You are on page 1of 27
VER Y NO VER A primeros de octubre de 1991 recibi una llamada telef6- nica de un pastor retirado del Medio Oeste, que me hablé det novio de su hija, un hombre de cincuenta afios llamado Vir- gil que era practicamente ciego de nacimiento. Tenia unas gruesas cataratas también una retinitis pigmentosa, una en: fermedad hereditaria que de una manera lenta pero implaca: ble corroe las retinas. No obstante, su novia, Amy, que se vela obligada a revisarse la vista regularmente a causa de su diabetes, le habia llevado hacia poco a ver a su oftalmélogo, eldoctor Scott Hamlin, y éste les habia dado nuevas esperan- zas. El doctor Hamlin, ras escuchar atentamente la historia, de su enfermedad, no estaba seguro de que Virgil tuviera re tinitis pigmentosa, Era dificil estar seguro en esa fase, pues las retinas ya no podia verse al estar ocultas tras las gruesas cataratas, pero Virgil todavia podia ver luz y oscuridad, la di reccién de donde procedia la luz, y la sombra de una mano moviéndose delante de sus ojos, de modo que era obvio que zo habia destruccién total de la retina. Y la extraccion de luna catarata era una operacién relativamente simple, que se hacia con anestesia local, y de muy escaso riesgo quirirgico. No habia nada que perder... y podia haber mucho que ganar. ‘Amy y Virgil se casarian pronto: cno seria fantéstico que él pudiera ver, que, tras toda una vida de ceguera, lo primero {que viera fuera a su novia, la boda, el pastor, la iglesia? El doctor Hamlin consintié en operar, vel padre de Amy me in- Mas formaba de que la catarata habia sido eliminada dos sema nas antes de que me escribiera la carta. Y, milagrosamente, la operacién habia funcionado. Amy, que comenz6 a llevar tun diario despues de la operacion ~el dia que le quitaron los vendajes 2 Virgil, escribié en la entrada inicial: «Virgil vel... Todo el consultorio en lagrimas, la primera vez que Virgil ve en cuarenta anos... jLa familia de Virgil tan exci: tada, Horando, no puede creetlol.. {Qué milagro tan incre' ble: ha recuperado la vistals Pero al dia siguiente anots al: gunos problemas: «Intenta adaptarse al hecho de poder ver, es duro pasar de la ceguera a la vision, Tiene que pensar ‘mas deprisa, todavia no es capaz de confiar en la vision, Como un bebé, tiene que aprender a ver, todo es nuevo, ex citante, tiene miedo, esta inseguro de lo que significa ver.» La vida de un neurdlogo no es sistematica como la de un cientifico, pero le proporciona situaciones nuevas e inespe- radas que pueden convertirse en ventanas, mirillas, al in trincamiento de la naturaleza, un intrincamiento que uno ro podria prever a partir del curso ordinario de la vida. «La, naturaleza acostumbra revelar mas abiertamente sus miste- ros0s secretoss, escribid William Harvey en el siglo Xvi, «en los easos en que muestra trazas de comportarse de una. ‘manera distnta de la habitual Sin duda esa llamada telef6- nica ~relacionada con la recuperacién de la vista por parte de un adulto ciego de nacimiento~ apuntaba a un caso asi para aquel hombre que antes no vela? A que clase de mun- do lo habian arrojado? Virgil habia nacido en una pequeta granja de Kentucky poco despues del estallido de Ia Segunda Guerra Mundial. Durante sus primeros meses de vida parecia absolutamente normal, pero (en opinion de su madre) ya cuando empez6 a andar su vista no era muy buena, a veces tropezaba con las cosas, parecia no verlas. Cuando tenia tres aos se puso gra: vemente enfermo de una triple enfermedad: una meningitis © meningoencefalits (inflamacién del cerebro y sus mem- bbranas), polio y una infeccién provocada por arafiazos de gato. Durante la fase aguda de la enfermedad, tuvo convul- siones, se qued6 practicamente ciego, se le paralizaron las piernas, en parte se le paraliz6 la musculatura de la respira- cién, y después de diez dias cayé en un coma. Permanecié en. coma dos semanas. Cuando salio de él parecia, segtin su ma- dre, «una persona distinta»; mostraba una curiosa indolen- 1, Laliminacin de la catarata(, como se hacia al pincipo, a ilo: ‘acid ela entra) dj el oo muy corto de ita: con que precisa le tes arta: yas grocss lence wiizadas ene sgh yxy de he ‘Sho hasta muy reclenemente, redian sensblemente a vsén prince Devete modo, odor lor pacientes operadon de cataraa antes de la eu ac ‘ual de lentes de comacocimplanades enn qu enlrenare a mportaty tes dificuladesdpias Pero eran slo low ciegos de nacimlent o desde la Primera nfancia quienes padecan ified lockeana denosereapaces Bo comprender lo que teen 148 ia, indiferencia, pasividad, ya no era en absoluto el mucha- cho atrevido y travieso que habia sido. ‘A lo largo del aio siguiente recuperé Ia fuerza en las plernas, y el pecho se le puso mas fuerte, aunque nunca vol- vid a ser del todo normal. También recuperd significativa- ‘mente la vista, pero ahora tenia las retinas seriamente dafia- das. Nunca estuvo claro si ese dafio en las retinas fue ‘causado totalmente por su enfermedad o por una degenera- cin retinal congénita, ‘A los seis aos, Virgil comenzé a desarrollar cataratas en ambos ojos, y de nuevo fue evidente que se estaba quedando funcionalmente ciego, Ese mismo ao le enviaron a una es- ‘cuela para ciegos, donde con el tiempo aprendié a leer Brai- le yse acostumbré al uso del bastén. Pero no era un alumno estrella, no era tan aventurero ni tan agresivamente indepen: ddiente como suelen ser los ciegos. Todo el tiempo que paso cen la escuela mostré una sorprendente pasividad, la misma ‘que le habia caracterizado desde su enfermedad. ‘Sin embargo, Virgil se gradué en la escuela, y cuando te- nia veinte aftos decidio dejar Kentucky para buscar forma- cin, trabajo y una vida propia en una ciudad de Oklahoma. Estudié para fisioterapeuta y pronto encontré empleo en la YMCA.* No hay duda de que era bueno en su trabajo, y muy apreciado como persona, y enseguida le incluyeron entre el personal fijo y le proporcionaron una pequeda casa al otro lado de la calle, donde vivia con un amigo, también em- pleado en el mismo sitio. Virgil tenia muchos clientes ~re- sulta fascinante oir los detalles tactiles con los que puede describirlos~ y parecia que el trabajo le proporcionaba sa tisfaccién y Ie enaba de orgullo. De este modo, a su ma- nera modesta, Virgil se ganaba la vida: tenia un empleo es- table y una identidad, era econémicamente independiente, tenia amigos, leia periédicos y bros en Braille (aunque con los afios, a medida que aparecian los libros audio, + Yous Men's Christian Association: Aslan de Yovenes Cristianos ow det) 149 cada vez menos). Le apasionaban los deportes, especial ‘mente el beisbol, y le encantaba escuchar los partidos por {a radio, Posela un conocimiento enciclopédico de pa dos de beisbol, jugadores, resultados, estadistcas. Durante fs0s aos two un par de novia, y se veia obligado a er ‘ar la ciudad en transporte pablico para reunirse con ells. Mantenia un estrecho vinculo con su hogar paterno, en particular con su madre, y regularmente le Hegaban cestas de comida de la gran, y enviaba cestos de ropa sucia para ‘que se la lavaran, Una vida limitada, pero estable a st Entonces, en 1991, Amy aparecio en su vida, o, mejor d cho, volvie a aparecer en su vida, pues se conocian desde hhacia mas de veinte anos. El entorno de Amy era diferente del de Virgil: procedia de una familia culivada de clase me dia, habia ido a la Universidad de New Hampshire y se ha- bia’ graduado en Botanica. Habia trabajado en otra YMCA de la ciudad, como monitora de natacion, y habla conocido a Virgil en una exposicién de gatos en 1968. Habian salido tn par de veces ~ella estaba al inicio de la veintena, él era unos pocos afios mayor, pero entonces Amy decidié vol vera la escuela para graduados de Arkansas, donde conocié a su primer marido, y no volvieron a saber nada el uno de! otro Ella puso un vivero de plantas, especializandose en or quideas, pero tuvo que abandonar el negocio a causa de una fuerte asma. Amy y su primer marido se divorciaron tras unos pocos afos y ella regresé a Oklahoma, En 1988, de manera inesperada, Virgil la llamé por telélono, y des pués de tres aos de largas charlas telefonicas fnalmente Yolvieron a encontrarse en 1991. «De pronto fue como si aquellos