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PUBLICAR - En Antropologfa y Ciencias Sociales - N@ 1 ANTROPOLOGIA Y PARTICIPACION Contribucién al debate metodoldgico Graciela Batallén ** José Fernando Garcia *#** Plantear desde 1a antropologia los problemas metodoldgicos de la investigacién participante evita la discusién sobre la legitimidad de los enfoques comprensivistas (denominados cualitativos dentro de la sociologfa), dado el consenso acerca de que la tarea del antropéicgo se orienta hacia el conocimiento y reconstruccién de la légica implicite en "la accién de los sujetos". Tal especificidad tiene su ra{z en el origen misno de la antropologfa social, en su interés por el conocimiento y conprensién de las formas de vida de otros pueblos, que en su existenci exética aparecen junto a la expansién colonialista de los pafses centrales a fines del siglo pasado y comienzos del actual. La tradicién "comprensivista" signé la metodologfa de la investigacién antropolégica en el sentido de que sdélo es posible conocer y documentar Tealidedes distintas y diversas mediante la participacién directa y vivencial en la vida de los "otros", definiéndose coo inherente a la metocologia la interaccién con "informentes" (indistintamente llamados sujetos 0 actores), la modalidad tipice del abordaje emp{rico en antropologia se ha desarrollado por medio de técnicas que consideran la participacién como forma de construir la interaccién, siendo el eje organizador del trabajo de campo la "centralidad del etnégrafo", quien por aquella participacién = Mi < G. BATALLAN y J.F. GARCIA y permanencia en mundos ajenos obj endria un conocimiento totalizador y profundo de su objeto de estudio. Dicha centralidad he caracterizado el trabajo de campo antropolégico por el entendimiento que el investigador debe lograr acerca del lenguaje de los sujetos, asi cono por la traduccién del significado de lo dicho en correspondencia al contexto de uso. La fuerte preeminencia del trabajo de campo que caracteriza @ le disciplina hace hincapié en el logro de 1a involucracién del investigador con los modos de vida de "los otros", y el rapport o comunicacién positive es insistentemente recomendada. Existe asi, un fuerte supuesto acerca de que el compromiso afectivo obtenido por la participacién garentize une auténtica cominicacién, la que permitirfa a su vez conocer esas formas de vide y modificar los criterios tradicionales de la ciencie, a través de 1a ubicacién del investigador en su dimensién . En esa linea la profusa bibliografia tedrica y los manvales de metodologia instruyen y sugieren precisiones sobre distintas técnicas como la observacién directa y diferentes tipos de entrevistes para docu- mentar el presente o historiar las vidas. En general estos instructivos cotorgan un lugar privilegiado a la observecién participante y/o con participacién, como la técnica més autorizada por le tradicién antropolégice culturalista. Nos interese desarrollar algunos problemas en relacién al concepto de participacién, en tanto ésta definirfa implicitamente la particular construccién del conocimiento por la disciplina, en el entendido que el aparente consenso comprensivista, construido sobre el uso y aplicacién de técnicas particigativas, ha soslayado le discusién sobre su articulecién a teorfas y métodos . La particularidad de la mencionada tradicién metodoldgica ha consistido en que una préctica del oficio ,de ra{z comprensivista se ha nutrido de un modelo de ciencia positivista . La observacién garantizarfa el control cient{fico, al inscribirse en registros (documentos) de escenarios, situaciones, actividades e interacciones de distinto tipo. La participacién, a su vez, permitirfa la comprensién de la "racionalidad” de las acciones, mediante la interpretacién de los sujetos respecto de Jo observado en el contexto de su produccién. En ese juego, 1a comprension posibilitada por la participacién, actuarfe cono contrastacién permanente a una observacién externa. Como vimos, la comprensién tal como ha sido entendida por le antropologle no puede prescindir del recurso a la empatfa, la vivencia o la afectividad”. AlL{ la comprensién consiste en ponerse en el lugar de otras consciencias, conocer la interioridad o la subjetividad de los - 80 - ANTROPOLOGLA Y PARTICIPACION. CONTRIBUCION [...] individuos. Esta concepcién rechazada desde antiguo por los autores positivistas en consideracién de su irracionalismo, ha sido sometida a la critica por Winch y Gadamer , quienes han planteado el problema de la comprensién en el terreno del lenguaje, y originado una revitalizacién de la hermenéutice en las ciencias sociales. Los desarrollos de estos autores han seflalado muy convincentemente Ja ilusién que se encuentra detraés de la pretensién de conocer un sentido original. El sentido o la significacién de los productos simbélicos esté siempre en suspenso. Desde esta perspectiva se visualiza que no es casualidad la yuxtaposicién de la comprensién en su acepcién clasica y el positivisno. Ambos comparten una nocién similar del conocimiento: habrian "datos" no condicionados por 1a perspectiva del sujeto cognoscente y cuyo caracter intersubjetivo estarfa asegurado, sea por la observacién o la empatia. El desplazamiento de la significacién del lepguaje a un uso o enpleo en "juegos" diversos, efectuada por Wittgenstein, y la introduccién de la tempoyslidad y le preconprensién del intérprete llevada a cabo por Heidegger, sefialan el viraje a partir del cual el problema de le comprensién escapa a una filosof{a del sujeto. Dicho vireje implica también la participecién 0 el didlogo en vista a comprender. La idea de didlogo marca de un modo fuerte que la comprensién no puede ser llevada a cabo prescindiendo del contexto a partir del cual se emprende. En este sentido es feliz le férmila gadameriana de una comprensién "productiva" entendida como una “fusién" de los horizontes del intérprete y de las tradiciones que se trata de conocer. A su vez, la observacién en la epistemologia postempirista ha perdido el carécter de inmediatez que tenfa en el positivism légico: no hay observacién pura, toda empiria esté cargada de teorfa y la distincién teérico-observacional es relativa al contexto. No obstante, el concepto postempirista de observacién no puede dejar de mantener su significado naturalista de origen. La relecidn entre el observador y su objeto, ue condicionada, es exterior. Como lo ha puesto de manifiesto Giddens, en las ciencias naturales hay implicados problemas de tipo hermenéutico, pero éstos se refieren a la relacién entre commidades cientificas o entre distintos paradignas. En las ciencias sociales habria, ademas, un segundo Rivel hermenéutico que tiene que ver con la relacién del cientifico a un objeto preestructurado simbélicamente. Desde esta perspectiva, es posible ver que la observacin participante tiene sentido solamente en el modelo clasico de la comprensién donde la teflexividad del intérprete est4 reprimida respecto de su historicidad - 81 - G. BATALLAN y J.F. GARCIA yy en general, de las condiciones bajo las cuales emprende su tarea- Cuando la participacin es referide al diélogo o la comnicacién, y reflexionada nds allé del axiona metodolégico que reconienda “estar en terzeno” fisicanente, cerca del objeto de estudio, dicha conjuncién se welve problenética. Por otra parte, el principio de respeto a le diversidad producide por el conocimiento antropolégico con objetivos conparativos en el marco de la valoracién relativista, afirm su validez en un tipo de produccién principalmente ideogréfica (las monogrefias descriptivas). Dicho papel ambiguamente valorizado en el plano moral ha arribado a un punto en el que est siendo cuestionado a partir de la construccién misma de las etnografias. No es sorprendente, entonces, que asistamos hoy “a la ra de la autoridad etnogréfica de la antropologia social del siglo xx" . Desde dentro mismo de la comunidad “antropolégica, el conocimiento logrado mediante la participacién en la vida de otros pueblos por el hecho de estar alli", recibe hoy la desautorizacién fundada en la duda sobre si la factura de las “traducciones", podria mostrar 1a verdadera racionalidad de los actores, o éstas son sélo construcciones de semificciones, orientadas por el interés