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Moreno
Profesora: Carrizo Alejandra
IDEOLOGIAS: LIBERALISMO – SOCIALISMO
La historia de las sociedades humanas siempre se ha visto atravesada, animada, por corrientes
ideológicas. Las distintas ideologías han dejado su huella en cada una de las civilizaciones
proporcionándoles, a cada una de ellas, características que le son propias.
La palabra “ideología” puede ser definida como un conjunto de ideas relacionadas que forman un
sistema y caracterizan el pensamiento de una persona, una colectividad, una doctrina o una
época.
El socialismo, por otra parte, junto a otras corrientes ideológicas como el sindicalismo y
el anarquismo convivían dentro de las sociedades liberales como ideologías alternativas o
subalternas. Se presentaban como críticas o contrarias al liberalismo y encontraban su apoyo en
las clases bajas y sectores medios de la población. (Obreros, artesanos, campesinos, empleados,
intelectuales, etc.,)
Para comprender mejor ambas ideologías, así como sus semejanzas y diferencias, buscaremos
distinguir cuales son los principios, las bases, sobre los que se apoyan. Los sistemas ideológicos
más importantes hacia la tercera década del siglo XX fueron el socialismo y el liberalismo.
LIBERALISMO
La alta burguesía era el grupo social más rico de las ciudades hacia fines de la edad
media. Lo formaban comerciantes, banqueros, intelectuales, profesionales (médicos, abogados,
etc.) y dueños de grandes talleres de manufacturas.
Burgueses Venecianos
Fueron constituyéndose como grupo entre los siglos XVI y XVIII. Crecieron dentro del sistema
feudal. Sin embargo, éste sistema les imponía trabas para desarrollar sus actividades y
pensamientos. Por ello buscaron una alianza con el sector más oprimido en el sistema
feudal, campesinos y artesanos, para enfrentar a los nobles y llevar adelante una reforma del
antiguo sistema feudal.
Su objetivo era conseguir libertades económicas, sociales y políticas. El enfrentamiento con la
nobleza feudal llegó a su punto culminante en Francia en el año 1789. Éste enfrentamiento es
conocido como “La Revolución Francesa” y logró derrocar a la monarquía e imponer las ideas de la
burguesía al conjunto de la sociedad francesa.
Revolución Francesa
Inglaterra fue otro de los países donde la burguesía creció en número e importancia. La monarquía
buscó a este grupo como aliado y no hubo necesidad de llegar a una revolución política como
sucedió en Francia.
De a poco, mediante reformas parciales de las leyes inglesas, la burguesía logró encontrar el
espacio necesario para desarrollar sus actividades. Esta situación dió como fruto una revolución en
el sistema de producción de manufacturas, a partir del siglo XVIII, conocida como revolución
industrial.
El liberalismo es un sistema filosófico, social, económico y político, que promueve las libertades
individuales y se opone a cualquier forma de despotismo o autoridad absoluta no limitada por las
leyes ni por ningún control constitucional.
Sostiene principios republicanos (división de poderes), y la democracia como forma de gobierno;
promueve la acumulación de riquezas, el capitalismo es su sistema económico.
LIBRE COMERCIO
El liberalismo económico o capitalismo, defiende la no intervención del Estado en las relaciones
comerciales entre los individuos y entre los Estados. Impulsa la reducción de impuestos y la
eliminación de cualquier regulación y control sobre el comercio y la producción por parte del
Estado.
La no intervención del Estado asegura la igualdad de condiciones de todos los individuos, lo que
permite que se establezca un marco de competencia. La libre competencia permite que la
actividad económica se regule por la ley de mercado. Es decir, que la oferta y la demanda son las
que regulan los precios de los productos.
IDEOLOGIAS: LIBERALISMO - SOCIALISMO 2º Parte
SOCIALISMO
Es el término que, desde principios del siglo XIX, designa aquellas teorías y acciones políticas que
defienden un sistema económico y político basado en la socialización de los medios de producción
y en el control por parte del Estado de las actividades económicas, lo que se opone a los principios
del capitalismo.
Aunque el objetivo final de los socialistas era establecer una sociedad comunista o sin clases, se
fueron centrando cada vez más en reformas sociales realizadas dentro del capitalismo. A medida
que el movimiento evolucionó y creció, el concepto de socialismo fue adquiriendo diversos
significados en función del lugar y la época donde se impuso.
Si bien sus inicios se remontan a la época de la Revolución Francesa, el término comenzó a ser
utilizado de forma habitual en la primera mitad del siglo XIX por los intelectuales tras comprobar
los efectos sociales que trajo consigo la Revolución Industrial.
Entre sus primeros teóricos se encontraba el aristócrata francés Conde de Saint-Simon, Charles
Fourier y el empresario británico y doctrinario utópico Robert Owen. Como otros pensadores, se
oponían al capitalismo por razones éticas y prácticas.
Según ellos, el capitalismo constituía una injusticia: explotaba a los trabajadores, los degradaba,
transformándolos en máquinas o bestias, y permitía a los ricos incrementar sus rentas y fortunas
mientras los trabajadores se hundían en la miseria.
Sostenían también que el capitalismo era un sistema ineficaz para desarrollar las fuerzas
productivas de la sociedad ya que atravesaba crisis cíclicas, que se repetían, causadas por periodos
de superproducción o escasez de consumo.
El capitalismo no proporcionaba trabajo a toda la población (con lo que permitía que los recursos
humanos no fueran aprovechados o quedaran subutilizados) y generaba lujos, en vez de satisfacer
necesidades.
El socialismo suponía una reacción al extremado valor que el liberalismo concedía a los logros
individuales y a los derechos privados, a costa del bienestar colectivo.
Los socialistas compartían con los liberales el compromiso con la idea de progreso y la abolición de
los privilegios aristocráticos aunque, a diferencia de ellos, denunciaban al liberalismo por
considerarlo una máscara tras la que la avaricia capitalista podía florecer sin obstáculos.
El socialismo científico
En 1848 Karl Marx y a Friedrich Engels publican “El manifiesto comunista”. En este libro realizan
una profunda crítica al capitalismo y le otorgan al socialismo un marco teórico y práctico
fundamentado en una visión materialista de la historia.
De acuerdo con Marx, los socialistas sostenían que las relaciones capitalistas irían eliminando a los
pequeños productores hasta que sólo quedasen dos clases antagónicas enfrentadas, los
capitalistas y los obreros. La clase trabajadora tomaría conciencia de esta situación y se produciría
un enfrentamiento entre ambas clases.
Mientras tanto, los partidos socialistas, aliados con los sindicatos, lucharían por conseguir
derechos laborales y establecer una lista de exigencias mínimas que podrían aplicarse dentro del
sistema capitalista.
Estas exigencias incluían importantes reformas políticas, como el sufragio universal y la igualdad
de derechos de la mujer, un sistema de protección social (seguridad social, pensiones y asistencia
médica universal), la regulación del mercado de trabajo con el fin de introducir la jornada de ocho
horas reclamada de forma tradicional por anarquistas y sindicalistas y la plena legalización y
reconocimiento de las asociaciones y sindicatos de trabajadores.
Los socialistas creían que todas sus demandas podían realizarse en los países democráticos de
forma pacífica, que la violencia revolucionaria podía quizás ser necesaria cuando prevaleciese el
despotismo (como en el caso de Rusia) y descartaban su participación en los gobiernos burgueses.
Utilizaron el recurso de la huelga general de las masas como arma revolucionaria si la situación así
lo requería.
El comunismo logrará tomar el control político de la Rusia Zarista mediante la Revolución
Bolchevique de octubre de 1917. Fue su máxima conquista, sin embargo no llego a su etapa final
que debería haber sido la desaparición del Estado como instrumento de dominación. Tal vez por
eso haya fracasado.´
La prosperidad y el crecimiento que se inició en los primeros años de la década de 1920, fueron
mucho más profundos y estables en los Estados Unidos. En esta época se consolidaron sectores
industriales nuevos como la industria eléctrica, la química y la petroquímica, la aeronáutica, la
automotriz, el cine y la radiofonía.
La agricultura, por el contrario, no vivió un crecimiento similar, pues los precios agrícolas se
mantuvieron por debajo de los precios industriales, generando un desequilibrio desfavorable al
sector primario. Ante esto, muchos campesinos vendieron sus tierras por debajo del valor real y se
fueron a las ciudades.
La década del ´20 fue una época donde la prosperidad indefinida y el optimismo se extendían por
todas partes. Eran los años dorados del consumismo y de la exaltación nacionalista. Se creía
alcanzada la meta de ser una sociedad opulenta. La pesadilla de la Guerra Mundial parecía haber
quedado atrás para siempre.
El clima de confianza se tradujo en la compra de acciones de las empresas industriales por parte
de un gran número de la población, siendo la Bolsa de Nueva York el centro de la economía
mundial, a dónde llegaban capitales de todos los puntos del planeta.
Hacia fines de la década, la compra de acciones de manera desenfrenada creció en un 90%. La
especulación financiera hacía ganar dinero rápidamente, siendo el valor de las acciones ficticios, ya
que estaban por encima de su valor real.
A medida que la prosperidad aumentaba, los empresarios buscaron nuevas negocios para invertir
sus ganancias. Se expandían e instalaban sus industrias en el extranjero (la Argentina y Brasil,
entre otros) e invertían en maquinarias que permitían aumentar la producción.
El nivel de consumo de la población, si bien aumentó a lo largo de la década; no acompañó al
aumento de la producción. Los industriales comenzaron a tener dificultades para vender tanta
mercadería y se produjo una acumulación de stocks. Las empresas, en busca de
obtener ganancias comenzaron a invertir en negocios especulativos. La compra de acciones en la
bolsa se fue transformando en uno los más rentables.
Muchas veces, para comprar acciones, los empresarios pedían créditos a los bancos. Debido a que
la ganancia de las acciones podía llegar a un 50% anual y el interés que debían pagar por los
créditos bancarios era del 12%, los beneficios que obtenían eran enormes.
A fines de la década, la prosperidad, que antes estaba basada en el desarrollo industrial, pasó a
depender de la especulación.
En 1928, algunos síntomas hacían prever que la economía estaba en peligro. Los ingresos de la
población no habían subido tanto como para que el consumo siguiera creciendo. Los almacenes
estaban llenos de mercaderías que no podían ser vendidas y muchas fábricas comenzaron a
despedir a sus trabajadores. Sin embargo, en la bolsa seguía la fiesta especulativa.
Los precios a que se vendían las acciones no reflejaban la situación económica real de las
empresas. Aunque el crecimiento de muchas de ellas se había detenido, sus acciones seguían
subiendo porque había una gran demanda de los especuladores.
Cuando en octubre de 1929 la Bolsa de Nueva York quebró, la crisis fue inevitable y se extendió
al sistema bancario, a la industria, el comercio y al agro estadounidenses. Sus consecuencias se
sintieron también en todo el mundo y perduraron hasta la Segunda Guerra Mundial.
El jueves 24 de octubre de 1929, se produjo el crash de la bolsa de Wall Street. Más de13.000.000
de títulos que cotizaban en baja no encontraron compradores y ocasionaron la ruina de miles de
inversores, muchos de los cuales, habían comprado las acciones con créditos bancarios que ya no
podrían pagar.
Esta situación llevó a que la gente entrara en pánico, y quienes poseían dinero en cuentas
bancarias corrieron a retirarlo. Los bancos no eran capaces de hacer frente a tal magnitud de
reintegros y se vieron desbordados por deudas incobrables. Aproximadamente 600 bancos
quebraron.
A partir de ese momento se inició un período de contracción económica mundial, conocido como
la "GRAN DEPRESIÓN". En los Estados Unidos, el descenso del consumo hizo que aumentaran los
stocks de mercaderías acumulados, las inversiones se paralizaran y muchas empresas tuviesen que
cerrar sus puertas. La caída de la actividad industrialprodujo una desocupación generalizada, de tal
manera que se calcula que hacia 1932, existían en los Estados Unidos cerca de 13.000.000 de
desocupados.
En el campo muchos agricultores se arruinaron como consecuencia de la caída de los precios
agrícolas. Como solución desesperada para poder pagar sus deudas, gran cantidad de trabajadores
agrícolas vendieron sus tierras.
EXTENSIÓN DE LA CRISIS
Las conexiones existentes en la economía internacional, pero sobre todo la dependencia que tenía
la economía europea de los Estados Unidos, hicieron que la Gran Depresión, se extendiera por
todo el mundo.
La caída de los precios en E.E.U.U. afectó a las industrias de otras partes del mundo que tenían
precios superiores a los estadounidenses y que al no poder competir, vieron reducidas sus
exportaciones. Al mismo tiempo, la disminución de las importaciones norteamericanas frenó las
exportaciones de muchos países con lo que disminuyó el comercio mundial en un 60%.
Los Estados Unidos trataron de recuperar capitales que habían invertido en diferentes países. Esto
produjo el derrumbe de la economía alemana, que tenía créditos tomados a Norteamérica. La
crisis afectó también a Austria, Gran Bretaña, Francia, América Latina, el Sudeste Asiático,
Australia, y otros países. Sus consecuencias repercutieron de una u otra manera en todo el
planeta. Salvo en la Unión Soviética.
El periodo que transcurre entre las dos guerras mundiales, 1918-1939, estuvo marcado por la
inestabilidad y la incertidumbre.
Desde el punto de vista de la economía, si bien los años ´20 fueron de aparente crecimiento
económico, la crisis del 29 destruyó la visión optimista sobre el futuro de las grandes potencias
europeas.
Desde el punto de vista político la forma de gobierno democrática, que propuso el liberalismo
durante el siglo XIX, comenzó a mostrar fallas profundas.
Para comprender la dimensión política de estas dos décadas se hace necesario revisar el concepto
de democracia liberal y acercarnos a las nuevas alternativas políticas que se plantean en la
Europa de entreguerras.
La Democracia es una forma de organización social y política, cuya característica más marcada es
que el poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda
a la voluntad del conjunto de los integrantes del grupo.
