Relaciones Laborales y Seguridad Social
Editorial
Si son Humanos no son Recursos
Mario Ackerman
Afio 1
N°7
Septiembre 1995
Ediciones Interoceanicas S.A.Editorial
Si son humanos no son recursos
I. OTRA VEZ EL LENGUAJE
Esta vez con algunas reflexiones sobre sustantivos, adjetivos y verbos, en la
conviccién de que, como decia recientemente UMBERTO ECO, los hAbitos lingtlsticos
son muchas veces sintomas importantes de sentimientos no expresados (Los nombres del
fascismo, en suplemento “Cultura y Naci6n”, diario Clarin, 17/8/95, pag. 3).
Recuerdo a ERICH FROMM:
Cierto cambio del hincapié en tener y ser resulta obvio en el creciente uso de sus-
tantivos y en el empleo cada vez menos frecuente de verbos en los idiomas occidentales
en.las tiltimos sigios.
Un sustantivo es la denotacién adecuada de una cosa. Puedo decir que tengo co-
sas: por ejemplo, que tengo una mesa, una casa, un libro, un auto, La denotacién adecua-
da de una actividad, de un proceso, es un verbo: por ejemplo, soy , amo, deseo, odio, etc.
Sin embargo, cada vez mds frecuentemente una actividad se expresa como tener, esto es,
se usa un sustantivo en vez de un verbo; pero expresar una actividad mediante el verbo
tener en relacin con un nombre es valerse mal del idioma, porque los procesos y la
actividad no pueden poseerse, sélo realizarse (FROMM, E., Tener 0 ser?, FCE, Bs. AS.,
1993, pag. 37).
En el campo de las relaciones de trabajo esto es bastante evidente.
Los trabajadores no suelen decir que trabajan, sino que tienen trabajo 0 que
buscan trabajo.
En este caso, el vocabulario podria explicarse en la relacién real del trabajador
con su empleo, en el que, tal vez por aquello de que lo urgente no deja tiempo para lo
importante, el prop6sito primero tiende a ser el salario y no el desarrollo de una activi-
dad productiva y creadora —segin la proclama del art. 4° de la Ley de Contrato de
Trabajo—.
Fero hay aigo mas. Que es aigo antes.MARIO E. ACKERMAN
Porque ese lenguaje del trabajador es también la respuesta —seguramente
involuntaria e inconsciente— al trato que le dispensa el empleador que, en lugar
de mantener relaciones de trabajo, tiene trabajadores y, més frecuentemente, recursos
humanos.
Busqué algtin adjetivo que sintetizara, sin exagerar, el disgusto que me causa
esta ultima expresién —fiunesta, ominosa, horrible, terrible, cruel, desafortunada—.Nin-
guno me conformé y opté entonces por intentar una explicacién de las razones de
mi repudio,
I, DE SUSTANTIVOS Y ADJETIVOS
Volvamos a los diccionarios.
/
En singular, recurso es un sustantivo masculino que, amén de referir la accién
y efecto de recurrir, significa medio de cualquier clase que, en caso de necesidad, sirve para
conseguir lo que se pretende (Real Academia Espanola, Diccionario de la Lengua Espa-
fiola, XX1 ed., Espasa Calpe, Madrid, 1994, t. I, pag. 1746).
En p! : ig 108 som: Lienes, medios de subsistencia, cun-
Junto de elementos disponibles para resolver wna necesidad o llevar a cabo una empresa. Y
el propio Diccionario aporta inmediatamente como ejemplos! recursos naturales,
hidrdulicos, forestales, econdiicos, humanos, etc. (idem). \
Como sinénimo de recursos se mencionan: dinero, bienes y hacienda (SAINZ DE
ROBLES, FC. Diccionario Espaftol de Sinénimos y Anténimos, Aguilar, Madrid, 1984,
pag. 931), conceptos que, a su vez, se asocian a las ideas de 1150, costo y aprovecha.
fento.
Y esta coherencia entre la condicién de elemento disponible para resolver una
necesidad 0 levar a cabo una empresa y la necesaria asociaci6n con el uso, costo y apro-
vechariento, es lo que comienza a explicar el seintido de mis preocupaciones.
