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36a onminysne eiaii® .0294 aventura, Pero solo cuando éstas se welven tan violentas que ddominan ef material sobre el que se realizan, surge la eaventir as, Porque ésta no consiste en los contenidos que en ella se dobtienen o pierden, se disfratan o se padecen: todo eso tam bien nos es accesible en otras formas de la vida. La presencia del radicalism, con el que se hace sentir como tensién vital, ‘como el rubato del proceso de la vida, independiente de st ‘materia y sus diferencias; que la magnitud de esa tensin sea lo sificientemente grande para arrancar a la vida més allé de la materia, eso convierte la pura vivencia en aventura, No es mis ‘que un fragmento de la existencia junto a otros, pero pertene- ‘ce a esas formas que, por encima de su participacin en la vida ¥ por encima de toda la casualidad de sus contenidos indivi de en el contraste entre su extensign ampliay comprensiva y ugacidad veloz y definitva, es deci, reside en el derecho que tenemos sere infieles. Adem, reside no slo en el rigor con cl que ella ierra un determinado circulo mostrando a través de sy exclusividad tanto su origen como su efecto, sino tam ben en la forma tajance con la que lo separa de otros cfrculos. Reside, por fin, tanto en sentise el individuo levado por un crculo social, que impone a sus miembros la mutua imitacion, descargando axf a cada uno de toda responsabilidad, tanto ética como estétca, como en la posibilidad de producir dentro de determinados limites un matiz original, ya Sea por exagers cin, ya sea, incluso, por rechazo de la moda misma, De este ‘modo, ésta aparece como una ereacién especiica, entre otras, cen la que la conveniencia individual ha objetivado con los mis. mos derechos las corrientes contrapuestas de la vid.

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