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302 Ineroduccién a a pricologia, La psicologia en Hispanoamérica Desarrollo de la comprensién de las consecuencias de las emociones Diego A. Leén-Rodrquez/Hernin Sierri-Meji, Universidad Nacional de Colombia La investigicin en comprensién emactonal ha pivilegado eles io de ls antecedentes y ha desatendido el que ate al conc rmiento sobre las consecuencias de las emociones. Se diseRé ura ‘area para nor de dos rangos de edad (4.2 5 y 5 a 6 aos) con os historias (valencia posiia y negativa). Se midi la concordan- ca enve valencias (consecuencias-historas,y In calidad de bs jussifaciones sobre fn clecién de la consecuenci. Se encont-d ‘que la concordancia cambia en funcin de la edad [a valencia dels historias y las justiiaciones a la eleccién de b consecuenca bas justiiaciones dependen de la edad: existe una relacin estre- cha entre el desarrollo de a comprension de ls consecuencias ya ‘regulacién emocional La capacidad de discerirycomprender las emociones propia y ajenas es una de las habildades que componen In competencia ‘emociona.la eal nos permite conacer céma y por qué as perso: ras actian come la hacen e infer lo que esti ocurtiende emacio- ralmente a nuestro alrededor (Saami 1999) Gracas a esa habildad| Dogemes tener una inceraceién mds adecuads y ajustaea en los con- textos sociales, dada I posbiidad de comunicarestados props y e saber lo que le pasa los demas, requistos chves en ls proce 4505 de regulcién emocional y socal (Haris, 1993), Masters y Carson (1984),Meerum y Olthot (1989) y Schwartz y ‘Trabasso (1984) proponen que fa mayora de fs estudlos en com prensién emacional se han enfocade principalmente en los dever- ‘inantes de fs emociones. El estudio de los determinantes de ls ‘emociones consiste en detectar céme los nos adqueren y usan {el conocimiento sobre las condiciones que son necesaras para sentic una u otra emcin.[..] La comprensién de as consecuer- ‘as dels emociones se rfiere a aquels creencias que tienen fs personas sobre cémo ls emociones que experimentanafectan su actividad cotdana La comprensién de ht consecuenclas de las emociones cursa por un proceso de desarrollo que nici en ls primeros meses de vida y final cerea de fa adolescenca [..] La edad de los cuatro afos resulta ser una 6poca ideal para incr l rastreo de los cambios en comprensin de fs consecuencias de as emaciones, dade que por ‘esta oct los nifios ya son capaces de reconocer as expresiones facials de las princpales emociones (esters, alegria temor, sor presay asco) y pueden comprender los eventos que ls anteceden y las desencadenan (Dunn, 1994; Harris & Saarn, 198% Hughes & Dun, 1998; Lagututa, cols 1997;Saan,19).[.-] Enere lor cuatro y ls see aos ocurren una serie de cambios ‘cognitves y conductuales relacionados con fx comprensién de las femociones (Harris & Snarni, 1989), ademas, aca esta edad los rifts suelen ingresar af educacin preescoary la escuela prima- ra, eventos que conllevin a modificaciones centrale en la vida social del nifo. El paso a la educacién formal implica un nuevo ‘mundo de formas de interaccién y scialzacién (Denham, Zoller & ‘Couchoud, 1994; Saari, 989), permite que las nies ingresen a una sociedad con norms y res diferentes ahs de su family as se ‘enfrentan a nuevas experienciasy exigenciss, Dentro de los procesos cofnitives que se adquieren en este periogo y que se han asocado estrechamente con el desarrollo de la comprensién de ls emaciones encontramas el uso de la teoria dela mente, la represencacin y construccién ée teorias sobre las ‘ausas de las emaciones [a prediccién de estades emacionales, la Imitacibn simbelia, ef manejo de la empatia, entre otres. Estos rocesosrecentemente, han sio vineulades con ls funcioneseje- ‘utvas (FE) (Hughes, 1998: Willams, Whive, Suédendort & Perret. 