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HISTORIAR Patrimonio, memoria e historia Alexander Cano-Vargas (Compilador} AE y> J TM Historiar : patrimonio, memoria e historia / Alexander Cano Vargas (compiladot) — 1a ed. ~ Medellin : Instituto Tecnolégico Metropolitano, 2016 : 365 p. : il ~ (Textos académicos) Incluye referencias bibliogrificas ISBN 978-958-5414-01-3 1. Colombia ~ Historia 2. Investigaci6n histérica_ 3, Patrimonio cultural colombiano 1. Cano Vargas, Alexander, compilador II. Serie 986.1 SCDD 21 ed. Catalogacién en la publicacién - Biblioteca ITM HISTORIAR: PATRIMONIO, MEMORIA E HISTORIA © Instituto Tecnolégico Metropolitano -ITM— © Alexander Cano Vargas Ira, Edicién: diciembre de 2016 ISBN: 978-958-5414-01-3, Recrora Maria Victoria Mejfa Ofbzco Directors Eprroriat Silvia Inés Jiménez Gémez Contre Eprrontat. Eduard Emiro Rodriguez Ramirez, Msc Jaime Andrés Cano Salazar, PHD. Silvia Inés Jiménez Gémez, Msc. Yudy Elena Giraldo Pérez, Msc. Viviana Diaz, Esp, CoRRECCION DE TEXTOS Lilia Maria Cortés Fonnegra AsIsTENTE EDITORIAL Viviana Diaz DDIAGRAMAGION Leonardo Sanchez Perea DiseXo caRATULA Alfonso Tob6n Botero IMeResion Ediciones Diario Actual Editado en Medellin, Colombia Las opiniones, originales y citaciones del texto Instituto Tecnolégico Metropolitano son de la responsabilidad de los autores. El ITM Calle 73 No. 76A 354 salva cualquier obligacién derivada del libro Tel. (574) 440 5197 * Fax: 440 5382 que se publica. Por lo tanto, clla recaeri nica y wwwitm.edu.co exclusivamente sobre los aurotes. ‘Medellin — Colombia Capitulo ill LITERATURA, CIENCIA Y POLITICA EN LA GENESIS DEL PENSAMIENTO CONSERVADOR COLOMBIANO: JOSE MARIA SAMPER AGUDELO (1828-1888) COMO ARQUETIPO DEL INTELECTUAL DEL SIGLO XIX Juan Carlos Herrera Ruiz' Introduccien Las relaciones entre literatura ¢ historia se expresan de manera muy natural a lo largo de la novelistica colombiana del siglo XIX, siendo especialmente relevantes como objeto de estudio en el campo socio-literario, asi como en la historia de las ideas y las mentalidades, Las obras de ficcién y ensayos de José Maria Samper? suscitan una reflexion frente a la forma en que la literatura se vincula aun periodo historico de la Nueva Granada, entregando una visién critica del proceso a través del cual se abre paso, atropelladamente, la fundacion de la nacién a mediados del siglo XIX. Asimismo, la dialéctica literatura-historia aporta un elemento de reflexion muy pertinente frente al anilisis del surgimiento de las ideas politicas que sirvieron de articuladoras de los sujetos histéricos, que participaron en mayor © menor medida en la escena politica y social, Por ideas politicas se puede entender basicamente liberalismo y conservatismo, a través de cuya practica conjunta se busc6 configurar un paradigma politico y de organizacién social moderno, en oposicién al recientemente desaparecido régimen monarquico espafiol. Es frecuente encontrar 1 Correo electrénico: jcherrera@udem.edu.co 2 En adelante JMS. GA HMSTORIAR: Patrimonio, memoria e historia =) entre la narrativa colombiana del siglo XIX obras susceptibles de leerse como fuente para la construccién de un discurso histérico, al tiempo que se prestan para ser también revaloradas desde la historia misma. Sin embargo, esta relacién es contradictoria y presenta problemas de orden teérico en lo referente a las obras de ficcion, ya que toda novela es por naturaleza de cardcter ficcional, es decir que se trata de algo «imaginado» que, por ende, no puede considerarse como historia; del mismo modo la historia, o mejor, la historiografia, no puede ser algo «inventado», pues responde a una realidad «demostrable». El problema de esta relacién contradictoria no se resuelve por completo, a menos que se acepte desde la perspectiva de una forma expresiva hibrida, una suerte de subgénero, si se quiere, que integra dos disciplinas complementarias que se alejan’o se aproximan entre si, dependiendo de las circunstancias particulares de las obras. Bajtin (2002) propone una alternativa para zanjar estas dificultades de clasificacién formal, postulando que tanto la novela como la historia son esencialmente géneros discursivos que, en el caso de la novela histérica, fluyen inseparables. En este sentido, la reflexién que propone esta ponencia parte de asumir que las novelas de JMS no son historia ni realidad objetiva, ni tampoco tienen que aportar pruebas de ningun tipo, pues son enteramente imaginarias y no pueden remplazar al conocimiento en el’sentido cientifico del término; sin embargo, su naturaleza ficcional no les impide, como narraciones, intentar aproximarse a los vacios © las dudas sobre el pasado de una nacién, a través de discursos subordinados a patrones ideoldgicos y estéticos de su presente, manteniéndose asi una cierta relacién especifica con el conocimiento. Teniendo