MLA ESTRELLA POLAR
Peter Hall
Ciudades
del manana
Historia del urbanismo
en el siglo XX
Ediciones z del SerbalCapitulo 6
La ciudad de los monumentos
E] movimiento de la Ciudad Bella:
Chicago, Nueva Delhi, Mosctt
1900-1945
EI movimiento de la Ciudad Bella tiene su origen en los bulevares y paseos de las
grandes capitales europeas del siglo XIX: sus modelos son la reconstruccién de
Paris hecha por Haussmann durante el reinado de Napoleén III, y la contempora-
nea construcci6n del Ringstrasse de Viena, Sin embargo las realizaciones del siglo
XX se han hecho principalmente en otros lugares y en otras culturas: en las gran-
des ciudades comerciales del centro y del oeste de Estados Unidos, donde los lide-
res civicos construyeron con la doble finalidad de superar los complejos colectivos
de inferioridad y de estimular las empresas; y en las nuevas capitales de las partes
mis alejadas del Imperio Britnico, donde los funcionarios de la corona encarga-
Fon proyectos que expresaran el dominio imperial y la exclusividad racial, Luego,
Snicamente, el movimiento de la Ciudad Bella volvi6 a su lugar de origen geo-
grafico y espiritual: Europa, culminando en los aiios 1930 con los dictadores to-
talitarios que trataron de imponer sus megal6manas visiones de gloria a sus capi-
tales. A pesar de la diferencia superficial de los diversos contextos, hay una serie
de extratias similitudes en los resultados con implicaciones que, quizés, deberfan
inquietarnos,
Burnham y el movimiento de la Ciudad Bella en Estados Unidos
En esta historia, cada gran movimiento tiene su propio profeta, y éste no es una
excepci6n, El profeta de la Ciudad Bella fue Daniel Hudson Burnham (1846-1912),
socio de la compatiia de arquitectos Burnham y Root de Chicago, disefiador de va-
tios de los primeros rascacielos clasicos de la ciudad construidos entre los afios
1880 y 1890, y responsable de la Exposicién Mundial de Columbia de 1893, una
de las Ferias del Mundo més importante de todos los tiempos. EI dinero que ob-
tuvo gracias a estos lucrativos trabajos, le permitié, mas tarde, aceptar trabajos de
urbanismo por muy poca 0 ninguna remuneraci6n, fue de este modo como el jo-
ven arquitecto se convirtié en un maduro urbanista. La otra experiencia que le
animé a dar este paso fue la creacién de la magica Ciudad Blanca en las orillas del
Lago Michigan: si era posible crear una ciudad bella instantanea, que duraria tan
LA CIUDAD DE LOS MONUMENTOS 187
s6lo un verano, también lo seria hacer lo mismo con una ciudad norteamericana
de verdad y conseguir que su efecto fuera més prolongado.
Su idea fue bien recibida; puesto que, como hemos visto en el capitulo se-
gundo, los afios 1890 fueron en Estados Unidos un periodo de intensa introversion.
Gran parte de la burguesia con inquietudes civicas, preocupada por la creciente he-
terogeneidad étnica y cultural y el aumento de los desérdenes, consideraba que el
problema consistia en preservar el entramado social urbano. Henry Morgenthau,
banquero y gran propietario, lo dijo claramente en una conferencia que pronun-
ci6 en 1909: el primer objetivo del urbanista era eliminar los lugares donde crecia
«la enfermedad, la depravacién moral, el descontento y el socialismo»". ¥ en nin
giin sitio estos problemas se presentaban con tanta virulencia como en Chicago,
lugar de los terribles alborotos de los afios 1880 que acabaron con la ejecucién de
los cabecillas en medio de una tensa atmésfera de insurreccién.
El Plan de Chicago es el mejor de los proyectos de Burnham, Sin embargo,
volvia a su ciudad después de haber tenido éxitos y fracasos en otros lugares. El pri-
mero, que fue practicamente un triunfo, fue la larga batalla, que empez6 en 1901,
para la reconstruccién del Mall en Washington, DC. En su proyecto de 1791,
LEnfant habia seguido las sugerencias de George Washington y lo habia tratado
como un gran parque de 400 pies de ancho por algo mas de una milla de largo, que
debia iniciarse en el Capitol para seguir hacia el Potomac -extendiéndose luego por
el este hasta llegar a la Casa Blanca, Pero este proyecto nunca Ilegé a terminarse;
la zona permanecié como terreno de pastos, y poco a poco fue invadida por co-
mercios; la Gltima indignidad se cometié a finales de los afios 1870 cuando se
construy6 una linea de ferrocarril que lo atravesaba. Este Mall desfigurado era para
muchos, tanto para los que estaban dentro del Congreso como para los que esta~
ban fuera, un simbolo de todo lo malo de las ciudades norteamericanas”.