72001), ls evales a su ver dependen dels eapacidades de almacena- rmiento y procesamience ée la informacién de la memoria de tra- bajo (MT), por to canto el desarrollo de Ia comprensin ée las consecuencias de lis emociones puede depender en gran medida e las capacidades de procesamientos de a informacién permis por las FE y la MT. [..]Ademis de la infuencia que ejerce el momento de desarro- lio para la comprensién de fas emociones, diferentes estudios han comprodaco que la valencia de la emocién también elerce un eect directo (Lewis, 1989; Master & Carson, 1984; Rusell, 1989; Stari & Harris, 1989; Smiley & Hutterlocher, 1989; Thompson, 1989), Las principales diferencias se refieren a que as emeciones posits permiten una diseriminacin mis cetera y que existe una ‘mayor facidad para realizar inferencis eausales con emociones reper. [1 En presente investigueiéo se enconers que fa comprensién de has consecuencas de fas emaciones tiene un cambio importante ‘durante los 4 alos 6 aos: esto se demuestra por fa considerable rejora en los dos tpos de ejecucionesrealzadas por los sujetos: _osnd | 9p uopanoes'p-—vosnd Z| suandeny Hambre y sed {Por qué la gente por lo regular siente hambre a la hora de la comida? Cuando usted tiene hambre, come. Si no lo hace, su necesidad de comida continuaré incrementindose, pero su hambre viene y va. Probablemente sentir més hambre alrededor de la hora de la comida y menos en otros momentos. El estado psicolgico del hambre no es entonces lo mismo que la necesidad bioldgica de comida, aunque la necesidad a menudo pone en movimiento al estado psicol6gico. Factores biolégicos La investigacién inicial establecié la importancia del hipotilamo como el centro ence- falico relacionado con el hambre y la alimentacién. En principio, los investigadores identificaron dos regiones del hipotslamo que controlan nuestra experiencia de ham- bre y saciedad (saciedad significa estar totalmente satisfecho). Uno de esos centros, el bipotalame lateral, parecia actuar como el centro de alimentacién porque al ser estimu- Capitule 8 Motiv yom 1307 308 | Intraduccién af pricologta lado en los animales, éstos comenzaban a comer; en cambio, cuando era des- truido los animales dejaban de comer al punto de la inanicién. En contraste, se pensaba que el hipatdlamo ventromedial era el centro de saciedad porque, al ser estimulado, Ios animales dejaban de comer, mientras que cuando era destruido los animales comian al punto de la obesidad extrema. E hipotélamo parecia ser una especie de “interrupto:” que iniciaba y terminaba la alimentacién, al ‘menos en las ratas Sin embargo, estudios mas recientes han cuestionado esta simple explica~ cidn de “encendido-apagado” para el control de la alimentacién, demostrando que también hay otras areas del encéfalo que participan (Winn, 1995; ‘Morrison y Berthoud, 2007). Por ejemplo, un tercer centro del hipotélamo, llamado ndicleo paraventricular, parece influir en la pulsién para comer comidas espectficas. Los estudios también han demostrado que ciertas regiones de la corteza cerebral y la médula espinal juegan un papel importante en la regula- cidn del consumo de comida. Mis atin, ahora se sabe que las conexiones entre los centros encefélicos que controlan el hambre son considerablemente més complejas de lo que alguna vez se pens6 (Blundell y Halford, 1998; Flier y ‘Maratos-Flier, 1998; Lin, Umahara, York y Bray, 1998; Woods, Secley, Porte y Schwartz, 1998; Smith y Ferguson, 2008) Cémo saben esas diversas éreas del encéfslo cuindo estimular el hambre? Resulta que el encéfalo monitorea en la sangre los niveles de ghucosa (un azxi- ; car simple que el cuerpo utiliza para obtener energia), grasas, carbohidratos € insulina. Los cambios en los niveles de esas sustancias en la sangre sefialan la sidad de comida (Seeley y Schwartz, 