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Literatura Norteamericana “Los sonidos del habla” Octavia Butler Hubo problemas a bordo del omnibus de Washington Boulevard. Rye habia esperado que hubiera problemas terde o temprano durante el viaje. Habia postergado marcharse hasta que 1a soledad y la desesperanza la forzaron. Creia que podia tener un grupo de parientes todavia con vida ~ un hermano y sus dos hijos a unas veinte millas en Pasadena. Era un viaje de ida de un dia completo, si tenia suerte. La llegada inesperada del 6mnibus cuando dejé su casa en Virginia Road habia parecido un golpe de suerte ~hasta que comenzaron los problemas. Dos hombres jévenes se vieron envueltos en un desacuerdo de algin tipo, 0, més probablemente, un malentendido. Se pararon en el pasillo, grufendo y gesticulando uno frente al otro, cada uno en su propia incierta postura de combate mientras el émnibus daba tumbos sobre los. ‘aches. El chofer parecfa estar esforzéndose por mantenerlos en un equilibrio precatio. A pesar de ‘odo, sus gestos se detuvieron apenas antes de hacer contacto -puiletazos simulados, juegos de ‘manos intimidatorios para remplazar las obscenidades perdicas. La gente observaba al diéo, luego se miraban entre si y emitian breves sonidos ansiosos. Dos nilfios gimieron. ‘Rye estaba sentada a unos pocos pies de los contendientes y frente a la puerta de atras. Los observaba a los dos cuidadosamente, sabiendo que la pelea comenzaria en cuanto los nervios de uno cedieran, 0 @ alguno se le escapara la mano, o alcanzara el final de su limitada capacidad comunicativa, Estas cosas podian pasar en cualquier momento. Una de ellas sucedié cuando el émnibus tocd un bache especialmente grande y un hombre, alto, flaco, y con una mueca desdefiosa, fue arrojado sobre su oponente de menor estatura, Instantineamente, el hombre més bajo estrello su pufo izquierdo en la mueca que se desintegraba. Golpes repetidamente a su rival més grande como si no tuviera ni necesitara otra arma mis que su puiio izquierdo, Golpeé lo suficientemente ripido, lo suficientemente fuerte como para derribar a su sival antes de que el hombre més alto pudiera recuperar el equilibrio o devolver el golpe aunque sea una vez. La gente grité o grazné atemorizada. Los que estaban cerca corrieron para salirse de en medio, Otros tres hombres jévenes aullaron excitedos y gesticularon desenfrenadamente. Entonces, de algtin modo, comenz6 ina segunda pelea entre dos de esos tres- probablemente porque uno sin querer toc6 0 golped al otro. Mientras la segunda disputa dispersaba a los asustados pasajeros, una mujer sacudié el hombro del conductor y grufié al mismo tiempo que sefialaba la pelea. El chofer respondié con otro grufiido, mostrando los dientes. Atemorizada, la mujer retrocedi. Rye, conociendo los métodos de los choferes de Omnibus, se prepard y se agarrd del travesaio del asiento de adelante, Cuando el chofer piso los frenos, estaba preparads y los luchadores no. Cayeron sobre asientos y pasajeros que chillaban, creando ain mas confusién. Se desencaden6 por lo menos una pelea mis. En el instante en que el émmibus se detuvo por completo, Rye ya estaba de pie, empujando la puerta trasera, Al segundo empujén, se abrié y ella salté afuera, sosteniendo su mochila con un brazo. Varios pasajeros la siguieron, pero otros se quedaron en el 6mnibus. Los omnibus eran tan raros e irregulares ahora que la gente los tomaba cuando podia, pase lo que pase. Podia no haber otro émnibus hoy -o mafiana. La gente empezaba a caminar y si vefan un émnibus lo paraban. Los “Speech Sounds”. En: Butler, Octavia. Bloodchild and Other Stories (Kindle Edition). New York, Open Road, 2012. Traduecién para la Citedra de Literatura Norteamericaua de Paticia L. Lozano (Febrero 2018) 1 Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana que hacian viajes interurbanos, como Rye desde Los Angeles 2 Pasadena, hacian planes para acampar, 0 se arriesgaban a pedir refugio a los pobladores locales que podian robarles o ascsinarlos. El omnibus no se movid, pero Rye se apart6 de él. Se proponia esperar hasta que los problemas terminaran y volver a subir, pero si iba a haber un tiroteo, queria toner la proteccién de un arbol. Por consiguiente, estaba cerca del cardén de la vereda cuando un Ford azul destartalado que estaba del lado opuesto de la calle doblé en U y se detuvo frente al émnibus. Los autos eran raros en estos dias —tan raros como podia causarlo una grave escasez. de combustible y de mecénicos con relativamente pocos impedimentos. Los autos que ain funcionaban tenfan tantas probabilidades de ser usados como armas como para servir de transporte, Por lo tanto, cuando el conductor del Ford le hizo sefias a Rye para que se