en cuenta la anterior consideracidn, se estima que el valor histético de la obra narrativa de JMS reside en la reconstruccién que hace de sucesos pasados y en la interpretacién de los modos de pensar y de actuar que predominaron en una época especifica. Todo lo anterior remite también al sentido de la naturaleza de los escenarios que se imaginan a través de los géneros literarios y, poz ende, a la forma en que la sociedad percibe su pasado. GL. Parte t Representaciones.maginarios. guerras y violencia 1 Esta percepcién tiende a explicar en parte las relaciones que se establecen entre el pasado y el presente, no solo desde la tradicion sino también desde el cambio. Como principio conceptual para sustentar esta tesis cabe evocar la explicacién de George Lukacs (1966), para quien la tendencia a regresar al pasado seria parte de una respuesta a la conciencia que adquirieron los individuos de su existencia como algo histéricamente condicionado, conciencia que los lleva a pensar y a actuar en consonancia con las peculiaridades historicas de cada época. Sin soslayar que lo explicado por Lukics se corresponde principalmente con el contexto literario europeo y, sobre todo, con la historia particular de ese continente, se estima hasta cierto punto valido asociar las motivaciones presentes en las novelas de JMS a ese tipo de literatura donde se exalta el sentimiento frente a la historia, para entonces en construccién en la Nueva Granada, sentimiento que acompafia una intencién por dotar al presente de una memoria que no debe ser olvidada. José Maria. Samper como arquetipo del intelectual Colombiano del siglo XIX Aligual que su produccién intelectual, la vida de JMS se construye como, un mosaico: descendiente de una prestigiosa familia de provincia, se traslada a la capital y estudia jurisprudencia en el Colegio Mayor de San. Bartolomé, escuela por la que paso un gran contingente de escritores del siglo XIX. A principios de la década de los cuarenta inicia su carrera como figura publica, habiendo experimentado, ademis, con la especulacion de tierras y valores y el comercio-del tabaco, como lo relata en su autobiografia Historia de un alma (1881). Su produccién escrita es una de las mas prolificas que se conocen en el entorno colombiano e incluye variedad de géneros: ensayo, poesia, teatro y novela; asi mismo obras didacticas y biograficas, relatos de viajes, traducciones y un nimero indeterminado de articulos periodisticos. Peto seria justamente esa «fecundidad irrestafiable» lo que en opinién de Gémez Restrepo (1952) terminaria por perjudicarlo: «hacia brotar de su taller libros sobre libros, sin darle tiempo a decantar el pensamiento y a dar a 3 Obra reeditada por la Editorial Bedout de Medellin en 1971. od GAL HISTORIA: Patrimonio. memoria € historia 1D la forma esa perfeccién sin la cual las obras literarias no pueden sobrevivir a su época. Todo lo suyo lleva el sello de la improvisacién atropellada y brillante» (p.72). JMS viaja con frecuencia al exterior y teside transitoriamente en varios paises de Europa y Suramérica, donde a su vez ejerce diversos oficios y llega a ser miembro de diversas sociedades cientificas y literarias (Rodriguez, 2004). Este liltimo rasgo resaltado por Rodriguez, en particular su paso por Francia y la publicacion de algunas obras en ese pais, aproximan a JMS a ese grupo de intelectuales, que como Bello o Sarmiento, en ‘una etapa temprana, 0 bien como el colombiano José Marfa Torres Caicedo, contribuyeron a difundir por medio del periodismo, la ensayistica y la literatura una suerte de imaginario latinoamericanista a lo largo del siglo XIX. No sobra por supuesto recordar que JMS también fue funcionario publico, profesor universitario, diplomatico y parlamentatio de la Republica, que participé en la redaccion de la Constitucién Politica de 1886 (Pérez, 1972). Cabe afiadir a este apaiiady biografico el comentario del jesuita Nufiez Segura (1959), respecto al «Hombre de estudio y patridtica actividad» -refiriéndose al polifacético JMS- quien por cuenta de sus constantes cambios de tolda habria de padecer «amargos sinsabores por parte de sus copartidarios que no le perdonaban su transformacién ideolégica por la cual muds de divisa politica, abandoné la masoneria, y se hizo ferviente catélico» (p. 429). La dispersion pareciera ser la caracteristica que mejor distingue la trayectoria de JMS, cuya participacién en el proceso fundacional de la nacién colombiana aparece mediada por su origen y pertenencia al estrecho y excluyente circulo de las figuras que, por ser letradas, fueron también urbanas y publicas. Su destreza como publicistas residia en su capacidad de comunicacién con el resto del mundo, asi como en el uso oportuno de sistemas simbélicos, demasiado escasos y por ende brillantes en el medio neogranadino. Esta polivalencia de