En un sentido estricto democracia es una forma de gobierno, de organización estatal, en la cual las
decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa
o indirecta que le otorgan legitimidad a los representantes.
Sin embargo, la Europa de entreguerras ve desarrollarse nuevas alternativas de organización
política, social y económica, opuestas a la idea de democracia, conocidas como totalitarismos.
El totalitarismo, en las ciencias políticas, es el sistema de gobierno e ideología en el cual se
subordinan las actividades sociales, políticas, económicas, intelectuales, culturales y espirituales a
los propósitos de el o los gobernantes de un Estado. Varios rasgos importantes distinguen al
totalitarismo, forma peculiar de autocracia del siglo XX que surge de sistemas más anticuados
como el despotismo, el absolutismo y la tiranía.
En estas formas más anticuadas de autocracia las personas podían vivir y trabajar con cierta
independencia siempre que se abstuvieran de la política. Sin embargo, en el totalitarismo
moderno las personas dependen absolutamente de las decisiones de un partido político y sus
líderes. En las antiguas autocracias gobernaba un monarca u otro noble aristócrata por derecho
divino, mientras que en el estado totalitario moderno gobierna un líder o dictador que controla un
partido político único.
Los totalitarismos que se desarrollan en la Europa de entreguerras fueron los de la URSS,
particularmente durante el mandato de Joseph Stalin, el de Benito Mussolini en Italia, el de
Francisco Franco en España y en Alemania, durante el Socialismo Nacional de Adolf Hitler
EL PARTIDO Y SUS HERRAMIENTAS:
Mediante el monopolio de los medios de comunicación masiva el partido y el gobierno son dueños
de todos los canales a través de los cuales las personas reciben información, guía y dirección.
Todos los periódicos, revistas y los libros que se publican, la radio y televisión, las producciones de
teatro y las películas, son controlados y dirigidos de forma centralizada.
Todos los escritores, oradores, actores, compositores, y poetas pertenecen a organizaciones
controladas por el partido y poseen licencias del gobierno.
Por lo general se les exige que sean miembros del partido. La política del partido se impone en
todos los medios de comunicación masiva a través de la censura.
El aparato de la policía secreta emplea las teorías y técnicas de descubrimiento científico de
delitos y la psicología moderna. La vida privada de las personas se halla bajo constante vigilancia y
control. Se aterroriza a la población mediante castigos ejemplares.
El militarismo es otra de las características propias de los totalitarismos. Esta forma de gobierno
posee un sobredimensionado aparato militar y gran parte de su industria está orientada a la
producción bélica. El uso del aparato bélico procura la conquista de nuevos territorios y se aplica
también para mantener el orden interno.
El control de la economía centralizada le permite a la dictadura totalitaria aprovechar su población
y recursos según los intereses del Estado. Por ejemplo, todos los recursos pueden concentrarse en
un único proyecto importante del ejército.
La economía totalitaria le permite al dictador controlar a los obreros y hacerlos dependientes del
gobierno. Sin un permiso de trabajo nadie puede trabajar. Los permisos de trabajo pueden ser
retirados, por ejemplo, si el trabajador se queja de las malas condiciones laborales.
Los totalitarismos ofrecen la ventaja de poder organizar y controlar a la sociedad y la economía en
su conjunto de acuerdo a las necesidades del Estado. Su principal falla reside en la ausencia de
libertad individual y la arbitrariedad del Estado
EL STALINISMO SOVIÉTICO - El Régimen de la URSS
A comienzos del siglo XX Rusia se encontraba retrasada social, política y económicamente con
respecto a las grandes potencias europeas. Su gobierno era autocrático, al frente del Estado Ruso
se encontraba el Zar quien concentraba el poder absoluto sobre los territorios, bienes y personas
que conformaban el imperio ruso.
El Estado Zarista se vio sometido a constantes levantamientos de la población. Los dos grupos que
lideraron la revolución contra el Zar Nicolás II, deseaban implantar el socialismo.
El grupo más moderado, llamado Menchevique, buscó instalar un sistema político alineado con
el socialismo democrático. El grupo más extremista, el de los bolcheviques, buscó edificar una
sociedad socialista-comunista en Rusia sobre la base de darle todo el poder a
los “soviets” (asambleas de obreros, militares y campesinos)
En octubre de 1917 estalló la revolución bolchevique que puso fin al proceso de disolución del
Estado Zarista. Los ideólogos marxistas que lideraron la revolución fueron Lenin, Stalin y Trotski.
Las posiciones de Lenin y Stalin, que buscaban salir de la crisis mediante una propuesta
política mas moderada, chocaban con Trotski quien deseaba mantener la pureza de los idearios
revolucionarios.
LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
La revolución bolchevique disolvió el imperio zarista y en 1922 constituyó la URSS. Sin embargo, la
revolución derivó en una guerra civil a la que logró ponerse fin en 1924. La firma de la Nueva
Constitución puso las bases de un Estado centrado en el poder de los soviets y regulado por tres
órganos supremos:
El Congreso de los Soviets (representaba a los soviets urbanos, agrícolas y fabriles de un distrito)
Soviet Supremo (El equivalente de los parlamentos occidentales donde estaban representados los
soviets de todos los distritos).Consejo de comisarios del Pueblo (Equivalente a un gobierno para
toda la URSS)
La economía soviética estaba devastada y se llevó adelante la NPE (nueva política económica). La
NPE fue impulsada por Stalin, secretario General del Partido Comunista, quien concentró poder
dentro del partido al fallecer Lenin (1924).
Las nuevas políticas abandonaron la idea colectivista en economía e impusieron formas de
capitalismo controlado con el fin de estimular la producción. Los trotskistas se sintieron
traicionados. Hacia 1927 los éxitos de la nueva política económica fortalecieron aún más la
posición de Stalin quien logró desplazar y desterrar a Trotski.
A partir de 1928, Stalin llevó adelante planes quinquenales que procuraron la desaparición
progresiva del sector privado. La industria se desarrolló a ritmo forzado y comenzó a depender
técnica y financieramente del Estado. El comercio se realizaba por medio de cooperativas y
almacenes estatales, se desarrollaron gigantescas obras públicas, se colectivizó el campo y se
establecieron granjas de economía colectiva. Los planes quinquenales dieron como resultado un
salto espectacular de la industria y se lograron importantes avances científico- técnicos.
LA DICTADURA STALINISTA
Simultáneamente se eliminó el más leve rastro de la actividad política de sus adversarios. Los
manuales de historia fueron reescritos, las fotografías fueron trucadas, se alteraron hechos,
lugares y protagonistas, potenciando la imagen del dictador y deslegitimando la de sus opositores.
EL FASCISMO ITALIANO
LA ITALIA FASCISTA
El fascismo es una ideología que surgió en Italia después de la primera Guerra Mundial,
influenciada por el movimiento futurista, fue cobrando forma bajo la sombra de Benito Mussolini.
Fruto de su intromisión en Primera Guerra mundial (1914-1918) la economía italiana entró
en crisis al igual que su sistema político. El socialismo y el comunismo canalizaron el descontento
de los sectores populares hacia sus partidos políticos. Estas ideologías "de izquierda"
representadas, por sus partidos, contaban con el apoyo mayoritario de la sociedad italiana de
posguerra.
Frente al avance de los grupos de izquierda se fue definiendo un nuevo partido político con rasgos
totalitarios. Este partido fue bautizado por su fundador, Benito Mussolini, con el nombre de
Partido Nacional Fascista. El objetivo de este partido era frenar el avance de la izquierda política
italiana y eliminar las agitaciones sociales.
La Iglesia Católica, los industriales, banqueros, empresarios agrícolas y la clase media italiana
criticaban al gobierno y lo acusaban de tibio por no actuar de manera más firme para controlar la
crisis italiana.
Estos grupos dejaron hacer o apoyaron a los movimientos fascistas que surgieron por toda Italia.
Los grupos fascistas, llamados fascios o camisas negras, actuaban con violencia rompiendo huelgas
o realizando atentados contra líderes socialistas, comunistas y sindicales.
En octubre de1922 el gobierno se hallaba debilitado y los grupos fascistas de todo el país
“marcharon sobre Roma”, la capital italiana, y le exigieron al rey Víctor Manuel III que formara un
nuevo gobierno. El Rey le encargó a Benito Mussolini que forme el nuevo gobierno. De esta
manera los fascistas llegaron al poder bajo el liderazgo de “el Duce” (caudillo, lider)
En 1924 se realizaron elecciones y el partido fascista resultó electo por cinco de los siete millones
de votantes. A partir de entonces el régimen fascista fue acentuando sus características
principales. Mediante leyes del parlamento Mussolini logró acumular el título de Jefe de gobierno,
Primer Ministro, Secretario de Estado, y le fue permitido legislar por decreto, también se lo
eligió caudillo del Partido Fascista.
La violencia fue una herramienta legal contra los “enemigos del Estado”. Se prohibieron los
partidos políticos y los sindicatos. La policía aumentó sus atribuciones, un Tribunal de defensa del
Estado, nombrado por Mussolini, juzgaba a los opositores al gobierno y aplicaba la pena de
muerte. Se instaura el delito de opinión.
Educacion de la
Juventud
Los diarios de la oposición son clausurados, El Partido Fascista se convierte en el partido único. La
propaganda política y el monopolio de la educación de la juventud impulsaran la creación
estructuras paramilitares (jerarquía y disciplina) en todos los ámbitos de la vida italiana.
“….el fascista considera la vida como un deber, una elevación, una conquista…”
“….Una concepción semejante de la vida lleva al fascismo a ser la negación absoluta de la doctrina
que constituye la base del socialismo llamada científica o marxista, la doctrina del materialismo
histórico….es absurdo pretender que (estas explicaciones) basten para explicar la historia
humana…”
“ El fascismo niega que sea posible el concepto materialista de “bienestar” …es decir, niega la
ecuación bienestar = felicidad, que haría que los hombres se preocupasen de una sola cosa:
hartarse y cebarse y, en consecuencia, los reduciría pura y sencillamente a la vida vegetativa…”
“…Para el fascismo el Estado es un absoluto, ante el cual el individuo y los grupos son lo relativo
(solo existen) en la medida que forman parte de un Estado…”
“….El Estado, tal y como lo concibe el fascismo, es un hecho espiritual y moral, pues lleva a cabo la
organización política, jurídica y económica de la nación….El Estado garantiza la seguridad interior y
exterior, pero también vigila y transmite el espíritu del pueblo….”
“…El Estado no es solo presente, sino también pasado y sobre todo futuro (….)…es el Estado el
que, representa la conciencia de la nación….”
El Estado…”conduce a los hombres, desde la vida elemental de la tribu, hasta la más elevada
expresión humana de poder, es decir, al imperio…”
NAZISMO ALEMAN
La Alemania Nazi
"Un sólo Partido, un sólo Führer , una sola verdad....."
El régimen Nazi se impuso en Alemania por doce años, entre 1933 y 1945. Sus raíces se hunden en
el Fascismo Italiano, de quien Hitler era un entusiasta admirador. Sin embargo, para comprender
este fenómeno, debemos tomar en cuenta dos procesos que permitieron el surgimiento del
régimen político liderado por Adolf Hitler.
En primer lugar debemos analizar el contexto internacional, la Gran Guerra o Primera Guerra
Mundial (1914-1918) finalizó con el tratado de Versalles. Alemania fue la potencia derrotada,
Estados Unidos, Francia e Inglaterra resultaron las potencias vencedoras.
El tratado de Versalles condenó a Alemania como única culpable de la guerra y fue por este motivo
que se vio obligada a pagar “reparaciones de guerra” por los daños ocasionados a las potencias
vencedoras.
Los montos de las reparaciones eran imposibles de pagar. Francia pretendió mediante este tratado
que Alemania quedara sometida económica y políticamente a sus intereses. La economía alemana
no pudo desarrollarse y debió contraer préstamos con los Estados Unidos para pagar las
reparaciones de guerra. A esta situación debe añadirse que los territorios mas industrializados, al
oeste de Alemania, pasaron a integrar el territorio francés.
En este contexto de crisis política y económica se fue perfilando el NDSAP (Partido Obrero Alemán
Nacionalsocialista) formado en 1920 y cuya jefatura ocupo Adolf Hitler desde 1921. En sus
comienzos el partido se declaró antiparlamentario. En 1923, Hitler, intentó tomar el poder
mediante un golpe de estado en Munich que no tuvo éxito y fue encarcelado. En prisión escribió el
libro “Mi Lucha” donde expuso sus ideas de superioridad de la raza aria, a la cual supuestamente
pertenecía el pueblo alemán.
Luego de unos meses en prisión Hitler recuperó la libertad; desde entonces el NDSAP buscó
acceder al poder mediante elecciones. La crisis económica de 1929 impactó en la debilitada
economía alemana dejando un saldo de seis millones de desempleados. Esta situación fue
aprovechada por el NDSAP, que anunciaba el “resurgimiento alemán” y aumentó su influencia
sobre el electorado alemán de la clase media y la pequeña burguesía, apoyado por la derecha y los
nacionalistas.
En las elecciones presidenciales de 1932 ningún partido obtuvo la mayoría parlamentaria para
constituir un gobierno. Frente a esta situación, en 1933, se formó un gabinete de coalición,
integrado por nazis y conservadores. Hitler fue nombrado Canciller. Aprovechando su posición en
el gobierno en 1934 se convoca a nuevas elecciones con la candidatura única de Hitler. El
parlamento le transfiere la capacidad de transformar la constitución. Sin dejar la Cancillería se
proclama Presidente y Führer (titulo similar al de Duce) del Reich.
Ese mismo año manos anónimas incendiaron el Parlamento. Hitler acusó a comunistas y
socialistas de ser los responsables y disolvió sus Partidos. Pronto el NDSAP fue declarado Partido
Único del pueblo alemán. Desde entonces no cesaron las persecuciones y el silenciamiento de
todas las voces opositoras al régimen Nazi.