en persuadir a "los de aqui" sobre el valor de las formas de vida de "los de alla". Esto significa que también se hace cuestionable la "centralidad del etnégrafo" cono principio metodolégico del trabajo de campo. Su mediacién (traduccién) entre “los otros" y “nosotros no podria ser valida, reduciéndose el papel del etndégrafo a transcribir distintas voces que hablan de,}o Unico posible, el "sentido comin" que permite el entendimiento cotidiano “. Creemos que estos textos, donde dificilmente se disimla cierto escepticisno frente a la factura de los productos del trabajo de campo, son sintonéticos de le ligazén entre los problemas metodolégicos mencionsdos y conceptes teéricos cono el de cultura, central a la disciplina. La prioridad otorgada por la antropologfa al conocimiento de "los otros" fue acompafiada por el giro del concepto de cultura ce raiz evolucionaria hacia el funcionalismo, que hizo posible pensar la racionalidad de diversas formas de vida humana, entendiendo la cultura cono costunbres valoradas (ethos), patrimonio de todos los pueblos. Esto permitis al funcionalismo sostener el principio relativista con el que derroté -en el plano ético- al evolucionismo eurocentrista. | muestro entender, el origen de la crisis actual se encuentra justamente en ese papel del antropélogo como "traductor" de distintes = 82 - ANTROPOLOGIA Y PARTICIPACION. CONTRIBUCION [...] formas de vida mediante la realizacién de documentos que legitiman su racionalidad. £1 relativisno cultural indiscutido en el plano moral (conocer, hacer conocer, valorar y respetar le diversidad humana), vineulado -cono vimas- a la yuxtaposicién de positivismo y comprensivismo, tuvo como consecuencia 1a idea de que el principio relativista es respetado Gnicamente cuando se efectian traducciones fidedignas de otras culturas. En tanto la traduccién entendida de ese modo no puede sostenerse y la tendencia es pensar que el relativismo sélo puede ser defendido ahora sobre la base del escepticism. Pensamos que aun poniéndose en el punto de vista de la critica més radical a los conceptos tradicionales -el de traduccién, por ejemplo- como podria ser la de Derrida, no se justifica el escepticisno que sugieren los trabajos citados. Que la diferencia entre significado y significante no sea nunca absoluta y no haya, por tanto, significados puros que pueden comunicarse, que el significante tenga eficacia sobre el significado, no quiere decir que la tarea etnogréfica se welva imposible: la traduccién puede ser entendida com une "transformacién regulade de una lengua por otra, de un texto por otro". En las tendencias contemporéneas al escepticismo se deja ver también una suerte de nostalgia por un concepta empirista del conocimiento, esto es, el conocimiento no serfa posible més que sobre la idea de fundamento. Y ya que esa idea ha sido desalojada del pensamiento actual por corrientes de distinta Sefgheasisn: se incluye a la etnograffa entre las variedades de la retérica El concepto de cultura tiene igualmente consecuencias metodolégicas en el sentido que filtra una éptica totalizante respecto de los sujetos. Si bien se acepta que éstos son intérpretes, lo son dentro de “su cultura", la que han adquirido junto al lenguaje en donde ya esté plasmada. £50 permite la socializacién de los individuos en pautas institucionalizadas, y la aceptacién del sentido comin que facilita la commicacién. El Teconocimiento de la capacidad interpretativa de los sujetos es anulado por la teorizacién culturalista, debido al efecto sobredeterminante que el mismo concepto de cultura impone sobre tal capacidad. La contradiccién a la que lleva el conc es clara, por ejemplo, es el argumento metodolégico de Malinowski”, en el que - a pesar de su pretensién de dar cuenta de la actividad interpretativa de los sujetos- la accién Teflexiva, 4g heterogeneidad social y la historia, no son posibles de Ser pensadas Aunque el razonamiento funcionalista pudiera sostenerse en la eventualidad de la existencia contemporénea de sociedades naturales, no - 83 - G. BATALLAN y J.F. GARCIA es pertinente en el caso de las sociedades puras o modernas. De