artes y oficios que ostentaban figuras conspicuas como los escritores y politicos de la segunda mitad de siglo, podria haber estado relacionada a las demandas sociales de una época en la que la especializacién y otganizacién moderna del trabajo apenas echaba raices en la embrionaria Reptiblica (Gémez, 2004). thee GI Parte I Representaciones.imaginaros, pueras y violencia) En las obras de JMS se percibe una estructura y estrategia narrativa tendiente a reelaborar, bien desde la ficcidn o desde la prosa ensayistica, una serie de acontecimientos histéricos reconocibles por el lector en su horizonte cognitivo del siglo XIX, en particular aquellos que tienen que ver con la consolidacién de una identidad nacional y un orden social republicano, sobre la base de sus luchas politicas tempranas, el bipartidismo, las guerras civiles y desde luego la composicién de un cuadro social y cultural de la nacién colombiana. En virtud de todo lo anterior, JMS constituye un buen ejemplo del intelectual 0 el hombre de letras del periodo post-Independencia, ensalzado por la historia y la ctitica gracias a sus atributos: una especie de centauro mitad hombre publico y mitad escritor. Se le atribuye también un papel reformista y progresista a través de la lucha politica y la actividad literaria, en tanto fue defensor de la idea de hacer compatibles el catolicismo con una organizacion estatal moderna y el libre comercio, sobre la base ilustrada de la libertad y la justicia social, anhelos presentes en algunas de sus nuvelas (Cristina, 1976, Williams, 1991; Vasquez Carrizoza, 1999; De la Vega, 2007; D “Allemand, 2012). , El contexto social y literario latinoamericano del siglo XIX, medio més amplio en que se enmatcan las obras de JMS, es caracterizado por el critico uruguayo Angel Rama en una obra paradigmatica La ciudad hetrada (1984), en la que se destaca el papel fundamental de la cultura urbana como instrumento de organizaci6n social e institucional, en tanto centro y lugar comin que acoge a sus actores letrados, a saber: literatos y escribanos, maestros, abogados, funcionatios, entre otros, cuyas comunicaciones escritas contribuyen a formar un sistema literario latinoamericano con particularidades histoticas y sociopoliticas. La practica de estos actores letrados, que tejen una tradicién critica y literaria a lo largo de varios siglos de historia latinoamericana, es vista por Rama como una respuesta a demandas socialmente definidas que presuponen la existencia reciproca de un escritor y de un pubblico para. Esta prictica de la escritura apatece naturalmente ligada a procedimientos reguladores y a otras practicas sociales subsidiarias; se ejecutan en espacios fisicos concretos y en circunstancias histéricas determinadas. uy G1 HiSTORUAR Patrimonio, memoria e historia LD) De manera complementaria a la aproximacién de Rama, otro estudio paradigmatico que ofrece algunas claves para la reflexion en torno al proceso de configuracién de sociedades urbanas, junto con la legitimacién de un perfil intelectual y literario subsidiario de dicho proceso, es el trabajo de José Luis Romero Latinoamérica: las ciudades J las ideas (1999). La figura de la ciudad como lugar comtin util a un proyecto comin juega un papel fundamental en los procesos fundacionales. De hecho, con la categoria «fundacional», Romero alude a esa polisemia de espacios fisicos y mentales en donde fluye un modo de pensar y actuar de grupos humanos segregados, dentro de un contexto social emergente que se enfrenta a un modelo ajeno de organizacin de la experiencia de la realidad. Asi, lo que se funda no son solo las ciudades sino también las mentalidades y la organizacion social en si mismas. En el sexto capitulo «Las ciudades burguesas», Romero se refiere precisamente a ese ambiente de modernidad ain en ciernes y a la poco clara definicién de una clase burguesa en ese contexto fundacional latinoamericao del siglo XIX, asimismo, tiara la atencién sobre los rezagos coloniales expresados en una continua imitaci6n del estilo de sociedad europea. Dicha imitaci6n tiene que ver fundamentalmente con una busqueda de modelos de pensamiento que incorporen a las nuevas repiblicas al mundo civilizado, creando naciones artificiosas o artificiales, dado que los modelos emergentes son producto de la ruptura parcial con un modelo colonial europeo y el plagio desconfigurado de nuevos patrones politicos ¢ ideol6gicos, igualmente europeos. En un sentido paralelo a Romero, resulta de gran valor citar la reflexién de German Colmenares (1968) respecto al modo particular en que ciertos discursos ideoldgicos foraneos se adaptaron al medio literario neogranadino del siglo XIX: «la teorfa politica se presentaba enriquecida por una experiencia historica ajena, la experiencia francesa, y por consiguiente con una terminologia y con unos conceptos