La Dictadura Nazi
Bajo la dirección del Führer los nazis establecieron un estado policíaco. El militarismo y el
imperialismo acentuaron el carácter racista del nazismo. Los germanos, pertenecientes, según
Hitler, a la "raza" Aria, eran superiores a las otras "razas" y estaban destinados a imponer su
cultura al mundo. Los no Arios y especialmente los judíos fueron perseguidos por el régimen.
Las SS, grupos de asalto especiales para proteger al Führer, aumentaron su poder dentro del
ejército. Las SS, conducidas por Heinrich Himmler, proverbiales por su crueldad, controlaban los
campos de concentración y guetos, la Gestapo (policía política secreta) y el Servicio de inteligencia
del Estado Nazi. Sus métodos violentos fueron aplicados para destruir a toda oposición.
El sistema capitalista no fue afectado por el régimen, los grandes industriales que apoyaron al
Nazismo fueron favorecidos por una política de concentración de las grandes empresas. Los
sindicatos fueron suprimidos y sustituidos por formas corporativas inspiradas en el fascismo.
Una nutrida burocracia formada por los miembros del partido y los miembros de las SS tomaron el
control del Estado Nazi, todas las instituciones liberales desaparecen y se profundiza el ideal de:
un sólo partido, un sólo Fúhrer, una sola verdad.
Los siguientes fragmentos corresponden al Programa de 25 puntos del NDSAP elaborado por Hitler
en 1920.
2º Exigimos para el pueblo alemán, la igualdad de derechos con las demás naciones, la abrogación
de los tratados de Versalles y Saint- Germain.
3º Pedimos tierra y colonias para alimentar a nuestro pueblo y reabsorber nuestro exceso
demográfico.
4º Sólo puede ser ciudadano aquel que forma parte del pueblo. Sólo puede formar parte del
pueblo aquel que es de sangre alemana, sea cual sea su confesión. En consecuencia, ningún judío
forma parte del pueblo.
10º El deber de todo ciudadano es trabajar, ya sea de forma intelectual o manual. La actividad
individual no debe ejercerse de manera que se oponga a los intereses de la comunidad, sino con
arreglo a esta comunidad y a favor de la utilidad de todos.
20º La extensión de nuestra infraestructura escolar debe permitir a todos los alemanes bien
dotados y a los trabajadores el acceso a una educación superior, y, a través de ella, el acceso a
puestos de dirección. Los programas de todos los establecimientos de enseñanza deben ser
adaptados a las exigencias de la vida práctica. El espíritu nacional debe de ser inculcado en la
escuela desde el uso de razón. Pedimos que el Estado cubra los gastos de instrucción superior a los
hijos de padres pobres, cualquiera que sea la clase social o la profesión de éstos.
21º El Estado debe preocuparse de mejorar la salud pública a través de la protección de la madre y
del niño, de la prohibición del trabajo de los menores, de la introducción de medios específicos
para desarrollar las aptitudes físicas a través de la obligación legal de practicar el deporte y la
gimnasia, y a través de un poderoso sostén a todas las asociaciones que se ocupen de la educación
física de la juventud.
23º Exigimos que la ley luche contra la mentira política y su difusión por medio de la prensa. Los
periódicos cuya acción sea contraria al interés general deben prohibirse.
25º Para llevar todo esto a buen término, pedimos la creación de un poder central poderoso, la
autoridad absoluta del Comité Político sobre el conjunto del Reich y sus organizaciones, así como
la creación de Cámaras Profesionales y de oficinas municipales encargadas del cumplimiento, en
los distintos Lander, de las leyes marco promulgadas por el Reich.
HISTORIA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Manifiesto futurista
La gran guerra que estalló en 1939 fue el segundo conflicto que, iniciado en Europa, llegó a
convertirse en una “guerra total”, porque directamente incluyó a países de otros continentes e
influyó indirectamente en los aspectos políticos, sociales y económicos en el resto del mundo, de
manera similar a como sucediera con el enfrentamiento armado de 1914.
En primer lugar, la Segunda Guerra Mundial surgió del enfrentamiento entre tres ideologías que
sostenían sistemas político—económicos opuestos: el liberalismo democrático, el nazi—fascismo y
el comunismo soviético. Estos dos últimos sistemas, no obstante ser contrarios entre sí, tenían en
común la organización de un Estado fuerte y totalitario y el culto a la personalidad de un líder
carismático, características opuestas al liberalismo que propone la democracia como forma de
gobierno y la libertad e igualdad de los individuos como condición para la vida en sociedad.
En segundo lugar estaban los problemas étnicos que, presentes desde siglos atrás, se fueron
haciendo más graves al llevarse a efecto las modificaciones fronterizas creadas por el Tratado de
Versalles, que afectaron negativamente sobre todo a Alemania y a Austria —naciones pobladas
por germanos— y redujeron de manera considerable sus territorios. Este hecho fue determinante
para difundir en esos pueblos el sentimiento de superioridad de la raza germana —identificada por
Adolfo Hitler como “raza aria” de acuerdo con una idea desarrollada en la filosofía alemana del
siglo XIX— frente a los grupos raciales, principalmente los judíos que controlaban la economía
capitalista, y quienes, según la perspectiva de los nazis, habían dividido a los pueblos germanos e
interrumpido su desarrollo económico.
En tercer lugar, en la década de los años treinta la situación del mundo era muy distinta a la de
1914. Aparte de los trastornos ocasionados por la crisis económica iniciada en Estados Unidos, aún
persistían los efectos devastadores de la Primera Guerra Mundial, que había producido una
enorme transformación en todos los ámbitos de la vida humana y originado grandes crisis en
prácticamente todos los países de la Tierra.
b) Desde 1942 a 1945, cuando la guerra adquiere dimensiones mundiales y paulatinamente pasa a
ser favorables a los países aliados encabezados por Gran Bretaña, EE.UU. y URSS.
DESARROLLO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
El día 7 de ese mismo mes, la aviación japonesa atacaba con éxito la flota de Estados
Unidos que se encontraba anclada en Pearl Harbor de las islas Hawai; esta acción
japonesa dio al presidente Roosevelt la oportunidad que estaba esperando para que el
Congreso aprobara la intervención de Estados Unidos en la guerra
Cambios políticos: La derrota de los totalitarismos nazista y fascista italiano, dio paso al
desarrollo de repúblicas democráticas en Europa occidental. El bloque socialista o
soviético permaneció bajo su esquema “revolucionario”, el que terminó por influir en
Europa oriental donde impusieron regímenes comunistas. Europa occidental perdió
definitivamente su hegemonía mundial, la que ganó Estados Unidos.
La "Gran Alianza" que había permitido derrotar a los fascismos europeos y el expansionismo japonés no logra sostenerse cuando
finaliza el conflicto mundial. En 1945 queda definido un mapa político mundial compuesto por dos superpotencias líderes: EE. UU. y
la URSS, en tanto que las antiguas potencias europeas pierden el poder y la influencia que poseían antes de la guerra
El mundo de posguerra estuvo cruzado por nuevos enfrentamientos conocidos como la "guerra fría". Este nombre fue puesto por el
periodismo para describir a la rivalidad y el enfrentamiento, bajo la amenaza de una confrontación global nuclear, entre dos bloques
hostiles liderados por las superpotencias y sus respectivos aliados tras la segunda guerra mundial. La Guerra Fría imprimió su
marca en las relaciones internacionales mundiales durante casi medio siglo.
Por un momento se pensó que la colaboración era posible. Las potencias vencedoras mantuvieron también por poco tiempo
acciones comunes: los Juicios de Nüremberg que significaron el juicio y condena de los altos funcionarios nazis acusados de
crímenes contra la humanidad o los tratados de paz de París firmados en 1947 con los antiguos aliados de Alemania e Italia.
Sin embargo, el ambiente enrarecido ya se había empezado a respirar en la Conferencia de Potsdam, llevada a cabo entre julio y
agosto de 1945. Esta conferencia en la que participaron la URSS, EE.UU y Gran Bretaña tenia como finalidad establecer la forma
en que se Administraría Alemania luego de su rendición incondicional.
En enero se produjo un primer encontronazo en la ONU cuando la delegación iraní protestó por la
prolongación de la ocupación soviética de sus provincias del norte, continuación que violaba un
acuerdo firmado por los Aliados durante la guerra. La dura reacción norteamericana consiguió que
la URSS se retirara a los pocos meses. En febrero, además de descubrirse una red de espías
soviéticos en Canadá, Stalin pronunció un duro discurso en Moscú en el que no dudó en afirmar
que el capitalismo y el comunismo eran "incompatibles" y que la URSS debía prepararse para un
período de rearme.
Dos semanas después, George Kennan, experto en asuntos soviéticos del Departamento de Estado
norteamericano, envió un telegrama a Washington. Este telegrama de dieciséis páginas contenía
un análisis demoledor: la Unión Soviética era un estado irrevocablemente hostil a Occidente que
continuaría con su política expansionista.
El 5 de marzo de 1946, Churchill visitó los EE.UU. y pronunció un célebre discurso en la universidad de Fulton, en el estado de
Missouri. El veterano político británico consagró la expresión "telón de acero" para referirse a la frontera que separaba a la Europa
dominada por el ejército soviético del resto.
Como una réplica al telegrama de Kennan, el embajador soviético en Washington, Nikolai Novikov, envió también un largo
telegrama a Moscú en septiembre. En él afirmaba que los EE.UU. buscaban dominar el mundo y estaban preparando una guerra
para ello. Los telegramas de los enviados diplomáticos eran una buena prueba del creciente deterioro de las relaciones entre los
antiguos aliados.
El año 1946 supuso el fin del entendimiento entre los aliados. Aunque los partidos comunistas occidentales participaban aún en
gabinetes de coalición en países como Francia y como Italia, dos cruentas guerras civiles enfrentaban a comunistas y
conservadores en Grecia y China, y la tensión entre las administraciones de ocupación occidentales y soviética en Alemania era
creciente.
El año 1947 marca el fin definitivo de la antigua alianza. En una Europa en la que la reconstrucción no ha comenzado aún, el
hambre y el descontento social son el contexto en el que crece la desconfianza entre antiguos Aliados. Mientras los países
occidentales, bajo la influencia de los EE.UU., desconfían del expansionismo soviético en las zonas donde el Ejército Rojo se ha
asentado, los soviéticos se quejan de que los occidentales no envían a la URSS la parte correspondiente de las reparaciones que
debían extraerse en sus zonas de ocupación, dificultando la recuperación de una URSS en ruinas.
El año se inició con una clara violación soviética de los acuerdos de Yalta en lo referido a Polonia. Las elecciones que se celebraron
en enero tuvieron lugar en un ambiente de falta de libertad y arbitrariedad que permitió el triunfo de los candidatos comunistas.
En febrero de 1947 una alarmante nota del gobierno británico llegó a Washington. En ella se
informaba a Truman (foto), presidente de los EE.UU. y a su nuevo Secretario de Estado, George
Marshall, de que el gobierno de Londres era incapaz de continuar apoyando al gobierno
conservador de Atenas en su lucha contra las guerrillas comunistas griegas.
PRESIDENTE HARRY TRUMAN, ANUNCIA LA DOCTRINA TRUMAN 12/3/1947
También comunicaba la nota que Gran Bretaña era incapaz de seguir ayudando financieramente a Turquía. Los norteamericanos
conscientes de que las zonas bajo dominio soviético eran "irrecuperables", optan por implicarse activamente en la defensa del sur y
del oeste de Europa. En un discurso pronunciado el 12 de marzo en el Congreso, Truman no solo demandó la aprobación de una
ayuda de 400 millones de dólares para Grecia y Turquía, sino que estableció una doctrina de política exterior, la “Doctrina Truman”.
Afirmó que EE.UU. ayudaría a cualquier gobierno que hiciera frente a la amenaza comunista, el presidente norteamericano
proclama la voluntad de su país de aplicar una política de contención del comunismo. El nuevo ambiente de enfrentamiento provocó
la expulsión de los ministros comunistas que participaban en gobiernos de coalición en París, Roma y Bruselas en el período de
marzo a mayo de 1947.
Esta medida no era, sin embargo, suficiente. Para contener al comunismo era necesario poner las condiciones económicas que
impidieran su expansión. Así, el 5 de junio de 1947 en un discurso en la universidad de Harvard, el secretario de estado, George
Marshall, anunció el Programa de Recuperación Europeo (European Recovery Program), conocido popularmente como el Plan
Marshall.
Se trataba de un masivo programa de generosa ayuda económica para Europa. Aunque el Plan servía claramente a los intereses de
EE.UU. fue una extraordinaria inyección de ayuda económica que permitió la acelerada recuperación de Europa occidental. Este
plan se desarrolla para el cuatrienio 1948-1952 introduciendo en la economía europea 13.000.000 millones de dólares bajo la forma
de préstamos. Los países mas favorecidos fueron Francia, Alemania y Gran Bretaña quienes se comprometían a usar este dinero
para importar productos provenientes de los EE.UU.
El Plan Marshall vino a dividir a Europa en dos: la occidental que va a iniciar un rápido crecimiento económico y la oriental, sometida
a la URSS, y que va a tener grandes dificultades de desarrollo. La excepción a esta regla fue la España de Franco, a la que se negó
la ayuda por el carácter fascista de su régimen político. A la vez que EE.UU. lanzaba esta masiva operación de ayuda, la
administración de Truman creó los instrumentos institucionales de la guerra fría al aprobar en julio de 1947 la Ley de Seguridad
Nacional por la que se creaban la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional.
La URSS, que había obligado al gobierno checoslovaco a renunciar al Plan Marshall tras haberlo aceptado, reaccionó en
septiembre de 1947 creando la Kominform (Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros). Este organismo tenía
como finalidad coordinar y armonizar las políticas de los partidos comunistas europeos.
