos nuestra técnica novedosa al servicio de un atSlogo de marniferos marinos del AFIP, que investigaba una mortandad de delfines atribuida a la marea roja Aungue las muestras disponibles de tejido de los delfines estaban muy de- terioradas, extrajimos ARN en cuan- tfa suficiente para identificar un virus inédito, similar al que origina el mo quillo del perro, y que results ser el verdadero culpable de la muerte de los delfines, No tardamos en plantearnos la posibilidad de aplicar nuestro mé- todo a la resoluci6n de otros misterios médicos irresueltos EL AFIP, sucesor del Museo Médi- co del Ejército fundado en 1862, ha paralelo a Ia especiali- de patologia, Su colec- cidn actual consta de tres millones de muestras. Cuando comprobamos que inclufa muestras de autopsias de victimas de la epidemia de gripe de 1918, decidimos ir tras el virus de la pandemia. En nuestro estudio inicial examinamos 78 muestras de tefido de victimas fallecidas en Ia ola del oto- fio de 1918; nos centramos en las que denunciaban alteraciones pulmonares graves, caracteristico de personas que fallecieron al poco de contraer la en- fermedad. Aunque el virus de la gri- pe desaparece de los pulmones ape- 8 REPLICACION Y EVOLUCION DEL VIRUS DE LA GRIPE En comparacién con otros muchos virus et de la gripe sobresale por su breve tamafo y sencllz: una bol lipidica hueca,ribetea dda de unas pocas proteinas y con acho segmentos génicos (abajo). Pero no necesita mis para cumplir su misin: induc alas c&- Tulas huésped a preducir nuevas particulas En la superficie del vius de la gripe hay una protelna que reviste una importancia de terminante. La hemaglutinina (HA), de ella se trota, opera a modo de lave que franquea la entrada del virus en el interior celular Dele forma de la proteina depende qué huespedes se infectarén. Oa proteina, la neuraminidasa (NA), segmente los nuevos virus salidos de una célula infectada e influye en ia eficiencia de la propagacién, Bastan leves cambios en esta y en otras proteinas para {ue el virus infecte nuevos huéspedes y soslaye el ataque Inmunitaro, La alteraciones pueden deberse a errores en el proceso de fepleacién de los genes vricos o bien a que dos vius de la gripe diferentes Infecten la misma célulay sus genes se intercambien, dando lugar 2 progenies de virus con genes recombinados”(derecha). VIRUS D€ LA GRIPE. Las dos protenas de su Derfcle mis importants, a HAY la NA, sobresalen de la bicapa lpia, En Cerra en su inetor ocho Segmentos de ARN, cue ‘specfican ates protel- has, determinantes de las Cacteretias de fas fue ones vineas. INFECCION Y REPLICACION. La proteina HA del ius se une 1a deido ssica de a superficie de une eélula huésped (0. Merced » esa tabazon se le ranquea la entrada en el inte- flor celular (), en donde libera su ARN Ic, que enta ene hicleo celular (d), All el ARN virco se replica y se len’ sus Instracciones genéticas, Los mecanlsmos celulses so ovien- thran hacia le sintess de nuevas protenas vires). ARN y proteines se ensamblan para formar us, que emergen ara: ‘is de la membrana (f) En un principio, [a superficie del vi ‘ss hala revestida de Scido silico Para evar que ol virus ‘pueda unire a ots hemaglutinines y ala superficie de la slula huésped a neuraminidasaaprehende el acido sia Uberado as el virus, se dispone e infectar otra cul. nnas unos dfas después de la infeecién, tales victimas ofrecian una posibili- dad tinica de encontrar virus. La préectica habitual en aquellos tiempos consistia en conservar las muestras de 1a autopsia en formal dehido y, después, incluirlas en para fina, Con las técnicas disponibles no cera facil extraer fragmentos genéticos minimos dal virus a partir de tejidos “fijados" hacta 80 afios, Tras un afio duro de resultados negativos, halla ‘mos la primera muestra positiva del So agido virus de Ia gripe en 1996, en el pul- mén de un soldado muerto en. sep- tiembre de 1918 en Fuerte Jackson, Carolina del Sur, Determinamos la se- cuencia de nuclestidos en pequetios fragmentos de cinco genes del virus rocedentes de esa muestra Pon el fin de comprobar si la se- cueneia pertenecia al virus letal de 1918, buscamos mas casos positivos. Identificamos otro en 1997; se trataba de un soldado fallecido