You are on page 1of 19
| Del sexo al género Los equivocos de un concepto BiaLiocraria Busswaan HL.y Hor, Reds), Gms. Zur Geschlechter Diffrenz inden Kuliutssenschefien Statgar, Krier Verlag. 1995, BUTUER, 1, Gender Trouble Feminism and the Subversion of Iden- ti, Nueva York, Rutledge, 1990 [tad. esp. EY génaro en cdspua: el fominismo y la sbversén de la identided, MExic, Paldés, 2061. runn, J, «Geschlecks, diffrence sexuelle, diffrence ontolog- ‘Quen en Psyche, Pais, Calle, 1987, Diotima (eolestvo), penser dla eiferenca sessvale, Mil, La Tartaruga, 1987 Feaisse, G. La diference des sexes, Pais PUF, 1996 [tr esp.: La 49 (1975, pi. 159). Aqut lo biolbgic se acepta como la base que sustenta los significados culturales, de tl modo que su influen- cia se invoca al mismo tiempo que pretende redicirse. La posicida que Rubin mantiene en su ensayo no es idio- sinerasica; po el contraio,refleja un aspecto muy importante de una gran parte del pensamiento del siglo 2 sobre la «soci. lizacidm». Aun aceptando que elcaricter no emana de la biolo- ai, sino que se forma socialmente, no suele negarse que lo bio- pico es el espacio de esa formacién, Dicho de ato modo, se sigue creyendo que el ser fisiol6gico es un hecho «dado» al que se «superponen> determinadas caracteristicas; es decir, que proporeiona el espacio en el que se localizan as influencias s0- ciales coneretas. La aceptacion de estas ideas por parte de las feminists contribuyé a conservar Ia enorme importancia del sexo, en este caso como espacio en ef que supuestamente se consiria el género. sta idea de la reac entre Ia socialzaci6n y Ia biologia hace posible lo que podrfamos lamar la identidad del «perche- ro», Eleuerpo seca una especie de percha en la que se cuelgan 0 se superponen lo dstintos mecanismos culuales especialmen te los relacionadas con el comportamiento y la personalided. La _g7an ventaja de esta posicidn para las feminists es que les per- ‘mia abordar tanto las diferencias como las semejanzas ete las propias mujeres. Si consideramos que el cuerpo es un pescheco omiin en el que cada sociedad cueiga sus normas de comporta- mmientoy personalidad, nos explicaremos cémo pueden ser idén- ticas algunas normas en sociedades diferentes, mientras que ‘otras son completamente dstints. La propia configuracion del perchero nos obliga a preguntamos qué cosas no determinantes, fn el sentido elisio de determinism biolégica, se han colgado ‘en él, Puesto que desde esa posicion se construyen los rasyos co- ‘munes del eomportamiento y la personalidad como resuliado de ‘unt reaccién alos hechos dela biologi, esta tina no los «de- termina» en el sentido estricto de la palabra y, por consiguiente, cabe pensar gue en un futuro ura determinada sociedad pod responder tales demandas de un modo completamente dstnto ‘al tadicional. Con ese modo de ver ls relacion entre biologie y sociedad, muchas feministas pudieron sostener ideas frecuenté- 50 mente relacionadss con el biologismo determinista —las cons- tantes de la naturaleza explican certs constantes sociales — sin verse obligedas a aceptar una de sus grandes desventajas pat la perspectva feminists esto es, que ls constantes sociales no son Essceptbles de transformacién, Por ot parte, les permite tam- Diga abordar las diferencias y las semejancas ente las propias ‘mujeres. El hecho de que cietas cosas de las que se eolgaban en el pecchero se parecieran mucho de una cura a ara —como respuesta a ciertos aspects del perchero mismo— era compat ble con que también se colgaran cosas muy diferentes Lo interesante, sin embargo, es que quienes afirman que Ia. ‘deatdad sexual e# una construceia social no dejan por e30 de considerarla un fendmeno universal. A mi parecer, esto es asi Porque creen que se trata de una respuesta social, semejante en todas las cultures, a cierto nivel «mds profundan de los rasgos bioldgicos comune representados por ios materiales dads del cuerpo: es decir, por la vagina de la mujer y el pene del hom- bre. De ahi que muchas ferinistas hayan legado a pensar que Ia identidad sexual es una construccién social y, al mismo tem po, un hecho comin a todas las cultures. Cuando se sostiene testa posicin y se defiende In independencia entre género y sexo, es imposible no pensar que las distincionesbisicas dela [Natutaleza, en sus niveles més elementales, se basan 0 se ma nifiesan en Ia identidad humana. Llamo a esta idea findacio- nnalismo biolbgico. En el caso dela distincion masculinoffeme- nino, consiste en pensar que las dstinciones elementales de la [Naturaleza se manifiestan ea la ideatidad sexual, un conjuato de criterios comunes a las diversas culturas para distinguir al hombre de Is mujer. El fundacionalismo bioligico y la concepcidn de la identi- dad como perchero consttuyen us absticulo para la auténtica ccomprension de las diferencias entre las mujeres, entre los hombres y entre quienes se consderan una cose u ota. Cuando creemos que la identidad sexual representa lo que es comin a ‘odas las cultures, acabamos por genealizar errneamente mu chas cuestiones tipicas de la ttalidad de la cultura occidental ‘modem o de algunos de los grupos que la forman. La dificul- ‘ad pare adquirirconsciencia dela falacia de tales generaliza~ cones estribaen la slianza del fundacionalismo biolégico con ciertas formas de construccionismo social Hace ya tiempo que Jas feministas han eomprendido que achacar el compartamien- toy lapersonalidad a causas bioldgics significa, afin de euen- tas, generalizar a todas las sociedades aquellos aspectos que son