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6 CUIDAR DE Sf MISMO, DE LOS OTROS, DE LA TIERRA Seguramente uno de los grandes desaffos existenciales consiste en cui- dar de si mismo. Somos el mas préximo de los préximos y, al mismo tiempo, el mas complejo y mas indescifrable de los sere: 1. 8Qué somos como humanos? éQué somos? éSabemos quiénes somos? éCudl es nuestro lugar en el uni- verso? ¢Para qué existimos? ¢Por qué tenemos que morir? @Adénde va- mos? Reflexionando sobre estas preguntas includibles, vale recordar la consideracién de Blaise Pascal (m. 1662). Nadie mejor que él, matema- tico, filésofo y mistico, para expresar el ser complejo que somos Porque, en fin, équé es el hombre.en la naturaleza? Una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada, un punto medio entre la nada y el todo (...] igualmente incapaz de ver la nada de que ha salido y el infinito en el que esta inmerso (Pensamientos, n.° 199, ed. Lafuma; Pascal 1981, 407-408). En él se cruzan los cuatro infinitos: lo infinitamente pequeio, lo infi- nitamente grande, lo infinitamente complejo (Teilhard de Chardin) y lo infinitamente profundo. Verdaderamente, no sabemos quiénes somos. O mejor, siguicndo al gran novelista Guimaraes Rosa, sospechamos alguna cosa en la medida en que vivimos y por las emergencias —los hechos que nos suceden dia a dfa— que irrumpen en nuestra vida procedentes de todas partes, y en tiltimo término de esa Energia de fondo que todo lo sustenta y todo lo dirige. En uno somos muchos. ‘ Ademés de lo que somos, est presente en nosotros lo que podemos ber: el inagotable caudal de virtualidades escondidas dentro de nosotros 81 Nuestro potencial representa lo que de més verdadero y real hay en no- sotros. De ahi nuestra dificultad en construir una representacién satis- factoria de lo que somos. Pero eso no nos dispensa de elaborar algunas claves de lectura que de alguna manera nos orientan en la busqueda de aquello que queremos y podemos ser. En esta btisqueda, el cuidado de sf mismo desempefia una funcién decisiva, No se trata, en primer lugar, de una mitada narcisista sobre el propio yo, lo que lleva generalmente no a conocerse a sf mismo sino a identificarse con una imagen proyectada de sf mismo ys por eso, falsa y alienante. Michel Foucault, con su minuciosa invéstigacion Hermenéutica del sujeto (2005), intent6 recuperar la tradicién occidental del cuidado del sujeto, especialmente en los sabios de los siglos u y 1 como Séneca, Mar- co Aurelio, Epicteto y otros. Bl gran lema era el famoso gnéthi seauton, condcete a ti mismo. Este conocimiento no se entendfa de forma abs. tracta sino concreta, como reconécete en aquello que eres, procura pro- fundizar en ti mismo para descubrir tus potencialidades, trata de realizar lo que de verdad eres, En este contexto se abordaban las distintas virtudes, tan bien discu- tidas por Sécrates, como la prudencia, la justa medida (méden dgan), la justicia, la bondad, el valor y el amor. Se criticaban duramente los vicios, especialmente el mas despreciable para los gricgos, y tan central en nues. tra cultura dominante e imperial, que era la hybris. Hybris es pasarse de los limites, enorgullecerse vanidosamente, tomarse por aquello que no se es, especialmente pretender acumular poder para estar sobre los otros y situarse como un «dios». Tal vez el mayor vicio de la cultura occidental, de la cultura cristiana, especialmente de la cultura estadounidense con su imaginado Destino Manifiesto (sentirse el nuevo pueblo elegido por Dios), es la bybris, el sentimiento de superioridad y de excepcionalidad, de misién y de conquista de los otros en nombre de sus valores conside. rados como los tinicos validos, mejores y sancionados por Dios. Lo primero que hay que afirmar es que el ser humano es un su jeto y no una cosa, No es una sustancia constituida de una vez pot to- das (Foucault 2005), sino un nudo de relaciones siempre activo que se esta construyendo contitiuaménte mediante el juego de las relaciones. O usando otra analogia, es como un rizoma, un bulbo de planta del cual salen brotes en todas las direcciones. ‘Todos los seres del universo, segtin la nueva cosmologfa, son por- tadores de cierta subjetividad porque tienen historia, viven en interac- cién e interdependencia de todos con todos, aprenden intercambiando’y acumulando informaciones. Este es un principio cosmol6gico universal. 