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Capitulo II La liturgia cristiana hasta el alo 1000 d. C. La historia de la mGsica medieval occidental, al menos durante el primer milenio de nuestra era, debe ser necesariamente una historia de la liturgia cristiana. Aunque en este periodo de tiempo tan largo debié haber existido mtsica profana de varios tipos, no se ha conservado casi ninguna. $6lo que- dan los cantos de la Iglesia. Todos estos cantos estaban destinados a usarse en los distintos ritos y cultos —es decir, en la liturgia— de la Iglesia cristia- na. Su historia, por tanto, forma parte de la historia mas amplia de la liturgia como un todo. Debemos recorrer brevemente esa historia mas amplia si queremos comprender el origen del canto y las influencias a que dio lugar su desarrollo posterior. Hasta EL 300 p. C. El cristianismo surgié como una rama de la religion judia, y los primeros cristianos asistian no s6lo a los cultos de la sinagoga, sino también a sus propias asambleas privadas. Por ello, no sorprende ver que la nueva secta conserv6 muchas caracteristicas de la liturgia judia, adaptandolas en lo nece- sario para conformar la nueva religion. Discutiremos los aspectos de estas caracteristicas cuando consideremos el desarrollo de los cultos individuales en la Iglesia cristiana. Desde el punto de vista musical, los préstamos mas importantes de la sinagoga fueron el canto de las lecturas de la Biblia y el canto solista de los salmos con respuestas de la asamblea, Recordemos que incluso la Ultima Cena se celebré dentro del contexto de una comida cere- monial judia; y en el elaborado ritual que observa la Pascua hebrea encon- tramos elementos que se transforman en la ceremonia de la comunién cris- tiana, el coraz6n de la Misa posterior! En Palestina, la liturgia del primer cristianismo continu6 celebrandose en arameo, la lengua del propio Jestis, Cuando los apéstoles comenzaron a Ile- Gran parte de la informaci6n presentada en este capitulo procede de los dos libros de Jo- sef A. Jungmann que aparecen en la bibliografia. 46 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. var la religion a tierras mas lejanas adoptaron el griego, el idioma interna- cional de la €poca. Incluso en Roma el griego siguio siendo la lengua littirgi- ca de la Iglesia durante los tres primeros siglos de su existencia. Asi, por al- gtin tiempo, el cristianismo goz6 de una unidad lingiiistica que nunca ha vuelto a recobrar. Dos tipos de ceremonias religiosas se desarrollaron muy rapidamente en la joven Iglesia y fueron comunes a todos los grupos cristianos; la reactuali zacion de la Ultima Cena —la celebracién de la comunién o Eucaristia— que més tarde seria la Misa occidental; y reuniones dedicadas al canto de los salmos, lecturas de las Escrituras, y oraciones. Esta tiltima seria con el tiem- po lo que ahora se llama en conjunto el Oficio o las Horas Canonicas. Por comodidad designaremos estos dos tipos de ceremonias por sus nombres tardios, recordando siempre que estos nombres no se usaron durante los primeros siglos de la Iglesia cristiana. En ambos tipos de rituales los textos individuales no estaban al principio igidamente determinados, y podian improvisarse oraciones importantes, como la Accién de gracias central de la Eucaristia. Esta libertad existia inclu- so, dentro de patrones bisicos comunes, en la Iglesia en general. Ello es es- pecialmente cierto en la Misa, que siempre ha tendido mas a fijar su estruc- tura que los Oficios. En este sentido podemos hablar de una especie de embri6n de liturgia durante los tres primeros siglos de la era cristiana. A lo largo de su historia posterior la liturgia ha alterado periodos de consolida- cién y estandarizacién marcados por una relativa unidad, con periodos de crecimiento y desarrollo marcados por una gran diversidad. El primer perio- do tal de expansién comienza en el siglo 1v, correspondiendo con el cambio de actitud del Imperio Romano hacia los temas cristianos EL DESARROLLO DE LAS DISTINTAS LITURGIAS La liturgia unificada, como tal, del cristianismo primitivo comenz6 a de- saparecer poco después del 300 d. C. Quizds la raz6n mas importante por la que el desarrollo litirgico siguié diferentes caminos fue la nueva actitud del Imperio Romano hacia el cristianismo, Durante el mandato de Diocle- ciano (284-305) la campana de supresin del cristianismo se llev6 a cabo con especial severidad. El endurecimiento de los decretos imperiales se in- terrumpi6, sin embargo, durante la guerra‘civil que siguié a la abdicacion de Diocleciano, y con el ascenso de Constantino la situacion cambi6 radi- calmente. Segtin la leyenda, Constantino estaba haciendo los preparativos para librar batalla con Majencio, su rival en el poder imperial, cuando vio una cruz resplandeciente en el cielo con el emblema IN HOC SIGNO VIN- CES (por este signo venceras). Aunque se resistia a la conversion inmediata, Constantino puso el signo en su estandarte, y sus tropas fueron a la batalla con el nombre de Cristo en los escudos. Constantino vencié a Majencio en el 312 y al afo siguiente promulg6 el famoso Edicto de Milan, que garanti- zaba la libertad de accién a todos los cristianos y reconocia a la Iglesi: como una institucién con derecho a tener propiedades. Pero el interés de Constantino por el cristianismo no qued6 aqui. Dio a los cristianos puestos de confianza en la funcién publica, educé a sus hijos en la fe y él mismo EL DESARROLLO DE LAS DISTINTAS LITURGIAS Episodios de la vida de Gonstanti- no: su suefio, su victoria, y como emperador romano. De una ilus- tacion del siglo 1x (Paris, Bi- bliothéque Nationale) acab6 bautizindose. Tras la caida de Licinio, su coemperador en el este, Constantino construyé una capital nueva, Constantinopla, en el emplaza- miento de la antigua Bizancio. Con el impetu aportado por Constantino, el cristianismo arraig6 rapidamente y logré el reconocimiento oficial cuando Teodosio (emperador del 379-395) la proclam6 la religion del estado y prohibi6 todos los ritos paganos. Hasta el tiempo de Constantino, los cultos religiosos cristianos habian sido expresamente prohibidos en todo el Imperio Romano; aunque las acti- tudes de los funcionarios civiles variaban segtin las épocas y los sitios las asambleas de los cristianos se veian siempre con alarma. Por tanto, los cul- tos cristianos tuvieron que mantenerse tan sencillos y discretos como era po- sible. Todo esto cambi6 durante el siglo vi. Factores que contribuyeron a una elaboraci6n de las formas litargicas y de los procedimientos ceremonia- les fueron el creciente ntimero de cristianos, el tener las asambleas en gran- des edificios y el establecimiento del cristianismo como religin estatal. Los grandes centros urbanos —Roma, Antioquia, Alejandria y Constantinopla (Bizancio)— desarrollaron sus propios ritos a partir de las practicas littirgi- cas comunes de la Iglesia primitiva. Al expedirse estos ritos desde los cen- tros urbanos a las areas circundantes y al hacerse mas elaborados, surgi6 la necesidad de una estandarizacién. Los textos litdrgicos, con instrucciones para la accion ritual que les acompanaba, se escribian y se diseminaban gra- 48 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. dualmente. Las lenguas verndculas —latin, sirio y copto— reemplazaron poco a poco al griego como lengua de culto en la mayor parte del Imperio. Asi surgieron las grandes liturgias de la antigua Iglesia cristiana, de forma que su identidad regional subrayaba e incluso contribuia al declive de la unidad politica del Imperio Romano. Desde tiempos de Diocleciano, el peso del gobierno se habia vuelto ex- cesivo para un solo hombre, y un coemperador gobernaba frecuentemente el este del Imperio, Esta division agudiz6 la rivalidad natural entre el latin occidental y el griego oriental, rivalidad que se hizo atin mas pronunciada cuando Constantinopla aumento su riqueza y su poder a expensas de Roma De hecho, aqui se encuentran las bases del cisma que finalmente separ6 al Cristianismo Oriental del Occidental. Otro factor que también influy6 en el desarrollo de las liturgias divergen- tes en el siglo 1v fue el nacimiento de posturas heréticas (doctrinas que dife- rian de las ensefadas por la Iglesia). Ya en fecha tan temprana como en el siglo 11, la Iglesia habfa tenido que hacer frente a sectas heréticas influidas por el Gnosticismo, un movimiento filos6fico, ético y religioso que tuvo mu- chas formas peculiares aunque unificadas por la doctrina central de que el conocimiento (gnosis) liberaba al iniciado de «las garras de la materias. Las herejfas posteriores produjeron efectos mas serios. En el siglo v, por ejem- plo, la aparicién del Monofisismo —la creencia de que en Cristo lo divino y lo humano no formaban sino una sola naturaleza compuesta— estaba direc- tamente conectada con la adopcién de lenguas verniculas en Antioquia y Alejandria. Con mucho, la herejia mas influyente del siglo 1v fue, sin embargo, el Arrianismo, llamado asi por Arrio, un sacerdote de Alejandria. Arrio pensa- ba que Cristo, como Hijo de Dios, era un ser creado —ni verdaderamente Dios, ni verdaderamente hombre— al que s6lo se podia adorar