En la reunión constitutiva de la Kominform, el representante soviético, Andrei Jdanov, emite lo que se ha venido en conocer como la
Doctrina Jdanov: en ella se constata la división del mundo en dos bloques y la necesidad de que los países de lo que el denominó el
"campo antifascista y democrático" siguieran el liderazgo de Moscú
Durante el período comprendido entre 1930 y 1975, el Estado contó con un nuevo rasgo que modificaría el tipo y la intensidad de
sus vínculos con la sociedad: su carácter intervencionista. En términos de García Delgado: “El Estado deja de concebirse como
gendarme y exclusivo protector de los derechos individuales para convertirse en garante de los derechos sociales .
Esta declinación del Estado liberal y su transformación en Estado social o de bienestar puede verse como el producto de la crisis y
depresión económica internacional y de la consolidación de los regímenes comunistas en los cuales el Estado cumplía con
importantes funciones.
Otro de los cambios que se registra en la Argentina –y en el resto de América latina a partir de 1930 es la politización de las fuerzas
armadas, una de cuyas consecuencias fue la inestabilidad política y la interrupción sistemática de los gobiernos democráticos a
través de los golpes de Estado. Al respecto, en este período se presentan algunos sucesos vinculados a las fuerzas armadas y de
seguridad, considerados como el inicio de la persecución ideológica violenta que la última dictadura militar (1976-1983)
sistematizaría mediante la implantación del terrorismo de Estado.
En este período, al carácter intervencionista del Estado se suman transformaciones vinculadas a los inicios del proceso de
industrialización en la Argentina y el surgimiento de nuevos actores sociales, como los empresarios industriales y los nuevos
obreros urbanos. A través de estos últimos se conformó en la Argentina de mediados de siglo XX una de las experiencias más
extendidas de sindicalización y de acceso de los trabajadores a nuevos derechos sociales y a un nuevo modo de concebir los
derechos políticos.
En el contexto del peronismo, la ciudadanía política se redefiniría a partir de la inclusión de una dimensión social de la que antes
carecía. En los últimos años de este período, el poder de los sindicatos es vivido como una amenaza por los sectores hegemónicos,
lo que explica la brutal represión en contra de este sector que se aborda en el período siguiente
PRESIDENCIA DE CASTILLO
Ver anterior: LA DÉCADA INFAME
PRESIDENCIA DE CASTILLO
En 1942 el presidente Ortiz se vio obligado a renunciar a la presidencia, su salud muy deteriorada lo llevó a la muerte y dejó el
gobierno en manos del Vicepresidente Castillo.
Castillo retomó las prácticas fraudulentas y se ocupó de preparar el camino para quién sería su futuro sucesor. Apoyaba la
candidatura de Robustiano Patrón Costas, un político conservador hacendado de la provincia de Salta, (considerado seguidor de los
aliados) para las próximas elecciones presidenciales.
Esta candidatura no fue bien recibida por sectores nacionalistas del ejército que observaban con preocupación las inclinaciones
políticas de Patrón Costas. Por otra parte la situación de efervescencia social, la creciente actividad sindical y la posible extensión
de ideologías de izquierda los alentó a preparar un Golpe de Estado. Fueron los miembros del GOU (grupo de oficiales unidos), una
logia que fue creciendo dentro de las fuerzas militares, los que llevaron adelante el Golpe del 4 de junio de 1943.
En la primera etapa estudiaste la Crisis de 1929 y sus consecuencias para la economía mundial. La Argentina no quedó al margen y
las repercusiones de la misma se hicieron sentir sobre la economía y la sociedad de la época.
Cayó el precio de las materias primas, se paralizó la actividad económica generando desempleo y pobreza. La situación de la
Argentina se agravó aún más luego de que Inglaterra (aplicando políticas de protección) redujera las compras de carne en beneficio
de sus colonias y ex colonias como Australia y Nueva Zelanda. Estas medidas se definieron en la Conferencia de Ottawa en el año
1932 perjudicando aún más el nivel de exportaciones de la Argentina.
El gobierno argentino organizó entonces una misión, presidida por el Vicepresidente Roca, para negociar las condiciones de un
acuerdo comercial entre ambos países. De dicha misión surgiría el denominado Pacto Roca- Runciman, que se ratificó en 1933. Por
el Pacto Roca-Runciman: Inglaterra se comprometía a mantener la cuota de compra de carne enfriada, que era similar al volumen
que había comprado desde julio de 1931 hasta julio de 1932.
La Argentina, a cambio, debía gastar todo el dinero que obtuviese de sus exportaciones en la compra de productos británicos; no
reduciría la tarifa de los ferrocarriles, mantendría libre de derechos (impuestos de aduana) algunos productos como el carbón
proveniente de Inglaterra y proporcionaría un trato “benévolo” a las compañías y frigoríficos de origen inglés. También se creó la
Corporación Argentina de Transportes que ponía en manos inglesas todo el transporte urbano de Buenos Aires.
La Argentina había desarrollado el sector económico primario, a través de la exportación de materias primas, desde fines de los 80’
(Modelo agorexportador). Los intentos por industrializar al país no habían sido constantes, se propiciaba cada vez que la Argentina
sufría la falta de productos manufacturados. La expansión y modernización de la industria en los años 20´ sirvió como base para el
desarrollo industrial posterior a 1930, en el contexto de lo que se conoce como “Industria por sustitución de Importaciones”.
Los años 30´ coincidieron con un período de crisis económica mundial y los países europeos aplicaron medidas proteccionistas. Se
produjo entonces una suspensión de las importaciones y, como consecuencia, se fomentó el desarrollo de industrias que pudieran
proveer de aquellos productos que no llegaban al país. Por ello el nombre de industria por sustitución de importaciones.
Se desarrolló la industria local (alimentos, textiles, es decir aquellas que producían bienes de consumo finales), pero no se apuntó al
progreso de una industria de base (aquella que produce los bienes necesarios para otras industrias), petroquímica, siderúrgica,
entre otras.
Sin embargo, no se debe menospreciar el esfuerzo destinado hacia el crecimiento del desarrollo industrial, favoreciendo la apertura
hacia otras áreas de la economía, fuera del sector agroganadero. Los capitales que financiaron la producción industrial provenían de
capitalistas agrarios argentinos que comenzaron a diversificar sus inversiones, así como de capitales extranjeros provenientes de
los Estados Unidos, Alemania, Francia y en menor medida Inglaterra.
La industrialización que se desarrolló durante los años 30’ se localizó en Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, centros urbanos del
litoral y Córdoba. En otras regiones del país, en cambio la actividad disminuyó. En algunas zonas dedicadas a la actividad agrícola y
ganadera, como consecuencia de la reorganización del sector primario agroexportador, un gran número de trabajadores rurales
quedó sin empleo. Estos cambios provocaron importantes transformaciones en la sociedad.
EL GOLPE DE ESTADO DE 1943
Ver anterior: PRESIDENCIA DE CASTILLO
EL GOLPE DE ESTADO DE 1943
En junio de 1943 se produce el golpe militar, realizado por sectores que coinciden en desplazar al gobierno de Castillo y en terminar
con la política del fraude. Una vez realizada la operación militar el nuevo régimen, liderado por el General Ramírez (foto), interviene
las provincias y las universidades.
El gobierno de facto se ve envuelto en una serie de conflictos internos en torno a las distintas políticas a seguir; la más importante
de ellas, la política respecto a la posición argentina ante el conflicto mundial. En enero de 1944, la República Argentina rompe
relaciones con las potencias del eje. Presionado por las fuerzas políticas opositoras y ante una crisis en el gobierno Ramírez debe
renunciar.
El General Farrell asume la presidencia en febrero de 1944 y designa como Vicepresidente al Coronel Juan Domingo Perón. El
gobierno comienza a enfrentar los problemas urgentes del desarrollo del país. En esta situación promulga el decreto N° 23.847, del
25 de agosto de 1944, creando el Consejo Nacional de Postguerra como órgano consultivo del vicepresidente de la Nación, el
entonces Coronel Juan Domingo Perón. El Consejo tiene la finalidad de realizar los estudios necesarios para elaborar un plan de
ordenamiento económico- social del país.
Producida la revolución del 4 de junio de 1943, se asiste a la transformación del Estado. Se pasa de un Estado intervencionista
defensivo a un Estado Planificador del desarrollo. Este hecho ocurre como consecuencia de los nuevos juegos de fuerzas que
tenían lugar en la época, consecuencia de las nuevas condiciones impuestas por la crisis del 30 y por la guerra. Los nuevos actores
de este período son: el sector industrial dentro de las clases dominantes, el proletariado urbano y la burocracia militar.
Una de las “cuestiones” que se plantea a partir de la década del 30 es el papel que el Estado debe asumir para fortalecer el orden
social que se va conformando. La segunda guerra, acelera la industrialización por sustitución de importaciones y el Estado orienta el
intervencionismo estatal en la línea de la planificación. Según surge del análisis del Consejo Nacional de Postguerra, es de
fundamental importancia el hecho de que no es sólo una planificación de tipo económico sino que se propone reordenar la sociedad
en su conjunto.
No está ausente en esta intención, según lo expresara Perón en diversas oportunidades, el crear una sociedad estabilizada, basada
en el bienestar social, que permitiera superar las amenazas de los conflictos sociales. Aquí es posible reconocer el pensamiento de
las FFAA que otorgan una importancia fundamental a la necesidad de superar un clima social que favorecía a la propaganda
marxista.
Las políticas económico-sociales que impulsa Perón provocan la reacción de distintos sectores que no veían con buenos ojos el
notable apoyo que había logrado de la clase obrera. En Octubre de 1945 Perón es obligado a renunciar y fue enviado detenido a la
Isla Martín García. Sin embargo, el 17 de Octubre un enorme movimiento de las masas obreras del gran Buenos Aires emprendió la
marcha hacia la plaza de Mayo exigiendo la liberación de Perón.
Frente a la presión popular el Coronel Perón es liberado y el General Farrell realiza la convocatoria a elecciones generales para el
24 de febrero de 1946. Las clases populares inauguran un nuevo periodo en la vida política del país. Por primera vez en la historia
argentina la voz del pueblo no pudo ser ignorada por los grupos dominantes.
La crisis económica mundial desorganizó el sistema económico argentino, basado en la exportación de productos agropecuarios. La
crisis y la posterior guerra mundial debilitaron los vínculos de dependencia permitiendo a los grupos dominantes una mayor
autonomía en la toma de decisiones.
La nueva organización del mercado mundial estuvo marcada por una situación desfavorable para los productos primarios, por la
disminución de las inversiones internacionales y la implantación de barreras proteccionistas en los países centrales.
Este proceso de cambios impactó en la economía nacional e impulsó modificaciones profundas que provocaron el fin del modelo
agroexportador y dan lugar a un modelo de “sustitución de importaciones”.
Luego de la crisis se diferencian dos etapas en la estructuración del poder. La primera es conocida como “la década infame” y
comienza con el golpe de estado de 1930 hasta el golpe de 1943. La segunda etapa esta signada por el desarrollo del peronismo.
La crisis de 1930 abrió en Argentina un proceso de expansión y desarrollo industrial basado en la sustitución de importaciones. Este
proceso no alteró la estructura social argentina, por el contrario, la oligarquía terrateniente, núcleo del sector dominante, se adaptó a
las nuevas condiciones y lideró la nueva organización. A diferencia de los procesos de desarrollo europeos, en nuestro país, no se
originó un grupo industrial autónomo y enfrentado con el sector terrateniente sino que surgió dentro de éste último.
La respuesta a la crisis mundial por parte de la oligarquía consistió en recuperar el poder político desplazando al radicalismo
yrigoyenista que había alcanzado el poder desde la cración de la ley Saenz Peña, por medio de un golpe de estado. La acción de la
oligarquía se caracterizó por una activa intervención del estado con el objetivo de salvar el sistema económico en su totalidad.
Como respuesta a un mercado externo que había disminuido sus demandas de productos primarios (con la consiguiente
disminución de sus precios internacionales que provocó un deterioro en los intercambios comerciales con los países centrales) el
Estado adoptó la política de regular la producción y comercialización de productos agropecuarios mediante la Junta Nacional de
Granos y Carnes.
Su función consistía en limitar la producción con el fin de sostener los precios de estos productos disminuyendo su oferta en el
mercado. El Estado logró, de esta manera, asegurar la renta agraria para los grandes terratenientes arruinando a pequeños
hacendados acentuando el proceso de concentración de las tierras.
El problema más grave fue el peso que adquirió el pago de la deuda externa lo cual obligó superar la falta de divisas. Con esta
finalidad se procedió a limitar las importaciones; se cerró la caja de conversión, se impusieron controles de cambio y se creó el
Banco Central. Este nuevo período estuvo fuertemente influido por la intervención directa del Estado en la economía.
La alianza estratégica entre argentina y Gran Bretaña que había caracterizado al modelo agroexportador se vio perjudicada en esta
etapa por barreras proteccionistas, impuestas por esta última, que otorgaban preferencia a sus dominios para la importación de
carnes. El Estado firmó el Pacto Roca- Runciman para obtener la asignación de una cuota en el mercado de carnes inglés a cambio
de un trato preferencial de la inversiones inglesas en Argentina que colocó a la Argentina en una situación de semi-colonia.
Este tratado limitaba los beneficios al sector más importante de productores ganaderos, los invernadores (dueños de grandes
extensiones donde engordan al ganado), directamente relacionados con los frigoríficos. Los criadores establecidos en las zonas
marginales quedaron subordinados a los invernadores. La conducción del Estado, a partir de 1930 quedó subordinada a los
invernadores, vinculados al capital financiero internacional radicado en el país.
El pacto Roca- Runciman fue el primer paso para recuperar el mercado perdido con la crisis mundial. La persistencia de la crisis los
impulsó a buscar una alternativa que se ajustara mejor a la nueva situación. La alternativa más conveniente fue el desarrollo de la
actividad productiva orientada al mercado interno. Se elaboró un plan de protección y estímulo a la industria local llamado plan de
Reactivación industrial, conocido como plan Pinedo, en 1940.
