Construcción Urbanistica-Reglamento PDF

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Giorgio Piccinato La construccion de la urbanistica Alemania 1871-1914 Coleccion de Urbanismo OIKOS-TAU . El reglamento edilicio El ciudadano y Ia autoridad A diferencia del plano urbanistico, que prevee normalmente una compleja serie de competencias y de representaciones locales y de sector, el reglamento edilicio es, normalmente, materia de competencias de las administraciones estatales. Se trata por tanto, en la ordenacién alemana (prusiana), de reglamentos de policia (local, de distrito © estatal), para los cuales no se contempla la intervencidn de los organismos repre- sentativos de los 4mbitos territoriales.' La Baupolizei o politica edilicia es el érgano piiblico (de carrera, no elegido) que vigila la aplicacién del reglamento edilicio. Depende de la administracién comunal 0, a veces, de la estatal. «El deber tra ia edilicia consiste en ocuparse de la seguridad de los edificios, en construccién 0 ya existentes, bajo el punto de vista de la estabilidad, de la proteccién contra incendios y de las condiciones higiénicas»,” El operador edilicio se encuentra en realidad siempre frente a la Baupolizei, cuyos deberes —en realidad bastante confusos—' van desde la expedici6n de las licencias a los controles de habitabilidad. Los mismos reglamentos varfan mucho de una ciu- dad a otra, gracias también a la diversidad de origenes, y esto comporta un conti- nuo debate sobre las: interferencias publicas en la esfera privada. Derecho de construccién y Baupolizei son los elementos principales, y tradicio- nalmente antagonistas, del crecimiento de la ciudad.* EI reglamento edilicio es el lugar asignado a los conflictos, y el debate sobre la extensién y legitimidad constituye uno de los momentos de enfrentamiento entre el ciudadano y la autoridad publica. El reglamento edilicio generalmente estd en vigor mucho antes que se empiecen a proponer los planos de edificacién, de ampliacién o de transformacion. 1. J, Stibben, «tiber den Zusammenhang zwischen Bebauungsplan und Bauordmung», cit. 2. R. Wuttke, op. cit, cap. IV, par. 67, 3. J, Stibben, Der Siddtebau, cit., parte TI, cap. VIII, par. 441 4, R. Wattke, op. cit, cap. IV. El reglamento edilicio ng La presentacién de los planos, de los que es distinta la motivacién inicial (una indicacién de crecimiento) que el proceso de institucionalizacién (tendiendo a implicar a todas las fuerzas interesadas), comporta tal vez una composicin de competencias con el reglamento edilicio que, segiin los urbanistas, se tendrfa que volver el instru- mento ejecutivo del plano.> Sin embargo, la suma de reglamento-plano es tal, que vuelve més clara y unfvoca la lectura de la urbanistica ochocentista: en el reglamento desaparece toda traza de problematicidad o de aleatoridad. No son previsiones y pro- puestas sujetas a siempre posibles —y ficiles— variaciones, sino una precisa nor- mativa edilicia construida en torno a los principios de la propiedad individual: ™ La estética de la parcelacién Cada propietario de terreno, después de que este se ha dividido en parcelas, se puede convertir en constructor edilicio. | Esto significa que la iniciativa de la construccién de la ciudad esté desmenuzada entre un gran nimero de operadores, y por tanto que el disefio mas. adecuado no es aquel que expresa una inexistente unicidad, sino mas bien el que consiente la maxi- ma individualidad. También en este campo la normativa no puede hacer mas que salvaguardar los minimos y controlar que no sucedan prevariaciones de un opera- dor sobre otro: 18, R. Bherstadt, Handbuch, cit., parte IV, par. 29. EI reglamento edilicio 133 Es naturalmente importante ta sensibilidad y 1a capacidad de la persona singular, del cons- tructor como del arquitecto, asi como las competencias de las autoridades comunales; el mal de hoy consiste en el hecho que el objetivo a alcanzar a menudo no es ya el arte sino los intereses econémicos de emprendedores equivocos y de grupos de especuladores. De ello ha derivado un reciente control de los érganos téenicos que, para descubrir los abusos, han frenado los impulsos artisticos.»"” Goecke, pero también con él otros, sobre todo cuando se trata de edilicia resi- dencial, reconoce que la transformacién es radical y de ahora en adelante condi- cionante. La casa ya no es un objeto de utilidad, sino de mercanefa; la ciudad, lugar de produccién por un lado y campo de choque privilegiado por otro. En tal contexto, la codificacién de algunos principios estéticos en las normas de los reglamentos edilicios se pone como el extremo tentativo de cubrir la fragmenta- cidn tipica del proceso de crecimiento de la ciudad industrial a través de la adop- cién de elementos unificantes. Las normas citadas por Baumeister, vigentes en las distintas ciudades alemanas en la mitad del ochocientos —«tner en cuenta las leyes de la simetria y del buen gusto», 0 «escoger en el muestrario de la oficina de trabajos puiblicos», 0 «nada de persianas de madera en las fachadas»—° parecen intervenir demasiado pesadamente en la esfera del derecho individual. La Gnica verdadera unificacién serd la que se obtiene del maximo aprovechamiento de los indices de edificabilidad, altura, volumen, distancias, superficies cubiertas y todos los otros pardmetros posibles. Los indices encuentran su justificacién tanto en las consideraciones estéticas como en las higiénicas. La inevitable