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1 seno del Imp pudio aparecer D. FE. P. ce posibles ord n histiirico, surgido en el distinta ordenacién juridica del AP. 2: LAS BAKER socIoLOd HCAS DEL PERBEHO NTRRNACTONAL ‘LINLICO 9 I. La soberania estatal Ketsen: Das Problem der eet ast Site aan De ote Theorie des Vetkerrechts (1920, ‘Staats- und Volkerrechi ).—[HeLier: Die Souverdnitét, Bin Beitrag zur The a Riceie, and Senbecretie COST: el at ee (a covancipal Ee ae Ae Bae See ree ates SSesssienay ioet (itepals fal Teo 160)-Mscouns Le seven ¢ ae: & (RG) AS eer Sena Se Sen ta eee Et dings be Begrilf der Souve- oe ie nr VA UM Ree Sovercignty in TL, en Reco 82 ee aes ‘und Solidaritat (1954) —SCHWARZENDERGER: «ThE eey ike Ane ms Legal Problems, 1957, 264—[Truvot: «Soberania dol Es Sean ins ameter Bees Se Dre VE (195853), 49—Acuinan: «Soberania y vida Le nyrmntt prea reg Serrano (1953), 1, 569. —HEAGEMANN:, «Saat ee som est onl imernationale Ordnung», Schw. 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El sistema juridico Media consistia en una abigarrada trama de vinculos de i era el Emperador, coronado por el Papa, ¥ id todos los demés poderes temporales del Imperio J), restaurado en el afio 800. Pero @ raiz de Ja crisis alia, a partir del siglo xu, fueron constituyéndose P centeal distintos reinos, principados repiblicas inde Dnoeferon ya ningén poder terrenal superior, POF yy Guperiorem in terris non recognoscerstes Ya BAnro- a -xty, dio cuenta de esta génesis de Estados indepen- Tcorresponderia e| designer la indole de los Estados , después comtinmente aceptado, de soberania estatal como el poder supremo sobre los cluda- inte de las leyes positivas («summa in cives ac estas»). Pero BopINo admitié expresamente que do el derecho divino, natural y de gentes 5 sea el ordenamiento juridico supremo, Jimitén: fituye la’ «potestas» suprema, 0 5¢, la instan- to suibditos y ciudadanos. <1 glosmatori ¢ la teoria oe panto CALS lgoveat dal medio ‘Mélanges H. Rolin ¢1964), 13446, ¥. ae paca wel PLP panterrros r RvOGUCION NISTORICA BELT 10 PARTE I: FUM fue desenyuelto mas pio» © Este concepto de Ia soberania estatal we lo asocié a las notas de «gobierno: pro) ente, escribe VaTTEL: «Toute nation qui 5¢ forme que ce soit, sans dépendanee d’ameutt .-» © De ahi resulta qué ef gobiertio propio °S dependencia el aspecto exierno, dela sobéranta estatal: 4, soberano © aS as hemos Ilegado al concepto mogerno 1 Este comunidad que se gobierna plenamente.4 si miss ee iatedasdlons bet ae ae de jos Estados 0 exclu ja moral ¥ propio Varret, su subordinacién con respecto a las ane su independen- del D. I. pasitivo, pues la independencia'de los Estados implice in respecbo 4 cia con respecto a un ordenamiente juridico estatal extrane, n° las normas de la moral y dél D, Is-positivo. Hasta el siglo x1x no se, opuso, a éste cance: estatal meramenie relative, el dela sobérania al Es es el ordenamiento supremo, y. no puede, ; lenamiento juridico,alguno.superior, crecid preferentemen tf la filosofia de Heozn. nd Si), nigndose conducidos sus partidarios @ seas que el D. 1 P. se-funda-en-una, autoobligaeiéon de Jos Estados", Pero Oar ese ‘alla, pura y-simpleinerite):porvel-hecho de:qme el D. I. positiv, lejos 0° DA en Ia yoluntad de'los"Estados ‘particulares, es producto de la comunida patible con nal de Ja soberania i de que: ¢ bsoluta, La idea at for consigniemte, FeCOnGCe™ ente a la sombra: Oe pto tradicior . pues, plenamente come ‘O del D. 1. cl vincular princip: ¢on ellos una comunidad juridiica. ‘que también el concepio clisico de Ia soberania relatives ha Dos autores tan destacados como KeLSEN y SCELLE coimeci- ‘afirmar que no hay. diferencia esencial alguna entre un Est pues’ ambos estan sometidos a un ordenamiento superiors el fado, y el Estado, al D.