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Arnaldo Momigliano ha escrito que cuando el profesor Finley se tras- ladé a Gran Bretafia en 1954 era ya «el mejor historiador social de Grecia vivo, y el mas preparado para enfrentarse con los proble- mas metodoldgicos que implica la historia social», El presente libro reune justamente los articulos mas importantes que ha escrito Finley desde entonces y que han sido con- siderados como los mas represen- tativos tanto de sus usos metodo- légicos como de su enfoque anali- tico en tres areas especificas de su investigacion: la comunidad de la ciudad griega o polis, el problema de la esclavitud en el mundo anti- guo, y los mundos micénico y ho- mérico de la Grecia primitiva. (In- troduccién de Brent D. Shaw y Ri- chard P. Saller.) M. I. Finley LA GRECIA ANTIGUA ECONOMIA Y SOCIEDAD LA GRECIA ANTIGUA: ECONOMIA Y SOCIEDAD SERIE GENERAL EsTuDios YENSAYOS. MOSES |. FINLEY | LA GRECIA ANTIGUA: ECONOMIA Y SOCIEDAD Introduccién de B.D. SHAW y R. P. SALLER EDITORIAL CRITICA Grupo edie! Gro BaHeeLONA Tle vial LEOONOMY” AND SOCIETY IN ANCIENT GREECE (Gato and Windus Led, Londies ‘Tradueia cvtellana de TERESA SENPERE (Cader: Eve Sat © 1955, 1993, 156, 1957, 1960, 1962, 1964, 1965, 1976, 1977, $981: ML T. as ‘le: un bltce) © 198 Biear D. Skew y Riched P. Slr (Peteniée, Iodocisa y Biegnti) (© 1904 de la waduein carla pa Expat y Ards: sii Crt, $.A, elle Pete de ln teu, 38, 08034 Barons Tapes en Espa 1804— Nomi, Pole 127, 08019 Baeons PRESENTACION Los trabsios de sir Moses Finley sobre le histori socal y ec0- rémica del mundo antiguo, especialmente del mundo de los gre- 408, s0m 9a tan conocidas que no requieren muchos presmbulos, Lot Tectores corrientes los estudiantes, con tade seguilad, estin muy fJaniliarizatos con tos libros que ba escrito 0 editado a parti de ta ‘publicecién de su El smundo de Odiseo, que inicid su trayectoria en 1954: Los gregos Ue In antigedad, Aspectot de la anigieded, La ceonomfa de la entigiedad y Vieja y nueva democraca, por citar anos pocos. Sin embargo, quicé los lectores no estén informados de los ‘studios especiales sobre las institciones sociales 9 econdmicasgrie- ‘ges que ban servido de bate eztos libros. A veces por el uso delat fuentes ariegas 9 latinas, que no entiende ficimente el lector co- ‘rente, 9 4 menudo porque bon aparecdo en revistas que no consul ‘tan normalmente lor estudiantes de los elisicos. Adems, el simple echo de estar muy dispersos en el tiempo y en muchos miimeros de revistas, los bace inaccesibles, incl pare el bistoriador profe- sional Conscientes de todo ello, decidimos presentar lector corrente, al estudiante al eradito una coleccién representativa de los articw. os que consideramos mis importantes de sir Moses Finley, en tres ‘reas de su investgaciOn: Ia comunidad de la ciudad griegs 0 pals, el problema de la exclavitud y el trabso dependiente en el mundo ‘antigua, los mundos mictico y bomérico de la Grecia primiiva, Como ocurre com muchas slecciones, ésta be rezultado algo arbitra: ‘ia, pero en general nos hemos dejado guiar por consideraciones de ttl en enanto Tos insereses de lot extudianter corientes 9 por al grado de accesblided de las publceciones originales. En un intent de desmitificar el mundo deta literatura acalémice de cae a ltr coment, hemos intertat, dentro de fo pose, ‘citer el asaratim de les abreiacons, Tos trminos extranet Sar ocean fete fads tse ue nb pret ‘raxonable, hemos sradacid, pales aun , we Posey clibe gncnt ox Longue dsites elt. Se bn reduc tos floor a een eects 4 formato Ya de ar de lt pte» efeencta,anfore pars tos Tor cpl. EL astor be Seo Zoveions tails soretons de pocs portance olor fr colar, Hy que ster wn combo de importa: Splat tnldo sLeexartad por deada'y ef probleme de ae + dlavitud», publicado por primera vez en francés con el titulo de "Gee tne pour deter, spree bore por prereset 28 nto origin comple, {Pilecieenoyo Inrdactorio intents traar les etapes forma were deseo del pesemento de Phisy como beariaton, 9 Sie ex rcatonr ete deseo cow los eros rcoido on eit Tivo Tenbitn how inca, sgtendo te oben, wa bi ‘wrafia completa de los escritos del profesor Finley. La parte dedicada 3 lvoe y eco x completa (sols ueross Veaducone 2 tenes eters, ae eb ome), pret etn sobre e fchery tye to acts sera secon, deo «on conten ie conta, en ef tino cto, bemos neta cer lar bre representatives de todo ts campo dente, dese 1930 bata (tor dir Es de esperar que ete iblogafie ne lc 9 ‘Provo, ques, ws terts uor en spiel ote de Poey mds TEE to tinier de ete eolamen, Fhaimete, sobre toto pare ‘yur a eitdine,Bemosahaldo, como apndice al fnd de las soar ore te maya dete ate, na tate de obs porn {esd ors etioseparcdas sobre el ima toma deste le pl Cacin 13 eteto fin y bens innate adie tata eer con Tos enfogues tomato por Fey. ‘Es prepacion de wp volen de doce arcs, que eabren tres dads dea obvs fundamen de Py, dene pips de 155 ae ines 0 bo mr de fo te eae, onal cud bemot recido sada de ver persons, Y 0 oe le menor la ofrecida por el propio Finley, que accedié amablemente a ‘acre pete de empreter lo ue coderamet wh Popes m9) valioso y necesario. No sélo nos ofrecié por completo su ayuda en Suntor de dtl, so gue tomb bland om eines goer: PresenraciOx ° les, insists en 1a total independencia y libertad de accién de los editors. La terea de escribir at addenda bibliogrifcas nos fai Uiré com las sugerenias del doctor J.T. Killen (Jesus College, Cam ridge) y de Paul Milest (Universidad de Leicester). El profesor David Cohen (Berkeley) ley6 bentvolamente la introduccién y sugi- 15 muchas mejaras. También descamos dar las gracias los profe sores Meyer Reinbold (Missouri-Columbia) y Martin Ostwald (Swarthmore College), que not ofrecieron injormaciones valiosas en sus conversaciones sobre el estudio dela bstora antigua en Colum- ‘ia en los wos 1930 9 meds adelante Brenr D. Suaw, Universidad de Lethbridge Rictuanp P. Sates, Swarthmore College INTRODUCCION A LA OBRA DE M, I. FINLEY. Arnaldo Momigliano, al enjuciar un grupo de libros pblicados por M. I. Finley, a princpios de 1970, empezaba su resefa con ef comentatio de que, cuando Finley se trsladé a Gran Bretaba desde los Estados Unidos en 1954 era ya «el mejor historidor social de Grecia vivo, y el més preparado pars enfrentarse con Jos problemas rmetodolégices que implica la historia socials Una de las earacte- tisticas mis importantes que se distinguen en el trabajo de Finley , verdaderamente, la sofstiacién del método empleado en su and- iss de las sociedades antiguas. Y, sin embargo, como también sefiala Momiglano, eraras veces suscita cuestiones de método en cuanto tales»? Por tant, nuestro propesito en esta introduccidn es apuntar ¥ aisle algunos de sus usos metodolépicns, y trazar las rafces inte- lectus de su enfogue analitco peculiar en la primera parte de su caer en Estadoe Unidor, mucho menos conocida, Este objetivo presenta difcultades, en parte porque Filey no encaja netamente en ‘una nica tradicién intelectual aslada, y también porque no publics ‘mucho en los aos de formacién de a carrera. ‘Tras obtener ez lcencature con la eliicacsa de magna cum laude ea Ta Universidad de Siracusa, en 1927, a la edad de quince sos, Finley ee trasads a Nueva York, pars empezar sus estadios fn Ia Universidad de Columbia, donde obtuvo el titulo de master fen Derecho Piblico en 1929. De acuerdo con su graduaciin coupé lua puesto de investigicién en un proyecto entonces en vigor, la Encyclopaedia of the Social Sciences* Después de trabaat tes aos fen al proyecto, se convitié en ayudante de investigaiéa del profe- sor AA. Schiller en Derecho Romano, en Columbia (1933-1934), y al afo siguiente se le concedis un puesto de investigador en el Departamento de Historia (1954-1935). Por la misma época también 2 TA GRECIA ANTIGUA, sh a te eg rl tr dese Soames Te eee A Las lie sue ail a te ama edie ii sine a SSSA Sol eh loTeat tities hors a ates Sci china hen, oui bin iar 2 Zeb Stas Pept ae Principum). Su preparaciéa legal es también evidente en 1a sofistica- Sethe et al att Sane nd tes (Gos eau indi Cis tt de, SEAS EI ell t's tee Bk ioe une hi tars wp Biot iig gs ah ian RES Be elie Tiina at ee ere wat cas Lae metal lias SHLELN tae llg ee oP ee Sp tt OTS Rare cs pe mba Tab T eo Seat fae a se OSG 2 Gate ot ie kas RELIG Se ass ons pen Seas ‘cplina: Cin nen el Cai 1 nae reer Pim ie aes Se cy Se Rea a lo es a Si Reich btiPentne thse Ss Saved ed Ser ali SS Site aes erence i SS el eae La descrip dels primeros pasos de le caren scedémica de Fale no nord mucha iden del ambiente formativo en el que se dksarolaron ms ineress fandamentales. Dveros fartores en los sos teint prcieron una itensidad fatelrual y emoional en algunos etal académicos de Nueva York, que 20s ba vuelto repo dade enoncs, excepto quel dureate Inger de Vet El calipsoezonmico en el patsy Ia externa del fsenmo en Euro. parecer exigir de inmedito tanto andiisinlecwal como {WTRODUCCION A LA OBRA BE FINLEY B accién politic. La estructura tradicional de la enseianze supetior no parecia ofrecer ni uno ni ota: Cound vuelto mis pensamientoe a este pefodo, tengo la fir sme impresiin de que lar conferences y sesinatos quedaban muy fstrecimente encetrados en ia tore de marl, Con esto 20 me fefero a los puntos de ist poltins de los profesores de histo a, que varaban consderablemente, so « ls inoportnidad de labor profesional como hisoriadore. Las mismat coafren ‘Seminaries se podvian haber dad, sin dads, en una gene cin anterior, antes de a primere guera mundial. Exit Ia ‘misma impresién generalizads de que el ead de le historia ea ton fin en af miso. Mientras que novotor, que tibamon cre fiendo ea. un mundo difl, com problemas que crelanos urgea tes y que seclamaban solucones, boseibamos la explicaion y com pretsidn del preseate en nuesto estudio del pasado! EL recurso, tanto entonces como ahora, era proceder a la auto- ‘edacicién entre los propios estudiantes, un proceso de eprendiaje dialéctico, a menudo més fcundo que la instruccén formal en las sulas. Eo el embiente de los primeros afios treinta es toralmente com- prentible que eave didlogo requtiera un debate eon Marx: YY asf nos vlios de nuestros propos medios pan buscar €= fos ltrs To que crefamoe que no tance a conseguir en conte. rencies y seminatios, Lemos y discusimos sobre Mare Bloch Hen Penne, Mex Weber, Veblen lor fewdianos,analistas de serecas como Mosca (bre Ios partidos poles) y Pareto (aun ‘gue he de confess que no lo cacontté provecho y lo deeehé (sega). cstadlamos « Mare y alos marzsts: ‘0 silo Das opie, at incwo peimetamente Dar Kapital, sino también Is ‘obras istics y teelas de os maxis. TEI marsiio, pues, se Incorpors « mi expesense ieee, Jo que lov griegor hubicren amado ii paidia. Mare, lo mismo ‘gee los ous pensidores que he mencionado, puso fina Ix iden de Geel estado dela histeria es una actividad autnoma y a a on eevenciaIipcs de que los divers aspects. del comportamien Ihumano —econéanico, politico, intlectal, religoso— pueden ser ‘tatados con eriedadladamente? Hay que sefalar el contexto en el cul Finley y sus compafieros dde estudios absorbieron el pensamniento marxista: incluso para ef 4 a onmeus axicua catadiante contetpporinio cto, y certamente para ls que mis {arde relcionaron sobre el asunt macho dl pensemento orien. tao aI ingierdap de esos tempos een pate dela reaccién cindida {nena tadurada(incloso spite, xe pode dec) ane a ame- ‘za peretidn en el poder la lologia fascieta! “Abeliéndes al fermenc intelectual general en Noeva York do- sate io pe 7 na ie den dy sc a ‘reocpecions sities a cris cooénicay poles del momen reste In egal de sich de a cores meas de In Ale masa aed, Especielnente importante dade nuesto punto de ‘sta, eel trcdado del InititueforSouefrscung (lstito dela Inverigacién socal) bajo la deo de Max Horkdimes, que Ui ido ou director dee 1930, dade Frankfrt sta Nocra York en 19342 Hl nei eal a a Universidad de Colima, y Filey te coconté invlocrado en dvetns actividades del Instat, par fidpando en seminal y cacibiendo reefs para le revista del Institut, la Zeiten fr Sovelfrscung™ De 1937 #1939 el Ine titato lo emples pe areas vara, entre la que fguaba la trade ciéa al ngs de'lescbnes ue dseaban presenta al public no ‘eamesiano, Hlorthcier ous colgusentendieron que su misén en Nueva ‘York era continuat la tad ntletal lsmana de I iquerda, «ue abs sido destruida en la Alemania de Hitler, La tad del Peusanicnto flostin,histéico y social que reprseaaba el Ta tut, deviaba de tes evoluionce clfretes posheglanas en el pemaniento alemio: Ia epstemologia kantlana, el sugimiento. de In fenomenclogia (especialmente la de Die) ya een mat lista'a Hoge, sabre todo Ta de Mare, Partipar en esta tradiin sipoats tomar parte en una eae de cas lament clboradas, fetes al flceota dela Ristori yl metodlogia cries mocko ‘nis profundas que asics las gue collin daiicaee los histori dbores" Naturiment, seria imposible remit en pois pina la complejidad de ls Meas geoeradas po los micnbros del Tnsiato dea invenigacién social gue, en todo cas, nunca fuer vaiformes, os posicones en le dresses combats. No obsante es oable fpuntar unas pocis caracterstieas generale, puntos cents de #08 tadlsis, que ambien se reljan ea los estadon de Finley. EL pensaniono de Tnsiuto era bisieamente maria, aunque Intentaba evita las docrnas corientes del martsmo ortadoro 20g INTRODUCCION A LA ORA DE FINLEY 1s mitico, extendiendo la dalética presente en las obras del propio Mare mediante el ejrccio de la exten de los esritos de éte y, 1 1a vez, de la tradicién postmarssta con mayor orientacin floss, Sin embargo, una de ls exigencias bscas de Marx —que la sociedad fuera vista como un todo interelacionado— fue sceptada como un principio comin fundamental. Las obras de los miembros eonstrufan intentos de expicar de qué maneras los distintos elementos de la sociedad actuaban unos sobre otros, y cémo estas interaciones pro- ddacfn cambios; en resumen, se trataba de un repaso de Ia diléctice histcica. En especial se prosguié con el interés de Marx por la ‘conexin entre formas de relaciones econdmicas y sociales, y las ex- presionesideolégicas y culturales de una sociedad. Pero en contaste ‘con el marxismo ortodoxo del momento, Horkheimer y sus colegas rechazaron tanto le aceptacién de una relacién simplista entre base ‘material y superestructira ideolégiea como In presuncién de Ia pie macia de ls formas econémices (a llamada ebase»), y en su lugar abogaban por un acercamiento interdscipisario a un andlsis boll tico de Ia sociedad ™ ‘En sus primeros tempes, por lo menos, el Instituto compartia el estado de éoimo predominant en la tradcién marssta de la Europa cecidental también en su expectativa de un cambio social radical, ‘ue incata el colapso iominente dl sistema capitalist. Se argumen: taba que el intelectual, aunque pensase Jo coatrario, no pod ser un observador objetivo: tenia que comprometese en la praxis, aecién ‘que producite cambio.” Loe miembros del Instituto, en su mayor parte, se nepaban a especulat sobre lo que ocurrixa después de as ‘evoluciones; 0, mejor dicho, an que su labor era la epli- cacién de la tora critica que revelara las contradieciones del sistema ‘capitalists, gracias alas cuales se prucifan los cambios mis impor- tates, De especial interés para nuestros objetivos soa los comenta- tos de Horkheimer sobre Ia libertad. A este respect, la ida liberal decimondnice de wibertad de» (inteferencia, prohibiciéa, domina- ia, explotacién) iba a ser substituda por el ideal més positivo de libertad para» (sto es, paricipar en una sociedad racial). Como ‘lustracin de su idea, Honkcbeimer apantaba al ideal de I pois eriegs, pero sin exclavos." "Pese «scr breve ¢ insuficiente, este resumen del pensamiento del Instituto, suger, sin embargo, el contest intelectual general en el ‘que tomacon forma algunas ideas bésias de Finley. Tiene relacién 16 1A GRECIA ANTTOUA, ¥ conexiones con Ia fenomenologa, aunque, clarsimamente, no con la variedad emocional y empéica, acti, de In que el propio Finley foe ertco incansable y arrollador.