en septiem- bre de 1918, en el campamento mili- copies de ARN vireo tar de Upton, Nueva York. Esta segun- dda muestra nos permitia confirmar las secuencias génicas que tenfamos, pero Ja pequefia cantidad de tejido dispo- nible de estas autopsias nos hacia te: mer que nunca lograrfamos generar la secuencia viriea completa, La solucién del problema nos vino en 1997, de forma inesperada. Jo- han Hultin, un pat6logo retirado de 73 altos de edad, habfa lefdo nuestros resultados iniciales. Se offecié a vol- ver a Brevig Mission e intentar nuevas, Temas 48 Virus cecombinados » © Célula ‘hutspeet cexhumaciones de vietimas de la gri- pe de 1918 enterradas en permafrost. Cuarenta y seis aios después de su primer intento, con el permiso de las autoridades de Brevig Mission, obtu: vo biopsias de pulmones congelados procedentes de cuatro victimas de la gripe. En una de estas muestras, per- teneciente a una mujer de edad des- conocida, encontramos ARN del virus de Ia gripe, que proporcioné la clave para secuenciar el genoma completo del virus de 1918, Vitus ¥ Ba REDISTRIBUCION. Cuando dos virus diferentes infectan ala misma calula.aparecen nuevas cepos de virus de Ia gtipe (orribe), Copias de su ARN se mezean ¥ produ- {en Una progenie creada con le combinacién genes de ambos virus parentales, Oe este modo, una cepa de vi fs de la grioe animal 0 aver puede ganar genes que le conferan la capacidad de difundise con mayor facil Mas recientemente, nuestro grupo, en colaboracién con colegas briténi- cos, ha estudiado muestras de tejido procedentes de autopsias de victimas de la gripe de 1918 del Hospital Real de Londres, Tras analizar genes del virus de la gripe de dos de estos ea sos, se comprobs que eran préctica- mente idénticos @ las muestras nor- teamericanas, lo que confirmaba Ia rpida expansién mundial de un vi- rus uniforme. Pero, gqué puede de- cirnos la secuencia del mismo sobre la virulencia y el origen de la cepa de 1918? La respuesta a estas cues: tiones requiere un breve repaso del comportamiento del virus de la gri pe y su accién causal de la enferme- dad en huéspedes distintos, Cada una de las tres nuevas cepas de virus de la gripe que han originado pandemias en los titimos cien aos Pertenecen al tipo A. El virus de la aripe aparece bajo tres formas princi. pales, A, B y C. Las dos ttimas infec tan s6lo al hombre y nunca han cau- sado pandemias. Los virus de tipo A, sin embargo, infectan @ una amplia variedad de animales: aves, cerdos, caballos, hombres y otros mamife ros. Las aves acudticas actian como “reservorios” naturales de todos los subtipos conocidas del virus de ti- po A, Io que significa que los virus infectan el aparato digestivo de las aves sin causarles sfntomss, Con el tiempo, estas cepas de aves silves- tues mutan o intercambian material genético con otras cepas de virus de Ia gripe; se originan asf nuevos virus que pueden extenderse entre los ma- iferos y aves domésticas, El ciclo biolégico y la estructura del genoma del virus A de Ia gripe Je permiten desarrollarse e inteream- biar genes con facilidad, El material genético del virus consiste en ocho segmentos de ARN incluidos en una cépside de lipoprotefnas. Para repro ducirse, el virus se une a una célula viva, @ continuacidn entra en ella y comienza a dirigit la maquinaria ce lular, induciéndola a fabricar nuevas proteinas viricas y copias adicions les del ARN virico. Estos fragmen: tos se ensamblan para formar nuevos virus, que salen de Ia célula huésped e infectan a otras células, Ningin mecanismo de edicién comprueba la correccién de las copias de ARN, su exactitud; de af que abunden ‘los errores y aparezcan nuevas mutacio- nes, Es més, si dos cepas diferentes de virus gripal infectan una misma célula, sus segmentos de ARN pue- den mezclarse libremente en su in terior y producir progenies viricas que contienen una combinacién de genes procedenies de ambos virus originales, Tamafo reparto de ge- nes viricos constituye un importan te mecanismo de generacién de ce pas novedosas. 