acerque, ella se apart6 cautelosamente, El conductor se bajé —un hombre grande, joven, con une barba cuidada y grueso cabello oscuro. Tenia ‘un largo sobretodo y un aspecto de recelo que igualaba el de Rye. Ella se paré a varios pies de él, esperando a ver qué haria. Fl miraba al 6mnibus, que ahora se balanceaba por la lucha que ocurria en su interior, Iuego al pequeno grupo de pasajeros que se habian bajado, Finalmente miré a Rye otra vez. Bila le devolvié ta mirada, muy consciente de la vieja cuarenta y cinco automética que ocultaba en su propio abrigo. Le observé las manos. El sefialé el émnibus con la mano izquierda. Las ventanas de vidrios oscuros impedian que viera lo que sucedia en el interior. Su uso de la mano izquierda interes6 a Rye més que su pregunta obvia. Las personas zurdas solian tener menos impedimentos, ser més razonables y comprensivas, menos impulsadas por la frustracién, la confusién y el enojo. Ella imit6 su gesto, sefialando el Smnibus con su propia mano izquierda, luego golpeando el aire con ambos pufios. EL hombre se sacé el abrigo revelando un uniforme del Departamento de Policia de Los Angeles completo con garrote y revilver de servicio. Rye se alejé de él etro paso. No habia més LAPD, ni ninguna organizacién importante, gubernamental o privada. Habia patrullas vecinales ¢ individuos armados. Eso era todo. El hombre sacé algo del bolsillo de su abrigo, desputs tird el abrigo dentro del auto, Luego le indied a Rye con sus gestos que se moviera hacia atrés, atrs, hacia la parte trasera del omnibus, Tenia algo de plistico en la mano, Rye no comprendié lo que queria hasta que él Tlegé a la puerta de atrés del émnibus y le indieé que se parara alli. Obedeci6 principalmente por curiosidad, Policia 0 xno, tal vez podria hacer algo detener la estipida pelea. El camin6 alrededor del 6mnibus, hasta el lado de la calle donde la ventanilla del conductor estaba abierta. Alli, ella creyé verlo tirar algo adentro, Todavia estaba tratando de espiar a través de Jos vidrios oscuros cuando la gente empezé a bajarse trastabillando por la puerta trasera, tosiendo y llorando. Gas. Rye atajé a una anciana que de otro modo se lubiera caido, levanté a dos nifios pequefios que corrian peligro de ser dertibados y aplastados. Podia ver al hombre de la barba ayudando a le gente en la puerta delantera, Ella sostuvo a un anciano flaco empujado por los que peleaban. Sorprendida por el peso del anciano, apenas fue capaz de apartarse cuando el tiltimo de los jévenes salid a los empujones. Este, sangrando por la nariz y la boca, tropez) con otro, y forcejearon ciegamente, todavia sollozando por el gas. El hombre de la barba ayud6 al chofer a bajarse por la puerta delantera, aunque este no parecié apreciar su ayuda. Por un momento Rye pensé que habrfa otra pelea. El hombre de la barba dio un paso atrés y mir6 al chofer que gesticulaba amenzzadoramente, lo observ6 gritar con una ira desprovista de palabras. El hombre de la barba se quedé quieto, sin emitir sonido, se rehus6 a responder a sus gestos claramente obscenos. La gente menos discapacitada tendia a hacer esto: retroceder a menos que los. amenazaran fisicamente y dejar que los que tenfan menos control gritaran y saltaran alrededor. Era como si consideraran indigno ser tan quisquillosos como los de menor eniendimiento. Esa era una 2 Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana actitud de superioridad, y asi era como Ia percibian personas como el conductor. Frecuentemente tal “superioridad” cra castigada con palizas, incluso con la muerte. Ryc habia tenido sus propias escapadas milagrosas. En consecuencia, nunca andaba desarmada. Y en este mundo donde el inico longuaje comin posible era cl longuaje corporal, estar armado era con frecuencia suficiente. Raramente habia tenido que empuiar su arma o siquiera mostrarla. El revélver del hombre de barba estaba constantemente a la vista, Aparentemente eso fue suficiente para el chofer. Escupié con desprecio, miré con faria al hombre de barba por unos instantes més, Iuego regresé hasta a su omnibus leno de gas. Lo observé un momento, evidentemente deseando subir, pero el gas todavia era muy fuerte. De todas las venlanas, la Gnica que podia abrirse era la pequefia del conductor. La puerta delantera estaba abierta, pero la de atrés ‘no permaneceria abierta a nto ser que alguien la sostuviera. Por supuesto, el aire acondicionado hacia mucho que no funcionaba. Tomaria un tiempo hasta que el émnibus se despejara. Le pertenecia al chofer, era su medio de vida, En los costados habia pegado imagenes de viejas revistas, de los articulos que aceptaria como pago del pasaje. Luego usaria 1o que habia reunido para alimentar a su familia 0 comerciar. Si su émnibus no