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race 0) )) Ey Aen a es 1012 & LA AMBIVALENCIA Dawa MODERNIDAD Y OTRAS (OO) NiVaesy Ne (0 ]\ ss) Lat NTE 22 DEL PRESE! UerIMos TITuLOs PuBLICADOS 5 aris Thebaut 1 Tvetan Todorov rn pert 8. Manuel Cray scar carp 20 Richard Rerty Favor nostro ps 11. Sorgen Habermas La contin peso 12. Serge Grsingh 1 gemarieno mestze 16. Terry Eagleton La iene ctr 17. Thomas Srast User tata) 18, Ginter Anders. Nosotros, oso de lca 19, Glan Vattime Dion cin Wiehe ambvalrca de a PAIDOS BIBLIOTECA DEL PRESENTE ganz1912 Zygmunt Bauman y Keith Tester La ambivalencia de la modernidad y otras conversaciones Ea Bi PAIDOS cnt Senin Ns Mes Tule ora Comersnians with 2munt Bauman ‘rainimertepuiace en rps, 2001, gor Posty Pres en aszacen con Bickel Puslsers La, Cambie 7 Onto Rigo Une Teatccldn de ‘bert Roca Alvarez due gia rnin so Fight oj ie sarin estaba as foyer lneprucln tal parcial deta ora pr cunigle meio 9 recede meres a eroway retain {olrlormat y ade deme tes de la melas aller 0 pata ° 2001 Zygmunt Sruan an Kl Teter ° £2002 a raducion, ‘Albert Roca Avarer ° 2002 de ads is editors en caster Edicones Pate tren 6. Masao ci, 92 08021 4 Ebtorial Pais, SAIC, Deen, 599 Bees Aires tpmipiios com IS0N-p4495-12068 Deo eg! 8. 35.238/2002 Impress en Hore 5 Lima 08080 Barclone Impress tn Espa - Printed in Soin ganz1912 SUMARIO Prefacio Introduccion Ge Be Conversacion 1 Contexto y horizontes sociolégicos 65 © Conversacion 2 Etica y valores humanos 9 Conversacién 3 La ambivalencia de la modernidad 137 Conversacién 4 Individualizacién y sociedad de consumo 175 Conversacion 5 Politica 213 Bibliogratia Y Polo: El inflemo de los vivos no es algo por ve~ nir; hay uno, e} que ya existe aqui, el infierno que habitamos todos los dias, que formamos estando juntos. Hay dosmanerasde no sufrirl.La primera es facil para muchos:aceptar el infierno y volverse par- te de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda ces arriosgada y exige atencién y aprendizaje conti- ‘nuos: busear y saber reconocer quién y qué, en me- dio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio. rato Cano, Las cudades ivsbles” * Lait original ha sido etralda de fa traduccion inglesa cela obra de {Hale Calvne (orginal en tallane), eallzada por Willamt Weaver y pi cada por Secker and Warburg (Londres, 1974). Para la tratucién cas tellana hemos acualdo a la version de Aurora Bemardez, Madrid, Sirvla, 1994, (N. det) ‘Prefacio § conversaciones que constituyen el grueso deeste libro lugar durante la primavera y el verano de 2000. Se a cabo con tres objetivos principales en mente. "Primero, se pretendia que las conversaciones dieran la ‘oportunidad a Zygmunt Bauman de perfilar algunas de las co- Aientes profundas que fluyen bajo la superficie de sus nume- 0808 textos, con los cuales ha cambiado la naturaleza de una porcién significativa del pensamiento social contemporsineo. "Segundo. las conversaciones querian proporcionar un contexto en el cual Zygmunt Bauman pudiera explorar al- _glinas de sus ideas de una manera telativamente relajada, sintetizando asi algunas de las claves de la obra que lleva su nombre. ‘Tercero, las conversaciones se mantuvieron para permitir ‘que Bauman reflexionase acerca de los significados que han {do adoptando sus textos a medida que han adquirido lo que ‘Podriamos denominar una vida propia, al distribuirse mas alla de la capacidad de control del autor. Si este libro consigue alcanzar alguno de estos objetivos, ser un éxito admirable, ya que seria esperable que, en con- Secuencia, animase a nuevas generaciones de pensadlores so- diales a acercarse por si mismos a los libros de Baaman y a batallar con sus desafios, sus perspectivas y sus inspiraciones. Ta obra de Zygmunt Bauman, que es como poco volumi- ‘osa,crece a un ritmo prodigioso. Ademas su trabgjo en len- 2 gua inglesa, por el que masse le conoce, se vio precedide pot un buen miimero de libros y ensayos que escribié en su Polo- nia natal, antes desu expulsién, en 1968 No habria tenido sentido intentar resumir y dar cuenta del cuerpo completo de su obra en estas conversaciones. Por lo tanto, el libro se concentra sobre todo en e] eperiodo inglés». También se debe hacer notar que estas conversaciones tuvieron lugar en un momento especifico de la carrera intelectual de Bauman, cuando estaba reemplazando s1 nevadora visién de la posmodernidad por una nueva orientacién de su pense into social que giraba alrededor de la nocién de «moder- nidad liquiday, y cuando estaba reconfigurando, mediante nuevas concepciones de la justicia y la politica, algunos de Jos compromisos éticos que habian dotado de un carécter tan distintivo a su trabajo. Hace falta dejar perfectamente claro que Zygmunt Bau- man no ejercié ni pretendié ejencer control alguno sobre las preguntas que le formulaba, ni tampoco intent6 ni deses in- fluenciar los comentarios a su obra que he incluido en la in- troduccién (comentarios, pues, de los que soy el responsable ‘inico) Durante la confeccién conjunta de este libro, Zygmunt Bauman desplegé un buen humor, una simpatia yuna cali- ez extraordinarias: como siempre, quiero reconocer lo mu- cho que le debo. También quiero agradecer sus buenos consejos a Ross Abbinnett, Chris Shilling y John Thompson. Introduccién (Stil organizar esta introduccién a partir ée a formula- yy respuesta de tres preguntas: équién es Zygmunt Bau- 12, equé hace?, (por qué lo hace? No hace falta decir que “na introduccin como la que sigue, con una extensi6n li- ‘mitada, no puede dar cumplida cuenta de la amplitud y la ‘complejidad del pensamiento de Bauman, No oretendo que Johaga. Mi meta es mucho mas modesta. Simplemente quie- ‘10 proporcionar una via de entrada al pensamiento social de ‘Bauman para aquellos que no estan familiarizados con él. La Jectura de los libros de Bauman no es reconfortante, pero te ‘hace pensar de manera diferente sobre el mundo, sobre uno ‘mismo y, lo que tal vez sea mas importante, sobre tus relacio- ‘nesccon los otros. ‘iQuién es Zygmunt Bauman? ‘Una forma de contestar esta primera pregunt es referirse a algo que se ha dicho sobre Bauman y su obra,al afirmarse que se trata de «uno de los comentaristas més interesantes influyentes (.) sobre la condicién humana». lacita es dela Diografia de Bauman elaborada por Dennis Smith, el cual también piensa que «Bauman es parte del relato que cuenta» (Smith, 1999, pag. 3), La argumentacién del bidgrafo defiende que, silos libros y ensayos de Bauman consticuyen uno de “ 3 é i F Jos cuerpos de trabajo mis significativos para la compren- sign de la naturaleza del mundo donde vivimes y si Bau- man es uno de los més sutiles y certeros observadores de las tendencias y fuerzas que resultan fundamentalesen iasocie- dad actual, ello se debe a que mismolas ha experimenta- do de manera particularmente viva. Las especulaciones de Smith le llevan a postular que mu- ‘chas de las preocupaciones intelectuales de Bauman refleja- ian su experiencia vital. Eso es ir demasiado lejos, pero algo hay de cierto en el miicleo desu argumentacién. Se hace difi- cil pensar que las experiencias de Bauman no hayan tenido impacto alguno en los temas y en.el temperamento de su pensamiento social, Bauman nacié en Polonia, en 1925, en el seno de una familia judia pobre, Con ella, huyé a la Union Soviética cuando los nazis invadieron Polonia en septiembre de 1939. Alli se incorporé al ejército polaco y luché en el frente ruso. Tras la guerra, inicio su carrera académica a principios de los cincuenta, permaneciendo como profesor de la Universidad de Varsovia hasta que se exilié durante ‘una campafia antisemita promovida por las autoridades co- ‘munistas en 1968. En 1971, legé.a ser catedrtico de Sociolo- gia en la Universidad de Leeds, y alli permaneci6 hasta su Jubilacién en 1990, De este bosquejo biogrifico, vale la pena destacar un aspecto: el hecho de que, cuando Bauman escri- be en inglés, est4 recurriendo a lo que como minimo es su tercera lengua, ya que nacié en Polonia y estudié en la Uni6n Resulta muy tentador vincular el pensamiento social de ‘Bauman a esta biografia. Por ejemplo: ha escrito una serie de articulos sobre su Polonia nativa y sobre los problemas de la ‘transicién del comunismo a un tipo de capitalismo, temas que también aparecen en algunos de sus libros (véase, como ‘muestra, Bauman, 1988), También ha escrito sobre el totalita- rismo y sobre el Holocausto (Bauman, 1989; 1991). De igual ia opinar que su propia experiencia de exilios hha sido la fuente de los personajes del vagabundo y que figuran en sus estudios sobre la posmoderni- 1992a; 1998; 1995; 1997). Finalmente, incluso se ‘que su compromiso con una ética asis- sque deberia persistir a largo plazo, independiente- de la volubilidad de las preferencias personales, su propio deseo de volverse a arraigar en un mundo iproporciona habitaciones de paso* (Bauman, 1998a, Si, todo esto es tentador, pero la reduccién de los te- 'Y preocupaciones de Bauman -o de cualquier pensador ‘a cuestiones biograficas presenta al menos tres pro importantes, Primero, si se argumenta que la obra de Bauman tefleja lexperiencias personales, se impone logicamenteaplicar “Jmisma reivindicacién al trabajo de todo el mundo Siesta: "thos dispuestos a llevar adelante este enfoque, tendremos "que acabar concluyendo que todo el pensamiento social es “autobiogrifico y que, dado que todas las autobiografias tien- den a acallar ciertos incidentes y a edificarse sobre otros, to- “do el pensamiento social consistira en poco mas que lo que Jos pensadores prefieran decir sobre ellos mismos.Siodavia ‘estamos dispuestos a continuar en esta linea, nos veremos obligados a aceptar que las cuestiones de moralidad, opre- sion, libertad, sufrimiento, felicidad o placer se pueden redu- cir completamente al individuo y que en ningiin caso tienen una relevancia general. O, dicho de otra manera, la ‘misma posibilidad de un pensamiento social se desplomaré, ‘como lo hari, y ello es atin mas importante, la ideade que Jas vidas de hombres y mujeres se entretejen de un modo u ‘otro. Se acaba con ese viejo eslogan procedente de una re- * Lacxpresion iteral es rave cot, cates de viaieros. (dele) as g : 6 ‘ciente edad oscara del género humana: en un uso distinto co del sentido comiin. Al:fin y al cabo, dla palabra im- algo que se junta después de haber estado dividido, itras que en lo que pensamos es en la clase de unidad existe antes de que ninguna division tenga lugar» (Bau- in, 1969, pag. U). Asi pues, aunque Bauman es un socidlogo, ‘ye trata de un socidlogo de un tipo peculiar. Cree que,en la Y de conocimiento integral y significativo del mun- o social, se debe sospechar de las fronteras disciplinares, "quando no ignorarlas por completo. Por consiguiente. lo que Bauman hace es scciologia bajo “elsigno del eclecticismo y de una aproximacién integral al ‘estudio de la sociedad y a la diversidad de las fuentes utiliza- das. Pero nose trata de un eclecticismo para engrandecerse 0 [pata pavonearse. Fs un eclecticismo que deviene necesario por el hecho de que la vida humana es fundamentalmente diversa, siendo imposible capturarla bajo un encabezado tinico. Bauman dice que nos hace falta una sociologia con ‘objetivos abiertos para poder lidiar con la abertura de metas yde desarrollos de hombres y mujeres, No hay duda de que éstaes la razon por la cual el trabajo de Bauman atraea tanta ‘gente metida en Jo que, de manera general, podriamos lla- mar spensamiento social, asi como también es la causa de ‘que sus libros se las hayan arteglado para superar los estre- -chos confines de la «sociologia» entendida convencional- ‘mente. } i 5 2 5 3 : i i 2 : Una implicacién interesante de esta visién de la sociolo- sa (es decir de Ia vision del propio Bauman sobre Io que ha- ce) es que puede explicar uno de los momentos curiasos de este libro En la primera conversaci6n, le pregunté a Bauman ‘ual seria el libro que se Devaria a una isla desiertasi solo pu- diese evarse uno. Yo esperaba Quacieri del carcere de Grams- i La ética protestante y el espirtu del capitalisno de Weber o, mas probablemente, Flcsofia del dinero de Simmel. Sin em- argo, Bauman hiizo una lista de obras literarias yal final, se decidi6 por un relato corto del eseritor argentino Jorge Luis Borges. Esto fue una sorpresa, pero que se puede explicar ala uz de la visidm de Bauman sobre los intereses de la sociolo- gia. Desde el punto de vista de Bauman, un cuento de Borges centrafia tanta significacién y tanta informacidn sociolégicas. como cualquier texto que se pudiera aceptarmés facilmente como parte del «canor» disciplinar, De hecho, un relato bre- ve de Borges se puede revelar ms ttil que los libros de socio- logia convencionales, si se muestra més capaz de captar en su integridad el flujo y la flexibilidad, la falta de predestina- cién, de las vidas de hombres y mujeres. No obstante,aun- que la asociacion de la sociologia con la literatura en el pensamiento de Bauman es extremadamente sugestiva (y puede ayudar a explicar por qué, en sus libros. se refiere tan a menudo al mundo literario), es importante no llevar esta vinculacién demasiado lejos{En definitiva, os libros de Bau- man son ejemplos innegables de pensamiento social. Lo que Batuman hace es practicar y promover el pensamiento acer- ca de las relaciones, situaciones y fuerzas que hombres y ‘iujeres confrontan, experimentan y, lo que es més impor- tante, viven, en tanto que reales}La literatura puede arrojar una luz nueva y provocadora sobre estas relaciones,situacio- nes y fuerzas (especialmente si se trata de obras parecidas a Jas de algunos autores favoritos de Bauman: Robert Musil, Milan Kundera, Georges Perec), pero ello no evita que sus eciones partan de lo fctico y no de lo factual, en el a social y experiencial. fin hay ocra forma de contestar la pregunta «lqué hace n?. Si. shaces sociologia, pero, en el interior de ese p. incenta llevar a cabo una actividad importante por nel seno de la Sociologia, Bauman trata de mos- ye el mundo no tiene por qué ser como es y que existe iva alo que anteriormente parecia tan natural, io, tan inevitable. Esta preocupaciGn ponede relieve asinfluencias clave en el desarrollo del pensamiento de Bauman: el marxismo posleninista de Antonio ci y Ja sociologia de Georg Simmel, Una conversacion da.con Peter Beilharz deja claro cémo se produjeron de estas figuras Beilharz. 