En 1901, el senador James McMillan de Michigan, presidente del comité del
distrito de Columbia, animado por el arquitecto Charles Moore, consiguié que se
aceptara su propuesta para que una serie de expertos hicieran un estudio sobre el
parque, Poco después, Burnham fue nombrado responsable de una comisi6n de tres,
miembros que incluia a Frederick Law Olmsted junior y al arquitecto de Nueva York
Charles McKim, a los que, mas tarde, se les uni el escultor Augustus StGaudens.
Burnham crey6 conveniente visitar Europa con la finalidad de estudiar los mejo-
res modelos urbanos, ignorando la evidente ironia de que muchos de ellos habfan
sido creados por las mismas tiranfas contra las que los norteamericanos se habian
sublevado. Posteriormente, comenté que el informe contenia el ntimero suficien-
te de parrafos impresionantes como para llamar la atencién de la prensa y al mis-
mo tiempo interesar al resto de arquitectos.
Se decidi6 aplicar el concepto original de L'Enfant pero ampliado, con un
Mall que tendria el doble de su anchura original llegando a los 800 pies, casi du-
plicando su longitud para incluir la llanura del Potomac, y serfa atravesado por dos
(Véanse notas en paginas 212-213.)188 CIUDADES DEL. MANANA
ig. 6.1. Daniel Burnham. BI autor de grandes planes en una
postura grandilocuente.
Parques lineales. Bl proyecto fue muy alabado pero, inevitablemente, también
tuvo criticas que durante un tiempo frenaron su realizaci6n. Finalmente, se cons-
truyé tal como Burnham habia plancado, terminindose en 1922 con la inaugue
tacién del monumento en memoria de Lincoln*, Fue una obra dentro de las mas
Pura tradicién de las Beaux Arts. Muy cerca, sin embargo, continuaron prolife-
rando los barrios pobres’,
Pero la ciudad de Washington, como todos estaban dispuestos a reconocer,
era especial: era distinta de las otras ciuciades norteamericanas, puesto que alli el
Ceremonial y los aspectos simbélicos debian mostrarse con mayor fuerza. A partir
de entonces Burnham se dedicé a empresas todavia mas atrevidas: intenté dara las
Brandes ciudades industriales y portuarias de los Estados Unidos el orden civico que
les faltaba. Empez6 por un lugar dificil: Cleveland, la ciudad del Jago situada en el
estado de Ohio, un lugar de crecimiento industrial descontrolado, lleno de con-
taminaci6n, problemas laborales y violencia. En 1902 se le nombré presidente de
luna comisi6n; al afio siguiente presentaron su informe. Como era de esperar pro-
Ponian un nuevo centro urbano: se construirian una media docena de grandes
edificios pliblicos, agrupados en una serie de parques conectados entre sf, a lo lar-
LA CIUDAD DE LOS MONUMENTOS. 189)
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Fig. 6.2. El plan de Chicago de 1909, Ejemplo de orden civil clisico en la trama
de esta ciudad de Illinois. Sorprendentemente, en 1925, gracias al empuje de sus
habitantes casi se habia terminado.
go de las orillas del lago y de un amplio paseo que los cruzaria formando angulo
recto; el conjunto formaria un impresionante espacio que quedaria delante de la
nueva estacion de ferrocarril, eco evidente del proyecto de Washington, donde
también se habia contemplado la construccion de una nueva estacion. Este plan
exigia la demolicién de unos cien acres de miserables barrios pobres entre los que
se encontraba la zona de prostibulos. Los dirigentes aprobaron el plan con entu-
siasmo y se dispusieron a Ilevarlo a cabo; lo tinico que no Hegé a realizarse fue la
estacion puesto que dependia del acuerdo entre distintas compariias. A nadie se le
ocurrié preguntarse dénde irian a parar los habitantes de estos barrios; probable-
mente pensaron que el propio mercado se haria cargo de ellos*.