como a una divinidad secundaria. La rapida propagacién del Arrianismo alarmé tanto a la Iglesia que Constantino convocé a todos los obispos de la Cris- tiandad en Nicea en el 325. Este primer concilio general en la historia de la Iglesia condené enérgicamente el Arrianismo y preparé una declaracion de fe que, con algunos afadidos y correcciones, seria conocida como el Cre- do de Nicea, el Credo de la misa romana. Sin embargo, la herejia persistio, y los misioneros la llevaron a los godos de Germania. Los visigodos y los ostrogodos se convirtieron asi a un cristianismo no ortodoxo, hecho de considerable importancia cuando partes del Imperio cayeron bajo el poder godo EL DESARROLLO DE LAS LITURGIAS OCCIDENTALES Las liturgias del latin occidental deben ser nuestro primer objetivo aqui porque en ellas se desarrollaron los cantos que encontramos siglos después en los mas antiguos manuscritos conservados de la mtsica occidental. Al igual que en Oriente, el siglo 1v vio el surgimiento de varias liturgias occi dentales diferentes que pudieron haber comenzado incluso antes a desarro- llar rasgos distintivos. A diferencia de las liturgias orientales, tod: Occidente hacian uso del mismo idioma: el latin. A pesar de o de is las ionales EL DESARROLLO DE LAS LITURGIAS OCCIDENTALES 49) Con la conversion de Constantino se hizo posible para la Iglesia cristiana erigir edificios imponentes para el culto, Puede verse un ejemplo de basili- a primitiva en Santa Maria Maggiore de Ron fuerzos por promocionar los cultos en la lengua vernacula, el latin permane- cid como lenguaje ritual de la Iglesia romana hasta que el Concilio Vaticano de 1962-65 autoriz6 el culto en lenguas modernas. Sin embargo, el mismo latin, como hemos visto, no era la lengua litdrgica original de Roma, y los cultos en latin parece que aparecieron primero en el norte de Africa hacia fi- nales del siglo 1. Es mas, la tardia introduccién de la Misa latina en Roma puede haber sido, al menos en parte, responsable del desarrollo de otras li- turgias latinas en las provincias septentrionales y occidentales del Imperio en las que se conocia menos el griego. Hablando a grandes rasgos, las liturgias occidentales se dividen en dos familias: la Romano-africana y la Galica, la Ultima se subdividié mas tarde en Ambrosiana, Hispanica (Mozérabe), Celta y Galicana propiamente dicha Puesto que la liturgia romana fue la que al fin adopto la mayor parte de la Iglesia Occidental, su historia debe se nuestro principal objetivo. Antes, sin embargo, debemos recorrer brevemente las liturgias galicas, por su doble in- fluencia en el desarrollo musical y textual de la misa romana. El hecho de que las liturgias gdlicas no parecen haber emanado de los importantes centros de Occidente tal y como las liturgias orientales lo hicie- ron de Alejandria, Antioquia y Constantinopla ha confundido a los historia- dores de la Iglesia. Se ha sugerido, sin embargo, que Milan pudo haber sido uno de esos centros, al producir una liturgia conocida como ambrosiana e influir en la formacion del rito hispanico y del galicano. Esta teoria, aunque no demostrada y quizés indemostrable, es atractiva, ya que explica muchos de los usos orientales, particularmente los de Antioquia, que aparecen en los ritos galicos y los distinguen como un grupo de los romanos. Por ello, 50 _LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. con bastante propiedad podemos comenzar nuestra breve exposicion de los distintos ritos gélicos con la liturgia ambrosiana de Milén. Milan, residencia favorita de los emperadores durante el siglo Iv, era una ciudad en la que se mezclaban y confundian las costumbres orientales y oc~ cidentales. Algunos de sus obispos habian venido de la Iglesia Oriental, por ejemplo el predecesor de $. Ambrosio, Aujencio (355-374), natural de Capa- docia, region al norte de Siria en Asia Menor. Por tanto, no es extrafio que la liturgia milanesa pueda parecer una mezcla de elementos orientales y lati- nos. De hecho algunas de sus formas latinas son mas antiguas de las que ahora estan en uso en la liturgia romana y son por lo menos tan antiguas como los elementos Ilevados alli desde Oriente, En qué medida particip6 S. Ambrosio en la formulacion de la liturgia que lleva su nombre continia siendo un problema no resuelto. Para el historia- dor general, Ambrosio es conocido principalmente como una autoridad ecle- sidstica que contaba con emperadores entre sus feligreses. Nacido en el 340, ‘Ambrosio era hijo de un alto oficial romano y fue educado para una carrera civil, Estaba sirviendo a Valentiniano I como gobernador provincial en Milan y no habia sido atin bautizado cuando fue elegido obispo a la muerte de Aujencio en el 374. Ambrosio sirvié bien a la Iglesia hasta su muerte en el 307, fortaleciéndola contra las creencias paganas y heréticas y afirmando su Supremacia en los asuntos religiosos por encima del mismo emperador. Ade~ mas, segtin el testimonio de S. Agustin, Ambrosio fue responsable de forma directa de la introduccién de ciertas practicas orientales en la liturgia occi- dental. El obispo Aujecio habia pertenecido a la secta arriana, como la em- peratriz Justina, quien persigui6 a los cristianos ortodoxos tras la ascension de Ambrosio al obispado. Para sostener a sus seguidores en estos tiempos de lucha, Ambrosio, segtin Agustin, introdujo la costumbre de cantar himnos y salmos «a la manera de la Iglesia Oriental-. Al parecer, la manera oriental de cantar los salmos era antifonal, es decir, con dos coros que cantan alter- nindose los versiculos de los salmos, y esta forma se extendié rapidamente por la cristiandad occidental Mas importante aGn era la practica de cantar himnos, porque estos can- tos de alabanza introducfan nuevos textos poéticos en la liturgia en lugar de ser solo un nuevo método de interpretacin (véase capitulo IV). Segin se deduce de la declaracién de $. Agustin, los himnos se habian cultivado du- rante mucho tiempo en Oriente € iban a desempefar un importante papel en la Misa del rito bizantino. Inspirado en la practica oriental, Ambrosio cre6, al parecer, nuevos himnos en latin para unir a sus seguidores en la ala- banza del Seftor. En Occidente, los himnos nunca Ilegaron a ser una parte esencial de la Misa en su forma oficialmente establecida, y en lugar de ello se introdujeron en los oficios diarios. Tendremos ocasion de volver a los himnos de $. Ambrosio cuando consideremos el desarrollo de la poesia litar- gica latina. Por el momento, s6lo es necesario sefalar que, aunque solo cua tro de los muchos textos himnicos atribuidos a Ambrosio se reconocen hoy como auténticos, estos cuatro son suficientes para considerarle el fundador de la himnodia latina. Si conocemos poco acerca de las contribuciones de Ambrosio a la litur- gia que lleva su nombre, menos sabemos atin de la musica de su tiempo. Las mas antiguas colecciones conservadas del llamado canto ambrosiano da- LA LITURGIA HISPANICA O MOZARABE 51 San Ambrosio, tondo (retrato cir- cular) de estuco del siglo vin (Mu- seo en Sant'Ambrogio, Milan). tan del siglo xn, y no podemos suponer con seguridad que las melodias de los mismos no hubieran sufrido alteraciones desde los tiempos de Ambrosio. No obstante, estos cantos ambrosianos tardios representan una tradicién que ha seguido existiendo a través de la era cristiana. De todas las liturgias gali- cas, solo la ambrosiana ha sobrevivido como una liturgia oficial en la archi- didcesis de Milan LA LITURGIA HISPANICA 0 MOZARABE L noce comtinmente como mozirabe, porque los cristianos que vivian bajo el poder musulman eran llamados mozarabes. Se han realizado varias objeci nes a esta denominaci6n, asi como a su alternativa, visigotica. Al enfrentarse con dichas objeciones, los estudios recientes han propuesto hispdnica como designacion mas apropiada para la liturgia que se desarrollé en Espaia y Portugal. Este término es pues el que utilizaremos aqui La liturgia hispanica se mantuvo en uso hasta fines del siglo x1, en que, al ser los arabes expulsados progresivamente del norte de Espaiia, las mo- narquias recién establecidas impusieron el rito romano. En el 1071 la «su- persticién de Toledo» fue suprimida oficialmente en la Espaiia cristiana: y en el 1085, después de la reconquista de Toledo por el rey Alfonso VI, se insti- tuy6 el rito romano en la antigua capital de Es Sin embargo, este hecho no se realizé sin oposiciones y seis iglesias toledanas obtuvieron la liturgia de la Peninsula Ibérica (la moderna Espana y Portugal) se co- 52 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C autorizacion para conservar la antigua liturgia. Cabe presumir que ésta tam- bién persistié en la Espafta musulmana. (La caida final de los arabes y su ex- pulsion de Espafia no tuvo lugar hasta la toma de Granada en 1492.) No obs- tante, el rito hispanico debi6 perder aceptacion bastante rapidamente, por ello a fines del siglo xv el gran cardenal Jiménez de Cisneros designé una capilla de la Catedral de Toledo para que conservase la antigua liturgia. Por tanto, gracias al cardenal Jiménez de Cisneros, la liturgia hispanica, con se- guridad algo adulterada, ha sobrevivido hasta hoy. El