2001, pigs 334-344), n esa ocasién, Bauman dijo que lo que habia hecho era ensefiarle que hombres y mujeres no son ino- irreflexivos determinados por todopoderosas es- ss sociales, ni tampoco son (es decix, somos) poco mas sseres que s6lo actiian en reaccién a estimulos externos, +i mostraba que hombres y mujeres poseian la facultad er de construir un mundo para si mismos. Gramsci que si este potencial ni se adivina ni se ejecuta es 6- pal «sentido comin fomentado por las estructuras tadoras que prevalecen en cada momento. Gramsci le nsefié a Bauman que las cosas podian ser distintas y que ‘ombres y mujeres podian elaborar sus propias alternativas. ‘sta fue una influencia que se acomods ~y se acomoda~ ‘my facilmente en la concepcién de Bauman sobre la cultu- ‘Fucomo «un cuchillo que hiende el futuro» (véanse Bauman, 1973; 1999a). Bn este sentido, la cultura es a la ver la expre- ‘sin de la conciencia de que existe una alternativa y un esti- ‘mulo para que hombres y mujeres piensen de manera diferente, siguiendo sendas no autorizadas, acerca del mun- ‘do enel que viven, trabajan y mueren. Mas atin,la percep: noroan00444! ign gramsciana del mundo como algo quese puede crear a partir dele aecién y de los agentes sociales capacité a Bau: man para romper con el comunismo «oficials de estilo so. viético que habia atrapado su pensamiento durante sus primerosafios. A medida que la cafefna inyectadaef la vena intelectual por Gramsci empezaba a sacudirel cerebro de Bauman, se hacia mésy més claro que la version del marxis- ‘mo y del socialismo alentade por el sistema soviético era al- goa lo quese tenia uno que acercar critica y recelosamente. ya que explicaba a hombres y mujeres que los protagonistas ¥y constructores de la historia eran el Partido o alguna abs- traccién llamada Proletariado o Necesidad Historica, en lugar de ellos mismos. Tal como dice Bauman en la mencionada conversacién, Gramsci le permitié retener un compromiso con el mticleo moral det pensamiento de Marx ala vez.que lo liberd de los dogmatismos del sistema soviético (fue ast co- ‘mo Bauman se convirtié en uno de los pensadores punteros de la oleada de emarxismo humanista» 0 «marxismo revisio- nista» que surgié en Polonia durante los cincuenta. Para ob- tener una visién impresionista de esta rama del marxismo y de algunos interesantes paralelismos con aspectos del pensa- miento de Bauman, véanse Kolakowski,1969 y 1972). Tal como ha explicado Bauman (véase Beilharz, 2001, pag. 334), el pensamiento de Gramsci le enseiié qué tenia que mirar su propio pensamiento social, pero fue Simmel quien Je ensefiaria oémo mirar el mundo que habia llegado a ser sentido y percibido por hombres y mujeres de forma tan na- ‘tural que no podian concebir la posibilidad de una alternativa. En la conversaci6n con Peter Beilharz, Bauman lo explicaba asi: «Simmel bor (..) esa esperanza de juventud, segin la cual, una vez apartadas las incongruencias y contradiccio- nes de la “superficie”, encontraria “alli abajo” el mecanismo de relojeria funcionando con una precisién al segundo, Bauman extrajo otro mensaje de Simmel: la idea «que para pizde cada tendencia hay una goma de otra, y que que- jar esta ambivalencia para observar mejor c6- ciona la sociedad es como desear quitar ls paredes -yer mejor lo que aguanta el techos (citado en Beilharz, NL, pag 335)/Lo que Simmel le ensefié a Bauman es que la pa dela sociologia es la de sospechar de cualquier preten- m de que el mundo social operaria de una manera orde- ytendente a algiin tipo de equilibrio,si no fuera porlas nductas impredecibles y ambivalentes de hombres y mu- leindicé que esta ambivalencia y esta incerti- constituian la esencia de la vida social y que, en ecuencia, incumbe a la sociologia tratar de captar este o sin intentar cecrario y sin desear que desaparezca (iue- mna vez mas, estamos de vuelta en Ja concepcién distinti- ‘la sociologia segiin Bauman, asi como en su persona blica con principios, asentada en alguien que no preten- zanjar lo que «realmente significan» sus libro} la luz todo esto, no maravilla que Bauman no encuentre gran «que le interese en la sociologia americana parsoniana y parsoniana, con su incesante preocupacién por el “ehhist6ricas que hacen que el trato cruel a los dems se ba como normal y sin consecuencias. Siempre es posi- tlegir ser humano, siempre es posible elegir ser moral] ta eleccisn estriba la dignidad humana. Y el papel dela ogia es mostrar que siempre se puede elegir una con- sta moral, ya que todas las estructuras y pensamientos snos dicen que tal opcién es imposible son enteramente 7 jento social es para la humanidad. En Ja con- cién de Beilharz, Bauman explicaba que, «de Janina, aprendido que, por lo que respecta alas ciencias o- Ja wertfreihett (libertad de valores] no es simplemente mera sino también una ilusién absolutamente in- n epon0nt dide que aynde a conseguir una vida més, que, en tltima instancia, som las elecciones humanas lo tinice que distin- gue aquello que es humano delo que es inhumanos, De ahi se sigue una tiltima ensefianza que redundaen un enfoque (que gira alrededor de las elecciones que conducen alo hu- mano einhumano en el sentido socicligica, mas queen el f- Inséfco: da sociedad es un ingenioso aparato para restringi, sino eliminar del todo, esas mismas elecciones (citado en Beilharz,2001, pag: 335). Dice sociolégica, porque si queremos entender las cualidades de lo humano hoy en dia, debemos prestar atenciém a las situaciones en que se puede encon- trara los humanos. Mas atin, en el grado en que enlazan con un pensamiento sociolégico, los compromisos y rei- vindicaciones de Bauman se apartan de la especulacion y se convierten en medidas que permiten conocer y dar nombre ala humillacién y al sufrimiento porlo que son: el producto del mal, Bauman no siente necesidad alguna de justificar sus compromisos morales. Es el mundo el que ha de justificarse a si mismo ante la critica que esos compro- misos hacen necesaria, Bauman desconfia del mundo y de Jo que significa para hombres y mujeres, no de esos hom- bres y mujeres ni de su capacidad para elegir elser morales, es decir, humanos. [Todo esto puede hacer creer que Bauman ve la sociologia ‘como una plataforma o un movimiento politico, Nolo hace. Bauman no se dedica a la sociologia porque piense que los socidlogos son personas que puedan arreglar el mundo y asegurar que toda la gente viva en paz y armonia, Rechaza cexplicitamente este tipo de interpretacién de las razones pa- rala existencia de la sociologia (véase, por ejemplo, Bauman, 1987). Mas bien Bauman vincula la practica de la sociologia con los valores que se erigen mas allé de ella, y que interpe- Jan a todos los hombres y mujeres, no tinicamente a la co- ‘munidad de pensadores sociales. Lo que motiva a Bauman es eto incondicional por la humanidad. Esta compro- jeon la dignidad de la humanidad.] estima dignidad que consiste en transcender la hu- {Gn cotidiana y combatir, imaginaria y practicamen- da construccion de tna altemnativa apropiada para Ja panidad. La sociologia es un importante factor posibilita- jesa nueva imaginacién y de esa nueva prictica, en {be clespoja a las estructuras, relaciones e instituciones es de ld invulnerabilidad que tan desesperada- snecesitan. Pero lo que le hace falta a semejante lucha ‘espacio piblico en el cual la gente se pueda reunir sin ‘a.que el deseo piblico de intimidad con la persona acabe por abatir sus ambiciones y esperanzas. S6lo nos esperar y desear cuando nos sentimos confiados, dos en nuestra seguridad material y confizdos en no- smismos. Lhiego, una vez. mas cerramos el circulo de ra- tos acerca del firme rechazo de Zygmunt Bauman Ja persona privada mas importante que la per- ‘publica. pues, ¢por qué hace Zygmunt Bauman lo que hace? uese ha comprometido con la humanidad. Tspero que ahora resulte posible entender un poco los inte- ‘Weses y el caracter del pensamiento social de Zygmunt Bau- ‘Man. Las conversaciones incluidas en este libro deberian Mevar ese conocimiento mucho més lejos, clarificando, de Hecho, las fuerzas que subyacen en sus textos. Algo que de- Iberia quedar muy claro es que, bajo la superficie de los ibros Me Bauman, que son tan buenos captando la esencia del pre- ‘sente,1o que guia su trabajo “lo que, a mi parecer, siempre lo ‘a guiado- es un profundo e inflexible compromiso con la noisonao4ant 30 humanidad. Este compromiso adopta diferentes formas en momentos diferentes, pero nunca desaparece. Es algo que Zygmunt Bauman jamés pierde de vista. ¥ es este compro: miso el que convierte su yoa en tan distintiva, desafiante y significativa, El compromiso es fundamental para entender quién es Bauman, qué hace y por qué lo hace, Pero todavia queda tuna leccién final del pensamiento social de Zygmunt Bauman. Ensefta las virtudes de la dedi caci6n a pesar de los encantos de las distracciones temporales y frente a éstos, El propio compromiso con la humanidad exige un compromiso con uno mismo. Hacia el final de su clase inaugural en la Universidad de Leeds, en 1972, Bau: ‘man dijo: Mas que nunca, debemos tener cuidado deno caer en as trampas de las modas, que bien pueden revelarse mas daitinas que el malestar que pretendian curar. En fin, des pués de todos estos afios tan poco romanticos, nuestra. voca- cin puede volver a ser un campo de prucbas del coraje, la coherencia y ia lealtad a los valores humanos» (Bauman, 1972, pag. 203). Zygmunt Bauman ensefia quées lo que la vocacisn exige piblicamente del pensador social, cGmo se deberia desarro lar y, sobre todo, por qué merece el esfuerzo que supone, Kerra Tester Conversacion 1 Contexto y horizontes sociolégicos . Tes. Usted empeaé su carrera socilégica en Pdonia durante de os cinewenta. Se puede presumir que en a Polonia de epoca, la soctologia formaba parte de un proyecto masampiio, metas declaradas consistian en intentar construir un mundo para los humanos tras la debacle de la ocupccin nazt De- lampresion de que a socologia podtia ayudar a cambiar el (una impresin que yo, también sociélago aunque en una si- muy diferent, munca he podido recimente experimentar;mun- sido capaz de creer que la sxciologia podita cambiar el mundo) decir algo sobre la sociologia en el contexto pola y, de mane- personal, sobre las causas quel levaron a elegir socilogia en efilescfia estétca o ingeniera? Simpificando: a soctologia en la dees cincuento, cpara qué servia ya qué caminas le condyjo? Bauman. Se podria decir que desde mi mas tierna ia, me he visto transportado una y otra vez de un par ‘de railes a otro; presumiblemente cada tna de las vias leva- ‘bialgiin sitio, pero no al mismo, cada camino epuntaba en ‘una direcci6n distinta. Quiz pueda existir una metanarrati- ‘Va que haga que el serpenteo de todos esos periplos parezca ina tinica trayectoria por derecho propio, pero insistir en ques trata de una, y slo una, seria extender demasiado le- Josnuestro romance con la logica. "Aveces, mientras tomamos una copa, Janina y yo juga- ‘mosa imaginar. (Qué nos habria pasado, a cada uno de noso- 2 i : : t i i 5 : i tros, sin Hitler y sin guerra? Para empezar, probablement= znunca nos habriamos conocido. ¥ silo hubiésemes hecho, dificilmente se nos habria permitido casarmosx entre ambos existia una barrera de clase demasiado alta para franquearls en a Polonia anteriora la guerra. Yo tampoco habia recibido nada similara una educacién superior De nitio,mesolian considerar umn alumno trabajador y era un lector avjda lesta- ba entonces,y atin estoy, abscluta y verdaderamente cauti- vado por la rigueza de la cultura y della literatura polacas; ne bstante, mi amor estaba destinado a ser tun amor