perfectamente inadecuados a las condiciones sociales y econémicas locales» (p.25), seguidamente y con relacién al conjunto de ideas politicas «prestadas» de Europa afiade: «Ellas servian para expresar a cabalidad las aspiraciones de una minoriay (p. 25) formada en la teorfa politica y modas intelectuales europeas pero desconocedora de la verdadera realidad local. Pero del mismo “146- GL Parte w Representaciones. mapharios. ueras y olencla i) modo en que se participaba de la fundacién de naciones a la imagen europea, las élites locales cultivaron a través de las obras de ficcién una imagen de si, que, si bien eran copia inocultable de expresiones roménticas europeas, supieron adecuarse al sistema de creencias y circunstancias culturales propias del contexto post-Independenc De un modo similar al que Romero encuentra problematica la definicién de una «clase burguesa» en el contexto latinoamericano, ya German Colmenares habia sefialado, en el caso del siglo XIX colombiano, la dificulrad metodolégica de considerar como «burguesia» una clase social conformada por élites de comerciantes y latifundistas, que no supo crear una comunidad armoniosa de intereses publicos y privados, como en el principio republicano europeo que se buscaba imitar, ni mucho menos sentar las bases para una industrializacion al menos incipiente, ello por cuenta no solo del atraso socioecondmico y el aislamiento geogrifico de la Nueva Granada, sino también, y sobre todo, porque sus acciones politicas obedecieron a intereses individualistas (p. 41). Esta construccién ambigua de identidades propias a partir de modelos fordneos, en opinion de Neira Palacio (2011), «dio paso a un tipo social que adopté como modo de vida la oscilacion entre lo moderno y lo tradicional» (p. 18). Sin embargo, no se debe soslayar por completo que, en este medio de paises ya independientes, como sefiala Henriquez Urefia (1964), la literatura, en todas sus formas, conservé las funciones publicas que habia cobrado en el movimiento de liberacion y, en medio de la anarquia, «los sombres de letras estuvieron todos del lado de la justicia social, o al menos del lado de la organizacion politica contra las fuerzas del desordem» (p. 114). Las obras de José Maria Samper como reelaboracion de un discurso historico Ademas de los titulos canénicos y los ejemplos perennes de «diteratura nacional» instituidos por la historiografia, la novelistica y la ensayfstica colombiana de una gran parte del siglo XIX, se componen también de un conjunto considerable de obras cuya difusién no trascendié algunas décadas y el cambio de siglo, y que recibieron ay GA HISTORINR Patimonio, memoria e historia poca o ninguna atencion por parte de la critica y los historiadores; se acude por igual a categorias estandar como histérico romantica 0 cuadro costumbrista, cuando se busca caracterizar estéticamente y tejer un cuadro homogéneo de este conjunto de obras narrativas. Asimismo, los manuales y obras criticas de literatura latinoamericana, al referirse a Colombia, parecieran atribuir preponderancia al estudio del artibo tardio del modernismo, ya en el umbral con el siglo XX, relegando al olvido de los archivos una narrativa que posee valores artisticos insoslayables y de representatividad del siglo XIX, no solo en términos de la literatura, sino también de la historia, la sociologia y la antropologia. A excepcién de una, las obras de JMS que a continuacién se relacionan como objeto de reflexion, hacen parte de ese cimulo de obras de archivo y ello implica desde luego no haber sido reeditadas. Con todo, el contenido y la naturaleza artistica de las obras aporta a la construccién de una historia intelectual colombiana y latinoamericana y en general a la compresi6n de las relaciones entre literatura, cultura y sociedad. Estas obras son, en primer término, dos ensayos: Apuntamientos para la historia politica y social de la Nueva Granada: desde 1810 i especialmente la administraciin del 7 de marzo (1853) y Ensayo sobre las revoluciones poltticas y la condicién social de la Repriblicas colombianas (1861)*. Ambos textos, pero en especial el segundo, mantuvieron un grado de difusion relativamente alto entre los historiadores de las leyes y el derecho, las corrientes ideol6gicas y la politica colombiana en general; cabe afiadir que ambos se ubican en una frontera imprecisa entre el estudio antropolégico sobre la poblacién neogranadina, la descripcién geofisica del territorio y el relato de la historia politica de la nacién. En su obra, El pensamiento colombiano en el siglo XIX (1974) Jaramillo Uxibe cita este texto en particular y hace un reconocimiento de la figura de JMS, en tanto idedlogo altamente representativo de la politica y la historia constitucional en la Colombia del siglo XIX. En lo concerniente a las obras de ficcién, estas cubren un tango temporal de dos décadas y todas ellas fueron publicadas en Bogota. En su orden, Martin 4 Obra reeditada en 1969 por la Universidad Nacional de Colombia. 