rito hispanico tal y como fue establecido e impreso por Cisneros en el 1500 muestra una fuerte infiltracién de elementos romanos. Los antiguos tex- tos, sin embargo, han permitido a los estudiosos reconstruir la liturgia tal y como era antes de la invasién 4rabe de Espafia. Desgraciadamente, no se ha podido hacer lo mismo con la mayor parte del canto. Lo poco que conoce- mos acerca de los origenes del canto hispanico sugiere que en gran parte se desarrollé en las ciudades de Toledo, Sevilla y Zaragoza durante los siglos vi y Vil. En la época musulmana C6rdoba se convirtié también en un importante centro musical Aunque varios manuscritos del siglo 1x al x1 conservan el canto hispanico, por desgracia estén escritos en una notacién que no indica los intervalos y por tanto no podemos leerla. (Ver en el capitulo III el desarrollo de la nota- ci6n.) Del gran ntmero de cantos hispanicos, s6lo veintiuno se encuentran stranscritos: en una notacién mas tardia y legible. La ausencia de libros de canto posteriores con una notacién mas precisa atestigua la rapidez con que la liturgia hispanica debié desaparecer tras su supresi6n oficial en el siglo x1 Como consecuencia, existe una rara laguna en la historia de la mtsica liturgi- ca. Poseemos el repertorio musical de una importante liturgia occidental, pero de forma desesperante, este repertorio contintia inalcanzable LA LITURGIA CELTA La liturgia celta no necesita tanto detenimiento. Segtin parece tuvo su ori- gen en las instituciones monasticas fundadas en Irlanda por San Patricio (muerto en el 461) y se us6 también, de una forma u otra, en Escocia, en z0- nas de Inglaterra y quizas en Bretafa. Por otra parte, durante los siglos vi y vit el celo misionero de los monjes irlandeses les Ilev6 a trasladarse a las tie- rras del este de Europa, estableciendo monasterios conforme llegaban. El importante de estos monasterios, al menos para el historiador de la mé- sica, fue $, Gall, en Suiza. Aunque el monacato irlandés imponia una severa disciplina, su organizacion era bastante vaga y por consiguiente no gustaba a las autoridades eclesiasticas. Gracias en parte a los esfuerzos del papa Gre- gorio Magno, el monacato benedictino reemplaz6 al irlandés, y el rito roma- no sustituy6 al celta, Esto sucedi6 incluso en las Islas Britanicas desde que Gregorio, en el 596, envié a Agustin de Canterbury con un grupo de bene- dictinos para convertir a los anglosajones del este de Inglaterra. La creciente influencia de los anglosajones y del mismo papado pronto llev6 a la desapa- ricién de la liturgia celta. La propia naturaleza de dicha liturgia pudo tam- bién haber contribuido a su rapida extincin. Por los pocos documentos dis- ponibles parece haber sido mas una mezcla incongruente de elementos LA LITURGIA GALICANA 53. hisp4nicos, galicanos, romanos y orientales, que haber conseguido un carac- ter distintivo propio. No parece que haya quedado misica asociada con la liturgia celta. LA LITURGIA GALICANA Se ha dicho que la liturgia galicana, al contrario que la celta, «muestra una enorme independencia y exclusividad:2. Por otra parte, la misa galicana en particular »muestra una tendencia definida al esplendor y al ceremonial: Aunque estas caracteristicas pueden haber sido introducidas al principio para impresionar y transformar el estilo barbaro de los francos, deben de ha- berse adaptado bien al temperamento de la gente. En su relativamente corto periodo de vida, la liturgia galicana desarroll6 una rica multiplicidad de de- talles y un esplendor ceremonial que distaba mucho de la «antigua severi- dad: del rito romano Por un capricho del destino, la liturgia galicana propiamente dicha se convirtié en la més influyente y, por tanto, en la mas importante de todas las liturgias galicas. Florecié en el reino de los francos (véase mapa 1, p. 22) desde el tiempo de Clodoveo, el primer rey merovingio (muerto en el 511), hasta su supresi6n por los primeros carolingios, Pipino y su ilustre hijo Car- lomagno, en los Gltimos aos del siglo vit. Se han valorado mucho los moti- vos politicos existentes tras esta decisin: el deseo de los carolingios de ha- cer de la Iglesia una fuerza poderosa que unificara todo un imperio. Las razones de la desaparicién de la liturgia galicana como una entidad indepen- diente probablemente no son tan simples. Los monjes anglosajones y los eruditos, como S. Bonifacio, que suplantaron a los irlandeses como misione- ros de los francos y alamanes en los siglos vii y vitt, levaron con ellos el rito romano, estableciéndolo firmemente en los monasterios que fundaban. Tan- to Pipino como Carlomagno parecen haber preferido con sinceridad la litur- gia romana, y esta preferencia puede muy bien reflejar el creciente respeto por la autoridad y prestigio de Roma como centro del cristianismo occiden- tal. Mas atin, a falta de centros metropolitanos importantes que regularan y estandarizasen sus formas, la liturgia galicana desarrollé tantas variantes y costumbres locales que se hizo desagradable para las autoridades eclesiasti- cas. Asi es que, cuando Pipino (751-768) inicid su vigoroso apoyo al rito ro- mano, era el momento propicio para suplantar la liturgia galicana. La liturgia galicana, al igual que la celta, desaparecié antes de que el de- sarrollo de una notacién musical pudiera grabar y conservar su musica. No obstante, originé cambios tan profundos en el importado rito romano que el eminente historiador de la Misa, J. A. Jungmann pudo tratar en detalle la “Misa romano-franca como un nuevo tipo basico»‘, En el siglo x1, este nuevo tipo de Misa desplaz6 incluso al rito romano antiguo en la misma Roma. An- tes de que podamos tratar de este asombroso desarrollo, debemos, sin em- bargo, volver a los primeros estadios de la liturgia romano-africana. 2]. A. Jungmann, The Mass, 1, p. 45. 3 Ibid., p. 48, * Ibid., pp. 92-103 54 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. EL RITO ROMANO DEL SIGLO III AL VI La historia primitiva de la liturgia latina en Roma contintia casi completa- mente desconocida. La mayor parte de los documentos que han quedado, los de la Misa en especial, proceden de escribas francos de los siglos vin y 1x y estén fuertemente cubiertos de elementos galicanos. Los especialistas han intentado reconstruir las formas primitivas del rito romano por el estudio comparado de estos tos documentos, pero sin mucho éxito en lo que atafe al periodo anterior a la época de Gregorio Magno (590-604). La transicién del griego al latin como lengua litirgica de Roma parece haberse realizado de forma gradual durante los siglos 1 y 1v. En el proceso, se hizo evidente un cambio de actitud mayor con respecto al ritual de la Misa. Dentro de un esquema o armazon fijo, la liturgia primitiva, como he- mos visto, habia permitido una gran libertad en lo referente a las formas in- dividuales. Ahora, sin embargo, las propias formas individuales se habian hecho rigidamente fijas. Esta prescripcién de formas establecidas parece ha- berse originado con las oraciones del celebrante (al principio, el celebrante de la Eucaristia era siempre un obispo asistido por sus sacerdotes y didco- nos; més tarde, los sacerdotes fueron autorizados a presidir solos). Esto en- globaba tanto aquellas oraciones que eran iguales en todas la misas (el Ordi- nario) como a aquellas que cambiaban segin la fiesta o tiempo del aio littitgico (Propio). Mas tarde, los textos de las lecturas y de los cantos fueron determinados con igual rigidez. La regulacion estricta de cada detalle de los cultos del ato entero, expresién quizds, del genio romano para la organiza- ci6n, ha sido tipica de la liturgia romana casi hasta la época actual. Una y otra vez, sin embargo, la rigidez del rito romano ha entrado en conflicto con los esfuerzos de otros pueblos por adaptar y embellecer la Misa de acuerdo con sus propias necesidades y gustos. De hecho, mucha de la mtisica medie- val es resultado directo de estos esfuerzos, A diferencia de la Misa, los otros cultos regulares, es decir, el Oficio Di- vino, nunca tuvieron la misma rigidez de esquema estructural o fijacion de formas individuales. Estos cultos parecen tener su origen en las asambleas privadas de cristianos que se reunfan para leer las escrituras, cantar los sal- mos y rezar, A estas actividades, como hemos visto, $. Ambrosio aftadi6 la interpretaci6n antifonal de los salmos y el canto de los himnos, Durante va- rios siglos muchos de estos cultos no se celebraban piblicamente en la igle- sia, sino que mantenjan su caracter privado y, por ello, su relativa informal dad. El gran impetu hacia un procedimiento mas estandarizado y hacia la observancia diaria de los oficios vino con el nacimiento del monacato, que requiere por tanto una breve explicacion: Cuando Teodosio (370-395) estableci6 el cristianismo como religién esta- tal, precipito accidentalmente el gran desarrollo del monacato que iba a transformar Ja vida religiosa del Occidente europeo. Al encontrarse con las necesidades de un vasto néimero de ciudadanos romanos que se habian con- vertido de forma instantanea en cristianos por decreto, la Iglesia ya no podia satisfacer a los miembros més celosos de