* Estas infuencias se notan en el cambio scusado en el fondo y cen al contenido de sus primeras obras publicada. Los primeros az ‘ioulos de Finley, pubicidos en 1934-1935, exponen las preocupacio- res y enfoques ttadicionales del estudiante elisico. En sa primer artcuo, «Mandate principume (1934), pretendié ofrecer «un exs- ‘men completo de todas las referencias cisponibles ... los mandatar pporgue etal estudio arrojaria une luz considerable sobre los proble- ‘mus todavia nebulosos de la clasifcacién general de las constitucio- ‘es imperales y su vader como fuentes del derecho». Ens s6- agundo artculo, «Emporos, naukleros y kapelos» (1933), empiczan parecer algunas de las preocupaciones permanentes de Finley: Webet Y Haschroek son ctados a lo largo de le obra junto con Ocrel y Pahlmans, en el problema de sie epicable el término de «eapti- lista» como categoria paa el anlisis de Ia economia griegs antigua, y In discasiéa comienza con una lamentacién acerca de la imposicion inadecuada de eeinales modernos de peasamiento .. y terminologia». Gon todo, es justo decir que el enfoque del artic, escrito baja la Gide de Westermann, es, més © menos, tidiional: todos Joe wos de las palabras griegas para «comerciante» que aparecen en st titulo, son examinados para investigar diferencias posibles entre ellos —re trata predominantemente de un eerciio flal6gico EI siguiente ariculo extenso de Finley no aparecié hasta casi dos décadas después (1953), pero se puede trazat cl desarrollo de sus ideas, yexpocicamente fas inuenias de sus primeros estudios de Marx y los padres dela sociologia, y su conexién con el Instituto, tracas a varias resefias poblicadas entre 1935 y 1941. En la primers, ppublicada en Zeitschrift flr Soilforschung (1933), Fisley clogiaba los diez primeros volimenes de la Cambridge Ancient History pero spuntaba una defciencia importante: Aunque el objetivo declarado eta elaborar une satsis com pleta de ln historia antigua en sus faes maltiples, macho del er: bajo se dedica« deales misuceros potion y militares, El ate, 1a pola, 1a fost, y sobre todo In historia vil y eondmica soa tatads seprradamente, rune como partes coordnadst de a Iistoiafatepra del mundo antguo.? INIRODUCCIGN A LA OBRA DE FINLEY 0 Filey, en poss paabas,recamaba un enfogu holo, Redmen- fe enc todas fos piers rset, ea el etamint at tino ¥aisado que los autores hacan de las divers facta de a Wide (por empl, slgdno tab), en verde daborar un tabjo Invego 7 reacionad La late de enfoque que Fnkey poli, se ve, por Geno, en ensayo «Esperanto tent aon dspagsy ‘dio yo for novos (cpio 10: «Espetan, en Uso aburo de ibn 28 ii, cn 97 A an Ins pects invzadonceesprtana, no sepia #0 opens, 8" ‘ent de-tm fancioosbay jonas pat psmorcesxblidad ibio en Ia sociedad’ eoaio conjunto. ‘de su_obra, Finley intent tipo de explicecones para cambio fa una crticn ‘order, los autores del undécimo volumen de Ia Canebridge Ancient History (70-192 d. de C.) son condensdos porque para ellos «los fenSmenos como el imperio romano son tan tascendentales que 20 se pueden explicar realmenter # Por consiguente, el volumen de mil pings no aporta ninguna respuesta a la pregunia clave: ¢CSm0 se puede concliar la «puz y prosperidad de los aos 70-192 d. de C., proclamadas con tanta unanimidad eparente por los esttores com- temporineos, con la rapidez, violencia y conclasién del “colupso” tubsiguientes? ® Lo que Finley buscaba en el libro y no hulé fue Ja explicacién dialéctica que procurara exponer las esemilas neg tivas del cambio» dentro del stetus quo, La consccuencia de Ia nexe- tidad de explicaién era un rechazo de Jn simple reoopilaciéa. de ‘ator (positivism «vulgse>) por inadecuada: el eonocimiento hists- reo no poda parccerse aun enadro que consste en Ia ecumuacién de colores determinados en unos puntos espesfos, El tema reaper rece a lo largo de toda Ia obra de Finley y quia donde se expresa ‘con més fuerza es en su enseyo sobre la ciudad antigua, publicado en 1977 (capitulo 1 de este volumen). fs Otro dogma de le tradicién begelisno-marxists_del_Instito, aadoptado por Finley, fue la insistencia en Ja natutaleza bistérica de I-exstencia y el pensuniesto humanos. En su enjuiclamiento, en bats de i haa The Life of Greece = Will Durant (parte de la cual iba a converse en epitome de la historia popular, «The Story fof Civilisation»), Finley rechazé con energia 1a nocién abistric, popular de una eidentidad esencial de instituciones y problemas & 8 1A omncta avriouA tosvés de las edadess La necesidad de distinguir el desarrollo his ‘rico de las ideas, por tanto la naturaleza completamente distinta de ls instituciones forjadas por fuerzasideoldgicas y econdmicas en ‘Gferentes momentos, ¢5 riterada més tarde en su ataque al reduc- ‘Gonlsmo de ciertse eoriss politica, que dan mayor éafasis las se- ‘mejanzas estructurales. Como sefalé en el desarrollo de los ands, ttatropolégioas ahistrios, ehe de confesar una total falta de babi- Tidad pare aprciar el valor de suprimir todas las diferencias entre bosquimanos, pigmeos o equimales, y los Estados Unidos o la Uniéa Soviésca, en la bisqueds de alg residuo homélogo testico».® De shi que Finley ponga a meando el acento en las diferencias evdentes ‘entre las socedades y el pensamniento arcaicos y moderns, especal- mente en sus obras sobre la democraciay la economia. En su resefia final de este periodo, centrada en el estudio de Fetrington sobre la ciencia y la politica en el mundo ‘antiguo, pode- ‘mos ver una fosién de todas sus preoeupaciones por las relaciones entre el mundo material y el ideolégicn de la antgtedad, ahora con Incidents infos de Webcy de Marcus co pri eo cen inglés; Raion and Revolution, acababa de sex publicado en Nueva ‘York (1941). Estas inguietudes quisé ve pueden ver con mayor car ded en el rechazo de Finley de Ja explicacién puramente relgiosa de Ia importancia dl oriculo dco: 1a facray el prestigo dl cecal eran obra no de Toe deo, tino de los gobernanies de toda Grecia Sus ieslogor despa. ‘aaron su fama en dramas e historias, ieentando orgeslos donde ‘nunca los hubo, justiscando eréneas conclsiones o slenos per judleaes de Tot tacerdoter. Sein ingenso crset —-si 0 tenei08 pruchas conincener de To conrrio™ que loan a Defoe ea bus 1 de conscjo. Iban porque ers imparane, pau los grandes ine tenses a large plo’ de su forma de orpnizacion socal, que la sano de los dass estveea siempre vsble a x detec Pot ge, después de poner 4 Dlfos en un presto tan clevado cio 1 hubian hecho, ‘no poan yu menosprecar sia peligto un ins ‘Bumento tan poderoso™ La cuestién de la manipulacién deliberada de las formas ideo- [gicas es, de nuevo, una preoeupacin central dela escuela de Frank ure, como se ve, por ejemplo, en los etudioe de Walter Benjamin sobre los medios de expresién cultural. Estas formas de control, 203- WerRODUCCION A LA OBRA DE EIILEY 1» tiene Finley, son especialmente accesibles al examen en Ia anti- sede: Ta litertura de Ja anvgidsd, y expeialmente so pros, re quiere una correcin culdadoa en todos loe auntas de erence {eologa, No sso era esta Itraatn un monopoio de los tiem bros y proteidos de la aistoccia, sino gue tambiga, con Ie ex- cepeign notable del drama, su eodicnca estaba restrngién al mise smo estecho ciclo .. As! es ficl comprender el eanco y ext Jngenso einisma con gue los escrito antics —confiads en It solidarided y disreion de los incectnles avisteratas— reve Iban los motivos y mecanismos de le manipalacga de solos Yy mupertcén Finley prosiguié con este tema en un estudio muy posterior sobre rol idealégio, el de Jaeznsura, con a misma clase de caf gues Sa interés por la idclogia también le llev6 a examinae la Ereiaién intecionada de personajes y tipos histtics ideaizados, sue pan ser objeto de manipulacin en interés de ls grapos sei Jes dominantes. Uno de ellos es lo que Fsley lama «el clto del ie, pese a fet eabjeto de desprecion part Tos islo- ios arisederata, podia ser glorifeado como «cl auténtico balvarte de Ii sociedad cuando convenia sus propésitos* Coando tuvo que legit un tema para su conferenca inaugural en la Universidad de (Cambdge en 1970, Filey volvié a ocuperse del asunto de In man- pulacién de la opiién, offecendo un estudio sui del uso y distor ‘6 de figuras e instiuciones histtica veneradas, cles como Solin (© Thomas Jefferson, pea jntiarideslogias contemporiness® ‘Fel a tdi ealanosarse-del oso, 1 js Tnteresado_que Ia mayoria de hstoriadores en aim el vecmprdaco sce dl tao sna ca esta ala e_OcadeteB emo Tre Ta Shieh cntga sor deep, hn lara pute posers cron ‘teat a revin de as covlabnes desea por fs grandes Toulon ‘c socadors de tle de slo sal y ence SSRs penton es necera porque en opi de Filey ‘Thisocador Bn ns pions oslo a de ln fis, sn fence dem mundo comemporte: sempre se ve psa ea ‘Tomes dear enor y seb del prone” Como re {tbe Hordes, invetiador no poe er un obra dx 2 1A cuscia aNTIoUA tecesdo; ol intelectual ha de compromtrse en cl proceso de com- j scien dl propio cambio socal. Finley, mis que cinguier oto {(Hstradoractiguo desu georsciéa en ef mundo de abla ingles, habia aceptado ext tareaimpoesia por so profesién, La experienia pifcten de ss compromiso inca con proyectos podapéyicn espe lnlesy sae cinco aos de servicio en el Sea adminntativa de las fgencas de ayuda novteamercanas durante la goer 1942-1947 ‘eafrmaren, sin dda, oa acttud scetea de Ia importancia ction de Ia comunicaciin pricica dels ideas. Por ota prt, fue ln partic paca de Finley en la pla (en el mis amplio sentido del tem. '0) Io que le Mlev6 a su chogue con a autridad esublecie y, Sina snente,s0 marcha de Estados Unidos. "H eometido del histoviador profeion, en pocss plabas, ba de tbrepuar el Snbito del aula. Tasto ens comuniiién de lat ideas det historiador ana audiencia no profsinsl, como en celica mis general de la ideolgt, Finley fe sido iniatigbl, cola borando eats amplia gaz de medios de comuncnisn y 20 slo en revistas académis oficiales, y atacando duramente concptos caréineos sobre el mando antiguo y sobre el abuso de les ideas © ry nin li an, Eee los afostsata y conreninf Finley proucé desmantla: Jape (& Hen deena cal conenio ete a titcas del esto-y-las_preisas fondamentales GE Tow taba guetta jo. El enfoque de Durant de ls sata Ais, por ejemplo, 1 e'Senctc como pare de un leno mie gen de essonaon Ta historia ya J Bid histvia .. de exhar abajo los hitos en el camino 1 la democeacia poles occidentals” Finley concfa. sa reseia haciendo un lamariento a la vulgarizacién fle intligente ‘que desplazara el bestseller de Durant, Al escribir libros accenibles sebre el mismo teins, como Lor grigoe de lo Antgiedad, Finley intent ilostra lo que se necesita, ¥ poner realmente en prtca ‘esta parte de su «progeama>. Muchos de sus exeriton en petidicos populares, dascs,revistas y ros de texto csolares, asf como su partcpacién en le radio y televisién, han eendido tambign este fin Ast también so precypacin petmancnte por In edcaci ba svanzado mis allé del simple reeonecimiento de los problemas, Ile ‘ands hasta la formulacién. de andiss prohibitive; ha abarcado desde la ecrisis de los estos clisicos en general hasta el tipo de formacién adecuada para los historiadors de la sntigiedad y basta TRODUCCION A LA NRA DE FINLEY a ‘xestiones de ensefiana y de planes de estudio en las escuelas seeun- darias Pese a cstos esfueraos, Finley expres6 recientemente Ia con usin pesimista de que babta habido «més retroceso que progreso» ‘en la historiografia dexde los dias de Grote y Mommsen, porque, en siglo 25,se ha ensanchado el abismo entre los histriadores pro- fesionales y el pablico lector ineligente® Respecto a la carern de Fialey en a postguerra, antes de su traslado a Inglaterra, hemes de sefalar finalmente otres pores in- fluencias, fundamentaes en su pensamiento, La principal es Ia scio- Togfa de Weber, perceptible en su andliss socal y en su teorfa meto- ‘ox conepton weberaso de conletey atalos, pediment ‘ete volumen, especislmente los que tran de Ia excavitud y las categories de trabajo dependiene, consiguen su éxito recuriendo a In