Se estableció un severo control de algunas importaciones tendiente a equilibrar la balanza de pagos y se estimuló el crédito
industrial en los proyectos estatales. Sin embargo, la industria tenía un modesto campo de acción y sus capitales se encontraban
estrechamente vinculados a los sectores agropecuarios y con los capitales extranjeros. Esto explica los beneficios que obtuvo el
grupo dominante estimulando la expansión de ese sector y explica también el desinterés por un crecimiento industrial más amplio.
La industrialización se limitó a abastecer el mercado interno alcanzando un intenso incremento de la producción sobre la capacidad
industrial ya existente, y una rápida acumulación de capital gracias al poder del grupo dominante para reducir al mínimo los ingresos
del sector obrero. La resistencia del sector obrero se vio limitada tanto por la recesión y el desempleo como por la debilidad de la
organización sindical.
Sin embargo, la industrialización aceleró el proceso de migraciones internas que, empujadas por la crisis del sector agrícola,
engrosaron la población del Gran Buenos Aires y se incorporaron al sector obrero. Esta situación modificó lentamente el equilibrio
logrado por el grupo dominante. La acción sindical de los trabajadores se orientó hacia la obtención de mejores salarios y
condiciones de trabajo. La ola de huelgas entre 1939/1942 fue el elemento que movilizó los cambios de la estructura de poder en la
etapa siguiente.
I.S.I - 1943-1952
Ver anterior: INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES
A partir de 1943 se produce en Argentina una experiencia política conocida como nacionalismo popular. Su rasgo más notable
frente a otras experiencias latinoamericanas fue que surge cuando las posibilidades del proceso de sustitución de importaciones ya
habían encontrado su límite. El proceso de sustitución de importaciones se acelera a partir de 1940 por causa de la Segunda Guerra
Mundial.
El desarrollo industrial que hasta entonces se había limitado a industrias ya instaladas adquirió un nuevo mercado por la guerra:
repuestos, metalurgia, etc. Por otra parte, la coyuntura provocada por la guerra creó una nueva demanda de productos
agropecuarios, junto al alza de sus precios, produciendo el ingreso de gran cantidad de divisas y saldos comerciales favorables que
convirtieron a la Argentina en acreedora de los países centrales.
El movimiento peronista se presentó como una alianza entre los sectores más nuevos y pujantes de la burguesía industrial y la clase
obrera, organizada y amparada por el Estado. Este ofició de árbitro entre las tensiones que se generaban en el desarrollo de ambos
grupos. Sin embargo, nunca intentó afectar el interés, ni el fundamento del poder de los grandes terratenientes: las tierras.
Una parte de las políticas básicas del peronismo fue la distribución de los ingresos con el fin de ampliar el mercado interno
impulsando la industria de los bienes durables. La mayor demanda de productos de consumo orientó a volcar los esfuerzos
económicos hacia ese tipo de industrias abandonando el proyecto industrializador, de base en la industria pesada, del ejército. Este
tipo de política económica sólo era sostenible en tanto y en cuanto fueran compatibles las variables de acumulación y la
redistribución de los ingresos.
El proyecto industrial por sustitución de importaciones que correspondió a la década del treinta y que fue retomado por el
peronismo, tendía a beneficiar a las industrias de consumo que se beneficiaban con medidas de protección y estímulo. En un
principio fue la industria textil que era fácil de desarrollar, pues se poseían las materias primas e incorporaba a una gran cantidad de
mano de obra. La Segunda Guerra mundial extendió la ampliación de las ramas industriales que abastecían al mercado interno.
Este proceso concentró el interés del Estado y paralizó los intentos de desarrollo de las inversiones en la producción de bienes de
capital.
La nueva orientación del proceso de sustitución de importaciones creó una estructura de coexistencia entre grandes empresas de
tipo semimonopólicas con alta concentración y una gran cantidad de pequeñas empresas. La expansión de esta segunda etapa
estuvo signada por la utilización intensiva de la capacidad instalada, siendo escasa las inversiones en mejoras tecnológicas
generando una dependencia de su subsistencia asociada a la protección estatal. El resultado fue un estancamiento del desarrollo
industrial a partir de 1947.
La sustitución de importaciones, al no modificar profundamente las estructuras de producción argentinas, pronto alcanzó sus límites.
Esta situación derivó pronto en una mayor dependencia con el exterior de donde provenían los insumos industriales necesarios para
abastecer a las industrias productoras de bienes de consumo. La agricultura y la ganadería fueron incapaces de producir las divisas
necesarias para adquirir estos bienes de capital.
Una fotografía ampliamente difundida que se tomó el 17 de octubre (ver foto) muestra a
los obreros arremangados y sentados en los bordes de las fuentes de la plaza, con los
pies sumergidos en el agua. El simbolismo implícito en esta imagen es fácil de apreciar si
se tiene en cuenta el sentimiento de incomodidad que embargaba al obrero Lautaro Ferlini
cuando visitaba el sector céntrico en los años anteriores al peronismo.
Gran parte de ese espíritu de irreverencia y blasfemia, y de esa redistribución del espacio
público, característicos de 17 de octubre y la campaña electoral siguiente, parecerían
constituir una suerte de anfiteatro basado en el ridículo y el insulto, contra la autoridad
simbólica y las pretensiones de la elite argentina. El resultado fue, por cierto, desinflar un
tanto la seguridad que la elite tenía de sí misma. También representó una recuperación
del orgullo y la autoestima de la clase trabajadora. […]
Esa combinación de significados simbólicos es sagazmente captada en los recuerdos que
Félix Luna escribe del 17 de octubre, el día en que él y sus compañeros de estudio, todos
radicales antiperonistas, vieron desfilar por la ciudad a las columnas de trabajadores:
Bueno, ahí estaban, como si hubieran querido mostrar todo su poder para que nadie
dudara de que realmente existían. Ahí estaban por toda la ciudad, pululando en grupos
que parecían un mismo grupo multiplicado por centenares.
Los mirábamos desde la vereda con un sentimiento parecido a la compasión. ¿Entonces
existían? ¿Tantos? ¿Tan diferentes a nosotros? ¿Realmente venían a pie desde estos
suburbios cuyos nombres componían una vaga geografía desconocida. Una terra
incógnita por la que nunca habíamos andado? […] Habíamos recorrido todos esos días
los lugares donde se debatían preocupaciones como las nuestras. Nos habíamos movido
en un mapa conocido, familiar: la facultad, la Recoleta en el entierro de Salmón Feijóo, la
Plaza San Martín, la Casa Radical. Todo, hasta entonces, era coherente y lógico: todo
apoyaba nuestras propias creencias. Pero ese día cuando empezaron a estallar las voces
y a desfilar las columnas de rostros anónimos color tierra sentíamos vacilar algo que
hasta entonces había sido inconmovible.
James, Daniel. Resistencia e integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina
1946-1976. Buenos Aires, Sudamericana, 1990, pp. 49-50.
PERONISMO 1946-1955
Ver anterior: 17 de OCTUBRE, LA PLAZA DE MAYO
Desde el golpe del ´43, la figura de Perón, respaldada por un sector del gobierno militar y en estrecha alianza con los sindicatos
obreros generó desde el comienzo una fuerte oposición tanto dentro como fuera de las Fuerzas Armadas, especialmente en las
clases medias y altas. En 1945, el embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, promovió la unidad de los sectores
antiperonistas que conformaron un frente electoral llamado Unión Democrática
En este frente estaban agrupados los partidos: Comunista, Socialista, Unión Cívica Radical, Demócrata Progresista y Conservador;
la Federación Universitaria Argentina (FUA); la Sociedad Rural (terratenientes); la Unión Industrial (grandes empresas); la Bolsa de
Comercio; y los sindicatos opositores. El embajador Braden, violando el principio de no intervención, en la política interna de un país
extranjero, actuó como un líder político de la oposición.
El apoyo popular, representado por el Partido Laborista y la UCR Junta Renovadora, lograron la imponer a Perón con el 53% de los
votos, en las elecciones del 24 de febrero de 1946, ganando en todas las provincias menos en Corrientes.Al asumir el poder, el
Peronismo tenía tres objetivos: la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, orientados por un Estado
dirigente y planificador.
La Justicia Social hacía necesaria la redistribución del ingreso y el PBI en favor de las clases obreras; el objetivo era mejorar la
calidad de vida y lograr que el mercado interno consumiera la producción industrial nacional. Los convenios salariales y el aumento
del empleo, mediante la instalación de fábricas estatales, fueon acompañados con la gran mejora en los servicios públicos que
brindaba el Estado: viviendas (por créditos hipotecarios o construcción de viviendas populares), salud (hospitales modelo y aparición
de las obras sociales) y educación.
La Independencia Económica se convirtió en el principal objetivo de la política económica de Perón: el Estado intervendría en la
Economía y llevaría a cabo una nueva fase de Sustitución de Importaciones basada en la reactivación del mercado interno y la
nacionalización y estatización de empresas. La Industria debía ser el motor de la Economía nacional.
La Soberanía Política, se relaciona con la defensa nacional. Perón promovía los principios de la "Tercera Posición", entre el
capitalismo y el socialismo, mediante la cual se daba a entender que en la naciente Guerra Fría la Argentina no se alinearía de
forma automática ni con Estados Unidos ni con la Unión Soviética.
PROPAGANDA FUNDACIÓN EVITA
Política Social
La ampliación de derechos sociales a los trabajadores fue uno de los aspectos más sobresalientes
del peronismo. Estuvo acompañado por medidas que buscaron a una mayor centralización y
control por parte del Estado. Las políticas sociales del peronismo, se concentraron en satisfacer las
demandas de los grupos sindicalizados. Su esposa, Eva Duarte, Primera Dama argentina; actriz e
hija ilegitima, fue el blanco de burla y desprecio de la Oligarquía. "Evita" se convirtió en el puente
entre Perón y los sectores populares no sindicalizados, fue el símbolo del Estado de bienestar.
SUFRAGIO FEMENINO
En 1950 se crea la Fundación Eva Perón, cuya finalidad era obtener una base de apoyo más amplia mediante la incorporación al
sistema de sectores sociales que no estaban sindicalizados. Así, esta institución, a través de la “ayuda social”, funcionó como el
nexo que permitía la incorporación de los elementos considerados más débiles de la sociedad.
El peronismo, desde sus orígenes, impulsó la movilización de las mujeres. El sufragio femenino, otorgado en 1947, consolidó su
inclusión en las políticas del Estado. La participación política de las mujeres es legitimada del mismo modo que su ingreso al mundo
del trabajo vía la defensa del hogar y de sus hijos. La igualdad política de hombres y mujeres, se complementó con la igualdad
jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida que garantizó el artículo 37 (II.1) de la Constitución de 1949. El texto fue
directamente escrito por Eva Perón. La muerte de Evita, víctima del cáncer, en 1952 fue un duro golpe para el Peronismo.
En 1949 se crea el Ministerio de Salud para llevar a cabo el programa sanitarista con el objetivo de crear de un sistema unificado de
salud preventivo, curativo y de asistencia social de carácter universal. Se hicieron campañas para combatir enfermedades
endémicas como el paludismo, la tuberculosis y la sífilis. La política sanitaria se extendió a las escuelas al hacer obligatoria la
vacunación de los estudiantes.
LIBRO DE LECTURA
En el plano educativo, su meta fue educar a las clases obreras para transformarlas en mano de obra calificada; abre escuelas
técnicas en todo el país (CONE) y funda la Universidad Tecnológica (nocturna, para que resultara accesible a los trabajadores). Por
otro lado, no todas sus acciones fueron tan benévolas. Abolió la autonomía de las Universidades Nacionales decretando nuevos
formas de elección de regentes y llevando a cabo un “vaciamiento” de las aulas (persecución de alumnos mediante organizaciones
peronistas internas y cesanteos o renuncias de docentes con ideas antiperonistas). Su accionar le valió un gran número de
simpatizantes, así como también un gran número de opositores; la sociedad se dividía entre peronistas y antiperonistas.
Prácticas Políticas
En el plano político, Perón instaura la “Democracia de masas”: amplía los derechos políticos, socio-
económicos y laborales de la población (Artículo 14 Bis), abre la participación política de los
ciudadanos (peronistas) en Unidades Básicas, y se decreta el voto femenino (lucha encabezada por
Eva Perón, a pesar de no ser la precursora de esta causa). Todo esto estaba asentado en la Nueva
Constitución de 1949, reforma de la Constitución de 1853. Esta nueva Constitución establecía,
entre otras cosas, la posibilidad de re-elección del Presidente y definía un Estado económicamente
nacionalista e intervensionista. Se incluyeron los derechos laborales y sociales, aunque no se
incluyó el derecho a huelga.
NACIONALIZACIÓN DE LOS
FERROCARRILES
La Economía (llamada Economía Expansiva) se planificó en 2 programas económicos llamados Planes Quinquenales, y tuvo una
fuerte influencia del Keynesianismo.
El Primer Plan Quinquenal (1947-1951) aprovecha la Crisis de Posguerra: gran disponibilidad de divisas y altos precios de las
materias primas en el Mercado Mundial. Se comienza con la nacionalización de los Servicios Públicos (gas, telefonía, flota
mercante, etc.), destacándose la readquisición de los FFCC (resultaban poco redituables para Inglaterra y se aceptan como
cancelación de deudas por las exportaciones, ya que las libras estaban congeladas en los Bancos de las islas). Sigue la
nacionalización del Banco Central, el cual jugaría un papel muy importante en el control de las políticas crediticias y monetarias.
IAPI
En lo que respecta a la Industria, se desarrolló principalmente el área textil, la siderurgia y la metalurgia. Gracias a la restricción de
importaciones y a la política crediticia vigente, se expandió notablemente el número de pequeños y medianos establecimientos
industriales.
En 1949, disminuye el flujo de divisas desde el Agro y dada la excesiva dependencia creada por el modelo económico, aumenta la
inflación. El hecho de no haber impulsado el desarrollo de la Industria Pesada, hacía que el Estado se viera obligado a importar
desde herramientas y maquinaria hasta combustibles, y dependiera entonces del Mercado Internacional.