1997). La presencia de una hormona particu- lar, la leptina, también influye en nuestro deseo de comer (Chua etal, 1996; Holtkamp et al. 2003; Leroy et al, 1996; Ravussin et al, 1997; Vaisse et al, 1996; Palmer, 2011), Las eélulas adiposas de nuestro cuerpo producen leptina, la cual viaja en el torrente sanguineo y es detectada por el hipotilamo, Los altos niveles de leptina le seftaan al encéfalo que debe reducir el apetito o incrementar la tasa con que se quema a grasa La investigacién con ratones sugiere que un gen defectuoso podria provocar fallas en la regulacién del nivel de leptina en el encéfalo y ser al menos parcialmente responsable de la obesidad. El reemplazo de esta hormona en los animales obesos da por resultado una répida pérdida de grasa corporal. Como la leptina también parece estar implicada cen Ia respuesta humana al hambre (Ravussin etal, 1997; Holtkamp et al, 2003; Palmer, 2011), ¢s factible que este hallazgo conduzca algiin dia a desarrollar tratamientos seguros y efectivos para la obesidad en los seres humanos (Wauters et al., 2001). El encéfalo también monitorea la cantidad y tipo de alimento que una persona con sume, Los receptores en el estémago no sélo detectan cusnta comida contiene el est6~ ‘mago, sino también cudntas calorias contiene esa comida. Las sefales de esos receptores viajan al encéfalo. Cuando la comida entra al intestino delgado, se libera una hormona cen el torrente sanguineo y es llevada al encéfalo, donde sirve como una fuente adicional de informacién acerca de las necesidades mutricionales del cuerpo (Albus, 1989; Takaki, ‘Nagai, Takaki y Yanaihara, 1990; Smith y Ferguson, 2008). Pero, como advertimos antes, una necesidad biolégiea de comida no siempre deriva en hambre. La sensacién de hambre es el producto no sélo de las cosas que suceden en el cuerpo, sino también de las que suceden en su exterior. Por ejemplo, el olor de un pastel en el horno puede disparar el deseo de comer independientemente de que el cuerpo necesite combustible o no. En ocasiones el sélo hecho de ver el reloj y darnos cuenta de que es la hora de la comida nos hace sentir hambre, Una fascinante linea de investigacin sugiere que las seiales externas desencadenan procesos biolégicos inter nos que imita a las sefiales asociadas con la necesidad de comida. Por ejemplo, Rodin (1985) encontré que el mero hecho de ver, oler o pensar en comida ocasiona un incre- mento en la produccisn de insulina, lo que a su vez. disminuye los niveles de glucosa en las eélulas del cuerpo, reflejando su respuesta a una necesidad fisica de comida. De esta forma, el aroma de un restaurante cercano se convierte en algo més que un incentivo para comer, pues es capar. de desencadenar una aparente necesidad de comida. * No conecemaselpapel precio que jega al ‘ence enelhamore, pero después ce ue se prodyeronfesiones en el Com tanto que rp 9 pes Seek a eae ay La pulsién del hambre La pulsién del hambre esta ligada alas emociones de maneras complejasAlgunas personas van directamente al refrigerador siempre que estin deprimidas, aburridas, ansiosas 0 enojadas. Otras pierden todo interés en la comida y en esas ocasiones se quejan de que estén “demasiado molestas para comer”. Un alumno que estudia para un examen impor- ante quizi dedique tanto tiempo a comer como a leer; otro que estudia para el mismo examen tal vez viva a base de café hasta que termine el examen.En condiciones de alerca ‘emocionalo que anhela una persona puede revolver el estémago de otra Las influencias sociales también afectan nuestra motivacién para comer. Suponga que std en una importante comida de negocios donde necesita impresionar a un posible cliente. Quizé no se sienta muy hambriento aunque esta comida tenga lugar una hora después del momento en que acostumbra comer. Por el contraro, as situaciones