no corres- pondido), sin embargo, todo ello no habria permitido mi in- ‘greso en las universidades polacas, ya que se observaban ‘unos nurmerus.clausus-si no nallus~estrictos por lo que se refe- riaa las solicitudes de judios; por otro lado, debide a la po- reza de mis padres, tampoco habria podido recurrir a la alternativa de ira estudiar al extranjero, una opcién comin centre los judios polacos acomodados. éHabria sido sociélogo enesas condiciones? Lomas probable es queno hubiese sido sunacadémico, Desde el 1 de septiembre de 1939, os itinerarios no deja- ban de moverse y entrecruzarse, constituyendo una se- cuencia aparentemente inacabable de «desarraigos» en los cuales el elemento desincrustado se desplazaba demasiado rapido como para poderse incrustar de nuevo, para poder arraigar. Sélo en 1971, cuando nos instalamos en Leeds, la piedra arrancada de su lecho, dejé de rodar 0, al menos, empezé a hacerlo mucho més lentamente; aun asi, n0s to- ‘mamos nuestro tiempo para casentarnos», Lo iréniico es que yo soy como un gato mas que como un perro. Tiendoa desarrollar apegos a los lugares mas que a seguir los capri- chos de un amo inquieto. Si hubiese podido elegir, ahora Je estarfa contando una historia totalmente distinta (siem- pre que, en tal caso, continuase usted interesado en mi his- toria). encia de Janina, consegui escapar a la ocupacién {y mis tinicos encuentros personales con ellos {algunos después de la invasién de Polonia) fueron a través del de las armas, Cuando estaba en el norte profundo de sofiaba con ser fisico. Incluso me las arreglé para se- dosaiiosde un curso por correspondencia (en tanto que tab», no me estaba permitida la entrada en las gran mel entonices, no pensaba dernasiado en la sociologia y. en. sia de Stalin, tampoco habia mucha sociologia en que ‘Una ver me incorporé como voluntario al ejército polaco form en la URSS,tuve que dejar en suspenso la fisica, permanecié hasta que acabé por desecharla totalmente. ‘cosas captaron mi imaginacién. Con el ejército, luché {de vuelta a un pais devastado por una guerra que s6- ia agravado la miseria y el atraso que ya existian antes ‘su estallido. Alzarla por encima de la penuria y de'si- de retraso constitufa una tarea emocionante, Pero los 1 poderes prometieton mas que eso, mucho mas: on el fin de la discriminacién, de las enemistades sy de la crueldad cotidiana de un puebloque se as- “fixiaba en un pais que no les ofrecia el trabajo necesario para “darsentido a sus vidas ni bastante pan para mantenerlas. Pro- tuna igualdad de vida para todos, mas que suficiente fur dgju sin enw am chal de decnueve aos cn Hegado de los bosques y de la inea del frente. cAcaso debia [perder el tiempo rebandndome los sesos con los misterios de Digbangs y agujeros negros? Decidi que los agujeros negros ‘conservar algiin tiempo més sus secretos: lo primero smi pais en ruinas y el big bang de su resurrecciéa. “Dice que nunca ha creido que la sociologia pueda cam- " piar el mundo. Bien, yo silo hice (y ni aun hoy puedojurar yhaya perdido mi fe, aunque haya cambiado radicalmen- 3 sestogvaaes<24nazi¥08 kaveas¥D te mi opinion sobre forma como se podria, o deberia, lle Yara cabo semejante tavea), Ffectivamente, tal como dice, la sociologia cera parts de un proyecto més amplios un proyec to queibaa invocar unas condiciones humanas tales que los humanos pudieran en el futuro vivireome debian. ‘De todas formas, ingresé en la Universidad de Varsovia en. un momento inoportuno.en medio de un breve,aungue no por ellomenos desagradable,episodiode céstalinizacion» En Polonia, ésta nunca fue tan lejos como en vas paises de la Gxbita soviética, pero si lo suficiente come para suspender Jos cursos impartidos por las lumbreras dela ciencia social anterior la guerra (el caso més doloroso fue el de Stanislaw Ossowski). Me licencié en filosofia, pero la «vieja guardia> no tard6 en regresar y la sociologia recibi6 pleno estatus acadé- ‘ico, al tiempo que pasaba rapidamente a ocupar el centro del interés piiblico. La sociedad importaba y afectaba a to- do el mundo, independientemente de las simpatias politi- cas: era mucho antes de la sintesis que Peter Drucker ibaa hacer de la copinién piiblica» creaganizada» y «thatcheriza- da» («No més salvacion a través de la sociedad), La gente ne- cesitaba angustiosamente la salvacién y, fuese cual fuere e] color o la forma que adoptase, ésta no podia provenir mas que de ta sociedad. El primer ntimero de la gruesa y ponderada re- vista académica Sociological Studies (alrededor de 1961), de la cual fui el fundador y el primer editor, se agoté en los quios- ‘cos callejeros el mismo dia desu publicacién. En total ausen- ia de «otra opinién» -por no decir nada de una impensable ‘opinién opuesta o, peor atin, de una oposicién articulada-, lainformacién sobre el estaclo de cosas en la sociedad poaca ‘en alguno de sus sectores era «la verdad». La verdad es un concepto agonistico: sélo puedes apreciar su rango privile- giado en el seno de una competencia, frente a un desafio. La defensa de nuestros «datos» contra los continues ataques de Jajerarquia del Partido, enfurecida por el mero hecho de que p.algim sitio reclamard una autoridad indepen- hora de establecer relatos sociales, nos hizo creer fcilmente que aquello que anuncidbamos era Mela verdad. ¥ asi lo creia también el resto del «publi » Este estatus regalado de arbitro de Ja verdad le Jasociologia un prestigio inconcebiblemente alto, te, la situacion se demostré desmoralizadora: cual- o de informacién que se etiquetara como sociolé- miserable, vacuo © pobre que fuese, mereeia la 6n.y el aplauso publics. El nivel habia bajado tanto a claro qué era buena sociologia y qué era mala. wnt, la legada de un mercado de opinién libre sorpresa a los socislogos, formados en una especie perverso, constituyendo para muchos una straumética Sin embargo, en los cincuenta, la in- surgida de la multiplicacién de las autoridades na cuestiGn distante, un futuro apenas vislumbrado, al- distinto en demasia a un producto de un imagina- ‘ocasiones ha haiblado de dos de sus maestros, Stanislaw kiy Julian Hochyeld.Poiria no ser exagerado que suponen dos para entender su pensamvento social ¥, no obstant, son prt unos completos desconocidas en Oceidente. En consecuencia, to importante de su contexto intelectual es profundamente para muchos de sus lectores. éPodria decir algo sobre Os- Filosofia y Sociologia de la Universidad de Varsovia se iti6 en un poderoso centro de pensamiento,en el cual, tradiciones sociolégicas confluian bajo un mismo yentablaban una conversacién, Esta cualidad era ver- ramente tinica, tanto en el Este como en Occidente. Es- tentado a decir que estaba a la vez «por detras» y de! conjunto de centros de sociologia de la época. (Cuando a finales de los cincuenta, empecé a visitar centros enel extranjero, me sorprendié el perfil estrecho y unilax=- ral de la sociologia quese ensefiaba en ours lugares. LDénde sino en Varsovia se ensehaban hombro con hombro,en tan- to que alternativas vivas y complementarias més que mu- tuamente exciuyentes, y libres de corsés cromopoliticos, tradiciones positivistas y marxistas, sociologias cientificas y /humanistas, aproximaciones evolucionistas y estructuralis- tas visiones de la realidad social maturalistas> y «culturalis- tas», estrategias estadisticas y hermenéuticas? La concepcion de la sociologia que me inocularon mis profesores en Varso- via era un discurso en marcha que, lejos de pretenderse aca- bado,se abria.a un continuo autoexamen y a una perpetua recapitulacién. La historia del pensamiento social se nie an- tojaba lena de gemas preciosas en bruto, con toda la labor de tallar’y pulir por delante. Me quedé aténito (iy desanima- do!) al ver cémo se ensefiaba la sociologia en la tradicion de Ja chistoria whig> en tanto que relato de la insensatezhuma- na, en tanto que guerra galante contra la ignorancia y los prejuicios, yuxtaponiendo la verdad cientifica, una e indivi- sible, con una abigarrada amalgama de curiosidades y erro- res de mentes primitivas. Estoy enormemente agradecido a Ossowski y Hochfeld por haberme vacunado, al principio mismo de mi vida co- ‘mo sociélogo y de una vez para siempre, contra la idea de que la sociologia puede ser algo parecido a la fisica, que deja su propia historia atrés sin volver munca la cabeza o, que po- dria llegar a serlo, ya que, segtin esta vision, si todavia no ha alcanzado semejante nivel, la razén sélo puede residir en su sinmadurezs 0 en su incapacidad para descubrir la metodo- logia de investigacién correcta y adecuada, que ponga punto final a dudas y controversias. Lo que aprendi de ellos.es que la sociologia no tiene ni puede tener més sentido ni més uti- \ “lade un comentario perpetuo de Je «experiencia vvivicas, un comentario tan transitorio y tan obsesi- ge puesto al dia como esa misma experiencia. Lo que ten ambos era ka mezcla de una ambicién apasio- or entender con una humildad derivada del darse de que era muy poco probable que alguna vez se tara la tarea de la comprensién; y también apreciaba nce que es precisamente la conciencia de seme- sletirud Jo que hace titi! el comentario experto para la gente que se debate cotidianamente ante que la vida plantea Mucho, mucho més tarde. me ‘con la distincién de Franz Rosenzweig entre pensa- schablado» y «abstracto», El pensador eabstracto» co- su verdad a prior, no piensa para nadie mas y no habla nadie més, mientras que el pensador «parlante> no pue- nticipar nada y debe espera la palabra del Otro. Habla alguien que no s6lo tiene orejas, sino también boca. nclo empieza un discurso hablado, no sabe donde acaba- gue el camino de otros. Lei estas palabras y tuve un ex- ‘sentimiento de dé vu: me parecia que encepsulaban nseftanzas de mis maestros, que me habian animado a ecer costase lo que costase en el bando dal xpensa- parlante». (Ossowskci como Hochteld, independientemente de ;numerosas diferencias, tenian una orientacion politica cialista, y sus trabajos académicos partian de wna inspira- ética Puedo adivinar que hallaban el sentido primero la-vocacién del socidlogo en el hecho de que los seres hu- ‘manos sufren y de que la busqueda de las causas sociales de “suisuftimiento puede ayudarles a mitigar su miseria, sino a \ ‘al menos por lo que se refiere a su produccién so- Ina mezcla de cesapego y esperanza\No estoy seguro creyesen que el pensamiento puede cambiar el mun- [pero sin duda daban por hecho que el mundo podia ser soxororooesnunoziv A obe31N89 3 i i i ? : : i diferente deo que es aunque no cambiarfa sin examninarse y sin reflexionarsobre si mismo|si, como sugeria el novelis- taamericano J.B Cabell, el optiimista procama que vivirnos ene] mejor de les mundos posibles mientras que el pesimnis- tateme que ésa sea la verdad, Ossowsld y Hochfeld no se ubi- caban en ningune de los dos campos justo donde deberia estar todo socidloge dignodedichonombre. ‘Esta pena que pensadoresdesu calibre tuvieran tan po- coimpacto fuera de las fronteras polacas.Se ha traducido al inglés la profunda investigacion fenomenoligica de Ossows- ki sobre La clase y el sistema de estratificacién como «mode- Jos pensedcs», pero se la ha infravaloradoseveramente. Como mucho, sela ha considerado una curicsidad politica, un libro titico con el marxismo surgido en un pais marxista. El-rest0 de sus trabajos de psicologia social, sociologia del arte odeles- tudio de la culturano ha sido objeto de traduccin alguna co- mo tampoco lo ha sido su trabajo programatico sobre la ‘vocacion del sociélogo. En cuanto a la obra de Hochtfeld, slo se han traducido al inglésun pufiado de ensayos dispersos en publicaciones periédicas de difusién limitada: sin embargo, znoseha hecho lo propio con sti magnifico estudio sobre las fuentes y los escollos de la revolucion, escrito a partir del fa- ‘oso panfleto de Rosa Luxemburg. Es una verdadera pena y ‘una gran pérdida para la sociologia occidental. De todas ma- neras, un «maestrow es mas que un conferenciante o un escri- tor y dudo que la grandeza de Ossowski o Hochfeld se pueda captar totalmente a partir de sus libros. Realmente tuve uer~ tede pasar mis afios de formacién acudiendo aellosen busca de instruccién e inspiracién. Gules fueron los stextos claves y quiénes los pensadores claves d- ‘rante su desarrollo inicial como sociélogo? De manera mas esperffica, ‘qué tor de los pensadores sociales clisicos, Marx, Durkheim, We- ber y Simmel? Tal vee también le pueda hacer la pregunta de dla isla Site cbardorasen en rua isa desierta y silo pudiese evar fibro: cud sia? de estudiante, no recuerdo la aplicacion selecti- Ge cclisico»(o, lo que es io mismo, el de «padre dor de la sociologia») a la triada Marx-Weber-Durk- sna ningiin otvo autor, al contrario de lo quese con- posteriormente en un habito, sobre todo por la de Talcott Parsons. Cada clase de sociologia teje joios mitos etickigicose invoca a sus propios antepasa- mibién elige la manera de seleccionar dichos ancestros tancia que se les atribuye. El combate de Parsons sbi la