Sin embargo, el proyecto de Cleveland no dejaba de ser el mismo que el de
ashington pero trasladado al lago Erie; aunque era ambicioso, no era més que un
plan para el centro de la ciudad, En 1905, Burnham propuso algo mas espectacular
para San Francisco, Aqui el nuevo centro urbano ~que estaba estratégicamente si-
tuado en el cruce de la Market Street, la principal calle comercial de la ciudad, con
la Avenida Van Ness- debia ser el foco donde se iniciarian una serie de bulevares ra-
diales, a partir de los cuales y a ciertos intervalos saldrian otros; de esta manera la
trama regular de la ciudad adquiriria un «milagroso equilibrio formal» a partir de190 CIUDADES DEL MANANA
otra légica basada en los contrafuertes angulares y las irregularidades naturales que
se utilizarian para construir bulevares y edificios formales’, Uno de estos paseos se
Convertiria en un parque continuo que conduciria al del Golden Gate en el extre-
mo oeste de la ciudad. Se daria un tratamiento arquitecténico formal a la zona de
‘Twin Peaks que domina la ciudad por el sudoeste, donde se levantaria un Athenaeum
y una estatua monumental que estaria encarada hacia el océano Pacifico,
Irdnicamente, a pesar de que un terremoto y un incendio dejaron una parte
de la cludad libre para realizar el proyecto, las presiones comerciales lo impidieron;
solo llegaron a hacerse algunas cosas entre ellas el extrafio y poco animado centro
civico que se construy6 en un lugar distinto del que Burnham habia propuesto. Hoy
en dia los ciudadanos de San Francisco estén profundamente agradecidos de que
Jos amplios bulevares y los «ronds-points» pensados por Burnham no llegaran a des-
trozar la trama de calles que suben y bajan por la colinas y las casas victorianas que
las flanquean, que dan su peculiar encanto a la ciudad®.
Chicago fue el proyecto definitivo de Burnham: el mayor de ellos pero que sor-
prendentemente y a pesar de todos los problemas, el que lleg6 a realizarse casi por
completo. Su idea basica era la grandeza, aunque resultaba vago en cuanto al modo
de Hevarla a la préctica: el plan «iba a restaurar la armon‘a visual y estética perdi-
da, de modo que se creara el ambiente fisico necesario para que de él pudiera sur-
git un armonioso orden social>’; la ciudad cadtica, fruto de un répido crecimien-
toy de una excesivamente rica mezcla de nacionalidades, se ordenaria: se abririan
nuevas avenidas, se harfan desaparecer los bartios pobres y se ampliarian los par-
ques'®. Parece que la mezcla de objetivos sociales con otros puramente estéticos fue
Jo que entusiasm6 a las clases altas y medias que apoyaban el Movimiento pro-
gresista??,
Al presentar el proyecto, Burnham mostraba su confianza en la calidad de lo
que él iba a tomar como punto de partida: las grandes ciudades europeas. «El trae
bajo que Haussmann hizo en Paris es el mismo que debemos hacer en Chicago»,
Pero como los que iban a respaldar el proyecto eran hombres de negocios, prime-
ro del Club Comercial y més tarde del Club Mercantil, afiadié un nuevo argu-
mento: la Ciudad Bella de Napole6n Il habia demostrado ser una buena inversion!
«Los cambios que.¢1 impuls6, la han hecho famosa, y, como resultado, la mayoria
de los ricos ociosos del mundo la visitan, y se dice que, gracias a ello, los parisinos
ganan cada aiio mas de lo que el emperador gast6 en hacer estos cambios»"4, Lo
mismo debia hacerse en Chicago:
La gente se marcha al Cairo, Atenas, la Riviera, Paris y Viena porque la vida no es
en casa tan agradable como en estos lugares de moda. De manera que hay una pér-
dida constante de los recursos de la ciudad. Nadie ha calculado la cantidad de mi-
Hones que Chicago genera y que se gasta en otros sitios, pero debe ser muy gran-
de, {Cuil serfa el efecto sobre nuestros negocios si todo este dinero circulara aqui
(..) Cul seria el efecto en nuestra prosperidad si la ciudad fuera tan agradable que
todas las personas que viven en el Valle del Misisipt, o al oeste del rio, y son eco-
nomicamente independientes vinieran aa Chicago? {No deberiamos hacer algo, sin
perder tiempo, para que la ciudad fuera mas bella y mas atractiva para nosotros pero
sobre todo para estos deseados visitantes?!