82 CUIDAR DE SI MISMO, DE LOS OTROS, DE LA TIERRA Pero el ser humano realiza una modalidad propia de este principio, que es el hecho de ser un sujeto consciente y reflejo. Fl sabe que sabe y sabe que no sabe, y para completar, ino sabe que no sabe, como dita Unamuino. Este nudo de relaciones segarticula a partir de un centro alrededor del cual organiza los sentimientos, las ideas, los suefios y las proyecciones. Por més que cuestione la realidad del yo como algo construido socialmen- te y por eso no originario, el yo como autoidentificacién se mantiene en pie. El es un centro tinico e irrepetible. Representa, en el lenguaje del més sutil de todos los filésofos medievales, el franciscano Duns Scoto (m. 1203), la ultima solitudo entis, la iiltima soledad del ser. Acui6 una expresi6n diffcil de traducir: Haecceitas que traducida seria: este ser aqui concreto e irrepetible que es mi yo. Nunca ha existido, no existe, ni ja més existira alguien que sea en todo igual a mi. El yo es tinico. Este yo insustituible e irrenunciable debe ser entendido en el con- texto del nudo de relaciones dentro del proceso global de interdepen- dencias, de suerte que la soledad no es el desligarse de los otros, sino la singularidad y la especificidad inconfundible de cada uno. Por tanto, esta soledad es para la comunion. Es un estar solo en su identidad para poder estar con el otro, también con su identidad, y poder ser uno- para-el-otro y con-el-otro. El yo nunea esta solo; reclama siempre un ta. Segtin Martin Buber, es a partir del ti que el yo despierta y se forma. 2. Cuidar de st mismo: acogerse jovialmente El cuidado de si mismo implica, en primerfsimo lugar, acogerse a si mis- mo, tal como se es, con las capacidades y las limitaciones que siempre nos acompafian. No con amargura, como quien no consigue evitar o modifi- car su situaci6n existencial, sino con jovialidad. Acoger el rostro, el pelo, las piernas, dedos, senos, la apariencia y modo'de estar en el mundo, o sea, nuestro cuerpo (Corbin et al. 2005). Cuanto mas nos aceptemos, menos clinicas de cirugia plastica necesitaremos. Con las caracteristicas fisicas que tenemos, debemos elaborar nuestra manera de ser y nuestr: mise-en-scéne en el mundo. Nada mis ridiculo que la construccién artificial de una belleza fa- bricada que no esta en consonancia con una belleza interior. Se pierde la luminosidad y gana lugar la vanidad vacia de brillo. Mas importante es acoger los dones, las habilidades, el poder, el co- ciente de inteligencia, la capacidad emocional, el tipo de voluntad y de determinacién con los que venimos dotados. Y al mismo tiempo, sin re- signacién negativa, los limites del cuerpo, de la inteligencia, de las habi- 83 lidades, de la clase social y de la historia familiar y nacional en que est insertado. Tales realidades configuran la condicién humana concreta y se pre- sentan como desafios a ser afrontados con equilibrio y con la determi- nacién de explotar lo mas que podamos las potencialidades positivas. El cuidado de si mismo exige saber combinar las aptitudes con las motivaciones. No basta tener aptitud para la miisica si no nos sentimos motivados para desarrollar esta capacidad. De la misma manera, no nos ayudan las motivaciones para ser miisico si no tenemos aptitudes para ello, sea en el ofdo sea en el domino del instrumento. De nada sirve que- rer pintar como van Gogh si solamente se consigue pifvtar paisajes, flores y pajaros que a duras penas Hegan a ser expuestos cn la plaza en la feria del domingo (Lacroix 2009, 17-23). Puedo ser un buen tedlogo pero sin motivaciones para escribir. O tengo ganas y muchas motivaciones para escribir pero no soy un buen tedlogo. Las cosas funcionan bien cuando aptitudes y motivaciones se encuentran y coexisten. Otro componente