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30. LA VERDAD La verdad es lo tinico que esencialmente necesita el hombre, su tinica necesidad in- condicional. : ORTEGA Y GASSET Etica y verdad La ética busca el bien. Obrar bien para vivir bien. Y el bien solo se logra cuando se conoce y se respeta la verdad. éQué hace bueno el diagnéstico de un médico? ¢Qué hace buenas la decisién de un Arbitro y la sentencia de un juez? Solo esto: la verdad. Por so, obrar bien es obrar conforme a la verdad, conforme a lo que son la realidad y el hombre. La mas depurada sabiduria griega recomienda el «conécete a ti mismo», y Platén afirma que no podriamos conocer qué con- ducta nos hace buenos si desconocemos lo que somos. La verdad es uno de los fundamentos principales de la ética. Su definicién mas clara nos dice que es la adecuacién entre el entendimiento y la realidad. Adecuacion del entendi- miento a la realidad de las cosas, que nunca son como son por- que nosotros asi lo pensemos. Ti no eres rubia porque todos piensen que lo eres sino que, porque eres rubia, se ajustan a la verdad todos los que asi lo afirman. De aqui se desprende que 189 Introduceién ala Etica la realidad constituye el fundamento de la verdad, y que un co- nocimiento es verdadero cuando manifiesta y declara el ser de las cosas, Por eso, el error no es conocimiento, pues conocer falsamente algo equivale a no conocerlo. Por su identificacién con la realidad, la verdad no consiste en la opinién de la mayoria, ni el comin denominador de las di- ferentes opiniones, Asi se entiende que elegir como criterio de conducta lo que hace o piensa la mayoria de la gente constituye una pobre elecci6n: suele ser coartada de la propia falta de per- sonalidad 0 del propio interés. Ademas, invocar Ja mayoria como criterio de verdad equivale a despreciar la inteligencia. Es un gran error confundir la verdad con el hecho puro y simple de que un determinado ntimero de personas acepten © no una proposicion. Si se acepta esa identificacion entre ver- dad y consenso social, cerramos el camino a la inteligencia y la Sometemos a quienes pueden crear artificialmente ese con- Senso con los medios que tienen a su alcance. Es como decir que ya no existe la verdad, y que se debe considerar como tal aquello que decide quien tiene poder para imponer mayorita- Namente su opinion. La mentira se puede imponer de muchas maneras, y no solo con la complicidad de los grandes medios de comunicaci6n, Sin ellos, Sécrates fue calumniado hace mas de dos mil aiios: Si, atenienses, hay que defenderse y tratar de arrancaros del 4nimo, en tan corto espacio de tiempo, una calumnia que habéis estado escuchando tantos arios de mis acusadores, Y bien quisiera conseguirlo, mas la Cosa me parece dificil y no me hago ilusiones, Intrigan- tes, activos, numerosos, hablando de mi con un plan concertado de antemano y de manera persuasiva, os han Henado los ofdos de falsedades desde hace ya mucho tiempo, y prosiguen violentamente su campania de ca- Tumnias» (Plat6n, Apologia de Socrates). 190 — + La verdad Socrates representa la situacién del hombre aislado por defender verdades éticas fundamentales. Pertenece a esa clase de hombres apasionados por la verdad e indiferentes a las opi- niones cambiantes de la mayoria. Hombres que comprome- Ueron su vida en la soluci6n a este problema radical: es prefe- rible equivocarse con la mayoria o tener raz6n contra ella? Escepticismo y certeza Si el origen de la verdad es la misma realidad, para avan- zar en el conocimiento debemos esforzarnos en captar mejor la realidad de las cosas, y no simplemente en estar informados de lo que opinan unos y otros, pues la opinién de los hombres no es fuente clara de verdad. La fiabilidad que las personas otor- gan a sus conocimientos admite grados, E] mas bajo se llama duda, y consiste en fluctuar entre la afirmaci6n y la negacién de una determinada proposici6n, sin inclinarse hacia un ex- tremo de la alternativa ms que hacia el otro. Por encima de la duda estan la opinion y la certeza. la opinién es un asenti- miento débil, una estimacién ante aquello que puede ser o no Ser, ser de una forma o de otra. El hombre se ve obligado a opi- nar porque Ia limitaci6n de su conocimiento le impide alcanzar siempre la certeza: puede lover o no lover; puedo morir den- tro de dos, doce, treinta afios... La libertad humana es otro claro factor de incertidumbre: hablar sobre la configuracién fu- tura de la sociedad o de nuestra propia vida es entrar de leno en el terreno de lo opinable. Lo cual no significa que todas las opiniones valgan lo mismo. Si asi fuera, se ha dicho maliciosa- mente que habria que tener muy en cuenta la opinion de los tontos, pues son mayoria. En este sentido, Séneca aconsejaba que las opiniones no debian ser contadas sino pesadas. Llamamos escéptico al que niega toda posibilidad de ir mas alla de la opinién. Por tanto, el escepticismo es la postura que niega la capacidad humana para alcanzar la verdad. La pa- 191 Introduecién a la Etica labra procede del griego sképtomai, que significa examinar, ob- servar detenidamente, indagar. En sentido filosdfico, escepti- cismo es la actitud del que reflexiona y concluye que nada se puede afirmar con certeza, por lo que mas vale refugiarse en la abstencién de todo juicio. El escepticismo es, por lo general, producto del cansan- cio especulativo, y suele surgir de forma generalizada en perio- dos de decadencia filoséfica, después de una gran proliferacion de teorias. En Grecia aparecen gérmenes del escepticismo en los mismos comienzos del filosofar, cuando Heraclito exclama que «a la naturaleza le gusta ocultarse». También son escépti- cos los sofistas, pero el escepticismo como sistema nace con Pi- rrén. Poco antes de que Epicuro y Zenon de Elis fundasen res- pectivamente el epicureismo y el estoicismo, Pirrén de Elis (360-270 a.C.) habia comenzado a difundir su mensaje escép- tico, dando comienzo a un modo de pensar que sera punto obligado de referencia en la historia de las ideas de Occidente. Los argumentos que, de una forma o de otra, han repetido to- dos los escépticos, se pueden yesumir en dos: 1. La diversidad de opiniones humanas y las coniradicctones de los filésofos. Es un. hecho que los hombres, sobre cualquier cuestion, defienden las opiniones mis diversas y creen tener razon. Tampoco hay doctrina, por extrafia que sea, que no haya sido defendida por algiin filosofo. 