la fe. Muchos de estos tiltimos, si- guiendo el ejemplo dado por S. Antonio en Egipto al principio del siglo 1, renunciaron al mundo por una vida ermitahia dedicada a la meditacion, ora- cién y mortificacién de la carne. Aunque la vida ermitafia no era facil, espe- RITO ROMANO DEL SIGLO III AL VI. 55, cialmente en el mas riguroso clima europeo, el movimiento gané terreno de tal forma que pronto casi todas las cuevas tenian su eremita. Al crecer en numero, se hizo evidente que, para asegurar su supervivencia fisica, habia que crear comunidades religiosas. Se intentaron varios métodos de organiza- cién, dando como resultado, al final, el sistema monistico tal y como lo co- nocemos. Asi la palabra monje (monachus) —que original y literalmente sig- nifica uno que vive solo, un eremita— vino a designar uno de un grupo que vive en comtin bajo un mismo techo, un monasterio, compartiendo los debe- res de la vida diaria Aunque en Europa Occidental existian hacia fines del siglo v numerosas comunidades religiosas ¢ incluso monasterios, la estricta organizacion de la vida monistica fue una hazaha de S. Benito (480-543), el fundador de la or- den benedictina y, en cierto sentido, del mismo monacato occidental. La rrera de $. Benito resume nitidamente el desarrollo primitivo del monacato Naci6 en una noble familia en Nursia y fue enviado a Roma para su educa- cién. Consternado por la vida que encontré alli, Benito, como tanta gente de aquella época, se hizo eremita. Vivié en una cueva cerca de Subiaco algunos afos durante los cuales su creciente reputaci6n de santidad atrajo a muchos discipulos. Como lider espiritual de una comunidad religiosa, Benito tuvo que ocuparse de la regulacion de la vida comunitaria. Hacia el 520, él y al- gunos de sus seguidores dejaron Subiaco y fundaron el famoso monasterio de Monte Cassino. Alli, en la década siguiente, escribié el conjunto de nor- mas conocido como la Regla de $. Benito, que iba a establecer el modelo para la vida mondstica occidental durante siglos. La regla de S. Benito se ocupaba de todas las fases de la vida monistica, tanto de sus observaciones religiosas como del trabajo manual por el cual la La oracién y el trabajo. manual eran el centro de la vida monisti a, tal y como se representan en estas iluminaciones de manuscri- tos del siglo x1 56 LALLITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. comunidad satisfacia sus necesidades fisicas. Para el historiador de la misi- ca, el aspecto mas importante de la regla era su establecimiento del Oficio Divino, los ocho cultos que se realizaban diariamente ademas de la Misa Aqui encontramos por primera vez una descripcién escrita de la sucesién completa de Horas tal y como serian observadas durante siglos. Se tratara del Oficio de forma mas completa en el capitulo IV; pero debemos sefialar aqui el orden de las Horas en la Regla de S. Benito: los Maitines se celebra- ran poco después de medianoche; los Laudes segufan al alba; la Prima, a primera hora 0 seis de la mafana; la Tercia, a las nueve; la Sexta, a medio- dia; la Nona, a las tres; las Visperas, por la tarde; y las Completas antes de retirarse por la noche. Aunque las Horas establecidas por los benedictinos se estandarizaron para toda la Iglesia Occidental, los contenidos de los oficios individuales si- guieron variando considerablemente. Los cultos benedictinos, pensados para el uso monistico, no siempre satisfacian las necesidades de las iglesias secu- lares 0 eran agradables al clero secular 5, Como resultado se desarrollaron dos tipos de oficios: el mondstico y el catedralicio. Se produjeron atin mas variantes en la estructura interna del Oficio en la Edad Media tarda con el nacimiento de nuevas érdenes religiosas, como los franciscanos y domini- Retrato de S. Benito escribiendo su Regla para los monjes, de un manus- crito de Monte Cassino del siglo xt 5 FI uso eclesiastico de la palabra secular puede resultar confuso. Mas que lo opuesto de sa. grado, su significado aqui es -que vive en el mundo-, mientras que el clero regular ha renuncia. do al mundo para vivir bajo reglas monasticas (regulae) 5 En inglés «secular: significa también -profano-, de ahi la nota anterior, que aclara al lector inglés pero que puede confundir al castellano para el que la palabra «secular no tiene esa con- notaci6n (N. del T.). GREGORIO MAGNO 57 cos, Para la mayoria, las diferencias existentes entre los oficios catedralicios y las distintas formas mondsticas afectan Gnicamente al ntimero y orden de los elementos individuales, no a los elementos en si. Por esta razon, cuando consideramos su contenido musical podemos ocuparnos principalmente del oficio catedralicio tal y como existe hoy. Volviendo pues a nuestro panorama hist6rico, podemos sefalar que el si- glo vi conocié la estructura esencial de la liturgia romana establecida tanto en los Oficios como en la Misa. La tltima en particular iba a sufrir un desa- rrollo y expansién considerables en los cuatro siglos siguientes. Antes de que podamos seguir esa evolucién, debemos considerar, sin embargo, el pa pel del papa Gregorio 1, Gregorio Magno, en la creacion del canto que lleva su nombre. GREGORIO MAGNO Durante mucho tiempo la tradici6n ha atribuido al papa Gregorio I (590- 604) la principal responsabilidad del desarrollo del canto de la Iglesia Roma- na. Concretamente, se ha dicho que establecié un coro papal, la schola can- torum (escuela de cantores), y que compuso gran parte del canto romano. En un embellecimiento pict6rico de esta tiltima actividad, Gregorio aparecia muchas veces recibiendo los cantos del Espiritu Santo en forma de paloma Desgraciadamente, a Gregorio no empezaron a atribuirle estas realizaciones hasta casi trescientos afos después de su muerte, y gran parte de esas atri- buciones se han negado ahora. A pesar de todo, una tradicion tan persisten- te —la que dio el nombre de gregoriano al repertorio completo de la Iglesia Romana— debe haber tenido algun fundamento real. Un recorrido por toda la carrera de Gregorio puede sugerir la parte que probablemente le corres- ponde en relacién con la musica de la Iglesia. Gregorio nacié en una noble y acaudalada familia romana y recibié una buena educacién en latin, pero no en griego. Al parecer, intent6 seguir una carrera politica y hacia el 573 era prefecto de Roma. Al poco tiempo, sin embargo, renunci6 a su posicién, regal6 su herencia, y fund6 un monasterio benedictino en su casa. No cabe duda de que la Iglesia se fij6 en su talento politico y administrativo, porque hacia el 578 fue ordenado diacono en Roma y después se le envid a Constantinopla como embajador papal. Grego- rio permaneci6 alli unos siete ahos antes de volver a su monasterio como abad. La Iglesia le llam6é de nuevo para un puesto importante, esta vez para el mas alto, y se convirtié en el papa Gregorio I. Las realizaciones de Gregorio como papa son demasiadas y demasiado diferentes como para ser referidas aqui. Baste con senalar que con él el pa- pado Ileg6 a ser por primera vez una potencia mundial y la autoridad supre- ma sobre la Cristiandad Occidental. Hasta entonces, la idea de que el obispo de Roma, como sucesor directo de S. Pedro, debia ser la cabeza de todos los obispos, se habia quedado en poco mas que en una teoria. Nunca fue acep- tada por los obispos de la Iglesia Oriental, lo que fue una de las causas del cisma final entre las dos ramas. Bajo Gregorio, sin embargo, la superioridad del papado en Occidente no sélo se afirmé enérgicamente, sino que se puso con €xito en vigor. El papado necesitaba solidos respaldos financieros para 58 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL AN 1000 D.C. mantener su autoridad universal, y Gregorio se preocup6 mucho de la admi- nistracién eficiente de su propiedad. Ademas de supervisar la direccion de los asuntos internacionales y de administrar los estados papales, Gregorio tuvo tiempo de escribir tan voluminosamente que Ileg6 a ser conocido como uno de los Cuatro Doctores, es decir, profesores de la Iglesia. (Los otros tres son $, Ambrosio, S. Agustin y S. Jeronimo). Por ello no faltan razones para que Gregorio sea conocido por los historiadores en general como el primer papa de la Edad Media. Es de sefalar que, con todas sus miiltiples actividades, Gregorio se inte- res6 por la misica de la Iglesia. No obstante, el que lo hiciera es tipico de su asombroso cuidado por los detalles. Sin embargo, parece que Gregorio no se preocupé de la misica por su propio interés. Mas bien lo haria, y ello también es caracteristico, para regular y estandarizar su uso como algo acce- sorio a la liturgia romana. Gregorio no fund6 el coro papal. Ya habia existi- do uno durante mas de cien afos. En otras iglesias, sin embargo, muchos de los cantos los hacian los sacerdotes y didconos, quienes cultivaban sus voces a expensas de sus otros deberes, cosa que Gregorio sabia. Para remediar esta situacién decidié que los seminarios romanos debian preparar a los fu- turos coros de cantores, y estableci6 orfelinatos con el mismo propésito. En cuanto a la liturgia y su canto, Gregorio tuvo probablemente el papel de un administrador eficiente interesado en la