propios de una sociedad conereta. Sin embargo, fundacio- rnalismo bioldgico no equivale a determinismo biol6gico, pues: to que en todas la formas del primero, si bien en unas ms que en otras, encontramos elementos de construccionismo social Asi, incluso aquellas posiciones feministas que, en un primer ‘momento, concibieron Ia independencia de sexo y género, al ‘emplear este timo concepto aceptaban algunos ingredientes sociales en la formacin del cart eral, foda posi {que reconoce al menos que una parte de la distincién maseuli- nolfernenino depende de la respuesta socal tiende a teorizar ‘que cada sociedad puede dar una interpretacin diferente & la distincién. Esa diferencia suele admitirse mediante la hipstesis de una sociedad pasada (o Futura) que a respoadido (o respon- deri) a los hechos biol6gicas de un modo distnto al predomi ante en la mayoria de las sociedades humanas. Por ejemplo, @ veces, contra el exceso de generalizacién, se utiliza el agu- mento de que ésta slo vale para el caso de las «sociedades pa- trarcales sin embargo, nunca se nos offecen citerios claros {que nos permiten conocer cues son los limites de ese tipo de sociedad. Asi, lo que en principio parece una posiciénbistori- Pare ands dest uo, ves Jordan, 1968; Banton y Harwood 1975, Wes. 1988; y Out, 1990 56 rencias sociales ex nil, sino la explicacién y elaboraci6n de las que-yaexistian, Fn efecto, la nueva concepcién suponia una transformacin del significado mismo de las diferencias. Tal es 1 caso de la distincién masculinafemenino en el pensaniento ‘nodero occidental Es evideate que la implantacion de la me- {alisica materialista no cred la dstinién, pero supuso un cam- bio trascendente para el papel de ls caractorsticas fsicas, que jasaron de indicar una distincién a explicarla. Al mismo tem 'o, tenian lugar ottos cambios sociales, tales como la separa- ign de las esternspblicay privada, que daban ala ala expli- ‘acién biolégica dela distincién masculinolfemenino, conver- fida ya en un binomio. “Thomas Laqueur, en su estudio de la literatura médica so- bre el cuerpo desde los griegos hasta el siglo xvm, descubre {que en este ultimo se produce ua cambio significativo, por el {que se pase de percibir en el cuerpo «can sexo» a percibir «dos Sexom>, Antes de aquela época, el cuerpo femenino se cons eraba una versién inferior del masculino «en un eje vertical, de infnitas gradaciones», pero en le versién posterior la mu Jerpas6 a ser «una cratura completamente disinta en wn ej ho- ‘Reoatal,cuya zona intermedia quedaba vacia» (Laqueur, 1990, pig. 148). ‘En el primer caso el hecho de que las diferencia fisicas entre los sexos se consideraran de grado, no de tipo, se mani- {estaba de muchas formas. Por ejemplo, para nosotros la dife- renoia enze los drganos sexualesfemeninos y masculinos sirve ‘para distinguir alas mujeres de los hombres, pero entonces fos ‘eganos ferneninos, la vagina y el tero, eran slo una version ‘menos desarrollada del pene masculino, Del mismo modo, la ‘menstruacidn no constitu un proceso distintivo dela vide fe- ‘mening, sino una instancia como otre cualquiera de la tender cia del cuerpo humano a sangrar, y el orificio porel que mana~ bala sangre no era significativo. El propio sangrado se consi= deraba un recurso del cuerpo para deshacerse del exceso de alimentos, Como se ereia que los hombres eran seres mis fos {que las mujeres, no se esperaba de ellos que prescindieran de ese exces0, por tanto, no tenfan tanta necesidad de sangrar (La queur, 1990, pigs. 36-37). Laqueur recuerda que, segin Gale- 37 ‘no, las mujeres tenfan semen, pues de oto modo, se pregunta be, cémo iban a poseertesticulos, casa que evidentemente po- seen (1990, pigs. 35-36). En resumen, los érganos, los fend- menos y lo fluidos corporales que nosotros consideramos ca- racteristicos del cuerpo femenino y el cuerpo masculino se ‘enian por un hecho convertible dentro de uns «economia ge- nética de los fuidos y los éryanos del cuerpo» (1990, pig. 40). LLaqueur demuestra que este economia genérica del cuerpo dio paso a la nueva concepein de los dos sexos: «Los érganos que hhabian compartido un nombre —ovaros y testiclos—pasaron a distinguirse linguisticamente. Los érganos que no se hubian Giferenciado por un nombre propio —la vagina, por ejem= plo— se nombraron con une solo, Las estruchuras que se ha- an considerado comunes al hombre y a Ia mujer el esque- Ietoy el sistema nervioso—se distingnioron seg corzespon- eran # o masculino oa lo femenino cultura (1990, paz. 35). ‘Otra manifestacin dela concepei6n de Ios dos sexos fue [a legitimacién del concepto de hermaffoditisme. Como afirma Mickel Foucault en el siglo xvut ef hermalroditismo se co Virlié en un concepto reducido, El mismo autor epunta que di ante aquel siglo el hermaffodita de épocas anteriores pasé ser un «seudohermatioditan, cuya «verdaderay identidad se- xual solo requerta un diagnéstic suficientemente expert: «cLas teorias biolbgicas de la sexusldad, las cancepciones juridicas del individuo y las formas de control administrative de Jas naciones modemnas condujeron poco @ poco al reehzo de a mezela de los dos sexos en un solo cuerpo y, por tanto, a a i= ‘mitacin de la ibertad de eiegir del antigua indviduo indeter- ‘minado, En adelante, cada cual tuvo un inico sexo. Los sees Fhumanos posefan una identdad sexual primaia, profunda, de- terminada y determinante, y si presentaban elementos de! otro sexo, éstos slo podian ser acidentales, supeficiale ¢ incluso sencilamente dusorios. Desde el punto de vista de a