LA CIUDAD DE LOS MONUMENTOS. 191
Incluso dijo que lo que Pericles habfa «invertido» en la antigua Atenas toda-
via estaba dando buenos beneficios. Es probable que Burnham, que conocia la ma-
nera de ser de sus conciudadanos, se estuviera burlando un poco; pero es eviden-
te que sabia vender si era necesario, Sin embargo, todo esto no dejaba de ser ms
que una introduccién a la presentacion del propio proyecto, que iba a exigir un pre-
cio muy alto, Burnham queria la parte que quedaba enfrente de! lago para convertirla
en un parque por el que circularfa una carretera arbolada, Una de las calles que sa-
lia del parque en angulo recto, Congres Street, se convertiria en el eje principal
del nuevo Chicago, con un parque lineal de 300 pies de ancho. Una milla mas aden-
tro, donde este eje hace interseccién con Hubbard Street, dos anchas calles diago-
nales saldrfan de un gran centro civico coronado por una cipula: éste serfa el cen-
tro del nuevo proyecto; sin embargo, ir6nicamente, fue una de las pocas cosas que
no legé a hacerse. Las orillas del rio de Chicago que aqui corren paralelas al lago
entre éste y la calle Hubbard, se alinearian con las nuevas calles. Los grandes edi-
ficios ptiblicos se irfan colocando en los lugares més prominentes del parque lineal,
Habria «un majestuoso museo blanco en la gran terraza llamada Lake Front, que
dominaria todos sus elementos: los parterres, las fuentes, los monumentos, todo
deberd construirse de manera que tenga relacién con él. Ningiin edificio del mun-
do ha tenido jamés una situacién mas adecuada que la que éste tendra»'6, Habria
un paseo de siete millas y media bordeando la orilla al que se accederia a través de
siete viaductos, y una laguna de 30,000 pies de longitud. Burnham se vuelve Ifri-
co al describir el conjunto:
Ambas orillas de la laguna deberian ornamentarse con Arboles y arbustos que se adap-
taran a nuestro clima, sobre todo los que florecen -el manzano, el peral, el melo-
cotonero, el castafio de Indias, el castaiio silvestre, la catalpa, el manzano silvestre,
lilas, syringas, acacias, cornejos. En los meses de mayo y junio se podria celebrar un
festival sobre el agua. Durante la primavera y el verano, y también en otofo, todo
el que paseara por el lago se veria envuelto por la presencia de las flores. En las ori-
las habria englantinas, heliotropos, mignonette y plantas salvajes que llenarian el
aire con su fragancial”,
Y concluye asi su visién de Chicago:
Delante nuestro se extiende una plantacién de majestuosos arboles, que dan som-
bra al césped y a los caminos que estan en las margenes del lago. Haciendo contraste,
la reluciente laguna se dirige hacia el norte. Detras estan las suaves orillas, y los tre-
nes que aparecen y desaparecen entre los cimbreantes sauces. Al fondo, se eleva una
majestuosa terraza cubierta por parras y coronada por estatuas, y tranquilos parte-
mies que rodean apacibles hogares.
El lago nos ha estado llamando durante aiies, y al final le hemos respondido.
Vemos el agua, movida por una gentil brisa; sobre ella el centelleo de los remos, el
destello de las velas rosadas, las lineas de ligeras lanchas. Vemnos los botes que pa-
san impulsados por bronceados atletas. Ofmos el murmullo de las olas mezclado
con las risas juveniles, la misica que procede de la laguna se desvanece entre las.
inclinadas ramas de los Arboles. La luna creciente aparece en el cielo, brillando le-
vemente en el crepasculo.192 CIUDADES DEL MANANA
Flotamos por los prados donde las villas, como si fueran cisnes, reposan en las
terrazas, las blancas balaustradas y las ninfas del bosque apenas se divisan en el ano.
checer. Llega la noche, las luces de colores brillan en el aire perfumado de los ne-
niifares, y la Naturaleza nos acoge como a nilios felices!®.
Es una vision poética extraordinaria; una de las pocas que existen en la histo-
ria del urbanismo. Los dibujos al pastel de Jules Guerin que nos muestran la gran
cludad desde el aire, con los bulevares radiales perdiéndose en las grandes prade-
zas de Illinois con las diltimas luces, son distintos de las otras imagenes urbanas que
hemos visto: los colores apagados, la intensidad de la luz reflejada en los htimedos
Pavimientos, recuerda vagamente a Whistler, aunque éste no lleg6 a conseguir
nunca estas grandes panormicas.