sociales pueden hacerlo comer incluso cuando no tiene hambre. Imagine que visita a sus abuelos un dia en que durmié hasta tarde y comié un desayuno abundante. Cuando llega, descubre, para su pesar. que una estupenda comida casera estd a punto de servirse en unos minutos. ‘Aunque no tiene hambre, decide comer simplemente por cortesia hacia sus abuelos, Factores culturales y ambientales La forma en que una persona responde cuando tiene hambre variaré de acuerdo con sus experiencias con la comida, las cuales son regidas principalmente por el aprendizaje y-el condicionamiento social. La mayoria de los estadounidenses comen tres comidas al dia a intervalos regulares. Una familia estadounidense tipica toma el desayuno a las 7 de la mafiana, el almuerzo alrededor del mediodia y la cena alrededor de las 6 de la tarde, Pero en Europa, Ia gente suele cenar mucho més tarde. Por ejemplo, los italia- nos rara ver. cenan antes de las 9 de la noche. Numerosos estudios con humanos y animales han demostrado que comer regularmente en momentos particulares durante el dia da lugar a que en esos momentos se liberen hormonas y neurotransmisores que provocan hambre (vea Woods, Schwartz, Baskin y Secley, 2000), En otras palabras, sen- timos hambre alrededor del mediodia porque el cuerpo “aprende” que si es mediodia, es hora de comer. La cultura también influye en lo que decidimos comer y en qué cantidad, Aunque la mayoria de los estadounidenses no come carne de caballo, ésta es muy popular en varios paises europeos. Algunos pueblos preindustriales comen tradicionalmente lar- vas de insectos, mientras que el solo hecho de pensar en ello provoca repugnancia a la ‘mayoria de los estadounidenses. Sin embargo, muchos estadounidenses consumen puerco, lo cual viola las leyes dietéticas islimica y judfa (Scupin, 1995). El ambiente también influye en lo que comen los animales. Las ratas y los chimpaneés prefieren consumir alimentos que han visto que comen otros miembros de su especie, Ademés, ‘un estudio realizado con ratas sugiere que el grado de hambre que tenga un animal cuando prueba por primera ver. un alimento también influye en qué tanto preferirs consumitlo més tarde, incluso cuando no esté hambriento (Hattis, Gorissen, Bailey y Westbrook, 2000). De modo que si bien ef hambre es basicamente una pulsidn biolé- gica, no es un mero estado interno que satisfacemos cuando el cuerpo nos lo indica. El hambre es el producto de la interaccidn compleja de fuerzas ambientales y biolégicas Trastornos alimentarios y obesidad Anorexia y bulimia nerviosas “Cuando la gente me decfa que parceia salida de Auschwitz [el campo de concentracién nazi], pensaba que era el mayor cumplido que podian hacerme.” Esta confesién es de una joven que en la adolescencia sufrié un Capitule 8 Motivacién y emocién | 308 * Lamaners yelmomanto de satisicer amb y sed dependen enters soci pcldpcas ambentalsy cuales asicemo de recesdades figs Por feempk kcarenona apanesa Gl se contami enramableceryrronawaema que satstace bed Cree used ue empbich ce b otopafa superar et esac a porcue ee set 310 | Intraduccién af pricologta Anorexia nervioss Trastorno alimencaro grave que ests asocade con cn temor intenso 3 umentar de pezo y ‘on una imagen corporal eistorsionada. Bulimia nerviosaTaastorne alimenearo ‘caracterzade por la ingeseién excesva de comida seguida de vomito autoproverade Ena actuaiad existe un grin Ineerés por conocer y tratr os tratornos de fy amentacion, En los Gkimos afos se han creado muchas organizaciones que busean —erons04 easng'e—eronnu easour'g—owtnodiy'p | xeandoy Sexo {Cudles son los argumentos a favor y en contra de una explicacién biolégica de la orientacién sexual? El sexo es la pulsién primaria que motiva la conducta reproductiva, Al igual que otras pulsiones primarias, puede ser activada y desactivada por condiciones biol6gicas en el cuerpo y por sefiales ambientales. Pero difiere de ellas en un sentido importante: el hambre y a sed son vitales para la supervivencia del individuo, mientras que el sexo s6lo es vital para la supervivencia de la especie. Motivacién sexual Entre los animales inferiores, la actividad sexual es controlada en gran medida por las hormonas y esti ligada al cielo reproductivo de las hembras.