historia de la sociologia como una linea de eso ininterrumpida que acabaria en la definitiva y glo- ntesis parsoniana era una glosa intelectual de una por una dominacién teorética de tipo eclesial; aun- adamente pronto se truncaria, dicha intentona sus santos, in panteén cuya composicién estuvie- ente controlada. Una sociologia abiertasospecha esiste a toda proclama monopolizadora y notiene ne- € de dividir el saber entre el canon y los apécrifos. Des- Cuando los vientos que soplaban desde el otro lado €] Atlantico trajeron las noticias de la canonizacion, y a di- 4a de sus colegas mas jévenes y con él ofdo mas aguza- ‘Ossowski y Hochfled se mantuvieron mayormente diferentes y criticos como norma, combatiendo, si acaso, ‘nueva moda a la que no estaban acostumbrados. © Para bien o para mal, y dejando aparte las contingencias hist6ricas, nunca he entendido qué es lo que hace tan espe- ‘ales los trabajos de Weber o Durkheim (o de cualquier otro " gutor) como para justificar que se les otorgue un estatus se- privilegiado en la rica y expansiva tradicion del er de sus ingredientes, que han contribuido asu perma- 2 souespv1o08S3uh02iN0 48443140 “0 ‘US AMBWVALENCIA DE LA MODERWIOAD creas cowveRSacones entevitalidad y fecundidad. Veo a Durkheim en una larga linea de esociélogos sociologisticos» que va desde Montes- Presionase, probablemente acabaria por elegir «Fl uieu, Diderot o Rousseau hasta Mauss y Halbwachs, pasando Hos senderos que se bifurcans de Borges. Por Clauide Saint-Simon y Auguste Coma. Weber pertenecia otra linea, que induia a Windelband y Rickert, pe- rotambién. por ejemplo, a Werner Sombart, Y habia una amplia gama de grandes pensadores sociales polacos que como inileeaalrnente. Por un lado el tipo de socilogia abarcaban practicamente cualquier manera presenteo pass- en Polonia dba ser ms bien disinto de lo que signifca- da de hacer sociologia: Gumplowice, Kelles-Kraus, Kraywic- 1a LSE: por otro lio, le debieron impactar lus ife- Kk, Caamowski, Znaniecki. entre los probleras y las posbilidades que, en esa época, Sospecho que elno haber aprendidoa respetary reveren- os socilogos inglesesy sus homlogos polacos iar los «textos canénicos» (una incapacidad de formacién @ la LSE poco después de que se desmantelaran las ba- ue se extiende hasta mis relaciones con las celebridades ac- del «Octubre Polaco» y de que Wladyslaw Gomulka ‘uales) ha sido mi pecado original a ojos del modelo acadé- ico. Este defecto no facilité mi vida académica: nunca fui ¥ Plural que la nacién habia esperado que encar- muy bueno en el arte dea exégesis,en la capacidad de sate- ‘no se habia acuiado el concepto de socialismo nerme a la letrav de los textos sagrados, algo que vet6 mi in- ‘humanos)! Ya tenia en mi haber una investiga- 850 en toda escuela o grupo, Me encontraba fuera de lugar en toda compat establecida. A cambio, me dio un tipo de a les cuatro vientos su abandono del ideal de so- libertad que no cambiaria por la comodida de la pertenen, is ou erm cne wontiait oe s lit st en Polos ev 936, depts ceo Kh ciacla libertad de beber de cualquier fuenteen la que hallase estas ene XX Congress del Part Canton ec ran a Inspiacin.y de hacen a medida quemepareeseade ura cp pt art is face ner tices Lo cual me lleva a Ja pregunta de la «isla desiertas. Me re- sultaria dificil elegir entre El hombre sin atributos de Robert Musil, La vida: instrucciones de uso de Georges Perec, Laberintos de Jorge Luis Borges Y Las ciudades invisibles de Italo Calvino, Estos libros ejemplifican todo lo que he aprendidoadesear y todo aquello que he luchado en vano por conseguir, el estilo de escritura y de pensamiento que siempre he ansiado, pero ue jamas he llegado, ni legaré, a dominar: la amplitud de miras, la sensacién de estar como en casa en todos los‘com- Partimentos del rico patrimonio del pensamiento ‘humano, la percepcién del caraicter polifacético de la experiencia hu- AUnitope Férrea a cualquier critica ala Union Sovéica.Segunel Minors or Norman Daves, «se sels un pact: una rams naclonal Ge comers J) | Scambio de perpetuar el servilismo para con a URSS. La ular de Polonia delé sar un Estadocter y seconirtig on tasooe, Suites vtase Heart of Europe: A Short History of Poland Oxford, Dsford University Press, 1986, pags. 10-12), Se contempla ef Octubre Face como un signo de las esperanzas desvanecidasy de le lscrted D ertats para Polonia Leszes Rotakowst (1975, pag, 459) owes {St +E “Octubre Polaco, tal como so llama, eos de desemboror ak {Period derenovaciéncituraly social, o de “iberalizacion™ sipaheg 'aextincion gradual de todos esos intentos, er a sonrs9nosess2unozr4ow a ouxaunoo 3 : i 2 ‘ 2 — i : z 3 cin acerca del socialismo britanico, mi tesis doctoral, que giraba alredecior sobre todo de J.. Mill y los Fabian, asi como un estudio mas corto, aunque bastante influyente por lo gue a mi respecta, sobre la sociologia del Partido y Ie logica de la bburocracia la mera idea de qe el Partido fuere um objetode escrutinio sociolégico era blasfema y criminal). Sabia que nuestras esperanzas se habian esfumado y estaba ansioso por descubrir qué és lo que habia funcionadomal, dénde re- dicaba nuestro error. De ahi, el estudio de la dialéctica de] movimiento social y de su elite, al cual consagré integra ‘mente mi afi de estancia en la LSE (particularmente en su espléndida biblioteca, mi mayor descubrimiento en Lon- dres,con su acceso librea unos estantes tan repletosde libros que costaba creerlo). Hice algunos conocidose inicié un pu- fiado de amistades (particularmente con Ralph Miliband), ademas de asistir a las lecciones impartidas por Oakeshott, Glass, Titmuss y Ginsberg, pero mi vida social se focalizé en los libros Si llegué a tener un apego genuiino por Robert Mc- Kenzie, mi supervisor en la LSE, Me lo pasé enormemente bien en sus seminarios, donde convocaba a un politico tras otro para acribillarlos a preguntas; admiraba su concepcién versitil, escéptica pero seria, de los modos cripticos a través de los cuales el «genio de la razém se abria paso por entre las sandeces de las practicas politicas. éSorpresas? Bueno, fue durante mi estancia en la LSE cuando se me informs que la sociologia tenia sus clisicos, algo que me dejé at6nito. Con la misma estupefaccién, constaté que se podia ser profesor de sociologia sin tener ni idea de historia de la filosofia y del pensamiento social 0,10 que viene a ser lo mismo, sin errar por las inmensas vaste- dades de la cultura, Pero estaba tan concentrado en investi- gary escribir que no tenia demasiado tiempo para estas u otras sorpresas, Sabido que, desencartado com él régimen comunsta palace, finales de los cincuenta, pasé a contitwir al desarrato de lo que Janalistas Jaman un anarsismo humanistas. éQué papel ju- sarrerto de Gramsci en dicho proceso? Antes-ya ha resalta- mportancia en su evolucion wntelectual. niendo, le debo 2 Gramsci una «emancipacién honora- cto a la ortodoxia marxista. No me arrepiento de fos de fascinacién por las ideas de Marx. Meensefio, 0 a desarrollar mareos cognitivos y evaluadores espero haber conservado hasta el dia de hoy; también mi cisgusto ante cualquier forma de injusticia social- »producida, la necesidad de desenmascarar las menti- -suelen envolver y ocultar la responsabilidad social ymiseria humana, asi como agudiz6 mi olfato respecto aiquier intento de justificar o contemplar el tender al- {tipo de trampaa la libertad humana. Imagine que fue a jde Marx como vine a creer en la infinidad y la perpe- ncompletitud del potencial humano. fhubo desencanto, fue respecto a la forma escerotizada ‘confirié a la vulgata voficial del marxismo y, sobre to- to a la prohibicién oficial de aplicar una critica al csocialismo reab, aparejada a la supresién-o la del nticleo y origen éticos de las enseianzas de Parad6jicamente, Gramsci me salvé del antimarxismo se convirtieron tantos pensadores desencantados, de- ndo todo aquello que continuaba siendo precioso y ac- ‘en el legado de Marx. Distingui buenas noticias en los del carcere de Gramsci: habia una forma de salvar el ético y el potencial analitico del marxismo, cuyo ndono era injustificable, separandolo del rigido capara- nue lo enclaustraba y asfixiaba. supongo que estas verdades se pueden aprender personas, 0 incluso se pueden descubrir por si mis- Pero, francamente, para alguien como yo, que trataba sa 01208 sauna 4 01x81m0> LUAAMBIVALENGIA OE LA NOOERNIOAO YTAAS CONVERSACIONES com todas mis fuereas de mantenerme dentro de la Welkars- chauung (forma de ver el mundo} en la que habia legado a sentirme como en casa, ayudé mucho el hecho de que el consejo proviniera de un pensador cuyas credenciales mar- xxistas no seatrevian a cuesticnar ni los més incondicionales seguidores de la linea oficial. ¥ el encuentro con los Quaderri del carcere no podria haber ocurrido en un momento mas adecuado de mi vida: porasi decirlo, «madurés con su inges- tion y alsorciom En sulibro La imaginacién socioligica, C Wright Mils dice que ‘parte de dos capttulos se componian de una serie de conferencias (que habia impartido en la Acaclemia de las Ciencias Polaca en Var- sovia a finales de tos cincuerta Enel primero de ess capitulo Mills dice que la sociologia deberia defender ls valores dela razémy dela libertad, asi, evantarse contra la marea de reduccionismo del suje- to humano aa categoria de robot jovial tendencia que perspicaz- ‘mente denomina y soccidentales> del momento? En Varsovia, se dispens6 una acogida diversa a Mills. Muchos ‘buscaron su compaiia y encontraron que se referia a sus an- sias y pensamientos. Otros, encandilados y enamorados de cualquier cosa que representase la ssociologia americana»,se sintieron desconcertados y perplejos: Mills no era un emble- ma de esa sociologia. Al contrario, en esa época, el acoso a Mills era uno de los pasatiempos favoritos de muchos distin- miembros de la academia americena: no habia recur- deshonesto que fuese, que los cabecillas del revuelo ssen por debajo de su dignidad y al cual no apela- fin y al cabo, tras haber criticado una por una a todas ablishment sociolégico Era una desviacién encarna- ‘del credo americano instalado en medio de sus caclores y admiradores. No puede sorprender que, para de mis colegas, a punto de recibir una beca de la cidn Ford o de la Rockefeller, Mills fuera ura especie pid Mary Otras figuras menos controvertidas como rsfeld 0 Leon Festinger fueron saludadas con un smo sin hendiduras (y eran muchos los que peregri- 2 Varsovia en aquel momento, ya que tras st. Octubre, se habia convertido en una verdadera Meca para in- les que sofiaban en vano con Mliderar alas maasas, asi aquellos que no podian esperar ala caida del ene- unital. No ocurri6 asi con Mills. ta su lealtad a América hallaban aliados en los que ha- jexactamente lo mismo por lealtad a las fuerzas de la ley de Marx, pero parecia existir una Intemacional yafianzada y floreciente de amantes del establishment ‘cuanto a mi, y junto a los que desedbamos (y esperiba- Jbumanizar nuestra rama propia del socialismo, inter- La imaginacién sociolégica y The Power Hite como el relato propias preocupaciones y deberes. No pregunta- * Typhoid Mary, Mara ideas, et una expect due degra acu ‘ler transmisor de ideas u opiniones indeseables. Est uso 3 Seria ‘apodo de Mary Malin, cocinerairandesa muerta en 1936, aa que $2 ‘tribuyé la intreduccin de una epidemia etfs en Estados Unidos. (W, eit ss sagrades, Mills era una espina clavada en al confor- ps que rehuian la compatifa de Mills para conservar im: sacingrnes s2uns2HOK A obe31N09 6 ‘mos por quién dobiziba aquella campana particular. Aprendi ‘mucho de los ibrosde Mills y loque aprencti no versaba prin- Gipalmente sobre América. Los guardianes del rézimen pola- co sabian bien por qué se debia tratar como a persona nor * grata al mds prominente critico de la Gite politica americana Déjeseme usar la visita de Mills para ilustrar un aspecto dela alta comprensién mutua quese daba entre los elemen- tos criticos de distintas sociedades, Durante la estancia de Mills en Varsovia, Gomullea acudiéa la radiv para criticar un ensayo de mi amigo Leszek Kolakowslc. Todos temblamos: habiéndonos pillado tantas veces los dedos, esperdbamos lo eor: Pero Mills estaba eurérico: Qué suerte tenéis y qué fe- lices debéis sentircs! iE] maximo dirigente del pais respon- diendo a tratados filoséficos! Nadie en la cima presta la ‘menoratencién a lo que hago len Estados Unidos, ‘Sw obra ha experimentac la influencia cle pensadoressociclesame \ ricanos como Richard Sennet o Christopher Lasciy,y Rorty se ha con- vertdo en uno de sus principales cestimulantes. Pero ia sociologia ‘americana brilla por su ausencia es sus libres. éPodria decir algo de ‘cOmo ve la sociologia americana? Es tremendamente peligroso y extremadamente impruden- te generalizar sobre la sociologfa americana. América es un gran pais y cuesta poco encontrar numerosas excepciones ara toda regla. ¥, sin embargo, debo admitir que no me siento a gusto con la «corriente principal» de la sociologia ‘americana, representada