operaba, no comeria, Por otro lado, si el interior de su émnibus era destruido por peleas sin sentido, tampoco comerfa muy bien Aparentemente era incapaz de percibir es0. Todo lo que podia ver era que pasaria algin tiempo antes de que pudiera usar su 6mnibus otra vez. Sacudié su pufio hacia el hombre de barba y grit. Parecia haber palabras en su grito, pero Rye no podia entenderlas. No sabia si era por su culpa o la de . Habia oido tan pocas veces un habla humana coherente en los iltimos tres afios, que ya no estaba segura de cuan bien ls reconoceria, ya no estaba segura del grado de su propia discapacidad. El hombre de barba suspird. Mird hacia su uto, luego Ilamé con un gesto a Rye. Esiabe listo para partir, pero primero queria pedirle algo a ella. No. No. Querfa que ella se fuera con él, Que se arriesgara a subir a su auto cuando, a pesar de su uniforme, la ley y el orden no eran nada ya =ni siquiera palabras. Ella sacudié la cabeza cn un gesto universalmente entendide como negative, pero cl hombre siguié laméndola, Ella le hizo un gesto de adiés con la mano. El estaba haciendo lo que la gente ‘menos discapacitada raramente hacia -dirigir la atencién de un modo potencialmente negativo sobre alguien de su misma clase. La gente del 6mnibus habia empezado a mirarla, Uno de los hombres que habjan estado peleando golpeted a otro en el brazo, luego sefalé desde el hombre de barba hasta Rye, y finalmente Ievantd los dos primeros dedos de su mano derecha como si estuviera haciendo dos tercios del saludo de los Boy Scouts. El gesto fue muy rapido, su significado obvio incluso a la distancia, Ella habia sido agrupada con el hombre de le barba. ;Ahora qué? EL hombre que habia hecho el gesto avanz6 hacia ella, No tenia idea de lo que pretendia, pero se mantuvo firme. El hombre era medio pie més alto que clla y tal vez diez afios més joven. Imaginé que no podria escapar de él. Tampoco esperaba quo alguien Ia fuera a ayudar silo necesitaba. Las personas que la rodeaban eran todas desconocidas. ‘Hizo sefias una vez -una clara indicacién al hombre para que se deuviera. No pretendia repetir el gesto. Afortunadamente, el hombre obedecid. Gesticulé obscenamente y otros hombres rieron. La pérdida del lenguaje verbal habia engendrado todo un nuevo conjunto de gestos obscenos. El hombre, con total simplicidad, la habia acusado de tener sexo con el hombre de barba y habia sugerido que complaciese a los otros hombres presentes — empezando por él. Rye lo miré desalentada. La gente bien podria quederse parada y mirando sin hacer nada si trataba de violarla. También mirarian sin hacer nada si ella le disparaba. ;Llevaria él las cosas tan lejos? No lo hizo. Después de hacer una serie de gestos obscenos que no lo llevaron mas cerca de ella, se dio vuelta desdeflosamente y se alej6. Y el hombre de barba aiin esperaba. Se habia quitado el revélver de servicio, con eartuchera y todo. Volvié a hacerle sefias, con las manos vacias. Sin duda su arma estaba en el auto y era fil de alcanzar, pero que se la quitara la habia impresionado. Tal vez no era malo, Tal vez tinicamente 3 Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana estaba solo, Ella habia estado sola durante tres afios. La enfermedad 1a habia despojado, matando a sus hijos uno por uno, matando a su esposo, su hermana, sus padres. La enfermedad, si es que era una enfermedad, habia incluso distanciado a los vivos entre sf ‘A medida quo arrasaba el pais, la gente apenas tenfa tiempo de culpar a los soviéticos (aunque ellos se estaban quedando mudos junto con el resto del mundo), 2 un nuevo virus, a un nuevo contaminante, la radiacién, el castigo divino... La enfermedad era fulminante en su modo de abatir a Jas personas y parecida a un derrame cerebral en algunos de sus efectos. Pero era extremadamente especifica. El ienguaje siempre se perdia 0 quedaba sevcramente cafiedo. Nunca sc lo recuperaba. Frecuentemente tambien habia pardlisis, discapacidad intelectual, muerte. Rye caminé hacia el hombre de 1a barba, ignorando los silbidos y aplausos de los dos Jjévenes y los gestos de aprobacién con el pulgar hacia arriba que dirigian al hombre de la barbs. Si €@1 les hubiera sonreido o prestado stencién de algim modo, casi seguramente ella habria cambiado de opinién. Si se hubiera permitido pensar en las posibles consecuencias fatales de subir al auto de ‘un extra, habria cambiado de opinién. En lugar de eso pens6 en el hombre que vivia frente a su casa. Raramente se lavaba desde que habia tenido la enfermedad. Y se haba acostumbrado a orinar dondequiera que estuviese. Tenia ya dos mujeres ~cada una se ocupaba de uno de sus grandes Jjardines. Lo toleraban a cambio de su proteccién. El habia dejado bien en claro que queria que Rye se