medicina, esto significaba que, en presencia de un hermafrodita, el médi- (0 no tenia por qué reconocer Ia exstencia de ls dos sexos, ‘yaxtapuestos o eniremezclados, ni tampoco saber si uno de los ‘os era predominant, sino descubrir el suéntco sexo escondi- do tas la ambigiedad de Is apariencia(1978)» 38 ‘La nueva forma de concebir la relacion entre el cuerpo del hombre y el de a mujer se debi 2 una serie de cambios cultu- rales. Como ya han afirmado muchos estudiosos de la historia de la famila:y el género, una de las consecuencias mas impor tates de la industralizacion y el crecimiento de as ciudades fue le separacién de la piblico y lo doméstico,respectivamen- fe asociados con el hombre y con la mujer, Pero la nueva con- ‘epeidn del cuerpo se puede relacionar también con la tenden- Gia ya indicada a ver en él una fuente de informacién sobre el ‘er, por eso mismo, sobre la identidad masculira o femenina, LLaqueur puntualiza que las diferencias fsicas ent el hombre yy la mujer se percibieron siempre, pero se consideraban Ia lig x expresion de un cierto orden cosmol6gico gobernado por la diferencia, Ia jerarquia y Ia interelaciOn; es decir, no eran ni causts> ni findamentas, sino solo efiales» dela distincién rascalinofemenino (1990, pags. 151-152) "En una sociedad en Ta que Aristételes ola Biblia consttuian las fuentes autorizadas para entender las relaciones entre fos hombres y las mujeres, toda diferencia entre ambos habia de encontrar su justificaciOn en esos textos. Pero cuando perdie- fon su auitrided, la natualeza y el cuerpo se convirtieron en la base de uaadistincién que, por percibirse como necesariay sig niffeatva, obligé 2 este titimo a manifestaria alto y cla; es decir, en todos los aspectos de su se. De ahi la concepeion de Tas dos sexes. Sexo ¥ GENERO Este modo de concebir la identided sexual como una dife- eacia profunda entre el hombre y la mujer, basada enlacistin- cién de sus respectvos cuerpos, dominaba en la mayor de los peises industralizados cuando comer la segunda ola del fe- 7 Tague afi tmbig qu el cari bin 6 Ie macia concep. cin fo ton connects hs bsnfonnasiones roves depo eet ‘nla vide dolor hombres ie mijeres Vase Lagu 1930, pls. 19528, 9 ‘minismo, pero no era la inca idea que la feminists se vieron. obligadas a cuestionar. La metafisica materilista en las socie- ades occidentales modemas nunca se habia diseuido; eran _muchos los movimientos cultures eintelectuales que, en todo cl Occidente modemo, se esforzaban por probar la singularidad de lg existencia humana en elaci6n con el resto del mundo f- ico. Algunos continuaban defendiendo la distincién masculi no/femenino sobre bases religiosas, no fisiol6gicas, e incluso desde dentro de esta metfisica surgieron opiniones que se atre- vian a desafiar la concepcién biolégica dela identidad sexual ‘Kari Marx fue, por su parte, uno de los tebricas del siglo xix ‘que con mayor ahineo defends el materilismo, a iempo que elaboraba una compleja teoria dela formacién social del caréc- ter humano, Las feminists de la segunda ola recogieron esta lltima idea, elaborada tanto por él como por otros muchos pen- sadares de fos siglos xpc y xx. No obstante, los esrits feri- nistas de la época son incompletos y continian afirmando la cexistencia de ciertos imponderables fsiol6gicos que las distn- ‘as eulturas han interpretado de un modo similar, lo que si- Duestamente explicaba, al menos en parte, algunas semejanzas fn las normas que rigen el comportamiento y la personalidad de los hombres y las mujeres. Esta posicin, que he llamado findacionalismo biolégico, pemmitié a rauchas feministas te ‘chazar expresamente el determinism biol6gico y defender al mismo tiempo uno de sus ingredients: a presuncién de seme- janzas entre las culturas stein deena point eur epi denon ro, Como se apreca en nab dude oe priate abopado ot {pode material Rend Deserts enon prea oo es fel st {Uta an temins oso. Pero nei la psn de Besar scons. rain desi rl por «Tb Cantsige Patsy partie a {gua versie del matali, poo convenctoe de que Deca abla So Atasiad js, Vie eo Brooke (1951) un sins muy reste eas tenis eligi gic sus leaden del mnerafismo en la epoca ‘oer. A Fuses ct siglo x spareteron oboe sumentos, ext Yea 90 ‘elise, coma ida de explain cena det comport ano 9s lees sociales. Fl movimiento, expaiiment nao en Ale srasudlaboracn compete obra ce Wieln Diy, Lo que he llamado fundacionalismo biolbgico se campren- de mejor cuando se representa como un continuo de posiciones| Timitades, de un lado por un estricto determinismo biologico y, de otto, por la posicién que yo pretendo para el feminism: el rechazo de la explicacién biolégiea pera la condicién del ‘homey y de la caruijer> en las distintas culuras. La ventaja de considerar que el fundacionalismo bioldgico abarea todo un abanico de actitudes es que nos permite desmentr una tenden- cia contemporinea comin a consierar que todas las posicio- ‘nes que afirman la importancia de la construecién social del caricter tienen la misms carga biol6gica. De ahi que rmuchas feministas hayan creido con ffecuencia que distanciarse abso Iutamente de ia posiciones «biologstas» significa liberarse de todos sus problemas caraterstcos. En cambio, yo creo que Ia ‘euestion es més relatva; las posiciones Feminisias han mostra do mayor 0 menor distancia del determinism biolbgico y, =~ gin su grado de distanciamiento, an manifestado muchos © povos de los problemas que caraterizan esa posicién, muy es- pecialmente la tendencia a producir generalizaciones falaces {que no son otra