£,’. Pero esta argumentaci6n: de que las actividades de los miembros del municipio nO amente por el derecho municipal, sino que de siya lo estatal, superior al munacipio. Por otra parte, los miembros abierto en principio wn recurso juridico contra las disci- ‘ante un drgano estatal superior, aunque pueda ocurrir que, suintos de escasa importancia, la via juridica termine em el Dtro es el caso del Estado, Si es cierto que el Estado mismo ‘ordenamiento juridico superior, a saber, el D. 1. Py ne lo limita a regular la actividad de las comunidades j si y de determinados individuos, sometidos direetamemte 9s Estados en determinados asuntos, confiando en princ a regulacién de la situacién juridica de los imdi- §4. el arbitraje Palmas: «So 27 (1928), 868, 875. ASO. DERNCHO IREFRNACHONAL FUBIACD viduos. El Estado es viens para estos, de suyo, la suprema autorided temny Ta Sout capes decision no pce recite un eg sen Sa 'Y no se obj PE grater cy spring Sp Am gg Spied SORES Ga coke Ur SamNG Se on ater sogslacs on fe Sates ae el comportamiento de los ciudadanos y i So eeeta i oe eens tee S) eee jurldico-internacional contra las eci- a) @ que pertenccen, dejarian autométicamente de existine Jos — creme een aces juridicas con plenitud de autonomfa. Y con ceatss focho ‘polllies antyeredl apes 06 eh el DI. P.. dando lugsr & Uh de efecto, que el D. I. P. presupone la soberania bi eS dae ieee oe a ia bien entendida, es decir, relaitive, Pero tanto 1a de las economias nacionales. A esta clase de comercio ~ caso del yapor Wimbledon (A 1, pag. 25): a una obligacién de esta indole (limitacién de ecién al ejercicio de los derechos soberanos promiso internacional es un atributo -) niy>, en car. 2 1 BAS MASES SOCIOLOGICAS DEL. DERECHO INTEMNACIONAL PURLICO a3 1 . estatuto de los extranjeros, y asi mismo las que atajien a Ia neutralidad ¢ tima, puesto que su objeto es ci ituaci icxidion Ua Jal pesipeedla pavada weed en dae ited aioe srcnaliades del comercio pacifico dicton nueva vide y am : fies dll siglo xvtit, a 1a institucion del o el mundo griego y el mundo mediterrdneo *. Saad mae jemas de las relaciones econémicas hay también entre los pueblos rel ciones culturales, que en nuestr i Glones culturaies, que en, suesra Epoce han conducide a Ia celebacién de ver- Desde mediado & y = Bee eri Sorriente pacifista que poco a poco se amplifi Gjercido ambax gran influencia eobre Ia conclencla comunitaria de la hume- apts semtido, ya Scexue ha sefalado que el D.1. P. no se funda solo ee oficiales entre los gobicrnos, sino también, y en mayor me- , en el hecho de las miltiples relaciones privadas que se dan entre los repo -ciehl pa, Sa tek idad de estas relaciones la designa SceLue con la ‘presién «miliew intersocial» *. Pero lo corriente es Hamar «relaciones inter nacionales» («inteznational relations») a las relaciones y asociaciones efectivas que existen en la esfera internacional ™. ‘Estas conexiomes internacionales y los sufrimientos acarreados ya por le ra Guerra Mundial Ilevaron al primer plano de las preocupaciones, en aquelia, Ja idea de Ja organizacién internacional, que al terminar des comduciria a 1a primera experiencia en este campo, con la So- 2 yrina. Y desde entonces la idea permanecié viva, & ¢ dicho organismo, lo que permitid, no terminada aGn le poner las bases de un nucyo intento de organiza- que Ja nueva constitucién mundial no tiene su paz