convirtiera en su tercera mujer. Subi6 al auto y el hombre de la barba cerr6 le puerta. Vigilé mientras él lo rodeaba hasta la puerta del conductor ~vigill por su bien porque su arma estaba en el asiento junto a ella. ¥ el chofer del émnibus y un par de jévenes se habian acercado un poco més. No hicieron nada, sin embargo, hasta que el hombre de la barba estuvo dentro del auto, Entonces uno arrojé una piedra. Otros siguieron su ejemplo, y mientras el auto se alejaba, varias piedras rebotaron sin dafiarlo. Cuando el dmnibus qued6 atris a cierta distancia, Rye se secd el sudor de la frente y ansié relajarse. El 6mnibus la hubiera llevado a més de la mitad de la distancia a Pasadena. Solo habria tenido que caminar dicz millas, Se pregunté cuénto tendria que caminar ahora ~y sc pregunt si caminar una larga distancia seria su tinico problema. En Figueroa y Washington donde el émnibus normalmente gira a la izquierda, el hombre de la barba se detuvo, la mir, y le indicd que debia elegir una direccién, Cuando le indie6 la izquierda y él realmente gird a la izquietda, comenzé a relajarse. Si estaba dispuesto a ir a donde ella lo dirigiera, tl vez estaba a salvo, Mientras pasaban junto a cuadras de edificios quemados, abandonados, lotes vacios, y autos destrozados o desmantelados, él se sacé una cadena de oro y se la entreg6. El dije enganchado en la cadena era una piedra negra, lisa, vitrea. Obsidiana. Su nombre podia ser Rock o Peter 0 Black’, pero decidié pensar en él como Obsidiana. Incluso su memoria a veces indtil retendria un nombre como Obsidiana. Ella le entregé cl simbolo de sa propio nombre - un prendedor con la forma de una large espiga de trigo dorada. Lo habia comprado mucho antes de que la enfermedad y el silencio comenzaran. Ahora lo usaba, pensando que era lo mas parecido a Rye’ gue ella podria encontrar, Las personas como Obsidiana que no la habjan conocido antes probablemente pensaban en ella como Wheat’. No es que importara. Nunca volveria a oir su nombre otra vez. Obsidiana le devolvié el prendedor. Tomé su mano cuando ells la alargé para recuperarlo y acaricié sus callosidades con el pulgar. + Nota de la ttaductora: todos estos nomires o apellidos pueden ser interpretados también como nombres ccomunes en inglés: Rock come roca, Peter (que deriva del griego Mexpoc, Petros, yes une traduccién del srameo Cephas nombre que Jesus ed al spool Sima) come pede, Back como negro; abuts todos lela obsidian, 2 Nota de la taductors: Rye, por su parte, es el centeno, * Nota de la taductora: Wheat significa trigo. Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana Se detuvo en First Street y volvié a preguntarle qué direccién tomar. Luego, después de doblar a la derecha como ella le habia indicado, estacioné cerca de Music Center. Alli, sacé un papel plegado del tablero y lo desdoblo. Rye lo identifico como un mapa de las calles, aunque la oscritura no significaba nada para ella. El alisé ol mapa, tomé nuevamente su mano, y puso su dedo indice en un punto. La tocé, se tacé a si mismo, sefalé el suelo. En efecto, “Estamos aqui.” Entendia que queria saber adénde iba ella. Queria decirselo, pero sacudié la cabeza tristemente. Habia perdido la capacidad de leer y escribir. Esa era su discapacidad mas seria y 1a mas dolorosa. Habia ensefiado historia en la UCLA. Habia sido escritora freelance. Ahora no podia leer ni siquiera sus propios manuscritos. Tenfa una casa Tlena de libros que no podia leer ni decidirse a usar como combustible. ¥ tenia una memoria que no iba a recobrar mucho de lo que habia le{do antes. ‘Miré el mapa, tratando de calcular. Habia nacido en Pasadena, habia vivido quince aftos en Los Angeles. Ahora estaba cerca del centro civico de L.A. Conocia las posiciones relativas de las, dos ciudades, conocia calles, direcciones, incluso sabia mantenerse alejada de las autopistas, que podian estar bloqueadas por autos destrozados y puentes destruidos. Deberia saber cOmo sefalar Pasadena ain cuando no pudiera reconocer la palabra. Vacilando, puso su mano sobre un area naranja palido en la esquina superior derecha del mapa. Fso deberia ser correcto. Pasadena. Obsidiana levant6 su mané y miré lo que habia debajo, luego plegé el mapa y lo volvié 2 poner en el tablero. Podia leer, comprendié ella tardiamente. Probablemente también podia escribir. De pronto, lo odié -con un profundo, amargo odio. ;Qué significaba esa capacidad para él -un hombre adulto que jugaba a policias y ladrones? Pero él podia leer y escribir y ella no. Nunca podria, Se le revolvié el estémago de cdio, frustracién y celos. Y a solo unos pocos centimetros de su mano habia una pistola cargada, Se quedé quieta, mirindolo, casi viendo su sangre. Pero su ira llegé a su punto mas alto y