cosa que la proyeccion del propio contexto cul tural de cada teérica Me exienderé sobre este punto remitiéndome a mi anterior _metéfora del «perchero». Todas ls posiciones que sitio dentro de Jo que he llamado fundacionalsmo bioldgico dan por sentada la existencia de una percha biol6gica cormim que las sociedades| hhumaras deben ocupar de un modo u oto elaborando fa dst ciéa masculina/femenino, En un determinismo biolégico es- ttcto, el propio «perchero» sera Ia distincibn, pero dado que ‘odo fundacionalismo biol6gico acepta de alguna manera el construceionismo social cepa también alguna forma de reac- cin social como parte consttutiva de Ia distincién masculi- novfemenino. Existen, sin embargo, distntas formas de con- ceptualizar tales reacciones; es decir, de conceptualizar «lo que se cuelga en el percheron. Unas piensan que es significative ‘mente semejante en la mayor parte de las sociedades, en tanto ‘que respuesta directa alos hechos dados del «perchero». Olas, que lo que se cuelga es muy diferente de una cultura a otra, y ‘que lo coincidente representa solo una solucién 10 del movimiento feminist, sin embargo, cundié poco tipo de genitals nos sitia en una dindmica psicosocil es poco, debido a ezones muy varsdss, el malestat por este tp fica so en circunstancias conereias ys6l0 en Ia medida Ge deteminismo,¥ no so pr sa molest asosacén con el que cios genifales poseen un determinado significado. antifeminismo, siso también porque nega las diferencias entre ido, sigo creyende que The Reproduction of Mothering ira en deta nt ge ron ee pane truye toda esperanza de cambio. Bn aquel momento a tarea peje y sofsticada historia dl desarollo infant, supues- consista en crear una teora capaz de asumi ls diferencias vin apicable a un amplio abanico de culturs, e 2poye gntre las mujeres, hacer posible, al menos tedricamente, un fils idea de que la posesin de cierto tipo de genitales impli- futuro sin sexism y, aun as, justificar los hechos communes & se initicndo que present, en distinges culturas,suficien. todas las cultures. Muchas feministas encontraron le respues- os rasges comunes porajustficar a existencia de en conju. ‘ta en una u otra versién de alguna versién fuerte del funda { de historias fundamentalmente homogéneas sobre el des cionalismo biolegico, ‘ frollo en le infancia. El hecho de asumi que la construccion Pero los cscs dels feminists radicals no son a dn, ‘tual del cuerpo sieve como variable continua en la istoria ca fuente de esas versiones fueres cel fundacionalismo bioy ncaa Gea os arte oc ces sepa eters legen Tneluo gues leis que manifestan mayor inte; Mla: {von ola culpa cea los mpeto cose 16s por la divesidad y la historia cultural recuren con fie- i formacion dela personalicad& o largo de es historia ba cuencia a ese tipo de pensamiento en sus escritos critics, ta ai parecer, para indicat que estamos ante una vereon del Desde los aos setentay principios de los oshenta, una gran i sicignalond biologic. parte dl feminism de ia segunda ola subray6 ls semejenzas ‘Uno de los problemas recurrentes de ls citadas teoras, ne las mujeres y sus diferencias con los bombres, pasando jaselado por numeroaos Somentasas, es gue cl efeminis” de to que Iris Young llama instancia humanista a una posicién ino de la diferencia» tiende a ser un «feminismo de i unifor- més einootntrica (1985, pégs. 173-183). El enorme interés tmided>. Decir que «la mujeres diferente al hombre en estoy dei momento por obras como In a Differente Voice (1983), ‘en esto» equivale a decir que la mujer es «asi y asi». Inevita- de Caol Gilligan, y The Reproduction of Mothering (1978), blemente Is caracterizacign de Ia eratralezt» 0 eesenciay de Nancy Chodorow, demuestra la utlidad def primera para ex: Jas mujeres —eungue se describa como naturaleza 0 esencia plicar las diferencias entre las mujeres y los hombres, y la de socialmente construida— tiende a reflejar la perspectiva de te segunda para der cuenta de ellas. Aunque arabes obras ‘Quien realign esa caracterizacion Y puesto que quienes crean cjemplifican una perspectiva de la diferencia, ninguna de fle caractertzaciones en las sociedades eontemporsneas de ellas encaja en la versi6n radical del feminismo. No obstante, ttadicién europea suelen ser blancos, heterosexualesy perte- en esos bros, como en ols de aque periodo que subrayan recientes a Ias clases profesionales, las caracterizaciones la diferencia (los de las francesas como Luce Irigaray, po: rede eajac ee esol seg seeped lea pee ejemplo), hay una interesante superposicién con ciertas pers+ No debe sorprendernos, pues, ue el movimienta ginocéats- pectivas de muchos andlisis del redielismo. En concreto, code los afos setentarecbiera as airadasectcas de as m= Plantean una fuerte corelacién entre cieras caracteristicas eres de colo, as lesbianasy las mujeres procedentes de a- Biolgicas y ciertos rasgos del carte En efecto, en una i emia [tase Sirens ge lan'teaoe tale races pes ‘obra como The Reproduction of Mothering, de Chodorow, es: ‘enc en aquellos esentos. Enseguda se eitiod = Chodorow tas ideas se asientan en una rea y compleja historia de a eu por clsborern olts bickanane tinroeennal yehe Ou tua; en ella se sostiene, por ejemplo, que la posesion de eier- Ban y oes foinistasraieales como Mary Daly fueron aot 66 or sedas de hablar desde una perspectivafundamentatmente lan asifcacion de los sees humanos en ditints cultura y enc a occidental y de clase media! jomportamient dels Gems con los ast clasfieados. Los pro- Segin mi opinion, todas las