Esta presentaci6n era también un buen ejemplo de relaciones publicas, Sin
embargo, ¢para quién iba a ser todo esto? La respuesta de Burnham nos devuelve
brutalmente a la realidad: «No debe ser s6lo para la gente rica puesto que ya saben
culdarse», deberia ser para la gente en general; pero, «jno es cierto que estos de-
penden de la circulacién de dinero, y que éste no aparece sin la presencia de gran-
des cantidades de personas econémicamente bien situadas?»”®, De este planteamiento
surgia de manera implicita y técita una teoria del desarrollo urbano: una economia
urbana ditigida por lo que Thorstein Veblen criticaba como consumismo de las cla-
ses ociosas que imitaban a los ricos europeos.
Es facil ridiculizar este proyecto; y un gran numero de criticos, desde los libe-
rales izquierdistas tradicionales a los marxistas, lo han utilizado siempre que han
quetido mostrar un ejemplo representativo. Ya en 1922, cuando habia empezado
a realizarse ~coordinado por el comité ejecutivo de la comisién del Plan, que es-
taba controlado por los miembros del Club Comercial, y con un coste de unos
300 millones de délares~ Lewis Mumford criticé el tratamiento que Bumham daba
a la ciudad calificdndolo de «cosmética municipal»; mas tarde lo compararia con
los proyectos de los regimenes totalitarios. Todos lo atacaron porque ignoraba los
aspectos de vivienda, escuela y sanidad. Burnham pudo haber respondido que, en
su momento, habia advertido que Chicago deberia seguir la politica de Londres de
subvenciones a la vivienda, pero, para decirlo de la manera més moderada posible,
era evidente que este tema no era el que realmente le preocupaba”, De los tres ob-
jetivos de planificacion que Abercrombie estableceria en su pequeno libro de tex-
to de 1933, la belleza era lo que més interesaba a Bumham, tenia en cuenta la con-
veniencia comercial pero la salud, en su sentido mas amplio, no estaba contemplado
en ningiin sitio,
De manera mis sutil, podriamos calificar este proyecto ~como los de San
Francisco y Cleveland- de centrocentrista: se basaba en un niicleo comercial pero
no habia ningin tipo de prevision para la futura expansion de la zona comercial
Por el resto de la ciudad”. Como dijo Mel Scott: «el Chicago de Burnham es una
ciudad perteneciente a un pasado que Estados Unidos nunca conocié», una ciudad
aristocratica para principes mercaderes*s. En este sentido eta como muchos de los
nuevos planes urbanisticos que vendrian en el futuro. Pero incluso asi, tenia una
LA CIUDAD DE LOS MONUMENTOS 193
Fig. 6,3. Centro Civico de Chicago. Impactante pintura al pastel de Jules Guerin. 1 au:
tor ofrece una visién de un Chicago shaussmannizado»: ciudad formal, ordenada si-
métricamente pero carente de objetivos sociales. Paraddjicamente, este elemento cen:
tral tan importante nunca lleg6 a realizarse.
contradiccién basica: como Herbert Croly sefial6 en el Architectural Record de Nueva
York de la época, era un urbanismo basado en cualidades formales que se adapta-
ba mal a la realidad del desarrollo de los centros urbanos que exigian un alto ni-
vel de concentracién y de poblacién®®, Esto significé el fracaso en su lugar de na-
cimiento. En 1909, en la primera conferencia sobre Planificacién de ciudades y exceso
de densidad de poblacién, algunos urbanistas y los hombres de negocios que los
apoyaban, se dieron cuenta de que esta utopia exigia algo mas un cierto nimero
de personas dispuestas a pagar. La Ciudad Bella pronto dio paso a la Ciudad
Funcional, que se conseguiria por medio de la zonificacién —tema al que el proyecto
de Burnham habia dedicado poca atencion?”.
Burnham murié en 1912 en Ja cumbre de una fama que se habia extendido muy
lejos: era asi como Europa le devolvia el cumplido. El habia dicho a los habitantes
de Chicago «como pueblo debemos hacer nosotros, si podemos, lo que en otros lu-
gares ha hecho un solo gobernante»*, Pero en Berlin, el Kaiser -segiin escribié el
corresponsal del Chicago Record-Herald- habia nombrado una comisién para elaborar
un proyecto similar, lamentando que Berlin estuviera ya hecha y no tuviera la ex-
tensa orilla delante del lago que Chicago poseia®. La iniciativa fracas6; aunque re-
viviria con mayor fuerza veinticinco afios mas tarde.