\ partir de ahi, era razona~ ble asumir que las fluctuaciones en cl nivel de hormonas como la testosterona, Ia hor- ‘mona sexual masculina, determinaban también la pulsin sexual humana. Sin embargo, en Ia actualidad sebemos que las influencias hormonales en la conducta sexual humana son considerablemente mas complejas. A diferencia de los animales inferiores, los seres Jhumanos pueden sentir excitacién sexual en cualquier momento. ¥ si bien la testoste- zona juega un papel en el desarrollo sexual temprano (como en el inicio de la pubertad), Ia diferenciacién de los érganos sexuales masculinos y femeninos y en cierto grado en los patrones caracteristicos de la conducta sexual adulta (Kalat, 1988), las fluctuaciones de un momento a otro en los niveles de testosterona no estén necesariamente ligadas a la pulsisn sexual. De hecho, los varones adultos que han sido castrados (lo que provoca tun decremento significative en Ios niveles de testosterona) a menudo reportan poco decremento en la pulsién sexual (Persky, 1983; Crooks y Baur, 2011). fambién el encéfalo ejerce una influencia poderosa en la pulsién sexual. En parti cular, el sistema limbico, localizado en una parte profunda del encéfalo, participa en la cexcitacién sexual (vea el capitulo 2, Bases biol6gicas de la conducta). Cuando los expe- rimentadores implantaron electrodos en el sistema limbico de monos macho, localiza ron tres éreas que, al ser estimuladss, provocan erecciones (Hyde, 1982). Dos personas a quienes se implantaron electrodos en el sistema limbico por razones terapéuticas reportaban experimentar placer sexual exando los electrodos eran estimulados eléctricamente (Heath, 1972) f dice que la pulsién sexual no tiene valor de supervivencia para el indivi- Finalmente, al igual que otras pulsio duo; su Gnico valor es Ia supervivencia de la especie. Suponga que los nes primarias, la pulsi6n semua es afectada seres humanos fueran capaces de reproducirse, pero que yano tuvieran una __por estimulos externos. Por ejemplo, mu- pulsién sexual. ;Cémo seria diferente la vida? Al responder esta pregunta, ile chos animales secretan sustancias llamadas seria Gul obtener dacos de personas que estin vivas y que, por una u otra _feromionas que promueven la disposicién razén, han perdido su pulsion sexual? (Existen maneras en que la informacién _sexual en parejas potenciales (vea el capf- de dicha gente no le fuera il? tulo 3, Sensacién y percepcién). Alguna evidencia indirecta sugiere que también los humanos secretan feromonas en las gli dulas sudoriparas de las axilas y en los genitales, y que éstas pueden influir en Ia atrac- cién sexual humana (Thornhill y Gangestad, 1999; Wedeking, Seebeck, Bettens y Paepke, 1995; Williams, 2008), Pero los htumanos son susceptibles a una variedad mu- cho mayor de estimulantes sexuales externos que los otros animales. La vista del amante, el aroma del perfume o de la locidn para después de afeitar pueden estimular Ja excitacién sexual, Las huces suaves y Ia mtisica a menudo tienen un efecto afrodis co, Hay personas que permanecen indiferentes ante una pelicula pornogritica explici- ta, pero que se excitan con una historia romintica; mientras que otras responden de la ‘manera opuesta, La respuesta sexual humana también es afectada por la experiencia social, la experiencia sexual, la nutrici6n, las emociones (en particular los sentimientos hacia el compaiero