veinte afios no hubieran transcurridos, dijo Amy: En ese momento de sus vidas, los dos sentian un cierto deseo de compafia. Con Amy ese desco tomo quiza una forma més activa. Vio a Virgil amarrado (tal como ella lo percibid) a una vida vegetaiva y monotona: ial YMCA, ha cer sus masajes; volver a casa, donde, cada vez mas, ese chaba deportes en la radio; y cada af salia menos y con. 150 cia a menos gente. Ella debi de pensar que el recuperar la Vista, junto con el matrimonio, le sacarian de esa existencia de solteron indolente y les proporcionaria a ambos una nueva vida. Virgil se mostré en esto igual de pasivo que en muchas otras cosas, Lo habian enviado a media docena de especia- listas a lo largo de los afos, y todos habian estado de acuerdo en negarse a operar, creyendo que con toda proba- bilidad Virgil habia perdido toda funcién retinal util; v Vir- sil parecia aceptar esa unanimidad. Pero Amy no estaba de acuerdo. Fstando Virgil ya ciego, dijo, no habia nada que perder, y habia una posibilidad real, remota pero dema- Sado exeitante como para obviarla, de que pudiera recupe- rar la vista y, después de casi cuarenta y cinco afios, ver otra vez. ¥ de este modo Amy insistio en que le operaran. La madre de Virgil, temiendo que eso causara algan tras- ono a su hijo, se opuso rotundamente. («Esta bien asie, dijo.) El propio Virgil no mostraba ninguna preferencia en ese asunto; parecia feliz de plegarse alo que ellos decidieran. Por fin, a mitad de septiembre, tuvo lugar la operacién. A Virgil le quitaron la catarata del ojo derecho y le implan. taron una aueva lente; a continuacién le vendaron el ojo, tal como es costumbre, durante las veinticuatro horas de recuperacién. Al dia siguiente le quitaron el vendaje, y el ojo de Virgil quedé expuesto, sin proteccién alguna, al mundo. El momento de la verdad habia legado por fin, 20 quizé no? La realidad del asunto (tal como yo deduje posteriormente), aunque menos «milagrosas de lo que su- teria el diario de Amy, era infinitamente mas extrafta, Nada ‘ocurrié en el momento dramitico, que se prolongé, y al f- nal dej6 de serlo, Ningun grito («/Veo!») salié de los labios de Virgil. Parecia mirar sin expresin y sin enfocar, perplejo, al cirujano, que estaba ante él aun con las vendas en la mano, Solo cuando el cirujano hablé ~para decir: «;Y bien?+=, una cexpresion de reconocimiento cruz6 la cara de Virgil Virgil me dijo posteriormente que en ese primer mo: mento no tenta ni idea de lo que estaba viendo. Habla luz, 151 hhabja movimiento, habla color, todo mezclado, todo sin sentido, en una mancha, En ese momento, de la mancha brot6 una voz, una vor que dijo: «¥ bien?s Entonces, y s6lo entonces, comprendié Finalmente que aquel caos de luz y sombras era una cara, de hecho, la cara del ciryjano, ‘Su experiencia fue pricticamente idéntica a la de S. B. uun paciente de Richard Gregory que accidentalmente se ‘quedé ciego en la infancia y recibié un trasplante de cornea a los cincuenta aos ‘Cuando le quitaron los vendajes .. oy6 una vor delante de él: se volvio hacia la fuente del sonido y vio una »man ‘chas. Comprendié que debia de ser una cara... Parecia con vencido de que no habria sabido que eso era una cara de tno haber ofdo previamente la vor y de no haber sabido que las voces procedian de las caras. EI resto de nosotros, que hemos nacido con vista, ape- nas podemos imaginar tal confusién. Para nosotros, nacidos con todo un conjunto de sentides, al correlacionar el uno con el otro creamos tun mundo visual desde el principio, un mundo de objetos visuales, conceptos y signficados. Cada ‘mafiana, abrimos los ojos a un mundo que hemos pasado toda una vida aprendiendo a ver. El mundo no se nos da: construimos nuestro mundo a través de una incesante expe- riencia, categorizacion, memoria, reconexién. Pero cuando Virgil abrié su ojo, tras estar ciego durante cuarenta y cinco afios ~habiendo tenido poco mas que la experiencia visual de un bebé, y ésta ya perdida hacfa mucho tiempo, no har ba recuerdos visuales que sustentaran su percepeién; care- cia del mundo de la experiencia y del significado. Veta, pero lo que veia no tenia coherencia, La retina y el nervio ‘ptico estaban activos, transmitian impulsos, pero el cere: bro no les encontraba sentido; estaba, tal como dicen los neurdloges, agnosico. Todo el mundo, Virgil incluido, esperaba algo mucho ‘mas simple. Un hombre abre los ojos, la luz entra y derrama cen la retina: el hombre ve. Tan simple como eso, imagina- 152 ‘mos. ¥ la propia experiencia del eirujano, al igual que la de la mayoria de oftalmologos, se cireunscribia a quitar catara: fas a pacientes que habian perdido la vista en una época muy tardia de su vida, y tales pacientes, si la operacion es un éxito, recuperan la visién normal de una manera pract ‘camente inmediata, pues en ningin sentido han perdido su capacidad de ver. Y asi, aunque habia existido una cuida- dosa discusion quirirgica de la operacién y de las posibles complicaciones postoperatorias, no se habian previsto las dificultades neurolégicas y psicoldgicas con que Virgil po- dria encontrarse. Una ver libre de la catarata, Virgil era capaz de ver los colores y los movimientos, de ver (pero no de identificar) grandes objetos y formas, y, asombrosamente, de leer algu nas letras en la tercera linea del esquema visual estandar de Snellen, la linea correspondiente a una agudeza visual de aproximadamente un 20/100 o un poco mas. Pero aunque fen el mejor de los casos alcanzara un respetable 20/80, ca- recia de un campo visual coherente, pues su visién central cera pobre, y al ojo le resultaba casi imposible concentrarse fen un objeto; lo perdia, realizando movimientos de bus- queda al azar, encontrindolo y volviéndolo a perder. Era cevidente que la parte central o macular de la retina, espe Cializada en la agudeza y Bijacion superiores, apenas funcio- rnaba, y que era sélo la zona que la rodeaba, paramacular, la ‘que hacia posible su vision. La propia retina presentaba un aspecto degenerado © moteado, con zonas de pigmentacién inerementada 0 reducida: isletas de retina intacta o relativa: mente intacta alternaban con zonas de atrofia. La macula, ‘estaba degenerada y palida, y los vasos sanguineos de toda la retina se habian estrechado. El examen, se me dijo, sugeria cicatrices o secuelas de la antigua enfermedad, pero ningin proceso de enfermedad ‘activa, por lo que la vision de Virgil tal como estaba, podia ser estable durante el resto de su vida. Podia esperarse, ade- 153 ‘més (puesto que primero habian operado el ojo peor), que el ojo izquierdo, que iba a ser operado dentro de pocas se ‘manas, pudiera tener una retina considerablemente mis, funcional que el derecho, No pude ir a Oklahoma inmediatamente mi impulso, tras esa llamada telefonica inicial, fue tomar el primer avidn=, pero me mantuve informado del progreso de Virgil durante las semanas siguientes hablando con Amy, con la madre de Virgil y, naturalmente, con el propio Virgil. Tam: bien hablé largamente con el doctor Hamlin y con Richard Gregory, en Inglaterra, para discutir qué materiales para las pruebas debia llevar conmigo, pues jamas me habia encon- trado con un caso parecido, ni tampoco sabia de nadie (aparte de Gregory) que se hubiera enfrentado a algo asi Reuni algunos materiales: objetos s6lidos, tiras animadas, ilusiones dpticas, cintas de video y pruebas especiales de ppercepeién ideadas por un colega fsidlogo, Ralph Siegel; telefoneé a un amigo oftalmélogo, Robert Wasserman (an teriormente habiamos trabajado juntos en el caso del pintor ciego al color), y comenzamos a planear la visita. Nos pare: cia importante no s6lo someter a Virgil a esas pruebas, sino ver c6mo se las arreglaba en la vida real, dentro y fuera de su casa, en escenarios naturales y en situaciones sociales; también era crucial que le vidsemos como a una persona que ha visto cOmo su vida -sus inclinaciones, necesidades y ex pectativas coneretas~ llegaba a una encrucijada critica; que conociéramos a su novia, que tanto habia insistido en la ope- racion, y con quien su vida estaba ahora tan intimamente vinculada; que observaramos no sélo sus ojos y capacidad de percepcién, sino todo el contenido y pautas de su vida Virgil y