por ejemplo por el American Journal of Sociology. Algunos de sus productos me parecen simple- ‘mente aburridos, carentes de inspiracién e incapaces a su vez de inspirar. Otros ponen la sofisticacién técnica muy por en- ‘cima de la importancia de los temas tratados. En conjunto, la sociologia americana se ha desarrollado afrontando desafios bastante distintos de los encarados por los investigadores so- ciales europeos. Durante muchos aiios, crecié en el marco urocracias de la guerra y del bienestar habian cons- para mejor responder a sus demandas. En mi propia nologia, se aproximaba al modelo de una «ciencia dela ertads Esto es Jo contrario de mi sociologia ideal. El emay autcequilibrado de Parsons era la culminadién ple- ente legitima de esta tendencia. Incluso en'su trabajo ible y mas eeuropeos, La estructura de la. acc social (a sdeah toda su obra iria a peor), la cuestion que activa- de Parsous era la siguiente: demo podiaser que és voluntarios no se comportaran al azar? Hoy en dia, marcos lel burocritico y el sociol6gicol se estin des- onando rapidamente, aunque a diferentes velocidades, hos sociolégos americanos piensan que ellazo con el piiblico» se ha roto sin que se hayan desarrollado nite los vinculos que lo sustituyan. De ahi, la de- toda una serie de razones, parece que su pasada histo- ha equipado mejor a la sociologia europea para efrontar cos del mundo «moderno liquido», haciéndose itil a los dentes en el continente. Recuérdese que la historia de la so- dd americana carece de feudalismo, de revolucién anti- dal, de Burgertum (sociedad civill y de sus criticos, 0 de quier movimiento socialista de alguna importancia. Sa- el Gompers y otros como é1 establecieron sindicatos para ar la aceptacién de los inmigrantes en la sociedad ame- ‘no para entablar una guerra de clases. Por otra parte, pa nunca inventé el concepto de «actividad antieuropeas, Creo que debo mencionar que no estoy-de acuerdo ¢on snuumerosos observadores que se inclinan por describir las ciones que seestan dando actualmente en Europa en el resto del mundo) como un proceso de cameticaniza- p. Tampoco creo que América muestre el futuro de todos. i i i i g 5 o Por muchas razones, el modelo ameticano noes universali- zable y no resulta demasiado adecuado parala exportaciin. Y se necesita mucho mas que comer tna hamburguesa en McDonald's véanse Friends y ET. o caer incluso enamorado de la etolerancia cero» y las cixceles privadas para legar a ser «como América. Luego, se puede argumentar que los socio- logos europeos no deberian copiar el estiloni, menos atin, las fobias, modas y flaquezas de sus homdlogos transatlanticos, que se enfrentan aun tipo diferente de sociedad que estudiar y tienen que responder a desafios diferentes. ‘sta respuesta susca implickamente la cuestién dela relacomes de si obra cone pensarniento socal eure. Su pensarmiento parece encajar ‘muy bien en una tradicion de crtia cultural peculiarmente europea. Por gemplo, Weber se pregurtaba sun indtvicuo que ese producto de Jahistora inca de sOccidente puede leg a poseer una compres ‘slobal de las cosas, universal usserlhablaba de la crisis del espitu europeo; Adorno y Horithetmer anaitznbam la dialéetica de la Iustra- clon, mientras que Ellery Feher han identficado Europa como una «cultura hermenéuticas, Qué pina de esta ubicacion de su obra? Desde que se acuiié el concepto, Europa ha sido un proyecto. Como usted sabe perfectamente, la historia de esta penin- sula noroccidental del continente euroasiatico se ha visto salpicada por intentos para unificaria por encima de los diri- ¢gentes de las tribus y naciones que la han poblado (o, mas precisamente, intentos de borrar 0 hacer irrelevantes sus fronteras interiores). Por alguna raz6n, se ha concebido la unidad como una «culminacién natural» del destino euro- peo. Todas las tentativas echaron mano della fuerza militar y de los lemas espirituales en proporciones variables, La actual cunificacién europea» empez6 en la cocina més que en los salones, Las conversaciones abordaban temas tan mundanos Y poco controvertidos como el carbén o el acero, y los hom- bres prudentes que las entablaron -gente como Shumann, et, Adenauer o Spaak- nunca mencionaron expre- es tan. vagas y potencialmente contenciosas come cultu- ‘0 destino europeos El presente didlogo sobre una europea comiin es una continuacién de esas némicas y financieras, establecidas tacita si no subrepti- amente. La Asociacion Europea de Sociologia se funds cua- nta afios mas tarde que la Politica Agraria Comin y, por lo 3, Gla, pee a sus incousistencias y vacilaciones, es un emplo de vitalidad en comparacién con aquélla. - £Qué es, pues, la sociologia europea? O, de forma mas ge- ral y también més significativa, ¢que es la «cultura euro- ? Muchos han hablado en su nombre y muchos més fa lo han de hacer. ¥ no es algo que maraville, ya que muchos los que tienen derecho a hacerlo y mis atin los ‘tienen motives para reivindicar dicho derecho. Y,lo importante, deben haber muchos oradores porque cada no tiene algo distinto que decir. Me siento tentado de asegu- ‘que la cespecificidad» europease relaciona dealgunama- era con esa multiplicidad y esa variedad de oradores. yropa es una cultura pluralista avant la lettre. Ai reposa su erza y, tal vez, su caracter tinico. El melting pot no nacié en Nosotros, dos europeos», hemos sido criadesen la di- ersidad y pasamos nuestras vidas en compaiiia de la dife- Hemos aprendido lentamente el dificil arte de vivir Ja diferencia pacfficamente, hemos tenido que aprender jo. Se ha dicho en ocasiones que el «universalismo inheren- ‘te del espiritu europeo consiste en su capacidad para ‘conversar con lo extranjero. Pero podriamos decir que se ‘puede contemplar Europa como un invernadero de huma- fhidad universal por su pasmosa aptitud para comunicarse a ravés de divisiones culturales o de cualquier otra clase. Esto infinitamente més importante, influyente y prometedor ‘una cidentidad) sin ambigiiedades. Antes de que puedas sootpr01o0ssaunaztch A0Lx2AN09 so Teconocer al:otro como.un problema merecedor de una atencidn respetuosa, debes cuestionarte ati mismo y reco- ‘ocer tu propia ambigiiedad. La peste snigue es el enemigo 3nds siniestro de la umiversalidad. Durante la mayoria de su historia. Europa ha estado de camino hacia algin otro liga Y los viajeros suelen estaralerta. o «acultura~ Semejante concepcién de la cultura como un spreser- vador», como una sustancia conservadora y estabilizadora, esté muy viva en las ideologias del emulticulturalismo», hoy. ‘tan de moda. Sélo ha cambiado el signo que se leadjunta, de gativo a positivo, a medida que se ha expulsado la ambi- sn universalizante de la visién renovada del sprogreso». * De cathexis,helenisme empleado en psicologia para expesa la con centracion 0 acumulacion de enegia mental en algun caral determined, (det amodelar el desarrollo entendido como el se-* 2 sosisoto100ss3unoztwon Asano 2 \ Si, con todo, mos pusiéramos de acuerdo para , como insistia Jean-Jacques, Ivados «por naturaleza», como asumia Hobbes? Mi res- plesia.a la pregunta seciz ni una cosa ni otra y, silo fe ‘muchas interpretaciones, divinas y seculares,civicas desta condicién primaria, el comocimiento de cosas pueden ser diferentes de como son. Pero todas ian, justifican y apoyan un esfuerzo para ofrecer alternativas. Lamo séticar a ese esfuerzo; un pro- 2 confécir tna mayor probabilidad a unas ocurren- nea otras, reduciendo @ un minimo le probabilidad de mndas, siempre y cuando no las pueda eliminar com- mente. De esto versa la sociedad», La sociedad es un es o continuado para estructurar. ¥ le estructura no es otra que un simil de «orden: la manipulacién de las proba- es haciendo inevitable lo incierto 0 improbable, con- ddolo en una regla, en un acontecimiento regular, vo, Llamamos ccultura» a un esfuerzo parecido por re- el cardcter azaroso de la conducta humana, por forzar odo perdurable de dicha conducta a un patron. En tiva, la cultura se refiere al proceso de favorecer algu- tipos ce elecciones por encima de todaslas dems. esto no seria concebible sociedad, orden social, cul si la moralidad no fuese la condicién primaria de los & Poner razonableme Recs lente es que los humanos son morales, y que tall vez sea ese ser morale atribus Constitutive de la humanidad, un rasgo que hace finice Is, tit tic: a humana y que la distingue de otras formas ad y inn en el mundo. El mero hecho deque se formule la regu acerca de la bondad o la maldad de la naturaleza lana (0 de que se pueda forrmular) es la tnica Prueba que “Sermoralo no significa nec S cesariamente «ser bueno», Pe fo si significa haber comido del drbol de la sabiduria el r- z f intentos de despojar dicha condicién de toda relevancia eneutralizar sus consecuencias. Fstoy tentado de decir Ja sociedad es un artilugio que ayuda a los humanos a ‘con su destino como seres morales, un destino cconsiste en la necesidad de decidir entre elecciones a sa- endas que no son otra cosa que elecciones (0, al menos, s0s- chandolo, en el caso de esfuerzos consagrados a suprimir ese conocimiento). La sociedad imprime el patron a ética sobre el moldeable material en bruto ée lamorali- ¢. La ética es un producto social porque la moralidad no lo Y si la sociologia es un estudio de la sociedad, es y tiene ser, consciente o inconscientemente, una investigacion Jos mods de construir y chacer respetar» las reglas éticas; ‘e.que se las puede alterar y, también, que pueden, res de lo que son. Si nofuese por esto, toda charia. ee ss Lad sera hueca,De hecho. no sehablaria en absoluto < ao ne (0, quizas, antes que nada), a la elecciin. Sin eleceié ralidad. Tal como lo expresé Aharon Aaa ; a ‘relatores ani de nuestro tiempo: «La congth Peto no es maligna; el viento tumba los érboles, NO es perversor, ae mitaseme hacer notar que, por: él tte le prorat ss padens nena os penn 40s primetos en sospechosos ante los a me — stos tiltimos prefieren que la gente crea Areata, lteenativay y que las elecciones no son real “ecciones). Después, seimpone tomar otra decisién Se sie poyar la seleccién hecha por laso- sopra 8 iescrbe desde el interior, se puede incluso =. la actitud panglosiana ~Seguin la cual, <éste es e| *jor de los mundos posibles»~ y procedera engrasar k engranajes del mecanismo social que fia laseleccion. Oe Puede cuestonar la sabiduria de dcha seleccin socal eae tiren la evaluacion de sus costos ycalcular el volu ae sufrimiento humano que se ahorrariaalterindole /pidiera argumentar esta opinién, En conjunto, tene- uudas sobre el mal: nos sentimos hocrorizacios, sy mortificados, llenos de repulsion y de asco. ologia semistica, lo «malo» es la parte marcada de Laimagen delo bueno viene después, con un onegativos, en tamo que rectificacién del mal. Pero, de Ia esperanza de que el mal desaparezca total o par- nt, no estames seguros de que lo que pueda reempla- sea bueno. Supongy que raamente juzgamos esa fituciGn «lo bastante buena, sies que alguna vez lo hace- .No en vano, en cada situaciGn, nueva.o vieja, continua ‘afrontando el mismo dilema entre el bien y el mal. Por went, la vida moral. la vida de elecciones entre el ny el mal, est repleca dela ansiedad asociada alas repro- yylas recriminaciones que nos hacemos a nosotros ‘Ser moral significa no sentirse nunca loswicientemen- eno; me inclino a creer que este sentimiento es responsa- de la necesidad endémica de transcendencia y de la spicua inquietud de los humanos respecto a todo aquello sea humano. Pero también genera mucha infelicidad y duda constante que envenena hasta al més satisfecho de 1. ¥ aqui es donde la ética despliega su wtlidad, en que tranquilizante, una medicina que permita calmar cnipulos y reparos, una droga que mitigue las punzadas de conciencia. No obstante, como todos los medicamentos, ra de ser infalible. A Ja larga,si uno la toma cada dia, puede wunitario del organismo y privar al yo de la poca capaci- d que le podia quedar para encarar dilemas mozalese ir en os del bien por su cuenta. Mi sabio amigo Leszek Kolakows- * Lapalabrawiatrogtneie» describe e procesa de creacin de enerme= aes a partir de a propia préctlca médica, (WM. det) sonvnnn 238014 AYE en mi calidad de persona moral, no me atrevoa quelo sea de verdad o que lo sea sficentemenie. Paro sos- sque estaria saturado de ética aunque yonlo deseara Nocreo que un estuclioso de la realidad hu- pueda ser éticamente neutral La sola elecciGn que tene- que hacer es entre la Jealtad a los imillados ya belleza, n lado, la indiferencia ante ambos, por el otro. Es co- qualquier otra eleccién planteada a un ser moral: entre ‘responsable ono de las responsabilidades propias. 