metéfora de un eespectro de estados> (ver, especialmente, capl- rules 5.7), a lo largo de Tos cuales diversos grupos sociales pueden fer localizados de acuerdo con los derechos y deberes que poseen, (© de los que carecen. Este énfasis en un sistema de andiis social ‘tcon un elemento psicoligico considerable» se puede relacionar con Js inten de I sca de Fur n wo de B plg pent as cciones individvo; so valor amation se hace patente en su ensayo sobre a Tia de progreso weno en Ta an ‘Bledad se debe, en defnitiva, al uso del trabajo dependiente; pero 1 ne re ela en a smeridad_no_prosian_ cde Jos ticos eeratenintes, te era ual ee ‘Seber por umn art. y-dl feoinenn sel neta ein oh “ET otto elemento de Ia iniuencia weberiana esti en Ja metodo- logla, especialmente el uso del «tipo ideal». En los esrtos de Finley, sin embargo, el «tipo ideal» no aparece como un modo de andlisis lanamente webeitnG, sind que ha suftido considersblemente Je iti Rbimer 2 LA anEctA avricva indociéa bade en shondar en el delle sgoifcatvo. Mis que ‘Fesmulde montones de hechos individuals, el historiador ha de con- cnttane en la expeiend tpn de hecow coeretos, que obtinen ‘un todo general més amplio, En este enfoque «impresioniste», «el Fstondor mart, moigadore de un dato concrcto de It pe tina al siguiente La mporeia de la experience, jo con bu aria cntdad yw coneiones ete evn lat ides gene tales? Tos lestores de Foley encntranin « veces ete tipo de ens rmentacién poco concnconal,engmatco © inc. descocetant. ‘Gekors hisoriadores atgoosproeden en sus teonaienos con breraiones como #F dora tengo ota historia. (p. 218)? Fine ley no pretend ser un frvlo al acer sexeuntes observes, 7 oes yess tee una prsentacién més convencionlmente sre tin de ton las prochas, «partir de la cles Ineo peneain (cy expecainene ena esto de To food en Stadler in Land tnd Cre), Pero won excises ls casos en qu kos hitriadores fetigoon cientan con wna musta fddigna ¥ convenient de dato para contr ne cust ocofycn o econ de Ia ete ‘giedad. Més que recurrir a la induccién tradicional, baséndose en fon mucra deepeanzedamente inadoond, Finley prefere er plea a eticn de honda en lo parila para descr Jo ener fl. As, presenta cote hoi, o jerplo,y To antoa pe dsc -brir actitudes generales inmersas en él, Huclga decir que semejante smétdo cote el peligro de bear genetlracones en ejemplos in ‘suales, pero, como observé Momigliano, Finley es «un agudo obser- vador de textos eniguose* Lo que quiere deci, en pat, es git muy seale al conteto dela historia o ejemplo, portant, {2 probabe emp semdatco general, Esta sensed le permite fechaar jen capes cicnstncn low bain epics. Natur. ‘mente, este mado ha provocado quis, ene sentido de gue Pass ‘or alto compliceonesy 1 In ver ded fo singular, La eset 1 tls cots se pode econ en el ensgo sre la ied an tia, donde Finley defend el uso de Ios stipon iedes» webe- anos peta fies analticns (np. 1). meni, e eonsigue eres tudo con I polrsacn yuxapoicin de tips opens. Eta cise de clabracén inci lesa ertremos de pao, done In opt ‘én intera de tips de eomportamieto, instaconeso penaen- to det de una sociedad olga al nafta pena bre a imp ay 0 (1958). No elo se encuentran en este libro las ernopucci6s A LA OBRA De RIAL caciones de semejante conflict. Ast, el estudio de Esparta yi cia concluye con el comentario: «ls paradojafnal es que su mayor éxito nailitar destry6 el estado militar moddico. ‘Al mismo tiempo que te dedicaba a enscfir historia en la Uni versidad de Rutgers, desde 1948 a 1952, Finley siguié manteniendo ‘extrechos eontactos con Columbia, donde estaba teminando sa tsis doctoral sobre «Tierra y crédito en la antigua Atenas», Esta prolon- ‘zea telacign To puso en contacto con un grupo de estidiosos cusos puntos de vista iban a producir también un efecto sustanial en's anilisis sobre la sociedad antigua. En el centro de este grupo se ba- Taba el exiliado hingaro Karl Polanyi, que habia tomado posesién de la efteden de historia econdmicn en Columbia en 1946, puctto {que ecupé hasta su jubilacién en 1953. Incluso despats de esta fecha Polanyi siguié en Columbia como director adjunto, con Cond “Arensberg, de'un proyecto de investigaidn interdisciplinar sobre los saspectos econsmicos del crecimiento insttucionals, que se prolongs hast 1997-1958, El circulo de Columbia se convrts en un centro de estudio y difsin de las teorias «aubstantvistass de Polanyi s0- bre la economia. El proyecto inclufa una amplia serie de participantes actvos, anto de Columbia como de otras instiviiones. a 'participacién de Finley en seminarios, dscusiones y confe- rencias organizadas por el grupo dejé huellas en so idea, clas ‘mente visibles en su interpretacién de la sociedad de la «Edad Obscu- ‘mundo de Odiseo, publicado al final de este perlod sobre iateambi, sino tambiga lon primers satomas de ov ticiamo ante I categoria de «lo econo». Ademds, elgunos de los princpios fondamentales de Le econorela de la antigledad de Pix ley (1973) —por ejemplo, la efjacionn (embeddedness) de ln oo. somaya exfera de les invereambs no mercantles—~ ya apareern mou catudo de 1953 sobre tere, deuda propcdad ep la antigua ‘Atenas (Cp. 3 de este volumen). Plans también estaba Tamando ss atencin con el material comparativo sobre repimencseconénicos 10 elisicon dela antgiedad, como la obra de Keachaker sobre los Sistemas de distibucin de los renospalaciegos de Oriente Préximo (osadosextentumente en el exp. 10 de este volumea), La inuenia de este grupo, sin embargo, no se ha de exagerar ex claro que Planyi le produjo una profundaimpresin, pero Finley en mis de tna ovssién sefala con caela el canter sugertion de In oben d= las conclusiones formales de Polanyi. 1 histori, como eicibié Mare Bloch, es hasta certo punto va atte, y cada historidoe desaolla ss propiashabidades, que 1 fe puoden rastear fScmente ca una amplia tradiién intlecra. ‘Potro que Filey se mocsta un habdos eltvado de dicho are 2 fos eamayos sgusnes, vale la pena consider algunas de sus poscones respect ala price dela historia antigua tal como se fevela en clin EL problema metodogioo que mis fa ospulo a Finley es el de edo puede proceder cl histoiador de a anid a genta daciooes, cuestién teatada por él de modo explicto ea uno de sus tees emsyos metodlipes, ¢ implistamente en muchos repro dcidos en este volushen. En «Generalsations in Ancient History> (0965), argumentaba gue, tito si se admite como sino, el histo. ‘indo ‘de In anigbedad ace (y debe hacer) uso de las generalize tdoaes. Uno de los fctores que han de Finley un erties tan g0- dor de las obras de otros es su cxpacidad de hentia Ja gepere- a AT ined nt perc Ty que « menieio o derrumba cuando 20 dei al decubirto y se pone a pros. La prucba puede sr tan sencila com un la teato «Is expercaciacontemporines Nétese, por ejemplo, la ree puesta ene eptlo 10 a rgumento de que el enguse del Lineal B ‘0 podla ser grepo porque alganos sgnos se odin leet com mis de tant slabe ices, predicendo por tao ambigead y conusida Filey identiien ia generalncdn subyacente —todos for sistemas dl esritura han de career de ambigiedades— y pregunta st vale para un sistema usado repetidamente por ces entrenalr eo Giesios contextos estechanente definidos. La respuesta de Finley: ‘Le poesia ries es ineonecible en Lineal B; I post pos, aun- ‘gee improbable; pero invetarios y cosas paced sin dada’ eran perfctamente comprensibles para los iniados (qual sue cualquier dig (p. 231), Para conima st tess voce aa expetien fia toca y pregunta: «{Cafats pessoas insides de hoy dia ‘:exepcdn de un peyucio cru profesional, son capces de leet balance de una empresa comercial?» (p. 30, 8. 18) Natrameste, la experiencia moderna pucde tener poco que vet en algunos tpos de generlizaciones acts de socicdader prem: WTRODUCCION A TA OBRA DE EIMLEY dere, en cay cao pueden reslas de wild lax prucas de ots sen promos. Un jp ol de le atin dee de salar gue no hay tanto de istitucones fecal eo le Mada y la Odea, Filey Fe Pregnis 2 Ser, como iota, Woe Ter poeta eicos oaks como Home ignore totalmente fasttacones tocles tan blsics elnchso una Tesora Hpida del Beowulf la Chanson de Rolando ln Nibelungentiod permite caterase perfocumeate de que Gefelgschaft y valle an insttacones dave, aunque shf también cel noe foquen Toe Galles y Ise normaso (p. 232). Asf pes, hablando en términos fener, parece certo que los pocus épios erals ofecen datos de las intucones sociales bic como Tas que se encuentran eh al feudalism; portant, Te ausencia de instiniones feadales en Ja fica boméicn Indica Ia Tentilonse ene ee a See ASTEse limo GaN PROG TH CHE del agumento ¢ si lenin, Poesto que los httoradores de la etgiedad ve efsetan Sempre «una excaser de datos, exit a tetactn feovente defo tier condusiones a partir del slencio de moet fuentes (Tales conclsions a menudo van precedidas de una ditlpa come, «los trgamentos cl llencio son dé, pero..») Fkey us el og imentam e sterti par cocoon inportants y nerlente 6 esticdia exclptoia (por empl, sos de plas que tieiiguen comprar oevener» en lt tablilas dl Lineal B, . 233, on aurea en los pocras homéicos de ln mayor pate ‘eI cmiolgin de cv socio tenenia de te, encntada en las tall, 243). Como con el so de ejemplos ipicons, st tensidad ante el ontexto ences Tas en este sentido es algo que cada historiador deberia evar en favor de una interpretacién del pastdo. Asi, eo fu elogio de Roman Revolution de sit Ronald Syme (1939), Finley encuentra el elemento que separa este trabajo de otros sobre el mismo tema: [No escibe para el Bomo laden, sna pare el bow polities Sus puntos de vista son tomadcs con fmea, esableidos total ‘mente al desoudo sn evaivas,y Ia piesa angular es «una act td deliberadamente cifca pars com Augoson, Fs una obra pat tidista; as son todas las buenas smucra de Ttertara hist. Por tanto, toda la obra histvica de Moses Finley ha perseguido tl mismo fin, aunque eon dos propésitos separades. Part st con prieros de estudio en historia, la finalidad ha sido expuesta muy Simplemente por Andrewes, en’ su evaluacién de las contibucionce de Momigliano y Finley a su profesiéa: «Ambes han trabsjado con thinco toda su vide para forzar a los historiadores de la antighedad 1 pensar profundamente en lo que estaban haciendo y por qué lo tucians.* El oto objecivo es usted, lector. Y agut la finalidad es la nisma; en palabras de Filey La historia es cingjubles (et téemino ex de Gey!) porgve sot datos y combinuciones som ininitos y repetibes, Tembign ce algo 32 1A ORBEA avrICUA concrete, Las materit prnss son lo que el historador profeso- fal puede jer (dentro de Toe lites de la probailidad), 9 luego, refltcnando sobre ells en vor alta, ly el lector abordan el ‘scuno J la investignin, Eso es precsamente lo que Jn palabra Ditton sigaeaba en su sentido o¥ginal © Finalmente, esté el compromiso del histoiador con ef presente, ‘algo que no puede conjurar con la evaluaidn erftica del. pasado En el contexto de problemas actunles, podemos aprender del pasado (Gnterpretado correctamente), pero el conocimiento tiene poco valor 4 menos que gctuemor sobre dl. As, en su delcads apreciaién sobre Ja cusstidn de Los judios y la muerte de Cristo», el historiador reconoce Ia limitacdn de su arte y su deber de cara al presente: [No voy ¢ permite insinar, por moy dilmente que lo hie era, que sempre de pocaimportanca obtener el regsrois- ‘ério correcta, Pez a0 desaperecerd el sensimiemo de que bay en clon tnte de Alicia en el Pls del Macevilas.. El pase do moerto nunca catia a los sero. Hay que cambiar el ‘mundo, noel paso.” Buexr D, Suaw y Ricttan P, Santen PRIMERA PARTE LA CIUDAD ANTIGUA Caviruto 1 LA CIUDAD ANTIGUA: DE FUSTEL DE COULANGES ‘A MAX WEBER Y MAS ALLA HL mundo grecortomano, del gue me ocupo con exch del Oriente Préximo prepreg, fue wo mando de Godades,Tnlso la Poblacion egrai, siempre meyorteia, muy a menado viva en co- Imunidades de alin tipo, caves, aides, pueblos, no en gens tiladas? Eb rome jusdeable suponer gus, darans la mayor parte de un perfodo de iil afos, cadaver mis habitantes de Europe, None de Aa y Asa occidental vivieron ca pueblos, cn una pro. poten no igulada en Estados Unidos, poe ejemplo, hasta la guetta irl (Como ya he admitido, so es postble waa mipsiién, pocsto ‘ue falan estaiscas pare la antged,) Los propos antiguos t= tan la firme convciéa de guc la Wda cvizada slo pola pensarse ny por las ciodades. De abt ef ereciniento de cndades, scomps fando regular e inexorablemente la expansin de la eivilzacion r= covromana; hacia el exe, despuds de las conguista de Aljaneo, fasta Hind Kut al oest, de Avca a Bretata con Is conguitas romaod, lista que el ndmero de dadadesalean2é ol orden de los villares ‘EL apantalamiento urbano de la civilzacidn parecié tan evidente or sf mismo a Jos antigues, que apenas se dedicaron a analiza se- iamente le ciudad. Ni siguera intentaron una deisiciéa formal (aparte de las adefiniciones» administratives a las que volveré en breve). Cuando eserbié una gofa muy famosa de ln Grecia tarda, Publuo por vex primers en Comparatioe tis te Scety ond Hitory ‘XIX'(1977), pp. 3OSSET, 9 eelmpeon con pelea dela seve af 36 1k GRECIA ANTIGUA cae glo de G, Pasar ne a exe de cine #0 She uchio de Geol conl que lo seca: ain oliicos Fee a i sta gn pls ha A A caesar Te ee oe Seas er lo men se Sata wi ie atm men cl pe Sin: on el sary se see a se conicones soi, utr oles. SE A els Sia cn man des Move cE Si ios in em. y So one ents we aes iden, conven pra eva’ pon be ‘Pausanias, hay que sefialarlo, no pre objecones la pretensién A Ris e's Cee ee aes ec: Dao ce ec teu sal Fe es ween Sarl So ee eo bt pets Te al tees a een See te nore Song iknes, cnet bo eee a eee eee iets (09 33.000 lp oe a alent delet a lcs domed de Ate, Se ee ee ca rll eb, prot Cae tgs salvo fr lege ete edo ee ee ee a0 a ee ee ea ec ca i ne ie ana ce, ne sreeen t Sacaoor ee 4 Fi ee SRT at minal cua ne Te tats tao en wn aan er ee See Jes lic, mca eee ee ea alm, a oe atnetaecmseraia deca oe oe incase ge tel Te ee ees Since or de See ie tat ica feces ee ny 114 crupan arava x stow ecios mage + un eto del cad, yo Jos