Porque ese vocabulario, de origen mercantile industrial, est4 siendo hoy uti-
lizado para referir circunstancias que suponen el compromiso de valores funda-
mentales, como lo son la vida y Ia libertad de las personas,
Recordemos también que, segiin ensefiaba SINZHEIMER, El trabajo es una ener-
gia esencial. Quien presta trabajo no da ningtin objeto patrimonial, sino que se da a st
mismo. El trabajo es el hombre miisino en situacién de actuar. (SIN7HEIMFR, HT pcencin
del derecho del trabajo (1927), en Crisis econdinica y derecho del trabajo, MISS, IELSS,
Madrid, 1984, pag. 73).
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¥, cuando se presta en relacién de dependencia —que es el Ambito en el que
normalmente se utiliza la expresi6n recursos hunanos—, se configura esa relacion de
poder —tan bien descripta por SINZHEIMER y por su discipulo, KAHN FREUND—, que
supone que ese trabajadotamén de darse él misimo, resigna una porcién de su liber-
tad. ,
Ocurre también que, recursos humanos no es una expresién utilizada por los
trabajadores, sino por los empleadores.
¥ esto es asi porque se trata de una categoria conceptual definida unilateral-
mente, desde la sede del poder, en funcidn de las necesidades de la produccién y
con un alto contenido de generalidad y. abstraccién.
Recursos humanos es una referencia a los dems, a otros, aun dren.
Ninguin trabajador,en cambio, dice de si que es un recurso.
En rigor, es impensable el uso de la expresién recursos humanos en primera
persona del singular.
Los trabajadores se definen, se presentan y se piensan como trabajadores, En
singular o en plural. Lo que permite, ademas, una individualizacién. Sinoular 0
ral. Masculina o femenina. Individual o colectiva.
Como lo son las personas.
La expresi6n recursos hunanos, en cambio, est instalada en las antipodas de
esa posibilidad. .
Porque el sustantivo recursos, que como tal define lo importante, fundamental o
esencial (Real Academia, ...,t. I, pag. 1925), refiere, como indiqué, un 10, costo 0
aprovechamiento en abstracto, esto es, sin individualizar, sin personalizar.
Lo huinano aparece bajo la forma de un adjetivo, que denota lo accidental, se-
cuundario 0 no esencial (idem, t. 1, pag. 43).
Recurso es, asi, lo consistente.
Hwmano lo contingente.
El reproche es obvio.
El trabajador es un sujeto.
El recurso es un instruimento.
aio |= nt 7 693MARIO E. ACKERMAN
La distancia entre trabajadores y recursos humanos es la que va de una sociedad
preocupada por las personas a una interesada por las cosas.
FROMM dirfa que es la diferencia entre la cultura del tener y la del ser.
Con los trabajadores se es empleador.
Los recursos se tienen.
La relaci6n con los trabajadores es de convivencia. Con los recursos es de 1s0.
Por eso, considerar a los trabajadores como recursos es empobrecer dramatica-
mente la relacién laboral. Es quitarle lo mas importante que puede surgir de esa
vinculacién personal que es, precisamente, la riqueza imprevisible e inconmensu-
rable que puede generar la condicién humana.
Muchas politicas Iaborales actuales, sin embargo, ignoran o niegan esta posibi-
lidad.
Pensados como recursos se compara a los trabajadores con sus homélogos.
Pero, en la comparaciGn, rapidamente se advierte que, a diferencia de ios
restantes, los humanos son rectirsos mas onerosos, porque se rompen facilmente, hay
que pagar por esa rotura, no tienen repuestos, tienen proteccién de las leyes, se
asocian, piensan por su cuenta mis alld de las necesidades del usuario.
Las politicas desreguladoras —eufemisticamente llamadas flexibilizadoras—
apuntan hoy a corregir estas disfunciones de los recursos humanos.
No se advierte, empero, que, a medida que se aproximan a los demas recur-
80s, los trabajadores comienzan a perder su cualidad diferenciadora, la condicién
humana. :
Con el grave riesgo de que, cuando se pretenda recuperar lo humano, tal vez
sea demasiado tarde, y lo empleadores usuarios se encuentren con trabajadores
parecidos a los demas recursos: insensibles, mecanicos, irreflexivos, desapasiona-
dos.