Amy ~ahora recién casados~ nos saludaron en Ja barrera de salida del aeropuerto. Virgil era de estatura media, pero demasiado grueso; se movia con lentitud y ten dia a toser y jadear al menor esfuerzo. Era evidente que su salud no era del todo buena, Sus ojos iban de un lado a ‘otro, en movimientos de busqueda, v cuando Amy nos lo present6 a Bob y a mi, no parecié vernos inmediatamente, 154 ‘ir6 en nuestra direceion, pero no a nosotros. Tue la im presion, momentinea pero intensa, de que no miraba real ‘mente nuestras cara, aunque sonia y sonreia y escuchaba atentamente. Me recordé lo que Gregory habia observado de su pa- ciente §. B, que «no miraba a la cara de st interlocutor, ¥ no comprendia las expresiones facialess. El comporta rmiento de Virgil no era desde luego el de un hombre que ve, aunque tampoco el de un ciego. Era mas bien el com Portmiento de alguien menialmente ciego, 0 agnésico, ca paz de ver pero no de descifrar lo que esté viendo, Me re- Cordaba a un paciente agndsico que tuve, el doctor P. (el hombre que confundis a su mujer con un sombrero, quien, en lugar de mirarme, abarcarme, de la manera nor: mal, observaba con Bijeza extrafa y repentina mi nariz, mi oreja derecha, mi barbilla, mi ojo derecho sin ver, sin seap- tars mi cara en su totlidad Salimos del abarrotado aeropuerto, Amy llevando a Vir gil del brazo, guidndole hacia el aparcamiento donde ha- bian dejado el coche. A Vigil le encantaban los coches, y uno de sus primeros placeres tras la operacin (al igual que le habia sucedido a 8. B.) habia sido observarlos desde la ventana de su casa, disfrutar de su movimiento, y dvisar sus colores y formas... especialmente sus colores, A veces le desconcertaban las formas. «Qué coches ve, le pregun: te mientras caminabamos hacia el aparcamiento. Sehal6 to dos los que pasaban. «Ese es azul, ée es rojo... guau, és es tgrande!s Encontraba sorprendentes algunas de las formas. «iMire éslsE, inclinindose, lo palp6 ~era un Jaguar V-12, estilizado y acrodinamico- y confirmé su estrecho perfil Pero perebia solo los colores y las formas: habria pasado de largo junto a su propio coche de no haber estado Amy con el Ya Bob y a mi nos sorprendié el hecho de que mi: ‘ara, alendira visualmente, solo si alguien se lo pedia o le Senalaba algo, no espontancamente, Puede que su vista es tusiera en gran parte reeuperada, pero utilizar los ojos, mi- rar, estaba elaro que era algo muy’ poco natural en él; toda 155 via tenia muchos de los habitos, de los comportamientos, de un ciego.! EI trayecto del aeropuerto a casa de Virgil fue largo; tu: vimos que atravesar el centro de la ciudad y eso nos dio la oportunidad de hablar con Virgil y Amy y de observar las, reacciones de Virgil ante la recuperacion de la vista. Estaba claro que disfrutaba del movimiento, obscrvando el sien pre cambiante especticulo a través de las ventanillas del coche y el movimiento de otros coches en la carretera. Di visé un vehiculo que venia detris de nosotros a una veloci- dad superior a la permitida e identificé coches, autobuses (le gustaban especialmente los autobuses escolares de un vivo amarillo), los camiones de dieciocho ruedas, y en una ‘ocasion, en una carretera secundaria, un lento y ruidoso tractor. Parecia muy sensible a los grandes anuncios y sefia les de neén, que también le intrigaban, y le gustaba identifi car las letras mientras passbamos. Tenia dificultad en leer palabras enteras, aunque a menudo las intuia correcta: ‘mente a partir de una o dos letras 0 del estilo de las sefales, ‘Tambien habja sefiales que veia pero que no podia leer. Era ccapaz de ver e identificar los colores cambiantes de los se- méforos a medida que nos internabamos en la ciudad. 1, Uno now, rene o perce aisladamente la percepcin ra slempre ‘inctiadaalcomporamicno yal moviiento, a alrgar el braze exploar ‘limundo. Ver es isullclente, tambien se debe mira Aunque ene) caro de Virgil hemos hablado de‘unaincapactindpereepsl © aprons, habla, ‘gslmente, una fa de capaci o mpl de ira, de cat nd Ua ata de comportmint visual. Von Senden menclona el emo de doe ‘itor cor ojo fabian sido vendadoe dese enpranaedady que cuando Tes aularon los vendajs la edad de cinco afon, no mostaron ningun react, no areean irr. como a estuveran ccpor Dabs la ensacn ‘Segue esos mio, que fabian construigo mu mundo con ottossenidos ‘Somportamienton, no saben wiser los ojo. "Elmira =comocrientacion, como comportamiento~ puede nchuo de saparecer de aquellos que se uedanccgor en una fe tara desu vida ‘ena del echo de que han smirados toda ru vds-John Hull noe propor. ‘hona mucton ejemplos sorrendentes de exo ens libro aucbiogaice Touching he Rock. Hal habia endo sna vss normal hasta la mia de lo tarentena peroa os cinco ato de quedarse totalmente ciego perio toda hnocion de volver a cart hala a gente, de «ira asus ntertocutore, 156 El y Amy nos contaron que habian visto otras cosas desde la operacion, y algunas de las inesperadas confusio- res que podian ocurri, Virgil habia visto la luna; era mas grande de lo que esperaba.' En una ocasién se quedé per- plejo al ver «un gran aeroplanos en el cielo, «clavado, sin ‘moverses. Resulté ser un dirigible. Esporidicamente habia visto pajaros: algunas veces, si se le acercaban demasiado, le hacian dar un respingo. (Naturalmente, no se le acerc ban tanto, explicé Amy. Virgil simplemente no tenia nin- guna nocién de la distancia.) Ulimamente Amy y Virgil habian pasado mucho tiempo cde compras: habian tenido que preparar la boda, y Amy queria presumir de Virgil, contar su historia a los depen- dientes y comerciantes que conocian, dejar que vieran por ellos mismos a un Virgil transformado.? Era divertido; la ‘emisora local de television habia emitido un reportaje sobre la operacién de Virgil, y mucha gente le reconocia y se le acercaba a estrecharle la mano, Pero los supermercados y otras tiendas eran también auténticos espectaculos visuales de objetos de todo tipo, a menudo en envolturas de colores brillantes, y constitufan un buen sejercicios, Entre los obje- tos que habia reconocido el mismo dia que le quitaron los vendajes estaban los rollos de papel higiénico a la venta, Habia cogido un paquete y sc lo habia entregado a Amy para demostrarle que vela. Tres dias después de la opera- cién, habian ido de compras a una gran superficie, y Virgil hhabfa visto estantes, fruta, latas, gente, pasillos, catritos tantas cosas que se habia asustado, «Todo ocurria al mismo 1. Elpaciente de Gregory tambien se quede sorprendido al ver lala: habia exper un cuarto Je luna em fora de cua como un tro de ps. {ely se quedo asombrado ydivertis sl descubrir agull forma crete 2 Robert Scot, ocilogoyanropologe del asta de Eatudion Con uctuales de Stanford en Intresodoeopeealmente por las eacciones ‘de Insociedad ante los cep, ¥ el despeeto yl estigmatiacion rial de ‘gu ana menudo son objeto Tambien ha dado conferencia sobre seus ‘an clemplar del ibro de Valo tiempor, dijo. Necesitaba salir de alli y cerrar los ojos un Disfrutaba de las vistas armoniosas, dijo, de las verdes co linas y la hierba ~sobre todo despues de los excesivos y re ‘cargados especticulos visuales de las tiendas-, aunque era dificil para él, sealo Amy, relacionar las formas visuales de las colinas con las tangibles colinas que habia recorrido, ‘pues no tenia idea del tamano ni de la perspectiva.’ Pero el primer mes transcurrido desde la recuperacidn de la vista de Virgil habia resultado predominantemente positivo: «Cada dia parece una gran aventura, y cada dia ve mas cosas nue: vase, habia eserito Amy, resumigndolo, en su diario. ‘Cuando llegamos a casa, Virgil, sin baston, subié por si ‘mismo el camino que conducta a la puerta principal, sacé la lave, agarré el pomo, hizo girar la llave y la abrid, Fue 1. Lasensacion,n st misma, carece de sndleadoess de amano la ital hay que aprenderlos con la experiencia. De este modo, se dice ‘gue cuando se leva alguien qus ha habia tod dan una eva to. Deal, cuya perspective sual acaba pocos metros, aun amplio palsaje [ble vecesintentaalaygarosbrazon) tocar las Cumbres J las morte fs con las manos no Gene nocin de i lejos que st ‘Helmblts (en El pensamianto en medicine, una memoria atobiogr- fea) cuenta com, caminando por an parque sor dow atom so Toque tempreo como una pequeta torre con una berandil ela alto unos Ianiguies, 0 mufeces, que caminaban dando wulias tra lla, Cuando le ‘pregunta su madres podiacoger uno para jugar, clln excl que la torre {siabaaunilomettode distancia tenia dscintos metros de altura) que las pequetas iguas no eran males, sno personas. Tras eta palabras eyesforiue e|- jeioadss eqanud wun) “euoresodorsod lworpeotjduio> eunduru ap sezen wia8 ou ‘SeyesF0104 Se] Uo? foyrereduios < (esastpul 9 eirouIp eidorsouufeyo uN a>) fofo j2 reuruera je ‘Gog & ‘uoyreiado w] ap sandsap wutior 2] 9p seyesdoroy sepel|eap opewios vigey womb “ujwieH 101 DOP [2p oLLON]NsUOD [B SopOr sowIR] 194109 ap sandsaq, ‘edt 980 ap souorsentanyy wos open suooue wigey 26 wounU oxod ‘seIesEe9 seyonU opeULLAt|D tigoy 4 sour osursnuas alueinp exFojowpeyo ey opeansesd migey ‘Souoiemiany Soyer 9p uoIsIOIy AW [FAIA and sauotodussap se] 40d opeuzouoasap Snu opanb os uous “=IOSSUM GOH "BINGO UoZEI UIs ‘DrUDUIEDUPIUOdSS opud|Bins ‘seip osnjsut o sezoq uegeinp anb ~epeiouioiap sjs0u8 0 isia~ «pepisouiog» ap sopoyiad sofire] So] ues ‘sosos8od A soiueunreye seus painb & ‘sapuaiduson ap s9119R) souaW “owianxs us ajqeisout ‘sey eun ud s61s9 3p wjgap ‘[eULIOW OUR uOD opereduioy 118A op rensta eularsis [2 4 “wsoy BUN a1URINP sofo so} se -20 ‘une sofou ‘0 “eso9 vino 49004 & ouLiousIap anb oFU>1 ‘oquowout aso uo & ‘-fensia odure> 19 opor “oysas j> “s9p sued se[- omur apuop sje soveqniva So] ap sowunissiad sou: opus sowesquinjsap 028 X ‘sooyes8 50] U2 of 40d se309 aesed © ozuauio9 :seioy sani a1uENp eWEsBOpE}P2uI0ND9|9 lun sered ups ouqur ‘ojduola od “8 yensya eurais}s otdord fu © axins0 3] $9994 ¥ "BS{A eulsan4 w oYSMUE SOLIS 9] o][2 104 souresed sonosou sopor eisis B| ap o8n 0 o2i9n} ‘so a1ueisuo> une squoHia}sod jens eave} epne ap sop ‘oniad sod eresed [18114 anb 020d Anu oxpuasdios SON ‘ose 1 s0qe] ns eqeztjeuy X “2n] v| eqesede 0 “sofo so} eqess99 © ‘ofadss jap epeanu e] eqeuiede aquoweury “seIpau w was ‘anb 0] 07081 jo auerpous seuL1yuO> equIUAIUt 6 ‘olads9 > ud ‘eqeiso anb wie B] osioaput sein4asa ® eqEzUaMiOD 4 'S01u9}, SUI UELAJON as EIIYSND B 9p sovUATU}LOW So] Lo}seMUALOD ¥ ‘worrenussu09 estat woo ‘esi &] ap epne uoD ojopua!> -y “ofadso un uo> eqezusuios sand ‘asieuaye 2p eiDueu ns woo ‘ojduiala sod “opuunse uRjqey sepraared souolsoi wet ay “ouyp ns uo ostiosap wiqey se] & Sepre9au SpE 2p OPE LG “ea eigey ou! eX Susy “oB>t9 uN a9e4 oJ OmIOD ‘SOIUE OBEY ‘eos owio9 sauio e 'soueU! se] sez ¥ OzUeUIOD 4 o2ian) 's2 oper ouopuege “ore|d ns u9 eIqey anb oj 19puaiduio> 2p qu saane ap redeouy ‘suuouuyeuty “2u¥e [9 Uo ost>apur sei0y © { ssoatia(go sns wo> zeu.9" Ou ¥ ozaduta 10paue} ns :91094 “wo eyotund ne ‘eynBasoud sesiuorur “uolsenunuo> ¥ ~¥pe| -esua ns ua eigey anb arewior ap soiuouiBas soj uofsiasd ‘uo opitenresu [PULIOU WISIA BL UoD UAINBIe eLZeY O| OWOD anwod v egezuawios anb 919840 “I4IEA © Seanany sepestus feqeate] 9} o€ opuens us 794 ap Soureyuio9 senuotut X ‘opea ‘sod 9p sluemersay un e sowimy “rezsoWye ap e104 FY ‘omstog 2p fojax ns uo orae [peiges an e oo eqpuorseya ] anbiod pared Sp tor ued un eqeates amb toy e]ssap ap zede> a9 Stusumeuresy ta "gs © pm ean = 2 Ot spur ou "eqeuodus ou pease ap pepssedsip P19 Snr 3p opumu ose uoo oguaureoured opssppunde fot Spun (osm sled osregaadejpod ‘eurnwesrodut ts Sar won asretoy yp “aneemanyas sion s04> “Sryy souonened ses © peso eye 31 9b 08M 3p usimanj yee ON sof Uoo sero ese Mt opuaun opon-sosut say 9p Fe “eta toh 9psoqeee “tanant 3p ato ‘tae 2p spepios tacos v operon ego THtA “word | Speed ofa opetop ee aut aude anb oe eet sEGs ayes es on oor eso ow 3p ofr 7 “poeta neg eyu0d fp ul (Hea ose 9 OWE! O1 opr opr ope 24 0 an exouy+ fp sof sug "oD04 oP “onai vtpenruo> seo so opseaide spp 9, o> Shui ows fp ousoa% "oranges ay ope (aol s0o1 oud p98 84 eo | EERE Say poo opsonse ap epepanb soweyqey ws 1 . uoresceina~ mostraba un cierto grado de edema macular Auistico, pero e30 no habria hecho que las ripidas fluctua- ciones fueran tan grandes.) Puesto que al parecer esas fl tuaciones no tenian causa local u ocular, Bob se pregunté si detris de ello no habria alguna causa médica ~nos habia sorprendido, tan pronto como conocimos a Virgil, compro- bar que su estado de salud no parecia muy bueno~ o si po- dian representar una reaccién nervigsa del sistema visual cerebral a las condiciones de sobrecarga sensorial 0 cogni: tiva. Para las personas de vista normal no supone ningun es- fuerzo construir formas, limites, objetos y escenas a partir de sensaciones puramente visuales; han estado realizando dichas construcciones visuales, elaborando un mundo vi- sual, desde el momento de su nacimiento, y sin ningin es fuerzo han desarrollado un vasto aparato cognitivo para ha cerlo. (Normalmente, la mitad de la corteza cerebral se dedica al proceso visual.) Pero en el caso de Virgil dichas facultades cognitivas, subdesarrolladas, eran rudimentarias cera muy facil que las partes visual-cognitivas de su cerebro se hubieran visto desbordadas. En todos los animales, los sistemas cerebrales pueden responder a una estimulacién excesiva, a una estimulacion {que supera un punto eritico, con un repentino cierre.! Ta: les reacciones no tienen nada que ver con los individuos 0 sus motivaciones. Son puramente locales y fisiolégicas y pueden ocurrir incluso en zonas aisladas de la corteza ce- rebral: son una defensa bioldgica contra la sobrecarga ner- los _procesos. perceptivo-cognitives, al tiempo que fsiolégicos, son tambien personales ~no es un mundo lo que uno percibe o construye, sino ef propio mun- do-, y conducen y estén vinculados aun yo perceptivo, a tuna voluntad, una orientacién y un estilo propio. Este yo 1. Pavlov al hablar de dchas respuesta en los perros, ls denominaba sinhibicion tansmarginal subsiguiene a una estimulacion supra inal,» considerba coe clerret de naturales protectors 176 perceptivo puede desmoronarse si se desmoronan los siste: mas perceptivos, alterando la orientacién de la mismisima identidad del individuo. Si esto ocurre, un individuo no solo se queda ciego, sino que deja de comportarse como un ser visual, no comunica ningiin cambio en su estado inte: rior, y es completamente inconsciente de si ve no. Dicho cestado de ceguera psiquica total (conocido como el sin- drome de Anton) puede ocurrir si las partes visuales del ce rebro han sufrido un dao importante, por ejemplo a causa de una apoplejia. Pero a Virgil parecia ocurrirle lo mismo. En dichas ocasiones, por ejemplo, él podia hablar de «ver+ mientras que de hecho parecia ciego y no mostraba ningtin comportamiento visual. Uno se veia obligado a preguntarse si toda la base de la percepcién visual y la identidad, en el caso de Virgil, ea todavia tan débil que bajo condiciones de sobrecarga 0 agotamiento podia sucumbir no sélo a una ce guera puramente fisca, sino a una ceguera psiquica total como la de Anton, Un tipo muy distinto de cierre visual ~una retirada~ ps recia asociarse a situaciones de gran tensién conflicto, cemocional. Y Virgil quiza no habia vivido una época de ‘mayor tension: acababan de operarle, acaba de casarse; el tranquilo discurrir de su vida de ciego y de soltero habia quedado hecho trizas; estaba sometido a la tremenda pre- sion de lo que se esperaba de él; y el hecho de ver era en si ‘mismo confuso, agotador. Estas presiones se habian incre+ ‘mentado a medida que se acercaba el dia de su boda, espe cialmente com la llegada de su familia ala ciudad; su familia 1no se habia opuesto a la operacién, pero ahora insistian en que de hecho estaba ciego. Todo esto quedaba documen: tado en el diario de Amy: 9 de octubre: Hemos ido a decorar Ia iglesia para la boda. La vision de Virgil es muy borrosa. No distingue gran cosa. Es como si su vista cayera en picado. Virgil vuelve a actuar como si estuviera «ciegor... Tengo que guiarle a to- as partes, 7 i ' 11 de octubre: La familia de Virgil lega hoy. Su vista parece haberse tomado unas vacaciones .. JES como st Nolviera a estar ciego! Ha Hegado la familia. No podian freer que fuera incapas de ver. Cada vez que él decia que ‘ia algo ellos decian: «Ah, te imaginas que es asi» Letra taban como si estuviese totalmente clego: le guiaban a to: das partes, le daban todo To que queria. Estoy muy ner viosa,y Virgil ha perdido la vista .. Quiero estar segura de ‘que estamos haciendo lo correcto. 