ignore ca a mayor pate Ta expredin ecixdestadoy que aco de str reftiéndome a Aca es una eonveain Ingle pan tad la plas ge pols. Ysa conven, como #0 eats aed, Stale, Se ‘aa (os eudodo af por qu) para resolver tna eof ter tine en el rego sg Ia plan pols seu en lea ‘da unto prs ecloda> en au entd etic como pars ead Eston en st sentido police. Cuando Aisttlscaamioaba las ccndidces sleet pera sitar una cia, evra poly ip nba gue ws center de wees nla Police ps ton ain, ape ct eds, 20 ead No emotion pa tet the ss lectores se equa como ee lo pemiten los hist es modernos. ™ Persien To ie Pa Arntls, como pata Plt antes que lapis sur debi sees ia don formas terions 8 aoa Inman, I fii y Ta sgropacn de paretesco mis exten, de swiacfodas lat recede Iepftines deh mies El ebje tho cu I atin I etry Pol vein sete exrucuraa 9 costa sr oer de one ea ety salvo por la ineviale fue de ross natures ences, pa Jo cul (slope el) se pods adie comerco exterior! Ha evidente que la etergue ex a Ker dsprstada pra td Pla y Aistiele a0 esbron dpa tomar Te lad Yt tettor, la coda yd apo, juntos om ona nial, 20 Coto variables dinar eacompetcin o confit, real © prc Tacks fos apclores qe vivian fois dela cuddly estdan Inte feainete ep a poli. Lo que ormatncateLamames sconce ser se deste ivarblenete etre cco y spabres, © tate tabno y capital, ere sos y xd, no case Propis Sos de vera c Indien. Lav dius en frm ln roped Yaa poses de alin bien aban slo en torso ela ert, Aum Ge dningulan entre ereateniene, gue vin en la add, exe rsiostrabujadore en el expo, To que hale un eicenia coir gente acomods, ue ert Tos dco etpces de ever une then vids, y Bombres gue tabsiban paras sot; ede tkmpoco eee cz la dst en cae cad y campo Hu so abojador gras enum puso tis ato dela cae ssa Soe dl arsano, pro era una csi de morale 38 1A GRECIA anricUA La ciudad antigon iba a perder pronto sx astonomia. El proceso empexd poco despaée de Ia mucrte de Aristteles, con Ie creaién e las monargufat helentsticas, y habia terminado cuando los roms- fos incorporaron a au imperio el mundo belenfstico, y un dea mu- cho mis amplia, Inclaso entonces, y basta el final de Ia antigiedad, fda cuded normalmente inlufa wn teritrio rural de alguna extene ‘6, a menudo de una extensiéa muy considerable, dentro de su ‘ea recanoca, La cuded sin un teritorio ert un fendmeno raro, restrngido en gran parte a comunidades costeras de una clase pecu- Lia Lo més importante para nuestros propésitos es que Ia unidad tradicional de ciudad y teritorio —polltea,jurdica y residencial— inlterada. Tanto los emperadores helenfsticos como los roma ‘os, por ejemplo, zeconocieron que el territoro era parte integrante de fa ciudad de cara a los impuestos. Lo mismo resulta certo en la Sebnicién de ciudadania municipal, que conserv6 su valor gensino tn To juridico, politico y psicolgpico, después de la desaparicién de J tonomfa de Ie ciudad. 'No hubré pasado inadvertido que hasta aqui he intentsdo evitar Aefinir qué entiendo por ciudad. Ni los ge6grafos ni los socilogos ‘i los historiadores ban logrado’ ponerse de acuerdo en una defini- ign. Sin embargo, todos nosotros sabemos perfectamente lo que ‘queremos decir con esta desgnacién; nadie nepurd que habia una ciudad de Atenas que era fisica y conceptuslmente diferente de Ia Ciudad-stado de Atenat. El obsticulo en la defniién surge de las dlifcultades, aperentemente insuperables, de incorporar todas las var tisbles esencales sin excise perfodos completos de historia, en los que sabemos todos que existian las ciudades, y, por otra parte, de convenir en wn denominador comin, por Io menos, sin ecceder en un nivel de generalidad que no sirve para nada él. Los andlisis de factoriales mis sofetiados en la geogralla y socjologla urbanas contemporiness, con mis de cien variables? la mayoria de las exales estaban ausentes de la ciudad antigua (como también de la medieval y la renacentsta}, reflcjan netamente Te divsoriainfrenqueable en a historia de ls ciudades creada por Ia revolucién industrial! ‘sta realmente Ia conclsién (o suposicén) de los histriado ts socidlogos especilizdos en la ciudad moderna, y acepto que Inscen bien en ignorar la ciudad antigua. El lector, por tanto, ba de ser cauteloso con los tals globules: ef volumen cision de ta es- ‘cucla urbana de Chicago, publicado en 1925, bajo el titulo The 14 expan cen » tyes un ben samp. Uno Jaye ia ef alr oe wo eee SOs y def, ae cure «Inc wo git cla fy 2 Pac ee 2 © a ea perl, mis tency at «8 Sito, Coan Handi, al preset tomo lamas eg fired th City (ao praetor, inca meee he $25 29 i all, exe qu tl mundo mss pag En mi opi, : sna i, vt ul har de acd thle ue esc al pinpio dea em cane rae es ¥ otros lapres) que los bitbaros gcd ionales tec Conguistidos, scan en con o 1A cuscis anricua comer de to toed ‘linda eat eado a ca eae or habits de nad Hn de camp. No be Se GE Sain que In guna dea Gad cy in pledign “copa Ln nace de on son mts seprocty y {ES ef en oe ong oy ven ah Gass pesone lisence empleals en ls dvesss opt: fs en oe ott sbi. wt aco emf nS ly or i Blin pe ee or se es sae etn aes Se Et mardi einige yl po 2 Sh ee See eee Bideon eo ee a add pnt, in ould catia cee pt Cates Se ee mcrae ec mages ms sore den Fe te ney fa ts tes Sag vie era 2 ie pee a pe Se oe Se ce sla niet se me a Tete Moan ee ee aia ue ee erate oe meee ge one eee erp tl Ea pe pee ee Sp, ec ae a Re ee a ee de Be et Me ae Se Sd ge gt eg Gon Cie dain sa cove et dee Gn, itl as wpe, fe ie ee co ae Th toc iape tae at youl Sat Sp Nee nee Gi oe eH es tent en See le aie oa 1A crupa axriouA a Gide), os mil afr intemedon te preentn com in val, oes vende dum spo pid. Ha meen Peblone see To gu & ve fe lane co grantocene ‘olnfvain de Is cd ein, y male eat eo ‘parte de Ia historia urbana, como Io son la demografia, e alcantari- Had el saci" Bs tna cindy algo mi Te mt sin, del nin, slag y hbase pce tear qe Tach antigua como chad ht proves tly hice Inxs, Stn er edupow ala deh andadad so bir tel qe nin de noee: en slg gene Sabie tei go Hamar ein "Hs ado ceptors, tne, ins ait més ce. ones apwetr. oniglno ba cto ecenenete Chanda So aad aca ain (someon snd dee Ieeal open lr intatonsy een as i, or ease Noor men en cyo noe pena ef Foe! de Co tes a een de Pols publ en 18647 too Frc temen en tos cu, W-} Ale, qe carla on B91, pnd gue ssp eh Inge acts ada toa eornte de penumint eee enjcanc snreae por coli si ple compete} cnt Dae tao aroma, sting tos qu dan prt. tsa lo que imenabn contest bea pla nested, ee Se leper Lact anaes a teen de Wied Sale Publ en Estados Union en 1873, 9 empath en 1894 6 la oemen elim, Por oon pie, en el minds wade inxs ln vores Has gun aro nl Al prec, oe abopndon romans en Tea™ ‘hf prio, pa uso poi, lo mde import, ave aye ect de Ls ct etgu eg femmes I Gad sve, no la cn Low facet los ibn apa Ieonvencién de sclaeradon, por amo i (etd) ae tol pa sca lm eo ko en pe el Strode Ase a Conon TE Ftd no thie ce cumente ilo 00 seinen or el: 5 nao Srv orca de epi pivad, el en del eal ys srevoiinc deo del xd sig, yu ba ee ue te, ‘pete Inalomente, Coun pe ics 2 14 casera mytcus ween i ge i ene sot fae ysSenete cee et oes Bro ia tieae Propiedad tres cous que tavieton el comienzo una relacén ma ‘ily gue prcn inbersdoIncpwnble, Let der we eg Ss Sh ee ove, yao ea protean. Een desu propiedad’™ op tna nl ep ain iri eset dae 2 =e ee Staats oe Roches tel rae Seach ances ae eterna e wee tet es ee ioc sees Pee inet meres ‘tes de este libro de Fustel, en su famoso papel de pionero como Fo nesems nee mee mgt _mamchgias Si mea elon eee er ee cetacean nae ace ionic ae a ime nee ont Soran ee remiense foo cine Bota cosas ao a opto Salar Rok Suess ceo ee mie cmger seen ami noe Sai koa na a mcm oa Rimrsaie ibaa “Bie naeer nanan “Saracen 1A crupan annie eo libro fue decsivo para el desarrollo de ta escuela de Duskbeim En segundo lugar, Fuste, junto con Maine y Morgan, trabajando Jos tres indepenientemente, en Toe dias flies del evoluionisin social, dieron al parentesco el papel central del que gora hasta cl dla de hoy en la antropeloga socal. Y en tercer Inga, a través de Paul Guiraad y sun més Gustave Gotz el libro dej6 su huella en los bistotiadores franceses de la antigiedad, En la obra clésica de Glots, La cité grecque, publicada en 1928, que es también un libro sobre ln civdad-estado, no sobre la ciudad, las primeras pipinas estén ded codas a Fustl,'eLa grandiose construcién de Postel de Coulanges proveca admiraciin ... No obstante, hoy es imponitle scepta todas sus conclusiones» (veredicto del que se hace eco Berr en la introduecidn). ¥, geudles eran las reservas de Glow? «La historia no permite un camino rectilineay: ademés de Ia familia y In ciudad, hemos de considerar al individvo. En In época en que se publicé La cité antique —escribié tam bién Glotz— nadie habia empleado desde los tiempos de Montes. quien fel método comparative] con tal maestia Soy incapas de cxpliar un jucio tan poco informada de un historiador tan impor. tate; ni siguiera el aberto rechazo de Glotz a emplear mismo el ‘étodo comparativo es explcacin sufiiente. El amétodo compa: rativo» de La cité antique es, en su mayor pate, una iusién, pesto que Postel pretendfa estar revelando un modelo de evolucién atio, ‘nico —ana afrmacién tipica es: eLa religién de los muertos pe. fece ser la més antigua que ha existido entre ea raza de hom bres»—” y, en todo caso, en el siglo después de Montesquieu, los volimenes de estudios genuinamente comperitivos hublan erccido en proporciones inmensas. Con todo, como Dutktsim apunts, al Jgnorar las pruchas etnoprfias disponibles, Pustel sac una conela- siGa falsa sobre Is gens romana." Sin emerge, podemos estar de ‘acuerdo con EvansPritchard en el sentido de que La cit antique ‘mare6 et punto divisor entre los tatados expeculativos y dogind. ticos de excites como Turgot, Condareet, StintSimon y Comte, Por un lado», y los «andlisis detllados» y eel tratamiento eraditon ‘gue caractrizan Ia obta de Durkbeim, Hubert y Mauss.” También Podemos reconocer que Fustel contibuyé grandemente a llamar Ia stencin sobre la persistence, exfda casi en el alvido, de las institu: iones de patentesco dentro'de la cixdad-stado antigus, Sin em batgo, In historia de In ciudad (tanto ciudad como ciudad-stado), “4 1A GRBCIA AveTICUA ‘antigua, medieval o moderns, no se puede aniliar sufiientemente ‘Bio los conceptos de eulto de antepasados,\adoracién del fuego y conflict dentro del estado evolucionado entre el grupo de parentesco ¥ el individ. ‘La’ mis notable teorin de la evolucién social surgida, sobre la base de Tos extudios comparativos, en el siglo comprendido entre ‘Montesquieu y Marz fue Ta tcorfa de ls cuatro fases: czadora, pas toril, agricola y comercial, por las que evoluciona ef hombre. Sos principales defenses extuvieron en Escocia y Franca, y con John. Millar tenemos fo que Meck ha lsmado ahora «en efecto» «una ‘concepcin materialsta de la hstaian. En Ia introdoccisn a su Ob- Servations concerning the Distintion of Ranks in Society, publicado por primera ver en 1771, Millar extslog6, entre «las causas de esos sistemas peculiaes de ley y gobierno que han aparecido en el mane om, las siguientes: ela fertidad o sider del. suelo, la naturleza dde sus productos (de un pats], las clases de trabajos necesarios para ‘procurarse subsistencia, el ntimero de individaos reunidos en una ‘cominidad, eu habilidad en las artes, les ventajas de que gozaban pra inicar transacciones mutuas © era mantener une cortespon- enc fatimas® 'Na hay sefiales de la teorfa de las cuatro fases en La cité anti ‘ane, Con toda, Fustel no sélo conoeia la teorf, por lo menos en fu forma frances, sino que incluso In acepté en un punto. En el plrrafo incial de su obra El origen dela propiedad de la tierra (pu- Dlicado por primera ver en 1872), escibié como réplica a los cr tiene: «es obvio que cuando los hombres estaban ain en la fase cars dora 0 pastoril,y an no hablan Hegado a la idea de agricaltura, no se les ocutrié tomar, cada uno para s{ mismo, una parte de tierra, La teoria de In que hablo se aplica a socedades establecidas y agr- clas» Pero Tuego ee sepa radicalmente, como se separé de Aris- tételes, substitayendo el modo de subsstecia por la relisién como cl panto de stenciéa y la clave para la formacidn y cambio de las insirsiones. Ashley observ6 con razéa que, incluso en su tmbajo ‘sobre el colonato, Fustel dejé de tomar en cuenta, como hubiera fido lo apropiado, «el factor econémico lo mistmo que el constitcio- nal o el legals.” Por Jo que yo sé, cl primer hombre que inistis en, y formuls, tuna atoorla exondmica de la formacién de la ciudad (Stadtebil. dung), de ela rlacién necesaria entre el fendmeno de Ia ciudad y 1A caupaD anrrous 6 cl sistema econsmico predominantes, fue Wemer Sombatt en Der moderne Kapialsmus, publicado originalmente en Leipzig en 1902? En esta obra present6 una serie de modelos, empezando con la evi- dente defnicién operetiva: «Usa ciudad es un extablecimiento. de Thombres que confian para eu manutencién en os productos. del ‘abajo agricola extranjro (0 ajeno)».* En la segunda edicia, ea torce aos mfs tard, introdujo una ligers modifcaciéa, afadiendo ‘una expresisn (emds amplio») que todo el mundo esti de acuerdo cn califcar de ambigiedad: «an establecimiento més amplion® Esta dfinicign, explo, fe ideada para exclur los Landstite de la Edad ‘Medis, en los que la mayorla de lor hebitantes explotaban ellos misaos Ia tera, asf como también ls eciodadesgigintes» de Ozien- te Préximo, de Ia India antigua 0 del tipo zepresentado hoy por ‘Teberén. No mencioné las ciudades de la antigiedad grecortomens, © siguiera algunas de ellas, porque estaba centrado en su tema, el surgimiento del captalisme moderno y, por Jo tanto, el nacimiento de [a ciudad en la Edad Media. Y la idea clive de cata definiciéa de una ciudad se remoata a Adam Smith: Sombart puro en el enc bberamiento de esta seccisn el mismo pasaje del litro IT de La riqueza de las naciones, que cté antes, y dijo explictamente que sus modelos eran variciones sobre un tema, tema formulado con palabras de Adam Smichs.