genealizcions histricas de as carctristicns del feminismo de la diferencia se dsben Jas feminists se basanen la existoncia de perspectives comunes furdacionalismo biolgico que refgjan. _especto al significado y el alcance del cuerpo del hombre y de {> Usa posible contaréplica ami atgumentacién podia ser Ja mujer Muchos autores han puntualizado ya que el eantenido fie en muchos contextoshistécos el cuerpo ha recbido una especifio dees toras tend areflejar su propia cultura ye} erpretacién relatvamente similar y que ea iaterpretacin ha concepto del cuerpo que predomina en el contexto social de fproducido ciertas semejanzas universales en el tratamiento de cada teéric, Por tanto, offecen un eto del desarollo del cas famujer Claro —se dice, es posible que algunas inelectua. eter y de la reaocin social aplicable aun espacio de tempo ‘gs feminstas hayan generalzado errneamenteceros asg08 {ndefiaido, Su metodologia noes distin dela que empleaa los ‘oncretos de la vida contemporinea dela clase media occiden- tebricas dl dterminismo biolégico; esd {al por ejemplo, que las mujeres tienen mayor capacidad de hechos y unas semejanzas atuales en las guidar los demas que los hombres, pero parece evident aa. dar crédito ala generalidad dela afiracion. En resumen, n0 sé {penel eso de las sociedades accidentals mademas como en trata slo de la defensa de unas determinadas ideas sobre el al de ots machas, que a posesién de una do las ds clases po- hombre y ls majer—por ejemplo, que la mujer se eaciona, nt sibles de cuerpo condce I clasifcacin en mujeres yom. ‘te y cuida, mientras que el hombre es agresivo y combative ‘res, y que est etiqueta implica necesariamente clots crac ‘ino también de gencalizarasflazmentey de hacer poss st isics comunes que producen cies efetos comunes. aplicacon al erécte, lo que implica una determinada concep En efecto, se trata de un argumento de peso. Sin embargo, cin dela elacion de est timo con el cuerpo: las semejanzas imi me parece que tods su fuerza deriva de una sul neon ent os hechos distintves del cuerpo generen semejanzas en Iq ensign del funcionamient del género en las dsinas cults * ‘2s, Lo cierto esque las estuioas occidentale creen vr algu — aud ra forma dela distineién mascalino‘femenino en muchas de as ® Fay Later afi qu a obra de Cao no pes siete sociedades conocidas,¢ incluso parece que la mayora elacio- cin ss sca sae yea demis erect MEE’ heading con guna forma de Grencia ise, Es miy Se Te Repdicion f Mose Ea cane cxy, Ss aga! 1aesedistincién con alguna forma de diferencia fisic, Es muy ‘et at ol protic ds nn Vas contin al sinposn ee) « sgumentas pi ine Fae Rolin of Matonne Sars ater 00 Eiaed {anterior para defender esta postr, pero yo ere gue e tata Spelman rience nesta Honan 58) seven nts Ge Chao se una flaca, porque «alguna forme de distincién mascd Berths lao coma ae ym Aden Rich cen, noffemeninoyy alguna forma de diferencia sia» son expre- Sts puns dl lis de Codon mata dea oa siones que abarcan un amplioabanica de posibles diferencias ee ee ee OD ee ae de gran sutileza, tanto en el significado de Is propia distincién ‘Shr open cert May Dy (98 Segin pean estat ‘masculito/femenino como en su relacion con las diferencias ‘ay ede a separ seamen, ye pone legit siea. Es esa misma sutleza lo que puede desorienta alas f spent oan lo a eb mminitas occdentaes cuando observan las cultras europeas ‘Si ria pa at dex pork, Vet, por epi, ecole Fae Ss ES ae ne Re lc emit Storie Tus Brae Caled 1) a Temodenas ola cultuas no dominades po a Europa del ‘Bak 196) Broghon 1983) dena os puts dl mo de Cale lemidad. Sin embargo ins diferencias Sule pocden pro- usp eci yaa Forgas ym open ch acl dcirconsecuencias importantes en el sentido profndo de lo ‘Roos, Moray and sy en ant waren lon, 1563) ‘ue signifies ser hombre o ser mujex Por ejemplo, algunas so: 68 o 0 ciedades de nats ameicanosetenderon la identdad en un Sie af pal gue es wont do in ope or exo permtan que certs personas con genfals Masel foe se veany een tenis pr maton ombresmedas mujeres, cos imposible en las soiedades de modelo europeo. Ents ltmns price qu se stibuye al cuerpo coo Siicdor dla ntdad inde gos ura persona son gen ‘aes femeninos ocupe el pape de Yonation, coxa eves Toots pole en maces sotedaes cana En poss pale ‘aque todas ip soctdiaesposen alana fora de is Tun muszafinafemenino,reaconada de une oxo mods omel coupon sue ena nerpetacion de x irencas my mporams 41 rn concer tmbin en 8 (poe sen, Fs Get fs rence sues ene od SStmerpetar ef cuerpo purden ster rearonads com a mane f2 decomcebic Toque eon hombre o ua mer eomient Peg cl angunento puede defenders oslo tndiendo latin eels soitades oosennles demas y ores feds menos tex, pou nls dentro ens peas. Cave deca fers tesonesy conflicts en el significa it cetpo yen su ean con ena seal En ef ‘Xingue bests lac varios sglos est en elas una flere d finn bina sada enw pest bilgi gules ati, tabi han arto, tones dela personalidad i lege las dfrencis ene mores las mujeres, no Blo como coneraeneia dl smo de To senet. En certo mod, convecin de qu feoive ys mujer son fundamen To mismo ambi ‘ra parte del stra egeico de creas Gis en ls us nowt eperaos de hecho, ha sr ie {ecades & disociar en cierta mecida la biologia del eater Donde ls grands debiiades de eniro de a diferencia. Atri pessamenteen que no puede expicaro, ya que no Sune el hecho de qe ins geiteies nos hacen completamente co conceptual Eijlas semejanzas «bisicasy. En resumen, muchas de nosotas "somos lo que somos gracias a una separacion previ, aun nivel ‘iltime