12 de octubre: Dia de la boda. Virgil esta muy tran- aquilo .. vision un poco més clara, pero todavia borrosa . Pudo verme legando al altar, pero todavia de manera muy borrosa ..La boda ha sido bonita. Banquete en casa dde mama. Virgil rodeado por su familia. Todavia no pue- den aceptar que ve, aunque tampoco consiga ver gran ‘cosa. Esta noche se ha despedido de’ sw familia, Ha empe- zado a ver mis claro en cuanto se han ido. En estos epsodios, Virgil fue tratado por su familia como un eiego, su identdad fue negada 0 socavada, él Saccion® sumibamente actuandoe incluso conviiendose “hrelego. en una renuncia © represion de parte desu ego, fast lege a un aplasante 9 aniguilado rechazo de sa idemtdad. Tal regresion habia que considerarla motivada, tumgue de manerainconsiente! una inibicion sobre ura Base sfuncioals De este mado pareia haber dos formas Ciniotas de" seomportamiento de ciegon, dos modos de ‘ser legow! uno sta el colapro del proceso idetidad ne sre ua ae ogi (on vaso epi Togo, en la Jeng neurogie), ye otto un clapsoo in Hibicgn de la Kentdad visual sobre una base functoal {un tastomo piconcurotice), aunque no menos real pare {1 ada extrema debilidad orginica de su vision la tnewabitdad de sus sistemas vsues > dela identidad Ninrl en ese momento~,a veces era muy difl saber ue haba ovurrendo,dstinguir entre lo fislegieos yo eps ologicon Su ison era tan marginal, tan ereane a iit 178 aque la sobrecarga nervioso el confito de Adenia por Gian empiri taspasario. ‘Maun von Senden en su cisco libro Space and Sigh (1932), analzaba todos los cass publicados en un periods de teseienton ator conclu gue todo aduho que ace baba de recuperar la vst legaa tarde femprano a ua senns de motivacie,y que no todos los patents la aut peraben. Nos habla dun Paciente que se Sena tan ame. azado por ln isin (para, vr habria significado aban. donar el alo par clgos y la novia que tenia all) que famenazo con arancars los ojos pero cta mumeross ee sos de pacientes ue sae comportan como clegoseo sse Dlegan 3 vers tras la operacion,y de ottos que, medrosos ante lo que pueda implicar la vision, se negaban a ope Tase (uno de entor casos tulad sL'Aveule qu refuse de ‘ort: Se publics en fecha tn temprana como 1771) Tanto Gregory como Valve referen alos pelgrs emovionales de fort un nucvo sentido, en como fas Ta eufora ictal puede aparecer una devasiadory (© inchso lta) depre- Precisamente una depresin as padecis el paciene de Gregory la epoca que 8. 8. paso ene hospital eotuvo lena de exclacin y progresor cm el plano percepiv. Pero la promesa cabs frastndose. Ses meses despues dela ope. faclon, Gregory eseriba Nos formamos la sélida impresion de que su vista le cra totalmente decepcionante. Le permitia hacer un poco mas .. pero qued6 claro que las oportunidades que se le oftecian eran menos de las que habia imaginado ... En 1. Cuando existe debiidad de un organo expec, tension emocio ‘al puede tener tendeneia a adguifr una forma Hscs de este mado, a a alice sbreviene el asta cuando sult una tension los parkasodianos ‘ruse mas partnsonianon, alguien como Vig al borde dela ce fuvra puede verse empejad al tro Indo Je ewe bordeyvlveree (empo. ‘amet igo ec r xardiarianee ie ing etre to ‘que en l era vlnerabiidd Ntcogica Toque ers ccomportamiento mo. ‘aden ve me 179 gran medida todavia tenia que vivir como un clego, y 8 ve ‘ces ni siquiera se molestaba en dar la luz por la noche Dejé de llevarse bien con sus vecinos, que le consideraban sraros, y sus compafieros de trabajo [que antes le admira ban] le gastaban bromas o se metian con él por su incapa cidad de leer. ‘Su depresion se agudizd, se puso enfermo, y dos anos después de su operacion S. B. murié. Siempre habia tenido tuna salud de hierro, y en otro tiempo habia disfrutado de la vida; solo tenfa cincuenta y cuatro alos. Valvo nos presenta seis casos ejemplares, y una pro funda discusion de los sentimientos y el comportamiento de personas que, ciegas desde la infancia, se encuentran con ‘que tienen que enfrentarse con el «dons de la vista y con la necesidad de renunciar a un mundo, a una identidad, y abrazar otro." ‘Uno de los principales contflictos de Virgil, que com- parten todas las personas que acaban de recuperar la vis- {a era la incOmoda relacién entre vista y tacto, el hecho de no saber si mirar o tocar. Eso fue obvio en Virgil desde el dia de la operacién, y muy evidente el dia que le vir mos, cuando apenas podia apartar las manos del tablero de formas, anhelaba tocar los animales y ya no ensartaba 1, En su irénicamente tulad Carte ste los cigat pare uso de los ‘que puedon ver (1789), joven Diderot marine na posicion de flat {ism cultural» epistemologieo: arma que lor cego, ssa manera puc™ ‘Sen construe un mundo completo y scient, poseen una completa ‘ldenidad de clegonynngune ensaclon de scapacidadoisuielenea, (go el wproblemae desu ceguera el dese de cual, portato, nes ‘Tammbienopina quel ntligencia la cultura pueden tener una impor ‘anc fundamental pars hacer que los clepo comprendan el mundo: pe ‘em dares, al menos, una comprenson formal que no pueden peri d ‘ectamente. Liga sobre todo seta conclusion tas dar sobre el caso {de Nicolae Souinderon, el celeb matemicoy newtonano cee, que ‘mut en 1740. Que Swunderson, que amas ola us, pus imagina tan bien” que pdier ser (de ente todas ls cosas) pruesor de Op Duiera construire seu manera, una subline imager dl univers, mo ons Inmensamentes Diderot 180 la comida. Su vocabulario, toda su sensibilidad, su imagen del mundo, se expresaban en términos téctiles 0 cuan: do menos no visuales~. Era, o habia sido hasta su opera- cidn, una persona para la que el tacto habla sido funda ‘mental, Ha quedado perfectamente probado que en personas ccongénitamente sordas (especialmente si tienen un don in- rato para hablar por signos) parte de las zonas auditivas del cerebro se han reasignado para desempefiar una fun- cidn visual. También ha quedado perfectamente probado {ue en los ciegos que len Braille el dedo indice lector po see una representacion excepcionalmente grande en las zonas de la corteza cerebral destinadas a la elaboracion tictl. ¥ uno sospecharia que las zonas tactile (y auditivas) de la corteza se agrandan en los ciegos y pueden incluso ampliarse a lo que es normalmente la corteza visual. En ausencia de estimulacién visual, la corteza visual que queda puede estar enormemente subdesarrollada. Parece probable que tal diferenciacion del desarrollo cerebral si- guiera a la pérdida precoz de un sentido y al reforzamiento de los demas. Si ése era el caso de Virgil, qué podia ocurrir sila fun cién visual se hiciera de pronto posible, si fuera exigida? Uno podria esperar, desde luego, cierto aprendizaje visual, cierto desarrollo de nuevas vias en las partes visuales del cerebro, Nunca ha existido documentacion del despertar de la actividad en la corteza visual de un adulto, y esperaba ‘mos realizar algunas exploraciones mediante tomografia Por emisién de positrones de la corteza visual de Virgil para ‘mostrar lo que sucedia mientras aprendia a ver. ¢Pero ‘como seria este aprendizaje, esta activacién? ;Serla como la dde un bebé cuando aprende a ver por primera vez? (Esa fue la primera idea de Amy.) Pero las personas que recuperan, la vista no estan en la misma linea de partida, neurologica mente hablando, que los bebés, cuya corteza cerebral es ‘equipotencial: igualmente adaptada a cualquier forma de percepcién. La corteza de un adulto con ceguera precoz, 181 ~ como era Virgil, se ha adaptado extraordinariamente a or- ganizar percepciones en el tiempo y no en el espacio.’ Un nifo simplemente aprende. Se trata de una tarea in- mensa ¢ interminable, pero no Hleva aparejada ningun con- flieto iresoluble. Un adulto que acaba de recuperar la vista, por el contrario, tiene que llevar a cabo un cambio. radical desde un modo secuencial hasta otro visual-espa- cial, y dicho cambio desafia la experiencia de toda una vida. Gregory subraya esto, sefialando cémo el conflicto y la crisis son inevitables si «los habitos de percepcion y las csstrategias de toda una vida» sufren un cambio. Dichos conflictos forman parte de la misma naturaleza del sistema nervioso, pues los adultos que quedaron ciegos de peque- ‘hos y se han pasado toda la vida adaptando y especiali- zando su cerebro, deben pedirle que invierta todo ese pro- cceso.