148- GL Parte i Represencaciones. imaginarios. euerras y violencia | ©) Flores, publicada en 1866 por la Imprenta de Gaitan’, obra de rasgos narratologicos que combinan artificiosamente elementos propios del romanticismo y el tealismo literarios, con algunas expresiones del humanismo cristiano y la modernidad, es una iniciativa bizarra para su época, que ademas posee una fuerte carga autobiogrifica’; reelabora desde la ficcién un discurso hist6rico de la formacién bipartidista y del establecimiento catélico en la naciente repuiblica. A distancia de una década (1875) sale a la luz Florencio Conde. Escenas de la vida colombiana, imprenta de Echeverria, una fabula del humanismo liberal perfecto que fluye a la sombra del discurso de una fundacién idealizada de la nacién: el hijo de un esclavo afrodescendiente, triunfante a los ptejuicios y vicios raciales de la Colonia, logra el reconocimiento dentro de las élites neogranadinas a las que logra persuadir de sus talentos y virtud, alcanza la prosperidad econémica y, como si ello fuera poco, goza ademés dela sobria intimidad del amor y el erotismo con una distinguida dama. E/ poeta soldado (1881) publicada por la imprenta Zalamea Hermanos, presenta un denso contenido alusivo a los lenguajes, los valores, los habitos y en general al estilo de vida de las élites, ello sin ir més all de lo que tradicionalmente ofrecen los cuadros de costumbres y sus temas roménticos (Pineda, 1999). Sin embargo, esta novela encicrra una reflexién nada despreciable como hondura intelectual: tiene que ver con la ponderaci6n artistica de la poesia y la formacién de una conciencia poética, en conjuncion con las, experiencias que forjan el caracter de un poeta y escritor, una especie de tributo moral a la dignidad del genio letrado piadoso y heroico que se representa en su personaje. Por iltimo, Lucas Vargas. Escenas de la vida colombiana, escrita en 1887, un afio antes de la muerte de su autor, pero publicada péstumamente en 1899 por la imprenta de Luis M. Holguin, Segiin D’Allemand (2012), esta novela viene provista de una carga autobiografica, donde al igual que en las otras obras de JMS, la narracion se pone al servicio de la construccién de un modelo de 5 Flor Marfa Rodriguez en su Biblingrafia dela literatura colombiana del siglo que la novela se publicé por segunda vez en 1878 en Buenos Aires, Imprenta del Mercurio (2006, p. 64) 6 Esta es la tesis central postulada por quien escribe en el trabajo de grado de Maestria en Literatura Colombiana «Valores autobiogeificos en Martin Fores de JM. Sampem», Universidad de Antioguia (2012). X, documenta “g- GAL HASTORINR Patrimonio, memoria e historia ciudadano piadoso que sea util a la construccién de la nacién sofiada; un alter ego de su autor en la figura de jovencito que habita en la calle, que atraviesa a lo largo de su vida una serie de experiencias y de etapas formativas, entre ellas la natural rebeldia de Ja juventud, para finalmente aceptar el orden social y la vision conservadora de la vida. Sin perjuicio de sus valores literarios, todas las obras tienden a ubicarse en una frontera narrativa imprecisa donde convergen un proceso histérico, una realidad social y la vida de personajes con un perfil politico claramente definido, desde la enunciacién de actitudes y comportamientos que denotan una suerte de pugna moral entre el pasado y el presente, entre una escala de valores anclada a las tradiciones y una conciencia de clase progresista. Este conflicto deriva a su vez de una crisis ética que vive la sociedad. En su complejidad ontolégica, el retrato histérico que se pinia en cada narracin prove una imagen del deserfcuentro entre una realidad social contingente y las expectativas de una elite cultural. La construccién de algunos escenarios dentro de las novelas se logra a través de una relectura de la historia, de lo ya conocido, a partir de un discurso que integra al didlogo literario en el presente otros discursos que no son producto de la creaci6n artistica en un sentido estricto. Lo anterior coincide con Jo planteado por Acosta Pefialoza (1998) en torno a la novela histérica colombiana del siglo XIX, cuyo asunto primordial reside en que el discurso del presente acepté de manera incondicional una relacién con el pasado y pacté con el lector un espacio muchas veces indeterminado, entre el mundo considerado real, «transcurrido», ya vivido, y el mundo propiamente novelesco. Lo importante aqui es que en ese pacto intervienen otros discursos, fundamentalmente historiograficos y literarios (p. 137). El escenario que mejor involucra al lector, en ese equilibrio cognoscitivo entre sefiales literarias ¢ historiograficas del pasado, son la guerra