acuerdo a Agnes Heller, los sujetos o actores corresponder{an a la categoria de la particularidad, £1 hombre particular logra dentro de su mundo la socializacién primerie, pero a lo largo de su vide y a partir de la modernidad, interacttia en diversos y heterogéneos mundos. El individuo 0 la individuecién serfa una categoria de "grado", entre le genericidad 0 sentido totalizador histéricamente pensable, y la perticularidad en la que el individuo ha adquiriga, el lenguaje y las formas de uso que le permiten adaptarse a la sociedad . Visto as{, en la heterogeneidad social los sujetos interactian e interpretan su mundo y el todo com a través de tradiciones histéricamente construidas y orientaciones de valor (adscriptes a las instituciones), de las que se han apropiado contextualmente y a las que achieren como hombres singulares e individuos criticos. Al actualizar las reglas del orden social, los sujetos se adeptan manteniendo el orden cotidiano, pero a su vez resisten y confrontan entre si activamente en conflictivos procesos, instituyentes o contrainstituyentes. Ciertamente, la dimensién significativa de la vida social no agota su realidad. Los resultados intencionales de la accién constituyen una objetividad sociel que le trasciende. Estas dos dimensiones estén internamente relacionadas: 2 través de la trama de significaciones que tejen los sujetos en su vida “hacen ccurrir" las reqularidades, leyes © estructuras de la sociedad’. £1 conocimiento en ciencias sociales debe mostrar cémo se establecen los nexos que permiten reconstruir la légica informal de la vida cotidiana conjuntamente a las estructuras histéricamente conformadas. Los sujetos interacttian atribuyendo sentido a su accionar mediante categorias de significacién compartidas. £1 entendimiento mutuo 0 com- prensién se produce mediante formas y cédigos comunes que permiten describir esa realidad segin un ordenamiento ideolégico con arraiso institucional. Este reproductivo rutinariamente pero también por précticas alternativas que adhieren o pretenden realizar la ideologfa institucional prometidg, De modo que los sujetos no son solamente "conocedores practicos" de 1a realidad social, sino también intérpretes polémicos de la misma. Esto significa descartar las nociones de "saber popular" o "sentido comin" como unidades homogéneas pertenecientes a las "clase: lternas", en oposicién al saber hegeménico de las clases dominantes’ . Nos parece que, del mismo modo, intentos metodolégicos recientes de recoger le “perspective del actor", discutiendo al funcionalismo, se frustren por ~- 84 - ANTROPOLOGIA Y PARTICIPACION. CONTRIBUCION [...] quedar prisioneros de la conceptualizacién culturalista que encierra en s{ misma el horizonte de la accién: "ello no significa que la PA sea un marco “nico compartido unénimemente y apropiado por todos, pero si que esteblece un universo social y culturalmente posibje, y que las acciones y nociones estarén referidas y enmarcadas por ella” . Coma hemos dicho partiendo de la filosof{a del lenguaje ordinario y de la hermenéutica, el acceso a un objeto preestructurado simbélicamente necesita del diglogo y la participacién. Sin embargo, hay un aspecto poco elaborado o ambiguo en las consideraciones metodolégicas derivadas de esos desarrollos. En general, esa relacién es entendida de modo unilateral: el investigador participa en las formas de vida que quiere conocer, pero los sujetos de éstas no participan de la "forma de vida" propia del investigador, constituida por la ciencia. Participar o dialogar implica hacer preguntas. Sin embargo, éstas no podrian ser respondidas si el contexto desde donde se pregunta no es conocido por los interpelados ya que toda respuesta -al igual que toda pregunta- supone una anticipacién de sentido . De acuerdo a lo anterior habria que replantear desde el punto de vista metodolégico el concepto de participacién, més allé de declarar la insercién conpronetida del investigador en la vida de los sujetos de estudio y de su autoridad cient{fica para ser un "testigo autorizado" en la documentacién de practicas, actividades e interacciones. Para esto, ser{a necesario