A partir de 1950, la situación económica comienza a empeorar.El contexto mundial pronto dejó de ser favorable ya que los Estados
Unidos mediante el Plan Marshall, comenzó a ubicar sus excedentes agrícolas en Europa limitando el acceso al mercado de los
alimentos argentinos.
En 1953 se desarrolla el Segundo Plan Quinquenal: Se propuso: establecer un programa de inversiones estatales y privadas con el
fin de cubrir las necesidades nacionales de materias primas, energía, transporte y maquinarias; proseguir la política de sustitución
de importaciones; fomentar la actividad del agro; y consolidar el cooperativismo, lograr la participación de empresarios y
trabajadores en la planificación de la Economía.
La sociedad se dividió en dos grupos enfrentados:El peronismo fue apoyado por los sectores populares obreros, una parte de la
pequeña y mediana burguesía empresaria nacional, gran parte del Ejército (militares nacionalistas) y La Iglesia Católica durante el
primer mandato.
Los sectores antiperonistas estaban compuestos por la gran burguesía Industrial y agraria,
asociada al capital extranjero, que veían con desconfianza al creciente poder de los obreros
apoyados por la sanción de las leyes laborales a favor de los trabajadores; El Ejército,
principalmente la Marina (liberales); Un gran sector de la clase media; Estudiantes universitarios
agrupados en la FUA (Federación de Universitarios Argentinos); Partidos Políticos (UCR,
Socialismo, etc.) La Iglesia Católica, durante la segunda presidencia a causa de la actividad
caritativa y la creciente mistificación de Eva Perón tras su muerte, que lleva a la ruptura de
relaciones con la Iglesia cuando se legaliza la prostitución, sanciona la Ley del Divorcio y de
reconocimiento de los hijos ilegítimos, y separa la Iglesia de la Educación (educación laica).
El sector antiperonista conspiró contra el gobierno, el 16 de junio de 1955 aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea, con menor
apoyo del Ejército, bombardearon la Plaza de Mayo. Fueron masacradas mas de mil personas inocentes que circulaban por la zona.
Perón logro salvar su vida y los conspiradores se rindieron.
Los sectores peronistas esa misma noche incendiaron varias Iglesias en la Capital.También hubo hechos similares en algunas
ciudades del interior de Argentina. Perón hizo algunas concesiones a la oposición pidiendo la renuncia de algunos ministros. Sin
embargo, frente al aumento de la violencia de la oposición, a fines de agosto de 1955 dio por terminada la tregua y pronunció un
discurso afirmando que por cada peronista que cayera, caerían 5 opositores.
La oposición, frente a esta amenaza, promovió un Golpe de Estado que derrocaría a Perón y se auto- definiría como "Revolución
Libertadora".
GOLPE DE ESTADO DE 1955
Ver anterior: PRESIDENCIAS PERONISTAS 1945-1955
El 20 de septiembre de 1955, el gobierno peronista fue derrocado por un Golpe de Estado encabezado por el Gral. E. Lonardi, quien
tomó a su cargo la presidencia. Lonardi era un militar católico practicante de tendencia nacionalista, quien tras la violenta ruptura de
la relación entre la Iglesia y Perón se precipitó a efectuar el golpe, apoyado principalmente por la Marina (sector liberal y
antiperonista de las Fuerzas Armadas). Como compartía muchos de los principios sociales del peronismo, tendió hacia una política
conciliadora, lo cual disgustó a los militares más antiperonistas. Antes de cumplir los dos meses de mandato fue depuesto y
remplazado por el Gral. P. E. Aramburu.
Con Aramburu en la Presidencia, la Revolución Libertadora (nombre que había adoptado el nuevo gobierno) inició una violenta
política antiperonista, la cual básicamente se encargó de intervenir, disolver, prohibir o revertir todo aquello que había sido realizado
durante la última década. Como contrapartida, dirigentes y militantes del peronismo consolidan una desorganizada “resistencia
peronista”, que consistía en huelgas, sabotajes y atentados al nuevo gobierno.
Ese mismo año se anula la Constitución peronista de 1949, y se vuelve la Constitución de 1853 con la idea de una nueva reforma
con vistas a remediar la situación política para las próximas elecciones presidenciales.
La finalización de la guerra de Corea, en 1953, marcó el fin de la demanda internacional de productos alimenticios y la baja de sus
precios. Esta situación provocó la desintegración del bloque de poder peronista y demostró la incapacidad del campo para sostener
el proceso de desarrollo industrial.
La única salida posible para el peronismo fue la apertura de la economía a los capitales extranjeros para promover el desarrollo
industrial. La Ley de Radicación de Capitales de 1953 incentivó las inversiones extranjeras hacia las actividades mineras e
industriales y estableció un régimen de promoción industrial que beneficiaba con exenciones impositivas a ciertas actividades. El
gobierno firmó contratos con empresas petroleras norteamericanas modificando su postura frente a los EE.UU.
Las contradicciones de esta etapa del peronismo, sumadas al levantamiento militar, provocaron la caída de Perón. La llamada
“Revolución Libertadora” de 1955 fue apoyada por distintas fracciones de la burguesía en las que destaca el sector agrario
tradicional, quien logra reconstruir su predominio con el apoyo de partidos de clase media como el radicalismo.
El gobierno militar buscó hacer frente a la crisis económica aplicando un plan de estabilización de precios, congelamiento de
salarios y reducción de los gastos del Estado. Se procuró a estimular la producción agraria mediante devaluaciones de la moneda
que se reflejaron en una traslación de ingresos hacia el campo. Por otra parte, Argentina, ingresó al F.M.I y al Banco Mundial para
acceder al mercado de capitales con la consecuente pérdida de autonomía en la política económica nacional.
En 1958, con el peronismo excluido, ganó las elecciones nacionales el radical Arturo Frondizi. Su política económica se orientó al
desarrollo de las industrias básicas como el petróleo, la química y la siderurgia, con el aporte de capital internacional. En un principio
estos capitales reactivaron la economía estimulando el crecimiento de las industrias asociadas a las industrias básicas ampliando el
mercado de la mano de obra y la ocupación. Si bien en un principio parecían dadas las condiciones para lograr la participación de
los sectores populares en los beneficios del crecimiento industrial, pronto se fueron percibiendo los resultados de fondo propios del
nuevo modelo “desarrollista”.
La acción del capital internacional colocó en una situación de desventaja a los sectores industriales que habían prosperado en el
período de sustitución de importaciones. Las grandes corporaciones, con el aporte de una alta tecnificación, poseían una mayor
productividad y absorbían menos mano de obra que las industrias locales. Por otra parte, el ingreso de capitales extranjeros
condicionaba a la política económica nacional. Para que éstos invirtieran en nuestro país, el Estado debía garantizar políticas de
estabilización monetaria y restricción del gasto público que afectaban directamente a las clases medias y populares. Esta situación
agudizaba el problema político; la presión obrera no sólo exigía mejoras salariales sino también la legalización del peronismo.
Su gobierno se mostró ineficaz al tratar de imponer una tímida aplicación de la doctrina de la CEPAL. La amenaza del triunfo del
peronismo en las elecciones de 1965 y la radicalización de sus métodos de lucha sumados al fracaso económico provocaron su
caída en 1966. Había quedado en evidencia la incapacidad de la política para adaptar a la Argentina a las condiciones creadas por
el capitalismo internacional que hacía necesario realizar cambios profundos y poco populares.
La solución más coherente fue la “Revolución Argentina” que puso a las Fuerzas Armadas en el poder, asistidas por eficientes
tecnócratas que respondían a los intereses del capital internacional más concentrado. El nuevo orden representado por el capital
monopólico respaldado por las Fuerzas Armadas se definió como autoritario y no democrático. Utilizando un doble juego de
represión y soborno a los sectores más privilegiados del movimiento obrero, llevó adelante el plan de modernización.
El plan “Krieger Vasena” impuso la estabilidad monetaria mediante el congelamiento de precios y salarios, la contención de la
inflación, la reducción del gasto público, la racionalización administrativa y la elaboración de instrumentos legales que favorecían la
libre acción de las inversiones extranjeras.
La dictadura impuesta por la “Revolución Argentina” fracasó en su intento de perpetuarse en el poder. En un clima de inestabilidad
política y violentas represiones, fue aumentando el accionar de organizaciones armadas clandestinas como el ERP (Ejército
Revolucionario del Pueblo), Montoneros y las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias). El aumento de la conmoción social no podía
ser contenida y, en 1972, se optó por la apertura democrática con participación del peronismo sin Perón. No era posible gobernar
con falta de legitimidad y sin consenso de las masas populares.
Desde sus comienzos, la Revolución Argentina, buscó atraer a los capitales extranjeros otorgando privilegios para que invirtieran en
actividades mineras e industriales. Gradualmente se fueron ampliando los privilegios llegando a permitirse la libre transferencia de
utilidades y capitales sin ningún tipo de control por parte del Estado.
Hacia 1965 las inversiones de los EE.UU. representaban el 50% de los capitales extranjeros. Atraídos por los privilegios y el
mercado creado por la política proteccionista del peronismo, un reducido grupo de grandes corporaciones monopólicas se
orientaron a la producción petroquímica, siderúrgica, automotriz y electrónica.
Si bien estas inversiones representaban un aporte positivo en el momento de su ingreso, el giro de utilidades sin ningún tipo de
control, crearon un problema en la balanza de pagos. El sector agrario, pese a las repetidas devaluaciones de la moneda para
aumentar su competitividad, demostró ser incapaz de producir las divisas necesarias para equilibrar la balanza de pagos. Por otra
parte, las exportaciones de productos industriales chocaron con las barreras arancelarias levantadas por Estados Unidos.
Este modelo impulsó la dependencia del sistema productivo argentino que adoptó las pautas de funcionamiento del sistema
internacional. La imposición de criterios de eficiencia aceleró la concentración monopólica y las grandes empresas fueron
subordinando a las demás. El sistema productivo se dividió entre sectores modernos y eficientes y los sectores antiguos, que no
pueden incorporarse a la modernización y quedan cada vez más atrasados. Lo mismo sucede con la mano de obra. Dentro de esta
política se estimuló la liquidación de zonas que no eran eficientes, como el Chaco algodonero y el Tucumán azucarero.
La nueva forma de dependencia tecnológica-industrial tiene como protagonista a las empresas multinacionales. Éstas se
caracterizan por disponer de vastos recursos financieros, permanente actualización tecnológica que aumenta su productividad y el
control de múltiples mercados nacionales en forma simultánea.
El rol de Estado se concentró en inversiones en infraestructura en las zonas de mayor demanda. La realización de obras viales,
redes de oleoductos y gasoductos, y la generación de energía eléctrica caracterizan a este período.
Esta etapa comienza con la dificultosa reinstalación de la institucionalidad democrática que tendrá una vida efímera. Su
característica es una generalizada crisis social, política y económica. Los inicios de este período estuvieron marcados por
enfrentamientos con alto costo de vidas, asesinatos impunes, persecuciones políticas y serias perturbaciones en la marcha de la
económica.
En este contexto se produjo la restauración democrática con la presidencia del justicialista Héctor Cámpora, el 25 de mayo de 1973.
Las luchas internas dentro del partido se trasladaron a las instituciones representativas del gobierno. En junio regresó Perón al país
y se produjo la “Masacre de Ezeiza”, donde una emboscada de la derecha peronista desde el palco de honor, arremete contras las
columnas que venían a reencontrarse con su líder dejando un saldo de 13 muertos y 365 heridos.
En julio renuncia Cámpora y convoca a elecciones. En septiembre, es consagrado Perón como presidente y María Estela Martínez
como vicepresidente. La ansiada pacificación del país con la vuelta del líder pronto demostró ser una ilusión. La situación empeoró
aún más con la muerte del Perón el 1° de julio de 1974.
En el plano económico, el país tuvo un desempeño satisfactorio hasta 1975, pese a los pronósticos apocalípticos generados desde
la oposición y los deseos de los sectores juveniles que pretendían una profunda transformación estructural de la argentina. Al inicio
del período aún sobrevivía un modelo semicerrado de sustitución de importaciones, con fuerte presencia del capital extranjero en el
segmento más moderno de la industria y con una marcada presencia del Estado.
Sin embargo, la balanza de pagos mostraba resultados negativos; Las actividades industriales complejas poseían un escaso
desarrollo; los productos con alto valor agregado no formaban parte sustancial de las exportaciones. El desarrollo del mercado
interno encontraba limitaciones para expandirse debido a la distribución regresiva del ingreso, producto de las políticas económicas
anteriores.
El nuevo gobierno intentó un relanzamiento del crecimiento económico. El plan se proponía como objetivos para lograr la
independencia económica: la plena vigencia de la justicia social, una fuerte expansión de la actividad económica, una alta calidad de
vida, la unidad nacional y el desarrollo económico de las regiones atrasadas.
El plan comenzó a ser implementado en la primera etapa del gobierno con el apoyo de la oposición en el parlamento. Se
establecieron actas de compromiso entre la Confederación General del Trabajo, la Confederación General Económica y el Estado
para concertar acuerdos de crecimiento e inversión. A nivel provincial se implementaron programas de reforma agraria que
contemplaban la expropiación de tierras para ser entregadas a minifundistas con apoyo de créditos y asistencia técnica.
Estas medidas buscaron fortalecer el rol del Estado regulador, afirmar una política de redistribución progresiva de los ingresos y
recuperar la autonomía económica nacional. Sin embargo, desde mediados del ´74 comenzaron a manifestarse signos de deterioro
del plan, luego del fallecimiento de Perón. A esta situación se agregó el recrudecimiento de la violencia, en especial la ejercida por
el Estado a través de la tristemente célebre Triple A.