Con las consecuentes proyecciones sobre el propio empleador.
Porque, debido a esta peculiar nota de la humanidad, quien, en el trato con
las personas, prioriza el uso sobre la relacin humana, se deshumaniza 61 mismo. De-
gtada su condicion humana. Vierde la oportunidad de la hominizacion. °
ai¥ qué decir sobre el modelo social de convivencia!?
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Ill. LAS PERSONAS Y LAS COSAS (ALGO MAS QUE
UNA INVOLUCION ETICA)
Recordando aquella observacién de UMBERTTO ECO, temo que el uso cada vez
mis frecuente y generalizado de la expresiOn recursos humanos no sea sino otro
sintoma de una cultura todos los dias un poco mAs mercantilizada, en la que la
cosificacién se produce no s6lo por el materialismo de una «sociedad de cosas» sino porque
esa sociedad termina cosificando a su protagonista, el que deberta haber sido su beneficiario
(POSSE, A., La tiltima revelacién de Emile Cioran, La Nacién, 2/7/95, sec. 7, pag. 6).
Una sociedad cosificadora que, antes que sentir preocupacién por las personas
que trabajan y sus necesidades en cuanto personas, expresa su alarma por los costos
(laborales) que ellas provocan y la relacién de éstos con los beneficios que se pueden
obtener de ellas.
Y me parecen ilustfativos para este sentalamiento dos ejemplos que extraigo
del Acuerdo Marco para el Empleo, la Productividad y al Equidad social, del 25 de
julio de 1994.
El capitulo 7 del acuerdo estd dedicado a la formacién profesional.
cll pi promueva la fornacidu profesional de k
trabajadores, actuales o potenciales.
En modo alguno es mi intenci6n hacerlo, y lo aclaro anticipadamente para
que las observaciones qué siguen no sean mal interpretadas.
Porque todo depende del contexto en el que tal formacién profesional se des-
arrolle.
CAMUS, recordando su infancia en Argelia, evocaba a su maestro GERMAIN, en
cuyas clases se alimentaba un hambre més esencial todavia para el nifo que para el hom-
bre, que es el hambre de descubrir, y cuestionaba en cambio las otras clases donde se
enseflaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso (CAMUS, A., El
primer hombre, Tasquets, Barcelona, 1994, pag. 128).
La formacién profesional, en cuanto no suponga un complemento dela educacion
expone a las personas al riesgo de una fragmentaci6n en la que lo principal se
subordine a lo accesorio, y se termine cebando al ganso.
Porque, en los términos en que se la presenta, desvinculada de la educacién
integral —para el ser, el saber y Ia libertad, que es condicién y consecuencia de am-
bos—. la farmacién profesianal podria no ser mAs qe un apéndice na ia.de log
recursos humanos para su insercidn funcional en los procesos productivos. Pero s6lo
esto.
aio! = n87 695MARIO E, ACKERMAN
¥ lo cierto es que frecuentemente —el acuerdo marco no da sefiales de cons-
tituir una excepcién— tales parecen ser los términos en los que se la concibe.
Frente al exceso de celo que se me podria imputar en el primer ejemplo, en el
segundo la cosificaci6n es mas evidente.
El capitulo 9 del acuerdo marco esté dedicado a la proteccién de riesgos del
trabajo.
Ms alld de la ambigiiedad del epigrafe —que dificulta reconocer qué o a
quién se pretende proteger—, la lectura del capitulo 9 permite verificar que en sus
seis apartados se menciona dos veces la palabra costo, tres veces la reparacién, dos
el resarcimiento y, ademas de otras referencias indirectas sobre las que planea sutil-
mente una concepcién mercantil y utilitaria, expresamente se proclama el objetivo
de descartar la posibilidad de que un siniestro se torne de imposible cumplimiento para el
emplendor.
El sustantivo prevenci6n y el verbo prevenir no aparecen siquiera insinuados.
_ Tal vez alguien pueda argumentar que las de los capftulos 7 y 9 del Acuerdo
Marco son respuestas adecuadas para !os recursos huimantoe.
Seguramente no lo son para las personas que trabajan.
. Mario E. Ackerman
Director