desarrollar el problema en referencia, por una parte, a la naturaleza misma del material empirico y a las caracteristicas de su produccién y por otra, a cémo construir un dmbito en que la participacién se realice en propiedad, incluyendo la reflexividad del investigador y de los interpelados. Finalmente, preguntarse por la instancia de validacién y el papel que all{ juegan los sujetos involucrados. Si los sujetos son activos realizadores del mundo social y no meros portadores de estructuras, no es posible pensar en el “dato” como una informacién posible de ser captade directamente, ni tampoco como una construccién del investigador con exterioridad a la situacién misma en la que ésta ha sido “recogida". Es claro que la relacién social implicada en el encuentro de investigacién se convierte en forme y contenido de un ruevo material interpretable también para el interpelado. En consecuencia, el "dato" es un material simbélico, una determinada estructuracién, proceso de sintesis y atribucién de sentidos, es un "real construido"™™. Lo que interesa captar en ese compuesto indivisible de objetividad y subjetividad, son los criterios interpretativos que tienen - 85 - G. BATALLAN y J.F. GARCTA los sujetos a fin de confrontarlos y tensionarles con la progresiva interpretacién del investigador a partir de sus hipétesis o anticipacién de sentido,,,en un proceso en el que la mutua reflexividad pueda confrontarse’. Considerar la informacién recabada en el trabajo de campo como "documento" significa el respeto maximo de la fidedignidad, en el entendido que ésta nunca es completa. El material deve reflejar entonces la textualidad y el contexto con lo dicho, as{ como también los significados atribuidos por los sujetos a los acontecimientos pasados 9 presentes. Con respecto a la interaccién el documento tiene que consignar los climas, estados de dnimo, etc., buscando la reduccién de la tendencia al engato producida por los imponderables de la propia interaccién. las traducciones "fieles" en la tradicién de la investigacién antropolégica consideran el modo en que los informantes se ven a si mismos y @ sus experiencias Gren parte de la validez metodolégica ha dependido, entonces, de cémo ha sido obtenida la informacién. No interesa la veracidad en s{ misma, sino que se persigue conocer los significados, perspectivas y definicionss, con los que los sujetos interpretan, clasificen y experimentan su mundo. £1 logro de tales traducciones implica, como dijimos, un trabajo reflexivo del investigador frente a su informacién, como la que pone en tensién sus hipdtesis y modifica progresivamente los prejuicios provenientes de su ignorancia acerca de los cédigos interpretativos del sujeto. Interpretar 1a interaccién requiere comprender esos cédigos en uso para describir lo sucedide buscando descubrir las "claves" que den coherencia a dichas interacciones’ . Esto requiere, junto a la consideracién de los sujetos como actives realizadores del mundo social, pensar el proceso de investigacién como una particular intervencién en la modificacién de dichas descripcicnes. Consecuentemente, la investigacidn antropolégica precisa generar una instancia relativamente prolongada de encuentro en la que se constryya Progresivamente la participacién como un proceso de coinvestigacién’. Desarrollaremos brevemente una propuesta de encuadre técnico-metodelégico que responda -como modalidad de investigacién participante- a dicho Tequerimiento. Hay que hacer la salvedad, sin embargo, que la propuesta no esté orientada al conocimienta de mundos exéticos, fuera de la modernidas, supone -como uimos- contextos constituides por ideologias institucionales y, por tanto, susceptibles de interpretaciones polémicas. Dicha propuesta adquiere la forma de una instncia de coinvestigacién grupal con los sujetos de la realidad en estudio”. Esta instancia tiene = 86 - ANTROPOLOGTA Y PARTICIPACION. CONTRIBUCION [...] por objeto, aden’s del conocimiento de determinados procesos sociales, la resignificacién que la investigacién misma desencadena en los sujetos miembros de dicha realidad, convocados a iniciar un proceso de