descendi6, y no hizo nada, Obsidiana tom6 su mano con vacilante familiaridad. Ella lo miré, Su rostro ya habia revelado demasiado. Ninguna persona que ain viviera en lo que habia quedade de la sociedad humana podia dejar de identificar esa expresién, esos celos. Cerré los ojos con cansancio, respir6 profundamente. Habfa experimeniado nostalgia del pasado, odio por el presente, una creciente desesperanza, ausencia de propdsito, pero nunca habia sentido un impulso tan poderoso de matar a otra persona. Finalmente, habia abandonado su casa, porque habia estado a punto de matarse. No encontraba ninguna raz6n para seguir viva. Tal vez por 80 habia subido al auto de Obsidiana. Nunca antes habia hecho algo asi El le tocé la boca y movié el pulgar y los dedos como en un parloteo. ;Acaso ella podia hablar? Asintié con la cabeza y observ aparecer y desaparecer su més moderada envidia. Ahora ambos habian admitido eso que no era prudente admitir y no habia habido violencia. El se golpeted la boca y la frente y sacudié la cabeza. No hablaba ni comprendia el lenguaje hablado. La enfermedad habia jugada con ellos, quitindoles, sospechaba ella, aquello que cada uno valoraba més. Le tiré de la manga, pregunténdose por qué él habia decidido por su cuenta mantener viva la policia de Los Angeles con los recursos que le quedaban, Mas alla de eso estaba bastante cuerdo. (Por qué no estaba en su casa criando maiz, conejos, ¢ hijos? Pero no subfa cémo preguntarlo. Entonees él le puso la mano sobre el muslo y ella tuvo que enfrentarse a otra pregunta. Ella negé con la cabeza. Enfermedad, embarazo, agonia solitaria sin remedio... no. EI masajeé su muslo con gentileza y sonrié con evidente ineredulidad, Nadie la habia tocado en tres afios. No habia querido que nadie la tocara. {Qué clase de mundo era este para arriesgarse a traer un nifio atin si el padre estaba dispuesto a quedarse y ayudar « criarlo? Sin embargo, era algo muy malo. Obsidiana no podia saber cudn atractivo era para ella joven, probablemente mis joven que ella, limpio, pidiendo lo que queria en lugar de exigirlo, Pero nada de eso importaba. {Qué eran unos pocos momentos de placer comparados con toda una vida de consecuencias? 5 Depto de Letras — FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana La atrajo hacia si y por un momento ella se permitié disfrutar 1a cercania, El olia bien -2 hombre y bien. Se aparté reticentemente. El suspir6, extendié la mano hacia la guantera. Ella se puso rigida, sin saber qué esperar, pero él solo sacé una caja pequofa. La escritura que tenfa no significaba nada para ella. No comprendié hasta que el rompié el sello, abrié Ia eaja, y sacé un preservative. La miré, y ella primero miré para otro lado, sorprendida. Luego solt6 una risita. No podia recordar cuando se habia reido por tiltima vez. El sonri6, sefial6 el asiento trasero, y ella se ri6 a carcajadas. Incluso en su adolescencia, no Je habian gustado los asientos traseros de los autos. Pero mind a su alrededor, a las casas vacias y los edificios en ruinas, entonces salié del auto y subié al asiento trasero. La dejé ponerie el preservativo, y luego parecié sorprenderse de su entusiasmo. Un poco mas tarde, se sentaron juntos, cubiertos con su abrigo, todavia poco dispuestos a volver a ser casi desconocidos una vez vestidos. El hizo el gesto de acunar a un bebé y la miré inguisitivamente. Ella tragé saliva, neg6 con Ta cabeza, No sabia cémo decirle que sus hijos estaban muertos. El tomé su mano y dibujo una cruz sobre ella con el dedo indice, Iuego volvié a hacer el gesto de acunar a un bebé. Ella asinti6, levant6 tres dedos, luego se dio vuelta, tratando de reprimir una repentina marea de recuerdos. Se habia dicho a si misma que los nifios que crecieran ahora serian dignos de lastima. Comerian por las barrancas del centro de la ciudad sin tener memoria de cémo habian sido los edificios 0 incluso de como habian legado a existir. Los nifios de hoy recolectaban libros tanto como madera para quemarlos como combustible. Corrian por las calles persiguiéndose y ululando como chimpancés, No tenan futuro, Eran ahora todo lo que serian siempre. Ele apoyé la mano en el hombro, y ella se volvié de repente, buscando torpemente Ia cajita, ‘nego urgiéndolo para que le hiciera el amor otra vez. El podia darle olvido y placer. Hasta ahora, nada habia podido lograr ese. Hasta ahora, cada dia la habia acercado més al momento en que baria eso que habia querido evitar hacer al marcharse de su casa: meterse la pistola en la boca y apretar el gatillo. Le pregunt6 a Obsidiana si irfa a su casa con ella, si se quedaria con ella. Parecié sorprendido y complacido una vez que comprendi6. Pero no contest enseguida. Finalmente, negé con la cabeza como ella