y el conflicto bipartidista que agobia la nacién a lo largo del siglo XIX. Asi, las novelas refractan aspectos de la vida caracteristicas del periodo inmediatamente posterior a la Independencia, y para ello introducen una marca artistica a través de la confrontacién armada GAL Parte. Representaciones,imaginarios, pueras y violencia entre connacionales, exaltando lo épico y lo heroico de la misma, al tiempo que en la realidad contingente de cada relato se explica que los participantes en las guerras fratricidas habrian alzado las banderas del federalismo y el centralismo, categorias cuya lectura no esta mediada tnicamente por la circunstancia de enunciacion, sino también por la existencia previa de datos historiograficos en el horizonte cognoscitivo del lector. En las referidas obras de JMS, la voz narrativa describe los desarrollos bélicos o los reclabora como referentes cronolégicos para las instancias de cada relato, ya sea cuando los personajes evocan guerras anteriores 0 cuando, participando de ellas, fungen como espectadores inermes, victimas © combatientes. Finalmente, tampoco se puede perder de vista con respecto al siglo XIX colombiano, que se traté de un periodo plagado de conflictos politicos -en particular entre 1830 y 1886- en que se escribieron «seis constitu@tones, la nacién cambia de nombre en cuatro oportunidades y se libraron ocho grandes guerras civiles, in contar las multiples rebeliones que no trascendieron el Ambito estrictamente regional» (Tirado, 1989, p. 328), todo ello tuvo necesariamente que repercutit en la manera de percibir la realidad por parte de quienes se dedicaron a escribir obras de ficcién. e500 Pero mas alla de la representacién del medio politico del siglo XTX, las obras de JMS representan diversos aspectos de la configuracion de las ideas ¢ imaginarios que acompafiaron la vida social. Los temas de la religion y la religiosidad se convierten también en un factor desencadenante de la Guerra Civil, a la vez que sirven de instrumento para inducir a la toma de un partido y sus ideas, que en el caso colombiano sera el de aquellas corrientes mas conservadoras. Es asi como en cada relato se construye una valoracién del proceso en que se funda la nacién a partir de recetarios ideolégicos heterogéneos: el narrador expresa de manera entreverada elementos de reflexion ideologica mixtos, esto es, que por igual se sirve de nociones liberales © conservadoras, Nuevamente a titulo de reflexion extraliteraria, no sobra recordar que, durante el siglo XIX colombiano, las manifestaciones del liberalismo, nacionalismo y utopismo europeos fueron especialmente apreciadas por las élites criollas (Jaramillo, “r GAL HMSTORINR Patrimonio, memoria tistora 1 1974), quienes a su vez reprodujeron, localmente y a través de la literatura, versiones attificiosas de dichos idearios, La confrontacién bipartidista, puesta en escena de esta manera, permite al narrador configurar la marca autobiogrifica, a través de la actitud que asumira frente a dicha dialéctica a lo largo de cada uno de los relatos —dialéctica de la cual se hace portadora la novela- consistente justamente en asumir una postura ambigua en dos de sus novelas més tempranas Martin Flores y Florencio Conde, dado que hasta la década del setenta JMS no supo realmente de qué parte estaba, mientras que en El poeta soldado y en Lucas Vargas, ambas obras producto de la madurez. del escritor y del politico, se aprecia una postura claramente definida a favor de las ideas conservadoras. En este confuso proceso, sefiala ‘Acosta Pefialoza (2002), las novelas hist6ricas del siglo XIX colombiano constituyeron un factor determinante en cuanto al modo de percibir la naturaleza de las ideas de uno u otro proyecto politico: En principio, se puede afitmat que los liberales se opusieron a la cuntinuidad de la tradicién promoviendo el cambio a partir del teconocimiento de los principios politicos, econémicos y culturales ingleses y franceses. Por su parte, los conservadores afianzaron sus ideales en Ia tradicién espafiola buscando la permanencia de las instituciones culturales sustentada en los principios del catolicismo (p. 12). Uno de los tltimos pasajes de Martin Flores muestra un ejemplo altamente representativo de lo planteado por Acosta Pefialoza. Martin, el personaje central de la novela, es un joven educado en el iberalismo que tras una decepcién amorosa se convierte al catolicismo y decide abandonar sus estudios de derecho para hacerse monje y dedicarse a la vida misional en Jos Llanos Orientales. Su muy eficiente labor misional y evangelizadora se interrumpe por cuenta de las noticias que Hegan desde Bogoti: el gobierno de Tomas Cipriano de Mosquera viene poniendo en prictica reformas que restringen y subordinan el poder eclesiéstico, aun expropiando sus bienes materiales.’ Adicionalmente, urge su presencia en la capital en vista de un acontecimiento crucial 7 Documentado por Fernando Diaz Diaz (1989), como «lesamortizacién de bienes de ‘manos muertas», —+2- GI Parte i Representaciones. mapmarios. uerras y violencia |) para su comunidad religiosa y para sit la muerte del padre Ramirez, su protector y confesor. El forzado regreso coincide, ademas, con el inminente estallido de un combate armado, que por enésima vez enfrenta las fuerzas liberales federalistas con el partido conservador, mis atin cuando los miembros del Concejo de Bogota determinaron desalojar a los monjes del convento de San Agustin, a fin de convertirlo en depésito de explosivos y fortin de resistencia contra el ataque de los conservadores: [sic] El 24 de Febrero de 1862 circulaban en Bogota ciertos rumores, vagos i contradictorios pero mui alarmantes. Se decia que el jeneral Mosquera habia sido derrotado 0 hecho prisionero en el campo hist6rico de Boyacd por el ejército “centralista” que lideraba el jeneral Canal, jeneral improvisado, como tantos otros, pero el mas bizarro, inteligente i audaz-de los que la revolucién habia formado en las filas de los conservadores. Estos se mostraban en Bogota llenos de gozo, creyendo ya segura la victoria, mientras que los liberales “federalistas”, parecian estar, i con raz6n, profundamente alarmados (Samper, 1866, p.179) Los acontecimientos narrados aluden a la guerra o revolucién que tuvo lugar entre 1859 y 1862, dentro del régimen federal de 1858, cuando se levanta desde el Cauca bajo el mando de Tomis Cipriano de Mosquera, en unién con lideres politicos del norte y oriente de la nacién, y en contra del gobierno central de Mariano Ospina Rodriguez (Tirado, 1989); por su parte, el general Leonardo Canal, tras la derrota de San Agustin, habria huido a Narifio con el propésito de reagrupar desde alli el poder centralista, capitulando meses después (Ocampo, 2004). Esta estrategia del narrador consistente en asumit como hitos hist6ricos de resonante impacto colectivo en la vida de la naci6n (revoluciones, situaciones de crisis y de cambios) y vincular a la narracion personajes y episodios historicos, tratados de tal modo que suftan un proceso de ficcionalizacién, seria la marca de historicidad mas evidente en Martin Flores, su punto de encuentro con la vida social e individual, aun por encima del tiempo histérico 0 el pasado vivido por el autor. Finalmente, esta guerra figurada en el GAL HSTORR, Patrimonio, memoria e historia “2 relato da la victoria al bando liberal y la causa federalista,® Respecto aeste triunfo se lee [sic] Aquel combate fue sin duda, por todas sus circunstancias, el acto mas grande i glorioso, de una revolucién en que todo el mundo hizo sacrificios, soporté amarguras y combati6 como soldado. Ricaurte habia sido individualmente heroico en San Mateo; en San Agustin lo fue todo un partido politico, arrojado a la balanza del peligro la mayor parte de sus mas preciosas vidas o de sus mds nobles figuras, Si los partidos hubieran de ser juzgados solamente por sus actos de abnegacién y heroismo, el liberal tendria en Colombia asegurada su perpetua gloria con el terrible combate de San Agustin. En todos los cuarteles se hacian aprestos bélicos; en las calles sonaba el toque de jenerala, ligubre y terrible. San Agustin se iba lenando de provisiones de todo jénero i de elementos de resistencia. Los artesanos liberales abandonaban sus talleres y se dirijian al punto de reunién; los comerciantes se apresuraban a cerrar sus tiendas, i todo el mundo se preparaba a suftir las pruebas de una gran catisttofe. Los conservadores, llenos de esperanzas, se encerraban disimuladamente en sus casas, donde muchos se aprestaban a contribuit al combate, ya limpiando sus rifles, ya fabricando a toda prisa cartuchos embalados para los sitiadores. Muchas mujeres tejian guirnaldas para ellos, con anticipacién, creyendo en su victoria (Samper, 1866, pp. 180-181). Llama la atencién cémo a través de un tono épico el natrador exalta el espiritu avezado de la revolucién y el heroismo intrinseco de lo bélico, al evocar lo que fue «San Mateo» para el despertar a la Independencia, aun a costa del sacrificio en vidas humanas. Nétese, ademis, cémo en contraste con la exaltacién de lo heroico fluye simultineamente una reflexién irdnica frente a la incertidumbre que precede la confrontacién armada: «Los conservadores, llenos de esperanzas, se encerraban disimuladamente en sus casas». Martin, que para esta altura del relato ya ha adoptado el seudénimo de «padre José, sobrevive al ataque dentro de aquel claustro convertido en fortaleza, siendo el unico religioso a quien se permite permanecer alli. En medio del furor y la violencia del combate que dura dos dias 8 Proyecto que se consolidaria en la realidad con la Constitucidn de 1863, 54 Gi Parte I. Representaciones, mapinaris. puerras