regulacion y organizacion del ritual de la Iglesia Romana. Actuando asi, solo proseguia la tarea comenzada por sus predecesores y continuada por sus sucesores en el papado. Si Gre- gorio compuso finalmente algunos cantos, lo que es improbable, se trataria s6lo de una pequefia proporcién del repertorio total de canto llano. Quizis la mayor contribucién de Gregorio a la difusién y definitiva do- minacién del rito romano fue el establecimiento de la influencia y de la au- toridad papal en Gran Bretafa. Cuando, a las 6rdenes de Gregorio, Agustin de Canterbury y otros cuarenta benedictinos Ilegaron a Inglaterra en el 596, debieron llevar consigo libros litirgicos que seguian la practica corriente ro- mana. No queda ninguno de esos libros, pero a partir de entonces qued6 firmemente establecido el rito romano en Inglaterra. Desde alli, como ya he- mos sefialado, los misioneros anglosajones lo traerfan al continente a los te- rritorios septentrionales y orientales de los francos. Podemos considerar la adopci6n del rito romano por los reyes carolingios en la segunda mitad del siglo vit como un triunfo final de la habilidad de estadista de Grego! Por sus nobles propésitos, su practico sentido comin, y su talento como escritor, diplomatico y administrador, Gregorio bien merece el epiteto de Gregorio Magno. Es por tanto justo que, cualquiera que pueda haber sido su real contribucion a la mUsica, su nombre se haya perpetuado Ilamando a la miisica del rito romano Canto Gregoriano LA LITURGIA ROMANO-FRANCA HASTA EL ANO 1000 D. C. Para entender la introducci6n de elementos gilicos en la liturgia romana, debemos ver brevemente los diversos tipos de libros litirgicos que comen- zaron a usarse durante los siglos vii y vil. Por medio de estos libros los ele- mentos esenciales del rito romano se introdujeron en el reino franco LA LITURGIA ROMANO-FRANCA HASTA EL ANO 1000 D.C. 59 S. Gregorio Magno, el mas influ- yente de los primeros papas me- dievales, escribiendo inspirado por cl Espiritu Santo. De un fresco del siglo xi en Subia (Foto Biblioteca Vaticana) Dos factores determinaron el caracter y contenido de estos primitivos li- 0s littirgicos. Lo primero de todo, contenian sélo los cultos de las grandes fiestas tal y como eran celebradas por el papa. Estos cultos, dirigidos con particular pompa y esplendor, requerian obviamente modificaciones para su ‘0 en iglesias mas pequefas con menor clero participante. Con todo, su in~ Juencia fue muy grande. Al estar escritos sus detalles suministraban disposi- ciones litdrgicas fijas que podian ser transmitidas a otros lugares E] segundo factor que determina el contenido de los libros littrgicos era 1 division segiin las distintas personas 0 grupos que actuaban. Asi el sacra- mentario era para el obispo o sacerdote celebrante. Solia contener sélo los xtos que cambiaban de fiesta en fiesta. Los textos invariables 0 bien se es- cribian a parte o bien presumiblemente se memorizaban. Al principio las ecturas se hacian de la misma Biblia; pero mas tarde se reunieron «lecciona- rios: especiales —libros que contienen las Epistolas y los Evangelios—. T: habia libros de instrucciones (ordo, plural de ordines) que prescribian detalladamente el orden y la acci6n ritual de la ceremonia: Los textos que se cantaban eran recogidos en libros distintos. En un prin- pio el libro de coro para la Misa se llam6 Antifonario, porque contenia solo los textos que iban a cantarse antifonalmente durante las procesiones en la entrada, ofertorio y comunién. Un libro especial, el cantatorium, con- tenia cantos solistas que se cantaban con responsorios simples de la asam- blea tras las lecturas. Cuando el coro se hizo cargo de las respuestas de es- tos cantos —a los que conocemos como Gradual y Aleluya— también forma- n parte del Antifonario. Por el primero de estos cantos responsoriales, el bro de miisica para la Misa se Ilamaria después Gradual, término que toda- fa se usa. Sin embargo, muchos libros medievales de canto para la Misa Ile- m- bi 60 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. van atin el titulo de Antifonario, y no deben confundirse con los antifona- rios que contienen los cantos del Oficio. Estos tiltimos libros, que estaban casi siempre separados de los de los de la Misa, estaban divididos original- mente en diferentes tipos segtin los mismos principios _generales; antifonarios para cantos totalmente corales, y responsoriales para cantos que incluian solistas. Mas tarde, todos los cantos del Oficio se reunian muchas veces en un solo antifonario. Entonces podemos proceder a examinar las consecuencias de la importa- cidn de libros litirgicos de Roma por Pipino y Carlomagno. Que nosotros sepamos, los libros de canto contenian s6lo los textos que debian cantarse y no tenian notacién musical. Por tanto, para transmitir las melodias habia que importar también cantores que las conocieran. Desde el punto de vista litar- gico, los mas importantes libros de Roma eran los sacramentarios. Como es- tos libros incluian s6lo los cultos de fiestas especiales en los cuales oficiaba el mismo papa, tenian que ser adaptados a las circunstancias locales y au- mentados hasta incluir el aio litirgico completo. Cuando, por ejemplo, el papa Adriano I envié a Carlomagno el llamado sacramentario gregoriano en el 785-786, éste no incluia atin las misas normales (no festivas) de los do- mingos. Carlomagno encargé a Alcuino, el director inglés de la escuela de palacio, que aumentara y completara este sactamentario. Al realizar su tarea Alcuino se inspiré en materiales locales, y de este modo la liturgia romana comenzé a incorporar elementos galicanos desde el mismo momento de su importaci6n en el reino franco, Los historiadores tienden ahora a rebajar la importancia del llamado Re- nacimiento Carolingio, Sin embargo, si tomamos el término en su sentido mas amplio, incluyendo no solo la actividad intelectual patrocinada por los primeros carolingios, sino también la organizacion politica que se convertiria en el Sacro Imperio Romano, su influencia en el desarrollo posterior de Ia li- turgia y de la mtsica de la Iglesia dificilmente puede ser sobrestimada. De todas formas, no parece haber otro modo de explicar el hecho de que, du- rante varios siglos después de la muerte de Carlomagno (814), el crecimien- to de la liturgia romana tuvo lugar principalmente en suelo franco-germano. El territorio franco vio también el origen de la polifonia y su evolucion hacia una posicion preminente. No puede ser mera coincidencia el que la historia de la misica entre el ato 800 y el 1300 trate casi en su totalidad de aconte- cimientos ocurridos en lo que habia sido el Imperio de Carlomagno. Jungmann ha sefalado que dos «peculiaridades que debieron haber cala- do en el propio temperamento del nuevo pais» fueron especialmente influ- yentes en la transformaci6n de la Misa romana al alcanzar el suelo franco: spredileccion por lo dramatico y gusto por las oraciones infinitamente largas-6. Aunque Jungmann se referia sobre todo a la Misa en conjunto, vere- mos una y otra vez que los desarrollos musicales confirman esa observacién. La misica tuvo un papel de importancia creciente en la ceremonia dramatica de la Misa. El canto simple de la asamblea dio paso a los elaborados cantos de solistas y coro especializado. Y el afadir no sélo musica, sino también palabras alarg6 mucho las partes existentes de la Misa. Los detalles de estos _desarrollos constituirin el tema principal de varios capitulos. 6 Jungmann, The Mass, 1, p. 7 LA LITURGIA ROMANO-FRANCA HASTA EL ANO 1000 D.C. 61 Si las razones de la introduccién de elementos gilicos en la misa romana son obvias, el desplazamiento de la liturgia local en la misma Roma por su version galicanizada es mas dificil de explicar. Al parecer las causas deben buscarse en el contraste entre el estado desmoralizador de Roma en el siglo x y el poder politico que disfrutaba el Sacro Imperio Romano. En Italia la pro- duccién manuscrita, por ejemplo, se habia practicamente interrumpido, y los escribas mondsticos del norte abastecian las necesidades de nuevos libros | tirgicos. Desde mediados del siglo x tenemos testimonios de que se lleva- ban a Italia libros de misa alemanes, y en el 998 el papa Gregorio V dispu- so tener un sacramento que le enviaron desde la abadia de Reichenau. Las frecuentes visitas a Roma de emperadores sacro romanos tales como Otén el Grande (962-973) ofrecian muchas oportunidades para el intercambio de manuscritos, y también para que los clérigos germanos participasen en los cultos religiosos romanos. En una ocasi6n, la intervencion directa de un go- bernante germano cambi6 para siempre la configuracién de la liturgia ro- mana. Enrique II, en su coronacién imperial en Roma en el 1014, pidié que ¢l Credo se cantase en la Misa del mismo modo que se venia haciendo des- de hacia algdn tiempo en el norte. A partir de entonces, el Credo, al menos en los domingos y en las fiestas especiales, forma parte esencial de la Misa romana, Una vez que la liturgia romano-franca fue adoptada en la misma Roma, la Iglesia Occidental volvi6 a disfrutar de cierta unidad liturgica. Sin embar- go, no debemos