2. La relatividad del conocimiento. De hecho, todo conoci- miento de la realidad tiene la parcialidad de una cultura y de una época histérica, y el color subjetivo del punto de vista, de topicos y prejuicios mas o menos conscientes. Algo que es cierto para mi, no lo es para ti. Superacién del escepticismo El escepticismo pretende salvar al hombre de la agitacion de las opiniones diversas y cambiantes, y otorgarle la serenidad 192 ——— = Lath La verdad interior del que no tiene nada que discutir. A pesar de que todos sus argumentos estan aquejados de una fuerte paradoja interna, el escepticismo se sigue discutiendo seriamente en nuestros dias bajo las mismas formas que adopto en la antigtiedad. Sin em- bargo, no todo es opinable. Lo que se conoce de forma inequi- yoca no es opinable sino cierto. La certeza se fundamenta en la evidencia, y la evidencia no es otra cosa que Ja presencia patente de la realidad. La evidencia es mediata cuando no se da en la conclusion sino en los pasos que conducen a ella: no conozco a los padres de Antonio, pero la existencia de Antonio evidencia la de sus padres, la hace necesaria. La existencia de Antonio, al que veo todos los dias, es para mi una certeza inmediata; la exis- tencia actual o pasada de sus padres, a los que nunca he visto, también me resulta evidente, pero con una evidencia no directa sino mediata, que me viene por medio de su hijo. La condicién limitada del hombre hace que la mayoria de sus conocimientos no se realicen de forma inmediata. Son pocos los hombres que han visto las moléculas, los fondos ma- rinos, la estratosfera o Madagascar. La mayoria de los hombres tampoco han visto jams, ni verdn nunca, a Julio César 0 a Gar- lomagno. Sin embargo, conocen con certeza la existencia de esas y otras muchas personas y realidades. Su certeza se apoya en un tipo de evidencia mediata: la proporcionada por un conjunto unanime de testigos. En un caso, Ja comunidad cien- tifica; en otro, las imagenes de todos los medios de comunica- cin; y si se trata de hechos 0 personajes del pasado, los testi- monios elocuentes de la historia y de la arqueologia. Muchas evidencias mediatas se apoyan no en propios ra- zonamientos sino en segundas 0 terceras personas. Si no admi- tiéramos su valor, sino creyéramos a nadie, nuestros padres no podrian educarnos, la ciencia y la ensenanza no existirian, leer no tendria sentido... Es decir, si solo concediésemos valor a lo conocido por uno mismo, la vida social, ademas de estar inte- grada por individuos ignorantes, seria imposible. Por tanto, es necesario y razonable dar crédito, creer. éQué evidencia se le 193 mn a la Etica Introduce ofrece al que cree? Solo una: Ja credibilidad del testigo. El que no ha estado en América cree en los que si han estado y atesti- guan su existencia. E] que nunca ha visto a Hitler cree a los que si lo vieron. Y antes que Hitler, Napoleén, el Cid o Nerén. En todos estos casos es evidente la credibilidad de los testigos. Yentre esos casos debemos incluir los que dan origen a algu- nas creencias religiosas. Por eso, la fe -creer el testimonio de alguien- es una exigencia racional, y su exclusion es una re- ducci6n arbitraria de las posibilidades humanas. El subjetivismo y el escepticismo sostienen que el hom- bre no conoce la verdad porque no le interesa 0 porque no es capaz. En la Grecia clasica, los sofistas pensaron asi, y defen- dieron que las cosas son tal y como a cada uno le parecen. Mu- chos siglos mas tarde, la filosofia idealista alemana dira que no conocemos la realidad como es, sino reflejada en el estanque de nuestro conocimiento. Sin embargo, ya puntualizé Aristéte- les que si entendiésemos solamente el producto de nuestro co- nocimiento, ninguna ciencia versaria sobre el mundo real, y la misma técnica —ciencia aplicada— no podria existir. Pero ocu- rre justamente lo contrario. Aunque es claro que nuestro conocimiento no agota la realidad, no se puede negar que conocemos muchas verdades. La existencia del lenguaje es una buena prueba. Para poder hablar se requiere, al menos, la existencia verdadera de tres realidades: un yo, un ta y un objeto de conversacién. Si lo en- tendido por dos interlocutores fuera solo subjetivo, no habria posibilidad de entendimiento. La misma discusiOn es prueba de algo objetivo sobre lo que se discute, y prueba irrefutable de que estamos ciertos de la existencia de una verdad que, al tiempo que nos trasciende, nos resulta alcanzable. De no ser asi, no discutiriamos nunca. Por otra parte, la experiencia del error no demuestra que nuestro conocimiento no alcance la verdad, sino justamente lo contrario: apreciamos lo erréneo en comparacién con lo verdadero, ya que si todo fueran erro- res no nos dariamos cuenta. 194

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