univocidad, en términos de beneficio, de las consecuencias morfo- logicas que de ellas derivan, es el principal instrumento de la constitucién formal de la ciudad ochocentista. La forma no es aqui mas que el éxito espacial del proce- so econdmico de apropiaci6n privada de la ciudad. Se entiende ahora el porqué los debates alrededor de los argumentos de estética urbana provocan un interés tan marginal cerca de los adeptos al trabajo.2! Stiibben afirma que la estética de las plazas publicas es el deber més importante del arte urbanistico, pero luego sélo sabe sugerir los usuales preceptos sobre la unicidad de las superficies de contorno, sobre la simetria o sobre el acuerdo pictéri- co, asf como sobre la sistematizacién de los edificios monumentales —iglesias, tri- bunales, teatros— en grandes plazas abiertas. Mas tarde, en el congreso de Londres de 1910, se reconocerd que a la fase de dominio del estilo simétrico francés, de moda hasta los afios ochenta, ha seguido un planteamiento més inclinado a favorecer a la variedad en contra de la uniformi- dad y las lineas curvas en contra de las rectas, gracias al estudio de las ciudades medie- 19. T. Goecke, «Rilckblicke auf die Deutschen Stictassetellung in Dresden, cit 20. R. Baumeister, op. cit, IML, cap, XIL 21. Ver la discusién de los Collins (op. cit, pigs, 16-25) de tas denuncias de Sitte a la mentalidad ingenieril predominante en la urbanistica de la époce 22. 4. Stiibben, Der Siddtebau, cit., parte Il. cap. IX. 134 La construccién de la urbanistica Fig. 67-68. 1. Subdivisién en parcelas entre la Lothringer y la Volksgarten-Strasse ‘en Colonia antes de la expropiacién; El reglamento edilicio 135 > EEE ¢ 2. Subdivisién en parcelas entre la Lothringer y la Volksgarten-Strasse en Colonia después de la expropiacién. St., figs. 980a-980b, pag. 618-619. La construccién de la urbanistica 136 vales alemanas. Pero, en conjunto, su opinion sobre esta cuestién no se desplazaré sustancialmente de las posiciones iniciales: casi toda la urba- is i el predominio de «las lineas geométricase’ . mT ened desarrllado aqui por los arquitectos es fundamental. Valigndose de una iteratura bastante mds amplia y fastuosa, consiguen imponer al piblico la imagen de una urbanistica pomposa, hecha de rond points y de allées. O ditigida, en el mueor de los casos, a individualizar algunos elementos de discontinuidad en el aan le las parcelas, sacando provecho de los accidentes topogréficos y proyectando innu- ariaci sobre el tema. . a ore sad que las ejercitaciones mas notables se refieren alas on de Pro piedad publica: la sistematizacidn monumental, los paseos panorémicos, los pardues wn eS casualidad: alli donde la presién especulativa falta caen también. ne me cos que justifican la dureza del debate entre arquitectos ingenieros coats es sare tas y los técnicos, entre los historicistas y los funcionarios) sobre la ce oat 5 y el trabajador urbanista puede nuevamente gozar de su antigua i ah 3 i E] repertorio formal del «arte urbanistico» es a menudo el clasicista, que ba demostrado perfectamente utilizable sobre todo por la presencia de ecg ie formidad y de repeticién, aunque no falten, sobre todo en los concursos, citas n ee y exposiciones de urbanistica son los lugares preferdos pra las sie citaciones compositivas a gran escala. No son pocas las perspectivas de p! ane de partes del plano regulador, ast como son numerosas i exhortaciones para q isuali te las indicaciones de los planos. ; blemas de la forma urbana, aunque serfa mas dificil enumerar aquellos ne no $¢ han pronunciado nunca sobre ello, Como muestra de todos ellos baie © nom de Hegemann que, después de haber cuidado el monumental catélogo de la p08 cién berlinesa de 1913, publicaré en Estados Unidos, en 1922, The American Vitru- ius. vies | discurso sobre los componentes culturales ¢ ideol6gicos del debate sobre a forma de la ciudad industrial esté fuera como tal de nuestro discurso. Entra, en cambio, 24, J, Stibben, «Bebauungsplan fir den sidlichen Teil der Stadt Flensburg» (Fl plano regulador para el sector idiona citidad de Flensburg), Der Siadrebau, pig. 52, 1905. - oo ee ie l,i Som 1 8 25. C. Gurlitt, Ober Baukurst cit 1 T. Goveke, «Ruckblicke auf die Deutsche Stidte ausstellung in Dresden-, ci 2 (ey co te Dc Se Ai Bak Nueva York, 1922 EI reglamento edilicio 137 cuando es parte integrante de la manera de entender y dirigir la ciudad. Esto sucede si las consideraciones formales influyen sobre los caracteres especificos de los ins- trumentos de la urbanistica: el plano y el reglamento edilicio. Cuando se quedan en la fase de proyectos o de propuestas pueden incluso escondernos los datos més autén- ticos para la construcci6n de un juicio histérico también sobre este aspecto de la tra- dicién disciplinaria. EI esquema radial También la cuestidn del esquema general de organizacién estd relacionada con la subdivisidn de la ciudad en zonas, El proceso de crecimiento del valor de los terre- nos se desarrolla tedricamente de manera gradual desde el centro hacia la periferia. Una zonizaci6n sustancialmente cldsica, como la definida por la casuistica tipolégi- ca que hemos examinado, parece conducir a la adopcién de un esquema concéntri- co de expansién urbana, Puesto que este esquema te6rico en realidad se verifica muy dificilmente,”* las simpatias de los urbanistas se dirigen decididamente hacia la for- ma radial:

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