70 ecto ico ha. sco una caraceristica constantede su trabaje. Ena da corversacion,aludia al socilismo de una forma que impiica so veia en buena medida coma una ambicin ica mds que como ce ingenieria soil ode cambio institucional sees wn te- implicito de uno de los primeras ibrosde su speriodo inglés»: Socia- "The Active Utopia, careceria de 0:si no existiera la posibilidad de 10 conformarse, de ir in camino distinto, de explorar, tacita o expresamente, alternativas. libertad es e] mayor de los valores humanos, pero, en sr lugar y porencima de todas, es un destino. Losseresli- dado que lo son, pueden abrazar ese destino otratar de o, convertitlo en su vocacién 0 combatirlory ésa es tuna capacidad que deben a su libertad. Al fin yal ‘si Ja libertad es un valor, es un valor abiertamente am- 2 atrae y repele al mismo tiempo. Erich Fromm es- que la huida de la libertad era una de las motivaciones frecuentes de las empresas humanas, mientras que Al- Schiitz sefalaba nuestra inclinaciGn, igualmente co- n, a esconder las motivaciones finalistas (epara que») ras de las motivaciones causales («porgues). De alguna Nera, resulta menos enervante, desconcertante y atemo- explicar las propias acciones diciendo que «tengo e» hacerlas que expresando que «quiero» hacerlas. De ahi educcién traicionera de las ideologias que defienden un ino tinico, sin alternativa posible, tal como ejemplifica ormidable poder seductor de los sefiuelos de los totalita- 98. Muchos de nosotros sentimos demasiado amenudo: ‘estariamos contentos si se negara. contestarao hiciera esaparecer de alguna forma nuestra libertad. Y nunca hay ar de ese tipo de ofertas. Ser libre demanda una cabeza y unos nervios de acero. En nuestra época, la de la y sus arsenales institucionales, Estefue el gran es del Holocausto. ¥ Levinas lleg6 como una respuesta en- por Dios. Recuerdo perfectamente el vieurekabs, la acion de haber encontrado lo que buscaba cuando lei ique dla ética precedia ala ontologia». Hallé dos mensajes en esa afirmacién. Primero, puesto, en un mundo con ética, pero sin ontologia, yano hay y cdespués», sino anejor y «peor, es la realidad so- te producida la que se necesita justificar, la que se 80 debe juzgar. en Ingat de permitir que usurpe el derecho a decidir 1o que es y lo que no-es mora. Segundo, o bier ye Pueden encontrar fuentes de moralidad en algtin estilo ine mano de vida que sea inmune aos vaivenesde las campo. nendas sociales o bien, simple y Uznamente, dichas fuenres zo existen, Nose puede chacer la moralidad tal como ocy, ‘econ otras instituciones humanas, Se trata mis bien cel material con el que se construyen losarreglos ls disposici es humanas:por utilizar la terminologia aistotélica la mos, ‘alidad es u causa materiab,esdecir es lacondiciSn mim, desu construccién, aunqueeste hechose olvide ose deseche on demasiada frecuencia.La moralidades,ni puede ni nece- sita dar razones ni tampoco debe probar sus derechos La Pregunta por qué deberia ser moral? eselfin, noel princi Pio de la moralidad, una pregunta tanto o mis sospechoss en cuanto resulta molest y ubicua en una sociedad que tiendea expropiar la responsabilidad del yo moral, ofrecien. dole cambio la conformidad con una regla Cuando envié el manuscrito de Modernidad y holecausto.a Ja imprenta, apenas conocia una pequeta parte de los esc. tos de Levinas. Lo estudié en profuundidlad mas adelante y aprendi muchas otras cosas ademns de lo que habia acabade Por abrirse paso hasta el iltimo capitulo de mi libro ¥ le. guéaadmirara Levinas también por otras razonés, a mis ‘importante de las cuales residiria en su tesis sobre la ambi siledad innata dea condicién moral y a imposibilidad de esterrar mediante angumentaciones la incertidumbre que rodea ala responsabilidad, En semejante teoria percibi un destello de esperanza, una esperanza casi perdida en la ers de la emodernidad liquid, en a cual la sociedad se despo- jade toda pretensin de desempetiar su fancionéticay cede Sustosamente la regulacidn de las interacciones humanas a las fuerzas del mercado. icon movisento que es préticamen- Boal pengnzado perch Ae nore pitta ‘Arend condena a éte por haberse eee su deber tl como lo estabeceelmperativo categorico 5 ale ker Modernidad y holocausto comouna crit ode di Desde um punto de vista levinasiano, se po a cualquier prociamaciin sobre el deber 0 sobre milares, significa poner un ideal abstracto en ellugar que a Ja responsabilidad individu del cuidado det Otro, i exiceme por qué tomé un sendero tan distinto del se- austo? a jquelaauorade esos itary deacon : jana era una «vertdadera sociéloga, por st mer cs amento, que no por su adscripcién académica. i. , semejante visin es ajena a la aR ore trabajo y practicamente inconcebible a la luz a ra. La cuestion que se plantea en Eichmann en, ee - e al problema sociolégico de las causas nae presa filosofica de probar que el mal es lo que es, os ice (y deberiamos) condenar a Fichmann aunque = phubiese nacido. La gran pregunta es por qué existen. jenar, si bao een con Arenuit, ésta no gira = de Kant y dela coherencia logica de los poderes * jentacién del imperativo categorico. Mi —- rea su tess sobre la ebanalidad del mab. ren esta frase en calidad de acusacién de falta de reflex 4 Bcrnan era malvado porque no pensaba, Pero resultaria a probar que Eichmann era irreflexivo, a nee « 5 eae en que vivimos ceptar item xn nme ensue eric es ng) Jocubrieron de medallas y premios a la eficienciz 2 samiento Eichmann apareceria como un maestro consuma: do en cualquiera de las logicas y racionalidades definicas Por la burocracia.Si Hitler hubiese ganado la ‘versidades se habcfan peleado por tener a Bichmann entre sus profesores de ciencias de la gerencia. No quiero sugetiren absoluto que! pensar sea una cues- ‘ion sin importancia de la que podemos rescindin cadiasac- ‘© que implique reconocer y asumir la responsabilidad ‘moral debe ser un punto de partida para una larga y dura experiencia de pensamiento. Lo que sugiero es que Fich mann no es un buen ejemplo para mostrary aprender les Catastr6ficas consecuencias de a falta de reflexin. Lo que Nos puede ensenar la historia de Bichmann es otra cosa: La ‘mecionatidad del mal. Podemos aprender que el mal puede ser tan impecable- ‘mente racional como a bondad. El pensarniento logicamente Correcto, sujeto y sensible a todas las reglas de la racionali- dad, se desvela impotente en simismo (es decir, sin la guia y el freno de la responsabilidad moral) cuando debe evitar los hechos del mal en su propio terreno. De hecho, se puede Convertir en el dispositivo mas eficaz del mal También me Siento incémodo cuando se discute el problema del mal—un Problema plenamente ético- mediante términos tal moral- mente neutros ~de hecho, indiferentes~ como el wdebers, Co. mo bien sabe cualquier recluta de tn ejército, hay todo tipo de deberes, pero pocos se relacionan ni siquiera remotamen- te-con lo que definiriamos voluntariamente como «moral. ¢Acaso Eichmann no cumplia con su deber? éNo estaba Siempre ala disposicin de sus superiores? ¢No se preocupa- ba por no defraudar a sus compinches? Se abre un abismo infranqueable entre el deber para con los mas fuertes -aque- Tos que cuentan con los recursos suficientes para ‘mandar, Tecompensar y castigar~ y el deber para con los mas débiles ~Incapaces de llevar a cabo las actividades mencionadas-. rar esta confusién, que s6lo puede oftuscar todavia aquellos que abordan este problema ya bastante com- por si, prefiero hablar de las diferencias entre la «res- idad para con akguien (las reglas los constructores y-sus guardianes)y la zesponsabilidad moral an luna «responsabilidad para algo» (el bienestar y la del Otro). Ambas responsabilidades pueden fun- al unisono y afortunads ser la sociedad donde eso Pay seineante conciertone esi un abi frecuen- yrediilecci6n naturals. Selatan dacana ete poten tas, Lo que permite medi el éxito esa efcien- rapidez y el grado de rendimiento. Su debilidad ee vyaguedad y la incertidumbre acerca de losfines de in de dichas herramientas. Aso indicaba Levinas ensayo sobre Buber y Marcel” «El dominiointelectual se manifest6 como un dominio tecnolbgico del seren que mundo (.) Aunque liberado por la razén cientifi- hombre se puede convertir en el juguete de las necesi- tecnolégicas, que dictan sus leyes.a la razémy. Levinas ja una incertidumbre creciente acerca del significado de lo racional, una vez desencadenado de la opinién Ia ideologia. La raz6n de la modernidad esinstrumen- puede decir mucho sobre cémo hacer las costs, pero cas pote qi coat hay que hacen Fra deic los fines un mecanismo que tiene poco de modemo: as de- nes son un asunto de la ideologia y del poder politico militar. A diferencia de la eficacia de las becomes se puede «aprobar» o «desaprobam la pertinencia de los fi- oso see = ay ae a of ee jr erean en asec settee Se pmo ita cs pie ee store func seedtenatcene ht) 8 ea nes elegidos. Promover ciertos fines e impedir la fjacién de Otros eS algo que depende de las luchas por el poder-mo del artede la argumentacién. [amodemidad también se efiere a la construccién de lun mundo climpios,«transparentes, predecible yen defini *@.sordenado». Ordena significa hacer larealided distinta a como es, libréndose de aquellos d¢sus ingredientes que se tienen que ser también suspendien.éo, todo Jo que sabemos sobre la bon- el mal de Jos humanos tal como se manifiesta en las .cirounstancizs en las que podemos encontrar seres nos, em las circunstancias sociales. He argumentado spor qué noes prudente inferir los contenidos de la res- bilidad humane de las formas caprichosas y divergen- han esculpido las diversas sociedades (alge sobre lo ya traté Montaigne, y de una manera que deja pocas du- ‘vero lo que no se puede halla: en Levinas es le ficcion nichombre presocial>o, lo que viene a ser Jo rxismo, la 6n més bien tonta de un «estado presocial de la huma- 4 pues, {seria peor sin la modernidad? No losé. Lo que {que seria diferente. Cada tipo de sociedad legitima sus va- es del mal y,con toda probabiliad, sin modernidad», ceriamos ciegos ante las atrocidades que hoy pro- can nuestra repulsion y nuestro rencor. Por otra parte, dlavia tenemos que esperar para tener el inventario com- 9 de aquellas otras atrocidades que, a su vez, la moderni- tino nos permite ver. Jética levinasiana énsiste en la relacién entre el Yo y el Ti. Sobre el recaela responsabilidad de tratar al Otro como aun Ti como tun y no como un mero objeto. hasta que éstas alcanzan un . Sin embargo, en nuestra profi 7 Si6n sociolégica; los objetostiende1*a ser mucho mas dina ‘milcos que nuestros esfuerzos por captatlos y que las redes conceptuales que telemos para dicho propésito, Opino que en los ochenta, no estaba solo en mi desesperada iniageia de-un nuevo marco cognitive en el cual nuestra imagen del ‘mundo humano que compartimos, ripidamente cambian- te-encajase mejor que en el antiguo modelo bindado por el sconsenso ortodaxo». El derroche de nombres construides vamente atras -o «se habia caido del carro», pero no estiba ‘mos ni mucho menos preparados para indicar con confianza ué era lo que podia reemplazarlo. Ese estado podria ser un te*go caracterstico de la mente modemna:el hecho de que ‘lo pueda captar la naruraleza del presente a través de sus diferencias con aquello que asume como su pasado, ¥ seme Jante rasgo no impide que la forma tipicamente moderna de sfalsa conciencia» consista en buscar la definicidn del pre. mee ‘nsus tendencias que supuestamente apuntan hacia el ast Posnosemia ra una posibilidad mas en esa ebuli ‘conceptos. Pero una posibilidad que hacia falta con nia. quese buscabs desesperadamente, que se deseaba FYientemente.A mi, me parecié mis feliz que otrs ents en el: mercado conceptual. Y esta opiniénse debia 10 de quela nocién de posmodemidad se referia tanto ‘cambiante como a su reflejo en la experiencia hu- Permitia focalizar las transformaciones en curso que etaban al modo en que la razin sociolégica se insertaba en realidades sociales durante los tiempos modernos y. con- -mente, hacia posible abordar la naturaleza de las es- que se podiian desplegar fructiferamente en laesfera 1 pensamiento sociologico, Legisladorese intérpretes fue un tento de captar esta imbricacién de la transformacién so- y su reflexi6n intelectual, vinculadas por la ubicacién iriable de aquellos que reflexionaban o por los que hucha- porarticular y sistematizar sus intuiciones. La categoria de gentes que mas tarde se denominarian ntelectuales» (de hecho, bastante tarde en el desarrollo de historia colectiva), esas gentes metidas profesioralmente en la empresa de reflexionar para sconferir sentidor sea cual Ja distinci6n al uso en cada momento entre ysentido» y in sentido»), fue desde el principio de la era moderna una goria que asumia el rol de legisladora. Este era un papel fectamente arménico con el Zeitgeist del estilo moderno ‘vida. Ser moderno» significa estar en un estado de perpe+ modernizacién, La modernidad, por asi decitlo, es el tiempo dle los «nuevos comienzos», ¥ de los siempre nuevos sauevos comienzos», del desmantelamiento de lasantiguas ‘estructuras y de la edificacién de las nuevas partiendo de ce- To. Ahora, hay una tendencia a hablar retrospectivamente el «proyecto de la modermidac. No estoy seguro de que ja- mas haya existido un proyecto tal, el proyecto de la moderni- dad, pero si creo que lo que distinguio