La reorientación de esta política económica, a mediados de 1975, conocida como el “Rodrigazo”, pone fin al período y desencadena
serias convulsiones sociales. Desde el poder político se comenzó un proceso de transformación, mediante el ajuste, devaluación y
congelamiento de salarios, de la economía argentina en el marco de la estrategia neoliberal propuesta por el capitalismo mundial.
La necesidad de que el modelo de crecimiento se ajuste a esta nueva estrategia, donde van a beneficiarse los intereses del capital
financiero concentrado, provoca el Golpe Militar de marzo de 1976.
El Golpe se produce en una situación de caos generalizado, de violencia y persecución ideológica desde el estado, que había
llegado a niveles intolerables. La sociedad asistió a la llegada del nuevo “orden” sin manifestar oposición visible.
El contexto económico y político internacional ayuda a comprender mejor la situación de nuestro país. Hacia fines de la década del
´60 y comienzos de los ´70, los países centrales vieron caer las tasas de ganancia de sus principales empresas, el debilitamiento de
la productividad, el incremento de la inflación y el déficit del sector público. En 1973, un hecho sorpresivo, se produce la elevación
del precio del petróleo en un 300% determinado por los países productores. El sistema bancario de los países centrales capta los
excedentes monetarios de los países productores de petróleo, incapaces de invertirlos productivamente en sus propios países.
Esta situación modificó el enfoque económico de los países centrales impulsando un nuevo modelo conocido como el “enfoque
monetarista”. Éste, busca desmantelar la economía de bienestar o Keynesiana, adoptando una severa disciplina fiscal, aceptando
un alto desempleo y liberando la movilidad de bienes y capitales. El enfoque monetarista supone que el mercado, funcionando sin
restricciones, el mejor regulador de los recursos disponibles y disciplinador de los comportamientos sociales.
El Estado de Bienestar debe dar paso al Estado subsidiario, que debe retirarse de su función intervencionista y reguladora para
liberalizar la economía. Se debe reorientar y abrirse a las corrientes internacionales de bienes y dinero. Los países periféricos se
convierten en tomadores de los fondos excedentes producidos por los “petrodólares”.
Para incorporar a la argentina a este enfoque era necesario tomar el poder político. La banca externa, los sectores empresarios
asociados al capital internacional y los sectores más concentrados de la actividad agropecuaria, promueven el Golpe de Estado. El
gobierno militar pone a disposición de sistema financiero internacional los principales puestos del área económica. El Ministerio de
Economía es ocupado por José Alfredo Martínez de Hoz, miembro del directorio del Chase Manhattan Bank en Argentina; el
Secretario de Hacienda, Juan Alemann, representaba en la Argentina a la Unión de Bancos Suizos.
El principal objetivo de la política de Martínez de Hoz fue sustituir el mercado financiero existente por otro que tuviera una elevada
liquidez y facilidad de entrada y salida de capitales en estrecha conexión con el exterior. Los instrumentos de la política económica
fueron cinco:
1) Liberalización del sistema de precios máximos, disminuyendo los aranceles de importación. El objetivo era igualar los precios
internos con los externos. Se reducen las retenciones a las exportaciones del sector primario. Su resultado fue el aumento
significativo del precio de los productos en el mercado interno.
Esta política prosiguió hasta 1981, provocando la reacción de los sectores más perjudicados y un retroceso en la actividad industrial
destinada al mercado interno y a la exportación. El P.B.I industrial de 1983 fue un 15% menor que el de una década atrás, en 1973.
Este fenómeno no es común en la historia de las sociedades. Las elevadas tasas de interés y la apertura externa alentaron la
importación sustitutiva y el deterioro del poder adquisitivo del salario.
Entre 1981 y 1983 se continúo con esta política económica con fuertes ajustes. La Guerra de Malvinas buscó recuperar la
popularidad del proyecto y asegurar la continuidad del gobierno militar. La derrota de esta aventura bélica descabellada fue el
detonante hacia la transición democrática. La institución del endeudamiento externo fue un factor perturbador de las economías
periféricas como la argentina. El problema de la deuda externa se acentuó al estatizarse las deudas contraída por las empresas
privadas con bancos del exterior bajo la gestión de Domingo Cavallo.
Los grupos favorecidos por este proceso fueron los oligopolios y empresas transnacionales que impusieron una nueva modalidad de
acumulación que desencadenó una profunda crisis económica. Los perjudicados por la aplicación del modelo monetarista fueron los
sectores asalariados y los pequeños y medianos empresarios, así como las grandes empresas nacionales asociadas a estos
segmentos del mercado interno.
Este proceso se lo conoce como la “Década Perdida”. Hacia principios de 1982, el fracaso de la estrategia económica y el fracaso
de la guerra de Malvinas obligaron al régimen militar a restablecer las instituciones democráticas. El 30 de octubre de 1983 fueron
reemplazados por autoridades legítimamente elegidas, dejando al descubierto la extrema gravedad de la herencia económico-social
y las secuelas de la represión con miles de asesinatos y desaparecidos.
DEMOCRACIA Y NEOLIBERALISMO
Ver anterior: GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y DICTADURA.
El 30 de octubre de 1983 es electo presidente Raúl Ricardo Alfonsín, apoyado por un amplio
consenso, con la propuesta de construir un Estado de derecho. Sin embargo, la vigencia de las
instituciones democráticas no alcanzaba para desarmar la trampa económica heredada del
gobierno militar y responder a los reclamos populares.
Los sectores económicos concentrados, asociados al capital financiero internacional, impulsaron el acuerdo del gobierno con el
F.M.I. (Fondo Monetario Internacional) para regularizar el problema de la impagable deuda externa. La presión ejercida por estos
grupos, junto con los reclamos obreros hizo peligrar la continuidad del gobierno.
Debe reconocerse a favor de éste gobierno el afianzamiento de las libertades democráticas y el enjuiciamiento de las Juntas
Militares que encabezaron la represión durante la última dictadura. En 1983 el contexto económico internacional estuvo marcado por
una traumática moratoria de la deuda externa mexicana que provocó un impresionante aumento en las tasas de interés. Los países
deudores como la Argentina debieron ordenarse bajo un modelo de ajuste estructural. El gobierno tuvo el compromiso de asegurar,
antes que nada, el pago de los compromisos internacionales.
Los cinco años y medio de la renovada ilusión democrática, finalmente frustrada, son la historia del enfrentamiento entre quienes
quieren cobrar estrictamente y aquellos que intentan, sin lograrlo, reformular esa exigencia para dejar un espacio para el desarrollo
de una política nacional relativamente autónoma.
El Ajuste Estructural es el enfoque neoliberal de la estrategia de crecimiento. Este enfoque se orienta hacia dos objetivos: Por una
parte, el puntual pago de la deuda externa; Por otra, busca insertar a las economías de los países dependientes en el nuevo
escenario económico internacional. El principal argumento que utiliza este enfoque es el elevado costo que implica mantener el
Estado de Bienestar, característico de la etapa anterior. El Estado, entonces, debe reducirse en tamaño y aumentar en eficiencia
para ser menos costoso a la actividad privada que para su sostenimiento debe pagar altos impuestos. La reducción del Estado debe
realizarse al costo social que sea necesario y su intervención reguladora debe ser suprimida para que las fuerzas de la iniciativa
empresarial se desarrollen dentro de las fuerzas del mercado.
Para lograr la reducción del Estado de Bienestar existe una “receta”: La privatización, la apertura
comercial y financiera, la desregulación y la estabilidad de la moneda. Estas acciones privilegian el
equilibrio de las cuentas del Estado y exigen un excedente presupuestario anual equivalente al
pago del capital y los intereses de la deuda externa.
Entre 1983 y 1987 se intentó, en un principio, acordar con los acreedores un plan de pagos que permitiera la acumulación interna y
dilatara los plazos para los pagos de los compromisos existentes. Más adelante, se intentó conformar un “club de deudores” para
afrontar de forma conjunta con otros estados latinoamericanos el proceso de negociación con los acreedores externos. A los
sucesivos fracasos de estos intentos se sumó la pérdida de la credibilidad de la palabra oficial cuando se desató la crisis militar de
Semana Santa.
El poder económico concentrado, la C.G.T., y los bancos acreedores, jugaron un importante rol perturbador económico y social,
donde cada sector defendía sus propios intereses perjudicando al conjunto de la sociedad, acelerando la inflación y debilitando al
poder del Estado para negociar con el exterior.
Entre 1985 y 1989 se vivieron cuatro años de crisis económicas recurrentes, de conflictos sociales (13 paros generales de la
C.G.T.), que acentuaron el retroceso productivo. El “golpe de mercado” final fue el derrumbe del Plan Primavera, ideado en Agosto
de 1988. EL plan, fue un acuerdo intersectorial e internacional que apuntaba a contener la inflación y a buscar un acuerdo con los
acreedores externos a quienes se les habían suspendido el pago de los intereses de la deuda desde principio de año.
A principios de 1989, la banca financiera multilateral, los acreedores externos, los grandes grupos económicos y la dirigencia política
opositora decidieron que era preferible apostar al candidato opositor y descartar todo acuerdo con el gobierno. El acelerado
aumento de precios entre marzo y mayo de 1989 destruyó el Plan Primavera provocando una hiperinflación de tres dígitos y
precipitó una entrega anticipada del gobierno en medio de saqueos y asaltos a comercios.
La crisis hiperinflacionaria compartida entre el gobierno entrante, de Carlos Saúl Menem, y el saliente, de Alfonsín, elevó a cifras
inéditas los niveles de pobreza y desempleo. El P.B.I. de 1989 fue un 10% menor al de 1983, e incluso menor al del inicio del
gobierno militar.
El segundo período democrático, encabezado por Carlos Saúl Menem, se inicia anticipadamente en julio de 1989. Su gobierno
descarta todo enfrentamiento económico, nacional e internacional. Adopta un criterio pragmático y acepta las reglas de juego del
proceso de globalización económico creciente y el pago de los compromisos del endeudamiento externo.
MENEM CONVERTIBLE
Las estrategias a corto y mediano plazo se basaron en dos supuestos: 1) Es necesario sanear la situación financiera estatal
comprometida por la elevada deuda pública, por lo que un período transicional es indispensable, y , 2) La política económica a largo
plazo debe seguir los principios del “Consenso de Washington”, implementando sus recomendaciones de apertura externa y
privatizaciones, lo que dio inicio a un oscuro proceso de privatización de empresas estatales de producción de bienes y servicios.
La inserción eficiente en el mercado internacional obliga a asumir el desafío de la competitividad y el ingreso a nuevos mercados. La
Argentina y Brasil estimulan la creación de un acuerdo de integración regional que incluye a Paraguay y Uruguay en su primera
etapa. Este acuerdo apunta a constituir desde el 1° de enero de 1995 una Unión Aduanera que promueve la desaparición de las
fronteras interiores para el tránsito de bienes y personas, y el establecimiento de un Arancel Externo Común.
En el año y medio transicional, iniciado con la sanción de una Ley de Emergencia que permite al poder ejecutivo transformar con
total libertad al Estado, se lanza el Plan de Convertibilidad en marzo de 1991. Esta ley establecía un tipo de cambio fijo, por ley, y
convertía a la moneda argentina en un apéndice del dólar, renunciando a una política monetaria y cambiaria autónoma. El objetivo
era la estabilización de precios y el control de la hiperinflación. Para garantizar la convertibilidad, el Estado se compromete a no
emitir moneda para financiar su déficit interno. Por lo tanto, el nivel de circulación de moneda interna dependía de las reservas en
moneda externa que poseía el Banco Central.
La política económica, a cargo del ministro Domingo Cavallo, a partir de la Convertibilidad apuntó
a obtener un superávit fiscal para el pago de la deuda externa. Con este fin se alentó la
recaudación impositiva, se incorporaron recursos provenientes de las privatizaciones y se tomaron
créditos internos y externos. A diferencia de la etapa de Ajuste Recesivo anterior, el plan impuso el
“Ajuste Expansivo”.
Como la mayor parte de los ingresos provenían de los impuestos al consumo, fue preciso estimular la expansión del consumo para
alcanzar el superávit presupuestario. El crecimiento económico era fundamental para el plan, sin importar cuales eran los sectores
productivos y sociales favorecidos.
A la vez, el proceso de privatizaciones permitió afianzar los vínculos con los grupos económicos. En todos los casos los
compradores resultaron asociaciones entre grupos económicos locales, empresas internacionales y algunos de los principales
bancos acreedores de la deuda del Estado.
Las importaciones subsidiadas por un tipo de cambio sobrevaluado crecieron espectacularmente frente a un aumento moderado de
las exportaciones, lo que provocó una competencia ruinosa para la industria nacional y un desequilibrio en la balanza comercial
cada vez mayor. El sistema financiero recibió abundantes recursos provenientes del exterior. Este ingreso de fondos especulativos,
necesarios para financiar el saldo negativo de la balanza de pagos, sirvió para alimentar el crédito al consumo y permitió la
expansión productiva.
A partir de 1994, cuando se interrumpe el flujo de ingresos especulativos por el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos,
se produce una emigración de capitales hacia el exterior provocando una drástica caída en el nivel de los depósitos y un incremento
excesivo de las tasas de interés interno, que a su vez provocó el cese de los créditos al consumo y a la producción, y la quiebra de
numerosos bancos.
Se hizo evidente la polarización social en dos polos; el de los más pobres y el de los más ricos. Una gran parte de los sectores
medios engrosan las filas de los “nuevos pobres” que anteriormente eran pequeños y medianos empresarios, profesionales,
jubilados, empleados públicos, asalariados del sector terciario y otros integrantes de la clase media.
El modelo neoliberal fue el responsable de serios desajustes socio-económicos y produjo un alto nivel de endeudamiento externo.
Durante el plan de Convertibilidad la deuda externa se incrementó en un 50%. Es de destacar que el P.B.I. per cápita de 1995 es
inferior al registrado en 1969.
En estos cuatro años, el proceso de crecimiento de la producción fue muy selectivo, los rubros más favorecidos estuvieron
encabezados por el sector automotor, los electrodomésticos, las agroindustrias, encabezadas por el aceite de soja, y el petróleo.