habia temido que hiciera, Probablemente se divertia demasiado jugando a policias y ladrones y levantando mujeres. Se visti6 en ua silencio desilusionado, incapaz de sentir enojo hacia él, Tal vez ya tenia una mujer y un hogar. Era probable. La enfermedad habia sido més dura con los hombres que con las ‘mujeres habia matado mas hombres, habla dejado a los sobrevivientes més. severamente discapacitados, Hombres como Obsidiana cran raros. Las mujeres 0 bien se conformaban con menos 0 se quedaban solas. Si cncontraban un Obsidiana, bacian todo lo posible para conservarlo. Rye sospechaba que tenia alguien mAs joven, mas bonita que lo retenia. La tocé mientras ella se sujetaba el arma y pregunté con una serie de complicados gestos si estaba cargada, Ella asintié sombriamente. Elle dio usa palmadita en el bruzo. Ella le volvié a preguntar si irfa a su casa con ella, esta vez utilizando una serie de gestos diferentes. El habia parecido vacilante. Tal vez pudiera cortejarlo. El salié y se senté en el asiento delantero sin responder. Ella volvié a su lugar en el frente, observiindolo, Entonces él tirone6 de su uniforme y la mird, Ella pens6 que le estaba preguntando algo pero no supo qué er. El se quité la placa, la golpes con un dedo, luego golpe6 su pecho. Por supuesto. Ella tomo Ia placa y enganché en ella su prendedor en forma de espiga de trigo. Si jugar @ policias y ladrones era su tinica locura, déjalo jugar. Lo tomaria, con uniforme y todo. Se le ocurrié 6 Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana que eventualmente podria perderlo con alguien que conoceria de la misma manera que la habia conocido a ella. Pero lo tendria por un tiempo. El extendid nuevamente el mapa de las calles, le dio un golpecito, sefialé vagamente al nordeste hacia Pasadona, luego la miré. Ella se encogié de hambros, le tocé el hombro, después el propio, y levanté muy juntos los dedos indice y medio, solo para estar segura. El egarté los dos dedos y asintié, Estaba con ella Ella le sacé el mapa y lo tir6 sobre el tablero. Sefialo de nuevo hacia el sudoeste ~de regreso hacia casa. Ahora no tenfa que ir a Pasadena. Ahora podta seguir teniendo un hermano allé y dos sobrinos tres varones diestros. Ahora no tenfa que saber con seguridad si estaba sola como temia. Ahora no estaba sola. Obsidiana tomé Hill Street hacia el sur, Inego Washington hacia el oeste, y ella se reclind en el asiento, preguntindose como seria tener nuevamente a alguien. Con lo que habia rescatado de la basura, las conservas que habia preparado y lo que habia cultivado, facilmente habia comida suficiente para los dos. Sin duda habia suficiente espacio en una casa de cuatro habitaciones. El podia mudar sus pertenencias. Lo mejor de todo, el animal del otro lado de Ta calle retrocederta y no la obligaria a materlo, Obsidiana la habfa acercado més a él, y ella habia puesto la cabeza en su hombro cuando de repente fren6 de golpe, casi sacéndola del asiento, De reojo, vio que alguien habia cruzado la calle cortiendo frente al auto. Un solo auto en la calle y alguien tenia que eruzdrsele. Enderezindose, Rye vio que quien corria era una mujer, buyendo de una vieja casa de madera hacia una vidriera tapiada. Corria en silencio, pero el homibre que la siguié poco después gritaba algo que sonaba como palabras confusas mientras corria. Tenfa algo en la mano. No una pistola. Un cuchillo, tal vez. La mujer probé con una puerta, la encontré cerrada, mits a su alrededor desesperadamente, finalmente agarr6 un pedazo de vidrio roto de la vidriera. Con esto se dio vuelta para hacer frente & su perseguidor. Rye pensé que era mis probable que se cortara su propia mano que lastimars a alguien mas con el vidrio. Obsidiana salté del auto, gritando, Era la primera vez que Rye escuchaba su voz ~profunda y ronca por la falta de uso. Hizo el mismo sonido una y otra vez de la manera en que lo hacian algunas personas que habfan perdido el habla, “jDa, da, da!” Rye salié del auto mientras Obsidiana corria hacia la pareja. El habia sacado su anna. Temerosa, ella sacé la suya y le quit6 el seguro. Miré alrededor para ver quien més podia haber sido atraido por la escena. Vio que el hombre le echaba una mirada a Obsidiana, luego de repente embistié a la mujer. Esta le hirié la cara con el vidrio, pero él la agarr6 del brazo y logré apufalarle dos veces antes de que Obsidian le disparara. El hombre se dobl6, luego cay6, agarréndose cl abdomen. Obsidiana grit6, luego le hizo gestos a Rye para que ayndara a la mujer. Rye se desplazé al costado de la mujer, recordando que tenia poco mas que vendas y antiséptico en su mochila. Pero 1a mujer estaba més allé de toda ayuda, Habia sido apuitalada con un largo y delgado cuchillo para deshuesar. Toco a Obsidiana para hacerle saber que la mujer estaba muerta. EI se habfa inclinado pare revisar al hombre herido que también yacia inmévil y parecia muerto. Pero cuando Obsidiana miré alrededor para ver que queria Rye, el hombre abrié los ojos. Con la cara contorsionada, se apoderé del revélver recién enfundado de Obsidiana y disparb. La bala alcanz6 a Obsidiana en la sien y se desplomé. Sucedi6 ast simplemente, asi de ripido. Un instante mAs tarde, Rye le disparé al hombre herido cuando estaba apunténdole a ella Y Rye se quedé sola ~con tres endiveres. Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana Se arrodills junto a Obsidiana, sin lagrimas, frunciendo el cefio, tratando de entender porqué todo habia cambiado repentinamente. Obsidiana se habia ido. Habia muerto y la habia dejado ~ como todos los demas, Dos nifios muy pequefios salicron de Ia casa desde 1a que el hombre y ta mujer habfan corrido —um niffo y una nifia de unos tres afios. Tomados de las manos, cruzaron la calle hacia Rye. La miraron, luego la rodearon y se acercaron a la mujer muerta, La nifia sacudié el brazo de le mujer como intentando despertarla. Eso fue demasiado, Ryc se levanto, con un malestar en el estémago por el dolor y la ira. Si Jos nifios empezaban a llorar, pens6 que vomitaria. Estaban solos esos dos chicos. Eran suficientemente grandes como para buscar comida, Ell ‘0 necesitaba més dolor. No necesitabe a los hijos de una extraiia que crecerian para convertitse en. chimpancés pelados. ‘Volvié al auto, Podria manejar hasta su casa, al menos. Se acordaba de cémo manejar. El pensamiento de que Obsidiana deberia ser enterrado se le ocurrié antes de llegar al coche, y vorité. Habia encontrado y perdido al hombre tan ripido, Fra como si Ia hubieran sacado bruscamente del confort y la seguridad y le hubieran dado una repentina e inexplicable paliza. Su mente no se aclaraba. No podia pensar. De algin modo, se obligé a volver hacia él, a mirarlo. Se encontré de rodillas a su lado sin recordar haberse arrodillado. Acaricié su cara, su bacba. Uno de los nifios hizo un ruido y ella los, ala mujer que probablemente era su madre. Los nifios la miraron, evidentemente asustados. Tal vez fue su miedo lo que la aleanzé finalmente, Habia estado a punto de irse en el auto y dejatlos. Casi lo habia hecho, casi dejé morir a dos bebés. Ciertamente ya habia habido suficientes muertes, Tendrfa que Ilevarse a los nifios a casa. No seria capaz de vivir con ninguna otra decisién. Mird a su alrededor en busca de un lugar donde enterrar los tres cuerpos. O dos. Se pregunté si cl asesino cra el padre de los nilios. Antes del silencio, la policia siempre decia que algunas de las llamadas mis peligrosas ¢ las que acudian eran or incidentes de violencia doméstica. Obsidian lo hubiera sabido ~aunque ese conocimiento no lo habria mantenido dentro del auto. No la habria retenido a ella tampoco. No podria haber visto como asesinaban a la mujer sin hacer nada, Arrasiré 2 Obsidiana hacia el auto, No tenfa nada con qué caver, y nadie para cuidarle mientras lo hacia. Mejor Ilevarse los cuerpos con ella y enterrarlos junto a su marido y sus hijos Obsidiana iria a casa con ella después de todo. Cuando lo hubo puesto en el piso de la parte trasera, volvié por la mujer. La nifita, flaca, sucia, solemne, se pard y sin saberlo le hizo un regalo a Rye. Cuando Rye comenz6 a arrastrar a le mujer por los brazos, la nifita grito, “No!” ‘Rye solté a la mujor y miré a la nifia, “{No!” repitié Ia nifia. Fue a pararse junto a la mujer. “Vayasel” le dijo a Rye. “No hables,” le dijo el nifito. No habia sonidos vagos 0 confusos. Ambos nifios habfan hablado y Rye habia entendido. El nifio miré al asesino muerto y se alej6 de él. Tomé la mano de la fia. “Silencio,” susurré. {Habla fluida! (Habia muerto ls mujer porque podia hablar y les habia ensefiado a sus hijos hablar? ;Habfa sido asesinada por la ira enconada de un esposo o por Ia rabia celosa de un extraiio? Y los nifios... debian haber nacido después del silencio. ,La enfermedad habia llegado « su fin, entonces? ,O estos nifios eran simplemente inmunes? Ciertamente habia habido tiempo para que enfermaran y se silenciaran. La mente de Rye fue més alld. ;Y si los nifios de tres afios © menos estaban a salvo y eran capaces de aprender a hablar? ,Y si todo lo que necesitaban eran maestros? Maestros y protectores. Rye miré al asesino muerto. Para su vergtienza, pensé que podia entender algunas de las, pasiones que debian haberlo impulsado, quienquiera que fuese. Ira, frustracién, desesperanza, celos 8 Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana descabellados... ;cudntos més como él habria por ahi personas dispuestas a destruir lo que no podian tener? Obsidian habia