* En el perfdo, largo y fecundo histvicamente, que va de Smith 4 Sombart baba ‘habido, naturalmentc, investignciones bundantes sobre ciudades, y publcaciones sobre el mismo tema. Pero el interés en la medida en que iba mis alld de In mera coioridad crudita de dmbito local haba estado siempre en Je evoluciin del feuda- lismo al capitaliomo, en el nacimiento de la ciudad medieval, en la iodad renacentista y en las evoluciones modernas consigulentes, Se ‘pueden encontrar abservaciones ccaionales sobre la ciudad antigu, algunas de ellas muy penetrntes, desde Adam Smith en adelante (hay que recordar siempre, también, e David Hume), pero eran mar- Binales, secundarias en cuanto al toma tratado y nunca dlaboradas ‘Valdis In pena el esfuerzo de secoger y examioar estas observacio. nes, pero voy a detenerme brevemeate edo en un hombre, Kasl Bacher. En 1893, Bicher, que ya bebia escrito un notable estudio «so Gloestadstico» de la'ciudad de Frankfurt en Jot sglos Xv 9 3, publics Die Entstcbung der Volkwirtscboft (Le ghnetis de 1a eco 6 1A omucia rious ‘nomia nacional), eno qe, baséndose en una idea de Rodberts, txteadié Ia vieja tcora evolutiva de las cuatro fases, suptiendo tres fases més en la historia de la ltima, 1a comercial, que lamé eco ‘mia familiar ectrada, economfa de la ciudad y economia nacional.” {Este fue el libro que hizo estallar la dispota con los historiadores dela aatigiedad que ahora se conoce normalmente con el nombre de controversia Bicher-Meyer,en la que «gané» el sltimo, con gran satisfacién sys, como ya be indicado.” TEI aio de Ia Entstebung de Bicher, 1893, fue tambign el aio del primero de los tres famosos articulos de Henti Pitenne en Ia Rene Historique sobre «El origen de las constituciones urbana de la Edad Medias, en los que formul6 las ideas fundamentales fave iban a preocuparlo durante Ia mayor parte de su vida? EL surpimiento de la ciudad medieval, insistfa una y otra vez, fue en primer logar «el producto de certs eansas econémicas y sociales» * Estas ecauras econdmicas y sociales», por desgracia, resultaron set slo un mistriosa proceso «naturals, puesto en marcha por mesei- eres, y Prenne se dejs caer répidamenteen el mismo vieio de poner tl acento en a jurisdiccén y Ia historia eoasttucfonal que tan dars- ‘mente haba citicado en otros. Aparte de banlidades sobre la eeste- rilidads de la ciudad, 10 hay nada destacable por encima del nivel ‘puramente descrptivo, pese a que, en ese nivel, era con toda seg ‘dad, intligente, erudito ¢ inestimable, Admiraba el libro de Biber sobre Frankfurt, pero en su hima obra tedrica, Pirenne edveria fc sus estudiantes de que era demasiado economista y no bastante historiador ... sus teotfas sobre la evolocén econdmica, pese a set cstimulantes, no mantenfan telacién con las prucbas histéricas.* ‘Solo una vee, por lo que 30 conazco, se dignd Pirenne discuir y dispatar con Bicher y Sombart, en un artieulo que, como mejor puedo resumir, e5 como un eco medievalista de los argumentos de fos historiadores de la antighedad «modemnizanteso, con la conclu- sign, de acuerdo con extor cltimos, de que la diferencia entre el ‘apitalsmo moderno y el capitalism» que empe2é en el siglo xit ‘era «s6lo una diferencia de exatidad, no de clidad, una simple dife- rendia de intensdad, no de natursess>” Nos han contado que més tarde Pirenne oy6 decir que Weber, de modo nada sorprendente (cies cierto), ase refitié efustcemente a 4 como ese medievalistn Been gem consi a Te esnomis a Testa seal {LA crops aricus 0 En otra parte Weber protesté de que los hstoriadores hubicran {nterpretado mal el método de Bicker, queers una eplicain expresa del méiodo de los atipos ideales»,* pero lor histriadores, tanto los de In antgiedad como los de cualquier otra pec, son usutlmente algicos o totalmente sordos « los tipos idales. Af, el distinguido imedievalsta Georg von Below, més comprensivo que la mayoria con 1a contribuciin de Bicher, no obstante,sac6 Ia concusién de que la empresa estabe destinada al fraaso desde el principio por su preoco cn por as norma: «Sn prdumente fas devo {que son interesante 0, al menos, tan importantes como la normas.® Edoard Meyer fue menos comprensivo, y Bicher rehus6 una invite- iin dl eto de a Jbrbicher far NatnlShonoit and Statist. pra replcar a Meyer, pretextando que, sega sus propias palabras, Meyer habia demostrado «muy poca comprensién de Jo esencal en sconomin».* Unos pocos afios més tarde, no pudo resistin, y en tn Jango ensayo, leno de erudicién y talento, examiné detalladamente as prucbas stenienses presentadas por Meyer y Beloch, y ech xu conelusiones por fos suelos2” Biicher, en resumen, sabfa perfectamente que Ia unidad familiar fescueta no era la formacién econémica nica o general en la ant- triedad grecorromana. Otra cosa es que no trata de las ciudades ‘recotromanas con algin detenimiento —sus capitaos en Stadtwir- schafthablan de Ia Edad Media—, pro incorpors Ia ciudad antigua ‘en su esquema evolutive, poniendo el scento en el cambio de las relaciones ciudad-campo: «El habitane grego y romano de la ciudad cra duefio de la tiers, y la explotaba, incluso xi dejaba que el ta bij lo hicieran los esclavos o arrendataioe ... Eto precisamente n0 ‘ocurtia con los habitantes de nuestras ciudadies medievales ... Ci dad y campo se hablan separado en cuanto « funeién econdmica», a ciudad medieval «no eta un mero centro de consumo, como 10 tran las ciudades de los griegos y romanos».® Sombart, luego, ela- bors y catficé la noc: «por ciudad de consomo quiero decir Ia ‘que page por su mantenimiento (Lebensunterbalt ... 0 con sus pro- Bios productos, porque no lo necesita. Obtiene su mantenimiento ifs bien a partir de una reelamacién legal (Recbestt!), coma im ppuestos o rents, sin tener que librar valores « cambio», Luego ea- sli una reserva: «Los creadores de ciudades ea loe origenes eran ‘consumidores; los creadores subsignientes eran productoress, y los ‘timos fueron un elemento subordinado, «cuya existencia venia de- 48 14 cnucta sseicuA termioada por su partiipacién en el consumo que les permita le clase consumidara.” "Y esto aos lleva por dhimo a Max Weber. La relacén intelectual catze Weber Somibart fae my fina: fueron dzecores cnjuntos El reitalzado Archiv fir Sooialwisenschat und. Sovalplisit en primer Ingar” Bicher so fue miembro del creulo de Weber, pero In cbre Agververbltise de Weber se abr con una defenss convin- cent, aungue n0 una aeptacién incondicional, de a obra de Bicher, Entsebung der Volkswirtscafe* Mi interés ca mestar que Ia obsa de Weber, infritamente mejor coocida, sobre la ciudad, tuvo im- portanses prentiores y a la vez, en un sentido, cooperedoes, va ins alld del mero interés erudto por el tema. Necsitamos que Soa bart y Bicher nos ayuden a completar el cuadeo, porque el anilisis sobre la cludad de Weber es un ensayo pJstumo, sin notss, del ta- ‘ato de va libro, posterirmenteincido en un conterto que « tmenudo se desdefa en su Wirtschaft und Gesellchalt (Eeonomia y sociedad). La sltima ob, en sf misma, no es sélo una obra pétuma fn Ia que estavo trabajando mis de une décuda (y por tanto con cambios de exo y propéstos), sino que también hay que tener en tuenta que Weber la dei en tl estado que ai siguiera se indica la secuenca de las seciones* Y aun habria que afacir que el esto de Webcr en sus tltimas obras, al igual que sos process metals, ea extraordinariamente denso y complejo; en las dos obras que me Interesan, esto ex tanto mds af cuanto que, en el mcjr de los casos, 1s traduccion ingless disponibles son poco de fit, y, en el peot, contienen errors garafles, ‘Weber fac, sin dua, el ms profundamente histéico de los socislogos. Emp au carer coma hstriador legal, interesado povalmente en dos amplion tems, la historia dela organizacdn de J explotacia de la trea (con sus implicaciones o consecvencas palitins y sociales) y Ia evolucén de las prcticas e instituciones comerciales. En exte primer periodo cscribié su Rimiche Agrar aeschcve (1891), brllante pieza de iavestigaion histérica, dentro ‘avin del marco reconocible de una disiplina scadémicn estable- ida. Después de esto, su nica obra substancal sobre Ia angedad fue un four de force, un extenso libro escrito en cotro ees, ea 1908, y publicdo al af0 siguiente en la enciclpedia que se lo ex- cacgS que es responsable’ del ticle, que se presta 8 cor, Die Aarorverebsse des Altetums (ncliso peor en el titulo inglés, 1 crupap avrioua 49 seleionao pra la tadcn que sea de aparecer: The Aaron Socsiogy of cen Civitan), Sa vind lo carci, cree ‘mente, como «una especie de sociologia de la antigiedad» con, ‘modo de prog, ina teri ecndmich del mundo de lo cen tatigaons cate los cules incayé 00 aslo Grea y Rem, sno también ef Oriente Péximo (Egipo, Mesopotamia 3 Jods). Por todo, el izerts de Weber en a dinmica dele instcones sociales 3 ls tclaines sociocultural, Agarerlnise no un historia 2 dela agra antigen nde fa sociedad antiga, Weber haa dejado de ecb hit. Aun menos histo es veo algo ‘nis cardio, sobre In edad, aunque los dato sobre Is anigdad Ios toma en'sx mayor parte de Aprrerbaline. No deja de et signiestivo que cide tceién del ctuio. postion empicc con onespis generale 0 con material medieval utes de prevent el ‘mundo antigua are daricar o contrast a sina, Weber aunce pio un esto dela cvdad antiga, 4 sor pintos de vista sobre el asnto, como tambien sobre otter aspectos del mundo antiguo, hay que obtenerlos, con esfuerzo (in- dlayendo lo que costa defi) de so obra complet 10 sole mente de lor ecto sbieramente deicadon « ln antigiednd, tendo sempre aera a fos mates cambintes deo penaminto® ‘Alganos de ses conepon bisios tienen una care ein ‘con ke de Bacher y Somburt. Tambien €lempead con una defini econ mics, qe falta sr won deceracién culty caborade « pari de la de Sonar: una cada es un lugar en el gue ela pblaci rose dente sai una pete endmicimente este de on necendade lari ene meread loc, ello, en gre pat, mediante los pro actos qe low residents 3 ls abientes de a vcndad amen Jhan producido, o que han adquirido para vendetlos en el mercado», Gaando los grandes consmiores eienen son ingreos, de un rmodo w oto, como rents, le cad es una codsd de conmino, ‘como en Ia antigiedad. Pues, «si hoy dia consideramos, con razén, soe dl hombre de cad tpico x el que no consigue st sastento de su propia tet ogiaiamente ct certo lo tonto. en a Snmensa mayor de as pias cadads (pale) de I atgiedad.® En extadima cts, dos palabras requeen mayor steno sock sioaramentr yetpess. Originaromonte, In ciudad antigen a Ievané en torbo & ls vviendan de los grandes popctaros de tira, pero al erect habitants, cadaver mi no eran 98 Aomar 30 LA onscta neriGuA ‘andes ni poqueios propietaios de tiers. Con todo, siguiésiendo ‘una eivdad de consumo: incluso en le Gltima fase, edemocritica, lee confctos eocales dent de la ciudad antigua estallaron por las, demandas de eintereses de los deadores, que eran esencialmente, ‘por tanto, ntercses de consumidores», «diferencia de lo que ocarié fen Ia ciudad medieval, donde loe conflctos bisicos se generaron & partir de los intereses emanufacturcron», ‘Con objeto de explicar esta diferencia fundamental, hay que in- ‘woducir en ef andlisis una variable independiente, le escavitud* FE extendido uso de esclavos en la agriculturay 1a manofacara res. tringléfuertemeate la esfera del trabajo libre y bloqueé la expansin del mercado, especialmente del mercado de productos consumidas en ‘masa, También entorpecé, e impidi6 efectivamente, la racionliza iba creciente de la produceién: dada la incetidumbre del mercado ye costo fuetuante de los esclavos (tanto su compra como st ‘mantenimiento), el propietario de eslaves tenia que tener Ia libertad de disponer de sus esclavos en el acto o explotatlos de manera dis tinta al empleo directo ea la produccién. Una amplia divisin del ‘uabejo y ott formas de racionaizacién habrlan terminado con la Aexbilidad del propietrio. En suma, el propictasio de esclavos en la antigiedad, gual que el propietario de tierra 0 de dinero, era ‘un rentists, no un empresaio." El contaste con la evolucén de la smanufactura a la Edad media es evidente. ‘De estas distincones provienen igualmente diferencias apudas en politica, y abora bry que intzodocir una variable nueva. En la primera parte del dhimo trabajo, Weber empezs con la definicién scccondimicer de la ciudad, como he mencionado, pero en seguida prosigni indicando que no exe una defniién completa. «E! mero Fnecho de una aglomeracin residencil de comerciantes intereses fables y la satsfuccin regular de las necesdades diarias en el mer cexdo, por sf solas, no agotan el eoncepto de “ciudad”.» Es también ‘tuna asocacign reguladora dela economia que abarca clos objetos camecteisticos dela repulacidn de Ia politica econémiea en nombre de la esocisida y una matrix de medidas caractertsticas» Ha cam Biado el enfogue desde Agrarverbilise, aunque la mayor parte el contenido de la iltima obra se puede encontrar ya en Ia ante- Dicho sin tapujos,y, por lo tanto, de un modo abrupto, la poll tica y Ia entoridad politica ocuparon cl centro. Cando «La civdads {La cwupAD anrrcUA st vuelve a aparecer en Wirtschaft und Geselichft, tiene a tala ‘mis largo, «Dominacién no legtima (tipologie de Ia ciudad)», y-n0 es mis que una parte de uno més amplio, sobre Herrschft (domi- nacién’), que incluye, entre otros, buroeracia y catisma.® Ya en 41895, en su conferenca inaugural en Friburgo, sostavo que la con- servacin y el crecimiento del estadonacién estaba por encima de todas las demés consieraciones e intereses.