~tAdemis, ef cerebro -de-un-adulto-ya-no-posee- fa plasticidad del de un nifio: por eso aprender idiomas nue- vos y oficios nuevos se hace més dificil con la edad. Pero ‘en el caso de un hombre que ha estado ciego, aprender aver no es como aprender un idioma nuevo; es, tal como 1. El pricdlog canadiense Donald Hebb se interexo profundamente por el desl dela vision, y presto machaspruebs expeimentaes fen conta de qe fuers algo sinatow en low animales superore en el ‘hombre como se habia puesto a menudo. De manera comprenate, le [ocinabalinsualvexperimentos (se pert dicho trio) de devol ‘ver avis en la vida aula a Jos congenitamenteclegos, yen The Organ {avon of Behaviour elexionaextensamente sabre Io Cason recopiados por Von Senden (el propio Heb no tenia experiencia personal de inguin ‘aso ath Eso propercimabe unm undantsconimeion du tei et {nin a cual ver requsre experiencia aprendizye; de hecho, pena que ‘nel hombre invita requera quince aos de prendiae part lcanat su Pleno desarll, Perohay gus hacer una advertenci tambien Ia ace Gregor) y lo ve como «uno de los érdenes natu rales de la existencia humana».! | Silaceguera pose un lado posto, ses uno de os denes natura les dla existeneta humana lo mismo (ode un moo mas itenso aun) Yale Dara orders en la que noha solo un fralcimiento dele habilidades "tls pr acetal epaces, sn oda na coma de srdor on su propo lengua (e sign) y's propia cultura viaualgetual, Los Eongenitamentesordor 0 aquslice Que se quedaronsondos de pequcton, ‘cuando ses eliza un impante clear pueden enfrenarse a Problema tun ano parecios a fo de Vir El sonido, par ello al principio note nen asociaiones nl sgnieade, de modo Quel ihenosincialmene, se ‘nevetraner'un mundo de eas audlvo, 0 agnonia Pero ademas de os Droblemas copnitvor tambien hy problemas Mentdads en cio sew tid, deber moricomo sords pars acer come persongs gue oven. sty potencialmente, es mucho mas sero pose Implicaconessocalesy cul “rales qu se ramfican,pucs la sordere puede no ser slo una iSetidad Personal sino una idenigad linguistics Comunitaray cultural compar: "ida Harlan Lane aborda ests temas tan complejo en The Maske neve. lence: Disabling the Deal Communi 183 E131 de octubre, a Virgil le quitaron la catarata del ojo iaquierdo, revelando una retina, y una agudeza visual, simi- lar a la del ojo derecho. Esto fue una gran decepeién, pues cexistia Ia esperanza de que ese ojo estuviera en mucho me- jor estado, Io suficiente para que marcara una diferencia, fundamental en su vision, Esta mejoré ligeramente: le cos: taba menos fijarse, los movimientos de busqueda del ojo eran menores, y sti campo visual se habia ampliado. ‘Ahora que veia con los dos ojos, Virgil regres6 al trabajo, pero se encontré con que, cada vez mas, el hecho de ver te- nia su envés, en gran parte era algo confuso, y a veces sim- plemente horrible. Habia trabajado feliz en el YMCA durante treinta afos, dio, ycreia conocer los cuerpos de sus clientes. Ahora le asustaba ver esos cuerpos y las pieles que previs- ‘mente habia conocido solo al tacto; le asombraba a variedad de colores de piel que veia y le disgustaban las imperfeccio- nes y emanchas» en pieles que a sus manos les habian pare: cido completamente tersas.' Virgil descubrié que cuando aba masajes cerrar los ojos le proporcionaba un gran alivio. En las semanas siguientes, su vista siguid mejorando, es- pecialmente cuando tenia libertad para seguir su propio ritmo. Hacia todo lo que podia para vivir como un vidente, aunque en esa 6poca fue vietima de mas conflictos. De vezen cuando expresaba temor ante el hecho de tener que dejar el ‘aston y caminar y cruzar las calles sélo mediante la vista; y ‘enna ocasion expres6 su temor ante el hecho de que los de- ‘mas «esperarans que condujera y buseara un empleo total> ‘mente nuevo «que le exigiera ver». Fue una época de mucho esfuerzo y verdaderos éxitos, aunque uno tenia la impresion de que el éxito se habia alcanzado con cierto coste psicolé: gico, un coste de tension y escision cada vez mas profundas. 1. Gregory obser de SB: Tambien encontraba fess algunas cosas ‘ue antes adorsba{inclyendo su esposay ast mismo), frecuente. ‘mente Te enojaban tos detects e lperfecciones del mundo vse > 184 Una semana antes de Navidad, Amy y él fueron al ballet. Virgil disfruto con EI cascanueces: siempre habia adorado li musica, y ahora, por primera vez, también veia algo. «Lle- gué a ver gente saltando por el escenario, aunque no veia qué ropa llevabans, dijo. Creia que disfrutaria de ver un partido de beisbol en directo, y esperaba ansioso a que se Inielara fa liga en primavera, La Navidad fue una época particularmente festiva © im- portante ~la primera Navidad de casado, su primera Navi dad como hombre que veia~ y regresé con Amy a la granja familiar de Kentucky. Vio a su madre por primera vez en mas de cuarenta afios ~apenas habia sido capaz de verla, ni ella ni nada, el dia de su boda- y le pareeis «realmente guapa». Vio de nuevo la vieja granja, las cereas, el arroyo entre los pastos, que no habia vuelto a ver desde nino: siem pre los habia tenido en gran estima en su memoria, Ver h bia sido en parte una gran decepcion, pero ver su hogar y su familia fue pura dicha No menos importante fue el cambio de actitud de la fa milla hacia él. «Parecia mas despabilado», dijo su hermana, «Andaba, se movia por toda la casa sin palpar las paredes: simplemente se ponia en pic y andaba.» Le parecié que ha- bia «mejorado mucho» desde la primera operacion, y st madre y el resto de la familia tenian Ia misma impresion. Le telefoneé el dia antes de Navidad y hablé con su ma- dre, su hermana y otras personas. Me pidieron que fuera a celebrar la Navidad con ellos, y ojala pudiera haberlo he- cho, pues parecia un momento dichoso y positive para la milia, La oposici6n inicial de los familiares a que Virgil viera (y quiza también a Amy, por haberle empujado a ello) ¥y su ineredulidad ante el hecho de que pudiera ver habia ‘ido algo que él habia interiorizado, algo que podia haber li- teralmente aniquilado su capacidad de ver. Ahora que sus Parientes estaban «convertidoss, era lito esperar gue ese importantisimo obstaculo psicoldgico desapareciera. La N: Vidad fue ef momento culminante, pero también la resol clon, de un ano extraordinario, 185 Me pregunté qué sucederia al fo siguiente. Qué podia esperar Vig siendo optimisig?:A que cantidad de mundo ‘Rial de vada visual, podia aun aspirar? Lo cierto esque eso ‘inalgo que no sabiamos con certeza Aungue habia muchos pacientes cuyas historias eran sOridasyaterradoras, al me Sos habia algunos que habian superado sus peores difieulta- des ysalidoflote en su nuevo mundo visual de una manera relaivamente poco confictva ‘Valvo. normalmentecauto-en st exprestn, se deja He- var por la emocion al describir algunos de los resultados mis fellces de sus pacientes Una ver nuestros pacientes adquieren pautas visuales y pueden actuar con ellas autonomamente, parecen experi fentar una gran felicidad en el aprendizaje visual. un re to de ta lidad . Comienzan a pensar en areas de experiencia totalmente nuevas atin renacimieno de la personalidad, eso era juste mente Toque Amy devesa para Vig Pra nosoton cr Til imaginar fl Tnacimiento en él, pes pareia muy fe iniico, may encerndo en sus costumbres Yin embargo. @ pes eden us problema rales, cra, lupios, psiblemente médicos- en clrto modo To haba cho taaaordineramente bien, habla mostado un cons tanteineremento desu capacidad de aprehender el mundo Nina, Con una mothacion predominantemente posta, 9 Mobs dsintey venti ue podiaproporcloare el he ho de ver. parecta no haber ran alguna que le imps progresar atm mis, No poi esperar ener ams una vision Perfecta, pero podiaaspirar& una vida raicalmente mas Fice gracias al hecho de ver La catistrofe ocurrié de manera muy repentina. El 8 de febrero recibi una llamada de Amy: Virgil se habia derrum- bbado, se lo habian llevado al hospital, gris v en estado de es