del cuidado consigo mismo es saber y aprender a convivir con la paradoja que atraviesa nuestra existencia: nos senti- mos impulsados a la bondad, la solidaridad, la compasién y el amor. Y simulténeamente tenemos en nosotros pulsiones de llamada al egoismo, la exclusi6n, la antipatia ¢ incluso al odio. Estamos hechos con estas contra- dicciones, que nos vienen dadas con la existencia. Antropolégicamente se dice que somos al mismo tiempo sapiens y demens, gente de inteli- gencia y lucidez y junto a esto, gente de rudeza y violencia. Somos el encuentro de las oposiciones. Cuidar de si mismo impone saber renunciar, ir contra ciertas ten- dencias en nosotros y hasta ponerse a prueba; pide elaborar un proyec- to de vida que dé centralidad a estas dimensiones positivas y mantenga bajo control (sin reprimirlas porque son persistentes y pueden volver de forma incontrolable) las dimensiones sombrias que hacen agénica nues- tra existencia, es decir, siempre en combate contra nosotros mismos. Cuidar de sf mismo es amarse, acogerse, reconocer nuestra vulnera- bilidad, saberse perdonar y desarrollar la resiliencia, que es la capacidad de dar la vuelta y aprender de los errores y contradicciones. 3. Cuidar de st mismo: preocuparse del modo de ser Por estar expuestos a fuerzas contradicjorias que conviven tensamente en nosotros, necesitamos enfocar el cuidado como preocupacién por nuestro propio destino. La vida puede conducirnos por caminos que pueden sig- 84 CUIDAR DE Si MISMO, DE LOS OTROS, DE LA TIERRA nificar felicidad 0 desgracia: esas fuerzas pueden apoderarse de nosotros y podemos Ilenarnos de resentimientos y amarguras que nos incitan a la violencia y politicamenteial terrorismo, como ocurre en tantos paf- ses explotados y humillados por Jas potencias occidentales. ‘Tenemos que aprender a autocontrolarnos. ¥ mas que eso, a desarrollar iniciativas crea- tivas, a ejercitar la fantasfa imaginativa que nos aleja de los peligros y nos abre espacio hacia una vida de decencia. Hoy en dia existe en nuestra cultura una tendencia a plasmar la sub- jetividad personal y colectiva segtin los intereses del sistema social im- perante, que solo nos quicre como consumidores pasivos y compul vos, por lo tanto como gente masificada, sin decision propia, facil de ser seducida y conquistada para los interescs comerciales. Al sistema no le interesa la felicidad personal de cada persona, sino su capacidad de comprar, de consumir y de hacerse la ilusién de que con 4 feliz. Cuidar de sf es preocuparse de no caer en esa trampa. Cuidar de sf mismo como preocupacién acerca del sentido de la pro- pia vida significa: ser critico, poner muchas cosas bajo sospecha para no permitir ser reducido a un ntimero, a un mero consumidor, a un miem- bro de una masa anénima, a un eco de la voz de otro. eso s Cuidar de si mismo es preocuparse del lugar de uno mismo en el mundo, en la familia, en la comunidad, en la sociedad, en el universo y en el designio de Dios. Cuidar de si mismo es reconocer que Dios le dio un nombre que es solo suyo, que lo define y por el cual Dios mi revela y lo llama a si. En la sociedad de masas, que utiliza medios masivos, destructores de las subjetividades a través de todos los medios de comunicacién y del marketing uniformador, reafirmar la propia subjetividad implica el va- lor de ir contracorriente, de reafirmarse, sin arrogancia pero con deter- minacién (Touraine 1997). Es poder decir vo y sustentar la fuerza del YO, que ser4 tanto mayor cuanto més se abra a un TH. El cuidado asume fa forma de preocupacién consigo mismo cuando nos esforzamos en identificar nuestro Centro que es nuestro arquetipo de base, es decir, aquel impulso interior principal, aquel deseo secreto, aquella tendencia persistente a realizar nuestro suefio de vida. El valor de una vida se mide por la grandeza de sus suefios y por su. empeio, contra viento y marea, en realizarlos. Nada resiste a la esperanza tenaz y perseverante. La vida es siempre generosa, a quienes insisten y persisten acabaré dandoles la oportunidad necesaria para concretar su sueio. Entonces