pueden represent Ey basic, dela biologiay a socalizacién, hora de ser hombre o mu) t uno w ao grado, ciertas nig 7 Para el conspto de brace entre Jos nativos americanos conse ton la mio ger props dela clara eae, ‘ithe 981, y Willams, 1986, ura un aniiss uy nresate ‘meno de las aujeesearsics, wae Ara (ein estado pofunduent provocado Ge alain el een gs jeter aries con oor apactos de a tuaezs de a enti feminists para utilizarla contra la diferencia. En efecto, el zopio feminismo ha sido en parte posible como consecuencia meninas, en virtud de a Convencion socal, pero que nucsia CEralfcacén plea o mesa presencia en as inttuciones Previamente dominas por los hombres, como ef mundo tae smico,indican cierta sovializacion masculina. Es, pues, ert sa socializacién como un mero «aiadido En pocas palabras, el feminismo de la diferencia y ef fan cionalismo biolégico que lo sustenta contienen elementos Filsos y elementos verdaderos en las sociedades modemas de vion europea. Puesto que en ella se perciben los genitales Basculins y femeninos como un fenémeno de carter binazio J que se vincula el cardcter, ls nacidos con genitals de hom - {bro se consideran completamente distintos en muchos aspec- Rips importantes de Ia vida a las nacidas con genitles de «ani ig, solo porel hecho de poseeros. Heencia y el fundacionalismo biolégi Giualmente falsos no sdlo por su incapacidad para reconocer Ia jrtorcidad de sus propias ideas, sino también porque no saben, gf que el sistema de creencias que reflejan presenta numerosas el feminismo dela di- ue lo sostiene son as y fisuras. Por esa rezén, el feminismo de la diferencia Mb puede entender aquellos mecanismas psiquicos que se cue- ip porellas. Tamemos, por ejemplo, el caso de los nacides con Enitales de «hombre» que, sin embargo, se consideran muje- Bis En The Transsexual Empire, Raymond afirma que el paso GE! hombre ala mujer fabricada» surge del deseo de astmir, nos simblicamente, la capacidad fernenina para la epro- Bccion (1979, pigs. 28-29), y que el caso contrario, el de) 0 «dela mujer al hombre fabricadon, se debe al deseo de to el poder social tipicemente masculing; es deci, de ident 1 ficarse por completo con el hombre (1979, pigs, XXII-XX Ee OYE Ara tran: pn mi 7 a cate mento, lo cierto es que no nos dice por que hay raueres que Balint. Teo plaeaenenio de st tn identifican hasta ese punto con lo asclino, ni por que sa fia sospechas dentro de ad Feminist ciertoshomibres aspren a controlar simbolicamenteel poder g Ja reproduccion, La explicacion dela falsa conciencian,m pia de sus entecesoras marxisas, no haa més que ahonda € Bee crnea asia Congcncncie do vas valetste cere, ‘ref de la respuesta, prgue nada sabemnos de por qué unos st pada. Es el variado conjunto de nuestras necesidades, tanto ccumben a ella y otros no, Asf pues, aun aduciendo que la cu iuales como colsetivas, lo que nos empuja a vemos mis = a a say sfaros aa biolg ei un joes feminista de ese znos iguales a otras mujeres y distintas @ los hombres. En el cats jure finn dele dfeene es al mismo ti ano colectvo, la necesidad de vernos igualesanosotas ydis- po verdadero yflso dentro de las soiedades en as quo ope ‘mos, resulta dificil aceptarlo o rechzzario de plano. Nos cut como cuando miramos esas manchas dels textos de psicolog ‘que de repente nos parccen la cabeza de un conejo y segunk después a de un pato, Con cada mirada descubrimos asg0s que aries permanecian ocultos, yl nterpretcign de cada momen: Shentee incluso formar comunidades de mujeres organizadas par luchar conta. No obstants, su mayor deilicad ha ido Jntendencia a eradicar también ls diferencias ene las me- isaprceniponte Unegenrum snooty fu Seton uy angina Sleep ‘como The Reproduction of Mothering, de Chodorow, e Dn Di ios oe tspaioo poalives dal Rennie ook ieee oe erent Voce, de Giga, se debe aque ofrecen formas radicals ame S05 Pontos posit 7 reate nuevas de conteriplar Ia relaciones sociales. Fl proble tna, no obstante, es que ees nuevas formas de configura la lidd, aungue efiaces, dejan muchas cosas por el camino, Como la lente que lumins cio eros aspectan de una figont deja rose Sb eid igor ls mils cot tos en los que hombres y mujeres nos desvanns dela genera n las sociedades modemnas de tradicién europea existe lizaciones de su ands, ya sea porque los contexts cultural ct en cane kadistin cure Suite demesne to son qs geezer met cnn plats wa dyn cuando to icabar inp ln mabrtcgace legeeenterions Ca ‘gualan o somos s6lo individuos? En cierta forma, la fascina- perspectiva del feminismo de ia diferencia imposibilita que las a ealar eaninss comes cones eave aed mujeres se reconozce 0. en las generalizaciones que produce peepee le importancia al gnero y sostener que el feminismo no es ‘su andlisis empobrecedor de las nociones de masculinidad y necesario dado que «somos tinicamente individuos». El femi- minidd,y aque se reconoceen no les resi menos in nismo de la diferencia descubre muchas y muy importantes putas sociales de géuero que incapacitan a las mujeres para aria Lind me Ua I ten 8 entender su circunstancia en términos no idiosincrésicos, sino dela ala conse, colectivos. {CUAL SERA ENTONCES LA INTERPRETACION n 2 yondencias con el primer grupo, peo muchos aspectos desape- ‘i efile conta soe] too de fxinano no, significa: {fcen ern dear paso aotos nuts. Si cabiaros ales ue sbandono del estudio de las pantas sociales, sino la obigacion Teas pelos same Ge es amas Dae ee de comprendetias de un modo distinto y més complejo, pres- Feed ache nee ee tando especial atencién