6s MANIPULACION GENETICA DEL VIRUS DE LA GRIPE EL ANALISIS DE LOS GENES DEL VIRUS 1918 no aporté razo~ nes suficientes que justficaran la virulencia de la cepa pandé- mica. Ante esa limitacién, nuesto grupo recurrlé ala genética inversa, método que parte de las aroteinas para desentranar la funcién de los genes que las codfican. En colaboracion con Investigadores de otras Insttuciones de la nacion —facultad cde medicina Monte Sina, Centros de Control y Prevencion de las Enfermedades (CDC), departamento de sidad de Washington e Instituto Scripps de Investigacion=, ‘construlmos" virus de Ja gripe que contenfan uno o mas genes dl virus 1918; nos guiaba un interés co- iin: conocer el mecanisma de actuacién de es08 virus recombinantes en cultivos Celulares animales y humanos. Pata fabricar tales virus, recurtimos 3 la genética inverse basada en plasmides. Mediante esa técnica, se copia en ADN los genes del virus de la gripe, que habi- tualmente existen en su forma ARN. Cada ‘copia del ADN del gen se inserta en un pldsmido (un anilo ut de AN}. Se pue- den inyectar combinaciones diferentes de estos plasmidos en el interior de eélulas Ja maquinaria celular ejecutard luego las instrucciones que portan y febricaré vi rus de la gripe con la combinacion de ge- nes deseada, La genética inversa no sélo nos ha per- mitido estudiar el virus 1918, sino que ha pposislitado también la investigacion del grado de amenaza que representa para el hombre el vius HSN de la gripe avar. Desde febrero de 2003, esta cepa, presen: te sobre todo en aves de pases asisticos, ha infectado a casi trescientas personas, rmatando a mas de la mitad de ells. Uno de los fallecidas fue una madre que, se- ‘90m parece, se contagié de su hija y no dlirectamente de un ave Este tipo de transmisién horizontal, de hombre a hombre, sugiere que en su caso el virus aviar se habrla adaptado para di- Los distintos virus A de Ia gripe circulantes se identifican en funcién de dos proteinas de superficie: hema- alutinina (HA) y neuraminidasa (NA). La hemaglutinina tiene al menos quin- cee variantes 0 subtipos conocidos; la neuraminidasa presenta nueve subti- pos. La exposicién a estas proteinas produce en el huésped diferentes an- ticuerpos; la cepa 1918 fue la prime ra en denominarse “HINI”, en fun- cién de los anticuerpos hallados en cl torrente sanguineo de los supervi- vientes de la pandemia, Descendien- tes menos letales del HIN! fueron los virus de la gripe que predomina- agriculture, Univer- fundise mejor entre jos humanos, bien por mutacién, bien Por adquiscin de nuevos genes en un proceso de recombi- hhacion con cepascirculantes de virus dela gripe humana. Esta fatal evolucién incrementara la posiblidad de una pandemia humana. Con la esperanza de predecr y, por tanto, prevenir tal desaste, los investigadores del CDC y de la Universidad de Erasmus han acordado Investigar combinaciones de HSN con ‘epas comunes de virus de la gripe humana para confirmar la * copies Ge los genes ‘of Plasmids curt sz a celular Nuevo Sirus ela ote LA GENETICAINVERSA basoda en ps Inidos permite crear vis dla ripe espectcos. Se isertoncopis de ADN eos genes de dos cepascferentes de virus de la gripe (azul ywjo) en plis- ‘mide. 05 ails de ADM, porta res de genes, se nyeton en an cultivo Celio Las cals faricanvius defo ripe completos, con la combinacion de genes deseoda demia, Desde 1968 subtipo H3N demia en esa fecha prevatecido el gue provoe6 una pan Los subtipos de las proteinas HA y NA presentes en un virus de la gri pe de tipo A dado son algo més que meros identificadores. Resultan im- prescindibles para la reproduccién del virus y son el primer objetivo del sis- tema inmunitatio de un huésped i fectado. La molécula HA comienza la infeccién fijandose a los recepto- res de superficie de algunas células del huésped, Suelen ser éstas, en los marmiferos, eélulas de revestimiento el tracto respiratorio; en las aves, posiblidad de que los vius recombinan- tes sujan de forma natural y determinar su virulenca en la poblacié. ‘Las resultados de estos experimentos y trabajo de nuestro grupo sobre el virus 1818 son cruciales para comprender como aparece una cepa pandémica del virus de la gripe y por qué los genes vticos cau ‘san la enfermedad. A propésito de las ob- Jeciones planteadas por algunos en torno 2 [a seguridad en la experimentacién con

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