tupor. Tenia una neumonia lobar, una luerte congestion en 186 tun pulmén, y estaba en Ia unidad de cuidados intensivos, ‘con oxigeno y antibioticos en vena. Los primeros antibidticos no le hicieron efecto: em- peord: su estado era critico; y durante algunos dias estuvo ‘entre la vida y la muerte. Al cabo de tres semanas la infec ccion fue controlada, y el pulmén comenzé a dilatarse de nuevo. Pero Virgil seguia gravemente enfermo; aunque la neumonia en si misma estaba remitiendo, le habia provo- cado un fallo respiratorio: una casi parilisis del centro res- piratorio cerebral que le hacia incapaz de responder ade ‘cuadamente a los niveles de oxigeno y diéxido de carbono de la sangre. Los niveles de oxigeno de la sangre comenza ron a descender... hasta menos de la mitad de lo normal. Y el nivel de didxido de carbono comenz6 a aumentar... hasta ccasi tres veces lo normal. Necesitaba oxige stante- mente, pero solo podian darle un poco, por temor a que el centro respiratorio que fallaba quedara ain mas debilitado, Con el cerebro privado de oxigeno y envenenado de didxido de carbono, la conciencia de Virgil luctuaba y se desvane- cia, y en sus peores dias (cuando el nivel de oxigeno era ‘mas bajo y el de diéxido de carbono mis alto) no vela nada: estaba totalmente ciego. ‘Muchos factores contribuyeron a que prosiguiera esa crisis respiratoria: los pulmones de Virgil se habian espe sado y estaban fibréticos; tenia una bronquitis avanzada y lun enfisema; no habia movimiento del diafragma en un lado, consecuencia de su polio infantil: v, por encima de todo, estaba enormemente obeso: lo suficientemente obeso ‘como para padecer un sindrome de Pickwick (que recibe el nombre del muchacho grueso y sofoliento, Joe, de Los pa: peles del club Pickwick). En el sindrome de Pickwick hay luna grave disminucién de la respiracién, que no puede oxi genar la sangre adecuadamente, asociada con un debilita miento del centro respiratorio del cerebro. Probablemente Virgil levaba enfermo varios aftos; habia ganado peso gradualmente desde 1985. Pero en el periodo ‘comprendido entre su boda y las fiestas de Navidad habia, 187 ‘aumentado veinte kilos ~habia legado, en pocos meses, a Tos ciento cuarenta kilos, en parte por la retencién de li quidos causada por la insuficiencia cardiaca, y en parte por comer a todas horas, un habito causado por el estrés ‘Ahora Ilevaba tres semanas en el hospital, el oxigeno en sangre seguia disminuyendo a pesar que se lo suministra- ban, y cada ver que el nivel Ilegaba a un punto realmente bajo se quedaba letargico y totalmente ciego. Amy, en el momento en que abria Ia puerta, sabia como habia pasado cl dia Virgil ~que nivel de oxigeno en sangre tenja~ segan si utilizaba los ojos, mirando a su alrededor, o tanteaba y palpaba, «comportandose como si estuviera ciegos. (Nos preguntamos, en retrospectiva, si las extrafas fluctuaciones de su visién que habia mostrado casi desde el dia de la ope- racién podian haber sido también causadas, al menos en parte, por fluctuaciones del oxigeno en sangre, con la con- siguiente anoxia retinal o cerebral. Virgil probablemente habia padecido durante aos un leve sindrome de Pickwick, y podia haber estado cerca del fallo respiratorio y de la ano incluso antes de la enfermedad aguda.) Habia otro estado intermedio, que Amy encontraba des- concertante; en dichas ocasiones, Virgil decia que no veia nada, pero alargaba los brazos para coger algo, evitaba los ‘obstaculos y se comportaba como si viera. Amy no entendia nada de este singular estado, en el que manifiestamente reaccionaba a lot objetos, era capaz de localizarlos,veia, y aun con todo negaba cualquier conciencia de estar viendo. Este estado ~llamado vista implicita, vista inconsciente o vi sion ciega ocurre cuando las deras visuales de la corteza cerebral estan deterioradas (por ejemplo por falta de os geno) pero los centros visuales de la subcorteza permane- ‘cen intactos, Las sefales visuales se perciben y se responde 2 ellas adecuadamente, pero esta percepeion no aleanza la Por fin Virgil pudo salir del hospital y regresar a casa, aunque ahora con un gran handicap respiratorio: dependia de una bombona de oxigeno y no podia ni levantarse de la 188 silla sin ella. En esa fase, parecia improbable que se recupe: tara lo suficiente como para volver a trabajar, y la YMCA decidié prescindir de él. Unos meses mas tarde tuvo que de jar la casa donde habia vivide como empleado de la YMCA durante mas de veinte afios. Esta era la situacion en verano: Virgil no solo habia perdido la salud, sino el trabajo y la En octubre, sin embargo, se encontraba mejor y era ca ppaz de prescindir de la bombona de oxigeno durante una hhora 0 dos. No me resultaba del todo claro, a partir de mis cconversaciones con Virgil y Amy, lo que habia ocurrido fi rnalmente con su vista después de todos esos meses, Amy de: cia que la habia «casi perdido», pero ahora le parecia que la estaba recuperando @ medida que se sentia mejor. Cuando telefoneé al centro de rehabilitacién visual donde habian, cevaluado a Virgil, me contaron algo muy distinto. Seguin cllos, Virgil habia perdido toda la vista que habia recupe- ado el ano anterior, y lo que quedaba de ella era muy poco. Kathy, su terapeuta, opinaba que Virgil veia colores, pero poco mas, ya veces colores sin objetos: asi, era posible que viera una neblina 0 halo rosado alrededor de un frasco de Pepto-Bismol sin llegar a ver claramente el frasco pro- piamente dicho.' Esta percepcién del color, dijo Kathy. era la unica vision constante; parecia estar clego a todo lo de- ‘mas, no distinguia los objetos, iba a tientas, parecia visual ‘mente perdido. Habia vuelto a sus antiguos movimientos ‘oculares azarosos de los no videntes. Y sin embargo a ve- es, espontaneamente, sin previo aviso, tena repentinos ‘asombrosos momentos de vision en los que veia objetos, in- cluso los muy pequefios. Pero esas percepciones desapare- |, SemirZei ha obserado en algunos casos de anoxia cerebral que las reas de construcin del color dea corteza visual han quedado elt ‘amen imactas, de modo ue el paciente puede ver el colors nada mas ‘formas ni limites, ytampoco llega a hacere ninguna ea de os objeto 189 i | ; ‘cian tan repentinamente como llegaban, y él generalmente fra incapaz de recuperarlas. A todos los efectos pricticos, dijo Kathy, Virgil ahora estaba ciego. Me quedé sorprendide y desconcenado cuando Kathy ime dijo eso, Se trataba de fenomenos radicalmente distin tos de los que Virgil habia mostrado antes: cqué le pasaba ahora en los ojos v en el cerebro? La distancia me impedia comprender lo que sucedia, sobre todo porque Amy, por st parte, sostenia que la vista de Virgil iba mejorando. De he: ‘cho, se puso furiosa cuando se enteré de que decian que Vir- gil estaba ciego, y afirmé que el centro de rehabilitacién vi sual estaba, de hecho, «ensefando a Virgil a ser ciego». De ‘modo que en febrero de 1993, un aio después de que se le declarara esa devastadora enfermedad, invitamos a Virgil ya ‘Amy a venir a Nueva York para volver a vernos y para some: ter a Virgil a unas pruchas pstcolégicas especializadas de funcionamiento retinal y cerebral ‘Tan pronto como me encontré con Virgil en la puerta de Iegada del aeropuerto de La Guardia, vi por mi mismo que todo habia ido terriblemente mal. Pesaba casi veinticinco ki- los mas que cuando le conoci en Oklahoma. Llevaba una bombona de oxigeno colgndole del hombro. Caminaba a tientas; sus ojos iban de un lado a otro; parecia totalmente cciego, Amy le guiaba alli donde iban. Y sin embargo, mien- tras cruzibamos el puente de la calle Cincuenta y nueve y ros adentrabamos en la ciudad, Virgil distinguia algo ~una Juzen el puente, no intuyéndola, sino viendola muy exacta- ‘mente, Pero era incapaz de retenerla ni de recuperarla, de ‘modo que seguia visualmente perdido. ‘Cuando legamos a mi consulta para hacerle las pruebas primero utilizando grandes dianas de colores, a continua- Gin grandes movimientos y linternas-, no consiguié ver nada. Parecia totalmente ciego, mds ciego que antes de sus ‘operaciones, pues entonces, al menos, incluso a través de las cataratas podia detectar Ia luz, su direceién, y la sombra 190 dde una mano moviéndose ante él. Ahora