® Aunque esta postura fuertemente nacionalista y su énfasis politico concomitante fueran ‘menos visbles en los esritoshistticos de los aos siguientes, nunca cestuvieron ausentes (como veremos dentro de poco). Volviron sry, con plena fuerza, en la década final de st vie tanto en et ‘actividad polities como en su obra teérica.! En Wirtschaft and Gesellchet, con sas des temas fundamentales, xcionalidad y domi- acid, sell la ecanexién decisva entre industializacén, cpitalsmo y conservacén propiay 'Y finalmente volvemes a Ia segunda palabra que dije que habia que estdine con cuidado, etipicos. Naturalmente Weber sabia que las cndades sobrevivieron durante siglos bajo el imperio romano, aunque habtan perdido toda expacided para «la regulacién politco- cconémicay; que las ciudades de hecho proliferaron en equella época y brotaron en teritorios nuevos, jo el estimulo directo, y a veces a coaccién, de la sutoridad central. Peo st «tipologa de las cinds- des» —el subrftulo de la Gltima obra— habla que vera, y slo ast podia ser entendide, como una tipelogia de eciudades del tipo ideal, Como mismo escribié: «Ea realidad, lo tpos eran en todas partes fluidos entre sf Esto, sin embargo, ¢s certo para todos los fené- ‘menos socoldpios y no ha de impedir el establecimiento de Io pre- ddominantemente tpico».” De ahi su empleo frecuente de comillas, cspedalmente en Agreroerbiltisse, para términos como feudal» ¥ ‘copitlstae(cortentemente, come adjetivee més que como nombres fen estos ejemplos critics), signo formal de lo que, con la misma frecuencia, Ime Ansitze (prciminres’) como una indicacién de Auides, de la génesis, dentro de un tipo, de elementos caracteristioos de otro ipo. Muy pocas veces —l es que lega a hacerlo— elude Ia obligacién de explicar le incapacidad (cuando ée era el caso) de unos u otros Ansitze pare vencer y en slime vérmino aleanar ‘ona posicidn dominant. ‘Ast la ecccdn foal de Agraroerbilevisce intenta explicit por qué el imperio romano y Ia pax romana desteuyeron, més que alimen- 2 {LA GRRCIA ANTIOUA taron, los Ansatze de capitalismo que habia detectado en la ciudad sntigua, El argumento es denso, pero se puede resumir sazonable- Iente de este modo. La pax romane puso fin a le expansign teer torial y a In scumulacién de botin, incluyendo grandes cantdedes de botia humano, dos cosas que habian sido el medio fundamental de acreceatar Ia riqueza en la economia grecorromana. La expansién previa habla inroducido en el imperio, por primera vez, amplias replones de teritoro intecor, lejos de. mar, y por tanto con accesos inadecuados a las rutas del comerco y la comunicacién. En las fincas Interiores exstia Ia tendencia natural al asentamiento rural en torno ‘una casa de campo, en donde se producian las necesidades basicas ‘de consumo masivo, con lo cuil «se desarmabas la ciudad, redo- endo sus oportunidades de actividad lucrative. El golpe decisivo se descargs en Ja exfera politica: Ia monargula absoluta substituys In administracién de la cided por e eejército profesional y la buro- cacia de unas familias, terminando en un eestadolitugiay (on cetado confiado en servicios obligtocos). Psst que el capitismo de 1a entigdedad estaba pollcamen: te anclado y depentia de Ia explotaciin privade de Is relacines polities de dominscin en una ciudad-estado en expansisn, se ‘ni, pat Ia coal fltaban as oportunidad spp. YY, Iuego, el pogo desesperndo: «Toda buroericia tiene Ia ten denca a provocar el mismo efecto por expansin de sf misma (Urm- sichgeifen). Ta nuestra también» Para historiadores alérgicos a los tipos ideales, nada hay que diseutir aqui; no hay propuestas que merezean examen y extn. Se puede uno consolar y refugiar sufcentemente en el edescubrimien- to» de que el eonacimiento de Weber eabre el mundo griego era ‘mucho menos amplio y preciso que sobre el romano; * en la demos tracin de que ahore se puede decie que Weber extabe extivocado cuando llamabe al eguites romano eclarecapialsta nacional para» Uno puede (lepftimamente) desafiar la concepeién de Weber de los clementos feudiles y capitalists de In antgtiedad, 0 su. definicin politica de la ciudad. Pero cumdo se ha terminado la demolicéa, Jes fendmens no se han escabulido en silencio, Sigue tendo toda LA crupa axricua 3 ‘ia certo, y con necesidad de explicacida, que el campesino ent un elemento integrante de la ciudad antigua, pero no de la medieval; que el gremio era un integrante de la citdad medieval, pero no de In antigua, Quizd se me puede permitirrepetir lo que eseibfrecen- temente sobre el segundo punt Normalimnte parce que se olvida que los exeavudores de Tar 0 no encontraron Lonja de los Pats, que todas las ciudades sovgone catetan de cast gremsles 7 Tone, que hasta oy eon, 1 Indo de las caedeales, las gloias eeuitecsaicas de as grandet Gudades medivales de Hella, Francs, Flande, las adades de a Hansa o Inglaterra, Compéree el goca stenicase con la Grande Place de Broselas ‘Aun mis, todavia sigue siendo cierto, y requiere una explicaién, ‘que el urbunismo antiguo decty6 tan profundamente que se pre- 36 un segundo enacimiento de ciudades> en la Edad Media. Si ‘Weber no nos ofrece explicaciones stisfactorias, ni siguera parca: Tes, ghacia déode volvernos? (Hlacia Keel Mars, quiet? Marx fue el fantasma que acosé a Weber (y por supuesto « Sombart), a To largo de toda su vid, mur ‘ho mis de lo que se podtia suponer por los excasos y a veces erudos ‘comentarios sobre Marx y el marzismo que se encuentran en los ‘escitos de Weber. No tengo intencién de entrar en el tema, excepto para dear constancia de que es algo mis complejo que Jo que si fleren algunos comentarios corientes, muy simplicados y dogmé- ticos Simplemente ol rechazo de Weber como «idealists», cayo a fasis en el «eaptitu» y comerco le llevé a ver ecapitalismer donde ‘nunca habla existido, ce una eatiatura, un juego de palabras vano, En sur notas de 1857, Marx escribié sobre ola influence civics. dora del comercio exteriors, aunque al principio slo fuera un eco- mercio pasioos,” en un paste que n0 puede dejar de recordaros In tess de Weber, de que el cambio arcaio del comercio pasivo al activo fae el primer paso hacia el abismo entre la efudad occidental yy la ovienal. Para Marx (y Engels) nunca exist la duda de que el ‘capital comercial, las ciudades comerciales» e incluso los epucblos comerciales» (fenicios y exrtagineses) fueran fendimenos aatiguos muy extendidos, y que ea algunos cos, en le antigua Corinto, por ejemplo, el comercio Hews a una manafactura altamente desarro- Iada:® 4 LA onEcrA anricoa ‘Weber, como Mars, ponta en el centro de sus preocupaciones el feagmeno del capitalism Que los dos anilisis, en timo té- tino, divergeron profundamente, hasta llegar a un punto de can- cto, es innegabe (sin contar con su violenta discrepanca en actin politica y objetivos foturos). Las teoefas de Marx eran eabsoluta- Imente intrapabless para Weber como proposiciones ontalépicss» Por otza pate, no abstante, vio en a einterpretacién de la historia por Mare mediante las diferentes formas de produccién una hips ‘esis sumamente étil que permite conseguir notables propresos en conocimiento del desarrollo de la sociedad industrial moderna». En consecvencia, para las épocas preindostrales, y para la ciudad antigua expecalmente, habia entre ellos una gran parte de coinc dencia parcial y acuerdo, Como es de esperar, Marx nunca realiaé una investigscén sist imitica sobre el mundo'antiguo en general, y la ciudad antigua en particular Sobre esto éltimo, sus escasos y dispersos comentarios resaltan todos ellos de la propuests, que cité antes, de La ideologla lemna, epetda en el primer volumen de EI capital: La bate de tode In divsiéa del trabajo. que haya slcando cierto grado de desrolo y haya tendo Tngar en vrtud del in tercambio de mercancas cs In sparaciin de la ciudad y el cam po. Bien se podsla desis que toda Ia historia exonémica de Ia fociedad ctf resmida en ef movimiento de esta antes, Pero, pore! momento, no entraremes en eto.® NNo sélo por el momento», afiaditfa yo: en el corpus entero de Marx no se volveré a encontrar, sobre Ia ciudad antigua, més que algén comentario ocasonal, propoestas sobre tipos ideals, més 0 ‘menos weberianas en substancin As, lemos en los Grindriss: ‘En el mundo antiguo, la ciaded con’su terttorio es Ia totalidad cconémica.. La cludadanfa urbana se resulve econémicamente con 1a simple fGemula de que el gricltor es un resident de la ciudad» ® [No es éste ef Iugar para un andisisextenso de los parle (o las divergencas), pero otto dos ejemplos pueden ser ites. 1H profetatiade moderno, camo clate, estaba svente, Pues la cultura’ antigua, © bien sega con la esvitad como ma centro de guvedad (Como en le Roma republicans tarda), 0, donde prevalecta el twabujo libres, en el sentido. de derstho ‘pivedo 1A crupaD axriouA 33 (ea el mundo helenstico y en el inperio romano), sin estaba Impregasdo por le eiclavitad hasta un grado que aunce nists cen la Europa tediva Eso es Weber pero pocos historiadores marxists pueden estar fen desacverdo, razonablemente, salvo quizés en transfert Jos dos primeros siglos del imperio romano occidental a le primers de lar El poder milter estaba mis extechamente unido al eecimien: to econtmico, quisf mds que en cualguier ot modo de pro- ducin, nes 0 despus, porque el nico origen principal de Ia toano de obra ser ert soemalmente de prisiasror de guera capturdos, mientras que el sumento de tropas utbanas libres pars Ta guerra dependia del manteaiminto de le prodocelén, ea fast, pot obra de elas, Eso es Perry Anderson, en wn estudio reciente y stil sobre mar- xismo,"y el paralelismo con Weber es evidente a partir del rumen, que hn dado ya, del punto de vista de Weber sobre el impacto de la ex romana ‘Supongamos que se aceptara que esas propuestas —y otras que toe sacado de mi examen de la historia de las tors sobre In ciudad sesquacun, po Je meno, sucentemente inert an para proseguir con el examen deallado de los datos disponibles, lite. ratios, epigréficos, arqueoléyios. «Cudles son las implicaciones para tuna investigncién histéice ulterior? Ni sguiera el historiador con rentalidad més inclinada a le socologia esté dspuesto a detenerse fen Ta formlaccn de tipos ideale. Las varacones dentro de cada tipo, los cambios y evoluciones, ls consecuencas en el aleance total dal pensamiento y actuacién huinanos requieren una exposiién deta- ada y concreta —exposiciin que podria ser, al mismo tiempo, una prucba para el tipo ideal. Tal estudio no existe todavia sobre la ciudad antigua, Hay, claro estd, un ereclente niimero de ehistorss» de ciudades individuals, gregas y romanas, desde Ta edad arcaica hasta el Gin de la antighedad. Con apenss tuna excepeén, sin em ‘argo, carecen de un enfoque conceptual o esquema: cada cots con0- ida, sobre el lugar que se ese examinando, parece que tenga igual derecho: arguitectur, rligién y flosofie, omercio y acufacion de ‘moneda, administracin y atelaionee internacionsless, La ciudad 56 1A ORECIA ANTICUA como cindad goed dsborada. El modo de enfocas In custo es AEcrinio y postvista,«cenpendo prone interropindelar con funn mente abet las opines inexpresids sobre economis ton nomalinete ioderisatem, No mnosprecio Is contain Al concent lgrdo con estor extn, nl las difcaledesinbe fences al intent, ai tampeco Tos avanss cncepnles que te ban roid dede ace dcr o vente ao” Sn bar, se da eso Ege fas consideracones que he ssa, los rentados presente don por Mars, Bicker, Sombre y Weber, on pesca cae mejor A Io eto, en el ested oval de a Gud anion?” Tinalment, ceo que Ia Ristori de cndaessntigeindidaler sun ei deta, dade ls lite de Ta documentactn dope (y potencial), condicién inalterable del estudio de la historia anti- fun. No er toalmente pervero ver una venta en In debilidd ay nacre ron iia a Ta hss nana contemporoes, por pemitir que el divi de dace crea las coestons lan feadas ros cbicivos” peligro de goer ve He, por sent I Historia uibanaangoa Peo, caué preguntas deseamos bee sobre Jn ciudad engv, tanto sf posden ser costae sntsfatoriamente ‘como si no? Esta es Ia primera cosa que hay que aclarar, antes de ‘recoger los datos empiricos, y no digamos, interrogarlos. Si mi eva- cen de Ia sitaién acl es poco prometeor, no se debe a gue me disgnen las preantts que buon, sno = gue normalmente ‘0 eanentro of una sla pregunta que no pertencact al isbito de I tradicign sabre el pad: gque grande? gcudatin?, qo monn Ienton, guint comer? au preacin? ‘ant comprendr el Topi de le etd como instacén bin nel mundo greoromane y wa evolu, sea de pati, sept tmente, de don echo, Primero, el mundo pect estaba mis Urbaniado qi cuir ott socio arin a x Goch modern. Seqind, la cindadastado, In nidad exrechamente tabs de cha dat y capo, siuié siemdo cl médulo Bsc, incno desde de gue el componente etado de In cidadestado ober perdido eo Slnifcaéo eicamenteexginl. Pete a ell, cigid Sendo oan ‘cadad de consomos? ‘Que hub tle codader de cons en td In anita, es Indice, En el aflo 385 a. de, Esprt drrots a Maotnes en ‘Arad e inptso como concn pare fimar Ia pox qu ln Gudad foeraanasada a gate reresara los coto poion e lv que 1A cropap avricua 7 habla vivido antes. «AL pringpio estaban descontentor», comenta Jenofonte (Helénics, V, 2, 7), «porque tenfan que demoler las fasas que poselan y construir otras nuevas, Pero cuando los pro- plctarios estuvieron viviendo cerca de las fincas que posetan junto ‘tos pueblos, y tuvieroa una aristocracy ee veron Ubres del peso de los demagogos, esuvieron content con el estado de los asuntos, ‘Los comentarios politicos de Jenofonte son irclevantes para mis proptitos; Ia vsbiidad de la peticiones espartanas es lo que im- porta, Y cuando se restauré finalmente la cludad de Mantnea,siguis sendo durante silos un lugar de rsidencia de propietaros de teras, ‘como Jo habia sido cuando los espartanos la destruyeron2™ Fue Mantinea un caso tpico? Capua, como nos dice Ciceréa (Sobre la ley agraria, 1, 88), fue conserveda por los romanos vcto- rlosos en interés de los agrcultores de Campania, entre otras cosas para que, ecansados por el eulkivo de las terrs, pudieran sat las ‘easas de la cndads, El constante crecimiento urbana en el centro y porte de Tulia, durante la Repiblica tarda, produjo ciudades det mismo tipo Asf foe la eromanizaciGa» de {a regién del Danvbio, incorporada a le provincia de Panona, bajo el impetio.