conocimiento reflexivo sobre su cotidianeidad, en relacién a una problemética planteada por la investigacidn. La posibilidad de construccién de este espacio depende, desde luego, del interés de los participates por incluirse en un proceso de indagacién y teflexién en el que sus motivaciones encuentren sintonfa con la propuesta del investigador. Este actte como coordinador de dicho proceso, a la vez que como una suerte de "documentalista", con un rol explicitamente diferenciado del grupo al que manifestaré su interés por la contrastacién y desarrollo del cuerpo hipotético general que guia su estudio. . EL proceso orientado, a su vez, como un “aprendizaje operativo"”, busca el "distanciamiento" con 1a propia subjetividad, en la medida que la realidad es puesta en cuestién por los sujetos. Se produce as{ una desarticulacién del ordenamiento ideolégico y del sentido comin. A través de distintas aproximaciones en el plano analitico y en la forma naturalmente zigzagueante del aprendizaje en el plano reflexivo, el discurso naturalizado “obvio", es puesto en cuestidn. En este sentido "la visién de los sujetos, se despliega y elabora en su cardcter problemdtico. la objetivacién de la practica cotidiana a fin de ser analizada (investigada) por los mismos actores, pretende que "el sujgto se desvincule de una situacién en 1a cual se habia convertido en objeto” , produciéndose la reorganizacién de la comprensién, tal como sucede en los procesos psicoanaliticos individuales respecto de la biograf{a. La investigacién en cuanto critics a la apariencia y la autorreflexién como indagacién de la misma, a partir de las necesidades de conocimiento vividas conflictivamente, constituyen as{ procesos convergentes en los cuales el conocimiento seré esclarecedor en la medida que permita disolver las actitudes dognéticas provenientes de la dificultad para elaborar los conflictos. Le bisqueda del carécter polémico que tiene la visién subjetiva de la realidad al ser cuestionada grupalmente por los sujetos, hace explicita la propuesta en un doble sentido: por una parte el actor es intérprete insoslayable de la realidad en estudio y por otra, dicha interpretacién incluye circunstancias que deben ser consideradas y analizadas en su heterogeneidad. La red de sentidos compartidos sobre la cotidianeidad es penetrada por el andlisis reflexivo, buscando construir un cuerpo hipotético que G. BATALLAN y J.F. GARCIA permita explicarla. Tel construccién expresa rudos problemdticos que ligan le subjetividad 2 procesos histérico-estructurales, que reconocidos en comin justifican, a su vez, la indagacién grupal. En un nivel operativo, este proceso -basado en los principios del taller o work shop- toma le forma de un didlogo en el que los participantes reformilan sus "hipétesis" al tiempo que permite precisar y contrastar las de la investigacién. £1 proceso podrfa analogarse, en sus inicios, a una gran entrevista abierta, donde la intervencién del investigador-coordinador deviene en un didlogo simétrico con los participantes, en la medida que se logra una mutua apropiacién de cédigos y sentidos que permitan la comunicacién. Técnicamente, la coordinacién entrega al comienzo de cada encuentro un primer nivel interpretativo sobre 1o tratado, en forma de descripciones en las que se seflalan acuerdos y contradicciones entre los miembros del grupo, elaborados sobre los registros de cada reunién. Esas devoluciones buscan una problematizacién de los temas tratados e incorporan, desde el inicio los conflictos producidos por las interpretaciones divergentes. Tal problematizacién, as{ como su objetivacién y posterior andlisis, tiene, Per un lado, un curso "natural" producto de la discusién entre los participantes y con la coordinacién, y otro “provocado" por ésta mediante técnicas que buscan el distanciamiento con la cotidianeidad. Se producen asi nuevos textos tales como descripciones de rutina observaciones “etnogréficas" de interacciones entre otros mienbros de le realidad (en algiin sentido pares), registros de actuaciones dramatizadas, relatos autobiogréficos, etc. En cuanto 2 la interpretacién del documento formado