de indole pasajera, sino que ha sido preparada ico y espiritual motivado por necesidades perma- refiere también a ello la Enciclica Pacem in Terris, subrayar que el bien comin universal exige «unos e len en condiciones de actuar con eficacia en el | consiste en ideas juridicas carentes de todo arrai- ‘él orden concreto de una comunidad determinada que tos sociolégicos cada vez més firmes. Estos fun- subsuelo del D.J.P., al que aseguran efectividad jen quiera, pues, conocer el D.LP. habré de multiples y complejos fundamentos socioldgicos. (Hellenes (1921). seuss, Krieg und Internationale, 2* ed pscueip:; WV, Ill, 484, 14 PARTE I: FUNDAMERIOS Y EVOLUCION HMISTORICA DEL D1. 7. Pero, por otra parte, no-Tuay que pasar por alto los factores negatives perturbadores, como cl naciomalismo cxacerbado, cl imperialism, Ja «libido daminandis, etc., pues los Estados, lo mismo que los individuos, presentan una naturaleza dual, que Kant Ildtmé Ia «sociabilidad insociable» («ungesellige Ge~ selligkeit»)™: reconocen ciertamente 1a necesidad de un orden, pero al propio tiempo se le resisten a consecuencia de st egoismo, Una politica realista del D1, P. ha de tomar también en consideracion las fuerzas asociales y des- tructivas, para poder introducir'.en sus célculos las necesarias precauciones. ¥ de- berd, por dltimo, tener presemte en todo momento que ninguna ordenacién humana es definitiva, por-loc«yue ha| de precayerse y protegerse permanente- mente contra las fuerzas subversivas. IV. Princiipios jurfdicos coincidentes Verpaoss: «Die Wertgrundiagien des VR.», en Arch. VR., 4 (1953), 129, ir : Finalmente, el D. 1. P. no pudo desarroliarse sino sobre la base de ciertas ‘onvieciones juridicas coincidentes de los. distintos pueblos. El hecho de esta c g sefial.de que Iais diferencias psicoldgicas que separan a los pue- la base de una naturaleza humana comin y general, @ ta or cictto, la Dieclaracién-universal de derechos humanos, apro- mblea Generali dela O. N: U. el 10 de diciembre de 1948, en ¢l cual todes los seres humanos nacen libres e iguales en idad y a sus; derechos, estando todos dotades de razon y ia normativa, de raz unitaria, constituye la base cognoseitiva’ futral, del que mas adelante nos ocuparemos (INI, B). Una pos Werecho natural son los principios juridicos coincidentes de las gblos, que han inflxido poderosamente en Ja formacién y evolucién tivo, estando «ctualmente recogidos expresamente en el art. 38 1 T.1.J. como fuente del D.1.P. (IX, A, 1). de estos principios generales del derecho para el D. J.P. se de manera newativa por la grave conmocién que la comunidad cuando un gran pueblo o un grupo de pueblos intentan des- idico comin de Ja humanidad “. Esta comunidad proyoca ay hace. imposible todo comercio permanente con ella. scribe tienen una existencia effmera, ya que, en ) mormativo por todos reconocido, son incapaces damentar convencionalmente una obliga- las palabras determinados valores comu- omiin, Jas partes dardn sentidos distintos: cosmopolita (1784). ‘ ee CAP, 2: LAS BASES SOCIOLOGICAS DEL DEKECHO INTERNACIONAL PUBLICO 15, a las mismas palabras, con lo que no podré Hegurse a un auténtico acuerdo de las voluntades. La comunidad internacional es, pues, tanto més fuerte cuanto mayor sea el niimero de valores comunes universalmente reconocidos. Se descompondria, por el contrario, si estos no fuesen ya admitidos. Mas esta hipétesis no pasa de ser un caso-limite tedrico, porque a consecuencia de la naturaleza humana comin subsistiré siempre un minimum de valores comunes.

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