sido el protector, habia elegido esc rol por vaye a saber qué motivo. Tal vez ponerse un uniforme obsoleto y patrullar las calles vactas habia sido lo que habia hecho on lugar de ponerse la pistola en la boca. ¥ ahora que habia algo merecedor de proteccién, ya no estaba, Ella habia sido una maestra. Una buena, Habia sido una protectora, también, aunque solo de si misma, Se habia mantenido viva cuando no habia razén para vivir. Si la enfermedad dejaba « estos nifios tranquilos, ella podia mantenerlos con vida. De algin modo levaaté a la mujer mucrta en brazos y Ia colocé en el siento trasero del auto. Los nifios empezaron a Tlorar, pero ella se arrodillé en el pavimento roto y susurrd, temerose de asustarlos con la aspereza de su voz largamente en desuso. “Bsté bien,” les dijo. “Ustedes vendrén con nosotros, también. Vamos” Los levanto a ambos, uno en cada brazo. Eran tan livianos. ; Habrian estado recibiendo suficiente comida? EI niffo le tapé 1a boca con la mano, pero ella aparts la cara. “Esté bien que yo hable”, le dijo. “Mientras no haya nadie cerca, esta bien.” Puso al nifio en el siento delantero del auto y él se corrié sin que se lo pida, para dejar lugar a la nifia. Cuando ambos estuvieron en el auto, Rye se apoyé contra la ventana, miréndolos, viendo que ahora estaban menos asustados, que la miraban con al menos tanta curiosidad como miedo. “Soy Valerie Rye,” dijo, saboreando las palabras. “Esta bien que hablen conmigo.” Epilogo “Los sonidos del habla” nacié del cansancio, la depresién, y el pesar. Comencé el cuento sintiendo muy pocas esperanzas 0 agrado respecto de la especie humana, pero para cuando liegué al, final, mi esperanza habia regresado. Parece que siempre lo hace. Esta es la historia detrés de “Los sonidos del habla” ‘A principios de la década de 1980, una buena amiga mia descubrié que estaba muriendo de micloma miltiple, una dolorosa forma de céncer, especialmente peligrosa. Yo habia perdido parientes y amigos de la familia de edad avanzada antes, pero nunca habja perdido una amiga personal. Nunca habia visto a una persona relativamente joven morir lenta y dolorosamente por una enfermedad. Mi amiga tardé un aio en morir, y yo adquiri el habito de visitarla todos los sibados, llevando el Giltimo capitulo de la novela en Ia que estaba trabajando. Esta result6 ser Clay's Ark Con su argumento sobre enfermedad y muerte, era completamente inapropiada para la situacién. Pero mi amiga siempre habia leido mis novelas. Insistié en que queria leer esta también. Sospecho que ninguna de nosoiras creia que ella fuera a vivir basta leerla en su versién terminada ~aunque, por supuesto, no hablamos sobre esto. Detestaba ir a verla. Era una buena persona, yo la queria, y odiaba verla morir, Sin embargo, cada sibado me subia al émnibus —no sé manejar- e iba @ su habitacién del hospital o a su departamento. Se volvié més delgada y més frigil y quejumbrosa por el dolor. Me deprim{ aiin més. Un sfibado, mientras estaba sentada en un émmibus atestado y apestoso, tratando de evitar que la gente me pisara una ufia encarnada y tratando de no pensar en cosas terribles, noté que justo frente a mi se estaba suscitando un problema. Un hombre habia decidido que no le gustaba el modo en que otro hombre lo estaba mirando, No le gustaba en absoluto! Bs dificil saber a donde mirar cuando estés empotrado en un émnibus lleno de gente. El hombre empotrado argumenté que no habia hecho nada malo -Io que ea verdad. Avenz6 lentamente hacia la salida como si quisiera salir de una situacién potencialmente problemdtica Luego se dio vuelta y se dirigié lentamente a la discusién. Tal vez su propio orgullo estuvo involucrado. ;Por qué demonios deberia ser él quien huyera? Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP Literatura Norteamericana Esta vez el otro tipo decidié que era su novia -sentada junto a él- la que estaba siendo mirada inapropiadamente. Atacé. La pelea fue corta y sangrienta, El resto de nosotros -los demas pasajeros- nos agachamos y gritamos para evitar que nos pegaran. Al final, el atacanto y su novia empujaron hasta bajarse del émnibus, temerasos de que el conductor lamara a la policia. ¥ el tipo rgulloso se desinfl6, aturdido y ensangrentado, mirando a su alrededor como si no estuviera seguro de lo que habia pasado. Me quedé sentada en mi lugar, més deprimida que nunca, odiando todo el desesperante y estépido asunio, y pregunténdome si la especie humana maduraria alguna vez lo suficiente para aprender a comunicarse sin usar pufios de una u otra clase. Y la primera linea de una posible historia vino a mi: “Hubo problemas a bordo del émnibus de Washington Boulevard.” 10 Depto de Letras ~ FaHCE - UNLP

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