por las crénicas © registros de cada encuentro, el andlisis respeta principalmente el Sesarrollo procesual de las distintas teméticas que se discuten o analizen, tanto explicitamente asi como también aquellas que acowafien implicitamente al trabajo grupal. En esta tarea -que desde luego incluye las precodificaciones- nada reenplaza la amplitud perceptiva ni la capacidad interpretativa del investigador. Existen, no obstante, algunos. Procedimientos sistemdticos que permiten validar las "claves" en tanto nudos de la interaccién, dentro del proceso mismo de construccién del texto. Tales serfgq los procedimientos de contrastacién de la informacién Por triangulacién”” o las oposiciones entre "el s{ mismo y los otros", © “entre momentos vivenciales y diferenciales" de la propia historia, en el caso del material autobiogréfico™ . Finalmente, junto 2 la lectura del material en su unidad, se afslan trozos del texto que expresan temdticas y categorfas de significacién comartidas y se realiza una "codificacién" interna al mismo con respeto ANTROPOLOGLA Y PARTICIPACION. CONTRIBUCION [...] a su contextualidad y temorgjidad. La combinacién de un “natriciado", temporal con otro acumilativo’ , es desde luego una tarea complementaria a la de 1a comprensién general del proceso. El procedimiento interpretativo implica seguig, un movimiento del todo a las partes y viceversa (c{rculo hermenéutico)"", en el que se incluyen niveles de interpretacién crecientenente conplejos. En ese sentido, las distintas matrices pare el ordenamiento y clasificacién de la informacién no tienen un carécter cronolégico 0 evolutive. En sintesis, la participacién concebida como un desarrollo progresivenente simétrico entre sujetos considerados en su reflexivided y heterogeneidad social permite -junto a la aproximacién comprensiva mediante la inmersién y documentacién "testimonial", legada por la tradicién del oficio de campo antropolégico- 1a contrastacién y reformilacién permanente de hipétesis como producto de ese "estar ahi" y de su discusién grupal. * Ponencia presentada al III Congreso argentino de Antropologia Social. Facultad de Hmanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, julio de 1990, ** Licenciada en Historia-Antropologfa, coordinadora del drea de Investigacién y Difusién Educacional del Museo etnogréfico Juan 8. Anbrossetti, y profesora tituler de la cétedra Metodologfe y Técnicas de la Investigacién Antropolégica, Facultad de Filosof{a y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires. *** Licenciado en Filosofia, profesor. titular de la cétedra Filosofia y Métodos de las Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Buenos Aires. G. BATALLAN y J.F. GARCIA NOTAS " para la formilacién original de este indiscutide Principio metodolégico, véase 8, MALINOUSKI, Los argonautas del Pacffico cocidental, Barcelona, Planeta-Agostini, 1986, 2s. comer TAGE, “Subjetividad, investigacién y docencia en la antropologia", Nueva Antropologta, México, vol. X, junio 1989, NO 35, 7 €, ROCKWELL sefala esta Gesarticulacién en “Etnografia y teorfa en la investigacién educative", Dialogando, Santiago (Chile), 1985, N2 1985, 4 La permanencia de este problema en la aplicacién de técnicas “cualitativas" en sociclog{a, es criticada por P. WILLIS en "Notes sobre el método", en Cuadernos de Formacién, Santiago (Chile), Red Latinoanericana de Investigaciones Cualitativas para la Realidad Escolar, 1984, N@ 2. También, Mm. HAMMERSLEY, "Reflexividad y naturalisno en la Etnografia", Dialogando, Santiago (Chile), 1984, No 4, 5 Véase, entre otros, R. MATTA, "O Trabalho de campo como un rito de Pasagem", en Relativizando: uma introducao a Antropologia Social, Petrépolis (Brasil), Vozes, 1981 y &. KALINSKY y M, RABEY, "El contrate cognoscitivo", Buenos Aires, mimeo, 1985. * p, wick, Ciencias Sociales y Filosofia, Os. As., Amorrortu, 1963, H.6. GADAMER, Verdad y método, Salamanca, S{queme, 1977. L, WITTCENSTEIN, Investigaciones filosdficas, Barcelona, Critica, 1968, M. HEIDEGGER, El ser y el tiempo, México, FCE, 1971, 3 sitet Ay GIDDENS, "Hermenéutica, etnometodologfa y problenas del andlisis interpretativo", en Cuadernos de Antropologia Social, 8s. As., Facultad Ge Filosoffa y Letras (UBA), vol. IZ, N21, 1989, ANTROPOLOGEA Y PARTICIPACION. CONTRIBUCION [...] 