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aventura, Pero solo cuando éstas se welven tan violentas que
ddominan ef material sobre el que se realizan, surge la eaventir
as, Porque ésta no consiste en los contenidos que en ella se
dobtienen o pierden, se disfratan o se padecen: todo eso tam
bien nos es accesible en otras formas de la vida. La presencia
del radicalism, con el que se hace sentir como tensién vital,
‘como el rubato del proceso de la vida, independiente de st
‘materia y sus diferencias; que la magnitud de esa tensin sea lo
sificientemente grande para arrancar a la vida més allé de la
materia, eso convierte la pura vivencia en aventura, No es mis
‘que un fragmento de la existencia junto a otros, pero pertene-
‘ce a esas formas que, por encima de su participacin en la vida
¥ por encima de toda la casualidad de sus contenidos indivi
de en el contraste entre su extensign ampliay comprensiva y
ugacidad veloz y definitva, es deci, reside en el derecho que
tenemos sere infieles. Adem, reside no slo en el rigor con
cl que ella ierra un determinado circulo mostrando a través
de sy exclusividad tanto su origen como su efecto, sino tam
ben en la forma tajance con la que lo separa de otros cfrculos.
Reside, por fin, tanto en sentise el individuo levado por un
crculo social, que impone a sus miembros la mutua imitacion,
descargando axf a cada uno de toda responsabilidad, tanto
ética como estétca, como en la posibilidad de producir dentro
de determinados limites un matiz original, ya Sea por exagers
cin, ya sea, incluso, por rechazo de la moda misma, De este
‘modo, ésta aparece como una ereacién especiica, entre otras,
cen la que la conveniencia individual ha objetivado con los mis.
mos derechos las corrientes contrapuestas de la vid.