sexual) y la edad. En muchas ocasiones, el sélo hecho de pensar 0 tener fantasias acerca del sexo produce excitacién sexual en los humanos (Laan, Eve- racrd, van Berlo y Rijs, 1995; Leitenberg y Henning, 1995; Carroll, 2010). Las ideas acerca de lo que es moral, apropiado y placentero también influyen en nuestra con- dducta sexual Los hombres y las mujeres tienden a excitarse sexualmente de maneras diferentes. En general, los hombres son mas excitados por sefales visuales, mientras que las muje- res responden més al tacto (Schulz, 1984). Un hombre puede tener una erecci6n sim- plemente al observar a su pareja desnuda, pero una mujer puede necesitar que st cuerpo sea acariciado para alcanzar el mismo estado de excitacién. Ademés, aunque las descripciones o escenas de actividad sexual son excitantes para hombres y mujeres (Koukounas y Over, 1997; Laan, Everaerd y Evers, 1995), la tasa de excitacién en las _nujeres es lenta en comparacién con la respuesta instantsnea que ocurre a menudo en Jos hombres (Christensen, 1986; Crooks y Baur, 2011). El foco de interés también difiere entre los hombres y las mujeres: los hombres prefieren ver acercamientos de actos sexuales, mientras que las mujeres responden masala elegancia, el escenario y el estado de énimo. En lo que respecta a pensar en el sexo, més de la mitad de los hombres dice que piensa en el sexo cada dia o varias veces al dia, en tanto que sélo 19 por ciento de las mujeres informa que piensa en el sexo con tanta frecuencia (Lewin, 1994) Por tiltimo, la cultura dirige nuestras opiniones del atractivo sexual. La cultura y la experiencia influyen en la medida en que encontramos sexualmente excitantes ciertas prendas de vestir o formas corporales. En algunas culturas, la mayorfa de los hombres prefiere a las mujeres con senos muy grandes, peto en otras culturas se prefieren los senos pequetios y deticados. Entre algunas culturas africanas se consideran muy atrac- tivos los lobulos alargados de las orejas. En nuestra cultura, lo que encontramos atractivo a menudo depende de los estilos de la época. Conducta sexual a biologia de Ta conducta sexual se entiende mejor que la de la pulsién sexual. Los investigadores del sexo William Masters y Virginia Johnson identificaron hace tiempo ‘un cde de respuesta sexual que consta de cuatro fases:éxcitacin, meseta, orgasm y resoluién (Masters y Johnson, 1966). En la fare de exitaciin, los genitales se eongestionan con san- gre. Fn el varén esto causa ereccidn del pene; en la mujer ocasiona ereccién del clitoris y los pezones. Esta congestion de los érganos sexuales contima en la fase de mesca, en la cual la tensiGn sexual se estabiliza. Durante esta fase la respiractén se hace més répida y se inerementan las secreciones genitales y Ta tensién muscular. Durante el orgasm, el hombre eyacula y el sitero de la mujer se contrae ritmicamente, y ambos experimentan cierta pérdida de control muscular. La fase de reslucién es una de relajacién en la cual disminuye la tensién muscular y los genitales congestionados vuelven a la normalidad. El ritmo cardiaco, la respiracién y la presién sanguinea también regresan a la normali- dad. La figura 8-3 muestra el patrén de respuestas sexuales para hombres y mujeres. En lo que concierne a la actividad sexual, en contraposici6n las imagenes presenta- das en publicaciones como Playbay o en programas de televisién como Fil sexo en la ciudad, que describen a los estadounidenses como excesivamente sexuales y poco dispuestos a Capitule 8 Motivacién y emocién | 315 4 Aumentin elavaciwo somal ce este Jove bs ilo abryadosy ves adores ‘corporal Todo depende de sv punto de ‘ea cara in seca Samburu ce Kenia donde ve ese even sos adormos partculres se canseransumamete 316 | Introducein a psicologia Orgasmo| Orgasmo| Meseta Meseta 9 Resolucién Excitacién