poner demasiado énfasis en la extension de tal unidad. Los libros del norte del siglo x esbozan la estructura de la Misa en lo fundamen- tal tal y como la conocemos hoy, pero los detalles de esta estructura no es- taban fijados en absoluto. Guardando los elementos heredados de los viejos sacramentarios, los paises, las ciudades e incluso las iglesias individuales de- sarrollaban sus propias variaciones y elaboraciones de la estructura basica. Estas elaboraciones cristalizaron entonces en costumbres 0 usos, como fue- ron llamados, claramente diferenciados. Como por ejemplo, el Uso Sarum (la 's de Salisbury), que se hizo estandar en muchas partes de Inglaterra El Uso Sarum desaparecié con la Reforma, pero otro uso especial, el de Lyon en Francia, ha persistido con modificaciones, por supuesto, hasta el ia de hoy. El Uso de Roma hasta las reformas liturgicas instigadas por el Concilio de Trento en la mitad del siglo xvi no gan6 una casi universal acep- tacion en la Iglesia Cat6lica. Y al determinar ese uso se hizo un esfuerzo consciente por volver a las formas litirgicas tal y como se habian desarrolla- do durante los primeros cien anos del Cristianismo. EL CANTO ENTRE EL 800 Y EL 1000 D. C. Aunque podemos determinar con considerable precisién las contribucio- nes galicanas a la liturgia romana durante los siglos 1x y x, estamos en una posicion mucho menos favorable en lo que se refiere a la materia musical Cuando Pipino y Carlomagno importaron el rito romano, los antifonarios de la Misa y de los Oficios debian traerse de Roma junto con otros libros litér- gicos. Estos antifonarios, sin embargo, pueden haber contenido s6lo los tex- tes de los cantos, porque todavia no se habia desarrollado una notacién mu- 62 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. sical. E incluso si la notacién comenz6 mucho antes de lo que hoy creemos, sus primeras formas seguian siendo ilegibles para quien no conociera de an- temano la melodia (véase capitulo III). Asi, junto con los libros litdrgicos, anto roma- era necesario importar cantores que conocieran las melodias del no. Se establecieron las escuelas de canto, de las cuales las mas famosas quizas estaban en S. Gall y Metz. Incluso durante el reinado de Pipino (751- 768), el coro de la catedral de Metz era considerado igual a la schola canto- rum romana. La introduccién del canto romano, sin embargo, no se hizo sin dificulta~ des, Los cantores romanos no siempre tenian mucho tacto al disimular su desprecio por la forma de cantar de los birbaros del norte, con gran irrita- ci6n de estos Gltimos, Ademas, la fama de las escuelas de canto del norte provocé la envidia y la rivalidad de las romanas. En tal situaci6n, y sin musi- ca escrita que estableciese la autenticidad, el canto original romano dificil- mente podria haberse mantenido sin alteraciones Durante mucho tiempo ha sido tradicional maravillarse de la fidelidad con que el canto gregoriano era transmitido oralmente a través de muchos siglos antes del desarrollo de la notacién musical. Como los cantores no se distinguen por su fidelidad ni siquiera a las notas escritas, creer en la tradi- cién resulta algo ingenuo. En realidad los primeros manuscritos con nota- on musical son del siglo 1x y x, y ninguno procede de Roma o siquiera de Italia. Todos se produjeron en el norte. La destacable uniformidad del poste- rior canto gregoriano se debe con toda probabilidad a la propia difusion de los manuscritos que finalmente hizo volver la liturgia franco-romana a la misma Roma. La uniformidad del canto también se ha exagerado. En dos versiones de la misma melodia provenientes de lugares muy distantes, las si- militudes pueden, en gran parte, tener mayor peso que las diferencias, pero las diferencias, de hecho, existen. Al igual que sucede con la liturgia en su totalidad, algunos tipos de variantes son caracteristicas regionales 0 naciona- ales, Cantos Sarum reconocibles acompafan el Uso Sarum, y variantes melédicas meno- res han identificado cantos de Notre Dame de Paris. Los distanciamientos mas sorprendentes de las melodias del canto grego- ano tradicional se dan en una serie de manuscritos producidos en Roma entre los siglos x1 y xt. Se ha desencadenado una considerable controversia sobre el significado de estos manuscritos, pero ahora se acepta generalmen- te que representan una tradici6n romana mucho mas antigua”. Su contenido se corresponde con fuentes litirgicas muy anteriores y no incluye las fies afadidas después del siglo vu. Es légico afirmar, por tanto, que su musica se aproximaba al canto de Roma tal y como era antes de ser transplantado al Imperio Carolingio. Estos manuscritos no han recibido ni el estudio litirgico ni el estudio musical que se merecen. Las investigaciones preliminares de la miisica confirman, sin embargo, la suposicién de que es una forma arcaica del canto que hoy conocemos. Este canto romano antiguo, como se le llama ahora, persistié tenazmente en algunas iglesias romanas después de que el canto galicanizado del norte se impusiera en todos los otros sitios. Uno de los aspectos interesantes del canto antiguo es que varios de sus Aleluyas tie- les. Otros son de una naturaleza mas restringida, 0 incluso los 7 Véase Robert J. Snow, «The Old-Roman Chant: en Apel, GC, pp. 484-505, EL CANTO ENTRE EL 800 Y EL 1000 D.C. 63 nen versiculos en griego. Esto indica que otra influencia actué en la forma- cin del repertorio musical de la Iglesia durante sus primeros cien aos. La transicin del griego al latin como lengua litargica occidental no fue de nin- gtin modo instanténea o completa. Al principio, algunas partes del culto se realizaban en ambas lenguas, e incluso hoy las lecturas de una misa solemne papal se hacen en griego y en latin. Es mas, las posteriores adiciones a la liturgia vinieron de Oriente, fueran o no traducidas al latin. Ejemplos son el Kyrie eleison (Sefior, ten piedad) en griego, introducido en un periodo tem- prano, y el Agnus Dei (Cordero de Dios), introducido en el siglo vil con el texto traducido al latin. Numerosos cantos fueron creados segtin modelos griegos, y algunos incluso se cantaban en griego o en griego y en latin. La influencia griega —o mds propiamente, bizantina— era inevitable, dado el poder y la importancia de los emperadores bizantinos tras el colap- so del Imperio Romano de Occidente. Esta influencia se ejercia principal- mente a través del constante flujo de clérigos orientales a puestos de impor- tancia en Occidente e incluso al mismo papado. El flujo alcanzé verdaderamente tal proporcién en los siglos vi y vill que la liturgia romana corria el grave peligro de ser orientalizada*. Siguiendo a Jungmann, la in- fluencia contraria que salv6 a la liturgia romana fue, de forma bastante cu- riosa, su trasplante al territorio franco-germano. Pero ni siquiera entonces se freno la influencia de la Iglesia bizantina. Aunque las opiniones difieren en cuanto al origen oriental de los tropos y secuencias (ver Capitulo VI) hemos demostrado que, al menos en una ocasién, Carlomagno fue responsable di- recto de la introduccion de cantos bizantinos en la liturgia occidental. Not- ker Balbulus nos dice en su Gesta Caroli Magni (Hazafas de Carlomagno) que Carlomagno oy6 a cantores orientales (presumiblemente enviados por la emperatriz bizantina Irene en el 802) interpretar una serie de antifonas para la Epifania. Complacido con estos cantos, Carlomagno orden6 traducirlos al latin y adaptarlos a la melodia original. La certeza de la historia de Notker ha sido recientemente verificada a través del descubrimiento de los origina- les griegos. Aunque las antifonas no forman parte de la liturgia romana per- viven todavia en el Uso de Braga (noroeste de Portugal) y en los ritos de al- gunos monasterios°. De forma bastante evidente, muchas influencias se combinaron para pro- ducir la liturgia y la misica de la Iglesia Occidental tal y como se desarroll6 durante el primer milenio de la era cristiana. La evolucién continué mucho después del afio 1000 d. C., y algunas de las mas conocidas melodias del lla- mado canto gregoriano fueron escritas después de esa fecha. Sin embargo, para entonces se habia completado el cuerpo principal del canto, y la litur- gia se habia estabilizado aproximadamente en su forma actual. En los capi- tulos siguientes consideramos algunas de las adiciones importantes a la litur- gia, las cuales constituyen una gran parte de la historia musical entre el aflo 1000 d. C. y el fin de la Edad Media. Ahora, no obstante, estamos prepara- dos para un estudio detallado de las formas litirgicas, y especialmente de sus componentes musicales, tal y como emergieron en la liturgia romano- ® Véase Jungmann, The Mass, 1, p. 74. ° ©. Strunk, «The Latin Antiphons for the Octave of the Epiphany-, Recueil des travaux de Uinstitut d'Etudes byzantines, N.° 8/2 (1964), pp. 417-26. Reimpresion en Strunk, Essays on Mu- sic in the Byzantine World (Nueva York, 1977), pp. 208-19. 