10 5, CLIFFORD, "Sobre la autoridad etnogréfica", El surgimiento de la antropologia posmoderna, editor C. Reynoso, Barcelona, Gedisa, 1991. 11 ¢, GEERTZ expresa con este juego de palabras su versién de la crisis actual de la etnografia en El antropdlogo com autor, Barcelona, Paidés, 1931. 12 5, TAYLOR, "La etnografia posmoderna. De documenta de lo oculto a documento oculto", en C. Reynoso editor, op. cit. 13 5, peRRIDA, Posiciones, Valencia, Pretextos, 1977, pég. 23. 14 G. MARCUS y 0. CUSHMAN, "Las etnograffas como texto", en C. Reynoso, op. cit. 15 8 maLINOUSKI, op. cit. 18 \gase el original intento de E. ROCKWELL, en “antropologia y educacién, problemas del concepto de cultura", México, DIE-CIEA, Instituto Politécnico Nacional, mimeo, 1980. 17 9. HELLER, Sociologla de la vida cotidiana, Madrid, Peninsula, 1976. 18 51, Garcta, "El problena de la unidad de conprender y explicar en ciencias sociales", Santiago, VII reunién del Grupo de Epistemologia y Politica, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 1990. 18 4, GIDDENS, Las mevas reglas del método sociolégico, 8s. As, Amorrortu, 1987. 20 4. CIRESE, "Ensayos sobre las culturas subalternas", Qusdermas de la Casa Chata, México, Centro de Investigacién Superior, INAH, 1979, N@ 24, 21k. GUBER, "EL salvaje metropoliteno, Técnicas antropolégicas para el trabajo de campo", Suenos Aires, mimeo, 1988, pag. 21. 72 4. SALTALAMACCHIA et. al., “Historia de vida y movimientos sociales: propuesta para el uso de la técnica", Iztapalapa, México, 1983, afo 4, neg, G. BATALLAN Y J.F. GARCIA 23 ease una interesante ejemplificacién de este proceso en R. SAMUELS, "Le historia oral", Debats, Barcelona, 1988, N° 10. 24 © ROCKWELL, "Reflexiones sobre el proceso etnogréfico (1982-1985)", DIE-CIEA, Instituto Politécnico Nacional, México, mimeo, 1987, También A. DE TEZANOS, “Etnogrefia. Descripcién, interpretecién y construccién tedrica", encuentro de la Red Latinoamericana de Investigaciones Qulitativas de la Realidad Escolar, Universidad Pedagégica Nacional, México, mimeo, 1983. 25 El término acufiado como modalidad participante pare el uso en entrevistas es tomado de H. SALTALAMACCHIA et. al.» op. cit. © 5. BATALLAN, "Talleres de educadores: capacitacién por le investigacién de la practice. Sintesis de fundamentos” y G. BATALLAN y J.F. GARCIA "Trabajo docente, democratizacién y conocimiento" en Cuadernos de Formacién Docente, Secretaria fAcadémica, Universidad Nacional de Rosario, 1989, N25. Véase también G. BATALLAN, J.F. GARCIA y G. MORGADE, en Curso de metodologia de la investigacién en ciencias sociales, Rosario, TRICE-CONICET, 1988. 27 1 concepto es derivado de la teorfa de los grupos operativos de E. PICHON RIVIERE, El proceso grupal, Buenos Aires, Nueva Visién, 1975. Con objetivos similares, aunque en base a diferentes teorizaciones, véase entre otros, R. VERA, "Metodologfa de investigacién docente: la investigacién protagénica", Quaderno Nro. 2, Santiago, Chile, Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educacién (PIIE), 1968; R. AGENO, "EL taller de educadores y la investigacién", Cuadernas de formacién docente, Universidad Nacional de Rosario, Secretarfa Académica, 1989, N© 9 y T. BARREIRO, "Los grupos de reflexién, encuentro y crecimiento (G.R.E.C): una propuesta pare el perfeccionamiento docente", Revista Argentina de Educacién, Buenos Aires, 1988, aflo VI, N® II. 28 J. HABERMAS, Conocimiento e interés, Madrid, Taurus, 1986. 23 4 4 S.J. TAYLOR y Re BOGDAN, Introduccién a los métodos aualitativos de investigacién, Buenos Aires, Paidés, 1985. 30 C. PINA, "Relato autobiogréfico", Opciones, Santiago, Chile, 1989, Ne 16, ANTROPOLOGIA Y PARTICIPACION. CONTRIBUCION [. 31 5, GLASER y A. STRAUSS, The Discovery of Grounded Theory: Strategies for Qualitative Research, Nueva York, Aldine Publishing Company, 1989. 32 4G. GADAMER, op. cit. y P. RICOEUR, Hermendutica y accién, Buenos Aires, Cétedra, 1985. -93-

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