Exciacién| Resolucién) gay SResotucisn —* Resolucién Ciclo en el hombre Ciclo en la mujer, + Figura 8-3 Eleclo de request sexal enhombrescomprometerse en relaciones a largo plazo, la investigacién indica que la mayoria de la yes fente es mucho més conservadora en su vida sexual. Un estudio cuidadosamente dise- rrormussrats train lashorores OTe cone. be sain, os ado (Michael, Gagnon, Laumann y Kolata, 1994) de 3,480 personas seleccionadas al patnsiamerte por un el de respuesta ® Contioy heya on isaces de excanse’ azar entre 18 9 anos revel los siguientes patrones en Ia actividad sexual de estadouni- enum desuts de un pereeoreracira. denses de ambos sexos iasculee: Seren ves pares deharsn _*-Aproximadamente la cercera parte de las personas muestreadas tenian sexo dos o {Ajuno que me.ye una se ce esta ms mis veces a la semana, otra tercera parte (enfa sexo unas cuantas veces al mes y la pralengaca sn arse (hy un id eido tercera parte restante unas cuantas veces al fio © no tenia sexo. cue rele aris ecrenentos y Ccaremertos ce a exctaén (2), + La abrumadora mayoria de los entrevistados no practicaba sexo retorcido. Mas pee hee ee tenn y een bien, el coito vaginal era la forma preferida de sexo para mas de 90 por eiento de epradsedo con tora ce The Mates and Jas personas muestreadas. Un hecho interesante es que mirar desnuda a la pareja Joson te. ‘cups el segundo lugar y el sexo oral el tercero. + Las parejas casadas reportaron tener sexo mis a menudo, y estar més satisfechas con su vida sexual que las personas solteras. + La duracién promedio de la relacién sexual reportada por la mayorfa de la gente era aproximadamente de 15 minutos, + El mimero promedio de parejas durante la vida era de seis para los hombres y de dos para las mujeres (17 por ciento de los hombres y 3 por ciento de las mujeres reporté haber tenido sexo con més de 20 parejas). + Aproximadamente 25 por ciento de los hombres y 15 por ciento de las mujeres han cometido adulterio Orientacién sexual ‘Como se mencioné en el capitulo 1 (La ciencia de la psicologia), la orientacién sexual se refiere a la direccién del interés sexual de un individuo. Las personas con una orientacién beterosexual son atraidas sexualmente hacia personas del sexo opuesto, las que tienen una orientacién homosexual son atraidas sexualmente por individuos de su propio sexo y los hiseruales son atraidos hacia personas de uno y otro sexo. Las pri- mera encuestas (Kinsey, Pomeroy y Martin, 1948; Kinsey, Pomeroy, Martin y Gebhard, 1953) estimaban que aproximadamente 10 por ciento de la poblacién era homosexual. Sin embargo, algunas estadisticas indican que s6lo alrededor de 2.8 de los varones ¥ 1.4 por ciento de las mujeres tienen una orientacién homosexual (Laumann, Gagnon, Michaels y Michaels, 1994; Sell, Wells y Wypij, 1995; Butler, 2005), Lasuinttemanalecnh eve “Un hecho interesante esque entre algunos animales la actividad homosexual parece Heenan. ccurrir con cierto grado de regularidad. Por ejemplo, entre los bonobos, o chimpancés J fotumant altace se econ pigmeos, cerca de 50 por ciento de toda la actividad sexual observada es entre indivi- eau duos del mismo sexo, Incluso las jirafas macho entrelazan sus cuellos hasta que ambas + Lasciveachomasenal ee comin ent se estimulan sexualmente. Y entre algunas aves, como los gansos grises, se ha obser- vado que las uniones homosexuales duran hasta 15 aiios (Bagemihl, 2000). La raz6n por la que la gente muestra diferentes orientaciones sexwales, en particular Ja homosexualidad, se ha discutido durante décadas en el marco del debate clisico de naturaleza frente a crianza. Quienes estén del lado de la naturaleza sostienen que la orientacién sexual tiene sus raices en la biologia y que recibe la influencia principal de Ia genética, Sefalan que los hombres y las mujeres