® La propia Roma fue, como es natural, el prototipa de una ciudad de consumo, como Io fa sido a lo largo'de toda su historia. También lo fue Ane ‘ogo la coata ciadad del impetio: en el siglo cuarto se estima su poblacisn urbana entre 150.000 y 300.000; su terstorio exa por To menos trescientas veces mayor que el fea stuada dentro de las matallse de la ciudad, y Ia bose de ou tiquees eatabe en la terre ¥ cen su lugar preeminente dentro del sistema administativo impe- al.” Los distritos fuera dela ciudad extabanllenos de pueblos, cada ‘uno con su produccén local y su distbucién mediante las frias russes, Por lo tanto, explica Likenio (Discurros, XI, 230), los Iabitantes de Tos pueblos tenfan poca necesidad dela ciudad, gracias Jos intecambios mutuos ‘Las connotaciones actuals dela palabra econsumidors no debe- fan inmiscuirse en esto ni inducinos a error. Nadie pretende que las clases usbanae mis bsjas foeran una hueste de mendigos y de gente que vivia de subsidies, aunque se ha eonvertido en un pas tempo favorito de los enaditos el wrefutar» exa prctensin pare la cudad de Roma; sin embargo, tampoco hay que sobestimar la extea- ‘én de Tn mendicida, el desempleo y el bambre, La cvestign impli ita en la nocidn de cided de consumo es si y hasta qué ponto, las 38 1A omnia serious relacones de la economia y del poder, dento de Ia ciudad, se apo- aban en la riquea generada por las rent ¢ impoestos que auian fncia los habitants, y crculaban ente ellos.” Incuso le ciudad de conmumo por excelecia, Rom, requerfainnumerales etesaos y tenders para le produeeién y ceculaién intaurbanss. En tanto que ‘staben involuctdos en una producién de ariulos pequeis, la produecién, obra de artsanos independientes, de géneros vendidos fl por menor para consoma lea, po invade la roca de ciudad de consumo. ‘Tampoco se pretende que, por los ejemplos que he dado —un ppfado entre muchos casos disponibles, fueren todas las ciudades Jguales, Si se du el caso de que todas eran ciudades de consumo, en algunos aspects, el paso siguiente en In investigcisn es examinat Tas variaiones respecto al tpo ideal, para establecer una tipologia de cindades ancigus. Consideremos Ctico, en el mar de Mirmara, puerto y ciudad identifads por los historiadores como «una gran ciara de compensacin part el comercio del Ponto Euxino (mat Negro)»:" famosa por sus monedas, de gran cieulaién, de «oro blanco» (elect). En 319 a, de C., en ef curso de las queres entre Jos sucesores de’ Alsjandro, suis’ por parte del steapa de Prigia del Helerponto, un ataque por sorpress que pillé la ciudad inde fensa, con muy poca geste dentro de las muralls, mientras que Ia tayotia estaba en los eampes. No hay motivos para no creer a Dio- doro (XVITT, $1, 1-2) a este respecto. Entones, gen qué tipologia incluimos a Cleo? A menos que nos cntentemos con Ta consabila ¥ poco signfcativa formulaci serial («le vide econémicay de Nori ‘um edependia de la produccién agrieol, el patoreo, la mint, la industia —especialmente toda la fundicién de hiewo y tabsjo del tmetal— y comercion),” ex esencal un andlsis factorial adecuado, Los factores pueden 90 coincdir a menudo con los moderns y las oportunidades de un anisis genuinamente cuantitativo y dindmico ton pocas y suclen producir frustacén; sin embargo, el proce siento cs inevitable, [No e& mi intencén emumerar en este ensayo las vasiables, 0 {ormular una tpologa. Macho de lo que yo inci, de todos mo- dos, cad implito (y a veces explicito) en lo que ya he dicho —1 ‘extension (9, en esas ccasinnes, Is sasenia) dl trstorio a cola perteneciente a la ciudad; el tamaffo de la cided y si pobla ia; el acceso a las vias fuviaes; Ia extension y «localzaciony de 1A crupap asericua 9 1a fueran de trabajo esclava; la autosuficencia en fincas extenss; la ppezo la guerra; el papel cambiante del estado con la evolucin de Jos impeios terstorialesamplios. No et una lista exhaustiva, pero Dastarf para nucstros propéstes. Apanta de nuevo a las custiones ‘que distinguen la teoria de Ia erudicéa, Hie Ilegado al fina, refitiéedome todavia a l¢ dad antigua, ¢Es ‘una categora justifiable? La cronologia sola no es un argumento «favor, como tampoco es argumento en contra la innepable vriedad centre las ciudades antiguas. Mi defense es simple, La ciudad no ‘existe sisladamente:e8 parte integrante de una estructura social me ampli, una instiucién bisica en el mundo grecorromano. AA menos que —y hasta que— investigaciones concretas como Tas apuntadas de Pesce, cate 440 y 4302 Como dl argument no cs cxulat,spone In exstenia de un programa identifiable de imperialism, o, mis bio, de dos programas suesvos y conflctvor, y exo reulere una demostracién, zo une suposiia, aed por inc ver ea PD. A. Gamay y CR. Whitacre Inpro et dnt War 3 y tages cin pio i Co LS Oakey ror [RL IMPERIO.ATENIENEE a Segunda foente de confusién es la innegable ambigitedad de ta palabra «imperios. Derivado del latin imperium, «imperiow se rla- con con Ia palabra eemperador», y la mayor parte de la larguisima scusién, desde la Edad! Media en adelante hasta lo tiempos mo- demos, termina en un eallején sin salida tautelégco: un imperio es dl teritorio gobernado por un emperadar.? Todos sabemos que hay, ¥y hubo en el pasado, imperios importantes no gobernados por un femperador, y no creo que sirva de nada hacer juegos de palabras pra sosliyar esa anomali lingifsticainofensiva, La sugereaia, por tjemplo, de desechar imperio» como categoria en la historia de Grecia, y hablar s6lo de «begemoafay, no me parece ttl © prove hos!’ De poco consuelo les babsfa servido a los melios, cuando los soldados y matinos atenienses cayeron sobre ellos, estar infor ‘mados de que estaban a punto de convertsse en las victims de una redida hegeménica, no imperial. Esto no equivale « poner en tela de juiio la Iegitimided de Jos csfuerzos por diferencar los imperios. Todos los téeminos class. tori amplios —eestado» ex le analogSa obvia— comprenden un cextenso panorama de ejemplos individvales. El imperio persa, ol steniense y el romano se diferencan entre sf notablemente, como ‘ecurze con los imperion modernos. Por es0 se hace necesrio, como on toda casificacin, esablecer los cénones de inlasén 0 exclu, ‘Los que juegan con chegemoniay, me parecen que conceden un peso excesivo a Tas consderaciones puramente formales, que, si se adop- tran rigurosamente, fragmentarian la categoria’ «imperiow tanto que la voluerian vaca e instil. En este caso, el sentido coma es lo ‘que vale: han existido, a Jo largo de la historia, esructuras que se clasifcan en una clase sien, en téeminos substantivos, a saber, el cjerccio de Is autoridad (0 el poder o el control) por un estado, sobre otro u otros estados (0 comunidades o pueblos) durante un largo perfodo de tiempo. Estoy de scuerdo en gue esto es impre- dso, pero las institucones humanas de gran envergadara sélo se pueden clasfcar con cinones imprecsos: de nuevo cito «estado como una analog Un ejemplo, digno de mencién, del enfoque formalista es el in- terés de algunos historiadores por dfinir y fechar el momento en ‘que une efciacén voluntavia de estados se conviztis en el impeio steniense, El afo 454 es una fecha favorita, porque, como genera- mente se eree, fue entonces cuando el etesoro de Ia ligan se tans a 1A oxscis sous iri6 de Delos « Atenas! A lo sumo, tl secién fue un simbolo, una manifestaciéa brutal de Ia realidad, pero no la propia realidad. La palabra evoluntaria» ni siguiera es un buen simbolo, y suscita en Jos histriadores extracrdinarias contorsiones verbales. «Parece posi- ble ir més alléy manifesta que, aunque Ia coaccién de los miembros saparentemente Se consideraba legitina —y probablemente también Ii imposicgn alos estados que no deseaban asocarso—, la reloceién de los miembros, incluso de Jos que se declaraban en rebelda, al ctado_ de sibditos era contraria a la constituién »* Los asuntos ‘bo mejoran rociéndolos con terminologia eweberiana»: ela domine cia indiecta consist en que se baa en, 0 iatena evar, un interés de os goberados en el proceso de scr ‘Tacidides, con su incomparable visién de la realidad, no la con- fandi6 con simbolos ni consignas. «Primero, escibe al empezar su narracién sobre el medio siglo entre las guerras médica las del Peloponeso (I, 98, 1), «ellos los atenienses} sitiaron Eion, junto al nfo Estimén», todavia en manos perss, y Iuego la isla de Scros, cen el norte del Egeo. Sus poblaciones fueron reducidas a eslavitud Y sus tertorias ocupades por colonos atenienses. A. continuacién ‘Atenas oblig6 a Ceristo, ciudad de Eubea, a unise a la liga: dara- ‘meate el principio «voluntatio» habia tenido un reorrido muy corto. Pronto Naxos intent abandonar Ia liga (es incerta Ia fecha exacts), pero Atenas la siié y aniguilS. Nexos «fue Ia primers cioded alads ‘que fue exclavizade en contra del uso establecido», comenta Tucl- dides (I, 98, 4), empleando su metforn favorita para Ia inteferencia steniense en Ia autonomia de las cidades sometidas al imperio. NNaturalmente, el imperio ateniense sufié cambios importantes 1 To largo de sx existencia de més de medio siglo, Ast ha ocutido con cualquier otro imperio de una duracén similar (0 mayor) a lo argo dela historia. El establecimiento y explicscién de loe cambice ‘es un tema histrico vélido, pero me parece wna equivocaciin la empresa de buscar un punto, en und linea contious, que nos permita decir que antes de él no habia impesio y que lo hubo después de 4G. Caristo rehusé wnirse a la alinza y se vio forsada « ella; Nexor intent6 abandonatlay se le impidiS por la fuerza, ¥ fueron sélo las primeras de muchas ciudadesestdo en est sitacién, sujetas a la sutoridad de otro estado que actusba para promocionar sus propios interess, politicos y materiales, 'No discuto que la eliga déica» (nombre modeino para el que no [BL IMPERIO ATENIENSE 8 ‘existe referencia antigua), fue bieavenida cuando se cre en 478 a. de C., tanto por la popularidad de su llamamiento de vengsnzs, como, fndamentalmeate, por la necesidad de librar al mar Egeo de las fueraas navales petsas. Los persas ablan invadido dos veces Grecia sin éxito, y nadie en’ 478 podia ebrgar Ia menor confianza fen que el Gran Rey aceptaia las derrotas pasivameate y no batia tun tercer intent, El contol del Egeo era la medida més daramente protector, y Atenss consguié efortunadamente el liderazgo de seme jante emptesa. A un ateniense, Avatides, e le encomends far el ‘montante de dinero, o el nero de barcos equipados y twipulados, ‘que cada estado miembro proporconacia pura la flota fusionada de a liga. Los atenienses facltaron los ssoreros de Ia liga (Helleno- temiai) y el mando naval militar. En unos doce afios (el nimero exacto depende de la fecha de la batalla del Eurimedonte, que nis- ‘gin experto fecha mis allé de 466 a. de C.), se habia cumplido el ‘objetivo formal dela liga. La flota persa de doseientas viremes, la rayoria de las cunles eran fenicas, fue caprurada y destrida en ‘una gran batalla por tierra y por mar, en la desembocadura del rfo ‘Eurimedonte, en el sur de Asia Menor. Con todo, la eliga siguis csxistiendo sin un momento de vaclacién, y sv mimero de miembros ‘ceci6, vountarlamenteo par cosccién, segin cada caso, exactamente igual que antes de la batalla del Euritmedoote. Bl principal responsable dela politica ateniense en aquellos fos, y comandante en jefe de la batalla del Eurimedonte, fue Ciméa, Habia mandado personalmente el ataque a Eion, y de mucvo tomé cl mando, en 465 a. de C., poco después del Ensimedonte, cuando ‘Taso, Ia isla del norte del Egeo més grande y rica, inten dejar In alianea, Después de un esedio de més de dot afoe, Tasos capitals y fue condenada a entregar au flota(pagando en Io sucesivo su tibuto en dinero), a desmantclar sus murallas, a pagar a Atenes una fuerte indemnizacién, y a entregar los puertos y mines que posela en tierra firme. Y Ciméa, por supuesto, lejos de ser un ademéerata radicaly © un ademagogor, como Pericles, y n0 digamos Clesn, representaba Ja ristocracia tradicional de Atenss, propietria de tieras y més inclinada a la oljgarquta. Si hubiera vivido mas, no hay duda de que se bubiera opuesto a muchas medidas politics adoptadas por Peri- cles y Clea con respect al impeto, Sin embargo, sv oposicda no se hubiera basedo en motivos morales. No bay diferencia de edureza» entre el trto a los pueblos de Bion y Sciros en los dias de Cimén 64 1A GRECIA avTIoUA y la propuesta de Cleéo, casi medio siglo més tarde, de aniguilr al ppacblo de Mitlene, Nuestra fuentes, de hecho, no indican que Inubiera un solo steniense dispuesto a oponerse a un imperio es, ti siquiera Tucldides, hijo de Melesias, © su patiente y homéaimo, cl histotiador! ‘Con seguridad, ai Atenas ni sus aliados imaginaron en 478 todas las consecuencias de Ia asociacin, en su primera etapa, especial mente Jo que ocutsfa si un micmbro deciia asepararse> de ella. ‘Tampoco hoy dia puede nadie saber euiles eran las esperanzas 0 desoos de los individoos que decidian en Atcoas. ¢Cules eran, por semplo, las aspraciones a largo plazo de Temistocles 0 Aristides pasa Atenas y el poder ateniense? La lige délica fue el primero de ‘muchos casos importantes, en la historia griegaelsia, de la procle ‘macién del panhelenismo, con o sin el nombre, «pera justiicar 1a Ihegemonfa o dominio de una pols sobre las dems, proponiendo un ‘objetivo comén, Ia guerra contta los béebaros»* Aungue la esperanza Y Jas aspraciones 10 implican un programa defnido, su presencia cen Atenas en 478 se demuestra no alo por la rapier con que Atenas sudqutié el poder de tomar decsiones en nombre de le ligt, sino también porque estaba preparada en poder, en barcos ¥ psicolépice mente para eerer Ia fuera en el sentido més esrito, para imponer sus decisiones y castigar a los recalcitrants. Con esto no pretendo subestmar la llamada pankelénics, como tamapoco el temot real a futur iavasiones pers. La infuencia de In ideologia nunca ha de ser subestimada, y tampoco es fil deen tmarafar ideologia y realidad. En un conflco, eémo se mide la Jmportanca respeciva de los dos elementos al defini In decision de tun estado mis débil? Un estado prodente podlia salvarse evolunta- amentes de las temibles conseevencas de Ia resistencia y del some timiento sinvolunatio», pero algunos no actuaron asf. Una dife- rencacin