a su historcided. Cuando investigamos eaten unk calceta torent: eeeionas tas Seaton Jo que es socialmente comin, es imprescindibe investigartam- se entrecruzan, unas veces en la totlidad, ors en el detalley bia os expacios en que lo comin deja de sero, Planteo, pues, Soh pap ate) Ja posibildad de sustmur el estudio de la mujer como tale ine ipso el igevicado de uego nose revela a eavés de a cluso dea mujer en las sciedades paaeales pore estudio determinacién de unas caracteristicas conereis, 0 de un con- se la mujer en los contexts coneretos'. junio de elas, sino mediante un complejo entramado de carac- La idea de que podemos estudiar a ln mujer a través de lar~ Terstions que presenta elementos dstnts en cada ease. Wit 0s periods histricas se debe ala creenca de que ia categoria sgeostcin emplea la expresion elaciones de family pare ‘ger ba tendo siempre algo comin; e dec, que ha compart- ombrat esa rama, pues, como ls miembros de una familia, se do bsicamente certs apectos biolégivos. El pensamiento que eon tas ¢ ee eee llamo fundacionalismo biolbgico defiende la existencia de algu- ‘uno de sus rasgos, Otra metifora vilida seria la del tapiz tejido nos ariterios comunes para defini qué significa ser myer, cre= por hebras de color que se superponen sin que al final predo- yyendo que esos enterios nos permitsiandistingir al enemigo een el alado y extablecer las bases de un programa poticofemi- Yo creo qué nosotas concebimos el significado de mujer risa, Por esa raz, puede que alguien quiera ver en mi critica ut como Wittgenstein el significado de juego; es decir, como tna staque al propio feminismo, pues cémo elaborar una politica 2 palabra cuyo sentido no se descubre a través dela elucidacin partir dels palabra mujer si no poseemes algin cierto comin sous chaseisias epecieas ie oie fn cuanto a su sentido, ano ser quel politics feminista no nece- So any coals ae comcrattos Neteainee: foie] site que la categoria mur posea un significado concreto hecho de que deben exstiraigunas earactersticas —tales como Rechazaré a idea de que una politica feminists requiera un oseer und vagina olegara tna determina edad queue, significado conereto del concepto de mujer, tomando algunas plan una funein fundamental dento de ese entramado duran ideas de Ludwig Wittgenstein sobre el lengua. Al argurnestae te largos periodos de tiempo, y de que la palabra pusde em- encontra de una filosoia del lengusje que afrmabs que el sig- plearse tambign en contextos en los que tales caracteristices 00 nifcado supone en general una determinacion, Witgenstin se allan presentes; por ejemplo, en ls plses de habla inglesa lig a palabra juego pare demostrar que lo qu as larmamos antes de adoptr el concepto de vagina, 0 en ia actuaidad, para ro es siempre le misma cosa referirse alos que, sin tenera, se sienten mujeres, es devi & los ‘Porque silos observamos (los procedimientas que llama- transexules antes de pasar por el quiofano, MAS an, si mues- :mos “juegos”) no encontraremos algo comin a fodas;inica- ‘uo marco de referencia noes soo et término en nuestre lengua, mente semejanzas, relaciones (..) Tomemos, por ejemplo, los sino también todas las palabras que lo traducen, ese modo de {juegos de mesa, con sus miltiplesrelaciones. Pasemos después Saenger alos juegos de cartas, donde eacontrames mumerosas cores: —___ 4 He empleado la metfom det iz en un arelo qe ex con °Nawalent ls demand de sini es siempre elt, Comal Nanoy Fase actea de est pesamfent sabe a teak fini, Vee= tn aun nde nerpreare en tins bolts Sen to como Sela de Bbery Nicolo 190 ao eneea eccon 15 sta conceptualizacida del término mujer es itil sobre td por st earencia de pretensiones en materia de significadd Como ya he sostenido, esa forma de concebi el significado mujer y el de sus equivalentes en otras lenguas no recheza i ‘xisteneia de pautas alo largo de la historia. Negar que mid tenga un significado claramente definido no significa dec} {que no tiene ninguno, Por el contrario, al concebir el sign Gado de este modo purtims del hecho de que esas pautas sa fencuenizan efectivamente en la historia y deben documeatar como tales. No podemos dar por supuésto que el significa ominante en las sociedades occidentales e industriales co tempordneas valga para todo tiempo y lugar, sn limitacié guna. Desde la instancia que yo defiendo no se nicgs que'al ‘euetpo de dos sexos haya representado un papel importante dl Ia estructuracién de la distincién masculino‘ferenino , 56 tanto, en el significado de mujer para una determinaéa pai de ia historia humana, pero se exige que aclaremos cual’ ‘exactamtente esa parte en qué contextos no se aplica. ust {gue reconoce que el significado de mujer ha cambiado lo {20 del tempo, asumme también que quienes no aceptan hoy fia su significado tradicional, por ejemplo, los transexual ho pueden suftir un rechezo porque sus interpretaciones de rmientan las pautas estandarzadas. Segin Janice Raymoig especto ha de considerarse una intervenci6n politica. aguel que no ha nacido con una vagina no puede pretender Pero si la eleboracion cel significado de mujer representa periencias comparables. Yo pregunto: como lo sabe ell Gia tarea y una lucha politica continuas, ;no constitura esto {Stbe, por ejemplo, que existen padres que no separan de ‘merma del proyecto politico feminist? yCémo plantear ‘modo absoluto la biologia del cardeter como hace la maya icaciones basadas en el concepto de mujer, si qui en las sociedades industriales contempordneas, y que prop ideran asi mismas feministas no pueden