irrumpe el sentimiento de realizacién, que es mas que la felicidad momentanea y fugaz. La realizacion es fruto de una vida, de una perseverancia, de una lucha nu» abandonada de quien vivi6 la sa- smo se Bs bidurfa prédicada por don Quijote: no hay que aceptar las derrotas sin anites dar todas las batallas. El modo de ser que resulta de este cuidado con la autorrealizacion es una existencia de equilibrio que genera serenidad en el ambiente y el sentimiento en los demas de sentirse bien en compafiia de tal persona. La vida irradia, pues en eso reside su sentido: no en vivir simplemente porque no se muere, sino en irradiar y disfrutar de la alegria de existir. 4. Cuidado como precaucién con nuestros actos y actitudes EI cuidado como preocupacién nos abre al cuidado como precaucién respecto a nosotros mismos, especialmente en Io referente a nuestros actos y actitudes y al vasto campo de las relaciones y del lenguaje. El acto, con la actitud que lo acompaiia, nunca es fortuito. Nace de una interacci6n y carga con las consecuencias. En una perspectiva ecol6gica, hay actitudes y actos que pueden ser gravemente perjudiciales, como la practica de usar intensivamente pesticidas agricolas, deforestar una amplia regién para dar paso al ganado o destruir la vegetacién riberefia de los rios. Las consecuencias no van a ser inmediatas, pero a medio y largo plazo pueden ser desastrosas, como la disminucién del caudal del rio, la contaminacién del nivel freatico de las aguas, el cambio del clima y de los regimenes de lluvias y de estiaje Aquf se impone una precaucién cuidadosa para que el habitat hu- mano y la comunidad de vida en general no sean perjudicados. Nuestra libertad esta limitada en raz6n del principio del cuidado-precaucién con respecto a la introduccién de las nuevas tecnologias, como la biotecno- logia y la nanotecnologja, mediante las cuales'se manipulan los elemen- tos tiltimos de la realidad, que pueden ocasionar dafios irreversibles o producir elementos téxicos y nuevas bacterias que comprometan el fu- turo de la vida (cf, Colborn, Peterson Myers y Dumanoski 1997). Bien advierte la Carta de la Tierra (Boff 2011, 282): ‘Tomar medidas para evitar la posibilidad de dafios ambientales graves o irre- versibles, aun cuando el conocimiento cientifico sca incompleto o inconcluso (Il, 6a). Aqui mas que en otras situaciones, se impone el cuidado como pre- caucién. No se deben promover experimentos cuyos riesgos sean des- conocidos y sus efectos incontrolables.Como nunca antes en la historia, el futuro de la vida y las condiciones ecolégicas de nuestra subsistencia estn situadas bajo nuestra responsabilidad (Jonas 2008). 86 CUIDAR OF Si mismo, DE LOS OTROS, DELA TIERRA Esta responsabilidad no puede ni debe ser delegada a cientificos 0 a la comunidad cientifica en general, para que en sus laboratorios decidan sobre el futuro de todos. Aqui prevalece la ciudadanfa planetaria. Cada ciudadano es convocado a informarse, a seguir y a decidir colectivamente qué caminos nuevos y mas prometedores deben ser ofrecidos a la huma- nidad y al resto de la comunidad de vida. Nuestras relaciones merecen también especial precaucién-cuidado. Siempre hay relaciones y relaciones. Con los intimos, con los préximos, con los diferentes y con los distantes. Sea cual sea la naturaleza de la relaci6n, esta debe ser siempre abierta y constructora de puentes. Tal propésito implica superar las extratiezas, los prejuicios y ta falta de sin- tonja inicial que pueden despuntar en este campo. Aqui es importante ser vigilantes y trabar wna fuerte lucha contra nosotros mismos y los habitos culturales heredados. Albert Einstein, sabedor de las dificulta- des inherentes a este esfuerzo, consideraba no sin razén, que es mds facil desintegrar un dtomo que remover un prejuicio de la cabeza de una persona. Asi y todo, siempre vale la pena el esfuerzo de humanizar las rela- ciones para que sean expresién de hospitalidad, de voluntad de convi- veneia con el otro, y de establecer lazos con lo diferente.

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