Otras actividades que crecieron fueron la construcción de viviendas para sectores medios y altos, así como las relacionadas con la
producción de bienes suntuarios. La apertura externa, vía Mercosur, permitió ampliar la venta de insumos y alimentos que la
economía brasileña no producía. Sin embargo, esta expansión no fue suficiente para compensar los problemas recesivos ni la
subutilización de la fuerza de trabajo. Hacia fines de 1995, la mayoría de los sectores que habían logrado elevar su ritmo de
actividad, mostraron claros signos de retroceso.
Si bien el producto bruto entre 1991 y 1995 se incrementó en un 18,2, mientras los salarios se estancaban o retrocedían. El
incremento de la productividad tuvo un destino concreto, el sector del capital. Como conclusión de este último cuarto de siglo,
sembrado de conflictos sociales y políticos queda, un saldo poco satisfactorio. La aceptación mayoritaria de la sociedad argentina,
expresada a través de las urnas en 1995, supuso valorizar la estabilidad y reconocer las serias dificultades en escoger un camino
alternativo antes que rechazar las condiciones cada vez peores del nivel de la calidad de vida. Esta situación insostenible,
continuada por el gobierno de De la Rua desde el 10 de diciembre de 2009, hizo explosión en el 2001. El inevitable estallido social,
caracterizado por saqueos y desmanes en distintos puntos del país, puso fin a este círculo vicioso de ajuste y endeudamiento
recurrentes.
Para reflexionar sobre esta “tensión” producida por la ley, debemos comprender como se
“construye” la información en los medios audiovisuales. Las noticias emitidas desde los medios de
comunicación son recortes, fragmentos, de la multitud de hechos que diariamente se producen en
nuestro país y en el mundo. Los medios masivos seleccionan cuales de los hechos son las
“noticias” más importantes que deben ser analizadas y difundidas. A su vez, la emisión de estas
noticias, nutren e influencian la formación de opinión en los “receptores”. Analizar que hechos son
considerados noticia y cuales son descartados nos permite identificar los intereses, económicos,
políticos, sociales y culturales que motivan la selección de la información de un medio masivo de
comunicación.
La implementación del orden neoliberal afectó dos centros ordenadores de la sociedad argentina: el mundo del trabajo y el Estado.
Las elevadas tasas de desocupación, precarización e informalidad impactaron directamente en el incremento de la pobreza y, por lo
tanto, en las condiciones de vulnerabilidad social de amplios sectores. Las transformaciones también se hicieron sentir en el
proceso de reterritorrialización de los trabajadores .La nueva territorialidad transformó los barrios obreros cercanos a los cordones
industriales en barrios de desocupados. Así, la crisis de representación que afectó a los sindicatos produjo una tendencia a la
formación y consolidación de nuevos liderazgos territoriales y comunitarios que canalizaron las demandas de los sectores
populares.
Es también difícil de comprender la dinámica política Argentina sin una referencia al Estado, el “sentido común” neoliberal postuló la
ineficiencia del Estado para la promoción de bienestar social y la provisión de bienes y servicios públicos, frente a una predicada
virtud del mercado como mecanismo eficiente de coordinación social. Mientras lo público y político era desacreditado, el discurso
neoliberal fomentaba el individualismo y la privatización. En esta perspectiva, mientras el mundo del trabajo evidenciaba profundas
transformaciones, el Estado se retiraba de su lugar de coordinación social y garante de los derechos sociales y económicos para dar
lugar al mercado como mecanismo de coordinación social y distribución de recursos.
CTA, MANIFESTACIÓN
La hegemonía neoliberal (o neoconservadora) debió enfrentar acciones y movimientos sociales producidos por sectores que
entendían al nuevo orden como injusto. La formación de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), grupo de sindicatos que
se separa de la C.G.T., emergió como referente en el campo de protesta de los años noventa, tanto por la acción de sus gremios
de base (especialmente ATE y CTERA) como por su disposición a incorporar demandas de diferentes sectores: desocupados, los
jubilados, las amas de casa y los estudiantes. También por reconocer como trabajadores a quienes venden su fuerza de trabajo en
el mercado informal ya sean “motoqueros” o meretrices. Por otra parte, dentro de la CGT, y sin proponer un modelo sindical
alternativo pero apartándose de la orientación neoliberal del gobierno de Carlos Menem, se conformó el Movimiento de
Trabajadores Argentinos (MTA). El MTA fue creado como una línea interna integrada mayoritariamente por los sindicatos ligados al
transporte y encabezada por el secretario general del sindicato de Camioneros Hugo Moyano.
El MTD incorporó el corte como opción estratégica (que adquirió rasgos identitarios, culturales y simbólicos) y logró participar en la
administración de diferentes planes sociales que el gobierno nacional, provincial y local ofreció como modo de descomprimir el
conflicto y obligaba a los desocupados a organizar ciertos emprendimientos con una contraprestación. La posibilidad de acceder a
recursos y la necesidad de construir proyectos cooperativos para mantenerlos incentivó a las organizaciones de desocupados, las
cuales construyeron espacios comunitarios que propusieron nuevos lugares de encuentro y experiencias colectivas. Comedores
populares, merenderos, emprendimientos “productivos” como panaderías, pequeños talleres textiles.
En julio de 2001, ya en la aceleración de los conflictos que estallarían en diciembre, se convocaron a encuentros nacionales de
organizaciones sociales –conocidos como Congresos Piqueteros- que acodaron un pliego de reivindicaciones y un plan conjunto de
acciones de protesta. De allí en adelante las divisiones internas, los realineamientos y la incapacidad de articulación del movimiento
con otros sectores evidenciaron los límites de la lógica “movimiento social”.
La relación de los movimientos de trabajadores desocupados con el sindicalismo no ha sido fácil.
La CTA procuró desde un inicio dar una respuesta organizativa a los trabajadores desempleados
haciendo hincapié en su condición de trabajadores a través de la promoción de la afiliación directa
a la Central. Si bien la CTA articuló con un conjunto de organizaciones de desocupados ha sido su
Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat (FTV) -originalmente pensada para dar cuenta de las
problemáticas barriales de los trabajadores- su principal herramienta de acumulación bajo el
liderazgo de Luis D’elia. Por su parte el MTA realizó algunos apoyos a reclamos puntuales de los
desocupados pero sin considerarlos parte del “movimiento obrero organizado” y un fenómeno
coyuntural que se debilitaría en la medida que la Argentina salga del neoliberalismo y los
trabajadores vuelvan a sindicalizarse. En general, el movimiento de desocupados fue visto con
desconfianza por los sindicatos más tradicionales.
El movimiento de fábricas y empresas recuperadas por sus trabajadores, como casi todos los
movimientos sociales, es heterogéneo, pero parten de una situación particular vinculada al cierre
efectivo o inminente de la unidad productiva y la opción de los trabajadores de resistir esta
situación ocupando la empresa y buscando su reapertura. Éste movimiento social sumó el aporte
simbólico de una experiencia que se basa en poner en cuestión la propiedad de los medios de
producción y el rol de los trabajadores, valorizando sus saberes e impugnando el lugar
subordinado al que los arroja la obediencia al patrón y al capital.
Pero no todas las protestas sociales y los movimientos sociales que se desarrollaron en la década del noventa tuvieron demandas
ligadas al mundo del trabajo. Entre estos movimientos sociales cabe destacar el compuesto por las organizaciones de derechos
humanos que cobraron notoriedad en los últimos años de la dictadura militar y continuaron su accionar en la década del ochenta.
Sus referentes más visibles fueron Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo. El pedido de las organizaciones de
“aparición con vida” de los desaparecidos fue lentamente mutando en “juicio y castigo a los culpables” y el reclamo de información
sobre el destino de las víctimas de la represión estatal.
El movimiento de derechos humanos se enfrentó a las llamadas “leyes de impunidad” (La Ley de
obediencia debida y la Ley de Punto Final) promovidas por el gobierno de Raúl Alfonsín y luego a
los indultos a los comandantes de las Fuerzas Armadas condenados en el “Juicio a las Juntas” de
1985 decretado por Carlos Menem. La agitada actividad de los organismos de derechos humanos
tuvo una reactivación importante cuando hacia 1996 –el vigésimo aniversario del golpe de Estado-
aparecieron los HIJOS, Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio, que
agrupaba a los hijos de desaparecidos y asesinados por la dictadura.
H.I.J.O.S - ESCRACHE A MASSERRA
La emergencia en la escena pública de los jóvenes (la mayoría rondaba los veinte años) renovó la fortaleza del movimiento de
derechos humanos ya que aprovechó los recursos materiales y simbólicos construidos en años de luchas anteriores a la vez que
introdujo nuevas discusiones –a partir de una reivindicación de la militancia de los padres- y la instrumentación de un instrumento de
acción colectiva popularizado como “escrache”. La presencia en la calle de los Hijos otorgó un nuevo espacio de visibilidad a los
organismos de derechos humanos, especialmente Madres de Plaza de Mayo (dividida en dos corrientes) y Abuelas de Plaza de
Mayo, acercando a la lucha a jóvenes a través de expresiones culturales como recitales de rock, murgas y teatro.
Los cambios en la dinámica política hicieron que en la década del noventa los movimientos sociales sean los encargados de
procesar demandas más allá de los partidos y por fuera de los sindicatos
Diciembre de 2001
Las elecciones de 1999 llevaron a la Alianza UCR-Frepaso al gobierno nacional con la promesa de
mantener las bases del modelo y atacar a la corrupción como principales promesas de campaña.
No obstante, el modelo económico mostró cada vez más síntomas de agotamiento plasmados en
una fuerte recesión y los escándalos de corrupción salpicaron al gobierno de Fernando de la Rúa, a
la par que su figura sufría un importante descrédito. El deterioro en las condiciones
socioeconómicas de gran parte de la población evidenciada por los índices de pobreza y
desocupación, la crisis de representación política y el debilitamiento de la autoridad presidencial
provocaron un aumento de las protestas desde 1999 hasta desembocar en diciembre de 2001,
marcado por la desobediencia popular frente el estado de sitio dictado por el presidente Fernando
de la Rúa y el enfrentamiento a la represión con más de treinta muertos por la policía.
CACEROLAZO 2001- QUE SE VAYAN TODOS
El saldo organizativo de las jornadas de diciembre fueron las múltiples asambleas ciudadanas que se formaron bajo la consigna
“Que se vayan todos”. La crisis de representación tuvo así en los sectores medios urbanos su cristalización organizativa en
nucleamientos que asumían las formas asamblearias para la toma de decisiones, el “cacerolazo”, junto a otros instrumentos
tradicionales, y una impugnación del vínculo representativo. Las asambleas repolitizaron espacios (el barrio, las plazas, la calle) y
relaciones sociales (el vecinazgo) por fuera de los canales tradicionales de participación política y la lógica estatal de la política.
Las movilizaciones sociales encabezadas tanto por los movimientos de desocupados como por las insipientes y activas “Asambleas
Barriales” confluyeron en la recordada marcha del 28 de enero de 2002, marcando el intento de articular bajo la consigna “piquete y
cacerola, la lucha es una sola” demandas de dos de los actores de la protesta más visibles de aquel verano.
El gobierno de Eduardo Duhalde elaboró un juego de partidas múltiple y cortoplacista para dominar la crisis. La pesificación de la
economía favoreció a un sector del empresariado que vieron licuadas sus deudas, entre ellos el principal formador de opinión del
país en ese momento, el grupo Clarín, y sus cientos de empresas de medios de comunicación. Los partidos tradicionales brindaron
un silencioso apoyo al intento de restituir el orden perdido, mientras que más enfáticos fueron los gobernadores quienes también
veían amenazada la gobernabilidad de sus provincias. Lo sectores sindicales de la CGT en sus diferentes expresiones se
mantuvieron expectantes ante la vuelta del Partido Justicialista al gobierno.
Los movimientos sociales más significativos como el movimiento de desocupados comenzaron a mostrar diferencias en sus
organizaciones en cuanto a la estrategia a seguir y cómo relacionarse con el nuevo Gobierno. La entrada en vigencia de los Planes
Jefes y Jefas de Hogar Desocupado supuso un ingreso de cincuenta dólares mensuales para casi dos millones de familias en la
búsqueda de contener la demanda en las calles. Algunas organizaciones como la FTV y la CCC se enfocaron en obtener recursos
para administrar mediante el acceso a planes de empleo y evaluaron que la profundización de la crisis no redundaría en
transformaciones populares. Por su parte otro grupo de organizaciones nucleadas en la CTD Aníbal Verón y el Polo Obrero optaron
por redoblar la apuesta con movilizaciones y protestas callejeras reclamando la ampliación de subsidios y aumento de los planes
sociales. En una de estos cortes de rutas, el 26 de junio de 2002 fueron asesinados dos jóvenes manifestantes Darío Santillán y
Maximiliano Kosteky por miembros de la policía de la provincia de Buenos Aires . Como respuesta a la muerte de los piqueteros se
sucintaron nuevas olas de protestas que produjeron la articulación de los diferentes sectores, la CTA, los organismos de derechos
humanos, las Asambleas Barriales y el movimiento estudiantil que forzaron a una convocatoria a elecciones presidenciales para
marzo de 2003. Ante la inminencia de las elecciones los movimientos sociales optaron por mantenerse al margen de la contienda y
en la mayoría de los casos denunciando la convocatoria como una trampa electoral.
Referencia electrónica
Martín Retamozo, « Movimientos sociales, política y hegemonía en Argentina », Polis[En línea], 28 | 2011, Puesto en línea el 13
abril 2012, consultado el 25 octubre 2012. URL : http://polis.revues.org/1249 ; DOI : 10.4000/polis.1249
DIARIO CLARÍN, 20 DE DICIEMBRE DE 2001
DIARIO PÁGINA 12, 21 DE DICIEMBRE DE 2001
DIARIO CLARÍN, 21 DE DICIEMBRE DE 2001