homosexuales, por lo general, saben antes de la pubertad que son “diferentes” y que a menudo mantienen oculta su orien- tacidn sexual por temor a la recriminaci6n. Citan evidencia de estudios de familias y de gemelos que muestran una ineideneia mayor de homosexualidad en familias con otros hombres gay y una tasa més alta de homosexualidad entre los hombres con un gemelo homosexual, aun cuando los gemelos fueran criados por separado (LeVay y Flamer, 1994). Ademis, afirman que si la homosexualidad fuera resultado del aprendi- zaje y la socializacién tempranos, los nfios criados por padres gay o lesbianas tendrfan mayor probabilidad de convertirse en homosexuales. Sin embargo, la investigacién ha demostrado con claridad que no es asi (Patterson, 2000). La posicién de la naturaleza también obtiene cierto apoyo de estudios que sugie de hombres homosexuales y heterosexuales (Allen y Gorski, 1992; LeVay, 1991; Swaab y Hoffman, 1995; Annicchiarico, 2009) Del lado de ls crianza se encuentran quienes sostienen que la orientacién sexual es principalmente una conducta aprendida influida por la experiencia temprana y que esta en buena medida bajo control voluntario, Critican la investigacién que apoya a la posicidn bioldgica por fallas metodoldgicas que, en ocasiones, confunden lo que causa Ja homosexualidad con los resultados de la misma (Byne, 1994). Afirman que la socia- lizacién temprana determina la orientacién sexual. Ademés, encuentran apoyo para su posicidn en estudios transculturales que muestran que las orientaciones sexuales ocu ren con diferentes frecuencias en varias culturas. ‘A la fecha, ni la teoria biolégica ni la de la socializacién han proporcionado una explicacidn del todo satisfactoria para el origen de la orientacién sexual. Como con la ‘mayor parte de las conductas complejas, es probable que una explicacién mas factible implique una combinacién de ambas posiciones (Garnets, 2002; Kelley y Dawson, 1994; Harbeck, 2009). diferencias entre los encéfalos COMPRUEBE SU COMPRENSION |. Relacione los siguientes términos con la definicién apropiada _—orientacién heterosexual a. la hormona sexual masculina __feromonas b. atraccién sexual hacia personas del propio sexo _—erientacién homosexual, la direccién del interés sexual de una persona el sistema limbico 4. atraccién sexual hacia personas del sexo opuesto, _ orientacién sexual . olores que pueden causar atraccién sexual __testosterona centro encefilco implicado en la excitacién sexual 2. {Cull es la primera fase identifeada por Masters y Johnson en el ciclo de respuesta sexual? __b orgasme —« excitacion A resolucién 2 e_tuosestonay 3—yeneas Upp 9219 ‘eunissq—feneasouiey uppeunye:aseuowelnpfencaseumoy uemeuaue | sandy 318 | Ineroducein a psicologia Motive de estimulo Motive no aprencido, como la curiosidad o el contacto, ue nos impulsa 2 exsorar 0 ‘cambiar el mundo que not rodea, Unmenta bes con he ares ste Ge irene na neha ce aor y bora ‘bers con seve fa. Flonase abana sla mace de la sun cunco madre de abmbre ofece calor proporcens alto ‘Alparecerel contacto con acre ce eb cofece un contort cue hace de alnbre ro puece inca Otros motivos dPor qué ha producido la evolucién a personas con una fuerte necesidad de afiiacién? En nuestro anslisis hemos avanzado de motivos que dependen fuertemente de necesi- dades bioldgicas (hambre y sed) a un motivo que, al menos entre los seres humanos, se considera mas sensible a las sefiales externas, el sexo. A continuacién consideraremos :motivos que son incluso mas sensibles a los estimulos ambientales. Esos motivos, lla- mados motivos de estimul, incluyen la curivsidad, explracién, manipulacisn y contact; y nos empujan a investigar, y a menudo a cambiar, nuestro ambiente. Exploracién y curiosidad aA donde va este camino?

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