era incapaz de de- tectar nada, parecia carecer de cualquier receptor sensible a la luz: era como si no tuviera retinas, Y sin embargo no habian desaparecido del todo, eso era lo aro, Pues de ver ‘en cuando veia algo con todo detalle: en una ocasion vio, deseribio y cogié un platano: en das ocasiones fue capaz de seguir con las manos una linea de luz que se movia al azar fen una pantalla de ordenador; y a veces alargaba la mano hhacia algin objeto, o lo «intuias correctamente, aun cuando dijera que no veia enada+ en esas ocasiones: el fendmeno de vision ciega que habia sido observado por primera vez en el hospital ‘Nos quedamos consternados ante ese fracaso casi abso: Ito, y Virgil se estaba hundiendo en un estado de desmora- lizacién, de derrota: era momento de dejar las pruebas e ir ‘a almoraar. Mientras pasabamos junto a un bol de fruta, Vir- ail palpé la frata con sus dedos veloces, sensibles y diestros, su cara se ilumin6 y volvié a animarse. Mientras tocaba la fruta nos offecié descripciones extraordinariamente tacti- les, hablando de la cualidad cerilea y resbaladiza de Ia piel dela ciruela, de la suave pelusa de los melocotones y de la tersura de las nectarinas («como las mejillas de un bebé), y de la piel desigual y con hoyuelos de las naranjas. Sopesaba las frutas en la mano, hablaba de su peso y consistencia, de las pepitas y los huesos; y luego, llevndoselas a la nariz, de sus distintos olores. Su apreciacién tactl (y olfativa) parecia mucho més aguda que la nuestra. Ineluimos una pera de cera que imitaba excelentemente la fruta real; con st forma yy colores realistas, habia enganado completamente a gente ‘que vefa. Pero Virgil no cayé en la trampa ni por un mo- mento: se echd a reir tan pronto como la tocé. «Es una velar, dijo inmediatamente, un tanto desconcertado, «En forma de campana o de pera.» Mientras que posiblemente cra, en palabras de Senden, sun exiliado de la realidad espa cial», se sentia profundamente a gusto en el mundo del facto y en una dimension temporal Pero siel sentido del tacto estaba perfectamente conser: 191 vado, habia, evidentemente, solo destellos procedentes de ‘sus retinas: raros y momentaneos destellos de unas retinas ‘que ahora parecian en un 99 por ciento inactivas. Tambien Bob Wasserman, que no habia visto a Virgil desde nuestra visita a Oklahoma, se quedé horrorizado ante la degrada cion de la vista de Virgil y quiso volver a examinarle las re tinas, Cuando lo hizo comprobé que seguian exactamente ‘gual que antes: moteadas, con zonas donde la pigmenta- cion habia disminuido y otras donde habia aumentado. No hhabia indicio de ninguna enfermedad nueva. Sin embargo, cl funcionamiento de las zonas conservadas de la retina era pricticamente nulo, Los electrorretinogramas, ideados para registrar la actividad eléctrica de la retina cuando es esti- ‘mulada por la luz, eran completamente plano, y los poten: ciales evocados visuales, ideados para mostrar la actividad de las partes visuales del cerebro, también eran nulos: en ‘ninguna de las dos retinas ni en el cerebro habia ya nada {que funcionara o pudiera ser registrado eléctricamente. (Puede que hubiera raros y momentineos destellos de acti- vidad, pero si era asi, no pudimos captarlos con nuestros aparatos.) Esta inactividad no podia atribuirse a la enferme- ‘dad original, retinitis, que hacia tiempo era inactiva. Algo ‘mas habia surgido durante el tltimo ano que habia, de he- cho, extinguido esa funcién retinal remanente. Recordamos que Virgil se habia quejado constante- ‘mente de que le deslumbraba la luz, incluso en dias relati- vamente oscuros y encapotados, que la luz deslumbrante parecia cegarle a veces, de modo que precisaba de unas ga fas muy oscuras. ¢Era posible (tal como sugitié mi amigo Kevin Halligan) que al quitarle las cataratas ~cataratas que quiz habian protegido sus frigiles retinas durante déca- das Ia luz ordinaria del sol le hubiera resultado letal, que- mandole las retinas? Se dice que los pacientes que sufren ‘otros problemas retinales, como degeneracion macular, pueden ser extraordinariamente intolerantes a la luz ~no sélo a la luz ultravioleta, sino a todas las longitudes de on- da~ y que la luz puede acelerar la degeneracion de las ret: 192 nas. ¢Era esto lo que le habia ocurrido a Virgil? Se trataba de una posibilidad. ¢Deberiamos haberlo previsto y, de al: ‘gin modo, limitado las horas de vision de Virgil o contro: lado la luz ambiental? Ora posibilidad ~mas probable ésta- relacionada con la persistente hipoxia de Virgil era el hecho de que no hubiera, ‘oxigenado adecuadamente la sangre durante un ano. Temi mos claros informes de que en el hospital su vista habia te nido altibajos a medida que subia y bajaba el nivel de 0: geno en sangre. ¢Era posible que la repetida, o persistent, falta de oxigeno en las retinas (y quiza tambien en las areas visuales de la corteza) hubiera sido el factor que las habia estropeado? En este punto nos preguntamos si el aumento, de Ia oxigenacién de la sangre al 100 por ciento (lo que ha bria exigido una constante respiracion artificial con ox\- geno puro) podria restaurar la funcién retinal o cerebral Pero se decidié que ese método seria demasiado arrieseado, puesto que podria provocar un debilitamienta permanente del centro respiratorio del cerebro, Esta es, pues, la historia de Virgil, Ia historia de una re- ‘cuperacién «milagrosa» de la vista por parte de un ciego, tuna historia bésicamente similar a la del joven paciente de Cheselden, operado en 1728, y a otro puriado de casos si- milares ocurridos en los tres ultimos siglos... aunque con lun giro irdnico e inesperado al final. El paciente de Gre- gory, tan bien adaptado a la ceguera antes de la operacién, se quedo encantado nada mas recuperar la vista, pero pronto encontré intolerables las tensiones y las dificulta- des, se encontré con que ese «dons era una maldicion, se deprimié profundamente y murio poco después. Casi todos los pacientes anteriores, de hecho, tras su euforia inicial, se veian superados por las enormes dificultades de adap- arse a un nuevo sentido, y muy pocos, como subraya Valvo, se habian adaptado y jes habia ido bien. ¢Podria Vir- gil haber superado esas dificultades y haberse adaptado a 193 wer alli donde tantos otros se hablan derrumbado por el ‘atNunca Io sabremos, pues su adaptacion ~y de hecho la sil como Inconel gud cece por un rat olpe del destino: una enfermedad que, de un solo mano: flee Te privé de su trabajo, de su casa, de wt salad y des independencia, dejindole en un estado grave, Ineapar de arreglarsclas por si mismo. Para Amy, la primera en inc tare a operarse, y que tan ihsionada estaba con que Veg Viera, fue un milagro que fracas, una calamidad Virgil por su parte, mantiene Blosficamente que «Estas cosas pa San» Pro eth destrozado por ese golpe, da libre curse ala tera: cera ante su desamparo y su enfermedad; colera Porque se haya arvuinado una promesay un sueho; se trata fen-elfondo, de una colera que habla estado latente en él as! desde el principio: eles por haber sido empjado 8 tina batalla que no podia ganar ya la que tampoco podia re runciar Al principio hubo ciertamente asombro, admira Clon y a veces felicidad. Hubo tambien, naturalmente, un gran valor. Fue una aventura, una excursion a um nuevo mundo, algo que se concede a muy pocos. Pro entonces Ilgaron los problemas, los conflict, de ver y no ver, de no eer capas de elaborar un mundo visual y de hallarse al Imismo tiempo obligado a renunclar al saye propio. Se en- ontré entre dos mundos. yeh nlnguno a gusto: un tr mento del que no parecta haber excape posible. Pero enton Ces, paradojicamente, se le otorge una liberacton, en Ia forma de una segunda y ahora defniiva ceguera: na ce guera que recbio como un don. Ahors, por fin, Virgil se Te permiia no ver, a le permita hult de la ue deslume brant, del confuso mundo dela Vista ye espacio, yregre sar a su verdadero ser: el invimo y concentrade mundo de ios demas sentidos donde tan' gusto se abla sentido dit 194 EL PAISAJE DE SUS SUENOS Conoci a Franco Magnani en el verano de 1988, en el Exploratorium de San Francisco, donde se celebraba un simposio y una exposicién sobre la memoria. La exposi-

You might also like