decir cual es su Cionan a sus hijos con genitales de hombre experiencias frificado? {No necesita el feminismo une presuposicion de parecidas a las de aquellos que nacen con vagina? Todo Gi Bed alrededor de un significado que, segin mi planteamien- bio histérico se ha producido gracias a aquellos que han: 5 le poseer? do experiencias completamente distintas@ las que predo ara responder a estos problemas sugeriré una forma de ‘ban en tiempos anteriores. Ghiprender la politica feminists ligeramentedistnta a la que ile darse por descontada. Cuando pensamos en una «politica fs ya mi andlisis de ls semejanzas entre ls mujeres y ls dife- fpcas respecto de los hombres, constitia un enorme error Pensa que ls indagacion cs una meta cobjetva» que persiguen Sas intelectuales movidas slo por el interés de descubri a ver- iquieas ¥ mets polics. Carificar el significado de una pala- Be ambigus, cuyas divers intecpretciones producen conse- as, e en sf mismo un acto de indole politica. La clrifica- le se presente como un acto deseriptivo, es en realidad un ko condicionante. Ante una palabra con Ia carge emocional que sentaeltérmino mayer, en la que una gran parte de lo que se ‘Ast pues, propongo que pensemos en el significado de 7 “jer como un apa en e! que seentrecruzan las semejanzas i tlferencias. En ese mapa el cuerpo no desaparece; pore] Cl treo, se convierte en una variable histérica especifica; tuo. Vista asi, a politica de coalcién resalta una activi- 1 ‘Dats, Mary, edtervicw, of our backs 9 (5), 1979, pég. 23. Women’s Movement Anthology, ed. Robin Morgan, Nueva York, ouei.as, Carol Anne, Love and Poies: Radical Feminist and Le Doubleday, Garden City, 1984, pags. 1-37 ‘ian Theories, San Francisco, Im Press, 190, 7 Coli, The Discovery of he India, Londres, SECK, 1972. Foucaunt, Michel Herclne Barbin, Pari, Galina, 1973," SicHOLSON, Linda, «Women, Morality and History», Socal Re- Fraser, Nancy y Nicuot son, Linda, «Social Crieism without Pi search, 50 3), 1983, pigs. 514-536 Tosopiy: An Encounter between Feminisn and Postmderisn ‘A, Luis, Towards & Cet Theory of Races, en The Ana ex Fantnisn/Postmoderiom, 4, Linda Nicholson, Nueva Yo {ony af Racism, ed. Devid Theo Goldberg, Minneapolis, Univer Routledge, 1990, pgs. 19-38. % Hy of Minzesos Poss, 190, pigs. 55-5. Gruscan, Caro, Ja a Diferont Voice: Peychological Theory an iarwonD, Janice, The Transexual Empire: The Making ofthe She- Women's Development, Cambridge, Mase, Harvard Univers ‘Male, Boston, Beacon, 197. Press, 983, s 4 Pasion for Friend Towards a Philosophy of Female Action, Jscaas, Alison, Feminist Politics an Human Nate, Totows, Nol Boston, Beacon, 1986. ‘Rowman & Allanheld, 1983 * sca, Adrienne, «Compalsory Heterosexvalty and Lesbian Exis Jonna, Wintsop, White over Black: American Attudes toward the tence, Sigs, 5 (4), 1980, pigs. 631-660, ‘Negra, 1550-1812, Chapel Fill, Unversity of Nort Carol IN, Gayl, «The Telfe ia Women», en Toward and Anloopo- Prose, 1968. logy of omen, ed. Rayna R, Reiter, Noeve York, Monthly Re- Jornanova, Ludmilla, Sexual Visions: Images of Gender in Sci view 1975, pags. 137-210 ‘and Madicine bewean the Eighioonth end Twentioh Contry car, Joan, Gender and the Potcs of History, Nueva York, Co- ‘Medison, Univesity of Wisconsin Press, 1989, Tumba University Pres, (988 Kovrory, Igor, «Women Roles and Existential identities, en Bee Sevan, Elizabeth, Inssonial Noman: Problems of Excision in ‘yond the Second Sex: New Directions ln the Anthropology of Gen ‘Foninist Though, Boston, Beso, 1988. “ere, Peggy Reeves Sendayy Ruth Gallagher Goodenough, Phi “ravvor, Charles, Source ofthe Self: The Making of the Modems ladetphia, Universcy of Peosyvania Press, 1990, pigs, 7758 “enti, Cambie, Mass, Harvard University Press, 1989. [Lagueur, Thomas, Making Sex: Body and Gender tom the Greeks ‘West, Corel, Prophetic Fragments, Grand Rapids, Mic, William fo Freud, Cambridge, Mass, Harvard University Press, 1990 "Erdman y Treaton, N.1, fea World, 1988 sp: La consiuccién del sexo. Cuerpo) sinero desde lo Whites, Haris, «The Bow ad the Burden Step: A New Look agrtegs hasta Freud, Made Citera, 1990) ‘at Instttionalized Homosexuality in Native North America», Lost, Jon (1690), To Treatises of Government, Petr Lasley en Sexual Meanings: The Culural Construction of Gender and ‘Nueva York, New American Library, 1965 [ad. esp: Dor ensi® Sexuality ed. Sperry B. Ortmer and. Harriet Whitehead, Cam 305 sobre el gobierno ei, Mad Espasa-Calpe, 1997). bridge, Cambridge University Press, 1981, pgs. 80-15 Loan, Judith, «Critical Symposium on The Reproduction Wtiass, Walter L, The Sprit and the Flesh Serual Diversiy in “Motherngo, Signs: Journal of Women in Cultre and Society “American Indian Culture, Boston, Beacon, 1986, (3), 1981, pigs 482-486. Werrorwsre, Ludwig, Imestigaciones flsfcas, Barcelona, Cx Lonoe, Aud, «An Open Leter to Mary Dayo, en This Bridge Cll "ica, 1985 “My Back: Wings by Radical Women of Color ed. Cee Moraga # ‘YOUNG, Ins Marion, «Hsmaniema, Gmnocentrsm and Feminist Poli- Giavia Analdia, Waterton, Mass, Psenhane, 198, pgs. 9497 ties, Hypatiard Journal of Feminist Philosoply, nn. 3 nie Mowsoary, Chania Talpade, «Feminist Encounters: Locating the ro especial de omen Stes International Forum, 8 (3), 1985, Plites of Experience», en Destablsing Theory, ed. Michel igs 173-183. Baretty Anne Philips, Cambridge, Poy, 192, pags. 7492." ‘Moncax, Robin, elntoduction’Planetary Feminism: The Polis of the 2ist Century, en Sisterhood is Global: The International. 80 81

You might also like