tajantemente la era ‘moderna respecto a otros periodos fue la obsesi6n por dise- iar y poner en marcha proyectos, la inclinacién a subordi- netros se situasen en el fiaturo ayude al mantenitnien- mpido de esa actividad normativista: su condi- de no existentes (la calteridad absolutar de Levinas)no 10? ‘munca puede suministrar eviclencias para probar 0 de- ninguna asercién, estas circunstancias, el trabajo clegislativos delas «cla- eflexivas» era patente por si mismo. En su seno, cs socié- 3 (o mas bien aquellos con una mentalidad sociolégica) por legislar sobre el oficio legislador, sobre las ras de poder capaces de legislar y de legislar efecti- ente, es decir, asegurando que se obedecieran las leyes, vvez establecidas Para los pensadores sociales, «sociedad» juna abreviatura de «Estado-naciém, esa instancia activa nulténeamente cultural (nacién) y politica (Estado..Con la da de semejante institucion y de sus poderes legislativos, las sociedades existentes se podrian desarrollar gradual, pero ente hasta ajustarse a los criterios de la sociedad por la guia de la razén, un escenario para una humani segura y feliz, en realidad, una sociedad eperfecta»,en el do que ninguna otra mejora seria realmente necesaria Supongo que fue el desplome de dicha institucién lo que ‘sugiri6 que. en contra de la creencia establecida, la moderni- ‘dad podria ser ella misma un fenémeno historico mas que Ja etapa final de la historia, que la modernidad podria tener ‘un «finals, que podria haber un «posts, un después de la aven- tura moderna. Semejante idea dificilmente se habria abierto ‘paso entre las «clases teflexivas» si no hubiese sido por la vi- én de un Estado tambaleante que desparramaba una tras otra sus ambiciones de introducir la «sociedad perfecta me- En casteliang, quereiia. (W. del.) diante el disefio», la vision de un Estado que cedia sus funcio- nes a las fuerzas «ciegas» ~y evidentemente casticas- de la 104 Rompericén. la visién de un Estado Gesregulador que pros movia la dlexibilidad> en vez de comibatira.a lavea que se rebautizaba @ los otroratemidos enemigos el azar la consi Un consenso enorme, «desde la izquierda ala derechav, en Fano a idea de que el futuro entrafaria mis y mis plani. ficacion, més y mas gestion. Apenas nadie cuestionaba que 1a sociedad del futuro seria una sociedad administrada, na vera aquellos integrantes de las «cases reflexivas» que no dlsfrutaban con tuna perspectiva tl y la contemplaban ex, mouuna tendencia totalitaria ~como Adorno o.Arendt-o Proclamaban que la «totalidad era falsa> ~como Lukaks- era della desregulacins desminti semejantes expectativas E1pistoletazo lo dio el Estado al ceder ss responsabilidades al mercado, pero la tendencia a dispersar las responsabilids, des ira penetrando hasta el dia de hoy en todos ls sectores de a vida social, en todo el escenario vital Parece que habia Pasadlo el momento dela burocracia, que Weber, cargado de Tazones, habia proyectado comota materializacién dela mo- demidad y de su racionalidad endémica.¥ lo mismo hab, — ‘con las ambiciones totalitarias,con los agrilletes de erro», con las jerarqui inflexil “ eo vr has de mando inflexblesy consti. tuna sola forma: la modernidad sgestoray, uma modernidiad ‘ue diseBiaba y administraba el orden. No maravilla, pues, as nuevas expetiencias sobre el oxen y el desorden hit creible la idea del final de la modernidad y que se eladvenimiento de la post-modernidad, el tiempo por tierra las obrasde la modermidad y de abando- su cproyectt>. ‘Esta connotacion de «después» que arrastraba el concepto posmodernidad> me parecié sospechosa desde el princi- 9. (Se podian tomar la retirada de las ambiciones por uh #0 del orden total» y el colapso de la capacidad institu: onal para cristalizarlas como el «fin de la modernidad>? caso la modernidad no es la madiernizaciin incesante y ob- siva, algo asi como la necesidad de «cofter més rapido para edarse» de la que hablaba Carroll, mas que alguna desti- m particular de dicha carrera o que el método que per: fite mantenerse en la cancha a los corredores? éEsta el gstino de la modernidad atado a una forma hist6rica con- ‘no resulta mas bien que el signo desu salud ydesu gor radica en el rechazo de dicha forma y en el embarcarse ontintamente en un «nuevo comienzo»? En otras palabras, mnoticia de la desaparicién de la modernidad era una bur- ‘exageracion, Se me antojaba que la «perspectiva posmo- rma», al permitir examinar criticamente los fracasos de la modernidad y desenmascarar muchas de sus empresas en to que callejones sin salida, no se oponia realmente a la modlernidad ni cavaba su tumba, sino que se trataba dest al ego, esa vor inquieta y perpetuamente disidente que ha posibilitado el éxito de la modernidad en su compromiso ico con la realidad con la que se encuentra y con las mu- as nealidades generadas y sedimentadas a partir de dicho ;promiso. Me gusté la ocurrencia de Lyotard: no se puede ser verdlacleramente moderno sin ser primero posmoderno. Para mi,el tiempo de la posmodernidad es el tiempo en ‘el cual la actitud posmoderna ha dado en «conocerse a si misma», y esto significa darse cuenta de que la tarea critica 106 no Gene limites ni punto final:En otras palabras, percatarse deque sel proyecto de la moderniadno silo estd nace! Gov. sino quees teach y que es en este canicter de xinace. buble» donde reside la esencia de la era modema: Come ‘sre bien sabe, traté de expresar esta idea al definir la pos modernidad como da modemnidad menos ‘Sus ilusiones>, |. Gual no quiere decir que las ilusionesse hayan atabado para Sempre. Me pregunto hasta qué puntola infatigable proc. ion de proyectos modemes depende dela taacer de lac re SuTeccionies Tecurrentes y de las sucesivas neencamaciones deta ilusin de ca ultima batalla», del cesta ‘ver six. Las profe- las sobre ia esolucién definitivay se vuelven a escuchar cada ver que da senales de vida una nueva tecnologia pensadla po- ee ¥doblegarla. Una nueva tecnologia sin pro- haturalmente. Sloterdijk ofrece el ejemplo mas reciente Pero dqué es exactamentela modermidad? iBsIateora,y précticasp Delco de ikl pw pedeohans ee rconso. 2. f sna ea ns slr? sel prio deux Si/en verdad asi es. Estoy de acuerdo con este enfoque, aun- que afiadiria que, en esa creencia en Ia autosuficiencia,se dio una: ‘mezcla de podemos y «debemos:, No podemos ser otra Cosa que autosuficientes porque se nos hha abandonado a cara astucia y a nuestros TeCUursos propios, aunque esca- 0s Michael Allen Gillespie ha publicado recientemente un estudio espléndido que muestra el vinculo directo entre e] Dios franciscano y nominalista -en tanto que un ser supre- mmo. fundamentalmente intencionado y omnipotente, por esta Taz6n, incognoscible- y la «confianza en s{ mismo or necesidad» que llevé al espectacular estallido de la crea. ‘vidad moderna. Segtin la descripcién de Gillespie, el Dios fraticeli” 0 de Ockham era caprichoso, «temible en su incognoscible, impredecible, irreductible sla nature- ja.0a la razin e indiferente frente al bien ye mal». Con cbscondius (retirado de Lo visible y de las preocupacio- ‘cotidianas delos humanosi, desear comprender sus vere- tenia poco sentido. Ne quedaba otra cosa cue intentar mponer Ja vida propia tan decentemente y tan bien como -posible. del estilo del que todavia pmendaba Jean-Paul Sartre hace unas pocas décadas. jentemente, las nuevasinstituciones tienden a nacer | estigma de La transitoriedad y con unaclétisula de ta proximo aviso» en su éertificado de nacimiento. Re- fa tentador decir que, ahora, la sociedad se ha salido det de la vida cotidiana, siguiendo el ejemplo del Dios nciscano y nominalista. Como ese Dios la «sociedad, que fia cernirse sobre la Weltonschauing humana en tanto que jor y juez supremo sobre la 2decuacion de las conduc- individuales, se muestra «eaprichosa, temible en su po- incognoscible, impredecible,irreductible ala naturaleza Ja raz6n e indiferente frente al bien y al maby; es decir, grece como un juugadior mas ~mafioso y astute, eso si; en de como un érbitro estricto e imparcial. El efecto inme- 0 es el desplome de La confianza en la conducta de los al que pronto seguiran las dudas de los yoes, cada vez desorientados ‘au propio poder para disefiar y trolar el curso dé sus vidas. -versién de la modernidad insisteen el problema del orden y delos ios para establecerio, éPor qué? que tiene que rehacerse a imagen y semejanza de esa plantilla. Por esta razén, casi todos los mecanismos or- "denadores producen nuevas ambigtiedades y ambivalencias "que reclaman a su vez nuevos mecanismos, en una persecu- ‘cién inacabable. Mary Douglass argumento bellamente esta ‘nterpretaci6n en Pureany peligro (aunque le faltase muy poco ‘para postular el cardcter endémicamente inconcluso de la {guerra contra la ambivalencia), Puedes encontrar argumen- ‘taciones similares en Edmund Leach: los juegosde palabras, Jas obscenidades ola blasfemia, al igual que otras variedades ‘no lingiiisticas del «abt, son sintomas de un edesencajes in- s |. que no se puede trocear en nitidas unidades discretas, Los ctabties, lt ‘escritos por los em égrafos el resto delosmortales y eso exigia quese los separa- PY que se les sometiera a un tratamiento especifica. | Lacristiandad legé los judios al mundo moderne en cali- di de ambivalencia encarmada. Estaban hechos, por asi o, ala media de todas las futuras exigencias para con- se en los blancos materiales de las cruzadas queel celo dor modemno iba a emprender contra las nuevas for- de ambivalencia En la Europa delos principes, la capa- lid de atravesar fromteras que tenian Jas redes de parentesco dias convertia a «los judios del rey» en un recurso amano empre que se necesitaban mediaciores en confflictos dinas- En la Europa de las naciones, que sucederia ala ante- or, esa misma edesubicacién» de los judios los convertia no Glo en un lastre, sino quelos transformaba al mismo tiem: oer una amenaza directa alas aspiraciones territoriales de incipientes, y atin no demasiado seguras, tierras natales, ‘ionales. En una Europa que pedia a les humanos que se finieran segtin su nacionalidad, los judios y los gitanos ituian las tinicas mmaciones no nacionales», un borron ‘ido por todo el orden emergente. Y éstos no ezan los icos obstaculos al orden que parecian poner los judios. Se “habia conceptualizaco a losjudios como un recepticulo pre- fabricado lo suficientemente espacioso para acomodar cual- ‘quier ambivalencia que pudiera pasar a ocupar la primera Tinea de la guerra contra el desorden (en el libro documento ‘con detalle este hecho y no veo ninguna raz6n para repetir Ta argumentacién aqui. En el mundo de las razas, tal como Jo visualizaba Hitler, los judios no eran una raza aparte. Co- ‘mo siempre, eran monstruos, constituian la tinica raza que es que pertenecian a otros. Si los monstruos minaban "la identidad de las especies, la vantirrazay monstruosa de los _juidios erosionaba las identidades de las razas propiamente ‘dichas, us ne (Sesigue, pues, que, mis omenos por definicién, ia amibivdlencia tre Piica la hurnillactén de ser tratacis coro edisténtos a nosostras), co- mo cum protleraa que hay que superar en niomibre del ortiens, Pariiclamente c tana cierta liveracién, una emancipacion, respecte © 1h presuncién de la alta de alternativas y per lo tanta, una apr lac atewadda de ls postlidades de crear elleca? No quiero ce cir, no obstante, algo tan grosero como que la creacién de belleza rediraa de alguna manera del sufrimiento y dela humilaciin, No to race. Los que luchan contra Ios otros ambiguos se ven arrastrados ala batalla por la experiencia vejatoria de la ambivalencia, luna experiencia que desearian fervientemente aplastar 0 anlar. Los que son el objeto de esa lucha seven expuestos de manera especuilar a presiones contradictorias que las empu Jan en direcciones mutuamente opuestas En Modernity and Ambivalence he analizado este segundo proceso con tin cierto detalle y no desearia arriesgarme aqui a una simplificacion innecesaria de un cuadro muy complejo, En el libro, me con- centré en las presiones asimiladoras, que constituyen la re- sla general en la época de la construcci6n de las naciones y el afianzamiento del Estado moderno, Ambos procesos se fandieron en uno cuando los Estados nacientes desplegaron on entusiasmo el nacionalismo como el medio principal para extraer el volumen adecuado de lealtad y obediencia Por parte de las poblaciones, Se engatus6 o se forz6 volunta- riamente a los incontables agrupamientos étnicos,lingtiisti- os, culturales y regionales para que renunciasen a sus identidades separadas y se mezclasen en el cuerpo unificado yhomogéneo de la nacién. Sin embargo, si se obligaba a po- ‘ner a prueba la nueva lealtad de dichos ‘grupos -y era algo que se hacia con celo y ardor-, sus intencionesempezaban a ‘er objeto de sospechas por parte de los nacionalistas, que las resumian deshonestas e innobles. La mitologia nacionalis- ta contempla el estatus de nacién como la consecuencia de historia compartida, como un , que por aquel