y violencia 2) funge como confesor y auxiliador de los heridos. D “Allemand (2012) aporta una interesante reflexién al respecto del valor simbélico que encierra el combate de San Agustin, pero en especial el papel de Martin dentro del mismo: «Martin, quien hasta este momento ha sido el simbolo de un clero ilustrado y democritico, propuesto como instrumento al servicio de la creacion de una “repblica cristiana”, fanciona aqui como agente comprometido con la construccién de una reptiblica no solo cristiana, sino Libera (p. 94), Mas alla de la exaltacion de un ambiente de ruinas y de ponderar el miedo y la muerte como expresiones emocionales y estéticas sublimes, el desenlace del relato propicia una reflexién adicional en torno al matiz histérico del mismo: la figura del padre José, prolongacién del personaje de Martin que sobrevive a la destruccidn de su hogar material, es cl medio que permite al narrador proyectar con sublime resignacién una imagen de la Iglesia como para-Estado ideolégico, enquistado en los érganos vitales de la nacién, capaz de sobrevivir el trinsito de un orden politico a otro. Cualesquiera sean los cambios experimentados 0 los intereses en conflicto, el mensaje tiltimo es que la iglesia no se excluye de la fundacién de la nacién. A fin de hacer dialogar la visién que de la guerra civil se construye en la novela Martin Flores, con otra de caracter histérico que hace parte de una obra ulterior de JMS titulada Derecho priblico interno de Colombia (1886) -donde ademas se evidencian las distancias ideolégicas que recorre el escritor a lo largo veinte afios-, cabe resaltar los siguientes comentarios consignados en este ultimo: [sic] Asi la ley sobre orden publico de 1880 fue dictada por una experiencia de diez y ocho afios de anarquia y de abusos, y una imperiosa necesidad de orden, de regla, medida y estabilidad. Ya la ley era tanto mas necesaria, cuanto no era posible prevenir las insurrecciones, dada la libertad constitucional de posesién y comercio de toda clase de armas y municiones. No solamente se habia vuelto costumbre de los particulares el andar armados por todas partes de revélveres, pufiales, cachiporras y bayonetas, sables, sino que los armamentos eran asunto predilecto de todos los partidos. A mas que los parques nacionales, cada Estado tenia el suyo o los suyos, a costa de enormes sacrificios; oy G1 HISTORIAR Patimonio, memoria e historia LD y cada partido tenia su armamento de guerra, cada caudillo su parque privado y oculto, y cada pueblo sus medios de apelar a las armas. De ahi la facilidad con que estallaban dond: quiera las insurrecciones, improvisindose batallones y guerrillas que hacian todo el mal posible. 2Qué estabilidad, qué orden, qué gobierno, qué seguridad de intereses ni de personas podia haber en un pais condenado por sus mismas instituciones a los horrores del fraude electoral, de las vias de hecho y de la guerra? jA tal situacién habia legado Colombia! (Samper, 1886, p.198).. Lo escrito en la obra académica refleja, mas all de la suscripcién oportunista a una doctrina partidista, la aceptacidn de la experiencia histérica como fuente de conocimiento, ademas de ponderar la legitimad del establecimiento estatal frente a los impulsos del arcaismo politico, representado en lo que ahora JMS percibe como estériles revolucionés de las elites regionales. Hasta aqui se exploraron algunos de los rasgos que permitirian asociar las obras de JMS a la historia colombiana del siglo XIX; en aquellas se toma una posicién ante la funcién del pasado en la construcci6n del presente, presente que en el que se busca, desde la ficcin, consolidar un concepto de naci6n a partir de una propuesta politica que considera compatibles las dimensiones del catolicismo y el liberalismo econémico. En este sentido, las novelas o la prosa ensayistica podrian considerarse artefactos titiles para la construccién de una memoria colectiva nacional, con base en la reminiscencia de sus luchas politicas, claramente favorable a la conservacién de un orden social y politico tradicionalista, pero acompafiada de una invocada simpatia hacia el progresismo y el reformismo. REFERENCIAS Acosta, C. E, (2002). Felipe Pérez y la novela histérica. Bogové: Universidad Nacional. Acosta, C. E, (1998). Literatura del pasado sobre la Literatura del pasado. Anuario Colombiano de la Historia Social y de la Cultura, 25, 135-145. Bajtin, M. (2002). Estética de da creacién verbal, Buenos Aires: Siglo XI. 46 GLI Parte i. Representaciones. imaginarios. uerras y violencia i) Colmenares, G. (1968). Partidas politicos y clases sociales. Bogota: Universidad de los Andes. Cristina, M. T. (mayo-junio de 1976). Novela y Sociedad. En José Maria Samper. Ragin y Fabula, Revista de la Universidad de los Andes, 42, 5-47. 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