64 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. franca del siglo x. No usaremos fuentes del siglo x como base de nuestro es tudio. Confiaremos en las publicaciones modernas que contienen las versio- nes aprobadas oficialmente de los cantos de los Oficios y de la Misa. La na- turaleza de estos distintos libros littirgicos requiere una breve explicacion. En la Edad Media tardia y Renacimiento, el interés de los misicos de la Iglesia —a la vez compositores e intérpretes— se centré de forma creciente mas bien en Io polifénico que en Ia versién cantada de los textos littrgicos Como resultado, parecen haberse interesado poco por mantener la pureza del propio canto. Los manuscritos y versiones impresas y, en consecuencia, las interpretaciones, se hicieron mas y mds corruptas. Finalmente, restaurada la integridad litirgica de los Oficios y de la Misa tras el Concilio de Trento (1545-63), el papa Gregorio XIII (1572-85) encarg6 la revision de la musica al gran compositor Palestrina y a su colega en la capilla papal, Annibale Zoi- lo, Afortunadamente para su fama, Palestrina no completé el encargo, aun- que no hay raz6n para suponer que lo hubiera hecho de forma diferente Las instrucciones de Gregorio pretendian -revisar, depurar, corregir y refor- mar los libros de canto que estaban «llenos a rebosar de barbarismos, oscu- tidades, contrariedades y superfluidades*. El objetivo era bastante loable, pero muchos de los «barbarismos y oscuridades- eran caracteristicas esencia- les del canto llano. Su supresién apenas corrompié el canto més de lo nece- sario para ajustarlo en lo posible a las convenciones del estilo vocal del si- glo xvi (véase el Capitulo III, pp. 100-101). La «reforma- del canto iniciada a finales del siglo xvi culmin6é en 1614 con la publicacién de la notable Edicion Medicea, y las versiones totalmente corruptas en ella presentadas permanecieron como modelos durante mas de dos siglos. La restauracion del canto a su forma original, o al menos a la for- ma de las fuentes mas antiguas conocidas, corresponderia a los especialistas modernos. El mérito de esta restauracion se debe casi enteramente a los monjes franceses de la abadia benedictina de Solesmes, cerca de Le Mans. Los monjes de Solesmes, a partir de la segunda mitad del siglo xix, trabaja ron con celo increible para recobrar la pureza perdida de las melodias gre- gorianas «segtin la autoridad de los manuscritos mas antiguos». Completaron la primera fase de su trabajo hacia fines de siglo, y en 1904 el papa Pio X sanciono el uso de sus restauraciones para la edicién vaticana oficial del canto litargico ". Desde entonces, algunas ediciones posteriores han incor- porado los resultados de las continuas investigaciones de los monjes. La musica de la Misa se publicé en el Graduale Sacrosanctae Romanae Ecclesiae (Gradual de la Sagrada Iglesia Romana), y la de los Oficios, en la Antipbonale Sacrosanctae Romanae Ecclesiae pro diurnis boris (Antifonario de la Sagrada Iglesia Romana para las horas diurnas). Una tercera publica- ci6n, el Liber Usualis (Libro Comin), contiene una amplia seleccién de can- tos tanto de la Misa como de los Oficios. Por varias razones, todas las refe- rencias musicales de los siguientes capitulos seran a los cantos que aparecen en el Liber Usualis (LU): de los distintos libros de canto suele ser el de mas 10 En Strunk, p. 358, se puede ver una traduccién inglesa del breviario de Gregorio 1 El Graduale y el Antipbonale de la Edicion Vaticana se publicaron en Roma en 1907 y 1912, respectivamente. Versiones de los mismos libros y del Liber Usualis se publicaron por Desclée en Tournai, Bélgica. Conocidas como las ediciones Solesmes, ofrecen los cantos con los signos ritmicos adicionales ideados por los monjes de Solesmes. EL ANO LITORGICO Y EL CALENDARIO ECLESIASTICO 65. facil acceso; ademas de los cantos de la Misa y los Oficios diurnos, contiene algunos ejemplos de los importantisimos cantos de Maitines que no apare- cen en el Antifonario, oftece un material mas que suficiente para una vision introductoria del canto gregoriano. Ademés de los libros oficiales de canto, merecen mencionarse dos pro- ductos significativos de las actividades de los monjes de Solesmes. Desde 1889 han estado publicando ediciones facsimiles de los manuscritos primiti- vos con extensos catélogos y comentarios. Mas importante desde el punto de vista practico quizas sea el modelo de interpretacin que han establecido los mismos monjes de Solesmes, Al ser hoy los discos algo corriente, sus in- terpretaciones se han convertido en el ideal frente al que se comparan —y suelen resultar defectuosas— las demds. Si los métodos de interpretacion de Solesmes son justificables histéricamente es discutible, sobre todo en lo que atafie a la interpretacion ritmica, No se puede negar, sin embargo, que la re- finada elegancia de su canto ha acercado a mucha gente a la primera reali- zacion de gran belleza de nuestra herencia musical mas antigua. EL ANO LITURGICO Y EL CALENDARIO ECLESIASTICO Como preliminar al estudio del canto gregoriano en si, puede resultar til una breve exposicién del afo litirgico y del calendario eclesiastico. La estructura del calendario eclesidstico es un tema complejo que no necesita pormenorizarse. Sin embargo, es necesario algin conocimiento, ya que de- termina qué cantos deben emplearse en un dia determinado. Ademis, la or- denacién de los libros de canto sigue mas el calendario litirgico que el civil Por tanto, una pequeiia explicacin sobre la manera en que esta organizado el calendario litirgico clarificara la disposicion algo confusa del Liber Usua- lis y simplificara su uso. EI afto littirgico consta de dos ciclos que corren paralelamente, el prime- ro y mas importante de ellos se lama el Propio del Tiempo; estipula la ob- servancia littirgica y la conmemoracién de los principales hechos de la vida de Cristo, asi como todos los domingos del afio. De esta organizacion sur- gen varios problemas en torno a los dos acontecimientos mas importantes de la vida de Cristo: su nacimiento, celebrado el 25 de diciembre, y su Resu- rreccién, para la que no se observa una fecha fija. Al caer en el primer do- mingo después de la luna llena siguiente al equinoccio de primavera, la Pas- cua puede variar su posicién dentro del calendario civil en poco mas de un mes 2, Y la Pascua, a su vez, determina las fechas de casi diez meses del Propio del Tiempo. Asi el ciclo debe ajustarse anualmente alrededor de la fecha variable de Pascua y la fecha fija de Navidad. EI segundo ciclo del aio litirgico es el Propio de los Santos. Aqui, las fiestas de los santos, que incluyen a la Virgen Maria, se dan en dias especifi- cos e invariables, que sin embargo caen en dias diferentes de la semana cada afio'8. Como resultado de los elementos variables en ambos ciclos, las fiestas de los santos suelen coincidir con domingos 0 con otras fiestas im- 2 En 1940 y 1943, por ejemplo, las fechas de Pascua de Resurreccién fueron el 24 de marzo y el 25 de abril respectivamente. 13 La practica actual traslada algunas de las fiestas més importantes al domingo. 66 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. ETI OF z Pagina de enero del calendario, in- dica las fiestas que tienen que ob- servarse en ese mes, de un manus- crito. bajomedieval (Musée Condé, Chantilly). tt iis if i g200142272 gugguaggapeceeespoesesaeegateeseee WoRe Bs ge es Ba g ve Heed BEER SSineipmuertem. yoy ‘Simla wr vn sim va samrprtane. bw saumie fet. bo scm: ve = Sere cue ameanione We sam x me t ‘ay € ag Sane x et sewage ate cr © TOP e We Smmemnmanaae te © ae ee SM ale, a FO wate = ee oe ™ tat Sante paaele a Mit samedowe Ge Samemenm. = portantes del Propio del Tiempo. Para resolver estos conflictos la Iglesia di- sefié un elaborado sistema de jerarquia de las fiestas segin su importancia relativa 4. La aplicacién de este sistema a fiestas especificas ha cambiado a menudo con los afios y varia considerablemente de un sitio a otro. La jerar- quia de las fiestas es, en efecto, uno de los principales aspectos en que los usos locales difieren entre si. Incluso en el Liber Usualis los detalles del sis- tema, asi como el mismo sistema, varian algo en las diferentes ediciones. No necesitamos considerar aqui como funciona este sistema cuando dos fiestas caen en el mismo dia, pero es importante destacar que el rasgo de las fiestas determina el grado de solemnidad y de elaboracién musical con que se celebran. EL Propio DEL TIEMPO Como factor principal de la organizacién del aio litirgico, el Propio del Tiempo exige un comentario mayor. Las dos grandes pero desiguales sec- ciones del afto que giran en torno al nacimiento y a la Resurreccion de Cristo se subdividen a su vez en periodos de preparaci6n, celebracién y 14 Simples, semidobles, dobles, dobles mayores, y dobles de primera y segunda clase. Estas categorias han sido ahora simplificadas, pero aparecen en las ediciones del LU. EL PROPIO DEL TIEMPO 67. prolongacién. Con bastante propiedad, por tanto, el afio litérgico no co- mienza el 1 de enero, sino con el Adviento, el periodo en que se espera el nacimiento de Cristo. El Adviento incluye los cuatro domingos anteriores a le Navidad, el primero de los cuales puede caer en cualquier fecha com- prendida entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre. Sigue el periodo de celebracion desde la