entonces hacia furor A diferencia del —que como tocios los eismos» se referia @ un programa, a una acti- tud, mas que a alguin rasgo particular del «mundo de ahi fuera: yo esperaba que la designara la Cualidad de un tipo particular de sociedad que resultaba ser la nuestra, peto que era distinta dela de nuestros padres Pronto tracé la distineién encre «sociologia posmoderna> y «sociologia de la posmodernidads y esperaba sinceramente ue tal separacion se pudiera establecer y mantener. Hoy parece que no habia garantia alguna para mis esperanzas. La confusién entre posmodernidads y «posmodernismo» no tiene solucién, siendo que muchas veces ambas pala- bras se usan como verdaderos sinénimos. E] hecho mismo de hablar sobre la posmodernidad se ha entendido como un signo de la adscripcién al bando eposmodernistay. Me encontré, pues, en compaiiia de compatieros de habitacion con los que preferiria no compartir cama: més que a me- nudo se lefan -o creian leer- ideas en mis textos que no eran mias, sino que pertenecian a aquellos con los que la fuerza de la confusion semantica me habia asociado, Em- ecé la retirada cuando egué a la conclusion de que la ba- {alla estaba perdida, ya que la confusién semantica hacia casi imposible cualquier comentario sensible sobre las ten- dencias contemporaneas sise las agrupaba bajo la ribrica de «posmodernidad>. ‘Hubo otra raz6n més sustancial para retirarme. Puedes apoyarte en mil razones para negarlo o puedes apilar reservas al respecto, pero no hay nada que hacer: la palabra «pos- modernidad» implica el final de la modernidad, dejar la mo- dernidad atras.estar en la otra orilla Pero esto es patentemente falso. Somos tan modernos como siempre, «modernizando obsesivamente cuanto cae en nuestras manos. Esto plantea- un dilema:lo mismo, pero diferente, la discontinuidad en continuidad. Anthony Giddens hall6 una salida a este cir- -vicioso mediante el uso del término «modernidad tar- 0 «tardomodernidad>, Me parecié dificil adoptarlo. junca enrendi cémo sabiamos que Ia modernidad actual (es decir, érminos que denotan conjuntos compuestos por mas de una unidad) resulten un problema y un serio desafio Para los fil6sofos, los légicos y los lingidistas. Ahora, por lo que se refiere al resto de nosotros, pocos, si alguno, seriamos Jos que pasésemos por una agonia del tipo descrito por Jean- Paul Sartre en La ndusea. En general, y a pesar de todas sus aporias légicas y de sus trampas empiricas, nuestro lenguaje cumplimenta sus tareas diarias bastante bien. y taramente tenemos la ocasi6n de reflexionar sobre los modos misterio- S05 que permiten alcanzar un hito tan asombroso dia tras dia Propongo, por consiguiente, que dejemos semejante preo- cupacién a los estudiosos profesionales de paradojas y que os concentremos mas bien en otro aspecto de la cuestion que usted ha puesto sobre la mesa, el aspecto que ha consti- ttuido el dominio propio de los sociélogos desde el comienzo mismo del pensamiento social moderno: a relacion entre la «individualidad y la sociedad, que, en realidad, es una faceta ‘més de la compleja relacion entre biografia e historia. Cuando John Thompson sugirié que reuniera en un vo- Jumen los articulos dispersos que habia escrito y las conferen- cias que habia impartido durante los tiltimos afios (cuando estaba trabajado en Ein busca dela politica y Liquid Modernity), luna cosa que tenjamos que comentar con cierta calma era la eleccién de un titulo que expresara lo mejor posible una idea de conjunto para toda la coleccién. A instancias de nos decidimes por a cana Te entamos que él titalo mas adecuado ya seo hu- mi iach ee Etias, La soca de los indfviduos La frase de Has da en el clavo y no se puede mejorar, slo ese quiere explorar es la cuestién de la individualidad. de lado las problematicas de Hobbes y de Spencer, que ‘mamtenido ocupadas a varias generaciones de pensido- sociales haciéndoles mirar en la direccién equivocada, vez de so, central etencién en elhecho de que es lass0- » Ia que convierte a los humanos en «individuos, en de considerarla un antidoto milagroso contra la pon- fia Jetal de una individualidad concebida. me b in yretendia Hobbes, o en vez: zo 7 kes ‘mortal del individuo, tal como insistia En realidad, lo que llamamos «sociedad» es respon Je de Jo que entenddemos como entidades predominante- mente idiosincrasicas 0 en serie, tanto si subordinamos {consciente o inconscientemente) nuestras estrategias vitales ala afirmaci6n y el cultivo de nuestras supuestas idiosincra- sias personales como si las orientamos hacia vel ajuste con el ‘género o tipo» en cuestién. Tiene gracia (o tal vez no tanta, ‘dada la abundancia de imitadores de la lechuza de Minerva") que, para decir «sociedad 0 spensar sociedad se necesiteha- ber avanzado bastante por el camino de la individualidad, ‘conocer el sentimiento de «ser huérfano», de estar desprovis- to de guias y guardas, abandonado a la irritante falta de ade- ‘cuacion de los mapas que levamos en los bolsillos y de las La lechuca Cyto ater animal favorit de a dos romana rerva que correspondia su ver aa Palas Atenea oriepa, divin de Soir, arazony la prenci. A iferecia cde os bos oniera dos aneralmente maleic en sus leentes varedades, se supania aut incur oe echvza cabo inetaa concerts racial nverdaeraabcvia quer fade sete, freee al otimleto intultvo que sera caacteristico de les animales di ert) 139 140 herramientas que guardamos aesunoe en muestras cajes de wtensilios poker fanplaca iuehatior de| sincivicno» Wepresenia aby. a rma relaconessocolesy dea trannies: rs eee se En otras palabras, 10 son los individuos los que Fea acca sn ued exiacon fora de sta forma de tratar eterna obliga artes que nada a ser capaz de hablar sobre la socicad {Qué ela socedact? aoa HBuestros contemporéncos recuerdan que, cuando 12 palabra sociedad» aparecié por primera vez en el lengua me piadaceteonsiert sociolégica, era una metafora y.co- Pee ‘Metiforas selectivas, exponia conspicuamente los rasgos del objeto al cual se aplicaba, al tiempo que asignaba tina importancia menor a otros De esa parteo aspecto del mundo que los sociélogos se habian prop ues explorat la metifora de la sociedad sacé a la Ppaitise ve salt6 la cualidad de estar en «omy — a fas ctao impliciemen Jametiifora de sociedad utili aacalinégene de creania de proximidad deestarjuntosy ‘comprometerse los unos con los otros Se podia utilizar la Palabra esociedac> como metifora porque la experien, aque los sociélogos luchaban por captar y articular era la de i cierto ntimero de personas que compartian un mismo lugar inferactuaban en muchas si no en todas sus activida. des, se encontraban a menudoyy hablaban los unos con los (otros en muchas ocasiones. Al estar unidos de dicha manera, ¢sta cantidad de personas afrontaban la perspectiva de vivir nceptual mediante el uso de «sociedad» como metdfora se ia hecho conspicua porque ya se hallaba deteriorada y aba una atencion estrecha y ungente, asi como herra- sntas nuevas que permitiesen «cazarla», Precisamente lo faltaba era la ccompatiia», que brillaba por su ausencia. ‘experiencia de cestaracompafiado se habia hecho rara. Y © porque los asentamientos tumanos se hubiesen despo- Jado ni porque no se padiesen ver multitudes en ningiin si (al contrario, raramente en el pasado habian estado las es tan abarrotadas como en las ciudades que se propaga- y crecian por doquier). Mas bien lo que ocurria era que r entre esas multitudes no producia la sensaci6n de «es- ‘en compatiiay, lo cual, por contraste, desvel6 qué era de dad ese «estar en’ compafiia» (algo relacionado con la densidad moral, en tanto que diferente de la «densidad fisi- ea, tal como lo sugerirfa mucho mas tarde Durkheim).Al op- por la metafora de «sociedad, los sociélogos intentaban star que, a pesar de todas las apariencias, esas masas and- mas y sin cara que se colaban en la cotidianidad y todo el de gente que permanecia siempre fuera de la vista, des- “conocidos o conocidos s6lo de oido, distantes aunque interfi- endo los unos con los otros, constituian algo «sparecido» a ‘esa compaiiia de la que las personas solian disfrutar ea otros tiempos. 0, dicho de otra forma, los soci6logos querian ha- “cer entender que ni toda proximidad producia la sensacién de estar en compaiiia ni estar en compaiiia exigia la proxi- ‘midad como condicién necesaria. Durkheim dedics su vida ‘al esfuerzo de mostrar cémo la racionalizaci6n y domestica- i6n de seres potencialmente salvajesse podia producira dis- tancia, sin necesidad de contactos cara a cara, a través'de la divisin del trabajo y de un sistema de leyes debidamente modificadas pero abstractas, consiguiendo los mismos efec- tos que los rituales comunitarios y la estrecha y constante vi- gilancia de los vecinos. ase Se deduce, por lo tamto que la socieicd es una entiac, imagtioda Ini ave desubierta? Ys esas cous fuer as crcarsanes de sergjenie maginactin? Beneclict Anderson encapsulé dos siglos de esfuerzos de los socidloges cuando acu elconcepio de «comunidad imagi- Se podria convertirla en una (xsneros en aot, Po significa, Hsemia conta que podria gar Bauman, (del) mnsweo 30. ayaa A Np}v2r1¥9a 14a de froting y tu tarjeta de crédito) Toxio se reduce atu habilfy dad. trasticia y tu nesolucion Es tu accién o tu falta de ae cion lo que:marca la diferencia entre el éxito y ol fraccug, cnn el placer y lzinfeicidad Anthony Giddensha acuadg el conceptn de no &S otra cosa que ser realista, que inventariar detalladamente Tas cualidades dela experiencia humana y dibujar un buen mapa del campo de ‘estudio; en resumen, es una ‘cuestién de entido comin, Adoptar tna actitud ética requiere otro paso El problema que plantea este paso -y que lo transforma ‘en una éonditiosine qua nan de la sociologia moral» es que el estado de ser moldeado social mente como individuos que Soportan responsabilidades indivisas por sus acciones y asu- mienciosu situacién como el efecto de sus acciones) 20 signi- fica que las personas modeladas de tal manera, ni todas ellas, ‘ni la mayoria, puedan de hecho cumplir con esta «responsa- Dilidad por decteto».Lo contrario sies verdad: Muchos de no- ‘sotros simplemente carecemos de los recursos que demanda Ja autoafirmacién, la autodefinicién y la autodetermina- i6n. Y, por si esta limitacién no fuese suficiente, existe una +az6n todavia mas poderosa para que la postulada indivi- ‘ualidad de hecho y derecho penda de un hilo por lo que respecta a muchos de nosotros (tal vez:respecto a la mayoria de nosotros} las raices de todo aquello que nos molestao que se cruza en nuestro camino hacia una vida digna y moral- mente satisfactoria se hunden mas all del alcance de cual- quier accién individual, Estas raices han sido plantadas y cultivadas socialmente y sélo se puede desenterratlas y eli- minar su toxicidad colectivameente. Peto, una vez.en marcha, la individualizacién se propulsa y se acelera a si misma. Uno de sus logros mas destacado es el minado de la posibilidad misma de actuar socialmente, de cuestionar primerolla socie- dad y, después, continuar esa critica con 1a correspondiente prictica social compartida, La sociologia «con una conciencia morals todavia necesi- ta pasar otro test ademas de empezar reconociendo que cahora todos somos individuos. Tendria que desvelar el me- canismo de ese proceso peculiar de individualizacién que parece ser e que nos toca, el mecanismo afin al inventado por el faraén para mandar a sus esclavos hebreos que fabri- 146 casen ladrillos prohibienda,sin embargo, quese les sumini tara la paja necesaria parasu producciSn, Tendria que redi- rigir nuestra atencién, totalmente consumida en ell presente or preocupaciones centradas en el sujeto, hacia el hecho de que la calidad de Ia vida adminiscrada individualmente de- pende de factores quié no se gestionan individual. sino so- Galmente, y hacia la constatacién de que, sin refecirse a los temas propias de esa gestidn social, no es gran cosa lo que se Puede hacer para mejorar la mencionecla calidad y, en cual quier caso, no lo suficiente. Se ha invertido de manera curio. sa el significado de la csociologia moral, En la era de ls «modernidad sélida»,se entendia como la tarea de defender la libertad y la dignidad individuales contra el ascenso de la ‘area totalitaria que fluia desde los poderes sociales concen- trados y condensados. Hoy consiste, 0 asi lo parece. en la ta- tea de reconstituir la sociedad en tanto que propiedad y responsabilidad comunes de los individuos libres que pug- nan por una vida dignificada. Leszek Kolakowste oftece algunos recursos para una cierta manera de pensar acerca dela signficacon moral del ndviduo en su peque- ‘io volumen Libertad, fortuna, mentira y traici6n. Dice que los Jumanos som bres y capaces de elegir entre el bien yel mal. ssa ca- (Pacidad de elecciém la que hace alas humanos responsables de sus ac- ‘iones ¥, al mismo tiempo, merecedores de una cierta dignidad Kolakowski sugiere que, como somos libres, pscemos dignidad, y la

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