juriica brténica antigua entre terttorios cedidos y con: ulstados fue abandonada precsamente porgue ambos coinidian la ‘mayor parte del tiempo? Falténdance, como nos faltn, los datos del imperio steniense con los que se podsian intentar estas diferen encontraron enseguida cempleos de remeros en la marina ateniense. En cuanto al botin, que sin duda esperaban obtener mientras duraba la eampaia y la lucha, no hay pruchas en las fuentes antiguas de que se hubiers producido alguna eampaia durante ef periodo tratado, excepto la del Eurime- donte. El silencio de las fuentes no es un argumento convincente, por una parte, pero ademés no me pazece petmisible lenar es silen. Gio con «es posible que esperaren eubrir sus gastos». En cuaato al Furimedonte, es signo de la imaginaciéa més descebelladn pensar que la liga ica podira apostar su lta asociads, con sus hombres, Y Ia independencia de Grecia en tna importante batalla naval, prin Cipalmente, 0 incluso sigifcativamente, por el botin que tecogeran si ganaban® ‘Los compromisos navales (y miltares) a largo plazo eran catos ‘= imprevisbls para los pariipantes, eanque no To fueran para fos historindores posteriores—, incluso los que supontan arandes vents js para uno de los bandos: Se necesté algo asf como tn aio entero, desde abril de 440 hasta, aproximadameate, abil de 439, para que ‘Atenas sometiera a Sames2 La isla entonces todavia cantibula con bareos y era capaz de juntarsetenta barcos de guerra, cincventa de ellos en condiciones de Iuchar, y lana Ia rave amenaza, real 0 puesta, de ayuda de Ia flota «perss», Atenas envié varias filles srandes, quizf mis de ciento cincventa en total (parte de las cuales fe desviaron conta Ia amengzn perst»), y una tropa con equipos de asodio; también emplaos a Quios y Lesbos para que hicieran efoc tiva se contribucié, veintcinco teitremes las des juntas el primer fo, y trcinta ol segundo, Hubo victorias en ambos lados, y Iuego tun sitio de ocho meses obligé a Samos a rendisse. Y se perdieron ‘muchas vidas y material (inluyendo tetremes). El costo de la ope- racidn para Atenas ascend quizds a los 1.200 talentos (aungue © tha alcanzado esta cifra con demasiadas enmiendas textuales, par ‘mayor comodidad). Las condiciones del vencedor inclufan una fuerte indemnizacién, pagada a Atenas, y la rendicién de la flora samia, lo «que mare su desaparcion defnitiva de la lista de contribuyentes en Dareos. Carecemes de detalles de Ja contibucién de Lesbos y Quios, pero cada mes les debi6 costar de 12 a 15 talentos de papa Solamen- te, y no recbieron ni un daro por sus esferzes, ni en indemnizacio- nes nen bot, R 1A onucrA nericua [Las trtremes se constrien con el objetivo de ser barcos de err, no aptas pata otros wsos. No se podian intercambiar con barcos mercantes 0 de pesct, ni baba ningin otro empleo profesional para decenas de miles de remeros.* Por lo tanto, como los estados per- dieron la Libertad de hacer gucras, 90 tenfa macho sentido, y salia ‘muy caro, constui, mantener y equipar una escuadea, Ast intents ton aligeat su carga invtando a Atenas a que lot cambiars Ia exte- sorta de conribayentes en dinero, peticido que 10 hubieran podido Fmponet a una Atenas poco dispuesta. Atenas acepté, lo cual indica «que podia permitirse la pérdida econémica como precio de una fota totalmente ateniense, con todo lo que ello signifaba en poder y ‘Pudo permitirelo porgue las finanzas del estado cin saneada, gracias a los ingresos impeia Tes, directos e indirectos. No somos expaces de hacer las sums, asf como tampoco podemos calcular exactamente cémo se las ares ‘Atenas pata poner aparte, como fondo de reserva, tan gran cantidad de ingresos pablcos, que alcanzaban la cifra de’9.700 talentos en cierto momento (Tucidides, II, 13, 3). Es una pena, pero ello no cambia Ia situacién ur El tibuto, en su sentido estrcta, es sélo tno de Toe medios de «que dispone un estado imperial para sacar fondos de les estados so- ‘metidos, puta sv tesor0. Probublemente, no ee ni el mis osual ni el ims importante, si se le compara, en especial, con cl diezmo o el Impuesto monetario sobre las terra de lo sbditos. De esto tino no hay resttos en el imperio ateiense, y realmente sélo existe un cjemplo repstrado de explotaciin estatal de propiedad confscadss, cle las minat de oro ¥ plata que Taror tenia en tierra firme y le foeron qutadas despoés de su revuelea fallda Estas mings ls s- fuieron trabajando personas paticulaes, como lo habian hecho antes al caso més famoso es el de Tucidides (IV, 105, 1), que segura: ‘mente las posefa como herencia de sus antepastdos tracios—, pero el estado ateniense tomé su parte de beneficios, lo mismo que de aus mings en ef Laution, en Ata Fue en el drea del entiquecimiento privsdo, no en el pblico, onde la tierra tovo importante papel en el imperio ateniense. El sx mire armen a rnémero de civdadanos atenienses, normalmente de las clases soca- les més pobres, que ecibieron lots de terra confiscads 0, al menos en Lesbos tras'sufallidarevuelta en 428, un eartiendo» substancial ¥ uniforme (y por tanto arbitrri), aprosimadamente equivalente a In paga de un hopita por un sf, de possiones retenidas y ttaba- jadas por los islefos, puede haber aleanado la cfra de 10,000 du- zante el perfdo imperial” E] tipo de explotacién imperial més des- carado, por tanto, benefeié directamente a un 8 0 10 por ciento, quizé, del cuerpo de ciudadanos atenienses” Algunas confecaiones cezan de lugares de donde se habia expulsado totalmente « la pobla- ‘én vencida, pero en muchos otros la poblaciéa local seguia conser. vvando su categorfa de comunidad reconocida, y shi el modelo de colono, que ha domino tanto en la historia del imperialiemo poste- ior, ea evidente,* aunque més bien en embrién pore los ssena mientos eran de core doracié, Ls coloatas y cleruqulas no reflejan toda Ia historia, aungue @ las se cif In mayor parte de los relatos y testimonios del impe- to, edemasiado ocupados en estudiar lop atropllos del impriali smo ateniense através de ls insttuciones oficiales y dcisones cole tivass para conceder el debido peso a la eaccén de ls individuos que tuvieron su papel en el concierto general® Atenienses privar ds, la mayoria del extremo mis alto del espectro socal econé- ‘ico, adqutieron propiedades rurales en terrtarios sometidos donde no hebfa ni colons ni cleruqulas, Las pruebas son escass, pero hay un fragmento lo bastante notable como para una mirade més atenta, En los fragmentos conservados del resto muy detllad, insrito ‘en piedrs, de Ia venta, por lictacién pli, de a propiedad rsticn confiscada a unos hombres eanvictos de partcipar en el doble sacri Iegio de 413 a, de C. —Ia profanacién de los misteros y la matil ida de Tog hermes— estaben ineluidas unas pocss incat de tiermas fuern del Atics, en Oropo, en Ia frontera beocis, en Bubs y Tasos, Abido en el Helesponto y Oirineo en la Tréade’® Un grupo de pose: ones, disperss por Io menos en tres regiones de Fubea, pertene- cian a'un hombre, Eonios. Se vendié por 81 1/3 de talentos,* soma ‘gne hay uve comparar con Ia passisn en terras mis extensts rept trade en el Atica misma, Ia del banquero Pasién, que a sn suerte, ‘en 370/369 a, de C, segin se nos dice, walla veinte tlentos (Pseudo. Deméstenes 46, 13) lay que insite en que los hombres como Eoniss na pertenecian ” 1A GRECIA aNTIOUA alas cates a las que se ssgnaba tierras en las colonias y cleru- gules, ¥ que las fines Tiquidables por condena (0 fuga) no estaban dentro de los blogues de las cleraguias™ Habian adquird sus fincas pot «iniciiara privadas, aunque no tenemos idea de eémo To hice- ron. En todo el mundo griego de ese pesiodo, la propiedad rural e- taba restringida « los ciudadanos, ano ser que tna polis garantiaa- un permiso especial para un no eiudadano, mediante un decreto soberano, lo cul parece que se hizo en pocas ocasiones y en este ‘iso ablo por servicios notables al estado, Es may improbable gue Alcibiades y sus amigos hubieran reibido individealmeate este pri- Wilegio de parte de Oropo, Eubea, Tasos, Abido y Oftineo, en agra decimiento por sus buenas acciones. Yes igualmente improbable que sélo estavieran en este grupo privileiado los paticipantes en las aventuras de 415. Si no fuera por ef hallazgo fortito de wna set de inseripciones fragmentaris, no bubriamos conocido nada de toda In operacién, aparte de cuatro 0 cinco observaciones generaes ‘espontineas en las fuentes literaras; y, ademés, Eonias, que aparte de esto era un desconocido, resulta que fue uno de los atenienses ‘nde rios de toda Ia historia de Atends, Finalmente, ni siquiera te ‘nemos ninguna idea del nimero de fneas poseidas en el exteaniro ‘cutdo eran saldadasjudicialmente para pagar las deudas de sus due- fos: de las cincwenta vitimas, sélo unas veinte han sido identifiadas cen los fragmentos epiréfcos que se conservan, y en los textos de ‘que disponemes de ningin modo estén las listas de todas las fincas Como ya he dicho, no sabemos cémo se llevaban a cabo estas ad: uisiciones. ¢Se obtenfan «legals o eilegalmente»? Sélo la respaesta steniense cs clara: el estado ateniense aceptabe la leptimidad del titulo y vend las fincas como propiedades de los hombres condens- dos, Que el imperio ateniense ert el elemento ejecutivo me parece Seguro: no necesito insist en la ambigiedad del concepto eaccién voluntary; estamos tratando equf de hombres con inflencias y poder dentro de Atenas, hombres que tenfan que ser cortsjados por los aibditos. Es incluso més seguro que se produjera un gran resen- ‘imiento en el imperio por esa violciéa del principio de monopolio cindadano de Ta tera; de ab Ie concesén ateniense en el decreto fundador de la Hamada segunds ign ateniense en 378/377 a. de C., de que ni el estado ateniense ni ninguno de sus cudadanos podria scudqurir casa o tierras en tertitorio liad, tanto poe compra como por extincién del derecho de redimit una hipoteca © por cualquier HL mupeRI0 ATENIENSE B ‘oto medio en absolutos (IG IF 43, 35-41). Nadie ubiera solictado © acordado la incusién de una prohibicién tan terminante, a no sex que estuviers muy sensibiliada la opiniSn sobre este tema, lo cual ‘se reflejaen la formulacién excesiva, y slo se explca como resulta ‘do de la amarga experiencia dela eprimera liga atenienses Vv Cuando nos fjamos en la sexta categoria de mi clasificaci, eotras formas de subordinacién o explotacién econémice», nos sumergimos inmediatamente en el campo contencioto del ecomercio y la pol- tow» griegoe. Sobre esto he establecido y disatido mie opiniones largamente ea otto lgar® Mi interés principal en este momento racica en los resuhados del poder imperial ateniense en ayudar a los atenieses a sacar provecho econémico inmediato,distinto del deri- ‘vido del empleo en In armada y las industias relacionadas con ella fo de la adquisicign de terrae en terstorice sometidos. Lat ganancias indirectas erin inevtables: el poder siempre attae beneficos, como cen la tan cacazeada plenitud y variedad de mercancis disponibles en ‘Atenas, de las que obtenfan ganancias exportadors, artesanos y ven- (especialmente comida, materiales para construecgn naval, metales) ‘Atenas no hubria sobrevivide como una gran potencia, © incluso ‘como cualquier polis con alguna avtonomia, sin una importacén regular, a gran escala, de granos, materiales’ de construccién naval ¥y metals, y pudo garentizar dicha importcién gracias a sa control del mer. Sin embargo, ni en un solo hecho mostré Atenas el més ‘minimo interés por los beneicios privados atenienses en este campo: to habla Acas de Navegscién, ni ato preferencal para los cons ‘ructores navales,importadores 0 fabricantes atenienses, ni esfuez20s pera reducir le extensa, quid predominante, parte de comerco que teraba en manos de no stenienses.® Sin tales medidas, no puede haber RL MMPERIO ATENIENGE p Handelspolitk, ni emonopolio del comercio y trifcos.* Y a este respecto no hubo diferencia entre el terateniente Ciméa y el cur tidor Cles. ‘Muchas polis griegas, y especialmente las mayores y més ambi- ciosas, sinteron una semejante de importcién. Atenas ppudo entonces loquearlas pacialmente, si no completamente, y Ge era el otto uso del emar cerrado». Cuando los ateienses exviaron una flta en 427 a. de C. pars apoyar @ Leontini contra Siecusa, ‘objetivo real, explica Tueidides (IIT, 86, 4), wera impedit que se cexportara el trigo de alt al Peloponeso», No se pucde determina, sin embargo, por las prucbas miserables de que disponemos, Ia fr. cuencia y las ccunstancias con que Atenas usé sa flota para fines semejantes a lo lago del medio siglo posterior « 478. Le propia existencia de su armada normalmente ert un alatde ionecesatio de focrea,y no hay saxén para pensar que Atenas bloqueara otros estar dos s6lo por entrenarse 0 como diversén sidica. Ante In ausencia de motives genuinamente comerciales y competitive, la injeencia en Jas actividades mariimas y comerciales de ottos estas se reducla a situaciones espetns, cuando surgieron ad boc en el crecimiento del imperio. Solo durante la guerea del Peloponeso (0 ast parece), imverra que alteré radicalmente la excala de operaciones y los inte ress, se hizo necesaro usar el instrumento del emar cetrados. E in- cluso entonees, el volumen del trio en el Egeo ers tan considers: ‘le para los atenienses en 413 a. de C. que suprimicron el eribato a cambio de un impuesto portsario del 3 por 100 (Tucdides, VII, 28, 4) en un intento de incrementar sus ingresos® ‘Un movimiento constante de comida y otto: materiales obvia- mente beneficié a muchoe atenients individualmente, Pero la ia- clusién de estas ganancas en la rébrica, eotras formes de suboedina- ‘iin o explotacién econsmicu»,foraria cl sentido indebidamente. v ‘tAtenes> es, naturslente, una abstracién. Concretamente, eguin en Atenas se benefcisbs (0 slia perjudicado) del impeti, ‘6mo yen qué medida? En lo que sigue, me mantendré dentro de tun estrecho marco, restringiendo abeneficios, epananciass a mi Sem tido material, excluyendo los ebeneficoss (que no dejan de ser im-

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