Nochebuena a la Epifania, fiesta celebrada el 6 de enero que conmemora la visita de los Magos. Después de la Epifania puede haber de uno a seis domingos, depende de la fecha de Pascua. No debe pa- sar inadvertida una peculiaridad del ciclo de Navidad. La semana siguiente al 25 de diciembre incluye cinco fiestas del Propio de los Santos, las Gnicas de tales fiestas que aparecen en el Propio del Tiempo (LU, pp. 414-40) Este es el Gltimo vestigio de una practica medieval mas antigua que no se- paraba del todo los dos ciclos, y el Propio del Tiempo todavia mantiene es- tas cinco fiestas a causa de su larga permanencia y estrecha asociacién con la Natividad. A diferencia de la seccion de Navidad, la seccion de Pascua se subdivide en periodos tan extensos que cada uno de ellos es tratado a veces como una entidad separada 5. El periodo de preparacion comprende nueve semanas antes de Pascua y puede comenzar en cualquier fecha comprendida entre el 18 de enero y el 22 de febrero. Con poca preocupaci6n por la exactitud ma- temética, los tres domingos anteriores al Miércoles de Ceniza, en que co- mienza la Cuaresma, son conocidos por Septuagesima, Sexagesima y Quin- quagesima (setenta, sesenta y cincuenta). Estos nombres evolucionaron al parecer por analogia con Quadragesima (cuarenta) que seria la designacion latina de Cuaresma. En realidad, la Cuaresma tiene cuarenta y seis dias des- de el Miércoles de Ceniza al Sabado Santo, pero la cifra correcta total de cuarenta se alcanza porque los seis domingos de Cuaresma no son dias de zyuno y por tanto no se cuentan. El climax de la estacién cuaresmal es la Pasion, que comienza el segundo domingo antes de Pascua de Resurreccion y culmina en las elaboradas ceremonias cada vez mas solemnes de la Sema- 2 Santa. Durante todo este periodo de penitencia y ayuno se suele omitir el Gloria de la Misa, y la palabra Alleluia no se canta nunca. Con un cambio abrupto de atmésfera, la Pascua comienza el periodo de celebracion conocido como Tiempo Pascual. Este periodo de gozo por la Resurreccién de Cristo incluye la fiesta de la Ascension y continda hasta Pentecostés, la venida del Espiritu Santo a los Apostoles. No necesitamos de- tenernos en otros acontecimientos del periodo, pero alguna terminologia es de interés hist6rico. Pentecostés, que viene del griego «quincuagésimo-, es siempre el séptimo domingo después de Pascua, es decir, el quincuagésimo dia contando la propia Pascua como el primero. La fiesta cristiana deriva ob- viamente del Pentecostés judio, que se celebra el quincuagésimo dia des- pués del segundo dia de la Pascua hebrea. La palabra pascual, del término hebreo que significa Pascua, sugiere otra conexi6n con las fiestas religiosas judias. El cordero pascual que era sacrificado y comido en esta fiesta se con- virtio en el simbolo de Cristo y en el origen de la frase Agnus Dei (Cordero de Dios). Asi, la conmemoraci6n judia de que los primogénitos no murieron % Por ejemplo Apel (GC, pp. 6 ss.), quien considera la Seccién de Navidad entera como el primero de los cuatro periodos del afo litirgico. 68 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. en las casas marcadas con la sangre del cordero se convirtié en el Tiempo Pascual, periodo de gozo tras la Resurrecci6n de Cristo El tiempo Pascual es interesante especialmente desde el punto de vista musical porque la palabra Alleluia concluye todos los cantos importantes del Propio, tanto de los Oficios como de la Misa. Para las fiestas de fechas fijas que pueden o no caer en Tiempo Pascual, el Liber Usualis contiene ale- luyas sueltos que se usan cuando son apropiados (sefalados con T. P. [Tem- pore paschali), 0 a veces P. T. [Paschal Timel). En el Propio del Tiempo, el Aleluya aparece como una parte integral de cada canto. Los Aleluyas para el Introito, Ofertorio y Comunién de la misa en Tiempo Pascual también es- tan juntos, y ordenados segtin los ochos modos en el Liber Usualis (pp. 95- 97). No se afiade ningtin Aleluya al Gradual; en cambio, este canto es reem- plazado en la misa de Tiempo Pascual por la forma normal de un Aleluya independiente (véase Capitulo V). Volviendo a la organizaci6n del aio litargico, nos encontramos con que la prolongaci6n de la seccién de la Pascua es el periodo mas largo del Pro- pio del Tiempo. Con poca conexién con los acontecimientos de la vida de Cristo, este periodo permite al Propio de los Santos alcanzar una mayor pre- minencia. Incluso el hecho de numerar el periodo de los domingos «después de Pentecostés: implica una relaci6n de continuidad con la celebracion de la Pascua. El nimero cambiante de estos domingos —de veintitrés a veintio- cho— complementa la variaci6n similar del namero de domingos posteriores a la Epifania”, Para tener una referencia practica y dar una idea general cla- ra del Propio del Tiempo, en el Cuadro 2 aparecen sus principales divisio- nes y fiestas m4s importantes "*, Cuadro 2: El Propio del Tiempo Seccion de la Natividad 0 Ciclo de Navidad Preparacion — Adviento Comienza el cuarto domingo antes de Navidad Celebracién — Navidad Nochebuena Navidad Circuncisién (1 de enero) Epifania (6 de enero) Prolongacion De uno a seis domingos después de la Epifania Secci6n o Ciclo de Pascua Preparacion — incluye la Cuaresma ‘Tres domingos antes de la Cuaresma (Septuagésima, Sexagésima, Quinquagésima) 16 Véanse, por ejemplo, los cantos de la Misa para el quinto domingo después de Pascua, LU, pp. 830-33. 17 En LU, pp. 1074-78, se puede ver cOmo las misas de los domingos se adaptan a estos pe- Fiodos variables. 18 Apel, GC, pp. 9-12, da una relacién mucho mis completa, con los titulos en inglés y en latin y con las referencias de las paginas de LU y del Gradual. EL PROPIO DEL TIEMPO 69 Miércoles de Ceniza — comienzo de la Cuaresma Primer domingo de Cuaresma — Quadragésima Segundo al cuarto domingo de Cuaresma Domingo de Pasion Domingo de Ramos Semana Santa Celebracion — Tiempo Pascual Pascua de Resurrecci6n y la semana siguiente Pomingo de Cuasimodo o «in albis» — primero después de Pascua Segundo al quinto domingo después de Pascua Ascension de Nuestro Sehor — jueves, cuarenta dias después de Pascua Domingo después de la Ascension Pentecostés — cincuenta dias después de Pascua Semana posterior a Pentecostés Prolongacién Pomingo de la Santisima Trinidad — primero después de Pente- costés SorPUs Christi — jueves después del domingo de la Stma, Trinidad Segundo al vigésimo tercer domingo después de Pentecostés De uno a cinco domingos adicionales posibles No cabe duda de que es imposible anticipar todos los problemas que Bers cuando los conversos a la bellexa del Canto Gregorlane comienzey « buscar el modo de penetrar en el Liber Usualis. Puede ayudar sin embargo, Sefinir algunos otros términos usados en relacién con el ano litdirgico. Feria y Ferial. Por un curioso proceso evolutivo, la palabra feria, que originalmente significaba fiesta, en el uso de la Iglesia ha ‘venido 2 designar un dia de la semana en el que no hay ninguna fiesta. Hasta que [a palabra gominica entré en uso, el domingo se llamaba Feria I. Asi, los dias de lee mana estaban, y estin todavia, numerados, el lunes como Feria Il, el mance fomo Feria IIl, etc. Los cantos identificados como «feriales: se utilizan por ‘ano en los dias en que no hay ninguna fiesta especial Octava, Tal y como se aplica al calendario eclesiastico, la palabra octava Ssnifica el octavo dia de una fiesta, contando el mismo dia de la fies (on Gomingos son a veces identificados como dentro de la Octava. de une fiesta particular. La relacion con la octava musical es obvia. Teémporas, La expresion de témporas designa los dias de ayuno y oracién Emporas al ano, una en Adviento y una en cada uno de los tres periodes de § seccion de Pascua. En esas semanas, el miércoles, el viernes y el sdbado son dias de témporas. Dias de Rogativas. Los tres dias antetiores a la Ascensién son dias de es- Pecial suplica sefaladas por las procesiones y el canto de las letanias (véase LL, pp. 835-43). 70 LA LITURGIA CRISTIANA HASTA EL ANO 1000 D. C. Vigilia. El término vigilia, que originalmente significa una noche en vela antes de una fiesta, hoy indica vispera de una fiesta. Sin embargo, vispera* significa el dia completo, y se extendié mas atin hasta incluir las Visperas de Ia noche anterior. Por ejemplo, la vispera de Epifanfa, el 5 de enero —llama- da Vigilia en LU, p. 454— comenzarfa realmente con las primeras Visperas del 4 de enero. El primer encuentro con la organizaci6n del aio litirgico y de los libros de canto moderno puede ser una experiencia desconcertante. Espero que las definiciones anteriores reduzcan sensiblemente las confusiones del nedfito». Una paciencia infinita y un buen diccionario son indispensables como mejo- res ayudas para una mayor penetracion en los misterios. * No confundir «vispera- (cuyo significado normal, no litargico, en castellano es -el dia ante- rior con «Visperas- (hora can6nica). (N. del T.) 19 El el Capitulo IV se puede ver una explicaci6n de las primeras y segundas Visperas. 20 En el apéndice A, parte 1, se puede ver un esquema de los contenidos del LU.

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